Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes y radioyentes. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo, en el cual estamos viviendo.
Para esta noche nuestro tema será: “EL MISTERIO DEL SÉPTIMO SELLO”.
Este misterio contenido en este Séptimo Sello, que se encuentra en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1 en adelante, donde dice:
“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.
Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas.
Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.
Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto”.
Que Dios nos permita comprender Su Palabra en esta ocasión.
Nuestro tema, como les dije, es: “EL MISTERIO DEL SÉPTIMO SELLO”.
Este misterio, que ha estado oculto por millones de años: misterio que ha estado en la Mente de Dios, y que para el Día Postrero, para el séptimo milenio, está prometido que será revelado a todos los hijos e hijas de Dios.
Ahora, para poder comprender este misterio del Séptimo Sello tenemos que comprender que el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo; y este misterio de la Segunda Venida de Cristo ha estado en la Mente de Dios por miles o millones o billones de años, pero para el Día Postrero sería revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, encontramos este misterio aquí, en el capítulo 8, verso 1, en la apertura del Séptimo Sello, en donde encontramos que hubo silencio en el Cielo por casi media hora.
Es tan importante este misterio contenido en el Séptimo Sello, que cuando fue abierto en el Cielo… En el Cielo no sabían, no conocían este misterio, porque este es el misterio del cual Cristo dijo que ni los ángeles conocían1; y cuando fue abierto en el Cielo y fue dado a conocer en el Cielo, hubo silencio en el Cielo como por media hora. No conocían ese misterio, pero cuando fue abierto lo conocieron.
Y todo se mantuvo en silencio para que no hubiera interrupciones en el cumplimiento del Séptimo Sello aquí en la Tierra, para que así el enemigo de Dios no pudiera obstruir todo ese Programa Divino correspondiente al Séptimo Sello.
Recuerden que cuando nació el profeta Moisés, el Faraón ordenó la muerte de todos los niños varones2. Cuando las parteras veían que era un niñito varón el qué iba a nacer, tenían orden del Faraón de no dejarlo nacer vivo; pero las parteras tenían temor de Dios y permitían que los niños varones nacieran.
Y cuando le preguntaron al Faraón – cuando el Faraón les preguntó a ellas por qué estaban dejando nacer niños varones, cuando la orden era que no naciera ningún niño varón… Pues los sabios de Egipto habían visto algo en el cielo, alguna señal en el cielo que les hacía saber que nacería en medio de los hebreos el libertador del pueblo hebreo. Y el Faraón pues no quería que el pueblo hebreo fuera libertado, por lo tanto no quería que naciera el libertador del pueblo hebreo; y ordenó que todos los niños varones, cuando estaban naciendo, fueran muertos, fueron matados por las parteras.
Pero vean, estas parteras temían a Dios y no hicieron lo que el Faraón dijo. El Faraón las llamó a cuentas, y ellas dijeron: “Es que las mujeres hebreas no son como las mujeres egipcias. Las mujeres egipcias son débiles; pero las mujeres hebreas son fuertes. Bueno, han trabajado en todos los trabajos de la esclavitud; por lo tanto, son mujeres fuertes, y cuando llaman a la partera porque van a dar a luz, cuando llega la partera ya han nacido los niños”. Esa fue la salida que tuvieron las parteras, y probablemente eso era verdad también.
Ahora, vean ustedes cómo Dios bendijo esas dos parteras, porque temieron a Dios; y, conforme al Programa Divino, ellas actuaron dejando nacer a los niños, para que así pudiera nacer el profeta Moisés.
Y luego Dios lo colocó allá en la casa del Faraón, para que fuera criado allá en la casa del Faraón. O sea que lo escondió, luego, en el mismo lugar donde estaba el Faraón que lo estaba buscando3.
Ahora, podemos ver que el enemigo de Dios siempre busca el instrumento que Dios tiene para cada edad o para cada dispensación, para tratar de destruirlo, aun cuando nace aquí en la Tierra.
Así también pasó cuando el nacimiento de Jesús. Vean ustedes, el rey Herodes mandó a matar a los niños de dos años hacia abajo, cuando supo que el Mesías, el Rey de Israel, había nacido en Belén de Judea4.
Pero vean ustedes, Dios envió a Su Ángel para que le dijera a José que se fuera a Egipto con el niño y con María. Se fueron a Egipto en esa noche que el Arcángel le apareció. Y cuando el faraón – cuando el rey mandó a matar a todos los niños de dos años hacia abajo, ya el Mesías había salido de Belén de Judea, y se encontraba en Egipto.
Pero todos los niños que quedaron allí, de dos años hacia abajo, murieron, porque el rey estaba buscando al niño Jesús para matarlo; pero ni sabía el nombre, ni sabía por medio de quién había nacido, y no sabía todos esos detalles que el rey quería saber para ir directamente a ese niño y matarlo. Vean qué corazón tenía ese rey: lo mismo que el faraón de Egipto, que no tienen misericordia ni de un niño recién nacido.
Ahora, vean ustedes cómo esas personas fueron inspiradas por el diablo, eran instrumentos del diablo; y el diablo por medio de esos instrumentos estaba buscando al instrumento de Dios para destruirlo, aun siendo un niñito.
Y ahora, para que el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo no sea interrumpida, hubo silencio en el Cielo cuando fue abierto el Séptimo Sello, para que así el diablo no supiera nada con relación al misterio del Séptimo Sello, al misterio de la Segunda Venida de Cristo, y no supiera los detalles de la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, vean ustedes que la Segunda Venida de Cristo tiene un Programa que será llevado a cabo en el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo, como la Primera Venida de Cristo tenía un Programa para ser llevado a cabo en ese tiempo. Y vean ustedes, el Programa está en la Palabra: es el cumplimiento de lo que Dios ha prometido.
Y vean ustedes que la Primera Venida de Cristo no fue una cosa de un minuto o de un día, o de un mes, o de un año, sino que la [Primera] Venida de Cristo tomó 33 años: desde que fue creado en el vientre de María hasta que murió, y luego ascendió al Cielo.
Algunas personas, cuando piensan acerca de la Venida del Señor, piensan solamente de un minuto, una hora, o una semana o un mes; pero no se dan cuenta que hay un sinnúmero de promesas correspondientes a la Venida del Señor, que tienen que ser cumplidas en la Venida del Señor; y eso toma cierta cantidad de tiempo.
Por ejemplo, para el tiempo de la Primera Venida de Cristo estaba la promesa que una mujer tendría un niño. Eso fue en Génesis 3, capítulo 15, cuando Dios habló acerca de la simiente de la mujer: por medio de una mujer entonces vendría el Libertador, el Mesías prometido para la restauración de la raza humana a la vida eterna.
Y luego por medio del profeta Isaías, en el capítulo 7, verso 14, nos dice: “Porque he aquí, el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y se llamará su nombre Emanuel (que traducido es: Dios con nosotros)5”.
