El área de bendición divina

Muy buenos días, amados amigos y hermanos aquí en Puerto Rico, y también en cada uno de los países de la América Latina y en Norteamérica. Es para mí una bendición muy grande estar con ustedes en esta ocasión.

Quiero inmediatamente leer una Escritura, y se encuentra en el libro del Génesis, capítulo 2, verso 7 al 10, y dice de la siguiente manera:

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.

Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos”.

“EL ÁREA DE BENDICION DIVINA”.

Cuando Dios creó el cuerpo del ser humano aquí en la Tierra, fue allá en el Edén; y allí colocó un huerto. Y de allí salía un río que tenía cuatro ramales para regar la Tierra (se convertía en cuatro brazos, tenía cuatro brazos), y así se regaba la Tierra.

En esta área del Huerto del Edén estaba la vida, era el lugar de bendición para el ser humano; esa era el área de comienzo de la raza humana, ahí comenzó la raza humana, ahí estaba todo para comenzar.

Podemos ver, también, que ahí comenzaron los animales también; por eso dice que Dios le trajo a Adán todos los animales que había creado para que Adán le colocara el nombre a cada uno de ellos1.

El Huerto del Edén es el comienzo de todo para el ser humano, para los animales, para las aves; el Huerto del Edén es nada menos que el lugar de bendición. Y en ese lugar de bendición estaba el Árbol de la Vida, y allí también estaba el árbol de ciencia del bien y del mal. Así que esa era el área de donde la raza humana recibiría las bendiciones de Dios o las maldiciones, porque estaba el árbol de ciencia del bien y del mal allí.

Y Dios le dijo al ser humano, le dijo a Adán: “Puedes comer de todos los árboles; pero del árbol de ciencia del bien y del mal no comas; porque el día que de él tú comas, ese día morirás”2, recibiría una maldición; pero mientras él se mantuviese apartado del árbol de ciencia del bien y del mal, Adán continuaba viviendo sin límite de tiempo.

Ahora, podemos ver que la raza humana, todo lo que iba a recibir lo recibiría de ese lugar. Así que el ser humano tenía que ser cuidadoso estando en ese lugar, ya que Dios le había dado el libre albedrio; por lo tanto, el ser humano, Adán, tenía la responsabilidad de la raza humana, todo estaba sobre sus hombros. Una mala elección, un error allí, afectaría a la raza humana; una buena elección allí, traería bendición sobre la raza humana.

Ahora, ese lugar encontramos que tenía a Dios allí, dice la Escritura que Dios hablaba con Adán y Dios allí le aparecía a Adán; pero también dice la Escritura que el diablo también estaba allí.

El profeta Ezequiel dice, hablando del diablo tipificado en el rey de Tiro: “En el huerto de Dios estuviste; entre las piedras de fuego”3, así que el diablo estuvo allí; y cuando le habló a Eva, fue el diablo a través de la serpiente, fue allí la primera manifestación del diablo en carne, pero no en carne humana, sino en carne de un animal, que era muy parecido al ser humano, que lo único que le faltaba era alma.

La serpiente hablaba, razonaba, era el animal más inteligente, más astuto de todos los animales; y esa es la especie que los científicos han estado descubriendo por mucho tiempo y dicen que el hombre, el ser humano, no tiene seis mil años aproximadamente aquí en la Tierra, sino miles o millones de años.

Pero es que en la Tierra hubo un personaje, un ser muy parecido al ser humano, pero que no tenía alma; y él vivió en la Tierra aun antes de la recreación de la Tierra; y todo lo que Dios recreó en la Tierra, hubo otra civilización, otra generación.

Así que encontramos que el ser humano era lo nuevo en el planeta Tierra; y fue colocado en este huerto allá en el Edén, para así Dios comenzar la civilización del ser humano, colocar en este planeta Tierra a Su primer hijo, y así que la raza humana pudiera recibir las bendiciones de Dios.

Recuerde que todo hijo de Dios viene de otra dimensión, de otro mundo, para vivir en este planeta Tierra una temporada. Luego de la caída, el ser humano ha estado viviendo en la Tierra una temporada, pero el ser humano fue creado para vivir eternamente.

Ahora, hemos visto que el ser humano perdió esa continuidad, perdió esa vida eterna con la caída en el Huerto del Edén. Ahí en el Huerto del Edén estaba todo lo que el ser humano iba a recibir.

Ahora, encontramos que luego de la caída Dios sacó a Adán y a Eva del Huerto del Edén, para que no extendiese su mano y tomara del fruto del Árbol de la Vida y viviera luego eternamente en una condición caída.

Vea usted, si esas personas del pasado estuvieran viviendo todavía sobre la Tierra, sería este planeta Tierra un desastre, más de lo que es en la actualidad. Sin estar viviendo esos personajes del pasado, principalmente los que fueron malos, miren ustedes todas las guerras que hay.

