Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes aquí en Bogotá, Colombia. Es para mí una bendición grande y privilegio estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos alrededor del tema: “EL MISTERIO DEL QUINTO CABALLO DEL APOCALIPSIS”, el cual se encuentra en el capítulo 19, versos del 11 al 21, del libro del Apocalipsis.
Leamos este pasaje para que tengamos un cuadro claro de lo que hemos de estar hablando. Dice así Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante, dice:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios.
Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
En el libro del Apocalipsis, en esta lectura, hemos visto el quinto caballo del Apocalipsis. Los cuatro caballos anteriores del Apocalipsis los encontramos en el capítulo 6 del libro del Apocalipsis, versos del 1 al 8; y quiero leerlos (estos pasajes). Dice Apocalipsis, capítulo 6, verso 1 al 8, dice:
“Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira (o sea, ‘ven y ve’).
Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira.
Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.
Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. (…); y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.
Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.
Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.
Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”.
Aquí hemos visto los cuatro caballos del Apocalipsis que aparecen en el capítulo 6; y luego, en Apocalipsis, capítulo 19, vimos el quinto caballo.
Ahora, estos cuatro caballos anteriores que aparecen y el jinete que lo monta es el anticristo, que viene en un caballo.
Y ahora, cuando se dice que viene en un caballo, cualquier persona puede pensar en un caballo literal; pero una bestia, un caballo (que es una bestia), representa un poder. Y el anticristo aquí, en estas cuatro etapas por las cuales pasa, viene montado sobre el poder o poderes: poderes políticos, religiosos y demoniacos.
Ese es el caballo que monta el anticristo, con dogmas, credos y tradiciones. Y con ese poder es que el diablo esclaviza la humanidad; ha estado el diablo esclavizando a la humanidad por miles de años.
Ya tres etapas de estos cuatro caballos del Apocalipsis se han cumplido, y falta el cumplimiento de la cuarta etapa, del cuarto caballo del Apocalipsis, en el cual el anticristo en el tiempo final estará manifestado; en donde el diablo se encarnará en toda su plenitud en el anticristo, en el hombre de pecado, y hará que todos estén sometidos a él y a su gobierno; pues el reino de los gentiles en este tiempo final estaría en los pies de hierro y de barro cocido, como lo vio el rey Nabucodonosor y le interpretó el profeta Daniel.
En Daniel, capítulo 2, dice, del verso 30 en adelante… vamos a ver… Vamos a ver aquí: verso 31 en adelante, para así comenzar aquí en esta parte. Capítulo 2, verso 31 en adelante, dice:
“Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce;
sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra”.
Aquí podemos ver que el profeta Daniel le muestra al rey Nabucodonosor el sueño que él tuvo; y en este sueño, vean ustedes, Dios le estaba mostrando al rey Nabucodonosor el reino de los gentiles.
Este reino de los gentiles comenzó con el rey Nabucodonosor. Y el rey Nabucodonosor, siendo ahí la cabeza de ese reino, vean ustedes, viene a ser —este rey— el primero del reino de los gentiles.
Y miren ustedes cómo le explica el profeta Daniel el sueño a Nabucodonosor. Porque vean, aquí están las diferentes etapas por las cuales pasaría el reino de los gentiles hasta llegar a su final. El profeta Daniel le dice [verso 37]:
“Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad.
Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro”.
O sea que el imperio babilónico vino a ser la cabeza de oro, del cual Nabucodonosor era su rey. Y por cuanto un reino está representado en su rey, Nabucodonosor era esa cabeza de oro con su reino.
Vean ustedes que el reino de los gentiles comienza en una etapa de oro.
“Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo…”.
Ese otro reino fue el segundo imperio: el imperio medo-persa, o de Media y de Persia, representado en el pecho y los brazos de plata. O sea que, al ser representado en los pechos y brazos de plata, nos muestra que es inferior; esa etapa del reino de los gentiles es inferior a la etapa del rey Nabucodonosor, a la etapa del imperio babilónico.
Vean cómo el reino de los gentiles viene bajando: viene de la cabeza de oro bajando al pecho y los brazos de plata; y a medida que va bajando va perdiendo calidad, importancia, valor.
De oro a plata, ¿cuánto vale, cuánto cuesta 1 kilo de… o 2 libras de plata? Cualquiera, quizás, las puede comprar. Pero ¿cuánto cuestan 2 libras (o sea, 1 kilo, que son 2 libras y cuarto) de oro? Ya eso es más difícil para una persona comprarlo, porque tiene mucho valor.
Y así, vean ustedes cómo el reino de los gentiles va perdiendo de valor; va perdiendo de valor y, por consiguiente, de importancia.
Luego de la cabeza de oro, que fue la etapa del reino babilónico por el rey Nabucodonosor, viene la etapa segunda, representada en el pecho y brazos de plata, que fue la etapa del imperio medo-persa (segunda etapa); y la tercera etapa viene a ser representada en ¿qué?:
“… y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra”.
Esa fue la etapa del imperio de Grecia, en donde Alejandro el Grande fue su líder máximo.
Y vean, ¿qué vale más: 1 libra o un… 2 libras y cuarto o 1 kilo (equivalente a 1 kilo) de bronce, o 1 kilo de plata? ¿Ven? Va perdiendo valor el reino de los gentiles.
Luego viene la cuarta etapa del reino de los gentiles, representada en las piernas de hierro, y pies de hierro y de barro cocido.
La cuarta etapa del reino de los gentiles tiene dos partes muy importantes, las cuales no podemos pasar por alto. Dice:
“Y el cuarto reino (o sea, imperio, cuarto imperio o cuarta etapa del reino de los gentiles) será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido.
Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil.
Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas (o sea, pactos humanos o políticos); pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro”.
La cuarta etapa del reino de los gentiles tiene dos partes:
- La parte de las piernas de hierro: eso fue el imperio romano de los Césares, el cual fue un imperio que trajo mucha muerte sobre la raza humana, y destruyó muchas cosas importantes; aunque también trajo ciertos adelantos, como el de las carreteras, y un sinnúmero de cosas más. Pero vean ustedes, se trata del reino de los gentiles en la cuarta etapa, representada en las piernas de hierro.
Y esa etapa, vean ustedes, 1 kilo de hierro comparado con 1 kilo de bronce, o 1 kilo de plata o 1 kilo de oro, usted puede notar que, comparado con el bronce, pues vale muy poco el hierro; pero comparado con la plata, vale mucho menos; y comparado con el oro, pues no vale nada.
Y esa fue la etapa en donde se cumplió la Primera Venida de Cristo.
Y la Primera Venida de Cristo estando bajo esa etapa del reino de los gentiles, encontramos que trajo la muerte de nuestro amado Señor Jesucristo; porque fue el imperio romano el que crucificó a Cristo a petición del pueblo hebreo. Así que tanto el pueblo hebreo como el imperio romano, como el reino de los gentiles, han tenido la responsabilidad y han tenido las manos llenas de la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo en las manos de una persona no le trae ninguna bendición, sino juicio y condenación. Porque la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador es para tenerla aplicada en nuestra alma, en nuestro corazón; ahí es de bendición para la persona, porque lo limpia de todos sus pecados.
Y ahora, vean ustedes cómo el pueblo hebreo, al pedir que la Sangre de Cristo fuera sobre ellos y sobre sus hijos[1], Dios ha estado demandando la Sangre de Cristo del pueblo hebreo, desde aquellos tiempos hasta este tiempo final, y por eso el juicio divino ha caído sobre el pueblo hebreo; y Hitler, Mussolini y Stalin por poco exterminan al pueblo hebreo; porque fueron hallados culpables de la muerte de Jesucristo.
Y el imperio de los gentiles es también culpable de la muerte de nuestro amado Señor Jesucristo; porque el imperio romano con el pueblo hebreo fueron los que realizaron ese crimen.
El asesino intelectual fue el pueblo hebreo, encabezado por sus líderes religiosos, como el sumo sacerdote, el Concilio del Sanedrín (los miembros del Concilio del Sanedrín, los que estuvieron de acuerdo) y los sacerdotes, y demás líderes que incitaron al pueblo a pedir la crucifixión de Cristo.
Y el imperio romano o reino de los gentiles en la cuarta etapa fue el que ejecutó ese crimen; y por consiguiente, el reino de los gentiles está sentenciado a desaparecer.
El reino de los gentiles está sentenciado a desaparecer, y los reinos de este mundo vendrán a ser de nuestro amado Señor Jesucristo[2]. Y nunca más estos reinos, o los reinos aquí en la Tierra, nunca más serán gobernados por los gentiles, sino por nuestro amado Señor Jesucristo con Su Iglesia.
Ahora, vean ustedes cómo el reino de los gentiles tiene una deuda con Dios; por eso también es que temporalmente han caído los juicios divinos sobre el reino de los gentiles, en las diferentes etapas aquí del cuarto imperio; y también sobre las etapas anteriores del reino de los gentiles han caído los juicios divinos temporalmente, porque persiguieron al pueblo hebreo y mataron muchos hebreos.
Y la Escritura nos dice, hablando del pueblo hebreo: “El que te bendijere será bendito, mas el que te maldijere será maldito”[3]. Eso lo hemos visto siendo cumplido a través de las diferentes etapas del pueblo hebreo.
