Profecía

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. En esta noche ya tenemos la parte final del día de estas actividades que se están realizando aquí en Villahermosa.

Esta es la parte de: «PROFECÍA».Y dice Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 (y también el verso 19):

«La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan».

Y dice Apocalipsis 1:19:

«Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas».

Que Dios nos permita entender las cosas que Juan vio, las cosas que eran, y las que serían después de aquellas.

En el campo de la profecía divina encontramos que Dios todo lo que ha ido a hacer, primeramente lo ha revelado. Él dice en Amós, capítulo 3, verso 7:

«Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas».

Encontramos, a través de la Escritura, que Dios ha revelado Sus secretos a Sus siervos los profetas. Tenemos la Biblia, en la cual encontramos una mano poderosa y una mente dirigiendo todo lo que ha sido escrito en la Biblia.

Encontramos que las profecías bíblicas hablan de las cosas que han de ser. En muchas ocasiones encontramos estas profecías en forma simbólica; porque es como cuando usted tiene una semilla de algún árbol: ahí usted puede mostrar a cualquier persona que usted tiene ahí un árbol; las personas no ven nada, pero una persona que tome esa semilla, la examine y descubra de qué es esa semilla, y conozca lo que esa semilla al sembrarse producirá, entonces puede tener un cuadro claro de la clase de árbol que ha de aparecer y el fruto que ha de llevar.

En la profecía bíblica encontramos la Palabra hablada, que es la simiente original; por lo tanto, encontramos en la profecía bíblica las semillas de las cosas que han de ser. Y por esa causa algunas personas se han confundido al leer las profecías bíblicas desde el Génesis hasta el Apocalipsis, porque en algunas ocasiones toman esa Palabra profética y creen que tal y como se ve la semilla, así será el árbol que va a salir, cuando la profecía bíblica es la semilla; y esa semilla producirá un árbol, producirá lo que fue dicho, pero en una forma mayor, en una forma materializada.

Por ejemplo, cuando Dios dice a través de su velo de carne (Jesús) que el Hijo del Hombre es el que siembra la buena semilla, y dice también que el trigo son los hijos del Reino, ahí ustedes pueden ver en el trigo representado cada hijo de Dios, que son los hijos del Reino; y en la cizaña representados los hijos del malo1.

Encontramos, también, que hay un sinnúmero de profecías… Porque esta que vimos ahora mismo es una profecía de lo que acontecería en el mundo, en el campo, con el trigo y la cizaña; y en el fin del tiempo se realizará la cosecha.

Ahora, vean que son profecías dadas con simbolismos, usando parábolas. Así que podemos ver que aun en forma parabólica Dios da Su Palabra profética de las cosas que deben acontecer; por eso dice el salmista, dice en los Salmos: «Abriré mi boca en parábolas, y declararé cosas ocultas desde la fundación del mundo»2.

Esto se cumplió también en Jesús, cuando con estas parábolas Él estuvo dando a conocer cosas escondidas desde la fundación del mundo, y cosas que también acontecerían en aquellos tiempos y en tiempos futuros.

La profecía bíblica tiene siempre que venir antes de Dios realizar Su Obra; porque en la profecía bíblica está la semilla.

Dios es el Creador; y por cuanto Él es el Creador, la forma para Él crear es hablando Su Palabra. Por eso dice: «En el principio era el Verbo (ese es Dios en teofanía), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios».

La primera cosa que Dios creó fue Su cuerpo teofánico, y desde ahí comenzó o continuó la Creación: creó ángeles, arcángeles, querubines, y así por el estilo; y creó mundos, dimensiones, sistemas planetarios (todos esos sistemas), galaxias; todo eso bien ordenado.

Ahora, ¿cuánto tiempo pasó desde que Dios habló esa Palabra creadora para la creación de ángeles y arcángeles y querubines, y también galaxias, sistemas planetarios, y todas estas cosas? No sabemos; pero una cosa sí sabemos: Que Él las creó.

Dice: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios».

Y sigue diciendo: «Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho»3.

