Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos aquí en Vedia, Argentina. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios.
Que Jesucristo, nuestro Salvador, les bendiga a ustedes, ministros y también hermanos presentes, y nos abra las Escrituras en esta ocasión. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Leemos en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, donde nos dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “TIEMPO DE COMER DEL MANÁ ESCONDIDO”.
Es Jesucristo, nuestro amado Salvador, el que promete darnos del Maná escondido para comer. Así como también Él dice en el capítulo 2, verso 7:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”.
Y en el libro del Génesis, vean ustedes, encontramos en tres lugares mencionado el Árbol de la Vida. Y todos sabemos que el Árbol de la Vida es Cristo, nuestro amado Salvador; Él es el Árbol de la Vida que nos da vida eterna a todos nosotros.
Por eso fue que, estando Él en la Tierra, nos dijo en San Juan, capítulo 6, versos 47 en adelante; dice:
“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
Yo soy el pan de vida.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”.
Ahora vean cómo el maná que cayó del cielo para el pueblo hebreo durante 40 años, mientras ellos iban rumbo a la tierra prometida por el desierto, es tipo y figura de Cristo. Cristo es ese Pan de Vida Eterna.
Y ahora, en el libro del Éxodo1 encontramos cómo por 40 años estuvo cayendo pan del cielo para el pueblo hebreo. Y luego, en el capítulo 8 de Deuteronomio, Dios ahí le habla algo al pueblo hebreo; y dice capítulo 8, verso 2 en adelante:
“Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos”.
¿Para qué y por qué los llevó por 40 años por el desierto y no los llevó directamente de Egipto a la tierra prometida?, que era una trayectoria (¿de cuántos meses, Miguel?)… En 3 meses podían llegar a la tierra prometida; pero Dios los tuvo 40 años, y dice por qué:
“… para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”.
Cristo también usando estas palabras en San Mateo, capítulo 4, verso 4, y San Lucas, capítulo 4, verso 4, cuando el diablo lo tentó diciéndole: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”, ya que Jesús tenía hambre luego de ayunar 40 días…
Y ahora, el diablo quería que Jesús le diera una prueba de que Él era el Hijo de Dios; pero Jesús no le tiene que probar al diablo nada, no le tiene que probar Jesús al diablo que Jesús es el Hijo de Dios. Él lo que tiene que hacer es cumplir el Programa para el cual Él vino, y Él vino para cumplir el Programa de Redención.
Y ahora, Cristo dice: “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.
Y ahora, el alimento físico que el pueblo hebreo comió por 40 años representa la Palabra de Dios, que es el alimento espiritual para el alma de la persona.
Y Cristo siendo el Verbo, la Palabra, hecho carne, podía decir que Él es el Pan de Vida que ha descendido del Cielo; y dice2: “… el que come de este pan, vivirá eternamente”, o sea, vivirá para siempre.
Y ahora se requiere que las personas coman de la revelación de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios quitando el pecado del mundo en la Cruz del Calvario, lo reciban como su Salvador y laven sus pecados en la Sangre de Cristo, y reciban Su Espíritu Santo, para obtener vida eterna; y así nacer de nuevo, nacer en el Reino de los Cielos, en el Reino de Dios.
Porque ninguna persona puede entrar al Reino de Dios, a menos que nazca del Agua y del Espíritu; y para eso, pues tiene que creer en Cristo como su Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo: reconocer Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Jesús dijo: “Nadie viene al Padre, si no es por mí”. ¿Por qué? Porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí”3.
Ahora podemos ver el camino a la vida eterna, el camino al Padre celestial, podemos ver cuál es la verdad y podemos ver que Él es la Vida: la Vida Eterna, que ha sido manifestada en carne humana en la Primera Venida del Mesías.
Y ahora, Él es el verdadero Pan que ha descendido del Cielo. Y ahora Él dice que hay que comer de Él, porque Él es el Pan vivo que ha descendido del Cielo.
Y ahora, a través de las diferentes etapas o edades de la Iglesia gentil hemos estado siendo alimentados con la revelación de la Primera Venida de Cristo, como el Maná espiritual cayendo del Cielo, para alimentar las almas de los seres humanos. Así ha sido durante estos dos mil años que han transcurrido en nuestra trayectoria hacia la tierra prometida del nuevo cuerpo y hacia la tierra prometida del glorioso Reino Milenial.
