Muy buenas noches, amados hermanos y amigos presentes. Es para mí una bendición grande estar con ustedes aquí en el Gaitán, Bogotá, Colombia, para saludarlos y pedirle a Dios Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes, y pedirle a Dios que nos hable en esta noche directamente al corazón y nos permita comprender los secretos encerrados en el Séptimo Sello; que nos abra el entendimiento con Su Espíritu y Su Palabra, para así comprender los secretos encerrados en el Séptimo Sello. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Leemos en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, donde dice:
“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Cuando el Séptimo Sello fue abierto aquí en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, dice que se hizo silencio en el Cielo como por media hora.
Para poder comprender los secretos encerrados en el Séptimo Sello, necesitamos comprender que el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo. Y los secretos encerrados en el Séptimo Sello son los secretos encerrados en la Segunda Venida de Cristo.
He de mencionar algunos de esos secretos. Los secretos encerrados bajo el Séptimo Sello, veamos algunos, son:
La Venida del Señor como el León de la tribu de Judá. Apocalipsis, capítulo 5, verso (vamos a ver aquí) 5 en adelante donde dice:
“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos”.
Otro de los secretos bajo el Séptimo Sello es… La Venida del Señor como el León de la tribu de Judá, fue uno, y ahora: La Venida del Señor como la raíz de David, o sea, como Hijo de David, como Rey de reyes y Señor de señores.
Vamos a mencionarlos en orden:
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La Venida del Señor Jesucristo como el León de la tribu de Judá.
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Como el Reclamador.
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Como el Juez.
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Como Rey de reyes y Señor de señores.
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Como el Hijo del Hombre.
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Como el Hijo de David.
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Como el Hijo de Abraham.
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Como el Sol de Justicia, o sea, como el sol naciente: resplandeciendo Su rostro como el sol. San Mateo, capítulo 17, verso 1 al 7; y Apocalipsis, capítulo 1, verso 15; y Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11.
Y encontramos un sinnúmero de lugares más, donde nos habla que Su rostro es como el Sol que resplandece. Por eso ustedes encuentran en el libro de los Salmos que nos habla tanto del rostro de Dios resplandeciendo como el sol; y nos habla de buscar el rostro del Señor.
Y en este tiempo es el tiempo donde estaremos mirando cara a cara el rostro del Señor, el Hijo del Hombre viniendo en el Día Postrero con Su rostro como el sol.
El sol es el astro rey, y la Venida de Cristo como Rey está representado, está representada Su Venida como Rey, en el sol naciendo en la mañana.
En el Monte de la Transfiguración también Su rostro resplandeció como el sol, porque eso habla de la Segunda Venida de Cristo; eso habla del Séptimo Sello y habla de los secretos contenidos en el Séptimo Sello.
Encontramos en Apocalipsis, capítulo 1, también, verso 16, que Su rostro es como el sol.
También otro de los secretos en la Venida del Señor, otro de los secretos bajo el Séptimo Sello es:
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Su Venida como la Estrella resplandeciente de la Mañana.
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Como los Dos Olivos viniendo en el Día Postrero con Sus Ángeles, como dijo en San Mateo 16, versos 27 al 28, diciendo: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”.
Vamos a revisar aquí bien. Dice:
“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”.
Y luego en el Monte de la Transfiguración lo vemos ahí en esa visión, mostrándole esa visión a Sus apóstoles Pedro, Jacobo y Juan, en donde vieron en sus cuerpos teofánicos a Moisés, a Elías y a Jesucristo resplandeciendo como el sol, sus vestiduras se hicieron también resplandecientes. Y ahí lo podemos ver viniendo con Su rostro como el sol, y allí aparecen Moisés y Elías, que son los Ángeles del Hijo del Hombre para el Día Postrero, son los Dos Olivos.
Donde esté la Venida del Hijo del Hombre, ahí estarán los ministerios de Moisés y Elías. Sigue también:
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Viniendo como el que suena la Trompeta de Dios o Gran Voz de Trompeta.
