Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, radioyentes y televidentes que estarán también más adelante escuchando y viendo esta actividad. Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y nos llene del conocimiento de Su Programa, y nos permita ver Su Gloria en este Día Postrero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Para esta noche tenemos el tema: “EL MISTERIO DE LA GLORIA DE DIOS MANIFESTADA”.
Para lo cual leemos en Habacuc, capítulo 2, verso 14 en adelante, donde dice:
“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Para poder comprender nuestro tema: “EL MISTERIO DE LA GLORIA DE DIOS MANIFESTADA”, necesitamos ver cómo en el pasado fue manifestada la Gloria de Dios.
En el libro del Éxodo encontramos la ocasión en que el profeta Moisés levantó el templo para Dios y lo dedicó a Dios, y allí entró la Gloria de Dios al templo que Moisés levantó.
Dice en el Éxodo, capítulo 40, verso 33 al 38, dice (del Éxodo):
“Finalmente erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra.
Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.
Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba.
Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas;
pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba.
Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas”.
Encontramos en esa ocasión la Gloria de Dios, la Gloria de Jehová manifestada en la casa que levantó Moisés para Dios.
Hay otra ocasión en donde vimos la Gloria manifestada en una casa también: esto fue cuando el rey Salomón edificó una casa para Dios, para morada de Dios en esa casa y para estar allí el Nombre de Dios. Dice en el capítulo 8 de Primera de Reyes, versos 6 en adelante, dice:
“Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.
Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima.
Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy.
En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.
Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová.
Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová”.
Aquí podemos ver cómo la Gloria de Jehová había llenado la casa, el templo que el rey Salomón había edificado para Dios. Sigue diciendo:
“Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad.
Yo he edificado casa por morada para ti, sitio en que tú habites para siempre.
Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba de pie.
Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que habló a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo:
Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar casa en la cual estuviese mi nombre, aunque escogí a David para que presidiese en mi pueblo Israel.
Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
Pero Jehová dijo a David mi padre: Cuanto a haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo.
Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.
Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho; porque yo me he levantado en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
Y he puesto en ella lugar para el arca, en la cual está el pacto de Jehová que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto”.
Ahora vean aquí cómo el rey Salomón dice:
“Y he puesto en ella lugar para el arca, en la cual está el pacto de Jehová que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto”.
En esa casa que Salomón levantó fue colocado el Pacto de Dios; y el Pacto estaba en el arca, el arca del pacto, la cual fue colocada dentro del lugar santísimo.
Y ahora, vean ustedes cómo en esa casa estaba el Nombre de Jehová. En el lugar santísimo de la casa estaba el Nombre de Jehová; y estaba allí ¿por qué? Nos dice en [Levítico], capítulo 16, verso 1 en adelante, nos dice… vamos a ver… – Y en Levítico, capítulo 16, vamos a ver aquí lo que nos dice… (vamos a colocar esta página aquí en su lugar). Levítico, capítulo 16, también vamos a leer aquí lo que nos dice Dios. Dice:
“Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron.
Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio”.
¿Dónde aparecía Dios manifestado en esa Nube dentro del templo? Sobre el propiciatorio, allá en el lugar santísimo, sobre el propiciatorio que estaba sobre el arca del pacto.
Y de ese lugar, dice en el Éxodo, capítulo 25, dice…, verso 18 al 22; Éxodo, capítulo 25, verso 17 al 22, dice:
“… harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio.
Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio.
Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.
Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.
Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.
Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.
¿Desde dónde se manifestaba Dios allí en el tabernáculo a Moisés? Se manifestaba de sobre el propiciatorio, de en medio de los dos querubines de oro; desde allí le hablaba Dios a Moisés. Allí estaba Dios manifestado en esa Nube, allí estaba la Gloria de Dios manifestada; y Moisés cuando entraba al templo veía la Gloria de Dios allí manifestada.
Y ahora, vean ustedes cómo siempre ha sido en un templo que la Gloria de Dios ha estado manifestada; y ha estado la Gloria de Dios en Su Trono, que es el lugar santísimo, sobre el propiciatorio que está sobre el arca del pacto.
Y para poder ver la Gloria de Dios manifestada necesitamos nosotros encontrar el Templo donde Dios está manifestado.
Encontramos también en Isaías, capítulo 40, verso 3 en adelante, donde nos habla de la manifestación de la Gloria de Dios; y dice:
“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”.
Ahora, aquí encontramos que tenemos la promesa para el pueblo hebreo de la manifestación de la Gloria de Jehová. Y para preparar el camino a la manifestación de la Gloria de Jehová, tenemos la promesa de una voz clamando en el desierto y preparándole el camino a Jehová y enderezando calzada en la soledad a nuestro Dios.
Cuando se nos habla de una voz: es la Voz de Dios por medio de un profeta, de un hombre. Y para oírse la Voz de Dios tiene que estar un velo de carne aquí en la Tierra a través del cual Dios esté manifestado hablándole a Su pueblo.
