Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes, y los que están a través de internet y a través de la televisión.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y en esta ocasión nos permita Dios comprender Su Programa correspondiente a nuestro tiempo y el Programa que Él ha estado llevando a cabo a través de las diferentes edades. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Leemos en la Biblia, en San Juan, capítulo 12, versos 12 en adelante, donde dice la Escritura:
“El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén,
tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito:
No temas, hija de Sion;
He aquí tu Rey viene,
Montado sobre un pollino (hijo) de asna.
Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS A JERUSALÉN”.
Para poder comprender la entrada de Jesús a Jerusalén en este burrito o asno, tenemos que comprender quién era nuestro amado Señor Jesucristo; y para esto solamente tenemos las Escrituras que nos hablan de la Venida del Mesías, las cuales se cumplieron en Él dos mil años atrás; y el pueblo hebreo no pudo comprender quién era el que estaba velado en carne humana en la persona de Jesús.
Ahora, para comprender quién fue este joven carpintero de Nazaret que entró a Jerusalén montado sobre este asno hijo de asna, este pollino hijo de asna, necesitamos saber, conocer, las profecías que nos hablan de la Venida del Mesías.
Por ejemplo, tenemos las profecías de Isaías, capítulo 7, las cuales dicen: capítulo 7, verso 14, dice:
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”.
(Emanuel significa: Dios con nosotros)1.
¿Y por qué este niño vendría por medio de una virgen? La promesa en Génesis, capítulo 3, verso 15, es que la simiente de la mujer sería el que heriría a la serpiente en la cabeza; y por consiguiente esa es una profecía de la Venida del Mesías. Ahí tenemos la primera profecía de la Venida del Mesías por medio de una mujer que estaría en la Tierra para dar a luz al Mesías, al cuerpo en el cual se cumpliría la Venida del Mesías.
Luego encontramos en Isaías, capítulo 9 y versos 6 en adelante (6 al 7), dice:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”.
Ahora, podemos ver aquí cómo la Venida del Mesías está prometida para ser cumplida en su comienzo por medio del nacimiento de un niño a través de una virgen, el cual tiene la promesa de sentarse en el Trono de David, para allí ser restaurado el Reino y Trono de David.
Hay otros lugares en la Escritura que nos hablan acerca de la Venida del Mesías, como en Malaquías, capítulo 3, y nos dice de la siguiente manera, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Aquí tenemos la promesa de la Venida del Mesías y de la venida del precursor del Mesías.
El precursor del Mesías sería Elías en su tercera manifestación; y esta promesa de la venida del precursor de la Primera Venida de Cristo la cumplió Juan el Bautista. Él fue este mensajero preparándole el camino; él fue la voz de uno clamando en el desierto, como dijo el profeta Isaías en el capítulo 14, verso 3 en adelante; y el mismo Juan el Bautista se identificó como este mensajero que vendría delante, o sea, antes del Mesías, preparándole el camino2.
¿Y luego vendría quién? Vendría el Señor, el cual era buscado por el pueblo hebreo; el Ángel del Pacto, que es el Ángel de Jehová, el cual deseaba el pueblo hebreo ver en Su Venida, en el cumplimiento de la Venida del Mesías.
O sea que la Venida del Mesías es nada menos que la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, vestido de carne humana y cumpliendo las promesas de la Venida del Mesías en medio del pueblo hebreo.
El pueblo hebreo estaba esperando la Venida del Mesías, y el pueblo hebreo sabía que el Mesías sería un profeta; porque la Venida del Hijo del Hombre siempre es la Venida de Dios manifestado en un profeta; y cuando se habla de la Venida del Mesías, del Ángel del Pacto, se habla de la Venida de Dios con Su cuerpo teofánico dentro de un cuerpo de carne, de un velo de carne, para el tiempo que está prometida la Venida del Mesías.
Ahora vean cómo el Arcángel también le apareció a la virgen María y le dijo; en el capítulo 1, verso 30 en adelante, de San Lucas, dice:
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
Aquí podemos ver la promesa de la Venida del Mesías para ser cumplida a través del niño que ha de nacer a través de la virgen María, el cual sería creado en el vientre de María: Dios haría sombra sobre ella y crearía en su vientre una célula de vida, la cual se multiplicaría célula sobre célula y formaría el cuerpo de Jesús.
Y así el Mesías que vendría en medio del pueblo hebreo dos mil años atrás sería el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, dentro de un cuerpo de carne que nacería de la virgen María en Belén de Judea.
Ahora vean quién es nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso Él podía decir: “Antes que Abraham fuera, yo soy”, y “Abraham deseó ver mi día; lo vio y se gozó”3.
Ahora, vean que el Señor Jesucristo era nada menos que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que había libertado al pueblo hebreo; el cual también le había aparecido a Abraham como Melquisedec4 y también le había aparecido como Elohim5</a>; y había aparecido a Moisés en esa llama de fuego6. En otra ocasión Moisés vio la espalda – las espaldas del Ángel de Jehová, en Su cuerpo teofánico7.
Y este fue el Ángel que libertó al pueblo hebreo, y ahora estaba prometido para venir en carne humana como el hijo de una virgen, naciendo por medio de una virgen; y esa promesa fue cumplida en Jesús de Nazaret, el cual nació por medio de la virgen María en Belén de Judea.
Era nada menos que el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob con Su cuerpo teofánico —llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová— dentro de un velo de carne llamado Jesús.
Y ahora, viendo quién es nuestro amado Señor Jesucristo: comprendiendo que es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob vestido de carne humana visitando al pueblo hebreo, podemos comprender que Él es el Rey de Israel; porque Dios es el Rey, el cual encontramos que reinará por toda la eternidad.
En los Salmos se habla acerca de este Rey; y se identifica a este Rey, que es el Dios Todopoderoso, como el que reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones por toda la eternidad. Vean ustedes, en el Salmo 24 dice [verso 7]:
“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla”.
¿Quién es este Rey de gloria? Es el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Él es el que reinará por toda la eternidad. Él es el que estará reinando sobre el pueblo hebreo durante el Reino Milenial. Él se sentará sobre el Trono de David.
Ahora, veamos, el Salmo 47 dice, desde el verso 5 en adelante dice:
“Subió Dios con júbilo,
Jehová con sonido de trompeta.
Cantad a Dios, cantad;
Cantad a nuestro Rey, cantad;
Porque Dios es el Rey de toda la tierra;
Cantad con inteligencia.