Dice el apóstol San Pablo en Colosenses, capítulo 1, versos 15 al 17 (y vamos a leerlo inmediatamente):

«Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación(está hablando de Jesucristo)«.

Ahora, la imagen de Dios, la imagen del Dios invisible: Jesucristo. La imagen visible en forma humana de Dios es el Señor Jesucristo; la imagen visible de Dios en la sexta dimensión es la teofanía de Dios.

En el cuerpo humano, conocido como Jesús de Nazaret, estaba Dios con Su teofanía allí dentro de ese cuerpo humano.

«Porque en él fueron creadas todas las cosas (la Creación toda fue creada en Él), las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia…».

Ahora, miren quién es la cabeza del Cuerpo Místico de Jesucristo: el Señor Jesucristo, el Creador de los Cielos y de la Tierra, el Creador de todo, de toda la Creación.

Ahora, vean ustedes, para venir a existencia la Creación, tiene que venir por el orden divino: De Dios (en donde están todos esos atributos divinos) pasar a la teofanía de Dios. A través de la teofanía de Dios es que Dios habla y crea todas las cosas.

Y el Programa de Creación no terminó cuando Dios creó los Cielos y la Tierra, no terminó cuando Dios creó a Adán; el Programa de Creación ha continuado, y son muchos los seres humanos que no se han dado cuenta de que el Creador de los Cielos y de la Tierra ha continuado creando.

Y para Él continuar creando, Él continúa hablando. Y lo que Él habla produce un resultado. Siendo por la Palabra que Él habla, entonces encontramos que se está llevando a cabo o que se lleva a cabo una Obra de Creación.

Miren ustedes, cuando Dios trajo a Adán a la Tierra, primero lo pasó a la sexta dimensión, allí le dio un cuerpo teofánico; y vino a ser, el hombre, a imagen de Dios; porque la imagen de Dios es la teofanía.

La teofanía es la imagen de Dios. Y cuando el hombre es hecho a la imagen de Dios, el hombre es hecho – le es dada la teofanía de la sexta dimensión.

Ahora, encontramos que Adán vivió en la sexta dimensión (en el Paraíso), donde Dios también estaba en Su teofanía; y se comunicaba Dios con él. Luego encontramos que lo pasó a la dimensión de luz, tiempo y materia, en donde le formó, le creó, un cuerpo del polvo de la tierra; y luego, de ese mismo cuerpo, tomó de su costado y le formó una compañera, y colocó en esa compañera el espíritu femenino de Adán; porque en aquel cuerpo (Adán) estaba Eva, estaba la mujer.

Por eso, vean ustedes, es que Dios dijo también: «No es bueno que el hombre esté solo»4. Todo lo que Dios había creado tenía su compañera: los animales tenían su compañera, y encontramos que todo tiene su pareja; pero el hombre no tenía su pareja exteriormente, la tenía por dentro, la tenía en el corazón, ahí.

Ahora, cuando Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo»…, así como Dios tenía pensamientos, atributos de una Creación, de realizar una Creación, en el hombre estaba el deseo de una compañera; de una compañera que él pudiera ver, que le pudiera ayudar en su vida, que le pudiera ayudar en toda la labor que Dios le había dado para realizar en el Huerto del Edén; porque de la labor que se llevara a cabo allí, dependían todas las generaciones, por lo tanto Dios le dio una compañera a Adán.

No vamos a explicar mucho acerca de algunas cosas, pero podemos ver que no era bueno que el hombre estuviera solo; y así ha sido siempre. Por esa causa fue dicho: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne»5.

Ahora, miren ustedes, antes de Dios formarle una compañera a Adán, dijo: «No es bueno que el hombre esté solo»; y entonces decidió hacerle una ayuda idónea, porque no había hallado una ayuda idónea para el hombre.

Encontramos también, que antes de Dios crearle al hombre el cuerpo físico y también darle la teofanía, Dios dijo: «Hagamos al hombre…»6; y luego lo hizo. O sea, le creó, le dio su cuerpo teofánico y su cuerpo físico.