Y aquí tenemos la promesa de la Voz de Dios siendo manifestada y preparándole el camino a Jehová; y vean cómo se cumplió esta promesa en medio del pueblo hebreo dos mil años atrás. En el capítulo 3 de San Mateo nos dice así:
“En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Pues este es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
Enderezad sus sendas.
Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.
Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán,
y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,
y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en (el) fuego que nunca se apagará”.
Aquí tenemos una predicación clara de Juan el Bautista. Y aquí en este pasaje que hemos tenido es identificado Juan el Bautista como la voz del que estaría clamando en el desierto.
Ahora, vean cómo cuando se dice de una voz o de una trompeta sonando: se refiere a la Voz de Dios por medio de un hombre hablándole a la raza humana.
Cuando vinieron a Juan el Bautista preguntándole si él era Elías o si él era el Mesías, él les dijo que no. Esto está aquí en San Juan, capítulo 1 y verso 19 en adelante, donde dice:
“Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?
Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.
Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?
Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo”.
Ahora, vean ustedes que cuando Juan anuncia la Venida del Mesías, dice que será un varón, un hombre que vendrá después de él. Dice:
“Y yo no le conocía…”.
Vean ustedes, dice:
“Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua”.
Ahora, vean cómo presentó aquí Juan el Bautista a Jesús de Nazaret: como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; luego, más adelante, lo presentó nuevamente.
Ahora, vean ustedes lo que Juan vio:
“También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.
Y yo le vi, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.
El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.
Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.
Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús”.
Estos dos discípulos eran Juan el apóstol y Andrés, el hermano de Pedro.
¿Hicieron bien en seguir a Jesús y dejar a Juan el Bautista? Pues claro que sí; pues Juan el Bautista vino bautizando y vino predicando y diciendo que creyeran en el que vendría después de él. De nada serviría recibir al precursor si después, cuando aparece el precursado, pues no lo siguen, no lo reciben.
No es solamente para que crean y sigan al precursor que Dios envía un precursor, sino para que después sigan al precursado y reciban las bendiciones que Dios trae por medio de la manifestación divina a través de Su precursado.
Ahora, vean ustedes cómo la manifestación divina de la Gloria de Dios manifestada para el tiempo en que aparecería la voz clamando en el desierto, el cual fue Juan el Bautista, vean ustedes, la promesa es:
[Isaías 40:5] “Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”.
¿Y cómo sería manifestada la Gloria de Jehová? Miren, el pueblo hebreo encontramos que es la Casa de Dios como pueblo; y encontramos que en medio del pueblo hebreo estaba Uno, el cual tuvo la manifestación de Dios en toda Su plenitud, el cual fue nuestro amado Señor Jesucristo; y eso era nada menos que la Gloria de Jehová manifestada en carne humana en Su Templo. Allí estaba un Templo humano: Jesucristo.
Siempre la Gloria de Dios es manifestada en Su Templo. Estuvo manifestada en Su templo, el cual Moisés construyó; estuvo manifestada en el templo también que construyó el rey Salomón; y lo vemos, vemos la Gloria de Dios manifestada en Su Templo humano llamado Jesús, en medio del pueblo hebreo.
Y ahora, encontramos que Jesús murió, resucitó y ascendió al Cielo; y luego encontramos que el templo de Israel fue destruido.
Y tenemos la promesa que la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová como las aguas cubren el mar[1].
¿Y dónde estará la Gloria de Dios, la Gloria de Jehová manifestada, para conocer el misterio de la manifestación de la Gloria de Dios? Para eso se requiere un templo. Hay que encontrar el Templo de Dios donde estará la Gloria de Dios manifestada para conocer el misterio de la manifestación de la Gloria de Dios; para lo cual Jesucristo nuestro amado Salvador ha estado construyendo un Templo.
Ese Templo que Cristo ha estado construyendo es construido no con pieles de tejón y otras cosas, como construyó Moisés el templo, ni con piedras y madera y metales, como construyó Salomón el templo, sino que Jesucristo está construyendo un Templo con piedras vivas, que son seres humanos.
Y ahora, vean ustedes cómo el apóstol y profeta San Pablo nos habla de ese Templo en Efesios, capítulo 2, verso 19 en adelante, donde dice:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor…”.
Y aquí tenemos la construcción de un Nuevo Templo, donde estará la Gloria de Jehová, la Gloria de Dios manifestada en toda Su plenitud. Ese Templo es el que está construyendo Jesucristo: es un Edificio, un Templo construido con seres humanos; es una casa: la Casa de Dios.
“… para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”.
Dios morará en Espíritu en toda Su plenitud en ese Templo.
Ahora, hemos tenido a Jesucristo de edad en edad llevando a cabo la construcción de ese Templo, lo cual fue mostrado por el reverendo William Branham en el diagrama que él mostró en el mensaje “La estatura de un Hombre perfecto”[2]. Este diagrama en forma de pirámide muestra la forma en que ha ido siendo construido el Templo espiritual de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, siendo construido con seres humanos.
