La fe nueva

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en este lugar. Veo que ya pronto tendrán que mover las cortinas para estas actividades, cuando nuestro hermano Bermúdez y este servidor estén con ustedes, porque como van trabajando, este lugar se va a hacer pequeño.

Así que tenemos la promesa de que Dios llamará a Sus escogidos, y Él lo está haciendo, y continuará haciéndolo hasta que todos estemos reunidos y luego seamos transformados y raptados, conforme a Su promesa.

En una ocasión el Señor Jesucristo preguntó: “Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la Tierra?”1.

“LA FE NUEVA”.

En la Primera Venida del Hijo del Hombre todos decían que creían en Dios, no solamente la religión hebrea o el judaísmo con el Mensaje de la Ley, sino también las demás religiones de las demás naciones paganas. Estaba el judaísmo, también estaba en ese tiempo, y en otros tiempos también estaban otras religiones que proclamaban creer en Dios y tenían también sus profetas.

Así que tenemos también a los mahometanos, tenemos también allá en la India a los que creen de acuerdo a la religión de allá de la India, y así las naciones paganas tenían diferentes religiones. Unos creían en una forma, otros creían en otra, y así por el estilo.

Pero cuando apareció el Señor Jesucristo, la fe que se tenía que tener en ese tiempo era la fe en la Venida del Señor Jesucristo en medio del pueblo hebreo, era una nueva fe.

Ellos tenían la fe del judaísmo en y bajo la Ley, pero cuando apareció el Señor Jesucristo, apareció en y para una nueva dispensación; y ya no bastaba con la fe del judaísmo, sino que apareció un mensajero dispensacional. Y cuando aparece un mensajero dispensacional, él trae una nueva fe para el pueblo; y con esa nueva fe él trae un nuevo Nombre de Dios para esa nueva fe, en la cual esa nueva fe estará descansando. Y él trae un nuevo Mensaje. También él trae una nueva dispensación, la cual él establece para el pueblo; así lo hizo Moisés, así lo hizo el Señor Jesucristo también.

Pero cuando aparece un mensajero dispensacional, las personas se han acostumbrado a la dispensación que está terminando y no han podido comprender que el Programa Divino va pasando de edad en edad y de dispensación en dispensación, de fe en fe. Una nueva fe para una nueva dispensación, una nueva fe para y con un nuevo Mensaje dispensacional.

Así que cuando el Señor Jesucristo apareció en la Tierra, se requería una nueva fe; la fe no del judaísmo, sino la fe en el Señor Jesucristo conforme a Su Primera Venida, la fe en el Señor Jesucristo como el Cordero de Dios, la fe en el Señor Jesucristo con el nombre de redención que Él traía; porque Jesús significa ‘Redentor’; por lo tanto, Él trajo el nombre correspondiente para esa nueva dispensación que Él había comenzado.

Pero el pueblo hebreo bajo la Dispensación de la Ley y con la fe en el judaísmo, no pudieron comprender la nueva fe, el nuevo mensajero dispensacional y el nuevo Mensaje de la Gracia.

Ahora vean ustedes cómo en el Programa Divino se va de edad en edad, y de dispensación en dispensación, y de fe en fe, y de un Mensaje a otro Mensaje nuevo. Así es el Programa Divino, así lo tenemos en la historia bíblica y así Él ha estado haciendo hasta el día de hoy, en el cual hemos visto que Él se ha movido a la escena, como se movió en el tiempo de Moisés y como se movió en el tiempo de Jesús, así se ha movido Dios en este tiempo.

Es el mismo Dios, el mismo Rey Melquisedec, moviéndose de dispensación en dispensación, y estableciendo el Mensaje nuevo para esa dispensación; y mostrándole al pueblo, revelándole al pueblo, la Obra Divina que Él lleva acabo en esa dispensación.

Él preguntó: “Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la Tierra?”.

