Tiempo de ver cara a cara

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio estar entre ustedes en esta hermosa noche, para comenzar esta actividad de tres días, y tres – cuatro conferencias que hemos de tener.

Reciban todos saludos de los hermanos de Puerto Rico, de los hermanos también de México, de Guatemala, de Costa Rica, y también de Colombia, en donde estaba en estos días pasados.

En esta ocasión quiero leer una Escritura, y se encuentra en la carta a los Corintios [Primera], el capítulo 13 y verso 8 en adelante, que dice:

“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

Ahora vemos por espejo, oscuramente (o en oscuridad); mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”.

Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones, y nos permita ver cara a cara.

Dios nos permita ver, entender Su Programa, entender el tiempo en que estamos viviendo, entender las profecías bíblicas que corresponden a este tiempo final; nos permita Dios verlas, entenderlas y enfrentarnos a ellas cara a cara.

Hay tiempo para todo, hay tiempo para profetizar, hay tiempo para hablar en otras lenguas; pero cuando venga lo que es perfecto, cuando venga el cumplimiento de la promesa divina, el cumplimiento de esas profecías divinas, cuando esa Palabra se haga realidad, cuando esa Palabra se cumpla, ya es tiempo no de ver como en un espejo en oscuridad, como en las edades del pasado, que solamente se podían ver esas profecías bíblicas, esas promesas bíblicas de lejos; se podían (esas promesas bíblicas) citar, hablar de ellas, pero como viéndolas en espejo y en oscuridad, o sea, mirándolas como en un espejo que está en un lugar oscuro; porque la Luz de la Palabra en Su cumplimiento no ha estado alumbrando sobre esas profecías para que la gente pueda ver esas promesas cara a cara en su cumplimiento.

Todos queremos ver las cosas cara a cara, pero en las edades del pasado solamente de lejos, como en un espejo en oscuridad, ellos podían mirar y ver esas cosas. Y cuando usted ve algo en un espejo, usted no está viendo la realidad, sino que usted está viendo un reflejo de algo que es real, pero que no es eso que usted está viendo, sino que eso es un reflejo de algo real que existe.

En las edades del pasado cada edad tuvo un reflejo —como en espejo en oscuridad— de las cosas que Dios tendría para el tiempo final; por eso en cada edad de la Iglesia gentil en el pasado se reflejó una porción, una parte pequeña en cada edad, de lo que Dios llevaría a cabo en este tiempo final.

Por eso fue la mitad de una séptima parte lo que ellos reflejaron, de un Programa completo que Dios tendría para este tiempo final, en el cumplimiento de Sus promesas del tiempo final; las cuales en el tiempo final serán vistas cara a cara por aquellos que despierten a la realidad en este tiempo final, en donde serán llamados (como dice el apóstol San Pablo) a despertar a la realidad. Dice1:

“Despiértate, tú que duermes,

levántate de entre los muertos,

y te alumbrará Cristo”.

¿Para qué? Para mirar cara a cara el cumplimiento de las promesas divinas que corresponden a nuestro tiempo.

Hay tiempo para todo, tiempo para mirar en o como en espejo en oscuridad, que fue para las edades del pasado; pero este es otro tiempo, este es un tiempo para mirar cara a cara, y ver cara a cara la realización de las promesas divinas que corresponden para los días finales. Es tiempo de estar frente a la realidad profética, a la realidad divina que corresponde a nuestro día.

No podemos estar buscando a mirar en un espejo en oscuridad, no podemos estar buscando a mirar y a ver las cosas en la forma en que las podían ver en las edades del pasado, porque ellos solamente vieron —en un espejo y en oscuridad— un reflejo de lo que Dios tendría para este tiempo.

No podemos entonces estar mirando para ver sombras o las sombras o el reflejo, sino la realidad que reflejó en las edades del pasado lo que ellos pudieron ver en aquel tiempo que no había Luz, que no estaba la Luz correspondiente del tiempo final, para esclarecer todas las cosas, toda la Palabra, todo el Programa de Dios que sería dado a conocer en este tiempo final.