Y de edad en edad Jesucristo ha enviado un mensajero a través del cual se ha manifestado, y ha llamado y juntado a Sus escogidos correspondientes a cada edad ¿en dónde? En el Templo espiritual Suyo. Y por medio de esa manifestación de Cristo en Espíritu Santo a través de cada ángel mensajero, Jesucristo ha reunido las piedras vivas con las cuales ha estado construyendo cada etapa de Su Templo espiritual.
Y cuando han transcurrido estas siete etapas… Encontramos que Cristo en la primera etapa de Su Iglesia entre los gentiles llamó piedras vivas de Asia Menor por medio del apóstol San Pablo y construyó la primera edad o primera etapa entre los gentiles; y luego así continuó por medio de cada mensajero llamando y juntando a Sus escogidos, y construyendo Su Templo espiritual, Su Iglesia, de edad en edad.
Luego la segunda etapa fue en Europa; la tercera, la cuarta, la quinta y la sexta también fueron en Europa, en diferentes lugares, donde Dios envió mensajeros en cada una de esas edades que se cumplieron en Europa: cinco edades se cumplieron en Europa y cinco ángeles mensajeros fueron enviados a Europa. Y se construyó la parte correspondiente a la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta edad con piedras vivas europeas, que vinieron a formar parte de este Templo espiritual llamado la Iglesia del Señor Jesucristo.
Luego el Espíritu de Dios, que es el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, Jesucristo en Espíritu Santo, pasó a Norteamérica, donde ungió y envió a Su profeta mensajero, el reverendo William Branham, como precursor de la Segunda Venida de Cristo y ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil; y por medio de él estuvo manifestado y hablando y llamando a Sus escogidos para la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil. Y aun hubo una brecha en donde también estuvo manifestado por medio de ese séptimo ángel mensajero en Norteamérica.
Y luego de Norteamérica pasa Jesucristo en Espíritu Santo a la América Latina y el Caribe para llamar y juntar a Sus escogidos, para formar la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; pues las siete etapas o edades de la Iglesia gentil corresponden al Lugar Santo del Templo espiritual de Jesucristo.
Y ahora, en la América Latina y el Caribe, llamando y juntando a Sus escogidos por medio de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, a través de Su Ángel Mensajero, al cual ungiría para el Día Postrero y enviaría con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, con el Mensaje del Evangelio del Reino, con el cual llamaría y juntaría a Sus escogidos en este Día Postrero, ¿qué está haciendo Cristo? Está construyendo el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Y cuando esté terminado el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual y sea dedicado a Dios este Templo completo: la Iglesia del Señor Jesucristo, para morar Dios en toda Su plenitud en Su Iglesia: Dios estará manifestado en Su Iglesia en este Día Postrero en toda Su plenitud en el Lugar Santísimo, o sea, en la Edad de la Piedra Angular, donde se abre una nueva dispensación y donde Dios está colocando a Sus escogidos del Día Postrero.
Es ahí en la Edad de la Piedra Angular donde la Gloria de Dios será vista manifestada en toda Su plenitud en este tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo, en este Día Postrero que nos ha tocado a nosotros vivir.
Y es ahí en ese Lugar Santísimo de Su Templo espiritual donde Dios estará manifestado en toda Su plenitud, Su Gloria estará manifestada en toda Su plenitud; y estará hablándole al pueblo hebreo también desde ese lugar; estará hablándole el Mensaje del Evangelio del Reino, como Dios dijo a Moisés: “Me manifestaré a ti de sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro, y te hablaré allí todo lo que te mandare para los hijos de Israel”. Vamos a leerlo para que tengan esta cita tal y como está aquí. Dice:
[Éxodo 25:22] “Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.
Y ahora, vean cómo el ministerio de Moisés estará en el Lugar Santísimo en el Día Postrero, para recibir ahí el Mensaje de Dios para el pueblo hebreo; y eso será en el Templo de Jesucristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
¿Dónde estaban los dos olivos y los dos candeleros de oro? Estaban en el templo de Dios, en Zacarías, capítulo 4, y Apocalipsis, capítulo 11.
Esos son los ministerios que estarán ahí en el Lugar Santísimo en el Día Postrero; y fueron representados en aquellos dos querubines de madera de olivo que construyó Salomón y colocó allí en el lugar santísimo, y los cubrió de oro.
Eso representa los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, que estarían en el Día Postrero manifestados en el Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo, donde estaría la Gloria de Dios manifestada en Su Templo, sobre el Arca del Pacto, sobre el Propiciatorio, de en medio de los Dos Querubines de oro.
Porque en el lugar santísimo estaban dos querubines de oro sobre el propiciatorio, y también estaban dos querubines de madera de olivo gigantes cubiertos de oro allí también; y bajo las alas de los dos querubines de oro estaba el arca del pacto con el propiciatorio; y estaba la Gloria de Jehová manifestada allí en la Nube, en esa Columna de Fuego.