Ahora, después de caer el maná en medio del pueblo hebreo por 40 años, y dejar de caer luego, cuando ya comenzaron a comer del fruto de la tierra nueva, cuando entraron ya a las fronteras de la tierra nueva y Moisés les repartió allí también a dos tribus: les repartió el lado antes del Jordán…
¿Y ahora dónde podrán las personas encontrar maná (porque ya habían transcurrido los 40 años, en los cuales cayó maná del cielo para el pueblo hebreo)? Hay un lugar donde hay un maná escondido, y es en el arca del pacto, el cual Dios ordenó al profeta Moisés colocar. Y de esto nos habla el apóstol San Pablo en su carta a los Hebreos, capítulo 9, cuando nos dice:
“Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.
Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición.
Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,
el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná…”.
¿Dónde estaba el maná en el templo? En el lugar santísimo, dentro del arca del pacto; allí estaba escondido ese maná. Y nadie lo podía ver, excepto el sumo sacerdote una vez al año, el día 10 del mes séptimo, cuando entraba al lugar santísimo. Si Dios le ordenaba abrir el arca del pacto, podía ver el maná en esa vasija de oro; si Dios no le ordenaba, él no podía abrir el arca del pacto.
Ahora, vean dónde estaba el maná escondido. En ningún otro lugar hubo maná, excepto dentro del arca del pacto, en el lugar santísimo. Y por eso es que en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, Dios ofrece darle al vencedor del Maná escondido.
Y ahora, tenemos que encontrar el Maná escondido ¿dónde? En el Templo de Dios. ¿En qué parte del Templo? En el Lugar Santísimo. Pero ya el tabernáculo que construyó Moisés no está, ni el templo que construyó Salomón tampoco está. Y es en el templo donde estaba el maná, y estaba en el lugar santísimo. Ahora, tenemos que conseguir el templo donde está ese maná.
Jesucristo ha estado construyendo un Templo espiritual, que es Su Iglesia, y ha estado de edad en edad construyendo ese Templo con seres humanos.
San Pablo dice: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son templo de Dios? ¿No saben ustedes que vosotros sois templos de Dios, del Espíritu Santo, y que el Espíritu Santo mora en vosotros?”4.
Ahora, vean ustedes cómo también en Efesios, capítulo 2, verso 19 en adelante (19 al 22), San Pablo nos dice:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”.
Y ahora, el Templo de Dios ya no es el tabernáculo de Moisés ni es el templo que construyó Salomón: es el Templo que Jesucristo está construyendo. Y ese es nada menos que el Templo espiritual de Jesucristo, la Iglesia del Señor Jesucristo; ese es el Nuevo Templo. Y el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón son tipo y figura, representan a la Iglesia del Señor Jesucristo; y también representan al Templo de Dios que está en el Cielo.
Y ahora, ya la representación del Templo de Dios que está en el Cielo ni es el tabernáculo que construyó Moisés ni es el templo que construyó Salomón; es la Iglesia del Señor Jesucristo. Ese es el Templo de Dios aquí en la Tierra, que representa el Templo de Dios que está en el Cielo.
Y ahora, es en el Templo de Jesucristo, en Su Iglesia, en el Lugar Santísimo de ese Templo, donde estaría ese Maná escondido; escondido de la vista de los sabios y entendidos, y escondido de todas las personas durante las siete edades de la Iglesia gentil, durante la Dispensación de la Gracia.
Las siete edades de la Iglesia gentil corresponden al Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, y la Edad de la Piedra Angular corresponde al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Y es en la Edad de la Piedra Angular, que corresponde al Lugar Santísimo, donde estará el Maná escondido siendo dado al vencedor.
Y ese Maná escondido, ¿saben lo que es? Si Cristo se presenta dos mil años atrás como el Pan que descendió del Cielo: Cristo en Su Primera Venida es el Pan vivo que descendió del Cielo; así como había descendido pan, maná, para el pueblo hebreo durante 40 años. O sea, la Primera Venida de Cristo es ese Pan espiritual que descendió del Cielo, como descendió el maná por 40 años. Y para el Día Postrero no puede ser otra cosa el Maná escondido, sino Cristo en Su Segunda Venida.