Encontramos que Dios tiene… Él tiene establecido para Sí mismo Sus leyes de cómo hacer las cosas; y la forma de Dios llevar a cabo Su Obra es por la Palabra; y todo lo que no venga por la Palabra tendrá su final.

Así que en nuestro tema: «PROFECÍA» tenemos que ver que este es el tema que trajo a existencia la Creación; porque una profecía es algo anunciado de antemano para ser luego cumplido. Y todo lo que Dios ha hecho, de antemano Él ha dicho que lo va a hacer.

Así que el Profeta de todos los profetas es Dios, y el Profeta de todos los tiempos ha sido Dios, el cual en diferentes edades y dispensaciones ha hablado a través de carne humana, ha colocado Su Palabra en la boca de seres humanos, y se ha ido cumpliendo cada cosa que ha sido dicha; porque es la Palabra creadora hablando de antemano lo que va Dios a realizar.

Y aun Dios de antemano da a conocer la trayectoria que tomará la raza humana, las naciones, los pueblos; porque Dios conoce el final desde antes del principio7. Algunos dicen: «Desde el principio», pero yo les digo: Él lo conoce desde antes del principio, desde antes de la Creación existir. Desde antes de la fundación del mundo Dios conoce todas las cosas. Ese es nuestro Dios.

Ahora, en el libro del Apocalipsis encontramos el resumen de todas las profecías bíblicas desde el Génesis (¿Dónde podríamos decir? Vamos a marcar aquí el penúltimo libro de la Biblia como un punto de referencia) hasta el libro del apóstol Judas.

En la revelación apocalíptica Dios muestra en forma simbólica las cosas que acontecerían durante la Dispensación de la Gracia y las cosas que acontecerían después de la Dispensación de la Gracia, o sea, las cosas que acontecerían en la Dispensación del Reino, y también las cosas que acontecerían después de la Dispensación del Reino.

En el libro del Apocalipsis encontramos al diablo como el enemigo de Dios. En el Génesis y en el Apocalipsis encontramos: en el Génesis el principio y en el Apocalipsis el final. Por eso el enemigo de Dios odia esos dos libros más que todos los demás libros; porque en el Génesis y en el Apocalipsis él ve su comienzo y su final. Y el diablo quiere ser eterno, pero perdió los derechos a la vida eterna cuando se rebeló en contra de Dios.

El libro del Apocalipsis es la revelación de Jesucristo para las edades de la Iglesia gentil durante la Dispensación de la Gracia, y para el glorioso Reino Milenial, y para toda la eternidad.

Con la apertura del Libro sellado con siete sellos, la Biblia completa queda abierta, todos los misterios de la Biblia quedan abiertos para ser conocidos por todos los hijos de Dios; porque los entendidos en el fin del tiempo entenderán8.

Entender la revelación apocalíptica es entender la Biblia, es entender el Programa de Dios desde el principio hasta el final. Conocer la revelación del Libro sellado con siete sellos es conocer lo que Dios hizo en el pasado, lo que hace en el presente y lo que hará en el futuro; porque está contenido todo lo que Dios hará en ese Libro sellado con siete sellos, el cual está en forma simbólica colocado ahí en la Escritura.

El Libro de los Siete Sellos es el Título de Propiedad de toda la Creación, es el Título que Dios le había entregado a Adán, el cual Adán perdió y pasó nuevamente a las manos de Dios. Si el diablo llegaba a tomar ese Libro, ¿saben ustedes lo que significaba eso? Que el diablo sería inmortal y sería el rey no solamente de la Tierra sino del universo, de toda la Creación; pero no fue así.

Vean ustedes, cuando una persona obtiene un título de propiedad a su nombre, él es dueño de eso que está ahí contenido en ese título de propiedad; por eso Dios tomó nuevamente ese Título de Propiedad y lo mantuvo en Su mano, en Su poder hasta el fin del siglo, en donde Jesucristo, el Cordero de Dios, lo toma como León de la tribu de Judá, lo abre y lo trae a la Tierra para la restauración de todos los hijos de Dios, de los primogénitos, comenzando por los primogénitos, la restauración de los primogénitos, de los hijos de Dios escritos en el Libro de la Vida del Cordero; ser restaurados (¿a qué?) a la vida eterna; porque nosotros, de Dios hemos venido.

