El Día del Juicio

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta tarde de este Viernes Santo, viernes o día en el cual se conmemora la Crucifixión y muerte del Señor Jesucristo.

Ese día es muy recordado por el mundo gentil; y aunque el pueblo hebreo no comprendió lo que estaba aconteciendo, estaba allí cumpliéndose la Escritura correspondiente para aquel tiempo, para aquel día.

Dice la Escritura que el Señor fue crucificado, y desde la hora, desde cierta hora, hubo tinieblas sobre la Tierra; desde la hora tercera hubo tinieblas sobre la Tierra, hasta…, o sea, desde la hora sexta hasta la hora novena. Él fue crucificado en la hora tercera o tercia, pero en la hora sexta comenzaron las tinieblas sobre la Tierra, hasta la hora novena, en donde Él entregó Su Espíritu1. Y allí expiró. Y allí, para todos, había muerto. Pero Él tenía una labor para llevar a cabo.

Ese día fue un día muy importante en el Programa Divino, y lo podemos llamar: “EL DÍA DEL JUICIO”.

Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza; pero luego de pasar el tiempo, el ser humano cayó, y fue sacado del Huerto del Edén para que no tomara del Árbol de la Vida luego de caído; porque Dios no desea que el ser humano viva en esta condición caída por toda la eternidad.

Porque, como podemos ver, el ser humano lo que hace, lo hace no conforme al Programa Divino; y si el hombre pudiera vivir eternamente en esta forma caída, haría más daño que bien a la Creación de Dios y a sí mismo, porque no tiene el conocimiento del Programa Divino, no tiene la sabiduría de Dios, no tiene todo lo que necesita tener para vivir conforme al Programa Divino establecido por Dios.

Por lo tanto, el ser humano lo que necesita es vivir un corto tiempo aquí en la Tierra para tener la oportunidad de escuchar el Mensaje que corresponde para su tiempo, y recibir ese Mensaje; para que en el momento de la resurrección de los muertos él pueda levantarse, si ha muerto, o si está vivo pueda ser transformado.

Ahora, el ser humano, luego de la caída encontramos que ha estado pasando por diferentes etapas.

Encontramos que tuvo la caída allá en el Huerto del Edén. Luego de eso encontramos que sobre la raza humana han venido etapas de juicios, como el diluvio, y también como el juicio sobre Sodoma y Gomorra2. Y muchas personas son las que no han comprendido que hay ciclos divinos en los cuales Dios llama a juicio al ser humano, y derrama sobre la raza el juicio divino.

En el tiempo de Noé se había llegado a ese ciclo divino, y Dios dijo: “Raeré de la Tierra al hombre, al ser humano que yo he creado”3. Pero Dios miró a los seres humanos y vio a un hombre llamado Noé, y Noé halló gracia delante de Dios4.

Noé conocía la forma correcta para acercarse a Dios en aquel tiempo; él conocía la forma de agradar a Dios; y siendo profeta, conocía no solamente de este mundo terrenal, sino del mundo espiritual.

Y Dios miró a Noé, y Noé halló gracia delante de Dios. Y Dios le comunicó a Noé lo que Él llevaría a cabo; “porque Dios no hace nada sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas”5.

Así que le comunicó que iba a raer de la Tierra a todo ser humano; y le dijo a Noé, por cuanto halló gracia delante de Dios, le dijo que prepara un arca; y le dijo con qué, y le dio las medidas, le dio todos los detalles para que en esa arca él y su familia se salvaran6.

Noé comenzó a anunciar lo que Dios habría de hacer, y comenzó a construir el arca en donde él se salvaría junto a su familia.

Para las personas de aquel tiempo, aquel mensaje de Noé era algo inconcebible a la mente humana; porque ellos no habían comprendido que se había llegado al ciclo divino del juicio de Dios; ellos no sabían que estaban viviendo en el día del juicio, en la edad del juicio; ellos no habían comprendido que aquella generación había llegado a su final. Y cuando una generación llega a su final, allí se presenta un mensajero de Dios con el Mensaje para la finalización de esa generación.

Las religiones de aquel tiempo, con sus grandes doctores en teología, con sus diferentes religiones no entendían eso de los ciclos divinos, en donde hay ciclos divinos en los cuales la raza humana halla gracia delante de Dios; pero hay ciclos divinos en donde el juicio divino, la ira divina se derrama sobre la raza humana.

Y hasta la actualidad la raza humana no ha comprendido bien esto de los ciclos divinos, como tampoco el pueblo hebreo los entendió en los días de los profetas y en los días del Señor Jesucristo, el Profeta de los profetas.

Ahora, hay tiempo para todo delante de Dios. Dice que hay tiempo para amar y tiempo para aborrecer; hay tiempo para Dios extender Su misericordia y hay tiempo para Dios derramar Su juicio divino, Su ira. Por lo tanto, es necesario que nosotros sepamos en qué día nosotros nos encontramos en el ciclo divino.

En el día de Noé se estaba viviendo en el día del juicio divino; se estaba viviendo en el día del juicio, en la edad del juicio, y aquella generación no lo sabía, las religiones de aquel tiempo no lo sabían, los líderes religiosos no lo sabían. Y todos, como en todos los tiempos, siempre han dicho: “Dios es amor”, pero también Él es fuego consumidor7 para cuando se llega al día del juicio.