Esa promesa tenía que ser cumplida; por lo tanto, tenía que aparecer una mujer en la Tierra en medio del pueblo hebreo, de la descendencia de David, del rey David, en la cual se cumpliera esa promesa. Y esa promesa se cumplió en la virgen María, a la cual le apareció el Arcángel Gabriel y le dio esta buena noticia, y le dijo que por medio de ella vendría el Mesías, el Rey de Israel, el que se sentaría en el Trono de David6.
Vean, en estas palabras fue dado a conocer a María todas estas cosas que les he dicho. En el capítulo 1 de San Lucas, verso 30 en adelante, dice:
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús”.
Ahora vean, este nombre Jesús no había sido revelado al pueblo hebreo que sería el nombre que tendría el Mesías. Ese secreto del nombre que usaría el Mesías en Su Venida estaba reservado para ser revelado, ser dado a conocer, a la que tendría ese niño; y el Arcángel Gabriel le trajo el nombre que llevaría ese niño. Dice:
“Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”.
Ahora podemos ver aquí que el Arcángel Gabriel aparece a la virgen María para darle a conocer que por medio de ella vendría el Mesías, y para así darle también el nombre que tendría el Mesías. Ella fue la primera persona que escuchó el nombre que tendría el Mesías.
Y ahora, vean ustedes cómo esa promesa que había dado Dios por medio del profeta Isaías y también en el Génesis: que sería por medio de una virgen, de una mujer; ahora llegó el tiempo para hacer cumplir esa promesa, y aparece el Arcángel Gabriel para darle esta buena noticia a la virgen María. Y por medio de la virgen María, vean ustedes, nació el Mesías; y se cumplió la promesa, la profecía, que decía que sería por medio de una virgen.
Y vean ustedes, sería Emanuel, Su nombre sería Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. O sea, Dios con nosotros, Jesús es: Dios con nosotros. Dios visitando a la raza humana en un cuerpo de carne, Dios manifestado en carne humana en toda Su plenitud, en la persona de Jesús.
Y ahora, vean ustedes cómo cuando Cristo nació en Belén de Judea, ya estaba cumplida la Primera Venida del Mesías; pero estaba pasando por diferentes etapas la Primera Venida del Mesías: Tenía que nacer en Belén de Judea, luego ir a Egipto para escapar de la mano del rey Herodes; y luego, al estar en Egipto, luego cumplirse de nuevo la profecía que decía: “De Egipto llamé a mi hijo”7, porque esa profecía tendría múltiple cumplimiento. Esa profecía se había cumplido en el pueblo hebreo, porque de Egipto Dios había llamado a Israel: el pueblo hebreo; y ahora se cumpliría en Jesús también.
Siendo el pueblo hebreo el hijo primogénito de Dios como nación… Ahora, en todo primogénito se cumple esa profecía, tiene cumplimiento también.
En Jesús, siendo el Primogénito, tenía cumplimiento esa profecía también; y en cada hijo e hija de Dios, siendo los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, también tiene su cumplimiento; porque Dios nos llama del Egipto espiritual, del mundo, y nos trae a Su Reino: nos trae al Cuerpo Místico de Cristo por medio de creer en Cristo y recibir Su Espíritu Santo, y así nacer de nuevo.
Y ahora, vean ustedes cómo la Primera Venida de Cristo estaba allí cumplida, en medio del pueblo hebreo. La Estrella de Belén, esa señal de la Primera Venida del Hijo del Hombre, estaba en el cielo apareciendo por dos años consecutivamente; y unos magos allá en Babilonia vieron esa señal y salieron hacia la tierra de Israel para buscar al Mesías en medio del pueblo hebreo, porque ellos sabían que esa era la señal de la Venida del Hijo del Hombre para aquel tiempo.
Llegaron a Jerusalén buscando al Mesías, preguntando: “¿Dónde está el Rey de los judíos, que ha nacido? Porque Su Estrella hemos visto en el oriente, y hemos venido para adorarle”8. Y en Jerusalén nada sabían de la Venida del Mesías, en Jerusalén ni el sumo sacerdote (la cabeza de la religión hebrea), nada sabía acerca de la Venida del Mesías, la cual estaba cumplida ya en medio del pueblo hebreo.
Y los líderes religiosos de la religión hebrea, el Concilio de la religión hebrea, el Concilio del Sanedrín, compuesto por setenta sabios hebreos, nada sabían acerca de la Venida del Mesías, la cual estaba cumplida en medio de ellos.
Y el rey Herodes tampoco sabía nada; pero se interesó en la Primera Venida del Mesías, ¿para qué? Para buscar al Mesías para matarlo; ese era el interés político del rey Herodes, el cual amaba más su posición política que la Primera Venida de Cristo.
Y ahora vean, el rey fue el que se interesó diciendo… Vean ustedes, aquí dice: capítulo 2 de San Mateo, verso 1 en adelante, dice:
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.
Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel”.
Esa profecía está en Miqueas, capítulo 5, verso 2.
Y ahora, esa profecía tenía que cumplirse ¿dónde? En Belén de Judea. Y ya esa Estrella llevaba dos años apareciendo; por lo tanto, el Mesías tenía que tener aproximadamente dos años de edad.
“Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella…”.
O sea: desde cuándo habían ellos comenzado a ver esa Estrella apareciendo en el cielo; porque esa era la señal de la Primera Venida de Cristo, la señal del Hijo del Hombre siendo mostrada en el cielo.
En el libro de Números9 también nos enseña que de Jacob saldría una ESTRELLA; y ahí la tienen.
Ahora, esa Estrella representaba ¿qué? Representaba al Mesías en Su Primera Venida.
“… y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore”.
Ahí tenemos al rey mintiendo, porque el interés de él era saber dónde estaba para matarlo.
“Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.
Y al entrar en la casa…”.
¿Y no era en un pesebre que había nacido? Pero ya como tenía unos dos años de edad, ya no estaba en un pesebre, ya estaba en una casa.
“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”.
Ahora vean, ellos llegaron buscando al Mesías, a la tierra de Israel, y lo encontraron; porque ya la señal de la Primera Venida del Hijo del Hombre estaba en el cielo apareciendo por unos dos años.
Y cuando aparece la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y la persona ve la señal del Hijo del Hombre en el cielo, ¿qué tiene que hacer? Pues buscar en la Tierra el cumplimiento de la Venida del Hijo del Hombre; porque ya la señal está en el cielo. Y ellos, al ver la señal en el cielo, entonces buscaron en la Tierra la Venida del Hijo del Hombre, la Venida del Mesías, la Venida del Rey de Israel; y lo encontraron, porque ya estaba cumplida la Primera Venida del Mesías.