Por eso en Isaías, en el capítulo 60, dice:

“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.

Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá (nacerá) Jehová, y sobre ti será vista su gloria.

Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”.

Aquí Dios le dice a Su pueblo, gentiles y hebreos: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu Luz”: ha venido el cumplimiento de las promesas divinas, ha venido la Palabra manifestándose, como fue prometida que se manifestaría la Palabra, el Hijo del Hombre, como el relámpago que sale del oriente, y se muestra, se manifiesta en el occidente2, para resplandecer y dar Luz, e iluminar el entendimiento, el corazón, la mente de los seres humanos, para que puedan ver, para que puedan comprender y mirar cara a cara el Programa Divino, y puedan ver cara a cara y entender como dice la Escritura: “Y le veremos como Él es”3, y no como dicen las mil y pico de religiones que hay en este mundo.

Le veremos realmente como es Dios; le veremos, le entenderemos, le comprenderemos como Él es; comprenderemos Su Plan, Su Programa; y dice el apóstol San Pablo: “Porque le veremos cara a cara, y conoceremos como somos o como fuimos conocidos por Él”; y entonces conoceremos, y nos conoceremos a nosotros mismos, y conoceremos el Programa Divino que Dios tiene con los seres humanos, y comprenderemos que en esta Tierra Dios ha colocado a Sus hijos; y entenderemos, comprenderemos, como fuimos conocidos.

Como Él nos conoció, entonces nosotros le conoceremos a Él, y nos conoceremos a nosotros mismos; y descubriremos la cosa más grande que un ser humano puede descubrir: que es un hijo de Dios que ha venido de la eternidad, de la séptima dimensión, y ha venido a esta dimensión terrenal para pasar por una etapa para ser probado y para nacer (estando aquí en esta Tierra), nacer en la sexta dimensión, a donde no había ido todavía por causa de un problema que hubo allá en el Huerto del Edén, pero que el Señor Jesucristo ha resuelto para beneficio de todos los hijos de Dios, para así poder llevar a cabo el nuevo nacimiento en esa dimensión celestial, en esa sexta dimensión de la teofanía, para luego materializarse en esta Tierra esa dimensión teofánica, y hacernos eternos en cuerpos humanos.

Conoceremos, y nos conoceremos, y conoceremos al Creador de los Cielos y de la Tierra como Él nos conoce a nosotros; porque veremos cara a cara, y le veremos como Él es en realidad, le entenderemos como Él es en realidad.

No tendremos entonces un concepto religioso, teológico, de alguna secta religiosa, de alguna religión en particular, sino que le veremos como Él es, le entenderemos como Él es; porque le veremos cara a cara.

Entenderemos Su Programa para este tiempo cara a cara, porque veremos el cumplimiento de Sus promesas cara a cara, materializadas en esta Tierra en este tiempo final, porque estaremos viviendo en EL TIEMPO DE VER CARA A CARA, como fue en los días de Moisés.

Esos días, ese tiempo, se ha de repetir en estos días finales, se repetirá el tiempo de Moisés; aquel tiempo será actualizado para ver cara a cara, como Moisés vio a Dios4 y entendió el Programa de Dios para aquel tiempo, cara a cara.

Muchas personas en aquel tiempo (incluyendo a los hermanos de Moisés: María y Aarón) no comprendían el tiempo en que estaban viviendo, y no sabían que allí había un hombre llamado Moisés, que era un profeta de Dios enviado a la Tierra con un propósito divino, y que era un profeta tan y tan grande, el cual ellos no podían comprender, el cual ellos no pudieron ver; y cometieron algunos errores, no solamente el pueblo, sino aun personas muy allegadas a Moisés, como lo eran Aarón y María, sus propios hermanos.

Ellos no comprendieron que Moisés era un profeta dispensacional; y siempre un profeta dispensacional, cuando aparece, aparece en el tiempo de ver cara a cara; y él ve cara a cara el Programa Divino, él ve cara a cara las promesas de Dios para ese tiempo, él ve cara a cara el cumplimiento de esas promesas, y llama al pueblo para que vean cara a cara a Dios y a las promesas de Dios para ese tiempo, vean a Dios cumpliendo lo que Él prometió.