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Como el que tiene en Su boca la Espada aguda de dos filos, que es la Palabra creadora de Dios.
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Como el que tiene los siete espíritus de Dios, que son las siete manifestaciones de Dios, son las siete manifestaciones de Jesucristo en Espíritu Santo por medio de los siete ángeles mensajeros.
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Como el que tiene ojos como llama de fuego. Apocalipsis, capítulo 1 también nos habla de Sus ojos como llama de fuego, en el capítulo 1, verso 14:
“Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego”.
Y en Apocalipsis, capítulo 10, dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces”.
Este que viene con su rostro como el sol es Jesucristo en Su Segunda Venida; el cual también aparece en Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante, 11 al 13, donde dice:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego…”.
Ahí lo tienen: “sus ojos como llama de fuego”. ¿Y quién es el que viene con sus ojos como llama de fuego? El Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19.
¿Y qué dice que será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? ¿Qué dice que será el cumplimiento de esa promesa? ¿Qué dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo que será el cumplimiento de esa promesa, la cual está en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento, y también en las profecías de los ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, como San Pablo y el séptimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, el reverendo William Branham?
Vean ustedes, en el libro de Los Sellos en español, página 277, dice, hablando del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, orando dice:
“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco (ahí tienen quién es el Jinete del verdadero caballo blanco), mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.
¿Quién es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? Jesucristo en Espíritu Santo.
Y ahora, para cumplir Su Venida en Apocalipsis, capítulo 19, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo en el libro de Los Sellos en español, página 256:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
Eso será la Venida de Apocalipsis 19, eso será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 con Sus ojos como llama de fuego.
Ahora, ¿quiénes eran los siete ojos de Jehová, de Dios? ¿Quiénes eran los siete ojos del Cordero que aparecen en los siete cuernos del Cordero?
Los siete cuernos son las siete edades, y los siete ojos son los siete ángeles mensajeros en los cuales estuvo el Espíritu Santo manifestado en cada ángel mensajero, en cada edad de esas siete edades donde Él envió esos siete ángeles mensajeros.
Un ojo representa un profeta, siete ojos representa siete mensajeros del Señor, siete profetas del Señor, que son esos siete ángeles mensajeros. Pero para el tiempo final, para la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, es la Venida del Hijo del Hombre con Sus ojos como llama de fuego, con Sus dos ojos como llama de fuego; y Sus dos ojos como llama de fuego son los ministerios proféticos de Moisés y Elías. Esos son los dos ojos como llama de fuego con los cuales viene en el Día Postrero el Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Vea, viene con Sus Ángeles y viene con Sus ojos como llama de fuego, que son Sus Ángeles.
Y continuamos viendo aquí… esa fue la número 14.
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Como el que tiene las siete estrellas en Su diestra.
Las siete estrellas son los siete ángeles mensajeros, conforme a Apocalipsis, capítulo 1, verso 18 al 20. Dice:
“… y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades (o sea, del infierno y de la muerte).
Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.
El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete Iglesias”.
Aquí podemos ver quiénes son esas siete estrellas: son los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.
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Como el que tiene las llaves del infierno y de la muerte, lo cual leímos hace un momento, donde dice: “Y tengo las llaves de la muerte y del Hades (o sea, de la muerte y del infierno)”.
Apocalipsis 2:8 también nos habla de esto cuando dice:
“Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero (último), el que estuvo muerto y vivió, dice esto…”.
¿Por qué aquí nos habla y en lo que habla aquí muestra que tiene las llaves del infierno y de la muerte? Porque dice: “El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió”. Si no tenía las llaves del infierno y de la muerte, no podía salir del infierno; porque fue al infierno cuando murió y predicó a las almas encarceladas que fueron desobedientes en el tiempo de Noé. Eso lo dice San Pedro.
