El misterio del Maná escondido

Muy buenas noches, amados hermanos y amigos presentes. Es para mí una bendición muy grande estar con ustedes en esta noche, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra profética de Dios, y ver dónde nos encontramos en este Día Postrero, y así glorificar a Dios y recibir Sus bendiciones prometidas para este Día Postrero.

Quiero leer en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, donde nos dice Dios en Su Palabra:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.

Que Dios bendiga nuestros corazones con Su Palabra, y nos abra Su Palabra, y nos abra nuestros corazones para comprenderla, y así nos llene de Sus bendiciones en este Día Postrero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO”. Este es un misterio bíblico y es una Escritura profética para todos los hijos de Dios.

Para poder comprender este misterio del Maná escondido, nosotros necesitamos ir al Antiguo Testamento, en donde Dios allí ordenó al profeta Moisés colocar el maná, ese maná, en el lugar santísimo. Vean ustedes, vamos a ver por aquí… Capítulo 16 del libro del Éxodo… Vamos a leer capítulo 16, verso 23 en adelante, del libro del Éxodo; dice:

“Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy (o sea, cocinarlo), y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió (o sea, no se llenó de gusano, ni tomó mal olor).

Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo.

Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.

Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.

Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?

Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.

Así el pueblo reposó el séptimo día.

Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.

Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.

Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes.

Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés.

Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.

Y un gomer es la décima parte de un efa”.

Ahora, vean ustedes aquí la forma en que fue colocado en el lugar santísimo ese maná, y fue escondido dentro del arca del pacto; y nadie podía ver ese maná, excepto el sumo sacerdote, que una vez al año entraba a ese lugar1.

Ahora veamos lo que nos dice el apóstol San Pablo con relación al maná; veamos aquí: capítulo 9, versos 1 en adelante, del libro de los Hebreos, de la carta a los Hebreos, dice San Pablo:

“Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.

Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición.

Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,

el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto;

y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle”.

Aquí hemos visto que era en el lugar santísimo, dentro del arca del pacto; que estaba en ese lugar; donde estaba una vasija de oro, una urna de oro, que contenía ese maná. Estaba escondido allí dentro del arca del pacto. Y ninguna persona, vean ustedes, podía estar mirando dentro del arca del pacto, porque ninguna persona podía entrar al lugar santísimo, excepto el sumo sacerdote, y Moisés cuando estuvo en la Tierra.

Vean ustedes, pues desde el lugar santísimo Dios le había dicho al profeta Moisés que Él le hablaría. Dice en el capítulo 25, verso 19 en adelante, por ahí… vamos leer de ahí en adelante, o del 18 por ahí leeremos, dice [Éxodo]:

Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio.

Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.

Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.

Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.

Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.

¿Desde dónde Dios le hablaría al profeta Moisés? Desde el lugar santísimo, de sobre el propiciatorio; desde ahí Dios se declararía a Moisés, le hablaría a Moisés todas las cosas para el pueblo hebreo.

Ahora, vean que solamente dos personas podían entrar al lugar santísimo del templo que construyó Moisés: uno era el sumo sacerdote, y el otro era el profeta Moisés. El sumo sacerdote, una vez al año; y Moisés, todas las veces que fuera necesario él entrar a ese lugar.

Ahora, vean ustedes, allí era donde estaba el maná escondido. Vean ustedes, el sumo sacerdote y Moisés eran los únicos que podían entrar al lugar donde estaba el maná escondido.

Y ahora, ¿dónde vamos a encontrar el templo de Moisés para poder ir al lugar santísimo y ver ese maná escondido, verlo ahí en el lugar santísimo, y tomar de él y comer? Ya ese templo no está; y si lo tienen en algún lugar, pues no está funcionando. Y en el tabernáculo que construyó Salomón, también allí estaba el maná escondido dentro del arca del pacto; pero ¿dónde está ese templo ahora? No lo podemos encontrar.