Y ahora, miren lo que dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham, en la página 230 del libro de Las Edades; hablándonos del Maná escondido dice (página 230 del libro de Las Edades, dice):
“194. Ahora, también hay el pensamiento de la participación futura del maná escondido. Yo pienso que será la participación eterna de la revelación de Jesucristo en las eternas edades venideras”.
La participación (¿de qué?) de la revelación de Jesucristo para las edades futuras: después de la Dispensación de la Gracia y después de las siete edades de la Iglesia gentil.
Y la revelación de Jesucristo para el séptimo milenio y la séptima dispensación es la revelación de la Segunda Venida de Cristo. Y la revelación de la Segunda Venida de Cristo para los escogidos de Dios para el Día Postrero, será el Maná escondido; el cual no se pudieron comer los hijos e hijas de Dios durante las edades pasadas, porque no estaba disponible para ellos, porque era algo que estaba en el futuro.
Esa revelación de la Segunda Venida de Cristo nadie se la pudo comer, ¿por qué? Porque no estaba disponible para ellos. La revelación que estaba disponible para la Iglesia de Jesucristo durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil era la revelación de la Primera Venida de Cristo; y ese es Maná también: Maná que estuvo cayendo durante las siete edades de la Iglesia gentil, revelación que estuvo viniendo al pueblo durante las siete edades de la Iglesia gentil.
Y ahora, para el Día Postrero, en adición a la revelación de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios quitando el pecado del mundo, la Iglesia del Señor Jesucristo, los escogidos de Dios, tendrán el Maná escondido: la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y la Iglesia del Señor Jesucristo estará comiendo de ese Maná escondido en la Edad del Lugar Santísimo, que es la Edad de la Piedra Angular, para así ser alimentada en su alma; porque “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.
Y la Palabra que sale de la boca de Dios… La boca de Dios son los profetas de Dios, por lo tanto, la Palabra que siempre ha salido de Dios ha venido por medio de los profetas de Dios. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”5.
Y ahora, ¿cómo vamos a recibir la revelación de la Segunda Venida de Cristo, la revelación de este gran evento prometido para ser cumplido en este tiempo final? ¿Cómo vamos a recibir la revelación de estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final?, de las cuales la mayor es la Segunda Venida de Cristo.
Dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
O sea que Jesucristo envía Su Ángel Mensajero para dar a conocer estas cosas en las iglesias.
Apocalipsis también 22, verso 6 en adelante, nos dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Él es el enviado por Jesucristo para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Y esas son las cosas que Cristo prometió darle a conocer a Su Iglesia, darles a conocer a todos los que en el Día Postrero subirán a donde Él estará manifestado en este tiempo final, o sea, a la etapa de la Iglesia de Jesucristo en la cual Él estará manifestado.
Él estuvo manifestado en la primera etapa, la primera edad de la Iglesia gentil allá en Asia Menor, a través de San Pablo; y luego en la segunda, tercera, cuarta y quinta y sexta, allá en Europa, a través de cinco mensajeros; y luego en Norteamérica a través del reverendo William Branham.
Pero para este tiempo final Él estará en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, manifestado en medio de Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Y estas son las cosas que Él dijo que daría a conocer a los que subieran a donde Él estaría en el tiempo final, o sea, a la etapa de la Iglesia de Jesucristo en la cual Él estaría.
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. (Apocalipsis, capítulo 4, verso 1).
Y ahora, podemos ver que fue Jesucristo el que prometió darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; pero para hacerlo, Él envía Su Ángel Mensajero, y a través de Su Ángel Mensajero se manifiesta Jesucristo en Espíritu Santo y nos habla todas estas cosas que deben suceder pronto.
O sea que coloca en el corazón y en la boca de Su Ángel Mensajero toda esta revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto, y lo unge con Su Espíritu; y él habla ungido con el Espíritu Santo todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales le son reveladas a él, y él las revela a la Iglesia de Jesucristo, a la cual él es enviado: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Y ahora, hemos visto quién es el Enviado de Jesucristo para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; y es enviado para todas las iglesias. O sea que todas las iglesias tienen la bendición de que Jesucristo les envía Su Ángel Mensajero dándoles a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto: abriéndoles las Escrituras, las profecías, y dándoles a conocer las que ya están cumplidas, y las que están en proceso de cumplimiento, y las que van a ser cumplidas más adelante.