Y ahora, el reino de los gentiles en la etapa cuarta, encontramos que también ha perseguido a la Iglesia del Señor Jesucristo; y por consiguiente, ha estado amontonando más juicio para sí. No solamente ha perseguido al pueblo hebreo, sino también a la Iglesia del Señor Jesucristo; y ha matado millones de creyentes en Cristo nuestro Salvador.
Ha matado millones de cristianos y también ha matado millones de hebreos; pues todos esos crímenes efectuados contra el pueblo hebreo son acreditados al imperio o reino de los gentiles, en las diferentes etapas del reino de los gentiles; y los crímenes en contra de la Iglesia del Señor Jesucristo son también acreditados al reino de los gentiles. Y en el comienzo de la Iglesia, parte fue acreditado también a los hebreos, o sea, al pueblo hebreo.
Y ahora, esta etapa de las piernas de hierro hemos visto que es el imperio romano bajo los Césares.
- Y luego pasamos a la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.
Vean, las piernas son de hierro, y luego continúa el hierro pero cubiertos con barro; o sea que el barro viene a ser los zapatos de los pies de hierro.
Así como nosotros cubrimos nuestros pies con zapatos de pieles, ahora el imperio de los gentiles se calza con los zapatos de barro; o sea que el reino de los gentiles en el tiempo final está enfangado con barro: se mezcla con barro el hierro, pero no se unen. Porque el hierro y el barro usted no los puede unir; los echa a hervir a los dos pero no se unen. Y así es la segunda parte de la cuarta etapa del reino de los gentiles.
Esta cuarta etapa se ha estado moviendo; y es en esta cuarta etapa donde al final encontramos que estos diez dedos de los pies de la estatua o imagen… Estos diez dedos son diez reyes. Vean ustedes, en Apocalipsis, capítulo 17, verso 12 en adelante, dice… (está aquí presentado, pero usando otros símbolos). Dice:
“Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles”.
Ahora, este Rey de reyes y Señor de señores es Cristo. Es el mismo que aparece en Apocalipsis, capítulo 19; vean, es el mismo que tiene escrito en Su muslo y en Su vestidura: Rey de reyes y Señor de señores. Porque no puede haber dos Rey – dos Reyes de reyes y Señores de señores, tiene que ser uno solo: el Señor Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, vean ustedes cómo el reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido se enfrentará a Cristo y le hará la guerra a Cristo, a Cristo en Su Segunda Venida como Rey de reyes y Señor de señores; pero el imperio de los gentiles ni se dará cuenta que estará enfrentándose a Jesucristo en Su Segunda Venida como Rey de reyes y Señor de señores.
Sigue diciendo el profeta Daniel:
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,
de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.
Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e incienso.
El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio.
Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia.
Y Daniel solicitó del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey”.
Ahora miren cómo este rey (Nabucodonosor), el rey del primer imperio de los gentiles, cómo reconoció en Daniel el Espíritu de Dios manifestado, y cómo colocó a Daniel en una posición importante; vean ustedes, lo colocó como gobernador de la provincia de Babilonia, o sea, sobre la capital. Y vean ustedes cómo ahí el profeta Daniel fue de bendición para esa primera etapa del reino de los gentiles.
Siendo una etapa de oro para el reino de los gentiles, vean ustedes, Dios estuvo con el profeta Daniel, allí en medio del reino de los gentiles, y hasta bendijo al rey Nabucodonosor; y hasta reveló muchas cosas al rey, y le dio a conocer que hay un Dios Creador de los Cielos y de la Tierra.
Y ahora, vean ustedes cómo en esa primera parte del imperio babilónico reconocían al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; aunque el reino de los gentiles en todas sus etapas ha tenido muchos dioses, ha tenido muchas religiones.
Ahora, vean cómo en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, que es la etapa en donde los diez reyes están con la bestia y le dan su poder y su autoridad a la bestia, esa es la etapa más desastrosa del reino o imperio de los gentiles; y es la etapa que no tiene casi valor, del reino de los gentiles.
Porque si usted compara unos pies de hierro y de barro cocido con una cabeza de oro, ¿qué vale más? Pues una cabeza de oro.
Y ahora, vean ustedes cómo el reino de los gentiles ha venido degradándose: de oro a hierro y barro cocido. Y por eso, vean ustedes, le hace la guerra a Cristo y a Su Iglesia; ya desde las piernas de hierro, vean ustedes, ha estado haciéndole la guerra a Cristo y a Su Iglesia.
Y para el Día Postrero, vean ustedes, no va a suceder lo mismo que sucedió en la etapa de las piernas de hierro, en el cumplimiento de la Venida de Cristo, Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, el cual fue muerto: fue crucificado por las piernas de hierro, o sea, por el imperio romano.
Pero para el Día Postrero, para el tiempo final, para la etapa de los pies de hierro y de barro cocido del imperio de los gentiles, la Segunda Venida de Cristo, representada aquí en una piedra no cortada de manos, que fue cortada y vino del monte…; ¿de qué monte? Del Monte de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Es de ese Monte de Dios que esa Piedra es cortada, porque Él es parte de ese Monte: Él es la cabeza de ese Monte. Él es la Piedra que los edificadores desecharon[4]. Él es la Piedra del Ángulo que corona Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes.
Y Su Venida en el Día Postrero a Su Iglesia y en Su Iglesia traerá las grandes bendiciones divinas para Su Iglesia; y hará que el reino de los gentiles deje de ser, hará que el juicio divino caiga sobre el reino de los gentiles; y establecerá el Reino de Dios en la Tierra —Cristo en Su Segunda Venida—, y los reinos de este planeta Tierra vendrán a ser de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, vean ustedes que esta etapa de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, del imperio de los gentiles, es la etapa en donde llegará a su final el imperio de los gentiles.
El imperio de los gentiles, vean ustedes, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido ha estado teniendo a un jinete en un caballo blanco (el primer caballo aquí, del capítulo 6 de Apocalipsis), y luego en un caballo rojo, y luego en un caballo negro, y por cuarta ocasión en un caballo amarillo: es el anticristo en su trayectoria desde tiempos pasados hasta este tiempo final.
Su caballo va cambiando de color. Y es el mismo jinete: el mismo anticristo, con su caballo: su poder político, religioso y demoniaco. Ese es el caballo del anticristo. Y viene con dogmas, credos y tradiciones en medio de la raza humana, en medio del reino de los gentiles.
Y ahora, para el Día Postrero, miren ustedes, el anticristo tiene un nombre aquí. Dice, capítulo 6, verso 7 al 8 [Apocalipsis]:
“Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.
Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades (o sea, el infierno) le seguía…”.
Tenía por nombre ¿qué? Muerte, y el infierno le seguía, o sea, la quinta dimensión. Y todos los que sigan a ese jinete, ¿para dónde los llevará? Pues para el infierno. Y esos que lo seguirán no tendrán sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero.
Vean, Apocalipsis, capítulo 13, verso 8, dice… Vamos a ver un poquito antes. Vamos a comenzar en el verso 1, dice:
“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia (recuerden que aguas representa naciones, pueblos y lenguas. Y el mar aquí representa naciones, pueblos y lenguas) que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo (otras versiones pueden decir ‘nombres de blasfemias’[5]).
Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad”.
Ahora vean que esta bestia tiene las características también de los imperios anteriores, porque es el mismo imperio de los gentiles en su etapa final.
Y ahora, vean ustedes que el diablo, el dragón, le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
“Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia,
y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?
También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses”.
Esos 42 meses son tres años y medio; porque tres años y medio, vean ustedes, tienen 42 meses. Son los tres años y medio de la gran tribulación.
“También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.
Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.
Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos (o sea, se le permitió hacer guerra contra la Iglesia del Señor Jesucristo y vencerlos). También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.
Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo”.
¿Ven que esas personas no tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero? Dice:
“Si alguno tiene oído, oiga.
Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos”.
Luego, en el capítulo 17, verso 8… Vamos a comenzar un poquito antes; del 1 en adelante podríamos leer. Pero vamos… (para no leer mucho), vamos a leer aquí [verso 8]:
“La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición (‘subir del abismo’: el abismo es el infierno, la quinta dimensión); y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.
Esto, para la mente que tenga sabiduría…”.
Y comienza a mostrar ahí la formación de esa etapa final. Dice:
“Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,
y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.
La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.
Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles”.
Ahora, vean cómo habrá un enfrentamiento en el Día Postrero entre el anticristo y Cristo.
“Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.
Y los diez cuernos que viste en la bestia, estos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego…”.
Estos diez reyes tienen poder atómico; y por consiguiente, al final de la gran tribulación quemarán con bombas atómicas a la gran ramera, quemarán con bombas atómicas a la bestia, como dice aquí. Dice:
“… porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.
Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre (todos) los reyes de la tierra”.
Y vean cómo también el profeta Daniel…; o sea que aun en el libro del profeta Daniel estas cosas también fueron profetizadas; porque las cosas que encontramos en el libro del Apocalipsis también las encontramos en el libro del profeta Daniel; en algunas ocasiones usando otros símbolos, pero con el mismo significado.