Ahora, se había llegado al día del juicio, a la edad del juicio, y Noé halló gracia delante de Dios; por lo tanto, para Noé se abrió la puerta de la misericordia divina cuando Dios le comunicó a Noé todo lo que habría de hacer y cómo Noé tenía que hacer para escapar del juicio divino. Porque no destruirá Dios al justo con el injusto.

Así que Noé preparó todo; y cuando ya estaba todo preparado, Dios le dijo: “Entra al arca”8; y también entraron con Noé los animales que Dios escogió para la preservación de vida. Luego Dios cerró la puerta del arca, y comenzó el diluvio luego de siete días de Noé estar en el arca.

Muchas personas quizás pensaron: “Pero si ya Noé entró al arca; y vean ustedes, no ha llovido, no ha venido ningún diluvio como dijo Noé. Así que ya ni lo escuchamos a él, y tampoco vemos el diluvio”. Así que ellos pensaban que no iba a venir lo que Noé había dicho.

Pero aunque Noé no fuera visto por las personas, el juicio sería visto; porque habían llegado al día del juicio, y ellos no lo sabían. El mismo Señor Jesucristo dijo: “Como fue en los días de Noé, así será el día en que el Hijo del Hombre se manifestará, así será la Venida del Hijo del Hombre. Porque comían, bebían, se casaban, se daban en casamiento, hasta el día que Noé entro al arca. Y no conocieron; y vino el diluvio y se los llevó a todos”9.

¿Qué no conocieron? No conocieron el día que ellos estaban viviendo. No conocieron que estaban viviendo en el día del juicio divino, no conocieron que estaban viviendo al final de aquella generación. No conocieron que estaban viviendo en el tiempo en que un verdadero profeta de Dios había sido ungido y había recibido el Mensaje final de aquella generación y lo estaba dando; y no pudieron creer a Noé y su mensaje, por lo tanto, al rechazar a Noé y su mensaje, rechazaron la misericordia de Dios, la cual estaba en y con Noé; porque Noé fue la persona que halló gracia delante de Dios.

Y cuando la persona, un profeta, halla gracia delante de Dios, él viene con ese Mensaje de gracia y de misericordia, para darle a conocer a las personas la forma de escapar, en el día del juicio, de la ira del Dios vivo.

Ahora Noé ya sabía la forma de escapar; y escapó de la ira de Dios. Pero los que no conocieron los misterios del Reino de los Cielos para ese tiempo, los que no conocieron el día que estaban viviendo, el día de la ira, no se apercibieron, no entraron al arca, ni le ayudaron a Noé; y vino el diluvio, y se los llevó a todos.

Ahora, ese ciclo divino del día del juicio en el tiempo de Noé, es un ciclo divino que se va repitiendo de dispensación en dispensación. Cuando concluye una dispensación y comienza una nueva dispensación, en el comienzo de esa nueva dispensación se encuentra el día del juicio, el día en que Dios derrama Su ira sobre esa generación y esa dispensación que ya terminó y no ha querido moverse a una nueva dispensación; así aconteció en el tiempo de Noé.

Y ahora podemos ver que cuando el Señor Jesucristo apareció sobre la Tierra, y Juan lo bautizó, allí estaba comenzando una nueva dispensación. Juan había sido el mensajero de la séptima etapa de la Iglesia hebrea, y había sido rechazado; por lo tanto, aquella Dispensación de la Ley había llegado a su final, y ellos no lo sabían. Habían llegado al día, a la edad del juicio divino; porque la Edad de la Venida del Hijo del Hombre, la Edad de la Piedra Angular, esa edad es la edad o día del juicio divino, como también de las bendiciones de Dios.

Ese es el día más importante, la edad más importante de todas. Ese día está representado en el día domingo, ese día está representando también la eternidad.

Por lo tanto, cuando se llega al día del juicio divino, se ha llegado a la Edad de la Piedra Angular, se ha llegado a la Edad Octava, se ha llegado al comienzo de una nueva dispensación. Ese día del juicio divino siempre se va moviendo de dispensación en dispensación.

Y encontramos que las dispensaciones pasadas tuvieron, la Dispensación de la Ley, tuvo siete edades; y cuando terminaron esas siete edades o etapas en las cuales cada edad tuvo un mensajero con la Palabra de Dios, luego apareció la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Primera Venida del Señor, la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Piedra no cortada de manos, la Edad Octava, la Edad del Juicio Divino.

Y el judaísmo bajo la Dispensación de la Ley con sus doctores en divinidad, comenzando desde el sumo pontífice y continuando con los doctores de la Ley y con los escribas, no lo sabían. Ellos pensaban que estaban viviendo en una dispensación eterna; pero no fue así. Ellos pensaban que la Dispensación de la Ley continuaría por toda la eternidad; pero no fue así.

Ahora, tenemos que ver que cuando se llega al Día del Juicio, se ha llegado a la Edad de la Piedra Angular, se ha llegado al día octavo. Por lo tanto, en ese día, en esa edad, se habla la bendición de Dios, y también el juicio de Dios para esa generación y dispensación que ha terminado.

Por esa causa el Señor Jesucristo habló, cuando le mostraron los edificios del templo y le dijeron: “Mira, qué edificios, y qué piedras tan hermosas”, Él dijo: “No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada”10. Está hablando las palabras del juicio divino para aquella dispensación.