Y nosotros seremos a imagen y semejanza del Señor Jesucristo, y así quedará restaurada la imagen y semejanza divina que el ser humano perdió, que el ser humano menospreció.

En las cosas que fueron, o que Juan vio, las cosas que son y las que serán, está todo lo que Dios realizaría en este planeta Tierra durante la Dispensación de la Gracia, la Dispensación del Reino y la eternidad.

Y nos preguntamos: «¿Y todo lo que va a ser en la eternidad está aquí?». Sí. Todo eso está en forma de semilla, y en la eternidad producirá el fruto. Y también está todo lo que Él va a hacer en el Milenio, y también está todo lo que Él va a hacer en estos días.

Lo que está aconteciendo en estos días no es otra cosa sino el resultado de esa semilla apocalíptica, de esa Palabra profética contenida en las cosas que serán, las cuales le fueron dichas a Juan en forma simbólica.

Las cosas que fueron en la Dispensación de la Gracia fueron el resultado de esa Semilla-Palabra hablada, aunque en forma simbólica, en esta revelación apocalíptica.

Así que podemos ver que el libro del Apocalipsis es un libro profético; por eso dice en Apocalipsis, capítulo 1, verso 3: «Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía».

Son Palabras proféticas dadas en simbolismos bíblicos o apocalípticos, en donde podemos ver que Dios puede mostrar una cosa bien grande que va a ocurrir, con una cosa simple, sencilla, en estos símbolos apocalípticos.

Siendo que es una profecía, se requiere la función profética para poder traer al conocimiento humano el significado de esta revelación apocalíptica, la cual, a través de las edades pasadas, fue cumpliéndose; y continúa cumpliéndose en el fin del tiempo la parte correspondiente para el fin del tiempo.

Cada uno de nosotros estamos ahí, en esa profecía apocalíptica; y aquí en este planeta Tierra hemos aparecido en el tiempo en que la parte profética apocalíptica está manifestándose. Por lo tanto, cada uno de nosotros como escogidos de Dios, escritos en el Libro de la Vida del Cordero, estamos ocupando nuestra posición en la profecía divina correspondiente para este tiempo final.

Vean ustedes, el libro del Apocalipsis les dije que reúne todas las profecías de toda la Biblia. Encontramos que reúne la profecía relacionada a los escogidos en el fin del tiempo. El Señor Jesucristo dijo, vean ustedes9:

«Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos».

Ahora, ¿dónde encontramos eso nuevamente? Para tener una idea clara veamos aquí en Apocalipsis, capítulo 14, verso 14 en adelante; dice:

«Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre…».

Siempre que se diga «Hijo del Hombre» es la manifestación de Dios en un profeta, en un hombre. Cuando se dice «Hijo del Hombre» uno tiene que visualizar un hombre, un profeta, en donde Dios está revelándose. Dice:

«… y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.

Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.

Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada(es la siega o cosecha)«.

También dice la Escritura —el mismo Señor Jesucristo— en la parábola del trigo y de la cizaña, dice que la cizaña será recogida y echada al fuego, pero el trigo será recogido y colocado en el alfolí10; y nos enseña que es el ministerio de los Ángeles11: «Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles». Él dijo que los segadores eran los Ángeles, que es el ministerio final de Moisés y Elías en el Ángel del Señor Jesucristo.

Ahora, vean ustedes, sigue diciendo:

«Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda.

Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra; porque sus uvas están maduras.

Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.

Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios».

Aquí podemos ver el juicio divino sobre la cizaña, representada aquí en esta viña y estas uvas que son recogidas y echadas en el lagar de la ira de Dios; serán echadas en la gran tribulación, y ahí vendrá el juicio divino.