Reinó Dios sobre las naciones;
Se sentó Dios sobre su santo trono.
Los príncipes de los pueblos se reunieron
Como pueblo del Dios de Abraham;
Porque de Dios son los escudos de la tierra;
Él es muy exaltado”.
Ahora vean ustedes cómo este Salmo nos enseña que Dios es el Rey de toda la Tierra; y durante el glorioso Reino Milenial todas las naciones estarán bajo el Reinado de nuestro Dios a través de la manifestación de Cristo como Rey de Israel y de todas las naciones. Dice que:
“Los príncipes de los pueblos se reunieron
Como pueblo del Dios de Abraham…”.
Durante el Reino Milenial los que gobernarán sobre este planeta Tierra serán Cristo con Sus escogidos, con Su Iglesia; y, por consiguiente, todos los reinos estarán bajo el gobierno de nuestro amado Señor Jesucristo, y, por consiguiente, frente a los reinos estarán los que serán reyes y sacerdotes con Cristo. Y así será que el glorioso Reino Milenial traerá paz y prosperidad y amor divino para todas las naciones que entrarán al glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ya no habrá reyes sobre la Tierra elegidos por voto humano, sino elegidos por Dios, para reinar con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad; y han sido elegidos desde antes de la fundación del mundo, y han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y han recibido el Espíritu de Cristo. Así que será un Reino en donde Cristo con Su Familia gobernarán no solamente sobre el pueblo hebreo, sino sobre todas las naciones.
Ahora, aquí encontramos que en la Primera Venida de Cristo, el pueblo hebreo, que tenía las promesas de la Primera Venida de Cristo, no comprendió el cumplimiento de estas promesas; y, vean ustedes, estuvo en medio del pueblo hebreo desde antes de comenzar el quinto milenio, de 3 a 7 años antes de comenzar el quinto milenio ya el Mesías estaba en la Tierra: había nacido a través de la virgen María en Belén de Judea, y luego se crio en Nazaret; y estuvo viviendo en esta Tierra casi por 30 años antes de comenzar Su ministerio.
Y, vean ustedes, durante todo ese tiempo estaba cumplida la Venida del Mesías en Jesús de Nazaret; pero esa parte de la vida de Jesús estaba oculta, o sea, era un secreto la Primera Venida de Cristo cumplida en Jesús de Nazaret.
Pero cuando tuvo cerca de 30 años aquel velo de carne, se manifestó en el ministerio correspondiente al Mesías; y en la semana número setenta tuvo ese gran ministerio de tres años y medio; o sea, cubrió durante Su ministerio la primera parte de la semana número setenta, que se compone de siete años, y la primera parte de esa semana (o sea, la mitad de esa semana) son tres años y medio. Y la profecía dice que a la mitad de la semana le será quitada la vida al Mesías8.
Jesús comprendía todas esas profecías y sabía que a la mitad de la semana número setenta Sus días en el cuerpo terrenal llegarían a su final, porque tenía una Obra para llevar a cabo: la Obra de Redención, porque vino como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo9.
Él sabía que había comenzado el ministerio de tres años y medio en la semana número setenta de la profecía de Daniel; y por eso estuvo anunciando Su muerte en diferentes ocasiones, y estuvo llevando a cabo la Obra correspondiente a ese lapso de tiempo de tres años y medio, la cual culminó en la Cruz del Calvario.
Pero ahora, vean ustedes cómo Él entró a Jerusalén en un pollino hijo de asna; y esa era la atracción en ese día de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Encontramos que la ciudad completa se alborotó, y preguntaba: “¿Quién es este?”, y todos decían: “Es Jesús el profeta de Nazaret, es Jesús de Nazaret”; y lo proclamaron como el Hijo de David, y proclamaron que el Reino de David estaba llegando10. Porque el Reino viene si viene el Rey; si no viene el Rey, pues no viene el Reino para el pueblo hebreo.
Y ahora, el pueblo hebreo, lo encontramos muy emocionado en ese día: muchas personas tendieron sus mantos, y también tomaron ramas de árboles y las tendieron por el camino, para que Jesús pasara en el burrito en el cual Él venía; y así le dieron la bienvenida a Jesús muchas personas. Pero llegando Él —vean ustedes— a Jerusalén, se puso muy triste al ver allí la condición de Jerusalén.
Dice, en el capítulo 19, verso 35 en adelante, cuando le trajeron el pollino hijo de asna, dice [San Lucas]:
“Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima.
Y a su paso tendían sus mantos por el camino.
Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto,
diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!
Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían.
Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,
diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.
Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,
y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.
Aquí tenemos la Escritura que nos habla de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, y nos muestra que Jesús sabía que Jerusalén no lo iba a recibir, excepto aquellas personas que lo proclamaron como el Hijo de David y dieron gloria a Dios al verlo venir montado sobre un pollino hijo de asna; pero ellos no comprendieron el por qué Jesús estaba viniendo en un pollino hijo de asna. Es la primera ocasión que las Escrituras muestran a Cristo montado sobre un burrito.
Y ahora, vean ustedes cómo Jerusalén no comprendería lo que estaba sucediendo conforme al Programa de Dios, lo cual ya estaba profetizado.
Y ahora, Jerusalén como ciudad no comprendió lo que estaba sucediendo; no comprendió que allí estaba su Rey, el Rey del pueblo hebreo. Y ellos pensaban que era un fanático el que estaba viniendo, ellos pensaban que Jesús era un fanático, pensaban que Jesús era un loco; y pensaban así acerca de Jesús, porque Dios los cegó para que no vieran el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías, porque en Su Primera Venida Él tenía que morir para llevar a cabo la Obra de Redención. Él no podía tomar el Reino en aquel tiempo porque primero tenía que llevar a cabo la Obra de Redención.
Y ahora, vean ustedes, en una ocasión cuando Jesús multiplicó los panes y los peces, muchas personas quisieron tomar a Jesucristo y coronarlo y proclamarlo Rey, pero Él se escapaba de ellos y se iba al monte a orar11.
En esta ocasión encontramos que Él entró allí, lo proclamaron Rey los creyentes en Él y otras personas que vieron lo que estaba sucediendo, los cuales también lo proclamaron Rey; pero la ciudad no lo recibió como Rey, y el Gobierno no lo recibió como Rey, y la religión hebrea tampoco lo recibió como Rey, sino que lo juzgó como un blasfemo y pidió Su muerte.
