Los Querubines desde donde Dios habla

Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes. Es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para continuar viendo en el Templo de Dios las diferentes partes del Templo.

Ya hemos visto que en el Templo de Dios están todas las cosas que están en el Templo de Dios en el Cielo; en todo templo que Él tenga aquí en la Tierra encontraremos las mismas cosas del Templo que está en el Cielo. Y hemos visto que hay ocho templos, incluyendo el que está en el Cielo; y en estos ocho templos tenemos que ver las mismas cosas que hay en el Templo de Dios en el Cielo.

O sea que todos estos otros templos están hechos de acuerdo al modelo de Dios, del Templo de Dios en el Cielo. Por eso fue que Dios le dijo a Moisés1: “Hazlo conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte”. Y el modelo es de acuerdo al Templo de Dios en el Cielo.

Y ahora, veremos en el Templo de Dios este misterio de LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA; lo veremos en el Templo de Dios en el Cielo, y también lo veremos en el Templo espiritual de Cristo (Su Iglesia), y también en el Templo que es el pueblo hebreo como nación, y también en el templo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón, y también en la raza humana como Templo de Dios, y también en el tabernáculo o templo de David.

Vamos a ver cuántos templos tenemos aquí: tenemos, contando el de Salomón y el de Moisés como uno, tenemos ocho templos, incluyendo el del Cielo.

Y ahora, vean, en estos ocho templos tenemos nosotros que ver estos dos querubines desde donde Dios habla, para poder escuchar en el Día Postrero la Voz de Dios. Así que Dios estará hablando de en medio de los dos querubines de oro en cada uno de estos templos que aquí tenemos. Ya no tenemos el de Moisés ni el de Salomón, por lo tanto, ya esos quedan omitidos.

Ahora, vamos a leer en Éxodo, capítulo 25, versos 18 al 22, donde dice:

“Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio.

Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.

Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.

Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.

Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA”.

Dios aquí le dijo a Moisés que le hablaría de en medio de los dos querubines de oro, de sobre el propiciatorio, todo lo que Él le mandaría para el pueblo hebreo.

En el libro de Números, capítulo 7, también encontramos en el verso 89 que nos da información acerca de cómo Dios estaba hablándole a Moisés; dice:

“Y cuando entraba Moisés en el tabernáculo de reunión, para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines; y hablaba con él”.

¿De dónde le hablaba Dios a Moisés? De en medio de los dos querubines de oro que estaban sobre el propiciatorio; porque allí estaba Dios, en medio de los dos querubines de oro.

Cuando Dios entró al tabernáculo que Moisés dedicó para Dios, entró por el atrio, pasó al lugar santo y pasó hasta el lugar santísimo; y se colocó sobre el propiciatorio, que es el asiento de misericordia, el cual es la tapa del arca del pacto, hecha de oro puro, con los dos querubines de oro y con una cornisa alrededor; y allí estaba Dios, sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro, porque ese es el lugar que representa el Trono de Dios en el Cielo.

Y ahora, Dios desde el Cielo, desde Su Trono, habla; y allá en el Cielo están los Arcángeles Gabriel y Miguel; allá tenemos los que han sido representados aquí, en estos dos querubines.

Y ahora, vean ustedes, por eso encontramos a los Arcángeles Gabriel y Miguel trayendo del Cielo mensajes directamente desde el Trono de Dios: Le hablaron a diferentes profetas en el Antiguo Testamento. Le hablaron también a Zacarías el sacerdote, hablándole acerca del precursor que vendría para la Primera Venida de Cristo, el cual sería hijo del sacerdote Zacarías y su esposa Elisabet, el cual vendría con el espíritu y virtud de Elías y convertiría el corazón de los padres a los hijos, o sea, a la fe de la Iglesia cristiana; o sea, convertirían el corazón de los padres, que estaban bajo la Ley, los convertirían a la doctrina del cristianismo, a la fe cristiana.

Y ahora, vean cómo le dice el Arcángel Gabriel al sacerdote Zacarías; dice:

“Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor (San Lucas, capítulo 1, verso 16 en adelante) Dios de ellos.

E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.

Y ahora, el sacerdote Zacarías dudó, porque ya estaba avanzado en edad él y su esposa; y dijo Zacarías al Ángel (no sabía qué Ángel era este, no sabía que era el Arcángel Gabriel):

“Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.

Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.

Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo”.

Aquí podemos ver al Arcángel Gabriel dando el mensaje directamente de la presencia de Dios: el Ángel enviado de la presencia de Dios al sacerdote Zacarías, con el mensaje de la venida del precursor de la Primera Venida de Cristo con el ministerio de Elías en su tercera manifestación.

Y luego le apareció a la virgen María, en este mismo capítulo 1, verso 26 en adelante, donde dice:

“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,

a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.

Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.

Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús”.

Tanto el nombre del precursor como el nombre del precursado les fueron dados a Zacarías, para que le pusiera el nombre del precursor a su hijo, el cual se llamaría Juan; y a María le fue dado el nombre del precursado, el cual sería Jesús.

“Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

Aquí podemos ver cómo el Arcángel Gabriel viene con un mensaje directamente del Trono de Dios, de la presencia de Dios, porque este es el Ángel que está delante de la presencia de Dios, al igual que el Arcángel Miguel. Y por eso es que, para el ministerio que estará delante de la presencia de Jesucristo en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, Dios dijo al sacerdote Zacarías que serían los Dos Olivos, los Dos Ungidos.

Y ahora, vean lo que nos dice aquí: capítulo 4, verso 11 al 14, dice, de Zacarías:

“Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda?

Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?

Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.

Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”.

Y en el Cielo, pues son Gabriel y Miguel (eso es en el Templo que está en el Cielo); y en la Tierra, en el Templo del Señor Jesucristo, son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías.

Por eso es que en el Apocalipsis encontramos esos ministerios manifestados. Dice, capítulo 11, verso 3, de Apocalipsis:

“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra”.

Ahora, podemos ver aquí que para el Día Postrero los ministerios de los Dos Olivos son los ministerios de Moisés y Elías, que estarán manifestados en la Tierra; y para ser manifestados en la Tierra, Dios tiene que tener un templo donde colocar esos ministerios de los Dos Olivos. Y Él aquí en la Tierra tendrá el Templo espiritual que Jesucristo ha estado construyendo, que es Su Iglesia, donde coloca esos dos ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Olivos.

Vean, estaban los dos querubines de oro (¿dónde?) en el lugar santísimo, sobre el propiciatorio.

Cuando Dios habla de estos Dos Olivos, dice que son los Dos Candeleros de Oro y los Dos Olivos que están delante de la presencia de Dios. ¿Y dónde está la presencia de Dios? Pues en el Lugar Santísimo en el Templo de Dios en el Cielo.

Y en el Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santísimo de la Edad de la Piedra Angular, ahí es donde Él coloca esos ministerios que están en pie delante del Dios de toda la Tierra. Y ahí es donde Jesucristo se manifiesta en Espíritu Santo y manifiesta Su ministerio, el ministerio de Cristo: en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, sobre el Propiciatorio, en medio de los ministerios de Moisés y Elías.

Por lo tanto, en la Iglesia de Jesucristo, que es compuesta no por oro o plata o madera, sino con piedras vivas, con seres humanos: encontramos que en y con seres humanos Él ha estado construyendo Su Templo espiritual, en donde todo lo que estaba en el templo que construyó Salomón y el templo que construyó Moisés, todo lo que estaba allí, en esas formas de candelabro con siete lámparas encendidas…

Vean ustedes, ese candelabro estaba en el lugar santo, y corresponde —en su materialización— a la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, en la etapa del Lugar Santo de ese Templo espiritual, o sea, de la Iglesia de Jesucristo. Y se materializó el candelabro con sus siete lámparas encendidas al cumplirse las siete edades de la Iglesia gentil con los siete ángeles mensajeros dando Luz: la Luz de Dios, la Luz del Espíritu de Dios, manifestada en cada uno de ellos.

Así que ya tenemos el Lugar Santo y el Candelabro construido, que es la Iglesia de Jesucristo en sus siete etapas con sus siete ángeles mensajeros; y tenemos todas las cosas correspondientes al Lugar Santo.