Siempre el tiempo de ver cara a cara es el tiempo en que aparece el mensajero dispensacional. Cuando no ha aparecido el mensajero dispensacional es tiempo de ver como en espejo en oscuridad; pero cuando aparece el profeta mensajero dispensacional, para comenzar una nueva dispensación, es tiempo de ver cara a cara.

Y Aarón y María no comprendían eso que estaba aconteciendo, como tampoco lo comprendía el pueblo; pero Dios no se detiene. Dios siguió hacia adelante llevando a cabo Su Programa, y Dios cumplió Sus promesas, aunque la gente no podía ver claramente lo que estaba aconteciendo.

Cuando es tiempo de ver cara a cara: es tiempo para recibir las más grandes bendiciones divinas para aquellos que pueden ver cara a cara y recibir lo que Dios está llevando a cabo; pero también es tiempo de juicio divino para todos aquellos que no pueden ver cara a cara y se rebelan en contra de lo que Dios está llevando a cabo, y del mensajero que Dios envía y que ve cara a cara el Programa Divino para ese tiempo.

Lo que ese mensajero dispensacional ve cara a cara es algo inconcebible por la mente humana; pero él lo ve porque es enviado para ver ese Programa Divino, para ver a Dios cumpliendo Sus promesas, para ver a Dios manifestándose desde la séptima, sexta, y esta dimensión terrenal, materializando lo que Él pensó, habló, y luego cumple en esta dimensión terrenal.

Ahora, veamos lo que Dios dijo de este mensajero dispensacional miles de años atrás. En el capítulo 12, y verso 1 en adelante, nos relata este acontecimiento del tiempo de ver, en donde no vieron lo que ellos tenían que ver (Aarón y María). Dice [Números]:

“María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado (que había tomado Moisés); porque él había tomado mujer cusita.

Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.

Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.

Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres.

Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos.

Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.

No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.

Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?

Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue.

Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa.

Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah! señor mío, no pongas ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos pecado”.

Ahora, vean ustedes que Dios dice: “Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, yo le hablaré por visión y por sueños (o sea, por tipos y figuras). Pero con Moisés no hablaré con figuras, en forma simbólica, sino cara a cara”. ¿Por qué? Porque Dios, cuando envía un profeta que no es un profeta dispensacional, entonces le habla en sueños, en visiones, y él entonces profetiza lo que él vio; y por eso usted encuentra los escritos de los profetas, usted los encuentra con tantos símbolos, con tantos simbolismos, tipos y figuras, porque Dios les hablaba en sueños, en visiones. Pero dice: “Pero no así con mi siervo Moisés, con el cual yo hablo cara a cara, claramente”.

Ahora, cuando Dios envía un profeta dispensacional, entonces lo que fue tipo y figuras para aquellos profetas anteriores, que vieron sueños y visiones, y vieron todos esos simbolismos de las cosas que Dios llevaría a cabo, entonces viene el profeta dispensacional y ve cara a cara todo lo que otros vieron en sus sueños, en sus visiones, en los simbolismos, tipos y figuras que Dios les mostró a ellos como en espejo en oscuridad.

Pero cuando aparece el mensajero dispensacional, él ve cara a cara lo que todo eso que representa, lo que todo eso significa; y entonces él no va a estar más hablándole en forma simbólica, él no va a estar más hablándole de sueños, de visiones, sino cara a cara él ve las cosas, y cara a cara se las presenta al pueblo para que las vean ya sin simbolismos. Y ese es el tiempo de ver cara a cara, que es el tiempo más grande y más glorioso de todos los tiempos.

Si usted hubiera vivido allá en el tiempo de Zacarías, si usted hubiera vivido en el tiempo de Zacarías, cuando él vio aquella piedra con siete ojos, y Dios le dijo, el Ángel le dijo: “Esos siete ojos son los siete espíritus de Jehová, son los siete ojos de Jehová que recorren toda la Tierra”5, ¿qué podía usted entender? Usted lo que estaba recibiendo era algo como en espejo en oscuridad, pero usted quería saber qué significaban esos siete ojos en esa piedra. Pero cuando llega el tiempo para ver cara a cara, usted ve que aquellos siete ojos son los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil. Ya usted no está viendo como en espejo en oscuridad; ya usted está viendo eso cara a cara, porque es tiempo para ver cara a cara.

