La Voz del Ángel Fuerte

Muy buenos días, amados amigos y herma­nos presentes aquí en Cayey, Puerto Rico, y cada uno de ustedes en los diferentes países del Caribe y la América Latina, que están a través de la línea telefónica.

Un saludo muy especial para todos allá en Santo Domingo, República Dominicana, en esta mañana, en la dedicación de su local de reunión: Que Dios les bendiga grandemente, y siempre les tenga allí Su Palabra para ser todos alimentados.

En esta mañana quiero leer una Escritura que se encuentra en Apocalipsis capítulo 10, verso 1 en adelante, y dice de la siguiente manera:

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;

y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.

Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho y no las escribas.

Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más”.

Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos permita entenderla.

“LA VOZ DEL ANGEL FUERTE”.

Juan el discípulo amado, el apóstol San Juan, es el discípulo que tuvo la promesa de no morir hasta ver la Venida del Señor.

Cuando Jesús dijo1: “Hay algunos de los que están aquí, que no verán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino con poder y gloria”, Él los llevó a un monte alto, y allí se transfiguró delante de ellos para mostrarles en esta visión Su Venida, la Segunda Venida de Cristo; y allí aparecieron Moisés y Elías2, uno a cada lado, los cuales son los ángeles con los cuales se cumple la Segunda Venida de Cristo.

Y también allí en el Monte de la Transfigu­ración encontramos que Su rostro resplandeció como el sol; porque la Venida del Señor para el fin del tiempo está señalada así en Malaquías capítulo 4, verso 2: “A los que temen mi nom­bre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus Alas traerá salvación”. Sus Alas: el ministerio de Moisés y Elías.

Así que el símbolo de la Segunda Venida de Cristo está ahí en el rostro del Señor como el sol resplandeciendo en toda su fuerza.

Ahora, aquí lo encontramos viniendo en el fin del tiempo; porque es en el fin del tiempo o fin del siglo en que la Venida del Hijo del Hombre se lleva a cabo. Por esa causa, el Señor Jesucristo hablando de la Venida del Hijo del Hombre, Él dijo que sería como el relámpago que sale del oriente y se muestra en el occidente3. Él habló de la Venida del Hijo del Hombre para el fin del siglo o fin del tiempo.

Ahora, Juan el discípulo amado tuvo el privilegio de ver la Segunda Venida de Cristo mostrada en diferentes ocasiones y en diferentes visiones. La tenemos aquí mostrada en el Monte de la Transfiguración.

Luego que los demás apóstoles murieron, encontramos que quedaba Juan el discípulo amado, y fue desterrado en una isla llamada Patmos, en donde allí pudo ver la Venida de Cristo (aquí en Apocalipsis, capítulo 10).

Juan vio al Ángel Fuerte, Jesucristo, descen­diendo del Cielo con el Librito abierto en Su mano, con el Libro de los Siete Sellos abierto en Su mano, que es el Libro de la Redención, es el Título de Propiedad de toda la Creación.

Ahora, él lo ve “envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego”. Aquí se repite lo del Monte de la Trans­figuración.

Aquí encontramos Sus pies como columnas de fuego, que son el ministerio de Moisés y Elías. El ministerio de Moisés y Elías son los pies del Señor Jesucristo en Su Venida; pues aquí en Apocalipsis, capítulo 10, están los símbolos de la Venida de Cristo para el fin del tiempo; por esa causa Juan se encontraba en una isla.

Vean ustedes, la Venida de Cristo aquí a Juan el discípulo amado, fue en una isla; y fue en una isla que el Ángel Fuerte, Jesucristo, descendió del Cielo con el Librito abierto en la mano; y fue en una isla en donde Juan escuchó la Voz del Ángel Fuerte como cuando ruge un león, y siete truenos emitieron sus voces.

Así que fue en una isla donde descendió el Ángel Fuerte, fue en una isla donde Él vino con el Librito abierto en Su mano, fue en una isla donde los Siete Truenos fueron escuchados por Juan allá en aquella visión, y fue en una isla donde el Ángel Fuerte entregó ese Título de Propiedad, el Libro sellado con siete sellos que Él abrió en el Cielo y lo trajo a la Tierra: Él lo entregó en una isla a Su Ángel Mensajero.

Juan el discípulo amado, siendo profeta y también apóstol, está representando ahí al Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, que estaría en el fin del tiempo en la Venida de Cristo, para ver y recibir a Cristo en Su Venida como el Ángel Fuerte, y escucharlo como el León de la tribu de Judá rugiendo, y siete truenos emitiendo Sus voces.