¿Qué si todavía estuviera sobre la Tierra Caín? Usted no desearía ser vecino de él. ¿Qué si estuviera sobre la tierra Nimrod? Sería el rey sobre toda la Tierra.

Ahora, vean ustedes que ahí en el Huerto del Edén encontramos que acontecieron muchísimas cosas. Luego cuando Dios sacó al ser humano del Huerto del Edén, quedó en el área del Edén, pero lo sacó de esa área donde estaba el Árbol de la Vida, y donde había tenido los problemas.

Y allí en el Huerto del Edén, o en el Edén, se llevó a cabo el primer sacrificio a Dios. En el mismo Huerto del Edén, Dios allí llevó a cabo el primer sacrificio, pues encontramos que Dios le dio pieles a Adán y a Eva para cubrirse.

¿Y cómo va a obtener pieles si no muere un animalito (que es el que tiene las pieles)? Murió allí un animalito, un sacrificio para cubrir al ser humano, que estaba desnudo, para que así pudiera ser aceptado ante la presencia de Dios; porque Dios no lo aceptaba con una cubierta de hojas de higuera, que era lo que Adán se había inventado; pero Dios tenía algo mejor para cubrir a Adán. Y para eso entonces tenía que morir un animalito, porque Dios estaba mostrando, tipificando, que para la solución de la raza humana solamente tenía una cosa: y era un sacrificio con el cual el pecado sería quitado. O sea, Dios ahí está dando testimonio, en tipo y figura, que algún día vendría un Cordero que derramaría Su Sangre y limpiaría de todo pecado al ser humano; porque Dios no acepta otra cosa.

Ahora, vean ustedes, luego allá en el Edén (no en el Huerto del Edén, sino en el Edén) nacieron allí dos niños; y ellos, luego de crecer, llevaron a cabo una ofrenda a Dios: uno ofreció a Dios un sacrificio de un animalito, de un corderito, y el otro ofreció a Dios de los frutos del campo (viandas y todas esas cosas del campo). Y Dios miró con agrado el sacrificio de Abel, y rechazó la ofrenda de Caín4; porque Dios no acepta por el pecado otra cosa sino la Sangre del Cordero, representando ahí la Sangre del Cordero de Dios, que es el Señor Jesucristo. Dios no acepta otra cosa.

Ahora, vean ustedes, allí se llevó a cabo la primera ofrenda a Dios por Abel. Luego también encontramos que allí se enojó el primer ser humano, el primer hombre se enojó con Dios y con su hermano.

Vean ustedes de dónde proceden los enojos entre los hermanos, y vean ustedes lo que aconteció allí: porque Dios aceptó el sacrificio de Abel, su hermano Caín se llenó de ira y dice que mató a su hermano Abel5, por celo religioso.

Esto que aconteció allí, hemos visto que a través de las persecuciones religiosas se ha estado repitiendo; lo hemos visto en el Antiguo Testamento: cómo perseguían a los profetas por celo religioso; hemos visto cómo perseguían al pueblo hebreo por celo religioso también, porque las demás naciones tenían sus religiones también.

Hemos visto cómo allá en Egipto el Faraón decía: “Yo no conozco a Jehová, el Dios de los hebreos”6. Hemos visto cómo persiguieron a Jesús de Nazaret por celo religioso y también pidieron Su muerte, y murió el Señor Jesucristo; pero como todo obra para bien para los hijos de Dios, obró para quitar el pecado del mundo.

Hemos visto también cómo persiguieron a los apóstoles, cómo persiguieron a los hijos de Dios allá en el tiempo de los apóstoles, las religiones existentes allá en medio del pueblo hebreo, bajo la Dispensación de la Ley. Los de la Dispensación de la Ley persiguieron a los apóstoles, y a aquellos ciento veinte que recibieron el bautismo del Espíritu Santo, los persiguieron por celo religioso, porque Dios se agradó de aquellas personas y Dios no se agradó de las otras personas.

Porque para agradar a Dios no es asunto de que usted diga: “¡Gloria a Dios!”, o que usted le traiga una ofrenda a Dios, o de que usted se arrodille a orar a Dios; sino de que usted, lo que haga, lo haga conforme al Programa de Dios correspondiente para el tiempo en que usted vive.

Y hemos visto que los que han hecho conforme al Programa Divino, han agradado a Dios. El que lo ha hecho a su manera, ha desagradado a Dios. Porque no es a la manera de la persona, sino a la manera de Dios.

Así que no es decir tampoco: “Como es para Dios, como quiera está bien”; no. Como es para Dios tiene que ser de acuerdo al orden divino para el tiempo en que uno vive; de otra forma la persona podrá hacer todo lo que quiera y no va a agradar a Dios.