Por ejemplo, tenemos en el libro del profeta Daniel, en el capítulo 9, vamos a ver… Vamos a ver primero aquí el capítulo 7. Capítulo 7 dice (verso 6 en adelante, dice):
“Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo (o sea, otra bestia)…”.
Aquí están mostrados también los cuatro imperios, están mostrados aquí los cuatro imperios. Vamos a ver, vamos a buscar el cuarto imperio. Vamos a comenzar en el verso 7 mejor, donde nos habla del cuarto imperio, el imperio romano. Dice:
“Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible…”.
Esa cuarta bestia, pues son las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido en la visión o sueño de la estatua que vio Nabucodonosor. Pero ahora aquí, en esta visión que tuvo el profeta aquí (Daniel), Dios se lo muestra en esta forma, dice:
“Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro (vean cómo aparece también el hierro, ahí en los dientes); devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos”.
En la estatua que vio Nabucodonosor tenía diez dedos; y esos diez dedos aquí son los diez cuernos. Y en Apocalipsis, capítulo 17, versos 12 al 14, los diez dedos, que son los diez cuernos, son diez reyes.
“Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.
Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.
Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.
Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego”.
Ahora vean cómo ya desde el tiempo de Daniel, ya estas cosas que fueron colocadas en el libro del Apocalipsis ya también habían sido habladas al profeta Daniel en estas visiones que él tuvo.
Y aquí aparece que la bestia fue matada, fue destrozada y entregada para ser quemada; lo mismo que sucede en Apocalipsis, capítulo 7: la bestia es destruida, la gran ramera es destruida, y es quemada con fuego: eso es fuego atómico, por medio de las bombas atómicas que caerán sobre la bestia; caerán sobre la gran ramera que viene sobre esa bestia.
“Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo”.
Vean cómo a las otras bestias, o sea, a las otras etapas del imperio de los gentiles, les había sido quitado el dominio; porque cada una de esas etapas y cada uno de esos imperios perdió su dominio.
Y ahora, en el tiempo final, el imperio babilónico de Nabucodonosor ya no existe, ni el imperio de los medas y persas tampoco existe, ni el imperio de Grecia tampoco existe; pero todo eso está concentrado en el cuarto imperio, tiene todas las características de esos imperios anteriores.
“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí…”.
Miren ustedes, vamos a explicar un poquito aquí el verso 12:
“Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo”.
O sea que todavía existe Babilonia, existe Media y Persia, existe también Grecia, y Roma también.
Pero vean ustedes, es en esa etapa final en donde el imperio romano baja a la etapa de los pies de hierro y de barro cocido; y en esa etapa, el que no tiene visión profética no podrá darse cuenta que es el imperio romano cubierto con barro.
Porque el barro, si uno no mira bien lo que está dentro del barro, no se da cuenta que es el imperio romano, que ha bajado a la parte de los pies y se ha cubierto de barro; que es nada menos que la etapa en donde esos diez reyes le dan su poder y su autoridad, y firman sus pactos; y así se unen con ese imperio romano, pero que estará disfrazado en el tiempo final: cubierto de barro, hierro y barro.
Y ahora, vean cómo les ha sido prolongada la vida a todos esos lugares y todas esas etapas pasadas; les ha sido prolongada la vida pero sin poder, sin dominio. ¿Hasta cuándo? Hasta cierto tiempo; o sea, hasta la gran tribulación, donde la Piedra no cortada de manos desmenuzará los pies de hierro y de barro cocido, que es la etapa en la cual el imperio de los gentiles estaría en este tiempo final.
Y al destruir los pies de hierro y de barro cocido: será destruida toda la estatua, toda la imagen completa; y por eso el juicio divino caerá sobre los territorios donde esas etapas fueron cumplidas.
Y por consiguiente, la cuarta bestia, que es el imperio romano: será el territorio del imperio romano (que es Italia, con Roma como capital) un lugar donde el fuego atómico caerá, porque es el territorio de la etapa cuarta del reino de los gentiles.
Y también los demás territorios donde el reino de los gentiles ha estado manifestado en sus diferentes etapas, también recibirán el juicio divino.
Ahora, esto es quizás algo difícil para pensar en eso, pero ya el fuego está preparado.
Es como en el tiempo antediluviano: era difícil pensar que vendría un diluvio cuando Noé lo anunciaba, pero ya Dios había hecho el agua: H2O. Dios tenía la fórmula, y ya había hecho el agua. Por lo tanto, estaba el hidrógeno y estaba el oxígeno, que unidos en esa fórmula formaba el agua.
Así que Dios dijo que vendría un diluvio de agua, y nadie lo podía creer, excepto Noé y su familia. Y vino el diluvio, luego que Noé ya tenía el arca lista; y entraron Noé y su familia, y los animales, y las aves, y reptiles, conforme a como Dios le ordenó y la cantidad que Dios le ordenó al profeta Noé; y luego Dios cerró la puerta del arca, y cayó el diluvio sobre la Tierra[6]. Cristo dice: “Y no conocieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”[7]. No conocieron, no entendieron.
Allí estaba presente un profeta dispensacional: un hombre sencillo, pero con las dos consciencias juntas, y con un ministerio dispensacional para una nueva dispensación, la dispensación tercera, que es la Dispensación del Gobierno Humano.
Y vean ustedes, cuando Dios envía un profeta a la Tierra, algo grande Dios tiene para realizar. Y cuando envía un profeta dispensacional, entonces es algo mayor lo que Dios tiene para realizar en ese tiempo; y tiene que ser conforme a como Dios ha prometido para ese tiempo.
Y ahora, vean ustedes cómo no conocieron en el tiempo de Noé el juicio que vendría sobre la Tierra.
Y ahora, para el tiempo final, lo que está profetizado en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento es que vendrá fuego: fuego atómico, volcánico, y todo tipo de fuego se va a desatar en este planeta Tierra; y así caerá el juicio divino sobre la raza humana durante tres años y medio de gran tribulación.
A través de los años y siglos que han transcurrido, ha caído el juicio divino parcialmente sobre algunas naciones, algunas ciudades y también algunas personas; pero para la gran tribulación será el juicio divino en toda su plenitud para el reino de los gentiles, que estará en la etapa del anticristo, de la bestia, y que le hará la guerra a Cristo, sin saber que Cristo para esa etapa ha cambiado de Cordero de Dios a León de la tribu de Judá y a Rey de reyes y Señor de señores.
Por lo tanto, Cristo no va a estar enfrentándose al anticristo con mano suave, sino que la Escritura dice: “Y las regirá con vara de hierro”[8]. Cuando se habla de “vara de hierro” se habla de algo fuerte.
Vean ustedes, con vara de hierro, por cuanto también el reino de los gentiles estará en la etapa cuarta, que es la etapa de hierro; y al final, hierro y barro.
Y ahora Cristo con vara de hierro… Eso está aquí en Apocalipsis, capítulo 19, versos… vamos a ver aquí, versos 14 en adelante, dice:
“Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro (¿Cómo? Con vara de hierro); y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso (trae la gran tribulación sobre el reino de los gentiles).
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores”.
Aquí está como Rey de reyes y Señor de señores Cristo en Su Venida.
Vean que Cristo viene en el Día Postrero en un caballo blanco; y al venir en ese caballo blanco, Él obtendrá la victoria en contra del anticristo.
Ahora, vean ustedes, Cristo viene en un caballo blanco; y el anticristo, para el Día Postrero, estará en un caballo amarillo. Esos caballos son un poder.
El anticristo viene en el poder político, religioso y demoniaco; un poder mezclado con política, con religión y con poder del diablo o demoniaco.
Pero Cristo viene en un caballo blanco, un caballo blanco como la nieve, un poder: Cristo viene en el poder de Su Palabra pura.
Ese es el caballo blanco, ese es el quinto caballo del Apocalipsis, capítulo 19: Cristo viniendo en el Día Postrero como Rey de reyes y Señor de señores, viniendo, cabalgando en la Palabra pura, en el poder de la Palabra pura; sin dogmas, sin credos, sin tradiciones, sin nada de eso. Viene el poder de Dios manifestado en la Venida de Cristo en este Día Postrero.
Y es Su Venida como fue prometida: la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino con Sus Ángeles, conforme a como Cristo prometió en San Mateo, capítulo 16, versos 27 al 28; y como lo mostró en el Monte de la Transfiguración, en el capítulo 17 de San Mateo, verso 1 al 7, donde Cristo se transfiguró delante de Pedro, Jacobo y Juan.
En el Monte de la Transfiguración Su rostro resplandeció como el sol. El sol, siendo el astro rey, representa a Cristo como Rey de reyes y Señor de señores; porque Cristo es nuestro Sol. En Malaquías, capítulo 4, verso 2, dice:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”.
El nacimiento del Sol de Justicia representa ahí la Segunda Venida de Cristo.
El sol es tipo y figura de Cristo como Rey, porque el sol es el astro rey; y Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores, y es nuestro Sol, que nos alumbra el alma, y nos alumbra el entendimiento con Su Palabra para poder comprender todo Su Programa, todos los misterios del Reino de Dios.
Cristo en el Monte de la Transfiguración lo encontramos resplandeciendo Su rostro como el sol. Y esto también está mostrado en Apocalipsis, capítulo 1, verso 16, donde está el Hijo del Hombre en medio de Su Iglesia. Dice capítulo 1, verso 16, de Apocalipsis:
“Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.