Todo esto fue mostrado allá a Juan el discí­pulo amado; lo cual en el fin del tiempo estaría cumpliéndose conforme a como fue prometido por Dios a través de sueños, visiones y profe­cías.

Por esa causa el séptimo ángel mensajero dijo en una ocasión a una persona: “Te veré en la isla”4. Nuevamente Elías sería visto en una isla; pues Elías en su cuarta manifestación fue visto en Norteamérica, pero cuando fuese visto nuevamente, sería en una isla, pues el pie iz­quierdo del Ángel Fuerte fue colocado en una isla.

Ahora, encontramos que todo esto está dando testimonio de lo que estaría aconteciendo en el fin del tiempo, en el tiempo de la Venida del Ángel Fuerte. Juan: representando al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo desde el comienzo hasta su final, y representando también a Sus ángeles mensajeros, desde el primer ángel mensajero hasta el último Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, que es el Ángel octavo, o sea, el Ángel de la Edad de la Piedra Angular.

Siendo que Juan el discípulo amado repre­senta el Cuerpo Místico del Señor con Sus ánge­les, aquí el Ángel que estaría en el fin del tiempo, el fin del siglo, en el tiempo de la Venida del Ángel Fuerte, fue representado en Juan el discípulo amado; y también ahí está representado todo el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Luego encontramos que la segunda vez que Juan escucha la Voz del Ángel Fuerte, dice así, verso 8 en adelante [Apocalipsis 10]:

“La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo (¿Qué Voz? la Voz del Ángel Fuerte, la Voz de Cristo, la Voz de Dios), y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.

Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel”.

Ahora, vean que este Librito que no podía ser tomado y abierto en el Cielo por ninguna perso­na, hasta que apareció el Señor Jesucristo, luego en la Tierra el Señor Jesucristo, el Ángel Fuerte, lo trae. Y luego la Voz del Cielo le dice a Juan…, que representa al Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, el Ángel de Jesús, el cual representa a todo el Cuerpo Místico; porque el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en cada edad está representado en el ángel de cada edad.

Y en el fin del siglo, cuando las siete edades de la Iglesia gentil han terminado, el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular está representado en el Ángel del Señor Jesucristo en la Dispensación del Reino.

Ahora, aquí la Voz dice: “Ve y toma…”. “Ve y pídele ese Librito”.

Y fui al ángel, diciéndo­le que me diese el librito. Y él me dijo (el Ángel dijo): Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel (porque la Palabra es más dulce que la miel).

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre”.

Ahora, ¿dónde Juan se encontraba cuando recibió del Ángel Fuerte ese Librito? En una isla, la isla de Patmos.

“Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, len­guas y reyes”.

Ahora, la profecía final sobre muchos pue­blos, naciones, lenguas y reyes, la hace aquel que recibe de la mano del Ángel Fuerte ese Librito abierto, ese Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, en donde están los nombres de todos los escogidos escritos.

Y vean ustedes, siendo que el Ángel del Señor Jesucristo representa al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en el fin del siglo, en la Dis­pensación del Reino, en la Edad de la Piedra Angular; cuando él recibe ese Librito y se lo come, que es la Palabra; luego todo el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo lo recibe también; porque ese es el Mensaje que recibe el Cuerpo Místico en la Edad de la Piedra Angular, en la Dispensación del Reino; y se lo come el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo también. Por esa causa el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo tiene el Mensaje Final, el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo encabezado en el Ángel del Señor Jesucristo.

Por eso en Apocalipsis 22 y verso 17, dice: “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven (el Espíritu de Cristo en Su Ángel Mensajero, y la Esposa, la cual en el fin del tiempo tendría a Cristo en Su Ángel Mensajero, dicen: ‘Ven’). Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”.

En la Dispensación del Reino, en la Edad de la Piedra Angular, es donde el Ángel Fuerte desciende y entrega ese Librito abierto al Ángel Mensajero que Él tiene en esa edad y dispensa­ción del Reino. Y luego el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angu­lar, tiene el Mensaje de vida eterna para todo ser humano y para todas las naciones que reciban ese Mensaje.

Es un Mensaje profético, es el último Men­saje de la Biblia. Por esa causa es el Mensaje de la Trompeta Final, es la Voz de Cristo, del Ángel Fuerte, en la Edad de la Piedra Angular, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, saliendo por los labios de Su Ángel Mensajero para todo el Cuerpo Místico, para toda la Dispensación del Reino, para toda la Edad de la Piedra Angular, y para todas las naciones. Es la Voz del Ángel Fuerte en Su Ángel Mensajero en el fin del siglo, en la Edad de la Piedra Angular, en la Dispensa­ción del Reino.