Y ahora Cristo está construyendo el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, por lo tanto, con seres humanos Él construye esa parte de Su Templo también. Y por eso llama y junta a Sus escogidos del Día Postrero: para colocarlos en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, en la construcción de Su Templo. Y ahí Él coloca todo lo que está en el Templo de Dios, en el Trono de Dios en el Cielo, lo materializa: lo materializa aquí en la Tierra, en la Iglesia de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular.

Por eso es que el Libro sellado con Siete Sellos, que está en el Trono de Dios, en el Cielo, en la diestra de Dios, es traído a la Tierra por Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, ¿y es colocado dónde? En el Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo.

Por eso es dado por Cristo, el Ángel Fuerte: es dado al Ángel Mensajero de Jesucristo en el Día Postrero, lo cual fue representado en aquel momento en que el Ángel del Pacto le dio a Juan el apóstol el Libro de los Siete Sellos abierto, para que se lo comiera; porque en el Día Postrero el Ángel del Señor Jesucristo lo recibe y se lo come; y por consiguiente es colocado en el Lugar Santísimo, donde el Ángel de Jesucristo tiene el ministerio del Día Postrero, a través del cual Cristo, el Ángel del Pacto, estaría manifestándose en este tiempo final, y desde donde Cristo, el Ángel del Pacto, estaría hablándole primeramente a Su Iglesia, a los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, y luego le hablará al pueblo hebreo; porque ahí estarán los ministerios de los Dos Olivos, que son los ministerios de los Dos Candeleros de Oro, los cuales son los ministerios de los Dos Querubines de Oro, que están en el templo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón; los cuales representan los ministerios de los Arcángeles Gabriel y Miguel en el Cielo, en el Trono de Dios del Templo celestial.

Ahora podemos ver el por qué para el Día Postrero tenemos la promesa que el Arcángel Miguel estará en la Tierra, se levantará. En el libro del profeta Daniel dice, en el capítulo 12, verso 1:

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”.

Ahora, el Arcángel Miguel viene del Cielo, juntamente con el Arcángel Gabriel, para ministrar en el tiempo final, para manifestarse en el tiempo final; y aquí estarán, en la Tierra, los ministerios de Moisés y Elías, que son los que representarán los ministerios de los Arcángeles Gabriel y Miguel.

Ahora, aquí… (Apareció rapidito; iba a buscar esta Escritura, este pasaje, pero ya, al abrir aquí…). En la página 33 del libro de Citas, verso 282, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham:

282 – “Y parado allí estaba un ángel: El poderoso Gabriel. Él es un mensajero a los judíos. Recuerden, Gabriel anunció la Primera Venida de Cristo, el Ángel Gabriel anunciará la Segunda Venida de Cristo”.

¿Ven por qué tiene que venir Gabriel? Porque él es uno de los dos Arcángeles que está en pie delante de la presencia de Dios en el Templo celestial, en el Templo que está en el Cielo.

Y ellos tienen que venir, esos dos Arcángeles, tienen que venir para estar manifestados en la Tierra en el Día Postrero, en favor de la Iglesia del Señor Jesucristo y en favor del pueblo hebreo y en favor de las vírgenes insensatas.

Y ahora, para poder esos Arcángeles manifestarse aquí en la Tierra, se requiere que la Iglesia de Jesucristo se encuentre en la Edad de la Piedra Angular (que es la Edad del Lugar Santísimo), en donde estos Arcángeles estarán respaldando toda la labor que se estará llevando a cabo por la Iglesia de Jesucristo y en la Iglesia de Jesucristo en el Día Postrero, bajo el ministerio del Ángel del Pacto, el ministerio del Ángel de Jehová, el ministerio de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero; a través del cual estará manifestando los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez.

Y por consiguiente, los poderosos Arcángeles Gabriel y Miguel estarán respaldando toda la labor que Cristo, el Ángel del Pacto, estará llevando a cabo por medio de Su Ángel Mensajero, en donde estará operando los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús.

Y ahora, de en medio de esos ministerios que estarán manifestados en el Ángel del Señor Jesucristo, ese velo de carne en donde estará Cristo primeramente manifestado en misericordia; como ha estado manifestado en misericordia por medio de los siete ángeles mensajeros en medio de Su Iglesia gentil, en las siete edades de la Iglesia gentil, en la parte del Lugar Santo…

Esos siete ángeles mensajeros han sido en la Iglesia siete tronos de misericordia, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham2. Pero para el Día Postrero, encontramos que en la Edad de la Piedra Angular estará un trono, un velo de carne, un instrumento: el Ángel del Señor Jesucristo, en donde Cristo estará manifestado en misericordia primeramente; y después que haya terminado su labor, llamando y juntando a los escogidos que en el Día Postrero quedarían para ser llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, en donde Cristo estará manifestado materializando lo que Él tiene en el Cielo, en el Templo de Dios en el Cielo, lo cual Él estará materializando aquí en la Tierra, en Su Templo espiritual…

Cristo ahí estará manifestando misericordia por cierto tiempo, mientras Él esté en el Trono de Dios en el Cielo, en donde estará con Su Sangre haciendo intercesión.

Luego que termine Su Obra allá, luego Cristo se manifiesta como Juez de toda la Tierra; y entonces todo el juicio divino que estará siendo hablado del Trono de Dios en el Cielo, que ya no tendrá Sangre allá, y por lo tanto no habrá misericordia en el Trono de Dios en el Cielo para los seres humanos: Cristo por medio de Su Trono acá y de Su Edad de la Piedra Angular, de ese Lugar Santísimo de Su Templo espiritual: Cristo estará revelando todo lo que estará saliendo del Trono de Dios en el Cielo, lo estará revelando en Su Trono aquí en la Tierra.

Y por medio de ese Trono terrenal en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, de en medio de los Dos Querubines de Oro, de en medio de los ministerios de Moisés y Elías, estará la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia, y también al pueblo hebreo, y también a las vírgenes fatuas y a toda la raza humana.

De ahí es que todo ser humano escuchará la Voz de Cristo, primero en misericordia, primero hablando misericordia y dando oportunidad para todos los seres humanos que viven en la Tierra, y también incluyendo al pueblo hebreo. Y después que haya terminado la Obra de Cristo en el Cielo, en el Trono de Dios en el Cielo, como Intercesor…

Encontramos que Cristo ha estado revelándose en Su Iglesia, y ha estado revelando en Su Iglesia la Obra que Él está haciendo en el Cielo como Intercesor. Pero luego que haya terminado todo (y termina todo en la Edad de la Piedra Angular), en donde luego encontramos que Cristo saldrá del Trono que está en el Cielo, hará Su reclamo de todo lo que Él ha redimido con Su Sangre, de todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y resucitará a los muertos en Cristo, y a nosotros los que vivimos nos transformará; y luego ya no habrá misericordia para los seres humanos en el Templo que está en el Cielo.

Y todo lo que estará saliendo del Templo de Dios en el Cielo, del Trono de Dios, todo ese juicio divino que estará Dios hablando desde Su Templo (porque no hay Sangre para ese tiempo en el Trono de Dios en el Cielo, por lo tanto tiene que salir el juicio divino desde el Trono de Dios en el Cielo); es establecido el juicio de Dios en el Trono de Dios en el Cielo: la Corte Divina es abierta y se dicta el juicio divino para caer sobre la raza humana; y por medio del Trono de Cristo aquí en la Tierra, en Su Iglesia, será dado a conocer todo el juicio divino que vendrá sobre la raza humana.

Pero desde ese Trono de Cristo en Su Iglesia, habrá bendición para Su Iglesia y para el pueblo hebreo; y serán llamados y juntados todos los escogidos del pueblo hebreo: 144.000, los cuales no pueden venir hasta que se complete el número de los escogidos de Dios.

Y entonces, así como Dios nos habla en este tiempo final desde Su Templo, del Lugar Santísimo de Su Templo, de en medio de los ministerios de los Dos Olivos, Él le hablará también al pueblo hebreo; y así como nos abrió el entendimiento y el corazón para poder comprender y creer todas estas cosas prometidas para este tiempo final para Su Iglesia, Él les abrirá el corazón y el entendimiento a 144.000 hebreos, los cuales creerán, entenderán y creerán, y despertarán; y serán colocados en una nueva dispensación: la Dispensación del Reino, donde somos colocados nosotros en este tiempo final.