Así vemos aquí el rostro del Hijo del Hombre, porque esto es el simbolismo de Cristo como Rey.
Y la Espada saliendo de Su boca (la Espada es la Palabra de Dios): la Palabra de Dios para el Día Postrero saliendo de Su mensajero del Día Postrero; porque la boca de Dios son los profetas que Él envía de edad en edad.
Y para el Día Postrero Él tendrá a Su profeta postrero, que es el profeta de la dispensación postrera; y la dispensación postrera es la séptima dispensación. Por lo tanto, tendrá al séptimo profeta dispensacional con el séptimo Mensaje dispensacional, que es el Mensaje del Evangelio del Reino para la Dispensación del Reino, por medio del mensajero de la Dispensación del Reino, que es el Ángel del Señor Jesucristo. Ese es un profeta dispensacional.
Y es la primera ocasión en que la Iglesia del Señor Jesucristo recibe un profeta dispensacional. Nunca antes la Iglesia del Señor Jesucristo había tenido un profeta dispensacional.
Jesucristo, cuando apareció como profeta, estuvo como un profeta dispensacional, pero todavía Su Iglesia no había nacido; Ella nació el Día de Pentecostés.
Y del Día de Pentecostés hacia acá Cristo ha enviado profetas y apóstoles, maestros, evangelistas y pastores[9]. Los mensajeros de las siete edades, entre ellos hay algunos que fueron profetas: como San Pablo para la primera edad, y también hubo otros como Martin; también hubo otros más.
Y también el reverendo William Branham, el mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, con el espíritu y virtud de Elías y como precursor de la Segunda Venida de Cristo; ese fue un profeta enviado por Dios, un hombre en el cual estaba un espíritu de profeta de la sexta dimensión manifestado en carne humana; y tenía las dos consciencias juntas.
Porque los profetas que Dios envía, los envía con las dos consciencias juntas; por eso es que ustedes pueden ver a través de la historia bíblica que los profetas de Dios, en diferentes etapas de la historia del pueblo hebreo y también en el Nuevo Testamento, han hecho cosas que humanamente no pueden ser hechas. No pueden ser hechas porque el ser humano normal o común solamente tiene un 10% de su cerebro consciente; o sea que el subconsciente y el consciente lo tienen separado.
Y el consciente equivale a una décima parte, y el subconsciente a… ¿a cuánto? ¿A ocho? A… vamos a ver aquí, una décima parte… u ocho partes… o nueve partes; nueve partes, sí, es el 90% (es que se me estaba confundiendo ahí las décimas con las centésimas). Una décima parte es un 10% y 9 décimas es un 90%.
Así que, vean ustedes, el ser humano desde la caída hacia acá ha venido a la Tierra en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y con una décima parte, o sea, el 10% consciente.
Pero antes, en el principio, no fue así. Adán tenía el ciento por ciento consciente; siendo un profeta, tenía las dos consciencias juntas. Y él del subconsciente pasaba al consciente todas las cosas que él necesitaba.
Si el ser humano después de la caída, con una décima parte consciente nada más, ha podido hacer tantas cosas que ha hecho, ¿cómo sería el ser humano con el ciento por ciento consciente? No tendría necesidad de muchas de las cosas que tiene en la actualidad, y no estaría esclavizado como está en la actualidad.
En el 90%, que corresponde al subconsciente, están las riquezas más grandes del ser humano.
Y es allá en el subconsciente donde el ser humano o cree o duda la Palabra de Dios; por eso es algo allá de lo profundo del alma de la persona: el creer o el ser incrédulo. Y Dios juzga el corazón y las intenciones del corazón[10].
Ahora, vean ustedes cómo el ser humano, desde la caída hacia acá, ha estado esclavizado por el diablo y ha estado sufriendo las consecuencias de la caída.
Pero por medio del Programa Divino reflejado en el Antiguo Testamento en aquellos sacrificios, Dios le ofreció al ser humano la oportunidad de liberación: cubriendo sus pecados con la sangre de aquellos sacrificios que se efectuaban; comenzando con Adán, el cual recibió ese sacrificio y recibió las pieles del animalito que fue sacrificado[11]. Adán y Eva estaban bajo ese sacrificio que fue hecho por ellos.
Y vean, de ahí en adelante, luego encontramos a Abel ofreciendo a Dios un sacrificio de un corderito, de un animalito.
Caín no tenía en su alma esa revelación, ese entendimiento, ese conocimiento, y trajo frutas a Dios como una ofrenda[12]; pero por el pecado no hay ofrendas de frutas ni nada de eso, sino el sacrificio y ofrenda por el pecado es un sacrificio con sangre, un sacrificio de un animalito allá, que era tipo y figura del Sacrificio de Cristo como Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario.
Por eso aquellos sacrificios que el pueblo hebreo ofrecía a Dios y que también ofreció Abel funcionaron para cubrir sus pecados, y para Adán también.
Pero vean ustedes que ninguna persona podía cubrir sus pecados, excepto aquellos que ofrecían esos sacrificios a Dios.
Caín, vean ustedes, por cuanto no ofreció a Dios un sacrificio por su pecado, se quedó con sus pecados a la vista de Dios y no pudo ser redimido. Y luego se convirtió en el primer ser que mató físicamente a otra persona: a su propio hermano por parte de madre[13]. Y vean ustedes, comenzando la raza humana, Caín vino a ser un asesino.
Y ahora, vean cómo han surgido tantos problemas de guerras y de muertes en medio de la raza humana, desde la caída hacia acá.
Pero vean ustedes cómo Dios ha estado guiando al ser humano hacia el Sacrificio de Cristo: los fue guiando con los tipos y figuras primero, en lo que llegaba el Sacrificio perfecto, para así el ser humano hacer contacto con la vida eterna, y recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo; y así, por consiguiente, recibir un cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, para —si el cuerpo físico de la persona muere— esa persona ir a vivir al Paraíso, a la sexta dimensión, en ese cuerpo teofánico que recibió de parte de Jesucristo.
Y luego, para el Día Postrero tiene la promesa de resucitar en un cuerpo eterno, donde estará habitando esa persona con el cuerpo teofánico que recibió.
Y nosotros los que vivimos y creemos en Cristo como nuestro Salvador, y hemos lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y hemos recibido Su Espíritu Santo, tenemos la promesa (que es) de que si permanecemos vivos hasta el momento en que los muertos en Cristo sean resucitados, y los vemos, seremos nosotros transformados, y tendremos un cuerpo eterno y glorioso como el de nuestro Señor Jesucristo: un cuerpo glorificado; y así seremos a imagen y semejanza de Jesucristo.
Y todas estas personas que tendrán este cuerpo eterno en el Día Postrero son los que vienen con Cristo en Apocalipsis, capítulo 19. Ese es el poderoso Ejército del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, del Jinete del quinto caballo de Apocalipsis, del capítulo 19.
Cristo dijo en una ocasión: “Mi Reino no es de este mundo; si fuera de este mundo, yo pediría al Padre y Él me enviaría, me daría (¿cuántas legiones, Miguel?) doce legiones de ángeles”[14]. ¿Y cuántos ángeles tiene cada legión? ¿Dos mil?, ¿o cuántos? (Después lo busca por ahí, en donde dice “legión”, en la concordancia, a ver si dice cuántos son). [Hno. Miguel: Creo que tres mil. Tres mil].
Así que, si son tres mil, serían ¿cuántos? 36.000; y si son dos mil, pues serían 24.000. Pero miren, un ejército de ese tamaño hubiera destruido todo el ejército romano y todo el imperio romano.
Si un Ángel en medio del pueblo hebreo, en una noche mató ¿cuántos, Miguel? [Hno. Miguel: Creo que fueron 148.000]. O sea, ¿más de cien mil personas? Dice Miguel aquí: más de cien mil personas mató un Ángel solo en una noche[15]. Ahora, ¿cómo serían de veinte a cuarenta mil ángeles como soldados bajo el mando del Arcángel Miguel?; y el Arcángel Miguel, vean ustedes, bajo el mando de Jesucristo.
Así que, si llega Cristo a pedir doce legiones en aquel tiempo, hubiera establecido el glorioso Reino Milenial luego de acabar con todo el imperio romano. Pero vean ustedes, estaba en las piernas de hierro, esa etapa de hierro; no podía hacerlo.
Es para el tiempo final que Cristo como la Piedra no cortada de manos viene y hiere a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, y quita el reino de la bestia, del anticristo, y establece Cristo Su glorioso Reino Milenial; y reinará sobre el Trono de David, sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
- Porque como Hijo de David: Él es el heredero al Trono de David, para sentarse sobre el Trono de David y reinar sobre el pueblo hebreo. Él es el heredero al Reino de David; ese era el Reino Mesiánico.
- Y como Hijo de Abraham: Él es el heredero a todo el territorio de Israel; y Él es heredero a toda la simiente de Abraham.
- Y como Hijo del Hombre: Él es heredero al planeta Tierra con todos sus habitantes, y Él es heredero al reino o reinos del planeta Tierra completo.
Y nosotros somos reyes y sacerdotes, y reinamos con Cristo mil años y luego por toda la eternidad. Y reinaremos en medio del pueblo hebreo, y sobre el pueblo hebreo, y sobre todas las naciones, con Cristo nuestro amado Salvador.