Si usted hubiera estado viviendo en ese tiempo de Zacarías, cuando él dijo… y él mismo quiso entender, y le fue mostrado aquel candelabro o candelero con siete lámparas encendidas, y le fue dicho que eso significaba algo muy importante; y él recibió la explicación de lo que eso era, pero todavía era como en espejo en oscuridad. Pero en el tiempo final se entiende entonces cara a cara lo que eso significaba, aquellos simbolismos, lo que significaban para el cumplimiento de ese Programa Divino que fue mostrado en forma simbólica; y convenía que Dios así lo mostrara.

Porque cuando Dios muestra algo en una forma simbólica, en lo que llega el mensajero dispensacional para comenzar una nueva dispensación, nadie puede destruir ese Programa Divino que Dios llevará a cabo, el cual está mostrando en forma simbólica.

Y dice el Señor Jesucristo que es hablado en parábolas el misterio o los misterios del Reino de Dios, para que la gente viendo no vean, no entiendan6; porque están viendo como en espejo en oscuridad, hasta que llegue el tiempo de su cumplimiento y explicación de esos simbolismos, de esos tipos y figuras, de esas parábolas que tienen que ser explicadas en el tiempo de ver cara a cara.

Ahora, el profeta Zacarías, sabiendo que lo que estaba viendo en aquellas visiones era muy importante y era el Programa Divino que Dios llevaría a cabo, él también dijo: “¿Y qué significan esas dos ramas de olivo y esos dos candeleros de oro?”. Él Ángel del Señor le dijo, o le preguntó: “¿Y tú no sabes lo que eso significa?”, él dijo: “No”, y quería saber.

Así como toda persona que lee la Biblia desea saber, desea ver, desea entender lo que significan todos esos simbolismos bíblicos desde el Génesis hasta el Apocalipsis, porque ¿de qué le vale a una persona leer la Biblia, y no entender lo que está leyendo? El provecho grande para una persona que lee la Biblia es entender lo que está leyendo.

Por ejemplo, tenemos el caso del eunuco, que iba leyendo lo que decía el profeta Isaías, en el capítulo 53; pero se le acercó Felipe (mandado por el Ángel del Señor) y le pregunta: “¿Entiendes lo que lees?”. Y el eunuco le dice: “¿Y cómo voy a entender, si no hay quién me explique?”7.

Él por sí mismo no podía entender, como ningún ser humano puede entender la Biblia, ningún ser humano puede entender el Mensaje que corresponde para su tiempo si el mensajero que Dios tiene para ese tiempo no aparece en la escena para explicar ese Mensaje para ese tiempo.

Mientras tanto estaremos leyendo la Biblia como el eunuco: leyéndola y sabiendo que es la Palabra de Dios, y que son promesas divinas que Dios cumplirá, pero sin entender el significado de esa Escritura, sin entender el cumplimiento de esas promesas.

Así ha estado la humanidad, cuando está en la etapa de ver como en espejo en oscuridad, que no puede ver y entender lo que esas promesas significan para el tiempo en que se cumplen. Pero tenemos la promesa que los entendidos entenderán8, y tenemos la promesa dada al profeta Zacarías, cuando preguntó: “Y estos dos ramos de olivo y estos dos candeleros de oro ¿qué significan?”. Él Ángel le dijo: “Estos son los Dos Ungidos”; pero todavía está como en espejo en oscuridad, porque todavía en el tiempo del profeta Zacarías no se podía mostrar, y Dios no podía mostrarle el cumplimiento de esas promesas, porque no era el tiempo para ver cara a cara esos dos ramos de olivo y esos dos candeleros de oro. Tenían que mirar como en espejo en oscuridad, o sea, mirar y ver los simbolismos, pero no la realidad, no el significado de esos símbolos que le fueron mostrados al profeta Zacarías.