Vea usted, el pueblo hebreo: en el tiempo de Jesús, con la religión establecida por Moisés, el judaísmo bajo la Ley, pero no estaba agradando a Dios en el tiempo de Jesús porque lo que Dios estaba llevando a cabo en ese tiempo, que era la Primera Venida del Mesías, ellos la estaban rechazando; por esa causa Jesús les decía: “Ciegos guías de ciegos; si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo”7.

Así que, vea usted, no es asunto de religión, no es asunto de pertenecer a tal o cual religión, sino de hacer las cosas de acuerdo al Programa Divino para el tiempo en que uno está viviendo.

Ahora, vean ustedes que, por el celo religioso, los que no han estado agradando a Dios, aunque piensen que están agradando a Dios, han perseguido a los que están agradando a Dios.

Vea usted las persecuciones que surgieron contra los hijos de Dios: se los echaban a los leones, también los quemaban y así por el estilo, durante las edades del oscurantismo.

El celo religioso y las guerras religiosas que levantan en contra de los hijos de Dios, son más terribles que las guerras políticas de las naciones. En las guerras religiosas que han levantado en contra de los hijos de Dios, han muerto más personas que los que han muerto bajo las armas en las guerras políticas de las naciones; así que han sido millones los que han muerto en los tiempos pasados, perseguidos, pero ellos han vivido llevando a cabo la voluntad de Dios.

Y no importa que un hijo de Dios tenga que morir haciendo conforme al Programa Divino, porque su vida está segura en Dios; si muere haciendo servicio a Dios en Su perfecta voluntad, él regresará a la Tierra para vivir eternamente en el tiempo asignado por Dios; y los que los persiguieron, nunca regresarán a la Tierra para vivir eternamente.

Así que lo más importante entonces en la vida es servir a Dios de acuerdo al Programa que Él tiene para ese tiempo.

Ahora, regresando aquí a la Escritura que hemos tenido acerca del Huerto del Edén, encontramos que de allí salieron para los seres humanos todas las cosas que los seres humanos tienen. De allí salió la muerte, de allí salieron todos los problemas que el ser humano arrastra desde la caída; pero el Árbol de la Vida estaba también allí. Y vean ustedes la promesa que hay en Apocalipsis, capítulo 2, verso 7, para los hijos de Dios:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”.

Ahora, estamos hablando del Huerto del Edén, estamos hablando del Edén, que fue el Paraíso de Dios y el Paraíso en donde Adán vivió; pero aquí nos promete comer del Árbol de la Vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.

Y la pregunta de algunas personas es: “¿Regresaremos al lugar donde fue creado Adán para comer del Árbol de la Vida allí?”. Recuerden que el Árbol de la Vida representa a Cristo; así que donde esté el Huerto del Edén, allí estará el Árbol de la Vida.

Ahora, por causa de los problemas acontecidos en el Edén el ser humano fue expulsado del Huerto del Edén, y perdió el derecho a comer del Árbol de la Vida.

Esa área está localizada en el territorio conocido hoy en día como Kuwait e Irak; toda esa área y lugares vecinos fue el Huerto del Edén. Y vean ustedes que todavía hay problemas en esa área, por causa de que el ser humano comió del árbol de ciencia del bien y del mal.

El lugar que fue una bendición para el ser humano se convirtió en el lugar de maldición, en el lugar de donde le han venido todas las maldiciones al ser humano, porque allí estaba la bendición y la maldición.

Ahora, vean ustedes, el ser humano tiene muchos problemas. ¿De dónde vinieron? Del Huerto del Edén, del área conocida hoy en día como Kuwait e Irak. Y todavía hay problemas allí, que están afectando a la raza humana, a todos los seres humanos que viven en este planeta Tierra. Ese lugar ya no es un lugar de bendición para el ser humano, Dios se movió de ese lugar.

Ahora, ese lugar, vean ustedes, fue también el lugar de todos los profetas que vivieron antes de la Dispensación de la Ley. Todos los profetas que vivieron, vivieron en esa área; y la bendición de Dios estaba en esos profetas.

Encontramos que Enoc fue la persona que tenía una bendición muy grande, y fue raptado; luego tenemos a Matusalén, el hombre que más vivió luego de la caída; y luego tenemos a Noé, el que construyó el arca. Ellos vivieron en esa zona, pero ellos estaban conscientes de que la raza humana estaba bajo maldición.

Encontramos que luego vino el diluvio y destruyó aquella generación; y luego de eso, que salieron del arca, luego comenzaron nuevamente a multiplicarse Noé y su familia. Y nuevamente en esa área comenzó el primer reino, y comenzó allí el primer rey, que fue Nimrod, hijo de Cus8, y allí establecieron el primer reino; y allí se estableció también el primer ejército; y vean ustedes que viene por la línea que está bajo maldición.