- Y como Hijo de Dios: Jesucristo es heredero de los Cielos y de la Tierra también. Y nosotros como hijos de Dios somos herederos, con Cristo, de los Cielos y de la Tierra también.
Y aquí en Apocalipsis, capítulo 19, viene el Rey de reyes y Señor de señores, y los que vienen con Él son elegidos y fieles: son los escogidos de Dios, son reyes y sacerdotes también. O sea que viene con una multitud de reyes y sacerdotes, viene con la multitud de todos los escogidos de Dios: los escogidos de las edades pasadas y los escogidos de este tiempo final.
Y cuando ocurra la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación nuestra, veremos lo grande que es el Ejército de nuestro amado Señor Jesucristo, un poderoso Ejército, ese Ejército del Jinete del quinto caballo del libro del Apocalipsis.
Y ahora, podemos ver que grandes cosas estarán sucediendo en este Día Postrero.
Ahora, ¿cómo se va a desenvolver todo? Dejemos que todo ocurra conforme al Programa Divino.
Ya sabemos que el quinto caballo del Apocalipsis, que aparece en Apocalipsis, capítulo 19, es un poder: el poder de la Palabra pura. Y el Jinete es Cristo; Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Es Jesucristo, el Espíritu Santo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.
El precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham, orando en una ocasión… aparece aquí su oración; y quiero leer parte de su oración aquí, en la página 277 del libro de Los Sellos en español, donde dice:
“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.
¿Quién es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? Es el Espíritu Santo; o sea, Jesucristo, el Espíritu Santo.
Y ahora, para el Día Postrero, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, estará manifestado aquí en la Tierra. ¿Y cómo será esa manifestación? Porque con Su Venida Él traerá grandes bendiciones a Su pueblo, a Su Iglesia, y luego al pueblo hebreo.
En el libro de Los Sellos en español, en la página 81 nos dice:
“108. Ahora fíjense bien: Entonces es Él, el Cordero, Quien toma Su lugar majestuoso cuando Sus santos llegan para coronarle ‘Rey de reyes y Señor de Señores’”.
Aquí, vean ustedes que nos cita Apocalipsis, capítulo 19.
También en el libro de Los Sellos en español, el precursor de la Segunda Venida de Cristo nos dice [pág. 134]:
“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.
¿Y cómo será que se encarnará el Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo?, ¿cómo se encarnará en el Día Postrero, cómo vendrá encarnado? ¿Cómo vendrá encarnado el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? ¿Cómo vendrá el Espíritu Santo en el caballo blanco de Apocalipsis 19, en la Palabra pura? ¿Cómo vendrá manifestado el Espíritu Santo en la Palabra pura en el Día Postrero? En el libro de Los Sellos en español, página 256, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo (en el tercer párrafo):
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
La Palabra de Dios encarnada en un hombre, el Verbo encarnado en un hombre. O sea que el Verbo vendrá manifestado en carne humana en un hombre, en un profeta, en el Día Postrero; así como vino el Verbo, la Palabra, el Ángel del Pacto, encarnado dos mil años atrás en el velo de carne llamado Jesús.
Ese velo de carne, esa vestidura, tenía un nombre: el Nombre para Redención. Tenía escrito en la vestidura de Su Primera Venida, tenía el Nombre de Redención: tenía el nombre Jesús; tenía allí el Nombre del Cordero de Dios.
Y ahora, para el Día Postrero, en Su vestidura y en Su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores; o sea que el nombre de Rey de reyes y Señor de señores estará ahí escrito en la vestidura que Él tendrá en el Día Postrero.
Ahora, “Rey de reyes y Señor de señores” no es un nombre, sino títulos del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 en Su manifestación en el Día Postrero en carne humana; y todos esos títulos que Él tiene serán cumplidos en Su manifestación en el Día Postrero en carne humana.
Y el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, del cual habla en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, Él dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios (…); y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
Escribirá sobre el Vencedor ese Nombre: el Nombre de nuestro Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Hay personas que no saben que el Señor Jesucristo tiene un Nombre Nuevo; y Él dice que lo escribirá sobre el Vencedor; porque el Vencedor será Su vestidura, Su velo de carne, a través del cual Él estará vestido en carne humana visitando a Su Iglesia en el Día Postrero, y luego visitando al pueblo hebreo.
- Vean ustedes, cuando el Espíritu Santo estuvo manifestado en Elías Tisbita, operando aquel ministerio tan poderoso del Espíritu Santo, el nombre de esa vestidura donde estaba el Espíritu Santo manifestando ese ministerio se llamaba Elías.
- Luego, cuando vino el Espíritu Santo manifestado en carne humana en Eliseo, vean ustedes, el ministerio de Elías tenía un nuevo nombre. ¿Y ese nombre estaba dónde? En la vestidura donde estaba ese ministerio. En la vestidura, el velo de carne donde estaba ese ministerio, estaba el nombre nuevo para esa segunda manifestación del ministerio de Elías.
- Cuando Elías vino por tercera vez, pues fue el ministerio de Elías en otro hombre. Cuando estuvo en la Tierra por tercera vez Elías, tuvo en su vestidura un nuevo nombre: Juan el Bautista.
- Luego, cuando estuvo por cuarta ocasión Elías, el ministerio de Elías en carne humana, velado en carne humana (que es el ministerio del Espíritu Santo manifestando ese mismo ministerio que había manifestado en el profeta Elías), ahora cuando se manifiesta ese ministerio del Espíritu Santo por cuarta ocasión en carne humana, en un velo de carne, en una vestidura de carne, tiene un nuevo nombre Elías: en su cuarta manifestación Elías se llama (¿cómo?) William Marrion Branham.
En la tercera se llamó Juan el Bautista, en la segunda se llamó Eliseo y en la primera se llamó Elías.
Ahora vean cómo el nombre del ministerio es el nombre por el cual es llamado el ministerio; pero vean ustedes, el nombre nuevo que tiene ese ministerio es el nombre del velo de carne, de la vestidura en donde está ese ministerio.
- Y ahora, tenemos la promesa de una quinta manifestación de Elías; es una quinta manifestación del ministerio de Elías en una nueva vestidura, o sea, en un nuevo velo de carne.
Y tendrá un nuevo nombre Elías; ese será el nombre del velo de carne, o sea, de la vestidura nueva que tendrá para el Día Postrero, en donde estará manifestado el ministerio de Elías como uno de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, y de Zacarías, capítulo 4; como uno de los Dos Ungidos. Es uno de los dos ministerios ungidos para el Día Postrero.
Y el ministerio de Moisés está prometido para ser manifestado en el Día Postrero.
En su primera manifestación, algunos miles de años atrás, el velo de carne se llamaba Moisés, o sea, la vestidura donde estaba aquel ministerio de Dios se llamaba Moisés. Moisés significa ‘sacado de las aguas’; y las aguas representan la Palabra, y también representan el Espíritu Santo.
Y ahora, para el Día Postrero tenemos la promesa de la venida de Moisés por segunda vez, como uno de los Dos Olivos; pero en la vestidura, en el velo de carne en donde estará el ministerio de Moisés nuevamente, tendrá un nombre; o sea, será un nuevo nombre para Moisés, será un nuevo nombre para el ministerio de Moisés, y ese nombre será el nombre que tenga el velo de carne, la vestidura donde estará ese ministerio.
Y el ministerio de Jesús está prometido para ser manifestado en el Día Postrero por segunda vez en toda Su plenitud. Y estará el Verbo, la Palabra, Jesucristo, manifestando Su ministerio en la Tierra por segunda vez en un velo de carne, y eso será la Palabra encarnada en un hombre en el Día Postrero, encarnada en un profeta: en el profeta de la Dispensación del Reino y Edad de la Piedra Angular, el cual estará en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo y luego en medio del pueblo hebreo.
Y será la primera ocasión en que la Iglesia del Señor Jesucristo tendrá un profeta dispensacional, en donde estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestando el ministerio de Jesús por segunda vez, el ministerio de Elías por quinta vez y el ministerio de Moisés por segunda vez.
Por lo tanto, esos ministerios manifestados en el Día Postrero en el Ángel de Jesucristo, manifestados por Jesucristo en Espíritu Santo, tendrán un nombre nuevo; y ese será el nombre de la vestidura, del velo de carne en el cual estarán manifestados esos ministerios; ese será el nombre del profeta de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular.
Y ese es el Nombre que para el glorioso Reino Milenial estará siendo usado por Cristo como Rey de reyes y Señor de señores.
Es uno de los misterios grandes del Reino de Dios, pero fue Cristo el que dijo esto, y nadie le puede ni quitar ni añadir a lo que Cristo ha dicho. Dice, vean ustedes, Apocalipsis… desde Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, está hablando de un nuevo nombre, y dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.
Esa Piedrecita blanca es Jesucristo, la Piedra no cortada de manos, la Piedra que los edificadores desecharon, el cual vino dos mil años atrás y fue desechado, rechazado por el pueblo hebreo, y crucificado por el imperio romano.
Y ahora, para el tiempo final, esa Piedrecita viene ¿con qué? Con un Nombre Nuevo. La Segunda Venida de Cristo es con un Nombre Nuevo.