Ahora, luego de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, pasaron unos cuantos días; y Él estuvo llevando a cabo muchas maravillas y milagros allí, en medio del pueblo hebreo, en Jerusalén; y también estuvo predicando el Mensaje profético del monte de los Olivos, predicó el mensaje profético de San Mateo, capítulo 24, y habló también las cosas que vendrían sobre el pueblo hebreo: habló los juicios divinos que vendrían sobre el pueblo hebreo, por cuanto habían rechazado la Primera Venida de Cristo. Vean, dijo Cristo:
“… y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.
Por no conocer el tiempo de su visitación, no conocer el tiempo profético en el cual se cumplirían esas promesas (las cuales estaban cumpliéndose allí, las promesas de la Venida del Mesías), el pueblo hebreo ha tenido que sufrir todas esas persecuciones por las cuales han pasado; y tuvo que sufrir la destrucción del templo y la ciudad de Jerusalén. Y por poco luego Hitler, más adelante, los extermina, porque no conocieron el tiempo de su visitación.
Y ahora, vean ustedes que era nada menos que el Ángel del Pacto el que estaba en medio de ellos en la forma de un profeta; y estaba en medio de ellos llevando a cabo la Obra correspondiente a Su Primera Venida en carne humana.
Ellos no pudieron comprender el personaje tan grande que estaba en medio de ellos. No pudieron comprender que allí estaba el que había estado con Abraham, comiendo con Abraham el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra. No comprendieron que allí estaba el que había estado con los profetas del Antiguo Testamento y les había hablado a los profetas del Antiguo Testamento. No pudieron comprender el personaje tan grande que estaba en medio de ellos, por causa de la forma sencilla en que apareció en medio del pueblo hebreo: velado en carne humana en un joven carpintero de Nazaret, en un obrero de la construcción, el cual conocemos por el nombre de Jesús.
En ese hombre joven tan sencillo estaba el personaje más grande de todo el universo: estaba el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, allí estaba en medio del pueblo hebreo. Era nada menos que el Verbo hecho carne: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”12.
O sea, cuando se habla del Verbo, se está hablando del cuerpo teofánico de Dios; se está hablando de ese cuerpo teofánico, que es un hombre de la sexta dimensión en el cual está Dios manifestado, en el cual Dios está morando: Él está dentro de ese cuerpo teofánico morando; y lo encontramos en el Antiguo Testamento apareciéndoles a diferentes profetas.
O sea que el cuerpo teofánico de Dios, de la sexta dimensión, es llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, en el cual Dios vendría a esta Tierra, y tomaría un cuerpo de carne, y habitaría en ese cuerpo de carne, el cual fue llamado Jesús.
Vean quién era el que estaba dentro de aquel cuerpo de carne llamado Jesús: era el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, cumpliendo las promesas de Su Venida como el Mesías en carne humana; y aquel cuerpo de carne estaba ungido con esa teofanía, estaba ungido con ese cuerpo de la sexta dimensión.
Y ahora, vean ustedes el personaje tan grande que es nuestro amado Señor Jesucristo.
Y cuando nuestro Señor Jesucristo llevaba a cabo todas las maravillas, quien las llevaba a cabo era el que estaba dentro de Él; pero estaba usando aquel velo de carne para hablar por medio de Él y para llevar a cabo toda la labor correspondiente a la Primera Venida del Mesías.
Él tuvo que crear un cuerpo, porque no hubo cuerpo libre de pecado para el tiempo de la Primera Venida de Cristo. Para el tiempo en que la Venida del Mesías tenía que ser cumplida, todos habían pecado, estaban destituidos de la gloria de Dios13, y no había ninguna persona digna, no había ninguna persona justificada delante de Dios, no había ninguna persona libre de pecado; porque aun los patriarcas y todos los profetas del Antiguo Testamento, aunque eran siervos de Dios, sus pecados habían sido cubiertos con la sangre de los sacrificios de aquellos animalitos, pero el pecado no había sido quitado de ellos, sino solamente cubierto con la sangre de aquellos sacrificios que ellos efectuaban.
Por lo tanto, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, no podía venir manifestado en toda Su plenitud en un cuerpo que tuviera pecado; porque no podía cumplir así la Primera Venida del Mesías para quitar el pecado del mundo.
Tenía que ser en un cuerpo que fuera manifestado en esta Tierra sin la intervención de un hombre y una mujer, o sea, sin la intervención de las relaciones íntimas para tener un hijo. Tenía que ser por medio de un cuerpo que viniera a existencia por creación divina, por cuanto todos los hombres estaban destituidos de la gloria de Dios; y por esa causa, Dios, el Ángel del Pacto, se creó un cuerpo de carne en el vientre de María.
Ahora, por medio de ese cuerpo hemos recibido las bendiciones de la redención; y para el Día Postrero habrá personas que estarán justificados delante de Dios, como si nunca antes hubieran pecado; y por consiguiente habrá personas en este planeta Tierra en los cuales Dios podrá manifestarse en toda Su plenitud.
Y podrá venir la adopción de los hijos e hijas de Dios, los cuales tienen que estar justificados, y tienen que tener un cuerpo teofánico para poder luego Dios manifestarse en toda Su plenitud en Sus hijos: trayendo a los muertos en Cristo resucitados en cuerpos eternos, y a nosotros los que vivimos transformándonos, y así dándonos un cuerpo eterno; y así estaremos perfectos, como nuestro amado Señor Jesucristo; y por consiguiente Dios estará manifestado en cada uno de Sus hijos en toda Su plenitud en el Día Postrero.
Ahora, vean cómo para el Día Postrero los miembros del Cuerpo Místico de Cristo llegarán a la perfección: llegaremos todos a ser personas perfectas, con un cuerpo perfecto, con un cuerpo eterno; y los muertos en Cristo también porque resucitarán en un cuerpo eterno. Esa es una promesa de parte de Dios para todos los hijos e hijas de Dios.
Ahora, vean ustedes cómo para el tiempo final lo que fue la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén (Jerusalén del Israel terrenal), vean ustedes, nos habla también de una entrada triunfal de Cristo a la Jerusalén celestial; y nos habla también de una entrada triunfal a la Jerusalén celestial, que estará manifestada aquí en la Tierra, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
La entrada triunfal allá de Cristo, en medio del Israel terrenal, es tipo y figura de la entrada triunfal de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores, como Hijo del Hombre e Hijo de David, a la Jerusalén celestial, que es Su Iglesia aquí en la Tierra.