Y con el Mensaje del Evangelio del Reino, que es el Mensaje Mesiánico, el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo con el cual son llamados y juntados todos los escogidos de Dios en este tiempo final, de entre los gentiles primeramente (ese Mensaje es el Mensaje representado en la Gran Voz de Trompeta3 o Trompeta Final4, que está prometido para ser revelado en el Día Postrero); con ese mismo Mensaje son llamados y juntados 144.000 hebreos.

Dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo en la página 128 y 129 del mensaje – o del libro de Citas; dice de la siguiente manera, página 128, verso 1143:

1143 – “Debajo de la Séptima Trompeta es para Israel lo mismo que el Séptimo Sello fue para la Iglesia”.

¿Y qué es el Séptimo Sello para la Iglesia? La Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores. Es la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, del Ángel de Jehová, que es Jesucristo viniendo en el Día Postrero en Espíritu Santo y manifestándose en medio de Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero. Ese es el misterio del Séptimo Sello.

El misterio del Séptimo Sello para la Iglesia gentil es, para el pueblo hebreo, el misterio de la Séptima Trompeta. Y el Hijo del Hombre viene (¿con quién?) con Sus Ángeles5. Donde esté el Hijo del Hombre, ahí están Sus Ángeles, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías.

Y ahora, sigue diciéndonos el precursor de la Segunda Venida de Cristo en la página 128, verso 1144:

1144 – “El Séptimo Sello no ha abierto todavía, ustedes saben. Esa es Su Venida”.

Y ahora, en la página 129, verso 1150, dice:

1150 – “Ahora, tan pronto como esta Iglesia… / … el misterio del Séptimo Sello es conocido. Y los judíos son llamados por el misterio de la Séptima Trompeta, que son dos profetas, Elías y Moisés…”.

El misterio de la Séptima Trompeta son (¿qué?) dos profetas: Moisés y Elías. Y el misterio del Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová.

Y ahora, veamos al final aquí. En la misma página 129, verso 1152, dice:

1152 – “Él dijo que ‘la Gran Trompeta tocaría’. ¡La Gran Trompeta! No Trompetas ahora, Fiesta de las Trompetas; hay dos de ellos, Moisés y Elías, para llamar las Trompetas. Sino que debajo de ‘la Gran Trompeta’, la Venida del Señor, para anunciar a José (viniendo)”.

Esa Gran Trompeta, la Venida del Señor, anunciando a José viniendo. ¿Anunciando qué? La Segunda Venida de Cristo.

Y ahora, leemos en la página 130, verso 1164, donde dice:

1164 – “Recuerden que ‘los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero’”.

La Séptima Trompeta, esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, como el Séptimo Sello, ¿es qué? La Venida del Señor. Y esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta para el pueblo hebreo será la Séptima Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, que son los ministerios de Moisés y Elías manifestados por el Hijo del Hombre en Su Venida.

Y ahora, para el pueblo hebreo la Séptima Trompeta es lo que es el Séptimo Sello para nosotros: la Venida del Señor.

Y ahora vean ustedes el por qué para este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, de en medio de los Dos Querubines de Oro, sobre el Propiciatorio, en el Templo espiritual de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular: Cristo, el Ángel del Pacto, viene manifestado; así como se manifestó de edad en edad por medio de cada ángel mensajero, los cuales fueron siete tronos de misericordia a través de los cuales la misericordia de Dios, desde el Trono de Misericordia en el Cielo, fue revelada —esa misericordia— de edad en edad, en medio de la Iglesia de Jesucristo; desde ahí fue revelada esa misericordia y fue anunciada a los seres humanos.

Y ahora, en la Edad de la Piedra Angular, así como tuvo siete tronos, siete mensajeros, Él tendrá un trono, un mensajero, que es el Ángel del Señor Jesucristo, desde donde Cristo en Espíritu Santo estará manifestado; y desde ahí operará los ministerios de Jesús por segunda vez, de Moisés por segunda vez y de Elías por quinta vez.

Y desde ahí el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, así como habló a Moisés de en medio de los dos querubines de oro, de sobre el propiciatorio, todas las cosas que quería que Moisés le hablara al pueblo hebreo; ahora, desde el Propiciatorio de Su Templo espiritual, de Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, Cristo estará manifestado hablándole a Su Iglesia y al pueblo hebreo y a todo ser humano; estará hablando por medio de Su Ángel Mensajero, donde estarán los ministerios de Moisés y de Elías.

Y ahí estará Cristo asentado, manifestado, velado y revelado, en medio de Su Iglesia en el Día Postrero. Y eso será la Venida del Verbo, la Palabra encarnada en un hombre en el Día Postrero, en el Ángel del Señor Jesucristo. Y ahí estará todo el misterio revelado, que estuvo sobre el propiciatorio, que estaba sobre el arca del pacto; ahí estará todo el misterio de los dos querubines de oro y del propiciatorio revelado.

Y la gloria de Dios, que estaba sobre el propiciatorio, estará manifestada sobre y en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo; por lo tanto estará velado Cristo, el Ángel del Pacto, en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero; y la gloria de Dios estará manifestada en Su Iglesia, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, en Su Ángel Mensajero; y las obras que estarán siendo hechas por el Ángel del Señor Jesucristo en el Día Postrero serán las obras no de un hombre, sino las obras del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, el cual estaba sobre el propiciatorio en el templo que construyó Moisés y en el templo que construyó Salomón.

Y esas obras serán las obras de Cristo, las cuales estarán siendo realizadas por Cristo desde el Trono del Padre en el tiempo final, y reveladas por medio de Su Trono en medio de Su Iglesia.

Y Él vendrá del Trono del Padre a Su Trono de carne en el Día Postrero, para luego sentarse en Su Trono: el Trono de David, en medio del pueblo hebreo, en el Día Postrero, en el séptimo milenio, cuando ya haya pasado la Cena de las Bodas del Cordero y la gran tribulación, y regresemos a la Tierra para reinar con Cristo como reyes y sacerdotes en ese glorioso Reino Milenial; y Cristo estar sentado sobre el Trono de David como Rey por mil años y por toda la eternidad. Porque ese es el Trono que dijo el Arcángel Gabriel que Dios le daría: ese es el Trono de David, del cual le habló a la virgen María que Dios le daría al hijo que ella daría a luz, porque sería el Hijo de Dios y heredero al Trono de David.

Y ahora, como si fuera poco, Cristo hace una promesa aquí para el Vencedor, donde dice, en el capítulo 3, verso 21 [Apocalipsis]:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

Lo mismo que hizo el Padre celestial en Su Trono del Templo que está en el Cielo, sentando a Jesucristo cuando ascendió al Cielo, sentándolo en Su Trono… Cristo se sentó en el Trono del Padre, a la diestra de Dios, y todo poder le fue dado en el Cielo y en la Tierra.

Y ahora, Cristo, así como se sentó en el Trono del Padre, Él tiene un Trono, y ese es el Trono de David; ese es el Trono no del Padre, sino de Jesucristo. Y es en ese Trono en el cual Cristo se sentará y sentará al Vencedor, el cual será el Ángel del Señor Jesucristo, que estará viviendo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Trono del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo como Templo de Jesucristo tiene que tener un trono humano, el cual es el Ángel del Señor Jesucristo, así como Dios tuvo un trono humano, el cual fue nuestro amado Señor Jesucristo. Y ese trono humano, cuando ascendió al Cielo, se sentó en el Trono de Dios en el Cielo. Y por eso es que la promesa al Vencedor, para sentarse en el Trono de Cristo, el Trono de David, se cumplirá en el Ángel del Señor Jesucristo, que será el Trono del Señor Jesucristo en Su Templo espiritual.

Y en medio del pueblo hebreo, que es un templo (el pueblo hebreo es un templo, el Templo de Dios como pueblo hebreo), ahí estará el Trono de Cristo, que es el Trono de David, y ahí estará el Trono de Jesucristo, de Su Templo espiritual, que es Su Ángel Mensajero, el cual se sentará con Cristo en Su Trono, en ese Trono de David.