Y vean ustedes, luego resucitó… luego pasó al Paraíso y luego resucitó, pudo salir del infierno porque obtuvo las llaves del infierno. En ese tiempo que estuvo allí tuvo una lucha con el diablo y allí lo venció, le quitó las llaves del infierno y de la muerte; y ahora, vean ustedes, Cristo es el que puede evitar que una persona vaya al infierno y el que puede resucitar a todos los creyentes en Él.
Por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 11, versos 25 en adelante, dice:
“Le dijo Jesús (esto fue a Marta): Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”.
Nosotros también lo creemos.
Cristo dijo en San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”.
¿Cuándo dice que los resucitará, a los creyentes en Él que han partido? Dice que será en el Día Postrero. Y el Día Postrero es el séptimo milenio; porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años nuestros es como un día para Dios.
San Pedro en su segunda carta, capítulo 3, verso 8, da testimonio de que un día delante del Señor es como mil años para nosotros. Y el profeta Moisés en el Salmo 90 y verso 4 también da testimonio de esta verdad.
Ahora vean cómo sigue diciendo Jesús:
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
Él es el que producirá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Él es el que tiene las llaves del infierno y de la muerte.
Y número 17:
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Como el Deseado de todas las naciones.
En Su Primera Venida dos mil años atrás, el pueblo hebreo estaba esperando al Mesías, al Ángel del Pacto, al Ángel de Jehová, que es el Deseado del pueblo hebreo. Malaquías, capítulo 3, verso 1, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (ese fue Juan el Bautista); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
¿Quién vendría? El Deseado del pueblo hebreo.
Y en Hageo, capítulo 2 y verso 6 al 7, dice:
“Porque así dice Jehová de los ejércitos (¿Así dice quién? Así dice Jehová de los ejércitos): De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca…”.
De eso también es que habla San Pablo en su carta a los Hebreos, capítulo 12, donde dice que Dios, el cual estremeció el monte Sinaí, estremeció la tierra en aquel tiempo con su voz cuando estuvo hablando en el monte Sinaí a Moisés, dándole la ley; dice que una vez más estremecerá no solamente la tierra sino los cielos también:
La voz que estremeció la tierra en el tiempo de Moisés en el monte Sinaí, estremecerá nuevamente no solamente la tierra sino los cielos también. La Voz de Dios, esa Voz creadora, esa Palabra creadora de Dios estremecerá no solamente la tierra sino los cielos también.
“… y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos”.
Ahora, tenemos la Casa de Dios como el pueblo hebreo, y tenemos también la Casa de Dios como el templo que fue construido en Jerusalén, y tenemos la Casa de Dios como el tabernáculo que construyó el profeta Moisés, y también tenemos la Casa de Dios como la Iglesia del Señor Jesucristo; y también tenemos la Casa de Dios nosotros como individuos siendo templo o casa de Dios.
Porque la Casa de Dios es el Templo de Dios, y nosotros somos un templo de Dios para morar Dios dentro de nosotros mismos en Espíritu Santo. Y la Iglesia del Señor Jesucristo es la Casa de Dios como Cuerpo Místico de creyentes; es Su Casa, Su Iglesia, en donde Él coloca a Sus hijos de edad en edad; en la parte de la Casa de Dios, del Templo de Dios, correspondiente al tiempo en que vive cada hijo de Dios.
Durante las siete edades Dios colocó a Sus hijos en la parte del Lugar Santo de Su Casa, y colocó siete siervos fieles y prudentes para, por medio de ellos, Cristo traer el alimento espiritual para el alma de todos los hijos de Dios que vivieron durante las siete etapas de la Iglesia gentil.
Y en este tiempo final, vean ustedes, conocemos ya la historia de cómo Dios colocó en el Lugar Santo de Su Templo, de Su Iglesia, a Sus escogidos de cada edad. Y se cumplió cada edad en el territorio correspondiente a cada edad, con el mensajero correspondiente a cada edad.