Y ahora, para el Día Postrero, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, la Columna de Fuego, Jesucristo en Espíritu Santo, estará manifestado en toda Su plenitud en Su Iglesia, Su Templo espiritual, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; y ahí estará en medio de los Dos Querubines de oro y en medio de los Dos Querubines de madera de olivo manifestado, para así la Gloria de Dios ser vista en Su Templo espiritual, que es Su Iglesia.
No podemos buscar otro lugar dónde ver la manifestación de Dios y dónde ver la Gloria de Dios manifestada en este Día Postrero.
Vean cómo San Pablo siendo un conocedor de este misterio del Templo de Dios nos dice en Hebreos, capítulo 3, verso 5 en adelante, dice:
“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.
Ahora, ¿cuál es la Casa de Dios sobre la cual Cristo ha sido colocado? San Pablo dice:
“… pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros”.
Somos nosotros la Casa de Dios, la Iglesia de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo; esa es la Casa de Dios donde la Gloria de Dios estará manifestada en toda Su plenitud en este Día Postrero.
Ahora, vean ustedes cómo el templo que construyó Moisés y el que construyó Salomón es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, porque es tipo y figura también del Templo que está en el Cielo. Y la representación del Templo que está en el Cielo fue el tabernáculo que construyó Moisés en aquel tiempo, luego fue el templo que construyó Salomón, y luego encontramos que fue Jesucristo, el Templo humano de Dios.
Y ahora, encontramos que Cristo ha estado construyendo un Templo espiritual, que es Su Iglesia, que es la representación del Templo que está en el Cielo, para manifestarse en este Templo espiritual la Gloria de Dios que está en el Cielo manifestada en el Lugar Santísimo, sobre el Trono que está en el Cielo en el Lugar Santísimo.
Dice San Pablo a los Hebreos, en el capítulo 9, verso 1 en adelante, dice:
“Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.
Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición.
Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,
el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto;
y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle”.
Aquí vean ustedes cómo el apóstol San Pablo nos muestra que estaba el lugar santo y luego estaba, más adelante, el lugar santísimo; y en el lugar santísimo estaba el arca del pacto, donde estaban las tablas de la ley, donde estaba la vara de Aarón que reverdeció, y donde estaba el maná escondido allí en una urna de oro, y donde estaba el propiciatorio con los dos querubines de gloria, en donde la Gloria de Dios se manifestaba en esa Nube, conforme a Levítico, capítulo 16.
Y ahora, vean ustedes que todo eso fue tipo y figura; pues dice en el mismo capítulo 9, versos 16 en adelante, nos dice [Hebreos]:
“Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.
Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.
De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.
Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,
diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.
Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.
Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.
Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”.
Y ahora, vean ustedes cómo el apóstol San Pablo en otro lugar, en Primera de Corintios, capítulo 15, nos dice [verso 48]:
“Cual el terrenal (o sea, Adán), tales también los terrenales; y cual el celestial (que es Cristo), tales también los celestiales”.
Y Cristo siendo el Hombre celestial, el cual murió en la Cruz del Calvario y derramó Su Sangre para limpiarnos de todo pecado, ahora vean ustedes lo que hace con ese Templo espiritual, que es Su Iglesia, que es compuesto por personas celestiales, personas que vienen del Cielo. “Tal el celestial (Cristo), tales también los celestiales”, o sea, los miembros de Su Iglesia, de Su Cuerpo Místico de creyentes.
Ahora, vean ustedes que las personas que son celestiales, o sea que sus almas vienen del Cielo, vienen de la séptima dimensión, de la dimensión de Dios, son personas celestiales, y han sido lavados con la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario.
Y así como Moisés: Moisés esparció la sangre sobre el tabernáculo y todas las cosas que estaban allí; ahora Cristo sobre cada miembro de Su Cuerpo [Místico] ha esparcido Su Sangre y nos ha limpiado de todo pecado.
Y ahora, vean cómo este Templo tiene Atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo.
La raza humana, vean ustedes, de Adán hasta Cristo corresponde al Atrio; y de Cristo a este tiempo: al Lugar Santo; y de este tiempo en adelante: al Lugar Santísimo.
Estamos viviendo en el tiempo en que la Iglesia del Señor Jesucristo entra a la etapa del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; y para eso Cristo construye con seres humanos, con las personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, que viven en este tiempo final, construye el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual: llamando y juntando a esas personas en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, y así colocándolos en esa parte del Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, donde será la manifestación de la Gloria de Dios en toda Su plenitud; en donde los muertos en Cristo resucitarán y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Ahora, vean ustedes cómo en el pasado la Gloria de Dios estuvo manifestada en carne humana en la persona de Jesús; y muchas personas no pudieron comprender que era la Gloria de Dios la que estaba manifestada en ese Templo humano, y pensaban que era Beelzebú el que estaba llevando a cabo esos milagros[3].
Pero era la Gloria de Dios manifestada en carne humana en Su Templo humano: en Jesús, y allí estaba la Gloria de Dios manifestada. Y la Escritura decía: “Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá”. Fue manifestada y fue vista, aunque algunos no comprendieron que era la Gloria de Dios manifestada en carne humana, en Su Templo humano llamado Jesús.
