El misterio de la Semilla de la Palabra creadora

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí una bendición grande estar con ustedes aquí en Melipilla, Chile, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este Día Postrero.

Para lo cual quiero leer en San Juan, capítulo 1, versos 1 al 18, donde dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.

Leemos también en Génesis, capítulo 1, verso 1, donde dice de la siguiente manera:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.

Nuestro tema para esta ocasión es: “LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”. “EL MISTERIO DE LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”.

A través de la Escritura hemos obtenido el conocimiento de que Dios es el Creador de todas las cosas.

En Hebreos, capítulo 11, verso 1 al 3, dice:

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.

Hay algo que no se ve, que es la Palabra; pero de esa Palabra, que es la Semilla creadora, de esa Palabra, vean ustedes, vino a existencia el universo completo.

También nos dice en Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas…”.

Ahora vean, aquí nos dice que por medio de Cristo, por medio de Su Hijo, Dios, dice que creó todas las cosas. Dice:

“… a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”.

Ahora, podemos ver que Cristo o Jesucristo en Su cuerpo teofánico, antes de venir a esta Tierra en el cuerpo de carne llamado Jesús, encontramos que fue el que creó todas las cosas. Por medio de Jesucristo en Su cuerpo teofánico fueron creadas todas las cosas, fueron hechas todas las cosas, todo el universo.

Y esto nos muestra que cuando dice: En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, esto nos muestra que Dios estaba en Su cuerpo teofánico; y Dios estando en Su cuerpo teofánico: ese es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; ese es Jesucristo en Su cuerpo teofánico. Porque:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo (¿era quién?) era Dios.

Este era en el principio (¿con quién?) con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.

Y ahora, vean ustedes, ¿dónde estaba la Vida? En el Verbo; y de ahí es que surge toda la vida para toda la Creación: del Verbo que era con Dios y era Dios.

Y ahora, vean ustedes, el verso 14 de este mismo capítulo 1 de San Juan dice:

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…”.

Cuando el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, lo conocimos por el nombre de Jesús.

Y ahora, vean ustedes el Verbo hecho carne, el Verbo que era con Dios y el Verbo que es Dios. Y el Verbo que creó todas las cosas ahora estaba en carne humana en aquel velo de carne llamado Jesús; y allí estaba ¿quién? El Creador de los Cielos y de la Tierra.

Por eso ustedes pueden ver que desde aquel velo de carne, desde aquel Templo humano, el Dios Creador de los Cielos y de la Tierra habló a Su Creación en aquella tempestad allá en el mar de Galilea, y ordenó a los vientos que enmudecieran, y se calmó la tempestad; el mar se calmó también.

Y los discípulos se preguntaban el uno al otro: “¿Quién es este hombre, que aun le habla a los vientos y al mar, y le obedecen?”1. Era el Verbo que se había hecho carne; y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. Ese es Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Ese es el que vino en carne humana en aquel velo de carne que nació de la virgen María.

Ahora, podemos ver que Dios moró en ese velo de carne y fue conocido por el nombre de Jesús. Aun el Arcángel Gabriel le dijo a María el nombre que le pondría al velo de carne que nacería a través de ella.

Encontramos que cuando había Dios hablado por medio del profeta Isaías la Palabra creadora, encontramos que dijo en el capítulo 7 y verso 14, dijo:

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (que traducido es: Dios con nosotros)”.

O sea, Dios en un velo de carne, en un profeta, naciendo en medio del pueblo hebreo a través de una virgen.

Ya esa promesa había sido dada en Génesis, capítulo 3, verso 15, cuando Dios dijo que la simiente de la mujer sería la que heriría al diablo y a la serpiente en la cabeza.

Y ahora, podemos ver que esa promesa de la simiente de la mujer, que sería un hombre: el Mesías, ahora tenía que ser cumplida (¿dónde?) en medio del pueblo hebreo. Por eso esa Palabra creadora fue hablada en medio del pueblo hebreo y al pueblo hebreo: para por medio del pueblo hebreo venir el Mesías convertirse en una realidad; por lo tanto, esa Palabra creadora tenía que crear el cumplimiento de esa promesa.

Y ahora, tenía que venir por medio de una mujer. Y el Arcángel Gabriel, vean ustedes, luego que el profeta Isaías habló esta Palabra: “que la virgen concebiría, y daría a luz un hijo, y se llamaría Su nombre Emanuel”; ahora el Arcángel Gabriel viene a la virgen María y le habla esta promesa; le habla acerca de la Venida del Mesías, le dice que tendrá un hijo, y que Dios le dará el Trono de David. San Lucas, capítulo 1, encontramos aquí esa promesa. Dice San Lucas, capítulo 1, versos 30 en adelante, dice:

“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús”.

Ahora, vean ustedes, el profeta Isaías dijo que Su nombre sería llamado ¿cómo? Emanuel. Emanuel significa: Dios con nosotros.

También el profeta Isaías había dicho, en el capítulo 9, versos 6 en adelante, dijo:

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

Vean que se llamaría Su nombre ¿cómo?

“… se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

Esos son títulos que corresponden al nombre que le pondrían a ese niño.

Y ahora, podemos ver que todos estos nombres pueden ser o son aplicados a nuestro amado Señor Jesucristo, como también el nombre de Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

Y ahora, podemos ver la forma en que Dios vendría en medio de la raza humana.

Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza2.

Y ahora, Dios para visitar a la raza humana se hace un cuerpo de carne a semejanza del cuerpo de los seres humanos. A semejanza del cuerpo humano Dios se hace un cuerpo de carne: creando en el vientre de María una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula y formó el cuerpo que nació de la virgen María, llamado Jesús. Era nada menos que Dios, el Creador de los Cielos y de la Tierra, vestido de un cuerpo humano.

Y ahora, tenemos a Dios entre los seres humanos, a semejanza del ser humano.

Ahora, ¿qué es lo más que se parece a Dios? El ser humano. ¿Y qué es lo más que se parece al ser humano? Dios; porque Dios hizo al ser humano a imagen y semejanza Suya.

Y ahora, vean, Dios no se había hecho el cuerpo de carne todavía; pero por cuanto Dios hizo al hombre a imagen y semejanza Suya, podemos ver la ruta que tomaría Dios para venir en medio de la raza humana en forma visible: vendría en la forma de un hombre, porque Dios hizo al hombre a imagen y semejanza Suya.

