Introducción al tema: El misterio del Libro de los Siete Sellos

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y también los que están a través de la línea telefónica. Es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, estos días lunes, martes y el miércoles… El día que yo iba a regresar del Brasil, ¿era el miércoles o jueves? Jueves a las 6:00 de la mañana; yo salía miércoles y llegaba a las 6:00 de la mañana aquí, y tendríamos actividad el jueves en la noche. Y el propósito del lunes y martes allá en el Brasil era coger esos días para descansar y hacer algunas compras de ropa para las actividades; pero me estaba diciendo Bermúdez allá en el Brasil: “Sería bueno en Colombia estos días tener actividad”, ya que son los días de la apertura de Los Sellos, son días importantes; y siempre Dios para esta temporada nos ha dado grandes bendiciones en cuanto a la Palabra hablada.

Y se luchó muchísimo. Yo mismo en mis planes no tenía planes de estar acá con ustedes, sino que le había dicho a Bermúdez: “Cuando terminemos las actividades me dejas dos o tres días allá para descansar un poquito y comprar algunas cosas”; y dejé todo para comprarlo a lo último; y a lo último el tiempo, pues, no me dio para comprar las cosas; y se luchó muchísimo para conseguir el viaje hacia acá.

Y por cuanto regresar, venir a Colombia, hoy lunes y no el jueves, era con el propósito de actividades, yo ahí difícilmente digo “no”, cuando se trata de actividades para traer la Palabra; porque para ese propósito Él me ha enviado a la Tierra. Y para hablar acerca de los Sellos, es difícil que rechace una invitación y una oportunidad como esta de estos días.

Ahora, también es difícil para mí hablar todo lo que yo quiera o lo que yo sé acerca de estos misterios de los Sellos; pero una cosa sí yo le puedo decir a ustedes: que todo lo que Él me dé para yo decirles a ustedes, se los voy a decir. Lo que me dé para decirles a ustedes.

Ahora, yo estaré orando a Dios que Él me dé todo lo que yo debo hablar en estos días, y también para el domingo próximo en Puerto Rico, ya que, más que ustedes, yo deseo que Él nos hable; porque cuando Él me habla, entonces Él me da más conocimiento de todo Su Programa, y yo entonces les puedo decir a ustedes más cosas del Programa Divino para ustedes entender mucho mejor el Programa de Dios.

Así que mi trato con Dios y con ustedes es: que yo les diré a ustedes todo lo que Él me diga para decirles a ustedes. No lo que ustedes quieran que yo les diga, sino lo que Él quiera que yo les diga a ustedes. Porque lo que ustedes quieran de la propia voluntad de ustedes no es lo que les va a hacer bien a ustedes, sino lo que Él desea que ustedes conozcan; porque lo que Él desea que ustedes conozcan es lo que los prepara a ustedes para la transformación de sus cuerpos; y también a mí.

Ahora, para conocer estos misterios de los Sellos, vean ustedes lo sencillo que es. Muchas personas quizás han estudiado muchísimo…

Algunas personas quizás han deseado conocer estos misterios del libro de Apocalipsis, conocer estos misterios de los Sellos, de los Truenos, y de todas estas cosas que habla el libro del Apocalipsis; y algunos han estudiado muchísimo, han obtenido doctorados en teología, en divinidad y todas estas cosas, pero no han logrado conocer la realidad apocalíptica que está aquí escondida en estos símbolos apocalípticos.

¿Y cuál es la forma correcta para conocer la revelación apocalíptica, para conocer los misterios de los Sellos? Es sencilla. ¿Dónde y quién o quiénes tienen el conocimiento de estos Sellos para darlos a conocer al pueblo de Dios?

Veamos aquí en el libro de Los Sellos (del cual estaba hablando nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín), en la última página, quiero leer la última página, y aun podemos leer un poquito antes: el último párrafo de la página penúltima. Dice página 483 y 484 del libro de Los Sellos, predicado por nuestro amado hermano William Marrion Branham; dice así:

“203. Quiero que noten otra cosa que sucedió…”.

Esto fue cuando él fue levantado en esta nube de ángeles que apareció el día 28 de febrero de 1963. (Yo creo que Miguel tiene por aquí la foto en el maletín… Bueno… ¿Cuántos han visto la foto? ¿La tienen por aquí? Es la foto de la nube). Bueno aquí, vean ustedes, dice:

“203. Quiero que noten otra cosa que sucedió. Y si ustedes llegan…”.