Ahora, también cuando Él se acercó a Jerusalén lloró sobre Jerusalén, y dijo: “Si tan solo tú, en este tu día, oh Jerusalén, supieras lo que toca a tu paz, mas está encubierto de tus ojos; por lo tanto, te cercarán…”, y comenzó a enumerar las cosas que acontecerían en Jerusalén: “Te derribarán, y harán tal y tal y tal cosa en ti, por cuanto no conociste el día de tu visitación”11, el día de la visitación divina en carne humana en Jesús de Nazaret; no conoció el día de la visitación, el día del juicio divino y también de las bendiciones divinas.

Ahora, estando en ese ciclo divino del juicio divino, el Señor Jesucristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva”. Se había llegado a ese ciclo divino paralelo al tiempo de Noé. La raza humana estaba en el ciclo divino en donde sería destruida, en donde Dios raería de la Tierra al ser humano. Y el único ser humano, la única persona que quedaría viva —como aconteció con Noé—, sería nada menos que el Señor Jesucristo.

Por eso Él dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda”12, los demás tenían que morir; los demás seres humanos tenían que morir, porque estaban en el ciclo divino del Día del Juicio. Y los seres humanos no lo sabían; el sumo pontífice no lo sabía; los doctores de la Ley no lo sabían; pero el Señor Jesucristo sí lo sabía.

Él dijo13: “Yo pongo mi vida. Nadie me la quita, nadie me quita la vida; yo la pongo por mí mismo, para volverla a tomar”.

Si el Señor Jesucristo no asume esa posición de morir, todo ser humano tenía que morir; porque se había llegado al Día del Juicio. Pero Él en el Getsemaní, allí cuando pasó por esa etapa tan difícil en donde decía14: “Pasa de mí esta copa (la copa de la muerte, pero también dijo), mas no como yo quiera, sino como Tú quieras. Pero si es posible…”, pero no era posible.

Si Él no tomaba la copa de la muerte, todo ser humano tenía que morir, y Él solo quedaría sobre la Tierra; y todavía estaría caminando sobre la Tierra para encontrar una persona con la cual hablar, y predicarle, y no la encontraba – y no la encontraría en este planeta Tierra porque Él solo había quedado, como dijo cuando Él dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda”.

Él sabía cuáles eran las consecuencias sobre la raza humana si Él no se hacía mortal. Él conocía el secreto de la vida y también de la muerte.

Él en el Getsemaní, cuando dijo: “Mas hágase como Tú quieras y no como yo quiera”, allí aceptó morir por cada uno de los seres humanos, y allí se hizo pecado por nosotros.

El pecado de todo ser humano cayó sobre el Señor Jesucristo, y vino a ser la persona que más pecado tenía: los pecados de todos los seres humanos. Y la paga del pecado es muerte15.

Teniendo todos los pecados, haciéndose pecado, se hizo mortal. Por eso fue tomado preso cuando Judas Iscariote lo traicionó; pero estaba escrito que así acontecería.

Cuando podemos comprender lo que Judas Iscariote hizo, no pensamos como piensan algunas personas y hacen en estos días en contra y en recordación a Judas Iscariote: que preparan un muñeco y le llaman Judas Iscariote, y le caen a golpes y lo queman. Pero cuando nos damos cuenta lo que Judas Iscariote hizo, lo que nos da es dolor y tristeza, que un ser humano haya hecho esa traición; y que cuando lo hizo, su nombre fue borrado del Libro de la Vida. Eso es lo más triste que a un ser humano le puede acontecer; esa es la tragedia más grande que un ser humano puede tener: traicionar a Dios y Su Programa, y luego que su nombre sea borrado del Libro de la Vida.

Porque luego, aunque desee arrepentirse, no tiene lugar de arrepentimiento. Judas Iscariote, luego que vio que habían condenado al Maestro, entregó el dinero, lo devolvió y quiso arrepentirse; pero ya no había lugar de arrepentimiento para Judas Iscariote, pues su nombre había sido borrado del Libro de la Vida cuando vendió a su Maestro. Y fue y se ahorcó16.

Solamente podemos decir: ¡Qué triste situación la de este discípulo, de este apóstol del Señor!, en el cual el diablo se encarnó, lo engañó e hizo que vendiera a su Maestro. Pero cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde para él.

Así estaba escrito, que el Mesías sería entregado, y así se cumplió. Pero Jesús decía: “Mas ¡ay de aquel hombre por el cual el Hijo del Hombre es entregado!17. Mejor le hubiera sido no haber nacido. Mejor le hubiera sido (ya que estaba nacido) amarrarse una piedra de molino en el cuello y tirarse a lo profundo del mar18 antes de traicionar al Maestro”.

Ahora la Escritura tenía que cumplirse y se cumplió. Toda persona debe caminar en esta vida en el Programa Divino con mucho cuidado, para que siempre se cumplan las profecías de bendición para la persona y a través de la persona; y que su vida aquí en la Tierra sea de bendición para otras personas; y así pueda recibir una recompensa en el Reino de los Cielos, en donde el Señor le diga: “Buen siervo y fiel; en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”19.

Ahora, hemos visto que Jesús fue tomado preso luego de la traición de Judas, el cual le vendió con un beso y por 30 piezas de plata20.

Luego encontramos que fue llevado preso, fue vituperado, fue golpeado, luego fue juzgado, y fue sentenciado y declarado culpable y digno de muerte21. Luego fue llevado a Pilato, y también fue encontrado que no valía la pena que Él o viviera o muriera22.