En la Segunda Venida de Cristo, Él viene como Rey de reyes y Señor de señores; y eso es Su entrada triunfal a Su Iglesia, que es el Israel celestial y la Jerusalén celestial; así como Cristo tuvo Su entrada triunfal al Cielo como Rey.
Él es el Rey, pues fue dicho en el Salmo 24 (ya aquí fue dicho):
“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla”.
Luego repite nuevamente lo dicho anteriormente. Dice:
“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos,
Él es el Rey de la gloria”.
Ahora vean ustedes quién es el Rey de la gloria. Y el Jehová del Antiguo Testamento es el Jesús del Nuevo Testamento. Por eso es que en el Nuevo Testamento no se menciona más el nombre de Jehová o Yahweh, sino que se menciona el nombre de Jesús.
Ahora podemos ver quién es el Rey de la gloria: es nuestro amado Señor Jesucristo. Y en Su Segunda Venida Él vendrá a Su Iglesia como Rey de reyes y Señor de señores; y vendrá al pueblo hebreo como Rey de reyes y Señor de señores; conforme a Apocalipsis, capítulo 19.
Y ahora, la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, dos mil años atrás, encontramos que fue rechazada; pero para el Día Postrero, para el séptimo milenio, Él entrará a Jerusalén: a la Jerusalén celestial primero, Su Iglesia, y luego a la Jerusalén terrenal.
En la Jerusalén celestial, en Su Iglesia, Su Venida será recibida por los escogidos de Dios, y lo reconocerán como Rey de reyes y Señor de señores; y nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, hablándonos de este gran evento prometido para la Iglesia de Jesucristo, dice que Él será recibido por Su Iglesia.
Ahora, recuerden que es la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, el cual vino dos mil años atrás en carne humana, en un velo de carne llamado Jesús, el cual apareció en la Tierra sin pecado.
Y ahora, miren ustedes lo que nos dice orando el precursor de la Segunda Venida de Cristo; dice [Los Sellos, pág. 277]:
“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.
Ahora, ¿quién es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? Es el Espíritu Santo, el cual es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual es Jesucristo en Espíritu Santo.
Y ahora, en la página 134 dice, del libro de Los Sellos, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo:
“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.
Aquí tenemos también la promesa de la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo, viniendo en carne humana en el Día Postrero, para ser coronado como Rey de reyes y Señor de señores.
Ahora, la Iglesia le corona espiritualmente, pero luego el pueblo hebreo le coronará literalmente: se sentará en el Trono de David y recibirá la corona de David, para reinar sobre el pueblo hebreo por el Milenio y por toda la eternidad; porque Él viene como el Hijo de David, para sentarse en el Trono de David, al cual Él es heredero.
Recuerden que el Arcángel Gabriel dijo que Dios le dará el Trono de David Su padre, y se sentará sobre él y reinará para siempre; reinará para siempre sobre la Casa de David. San Lucas, capítulo 1, verso 30 al 35, nos dice así.
Y ahora, podemos ver este gran misterio de la Venida de Cristo, del Ángel del Pacto: Cristo viniendo en Espíritu Santo y manifestándose a través de carne humana en el tiempo final.
En la página 185 y 186 del libro de Los Sellos también nos habla acerca de este gran evento; nos habla el precursor de la Segunda Venida de Cristo, nos dice:
“‘Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual con justicia juzga y pelea.
Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas (¡Oh, hermano, ya había sido coronado por Sus santos!); y tenía un nombre escrito que ninguno entendía sino él mismo (Recuerde, no podemos, todavía no conocemos eso).
Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado (no dice que ‘su nombre es’ sino que ‘su nombre es llamado’) EL VERBO DE DIOS (porque Él y la Palabra son el mismo. Y noten esto también: No dice ‘sus nombres’, sino ‘su nombre’ es llamado la Palabra de Dios. Él conoce un solo nombre, ningún otro)’”.
Ahora, aquí podemos ver nuevamente la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.
Y cuando el precursor de la Segunda Venida de Cristo nos habla del rapto de los escogidos de Dios y nos habla de lo que les dará la fe para el rapto a los escogidos de Dios, nos dice en la página 131 del libro de Los Sellos:
“131. Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la Tierra fue Jesús el Redentor, porque fue el Redentor cuando estuvo sobre la Tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte, los venció y ascendió, entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos.
132. Fíjense en el misterio. Él viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Ustedes saben eso. ¡Tiene que venir algo! Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino Él mismo.
‘Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS.
Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.
Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES’.
Apocalipsis 19:13-16
133. Allí viene el Mesías, allí es donde está…”.
¿Dónde viene el Mesías?, ¿dónde está? En Apocalipsis 19.
Sigue diciendo, más abajo dice:
“[134]. … pero Cristo es llamado EL VERBO DE DIOS. Él es la Palabra, por eso es llamado EL VERBO DE DIOS. Ahora, Él tiene un Nombre que nadie sabe, pero es llamado ‘El Verbo de Dios’”.
Y ahora, en la página 256 del libro de Los Sellos y 469 del libro de Los Sellos, vean ustedes lo que dice. 469, del libro de Los Sellos, nos dice:
“153. ¿Y notaron que dije que uno de esos ángeles era muy raro? Me pareció muy distinto a los demás. Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba…”.
Se está refiriendo a estos ángeles que aparecen aquí</em>; y sobre todo a uno de ellos, el cual aparece en esta foto que fue tomada en febrero 28 de 1963 y luego fue publicada en diferentes revistas norteamericanas. Ese Ángel que era diferente a los demás es este Ángel que está aquí. Si tornamos la foto así, lo veremos aquí formando el cabello blanco del Señor, en esta foto; porque tornando esta foto hacia la derecha forma el rostro del Señor Jesucristo.
Y ahora, dice:
“Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba; y el que estaba a mi lado, contando desde la izquierda hacia la derecha, ese sería el séptimo Ángel. Él era más brillante y significaba más para mí que los demás. Les dije que tenía el pecho así robusto y estaba volando hacia el Oriente. Les dije también que: ‘Me levantó, me alzó’”.
¿Quién fue el que levantó a nuestro hermano Branham, al reverendo William Branham, y lo colocó en esta nube formada por ángeles? Ese Ángel que era diferente a los demás.
“154. Ahora, ¡aquí está! Era el que tenía el Séptimo Sello…”.
Y el Séptimo Sello es la Venida del Señor, la Segunda Venida de Cristo, o sea, la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Y dice:
“… lo cual he mantenido como una pregunta en mi mente toda mi vida. ¡Amén! Los otros Sellos significaron mucho para mí, desde luego; pero ustedes no se imaginan lo que ha significado este séptimo”.