Asia Menor la primera edad, con San Pablo; luego la segunda en Francia, allá en Europa; y la tercera, cuarta, quinta y sexta también en Europa, en diferentes territorios con diferentes mensajeros y diferentes tiempos; y luego en Norteamérica con el reverendo William Branham, el séptimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil.
Y luego, ¿qué más Dios tiene en Su Casa para este tiempo final, en Su Iglesia? Él tiene la etapa más importante, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; y Él llama y junta a Sus escogidos en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, donde los alimenta con el alimento de la Palabra de Dios, el Maná escondido del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, gira alrededor del Séptimo Sello.
Y el territorio donde Él lleva a cabo la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo de Su Casa, de Su Templo, de Su Iglesia, ¿es qué territorio? Pues la América Latina y el Caribe.
¿Y quiénes son las personas que están siendo llamadas y juntadas en este tiempo final? Aquí estamos, en la América Latina y el Caribe; aquí están ustedes, en Colombia, en diferentes lugares, ciudades, pueblos y barrios donde el Mensaje les está llegando, el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a todos los escogidos de Dios en este tiempo final.
Ahora vean cómo en la América Latina y el Caribe estaría Jesucristo en Su manifestación final: así como estuvo en cada edad por medio de cada ángel mensajero, estaría manifestándose en el Día Postrero en Espíritu Santo y estaría enviando Su Ángel Mensajero, y por medio de Su Ángel Mensajero estaría hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Apocalipsis, capítulo 22, verso 16.
Y Apocalipsis, capítulo 4, verso 1 dice: “Sube acá…”. Con esa Voz de Trompeta dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”.
Él es el que viene con esa Gran Voz de Trompeta. Apocalipsis, capítulo 4, verso 1; y también Apocalipsis, capítulo 1, versos 10 al 11, donde Juan fue transportado al Día del Señor y escuchó la Voz de Cristo como una Gran Voz de Trompeta hablándole a él. Dice:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el ultimo”.
¿Y quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Nuestro amado Señor Jesucristo.
Es la Voz del Señor Jesucristo en el Día Postrero, en el séptimo milenio y en el tiempo de entrelace de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, en donde la predicación del Evangelio del Reino comienza a proclamar los secretos contenidos en el Séptimo Sello, y comienza a revelar los que ya están cumplidos y comienza a mostrar el proceso por el cual pasaron para ser cumplidos, y comienza también a mostrar el proceso por donde van aquellos que faltan por ser cumplidos.
Hemos visto el número 17, que es Su Venida como el Deseado de todas las naciones.
Todas las naciones, y principalmente todas las naciones que han leído la Biblia y han recibido el cristianismo, están esperando la Venida ¿de quién? Del Deseado de todas las naciones, que es la Segunda Venida de Cristo; la Segunda Venida de Cristo, que es el Séptimo Sello. Ese es el misterio que está contenido en el Séptimo Sello.
Y todos los secretos contenidos en el Séptimo Sello o todos los secretos encerrados en el Séptimo Sello son todos los secretos encerrados o contenidos en la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; el cual viene en el Día Postrero conforme a Su promesa.
Ahora, para el Día Postrero Cristo estará enviando a Su Ángel Mensajero para dar testimonio de todas estas cosas en las Iglesias. Apocalipsis 22, verso 16.
Y aunque por medio de Su Ángel Mensajero es que Jesucristo se manifiesta y le habla a Su Iglesia…, porque ese Ángel Mensajero estará hablándole a la Iglesia del Señor Jesucristo ungido por el Espíritu Santo, por lo tanto será el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, Jesucristo en Espíritu Santo, el que estará hablando por medio de Su Ángel Mensajero a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final; porque todas estas cosas que deben suceder están encerradas bajo el Séptimo Sello.
Y para poder comprender los secretos encerrados en el Séptimo Sello lo primero que tenemos que comprender es que el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor; y entonces podemos comprender que todos los secretos encerrados bajo el Séptimo Sello son todos los secretos encerrados bajo la Segunda Venida de Cristo.