Así que el Señor Jesucristo había descendido a un nivel más bajo que el que un ser humano puede descender: había descendido a tal grado que estaban haciendo de Él lo que querían hacer; y Él no se defendía.

Como oveja fue llevado al matadero23, y fue sentenciado a muerte; y fue entregado para ser crucificado a pedido del pueblo hebreo. Y el pueblo hebreo hizo ese pedido incitado por los líderes religiosos de aquel tiempo.

Y el imperio romano, estando en ese tiempo gobernando en medio del pueblo hebreo, en la manifestación de la imagen que vio el profeta o que interpretó el profeta Daniel, de la visión o sueño del rey Nabucodonosor, esa imagen o estatua que representa el reino de los gentiles, que en ese tiempo en que apareció Jesús se encontraba en la etapa de las piernas de hierro, que es el imperio romano…; el cual (a petición del pueblo hebreo, de los judíos, incitados por los líderes religiosos, los cuales pidieron la crucifixión del Señor) el imperio romano con su ejército cumplió ese deseo y crucificó al Señor Jesucristo en la hora tercera24.

Ahora, ¿qué estaba aconteciendo que las personas no entendían? Siendo el día del juicio, del juicio divino, el Señor Jesucristo se había colocado en medio o entre medio de Dios y los hombres. Y al recibir todos los pecados de los seres humanos y hacerse pecado, el juicio divino que tenía que caer en ese día, cayó todo sobre el Señor Jesucristo25; y murió como un pecador y en medio de pecadores.

Aquella generación no comprendió que si Jesús no tomaba o no llegaba a tomar el lugar de los seres humanos, todos los seres humanos hubieran muerto en ese día en que el Señor Jesucristo fue crucificado; porque era el día del juicio divino.

El Señor Jesucristo sí lo sabía. Era el día en que Dios abandonaría al ser humano. Pero, por cuanto el Señor Jesucristo tomó el lugar de cada ser humano, quedó abandonado, y por eso Él dijo: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?”26.

[CORTE]… acontecido a cada ser humano.

Las tinieblas vinieron sobre la Tierra en la hora sexta hasta la hora novena. Tinieblas sobre la Tierra: el juicio divino moviéndose y cayendo sobre el Señor Jesucristo. La naturaleza, el sol y las estrellas quedaron en oscuridad. Esto estaba aconteciendo porque el juicio divino estaba cayendo sobre el Señor Jesucristo.

¿Qué si el Señor Jesucristo no llega a tomar el juicio divino sobre Sí? Todo esto hubiera acontecido en forma mundial sobre este planeta Tierra, sobre la raza humana, y hubiera quedado en tinieblas el planeta Tierra, y todo ser humano desamparado. Y solamente el Señor Jesucristo hubiera quedado vivo, y no sabemos en dónde se hubiera encontrado.

Ahora, ya hemos visto estas cosas. Ahora, todo esto estaba aconteciendo, y el Señor Jesucristo estaba llevando a cabo allí una labor que las personas no comprendían; estaba muriendo por usted y por mí, para que el ser humano no tuviera que morir bajo el juicio divino en el Día del Juicio de Dios.

Él murió a la hora sexta, en donde expiró, entregó el Espíritu, y luego bajó al infierno; de lo cual hablaremos en otra ocasión, pero bajó al infierno porque todo ser humano, si Él no hubiera tomado el pecado sobre Sí, todo ser humano bajo el juicio divino en ese día, todo ser humano que vivía en ese tiempo hubiera muerto y hubiera bajado al infierno, porque ese es el lugar que le corresponde al ser humano como pecador.

Así que vean ustedes, Él murió para que usted y yo no tengamos que morir bajo el juicio divino; y Él bajó al infierno, fue al infierno, para que usted y yo no tengamos que ir al infierno.

Ahora, podemos ver el Programa de Redención. Él con Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario nos limpió de todo pecado. Y Dios cuando mira a Sus hijos que han sido lavados en la Sangre del Señor Jesucristo los ve sin pecado, porque Él vio todos los pecados en el Señor Jesucristo el día del juicio divino. Y Él nos ve a través de la Sangre del Señor Jesucristo que fue vertida por usted y por mí.

Ahora, hemos visto que estos ciclos divinos se repiten de dispensación en dispensación.

Actualmente nosotros estamos viviendo nuevamente en ese ciclo divino, estamos viviendo en el ciclo divino del Día del Juicio. Y ya Él no estará en Su Segunda Venida en este planeta Tierra como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, muriendo nuevamente en la Cruz, porque ya Él lo hizo. Él en Su Segunda Venida viene como el León de la tribu de Judá, y Él aparece manifestado en ese ciclo divino del Día del Juicio.

Hemos visto que ese ciclo divino del juicio fue en la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Venida del Hijo del Hombre, luego que las edades hebreas habían terminado. Y luego que las edades de la Iglesia gentil (las siete edades) han terminado, se llega nuevamente al ciclo paralelo al de la Primera Venida del Hijo del Hombre y al ciclo del día del juicio del día de Noé. Por eso Él dijo que la Venida del Hijo del Hombre sería como en los días de Noé: un ciclo de juicio divino.

Estamos nuevamente en ese día del juicio, estamos en una edad paralela a la de Noé y a la de Jesús, y estamos viviendo en el Día, la Edad, de la Piedra Angular, el Día del Señor, el Día de Jehová, el día en que los juicios apocalípticos, las plagas apocalípticas caerán sobre la Tierra. Y con esas plagas, el reino de los gentiles, que fue el reino que ejecutó al Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario, pagará por esa muerte.