Y dice que dará esa Piedrecita blanca ¿a quién? Al Vencedor; así como dice: “Le daré la estrella de la mañana”; o sea, es lo mismo. Cristo es la Estrella de la Mañana, la Estrella resplandeciente de la Mañana, y Cristo también es la Piedra, la Piedrecita blanca con un Nombre Nuevo.
Y darle la Piedrecita blanca o darle la Estrella resplandeciente de la Mañana, vean ustedes, eso es darle la Segunda Venida de Cristo manifestada en el Vencedor. Y Cristo viene con un nombre nuevo: el Nombre Eterno de Dios.
Ahora, ya aquí vemos que la Piedrecita tiene un Nombre Nuevo; y el que recibe la Piedrecita (o sea, la Segunda Venida de Cristo), el Vencedor, pues recibe ahí todo lo que trae esa Piedrecita.
Vean todo lo que trae esa Piedrecita (así por encima vamos a ver). En Apocalipsis, capítulo 2 también, verso 26 al 29, dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin (¿Hasta cuándo? Hasta el fin. Así que en el fin habrá un Vencedor que estará guardando las obras de Cristo), yo le daré autoridad sobre las naciones…”.
¿Cuál de los siete ángeles mensajeros de las siete edades tuvo autoridad sobre todas las naciones? Ninguno de ellos. ¿Por qué? Porque esta promesa solamente fue cumplida parcialmente en los mensajeros de las edades pasadas; pero en toda su plenitud se cumplirá en el que estará en el fin. Y el fin es el Día Postrero. Ese es el Día Postrero, el fin del tiempo. Y ese mensajero será el Ángel del Señor Jesucristo, el profeta de la Dispensación del Reino.
“… yo le daré autoridad sobre las naciones…”.
Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 11, tiene autoridad sobre las naciones, y aun tiene autoridad y poder sobre la naturaleza.
“… y las regirá con vara de hierro…”.
Pero ¿y no era el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, Jesucristo, el Espíritu Santo, el que regirá con vara de hierro a las naciones? Aquí dice:
[Apocalipsis 19:15] “De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso”.
Vean, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, dice que es el que hace eso; pero vean ustedes que este Jinete es el Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo.
Y ahora, miren ustedes, Él dice:
[Apocalipsis 2:26] “Al que venciere (…), yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre…”.
O sea que la autoridad que recibió del Padre (Jesucristo), ahora la coloca en el Vencedor, y por medio del Vencedor manifiesta esa autoridad. Y eso es una promesa para el Vencedor que estará viviendo en el Día Postrero, en el séptimo milenio, y que será el profeta de la Dispensación del Reino.
Y ahora, vean cómo lo que ha recibido del Padre lo otorga al Vencedor, a Su Ángel Mensajero; y por medio de Su Ángel Mensajero, Jesucristo en Espíritu Santo opera todo lo que Él recibió del Padre.
“… y le daré la estrella de la mañana.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Y ahora pasamos al capítulo 3, verso 12, de Apocalipsis, donde dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí (¿y quién deseará salir de allí después que ha logrado entrar?); y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
El Nombre Eterno de Dios, el Nombre de la Nueva Jerusalén (que es el Nombre Eterno de Dios) y el Nombre Nuevo de Jesucristo es el mismo Nombre; y ese Nombre, Cristo dice: “Yo lo escribiré sobre el Vencedor”.
Así que el Nombre que Jesucristo recibe, el Nombre Nuevo, cuando asciende al Cielo victorioso… Ahora, así como otorga la autoridad y poder que recibió, y la otorga al Vencedor, vean ustedes, también otorga Su Nombre Nuevo: “Escribiré sobre él, le voy a dar autoridad sobre las naciones, las regirá con vara de hierro; y voy a escribir sobre él Mi Nombre Nuevo”, que es el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y es el Nombre Eterno de Dios.
Pues no hay un nombre superior para la Ciudad de nuestro Dios que el Nombre Eterno de Dios. Y no hay un nombre mejor, un nombre nuevo para Jesucristo mejor que el Nombre Eterno de Dios. Y no hay un nombre mejor, para ser escrito sobre el Vencedor, que el Nombre Eterno de Dios, que es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Y ahora, vean ustedes todas las cosas que Cristo estará colocando en el Vencedor.
Y miren lo que sucederá con el Vencedor durante el Reino Milenial. Dice Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
En la misma forma en que Jesucristo cuando venció y ascendió al Cielo, y se sentó en el Trono del Padre, en el Trono de Dios en el Cielo, ahora en esa misma forma Jesucristo promete que hará con el Vencedor, y lo sentará en Su Trono.
¿Y cuál es el Trono de Cristo?, porque Cristo se sentó en el Cielo, en el Trono del Padre; pero ahora Cristo dice que Él tiene un Trono: “Se sentará conmigo en Mi Trono”. Vamos a ver cuál es ese Trono de Jesucristo, donde Él se sentará y desde donde Él reinará, y donde Él también sentará a Su mensajero, al Vencedor.
En San Lucas, capítulo 1, verso 30 en adelante, dice… Vamos a ver… Verso 26, para que tengan el cuadro claro aquí; dice… Capítulo 1, verso 26 en adelante, de San Lucas, dice:
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
Ese es el Trono del Señor Jesucristo, ese es el Trono que Él hereda aquí en la Tierra; ese es el Trono de David, al cual Jesucristo es heredero.
Y Jesucristo en Espíritu Santo viniendo en el Día Postrero como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, como Rey de reyes y Señor de señores, como Hijo del Hombre e Hijo de David, reclamará ese Trono y se sentará en Su Trono; porque ese es Su Trono. Él es el heredero a ese Trono: al Trono de David.
Y con Él se sentará el Vencedor; y por medio del Vencedor manifestará esa autoridad sobre todas las naciones, y las regirá con vara de hierro. Y sobre el Vencedor estará el Nombre Eterno de Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, de la Nueva Jerusalén, y el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Y se cumplirá la promesa de San Mateo, capítulo 24, que hace Cristo al siervo fiel y prudente. Capítulo 24, verso 42 al 47, dice (en San Mateo, dice Jesús):
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”.
El Hijo del Hombre vendrá (¿qué?) a la hora que no pensáis.
¿Cómo viene el Hijo del Hombre? Viene como Hijo del Hombre e Hijo de David.
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?”.
Ahora, ¿cuál es la Casa de Dios, la Casa del Señor? Esa es la Iglesia del Señor Jesucristo.
En Hebreos, capítulo 3, el apóstol San Pablo nos dice en los versos 5 al 6, dice:
“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.
Vean ustedes, la Casa de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo. Porque así como nos dice en San Lucas (la lectura que tuvimos), en el capítulo 1; miren ustedes aquí, capítulo 1 de San Lucas dice:
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David”.
Ahora, cuando se dice “de la casa de David”, se dice “de la descendencia de David”, o sea, de la familia de David.
José era un descendiente de David, era un príncipe de la casa de David; así como también María era descendiente del rey David, por lo tanto ella era una princesa. Aunque José y María eran pobres, pero vean ustedes, la pobreza no quita lo que uno es delante de Dios.
Y ahora, vean ustedes que José era de la casa de David, y también María.
Ahora, cuando se dice “de la casa”, no se está hablando de cuatro paredes, sino de la familia, de la descendencia.
Y aquí cuando se habla de la Casa de Dios, de la Casa del Señor, se está hablando de la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, de los hijos e hijas de Dios, que son la Casa de Dios.
Y es sobre esta Casa sobre la cual Cristo ha sido colocado como Hijo sobre Su Casa. Porque no hereda – un siervo no hereda la Casa de Dios, ni hereda esa herencia divina, tiene que ser un hijo de Dios. “Y Cristo como Hijo sobre Su Casa, la cual Casa somos nosotros”.
Y ahora, Cristo, el cual está sobre Su Casa, vean lo que hace. Dice:
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?”.
Ahora vean, el Señor de la Casa, que está sobre Su Casa, que es Cristo, ha colocado siervos sobre Su Casa, ha colocado mensajeros sobre Su Casa, ha colocado para Su Iglesia siervos fieles y prudentes.
San Pablo en la primera edad, para dar el alimento espiritual a los hijos de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo en la primera edad; y así alimentar a los hijos de Dios ¿con qué? Con la Palabra de Dios; porque “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”[16].
Y San Pablo, siendo la boca de Cristo, la boca de Dios para la primera edad, de él estaba saliendo esa Palabra de Dios para la Casa de Dios, para los hijos de Dios en esa primera edad.
Y así de edad en edad Cristo envió siervos fieles y prudentes, los cuales fueron fieles y prudentes en la edad que les tocó vivir, y alimentaron a los hijos de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, trajeron el alimento espiritual de la Palabra de Dios, del Mensaje de Dios correspondiente a la edad en que Dios los envió.
Pero ahora, ¿cuál es el siervo fiel y prudente de todos estos siervos que Él enviaría a Su Casa? ¿Cuál es el siervo fiel y prudente al cual…? Dice: “Al cual, cuando Su Señor venga…”. Vamos a ver:
“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así”.