Encontramos que ahí también fue establecida la primera religión pagana, en Babilonia, y ahí fue establecida la primera ciudad. Ellos temían ser esparcidos y construyeron esa ciudad de Babilonia con una torre; pero no llegaron a concluir su trabajo: Dios los esparció y confundió sus lenguas para esparcir a cada uno de ellos9; porque ellos tenían una sola lengua, un solo idioma. De ahí vino también la confusión de las lenguas, de ahí surgieron los idiomas, de ahí surgieron los ejércitos, de ahí surgieron todas estas cosas que la raza humana posee, porque esa es el área de origen de todas las cosas.

Ahora, encontramos que Dios más adelante llamó a Abraham para hacer de un hombre una nación; ese hombre tenía la bendición de Dios. Por esa causa de ahí salió él, del área de la bendición de Dios; y cuando se fue, se fue con la bendición de Dios, y se llevó esa bendición de Dios para otra área; otra área recibiría la bendición que Dios tenía en ese lugar. Dios le dijo: “Todas las naciones serán benditas en ti, yo te bendeciré y haré de ti una gran nación”10.

Así que Dios lo llevó a otra área. Esa otra área de bendición es la tierra de Israel, Jerusalén y todo Israel, para Dios establecer ahí la nueva área de bendición; y ahí comenzó Abraham a moverse bajo la bendición divina. Y Él le dijo, Dios le dijo a Abraham: “Todos los que te bendigan serán benditos, pero el que te maldiga será maldito”11, así que ahí venía la bendición y la maldición en un hombre. Lo que estuvo en el Huerto del Edén Dios lo estaba moviendo a una nueva área, a un nuevo punto de bendición.

Encontramos que ahí, en esa área, Abraham tuvo su hijo; y encontramos que ahí también se fueron multiplicando hasta que la descendencia de Abraham llegó a cierta cantidad: setenta personas; y luego salieron de allí hacia la tierra de Egipto.

Ahora, los hijos de Israel, vean ustedes, los hijos de Jacob, de los que nacieron en la tierra de bendición, solamente encontramos que nació Benjamín; los demás habían nacido en la tierra de las esposas de Jacob, y venían hacia la tierra de bendición; porque la bendición plena de Dios para Su pueblo estaba en ese nuevo punto o área de bendición.

Ahora, la tierra de Israel, Jerusalén y la tierra de Israel, serían el nuevo lugar, la nueva área de bendición divina. Conforme al Programa de Dios, Dios levantaría en esa área sus profetas del Antiguo Testamento bajo la Dispensación de la Ley.

Encontramos que en esa área Dios estableció a Su pueblo, luego del regreso de ellos de Egipto a la tierra de Israel. Encontramos que allí habitó Dios en el templo establecido en Jerusalén, y allí estaba la bendición de Dios. Dios moraba en Israel, en el lugar santísimo del templo establecido en Jerusalén, porque Jerusalén y todo Israel era el área de bendición divina.

Ahora, cuando apareció el Señor Jesucristo, allí estaba la bendición de Dios; por esa causa Él podía decir: “El que oye mi Palabra, tiene vida eterna”12. Allí estaba nada menos que el que estaba en el lugar santísimo, ahora estaba en otro templo: en un templo humano, en un templo de carne y hueso; porque el ser humano es templo de Dios. Dios se movió a un nuevo templo. Y como la bendición está donde está el templo de Dios, donde mora Dios, allí estaba el templo de Dios, estaba la bendición de Dios y estaba en el área de bendición, en la tierra de Israel.

Cuando el pueblo hebreo rechazó a Jesús de Nazaret: rechazó la bendición de Dios para esa área, rechazó a su Rey, rechazó todo lo que Dios traía en Jesús. Por eso Él dijo: “El que recibe a profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibe”13, recibe toda la bendición que Dios tiene para esa persona o para ese pueblo, o para esa área.

Ahora, encontramos que la tierra de Israel paró esa bendición que Dios tenía para ellos; pero Dios tiene una promesa para esa tierra. En esa tierra Dios ha prometido la bendición de los Dos Olivos, para que le lleven el Mensaje, y llamen y junten a 144.000 escogidos, porque en esa tierra Dios tiene un plan, para que sea una tierra, un área de bendición para todo el planeta Tierra.

Dios tiene en Su Programa establecer Su Reino Milenial, el Reino Milenial del Señor Jesucristo, en esa tierra de bendición. Él tiene en Su Programa establecer allí el Trono del Señor Jesucristo, sentándose en el Trono del Hijo de David, en el Trono de David, para reinar por mil años para comenzar, y luego por toda la eternidad.

Él tiene establecido que en Jerusalén establecerá la Nueva Jerusalén, allí será establecida la Nueva Jerusalén luego del glorioso Reino Milenial, para que así en la tierra de Israel esté esa Nueva Jerusalén, esa Ciudad que será tan alta que llegará a las nubes, será tan alta que tendrá comunicación con las otras dimensiones.

Vea usted que lo que Nimrod buscaba era establecer una ciudad con una torre que llegara hasta el cielo, porque Dios en Sus planes tenía el establecer una ciudad que llegara hasta el Cielo. Ahora, cuando se dice “llegar hasta el cielo”, eso nos habla de llegar hasta otra dimensión.

