La Gran Trompeta

En esta mañana espero que todos guarden el mayor silencio para escuchar con atención la Palabra, el Mensaje, y así pueda ser bien entendido por todos. Ya que la hora en que vivimos es una hora muy avanzada; por lo tanto, vamos a estar atentos a lo que dice Dios en Su santa Palabra.

Leyendo allá en el libro o en la carta del apóstol San Pablo a los Corintios, en su primera carta nos dice el apóstol San Pablo en el capítulo 15, verso 51 y 52:

“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos (resucitarán) serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”.

El apóstol San Pablo nos habla aquí de una Gran Trompeta que será tocada en los últimos días, para así poder acontecer la gran resurrección de los santos que han partido en el pasado; y también anuncia que con el sonar de esa Gran Trompeta será efectuada la transformación de nuestros cuerpos.

Nuestro tema en esta mañana entonces es: “LA GRAN TROMPETA”; porque el apóstol San Pablo nos está diciendo que él ha de dar a conocer un gran misterio a la iglesia de los corintios; por lo tanto, este gran misterio de esta Gran Trompeta que será tocada en los días finales, llama la atención de todo ser humano; porque todo ser humano que vive sobre la Tierra en este tiempo final, desearía poder escuchar esta Gran Trompeta Final que dice el apóstol San Pablo.

Es un misterio esta Gran Trompeta; pero todos los misterios de Dios son dados a conocer por Dios a Su pueblo en el tiempo señalado para Dios revelarlos. La Gran Trompeta es algo que sonará en estos días finales.

Y toda persona se pregunta: “¿Y qué es esa Gran Trompeta?, ¿cómo es esa Gran Trompeta?”. Toda persona tiene esa pregunta. Algunas personas con su imaginación han pensado que es una trompeta literal; pero para poder comprender lo que es la Trompeta Final, tenemos que comprender que si hay una Trompeta Final, anterior a ella han habido otras Trompetas; esas otras Trompetas son las Trompetas que los mensajeros de las siete edades de la Iglesia han sonado; pero luego viene la Trompeta Final, la última Trompeta.

El Señor Jesús hablando de esta última Trompeta dijo que “el Hijo del Hombre vendría, y enviaría a Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, y juntaría a Sus escogidos desde un extremo de la Tierra hasta el otro extremo del Cielo”1. Por lo tanto, esa Gran Trompeta de la cual habla la Biblia, es una Trompeta de suma importancia en el plan divino.

En el libro de Levítico, allí en el capítulo 25 y verso 8 en adelante, nos habla también de esa Gran Trompeta. Esa Gran Trompeta que sonará en estos días finales, fue tipificada por la gran trompeta del año de jubileo que se sonaba el día de la expiación, en el mes séptimo y en el día 10; y esa gran trompeta que se sonaba allí: anunciaba, proclamaba, la liberación en toda la Tierra, proclamaba el año de redención, proclamaba entonces la redención; porque redimir es volver al original. Y todas las propiedades de los hijos de Dios regresaban a su estado original, a su dueño original, cuando llegaba el año del jubileo y tocaba la trompeta del año del jubileo.

Por lo tanto, aquella gran trompeta que se sonaba allí, tipificaba, representaba, la Gran Trompeta que se tocaría los días finales, representaba la Final Trompeta.

Encontramos que en aquellos tiempos, allá de acuerdo a la Ley, cada 7 años, el año número séptimo era un año de fiesta, era un año sabático, era un año de descanso para toda la tierra. Y luego venían 7 años más, y el año séptimo volvía a ser un año sabático, un año de descanso para toda la tierra. Y así consecutivamente, por 49 años, venía aconteciendo eso; y en 49 años habían entonces acontecido 7 años de fiestas o 7 años sabáticos. Pero después de esos 49 años, el año número 50 era el año del jubileo, era el año glorioso de esa gran fiesta de liberación, esa gran fiesta de redención; era entonces el tiempo más grande para el pueblo de Israel.

Encontramos que en ese tiempo cada persona regresaba a su familia; aquellas personas que habían sido tomadas como esclavos, eran libertados en ese año. Automáticamente, la llegada de ese año y el sonido de esa trompeta: anunciaban la libertad, la liberación para todo el pueblo.