O sea, el siervo fiel y prudente que esté en la Casa de Dios alimentando a los hijos e hijas de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo (¿con qué?) con la Palabra de Dios, con el Mensaje correspondiente a ese tiempo. ¿Al tiempo de qué? El Mensaje, el alimento espiritual correspondiente al tiempo de la Venida del Señor.
¿Cuál es ese siervo fiel y prudente que estará en la Casa de Dios dando ese alimento espiritual cuando venga su Señor, cuando se cumpla la Segunda Venida de Cristo? Ese siervo que estará en la Casa de Dios, o sea, en la Iglesia de Jesucristo, el cual estará aquí…; porque es aquí, en la Edad de la Piedra Angular, donde se cumple la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, la pregunta es: ¿Quién es ese siervo fiel y prudente, ese hombre bienaventurado?
“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.
“Sobre todos Sus bienes”; o sea que vendrá a ser el administrador de todos los bienes de su Señor. Y por eso es que:
- le da autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro;
- le da la Piedrecita blanca; o sea, la Segunda Venida de Cristo la manifiesta Cristo por medio, y la revela, por medio de Su Ángel Vencedor, de Su Mensajero Vencedor;
- y escribe sobre él Su Nombre Nuevo, que es el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, la Jerusalén, la Nueva Jerusalén, y es el Nombre Eterno de Dios.
[Apocalipsis 3:21] “… (y) le daré que se siente conmigo en mi trono…”.
- O sea que irá para el glorioso Reino Milenial directo a Jerusalén, para sentarse allí con Cristo en Su Trono.
“… sobre todos sus bienes le pondrá”.
O sea que los escogidos del Día Postrero tendrán en el glorioso Reino Milenial de Cristo un buen representante; porque ese que se sentará con Cristo en Su Trono allá será el Vencedor que estará viviendo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, dándole el alimento espiritual a los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el territorio que corresponde a la Edad de la Piedra Angular, que es el territorio latinoamericano y caribeño.
Y vean todas las bendiciones que Cristo colocará sobre el Vencedor, sobre el Vencedor que estará viviendo en el Día Postrero y que es el Ángel del Señor Jesucristo.
Siendo el administrador, el mayordomo o siervo fiel y prudente, estará administrando todos los bienes de Cristo; o sea, Cristo por medio de él, Cristo en Espíritu Santo, estará por medio de Su mensajero administrando todo lo que Él ha prometido para Su Iglesia en el Día Postrero.
Cristo ha prometido la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final para llamar y juntar a los escogidos, y para luego traer la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Y por medio de Su Ángel Mensajero, Cristo —con esa Gran Voz de Trompeta— en Espíritu Santo estará hablando, con esa Gran Voz de Trompeta, y estará llamando y juntando a Sus escogidos, y estará así revelándonos todos estos misterios, todas estas cosas que deben de suceder pronto, en el séptimo milenio, o sea, en el Día Postrero.
Y así es como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es Jesucristo en Espíritu Santo, viene en el Día Postrero velado en carne humana; viene Jesucristo en Espíritu Santo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, en carne humana.
“[121]. … cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
Es la Venida del Espíritu Santo encarnado en un hombre; y ese hombre es el profeta de la Dispensación del Reino y Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular.
Y por medio de ese profeta es que estará Jesucristo en Espíritu Santo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, cabalgando en el caballo blanco de la Palabra pura en este Día Postrero; porque ese caballo blanco representa, simboliza, el poder de la Palabra pura: sin dogmas, sin credos, sin tradiciones, sino la Palabra pura de Dios para este Día Postrero.
Y por eso es que viene el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, dándonos Su Mensaje del Evangelio del Reino; representado ese Mensaje en la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta y en los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10.
Porque los Siete Truenos es la Voz de Cristo en Su Venida clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces. Es la Voz de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores velado en carne humana, viniendo en carne humana; viniendo el Verbo, la Palabra, Jesucristo en Espíritu Santo, viniendo en carne humana en Su Ángel Mensajero, en el profeta de la Dispensación del Reino, en el Día Postrero, hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y al estar escuchando las cosas que Él nos estará hablando por medio de Su Ángel Mensajero, estamos escuchando ¿qué? Los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10.
Ahora hemos visto el misterio del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, que es el [quinto] caballo del libro del Apocalipsis.
Y el precursor de la Segunda Venida de Cristo nos dijo, en la página 2 del mensaje “El único lugar provisto por Dios para adorar”[17], él nos dijo: “Del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco. Recorreremos esta senda (o sea, este camino ministerial) una vez más (o nuevamente). Es una promesa”.
Siendo una promesa tiene que estar en la Biblia; y en Apocalipsis 19 aparece el Jinete en ese caballo blanco.
Y ahora, el precursor de la Segunda Venida de Cristo dice que vendrá ¿de dónde? Del occidente.
La América Latina y el Caribe pertenece al occidente, juntamente con Norteamérica.
Ya en Norteamérica Dios cumplió la séptima edad de la Iglesia gentil, y solamente le queda la América Latina y el Caribe para cumplir la Edad de la Piedra Angular y estar presente el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19; y estar presente el pueblo que lo recibirá en este Día Postrero, en Su Venida, en la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, que es conforme a lo que dijo Dios por medio del precursor de la Segunda Venida de Cristo: “La Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
Esa es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.
Viene en el caballo blanco de la Palabra pura: sin dogmas, credos y tradiciones; viene en el poder de la Palabra pura. Y por eso, con ese poder de la Palabra pura, realizará todo lo que Él ha prometido para este Día Postrero.
¿Y dónde están los que verían al Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 viniendo en el Día Postrero en carne humana? Aquí estamos, en la América Latina y el Caribe. Y estamos aquí, en la Edad de la Piedra Angular, que corresponde al territorio latinoamericano y caribeño, donde se abre una nueva dispensación que se entrelaza con la Dispensación de la Gracia, pues se abre la Dispensación del Reino y se entrelaza con la Dispensación de la Gracia.
Y abre esa nueva dispensación: el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, viniendo en carne humana; viniendo el Verbo, la Palabra, el Ángel del Pacto, Jesucristo en Espíritu Santo; viniendo en carne humana: viniendo en un hombre en el Día Postrero; y manifestándose, y cumpliendo cada promesa que Él ha hecho para este Día Postrero, cumpliendo cada una de esas promesas en el momento correspondiente para cada una de ellas.
O sea que viene cumpliendo cada promesa en una forma progresiva, para así introducir el glorioso Reino Milenial; pues introduce también el séptimo milenio.
Si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio; pero si no le añadimos los años de atraso que tiene, faltan solamente tres años para terminar el sexto milenio y comenzar el séptimo milenio.
Ahora, ¿se le habrá atrasado el calendario a Dios? ¿Qué usted piensa? Yo pienso que no. ¿Quién podrá atrasarle el calendario a Dios?
Ahora, a los seres humanos sí se les ha atrasado, pero a Dios no se le ha atrasado. Así que, si no se le ha atrasado el calendario a Dios, pues Dios tiene que estar cumpliendo Sus promesas correspondientes al séptimo milenio en una forma progresiva. Ya muchas han sido cumplidas, y faltan otras de ser cumplidas.
Por ejemplo, la resurrección de los muertos en Cristo, Cristo dijo que sería ¿para cuándo? Vamos a ver para qué tiempo. Cristo dijo en San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero (¿Para cuándo Él dice que tiene la comisión de resucitar a los muertos en Cristo? Para el Día Postrero).
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
¿Para cuándo es la resurrección? Para el Día Postrero.
Por lo tanto, la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta es también para el Día Postrero; “porque será tocada la Trompeta (la Trompeta Final), y los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego nosotros los que vivimos seremos transformados”. Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 55.
Y ahora, vemos que esto también, lo que fue señalado para el Año de Jubileo: que se tocaría la Trompeta del Año del Jubileo y se proclamaría libertad en toda la Tierra. Esa es la libertad gloriosa de los hijos de Dios: cuando seamos transformados los que vivimos, luego que los muertos en Cristo hayan resucitado con cuerpos eternos.
Esa es la adopción de los hijos de Dios: es la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, para estar adoptados como hijos de Dios con cuerpos eternos, a imagen y semejanza de Jesucristo, con un cuerpo glorificado; y obtener nuestra herencia, la herencia de Dios, y ser coherederos con Cristo, y reinar con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo; porque ese es el Reino de Dios, que será establecido en la Tierra.
Y ahora, ¿dónde están los hijos e hijas de Dios del Día Postrero, que reinarán con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad? Aquí estamos. Hemos dicho: “¡Presentes!” al llamado de Jesucristo en este Día Postrero con la Gran Voz de Trompeta, con el Mensaje del Evangelio del Reino, con el cual está llamando y juntando a todos Sus escogidos en este Día Postrero en la América Latina y el Caribe.
La América Latina y el Caribe es el escenario del Programa Divino correspondiente al Día Postrero en Su Cuerpo Místico de creyentes, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Estamos viviendo en el tiempo más glorioso y en el territorio más importante de la actualidad del Programa Divino; juntamente con el territorio de Israel, que es el territorio donde será establecido el Reino, y desde donde Cristo gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Y así como nosotros estaremos viendo en este Día Postrero la Venida del Jinete del quinto caballo blanco de Apocalipsis 19, el pueblo hebreo también lo verá; lo verá viniendo sobre el caballo blanco de la Palabra pura. Y con ese poder de la Palabra pura realizará todo lo que está prometido para este Día Postrero.