Es necesario que las personas no estén diciendo solamente que creen en Dios y que tienen ya su religión o secta religiosa, como pensaban y decían los hebreos bajo el judaísmo, cuando apareció el Señor Jesucristo dos mil años atrás. Ellos pensaban que todo estaba bien con ellos, porque ellos tenían la fe del judaísmo; pero se requería la fe en el cristianismo, la fe en el Señor Jesucristo, la cual Él vino para implantar, para establecer en aquel tiempo.

“A los suyos vino, y los suyos no le comprendieron”2. No le comprendieron porque ellos continuaron en la fe del judaísmo, cuando había comenzado una nueva dispensación con un Nombre nuevo de parte de Dios manifestado en el Mesías, en Cristo, para la nueva Obra correspondiente a esa nueva dispensación.

Él vino como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, y así lo hizo en Su Primera Venida. Y por esa causa el Nombre del Señor, del Hijo del Hombre en Su Primera Venida, bajo la Obra que Él llevo a cabo fue el nombre que fue establecido para la segunda dispensación como el nombre de Redentor, bajo el cual se predicó el Evangelio de la Gracia, dándole la oportunidad así a todo ser humano de ser redimido con la Sangre del Señor Jesucristo.

Así se estableció la segunda dispensación, “para que todo aquel que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna”3.

Luego de terminar la segunda dispensación con la séptima edad de la Iglesia gentil, la Edad de la Laodicea…; así como bajo la séptima edad del judaísmo, cuando concluyó, delante de Dios comenzó una nueva dispensación bajo la Edad de la Piedra Angular, bajo la edad de la Primera Venida del Hijo del Hombre.

Ahora, las personas que se quedaron en la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo el judaísmo, no pudieron comprender lo que estaba aconteciendo en una edad más alta, la Edad de la Piedra Angular, que es el Señor Jesucristo en Su Primera Venida.

Para comprender lo que Dios está haciendo en el tiempo en que uno vive, la persona tiene que colocarse en la edad y dispensación que corresponde para ese tiempo. Fuera de esa edad y de esa dispensación la persona no podrá entender lo que Dios está llevando a cabo, porque no corresponde a otra edad o a otra dispensación. Es sencillo.

Si usted o ustedes cuando han ido al colegio, a la escuela, están en el salón en que se está dando matemática, usted no puede entender, ni escuchar, ni comprender lo que el maestro de química está dando en su salón, porque usted está en otro salón; usted no sabe ni de lo que está hablando allá en el salón de química el maestro de química.

Y usted no sabe lo que el Señor Jesucristo está diciendo en la Edad de la Piedra Angular a través de Su mensajero, si usted se encuentra en otra edad, que corresponde a otro mensajero. Y si ya el mensajero terminó su labor, pues mire, usted está en un salón de clase sin maestro; se durmió allí, hubo el cambio de clase, de salón, y usted se quedó allá dormido, porque duerme.

Por eso el llamado es: “Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo”4, ¿dónde? En la Edad de la Piedra Angular, en donde Él está como Maestro dando la clase que corresponde a nuestro tiempo, enseñando la fe nueva, basada en la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, y revelándole a Sus hijos Su Nombre Nuevo.

Él dijo [Apocalipsis 3:12]:

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá (fuera); y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, (con) mi Dios…”.

La Nueva Jerusalén tiene un nuevo nombre. ¿Qué nombre mejor para la Ciudad de nuestro Dios que el Nombre de Dios? No hay otro nombre mejor para esa Ciudad.

A la ciudad capital de Norteamérica le pusieron Washington, porque es el nombre de Jorge Washington, George Washington, el gran presidente de los Estados Unidos de América.

¿Y qué mejor nombre para la Ciudad de nuestro Dios, que el Nombre Eterno del Señor Jesucristo, el cual es el Arquitecto y Constructor de esa gran Ciudad? No hay otro nombre mejor que ese. Y sigue diciendo:

“… y mi nombre nuevo”.