En la tierra de Israel, en Jerusalén, Él tiene establecido para colocar a todos los escogidos en esa ciudad, en donde estará el Árbol de la Vida, y de donde saldrá el río del Agua de la Vida del Trono del Señor Jesucristo. Jerusalén y la tierra de Israel son el área de bendición para el Reino Milenial y para la eternidad, para todos los seres humanos.

Ahora, encontramos que a esa Ciudad irán los reyes de la Tierra para llevar ahí sus presentes; los reyes de la Tierra llevarán ahí ofrendas y también llevarán el diezmo, una décima parte de todo llevarán a esa Ciudad14; porque allí estarán los reyes y sacerdotes, que son los escogidos de Dios, viviendo en esa Ciudad.

Y la bendición de Dios saldrá de esa Ciudad para todas las naciones; y el que no cumpla con las leyes de esa Ciudad, de la cual saldrán esas leyes para todas las naciones, no habrá bendición para ninguna nación; pero todas las naciones serán obedientes a las leyes que estarán establecidas en esa gran Ciudad de la Nueva Jerusalén.

Así que Jerusalén y todo Israel, el territorio de Israel, es el área de bendición para el Milenio y la eternidad; y fue área de bendición para el pueblo hebreo cuando entró a la tierra prometida.

Pero la bendición para el pueblo hebreo se ha detenido por aproximadamente dos mil años, porque ellos rechazaron la bendición que Dios les envió en esa tierra.

Así que ellos no comieron del Árbol de la Vida: el Señor Jesucristo, no comieron Su Mensaje, no lo recibieron; y por esa causa han estado teniendo tantos problemas, porque cuando se rechaza la bendición entonces vienen todos esos problemas.

Y mientras esa bendición se ha detenido para el pueblo hebreo, la bendición de Dios se ha estado moviendo entre los gentiles, los cuales han estado recibiendo la Palabra a través de las diferentes edades bajo la Dispensación de la Gracia, comenzando desde la tierra gentil, la tierra de Asia Menor; y esa bendición se ha estado moviendo, pero sin detenerse.

A medida que se ha llevado a cabo una edad en una nación o en un continente, la bendición de Dios ha estado en esa nación, en ese continente; porque la bendición de Dios ha venido por medio del Señor Jesucristo en Su manifestación en el ángel mensajero de esa edad.

Y así Dios ha enviado siete ángeles mensajeros en medio de los gentiles durante la Dispensación de la Gracia, comenzando por el apóstol San Pablo allá en Asía Menor, y luego continuando esa bendición para Europa en los cinco ángeles mensajeros que Dios envió en Europa, en donde se llevaron a cabo cinco edades de la Iglesia gentil. Y luego la bendición de Dios se movió para Norteamérica, en donde Dios envió el séptimo mensajero con la bendición de Dios. Y luego que concluyeron esas siete etapas, el Espíritu de Dios se movió con la bendición divina.

¿Y para dónde se movió Cristo en este tiempo final con Su bendición, para derramarla sobre la gente? Luego de Norteamérica se quedó en América, pero no en Norteamérica. El séptimo mensajero dijo: “El Espíritu de Dios ha dejado esta nación”. Y cuando se va el Espíritu de Dios: se va la bendición de Dios. Por lo tanto, necesitamos localizar al Espíritu de Dios.

Vean ustedes, fue localizado en cada uno de los profetas del Antiguo Testamento. Antes de Abraham salir de Ur de los caldeos, pues estaba allá en el área donde fue el Huerto del Edén, pero luego de eso se movió en Abraham, y siguió a través de cada uno de los profetas.

Y luego pasó entre los gentiles, en cada uno de los siete mensajeros; y donde Dios enviaba un mensajero, un ángel mensajero, ahí en esa área estaba la bendición de Dios, esa área era el área de bendición de Dios.

Y luego que se ha movido de Norteamérica, ¿cuál es el área de bendición de Dios? Donde Él se haya movido. El Espíritu de Dios se ha movido a la América Latina, incluyendo a Puerto Rico; por lo tanto, el área de bendición de Dios es Puerto Rico y toda la América Latina.

Dios ha estado construyendo un Templo espiritual en medio de los gentiles, y estamos viviendo en el tiempo en que Él ha estado construyendo el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual; y le ha tocado a la América Latina ser el área en donde Él ha estado llamando a Sus hijos para formar parte del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual, que es el lugar de morada de Dios.

Por esa causa, en Puerto Rico y la América Latina, el Mensaje del Señor Jesucristo de Gran Voz de Trompeta, ha estado llamando y juntando a todos los escogidos en el Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo, porque ya las otras etapas del Templo del Señor Jesucristo se llevaron a cabo.