Hemos llegado al tiempo más glorioso de todos los tiempos. Hemos llegado al tiempo de la apertura del misterio del quinto caballo del Apocalipsis y del Jinete que viene en ese quinto caballo del libro del Apocalipsis, del capítulo 19.
Ahora, hemos visto que el caballo representa un poder, y ese es el poder de la Palabra pura; por eso viene con el poder de la Palabra hablada en el Día Postrero. Ahí estará manifestado el poder de Dios en toda Su plenitud.
Pero todo comienza en una forma sencilla y progresiva, hasta que se llegue a la manifestación de Dios en toda Su plenitud, y se cumplan las promesas de los grandes eventos que serán realizados y de los grandes milagros que serán vistos por medio de solamente hablar la Palabra; lo cual será cumplido en la Venida del Jinete de Apocalipsis 19, el cual estará hablando; porque ese Jinete es el Espíritu Santo, es Cristo en Espíritu Santo viniendo en el Día Postrero en carne humana, viniendo en un hombre.
Y de la boca de Cristo saldrá esa Espada, esa Palabra. Y la boca de Cristo para el Día Postrero será Su velo de carne, Su Ángel Mensajero, Su profeta de la Dispensación del Reino.
Y con esa Palabra que saldrá de la boca de Cristo, del mensajero de Cristo, se realizarán los grandes eventos prometidos por Cristo para este Día Postrero.
Y llegará a una etapa en donde Cristo, por medio de Su profeta de la Dispensación del Reino, que es Su Ángel Mensajero, hablará y las cosas sucederán.
Habrá una etapa en donde grandes milagros físicos serán realizados. Y ustedes van a ver no solamente sanidad divina sobre personas que tengan cáncer o alguna otra enfermedad, sino que también verán muertos siendo resucitados; pues es Cristo el que resucitará. Dice: “Y Yo le resucitaré (¿cuándo?) en el Día Postrero”.
No solamente van a ver un muerto, van a ver los millones de hijos e hijas de Dios que han partido (que sus cuerpos han muerto hace miles de años atrás), los van a ver resucitados en cuerpos eternos para nunca más morir; y ese sí que es un milagro, un milagro prometido por Cristo para el Día Postrero. “Porque todos los muertos escucharán la Voz del Hijo de Dios y resucitarán, se levantarán”; ¿para qué? Para vida eterna[18].
Y vamos a ver… Miren, personas que les faltaba un brazo o una pierna, ¿ustedes creen que cuando resuciten van a venir todavía cojos?, ¿van a venir con una pierna menos? No. Van a venir con sus dos piernas en el nuevo cuerpo.
Y aun ellos estando en el Paraíso —los creyentes en Cristo—, si les faltaba una pierna o un brazo o un ojo, en el cuerpo teofánico que tienen no están allá cojos, ellos están allí en un cuerpo que está completo; y cuando regresen al nuevo cuerpo, será un cuerpo que estará completo también.
El que tenía muchos problemas es el cuerpo físico; en este es que tenemos nosotros problemas. Pero en el nuevo no tendremos ni un solo problema.
Y ahora, para la cúspide o parte culminante de la etapa de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, se verán también grandes milagros físicos en medio de las gentes que estarán viviendo en estos cuerpos mortales; pero eso tiene un tiempo.
Eso tiene un tiempo, y por eso es que no nos adelantamos, sino que esperamos que llegue ese tiempo.
Ahora la etapa es de la Voz de Cristo, del Espíritu Santo, llamando y juntando a Sus escogidos por medio de darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y darnos a conocer así el misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Segunda Venida, de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19.
Ese es el misterio que es abierto, que es dado a conocer; y con ese misterio siendo dado a conocer son llamados y juntados todos los escogidos de Dios.
Ese es el misterio que los Siete Truenos contienen y dan a conocer; y produce el avivamiento, el despertamiento de la Edad de la Piedra Angular, en el territorio correspondiente a la Edad de la Piedra Angular, o sea, en la América Latina y el Caribe; así como el avivamiento, el despertamiento correspondiente a cada edad, vino por medio del Mensaje de Cristo a través del mensajero de cada edad, en el territorio donde estaba cada mensajero.
Y ahora, vean ustedes, el despertamiento, el avivamiento espiritual para el alma nuestra, correspondiente al Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, viene por medio de la revelación que nos da la Voz de Cristo, la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y los siete truenos emitiendo sus voces; la Voz de Cristo, los Siete Truenos, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, dándonos a conocer el misterio de la Venida de Cristo, de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo a la Edad de la Piedra Angular, en medio de los latinoamericanos y caribeños, manifestado Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, a través del mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Vean lo que produciría este avivamiento que estamos teniendo en la América Latina y el Caribe en este tiempo final. No podía venir este despertamiento, este avivamiento, en otra forma.
Dios había establecido la forma en que vendría ese avivamiento: sería por medio de los Siete Truenos, que revelan el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; la Venida del Espíritu Santo, del Verbo, de la Palabra de Dios encarnada en un hombre. Ese es el misterio de la Segunda Venida de Cristo, ese es el misterio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, verso 11 al 21.
Y ese es el misterio que nosotros estábamos esperando que Jesucristo nos abriera en la América Latina y el Caribe, en otro idioma, que no era el del séptimo mensajero, ni el del sexto, ni el del quinto, ni el del cuarto, ni el del tercero, ni el del segundo, ni el del primero tampoco.
Ese no fue el idioma en que hablaron los sietes ángeles mensajeros, porque ese sería el idioma en que hablaría Cristo por medio de Su Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino a los latinoamericanos y caribeños, para que pudiéramos entender el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.
Hemos visto en esta ocasión: “EL MISTERIO DEL QUINTO CABALLO DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS”.
Y habrá un enfrentamiento de – con el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 con el jinete del caballo amarillo de Apocalipsis, capítulo 6, verso 7 al 8. O sea que habrá un enfrentamiento del jinete del cuarto caballo, que es el anticristo (el jinete del caballo amarillo), con y contra el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19.
El Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 es Cristo, el Espíritu Santo, viniendo en carne humana en el Día Postrero, viniendo en un hombre; y el jinete del caballo [amarillo] de Apocalipsis, capítulo 6, versos 7 al 8, es el diablo viniendo encarnado en el anticristo, en el hombre de pecado. O sea que estarán aquí los dos, y habrá un enfrentamiento.
Ahora, hemos visto este misterio del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, y hemos visto lo que es el caballo blanco de Apocalipsis 19.
Estaré nuevamente con ustedes a las… en la próxima actividad, luego del almuerzo, a las 2:00 de la tarde; y el tema será (vamos a leer un poquitito aquí para que ustedes tengan ya una idea de lo que estaremos hablando): “EL MISTERIO DEL ÁNGEL CON EL SELLO DEL DIOS VIVO”, el cual aparece en Apocalipsis 7, verso 2 en adelante, donde dice:
“Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.
Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel”.
Y ahí nos detenemos. Sobre eso es que hemos de estar hablando en la próxima actividad, a las 2:00 de la tarde.
Así que estaremos viendo ese misterio escondido ahí, en ese pasaje bíblico, en ese pasaje profético, para ser cumplido en este tiempo final.
Que las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo, nuestro Salvador, el Ángel del Pacto, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, el Rey de reyes y Señor de señores, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto todos seamos transformados y raptados.
Y pronto los que faltan por ser llamados y juntados escuchen el llamado de Cristo y vengan, y sean juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular.
Y pronto también los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos, y todos los que estamos vivos seamos transformados; y todos con cuerpo eterno y glorificado estemos aquí de 30 a 40 días en esa manifestación de los hijos e hijas de Dios en cuerpos eternos, y luego nos vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo, para estar con Él tres años y medio en esa gran fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero; y luego regresemos a la Tierra para el glorioso Reino Milenial de Jesucristo, donde estaremos como reyes y sacerdotes reinando con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, radioyentes y televidentes; y continúen pasando una tarde o un día lleno de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
Nos veremos nuevamente a las 2:00 de la tarde, Dios mediante.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
Con nosotros nuevamente el reverendo y misionero Miguel Bermúdez Marín.
Dios les bendiga.
“EL MISTERIO DEL QUINTO CABALLO DEL APOCALIPSIS”.
[Revisión junio 2023 – JR]
[1] San Mateo 27:25
[2] Apocalipsis 11:15
[3] Génesis 12:3, 27:29; Números 24:9
[4] Salmos 118:22, 1 Pedro 2:7
[5] Reina-Valera 1909
[6] Génesis 7:6-18
[7] San Mateo 24:38-39
[8] Apocalipsis 2:27
[9] Efesios 4:11-12
[10] Hebreos 4:12
[11] Génesis 3:21
[12] Génesis 4:3-5
[13] Génesis 4:8
[14] San Mateo 26:53, San Juan 18:36
[15] 2 Reyes 19:35
[16] Dt. 8:3, Mt. 4:4, Lc. 4:4
[17] SPN65-1128M “El único lugar provisto por Dios para la adoración”, pág. 1, párr. 6 / Citas, pág. 166, párr. 1485
[18] San Juan 5:25