Y para el Día Postrero tenemos la promesa de la manifestación de la Gloria de Dios, de la Gloria de Jehová, en Su Templo espiritual, en Su Iglesia.
Y Jesucristo, el Ángel del Pacto, en el Día Postrero estará manifestado en carne humana por medio de Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y estará llamando y juntando a Sus escogidos y colocándolos en Su Templo espiritual, en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, para Jesucristo tener Su manifestación final, en donde la Gloria de Dios será vista manifestada en toda Su plenitud.
Y Cristo así estará manifestado en gloria, en la Gloria de Su Padre, conforme a Su promesa: viniendo con Sus Ángeles para el Día Postrero. Y donde esté Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, ahí estarán Sus Ángeles, o sea, los ministerios de Moisés y Elías.
Todo esto va en una forma progresiva hasta que llega al tope, en donde la plenitud de Dios es manifestada en este Día Postrero en Su Iglesia, en Su Templo.
Y ahora, vean cómo hemos llegado al tiempo más glorioso, en donde la Gloria de Jehová (conforme a la promesa divina) estará manifestada en Su Iglesia en este Día Postrero; y la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, de la gloria de Dios; de la Gloria de Dios manifestada en Su Iglesia, de la Gloria de Jehová manifestada en Su Iglesia, que es la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles en este Día Postrero.
Esa es la manifestación de la Gloria de Dios, de la Gloria de Jesucristo viniendo en la Gloria de Su Padre; lo cual fue mostrado en el Monte de la Transfiguración, donde Jesucristo fue glorificado y Su rostro fue visto como el sol, lo cual representa a Cristo como Rey de reyes y Señor de señores.
Y en Su Templo espiritual, Su Iglesia, estará siendo visto Jesucristo manifestado como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Todo esto está señalando —allá en el Monte de la Transfiguración— lo que estará sucediendo en el Monte de Dios, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo, donde la Gloria de Dios estará manifestada en toda Su plenitud en la Venida del Hijo del Hombre en gloria, en la Venida del Hijo del Hombre en la Gloria de Su Padre; en donde la Iglesia estará viendo esa manifestación de Jesucristo en el Día Postrero en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Por eso es que Cristo en Apocalipsis, capítulo 4, nos dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”.
“Sube acá”. ¿A dónde? A la Edad de la Piedra Angular. Ese es el lugar para la manifestación de la Gloria de Jehová, ese es el lugar para la manifestación de Jesucristo viniendo en gloria, en la Gloria de Su Padre, con Sus Ángeles, y manifestándose en medio de Su Iglesia.
Esa es la promesa de la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles: es la promesa de la Venida del Ángel del Pacto a Su Iglesia en este Día Postrero, en donde estará velado y revelado a través de Su Ángel Mensajero, y manifestándose, y llamando y juntando a Sus escogidos; para al final este Templo espiritual ser dedicado a Dios y Dios morar en él en toda Su plenitud, morar en Su Iglesia en toda Su plenitud; los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos incorruptibles y nosotros los que vivimos ser transformados.
Porque está escrito en Isaías, capítulo 60 y verso 7:
“… y glorificaré la casa de mi gloria”.
¿Cuál es la Casa de la Gloria de Jehová, de la Gloria del Señor? Es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y tenemos la promesa que la glorificará; y seremos transformados los que vivimos, y estaremos en cuerpos eternos y glorificados, y los muertos en Cristo serán resucitados y estarán en cuerpos glorificados; y viviremos por toda la eternidad con nuestro amado Señor Jesucristo.
Y Cristo estará manifestado en toda Su plenitud en Su Templo, en Su Iglesia, en la parte del Lugar Santísimo, que es la Edad de la Piedra Angular; y ahí estará por toda la eternidad Cristo manifestado en el Reino Milenial y luego por toda la eternidad; porque esa es la Casa de Dios que Jesucristo ha estado construyendo para morada de Dios en Espíritu Santo en toda Su plenitud.
Hemos visto el lugar dónde buscar y ver la Gloria de Dios manifestada en este Día Postrero.
Y lo que es manifestado en el Cielo, en el Lugar Santísimo: la Gloria de Dios manifestada en el Cielo, en el Lugar Santísimo, es lo que será visto manifestado en la Iglesia del Señor Jesucristo en este Día Postrero; porque Dios estará actualizando en Su Iglesia las cosas que están en el Lugar Santísimo allá en el Cielo; y la manifestación de la Gloria de Dios en el Cielo será manifestada y actualizada en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.
Y ahí estará la Gloria de Dios manifestada en el Trono del Señor Jesucristo, y estará manifestada en Su Trono humano; y estará manifestada la Gloria de Jesucristo en Su Trono allá en el pueblo hebreo, que es el Trono de David. Y por eso dice Cristo en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono”.