Así que si fuera un requisito ir al tabernáculo que construyó Moisés o al templo que construyó Salomón para ir a comer de ese maná escondido, para que Cristo nos diera de ese maná escondido, nunca podríamos encontrar ese maná escondido, y nunca podríamos comer de ese maná escondido. Pero no hay que preocuparse, porque hay un nuevo templo que ha estado siendo construido por nuestro amado Señor Jesucristo, y ese es el Templo espiritual de Jesucristo, esa es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y así como el maná estaba escondido en el lugar santísimo dentro del arca del pacto, tenemos que encontrar el Templo de Jesucristo; y pasar no solamente al Atrio, sino pasar del Atrio (pasar del Sacrificio de Cristo, que fue en el Atrio), pasar de ahí, pasar al Lugar Santo (pasar por las edades), y luego pasar al Lugar Santísimo, a la Edad de la Piedra Angular.

Ahora, durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil encontramos que Cristo ha estado dando Maná, como dio maná por cuarenta años al pueblo hebreo.

Pero vean ustedes, hubo un maná que el pueblo hebreo no se pudo comer, y fue el que estaba dentro del arca del pacto, dentro del arca del testimonio, el cual estaba en el lugar santísimo.

Ahora, vean ustedes, ese no solamente permaneció allí durante todo el tiempo, sino que permaneció aun cuando ya había dejado de caer maná sobre el pueblo hebreo. Aun, vean ustedes, ese es el maná que entró a la tierra prometida. No el que se comieron en el desierto, sino el que fue colocado en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés, dentro del arca del pacto.

Y ahora, durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, vean ustedes, Cristo ha estado dándole a Su Iglesia: Maná, de edad en edad. Este Maná que ha estado dándole de edad en edad (como le dio maná por cuarenta años al pueblo hebreo) es la Palabra, el Mensaje que Cristo le ha dado a Su Iglesia de edad en edad. Le ha dado ese Mensaje al mensajero de cada edad; y él ha recibido ese Mensaje, ese Maná, y se lo ha dado al pueblo; y con ese Alimento, con ese Maná, ha sido alimentado el pueblo de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.

De edad en edad, vean ustedes, Cristo ha tenido un siervo fiel y prudente, ¿dónde? En Su Casa. ¿Cuál es la Casa de Cristo? Su Iglesia. San Pablo nos habla de esto; miren, aquí mismo, en este libro a los Hebreos, que hemos estado leyendo del tabernáculo.

Ahora, vean ustedes, en el capítulo 3, versos 3 al 6, nos dice San Pablo:

“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;

el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno este, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.

Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.

Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.

Ahora, vean que hay una nueva casa: la Casa de Dios, la Casa de Jesucristo, que es Su Iglesia; y ahí Jesucristo es Sumo Sacerdote.

Así que vean ustedes, Él como Sumo Sacerdote ha estado en el Atrio; luego ha estado en el Lugar Santo, caminando en medio de los siete candeleros de oro o siete lámparas en el candelabro o candelero de oro; y luego pues pasa al Lugar Santísimo. Porque para pasar al Lugar Santísimo primeramente tiene que haber pasado por el Atrio, y tiene que haber pasado también por el Lugar Santo, porque está entrando a Su Casa para llegar hasta el Lugar Santísimo.

Y eso es lo que Cristo ha estado haciendo. Él estuvo acá en el Atrio, luego pasó al Lugar Santo de edad en edad, Jesucristo el Sumo Sacerdote, para en el Día Postrero pasar al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Ahora vean, Él estuvo manifestado, de edad en edad, en cada ángel mensajero.

Ahora, vean también, acá también, para pasar a este lugar hay un velo, el cual hay que pasar. Y siempre el velo, vean ustedes, es Cristo manifestado en el tiempo correspondiente. En la Primera Venida de Cristo el velo allí estaba: Jesús, el velo de carne.