¿Ustedes se han dado cuenta que el cristianismo como el judaísmo…? Así como el judaísmo no se dio cuenta que en la Venida del Mesías Él traería un nombre, el nombre para redención…, el cual fue representado en aquellos nombres tales como Emanuel y también Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz; esos nombres estaban dando testimonio de quién sería ese niño, y daban testimonio del Nombre que Él traería para salvación de los hijos de Dios.

Ahora, vean ustedes que Jesús no se llamó así: Jehová. El Ángel le dijo5: “Le pondrán por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados”. Tenía que ver con la Obra que Él estaría llevando a cabo en Su Primera Venida como el Cordero de Dios.

Ahora, vean ustedes que Él también dijo6: “Yo he venido en nombre de mi Padre”.

Ahora, vean ustedes que el cristianismo no se ha dado cuenta que el Señor Jesucristo tiene un nombre nuevo. Ese nombre nuevo del Señor Jesucristo es el Nombre Eterno de Dios. Y ese Nombre Eterno de Dios solamente puede ser manifestado, revelado, a los hijos de Dios en el tiempo de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores.

En Apocalipsis dice que Él viene sobre un caballo blanco como la nieve, y dice que tiene escrito un nombre nuevo, dice que tiene escrito un nombre que ninguno entiende, un nombre en Su vestidura; y ese nombre es el Verbo de Dios; el Verbo de Dios, la Palabra. Y dice que tiene en Su muslo escrito: Rey de reyes y Señor de señores; pero Él dice que ninguno entiende ese Nombre sino Él mismo.

Ahora, también en Apocalipsis, capítulo… Esto fue Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 al 16. Y en Apocalipsis, capítulo 2 y verso 17, dice: “Al que venciere, yo le daré una Piedrecita blanca; y en él (en la Piedrecita) un nombre nuevo, que ninguno entiende sino aquel que lo recibe”.

El apóstol San Pablo en su tiempo fue un vencedor, pero no vivió en el tiempo de la Segunda Venida del Señor, no vivió en el tiempo de la Segunda Venida del Hijo del Hombre; por lo tanto, él no recibió esa Piedrecita blanca con ese nombre nuevo, siendo él el mensajero; porque recibe la Piedrecita blanca el mensajero, y comparte esa bendición con todos los de esa edad en que se recibe esa Piedrecita blanca. Dice: “Y ninguno entiende ese Nombre, sino aquel (no aquellos, sino aquel) que la recibe”.

Ahora, veamos aquí más adelante a aquel que recibe esa Piedrecita con ese Nombre; porque en Apocalipsis nos muestra quién es el que recibe ese Nombre de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo para llevar a cabo la Obra que corresponde a nuestro tiempo, siendo el instrumento del Señor para el tiempo final.

Dice en Apocalipsis, capítulo 7 y verso 2: “Y vi subir de donde nace el sol otro Ángel con el Sello del Dios vivo; y clamó en alta voz diciendo a los cuatro ángeles, a los cuales se les había dado poder de hacer daño a la tierra, y al mar, y a los árboles: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hallamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados (de los escogidos, de los siervos de nuestro Dios): ciento cuarenta y cuatro mil (12.000 de cada tribu de los hijos de Israel, 144.000 de los hijos de Israel)”.

Ahora vean que Dios envía un Ángel, un mensajero con el Sello del Dios vivo, para sellar en sus frentes a 144.000 hebreos.

Ahora, pasando a Apocalipsis, capítulo 14 y verso 1, veremos lo que ese Sello del Dios vivo tiene para sellar 144.000 hebreos, y veremos ahí lo que queda sellado en la frente de las personas cuando ese Sello es colocado por ese Ángel que tiene ese Sello del Dios vivo.

Apocalipsis, capítulo 14 y verso 1, dice: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en su frente”.

“En sus mentes”, porque cuanto habla de la frente, habla de la mente de la persona. Y el Sello del Dios vivo no es un instrumento literal, como un sello literal el cual nosotros usamos sobre un papel y colocamos ahí ese sello. Cuando una persona tiene un sello suyo, ese sello, cuando lo coloca, ahí lo que coloca es su nombre; así era en el pasado.