Ese será el Vencedor del Día Postrero, que como Templo humano será el Trono donde Cristo estará manifestado; y luego Cristo estará manifestado también en el Trono de David, allá en la Tierra de Israel; y por eso se sentará en ese Trono el Vencedor.
Y ahora, vemos también que así como en el templo que construyó Salomón y en el que construyó Moisés estaba el Nombre de Dios, el Nombre Eterno de Dios…; porque aquella casa que construyó Moisés y la que construyó el rey Salomón era una casa para estar allí el Nombre de Dios y estar allí manifestada la Gloria de Dios.
Y el Templo que ha estado construyendo Jesucristo es para estar manifestada la Gloria de Dios en ese Templo, en Su Iglesia, y para estar ahí también el Nombre Eterno de Dios.
Por eso es que Cristo dice: “Al que venciere, yo le daré a comer del Maná escondido, y le daré una Piedrecita blanca, y en la Piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”[4]. Esa Piedrecita blanca es la Segunda Venida de Cristo, el cual en el Día Postrero viene con un nombre nuevo.
Él dos mil años atrás vino con el Nombre de Redención: Jesús; y para el Día Postrero vendrá con el Nombre de Reclamo, que es el Nombre Eterno de Dios.
Ahora, hay personas que no saben que la Segunda Venida de Cristo es con un nombre nuevo. Pero si todos comprenden que la Venida de Cristo es la Venida de la Piedra no cortada de manos que vio el rey Nabucodonosor y también el profeta Daniel[5], que viene en el Día Postrero…
Porque Él es la Piedra que los edificadores desecharon, la Piedra que ha venido a ser cabeza del ángulo[6], el cual para el Día Postrero estará manifestado en Su Templo, en Su Iglesia; porque es en y a Su Iglesia que Su Segunda Venida será una realidad; es a Su Iglesia que Él le prometió Su Segunda Venida.
Y ahora, el que Él venga con un nombre nuevo es porque Él tiene un nombre nuevo.
¿Dice la Biblia que Jesucristo tiene un nombre nuevo? Hay personas que no lo saben, pero esto es por falta de leer la Biblia y leer en el libro del Apocalipsis lo que dice acerca del Nombre Nuevo.
Ya les mostré en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, que la Piedrecita blanca, que es la Segunda Venida de Cristo, tiene un nombre nuevo; y el que recibe esa Piedrecita blanca: la Segunda Venida de Cristo, recibe esa Piedrecita con un nombre nuevo; y la recibe el Vencedor, que será el Ángel del Señor Jesucristo en el Día Postrero. Y todos lo que estarán recibiendo, viendo y recibiendo la Segunda Venida de Cristo, la estarán viendo y recibiendo con un nombre nuevo.
Y miren ustedes dónde Jesucristo también nos habla de que Él tiene un nombre nuevo. En Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios (¿Cuál es el Templo de Dios? Pues la Iglesia del Señor Jesucristo), y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios…”.
¿Cuál es el Nombre de nuestro Dios? El Nombre Eterno que a Moisés le fue mostrado con cuatro consonantes, pero que no podía ser pronunciado[7]; el cual también Jacob quiso conocer cuando luchó con el Ángel de Jehová, y el Ángel le cambió el nombre a Jacob, y ahora Jacob le pregunta por su nombre, y el Ángel le dice que es oculto[8], o sea, no le quiere dar a conocer Su Nombre.
Luego, aquí en Apocalipsis nos dice que Dios escribirá sobre el Vencedor el Nombre de nuestro Dios; y nunca más va a salir de ese Templo, que es la Iglesia de Jesucristo. Dice:
“… y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
¿Cuándo recibió Jesucristo un nombre nuevo? Pues cuando ascendió al Cielo victorioso: se sentó a la diestra de Dios y le fue dado un Nombre que es sobre todo nombre: ese es el Nombre Eterno de Dios.
Porque no hay otro nombre mayor que el Nombre Eterno de Dios, y no hay otro nombre sobre el cual se encuentre otro nombre. Solamente el Nombre Eterno de Dios es el Nombre más grande de los Cielos y de la Tierra; y ese es el Nombre que recibió Jesucristo cuando ascendió al Cielo: ese es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Encontramos también que en Apocalipsis, capítulo 14, los 144.000 hebreos que reciben la Palabra de Dios bajo el ministerio del Ángel con el Sello del Dios vivo, que es el Ángel Mensajero que viene con los ministerios de Moisés y Elías, y en el cual viene el Espíritu Santo, o sea, Jesucristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el cual tiene el Nombre Eterno de Dios…
Porque en el Éxodo, capítulo 23 y versos 20 en adelante, nos dice de la siguiente manera, hablando acerca del Ángel de Jehová. Dice:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él (¿Dónde está el Nombre de Dios? Dice Dios que está en Su Ángel).
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.
Ahora, vean cómo es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, que es el Verbo que era con Dios y era Dios, y creó todas las cosas; y luego se hizo carne y habitó entre los seres humanos, y fue conocido por el nombre Jesús, que es el Nombre de Redención, para llevar a cabo la Obra de Redención.