Y ahora, vean ustedes, siempre hay que pasar tras el velo; porque lo que está tras el velo… Vean ustedes, lo que está tras el velo del lugar santo pues es el lugar santísimo, con todo lo que compone el lugar… o, vamos a ver… Lo que está tras el velo del lugar santo es todo lo que está en el lugar santo: están las siete lámparas ahí en el candelabro, está el pan de la proposición, y todas esas cosas que corresponden a las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.

Y luego encontramos que lo que está tras el velo del lugar santísimo es todo lo que corresponde al lugar santísimo. Ahí está el arca del pacto, las tablas de la Ley dentro del arca del pacto, ahí está el maná escondido en una vasija de oro, allí está la vara de Aarón que reverdeció, allí está el propiciatorio, y sobre el propiciatorio los dos querubines de oro; y allí está la presencia de Dios, la Shekinah, esa Columna de Fuego alumbrando allí en el lugar santísimo.

Y ahora, vean ustedes cómo Cristo ha estado moviéndose en Su Templo, tanto en la construcción de Su Templo como en la Obra (vean ustedes) correspondiente a cada etapa o a cada edad, que es la Obra de la construcción del Templo espiritual de Jesucristo.

Porque Él está construyendo una Casa, un Templo, que es una Familia, una Familia celestial; porque la Casa de Cristo es la Familia de Cristo, los descendientes de Dios, de los cuales encontramos que Jesús es el principio de esa Nueva Creación2. Una Nueva Creación; porque la primera Creación, que comenzó con Adán, cayó; y por lo tanto, todos los que vienen por medio de la descendencia de Adán, vienen sentenciados a muerte.

Se nace aquí en la Tierra por medio de la unión de un hombre y de una mujer, y luego se vive una temporada de tiempo, y la persona se muere; y se acabó toda la vida de esa persona en cuanto al cuerpo físico.

Pero por medio del segundo Adán, que es Jesucristo, al escuchar la predicación del Evangelio y creer en Cristo, creer en la Primera Venida de Cristo, y recibir Su Palabra, y recibirlo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre del Cordero: recibimos Su Espíritu Santo, y así recibimos un cuerpo teofánico, un espíritu teofánico; y ya ahí comenzamos con vida eterna.

Y luego, para el Día Postrero, recibiremos el cuerpo físico y eterno que Él ha prometido para nosotros; y ahí estaremos viviendo por toda la eternidad en un cuerpo eterno, y reinaremos con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.

Pero antes de comenzar ese Reino aquí en la Tierra, tiene que pasar la gran tribulación por esta Tierra, para quitar el reino del mundo y establecerse el Reino de Jesucristo, para que los reinos de este mundo vengan a ser los reinos de nuestro amado Señor Jesucristo. Y antes de la gran tribulación, tenemos que ser raptados; y antes de ser raptados, los muertos en Cristo tienen que resucitar primero, y nosotros los que vivimos tenemos que ser transformados.

¿Ven que hay un proceso? Y en ese proceso se van recibiendo ciertas cosas. Y antes de ser transformados, ¿qué dice la Escritura? La Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta sonará, y los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego nosotros los que vivimos seremos transformados3.

Pero antes de sonar esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, dice: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta”. O sea que tiene que venir el ministerio de los Ángeles de Jesucristo, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías.

Y para poder venir el ministerio de Moisés y Elías, el ministerio de Sus Ángeles con la Gran Voz de Trompeta, dice que será visto el Hijo del Hombre en las nubes; y para ser visto en las nubes pues tiene que mostrarse la señal del Hijo del Hombre, ¿dónde? En el Cielo.

Ahora, esto es lo que dijo Cristo en San Mateo, capítulo 24, versos 30 al 31, donde nos dice:

“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.

Dice que vendrá en una nube; y en febrero 28 de 1963 apareció una nube misteriosa en el cielo; no hubo explicación científica para esta nube, explicación científica satisfactoria para todos los científicos y para los seres humanos.