Y vean ustedes, el Séptimo Sello es ese Ángel que era diferente a los demás; Él es el que tiene el Séptimo Sello.
Y así como los otros ángeles de las siete edades de la Iglesia gentil, que aparecen aquí en sus cuerpos teofánicos, para tener sus ministerios tuvieron que venir en carne humana; y para el Séptimo Sello cumplirse aquí en la Tierra, este Ángel que era diferente a los demás tiene que venir en carne humana en el Día Postrero.
Y ahora, eso será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, de lo cual dijo el reverendo William Branham en la página 256 del libro de Los Sellos en español:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
¿Qué será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? La Palabra de Dios (o sea, el Verbo), la Palabra de Dios encarnada (¿dónde?) en un hombre.
Si conseguimos ese hombre, estaremos consiguiendo al Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es Jesucristo en Espíritu Santo: lo estaremos encontrando manifestado en carne humana; estaremos recibiendo entonces al que tiene escrito en Su vestidura y en Su muslo: Rey de reyes y Señor de señores. Y esta es una promesa para la Iglesia de Jesucristo para el Día Postrero, para este tiempo final, en el cual nosotros estamos viviendo.
Y ahora, la entrada triunfal de Cristo, del Ángel del Pacto, del Espíritu Santo viniendo en carne humana al Israel celestial, a Su Iglesia, será la Palabra encarnada en un hombre en el Día Postrero. Y donde esté la Palabra encarnada en un hombre, ahí estarán los ministerios de Jesús por segunda vez, de Moisés por segunda vez y de Elías por quinta vez. “Porque el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”, dice Cristo en San Mateo 16, verso 27.
Ahora podemos ver por qué también el Hijo del Hombre envía Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta en el Día Postrero, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías: para llamar con Gran Voz de Trompeta (o sea, con el Mensaje del Evangelio del Reino, que es la Gran Voz de Trompeta), llamar y juntar a todos los escogidos de Dios en este tiempo final; para así completarse el número del Cuerpo Místico de Cristo, y luego Cristo salir del Trono de Intercesión en el Cielo y traer la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Antes tiene que ocurrir la llamada de la Gran Voz de Trompeta y recogimiento así de todos los escogidos de Dios, con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino; pues Cristo dijo:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos” (San Mateo, capítulo 24 y verso 31).
Ahora, vean ustedes este gran misterio de la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén, lo cual luego es tipo y figura de la entrada triunfal de Jesús a Su Iglesia, que es el Israel celestial, el cual estaría aquí en la Tierra en la etapa más gloriosa, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular.
Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Estamos viviendo en el tiempo de Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 en adelante. Estamos viviendo en el tiempo en donde la Venida del Espíritu Santo en carne humana en medio de Su Iglesia se estaría haciendo una realidad; y estaríamos viendo al Verbo la Palabra, a Jesucristo la Palabra, al Espíritu Santo la Palabra, viniendo manifestado en carne humana en el Día Postrero; y el único que podrá ser el instrumento de Cristo para esa manifestación es el Ángel del Señor Jesucristo, de Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3, donde dice:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan…”.
Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿A quién ha enviado para mostrar todas las cosas que deben suceder pronto? Ha enviado a Su Ángel Mensajero.
Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.
Ahora, vean ustedes quién es este Ángel del Señor Jesucristo: es el instrumento de Jesucristo para el Día Postrero; para Cristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, manifestarse a través de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero; manifestarse a través de carne humana en Su Ángel Mensajero, y darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y cumplir las promesas divinas correspondientes al Día Postrero.
Y así tener el ministerio nuevamente de Jesús, que es el ministerio del Ángel del Pacto, el cual lo tuvimos en el Antiguo Testamento a través de los profetas del Antiguo Testamento, profetas de Dios; y luego lo tuvimos en toda Su plenitud a través de Jesús; y luego encontramos que estuvo manifestado a través de los siete ángeles mensajeros, manifestándose a través de ellos y llevando a cabo Su Obra correspondiente a cada edad de la Iglesia gentil.
Y para el Día Postrero, el ministerio del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, que es el ministerio de Jesús, estará manifestado nuevamente en la Tierra, en la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida de la Palabra encarnada en un hombre; eso será la repetición del ministerio de Jesús por segunda vez en la Tierra en este tiempo final.
Y también estarán los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, que son los ministerios que estará operando también el Espíritu Santo a través de carne humana en un hombre de este tiempo final.
Le preguntaron al precursor de la Segunda Venida de Cristo acerca del ministerio de Elías para predicarle al pueblo hebreo, y él contestó esa pregunta en la página 399 del libro de Los Sellos en español; fue la pregunta número 11, la cual dice así:
“11. El Elías que viene a predicar a los judíos, ¿es el verdadero Elías que estuvo en los días de Achab, o será solamente el espíritu de Elías en otro hombre?
(La contestación fue):
[94]. Yo he pensado que será un hombre de este tiempo ungido con ese espíritu…”.
Vean ustedes, en un hombre de este tiempo vendrá el ministerio de Elías por quinta ocasión. Ese hombre estará ungido con ese espíritu de Elías, y por consiguiente el ministerio de Elías estará manifestado por quinta ocasión aquí en la Tierra; así como el ministerio de Jesús estará manifestado por segunda ocasión aquí en la Tierra, y también el ministerio de Moisés estará manifestado aquí en la Tierra por segunda ocasión en un hombre.
Y el misterio es que ese hombre en el cual estará el ministerio de Jesús por segunda vez manifestado será el Ángel del Señor Jesucristo. Y la pregunta es: ¿Y quién mejor que el Ángel de Jesucristo para esa manifestación del ministerio de Jesús por segunda vez?
Y ahora, el hombre de este tiempo en el cual estará el ministerio de Elías manifestado por quinta ocasión, el misterio es que será el mismo Ángel del Señor Jesucristo. Y el ministerio de Elías, así como el de Moisés, estarán nuevamente en esta Tierra manifestados; el de Moisés estará manifestado también en carne humana en un hombre de este tiempo, el cual será también el Ángel del Señor Jesucristo.
O sea que en un solo hombre de este tiempo final, que es el Ángel del Señor Jesucristo, estarán manifestados los ministerios de Jesús por segunda ocasión, de Elías por quinta ocasión y de Moisés por segunda ocasión. Porque Dios no puede tener dos profetas mayores al mismo tiempo ministrando aquí en la Tierra; y menos tres ministerios mayores, tres profetas mayores, como son Jesús, Moisés y Elías; pero sí puede tener esos tres ministerios en un solo hombre manifestados.