Juan el discípulo amado, encontramos que estando en una isla…, la cual representa el lugar de la manifestación o revelación de Jesucristo en Su Venida como el Ángel Fuerte con el Librito abierto en Su mano; Juan en esa isla representa al Ángel del Señor Jesucristo en el lugar en donde Dios lo ha colocado para recibir la Segun­da Venida de Cristo, que es la Venida del Ángel Fuerte, y recibir ese Título de Propiedad, y escuchar la Voz del Ángel Fuerte, que es el Mensaje de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10.

Cuando el Ángel Fuerte clamó como cuando ruge un león, siete truenos emitieron sus voces. El contenido de esos siete truenos, lo que esos siete truenos hablaron, fue el gran misterio de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores.

Y Juan escuchó esa Voz, y Juan supo lo que el Ángel Fuerte dijo cuando clamó como ruge un león. Él escuchó esos Siete Truenos, pero no pudo escribirlo; porque no era el tiempo para que este gran misterio del Séptimo Sello, de la Segunda Venida de Cristo, fuera revelado al pueblo; no era el tiempo para la proclama de la Venida del Ángel Fuerte, no era el tiempo para la proclama de la Venida del Hijo del Hombre, la Venida del Señor como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores; porque no había comenzado la Dispensación del Reino, que es la dispensación en donde la Venida del Ángel Fuerte, la Venida de Cristo, se realiza, y ruge como cuando clama un león. Y la Voz de Cristo, esos Siete Truenos, son escucha­dos en una isla.

Todo esto que Juan vio y escuchó es lo que el Ángel del Señor Jesucristo y los escogidos del fin del tiempo estarían viendo y estarían escu­chando, conforme al Programa Divino.

Y vean ustedes, al Ángel Fuerte nadie más lo vio cuando descendió del Cielo a aquella isla en donde se encontraba Juan el discípulo amado, el apóstol San Juan.

Y vean ustedes, para el resto de los creyen­tes en Jesucristo conocer la Venida del Ángel Fuerte a la isla donde estaba Juan, tuvieron que escuchar de Juan y leer de Juan todo lo que Juan vio y escuchó en la Venida del Ángel Fuerte.

Y así sería en el fin del tiempo en la Venida del Ángel Fuerte: Todos conocerían este gran evento de la Venida del Ángel Fuerte a una isla, colo­cando Su pie izquierdo sobre una isla y el derecho sobre el mar (o en el mar), lo conocerían a través de las cosas que el Ángel del Señor Jesucristo estaría hablando, y que serían también escritas.

Y así todos los escogidos de Dios estarían conociendo el gran misterio de la Venida del Ángel Fuerte, de Cristo con el Librito abierto en Su mano, y Su propósito, y lo que los Siete Truenos hablaron, que es la Voz de Cristo, del Ángel Fuerte cuando ruge como un león, o sea, cuando habla como el León de la tribu de Judá en Su nuevo ministerio de León de la tribu de Judá en la Dispensación del Reino; pues en la Dispensación de la Gracia Él habló como Corde­ro de Dios, por lo tanto Su Mensaje fue el Mensaje del Cordero de Dios quitando el pecado del mundo, allá en la Cruz del Calvario, para toda la Dispensación de la Gracia.

Pero para la Dispensación del Reino es el Mensaje de Jesucristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en la Venida del Ángel Fuerte, en donde Él se presenta en Su nuevo ministerio para la nueva dispensación, la Dispensación del Reino, y para manifestarse en esa dispensación en Su Ángel mensajero, al cual le entrega ese Título de Propiedad o Librito abierto, el Librito que estuvo sellado con siete sellos, para que después de comerse ese Librito profetice sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.

Así que la Voz del Ángel Fuerte sería escu­chada por todos los hijos de Dios, por medio del Ángel del Señor Jesucristo, en donde el Ángel Fuerte estaría revelándose, en donde el Ángel Fuerte, Jesucristo, se velaría y luego se revelaría para todos los hijos de Dios.

Así que sería entonces el Señor Jesucristo, la Columna de Fuego velada en Su Ángel, y revelado a través de Su Ángel, como el León de la tribu de Judá en Su obra de reclamo en la Dispensación del Reino.

Así estaríamos escuchando la Voz del Ángel Fuerte, estaríamos escuchándolo como cuando ruge un león, estaríamos escuchando la Voz de esos Siete Truenos, y estaríamos conociendo el gran misterio que revela el Señor como León de la tribu de Judá, que revela la Voz de Cristo cuando ruge como un león y Siete Truenos emiten Sus voces.