Esta misma foto, esa es la foto de ocho ángeles… Y fue tomada, ¿a cuántas millas de alto? Como 26 millas de alto o 28, que eso multiplicado por… ¿por cuánto? ¿son como de 30 a 50 kilómetros de altura por ahí?

[Hno. Miguel: “Por ahí, más o menos, deben ser. Más o menos como de 30 a 40 kilómetros… 40 kilómetros”]. Así que no fallamos (de 30 a 50, pues, cayó en el mismo medio).

Bueno, más arriba de las nubes apareció una nube.

Y él dice: “Si ustedes…”.

Quiero decir una cosa de la nube: algunos han tratado de conseguirle por aquí y por allá, y decir: “Mire, aquí vemos el rostro de nuestro hermano Branham; y por aquí (algunos dicen)… por aquí vemos el rostro de…”. Mire, a 26 millas o 40 kilómetros de distancia, que estaban los fotógrafos disparando, aquí no se pueden distinguir las personas, los rostros, a una distancia como esa. Pero ahí ellos estaban: ocho ángeles allí en esa nube.

No le busque el rostro a ninguno de ellos. Algunas veces, a una distancia de aquí a… allí a la carretera, le tiran una foto a una persona, y algunas veces ni se le ve el rostro, usted no sabe ni quién es; menos a 40 kilómetros más o menos de distancia.

Pero lo importante es que ustedes saben que allí estaban ocho ángeles, y lo importante es que ustedes sepan quiénes eran esos ocho ángeles. ¿Por qué es necesario que ustedes sepan quiénes eran estos ocho ángeles? Porque conociendo quiénes eran, entonces podemos obtener el beneficio del ministerio de esos ocho ángeles.

Dice:

“203. Quiero que noten otra cosa que sucedió. Y si ustedes llegan a escuchar la cinta: ‘Señores, ¿qué hora es?’ Allí escucharán…”.

Él está hablando (en el 1962) acerca de una visión que él tuvo en su hogar (parece que fue) durante la mañana, en donde él fue levantado y se encontró con unos ángeles; y él pensó que iba a morir porque escuchó una explosión; y le preguntó a Dios que si ese era su final, y nada aconteció; y entonces le preguntó si era una bendición o extensión del ministerio, o una bendición ministerial, y entonces él sintió la Presencia de Dios fuertemente.

Ahora, dice… Miren lo que él vio en el 1962, y luego lo vio nuevamente en el 1963 cuando fue arrebatado al cielo, o a esa nube, en donde se encontró personalmente con esos ángeles, los cuales estaban en cuerpos teofánicos; y él también fue levantado a esa nube en su teofanía. Por eso él en algunos lugares dice que él fue levantado; él dice también que fue una visión, en algunos momentos, y así por el estilo.

Ahora, vean ustedes lo que dice:

“Allí escucharán que un Ángel me era muy sobresaliente; los demás eran comunes, pero este cierto Ángel era muy notable. Él estaba a mi izquierda en la constelación en forma de pirámide. ¿Recordarán también que fue en la pirámide donde estaba la piedra blanca misteriosa que no tenía nada escrito?”.

Esto yo espero que, si Dios me da para estos días, para explicarles… Ahora:

“¿Recordarán también que fue en la pirámide donde estaba la piedra blanca misteriosa que no tenía nada escrito? Los ángeles me elevaron de donde estaba, adentro de esa pirámide formada por ellos mismos. Los misterios de Dios eran solamente conocidos por ellos, y ellos fueron los mensajeros que vinieron para interpretar esa pirámide…”.