Y eso es lo que ha sido prometido para ser manifestado en este tiempo final, en la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, que será la Palabra encarnada en un hombre, o sea, en el Ángel del Señor Jesucristo; así es como vendrá el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, manifestado en carne humana en el Día Postrero en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo.
Y el que estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales Él prometió en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, diciendo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que vendrán – que sucederán después de estas”, será el Ángel de Dios, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Jesucristo en Espíritu Santo, en Su cuerpo teofánico, el que estará dando a conocer todas estas cosas por medio de Su Ángel Mensajero.
Será Jesucristo en Espíritu Santo el que estará hablando por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto; porque Dios siempre ha usado un hombre para manifestarse aquí en la Tierra y hablarles a los seres humanos.
El misterio es que esa manifestación del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 con Sus Ángeles, con Moisés y Elías, será en un hombre de este tiempo final. Ese es el misterio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Ese es el misterio de la Venida del que tiene escrito en Su vestidura y en Su muslo: Rey de reyes y Señor de señores. Ese es el misterio de la Venida del Verbo, el cual tiene por nombre el Verbo de Dios. El misterio es que viene el Verbo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Espíritu Santo, manifestado en Su Ángel Mensajero en este tiempo final.
Pero Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo, y tampoco es Moisés y tampoco es Elías; pero en él estarán manifestados los ministerios de Moisés por segunda ocasión, de Elías por quinta ocasión y de Jesús por segunda ocasión, en la entrada triunfal de Cristo al Israel celestial y a la Jerusalén celestial, que es Su Iglesia. Y luego será al Israel terrenal. Y para esta ocasión final, de este tiempo final, sí que lo recibirán.
Allí Él estuvo mostrando lo que será Su entrada triunfal en el tiempo final, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo, como León de la tribu de Judá, para la restauración del Reino de Dios en la Tierra, y para la restauración del Reino de David y Trono de David y Reino de Dios en medio del pueblo hebreo; y la restauración de la nación hebrea como cabeza de todas las naciones, para ser Jerusalén la capital del mundo y el territorio de Israel el Distrito Federal.
Será el pueblo hebreo el pueblo privilegiado para tener el Trono del Mesías durante el Reino Milenial, pero Él primero viene por Su Iglesia gentil. Está aquí, en la página 57 del libro de Los Sellos en español; dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, dice:
“‘Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…’.
17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin.
‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’.
18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia”.
Ahora, vean ustedes, para el rapto de la Iglesia de Jesucristo se requiere la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, que es el Ángel del Pacto viniendo, el cual es el Mensajero a Israel; y el cual está prometido para venir al pueblo hebreo en el Día Postrero, para cumplir la otra mitad de la semana número setenta, la segunda parte de la semana número setenta, que son tres años y medio.
Pero por cuanto la Iglesia de Jesucristo ha llegado a su final, y tiene que ser transformada la parte de la Iglesia de Jesucristo que está aquí en la Tierra (los miembros de la Iglesia de Jesucristo que viven en la Tierra en el presente tienen que ser transformados), y los muertos en Cristo tienen que ser resucitados en cuerpos eternos: pues Él tiene que venir primero a Su Iglesia para darle la fe, la revelación de Su Venida, para poder así tener la fe para ser transformados y raptados en este tiempo final.
Así como para recibir salvación, vean ustedes, hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, y hemos lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y hemos recibido Su Espíritu Santo; esa es la forma para recibir salvación. Y por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, hemos obtenido la revelación para la salvación y de salvación.
La revelación de salvación es la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra en la Cruz del Calvario como Cordero de Dios quitando el pecado del mundo. Sin esa revelación, la persona no puede recibir salvación: la persona no puede lavar sus pecados, y la persona no puede recibir el Espíritu de Dios, y por consiguiente no puede nacer de nuevo en el Reino de Dios; pero obteniendo esa revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, obtenemos esa fe, esa revelación, para recibir salvación.
Y ahora, para recibir nuestra transformación y rapto, se requiere obtener la revelación, la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10; y eso es la Venida del Verbo, de la Palabra encarnada en un hombre en el Día Postrero. Y obtener el conocimiento de ese misterio divino, el misterio más grande de los Cielos y de la Tierra, que es el misterio de la Venida del Señor para el Día Postrero; obteniendo el conocimiento de ese misterio, obteniendo la revelación de ese misterio, obtenemos la fe para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Ahora, hemos visto la entrada triunfal de Jesús a la Jerusalén terrenal dos mil años atrás; y hemos visto que, aunque Él la realizó allí, Él sería rechazado por la nación hebrea, y por los líderes religiosos y políticos del pueblo hebreo allá en Jerusalén y, por consiguiente, en la nación hebrea; y también encontramos que fue rechazado por el imperio romano.
Ahora, podemos ver que todo obró para bien porque había un Programa Divino que tenía que ser cumplido en la Primera Venida de Cristo; todo obró para bien. Quizás algunas personas pensaron que fue una derrota para Cristo Su Primera Venida, pero nosotros decimos que fue todo un éxito la Primera Venida de Cristo.
Él tuvo éxito en el Programa correspondiente a Su Primera Venida, y Él tendrá éxito en Su Programa correspondiente a Su Segunda Venida. Así que todo obrará para bien.
“LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS A JERUSALÉN”.
Hemos visto lo sencillo que fue todo allá; pues también para el Día Postrero, la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, el cual tiene escrito sobre Su muslo y sobre Su vestidura: Rey de reyes y Señor de señores, será todo sencillo. Será Dios en simplicidad cumpliendo Su promesa para este tiempo final; será el cumplimiento de la Palabra, viniendo la Palabra encarnada en un hombre en el Día Postrero, que es el Ángel del Señor Jesucristo.
Que Dios ayude a todos los escogidos de Dios en este Día Postrero para encontrar y ver y recibir la Palabra encarnada en un hombre en el Día Postrero, porque así estaremos recibiendo al Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; y después lo recibirá el pueblo hebreo. Nosotros lo recibimos en este tiempo final, recibimos la Palabra, el Verbo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, para recibir así la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en este tiempo final; ese es el propósito de Su Venida para Su Iglesia en este tiempo final, en Su Obra de Reclamo.
“LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS A JERUSALÉN”.
No pierdan de vista que hay dos Jerusalén: la terrenal y la celestial. Hay dos Israel: el terrenal y el celestial. El terrenal: el pueblo hebreo, y el celestial: la Iglesia del Señor Jesucristo.