Pero ya aquí en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 11, dice que los dos candeleros y los dos ramos de olivo son los Dos Ungidos, son el ministerio profético de Moisés y Elías, que estará manifestado en el tiempo final para llevar a cabo la Obra de Dios en favor del pueblo hebreo, para que el pueblo hebreo pueda despertar a la realidad y ver cara a cara el cumplimiento de la promesa divina; y también el pueblo gentil, los elegidos de entre los gentiles, verán cara a cara el cumplimiento de esa promesa también; y será el tiempo de ver cara a cara.

Y como preguntó el profeta Zacarías, preguntaremos a Dios en este tiempo: “Y esas dos ramas de olivo y esos dos candeleros de oro, ¿qué son?”. Y la explicación divina a través del Mensaje Final será la explicación que corresponde a este tiempo, para que podamos ver cara a cara el cumplimiento de esa promesa.

La explicación será: Esas dos ramas de olivo y esos dos candeleros de oro son los Ángeles que el Señor enviará con Gran Voz de Trompeta para juntar a Sus elegidos en este tiempo final, para poder traer la resurrección y la transformación de los vivos, porque es menester que la Trompeta Final suene en este tiempo para que así ocurra la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos.

Y ese ministerio de los Dos Olivos y los Dos Candeleros estará, no en forma simbólica, ya no será una visión sino una realidad en el tiempo final, para con el Mensaje Final, que es la Gran Voz de Trompeta, llamar y juntar, recoger, a todos los elegidos. Y veremos cara a cara el cumplimiento de esta visión correspondiente para el tiempo final.

Y lo que los profetas y apóstoles del Señor desearon ver cara a cara y no lo vieron, nosotros lo veremos, y nos gozaremos, y recibiremos el beneficio de lo que estaremos viendo; no ya como un espejo en oscuridad, no ya en forma simbólica, porque no hemos de necesitar los símbolos, sino la realidad de lo que esos símbolos representan.

Estaremos entonces como en el tiempo de Moisés. Por eso el ministerio de Moisés será un ministerio para ver cara a cara, y no como los otros profetas, que lo que veían de parte de Dios era en sueños y en visiones, en forma simbólica, en tipos y figuras de las cosas que Dios llevaría a cabo en Su Programa Divino; pero Moisés podía ver cara a cara y mostrarle al pueblo las cosas, para que ellos vieran cara a cara lo que correspondía para aquellos días.

Y así será en este tiempo final, porque los días de Moisés (que era el tiempo de ver cara a cara), será actualizado en estos días finales. Y veremos cara a cara lo que los profetas vieron en sueños y en visiones.

Los profetas del Antiguo Testamento y los profetas del Nuevo Testamento, hasta el séptimo mensajero de la Iglesia gentil, de la Edad de la Laodicea… el cual fue el más que vio —de todos los profetas— las cosas que acontecerían en este tiempo final, pero que las vio el 99 y 9 décimas (99,9) en sueños, en visiones, en tipos y figuras; y por eso están escritas y están grabadas en el Mensaje que él trajo para la séptima edad de la Iglesia gentil; y le mostró a esa edad en tipos y figuras, en sueños y visiones, como en espejo en oscuridad, las cosas que Dios llevaría a cabo en este tiempo final, lo cual sería algo que veríamos cara a cara en el cumplimiento de las promesas divinas.

Y les pregunto a ustedes en esta ocasión: ¿Quieren ustedes que les hable en forma simbólica, con sueños y visiones? ¿Quieren ustedes oír, y ver, y entender cara a cara, los sueños y visiones de los profetas del pasado? Si eso es lo que ustedes quieren, hace muchos años que eso es lo que yo les he estado hablando: lo que vieron en sueños y visiones los profetas del pasado, y desearon ver cara a cara en su cumplimiento, y no lo vieron.

Pero ustedes son bienaventurados, y yo soy bienaventurado, porque podemos ver cara a cara lo que otros desearon ver cara a cara, pero solamente lo vieron como en espejo en oscuridad.