Es la América Latina y Puerto Rico el área de bendición divina, de la bendición divina del Lugar Santísimo; por esa causa es el área donde la Voz del Señor Jesucristo sale para toda la América Latina y para el mundo entero; sale del Templo espiritual del Señor Jesucristo, desde el Lugar Santísimo, de en medio de los dos querubines, que representan el ministerio de los Dos Olivos, el ministerio de Moisés y de Elías.

Así que el área de bendición divina en el presente es Puerto Rico y la América Latina, para bendición de todos los puertorriqueños y de todos los latinoamericanos, y de todos los seres humanos que viven en este planeta Tierra. Y de Puerto Rico y la América Latina saldrá la bendición divina para el pueblo hebreo, para que regrese la bendición divina a la tierra de Israel y a Jerusalén.

Así que hemos localizado el área de bendición en este tiempo final, y esperamos que todos reciban las bendiciones de Dios que Él está derramando en Puerto Rico y la América Latina. Aunque haya personas que no viven en la América Latina o en Puerto Rico, que viene en Norteamérica o viven en Europa o en Israel, en la tierra de Israel, esperamos que les lleguen las bendiciones de Dios a ellos también; pero primero Puerto Rico y Latinoamérica, porque es EL ÁREA DE BENDICIÓN DIVINA.

Así que continuaremos comiendo del Árbol de la Vida, continuaremos comiéndonos la Palabra, el Mensaje de Dios. Cristo es el Árbol de la Vida, y Él en Su manifestación en este tiempo final está dándonos a comer del Árbol de la Vida, nos está dando Su Palabra espiritualmente.

Espiritualmente, el lugar santísimo del templo que Moisés hizo y del templo que hizo Salomón, representa el Huerto del Edén, en donde estaba Dios, en donde estaba el Árbol de la Vida; y todo eso lo tenemos representado en el Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo.

¿Y qué significa todo esto? Todo esto significa que en el campo espiritual estamos nosotros viviendo en el Huerto del Edén, y comiendo del Árbol de la Vida para vivir eternamente, para ser transformados y entrar a la vida eterna con cuerpos eternos.

Por esa causa, la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta está sonando y llamando a todos los escogidos, y los está colocando en el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual. Detrás del velo están los escogidos en este tiempo final, o sea, han pasado al Lugar Santísimo y el velo está a nuestras espaldas.

A nuestras espaldas están las edades de la Iglesia, las edades pasadas, pero nosotros estamos dentro del Lugar Santísimo comiendo del Maná escondido, comiendo del Árbol de la Vida, comiendo ese alimento espiritual, la Palabra, para ser transformados pronto y vivir eternamente.

“EL ÁREA O LUGAR DE BENDICIÓN DIVINA”.

Ahora, toda esta bendición le ha caído a Puerto Rico y la América Latina. Y yo me alegro de ser puertorriqueño y latinoamericano, porque es el área donde está la bendición divina.

Por eso estamos aprovechando bien el tiempo, estamos aprovechando bien estas bendiciones que Dios está derramando sobre la Tierra; y las queremos compartir con todos los seres humanos. Nosotros no tenemos barreras, porque nosotros deseamos que todo ser humano pueda vivir eternamente. Y hemos de compartir esta bendición tan grande también con el pueblo hebreo en el momento apropiado de Dios.

Así que lo que tenemos nosotros es lo que el pueblo hebreo va a recibir, porque ellos van a recibir la bendición divina que Él ha prometido para el pueblo hebreo; pero primero la recibimos nosotros, porque ellos la despreciaron cuando rechazaron a Jesús.

Así que cuando rechazaron la Primera Venida del Mesías como Cordero de Dios, rechazaron todas las bendiciones. Y en este tiempo final, en Su Venida como León de la tribu de Judá, todas estas bendiciones vienen sobre Puerto Rico y la América Latina para todos los hijos de Dios; y ellos luego recibirán estas bendiciones en la manifestación del Señor como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores.

Ellos lo van a reconocer como Rey de reyes y Señor de señores en Su manifestación final, en el área de bendición divina. Y luego se llevarán para la tierra de Israel, para Jerusalén y la tierra de Israel, la bendición divina; pero antes la recibimos nosotros.

Estamos viviendo en el área de bendición divina. Ya no es Kuwait e Irak, ya no es el Edén y el Huerto del Edén literal, porque ya Dios se movió de ahí. Vaya usted allá, a Irak o a Kuwait, a buscar la bendición de Dios, a ver qué consigue; vaya a buscar allí el Árbol de la Vida para comer de Él, ¿y qué va a conseguir? Va a buscar el Árbol de la Vida para comer y vivir, y lo que va a encontrar allí ¿es qué? La muerte.