Así que cuando el Sello del Dios vivo es aplicado sobre la frente, la mente de las personas, reciben la revelación divina del Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, y Nombre Nuevo de la Nueva Jerusalén.

La Jerusalén terrenal tiene el nombre de Jerusalén, pero la Jerusalén celestial tiene el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre Eterno de Dios.

Ahora, todas estas cosas están prometidas para este tiempo final, en el tiempo en que la Segunda Venida del Hijo de Hombre se lleva a cabo con Sus Ángeles, llamando y juntando a todos los escogidos con Gran Voz de Trompeta.

Porque el llamado de Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, llama y junta a todos los escogidos en la Edad de la Piedra Angular, en la tercera dispensación, para revelarle al pueblo el gran secreto de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, y el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, para llevar a cabo la gran Obra del León de la tribu de Judá, del Rey de reyes y Señor de señores, reclamando todo lo que Él redimió en la segunda dispensación con Su Sangre preciosa, como el Cordero de Dios, teniendo el nombre de redención: Jesús.

Ahora, en este tiempo final, en el comienzo de la tercera dispensación, Él se presenta como el León de la tribu de Judá con Su Nombre Nuevo; Nombre Nuevo para Su nueva manifestación, para Su nueva Obra de Reclamador; reclamando así todo lo que Él redimió, reclamando así a cada uno de los escogidos; y los que están vivos siendo reclamados, siendo llamados y juntados y sellados con el Sello del Dios vivo.

Por eso dice la Escritura que la bestia y la imagen de la bestia no podrán hacer nada, obligar, a los que tienen el Sello de Dios para que acepten el sello de la bestia, porque ya han recibido el Sello de Dios.

Ahora, ustedes han visto cómo Dios sella a Sus escogidos.

La señal, esa es la señal para los escogidos. La señal para los escogidos como grupo es la Segunda Venida del Señor, la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, llamando y juntando a todos los escogidos.

Y los escogidos siendo sellados en sus frentes con el Sello del Dios Vivo, ya hemos visto lo que es: es que los escogidos reciben la revelación divina del Señor Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero, de la Segunda Venida del Señor con Sus Ángeles, con Su Nombre Nuevo, y como el León de la tribu de Judá; y eso produce la fe para el rapto, la fe para ser transformados, la fe para la resurrección de los muertos. Es una nueva fe que en las edades del pasado no existía.

Por lo tanto, los hijos de Dios, los escogidos, tendrán la fe nueva, porque cuando el Hijo del Hombre viniera… Él preguntó: “¿Hallará fe en la Tierra?”. Esa fe que se necesita para ser transformado y raptado, esa fe correspondiente a la tercera dispensación. ¿Hallaría esa fe? No. Tendría que ser establecida en la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, para que así pudiera llevarse a cabo toda la Obra del Señor como el León de la tribu de Judá, y así recoger a todos los escogidos, y sellar a todos los escogidos con el Sello del Dios vivo, con el Nombre del Dios vivo; y así estar preparado cada hijo de Dios para la transformación de su cuerpo.

Ahí hemos visto que todo esto ocurre en el comienzo de una nueva dispensación. Una nueva dispensación tiene una nueva fe, que gira y está basada en la Segunda Venida del Señor como León de la tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de señores.

Encontramos que todo es hecho nuevo, porque cuando comienza una nueva dispensación trae una nueva fe y trae un nuevo Mensaje, y trae lo que Dios está llevando a cabo en ese tiempo; todo eso lo trae el Señor en ese tiempo.

Así que una nueva dispensación, una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular; una nueva dispensación: la tercera dispensación7; un nuevo Mensaje: el Mensaje de Gran Voz de Trompeta; un nuevo Evangelio, no el Evangelio de la Ley, ni tampoco el Evangelio de la segunda dispensación (el Evangelio de la Gracia), sino el Evangelio del Reino de Dios.