Pero ¿cuál es el misterio de esta nube? Que esta nube está compuesta por siete ángeles de Dios enviados, los cuales aparecieron al reverendo William Marrion Branham en febrero 28 de 1963, mientras él estaba de cacería en los montes de Tucson, Arizona; y uno de estos ángeles lo arrebató y se lo llevó (se lo llevo en espíritu, en cuerpo teofánico), y fue colocado juntamente con estos ángeles que aquí estaban.

Aquí están (contando al reverendo William Marrion Branham) los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil; y también hay otro Ángel (que es este que está aquí)… Vean, si tornamos la foto hacia la derecha, encontraremos que esta nube de ángeles forma del rostro del Señor Jesucristo: La barba (aquí) son los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil; y el cabello blanco (aquí) es el Ángel que era muy diferente a los demás, del cual nos habló el reverendo William Marrion Branham.

Y para estos siete ángeles mensajeros de las siete edades cumplir el tipo y figura de la barba del Señor, tuvieron que estar manifestados en carne humana aquí en la Tierra, cada uno en el tiempo que le tocó vivir.

Y para este Ángel formar el cabello blanco, o sea, cumplir el tipo y figura del cabello blanco del Señor Jesucristo, tiene que venir en carne humana en la Tierra en el Día Postrero; y eso será la Venida de este Ángel en carne humana en el Ángel del Señor Jesucristo; con eso estará dando cumplimiento al tipo y figura del cabello blanco del Señor Jesucristo.

Y ahora, vean ustedes cómo todo este gran misterio de la Segunda Venida de Cristo sería tan sencillo. Esto es para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular, donde el Ángel que era muy diferente a los demás estará ministrando aquí en la Tierra.

Y por cuanto estos siete ángeles mensajeros, que forman la barba del Señor Jesucristo, ministraron acá: primera, segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta y séptima edad, y estuvieron en los territorios donde se cumplieron esas edades, y fue a ellos que vino el Maná correspondiente a la edad en que ellos vivieron, y ellos lo dieron al pueblo: ellos fueron los siervos fieles y prudentes de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, y estuvieron alimentando a los hijos de Dios (¿dónde?) en la Casa de Dios; porque la Casa de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahí es donde nace la Familia de Dios; porque la Casa de Dios es la Casa del Pan de Dios. Y por eso ahí estaba el Pan de Dios, el Maná, el Mensaje, que venía de edad en edad para los hijos de Dios; para ser alimentados con ese Maná. Con ese Alimento que caía venía esa bendición de parte de Dios: llegaba al mensajero, y el mensajero lo repartía en su edad a la Casa de Dios, a la Iglesia de Jesucristo, a los hijos e hijas de Dios de esa edad.

Vean ustedes la parábola del siervo fiel y prudente y del mayordomo fiel y prudente; vean ustedes cómo es en la Casa de su Señor, la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo, donde Él colocaría esos siervos fieles y prudentes.

Pero ahora, vean ustedes que la bendición grande es para el siervo fiel y prudente que esté en la Casa de Dios dándole el Alimento a tiempo, la ración correspondiente a ese tiempo, al tiempo de la Segunda Venida de Cristo.

Dice, vamos a ver, a leer esto aquí, porque esto es muy importante, y es una profecía para ser cumplida en el Día Postrero. Dice el capítulo 24 de San Mateo, verso 42 al 47; dice:

Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.

Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.

¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa (¿Qué Casa? Su Iglesia) para que les dé el alimento a tiempo?”.

¿Qué Alimento? El Maná.

“Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”. San Mateo, capítulo 4, verso 4; y San Lucas, capítulo 4, verso 4; y Deuteronomio, capítulo 8, verso 3 al 4.

Sigue diciendo:

“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así”.

Bienaventurado el siervo fiel y prudente que esté en la Casa de Dios, alimentando a los hijos de Dios, en el tiempo de la Segunda Venida de Cristo.

“De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.