Y por eso es que Cristo dice, vean ustedes:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

En la misma forma que Cristo se sentó en el Trono del Padre en el Cielo, Él sentará en Su Trono terrenal (el Trono de David) al Vencedor, que es el Ángel del Señor Jesucristo.

Por eso es que dice, vean ustedes, en Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 27:

“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin (¿Y quién es el que guarda las obras de Cristo hasta el fin? El que estará en el fin del tiempo, que es el Ángel del Señor Jesucristo), yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre…”.

O sea, la autoridad que Cristo recibió del Padre al sentarse en el Trono del Padre en el Cielo, y dijo luego6: “Toda autoridad me es dada en el Cielo y en la Tierra”. Todo poder fue dado en el Cielo y en la Tierra a Cristo.

Y ahora, así como Cristo recibió esa autoridad y poder del Padre cuando se sentó en el Trono de Dios en el Cielo, ahora Él dice que le dará, así mismo, esa autoridad al Vencedor. Dice:

“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre…”.

Como Él la recibió del Padre, la otorga al Vencedor.

Ese Vencedor es el siervo fiel y prudente, el mayordomo fiel y prudente, de San Mateo, capítulo 24 y versos 42 en adelante, donde dice:

“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.

Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”.

Cuando se nos dice “a la hora que no pensáis”, no se refiere a una hora de 60 minutos, sino que se refiere a una de las horas de las vigilias; porque las vigilias, cada vigilia tiene tres horas. Y por eso es que en San Marcos y San Lucas se nos habla de estas horas, cuando nos dice: capítulo 13, verso 34 en adelante, dice [San Marcos]:

“Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.

Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa (o sea, el Señor de Su Casa, que es…, Su Casa es Su Iglesia); si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana…”.

Aquí tenemos cuatro vigilias; y la última es la vigilia de la mañana, que consta de tres horas: de 6 a 9 de la mañana. Y estas vigilias corresponden a las diferentes etapas de la Iglesia de Jesucristo, desde su nacimiento hasta este tiempo final.

Y ahora, en este tiempo final, encontramos que la Iglesia ha pasado por las siete edades de la Iglesia gentil, que corresponden a las tres vigilias de la noche; porque la Iglesia pasó por las siete edades de la Iglesia o siete etapas, y por eso tuvo siete estrellas, siete mensajeros, y la Iglesia fue representada en la luna.

Pero ahora, para la vigilia de la mañana, la Iglesia está representada en el sol; por eso la Iglesia está vestida del sol en la cuarta vigilia, que es de 6 a 9 de la mañana la cuarta vigilia de cada día. Pero ahora, por cuanto esta cuarta vigilia representa la Edad de la Piedra Angular…

La Edad de la Piedra Angular, vean ustedes, corresponde a la etapa de la mañana; y por eso es que ya la Iglesia no está representada en la luna, sino que está vestida del sol y está representada en el sol: está representada en Cristo en Su Segunda Venida; y la Iglesia se encuentra en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, en una etapa de día, en donde la Venida del Señor, prometida para ser cumplida en el Día Postrero: viene el Hijo del Hombre, Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, vestido en el Día Postrero de carne humana en Su Ángel Mensajero, manifestándose en la Edad de la Piedra Angular y manifestando los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús.

Pero el Ángel de Jesucristo no es el Señor Jesucristo. Él solamente es Su profeta mensajero para la Dispensación del Reino y para la Edad de la Piedra Angular. Él es el velo de carne en donde Cristo para el Día Postrero estaría manifestado; y por eso Juan quiso adorarlo, pero el Ángel le dijo que no lo hiciera.

Ahora, vean ustedes cómo también aquí, en San Lucas, en el capítulo 9 (vamos a ver)… Capítulo 12 más bien, versos 39 en adelante (vamos a ver, un poquito antes)… Verso 35 en adelante del capítulo 12 de San Lucas, dice:

“Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;

y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida (no es una cosa de estar esperando, sino de abrir en seguida).

Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.

Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.

Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.

Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”.

Y si no vino en la primera, segunda y tercera vigilia, en ninguna de esas horas, entonces es para la cuarta vigilia la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Esposo y Novio de la Iglesia gentil.

“Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos?

Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración (o sea, les dé el alimento espiritual)?”.

¿Quién es el siervo fiel y prudente, o sea, el mayordomo fiel y prudente? ¿Quién es el mensajero fiel y prudente, que estará presente en el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo, dándoles el alimento espiritual para esa hora, para ese tiempo, para esa vigilia?

“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así”.

¿Cuál es el siervo bienaventurado? Aunque todos son bienaventurados, porque fueron los instrumentos de Cristo en las diferentes etapas o edades, el más bienaventurado de todos es el siervo fiel y prudente que esté dando el alimento a tiempo en el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo; en el cumplimiento de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, velándose y revelándose por medio de carne humana en el siervo fiel y prudente que esté en ese tiempo alimentando a los hijos e hijas de Dios.

“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes”.

Y si le pondrá sobre todos Sus bienes, pues será el administrador, que estará con Cristo en la parte administrativa del glorioso Reino Milenial de Cristo. Ese es el que se sentará con Cristo en Su Trono, para la administración del glorioso Reino Milenial de Cristo. O sea que ese será el siervo fiel y prudente, de confianza, del Señor Jesucristo, en la administración de ese glorioso Reino Milenial.

Por eso es que dice: “Al que venciere, yo le haré columna en el Templo de mi Dios”, o sea, lo hará el administrador, que estará con Cristo en la administración de ese glorioso Reino Milenial. Y dice: “… le haré columna en el Templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera (‘y no saldrá de allí’); y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el Nombre de la Ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, de mi Dios, y mi Nombre Nuevo”. Apocalipsis, capítulo 3, verso 21.

O sea, Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, es el siervo, el Vencedor, al cual el Señor coloca sobre Su Trono; el cual se sienta con el Señor, con su Señor en Su Trono (o sea, en el Trono de David).

Y Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, es el Vencedor, ese siervo fiel y prudente sobre el cual Cristo escribe el Nombre de nuestro Dios, y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Su Nombre Nuevo.

Y la manifestación de Cristo en ese siervo fiel y prudente será la manifestación del Nombre Eterno de Dios, y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.

Y solamente él comprenderá el misterio de ese Nombre Eterno de Dios, y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo; porque en él estará Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, viniendo con Su Nombre, y manifestándolo, y revelándolo a Su Ángel Mensajero y manifestándolo en Su Ángel Mensajero; porque la manifestación de Jesucristo, el Ángel del Pacto, en Su Ángel Mensajero, es la manifestación del Nombre Eterno de Dios, y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.

Y ahora, así como estuvo el Nombre de Dios sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro, porque estaba en el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto; para el Día Postrero, estando el Ángel del Pacto en Su Ángel Mensajero, ahí estará la manifestación del Nombre de Dios, que está en el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto.

Y estando manifestado en Su Ángel Mensajero, ahí estará la manifestación del Nombre de Dios, ahí estará el Nombre de Dios en el Templo espiritual de Cristo; porque ese es el lugar escogido por Dios: la Iglesia de Jesucristo, donde Él colocaría Su Nombre. Y lo colocaría en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, sobre el Propiciatorio y sobre la frente del Sumo Sacerdote, que es Jesucristo manifestado en el Día Postrero por medio de Su Ángel Mensajero.

Ahora, por eso dice: “Escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el Nombre de la Ciudad de mi Dios, y mi Nombre Nuevo”: así como estaba escrito sobre el sumo sacerdote en aquella lámina de oro.

Y ahora, vean ustedes, el Sumo Sacerdote Jesucristo manifestado por medio de Su Ángel Mensajero, entra al Lugar Santísimo; es el único que puede entrar. Por eso los otros ángeles mensajeros no pudieron entrar al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; solamente Cristo por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero es el único que entraría y ministraría ahí. Y por eso no se le puede ni añadir ni quitar a la Obra de Cristo, el cual estará ministrando por medio de Su Ángel Mensajero como Sumo Sacerdote, y después ministrará como Juez de toda la Tierra ahí.