Ahora, ya hemos visto que un nuevo Evangelio, un nuevo Mensaje, no puede ser establecido en una edad o dispensación pasada. Para un nuevo Mensaje tiene que aparecer una nueva edad o una nueva dispensación; y el antiguo Mensaje pasa por la antigua dispensación o edad, porque no se puede predicar un nuevo Mensaje en una vieja dispensación o en una vieja edad.

Él hace nuevas todas las cosas. Si Él trae un nuevo Mensaje tiene que tener una nueva dispensación, y tiene entonces que traer con ese Mensaje, introducir, una nueva fe.

Por lo tanto, LA NUEVA FE será la fe en la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, llamando y juntando a todos los escogidos, y revelándose como el León de la tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de señores.

Él dice en Zacarías, capítulo 14 y verso 9: “Y en aquel día Jehová será uno, y uno Su Nombre”. Así está establecido, y así comienza a manifestarse en la nueva dispensación, en la tercera dispensación; y esto continuará para el Milenio y para toda la eternidad.

Y en el Milenio veremos que Él tendrá un Nuevo Nombre. “Y Él será uno, y uno Su Nombre”. Será el Nombre Eterno de Dios, ese será el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, el cual Él revela en Su Segunda Venida como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, el cual Él manifiesta en el cumplimiento de Su Segunda Venida, conforme a Apocalipsis, capítulo 10 y verso 1 en adelante. Ahí Él ruge como cuando un león ruge, o sea, clama como cuando un león ruge; porque ya no es Cordero, sino el León de la tribu de Judá, y Siete Truenos emiten sus voces.

Ahora, usted puede ver que el Libro sellado con siete sellos fue abierto en el Cielo y es traído a la Tierra para ser entregado a un ser humano, a un mensajero; y vemos que los siete truenos emiten sus voces aquí en la Tierra, porque los Siete Truenos es el Mensaje del Señor en Su Segunda Venida, manifestado por medio de Su Ángel Mensajero, revelando Su Segunda Venida y el Nombre Nuevo del Señor en Su Segunda Venida.

Los Truenos contienen el misterio del Séptimo Sello, que es la Segunda Venida del Señor, por la cual hubo silencio en el Cielo por media hora o casi media hora. Y los Truenos contienen el gran secreto del Nombre Nuevo del Señor y Nombre Eterno de Dios.

Y ese Nombre Eterno de Dios no puede ser revelado en la segunda dispensación, porque es un Nombre Nuevo para una nueva dispensación: la dispensación del Señor como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores.

Y Él, así como prometió para el pueblo hebreo, para 144.000 hebreos, colocar ese Nombre en la frente de ellos, también prometió colocar ese Nombre en la frente, en la mente de cada uno de los escogidos: “Al que venciere le colocaré… lo pondré en el Templo de mi Dios, será columna en el Templo de mi Dios, le haré columna en el Templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el Nombre de la Ciudad de mi Dios, y mi Nombre Nuevo”.

Ahí tienen la misma promesa que tienen 144.000 hebreos, la tienen también los escogidos de entre de los gentiles para ser cumplida en este tiempo final, en este tiempo en que la tercera dispensación ha comenzado, siendo una nueva dispensación con un nuevo Mensaje y un nuevo Nombre de Dios, un nuevo Nombre del Señor Jesucristo; el cual es el Nombre Eterno de Dios, que no fue dado a conocer en las dispensaciones pasadas al pueblo, porque estaba reservado para la tercera dispensación, en este tiempo en que Él está llamando y juntando con el Mensaje de Gran Voz de Trompeta a todos los escogidos.

El Mensaje de Gran Voz de Trompeta son los Siete Truenos de Apocalipsis emitiendo sus voces, y llevando así a cabo la Obra Divina correspondiente para ese tiempo, y revelándole a los hijos de Dios el Mensaje de la tercera dispensación, predicándole a todos los hijos de Dios el Mensaje del Evangelio del Reino de Dios.

Todo esto está en esta nueva dispensación que nosotros hemos comenzado, y hemos recibido la nueva fe. LA NUEVA FE en la nueva dispensación, para poder ser transformados y raptados, y los muertos poder resucitar conforme a la promesa divina.