Luego encontramos que hubo un lapso de tiempo de 33 años para llegar al tope del Programa Divino correspondiente a la Primera Venida del Mesías; y el tope era la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios, muriendo por nosotros, llevando allí nuestros pecados y muriendo por nosotros, y así redimiéndonos a todos nosotros.
Ahora, vean ustedes que la Primera Venida de Cristo duró ¿cuánto? 33 años cumplida en la Tierra. Su ministerio comenzó cuando tenía cerca de 30 años, o sea, 29 años y medio; y duró tres años y medio Su ministerio. Así que a los 33 años el Mesías murió.
Cuando comenzó Su ministerio teniendo cerca de 30 años, comenzó la semana número setenta de la profecía de Daniel; y a la mitad de la semana, dice la profecía de Daniel que la vida al Mesías le sería quitada10.
Y eso sucedió cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario: murió a la mitad de la semana número setenta; y al pueblo hebreo solamente le queda la mitad de la semana setenta, para ser cumplida en el Día Postrero durante la gran tribulación; porque la semana número setenta se detuvo cuando Cristo murió allá en la Cruz del Calvario.
Y de ahí en adelante, vean ustedes, el Programa Divino se tornaría al pueblo gentil, de entre los cuales Dios llamaría un pueblo para Su Nombre11. Y entre ese pueblo para Su Nombre, también se encontrarían algunos hebreos, como los apóstoles del Señor Jesucristo y los creyentes de aquel tiempo de los apóstoles; y luego se enfocó el Programa Divino hacia los gentiles, allá en Asia Menor, bajo el ministerio de San Pablo.
Y luego, encontramos que Cristo ha estado entre los gentiles en Espíritu Santo manifestado, produciendo (¿qué?) el nuevo nacimiento de cada hijo e hija de Dios.
Se ha estado predicando el Evangelio de la Gracia durante todos estos siglos que han transcurrido, y aún en nuestro tiempo; y han estado creyendo en Cristo como nuestro Salvador, y lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo, millones de seres humanos, y recibiendo Su Espíritu Santo; y por consiguiente naciendo de nuevo: naciendo en el Reino de Dios en una nueva raza, una nueva raza celestial, de la cual Cristo es el primero.
Cristo es el principio de la Creación de Dios12, de esta Nueva Creación de seres que creen en Cristo como nuestro Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y reciben el Espíritu de Cristo; y por consiguiente, reciben un espíritu teofánico de la sexta dimensión; y así entran, por un Espíritu, al Reino de Dios, al Cuerpo Místico de Cristo13. Y ese Cuerpo Místico de Cristo es la nueva raza, que desciende de Dios por medio del segundo Adán.
Por medio de la raza antigua descendiendo a través del primer Adán venimos a la Tierra en un cuerpo mortal, con un espíritu del mundo, vivimos un tiempo aquí en la Tierra, nos ponemos viejos y después morimos. Y si no, pues morimos antes por algún accidente o alguna enfermedad. Porque la raza antigua que desciende de Adán, por cuanto pecó, la sentencia del pecado ha sido muerte, y por eso no puede vivir por toda la eternidad.
Pero por medio de Jesucristo se obtiene el nuevo nacimiento, se nace en una nueva raza, de la cual Cristo es el primero, es la cabeza, Él es el segundo Adán; y esa nueva raza nace con vida eterna. Por eso recibe un espíritu teofánico de la sexta dimensión, que es lo primero que tiene que recibir la persona para tener vida eterna; y luego recibe, en el Día Postrero, el cuerpo eterno que Cristo ha prometido para todos Sus escogidos. Ese cuerpo eterno es para ser recibido en el tiempo de la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, vean ustedes, con ese nuevo cuerpo que Cristo ha prometido para Sus escogidos, para darlo en el Día Postrero…; pues Él resucitará a todos Sus escogidos, ¿cuándo? En el Día Postrero, dijo Cristo en San Juan, capítulo 6, verso 40; dice:
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
En este capítulo 6 de San Juan encontramos cuatro ocasiones donde Cristo dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”14.
¿Y cuál es el Día Postrero? Delante del Señor, nos dice San Pedro y el profeta Moisés que un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día. Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8; y el Salmo 90, verso 4. Un día delante del Señor, para los seres humanos es mil años, o sea, un milenio. Y cuando se habla de los días postreros se habla del quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio.
Por eso es que en la Escritura encontramos que San Pablo nos dice que Dios habló por medio de los profetas del Antiguo Testamento al pueblo hebreo, y que también habló por medio de Jesucristo.
Ahora, veamos cómo él lo dice, para que ustedes tengan un cuadro claro de lo que estamos hablando; dice [Hebreos 1:1]:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…”.
¿En cuáles días? Dice:
“… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”.
Ahora vean, San Pablo, dos mil años atrás está diciendo que Dios ha hablado por medio de Su Hijo en los postreros días; y ya han transcurrido dos mil años.
¿Cómo se puede entender que San Pablo esté diciendo que aquellos eran los postreros días, y ya han transcurrido dos mil años, y todavía estamos en los postreros días?
Muchas personas, cuando hablan en este tiempo de los postreros días, se refieren solamente a este tiempo en el cual nosotros vivimos. Pero vean ustedes, San Pablo se refiere a los postreros días… Cuando habla de los postreros días se refiere: comenzando en el tiempo de Jesús.
Y también San Pedro, cuando recibieron el Espíritu Santo el Día de Pentecostés, dice que Dios había prometido por medio del profeta Joel que derramaría de Su Espíritu (¿cuándo?) en los postreros días.
En el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 14 al 20, encontramos las palabras de San Pedro; y también en Joel, capítulo 2.
Así que, ¿será que ellos se equivocaron pensando que estaban en los postreros días y no estaban? Ellos estaban, sí, en los postreros días; y Jesús estuvo en los postreros días también, teniendo Su ministerio; porque los postreros días son: el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio para los seres humanos.
Y Jesús, cuando tenía de 4 a 7 años de edad, comenzó el quinto milenio; y por lo tanto, comenzó el tiempo postrero, o sea, los días postreros; y por eso lo que ellos dijeron que Dios habló por medio de Jesucristo en los postreros días, estaba correcto. ¿Ven? No hay ninguna contradicción en la Palabra de Dios.
Y ahora, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya han transcurrido delante de Dios dos días, que para los seres humanos son dos milenios: quinto y sexto milenio; y nos encontramos en el séptimo milenio, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene.
Y ahora, nosotros que vivimos en el Día Postrero, estamos viviendo en el tiempo que Cristo dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero”. El Día Postrero es el séptimo milenio, el cual ha comenzado si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene; y si no se los añadimos, pues solamente faltan tres años para luego comenzar el séptimo milenio.
Pero ¿se le habrá atrasado a Dios el calendario? Yo pienso que no. El calendario de los seres humanos está atrasado porque ellos lo atrasaron, pero Dios no ha atrasado Su calendario.