Y lo que esas palabritas ahí significan lo abarcan todo: “… sobre todos sus bienes le pondrá”. Busquen ustedes todos los bienes de nuestro amado Señor Jesucristo que durante el glorioso Reino Milenial estarán aquí en la Tierra manifestados en el glorioso Reino de Jesucristo. ¿Y quién estará con Jesucristo en Su Reino administrando esos bienes? Bueno, Cristo dice aquí:

“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.

Y también dice [Apocalipsis 3:21]:

“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

Y también dice:

“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin (o sea, hasta este tiempo final en el cual vivimos), yo le daré autoridad sobre las naciones (o sea, sobre todas las naciones), y las regirá (o sea, las gobernará) con vara de hierro…”.

¿Y qué más dice? Eso está en Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 28. Dice:

“… y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre…”.

Vean, la misma autoridad que Cristo ha recibo del Padre ahora la otorga al Vencedor.

Y también el Maná; vean ustedes, el Maná escondido lo entrega al Vencedor: “Al que venciere, yo le daré del Maná escondido, y le daré una Piedrecita blanca, y en la Piedrecita un Nombre Nuevo, un Nombre Nuevo que ninguno conoce sino aquel que lo recibe” [Apocalipsis 2:17].

La Piedrecita blanca, vean ustedes, el profeta Daniel la vio en la interpretación que le dio al sueño del rey Nabucodonosor, cuando el rey Nabucodonosor vio una estatua que tenía su cabeza de oro, sus pechos de plata y sus brazos de plata, y el vientre y los muslos de bronce, y las piernas de hierro, y los pies de hierro y de barro cocido; eso es el reino los gentiles mostrado por Dios en esa estatua4.

Y ahora, vean que él vio una Piedra no cortada de manos, que fue cortada del Monte, la cual vino e hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido; esa es la Segunda Venida de Cristo.

Y esa es la misma Piedra blanca o Piedrecita blanca que viene con un Nombre Nuevo; porque la Segunda Venida de Cristo es con un Nombre Nuevo, el cual Él recibió cuando murió, resucitó y ascendió al Cielo victorioso.

Por eso es que Cristo dice también: “Al que venciere…”. Vamos a ver, capítulo 3, verso 12 de Apocalipsis, dice de la siguiente manera:

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios (¿dónde? En el Templo de mi Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo), y nunca más saldrá de allí (de ese Cuerpo Místico de creyentes, o sea, de la Iglesia del Señor Jesucristo); y escribiré sobre él el nombre de mi Dios (el Nombre Eterno de Dios va a estar escrito sobre el Vencedor), y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios (la Nueva Jerusalén tendrá un nombre, y ese es el Nombre Eterno de Dios. Y, sigue diciendo), y mi nombre nuevo”.

Ahora, estas palabras de Jesucristo, vean ustedes cómo estremecen al mundo religioso, estremecen al mundo teológico; porque luego de Dios manifestarse en el Antiguo Testamento usando diferentes nombres, ahora encontramos que luego, cuando viene en Su Primera Venida, viene con el nombre Jesús.

Vean ustedes, Dios había usado: El, Elohim, Melquisedec y todos estos nombres; pero ahora cuando viene en carne humana el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, trae el nombre de Redención: Jesús.

Porque Jesús lo que significa es ‘Redentor’, y venía a hacer la Obra de Redención; por eso tenía que tener el nombre de redención.

Pero ahora en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, nos dice que Él tiene un Nombre Nuevo.

Y después de los seres humanos lograr, después de mucho tiempo, descubrir que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Jehová del Antiguo Testamento, el Ángel de Jehová, vino con el nombre Jesús para Redención…; y el pueblo hebreo y los teólogos del pueblo hebreo, los doctores en divinidad, no se dieron cuenta ni conocieron que ese era el Nombre de Dios para Redención. Ahora, después que ya tienen un conocimiento acerca del nombre Jesús (el cristianismo), ahora Jesús dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, que Él tiene un Nombre Nuevo, que ninguno conoce, y que ese Nombre Nuevo viene en la Piedrecita blanca, y que solamente lo conoce aquel que recibe esa Piedrecita blanca. Y la Piedrecita blanca es la Segunda Venida de Cristo; y la Segunda Venida de Cristo es con Su Nombre Nuevo; Su Nombre Nuevo, que es el nombre del León de la tribu de Judá, del Rey de reyes y Señor de señores.