Esa nueva fe está en esos siete truenos apocalípticos, de Apocalipsis, capítulo 10; pues esos siete truenos que emiten sus voces aquí en la Tierra, siendo la Voz del Señor, del Ángel Fuerte, es el Mensaje del Señor para la Edad de la Piedra Angular, es el Mensaje del Señor Jesucristo para esta nueva dispensación; es el Mensaje que usted y yo hemos recibido, es el Mensaje más grande de todos los tiempos.

Ya el Mensaje de la primera dispensación terminó, ya el Mensaje de la segunda dispensación también terminó, y solamente queda en pie el Mensaje de la tercera dispensación.

Ya la fe del judaísmo concluyó, y con esa fe nada pueden hacer; aún están utilizando esa fe; pero no les funcionará a menos que utilicen la nueva fe. Y esa nueva fe la van a utilizar cuando Dios les abra los ojos a ellos, y ellos puedan ver la Segunda Venida del Hijo del Hombre sobre el Monte de Sion, sobre y en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, que es Su Novia o Esposa, la Esposa del Cordero.

Así que esta nueva fe que hemos recibido es la nueva fe de la nueva dispensación, la nueva fe del nuevo Mensaje dispensacional, la cual estará gobernando durante el Milenio y por toda la eternidad.

Y la forma en que cada una de las personas estará creyendo durante el Milenio y durante la eternidad, no será de acuerdo a la fe de la primera dispensación, ni a la fe de la segunda dispensación, sino será la fe de la tercera dispensación. Es una nueva fe para una nueva dispensación, y para personas que han sido llamadas a una nueva dispensación, a una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular.

Así que esa es la fe del rapto, es la fe de la transformación de nuestros cuerpos, es la fe para la resurrección de los muertos también; porque sin esa fe no hay resurrección de los muertos ni transformación de los vivos, ni rapto de los escogidos, porque la resurrección de los muertos, la transformación de los vivos y el rapto de todos los escogidos, está prometido (todo esto) para una nueva dispensación, para una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular.

Por esa causa, cuando ocurra la resurrección de los muertos solamente los verán y compartirán con ellos los que están en esa fe, esa nueva fe; así como fue en el tiempo del Señor Jesucristo: cuando Él resucitó, le apareció ¿a quién? A los que tenían esa nueva fe, les apareció a Sus discípulos, compartió con ellos, les pidió de comer, así como nos van a pedir de comer a nosotros. Ya ellos nos hicieron saber que regresarán a la Tierra, “y entonces”, dijeron: “Entonces comeremos”8. Así que ya aceptaron la invitación a comer con nosotros desde hace mucho tiempo.

Así que estamos tranquilos, sabemos que han de venir para estar con nosotros, y luego nosotros seremos transformados; compartiremos con ellos, así como los discípulos y Jesús compartieron, comieron, hablaron, y luego de 40 días el Señor ascendió al Cielo; así también pasará con nosotros, y ascenderemos al Cielo juntamente con los que han de resucitar.

Ahora, vean ustedes que los que se quedaron en la fe del judaísmo no supieron nada, ni siquiera sabían, ni creían, que el Señor Jesucristo había resucitado; y comenzaron a decir a los soldados: “Ustedes digan que esos discípulos vinieron de noche y se llevaron al Señor. No sea que el segundo error sea peor que el primer error”9. O sea que reconocieron que cometieron un error crucificando o pidiendo la muerte del Señor, aunque no se dieron cuenta que estaban aceptando un error; pero se van a dar cuenta pronto: cuando Dios les abra los ojos ellos van a reconocer el error que cometieron.

Ahora, los muertos han de resucitar, y todas las sectas religiosas del cristianismo los están esperando; pero para eso necesitan tener y estar, tener un nuevo Mensaje: el Mensaje de Gran Voz de Trompeta. Ellos tienen el Mensaje de alguno de los mensajeros de las edades, y lo organizaron, lo denominacionalizaron; por lo tanto, no les funciona; luego no tienen la nueva fe, la fe nueva.