Vaya usted a Israel en estos días y usted verá que están en guerra; pero ellos van a recibir la bendición divina de un momento a otro. Pero primero somos (¿quiénes?) nosotros. No porque nosotros vamos a decir: “Primero somos nosotros”, es que Dios dijo: “Primero son ustedes: en Puerto Rico y la América Latina, porque ustedes han caído en mi Programa, en la etapa del Lugar Santísimo de mi Templo espiritual”.

“EL ÁREA DE BENDICIÓN DIVINA”.

Dios nos bendiga, Dios nos guarde. Muchas gracias por vuestra amable atención, y con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín, quien el domingo próximo también va a estar aquí con nosotros, o con ustedes; yo estaré con ustedes vía telefónica ya que he de viajar el próximo martes a México, y estaré en diferentes lugares de México (tres lugares); estaré allá en tres lugares: el miércoles estaré en Monterrey, el viernes estaré en Villahermosa.

¿A cuántos les gustaría estar en Villahermosa escuchando la actividad de allí?, ¿a cuántos les gustaría escucharla? ¿Cuántos, si pudiesen ir a Villahermosa el viernes, irían? Pues para que se les haga más fácil vengan aquí. Si no tienen actividad fuera el viernes, entonces estaré aquí con ustedes vía telefónica, estará también nuestro hermano Bermúdez, y así ustedes escucharán todo lo que sea hablado en Villahermosa. Allá tienen dos horas de diferencia, pero eso lo van a cuadrar aquí Bermúdez y Andrés, para que así todos puedan escuchar la actividad.

Y el domingo va a estar nuestro hermano Bermúdez aquí; y él, como siempre (pues yo estaré allá en Ciudad México), él desde aquí parece que va a hacer la presentación allá, y entonces lo van a escuchar allá; me va a pasar allá, desde acá, directamente desde acá; y luego estaremos en la línea telefónica transmitiendo a Puerto Rico y a toda la América Latina, que tiene la bendición de Dios correspondiente a este tiempo final.

Yo siempre les he dicho que nunca me gusta quedarme con nada que Dios me dé a mí; por lo tanto, quiero darle siempre a ustedes todo lo que Dios me dé. Así que estamos muy contentos de todo lo que Dios nos está dando y todo lo que Dios nos va a dar.

Estamos viviendo en el área de bendición, así como cuando Jesús vino en Su Primera Venida vivió allí en el área de bendición; no podía estar en otro sitio, porque aquella era el área de bendición. Así que vean ustedes, Dios envía Sus mensajeros al área de bendición correspondiente para ese tiempo.

Cuando el Señor resucitó, murió allí, llevó a cabo el Sacrificio correspondiente para ese tiempo, que fue una bendición…, aunque muchos lo vieron como un problema, pero fue la bendición más grande que el ser humano ha podido recibir. Y allí también se llevó a cabo ¿qué? La resurrección de Jesús, y la resurrección de todos los santos de Antiguo Testamento, los escogidos, porque aquella era el área (¿de qué?) de bendición.

Bueno, ¿estamos esperando a quiénes? A los santos del Nuevo Testamento, a los escogidos. ¿Y dónde los estamos esperando? En el área (¿de qué?) de bendición.

Bueno, eso era lo que no les quería dejar de decir, y vino después que ya me había despedido; pero yo en esa parte no tengo problema, porque no tengo un formato; y al no tenerlo…, el cual me limitaría a terminar cuando en la libreta dice que ya es lo último, pero como no tenía aquí que era lo último, pues parece que lo último fue eso.

Así que estamos esperando a los santos que resuciten, y estamos esperando nuestra transformación, porque estamos en la tierra de bendición, el área de bendición.

Ahora, los que están viviendo en Norteamérica, si han recibido la Palabra, pues ellos como personas son tierra de bendición, porque son personas que han recibido la Palabra. ¿Y saben ustedes una cosa? Que todos o casi todos son latinoamericanos también; ellos son hijos de un continente de bendición, del continente latinoamericano, incluyendo el Caribe, que tiene la bendición del fin del tiempo, es el área de la bendición divina.

Por eso estamos esperando todas esas bendiciones que Él ha dicho que va a dar en este tiempo final. Estamos esperando la bendición de la transformación de nuestros cuerpos, estamos esperando la bendición del regreso de todos los santos que partieron en las edades pasadas, estamos esperando todas esas bendiciones.

Ya hemos recibido muchísimas bendiciones. Hemos recibido la bendición de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, hemos recibido un sinnúmero de bendiciones que nuestro hermano Bermúdez puede enumerar; y veríamos que son muchas las bendiciones que hemos recibido, y todavía faltan más bendiciones para todos nosotros.

Así que estaremos recibiendo bendiciones en este tiempo estando en estos cuerpos, estaremos recibiendo bendiciones cuando ya estemos en el nuevo cuerpo, estaremos recibiendo bendiciones mientras la Tierra esté pasando por la gran tribulación, estaremos recibiendo las bendiciones de los galardones que Él nos va a dar ¿de acuerdo a qué? Vamos a ver de acuerdo a qué es que hemos de recibir esas bendiciones que Él ha prometido.

Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, dice: He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según (¿qué?) sea su obra”.

Así que yo deseo que la América Latina y Puerto Rico y todo el Caribe, haga la Obra más grande y más hermosa en el Reino de Dios. Es la Obra del Lugar Santísimo, la Obra más importante del Templo espiritual del Señor. Por lo tanto, también será la manifestación más grande y gloriosa del Señor Jesucristo. ¿Y esta bendición es para dónde? Para la América Latina y Puerto Rico, incluyendo el Caribe.

Así que vean ustedes todo lo que está por delante para cada uno de nosotros. Todas esas promesas, todo esto que vio el séptimo mensajero que Dios llevaría a cabo bajo la Obra de la Tercera Etapa, del Séptimo Sello, es una promesa para el área, el continente de la bendición divina. El continente que tiene esas promesas es el continente en el cual nosotros estamos viviendo.

Por eso yo les he dicho siempre que todas las bendiciones que yo me pueda traer para Puerto Rico me las voy a traer, y las compartiremos con toda la América Latina. ¿Y cuáles son esas bendiciones? Las que Él ha prometido para este tiempo final, las hemos de compartir también con el pueblo hebreo; pero serán las bendiciones que Él estará derramando en Puerto Rico y la América Latina, incluyendo el Caribe.

No queremos dejar fuera a los demás países del Caribe, porque nosotros también amamos a todos los caribeños; y esto es incluyendo también a la Isla de Margarita, de donde es nuestro hermano Bermúdez, porque él no quiere tampoco que dejen fuera a la Isla de Margarita, que es una de las islas del Caribe también. Él es caribeño también, como cada uno de nosotros aquí en Puerto Rico.

Él tenía sangre caribeña y no se había dado ni cuenta; y ahora tiene más sangre caribeña, para que sea más caribeño y más puertorriqueño con la mezcla de venezolano; así que esa mezcla, esa liga, es una buena mezcla para inundar a toda la América Latina con el Mensaje de bendición que Dios nos ha dado.

Ahora, vean ustedes que cuando trabajamos en el Reino de Dios en este tiempo final, estamos trabajando a la segura; así que nuestros esfuerzos y nuestro trabajo en el Señor no será en vano15, sino que tendrá su recompensa, como dice el Señor; y Él viene para recompensar a cada uno según sea su obra. Así que trabajemos en Su labor, en Su Obra, en Su Reino con todo nuestro corazón, con amor divino.

Por eso a mí no me gusta forzar a las personas, obligar a las personas, a que hagan algo en el Reino de Dios, sino darle a conocer la oportunidad que cada persona tiene de trabajar en el Reino de Dios y de hacer tesoros en el Cielo, para que así la persona lo haga con todo su corazón, entendiendo lo que está haciendo, y lo haga con amor divino; lo haga porque ama al Señor Jesucristo, ama Su Obra, ama Su Programa, y es participante así la persona de ese Programa Divino que se está llevando a cabo. ¿Y quién es el que recibirá la bendición? Pues la persona que trabaja en la Obra de Dios.

Así que yo espero que pronto tengamos todas las demás cosas que faltan por ser hechas, tanto las cosas materiales, físicas, como también las espirituales; espero que pronto estemos listos todos para ser transformados también, y así ya tener el nuevo cuerpo que tanto deseamos, y que tanto necesitamos nosotros.

Así que Dios nos continúe bendiciendo a todos en el área, el continente de bendición.

No es difícil pedir a Dios que los bendiga. ¿Por qué? Porque ustedes pertenecen al continente, al área de bendición. Lo difícil es pedirle a Dios que envíe bendición para donde fue el Edén y el Huerto del Edén; pero para acá, para la América Latina y Puerto Rico, es fácil pedir bendición de Dios; y Él la da, porque Él la ha prometido.

La prometió para el área de la América Latina; por lo tanto, cuando yo pido a Dios bendición para ustedes y para mí también, estoy pidiendo ¿cómo?, ¿de acuerdo a qué? A la perfecta voluntad ¿de quién? De Dios. Por eso oramos, y oramos bien; y recibimos.

Así que Dios nos continúe bendiciendo cada día más y más con todas las bendiciones que Él ha prometido para Puerto Rico y la América Latina.

“EL ÁREA DE BENDICIÓN DIVINA”.

[Revisión septiembre 2020]

1 Génesis 2:19

2 Génesis 2:16-17

3 Ezequiel 28:13-16

4 Génesis 4:1-8

5 Génesis 4:8

6 Éxodo 5:2

7 San Mateo 15:14

8 Génesis 10:8-10

9 Génesis 11:1-9

10 Génesis 12:2-3, Gálatas 3:8

11 Génesis 12:3

12 San Juan 5:24

13 San Mateo 10:41

14 Apocalipsis 21:24-26

15 1 Corintios 15:58

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