Siete es perfección: y la Voz de Cristo rugiendo como león y siete Truenos emitiendo Sus voces nos habla de un Mensaje perfecto, de la Voz de Cristo dándonos el Mensaje perfecto del Evangelio del Reino, el Mensaje perfecto de la Dispensación del Reino, en donde se revela a Jesucristo, el Ángel Fuerte, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Y en este tiempo final, en la Dispensación del Reino, en la única Edad de la Dispensación del Reino, que es la Edad de la Piedra Angular, todos nosotros estamos escuchando la Voz del Ángel Fuerte, conforme a como fue prometida.

No es la voz de un ser humano, no es el mensaje de un ser humano. Es el Mensaje del Ángel Fuerte, la Voz del Ángel Fuerte rugiendo como un león y Siete Truenos emitiendo Sus voces, y revelando el gran misterio de la Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, con el Librito abierto en Su mano, el Título de Propiedad abierto en Su Obra de Reclamo.

“LA VOZ DEL ÁNGEL FUERTE”.

Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, que Dios nos guarde, que Dios nos bendiga con la Voz del Ángel Fuerte; y sean pronunciadas todas las bendiciones de la Primogenitura para todos los escogidos, por la Voz del Ángel Fuerte en la Edad de la Piedra Angular, en la Dispensación del Reino; y cada escogido escuche todas estas bendiciones siendo habladas por el Ángel Fuerte en nuestra dispensación y en nuestra edad.

Porque la Voz del Ángel Fuerte es la Trompeta Final, es la Gran Voz de Trompeta, es esa Voz como de trompeta que Juan escuchó; y cuando miró para ver esa Voz, vio al Señor Jesucristo. Es la misma Voz que desde el cielo le habló a Juan.

Dice Apocalipsis, capítulo 4, verso 1: “Des­pués de esto (después de las siete edades o etapas de la Iglesia gentil bajo la Dispensación de la Gracia)…”.

“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo (es el Séptimo Sello, que fue abierto en el Cielo. El Séptimo Sello es Jesucristo como León de la tribu de Judá. Y el Séptimo Sello fue abierto en el Cielo, la Segunda Venida de Cristo fue abierta en el Cielo; porque Él es el misterio de ese Séptimo Sello, Él es esa Puerta que fue abierta en el Cielo)<em>; y la primera voz que oí, como de trompe­ta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

La Voz como de trompeta dijo: “Sube acá”. Esta es la Voz del Ángel Fuerte, es la Voz de Cristo llamando a Sus escogidos, en el fin del tiempo, a subir a una nueva edad y una nueva dispensación, en donde la Voz de Cristo estará mostrándoles todas las cosas que deben suceder en la Dispensación del Reino, en la Edad de la Piedra Angular.

Así que la Voz del Ángel Fuerte está repre­sentada en la trompeta final o en una voz como de trompeta, la cual le muestra todas las cosas a todos los escogidos.

Vean ustedes que la Voz del Ángel Fuerte es el Mensaje de Jesucristo, es la Trompeta Final, la Voz de Jesucristo en Su Venida como el Ángel Fuerte. Y esa Voz la encontraremos en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero, el cual no habla­rá de sí mismo, sino que él hablará todo lo que escuche al Ángel Fuerte hablar.

Así como decía el Señor Jesucristo: “Yo no hablo nada de mí mismo, sino que lo que yo oigo al Padre hablar, eso es lo que yo hablo”. Y así podrá decir el Ángel del Señor Jesucristo: “Yo no hablo nada de mí mismo, sino lo que yo oigo al Ángel Fuerte, a Jesucristo, hablar, eso es lo que yo hablo para la Dispensación del Reino, para la Edad de la Piedra Angular; eso es lo que yo les digo a ustedes; ese es el Mensaje que yo les doy. Les doy el Mensaje del Evangelio del Reino; porque ese es el Mensaje que yo oigo al Ángel Fuerte hablar para la Dispensación del Reino”.

Esa es la Voz, no de un hombre, sino la Voz del Ángel Fuerte. Es la Voz celestial de Cristo en el fin del tiempo hablándonos y mostrándo­nos las cosas que deben acontecer.

Yo le doy gracias al Señor Jesucristo porque estoy escuchando la Voz del Ángel Fuerte, y se las estoy comunicando a cada uno de ustedes. No es mi mensaje propio, sino el Mensaje del Señor Jesucristo como León de la tribu de Judá, el cual yo les estoy dando a cada uno de ustedes en la Edad de la Piedra Angular, en la Dispensación del Reino.