Ahora, vean ustedes, todos los que están esperando la Segunda Venida de Cristo están esperando que aparezca un joven, con apariencia quizás de unos 33 años… Si es que no llegan a pensar que por causa de pasar tantos años, dos mil años aproximadamente, ya se haya puesto viejito.

Ahora, normalmente pues estarían esperando un joven de unos 33 años de edad, con barba, Su cabello largo, como fue dos mil años atrás la Primera Venida de Cristo, y con el nombre Jesús; pero se les olvida que Él dice que tiene un nombre nuevo.

Y ese misterio solamente lo conocería aquel que recibe esa Piedrecita blanca, o sea, la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Ángel del Pacto, viniendo el Ángel del Pacto nuevamente a Su Iglesia, a Su pueblo, a Su Casa, en este Día Postrero.

Así como, miren ustedes, Jesús decía5: “Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís…”.

Ahora, vean ustedes, hablando del anticristo Él dijo: “Cuando otro venga en su propio nombre (el nombre que él mismo se pondrá o le pondrán a él como líder), pues ustedes lo van a recibir”6. O sea, está hablando del anticristo.

Pero ahora Cristo, para Su Segunda Venida dice que Él tiene un Nombre Nuevo.

Ahora, vean ustedes que realmente es un misterio la Segunda Venida de Cristo; y más, viendo en la Escritura que viene con un Nombre Nuevo, para que sea aún más misteriosa la Segunda Venida de Cristo.

Quizás los grandes estudiosos en religiones o en religión, o en la religión cristiana, se rascan la cabeza, y dicen: “Ahora, ¿cuál será ese nombre?”. No todos se han imaginado que Él viene con el Nombre Nuevo; pero los que lleguen a leer aquí y comprendan que ese es el nombre nuevo que Él tendrá en Su Segunda Venida, ahí se les acaba – se le acaba toda la sabiduría terrenal; y solamente podrán decir: “Esto es más complicado de lo que nosotros nos imaginábamos”.

Pero miren, yo les digo: Esto es más sencillo de lo que teológicamente la religión cristiana y la religión hebrea se ha imaginado; porque en Apocalipsis, capítulo 19, dice que Él tiene en Su vestidura y en Su muslo este nombre: Rey de reyes y Señor de señores; como para Su Primera Venida el nombre que tendría sería Emanuel; pero sin embargo no vino con el nombre escrito Emanuel, pero lo que significaba Jesús era ‘Emanuel: Dios con nosotros’7.

Y será Emanuel nuevamente: Dios con nosotros, el Ángel de Jehová con nosotros nuevamente; pero en Su vestidura, en Su ropaje, en el cual Él cumplirá Su Venida, tendrá escrito ese nombre; porque viene con Su Nombre Nuevo.

Ahora, vean ustedes que se requiere entonces comer un buen Alimento; un buen Alimento, que nos alimente tan bien que nos llene de sabiduría del Cielo; y ese Alimento es el Maná escondido, correspondiente al Día Postrero.

Ahora, hemos visto que en la Casa de Dios los hijos e hijas de Dios estarían siendo alimentados por el siervo fiel y prudente de cada edad, ¿con qué? Con el Maná de cada edad, el alimento espiritual de cada edad, la Palabra de cada edad.

Y vean ustedes, han estado siendo alimentados con el Mensaje de la Primera Venida de Cristo, con el Mensaje del Evangelio de la Gracia, la revelación de la Primera Venida del Ángel del Pacto en carne humana en toda Su plenitud: con el nombre Jesús.