Por lo tanto, como ustedes quieren, y yo también quiero, y no puedo hablarles en otra forma, les hablaré cara a cara de las cosas que Dios me ha mostrado cara a cara, y no por sueños o visiones.

Cuando venga lo que es perfecto, lo que es en parte será quitado9: los sueños, las visiones, las lenguas, las profecías dejarán de ser, porque ha llegado lo que fue hablado en sueños y visiones en otros tiempos, pero que será hablado cara a cara para aquellos que desean ver el cumplimiento de los sueños y visiones de los profetas del pasado.

Estamos en el TIEMPO DE VER CARA A CARA. Por eso lo único que yo puedo hacer es tomar lo que fue una visión o un sueño de alguno de los profetas del pasado, y/o una profecía que fue dada en símbolos bíblicos, y tomar eso y decirles: Como el relámpago que sale del oriente y se muestra en el occidente, es la manifestación, la revelación del Hijo del Hombre en el occidente, en la tierra de América, como fue en la tierra de Israel.

Y ya eso no es simbolismo, ya eso ni es sueño ni visión, sino que eso es para mirar y ver cara a cara lo que fue profetizado que sería cumplido en este tiempo final, y que por gracia divina, por elección divina, a nosotros nos ha tocado vivir en el occidente, en la tierra de América, en donde Dios ha prometido cumplir estas promesas que fueron dadas en sueños, visiones, tipos y figuras, por los profetas del pasado.

Si es que hablaremos cara a cara, les hablaré cara a cara la Palabra de Dios, se las hablaré en la misma forma que Él me la habla a mí.

Ya con todos los simbolismos, sueños, visiones y profecías que fueron dadas por los profetas del pasado, es suficiente para tomarlas y mostrarles al pueblo lo que Dios está llevando a cabo en este tiempo final; lo cual es el cumplimiento de lo que fue visto por los profetas del pasado, y le fue predicado al pueblo como en espejo en oscuridad. Pero ya no estamos en ese tiempo. Estamos en el tiempo de ver cara a cara lo que fue visto como en espejo en oscuridad, en forma simbólica, en forma de sueños y visiones por los profetas del pasado.

Si alguno desea que les cuente sueños, visiones, que les hable en forma simbólica, yo no soy el hombre para eso; tiene que buscar a alguno de los mensajeros de las edades del pasado, del Nuevo Testamento, de las edades de la Iglesia gentil o del Antiguo Testamento.

Pero si usted quiere saber lo que esos simbolismos, lo que esas visiones y sueños de estos santos profetas del pasado, lo que eso significa, entonces esté atento al Mensaje, porque la promesa es que como el relámpago que salió del oriente y se muestra en el occidente, así será la Venida del Hijo del Hombre, la manifestación del Hijo del Hombre, ¿para qué? Para resplandecer, para alumbrar el entendimiento, para que podamos ver cara a cara lo que esos simbolismos de los sueños y visiones de los profetas del pasado significan para este tiempo en que vivimos.

Así que estemos atentos al Mensaje Final de Dios, a la Gran Voz de Trompeta, que nos abrirá el entendimiento, nos alumbrará el entendimiento para ver cara a cara lo que Dios estará llevando a cabo en estos días finales.

Y cuando usted esté viendo cara a cara esas cosas, y usted vea cara a cara el significado de la parábola del trigo y de la cizaña10, usted sabrá lo que usted es en esa parábola. Y cuando usted siga viendo la forma en que Dios separará el trigo de la cizaña, usted verá y entenderá lo que llevará a cabo la separación del trigo y de la cizaña, pues dijo el Señor: “Al tiempo de la siega, el Hijo del Hombre enviará a Sus Ángeles”, entenderá y verá esa labor que se estará llevando a cabo en este tiempo final para separar el trigo de la cizaña, y llamar y juntar al trigo de Dios con la Gran Voz de Trompeta.

Así será visto en este tiempo final, cuando estemos viendo cara a cara lo que otros vieron en sueños y visiones. No es que los sueños y las visiones que tuvieron estos santos profetas del pasado no estaba bien; estaba bien para su tiempo; porque como no era el tiempo para la realización de esas promesas, pues solamente podían ver como en espejo en oscuridad, o sea, podían ver el simbolismo de lo que un día sería la realidad de la Obra que Dios llevaría a cabo.