Este Mensaje ha salido en este tiempo final desde Puerto Rico; ha pasado al Caribe y a toda la América Latina; porque es la Voz del Ángel Fuerte clamando como un león, rugiendo como un león, y los Siete Truenos dejando escuchar Su Voz y dándonos a conocer el gran misterio de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

La Edad de la Piedra Angular en la Dispen­sación del Reino tiene el privilegio más grande que edad o dispensación alguna haya tenido; tiene el privilegio de tener y estar escuchando la Voz del Ángel Fuerte en el fin del tiempo.

Y continuaremos escuchando esa Voz durante el Reino Milenial; porque no hay otra voz para ser escuchada, sino la Voz del Ángel Fuerte, el cual descendería del Cielo con el Librito abierto en Su mano. Esa es la Voz que nosotros estamos escuchando en este tiempo final: es la Voz del Ángel Fuerte.

Que Dios nos continúe bendiciendo a todos; y que pronto cada uno de los escogidos seamos transformados; porque los que serían transforma­dos estarían escuchando la Trompeta Final, que es la Voz del Ángel Fuerte. Por esa causa sabemos que pronto nosotros seremos transformados.

Esa es la misma Voz que llamó a Lázaro fuera del sepulcro después que tenía ya cuatro días de muerto; ya la corrupción de su cuerpo había comenzado; pero la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte, habló la Palabra de resurrección. Y los muertos en Cristo escucharán la Voz del Hijo de Dios, la Voz del Ángel Fuerte, y se levantarán. Y nosotros los que vivimos, que estamos escuchando la Voz del Ángel Fuerte, la Trompeta Final, seremos transformados muy pronto.

Así que para ser transformados muy pronto, continuaremos escuchando una sola voz: la Voz del Ángel Fuerte.

“Porque el mismo Señor…”. Dijo San Pablo en Primera de Tesalonicenses capítulo 4, verso 14 al 17: “Porque el mismo Señor descenderá del cielo (¿Quién? el Ángel Fuerte) con Aclamación, con Voz de Arcángel, y con Trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Y luego nosotros los que vivimos (luego de ser transformados), juntamen­te con ellos, seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire”.

Luego que seamos transformados y raptados, después de 30 a 40 días (que ya haya ocurrido la resurrección y estemos ya transfor­mados), luego seremos raptados, trasladados, a otra dimensión; y entonces veremos al Señor Jesucristo; y así estaremos siempre con el Señor.

Así que continuaremos escuchando la Voz del Ángel Fuerte, para pronto ser transformados.

“LA VOZ DEL ANGEL FUERTE”.

Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, y que Dios nos guarde, y que pronto seamos transfor­mados.

Muchas gracias por vuestra amable atención, cada uno de los que están aquí presentes, y cada uno de ustedes que están a través de la línea telefónica. Y que Dios sea con cada uno de uste­des, y que la Voz del Ángel Fuerte continúe llegando a cada uno de ustedes en los diferentes países y diferentes lugares donde se reúnen para escuchar la Voz del Ángel Fuerte, que en el fin del tiempo estaría clamando como cuando ruge un león.

Dios nos bendiga, Dios nos guarde. Será hasta las 5:00 de la tarde, hora de Puerto Rico, que son las 4:00 de la tarde en Colombia (o no sé si en estos días es la misma hora de Puerto Rico; no sé si son las 5:00 de la tarde también allá).

Cuando acá… (todavía acá no son las 12:00, son como las 11:30). Donde sean las 11:30 más o menos, es la misma hora de Puerto Rico; por lo tanto será a la misma hora de Puerto Rico: a las 5:00 de la tarde, hoy en la tarde, para algunos lugares que estén en la línea telefónica, para continuar escuchando la Voz del Ángel Fuerte.

Y para México, las 5:00 de la tarde hora de acá, son las 3:00 de la tarde, hora de la República Mexicana

Así que Dios les bendiga, Dios les guarde. Y adelante escuchando la Voz del Ángel Fuerte. El que tenga oído para oír: que oiga la Voz del Ángel Fuerte, y sepa lo que dice el Ángel Fuerte en este tiempo final.

Dios les bendiga, Dios les guarde. Y hasta las 5:00 de la tarde, hora de Puerto Rico.

Hacia adelante, Miguel. Que Dios nos continúe bendiciendo a todos.

“LA VOZ DEL ÁNGEL FUERTE”.

[Revisión agosto 2021]

1 San Mateo 16:28, San Marcos 9:1, San Lucas 9:27

 

2 San Mateo 17:1-3, San Marcos 9:2-4, San Lucas 9:28-31

 

3 San Mateo 24:27

 

4 SPN62-1230E “Señor, ¿es esta la señal del fin?”, pág. 17, párrs. 138 y 140

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