Ahora, podemos ver estas cosas y podemos ver la bendición tan grande que nos ha tocado a nosotros en este tiempo final, en la América Latina y el Caribe, en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular.

Ahora, podemos ver que Cristo está creando un Nuevo Templo, que es Su Iglesia, de etapa en etapa, de edad en edad, con piedras vivas, que son los escogidos de Dios, los primogénitos de Dios, escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. No es un templo de piedras literales, ni de madera ni de oro literal, sino un templo hecho, creado por Dios con seres humanos nacidos de nuevo.

Y ahora, este Templo de Jesucristo, vean ustedes cómo ha ido creciendo de etapa en etapa, de edad en edad. Y de ahí será que saldrán las leyes divinas, que vienen del Trono de Dios del Cielo: serán transmitidas a la Iglesia de Jesucristo; y por medio de la Iglesia de Jesucristo al pueblo hebreo y a todas las naciones. Todo sale del Trono de Jesucristo en la Edad y de la Edad de la Piedra Angular.

Ahora sigo leyendo en San Mateo, capítulo 24, verso 45 en adelante, donde dice:

“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?

Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.

“Sobre todos Sus bienes”. Por eso dice: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono”. Y también dice: “Al que venciere, yo le daré autoridad sobre las naciones”.

Y en Apocalipsis, capítulo 21, verso 7, dice:

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.

¿Quién será el que vencerá? Dice que… Dice Dios:

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.

Vean, es este hijo de Dios de entre todos los hijos de Dios; porque Dios tiene muchos hijos primogénitos.

Y ahora, es cada ángel mensajero también un hijo de Dios, por medio del nuevo nacimiento operado por Cristo en Espíritu Santo en cada ángel mensajero, como también en cada miembro del Cuerpo Místico de Cristo.

Y este Vencedor, que es el Ángel del Señor Jesucristo para el Día Postrero, es un hijo de Dios, nacido en el Reino de Dios, en la Iglesia de Jesucristo; y ese es el que obtiene esa bendición, y en el cual se cumplirán todas esas promesas que están dadas para el Vencedor. Hablando de uno; dice “el vencedor”; no dice “los vencedores”, sino “el vencedor”.

Y ahora, la bendición que él recibirá, vean ustedes, es la bendición que viene para la Iglesia del Señor Jesucristo, para con el Ángel Mensajero de Jesucristo todos venir a ser herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro en el séptimo milenio. Así es como entraremos a la herencia de Dios, y obtendremos esa coigualdad con Cristo, y seremos coherederos con nuestro amado Señor Jesucristo.

Así como la Iglesia de Jesucristo estuvo representada en el mensajero de cada edad, donde estaba Jesucristo en Espíritu Santo manifestado; la Iglesia de Jesucristo estará representada en el Día Postrero en el Ángel de Jesucristo, en donde estará Jesucristo manifestado en Espíritu Santo en este Día Postrero, llevando a cabo la Obra correspondiente al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Ahora, la bendición que recibirá este Ángel Mensajero es la bendición más grande que mensajero alguno —tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento— haya recibido. Esa será la bendición más grande que podrá ser recibida por mensajero alguno; y está predestinada, preordenada por Dios, para el Ángel del Señor Jesucristo.

Esta es la bendición que los apóstoles Juan y su hermano Jacobo o Santiago quisieron conquistar, cuando vinieron a Jesucristo y trajeron una ayuda: trajeron a su madre como ayuda, la madre de Jacobo y Juan vino con ellos; porque esa es una forma muy buena para los hijos y también para las madres: ayudar a sus hijos para que puedan obtener las bendiciones mayores de Dios, para el tiempo en que están viviendo.

Y ellos sabían que si Rebeca ayudó a Jacob para recibir la Bendición de la Primogenitura, la madre de ellos (de Santiago y Juan) les podía ayudar para recibir esta bendición: de sentarse uno a la derecha y el otro a la izquierda de Cristo en Su Reino; pero ella no pudo obtener esa bendición para sus hijos; y sus hijos Jacobo y Juan tampoco pudieron obtener esa bendición, porque en el Programa Divino Dios tiene todo ordenado. Y lo que ellos estaban pidiendo era una cosa no difícil, sino imposible para ellos.

Ellos siempre buscaron ser como Moisés y como Elías. ¿Recuerdan cuando quisieron hacer descender fuego del cielo sobre unos samaritanos que no recibieron a Cristo, cuando Cristo quiso entrar a una de las ciudades de Samaria? Y ellos dijeron7: “¿Quieres que mandemos a descender fuego del cielo, como hizo el profeta Elías, y los quememos, los destruyamos a todos?”. Cristo les dijo: “Ustedes no saben de qué espíritu son”.

Ellos también, en otra ocasión, vean ustedes, trataron… Aquí también trataron de obtener esa posición; y ellos, pues, querían ser como Moisés y como Elías. Y eso no está mal: querer ser como estos hombres grandes e importantes del Programa Divino; pero obtener esos ministerios de Moisés o de Elías no era para aquel tiempo; por lo tanto, ellos, por cuanto vivieron en aquel tiempo, no pudieron obtener esa bendición.

Ahora, ya esa bendición estaba preordenada, predestinada por Dios, como dice Cristo; vamos a ver la historia aquí. San Mateo, capítulo 20, verso 20 al 23, dice:

“Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.

Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda (casi nada estaba pidiendo).

Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos”.

Cuando una persona está buscando la bendición de Dios, nunca puede decir: “Yo no puedo”. Siempre tiene que decir que puede, o sea, tiene que confesar positivamente lo que está buscando. Y ellos dijeron: “Sí podemos”.

“Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados (o sea, que Cristo les dijo que ellos iban a poder); pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre”.

Ahora, el sentarse a la derecha y a la izquierda en el Reino de Cristo, no era de Cristo darlo a Juan y a Santiago, sino “a aquellos a quienes está preparado por mi Padre”.

¿Y a quiénes está preparado por el Padre, esta posición de sentarse a la derecha y a la izquierda? Esto es sentarse en el Trono de Cristo, el Trono de David.

Cuando Cristo se sentó a la diestra de Dios, a la diestra del Padre, en el Cielo, fue que se sentó en el Trono de Dios. La diestra representa el poder de Dios. Y ahora, vean ustedes cómo Cristo le da poder al Vencedor: “Al que venciere, yo le daré autoridad sobre las naciones”. Eso es que lo está sentando a Su diestra. Y ahora, vean ustedes cómo, al sentarlo con Él en Su Trono, le dará autoridad sobre las naciones.

Y ahora, el Trono de David (en el cual Cristo se sentará; y con Él se sentará el Vencedor, el Ángel del Señor Jesucristo) está representado, en el Cielo, en el Trono de Dios en el Cielo; y en la Iglesia de Jesucristo está representado en el Trono del Señor Jesucristo, o sea, en el instrumento de Cristo para el Día Postrero.

Y en ese mensajero, el profeta de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular: ahí estará Cristo, el Ángel del Pacto, sentado, manifestado; y también estará el Ángel del Señor Jesucristo, el cual le dio la revelación al apóstol San Juan.

El Ángel del Señor Jesucristo estaba en espíritu (o sea, en su cuerpo teofánico) cuando le dio la revelación a Juan, pero ahora el Ángel del Señor Jesucristo y el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo, estarán sentados en el mismo Trono; porque en el velo de carne donde estará Cristo velado en carne humana en el Día Postrero, ahí estará el Ángel de Jesucristo, que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis: ahí estará, en ese trono humano, ahí estará manifestado.

Y ese Ángel del Señor Jesucristo, vean ustedes, recibirá las bendiciones de Cristo; y el velo de carne será transformado a la Final Trompeta (o sea, al Mensaje Final, Mensaje de la Gran Voz de Trompeta; la Trompeta Final, que es la Venida del Señor para la Iglesia gentil, y para el pueblo hebreo la Séptima Trompeta), y los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seremos transformados.

Ahora, en Isaías, capítulo 60, verso 7, dice:

“… y glorificaré la casa de mi gloria”.