Así que si estamos en los días postreros, si a Dios no se le ha atrasado el calendario, estamos viviendo en el séptimo milenio, que es el milenio donde Dios resucitará a los muertos en Cristo y transformará a los que estamos vivos en el Cuerpo Místico de Cristo; con nuestro cuerpo teofánico ya (el que hemos recibido cuando hemos creído en Cristo como nuestro Salvador, y hemos lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y hemos recibido Su Espíritu Santo); y estamos esperando nuestro cuerpo nuevo: el cuerpo eterno que Cristo ha prometido para todos los creyentes en Él, que han lavado sus pecados en Su Sangre y han recibido Su Espíritu Santo, los cuales tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.
Ahora, podemos ver dónde nos encontramos en el Programa Divino, y es para este Día Postrero que el misterio del Séptimo Sello será cumplido.
Ahora, vean ustedes que el misterio de la Primera Venida de Cristo tuvo 33 años de cumplimiento aquí en la Tierra; y vean ustedes, el sumo sacerdote y el Concilio de la religión hebrea, el Concilio del Sanedrín, con sus setenta sabios, no se dieron cuenta que la Primera Venida de Cristo estaba cumplida en medio del pueblo hebreo.
Más bien decían: “Este no reinará sobre nosotros”15, o sea: “No vamos a dejar que este se siente en el Trono de David para reinar sobre nosotros”. Y pidieron la muerte de Cristo, y dijeron: “¡Crucifícale! Su Sangre sea sobre nosotros”16.
Ahora, vean ustedes cómo sucedió todo en la Primera Venida de Cristo. Y ellos estaban esperando la Venida del Mesías, y estaban esperando también la venida de Elías, el cual le prepararía el camino al Señor.
El precursor de la Primera Venida de Cristo, vean ustedes, sería Elías; pero cuando vino Elías, vino con un nuevo nombre, y su nombre era: Juan el Bautista, pero el ministerio que estaba en Juan el Bautista era el ministerio de Elías. Eso lo dice el Arcángel Gabriel, y también lo dice nuestro amado Señor Jesucristo17.
Las palabras del Arcángel Gabriel son las siguientes. Dice en el capítulo 1, verso 13 en adelante, de San Lucas, dice:
“Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;
porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.
Ahora, vean que este profeta: Juan el Bautista, vendría con el poder de Elías, con el espíritu y el poder de Elías; porque cuando Dios promete que enviará un profeta que ya vino en el pasado y se fue, cuando dice que lo enviará de nuevo es el ministerio de ese profeta en otro profeta, en otro hombre del tiempo presente en donde Dios envíe ese profeta.
Y ahora, vean ustedes cómo, cuando Dios ha prometido que enviará a Elías, ha sido siempre el ministerio de Elías en otro hombre.
• La primera ocasión en que estuvo ese ministerio manifestado en la Tierra fue en Elías Tisbita.
• La segunda ocasión fue en Eliseo. Los hijos de los profetas, cuando vieron que Eliseo abrió el Jordán con el manto de Elías, como lo había hecho el profeta Elías, ellos dijeron: “El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo”18.
Y vean ustedes, las cosas que Dios le había dicho al profeta Elías que hiciera, las cuales el profeta Elías no hizo, luego las hizo el profeta Eliseo. Así que fue Elías el que las hizo, fue el ministerio de Elías el que hizo esas cosas, aunque estaba en otro hombre.
Dios le había dicho al profeta Elías, cuando estuvo en el monte del Sinaí, allá en una cueva, le dijo: “Ve por el camino por el cual has venido, y úngete a Hazael por rey de Siria, a Jehú por rey de Israel, y a Eliseo por profeta en lugar tuyo”19.
Y encontramos que el profeta Elías solamente se encontró con Eliseo; con el último al cual Dios le habló o del cual Dios le habló, con ese fue que se encontró. Y luego, encontramos que no fue a buscar a Hazael para ungirlo, ni tampoco fue a buscar a Jehú para ungirlo, sino que solamente trató con Eliseo, y Eliseo vino a ser el siervo de Elías20. Elías sabía que ese era el que vendría después de él.
Por lo tanto, Eliseo estuvo aprovechando bien el tiempo de siervo del profeta Elías; pero Eliseo no sabía que él sería el que seguiría el ministerio de Elías. No dice la Escritura que Elías le había dicho a Eliseo: “Tú serás el que tomará mi lugar. Tú tomarás mi lugar”. No.
Ahora, cuando Elías se iba a marchar, iba a ser arrebatado al Cielo en un carro de fuego, o sea, en un platillo volador, le dijo a Eliseo: “Pide lo que tú quieras, antes de que yo me vaya”. Y Eliseo le dijo: “Pues, mi petición es que venga sobre mí una doble porción del Espíritu que está en ti”. Y Elías le dijo: “Cosa difícil tú has pedido”21.
Miren, que venga un ministerio de profeta sobre un hombre, eso es una cosa difícil; porque eso ya Dios lo tiene programado desde antes de la fundación del mundo. Dios tiene programado quién será Su profeta mensajero en cada edad y en cada dispensación. Por lo tanto, no es asunto de una persona decir: “Yo quiero un ministerio de profeta”, porque eso ya está ordenado por Dios desde antes de la fundación del mundo.
Pero Elías le dijo: “Cosa difícil tú has pedido”. Pero Elías recordaba lo que Dios le había dicho: que Eliseo sería profeta en lugar de Elías; por lo tanto, el que continuaría el ministerio de Elías sería Eliseo. Así que le dijo a Eliseo: “Si tú me ves cuando yo sea tomado o quitado de en medio de ti, te será concedida tu petición; y si no, no te será concedida”.
Por lo tanto, si Elías iba para un lugar, Eliseo iba con él. Y si le decía Elías: “Quédate acá en lo que yo voy allá”. Eliseo le decía: “No, no; dondequiera que tú vayas, yo voy contigo”22.
Y cuando se marchó Elías en un carro de fuego, Eliseo lo vio. Cayó el manto de Elías, Eliseo lo tomó; y ahí, Eliseo muy triste porque se había ido su padre espiritual, quedó con el manto de Elías; y ya vio que no regresaba, porque Elías le había dicho que él se iría.
Eliseo estaba muy triste, llorando: “Carros de Israel, carros de Israel, se han llevado a Elías”, al padre espiritual de Eliseo, por eso decía: “¡Padre mío, Padre mío!”23.
Ahora, Eliseo regresa triste, pero con el manto de Elías como señal de que la petición le había sido concedida; y enseguida fue a estrenar, fue a estrenar enseguida lo que le había sido concedido: el doble ministerio que él había pedido.