Y ahora, desde el momento en que Dios se creó Su cuerpo teofánico, podemos ver a Dios en Su Programa, para hacerse visible en la forma de un hombre, y para traer a existencia todos los atributos Suyos —hijos e hijas de Dios— en la forma de seres humanos.

Y ahora, vean ustedes, los hijos e hijas de Dios tienen una forma, una forma humana; y Dios tomó una forma humana cuando se creó ese velo de carne llamado Jesús, en el cual moró en toda Su plenitud. Y por eso, por medio de ese velo de carne, podía hablarle a toda la Creación, y la Creación le obedecía; podía bendecir y también podía maldecir.

¿Recuerdan ustedes cuando maldijo la higuera? Cuando maldijo la higuera, la higuera comenzó a secarse de sus raíces hacia arriba; y Sus discípulos le decían: “Mira, la higuera que has maldecido se ha secado”3.

Él les dijo: “Si tuviereis fe como un grano de mostaza, no solo lo de la higuera, sino que diréis a este monte: Pásate de aquí allá, al mar, y se pasará; y ninguna cosa será imposible”4.

Y esa promesa va a estar cumplida en toda su plenitud con la manifestación de Cristo en el Día Postrero desarraigando el monte del reino de los gentiles y estableciendo el Monte de Dios, el Reino de Dios, en este planeta Tierra; porque un monte representa un reino.

Y ahora, ¿qué es más difícil? ¿Qué es más fácil o qué es más difícil: sacar un monte o sacar un reino? Un monte, usted con una maquinaria lo puede desaparecer; pero quitar un reino: eso es más difícil.

Y ahora, por medio de la Palabra creadora, la Semilla de la Palabra creadora, siendo hablada, vean ustedes, ese monte del reino de la bestia, del reino del anticristo, será quitado; y el Reino de Dios será establecido en la Tierra, el cual viene en la forma de una Piedra no cortada de manos.

Vean ustedes el por qué también ese Monte tendrá el Nombre Eterno de Dios: porque esa Piedra viene con un nombre nuevo: viene con el Nombre Eterno de Dios; por lo tanto, ese Monte será llamado del Nombre Eterno de Dios.

Y ahora, podemos ver cómo la Palabra vino en carne humana, el Verbo vino en carne humana; y vean ustedes cómo las cosas que nosotros vemos son hechas, han sido hechas de lo que no se ve.

Y ahora, todas las cosas que vienen de la Semilla de la Palabra creadora vienen de la sexta dimensión; todas las cosas creadas por Cristo, por Dios; y tienen la bendición de Dios.

Y todo lo que nuestro Padre celestial no sembró, ¿qué dice Cristo? Porque Dios sembró, el Hijo del Hombre sembró trigo, pero otro sembró cizaña.

Ahora, ¿qué dice Cristo? En el capítulo 15, verso 13, de San Mateo, dice así:

“… respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada”.

Y al ser desarraigada, ¿dónde va a ser echada? La cizaña va a ser echada en el horno de fuego, donde será el lloro y el crujir de dientes; y luego del Juicio Final pues será echada en el lago de fuego, donde desaparecerá la cizaña en cuerpo, espíritu y en alma también.

Ahora, podemos ver que la simiente de la Palabra creadora viene de la sexta dimensión. Y ahora, toda planta que no sembró mi Padre celestial viene de la quinta dimensión. La cizaña viene de la quinta dimensión, y el trigo viene de la sexta dimensión.

Y ahora, podemos ver el por qué se requiere el nuevo nacimiento: porque por medio de nacer a través de papá y mamá hemos obtenido un cuerpo en la permisiva voluntad de Dios: un cuerpo mortal, corruptible y temporal; porque este no es el tipo de cuerpo que Dios creó y que Dios tiene en Su Programa para vivir eternamente los hijos e hijas de Dios. Él tiene otro cuerpo, que es eterno y que viene por creación divina, viene por la Semilla de la Palabra creadora.

Y recibimos también un espíritu del mundo de la quinta dimensión; y por eso desde niño la persona es inclinada siempre hacia el mal. Y hay que estar ayudando a los niños para que se encaminen siempre en el Programa de Dios.

Y ahora, vean ustedes, Cristo dijo que era necesario nacer de nuevo5; un nuevo nacimiento, en donde recibimos un espíritu teofánico de la sexta dimensión; y luego, en el Día Postrero, recibiremos un cuerpo eterno, que viene de la Semilla de la Palabra creadora de Dios, para vivir por toda la eternidad con un cuerpo eterno y un espíritu teofánico eterno también; y todo eso viene de la Semilla de la Palabra creadora.

Y ahora, podemos ver de dónde también ha venido nuestra alma: ha venido de Dios, ha venido de la séptima dimensión. Y nuestros nombres están escritos ¿dónde? En el Libro de la Vida del Cordero.

Y por eso, vean ustedes, somos plantas que Cristo, que Dios, ha sembrado en este planeta Tierra, y por consiguiente viviremos por toda la eternidad: nuestro cuerpo será cambiado, será transformado, y tendremos el cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad; y seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, así como Dios sembró en medio del pueblo hebreo la Semilla de la Palabra creadora para crear en medio del pueblo hebreo el cumplimiento de la promesa del Mesías, el cumplimiento del Hijo de la virgen, o sea, la simiente de la mujer de Génesis, capítulo 3, verso 15…

Y ahora, vean ustedes dónde se cumpliría esa promesa: sería en medio del pueblo hebreo, por medio de una virgen a la cual le apareció el Arcángel Gabriel. Pero ya eso estaba prometido: que vendría una virgen, que sería por medio de una virgen, dice el profeta Isaías.

Y ahora, cuando llega el tiempo para el cumplimiento de esa promesa, el Arcángel Gabriel le aparece a esa virgen llamada María, allá en Nazaret, la cual era descendiente del rey David; por lo tanto, era una princesa, aunque era pobre. Y José era un príncipe, aunque era pobre también, pero descendía del rey David6.

Y ahora, cada uno de nosotros, aunque seamos pobres, somos reyes y sacerdotes, descendientes de Jesucristo, descendientes del Verbo que se hizo carne y habitó entre los seres humanos. O sea que la posición económica o social o política aquí en la Tierra no nos quita lo que nosotros somos.

Y por eso es que tenemos grandes bendiciones de parte de Dios; y somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro7, para ser restaurados a nuestra herencia en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio.

Ahora, vean cómo Dios sembró la Semilla de la Palabra creadora en medio del pueblo hebreo; y ya el pueblo hebreo sabía que el Mesías tenía que nacer en medio de la nación hebrea.