Por lo tanto, lo que aquello estaba señalando era: que para todos los hijos de Dios que han vivido a través de todas las generaciones, vendría en el plan divino un tiempo en que se tocaría la Gran Trompeta, la Trompeta Final, para proclamar la Redención, el Año del Jubileo en el Cielo.

Por lo tanto, eso es lo que está prometido para este tiempo final: esa Gran Trompeta proclama entonces la liberación para todo el pueblo de Dios, proclama la Redención.

El apóstol San Pablo, hablando al pueblo de Dios de aquellos días, les dijo: “No contristes al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados hasta el Día de la Redención”2. El Día de la Redención es el tiempo del tocar de esa Gran Trompeta, es el tiempo en que Dios llama a todas Sus huestes celestiales, en que Dios llama también a todos Sus hijos; y esa Gran Trompeta es sonada para proclamar, para anunciar, que se ha llegado a ese gran tiempo en el plan divino: es el tiempo de la Redención.

Por eso es que dice el apóstol San Pablo que esa Trompeta Final tiene que sonar; y luego que haya sonado esa Trompeta Final, entonces los muertos en Cristo resucitarán incorruptibles. No han de resucitar con un cuerpo que se ha de morir nuevamente, sino que han de resucitar con un cuerpo eterno, con un cuerpo que nunca más verá muerte, es un cuerpo perfecto.

Y de los que están vivos, los que hayan quedado hasta ver la Venida del Señor, no serán delanteros a los que durmieron, a los que murieron; porque los que murieron resucitarán primero, y luego aparecerán a los santos del presente, y los santos del presente serán transformados.

Así como aconteció en los días de la Primera Venida del Señor; en donde el Señor, luego de haber muerto y resucitado, con Él resucitaron los santos de aquellos tiempos; también habrá una resurrección en este tiempo, y para los que estén vivos habrá una transformación; y luego de eso, luego de algún tiempo, luego de unos 30 a 40 días aquí sobre la Tierra, entonces habrá una traslación, o lo que comúnmente se conoce en el cristianismo como el rapto de los santos.

Para que llegue ese glorioso momento, el apóstol San Pablo dijo que sería tocada la Trompeta Final. La Trompeta Final es la Trompeta del Evangelio del Reino de Dios, es la Trompeta que proclama la liberación, es la Trompeta que proclama el Año del Jubileo en el Cielo y en la Tierra para todos los hijos de Dios; es el gran Mensaje del Señor en Su Segunda Venida.

Cuando Juan vio la Venida del Señor descendiendo del Cielo como un Ángel Fuerte, y el arco celeste sobre Su cabeza, y Su rostro era como el sol, él dice que ese Ángel Fuerte clamó; y cuando clamó, clamó cuando ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces, siete truenos hablaron3: ese es el Mensaje de la Trompeta Final.

Por lo tanto, la Trompeta Final, cuando es tocada, anuncia un Mensaje; y cuando el Señor en Su Segunda Venida aparece sobre la Tierra, Él viene con un Mensaje: con el Mensaje de la Trompeta Final.

Porque el apóstol San Pablo dijo: “Porque el mismo Señor descenderá del Cielo con Aclamación, con Voz de Arcángel y con Trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero”. Aquí, a través de lo que dice el apóstol San Pablo, podemos nosotros ver que el que toca esa Gran Trompeta, esa Final Trompeta, es el Señor en Su Segunda Venida…

[CORTE DE AUDIO]

Dice la Escritura que vendrá el día, vendrá la hora, en que todos los muertos escucharán la Voz del Hijo del Hombre; la Voz del Hijo del Hombre será escuchada; dice que los muertos la escucharán. Y aun también los que estén vivos en la Tierra podrán escucharla. Porque dice: “Orad en que seáis tenidos por dignos de evitar todas las cosas que han de venir, y estar en pie delante del Hijo del Hombre”4.

Por lo tanto, los que estén vivos también podrán escuchar la Voz del Hijo del Hombre, la Voz del Señor en Su Segunda Venida; podrán escuchar entonces la Trompeta Final siendo tocada por el Señor en Su Venida; porque cuando sea escuchado el sonido de la Trompeta, lo que se escuchará será el Mensaje del Señor en Su Segunda Venida.