Así que cuando va de regreso por el mismo camino, o hacia el mismo lugar por donde habían venido, se enfrenta con el Jordán: levantó su manto… Era el manto de Elías, pero ahora era el manto de Eliseo, pasó de dueño: de Elías a Eliseo; y eso es tipo de la Palabra de Dios y del Espíritu de Dios. Lo levantó en alto y dijo: “¿Dónde está el Dios de Elías?”, e hirió las aguas, como lo hizo Elías; y se abrieron las aguas24.
Ahora, vean cómo habló el nombre de Elías: “¿Dónde está el Dios de Elías?”, y se abrieron las aguas.
Los hijos de los profetas, que estaban al otro lado y habían visto todo lo que estaba sucediendo, dicen: “El Espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo”25. Vieron que el ministerio de Elías había cambiado de Elías a Eliseo; y ellos supieron que ya Elías no volvería a ministrar, Elías Tisbita, sino que ese ministerio pasaría o pasó a otro hombre.
Mandaron a buscar a Elías para ver si el Espíritu de Dios lo había dejado por algún lugar; buscaron y no estaba; ya se había ido para no regresar a ministrar26. Pero su ministerio pasaría a otro hombre, porque el Espíritu de Dios que estaba en Elías pasó a Eliseo.
Es el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo, el que tiene esos ministerios y el que los opera en cada profeta. Por eso es que dice que el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, dice que anunciaba los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían después de esos sufrimientos27.
Ahora, podemos ver que cuando se dice “el espíritu de Elías” o “el espíritu de cualquier profeta”, es el Espíritu de Cristo que estaba en ellos ministrando, que ministra en otro profeta operando el mismo ministerio.
Luego encontramos que en esa segunda ocasión, encontramos que fue Eliseo el que fue donde Hazael; y la misión o comisión que le había sido dada al profeta Elías, al ministerio de Elías, fue cumplida, no en el primer Elías sino en el segundo Elías, para ungir a Hazael por rey de Siria28 y a Jehú por rey de Israel29.
Porque lo que está prometido que hará Elías, si no lo hace en su primera manifestación de ese ministerio, lo hace en la segunda manifestación de ese ministerio, o en la tercera, o en la cuarta, o en la quinta. Lo que no haya hecho en ninguna de las cuatro ocasiones anteriores y que tenga la comisión de hacer, en la quinta manifestación lo hará.
• Ahora, podemos ver que la tercera ocasión en que vino el ministerio de Elías, ese Elías que había de venir para precursar la Primera Venida de Cristo, fue Juan el Bautista; y en él estaba el ministerio de Elías manifestado por tercera ocasión.
Y encontramos que el Arcángel Gabriel habló que Juan el Bautista vendría con el espíritu y virtud de Elías. Y nuestro amado Señor Jesucristo, en San Mateo, capítulo 11, verso 14, dice, hablando de Juan el Bautista dice:
“Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”.
Jesús identificó a Juan como el Elías que había de venir, ahí en San Mateo, capítulo 11 y verso 14. Y en San Mateo, capítulo 17 y versos 10 al 13, también lo identifica; dice:
“Entonces sus discípulos le preguntaron (a Jesús), diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?”.
¿Ven? Los escribas estaban esperando la venida de Elías, pero no conocían el misterio de la venida de Elías: que cuando Dios promete que vendrá Elías, es que vendrá el ministerio de Elías en otro profeta.
“Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas (está hablando de un Elías que vendrá en el futuro, para el tiempo final).
Mas os digo que Elías ya vino (ahora está hablando de Juan el Bautista, del que vino en ese tiempo), y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.
Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.
Ya es la segunda ocasión en que Jesús identifica a Juan el Bautista como el Elías que había de venir en ese tiempo, como precursor de la Venida del Mesías, como el que sería la Voz de uno clamando en el desierto y preparándole el camino al Señor30.
Era Su mensajero, el cual le prepararía el camino al Señor; y luego vendría ¿quién? El Ángel del Pacto, el Señor, el Ángel del Pacto, el cual deseaba el pueblo hebreo31; porque estaban esperando la Venida de Emanuel (que traducido es: Dios con nosotros), la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová; y cuando vino era un hombre sencillo: un joven carpintero de Nazaret era el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo.
Vean cómo se cumplió no en un doctor en teología, en un doctor en divinidad, no en un sacerdote, sino en un obrero de la construcción se cumplió la Primera Venida del Mesías.
Algo increíble para los que tenían sabiduría humana, pues Dios escondió de los ojos de los sabios y entendidos estas cosas correspondientes a la Primera Venida de Cristo. Pero lo reveló a los niños; o sea, a los que no tenían esos conocimientos teológicos, a aquellos carpinteros y también a aquellos pescadores, y a los agricultores; personas sencillas; Dios les reveló el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías.
Y Cristo, vean ustedes, dio testimonio de que en Él estaba cumplida la Venida del Mesías. Cuando Él tomó la Escritura de Isaías, capítulo 61: aquí en San Lucas, capítulo 4, Él leyó esas Escrituras. Dice, capítulo 4, verso 14 en adelante, dice:
“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.
Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.
Ahora, vean ustedes, esta Escritura de la Venida del Ungido de Dios, de la Venida del Cristo, de la Venida del Mesías, estaba cumplida en medio del pueblo; y Cristo estaba dando testimonio de que estaba cumplida en medio de ellos. ¿En quién? En Su persona.
Algunos decían32: “Tú estás dando testimonio de ti, tu testimonio no es verdadero”. Pero miren, Él estaba dando testimonio de lo que Dios testificó acerca de la Venida del Mesías. Y Él estaba dando un testimonio verdadero, porque estaba dándoles a conocer a todos ellos el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías; que ya llevaba unos 30 años y algo allí (pongamos unos 29 años y medio), porque aquí es el comienzo de Su ministerio.
Y con casi 30 años de la Venida del Mesías cumplida en medio del pueblo hebreo ¿y todavía no lo habían descubierto?
Y ahora Cristo da testimonio del cumplimiento de la Venida del Mesías, y ahora no lo quieren recibir.
Si ustedes leen, siguen leyendo ese pasaje, las personas ahí en Nazaret, donde se había criado, se levantaron furiosos en la sinagoga.
Ellos decían: “¿No es este el hijo de José? ¿No es este el hijo del carpintero; y él es carpintero también? ¿Cómo ahora van a decir que él es el Mesías, que en él se ha cumplido la Venida del Ungido de Dios?”33.
Y se levantaron todos furiosos en la sinagoga, lo sacaron fuera y lo llevaron a un despeñadero de la ciudad para despeñarlo y matarlo; pero Él se salió de en medio de ellos y se fue34.
Al Mesías que ellos estaban esperando, vean ustedes cómo querían matarlo desde el principio, desde que nació quisieron matarlo; y ahora cuando ya comienza Su ministerio también quieren matarlo; o sea que todo el tiempo trataron de matar a Jesús.