Pero antes de Dios hablar por medio de los profetas, y antes de Jacob comprar la Primogenitura, la Venida del Mesías no se sabía a través de quién vendría; podía venir a través de Esaú o podía venir a través de Jacob.

Pero vean ustedes, con la compra de la Primogenitura8, lo cual estaba ordenado por Dios, encontramos que Jacob recibió la Bendición de la Primogenitura, por la cual había luchado. Vean ustedes, le compró la Primogenitura a Esaú, luego fue y recibió la Bendición de parte de [Isaac]9: ya la Palabra de la Semilla fue hablada para que se materializara en él toda Bendición de la Primogenitura.

Y luego, más adelante se encontró con el Ángel de Jehová10. ¿Cómo cuántos años? Como 21 años después, más o menos. Y se encontró con el Ángel de Jehová cuando regresaba de la tierra de Padan-aram11; el Ángel de Jehová lo había acompañado allá también.

Porque el que tiene la Bendición de la Primogenitura es bendito por Dios, y Dios está siempre pendiente a esa persona. Así es con los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; primogénitos desde antes de la fundación del mundo.

Y ahora, vean ustedes cómo Jacob se encontró con el Ángel de Jehová.

¿Y quién es el Ángel de Jehová? El Ángel de Jehová es el Ángel que le apareció al profeta Moisés y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”12; el cual nos dice la Escritura en el Éxodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, que tiene el Nombre de Dios. Dice:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está (¿dónde?) en él”.

Ese es el Verbo que era con Dios y era Dios. Ese es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, en Su cuerpo de la Palabra, en Su cuerpo de la sexta dimensión; y ahí está Su Nombre, porque ese es el cuerpo teofánico donde Dios ha morado y a través del cual llevó a cabo toda la Creación.

Y encontramos que ese es el Ángel de Jehová que libertó al pueblo hebreo, que acompañó al profeta Moisés y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”.

Y ahora, este mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, en Malaquías, capítulo 3, verso 1 en adelante, dice que vendrá. Dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”.

¿Quién está hablando aquí? Está hablando el Ángel de Jehová, que es el mismo Jehová; dice que enviará Su mensajero delante de Él. ¿Por qué? Porque después de ese mensajero vendrá el Ángel de Jehová en carne humana, vendrá el Ángel de Jehová en la forma de un profeta. Dice:

“… y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis (¿Quién vendrá? El Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob), y el ángel del pacto (¿Quién es el Ángel del Pacto? El Ángel de Jehová), a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

¿Quién vendría después del precursor?, ¿quién vendría después del mensajero que Él enviaría? Después de Juan el Bautista ¿quién vendría? Vendría el Mesías, el Ángel de Jehová en un cuerpo de carne llamado Jesús; se cumplió esa promesa en Jesús de Nazaret. En ese cuerpo creado por Dios se cumplió esa promesa, en medio del pueblo hebreo.

Vean ustedes cómo para el pueblo hebreo había sido dada la promesa de la Venida del Mesías: “Una virgen concebiría y daría a luz un hijo”. Esa Semilla fue sembrada en medio del pueblo hebreo, y el pueblo hebreo era el que estaba esperando la Venida del Mesías.

Y luego le fue dada la promesa a la virgen maría por medio del Arcángel Gabriel; y por medio de la virgen María vino el cumplimiento de la promesa mesiánica. Fue sembrada la Semilla de la Palabra creadora, la cual se materializó en medio del pueblo hebreo.

El pueblo hebreo era el que tenía la promesa de la Primera Venida de Cristo, y por eso se cumplió en medio del pueblo hebreo la Primera Venida de Cristo.

Y vean ustedes, dice que Dios le daría el Trono (¿de quién?) de David Su padre.

Vamos a continuar leyendo lo que habíamos comenzado aquí en el capítulo 1 de San Lucas. Dice:

“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús” (Eso es San Lucas, capítulo 1. Estamos por el verso 31 ya).

Y ahora, vean ustedes cómo le dice que se llamará Su nombre Jesús. Y el profeta Isaías había dicho que se llamaría Su nombre Emanuel, y después había dicho que se llamaría Su nombre (¿cómo?): “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”; porque esos nombres o títulos se cumplen en la persona de Jesús.

Y ahora, vean ustedes, sigue diciendo:

“Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

Ahora, vemos la promesa para el Mesías: la promesa de heredar el Trono de David y el Reino de David, para el Reino de David ser restaurado en medio del pueblo hebreo, y el Trono de David ser ocupado por el Mesías; y reinar por mil años y luego por toda la eternidad.

No lo tomó allá el Trono, ¿por qué? Porque no era el tiempo todavía. El tiempo para tomar el Trono y reinar sobre el pueblo hebreo es en Su Segunda Venida, cuando ya con Su Primera Venida llevó a cabo la redención; para tomar así el Reino y reinar sobre el pueblo hebreo y sobre toda la humanidad.

Ahora, podemos ver cómo esa promesa de la Venida del Mesías, esa promesa que fue dada en forma de Semilla de la Palabra creadora, se materializó en medio del pueblo hebreo. En el principio dijo Dios: “Sea la luz; y fue la luz”13.

Y ahora, aquí, por medio de Isaías dice que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y se llamará Su nombre Emanuel; y luego pasaron años, pero vino la virgen y concibió, y dio a luz un hijo, y le fue dado el nombre de Jesús.

En el nombre Jesús está el contenido de todos esos nombres que dijo el profeta Isaías: “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz, Emanuel”; todo eso está en el nombre Jesús.

En el nombre de Jesús está ‘Dios con nosotros’, que es Emanuel; está el Príncipe de Paz, está Dios Fuerte, Padre Eterno; todo eso está en Jesús.

Y ahora, vean ustedes cómo en la manifestación de esa Palabra prometida, de esa Palabra simiente prometida, estaba todo eso cumplido.

La persona que tenía ese nombre, el nombre Jesús…, en Él estaba toda promesa mesiánica correspondiente a la Primera Venida de Cristo cumplida. Y llevó a cabo la Obra para la cual Él vino: la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Vean que era el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que vendría en carne humana; vendría en la forma de un hombre, para tomar nuestros pecados y morir en la Cruz del Calvario; llevar así nuestros pecados y redimir a todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero.

Ahora, podemos ver la importancia de la Semilla de la Palabra creadora.

Fue hablada para ser cumplida en medio del pueblo hebreo, ¿y dónde se cumplió? Pues en medio del pueblo hebreo.