Y no solamente por esa, sino por la muerte de todos los mártires del Señor Jesucristo que han muerto a través de las edades de la Iglesia gentil, a través de las edades del oscurantismo, a través de esas persecuciones religiosas que hubo en el pasado, en las cuales mataban a los hijos de Dios; y también la muerte de los hebreos que murieron bajo Hitler, Mussolini y Stalin; y por todo lo que han hecho en contra de la Obra de Dios.

El reino de los gentiles en nuestro tiempo, en nuestro día, en nuestra edad, en este día del juicio divino, se encuentra en los pies de hierro y de barro cocido. Y es en el tiempo de los pies de hierro y de barro cocido que una Piedra no cortada de manos, una Piedra cortada de la montaña, viene y hiere a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido; porque se ha llegado al día del juicio divino, el día de Jehová, como dice el profeta Malaquías: “He aquí viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios serán estopa, y no les dejará raíz ni rama”. Ese es el día de Jehová, el día ardiente como un horno, el día del juicio divino.

Y estamos nosotros viviendo en la edad en que el juicio divino se ha de derramar sobre este planeta Tierra, sobre la raza humana, sobre el reino de los gentiles, para quitar el reino de los gentiles y dar paso al Reino del Señor Jesucristo, el cual reinará por mil años con todos los hijos de Dios.

Ahora, estando nosotros en el tiempo del juicio divino, en donde el juicio divino caerá sobre la raza humana… Y ese juicio divino es conocido como la gran tribulación, en donde nuevamente vendrán sobre la Tierra tinieblas y oscuridad, y nadie podrá meter su mano; porque ya el Señor no estará como Cordero de Dios sino como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores y Juez de toda la Tierra. Por lo tanto, Él traerá ese juicio divino sobre la raza humana en el ciclo del día del juicio divino.

Y por esa causa, en este tiempo, en la Edad de la Piedra Angular, la edad del juicio divino, para la cizaña corresponde el anuncio del día de venganza de nuestro Dios.

El día de venganza de nuestro Dios es el día del juicio divino, en donde la ira de Dios se derrama sobre la raza humana y vienen tinieblas sobre la Tierra, terremotos, maremotos, vienen a erupción los volcanes, y la tierra se irá renovando con ese juicio divino y se irá preparando para el Reino Milenial.

Así que lo que será de juicio divino para el mundo, para el reino de los gentiles, también será lo que ha de preparar la Tierra para el Milenio; porque para los hijos de Dios todas las cosas siempre obran a bien.

Así como para Noé, el juicio que cayó sobre la Tierra, ese diluvio, esa agua, anegó las ciudades y fueron destruidos los seres humanos que vivían en la Tierra; pero fueron esas, las mismas aguas del juicio divino, las que levantaron el arca y la hicieron flotar, en donde se salvó Noé y su familia; ocho personas de millones de seres humanos que vivían en la Tierra.

Así que cuando se llega el tiempo, el día del juicio divino, vean ustedes que lo que algunas personas piensan que no puede ser, cuando se llega a ese ciclo divino sí puede ser.

Hay personas que dicen: “Pero Dios no puede destruir la raza humana, no puede destruir una ciudad o una nación”. Destruyó a todos los seres humanos exceptuando a Noé y su familia; ocho personas, de millones de personas que vivían en la Tierra.

Cuando se llega a ese ciclo divino del Día del Juicio, es mejor que la persona se asegure bien de que —como Noé— tiene la revelación divina del Programa de Dios para ese tiempo, y tiene lo que necesita para escapar del juicio divino. Porque si no lo tiene, el juicio divino lo va a alcanzar; y no habrá misericordia.

Porque cuando el Señor sale del Trono de Intercesión como Cordero de Dios y se convierte en el León de la tribu de Judá, el Lugar de Intercesión allá en el Cielo queda sin sangre, sin la Sangre del Señor Jesucristo.

Y cuando ese Trono de Intercesión se encuentra sin la Sangre del Sacrificio, se convierte en un Trono de Juicio. Y al convertirse en un Trono de Juicio: juicio entonces es derramado sobre la raza humana.

Pero “a los que temen mi Nombre (dice el mismo profeta Malaquías), a los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus alas traerá salud”27: traerá la solución, traerá la puerta de escape, traerá la puerta de misericordia para los hijos de Dios.

Traerá salud, salvación, las alas del Sol de Justicia: La Segunda Venida del Señor, del Hijo del Hombre como Rey de reyes y Señor de señores, sobre el Monte de Sion, a los escogidos, con el ministerio de Moisés y Elías, que son las alas del Señor en Su Segunda Venida, el ministerio de Sus Ángeles llamando con Gran Voz de Trompeta a todos los escogidos, y mostrándoles la forma de escapar en el día de venganza de nuestro Dios, en el día del juicio divino; traerá salud, salvación, mostrándole al Programa Divino, el Programa de escape, el Programa de salvación para ser transformados; y así el juicio divino en el día del juicio, en el día de venganza del Dios nuestro, no caiga sobre los escogidos.

“He aquí, viene el día de Jehová, ardiente como un horno, y todos los soberbios serán estopa; los abrasará, y serán estopa”.