Por eso encontramos que después que Cristo nació en Belén de Judea, encontramos que la vida de Cristo quedó en un misterio. Después de que se fue a Egipto, encontramos que el Ángel le dice a José: “Regresa a la tierra de Israel”35; y regresó a la tierra de Israel, a Nazaret; y allá se crio el niño, y crecía en sabiduría y en estatura también36; pero no se explica mucho acerca de la vida de Jesús.
A los 12 años aparece en la historia nuevamente37, hablando con los sacerdotes allá en Jerusalén, y preguntándole ellos, y contestándoles también a ellos las preguntas que le hacían; y todos se maravillaban de Él. Y decían: “¿Quién es este niño? ¿Quién será este niño?”. No sabían que era el Mesías. Ellos no sabían acerca del Mesías, no sabían que ya estaba en medio de ellos. Estaba hablando con ellos y ni sabían que era el Mesías.
Con 12 años de edad, vean ustedes, manifestó toda esa sabiduría que ya tenía; crecía en sabiduría y conocimiento de Dios, y también en gracia y en estatura.
Ahora, vean ustedes cómo después (de los 12 años a los 29 años y medio) no se sabe nada. Y estuvo bien así, para que el diablo no supiera qué era acerca de la vida del Mesías; y siguiera creciendo y viviera entre los seres humanos como un hombre común y corriente, sin que el diablo se diera cuenta; para que cuando llegara el tiempo de comenzar Su ministerio, lo comenzara, y todavía el diablo no se diera cuenta que ese era el Mesías.
Por eso le decía en algunas ocasiones: “Si eres Hijo de Dios, di que suceda esto”. Y Jesús ni le hacía caso: “No tentarás al Señor tu Dios”.
— “Di que estas piedras se conviertan en pan”.
— “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”38.
Y el diablo no sabía que realmente ese era el Hijo de Dios, era el Mesías, el Cristo prometido para el pueblo hebreo; y el pueblo hebreo tampoco sabía que ese era el Mesías.
Pero María sí sabía que ese era el Mesías; porque desde que el Arcángel Gabriel le dio la noticia a María, María guardó todo eso en su corazón; y fue viendo el desarrollo de la vida de Jesús a través de todos esos años y cómo Dios obraba en Su vida, e iba guardando todo en su corazón39.
Así que María es la persona que tuvo el conocimiento de toda la historia de la vida de Jesús, aun desde antes de nacer. Y si ella no escribió la historia, nadie más la puede escribir como ella la podía escribir; y si no le dio la historia a alguno de los escritores para escribir sobre esa parte que está oculta (digamos, de 2 años a 12 años, y después: de los 12 años a los 29 años y medio), pues eso quedó en secreto. Y durante el Reino Milenial vamos a preguntarle a María cómo fue la vida de Jesús durante todo ese tiempo; y entonces escribiremos la historia de la vida de Jesús completa, también incluyendo esos años que no están registrados en la historia de la vida de Jesús.
Ahora, vean ustedes cómo todo esto ocurrió en medio del pueblo hebreo; y no se dieron cuenta que el Mesías estaba en medio de ellos, cumpliéndose allí la Primera Venida del Mesías. Es que cuando las personas hablan acerca de la Venida del Mesías, hablan acerca de la Venida del Señor, quieren que todo se cumpla en un solo día; y Dios tiene un Programa para llevar a cabo.
Ahora, vean cómo se llevó a cabo el Programa Divino correspondiente a la Primera Venida de Cristo; y murió en la Cruz del Calvario, en donde muchas personas pensaron que era la derrota de Jesús; y sin embargo era el momento en que la Victoria en el Amor Divino se estaba llevando a cabo:
Cristo llevando nuestros pecados y lavándonos en Su Sangre preciosa, y pasando al infierno en Su Espíritu teofánico, Su cuerpo teofánico; y tomando las llaves del infierno y de la muerte allí, quitándoselas al diablo; y predicándole también a las almas encarceladas que fueron desobedientes en el tiempo de Noé40; y luego pasando al Paraíso, donde estaban esperándolo los santos del Antiguo Testamento; y luego resucitando, porque tenía las llaves del infierno y de la muerte41.
Teniendo las llaves del infierno y de la muerte pudo salir del infierno, y luego pudo salir de la muerte también, con los que estaban en el Paraíso, los cuales sus cuerpos físicos habían muerto. Y teniendo las llaves de la muerte, pues podía resucitar, y con Él resucitar todos los que estaban allí en el Paraíso.
Ahora, podemos ver cómo se cumplió todo el Programa Divino correspondiente a la Primera Venida de Cristo en un lapso de tiempo de 33 años; ese lapso de tiempo de 33 años abarca la Primera Venida de Cristo.
• Y ahora, cuando se habla de la Segunda Venida de Cristo, vean ustedes, también se habla de un precursor que vendrá preparándole el camino, el cual vendrá con el espíritu y virtud de Elías; y ese fue Juan el Bautista en la Primera Venida; y para la Segunda Venida es o ha sido el reverendo William Branham; ese es el Elías que había de venir preparándole el camino al Señor para Su Segunda Venida.
Y él dijo que el Señor vendría como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y que vendría en un caballo blanco como la nieve.
Y en el libro de Los Sellos en español, en la página 277, nos dice así:
“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.
Vean, el Jinete del caballo blanco es el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo. Y ahora, la Venida del Jinete del caballo blanco para el Día Postrero, vean lo que dice el precursor que será; vean lo que será la Segunda Venida de Cristo, la Venida del León de la tribu de Judá, la Venida del Rey de reyes y Señor de señores, la Venida del Verbo. Dice:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”. (Página 256 del libro de Los Sellos).
¿Qué dice que será la Segunda Venida de Cristo? La Palabra de Dios, el Verbo, el Espíritu Santo, encarnado en un hombre; porque siempre el cumplimiento de la Venida del Señor necesita un velo de carne para ser manifestada esa promesa.
Y ahora, vean ustedes cómo allá fue en un joven carpintero, un obrero de la construcción, que nadie se podía imaginar que sería el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías.
Estuvo en la Tierra 33 años el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías, y ni se dieron cuenta los grandes líderes religiosos de aquel tiempo que la Primera Venida del Mesías estaba cumplida en medio de ellos.
El Rey de Israel estaba allí, Emanuel, Dios en carne humana manifestado, el Verbo en carne humana, la Palabra viniendo en carne humana en medio del pueblo hebreo. Eso fue la Venida del Mesías, la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová.
Y ahora, para el Día Postrero, tenemos la promesa de la Segunda Venida del Mesías, la promesa de la Segunda Venida de Cristo, la promesa de la Venida del Ungido de Dios, del Ungido con el Espíritu de Cristo, para el cumplimiento de la Venida del Señor como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Y eso, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo que será la Palabra encarnada en un hombre. Eso es lo que está prometido para ser cumplido en el Día Postrero, en este tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo.