Y ahora, vean ustedes, toda Palabra prometida tiene que ser cumplida para quienes es hablada esa Palabra.

Ahora, encontramos que, conforme a la ley de la siembra y reproducción y cosecha, Dios hace todas las cosas por medio de Su Palabra creadora. O sea que hay un proceso por el cual pasa esa Palabra: primero es sembrada…; y esa Palabra tiene que ser sembrada en buena tierra para producir aquello para lo cual ha sido sembrada, ha sido hablada. No puede producir en mala tierra lo que fue hablado, sino en buena tierra.

Ahora, veamos aquí lo que dice el reverendo William Branham con relación a la Palabra simiente en la ley de la reproducción, cómo funciona en la ley de la reproducción. En el mensaje de Las Siete Edades de la Iglesia, en la página 186 y 187 dice así:

53. Aquí está lo que les estoy tratando de decirles. La ley de reproducción es que cada especie produzca según su propio género, según Génesis 1:11:

‘Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé simiente; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su simiente esté en él, sobre la tierra: y fue así’.

54. Cualquiera que fuera la vida que estaba en la simiente, vino en la planta y luego en el fruto. La misma ley se aplica a la Iglesia hoy día”.

Ahora, vean la ley de la reproducción, de siembra y cosecha, cómo se aplica a la Iglesia. Dice:

[54]. Cualquier simiente que empezó en la Iglesia, vendrá y será igual a la Simiente original, porque es la misma simiente. En estos últimos días la verdadera Novia-Iglesia (la Simiente de Cristo) llegará a la Piedra fundamental, y Ella será la súper Iglesia…”.

¿En qué etapa de la Iglesia es que viene a ser la súper Iglesia? En la etapa de la Piedra fundamental, la etapa de la Edad de la Piedra Angular.

[54]. … una súper raza, a medida que se acerca a Él”.

Es una súper raza, porque es la raza que obtendrá el cuerpo eterno. ¿Y habrá otra raza con cuerpos eternos?, ¿habrá otra raza a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo?, ¿habrá otra raza que tenga sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero y que obtenga el cuerpo eterno en el Día Postrero? No hay otra raza.

Es la descendencia de Cristo: por medio de creer en Cristo y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo; tanto los escogidos de este Día Postrero como los escogidos de las edades pasadas. Ellos resucitarán en cuerpos eternos y estarán con nosotros, y nosotros seremos transformados y tendremos nuestro cuerpo eterno; y así estaremos en toda la plenitud como una nueva raza y una súper raza, cual nunca antes ha habido sobre la Tierra.

Solamente tuvimos dos personas: Adán (pero él perdió las bendiciones de Dios), y luego Jesús.

E iguales a Jesucristo seremos todos nosotros.

Él es el principio de la Creación de Dios, de esa nueva raza que es Su Iglesia. Y ahora, todos seremos personas eternas con cuerpos eternos en el Día Postrero, cuando los muertos en Cristo resuciten y nosotros los que vivimos seamos transformados.

[54]. Ellos (o sea, ellos…), que están en la Novia, serán tan igual a Él (o iguales a Él) que reflejarán Su misma imagen. Esta es la manera para ser unidos con Él. Ellos serán uno. Ellos serán la mera manifestación de la Palabra del Dios viviente”.

(Aquí voy a omitir esto que está aquí). Sigue diciendo:

55. El primer hijo (Adam) era la Palabra-simiente hablada de Dios. Le fue dada una esposa para reproducirse. Para eso le fue dada la esposa, para reproducirse; para producir otro hijo de Dios. Pero ella cayó. Ella cayó por mezclarse. Ella hizo que él muriera.

56. Al segundo Hijo (Jesús), también una Palabra–Simiente hablada de Dios, le fue dado una Novia así como fue Adam. Pero antes de que Él se pudiera casar con Ella, Ella también había caído. Ella, como la esposa de Adam, fue puesta a prueba para ver si creería la Palabra de Dios y tendría Vida, o dudar la Palabra y morir. Ella dudó, dejó la Palabra; y por eso murió.

57. De un grupo pequeño de la verdadera Simiente de la Palabra, Dios presentará a Cristo una Novia amada. Ella es una virgen de Su Palabra. Ella es una virgen porque no conoce ningún credo ni dogma hecho por el hombre. Por y a través de los miembros de la Novia será cumplido todo lo prometido por Dios que habría de ser manifestado en la virgen”.

O sea que todo lo que tiene que ser manifestado o cumplido tiene que venir por medio de la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo.

58. La palabra de promesa vino a la virgen María, y esa Palabra de prometida era Él mismo (o sea, era Él mismo que se haría carne), Quien habría de ser manifestado. Dios fue manifestado. Él mismo actuó en ese tiempo y cumplió Su propia Palabra de promesa en la virgen. Fue un ángel quien le había traído el mensaje, y el mensaje de ese ángel fue la Palabra de Dios (Isaías 9:6)”.

De eso fue de lo que le estaba hablando el Arcángel a María; esa fue la Palabra de Dios que vino a ser confirmada a la virgen María.

Ahora, sigue diciendo:

[58]. Él cumplió en ese tiempo todo lo que estaba escrito acerca de Él, porque ella aceptó Su Palabra.

59. Los miembros de la Novia–Virgen le amarán y ellos tendrán Sus virtudes, porque Él es su cabeza y todo poder le pertenece. Ellos están sujetos a Él, así como los miembros de nuestros cuerpos están sujetos a nuestra cabeza.

60. Note la armonía entre el Padre y el Hijo. Jesús nunca hizo nada sin que primeramente le fuese mostrado del Padre (Juan 5:19). Esta armonía ahora habría de existir entre el Novio y la Novia. Él le enseña a Ella Su Palabra de Vida, Ella la recibe y nunca la duda. Así que nada la puede dañar, ni aun la muerte. Porque si la simiente fuere sembrada, el agua la hará brotar de nuevo. Aquí está el secreto de esta cosa: la Palabra está en la Novia (así como estuvo en María). La Novia tiene la mente de Cristo porque Ella sabe lo que Él quiere que se haga con la Palabra. Ella lleva a cabo el mandamiento de la Palabra en Su Nombre porque Ella tiene un ASÍ DICE EL SEÑOR. Entonces la Palabra es vivificada por el Espíritu, y llega a suceder. Así como una simiente que es sembrada y regada, llega a la cosecha madura, cumpliendo su propósito.