Cristo glorificará la Casa de Su gloria, Su Iglesia, resucitando a los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, y transformando a todos Sus escogidos que viven en este tiempo final y que permanezcan vivos físicamente cuando los muertos en Cristo resuciten. Los que estén vivos cuando los muertos en Cristo resuciten serán transformados físicamente, y entonces tendremos el cuerpo eterno y glorificado.

Y el Ángel de Jesucristo con el grupo de los escogidos del Día Postrero, recibirán el cuerpo nuevo: sus cuerpos físicos serán transformados, y tendrán entonces un cuerpo glorificado.

Y en ese cuerpo glorificado del Ángel del Señor Jesucristo estará Cristo manifestado, revelándose al pueblo hebreo en el Día Postrero, luego que entren todos los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo; y ese será el Trono de Cristo. Y ahí, en ese mismo cuerpo glorificado, estará el Ángel de Jesucristo, que le dio a Juan la revelación apocalíptica estando aun en su cuerpo teofánico; pero para el Día Postrero estaría en carne humana; y luego estará en el cuerpo glorificado, que será el mismo cuerpo en donde Cristo estará manifestándose.

Donde esté Cristo, el Ángel del Pacto, ahí estarán los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús: ahí estarán Moisés, Jesús y Elías manifestados en el Día Postrero, porque ese es el Trono de Cristo en Su Iglesia en el Día Postrero; y desde ahí se revelará al pueblo hebreo, y hablará todo lo que el Ángel del Señor Jesucristo tenga que decirle al pueblo hebreo.

Cristo, el Ángel del Pacto, hablará desde ese Trono; y las personas estarán viendo a un hombre llevándole el Mensaje al pueblo hebreo, el Mensaje Mesiánico de la Segunda Venida de Cristo, de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová.

Desde ese Trono es que saldrá el Mensaje Mesiánico para el pueblo hebreo; el mismo Mensaje Mesiánico para la Iglesia gentil en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular. Fuera de ese Mensaje Mesiánico no hay otro Mensaje Mesiánico, ni para la Iglesia de Jesucristo, ni para el pueblo hebreo, ni para la raza humana en este tiempo final.

Así como hemos tenido el Mensaje Mesiánico de la Primera Venida de Cristo para la Dispensación de la Gracia, tendríamos el Mensaje Mesiánico de la Segunda Venida de Cristo para la Dispensación del Reino. Ese es el Mensaje Mesiánico que les predicará el Ángel del Señor Jesucristo al pueblo hebreo en la manifestación de los ministerios de Moisés y de Elías.

Hemos visto el misterio de la Séptima Trompeta, que son Moisés y Elías; y hemos visto el misterio del Séptimo Sello, que es la Venida del Señor, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová.

Y esos misterios: el misterio de la Séptima Trompeta y el misterio del Séptimo Sello, es la Venida del Señor, la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, manifestado en el Día Postrero en Su lugar, en Su Trono, en medio de Su Iglesia, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Por eso el Mensaje que saldrá del Trono de Jesucristo, que es el Ángel del Señor Jesucristo, es el Mensaje que viene directamente del Trono de Dios en el Cielo. Ese es el Mensaje que Cristo desde el Trono del Padre transmite a Su Iglesia en el Lugar Santísimo, de en medio de los Dos Querubines de Oro, de sobre el Propiciatorio.

Hemos visto lo sencillo que es todo este misterio de LOS DOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA, primeramente a Su Iglesia en este tiempo final. Nunca le había hablado a Su Iglesia desde ese lugar: nunca le había hablado a Su Iglesia de en medio de los Dos Querubines de Oro actualizados, materializados en los ministerios de Moisés y Elías en el Ángel de Jesucristo; nunca le había hablado a Su Iglesia desde ese lugar, pues nunca antes se había construido el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Y había hablado de en medio de los siete candeleros de oro, encendidos esos candeleros de oro; le había hablado por medio de esos mensajeros, de esos siete mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil; desde ahí habló Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, a Su Iglesia y también a la raza humana. Pero de ahí no le habló al pueblo hebreo, porque le hablará al pueblo hebreo, ¿de dónde? Desde el Lugar Santísimo, de sobre el Propiciatorio, donde están los Dos Querubines de Oro, que son los ministerios de Moisés y Elías manifestados en el Día Postrero en Su Ángel Mensajero.

Ahora podemos ver por qué nadie ha podido convertir el pueblo hebreo a Dios, a Cristo: porque no era el tiempo todavía para eso; porque primero tenía que ser construido el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo y estar él, el Trono de Cristo, para desde ese Trono Él hablar todas las cosas que deben suceder en este tiempo final, y revelar el misterio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles: el misterio de la Séptima Trompeta y Séptimo Sello, que es el misterio de la Venida del Señor en este Día Postrero.

El precursor de la Segunda Venida de Cristo hablándonos de la Venida del Hijo del Hombre, de la Segunda Venida de Cristo, nos dijo que todo sería tan y tan sencillo que si no vigilábamos nos pasaría por encima8; porque cuando Dios promete algo grande, lo cumple en forma sencilla.

Ahora podemos ver que este gran misterio de la Venida del Hijo del Hombre es para este tiempo final cumplido en Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, por medio de la manifestación de Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Ángel que era diferente a los demás, el cual aparece aquí, en esta nube.

Y para Su manifestación, Su Venida, en medio de Su Iglesia en carne humana, tiene que manifestarse en Su Ángel Mensajero, en el velo de carne donde estará el espíritu del Ángel que le dio la revelación a Juan el apóstol; y ahí estará también el Ángel del Pacto (el Ángel del Pacto, que es Jesucristo en Espíritu Santo) manifestado en el Día Postrero en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Pero Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo. Él solamente es el profeta mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular; él solamente es el Trono de Cristo, ese Trono espiritual de Cristo, el cual representa el Trono de Dios en el Cielo y representa el Trono de David.

Por eso es que de Trono a Trono viene el Título de Propiedad, y de Trono a Trono pasa Cristo: en y con Su trono humano al trono literal de David, para sentarse; y con Él se sentará Su Ángel Mensajero en Su Trono terrenal, el Trono de David.

Ahora podemos ver este misterio del Hijo del Hombre e Hijo de David; podemos ver el Trono de David y el misterio del Trono de David; y podemos ver el Trono de Cristo, donde Él dijo: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en Su Trono”.

Y ahora, podemos ver lo que todo esto significa para la Iglesia de Jesucristo, y la bendición tan grande que hay en este tiempo final para la Iglesia de Jesucristo en la Etapa o Edad del Trono de Jesucristo, que es la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.

Hemos visto el misterio de LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA. Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 11, la Voz de Dios es manifestada por medio de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.

Los ministerios de Moisés y Elías en el Ángel de Jesucristo representan los ministerios de los Arcángeles Gabriel y Miguel. Y podemos ver que el ministerio, también, de Jesús en Su Ángel Mensajero, nos muestra el ministerio de Jesucristo el cual Él estará llevando a cabo aquí en la Tierra desde el lugar desde donde Dios habla a Su Iglesia y al pueblo hebreo; porque el ministerio de Jesucristo en Su Ángel Mensajero representa a Cristo en el Trono del Padre allá en el Cielo sentado.

Ahora hemos visto este gran misterio divino, el cual, a medida que va pasando el tiempo y vamos escuchando la Voz de Cristo desde Su Trono, de en medio de los Dos Querubines de Oro, vamos comprendiendo cada día más y más todo este Programa Divino, que nos lleva a la fe para ser transformados y raptados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero.

Vean, Él dijo que vendría (¿cómo?) como ladrón en la noche9. El mundo está de noche, pero para la Iglesia de Jesucristo está naciendo un nuevo día; pero para el mundo no: para el mundo es de noche. Cada día es más oscuro para el mundo, es más oscuro para todas las naciones.

Isaías, capítulo 60, verso 1 en adelante, nos dice que vendrían tinieblas sobre la Tierra. Son tinieblas espirituales, que también darán lugar a tinieblas físicas que vendrán sobre la Tierra.

Pero ahora vean ustedes cómo todas las naciones están en esa condición de oscuridad, con graves problemas en todos los campos, en todos los sentidos; así está el reino de los gentiles.