Así como Él estuvo en medio del Israel terrenal por miles de años manifestado por medio de los profetas, Él ha estado en el Israel celestial manifestado por medio de Sus mensajeros de cada edad.
Y para el Día Postrero… Vean ustedes, así como vino luego del último profeta mensajero (Juan el Bautista), luego vino el que estaba manifestado en esos profetas; vino manifestado en carne humana, en el velo de carne llamado Jesús, en un hombre de aquel tiempo… Un hombre de aquel tiempo, en Él fue que se cumplió la Primera Venida del Mesías.
Y para el Día Postrero, el que ha estado manifestado en los profetas del Antiguo Testamento, y estuvo manifestado en Jesús, y estuvo manifestado en los apóstoles, y estuvo manifestado en los siete ángeles mensajeros en medio de Su Iglesia gentil, vendrá manifestado en carne humana en un hombre de este tiempo final: en el Ángel del Señor Jesucristo.
Pero ese hombre no es el Señor Jesucristo; pero en él estará el Señor Jesucristo manifestado, y estará operando los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez, en el cumplimiento de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, y la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10.
Ahora, hemos visto el misterio de “LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS A JERUSALÉN”, a Jerusalén la terrenal; y ahora tenemos la Jerusalén celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Vean ustedes, vamos a ver lo que dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo en el mensaje titulado “¿Cuál es la atracción en el monte?”. Estaba hablando de la atracción allá en el monte, con la entrada triunfal de Jerusalén – de Jesús a Jerusalén, allá a ese monte de Jerusalén (pues Jerusalén está sobre un monte). Y ahora, vean lo que dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo14:
“Lucas 17:22-30: ‘Así como en los días de Lot, antes que Sodoma fuera quemada, así será en el regreso del Hijo del Hombre; aquel día cuando el Hijo del Hombre está siendo revelado’.
¡Oh, solo miren a las Escrituras! ‘El Hijo del Hombre’, Jesucristo, el mismo ayer y por siempre, brotó de las denominaciones pasadas, brotó en la cúspide del árbol. ¿Qué dijo Él en Juan 14 o 15? ‘Todo pámpano que en mí no lleva fruto será cortado, y echado al fuego, y quemado; pero todo pámpano que lleva fruto será limpiado, para que lleve más fruto’.
Oh, en los últimos días habrá una real lluvia temprana y tardía sobre ese pequeño grupo que viene con Él, en este pequeño burrito, manso y humilde, sin duda ni denominación, clamando: ‘¡Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor!’. ¿Cuál es la cuestión hoy? ¿Cuál es la atracción en el monte?”.
Ahora, ¿cuál es la atracción en el Monte de Dios, en el Monte de Sion, en la Jerusalén celestial y el Israel celestial? ¿Cuál es la atracción en la Iglesia del Señor Jesucristo, prometida para el Día Postrero? Esa atracción prometida para el Día Postrero, para la Iglesia de Jesucristo y en la Iglesia de Jesucristo, es la Venida del Rey de reyes y Señor de señores, es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19.
“Del occidente vendrá un jinete en un caballo blanco”15, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo. Ese es el Jinete del libro de Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 al 21; es la Venida de Cristo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, viniendo en el Día Postrero, en el occidente. ¿Dónde? En Su Iglesia, en el Israel celestial y Jerusalén celestial y Monte de Sion celestial.
Ahora podemos ver cuál es la atracción para el Día Postrero (¿en dónde?) en el Monte de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo: es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19.
Ahora, vean ustedes, nuestro amado Señor Jesucristo estuvo sobre la Tierra por 33 años; y en los primeros 29 años y medio muy pocas personas se dieron cuenta que la Venida del Mesías estaba cumplida en medio del pueblo hebreo, en medio del Israel terrenal.
¿Cómo será en medio del Israel celestial, para el Día Postrero, con relación a la Venida del Señor, a la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? ¿Cuánto tiempo irá a estar cumplida la Venida del Mesías, la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, en medio del Israel celestial, en medio de la Iglesia de Jesucristo? Cuando todo el tiempo se haya cumplido, entonces veremos cuánto tiempo estaría cumplida la Venida del Señor, la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, en medio de la Iglesia del Señor; porque todo tiene un proceso.
Si Dios se va a manifestar a través de carne humana en un hombre, en un velo de carne, pues ese hombre tiene que nacer, tiene que ser un infante primero, luego tiene que seguir creciendo: es un niñito, luego un jovencito, luego llega a la edad de adulto; y depende en qué tiempo es que Dios se va a manifestar en él; y tiene diferentes etapas la vida del velo de carne en el cual Dios ha de manifestarse.
Así fue con Jesús de Nazaret. Cuando comenzó el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo era un secreto en medio del pueblo hebreo, hasta que comenzó Jesucristo Su ministerio cuando ya tenía casi 30 años.
Ahora, vean ustedes, un secreto de casi 30 años, en medio del pueblo hebreo, con la Venida del Mesías cumplida allá en medio de ellos, en medio del Israel terrenal.
El precursor de la Segunda Venida de Cristo hablando del Séptimo Sello, que es la Venida del Señor, dijo que cuando el Séptimo Sello comience; dice: “Cuando el Séptimo Sello comience, será un secreto por completo”16. O sea que nadie sabrá que el Séptimo Sello se estará cumpliendo, estará cumplido, que ya habrá comenzado el cumplimiento del Séptimo Sello.
Pero luego de pasado cierto tiempo, cuando ya es tiempo para ser dado a conocer ese misterio a la Iglesia de Jesucristo, entonces es abierto ese misterio; y entonces la Iglesia de Jesucristo obtiene el conocimiento del misterio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida de la Palabra encarnada en un hombre; y entonces obtiene el conocimiento del hombre, del velo de carne en el cual la Palabra viene encarnada en el Día Postrero, y obtiene el conocimiento de que es el Ángel del Señor Jesucristo.
Vean ustedes, el Ángel del Señor Jesucristo es identificado al dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero, y revelar el misterio así de la Segunda Venida de Cristo, el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; y eso lo identifica como la Palabra encarnada en él.
Y luego, los hijos e hijas de Dios, cuando vean ese Ángel Mensajero de Jesucristo dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, mostrándolas por medio de la Escritura, ellos obtendrán el conocimiento de todas estas cosas, porque serán abiertos todos estos misterios, todas estas profecías, y entonces entenderemos; y así entonces comprenderemos también que ese Ángel es el instrumento de Cristo en el cual el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 viene manifestado en el Día Postrero, y eso es la Palabra encarnada en un hombre.