61. Aquellos que están en la Novia hacen solamente Su Voluntad; nadie puede hacer que procedan de otra manera. Si no tienen un ASÍ DICE EL SEÑOR, se quedan callados. Ellos saben que tiene que ser Dios en ellos haciendo las obras, cumpliendo Su propia Palabra. Él no completó toda Su Obra cuando estuvo aquí en Su ministerio terrenal, así que ahora obra en y por medio de la Novia. Ella sabe eso, porque no era el tiempo para hacer ciertas cosas que ahora tiene que hacer; pero Él ahora a través de la Novia dará cumplimiento a esa obra que dejó para este tiempo en particular”.

Ahora, vean ustedes cómo en medio de la Novia y por medio de la Novia, por medio de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, Dios estará obrando en el Día Postrero, así como obró en edades pasadas; y levantó en medio de Su Iglesia, levantó un mensajero en cada edad, el cual fue el instrumento de Cristo en cada edad; y se reflejó por medio de él, y reflejó así lo que sería en el Día Postrero la manifestación de Cristo en carne humana.

Y ahora, es la Novia del Señor Jesucristo, Su Iglesia, la que ha recibido la Semilla de la Palabra creadora. ¿Para qué? Para quedar encinta y dar a luz el cumplimiento de lo que le ha sido prometido.

A la Iglesia del Señor Jesucristo le ha sido prometida la Segunda Venida de Cristo.

La Segunda Venida de Cristo es la promesa más grande que le ha sido hecha a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, vean ustedes, esta promesa ha sido colocada ¿dónde? En el vientre de la Iglesia del Señor Jesucristo, de esa Novia pura de la Palabra.

Y ahora, en el libro de Los Sellos, página 368, nos dice así… En el párrafo cuarto y quinto, dice:

188. Y eso no es solamente en este país, sino por todo el mundo. Todo está contaminado, el mundo, toda la naturaleza. ¡Dios tenga misericordia! El mundo entero está con dolores de parto. El mundo está haciendo el esfuerzo, está en angustias, como dijo Isaías. Pero ¿por qué? Es que está tratando de dar a luz un mundo nuevo para el Milenio…”.

Así que recuerden, todos esos volcanes, esos terremotos, esos temblores, y todos esos problemas que tiene este planeta Tierra: es tratando de dar a luz un mundo nuevo para el glorioso Reino Milenial de Cristo.

Y cuando da a luz una mujer, ¿qué es lo que sucede? Lo que estaba adentro sale fuera; nace un nuevo ser.

Y ahora, vean ustedes cómo por medio de los volcanes será renovado todo. Y miren ustedes dónde están los volcanes en su mayoría. ¿Dónde están? En la América Latina y el Caribe.

Todos los países desarrollados tienen bombas atómicas, tiene armamentos para destrucción; pero vean ustedes, la América Latina y el Caribe tiene volcanes en abundancia para la preparación de este planeta Tierra para el glorioso Reino Milenial; tienen algo para la renovación del planeta Tierra.

Ahora, sigue diciendo aquí que todo está en angustia. Dice:

[188]. Es que está tratando de dar a luz un mundo nuevo para el Milenio, donde no existirá el pecado; está tratando de dar a luz un mundo nuevo para un pueblo nuevo que no pecará ni lo corromperá. Correcto. Todo está en angustias.

189. Por eso nosotros también estamos en angustias. La Novia está en angustia para dar a luz a Cristo Jesús”.

Para dar a luz ¿a qué? A Cristo Jesús. La Novia está en angustia para dar a luz, vean ustedes, la Segunda Venida de Cristo; y para dar a luz a Cristo en nosotros como individuos: produciendo la transformación de nuestros cuerpos, y así ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

La Novia como Cuerpo Místico está en angustia para dar a luz a Cristo, o sea, dar a luz la Segunda Venida de Cristo, porque en Ella fue sembrada la Semilla de la Palabra creadora. Y en nosotros —como individuos— ha sido sembrada también la Palabra creadora, esa Semilla, para producir un cuerpo nuevo, y ser a imagen y semejanza de Jesucristo.

[189]. Todo está en angustia gimiendo, porque algo está a punto de acontecer. Y este Sexto Sello da lugar a todo eso”.

¿Y qué es el Sexto Sello? El Sexto Sello es el ministerio de Moisés y Elías para el Día Postrero. Ahora, podemos ver que son los ministerios de Moisés y Elías los que abren el Sexto Sello.

Vamos a ver aquí, ya que tocamos algo… Vamos a ver qué dice… Dice [Los Sellos, pág. 362]:

[157]. Allí está el Sello. ¿Quién lo hace? Son los profetas, del otro lado del Rapto. Ellos con el poder y la Palabra de Dios condenarán la naturaleza. Podrán producir terremotos, convertir la luna en sangre, o hacer bajar el sol; en fin, cualquier cosa que ellos demanden, eso va a suceder (¿Por qué? Porque ellos vienen con la Palabra creadora).

158. Allí lo tienen. ¿Ven cómo los Sellos se abren juntamente con las Edades de la Iglesia, y cómo muestra los mártires? Y ahora vemos a los dos profetas parados allí con la Palabra de Dios para hacer con la naturaleza lo que gusten; y hasta pueden sacudir la Tierra. Muestra exactamente quiénes hacen esto, son Moisés y Elías, porque esos son sus ministerios repitiéndose. ¿Lo pueden ver? ¿Pueden ver lo que es el Sexto Sello? Son esos dos profetas.

159. Ahora, fíjense bien y no dejen que esto les escandalice: Fíjense quiénes abrieron este Sello: Profetas. ¡Amén! Allí lo tienen. ¡Oh, hermano! ¡Estamos viviendo en el día del Águila! Ellos abrieron el Sexto Sello porque tenían el poder para hacerlo. AMÉN. Allí se está abriendo el Sexto Sello.

Sigue diciendo:

160. Ahora, retrocediendo un poco, podemos ver que Jesús dijo que esto sucedería, y allá en el Antiguo Testamento Ezequiel también dijo cómo sería. Y ahora aquí vemos el Sexto Sello ya abierto. Usted dirá: ‘Eso es algo muy misterioso. ¿Cómo sucedió?’. Aquí está la clave, el secreto: fueron los profetas, porque así lo dice la Biblia. Ellos lo pueden abrir en cualquier tiempo; pueden hacer lo que quieran con la naturaleza. Y hacen lo mismo que hicieron en su ministerio anterior porque ya saben cómo hacerlo. ¡Amén! ¡Gloria!