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación…”. (Malaquías, capítulo 4, verso 2).

Por eso en que en Apocalipsis, capítulo 1, y Apocalipsis, capítulo 10, encontramos la Venida de Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, con Su rostro como el sol. Y aquí tenemos Su rostro como el sol, por eso vemos este resplandor aquí, resplandeciendo aquí Su rostro; y esto está aquí, es el tipo y figura de lo que está prometido para la Iglesia de Jesucristo.

Y ahora, en el libro de Citas, página 120, dice:

1065 – “Él era la Luz vindicada de ese día. ¿Ve? Pero hay más Palabra que tiene que ser vindicada. Él tiene que vindicar más Palabra (o sea, cumplir más Palabra). Y cuando la última Palabra sea vindicada, entonces la muerte es sorbida con victoria y los muertos en Cristo se levantarán, y entrará el Milenio…”.

Y la última Palabra que será vindicada es la Segunda Venida de Cristo, la Palabra prometida para el Día Postrero, de la Segunda Venida de Cristo.

Con la Segunda Venida de Cristo viene la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, para llamar y juntar a los escogidos de Dios, y darnos la fe para ser transformados y raptados; y luego los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos, y nosotros seremos transformados.

Y ahora, en la página 128 del libro de Citas, verso 1141, dice:

1141 – “La Palabra hecha carne es la Luz de la edad cuando la ven; la Biblia dijo que sí”.

Ahora, ¿qué es la Luz para una edad o para una dispensación? La Palabra hecha carne.

Cuando se hizo carne la Palabra para la primera edad, ¿qué fue? Fue la Palabra prometida para esa edad, hecha carne en San Pablo: Cristo en San Pablo manifestado en carne humana como la Luz para la primera edad. Por eso Cristo le dijo a San Pablo10: “Te he puesto por Luz de los gentiles”.

Y ahora, vean ustedes, la Luz en cada lámpara del Candelabro alumbra entre los gentiles de edad en edad; porque es la Palabra prometida para cada edad hecha carne en el mensajero, en medio de la Iglesia de Jesucristo, la Palabra hecha carne en Su Iglesia en y a través de cada ángel mensajero.

Y la Palabra hecha carne para la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo, es (¿qué?) la Luz para el Lugar Santísimo, la Luz de la Shekinah alumbrando en el Lugar Santísimo, alumbrándonos el entendimiento y el alma para poder ver y comprender todas estas cosas correspondientes a este tiempo final.

Estamos en el tiempo más grande y glorioso de todos los tiempos, el tiempo prometido para esta manifestación tan grande del Día Postrero.

Ahora, tenemos —dijo nuestro hermano Branham— más Palabra para ser vindicada, o sea, más Luz para ser manifestada y alumbrar a Su Iglesia; pero eso es, ya no en el Lugar Santo, sino en el Lugar Santísimo.

La Gran Luz que vendrá, vamos a ver, esa Gran Luz que vendrá, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo que es la Palabra hecha carne; esa es la Luz de la edad cuando la ven.

Y cuando los escogidos de Dios han visto la Luz de su edad, la Palabra hecha carne en cada mensajero en cada edad, pues vieron la Luz de su edad; y fueron alumbrados espiritualmente, y caminaron a la Luz de Cristo, resplandeciendo Cristo por medio de cada mensajero en cada edad; y vivieron a la Luz de la edad que les tocó, en el tiempo en que ellos fueron manifestados en la Tierra.

Y ahora nosotros vivimos en la Luz de la Edad de la Piedra Angular, la Luz de la Edad Eterna de Cristo: la Luz de la manifestación de Cristo, el Ángel del Pacto, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, sobre el Propiciatorio.

Vivimos en la Luz y caminamos en la Luz de este Día Postrero; en la Luz de la Palabra vindicada para este Día Postrero, que es la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, velado y revelado en carne humana en Su Ángel Mensajero en este tiempo final, en medio de Su Iglesia; y así caminamos en la Luz de nuestra edad y de nuestra dispensación. Y servimos a Dios y adoramos a Dios en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad presente del Cuerpo Místico de Cristo.

Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, y estamos caminando en Su Luz: la Luz de la Palabra hecha carne para este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Y ahí la única luz que hubo —en el lugar santísimo— era la Luz de la Shekinah, la Luz del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, sobre el propiciatorio. Y ahora, podemos ver que esa era la Luz que Moisés veía, y desde ahí le hablaba Dios a Moisés.

Hemos visto: “LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA”.

Nos habla a nosotros y le hablará también al pueblo hebreo; y le hablará a la raza humana completa, tanto a las vírgenes insensatas como también a los perdidos, que no pueden ya ser salvos porque se les ha pasado el tiempo.

Cuando Él les hable, les hablará en el cumplimiento de la Tercera Etapa; porque habrá un ministerio que mostrará grandes milagros y maravillas. Ese es el ministerio de Cristo sobre el Propiciatorio, sobre Su trono humano.

Dice en la página 48 del libro “Almas encarceladas”, dice que habrá un ministerio que mostrará grandes maravillas y señales. Vamos a ver cuál es este ministerio que estará aquí en la Tierra en este tiempo final. Pero dice que ya no habrá misericordia. Vamos a ver… Vamos a buscarlo en el libro de Citas… Aquí tenemos, en el libro de Citas, donde dice [pág. 114]:

1002 – “Y tiene que haber un ministerio que le predique. Pero recuerden, para ese tiempo ya todo habrá cesado. ¡Es una cosa horrenda! Habrá un ministerio que mostrará grandes maravillas, Joel así lo dijo. Pero no habrá tiempo para la redención. Todo entonces es terminado. Entonces el Cordero ya habrá tomado su Libro y la redención habrá cesado. Jesús predicó y fue rechazado; luego prosiguió hacia aquellos que estaban encarcelados y no podían arrepentirse; ya no había tiempo para la salvación. ¡Ese mismo ministerio tendrá que repetirse! ¿Qué tal…?”.

Y ahí comienza a hablar. O sea que lo que Cristo hizo cuando fue al infierno y les predicó a las almas encarceladas, eso se va a repetir en el ministerio de Cristo con Moisés y Elías, y mostrará grandes milagros y maravillas; pero no tendrá que ir allá al infierno, sino que será aquí en la Tierra, porque el infierno estará sobre la Tierra.

Y con ese ministerio, Cristo, el Ángel del Pacto, por medio de Su Ángel Mensajero operando el ministerio de Jesús, el de Moisés y el de Elías, mostrará grandes maravillas, milagros y señales; pero ya para ese tiempo será demasiado tarde.

Los que esperan ver grandes milagros y maravillas para creer, se les habrá hecho demasiado tarde cuando vean esos milagros y maravillas sucediendo.

Con esa manifestación, el pueblo hebreo, vean ustedes, comprenderá más ampliamente lo que está sucediendo; pero ya para los gentiles el tiempo no es más: el tiempo habrá terminado, el tiempo de redención, el tiempo de misericordia; y ya Dios estará tratando con el pueblo hebreo.

Ahora, podemos ver lo que viene para la raza humana. Y podemos ver desde dónde Dios estará hablando, Jesucristo estará hablando, tanto a Su Iglesia como al pueblo hebreo, y a toda la raza humana, incluyendo a las vírgenes fatuas y a los perdidos (que ya no obtendrán oportunidad de salvación).

En este tiempo todavía hay oportunidad, porque Cristo todavía está en Su Trono de Intercesión, haciendo intercesión hasta que entre hasta el último de los escogidos de Dios. Y los escogidos están siendo llamados y juntados (¿dónde?) en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, en el territorio latinoamericano y caribeño; y si alguno se ha ido a otro territorio, hasta allá le llega el Mensaje. Así que no hay problema, no se perderá ni uno de los escogidos de Dios.

Ahora, ¿cuándo se completará el número? Será muy pronto; pero yo no sé el mes y el año y la semana en que se completará; pero quizás en alguno de estos viajes se completará el número; o quizás aquí mismo en Puerto Rico se completará el número de los escogidos de Dios.