Pero ahora, veamos aquí: en la página 230 del libro de Las Siete Edades de la Iglesia gentil, el reverendo William Marrion Branham nos dice:

“194. Ahora, también hay el pensamiento de la participación futura del maná escondido. Yo pienso que será la participación eterna de la revelación de Jesucristo en las eternas edades venideras”.

¿Qué será el Maná escondido? La participación eterna de la revelación de Jesucristo en las edades venideras. No en estas edades, en estas siete edades, sino en las edades venideras; y para eso está la Edad de la Piedra Angular, que es una edad eterna. Y en esa edad eterna es que comemos el Maná escondido, es que comemos la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; ahí es donde comemos de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores.

Él dijo: “Yo soy el Pan vivo que he descendido del Cielo; y el que come de este Pan, vivirá eternamente”8; eso era comer de la revelación de Jesucristo en Su Primera Venida, para recibir salvación.

Y ahora, para el Día Postrero se requiere comer de Cristo en Su Segunda Venida, como León de la tribu de Judá, para poder recibir la fe, la revelación, para ser transformados y raptados; y así estar comiendo del Maná escondido.

¿En dónde estaba el maná escondido? En el lugar santísimo.

¿Dónde conseguimos el Lugar Santísimo del Templo de Dios? Ya no está el templo de Salomón, ni tampoco está el templo de Moisés, ¿dónde vamos a ir?, ¿dónde vamos a encontrar el Templo?

Aquí está el Templo. Es el Templo espiritual de Cristo, es la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, donde el Maná escondido, la revelación escondida, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, estaría escondida de todos los sabios y entendidos de tiempos pasados y de este tiempo; y también estaría escondida de los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, porque ellos se tenían que comer la revelación divina de la Primera Venida de Cristo, pero para la Edad de la Piedra Angular nos comemos la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo; eso es comerse el Maná escondido en este Día Postrero. Y es un Mensaje para toda la eternidad; es para el Milenio y para toda la eternidad.

Es la predicación del Evangelio del Reino dándonos a comer el Mensaje, la Palabra, el Maná escondido, el alimento espiritual correspondiente a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, o sea, correspondiente al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.

¿Y cómo viene ese Maná escondido para los escogidos de Dios en este Día Postrero? Viene por medio de la revelación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero:

Él le entrega a Su Ángel Mensajero el alimento espiritual para los escogidos de Dios, el Mensaje, la revelación divina de Su Venida, de Su manifestación en el Lugar Santísimo en Su Templo espiritual por medio Su Ángel Mensajero; y le revela ese misterio. Y él lo da a conocer, el Ángel Mensajero lo da a conocer a todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular; y así reciben el Maná escondido.

Ese es el Maná escondido: la revelación de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Es la revelación de Sí mismo, la revelación de Cristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Por eso es que hay que mirar lo que está detrás del velo, lo que está detrás del velo del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo. No tropezar con el velo, sino mirar lo que está detrás, para recibir el Maná escondido entrando al Lugar Santísimo; y estando ahí recibiendo ese Maná que en otras edades no se pudieron comer; porque la Segunda Venida de Cristo no podían ellos recibirla en aquel tiempo, verla, entenderla, recibirla, porque no era el tiempo para la Segunda Venida de Cristo.

El tiempo de la Segunda Venida de Cristo es la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, donde Cristo viene a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; así como vino en cada edad al mensajero, y por medio del mensajero se reveló a Su Iglesia.

Y aquí viene, en la Edad de la Piedra Angular, a Su mensajero, y se revela a Su mensajero; y por medio de Su mensajero se revela a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular. Y revelado Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, nos da a comer el Maná escondido, nos da la revelación de Su Venida como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

El Maná escondido entonces es: Cristo revelado en y a Su Iglesia en el Día Postrero. Y cuando nos comemos el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de Su Segunda Venida, nos estamos comiendo el Maná escondido; porque la revelación contenida en el Evangelio del Reino, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, es el misterio que sería abierto a nosotros; y así sería el Maná escondido dado a cada uno de nosotros.