Y para el Día Postrero volverá el Ángel de Jehová velado en carne humana, manifestado en carne humana; y eso es la Venida del Señor por segunda vez. Es la Venida del Señor, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; es la Venida del Ángel del Pacto para el Día Postrero con Su Nombre Eterno, con el Nombre Eterno de Dios, que es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Y así es como vendrá Jesús con un nombre nuevo, vendrá Moisés con un nombre nuevo y vendrá Elías con un nombre nuevo; y ese Nombre Nuevo es el Nombre Eterno de Dios. Y vendrá en un velo de carne nuevo, que es el Ángel del Señor Jesucristo.
Por eso es que Juan el apóstol quiso adorar al Ángel de Jesucristo: porque vio la manifestación de la Gloria de Dios en toda Su plenitud en Su Ángel; pero el Ángel le dijo: “Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos los profetas. Adora a Dios”. Apocalipsis, capítulo 19, verso 10, dice:
“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 8 en adelante, dice:
“Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”.
Ahora, vean cómo un apóstol como San Juan se postró en dos ocasiones delante del Ángel de Jesucristo para adorarlo, y él le dijo que no lo hiciera. Porque este Ángel es un profeta: el profeta que Jesucristo envía en el Día Postrero para llamar y juntar a los escogidos de Dios; el profeta en el cual viene Jesucristo en Espíritu Santo manifestado con la Gran Voz de Trompeta, llamando y juntando a todos Sus escogidos; y revelando el misterio de la Gloria de Dios manifestada en el Día Postrero en el Templo del Señor Jesucristo; y revelando así el misterio de la Segunda Venida de Cristo y del Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Ahora, miren cómo hay muchas personas que no saben que Jesucristo tiene un nombre nuevo, y que ese Nombre Nuevo es el Nombre para Su Segunda Venida, y es el Nombre que Él usará como Rey de reyes y Señor de señores, y con el cual gobernará durante el Reino Milenial sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Por eso es que también en Apocalipsis, capítulo 19, nos habla de un nombre que ninguno entiende: es el Verbo de Dios. Y cuando el Verbo de Dios dos mil años atrás vino manifestado en carne, usó el Nombre de Redención, que es Jesús.
Y para el Día Postrero vendrá el Verbo, que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Espíritu Santo: vendrá en carne humana en Su Ángel Mensajero y manifestará Su Nombre Nuevo, el Nombre Eterno de Dios; y así cumplirá Su promesa y escribirá Su Nombre sobre el Vencedor que se sentará con Él en Su Trono, que es el Trono de David, allá en Jerusalén; ese es el Trono de Jesucristo.
“Así como yo me he sentado en el Trono de Mi Padre”, también Cristo dice: “Al que venciere, yo le daré que se siente en Mi Trono, así como yo he vencido, y me he sentado en el Trono con Mi Padre”.
En la misma forma en que sucedió en el Cielo, cuando Jesucristo ascendió al Cielo y se sentó en el Trono del Padre, ahora Jesucristo hará con Su Ángel Mensajero del Día Postrero; y se sentará con Cristo en Su Trono, el Trono de David, y estará Cristo con Su Ángel y Su Ángel con Cristo; y todos nosotros estaremos con Jesucristo en ese glorioso Reino Milenial como reyes y sacerdotes.
Así que tendremos la posición más alta que se podrá tener en ese glorioso Reino Milenial de Cristo y por toda la eternidad.
Si ustedes no han tenido una posición alta en este planeta Tierra en el reino de los gentiles, no se preocupen: en el glorioso Reino de Jesucristo tendrán la posición más alta: la de reyes y sacerdotes; y reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.
Hemos visto este misterio de la Gloria de Dios manifestada, y cómo para el Día Postrero estará manifestada en Su Iglesia, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, de Su Iglesia, y estará manifestada la Gloria de Jehová en carne humana en este tiempo final.
Y Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado en carne humana, y la Gloria del Padre celestial será vista en Su Templo manifestada. Y así se cumplirá lo mismo que fue visto en el tabernáculo de Moisés cuando fue dedicado y en el tabernáculo o templo de Salomón cuando fue dedicado; y lo mismo que fue visto cuando Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista, que vio los cielos abiertos y vio al Espíritu Santo descender en forma de paloma sobre Jesucristo[9]: vio la Gloria de Dios manifestada en Su Templo humano: Jesucristo.
Y en el Monte de la Transfiguración, en aquella visión, fue vista la Gloria de Dios manifestada, y el rostro de Jesucristo resplandeció como el sol; porque la Segunda Venida de Cristo es como Rey de reyes y Señor de señores. El sol representa a Cristo como Rey; por eso Él dijo: “Yo soy la luz del mundo”[10].
Y en Malaquías, capítulo 4, verso 2, dice: “A los que temen Mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus Alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Y hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo la planta de vuestros pies”.