Hemos visto LOS SECRETOS ENCERRADOS BAJO EL SÉPTIMO SELLO o EN EL SÉPTIMO SELLO. ¿Encerrados dónde? En la Segunda Venida de Cristo.
La Venida de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son la Venida de los Dos Olivos, de los Dos Candeleros de oro, de Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 al 7, y Zacarías, capítulo 4, vean ustedes, ese secreto de esos Dos Olivos, que son Moisés y Elías, ese secreto está encerrado bajo el Séptimo Sello; porque la Séptima Trompeta, como el Séptimo Sello, es la Venida del Señor; y sonará y los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego nosotros los que vivimos seremos transformados.
¿Quiénes serán los que serán resucitados? Pues los que escucharán esa Trompeta sonando; pues aunque ellos están en el Paraíso, ellos pueden ver hacia acá y pueden escuchar también lo que acá se habla, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la edad que nos toca vivir. Y nosotros los que vivimos tenemos la promesa de ser transformados.
Dice San Pablo que los que estarán vivos serán los que serán transformados; pero vean ustedes, vean bien aquí cómo nos dice en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 14 en adelante, dice:
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Ahora vean cómo la promesa es para los que han quedado viviendo aquí en la Tierra luego que las edades de la Iglesia han terminado, y queda un grupo de hijos e hijas de Dios en el tiempo del Séptimo Sello, en el tiempo de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; los cuales estarán viendo el Séptimo Sello, estarán viendo la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; por lo tanto, estarán viendo el Séptimo Sello abierto en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y estarán disfrutando de la Obra que estará llevando a cabo el Séptimo Sello; porque la Obra del Séptimo Sello es la Obra de Jesucristo en el Día Postrero, en Su Venida como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, como Hijo del Hombre e Hijo de David para hacer Su reclamo y reclamar Su Trono, el Trono de David, y sentarse sobre el Trono de David y reinar por mil años sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, y luego por toda la eternidad.
Todos esos misterios, todos esos secretos están bajo el Séptimo Sello; y el secreto de dónde sería realizado el llamado final, el llamado de la Gran Voz de Trompeta, esa Trompeta de Dios o Trompeta Final que suena para llamar y juntar a los escogidos de Dios, ese misterio, ese secreto de dónde sería hecho y dónde estarían esas personas que escucharían esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, ese misterio o secreto está bajo el Séptimo Sello.
Así que vean ustedes cómo todas las cosas que Dios estará realizando en este tiempo final luego de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, todas esas cosas están bajo el Séptimo Sello, están bajo la Venida del Señor como Rey de reyes y Señor de señores, y Juez también de toda la Tierra.
Ahora, hemos visto solamente 17 cosas o 17 secretos que están bajo el Séptimo Sello, pero hay más secretos.
Tenemos el secreto de la resurrección de los muertos en Cristo, tenemos el secreto también de la transformación de nosotros los que vivimos; tenemos también el secreto de la resurrección, transformación nuestra y el rapto o traslación de los escogidos a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero.
O sea que todos los secretos divinos correspondientes a este tiempo final están bajo el Séptimo Sello.
Por eso es que el precursor de la Segunda Venida de Cristo nos dice en el libro de Los Sellos en español, en la página 464 y 465. Dice:
“[138]. Debemos recordar que este Séptimo Sello es el fin del tiempo de todas las cosas. Correcto. Las cosas escritas en el Libro de la Redención, sellado desde antes de la fundación del mundo con siete sellos, todo termina. Es el fin de este mundo agitado, el fin de la naturaleza agitada y es el fin de todo. En eso también encontramos el fin de las Trompetas, de las Copas, de la Tierra; y aun es el fin del tiempo. El tiempo termina, así nos lo dice la Biblia en Apocalipsis 10:1-7, donde el Ángel dijo: ‘El tiempo no será más’. Y eso será en el día cuando este gran evento suceda. Allí todo termina.