Pero los que temen mi Nombre, esos hayan gracia delante de Dios; y a los que temen mi Nombre nacerá no el juicio, sino el Sol de Justicia: la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, para… como hizo Noé el camino de escapar: el arca, y con su familia entró al arca y escaparon: viene el Hijo del Hombre con Sus Ángeles, como el Sol de Justicia, para traer salud, salvación a todos los escogidos, traer la fe para el rapto, la fe para la transformación y la fe para la resurrección de los muertos.

Él viene en Su Segunda Venida para la construcción del Lugar Santísimo del Templo del Señor Jesucristo, el lugar en el cual estará manifestada la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, para así llamar a los escogidos al Lugar Santísimo, al lugar seguro del Templo de Dios; y así los juicios divinos no tocar a los escogidos.

Solo los juicios divinos tocarán al reino de los gentiles y a todos los que no tengan la señal de Dios.

Es un tiempo paralelo también al de Moisés, en el cual las plagas de Dios cayeron sobre el mundo gentil, el reino del faraón, pero para el pueblo de Dios que salió en el éxodo con Moisés, las bendiciones de Dios estaban para ese pueblo.

Ahora, estamos nosotros en un tiempo de bendición para los escogidos, pero un tiempo de juicio divino para caer sobre el reino de los gentiles; un tiempo en que el juicio divino, la gran tribulación, las plagas de Apocalipsis, caerán sobre los seres humanos cuando se abra, cuando se manifieste en esta Tierra el Sexto Sello.

El Sexto Sello es el juicio divino sobre este mundo. El Sexto Sello lo abren Moisés y Elías. Ese juicio divino es el juicio divino que estará pronunciando el ministerio de Moisés y Elías sobre el mundo gentil, trayendo así las plagas apocalípticas para quitar el reino de los gentiles; y se establezca así el Reino del Señor Jesucristo, y pueda comenzar el Reino Milenial.

Así que los juicios de Dios, las plagas en lo literal, caerán durante un lapso de tiempo de tres años y medio. Tinieblas caerán sobre la Tierra, el sol se oscurecerá, la luna también, y aun el sol podrá bajar y quemar a los seres humanos, porque es una de las plagas para la raza humana.

A la Voz del ministerio de Moisés… [CORTE]

… esto, en otras ocasiones han traído esas plagas.

Por lo tanto, estarán repitiendo las plagas que ellos trajeron en el pasado, las estarán trayendo nuevamente en el día de venganza del Dios nuestro, en el día del juicio divino, en el día en que Dios traerá Su ira, derramará Su ira sobre la raza humana.

Y no habrá ninguna persona que se interponga a ese juicio divino. Ya el Señor Jesucristo se interpuso en este mismo ciclo divino dos mil años atrás. Pero en esta ocasión no se interpondrá, sino que Él traerá esas plagas en este tiempo final en el cual nosotros vivimos.

Pero nosotros, no nos llena de terror esas plagas que han de venir, porque así como el pueblo hebreo tenía la señal colocada en el dintel de su puerta en la noche en que el Ángel de la Muerte estaría visitando todas las casas (y el primogénito de cada casa moriría)…; pero ellos habían colocado una señal en la puerta, en el dintel de la puerta; y cuando el Ángel de la Muerte veía esa señal, no entraba a ese lugar, y no había muerte en ese lugar.

Y en el dintel de la Puerta de la Edad de la Piedra Angular está una señal. Y el Ángel de la Muerte en el derramamiento de los juicios divinos podrá entrar por todas las puertas de todas las religiones, de todas las sectas religiosas y de todas las edades pasadas…, las cuales ya delante de Dios han pasado, pero hay personas y grupos que permanecen en esas edades pasadas, y aun en dispensaciones que ya han pasado. Y el Ángel de la Muerte entrará y destruirá; el juicio vendrá en el Día del Juicio en el cual nosotros estamos viviendo, en la Edad de la Piedra Angular, que es el día de bendición para los escogidos, pero de juicio divino para el mundo.

La Edad de la Piedra Angular tiene una señal: la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; tiene la señal del Espíritu de Dios en medio de esa edad, manifestado el Espíritu de Dios en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo.

Por eso dice en Apocalipsis 22, verso 17: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven (¿A dónde? A la Edad de la Piedra Angular). Y el que oye, diga: Ven. Y el que quiera o el que tenga sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”, la cual está en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad que tiene el río del Agua de la Vida que nace en el Trono del Señor Jesucristo; y la Edad de la Piedra Angular es la Edad del Trono del Señor Jesucristo.

Y Él dijo: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en Su Trono”.

Ahí en el Trono del Señor Jesucristo tenemos el río de Agua de Vida que nace en el Trono del Señor; y tomamos del Agua de Vida, el Mensaje de vida eterna, las palabras de vida eterna en la Edad de la Piedra Angular; el Mensaje de Gran Voz de Trompeta, el Mensaje de la Trompeta Final, el Mensaje de la Trompeta de Dios, el Mensaje de la Trompeta del Año del Jubileo actualizado, el Mensaje del Séptimo Sello, el Mensaje de los Siete Truenos de Apocalipsis, el Mensaje de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles en la Edad de la Piedra Angular.

Por eso: ¡No temáis, manada pequeña! Porque al Padre le ha placido darles el Reino a cada uno de ustedes.

Estamos sentados en el Trono del Señor, estamos seguros en la Edad de la Piedra Angular, esperando a los muertos que han de resucitar y nosotros ser transformados.