Y eso no significa que será una cosa de un día o de una semana o de un mes. La Primera Venida de Cristo fue una cosa de 33 años cumplida en medio de la raza humana.
Ahora, podemos ver que este misterio del Séptimo Sello es el misterio de la Segunda Venida de Cristo.
¿Y qué dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo acerca de esta promesa?, ¿qué dijo en otros lugares? Él dijo que cuando comienza el Séptimo Sello a ser cumplido será un misterio por completo. Página 472 dice, del libro de Los Sellos:
“164. Noten bien el Mensaje del tiempo del fin (este Sello)… Él nos ha revelado los seis Sellos, pero no dice nada del séptimo (Sello). El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto, según la Biblia”.
Ahora, vean ustedes lo que nos dice: que será:
“… algo completamente secreto, según la Biblia. Pero antes de conocer eso… Recuerden Apocalipsis 10:1-7: que al fin del Mensaje del séptimo ángel TODOS los misterios de Dios serían conocidos. Estamos en el tiempo del fin —la apertura del Séptimo Sello.
165. El domingo pasado, hace una semana hoy, cuando estaba predicando sobre: ‘Sed humildes, sed humildes, recuerden que Dios obra en cosas pequeñas’, en verdad no me daba cuenta de lo que estaba hablando, pero ahora lo veo bien. Será de una manera tan humilde. Uno pensaría que una cosa tan tremenda sería revelada allá en el Vaticano, pero más bien viene como vino Juan el Bautista, viene como el nacimiento de nuestro Señor, ¡allá en un establo! ¡GLORIA A DIOS! ¡La hora está a la mano! ¡Aquí estamos! ¡Oh hermano!”.
Aquí podemos ver que todo será como sucedió en la Primera Venida de Cristo: hubo un precursor, el precursor de la Primera Venida de Cristo. Y para el Día Postrero tendríamos otro precursor: el precursor de la Segunda Venida de Cristo, que fue el reverendo William Branham.
Y luego vendría el precursado, que es el instrumento en donde estará el Espíritu de Cristo manifestado, en donde viene el Espíritu Santo manifestado en el cumplimiento de lo que está prometido para el Día Postrero, en donde viene la Palabra en carne humana manifestada; porque eso es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis.
“[121]. … cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
• Ahora, vean ustedes, así como es la venida de Elías, en donde cada vez que viene Elías es el ministerio de Elías en otro hombre…: vino en Elías Tisbita, luego vino en Eliseo, luego vino en Juan el Bautista, luego vino en el reverendo William Branham por cuarta ocasión; y para el Día Postrero el ministerio de Elías viene por quinta ocasión: viene por quinta ocasión manifestado en carne humana en un profeta, en el profeta de la Dispensación del Reino, que es el Ángel del Señor Jesucristo.
Y el ministerio de Moisés también está prometido para ser manifestado en el Día Postrero; y vendrá ese ministerio manifestado en el Ángel del Señor Jesucristo. Porque el que manifiesta esos ministerios es el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo; y el Espíritu de Cristo estará en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero.
Y cuando ha prometido la Venida y manifestación del ministerio de Jesucristo por segunda vez, es el ministerio de Cristo por segunda vez: manifestado en el Ángel del Señor Jesucristo; en donde el Espíritu de Cristo estará manifestando esos ministerios, esos tres grandes ministerios que han sido prometidos para el Día Postrero: el ministerio de Jesús por segunda ocasión, el ministerio de Elías por quinta ocasión, y el ministerio de Moisés por segunda ocasión.
Ahora, vean ustedes cómo el misterio del Séptimo Sello es el misterio de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Ese misterio del Séptimo Sello es el misterio de la Venida de Cristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, manifestando los ministerios de Jesús por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Moisés por segunda vez. Ese es el misterio del Séptimo Sello, que tomará una cantidad de años aquí en la Tierra.
Y a los escritos en el Libro de la Vida del Cordero les será concedido conocer este misterio del Séptimo Sello. Así como el misterio de la Primera Venida de Cristo no fue concedido conocerlo a todo el mundo, sino a las personas para las cuales fue ordenado.
Dice Cristo que los misterios del Reino de Dios fueron dados a conocer a los que creyeron en Cristo. Vean ustedes, aquí en San Mateo, capítulo 13, versos 11 en adelante, nos dice de la siguiente manera. Vamos a ver… verso 10 en adelante dice:
“Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”.
Y luego… Vean ustedes, dice:
“Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis.
Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane (en otras versiones dice: “y yo los salve”).
Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”.
Ahora, vean ustedes que todo esto que desearon ver y oír, y entender, las personas del pasado, ahora la estaban viendo y la estaban oyendo y la estaban entendiendo los discípulos de Jesucristo.
Eran bienaventurados ellos al comprender esas cosas; estaban viendo la Venida del Mesías y estaban entendiéndola, y estaban oyendo al Mesías predicando el Mensaje del Evangelio, estaban oyendo al Mesías predicando el año de la buena voluntad de Jehová.
En el capítulo 11, verso 25 al 27, dice Cristo:
[San Mateo] “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
Sí, Padre, porque así te agradó.
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.
Ahora, vean que no era un asunto de sabiduría humana, no era un asunto de quién sabe más, de quien ha estudiado más; era un asunto de aquel a quien el Hijo lo quisiera revelar. Y Jesucristo estaba revelándole a Sus discípulos el misterio de la Primera Venida de Cristo, el misterio de Su Venida en carne humana en la persona de Jesús de Nazaret, aquel joven carpintero de Nazaret. Fue en una forma sencilla que se cumplió la Primera Venida de Cristo.
Y ahora, para el Día Postrero todas estas cosas se repiten; y solamente los entendidos entenderán. Y estos entendidos son los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, que estarán viviendo en este Día Postrero, y que escucharán la Voz de Cristo; porque “el que es de Dios, la Voz de Dios oye” y “Mis ovejas oyen Mi Voz, y me siguen”.
Por lo tanto, Sus ovejas escucharán Su Voz en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, y serán llamadas y juntadas y colocadas en la Edad de la Piedra Angular; y les será abierto el entendimiento y el corazón para comprender todos estos misterios del Séptimo Sello, para comprender el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; para poder comprender ese misterio, y así recibir la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Porque sin el conocimiento de la Segunda Venida de Cristo no hay transformación para nosotros los que vivimos, ni rapto para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.
Se requiere la Segunda Venida de Cristo, y se requiere obtener el conocimiento de Su Segunda Venida como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo, para así tener la fe, la revelación, de la Segunda Venida de Cristo; y así ser preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Hemos visto: “EL MISTERIO DEL SÉPTIMO SELLO”. El misterio por el cual hubo silencio en el Cielo por casi media hora para que no se interrumpiera el cumplimiento del Séptimo Sello, que duraría unos cuantos años; o sea que no sería en un solo día todo el cumplimiento, sino que sería en un lapso de tiempo de cierta cantidad de años.