139. Al final de este Séptimo Sello es el fin de la edad de la Iglesia; es el fin del Séptimo Sello, es el fin de las Trompetas, es el fin de las Copas y aun es el fin de la entrada al Milenio. Todo eso es contenido en el Séptimo Sello”.
Y ahora vean que al final del Séptimo Sello es el final para las copas, para las trompetas y para el mundo, o sea, el cosmos o reino de los gentiles; todo eso está contenido ¿dónde? En el Séptimo Sello. Dice:
“140. Es como disparar un cohete al aire. Este cohete hace una explosión por aquí cerca; y luego mucho más alto hace otra explosión, y de allí salen cinco estrellas. Una de esas cinco hace una explosión, y de allí salen otras cinco estrellas; y una de esas estrellas explota, y de allí salen otras cinco estrellas; y después desaparece gradualmente. Así es el Séptimo Sello. Allí termina el tiempo para el mundo. Es el fin del tiempo para esto y aquello y todas las cosas. Todo termina con el Séptimo Sello. Ahora, ¿cómo lo va a hacer Dios? Eso es lo que no sabemos, no lo sabemos. En esto será el tiempo para todas estas cosas y la entrada del Milenio”.
Para el tiempo del Séptimo Sello ¿es el tiempo para qué? Para todas estas cosas suceder, y para la entrada al Milenio, o sea, al séptimo milenio, para el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo.
“141. Ahora, noten que la apertura de este Sello fue tan tremenda que hasta los Cielos mismos fueron silenciados por este evento, por el tiempo de media hora”.
Ahora, recuerden que fue en el Cielo que hubo silencio por media hora; y un día del Cielo, o sea, delante de Dios, para los seres humanos es mil años. Cuando se habla de media hora del Cielo eso habla de unos cuantos años para nosotros acá; y cuando se habla de la hora de Su Venida, eso nos está hablando de unos cuantos años también. Porque un día del Cielo, que son 24 horas del Cielo, para los seres humanos son mil años; y una hora del Cielo pues son 41 años ¿con cuántos meses? Con unos 8 o 10 meses.
Eso es la hora de Su Venida. Una hora, la hora de Su Venida, vean ustedes, no es una hora de acá de la Tierra de 60 minutos, sino que es una hora del Cielo, que para los seres humanos consiste de 40 años y algo, 41 años y algo, así como la hora de la Primera Venida de Cristo, vean ustedes, comenzó cuando Jesucristo nació en Belén de Judea, hasta que llegó a Su crucifixión, muerte, resurrección y ascensión al Cielo. No completó la hora completa, no llegó a la hora completa, sino que llegó a 33 años. ¿Le faltaron cuántos? Le faltaron unos siete años y algo, siete años con unos meses para completar la hora.
Pero vean ustedes, también la semana número setenta de la profecía de Daniel, una semana de esas setenta semanas proféticas, una semana de esas representa 7 años; y setenta semanas se multiplica por 7 y son 490 años. Y Jesucristo en la semana número setenta vino a la Tierra en Su ministerio, pero antes de comenzar la semana número setenta ya estaba en la Tierra, ya estaba en la Tierra Él, naciendo en Belén de Judea; y luego que comenzó la semana número setenta, comenzó Jesucristo allí Su ministerio, que duró tres años y medio; y luego se paró esa semana número setenta profética para el pueblo hebreo; y continuará esa semana número setenta cuando Cristo se torne al pueblo hebreo en este tiempo final.
Hubo una brecha, o sea, un tiempo ahí, para Dios tratar con los gentiles; de donde estaría llamando y juntando un pueblo para Su Nombre. Y ese pueblo que sería llamado y juntado sería colocado en el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia, el Templo espiritual de Cristo, la Casa de Dios, compuesta por los hijos e hijas de Dios, que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; tienen sus nombres escritos en ese Libro sellado con siete sellos, de Apocalipsis, capítulo 5, que toma Cristo de la diestra del que está sentado en el Trono, lo abre en el capítulo 6 de Apocalipsis, y abre seis sellos en el capítulo 6 de Apocalipsis; y luego abre el Séptimo Sello en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1. Y luego en Apocalipsis, capítulo 10, desciende del Cielo con el Librito abierto ya en su mano.