No tenemos motivo para tener miedo. Aunque estamos en el día del juicio, también estamos en el día de la bendición divina para todos los escogidos, los hijos de Dios.

Y estando recibiendo la bendición divina, la Gran Voz de Trompeta y la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, no tenemos por qué tener miedo, temor. Más bien solamente podemos hacer y decir una cosa: ¡Gracias, oh, Señor Jesucristo!

Aunque en este mundo y este mundo esté en tinieblas…, porque también en lo espiritual, antes de venir el juicio divino literal (que en la gran tribulación ha de caer y las tinieblas que han de venir en la gran tribulación), en lo espiritual, estando en el día del juicio, el juicio en lo espiritual está cayendo sobre las naciones, sobre las religiones y sectas religiosas.

Pero al escogido le dice el Señor: “Levántate, resplandece, porque ha venido tu Luz. Ha venido tu Luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti. Porque he aquí, que tinieblas cubrirán la Tierra y oscuridad las naciones, mas sobre ti será vista Su gloria, y andarán a tu Luz las naciones”28.

Tinieblas y oscuridad sobre las naciones, tinieblas y oscuridad espiritual. En cuanto al conocimiento del Programa Divino el mundo está en tinieblas, está en oscuridad, como estaba el pueblo hebreo en el Día del Juicio, y como estaba aquella generación del tiempo de Noé: que no conocieron, hasta que vino el diluvio, el juicio se derramó, el diluvio, y se los llevó a todos. No sabían que estaban viviendo en el Día del Juicio.

En nuestro tiempo estamos en el Día del Juicio, pero los escogidos están en luz. Para estar en luz los escogidos han sido llamados y juntados en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad que tiene Luz de Dios, tiene la manifestación del Señor en Su Segunda Venida con Sus Ángeles, alumbrando el entendimiento de todos los que se encuentran en esa edad.

Es una edad de Luz, es la Edad del Sol, del Sol de Justicia alumbrando a los escogidos.

Las demás edades de la Iglesia gentil, por cuanto el mensajero de cada una de esas edades terminó su labor, siendo el Señor Jesucristo a través del mensajero la Luz para cada edad, ya no tienen Luz; por lo tanto están en tinieblas y sombra de muerte. Y por esa causa no pueden ver lo que Dios está llevando a cabo en la Edad de la Piedra Angular: no pueden ver las promesas de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles sobre el Monte de Sion, llamando con Gran Voz de Trompeta a todos los escogidos.

Estamos en el tiempo más importante, en el cual este planeta Tierra recibirá el impacto que hará que venga el Reino Milenial.

Toda la naturaleza, toda la Creación, gime a una, esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios; es, a saber, la adopción, la redención, la transformación de nuestros cuerpos. Porque la misma naturaleza, la Creación, será libertada en la libertad gloriosa de los hijos de Dios29.

Y estando nosotros viviendo en el Día del Juicio…, vean ustedes que cuando cayó el juicio divino en el tiempo de Noé, fue juicio, plagas sobre los incrédulos; pero fue de bendición para Noé, el cual luego comenzó una nueva generación.

Cuando el juicio divino cayó en el tiempo de Jesús sobre Jesús, fue para bendición de los hijos de Dios.

Y cuando el juicio divino caiga sobre este planeta Tierra, como todo obra para bien para los que aman a Dios, eso obrará para bien para usted y para mí, y producirá una nueva Tierra: Los volcanes echarán hacia afuera esa lava ardiendo, y regará la tierra, y lo que está dentro saldrá fuera y tendremos un nuevo mundo; y caminaremos sobre la ceniza, las cenizas de los que han de morir en la gran tribulación.

Durante el Milenio estaremos caminando sobre la ceniza de ellos, porque ellos estarán ya hechos ceniza por los juicios de Apocalipsis que caerán sobre la raza humana. Pero para nosotros todo obrará para bien, por cuanto Dios nos ha revelado Su Programa y nos ha mostrado la forma de escapar del juicio de Dios.

Por lo tanto, estamos esperando no el juicio de Dios, sino la bendición de Dios que ha sido hablada en nuestra edad para cada uno de los que se encuentra en la Edad de la Piedra Angular. Estamos esperando la transformación de nuestros cuerpos, y estamos esperando la resurrección de los muertos; son bendiciones que han sido habladas en la Edad de la Piedra Angular.

Por lo tanto, esperamos bendición, aunque estamos en el Día del Juicio. Pero es el día del juicio para el mundo, pero para nosotros es el día de la bendición, el día de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, para traer salud, salvación, a cada uno de los hijos de Dios.

Todo eso significa y está en: “EL DÍA DEL JUICIO”.

Ahora, vean ustedes que cuando hablamos del día de juicio no nos llenamos de miedo; porque nosotros sabemos, conocemos, la posición en la cual estamos en el Programa de Dios.

Así que les he hablado sobre el tema: “EL DÍA DEL JUICIO”, y veo que cada uno de ustedes está muy contento; y en vez de tener miedo está lleno de alegría, y le da gracias a Dios por vivir en este día.

Son los únicos que cuando se les habla del día del juicio y de las plagas de los juicios que han de venir, no se ponen llenos de miedo sino de alegría, porque saben que esos juicios divinos que han de caer sobre la Tierra van a preparar este planeta Tierra para el glorioso Reino Milenial.