161. Cuando yo vi esto, me levanté de la silla y comencé a dar vueltas en el cuarto. Pensé: ‘¡Oh, cuán agradecido estoy, Padre Celestial!’. Allí está, eso es. Ellos abrieron ese Sexto Sello. ¡Amén! Fíjense en ellos. Si alguno les dañare, fuego sale de su boca —la Palabra (¿Qué es el fuego que sale de Su boca? Pues es la Espada que sale de Su boca: es la Palabra). El Espíritu Santo vino sobre los apóstoles, y también fuego, la Palabra, procedió de sus bocas.

162. Y acá en Apocalipsis capítulo 19, vemos la misma cosa (¿Qué vemos en Apocalipsis 19? Pues la misma cosa. Vemos ¿qué?): ‘Y de su boca sale una espada aguda’. La Palabra. Es Cristo el que viene, y con esta Espada aniquila a Sus enemigos, ¿correcto? Ahora, Él ya viene. Fíjense bien”.

Ahora, vean ustedes que la venida de Moisés y Elías, de los Dos Olivos, y la apertura del Sexto Sello (que es el ministerio de Moisés y Elías quienes cumplen el Sexto Sello): es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis. En Apocalipsis viene con una Espada que sale de Su boca, y en Apocalipsis 11 viene saliendo de Su boca fuego: la Palabra.

Fuego saliendo de Su boca: eso es la Palabra; y una Espada saliendo de Su boca: eso es la Palabra también.

Y la boca de Jesucristo, del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, es el velo de carne que Él tenga en la Tierra; porque los profetas son la boca de Dios en la Tierra. Y de la boca de Dios, de los profetas, es que ha venido la Palabra de Dios, la Espada de dos filos, y el Fuego, que es la misma Palabra de Dios.

Ahora, podemos ver: “EL MISTERIO DE LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”.

Ahora, podemos ver por dónde anda la Semilla de la Palabra creadora de edad en edad, produciendo aquello que ha dicho que será cumplido en cada edad.

Y ahora, ¿dónde se encuentra la Semilla de la Palabra creadora para cumplir lo que corresponde a este Día Postrero?

En la primera edad se encontró en Asia Menor; pero antes de la primera edad se encontraba allá en la tierra de Israel en carne humana en la persona de Jesús. Y luego estaba, más adelante —cuando Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo—, luego estaba en los apóstoles; y luego, en la primera edad, estaba en San Pablo; y luego, en la segunda, en el segundo ángel mensajero, en el territorio allá de Francia, allá en Europa; y luego continuó en Europa, en diferentes territorios y diferentes edades, manifestada la Palabra por medio de los mensajeros de cada una de esas edades europeas (cinco mensajeros para cinco edades europeas); luego pasó a Norteamérica y estuvo en el reverendo William Branham en el territorio de Norteamérica, en la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil.

Y ahora, en este tiempo final, ¿dónde se encuentra la Palabra creadora, la Semilla de la Palabra creadora, para producir todo lo que ha sido prometido para este tiempo final? Se encuentra en la América Latina y el Caribe, en la Edad de la Piedra Angular; y está produciendo aquello que dice la Palabra creadora para este tiempo final, porque tiene que producir conforme a su género14.

Y estamos viendo el Fruto de la Palabra creadora; y seguirá produciendo todo aquello que dice la Palabra creadora que producirá en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en la América Latina y el Caribe.

Por eso es que en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo Cristo está cumpliendo Sus promesas en la América Latina y el Caribe, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en este Día Postrero.

Y nos ha tocado la bendición a nosotros de ver y ser participantes de la Semilla de la Palabra creadora reproduciéndose en el cumplimiento de lo que fue sembrado. Lo que fue sembrado en forma de Palabra ahora es cosechado en forma de cumplimiento de esa Palabra prometida.

Para el Día Postrero serían llamados y juntados los escogidos de Dios, sería recogido el trigo. ¿Y dónde está el trigo siendo recogido? ¡Pues aquí estamos! Fue una Palabra creadora hablada allá, y acá se está materializando en cada uno de ustedes y en mí también.

“Y enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta”15, o sea, los ministerios de Moisés y Elías, con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, con el cual nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y con ese Mensaje nos llama y nos junta, nos recoge, nos cosecha en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Ahora estamos viendo ¿qué? Estamos viendo “EL MISTERIO DE LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”, y estamos viendo lo que está produciendo en este Día Postrero.

Estamos viendo el fruto de la Semilla de la Palabra creadora, que fue sembrada en la Iglesia del Señor Jesucristo, para producir en la Iglesia del Señor Jesucristo todo lo que fue hablado que sería manifestado, cumplido, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, vean cómo para este tiempo final la Palabra creadora dice… Vean aquí, en la página 277 del libro de Los Sellos, dice el reverendo William Branham orando…, en una parte de la oración, dice:

[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.

¿Quién es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 que viene con una Espada saliendo de Su boca? Es el Espíritu Santo, es Jesucristo en Espíritu Santo.

Y ahora, para verlo con esa Espada que sale de Su boca, ver todo eso materializado en medio de Su Iglesia, miren lo que estará sucediendo conforme a la promesa divina, en la página 256 del libro de Los Sellos, y en la página 134 del libro de Los Sellos. Vamos a leer 134 primero, donde nos dice… el precursor de la Segunda Venida de Cristo dice:

142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse…”.

Cuando llegue ¿a qué? A encarnarse. ¿Quién? El Espíritu Santo. O sea, Jesucristo en Espíritu Santo para el Día Postrero se encarnará, vendrá con un velo de carne.

[142]. … el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.

Ahora, vean ustedes, el Espíritu Santo viniendo para el Día Postrero en carne humana en el cumplimiento de la Venida de Jesucristo, de la Segunda Venida de Cristo. En el cumplimiento de la Venida del ministerio de Jesucristo para el Día Postrero, vean ustedes, cuando se encarne, dice… ¿Cómo dice? Dice:

[142]. … nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.

Y ahora, ¿qué será eso en su cumplimiento en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo? En la página 256 del libro de Los Sellos dice…, en el tercer párrafo, dice:

121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Para poder ver a la Palabra, el Verbo, el Espíritu Santo encarnado en el Día Postrero, hay que buscar el hombre donde estará el Espíritu Santo, el Verbo encarnado; y tiene que ser un mensajero, tiene que ser un profeta, y tiene que ser parte del Cuerpo Místico de Cristo; y tiene que ser mensajero de una edad; y las siete edades ya terminaron; pero hay una edad eterna, que es la Edad de la Piedra Angular.