Durante el Reino Milenial los malos estarán (¿dónde?) bajo la planta de nuestros pies, porque estarán como cenizas; porque el fuego que vendrá, el fuego atómico, de Malaquías, capítulo 4, verso 1 (que antecede a esta cita que les di), quemará a los malos. Dice:
“… he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; (y) aquel día que vendrá los abrasará (o sea, los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Y para ese fuego que los quemará: ya están preparadas esas bombas nucleares, que es el fuego que quemará.
Y para la renovación del planeta Tierra, para ser acondicionado para que sea fértil y hasta el desierto florezca[11], pues la América Latina y el Caribe va a contribuir también; pero no va a contribuir con bombas atómicas, no va a contribuir con bombas nucleares; tenemos suficientes volcanes en la América Latina y el Caribe para contribuir para que se arregle todo el planeta Tierra, para que haya una renovación en el planeta Tierra y sea fértil; y así queden también bajo la ceniza volcánica los malos, que serán quemados durante la gran tribulación.
Cristo habló de esto también cuando habló de la parábola del trigo y de la cizaña; y dijo que “la cizaña sería atada en manojos y sería echada en el horno de fuego, donde será el lloro y el crujir de dientes”[12]. Eso es durante la gran tribulación, donde el fuego atómico quemará a los malos. Y el fuego ya está preparado.
Así como para el tiempo de Noé: el diluvio con agua destruyó la raza humana; ahora será no con agua sino con fuego.
Pero lo más importante de todo es que la Gloria de Dios, la Gloria de Jehová, estará en la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; “y la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”, dice el profeta Habacuc, capítulo 2, verso 14, y el profeta Isaías, en el capítulo 11 y verso 9.
La Tierra será llena ¿de qué? De la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar; o sea que la Tierra será llena del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo en gloria en Su Templo, en Su Iglesia.
Y así la Tierra obtendrá, el planeta Tierra obtendrá el conocimiento de la Segunda Venida de Cristo; y así obtendrá el conocimiento de todo el Programa Divino durante este tiempo y durante el glorioso Reino Milenial que ha de ser establecido en este planeta Tierra; y así todos recibirán los beneficios de la Segunda Venida de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y así es como entraremos a todo el Programa Divino de la Dispensación del Reino, con las bendiciones de Jesucristo como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; donde la Gloria de Dios, la Gloria de Jesucristo, estará manifestada en Su Templo espiritual, Su Iglesia, en el Lugar Santísimo, en este Día Postrero.
“EL MISTERIO DE LA GLORIA DE DIOS MANIFESTADA”.
¿Vieron lo sencillo que es todo, para ser así la Gloria de Dios manifestada en este Día Postrero en Su Templo conforme a las promesas divinas?
Hemos visto el Templo donde la Gloria de Dios estaría manifestada en este Día Postrero: es el Templo espiritual del Señor Jesucristo, llamado la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y es en el Lugar Santísimo de ese Templo, que es la Edad de la Piedra Angular, donde se abre una nueva dispensación: la Dispensación del Reino.
Y esa etapa del Templo espiritual de Cristo corresponde a la América Latina y al Caribe; una bendición grande, la bendición más grande que continente o nación alguna haya recibido; y Dios la tenía guardada para los latinoamericanos y caribeños, para ver la Gloria de Dios manifestada en este Día Postrero, en el Templo del Señor Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, que es la Edad del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.
Hemos visto: “EL MISTERIO DE LA GLORIA DE DIOS MANIFESTADA”.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y que nos abra completamente el entendimiento para ver en Su Templo la Gloria de Dios manifestada, y recibamos las bendiciones de Jesucristo en este Día Postrero; y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, radioyentes y televidentes; y pasen todos muy buenas noches.
Dejo nuevamente… dejo con ustedes al reverendo Rodríguez para continuar y luego finalizar esta actividad conforme a como está programada, con los cánticos y todo lo que a continuación tengan programado.
Que Dios les bendiga, y buenas noches.
“EL MISTERIO DE LA GLORIA DE DIOS MANIFESTADA”.
[Revisión enero 2023 -RM-JR]
[1] Isaías 11:9, Habacuc 2:14
[2] El diagrama de la pirámide se puede observar en la última página del mensaje SPN62-1014M “La estatura de un Varón perfecto” / https://imprenta.carpa.com/es/material/la-nube-y-la-piramide-diptico/
[3] San Mateo 12:24, San Marcos 3:22, San Lucas 11:15
[4] Apocalipsis 2:17
[5] Daniel 2:34, 2:45
[6] Sal. 118:22, Mt. 21:42, Mr. 12:10, Lc. 20:17, Hch. 4:11, Ef. 2:20, 1 P. 2:7
[7] Éxodo 3:13-14
[8] Génesis 32:24-29
[9] San Mateo 3:13-17, San Marcos 1:9-11, San Lucas 3:21-22
[10] San Juan 8:12
[11] Isaías 35:1
[12] San Mateo 13:24-30, 13:36-42