Bueno, ya hemos visto lo que es el Día del Juicio, el Día de Jehová, estamos en el Día del Señor, el Día de Jehová, el Día de Juicio, pero para nosotros el día del juicio es día de bendición, es día de salvación, es día para la resurrección de los muertos, es día para la transformación de los vivos, es día para el rapto de los escogidos; el día nuestro, la edad nuestra, ese día número ocho en el cual nosotros vivimos.

Así que disfrutemos, en este nuestro día: Día de la Edad de la Piedra Angular, disfrutemos las bendiciones de Dios que Él tiene para nosotros en este día.

“EL DÍA DEL JUICIO”, que para nosotros es el DÍA DE BENDICIÓN. Para el mundo: de juicio, y para nosotros: de bendición.

Así que Dios les bendiga a cada uno en esta tarde, les guarde; y que cada uno recibamos no el juicio, sino las bendiciones que están reservadas para cada uno de los escogidos en este Día de la Edad de la Piedra Angular, en el cual nosotros estamos viviendo.

Le damos gracias a Dios por vivir en este día; porque las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos30: en el Día de la Edad de la Piedra Angular, y grande es la heredad que nos ha tocado.

“EL DÍA DEL JUICIO”. El Día de Jehová, el Día del Señor, el Día de la Edad de la Piedra Angular, el día de la tercera dispensación, el día suyo y mío. Por eso podemos decir: “Estamos viviendo nuestro día”.

Sabemos cuál es nuestro día, sabemos cuál es el Mensaje de nuestro día, conocemos todo lo correspondiente a nuestro día; y las bendiciones de nuestro día están siendo habladas a través del Mensaje de nuestro día, y gradualmente vamos recibiendo las bendiciones de nuestro día.

¡Gracias a Dios por este día tan grande y glorioso que estamos viviendo! Y le doy gracias a Dios por cada uno de ustedes, porque Dios le ha enviado para vivir en este mi día y vuestro día.

Yo le doy gracias a Dios que las personas que están recibiendo, han recibido y están recibiendo el Mensaje del Día de la Piedra Angular, el día número ocho, hablan y entienden el mismo idioma que yo hablo cuando hablo el Mensaje que Dios me ha dado; y veo que nos entendemos muy bien. Hablamos el mismo idioma, y nos entendemos muy bien en este día que nos ha tocado vivir.

Todo lo que Él tiene para este día, yo estaré dándolo a conocer en este día: en esta Edad de la Piedra Angular; y es para todos los que están viviendo en este día, los cuales han despertado a este nuevo día: al Día de la Venida del Hijo del Hombre, el Día de la Piedra Angular, el día más grande y glorioso de todos los días. Ese es nuestro día.

Dios les bendiga, Dios les guarde con todas las bendiciones de nuestro día, del Día de la Piedra Angular, del día nuestro; y pronto nos dé la bendición de la transformación de nuestro cuerpo.

Mañana continuaremos hablando sobre o de todo lo que corresponde para nuestro día. Mañana y pasado mañana estaremos hablando de todo lo que corresponde para nuestro día, para así estar al tanto de todo lo que Dios tiene para nosotros.

Así que Dios les continúe bendiciendo a cada uno de ustedes y a mí también, y dejo con ustedes a nuestro hermano y amigo Miguel Bermúdez Marín, para concluir en esta noche nuestra parte.

Así que puede pasar por aquí Miguel, para así concluir en esta noche, y regresar cada uno a nuestros hogares conociendo el día que estamos viviendo; y viendo cómo aquel día del Señor Jesucristo allá, se está repitiendo en lo espiritual acá; y más adelante también en lo literal, también ha de manifestarse.

Bueno, dejo con ustedes a Miguel Bermúdez Marín para concluir en esta noche.

“EL DÍA DEL JUICIO”.

[Revisión mayo 2020]

1 San Mateo 27:45-50, San Marcos 15:33-37, San Lucas 23:44-46

2 Génesis 19

3 Génesis 6:6, 7:4

4 Génesis 6:8

5 Amós 3:7

6 Génesis 6:13-22

7 Deuteronomio 4:24, Hebreos 12:29

8 Génesis 7:1

9 San Mateo 24:37-39, San Lucas 17:26-27

10 San Mateo 24:1-2, San Marcos 13:1-2, San Lucas 21:5-6

11 San Lucas 19:41-44

12 San Juan 12:24

13 San Juan 10:17-18

14 San Mateo 26:42, San Marcos 14:36, San Lucas 22:42

15 Romanos 6:23

16 San Mateo 27:3-5

17 San Mateo 26:24, San Marcos 14:21, San Lucas 22:22

18 San Mateo 18:6, San Marcos 9:42, San Lucas 17:1-2

19 San Mateo 25:21, 25:23

20 San Mateo 26:14-16, 26:47-49; San Marcos 14:10-11, 14:43:45; San Lucas 22:3-6, 22:47-48

21 San Mateo 26:59-68; San Marcos 14:55-65; San Lucas 22:66-71; San Juan 18:12-14, 19-24

22 San Mateo 27:1, 27:15-31; San Marcos 15:1-20; San Lucas 23:1-25; San Juan 18:28-40

23 Isaías 53:7

24 San Marcos 15:25

25 Isaías 53:5, 1 Corintios 15:3, 1 Juan 2:2

26 San Mateo 27:46, San Marcos 15:34

27 Malaquías 4:2

28 Isaías 60:1-3

29 Romanos 8:19-23

30 Salmo 16:6

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