Y por cuanto es la manifestación de Jesucristo en carne humana… No que el velo de carne sea Jesucristo, sino que en ese velo de carne estará Jesucristo en el cumplimiento de Su promesa; por consiguiente, tiene que ser un mensajero dispensacional. No puede ser en un mensajero de una edad el cumplimiento del ministerio de Cristo por segunda vez en medio de la raza humana.

Y con Él vienen Sus Ángeles, con Él. Con Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en el Día Postrero en carne humana vienen Sus Ángeles; por eso Sus Ángeles estarán (¿dónde?) en el mismo velo de carne; y Sus Ángeles son los ministerios de Moisés y de Elías. Por eso es que en Apocalipsis vienen con Fuego saliendo de Su boca; y en Apocalipsis, capítulo 19, viene con una Espada saliendo de Su boca.

Ahí podemos ver el ministerio de Jesús con una Espada saliendo de Su boca, o sea, saliendo de Su velo de carne, saliendo de Su mensajero; porque los mensajeros de Cristo, los mensajeros de Dios, los profetas de Dios, son la boca de Dios.

Y ahora, vean ustedes también Apocalipsis 19: Fuego saliendo de Su boca: eso es la Palabra saliendo del mensajero de Dios correspondiente al Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Y ese es el Ángel del Señor Jesucristo para el Día Postrero, en el cual estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestando Su ministerio por segunda vez, y manifestando el ministerio de Elías por quinta vez y el ministerio de Moisés por segunda vez.

Así que sale de Su boca, de Su mensajero, la Palabra, que es la Espada de dos filos, y es también el Fuego de Apocalipsis, capítulo 11, que sale de Su boca.

Ahora, podemos ver claramente “EL MISTERIO DE LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”. Podemos ver cómo estará manifestada esa Semilla de la Palabra creadora en el Día Postrero, en la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, operando los ministerios de Jesús por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Moisés por segunda vez.

Pero aun con todo y eso, el Ángel del Señor Jesucristo no es ni Moisés, ni es Elías, ni es Jesús; él solamente es el instrumento donde Jesucristo, el Ángel del Pacto, estará manifestando esos tres grandes ministerios; porque en ese Ángel Mensajero estará Jesucristo en Espíritu Santo. El Ángel del Pacto estará manifestado ahí, en ese velo de carne, en el Día Postrero.

Y cuando la Iglesia del Señor Jesucristo, los escogidos, estén viendo esa manifestación de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero, ¿qué estarán viendo? Estarán viendo la Palabra-Semilla, o la Semilla de la Palabra creadora, que fue hablada a la Iglesia, a los escogidos, siendo cumplida. Estarán viendo a Elías por quinta ocasión ministrando, estarán viendo a Moisés por segunda ocasión ministrando, y estarán viendo a Jesús por segunda ocasión ministrando también.

Eso es lo que ha sido prometido y eso es lo que tiene que ser cumplido; porque la Semilla de la Palabra creadora tiene que producir de acuerdo a Su Simiente. No puede producir otra cosa.

Fue dicho que el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es el Espíritu Santo (o sea, Jesucristo en Espíritu Santo), que es el Ángel del Pacto, vendría en el Día Postrero en carne humana.

[121]. … cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve (o sea, vendrá sobre la Palabra pura), y será completamente Emmanuel (y Emanuel significa ¿qué? Dios con nosotros) —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

O sea, será el Verbo, la Palabra, el Ángel del Pacto, que era en el principio con Dios y era Dios, y se hizo carne dos mil años atrás en la persona de Jesús.

Y encontramos que fue manifestado en carne también, parcialmente, en la porción correspondiente a cada edad y dispensación en el Antiguo Testamento; pero en Jesús estuvo en toda Su plenitud.

Fue manifestado también parcialmente en los apóstoles y también en los mensajeros de cada edad; pero para el Día Postrero estará encarnado el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero.

Por eso es que Juan el apóstol quiso adorar a los pies del Ángel del Señor Jesucristo, pero el Ángel se lo prohibió: porque aunque Jesucristo estará manifestado en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, cumpliendo estas promesas: la promesa de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, que es el Verbo, la Palabra viniendo en carne humana, viniendo encarnado el Verbo en Su velo de carne correspondiente al Día Postrero, que es el Ángel del Señor Jesucristo; aun con todo y eso, el Ángel no es el Señor Jesucristo, como tampoco es el profeta Moisés y tampoco es el profeta Elías; pero en él estarán los ministerios de Jesús por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Moisés por segunda vez.

Y todo lo que ha sido prometido que harán los ministerios de Jesús, de Moisés y de Elías, será realizado por Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero.

Y por eso estará Cristo llamando y juntando a Sus escogidos con Gran Voz de Trompeta; y estará enviando Sus Ángeles, esos ministerios, con la Gran Voz de Trompeta, y juntando a todos Sus escogidos en el Día Postrero.

Así que en algunas ocasiones podremos ver…, estaremos viendo la manifestación del Espíritu Santo, de Jesucristo en Espíritu Santo, y diremos: “Es el ministerio de Elías el que está operando”; en otras ocasiones diremos: “Es el ministerio de Moisés el que está operando”; en otras ocasiones diremos: “Es el Espíritu de Jesús el que está operando”.

Pues miren, es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Jesucristo en Espíritu Santo; es Jesucristo en Su cuerpo teofánico manifestado por medio de Su Ángel Mensajero; y en Él están todos los ministerios. Y por cuanto están todos los ministerios, Él puede manifestarse en la forma que se manifestó a través del profeta Elías, o en que se manifestó a través del profeta Moisés, o en que se manifestó a través de Jesús de Nazaret.

El pueblo hebreo, en cierta etapa de esa manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, verá lo que ellos están esperando, y dirán: “¡Esto es y este es al que nosotros estamos esperando!”, porque estarán viendo al Ángel con el Sello del Dios vivo, con el Espíritu Santo. Estarán viendo al Ángel de Apocalipsis, capítulo 7, con el Espíritu Santo, con el Sello del Dios vivo manifestado en Él.

O sea que estarán viendo al Ángel, con el Ángel de Jehová manifestado en él, y dirán: “¡Este es al que nosotros estamos esperando!”, y lo recibirán.

Y allí estarán Moisés, estará Elías y estará Jesús también; pero todo ¿con qué? Todos estarán allí manifestados (esos ministerios), pero el velo de carne tendrá el nombre que le pusieron cuando nació. O sea que cuando estarán viendo al Ángel con el nombre que él tiene: estarán viendo a Moisés con un nuevo nombre, estarán viendo a Elías con un nuevo nombre, y estarán viendo a Jesús con un nuevo nombre también. ¿Vieron lo sencillo que es todo?