Así que estemos consientes que estamos viviendo en EL TIEMPO DE VER CARA A CARA.

Así que las lenguas fueron muy buenas para las etapas de ver como en espejo en oscuridad, las profecías también, todo eso estaba bien; pero las lenguas se acabarán, las profecías cesarán, la ciencia dejará de ser, terminará; pero lo que es perfecto, cuando venga, permanecerá para siempre: La Palabra, la Palabra revelada a los hijos de Dios, a los hijos del Reino, para ver cara a cara lo que significan esos sueños y visiones que hablan de este tiempo final.

Veremos cara a cara a las Dos Olivas, veremos cara a cara a los Dos Candeleros, veremos cara a cara al trigo, y también veremos y sabremos qué es la cizaña. Veremos cara a cara los Ángeles que enviará para separar el trigo de la cizaña, y para llamar con Gran Voz de Trompeta a los elegidos; y seremos llamados y recogidos.

Veremos cara a cara la Venida del Hijo del Hombre como el relámpago, que salió del oriente en Su Primera Venida, y se mostrará en el occidente, en la tierra de América, en Su Segunda Venida. Todo eso lo veremos cara a cara, porque le veremos como Él es, y no como se imaginan mil y pico de religiones que existen; pues cada religión se ha hecho de su propio concepto en cuanto a Dios y en cuanto a las cosas de Dios, y en cuanto a los sueños y visiones de los santos profetas.

Pero si la Palabra de Dios, si esos sueños y visiones, esas profecías, fueron traídas por los profetas de Dios, entonces Dios tendrá que enviar a un mensajero, a un profeta, para que explique lo que otros profetas hablaron en visiones, en símbolos, en tipos y figuras. Si para mostrar los tipos y figuras se necesitó un profeta en cada tiempo, cuánto más para mostrar la realidad y la realización de esos tipos y figuras.

Por eso dice: “Yo Jesús he enviado…”. No “a todos los predicadores”, no “a todos los pastores”, sino: “a Mi Ángel”. No “a mis ángeles”, sino “a Mi Ángel, para dar testimonio de estas cosas”, de estas cosas apocalípticas, de estas visiones apocalípticas que Juan vio, para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.

Será un Mensaje de testimonio para todas las iglesias, y será predicado este Evangelio del Reino de Dios por testimonio a todas las iglesias, a todas las naciones, a todos los seres humanos, dando testimonio de estas cosas apocalípticas, de estas visiones apocalípticas; para que lo que fue una visión en la cual se mostró el símbolo apocalíptico de lo que habría de acontecer, venga a ser dado a conocer por testimonio a todas las iglesias el significado de esos símbolos apocalípticos. Y para eso, dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias”, para todas las iglesias, para todas las religiones.

Y entonces no le veremos a Él como lo muestra tal o cual religión, sino que lo veremos a Él como lo ha de mostrar el testimonio, el Mensaje del Ángel del Señor Jesucristo, que no vendrá hablándole o dándole sueños o visiones, sino dándole testimonio, dándole la interpretación, la revelación divina del significado de esos sueños y de esas visiones apocalípticas que están en la Escritura, para que así podamos ver cara a cara la revelación apocalíptica, que es la revelación de Jesucristo.

Y dice11: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y las declaró enviándolas por Su Ángel”. La revelación apocalíptica, la revelación de Jesucristo es enviada por Su Ángel. Por eso todos los predicadores le han tenido mucho miedo al Apocalipsis, y cada vez que alguno se mete a leer el Apocalipsis, no sabe lo que va a decir.

De todos los profetas del pasado que más entendieron el Apocalipsis, fueron: Moisés, Daniel, el reverendo William Marion Branham; estos fueron los más que entendieron el Apocalipsis, de acuerdo a lo que les fue permitido entender.