Hemos visto en la Escritura y hemos identificado en la Escritura quién es ese mensajero en el cual vendrá la Palabra encarnada en un hombre. Y si encontramos ese hombre, entonces estaremos encontrando la manifestación del Espíritu Santo, del Espíritu de Cristo, del Ángel del Pacto, de Jesucristo en Espíritu Santo, viniendo como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 y como el Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis 10, viniendo y dándonos a conocer todas estas cosas, y revelándonos el misterio de Su Venida: revelándonos el misterio de Su Venida en carne humana en el Día Postrero a través de Su Ángel Mensajero.
Ese es el misterio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; ese es el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, de Jesucristo, para el Día Postrero. Y ese misterio solamente lo puede dar a conocer (¿quién?) Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero, que es Su instrumento, el velo de carne a través del cual Él estará manifestado en el Día Postrero en medio de Su Iglesia y luego en medio del pueblo hebreo.
Y todo lo que Cristo ha prometido cumplir para el Día Postrero, estaremos viendo el cumplimiento de todo eso a través del ministerio que Él estará manifestando por medio de Su Ángel Mensajero; y así, todas las cosas que debemos conocer en este tiempo, las obtendremos por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero.
Ahora, hemos visto que será un grupo pequeño, dice:
“Oh, en los últimos días habrá una real lluvia temprana y tardía sobre ese pequeño grupo que viene con Él, en este pequeño burrito, manso y humilde, sin duda ni denominación, clamando: ‘¡Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor!’”.
¿Cuál es la atracción en el Monte? Es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida de Cristo, del Ángel del Pacto, viniendo en carne humana en Su Ángel Mensajero; es la Venida de la Palabra encarnada en un hombre.
Por eso el precursor de la Segunda Venida de Cristo dijo que él estaba precursando la Venida de la Palabra17, porque la Palabra viene en este Día Postrero encarnada en un hombre; y hemos visto que es en el Ángel del Señor Jesucristo.
Por eso Juan el apóstol se postró delante de él para adorarlo en dos ocasiones: en Apocalipsis 19, versos 9 al 10, y Apocalipsis, capítulo 22, versos 6 al 9; y el Ángel le dijo que no lo hiciera: “Mira que no lo hagas, porque yo soy consiervo tuyo y con tus hermanos los profetas. Adora a Dios”.
Hemos visto el misterio de “LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS A JERUSALÉN”. Y hemos visto que para Él realizar Su entrada triunfal tuvo que cumplirse Su Venida; fue en la Venida del Mesías que se cumplió Su entrada triunfal dos mil años atrás.
Y para el Día Postrero tenemos la promesa de la entrada triunfal de Jesús a Su Iglesia, y luego al pueblo hebreo. Y con Él vendrá un grupito de este tiempo final que lo reconocerá; y luego con Él también vendrán (más adelante) los santos del Antiguo Testamento en cuerpos nuevos; y sobre todo vendrán… o vamos a corregir: vendrán los santos del Nuevo Testamento. Vamos a dejar quietecitos los santos del Antiguo Testamento, los cuales están ya resucitados, de los cuales hablaremos más adelante; durante la semana, viernes y domingo estaremos hablando de ellos también.
Ahora, vean ustedes, los santos del Nuevo Testamento resucitarán, ¿y con quién estarán? Estarán con el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Y nosotros seremos transformados, ¿y estaremos con quién? Con el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Y luego nos iremos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo; y estaremos tres años y medio allá con Cristo, disfrutando la Gran Cena de las Bodas del Cordero, y recibiendo los galardones por nuestras labores realizadas en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
“LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS A JERUSALÉN”.
Ahí vimos Su Primera Venida y Su entrada triunfal – Su ministerio y Su entrada triunfal a Jerusalén.
En la tarde continuaremos viendo más detalladamente otras cosas importantes con relación a la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén: a la Jerusalén terrenal y a la Jerusalén celestial.
Luego, el viernes, a las 3:00 de la tarde, estaré con ustedes para ver: “EL MISTERIO DE LA MUERTE DE CRISTO”.
Luego también, el domingo por la mañana, veremos “LA RESURRECCIÓN” – “EL MISTERIO DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO”.
Y luego, en la tarde del domingo, a las 3:00 de la tarde, veremos “LA REVELACIÓN DE LAS COSAS QUE DEBEN SUCEDER EN EL TIEMPO FINAL”.
Así que oren por estas actividades que hemos de tener: la de hoy a las 3:00 de la tarde, y la del viernes a las 3:00 de la tarde, y también la del domingo a las 10:00 de la mañana, y la del domingo también a las 3:00 de la tarde, donde esperamos grandes bendiciones de parte de Jesucristo; y que Él nos abra las Escrituras y nos permita comprender las cosas que debemos entender en este tiempo final, para pronto ser transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de “LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS A JERUSALÉN”, a la Jerusalén terrenal y a la Jerusalén celestial.
Los que vivieron dos mil años atrás allá en Jerusalén, de ellos, muchos vieron la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Y de los que vivimos en este tiempo final, muchos veríamos la entrada triunfal de Jesús a la Jerusalén celestial y al Israel celestial, o sea, a la Iglesia del Señor Jesucristo.
¿Y quiénes son esos que verían la entrada triunfal de Jesús a la Jerusalén celestial, a Su Iglesia? Somos nosotros que vivimos en este tiempo final; para nosotros es esa promesa.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y continúen pasando un día lleno de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
Hasta las 3:00 de la tarde, Dios mediante.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS A JERUSALÉN”.
[Revisión agosto 2021]
1 San Mateo 1:23
2 San Juan 1:19-28
3 San Juan 8:56-58
4 Génesis 14:18-20
5 Génesis 18:1-8
6 Éxodo 3:1-6
7 Éxodo 33:18-23
8 Daniel 9:24-27
9 San Juan 1:29
10 San Mateo 21:9-11, San Marcos 11:9-10, San Lucas 19:38, San Juan 12:12-13
11 San Juan 6:14-15
12 San Juan 1:1
13 Romanos 3:23
14 SPN65-0725E “¿Cuál es la atracción en el monte?”, pág. 19, párrs. 117-119
15 Citas, pág. 166, párr. 1485
16 Los Sellos, pág. 472, párr. 164
17 62-0318 “La Palabra hablada es la simiente original”, párr. 64