Ahora, vean ustedes que el libro del Apocalipsis contiene un resumen completo de todas las profecías bíblicas que hablan de las cosas que eran en el tiempo de Jesucristo, de los apóstoles, de los siete ángeles mensajeros, de las siete etapas de la Iglesia gentil, o sea, de la Dispensación de la Gracia, y también de la Dispensación del Reino y de la eternidad. Por eso la revelación de Jesucristo en este libro del Apocalipsis es tan importante para todos los hijos de Dios; por eso dice: «Bienaventurado el que lee y oye las palabras de la profecía de este libro, y guardan las cosas en ella escritas».

Es un libro profético presentado en forma simbólica por el Ángel del Señor Jesucristo a Juan el apóstol. Y en este tiempo final está siendo dado a conocer el contenido o significado de esa revelación apocalíptica profética. Es la profecía más grande que podemos encontrar en un libro, porque es la revelación de Jesucristo para la Dispensación de la Gracia, la Dispensación del Reino y para toda la eternidad.

La revelación apocalíptica es PROFECÍA, la profecía de las cosas que son, de las cosas que vio, y de las cosas que serán.

PROFECÍA es el libro de Apocalipsis, donde estamos nosotros. Estamos aquí porque fue hablado por Dios en Su Palabra profética que estaríamos aquí. Somos el cumplimiento, entonces, ¿de qué? De la profecía divina.

En este tema: «PROFECÍA», espero que Dios nos permita ver todo lo que debemos ver. Y mi deseo es que Él nos abra a nosotros toda esa Palabra profética de todo lo que nosotros tenemos que entender, y que pronto se cumpla la Palabra profética de la transformación de nuestros cuerpos; esa es una Palabra profética para cada uno de nosotros también, en nuestro tema: «PROFECÍA».

Que Dios nos bendiga, Dios nos guarde. Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo con nosotros nuevamente a Miguel Bermúdez Marín para concluir nuestra parte en esta noche.

En lo que Miguel llega, les pido a ustedes que oren mucho por mí, ya que yo dependo del Autor de la Profecía para poder darle a conocer a ustedes esta Palabra profética que corresponde para nuestro tiempo.

Así que oren mucho por mí, para nuestra conferencia de mañana en la noche bajo el tema: «PROFECÍA: EN LAS COSAS QUE ERAN, LAS QUE SON Y LAS QUE SERÁN». Y también oren mucho por todos los maestros que estarán dando sus clases durante la mañana y también durante la tarde en estas actividades especiales que se están realizando aquí en Villahermosa.

Y que Dios los use poderosamente a los maestros; y que todos los que están recibiendo esas clases, reciban grandes bendiciones de Dios, y vean que Dios tenía un Programa, y que nosotros estamos aquí en el planeta Tierra por un Programa Divino, para ocupar una posición especial en este planeta Tierra, en el Programa de Dios; la cual no queremos perder, no queremos perder esa posición que nos corresponde en ese Programa Divino en el cual nosotros vivimos, en el cual nosotros continuaremos viviendo.

Así que oren mucho por estas actividades, que son muy importantes, para que sea de mucho beneficio para todos los ministros. Queremos que todos los ministros estén bien preparados para atender sus congregaciones, y así cada congregación lleve a cabo una labor amplia, una labor agradable a Dios, una labor sin limitaciones a lo que Dios puede hacer a través de cada una de las personas de cada congregación.

Así que Dios nos continúe bendiciendo, Dios nos guarde; y mañana continuaremos viendo las cosas que hay en nuestro tema: «PROFECÍA».

Recuerden: No vamos a recibir ni una bendición a menos que esté en esa Palabra profética; pero no vamos a dejar pasar ni una bendición que esté en esa Palabra profética; para eso es que estamos nosotros aquí.

Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, pasen todos muy buenas noches. Y será hasta mañana, Dios mediante.

«PROFECÍA».

[Revisión febrero 2020]

1 San Mateo 13:36-43

2 Salmos 78:2

3San Juan 1:1 y 3

4 Génesis 2:18

5 Génesis 2:24

6 Génesis 1:26

7 Isaías 46:10

8 Daniel 12:10

9 San Mateo 24:31

10 San Mateo 13:30

11San Mateo 13:41

Scroll al inicio