Ahora, miren todas las cosas que produce la Semilla de la Palabra creadora para este Día Postrero: todo lo que ha sido hablado por la Palabra creadora de Dios para ser cumplido en este tiempo final, en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Hemos llegado hasta este tiempo tan glorioso en el cual nosotros veríamos el Fruto de la Semilla de la Palabra creadora. Veríamos el cumplimiento de todo lo que fue hablado por la Palabra creadora por medio de los profetas del Antiguo Testamento, por medio de Jesús, por medio de los apóstoles y por medio de los siete ángeles mensajeros.

Y ahora, nosotros somos los que estamos recibiendo el beneficio de todo lo que fue hablado para ser cumplido en este Día Postrero. Y nosotros mismos somos el cumplimiento de la Palabra, de la Semilla de la Palabra que fue hablada por los profetas del Antiguo Testamento y también por Jesús, y por los apóstoles, y por los mensajeros de Jesucristo.

¿No dijo Jesucristo que el trigo sería recogido en el Día Postrero? ¿Y dónde está el trigo que sería recogido? ¡Pues aquí estamos! Somos el cumplimiento de la Semilla de la Palabra creadora que fue hablada, siendo cumplida en este Día Postrero.

Estamos viviendo en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos, en el tiempo en donde el Fruto de la Semilla de la Palabra creadora sería manifestado, y sería cumplido todo lo que fue hablado para este Día Postrero; y todo sería en forma sencilla.

Miren ustedes quiénes son el trigo que sería cosechado en este Día Postrero: latinoamericanos y caribeños sencillos, que Dios llamaría en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Miren en el templo: en el templo que estuvo en Jerusalén y en el templo que construyó también Moisés, encontramos que lo más pequeño era el lugar santísimo; ni siquiera tenía alumbrado, pero Dios le daba la Luz que allí se necesitaba. No tenía el alumbrado de las siete lámparas encendidas.

Y vean ustedes, el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo no tiene esas siete lámparas encendidas. ¿Ven? Porque esas lámparas corresponden a las siete edades de la Iglesia gentil. Pero no se preocupen, que el cumplimiento de la Semilla de la Palabra creadora prometida para el Día Postrero, para la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, sería la Luz que resplandecería y nos alumbraría el entendimiento en este Día Postrero.

Vean ustedes cómo allí en el templo estaba un cuartito pequeño. Y ahora, en el Cuerpo Místico de Cristo tenemos una edad pequeña: la Edad de la Piedra Angular; pero ahí es donde está todo lo que estaba en el lugar santísimo. Aquí, en la Edad de la Piedra Angular, es donde se materializa todo eso que estaba allá representado.

Allá estaba la representación de lo que está en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo y de lo que estaría en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, siendo materializado en seres humanos; los cuales estarían comiendo del Maná escondido en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; o sea, estarían comiendo del Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, viniendo con Sus Ángeles en el Día Postrero.

Ese es un alimento espiritual que no se comieron en las siete edades de la Iglesia gentil; porque para las siete edades se tenían que comer el alimento espiritual de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo.

Y para este tiempo final, para el Lugar Santísimo, tenemos el Maná escondido, el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; mensaje, alimento espiritual para el alma que no se pudieron comer en otras edades y en otras dispensaciones. Dios lo tenía reservado para nosotros en la América Latina y el Caribe, para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Con ese Mensaje, con ese alimento espiritual, será llena toda la Tierra; y así será llena la Tierra, el planeta Tierra con sus habitantes, del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar16. O sea, será llena la humanidad y toda la Tierra del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, viniendo con Sus Ángeles.

O sea que todo lo que recibimos nosotros en este tiempo final es lo que durante todo el Reino Milenial se estará dando a conocer a todos los seres humanos que estarán viviendo en este planeta Tierra; pero nosotros somos los primeros que obtenemos esa bendición.

Así como dos mil años atrás los primeros que obtuvieron el alimento espiritual para el alma en la Primera Venida de Cristo fueron los discípulos del Señor Jesucristo; y después serían alimentados los seres humanos con ese alimento espiritual durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.

Ahora, podemos ver dónde nos encontramos en este tiempo final y el por qué Dios nos ha colocado en la América Latina y el Caribe para vivir en este Día Postrero: es para ver y recibir las bendiciones de la Semilla de la Palabra creadora produciendo el Fruto, o sea, materializándose lo que fue hablado en tiempos pasados para ser cumplido en este tiempo final.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DE LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto todos seamos transformados y raptados, como Cristo lo ha prometido, lo cual está en la Semilla de la Palabra creadora; lo cual tiene que cumplirse en cada uno de ustedes y en mí también, y en los santos de las edades pasadas que están esperando la resurrección en cuerpos eternos.

Y por cuanto lo que se ve es hecho de lo que no se ve, eso que se ve – o eso que se va a ver: la transformación de nuestros cuerpos, el cuerpo nuevo que hemos de tener; eso está en lo que no se ve: en la Semilla de la Palabra creadora; y por eso es que se tiene que materializar en este tiempo final. Está en la semilla de la Palabra creadora que viene y que está en la sexta dimensión; y tiene que materializarse en esta dimensión conforme a como ha sido prometido.

Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y Amén.

Dejo con nosotros nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar y finalizar en esta noche nuestra parte, dándole gracias a Cristo por Sus bendiciones contenidas en la Semilla de la Palabra creadora, las cuales están siendo materializadas, cumplidas, en este Día Postrero; y nosotros somos los que estamos recibiendo el beneficio de esa Semilla de la Palabra creadora prometida para ser cumplida en este Día Postrero.

Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches. Con nosotros Miguel Bermúdez Marín.

“EL MISTERIO DE LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”.

[Revisión diciembre 2022 -RM-JR]

1 Mt. 8:23-27, Mr. 4:35-41, Lc. 8:22-25

2 Génesis 1:26-27

3 San Mateo 21:18-22, San Marcos 11:12-14, 20-21

4 San Mateo 17:20

5 San Juan 3:7

6 San Mateo 1:6-16, San Lucas 3:23-32

7 Romanos 8:17

8 Génesis 25:29-34

9 Génesis 27:1-29

10 Génesis 32:22-32

11 Génesis 35:9

12 Éxodo 3:6

13 Génesis 1:3

14 Génesis 1:11

15 San Mateo 24:31

16 Habacuc 2:14

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