La fe nueva, la fe del cristianismo, la fe de la segunda dispensación, está basada ¿en qué? En la Primera Venida del Señor Jesucristo como el Cordero de Dios, llevando a cabo la Obra de Redención con Su Sangre. Y se predica el Evangelio de la Gracia en la segunda dispensación, mostrando la Obra del Señor en Su Primera Venida y el nombre que Él utilizó.

Y la fe de la tercera dispensación está basada en la Segunda Venida del Señor Jesucristo, conforme al orden de Su Venida con Sus Ángeles, como el León de la tribu de Judá con Su Nombre Nuevo, llevando a cabo la Obra de Reclamo, reclamando así todo lo que Él redimió en la segunda dispensación. En la tercera reclama y lleva a cabo la Obra para la transformación de nuestros cuerpos y el rapto de todos los escogidos, incluyendo a los muertos que han de resucitar.

Así que, vean ustedes que la nueva fe está basada en el mismo de la segunda dispensación, y está basada también en el mismo de la primera dispensación, porque es el mismo Rey Melquisedec, el mismo Dios en la primera dispensación a través de Moisés, y es el mismo Dios en la segunda dispensación a través de Jesús, y es el mismo Dios en esta tercera dispensación, llevando a cabo Su Obra conforme a como Él prometió.

Así que por esa causa Él dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias”. “El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado Su Ángel, para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Eso lo dice en Apocalipsis 22, verso 6, y Apocalipsis 22, verso 16.

Así Él establece la nueva dispensación, Él también establece el nuevo Mensaje, el Mensaje del Evangelio del Reino; y así se establece y se coloca en el corazón de los escogidos la fe nueva, la nueva fe, que Él dijo que no sería hallada en Su Venida, pero Él la establece; así como no fue hallada la fe en la Primera Venida del Hijo del Hombre, no fue hallada la fe cristiana en Su Primera Venida, y Él la estableció; y así ocurre en Su Segunda Venida.

Así que teniendo una nueva dispensación y teniendo un nuevo Mensaje, también tenemos una nueva fe, para recibir todo lo que Él ha prometido para esta nueva dispensación.

Por lo tanto, mantengámonos con nuestro corazón lleno de esa fe nueva.

Usted examina el judaísmo y no tiene esta nueva fe, no tiene esa nueva fe basada en la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, no saben nada de eso; o sea, no creen así, esa no es su fe; la fe de ellos es la fe del judaísmo.

El cristianismo, usted lo examina y usted encuentra que ellos tienen la fe en la Primera Venida del Hijo del Hombre, esa es la fe del cristianismo; pero ellos no tienen la fe de la Segunda Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Usted les pregunta y no saben acerca de la Segunda Venida del Señor, no saben nada, no saben lo que Él está llevando a cabo en nuestro tiempo; porque ellos tienen la fe de la segunda dispensación.

Pero la fe de la tercera dispensación solamente la tienen los escogidos que han sido llamados y juntados en la tercera dispensación; y los que vengan por el llamado de Gran Voz de Trompeta también tendrán esa fe nueva, con la cual todos recibiremos esas grandes bendiciones que Él ha prometido para el fin del tiempo.

Así que le damos gracias a Dios por la nueva fe que Él nos ha dado. Yo estoy muy agradecido a Dios por lo que Él me ha dado, estoy muy contento por eso. Y al estar consciente del tiempo en que vivimos, de que estamos en una nueva dispensación: la tercera dispensación… si no tuviera esa nueva fe, estaría predicando todavía el Mensaje de la segunda dispensación, pero ha comenzado un nuevo día dispensacional.

Por eso dice: “A los que temen mi nombre, nacerá el Sol de Justicia”10, y siempre el sol nace en un nuevo día.