Ese Mensaje será escuchado también por los santos que han partido en los tiempos pasados, a través de las edades de la Iglesia gentil; ellos están en el Paraíso, pero ellos están allí esperando. ¿Esperando qué? Esperando la llegada del Señor; ellos están allí esperando oír la Trompeta Final para poderse levantar de entre los muertos en cuerpos incorruptibles, para vivir por toda la eternidad.

Por lo tanto, tanto los vivos como los muertos en Cristo, han estado esperando por dos mil años aproximadamente, el sonido, el sonar de la Trompeta Final, para entonces poder acontecer la gran resurrección y la gran transformación de los que estén vivos.

Por lo tanto, estamos nosotros viviendo en el tiempo en que todas estas cosas que deben acontecer. Para que esto pueda acontecer tiene que ser realizada la Segunda Venida del Señor, que es la Venida del Ángel Fuerte, que es la Venida del León de la tribu de Judá.

Por eso cuando aparece en el libro del Apocalipsis en el capítulo 10, dice que cuando ha clamado: “clama como cuando ruge un león”, porque Él viene como el León de la tribu de Judá, como el Rey de reyes y Señor de señores, como el Juez de toda la Tierra.

Así fue que el anciano le dijo a Juan que Él se presentaría. Cuando no había nadie que pudiese tomar el Libro para hacer el reclamo de la Redención, en ese glorioso tiempo del Año del Jubileo en el Cielo y en la Tierra, el anciano le dijo a Juan: “No llores más. He aquí el León de la tribu de Judá, el cual ha vencido y ha prevalecido, y es digno para tomar el Libro y abrir sus Sellos”5.

Cuando Juan miró, esperando ver a un León, vio a un Cordero. Es que Juan lo que vio fue al Señor Jesucristo, el cual es el Cordero de Dios, el cual estaba haciendo intercesión por todos los hijos de Dios que estarían viniendo a través de todas las edades.

Pero cuando termina el tiempo de la intercesión, cuando termina el tiempo del trabajo del Señor como el Cordero de Dios, entonces el Señor sale a la escena para tomar un paso hacia adelante y convertirse en el León de la tribu de Judá, para llevar a cabo el ministerio, la labor, del León de la tribu de Judá. El ministerio del León de la tribu de Judá es como Rey de reyes y Señor de señores, para tomar el Libro de la mano del que está sentado en el Trono y abrir sus Sellos, y dar entonces a conocer a todo el pueblo de Dios el plan divino.

Es entonces el momento en que el Señor como el León de la tribu de Judá toca la Gran Trompeta, ruge como un León. Es que está tocando la Gran Trompeta, la Trompeta Final, Su Mensaje es la Trompeta Final.

Por lo tanto, tenemos nosotros que comprender estas cosas para así poder escuchar esa Gran Trompeta, recibir Su Mensaje, y recibir el beneficio del sonido de esa Gran Trompeta; “porque el que recibe a profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibe”6.

Todos saben que el Señor en Su Primera Venida era un profeta, era el Profeta de los profetas, como dijo Moisés: “Porque profeta de entre vuestros hermanos os levantará el Señor como a mí. Y cualquiera que no oyere a ese profeta será desarraigado del pueblo”7. Eso fue el Señor en Su Primera Venida, y eso será el Señor en Su Segunda Venida: Él fue y será un profeta.

Por lo tanto, entonces, toda persona sabe que cuando el Señor venga por segunda vez, lo que la gente verán en la escena será a un profeta; pero en ese profeta estará el Señor cumpliendo Su Segunda Venida; y Él estará ahí tocando la Gran Trompeta, la Final Trompeta, para que puedan entonces venir los santos que han muerto en el pasado, y los santos que viven en el presente puedan ser transformados.

Es el tiempo más grande de todos los tiempos, es el tiempo actual, el tiempo de la Segunda Venida del Señor, es el tiempo de la Trompeta Final.

Por lo tanto, toda persona en este tiempo tiene que estar apercibida. Él dijo que “todos estuvieran apercibidos, para [que] cuando el Señor viniese, no nos hallase durmiendo”8.