Estos misterios de los Sellos, dice: “Eran conocidos esos misterios solamente por ellos, y ellos fueron los que vinieron para interpretar esa pirámide”; y en cada tiempo que le tocó a cada uno, vino e interpretó la parte correspondiente para su tiempo, para su edad, cumpliendo la parte correspondiente para su tiempo, y formándose así la gran pirámide del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y para conocer los misterios de Dios, estos ángeles, siendo los que conocen esos misterios, entonces vean ustedes, nuestro hermano Branham tuvo que hacer contacto con ellos. Él dice también que ellos vinieron luego, durante el tiempo que él estaba predicando esos Sellos. Ahora, dice:

“… ellos fueron los mensajeros que vinieron para interpretar esa pirámide, el mensaje del secreto de estos Siete Sellos que están dentro de la pirámide. Este ángel estaba a mi izquierda, Él era el último o séptimo ángel, contando de izquierda a derecha, porque Él estaba a mi izquierda, viéndolo yo así de frente hacia el Occidente, y él viniendo hacia el Oriente. Estaba a la izquierda y él sería el mensaje del último Ángel, uno muy extraordinario. Recuerden cómo dije que tenía su cabeza alzada y sus alas tan poderosas y agudas; y cómo dije que voló directamente a mí. Ahora, eso es este Séptimo Sello. Es una cosa muy extraordinaria y todavía no sabemos lo que es, porque no ha sido permitida su apertura”.

Ahora, para conocer estos misterios él tuvo que hacer contacto con estos ángeles; pero dice que cuando le tocó la ocasión de predicar acerca del Séptimo Sello, él dice que en esa ocasión no le fue dado a conocer ese gran misterio. Él dice: “Son Siete Truenos tronando rápidamente y yo los escuché. Y sonaron, tronaron rápidamente uno tras otro, y yo escuché, pero no pude captar su interpretación (o sea, no entendí lo que decían)”.

Dice: “¿Por qué…?”.

Yo creo que ya es tarde, vamos a dejar esto por aquí quieto.

Este no es el libro que yo uso, el mío está todo marcado. Este comencé a marcarlo, pero no es mío, y por eso no debo marcarlo mucho; porque cuando yo tengo un libro no dejo que Bermúdez ni lo vea, porque va y le saca fotocopia al libro completo y… y ya, pues, no…

Bueno, estos Siete Truenos tronaron rápidamente, pero cuando él trató de conseguir la interpretación…, él dice que no pudo conseguir su interpretación por una causa: él dice que estaba… (es que quiero leerles lo que dice)…

Bueno, él dice que estaba en un idioma desconocido; un idioma desconocido para él, porque él no lo conocía.

Y cuando uno escucha algo, no importa lo importante o grande que sea lo que escuche, si está en un idioma desconocido, no sabe lo que fue dicho, aunque la persona sepa de qué se iba a estar hablando; pero si no se le traduce, si no hay un traductor para que traduzca lo que está siendo hablado en otro idioma, la persona que está escuchando no sabe lo que fue hablado, aunque sepa de qué iba a tratar esa persona que iba a estar hablando en ese idioma.

Por ejemplo, si se anuncia que se va a tener una conferencia de tal tema, y se van a tratar tales y tales tópicos, y no llega el intérprete, y la persona tiene que hablar su conferencia, dictar su conferencia sin intérprete: las personas que están presentes, si no saben ese otro idioma, escuchan y no entienden; aunque sabían el tema y los tópicos o subtemas que se iban a tratar, pero no pueden decir: “Se dijo y se explicó y se dio a conocer tal cosa acerca del tema que se anunció”. Salen como entraron.

Y así sucedió con nuestro hermano Branham, porque él dice: “Yo sé de qué se trataba”; o sea, sabía de qué se trataba, pero dice: “Pero no pude captar, agarrar la interpretación. Me pasó, porque estaba en un idioma desconocido; y pasó rápidamente la interpretación”. Así que esa fue la causa por la cual él no pudo dar a conocer lo que estuvo aconteciendo, lo que estuvo siendo hablado cuando esos Truenos hablaron Sus voces.

Así que… Aquí es que lo dice: 471 (le había pasado por encima unas cuantas veces, pero por cuanto no es el libro en el cual yo estudio, pues por eso no lo había visto). Dice:

“162. Y allá en el Cañón Sabino, Él me dijo: ‘Esta es la Tercera Etapa’. Hay tres cosas muy grandes que acompañan la Tercera Etapa. Una de ellas se abrió ayer, otra hoy, y queda una cosa que no puedo interpretar, porque está en un idioma desconocido. Pero estuve allí parado, y lo miré directamente; y esta es la Tercera Etapa, lo que viene. Y el Espíritu Santo de Dios… ¡Oh, hermano! ¡Por eso fue que todo el Cielo estuvo en silencio!”.