Y ahora, estamos nosotros viviendo en el tiempo del Séptimo Sello, estamos viviendo nosotros en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos.
Y para el final del Séptimo Sello será el fin de todas las cosas; y será que los muertos en Cristo resucitarán y nosotros los que vivimos seremos transformados; porque al final del Séptimo Sello es que se lleva a cabo la parte culminante del Programa de la Segunda Venida de Cristo.
Así como para el final de la Primera Venida de Cristo, cuando tenía 33 años de edad, al final de Su ministerio fue que llevó a cabo la Obra de Cordero de Dios, muriendo en la Cruz del Calvario: eso fue el final de la Primera Venida de Cristo.
Y el final de la Segunda Venida de Cristo es cuando la Obra de Reclamo es hecha y son resucitados los muertos en Cristo, y nosotros los que vivimos somos transformados; y ahí se llega a la parte culminante del Séptimo Sello.
Pero antes de eso, los escogidos estarán viendo todo lo que estará sucediendo bajo el Séptimo Sello, porque a ellos es concedido conocer el misterio del Séptimo Sello, en una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular, y en una nueva dispensación.
Y será una bienaventuranza muy grande para los escogidos de Dios, así como fue para los escogidos que siguieron a Jesús, los cuales vieron en Jesús el cumplimiento de la Venida del Mesías; aunque todavía no había realizado la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, pero ya ellos sabían que ese era el Mesías, el Cristo, el Rey de Israel.
Y ahora, para el Día Postrero, los escogidos de Dios, antes de la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación nuestra, conocerán el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, el misterio de la Venida del Espíritu Santo, de Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y nadie podrá conocer quién sea – nadie podrá conocer quién sea el Señor Jesucristo, y nadie podrá conocer quién sea el Ángel de Jesucristo, sino, vean ustedes: Nadie conocerá al Ángel del Señor Jesucristo, sino el Señor Jesucristo. Y nadie podrá conocer a Jesucristo, quién sea Jesucristo manifestado en el Día Postrero, sino Su Ángel Mensajero; y aquel a quien Su Ángel lo quiera revelar. Y Él lo estará revelando a los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
No en edades pasadas, sino en la edad vigente del Día Postrero, que es la Edad de la Piedra Angular y la Dispensación del Reino.
Ahí es donde estarán aquellos a los cuales Él les estará revelándoles el misterio de quién es Su Ángel y quién es Jesucristo manifestado en el Día Postrero como León de la tribu de Judá; porque por medio de esta manifestación de Cristo a través de Su Ángel Mensajero es que obtenemos todo el conocimiento del misterio del Séptimo Sello, del misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Y estar escuchando la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero es estar escuchando los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11; y es estar escuchando la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero y en la Edad de la Piedra Angular.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio del Séptimo Sello: Hemos visto que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; misterio que sería revelado a los escogidos de Dios en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Fuera de esa edad no hay revelación del Séptimo Sello.
Es para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino donde estarán los entendidos para comprender todas estas cosas que deben suceder pronto, por medio del Mensaje de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DEL SÉPTIMO SELLO”.
Que las bendiciones de Jesucristo sean sobre cada uno de ustedes, amados amigos y hermanos presentes, y radioyentes, y televidentes; y que Jesucristo les abra el entendimiento plenamente para comprender todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final, todos estos misterios del Reino de Dios.
Y que pronto todos los escogidos que faltan por ser llamados y juntados, sean llamados y juntados; y se complete el número de los escogidos de Dios de este Día Postrero; y todos seamos transformados y raptados, y los muertos en Cristo sean resucitados. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Amados amigos radioyentes, para obtener literatura completamente gratis, con conferencias similares a esta, ustedes pueden llamar o escribir a las direcciones y teléfonos que les estará dando el reverendo Miguel Bermúdez Marín dentro de algunos segundos, para que ustedes puedan continuar obteniendo mayor conocimiento de estos misterios del Reino de los Cielos que nos traen las bendiciones del Cielo, las bendiciones de Dios, a nuestra alma en este Día Postrero.
Que Dios les continué bendiciendo a todos; y pasen todos muy buenas noches. Con nosotros el reverendo Miguel Bermúdez Marín.
Será hasta mañana en que estaré con ustedes nuevamente. Para los que estarán aquí presentes, estaré a las 8:00 de la mañana, pero se hará la transmisión de la conferencia de la mañana durante la noche; y luego, a la 1:00 de la tarde estaré aquí presente también, en la segunda conferencia de mañana, la cual se estará transmitiendo a la 1:30 de la tarde, se estará transmitiendo en vivo esa conferencia; pero la conferencia de mañana en la mañana la estaremos transmitiendo durante la noche, en grabación, o grabada; será trasmitida ya grabada para beneficio de cada uno de ustedes, amables amigos radioyentes.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Y con ustedes el reverendo Miguel Bermúdez Marín, para darles teléfonos y direcciones.
“EL MISTERIO DEL SÉPTIMO SELLO”.
[Revisión septiembre 2022]
1 San Mateo 24:36
2 Éxodo 1:15-22
3 Éxodo 2:1-10
4 San Mateo 2:13-16
5 San Mateo 1:23
6 San Lucas 1:26-38
7 Oseas 11:1
8 San Mateo 2:2
9 Números 24:17
10 Daniel 9:26
11 Hechos 15:14
12 Colosenses 1:15
13 Efesios 2:18
14 San Juan 6:39, 6:40, 6:44, 6:54
15 San Lucas 19:14
16 Mt. 27:22-25, Mr. 15:13-14, Lc. 23:21-23, Jn. 19:6-15
17 Arcángel Gabriel: Lc. 1:17; Señor Jesucristo: Mt. 11:14, 17:10-13, Mr. 9:11-13
18 2 Reyes 2:12-15
19 1 de Reyes 19:15-16
20 1 Reyes 19:19-21
21 2 Reyes 2:9-10
22 2 Reyes 2:1-6
23 2 Reyes 2:12
24 2 Reyes 2:13-14
25 2 Reyes 2:15
26 2 Reyes 2:16-18
27 1 Pedro 1:10-11
28 2 Reyes 8:7-15
29 2 Reyes 9:1-10
30 Isaías 40:3-5, San Juan 1:23
31 Malaquías 3:1
32 San Juan 8:13-14
33 San Marcos 6:1-4, San Mateo 13:54-57
34 San Lucas 4:28-30
35 San Mateo 2:19-23
36 San Lucas 2:39-40
37 San Lucas 2:41-52
38 San Mateo 4:3-4, San Lucas 4:3-4
39 San Lucas 2:19
40 1 Pedro 3:18-20
41 Apocalipsis 1:17-18