Hay muchas personas en esta Tierra que están durmiendo y no pueden comprender estas cosas; pero tienen que despertar, tienen que despertar en esta hora para que no se pierdan la bendición más grande que Dios envía a la Tierra en este siglo XX.

Lo más grande que todo ser humano está esperando es la Segunda Venida del Señor; pero ¡hay que despertar! Hay que despertar para poder ver el cumplimiento de esa promesa; porque ninguna persona durmiendo puede ver las cosas reales que están aconteciendo; y ninguna persona durmiendo espiritualmente puede ver las cosas que están aconteciendo en el plan divino; no pueden ver entonces las cosas que están siendo realizadas por Dios conforme a lo que Él prometió para este tiempo.

¡Es tiempo de que todo el mundo esté despierto!, despierto a la realidad del día en que vivimos, despierto a la realidad de que la Trompeta Final tiene que estar sonando en este tiempo; despierto a la realidad de que la gran reunión del pueblo de Dios tiene que estar siendo efectuada por esa Gran Trompeta; despiertos a la realidad de que de un momento a otro los muertos en Cristo han de resucitar; despierto a la realidad de que un momento a otro también los que están vivos han de ser transformados.

¡Hay que despertar a la realidad! No podemos estar viviendo como vivieron aquellas personas en el tiempo de Noé, o en el tiempo de Lot, o en el tiempo de Jesús: que estaban dormidos espiritualmente, y no comprendían lo que estaba aconteciendo en el plan de Dios; y estaban rechazando el Programa Divino, rechazando la bendición que Dios les envió.

Es tiempo de estar despiertos para estar escuchando la Trompeta Final, la Gran Trompeta del Señor; “porque el mismo Señor desciende del Cielo con Aclamación, con Voz de Arcángel y con Trompeta de Dios”. Él desciende haciendo esas tres cosas. Por lo tanto, hay que ver Su Venida para poder ver y escuchar la Gran Trompeta Final, de la cual todos los profetas hablaron que sería tocada en este tiempo final.

Vean ustedes, la Gran Trompeta Final suena en el tiempo final; porque con esa Gran Trompeta Final Dios le pone fin a todos los sistemas mundiales, a todos los reinos gentiles; y todo aquello que no es eterno recibe su final. Porque la Trompeta Final anuncia el final de todas las cosas pasajeras, y anuncia también la entrada de los hijos de Dios a la eternidad.

Por lo tanto, toda persona en este tiempo en que vivimos tiene que estar despierto a esta realidad, tiene que estar despierto a la realidad de que la Trompeta Final está prometida para ser tocada en este tiempo final. Y ya hemos visto que el que toca esa Gran Trompeta es el mismo Señor en Su Venida.

Por lo tanto, viendo estas cosas, cuando la gente pueda ver esa Gran Trompeta del Evangelio del Reino de Dios siendo tocada, siendo el Evangelio de Dios predicado, entonces tienen que comprender que la Gran Trompeta está siendo sonada por el Señor en Su Segunda Venida. Esa es la Gran Trompeta también, que dice el Señor que el Hijo del Hombre enviaría a Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta para reunir a todos Sus escogidos.

Por lo tanto, esa Gran Trompeta tiene un propósito al ser tocada; el propósito es recoger a todos los hijos de Dios, a los que están en la Tierra y a los que están en el Cielo.

Los que están en el Cielo, en el Paraíso, porque murieron o durmieron en las edades del pasado, escucharán esa Gran Trompeta y serán recogidos también; porque ese es el propósito del sonido de esa Gran Trompeta. Entonces, todos los hijos de Dios, los del pasado y del presente, los que murieron y los que están vivos, todos serán reunidos, como está escrito en la Palabra de Dios.

Así que comprendamos estas cosas, amigos presentes y radioyentes; porque estamos viviendo en el tiempo en que todas estas cosas están siendo efectuadas por el Señor. Este es el tiempo que fue prometido para tocar esa Final Trompeta.

Cada persona tiene que despertar a esta realidad, porque si no, se le pasa la bendición de Dios que Él está derramando sobre toda persona que le pueda ver y le pueda recibir y le pueda escuchar.