Y cuando se complete, y entre hasta el último de los escogidos al Cuerpo Místico de Cristo, a la Edad de la Piedra Angular, a la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, y Cristo haya hecho intercesión hasta por ese último escogido, ya Cristo termina Su labor en el Cielo; y entonces hace el reclamo de todos Sus escogidos, de todos los que tienen Sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, y resucita a los muertos en Cristo y nos transforma a nosotros los que vivimos.

Y luego, de ahí en adelante, ya no tendremos más problemas terrenales. Ya estaremos en un cuerpo igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces es que podremos ver a nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo glorificado.

Ahora, hemos visto este misterio de LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA.

Es desde el Lugar Santísimo, de sobre el Propiciatorio, que en este tiempo final Él nos hablaría; y nos está hablando en este tiempo final todas las cosas que Él desea que nosotros sepamos, todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final; y estas son las mismas cosas que después le serán habladas al pueblo hebreo, por Cristo a través de Su Ángel Mensajero.

Nadie podrá adelantarse a esa Obra que Dios hará con el pueblo hebreo, porque será por medio de la manifestación de Cristo, el Ángel del Pacto, a través de Su Ángel Mensajero.

Cualquier persona que vaya por su cuenta, irá, pero el Ángel del Pacto, Jesucristo, el Ángel de Jehová, no irá con él. Solamente cuando vaya Su instrumento, Su velo de carne, el Ángel del Señor Jesucristo, ahí es donde irá el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, para el pueblo hebreo.

Así que podemos ver cómo es que el Espíritu de Dios regresará al pueblo hebreo, conforme a la profecía de Ezequiel, capítulo 37. Es por medio de esa manifestación del Ángel de Jehová a través de Su Ángel Mensajero.

Y ahora nosotros estamos disfrutando lo que más adelante el pueblo hebreo disfrutará. Y durante el Reino Milenial: “La Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová”11, de la manifestación de Cristo, el Ángel del Pacto, por medio de Su Ángel Mensajero en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Todo ese conocimiento de lo que está haciendo en este tiempo será dado a conocer a todos los seres humanos durante el Reino Milenial; como todo lo que Cristo hizo en Su Primera Venida, el Ángel del Pacto en carne humana en el velo de carne llamado Jesús, ha sido dado a conocer durante la Dispensación de la Gracia.

Así será para la Dispensación del Reino. Todo lo que Cristo hace en Su Venida en este tiempo final es revelado a todos los que estarían viviendo en la Dispensación del Reino, y en la Edad de la Piedra Angular, y en el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo.

Todo esto es dado a conocer desde el lugar donde Dios habla de en medio de Su Templo espiritual, de Su Iglesia:

“LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA”.

Esos mismos querubines desde donde Dios habla, de en medio de los cuales Dios habla: en el Cielo son los Arcángeles Gabriel y Miguel, en la Iglesia de Jesucristo son los ministerios de Moisés y Elías en Su Ángel Mensajero; y así por el estilo podemos ver que eso mismo es lo que estará en medio del pueblo hebreo, el pueblo hebreo como Templo, allá en Jerusalén. Allí estará el ministerio del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, a través de Su Ángel Mensajero, operando esos ministerios de Moisés y Elías; por lo tanto, los Arcángeles Gabriel y Miguel estarán allí presentes también, en la manifestación de Cristo en este tiempo final.

Y ahora, en medio de la raza humana también estos ministerios estarían manifestados, la raza humana como Templo de Dios. Y la raza humana como Templo de Dios, vean ustedes, tendría la Voz de Cristo, el Ángel del Pacto, hablándole en este tiempo final.

Y estos mismos ministerios son los que estarán también en el templo o tabernáculo de David, o casa de David, y sobre el Trono de David. Son los ministerios de la diestra y de la siniestra, de la derecha y de la izquierda. Son los ministerios que estarán en ese Reino y en ese Trono con el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Cristo, operando Su ministerio con Sus Ángeles.

Bueno, “LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA”. Desde ahí hablará durante el Reino Milenial también, y será sobre y desde el Trono de David.

Vean cómo todo eso se cumple en todo templo de Dios: la Iglesia, el pueblo hebreo como Templo y la raza humana como Templo; y el templo o casa de David, o tabernáculo de David.

O sea que todo ese misterio está escondido en la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles: en la manifestación del Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, en Su Ángel Mensajero. Ese es el misterio del Ángel del Señor Jesucristo y ese es el misterio del Ángel que era diferente a los demás, que apareció en la nube con los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA.

Estaré de nuevo con ustedes durante la semana, el viernes y el domingo próximo; y tendremos tres temas muy importantes, que son:

• “EL RECORRIDO DEL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS”.

Eso es para el viernes. Y para el domingo, Dios mediante (vamos a ver aquí); para el domingo, Dios mediante, tenemos el tema (en la mañana):

• “LA OBRA DEL CORDERO Y LA OBRA DEL LEÓN”.

O sea, la Obra del Cordero de Dios y la Obra del León de la tribu de Judá. Y para la actividad de las 3:00 de la tarde tendremos el tema:

• “LA GUIANZA DE LA PALOMA Y LA FORTALEZA DEL ÁGUILA”.

La guianza de la Paloma (o sea, la guianza del Espíritu Santo) y la guianza del Águila. Porque para la Dispensación de la Gracia, Cristo, el Ángel del Pacto, se manifiesta como la Paloma, o sea, está representado el Espíritu Santo en la paloma; y por eso descendió sobre Jesús en forma de paloma. Y para la Dispensación del Reino, Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Espíritu Santo, estará manifestado como el Águila. Y la Paloma guio al Cordero en Su Primera Venida, y el Águila guía al León de la tribu de Judá.

Y ahí lo vamos a dejar quietecito; ya eso es para la próxima semana, Dios mediante. Y después ya les estaré informando toda la programación que vendrá después.

Bueno, ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA”; desde donde Dios le habla a Su Iglesia y también le hablará al pueblo hebreo, y le habla a las vírgenes fatuas y le habla también al mundo entero. Desde ahí es que viene la Voz de Cristo, el Mensaje de Cristo, para este tiempo final.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, y se materialicen en ustedes y en mí todas las bendiciones que Él ha hablado para nosotros para este tiempo final, y que están prometidas en Su Palabra; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios; y pronto los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seamos transformados, y seamos llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, a la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Bueno, nuestro tema fue: “LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA”.

Y yo estoy escuchando la Voz de Cristo, la Voz de Dios, de en medio de los Querubines desde donde Dios habla en este tiempo final. ¿Y ustedes?

De ahí es que ha venido el Mensaje. De ahí es que ha venido el Mensaje de Dios para mí y para cada uno de ustedes: desde donde Dios habla en este tiempo final: de en medio de los Querubines.

“LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA”.

Bueno, vamos a dejar nuevamente a Félix Caro, para continuar en esta ocasión y tener algún cántico o algunos cánticos; y luego ser despedidos, dándole gracias a Cristo por estar hablándonos en este tiempo final, desde el Propiciatorio, de en medio de los Dos Querubines de Oro.

Que Dios les bendiga, y continúen pasando un día o una tarde llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo, el Ángel del Pacto.

Con nosotros nuevamente Félix Caro.

“LOS QUERUBINES DESDE DONDE DIOS HABLA”.

[Revisión mayo 2021]

1 Éxodo 25:40, Hebreos 8:5, Hechos 7:44

2 SPN61-0108 “Apocalipsis capítulo cuatro #3”, págs. 24-25, párr. 150

3 San Mateo 24:31

4 1 Corintios 15:52

5 San Mateo 16:27

6 San Mateo 28:18

7 San Lucas 9:54-55

8 Los Sellos: “Dios en simplicidad”, pág. 52, párr. 204; “El Primer Sello”, pág. 122, párr. 99; “El Segundo Sello”, pág. 152, párr. 13; “El Tercer Sello”, pág. 197, párrs. 30-31; pág. 209, párr. 90; “El Cuarto Sello”, pág. 264, párr. 157; “Preguntas y respuestas”, pág. 412, párr. 161; “El Séptimo Sello”, pág. 449, párr. 54; pág. 472, párr. 165

9 1 Tesalonicenses 5:2, 2 Pedro 3:10

10 Hechos 13:47

11 Habacuc 2:14, Isaías 11:9

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