Así que podemos ver los secretos encerrados en el Séptimo Sello. Y en esos secretos encerrados en el Séptimo Sello, esos secretos encerrados en la Segunda Venida de Cristo, están los escogidos, los primogénitos del Día Postrero, que serían llamados y juntados en este tiempo final.
Miren dónde estamos nosotros colocados: estamos nosotros colocados como uno de los secretos del Séptimo Sello, uno de los secretos del Hijo del Hombre en Su Venida, para ser llamados y juntados en este tiempo final y colocados en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; para ser preparados para ser transformados y raptados, y así nuestros cuerpos mortales ser redimidos; o sea, ser nosotros adoptados, esto es transformados, y tener el cuerpo eterno, en donde moraremos también con el espíritu teofánico eterno que recibimos cuando creímos en Cristo y recibimos Su Espíritu Santo.
Y en este Día Postrero, con la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos la raza humana tendrá millones de seres humanos a imagen y semejanza del Señor Jesucristo. Mientras esperamos por la resurrección de los muertos y la transformación nuestra, en este planeta Tierra han vivido seres humanos a imagen de Jesucristo; porque la imagen es el cuerpo teofánico, y al creer en Cristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo obtuvimos esa imagen divina, esa imagen de Jesucristo, ese cuerpo teofánico; y ahora solamente lo que nos falta es la semejanza física del Señor Jesucristo, en y con un cuerpo eterno; lo cual se convertirá en una realidad en este Día Postrero, en la manifestación, la apertura, en cuanto a su cumplimiento del Séptimo Sello, o sea, en cuanto a la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Hemos visto los secretos encerrados en el Séptimo Sello; y aun hay más, porque todo gira en este tiempo final bajo el Séptimo Sello, todo gira alrededor del Séptimo Sello, todo gira alrededor de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.
Así que tenemos que comprender la importancia de conocer lo que es el Séptimo Sello, porque todo gira alrededor del Séptimo Sello, alrededor de la Segunda Venida de Cristo en este Día Postrero, en cuanto a lo que Dios estará realizando en este tiempo final.
Y nosotros somos los que recibimos el beneficio de los secretos bajo el Séptimo Sello correspondientes a este tiempo final y para toda la eternidad.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche dándoles testimonio de los secretos encerrados en el Séptimo Sello. Y usted es uno de esos secretos encerrado en el Séptimo Sello; yo también, y todos los escogidos que viven en este tiempo final; y el Séptimo Sello es nuestro Señor Jesucristo en Su Venida en este tiempo final.
La Venida del Hijo del Hombre como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; ese es el secreto más grande que contiene el Séptimo Sello, porque Él es ese Séptimo Sello.
Que las bendiciones contenidas y encerradas bajo el Séptimo Sello para los escogidos de Dios en este Día Postrero sean sobre cada uno de ustedes y se materialicen en cada uno de ustedes y en mí también; y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Que pronto los que faltan de ser llamados y juntados, los escogidos que falten, pronto les llegue el Mensaje y sean recogidos y colocados en el Cuerpo Místico de Jesucristo; y pronto todos estemos listos y seamos transformados. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
Mañana estaré en el lugar señalado para mañana, en la actividad de mañana. No sé si será… (¿para el público en general es?) Es para todas las personas, para el público en general; y esperamos que Dios nos hable directamente al alma mañana. Todas estas actividades van a girar alrededor del Séptimo Sello, o sea, alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá y las cosas contenidas en Su Venida, o sea, en el Séptimo Sello.
Así que Dios les bendiga, Dios les guarde, y dejo con nosotros nuevamente a Miguel Bermúdez Marín. Buenas noches para todos.
“LOS SECRETOS ENCERRADOS EN EL SÉPTIMO SELLO”.
[Revisión abril 2018]