Recuerden que el Mensaje del Evangelio del Reino, que contiene la revelación de la Segunda Venida de Cristo, nos da, en forma de Palabra, nos da a comer de Cristo mismo. Así como Melquisedec le dio a Abraham a comer pan y vino9: le estaba dando en tipo y figura de Sí mismo. Porque el pan, vean ustedes, representa a Cristo. Él dijo: “Yo soy el Pan de Vida; y el que come de este Pan vivirá eternamente”.

Ahora, podemos ver este MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO.

¿Dónde lo recibiríamos nosotros en el Día Postrero? En el Templo, en el Tabernáculo de Dios. Pero el de Moisés ya no existe, el de Salomón tampoco, ya los hebreos no tienen un templo donde tengan el maná en el lugar santísimo. Pero Jesucristo sí tiene un Templo. Jesucristo tiene un Templo, y ese Templo es Su Iglesia; y el Lugar Santísimo de Su Templo es el lugar de la Edad de la Piedra Angular. Ahí es donde tenemos que ir, ahí es donde tenemos que entrar para recibir ese Maná escondido; recibir la revelación de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Ahora, hemos visto lo que dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo, él dijo:

“[194]. Yo pienso que será la participación eterna de la revelación de Jesucristo en las edades venideras”.

Y la revelación de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, vean ustedes, es el Maná escondido para cada uno de nosotros. Porque Él viene —el Maná escondido—, viene y se manifiesta en nuestra edad, la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Y el Mensaje que surge de Él, que es el Mensaje del Evangelio del Reino y revela Su Venida, viene a ser Cristo en la forma de Mensaje para todos nosotros, es el Maná escondido.

“Y el que come de este Pan vivirá eternamente”, porque ese Maná escondido es Cristo para todos nosotros.

Y Cristo, vean ustedes, ha estado en diferentes formas manifestado: en la forma del Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, y también en la forma del Mensaje: del Mensaje, del Maná escondido; porque es Cristo en forma de Palabra para todos nosotros; porque ese Mensaje de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu Judá, es Cristo mismo revelado a Su pueblo en este Día Postrero.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes dándoles testimonio de EL MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO”.

Y todavía hay muchas cosas que podíamos – podemos hablar, pero con lo que hemos hablado ya ustedes comprenden dónde está ese Maná.

¿En qué Templo está? En el Templo del Señor Jesucristo.

¿En qué edad? La Edad de la Piedra Angular.

¿Y para quiénes es? Para los escogidos del Día Postrero.

¿Y dónde están los escogidos del Día Postrero que estarían en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo? ¡Aquí estamos, en la América Latina y el Caribe! Aquí en Cancún hay un grupo, y en diferentes lugares de la República Mexicana hay diferentes grupos; y en toda la América Latina y el Caribe hay diferentes grupos de escogidos, que están en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo comiendo del Maná escondido, comiendo de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, dándoles testimonio del Maná escondido.

Adelante comiendo del Maná escondido en este tiempo final; y que pronto todos ustedes, y yo también, seamos transformados y raptados, y vayamos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Porque todos los que estarán comiendo del Maná escondido en el Día Postrero, tienen la promesa de ser transformados y raptados si están vivos cuando los muertos en Cristo resuciten. Así que adelante comiendo del Maná escondido, ¡y buen provecho!

Que Dios les bendiga, que Dios los guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención.

Dejo con nosotros nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta noche, dándole gracias a Dios por Sus bendiciones y por el Maná escondido que Él guardó, ¿para quiénes? Para todos nosotros en este Día Postrero.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL MISTERIO DEL MANÁ ESCONDIDO”.

[Revisión mayo 2022]

1 Hebreos 9:6-7

2 Colosenses 1:15

3 Primera de Corintios 15:51-52

4 Daniel 2:31-45

5 San Juan 5:43a

6 San Juan 5:43b

7 San Mateo 1:23

8 San Juan 6:51

9 Génesis 14:18

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