Así que un nuevo día dispensacional ha comenzado. La fe nueva de la nueva dispensación está siendo proclamada y está siendo forjada en el corazón de cada uno de los escogidos; y los escogidos están siendo sellados en sus frentes con el Sello del Dios vivo.

Todo esto se está llevando a cabo en nuestro tiempo en una forma simple, sencilla; está llevándose a cabo conforme a como Dios programó desde antes de la fundación del mundo.

Y hemos sido privilegiados en ser llamados en este tiempo final, porque hemos sido llamados con el Mensaje de Gran Voz de Trompeta, y eso significa que somos escogidos; porque son llamados con Gran Voz de Trompeta (¿quiénes?) los escogidos.

Esa es la evidencia que una persona tiene, de que es escogido: que escucha el Mensaje que corresponde para el tiempo en que él está viviendo.

Y el Mensaje para el tiempo en que estamos viviendo es el Mensaje de la tercera dispensación, el Mensaje de Gran Voz de Trompeta, que nos ha dado la nueva fe, la fe nueva que Él quiere que usted y yo tengamos para Él producir la transformación de nuestros cuerpos.

Así que, dándole gracias al Señor, continuemos hacia adelante; y el que perseverare hasta el fin, el que perseverare… el que perseverare hasta el fin, ese será transformado, como Él ha prometido11.

Dios nos continúe bendiciendo a todos con LA FE NUEVA, nos bendiga a todos con esa fe nueva, dándonos a todos la transformación de nuestros cuerpos, y el rapto o traslación de todos los escogidos.

Ha sido para mí un privilegio muy grande hablar con ustedes estas cosas, y ver que ustedes entienden estas cosas, y saben cómo Dios ha estado obrando todos estos años pasados, y cómo nos colocó en la Edad de la Piedra Angular, y cómo nos colocó en la tercera dispensación, y cómo reveló Su Nombre Nuevo, y cómo nos selló en la frente, en la mente, con Su Nombre Nuevo, con Su Sello; y así por el estilo, cómo ha hecho todas las cosas en este tiempo.

Hemos visto Su Obra en el occidente, entre las personas de habla hispana, porque así estaba programado en la mente de Dios. En el templo que hizo Moisés y el que hizo Salomón, allí estaba representado usted y yo, todos estábamos representados allí en el lugar santísimo.

Así que realmente las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos, y grande es la heredad que nos ha tocado12. La bendición es tan grande que a mí me faltan palabras para expresarles a ustedes las grandes bendiciones y privilegios que hemos recibido, que tenemos en la nueva dispensación, en la Edad de la Piedra Angular.

Esto fue lo que… esto era lo que deseaban todos los profetas y justos del Antiguo Testamento y también del Nuevo Testamento; pero a nosotros nos ha tocado el privilegio. Y somos bienaventurados por lo que estamos viendo y por lo que estamos escuchando. Es una bienaventuranza tan grande que no hay palabras para expresar plenamente lo grande que es esta bienaventuranza.

Por eso dice13: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de la profecía de este libro”. Es el Mensaje del Señor por medio de Su Ángel, dándole una nueva fe, la fe nueva que se requiere en la Segunda Venida del Hijo del Hombre.

“LA FE NUEVA”.

Dios le continúe bendiciendo a cada uno de ustedes; y continúen pasando todos una noche feliz, llena de felicidad, de bendición de parte de Dios. Será hasta una próxima ocasión.

“LA FE NUEVA”.

[Revisión noviembre 2020]

1 San Lucas 18:8

2 San Juan 1:11

3 San Juan 3:16

4 Efesios 5:14

5 San Mateo 1:21, San Lucas 1:31

6 San Juan 5:43

7 [Para las conferencias de esta década, la primera dispensación hace referencia a la Dispensación de la Ley; la segunda, a la Dispensación de la Gracia; y la tercera a la Dispensación del Reino –Editor]

8 Los Sellos, pág. 322, párr. 219

9 San Mateo 27:62-65

10 Malaquías 4:2

11 San Mateo 24:13

12 Salmos 16:6

13 Apocalipsis 1:3

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