Por lo tanto, abra su corazón para recibir Su Mensaje, para oír esa Trompeta de Dios; abra su mente para recibir y oír, abra su oído para escuchar el gran sonido de esa Gran Trompeta, para escuchar el Mensaje de esa Trompeta; porque es de bendición para todos aquellos que tengan oídos para oír la Gran Trompeta del Señor en Su Venida, la Trompeta Final, LA GRAN TROMPETA; lo cual —está prometido para este tiempo— es la Gran Trompeta que está siendo sonada, es la Gran Trompeta que está siendo tocada en estos días finales.

Espero que cada persona que está al alcance de mi voz pueda entender estas cosas, y pueda seguir escuchando esta Gran Trompeta; pueda seguirla escuchando a través de la radio todos los domingos; porque a través de diferentes emisoras, los domingos en la mañana, estoy trayéndoles el Mensaje Final de Dios. A través de diferentes radioemisoras de diferentes naciones de la América Latina, y en Estados Unidos de América, y en Puerto Rico, estoy trayéndoles este Mensaje Final de Dios.

Por lo tanto, el que tenga oídos para oír la Trompeta Final de Dios, la Gran Trompeta: ¡Oiga! Cualquiera que oye, recibe la bendición que hay en ella; cualquiera que escucha, puede recibir la liberación, puede recibir la gran bendición que hay ahí.

El que no la escuche, pasará lo mismo que pasaba allá en el tiempo del año del jubileo en medio de Israel, que cualquiera que al escuchar esa trompeta del año del jubileo, que no se apercibiese, que no hiciese lo que debía de hacer, que no quisiese la libertad; entonces le tomaban, le llevaban a un poste, y le agujeraban una oreja con una lezna, en señal de que escuchó la trompeta del año del jubileo y no quiso la libertad, no quiso ser libre; por lo tanto, no importaba entonces cuántas veces más pudiese escuchar esa trompeta: ya no tendría más oportunidad de liberación.

Así pasa con todo ser humano que vive en este Tierra, que oye el Mensaje Final de Dios, que escucha la Trompeta Final de Dios, pero que no le presta atención.

Toda persona que al escuchar la Trompeta Final de Dios, la cual está tocando en este tiempo y anunciando el Año del Jubileo, anunciando la liberación, anunciando el tiempo de Redención: Cualquier persona que no le preste atención: nunca más tendrá la oportunidad de libertad, nunca más tendrá la oportunidad de salvación.

Por lo tanto, cualquier persona que en este tiempo final rechaza la Voz, el Mensaje de la Trompeta Final de Dios: nunca más tendrá oportunidad. Será sellado como que oyó esa Trompeta y no quiso escuchar su Mensaje, no quiso recibir su Mensaje para recibir la bendición que había en él. Eso es lo que pasará con toda persona que escucha el Mensaje del Señor en Su Segunda Venida y no le presta atención.

¿Y qué otra cosa podría acontecer sobre una persona que no le preste atención al Mensaje del Señor en Su Segunda Venida? Creo que no hay otra cosa que le pueda acontecer.

Por lo tanto, la persona que rechace: ha rechazado la vida, ha rechazado el derecho que Dios le ha dado para recibir vida eterna. Entonces, si rechaza ese derecho, si rechaza esa bendición, entonces automáticamente la tal persona será juzgada, será condenada y echada al lago de fuego, en donde serán echados todos los incrédulos.

Por lo tanto, en este tiempo en que vivimos, tenemos que estar despiertos a esta realidad; porque la vida eterna se le puede escapar a la gente, si no atienden a la Trompeta Final, a LA GRAN TROMPETA que está siendo tocada en este tiempo final.

Esa Gran Trompeta es para bendición de todos aquellos que le puedan escuchar, que le puedan recibir…

[CORTE DE AUDIO]

“LA GRAN TROMPETA”.

1 San Mateo 24:30-31

2 Efesios 4:30

3 Apocalipsis 10:1-3

4 San Lucas 21:36

5 Apocalipsis 5:5

6 San Mateo 10:41

7 Deuteronomio 18:15, 18:18-19; Hechos 3:23

8 San Marcos 13:35-37

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