Y para este tiempo, ellos hablaron del Apocalipsis, y la mayor parte de lo que hablaron, lo hablaron trayendo más sueños y visiones sobre el Apocalipsis, para mostrar más ampliamente esas visiones apocalípticas, pero sin poder (en la mayoría de los casos) poder explicar todo el Apocalipsis. Y entonces tenían que, a esas visiones apocalípticas añadirle o colocarle, para ampliarla más, colocarle un sueño o una visión que estuviera relacionada con ese simbolismo apocalíptico.

Por ejemplo, el libro del Apocalipsis nos dice que el Cielo se abrió, y fue visto uno montado sobre un caballo blanco, y tenía… dice aquí en Apocalipsis, capítulo 19, dice [verso 11]:

“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios (o sea, la Palabra de Dios)”.

Ahora vean que es un Jinete, un hombre sobre un caballo blanco, y es la Palabra de Dios.

El séptimo mensajero de la Iglesia gentil, para ampliar más este capítulo 19 de Apocalipsis, dice [Los Sellos, pág. 256]:

“[121]. Cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Eso es ese Jinete cabalgando sobre un caballo blanco en el tiempo de la realización de esta visión apocalíptica.

Y luego, el séptimo mensajero, que era profeta, viendo y ampliando más, por dirección divina, y recibiendo por revelación divina una ampliación del capítulo 19 del Apocalipsis, dijo12: “¿Vendrá, habrá otro avivamiento?”, porque ya estaba avanzado en edad; decía: “¿Veré otro avivamiento?”, y dijo: “Del occidente vendrá uno sobre un caballo blanco. Recorreremos ese camino, esa senda, una vez más, otra vez. Es una promesa”. Una promesa dada por Dios a través del séptimo mensajero, ampliando la promesa apocalíptica del capítulo 19.

Y ahora, en el capítulo 19 no estaba mostrado el secreto del lugar de donde vendría; porque eso, al llegar el tiempo, al acercarse el tiempo para el cumplimiento de esa promesa, entonces el profeta que prepararía el camino para el Jinete que vendría sobre ese caballo blanco, vería en sus sueños y visiones de dónde vendría ese Jinete; y él dijo: “Del occidente”. Y Jesús había dicho: “Como el relámpago que sale del oriente, pero se muestra en el occidente”, están hablando del mismo propósito, del mismo Programa, en símbolos diferentes pero que significan lo mismo.

Jesús dijo que sería en el occidente, el séptimo mensajero precursor dijo que sería en el occidente. Y nosotros veremos cara a cara el cumplimiento de esa visión apocalíptica ampliada por el séptimo mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, nosotros veremos eso cara a cara en este tiempo, en el occidente.

No les podré hablar más en o con sueños y visiones; solamente les citaré los sueños y visiones que tuvieron los profetas del pasado, y les mostraré lo que eso significa en el Programa Divino en este tiempo final, para que lo veamos cara a cara en estos días finales, porque es el tiempo de ver cara a cara lo que Dios profetizó y mostró en sueños y visiones a los profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento también.

Por lo tanto, despertemos a la realidad, para ver cara a cara las promesas divinas siendo realizadas en este tiempo final, porque es TIEMPO DE VER CARA A CARA.

Dios les bendiga, Dios les guarde; y muchas gracias por vuestra amable atención.

Mañana estaremos cara a cara, frente a lo que vieron los profetas del pasado, para ver cara a cara lo que eso significa en el cumplimiento de esas profecías bíblicas.

Que pasen todos muy buenas noches; y hasta mañana, Dios mediante. Dejo con ustedes al misionero Miguel Bermúdez Marín.

“TIEMPO DE VER CARA A CARA”.

[Revisión diciembre 2020]

1 Efesios 5:14

2 San Mateo 24:27

3 1 de Juan 3:2

4 Éxodo 33:11

5 Zacarías 4:10

6 San Mateo 13:13, San Marcos 4:12, San Lucas 8:10

7 Hechos 8:26-39

8 Daniel 12:10

9 1 Corintios 13:10

10 San Mateo 13:24-30, 36-43

11 Apocalipsis 1:1

12 Citas, pág. 166, párr. 1485

Scroll al inicio