Y por lo cual estuvo en silencio todo el Cielo, cuando fue hablado… (que son los Siete Truenos que hablan la revelación de todo ese misterio del Séptimo Sello), cuando fue hablado, fue hablado en un idioma diferente al del hermano Branham; así que él no pudo captar la interpretación.

Aquí también, en la página 470, él habla acerca de los Truenos, y él dice que esa interpretación o esos Siete Truenos tronaron: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, sin él entender lo que fue dicho.

Todo esto es el gran misterio que dará a conocer ese Ángel que estaba en esa constelación, y que para el hermano Branham era el más sobresaliente de todos. Y para conocer el gran misterio del Séptimo Sello se requiere que todos los escogidos hagan contacto con uno de esos ocho ángeles: o sea, con el Ángel que tenga el misterio del Séptimo Sello para revelarlo. No hay otra forma.

Y vean ustedes que los demás Sellos…, de los demás Sellos fue permitido hablar a nuestro hermano Branham, pero del Séptimo no le fue permitido; porque de ese Sello estaría hablando el que tiene ese misterio para revelarlo al pueblo. Y por esa causa no le fue permitida la revelación de ese misterio a nuestro hermano Branham; por lo tanto, el pueblo se quedó sin el conocimiento de ese misterio. Y él dijo, en la página 482 y 483:

“[199]. Hemos llegado hasta aquí, y lo demás nos será dado allí: en el tiempo cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra para llamar a Su Novia, o lo que llegue a suceder en ese tiempo”.

Lo demás… Ahora, aquí también, en esta misma página 482, dice:

“195. Entonces encontramos que nos ha sido abierto el Sexto Sello, y lo vemos. Sabemos que el Séptimo Sello no puede ser abierto al público hasta que llegue esa hora”.

Porque para Dios las cosas no acontecen por mera casualidad, Dios tiene un Programa. Y Dios permitió la apertura de los otros Sellos, pero no permitió la apertura del Séptimo Sello hasta llegar la hora del Séptimo Sello para su apertura; y aun el Cuarto Sello y el Sexto Sello fueron abiertos proféticamente, dando a conocer lo que acontecería más adelante.

Así que para conocer estos misterios de los Siete Sellos se requiere hacer contacto con los mensajeros que aparecieron retratados en esa nube formada por ocho ángeles en el 1963, en febrero 28.

Así que vean ustedes lo sencillo que es. Sencillo, para que todos los escogidos puedan recibir la revelación más grande del fin del siglo, que es la revelación del Séptimo Sello y la Obra del Séptimo Sello. Así que hemos visto cómo obtener la revelación del Séptimo Sello. ¿Vieron lo sencillo que es todo?

Y todavía estamos solamente en el comienzo de las actividades de esta semana. Solamente esto es un saludito. Y con el saludo yo he estado viendo algo grande y maravilloso, que corresponde a este tiempo, y que es para todos nosotros. Por eso les dije: “Todo lo que Dios me dé para ustedes, yo se los daré a ustedes”. ¿Y cómo? Por la Palabra. No esperen que yo les dé a ustedes algo que no sea por la Palabra hablada.

Así que Dios nos continúe bendiciendo a todos, Dios nos guarde.

Y recuerden: para conocer (vamos a decir) directamente el gran misterio del Séptimo Sello, se requiere que hagamos contacto directo con el Ángel que viene con la revelación del Séptimo Sello. No será por lo que puedan decir las religiones o sectas religiosas, o la teología o teólogos, sino a través de un contacto directo: escuchando la Voz de ese Ángel que viene con el gran misterio del Séptimo Sello. Es la única forma en que los hijos de Dios conocerán en el fin del siglo el gran misterio del Séptimo Sello.

La forma, para conocer ese misterio, ya la sabemos; por lo tanto, estaremos escuchando la Voz del Ángel con el Séptimo Sello.

Que Dios nos guarde, Dios nos bendiga. Y que en estos días Él derrame Sus bendiciones por la Palabra hablada, y nos dé a conocer todo lo que Él desea que nosotros conozcamos en este tiempo final.

Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín. Pasen todos muy buenas noches.

“EL MISTERIO DEL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS. Introducción”.

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