Y así obtiene la Iglesia del Señor Jesucristo la revelación de todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final, luego que han transcurrido dos mil años de Cristo hacia acá, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene.
Y ahora, esa revelación de Jesucristo que trae el Ángel de Jesucristo es el Maná escondido para todos los hijos e hijas de Dios; porque es la revelación de Jesucristo, la revelación de la Segunda Venida de Cristo para el Día Postrero, como el Maná escondido, la revelación para una nueva dispensación y un nuevo milenio.
Y dice Habacuc, capítulo 2, verso 14: “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”.
Y Zacarías, capítulo 14, nos dice: “Y en aquel día Jehová será uno, y uno Su Nombre”; y también nos dice que “Jehová será Rey sobre toda la Tierra”. Ese es el glorioso Reino Milenial.
Y ahora podemos ver, podemos comprender, lo que es comer del Maná escondido, porque podemos entender qué es el Maná escondido: es la revelación de la Segunda Venida de Cristo; revelación que no tuvieron los cristianos de las edades pasadas: solamente tenían la revelación de la Primera Venida de Cristo; y comieron esa revelación, ese Alimento, y nosotros también.
Pero en adición, en este tiempo final, Cristo nos dará el Maná escondido: la revelación de la Segunda Venida de Cristo, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
¿Y quiénes serán los que serán transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero?
Él viene para buscar Su Iglesia. Y dice San Pablo que la Trompeta Final sonará, y los muertos en Cristo resucitarán primero, y nosotros los que vivimos seremos transformados6; y nos habla también de los que hayamos quedado hasta la Venida del Señor7. Esos serán los que tendrán la revelación de la Segunda Venida de Cristo, la cual será dada por Cristo a través de Su Ángel Mensajero a la Iglesia de Jesucristo.
Y esos serán los que estarán comiendo de esa revelación divina como el Maná escondido; el alimento espiritual que estuvo escondido durante todos estos dos mil años que han transcurrido, pero que para este tiempo final sería dado a comer a todos los escogidos de Dios.
Y ellos serán los que serán transformados si están vivos; y si partieron, serán resucitados, más los que partieron en edades pasadas, serán resucitados en cuerpos eternos; y nosotros seremos transformados; y nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, el Ángel de Jesucristo no es el Señor Jesucristo; él solamente es Su Enviado, Su mensajero, Su profeta mensajero para la Dispensación del Reino, enviado con la revelación de Jesucristo. Por eso Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan…”.
¿Por medio de quién vino la revelación de Jesucristo? Por medio de Su Ángel Mensajero.
Y ahora podemos ver el misterio del Maná escondido.
No es maná literal del que cayó allá en el desierto para el pueblo hebreo, ni es el maná literal que fue colocado en el arca del pacto por Aarón y Moisés; sino que aquel maná que cayó en el desierto representa la Primera Venida de Cristo, que es el Alimento para la Dispensación de la Gracia; y el maná que fue escondido en el lugar santísimo representa la Segunda Venida de Cristo, que es el alimento espiritual para los hijos e hijas de Dios en la Dispensación del Reino y en el séptimo milenio, en adición al alimento espiritual de la Primera Venida de Cristo.
Y ahora, este es el TIEMPO DE COMER DEL MANÁ ESCONDIDO.
“Al que venciere, yo le daré a comer del maná escondido…”.
Y tenemos que dejarlo ahí, porque… Sigue ahí…, sigue hablando Jesucristo y dice:
“… y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.
Y ya tendríamos que hablar ahí del nombre nuevo de esa Piedrecita blanca; y esa Piedrecita blanca viniendo es la Segunda Venida de Cristo viniendo con un nombre nuevo. Vamos a dejarlo ahí quietecito.
En el Maná escondido, el alimento espiritual para todos los escogidos de Dios de este Día Postrero, todo ese misterio de la Venida de esa Piedrecita blanca (que es la Segunda Venida de Cristo) y el Nombre Nuevo de esa Piedrecita blanca, todo eso está ahí, en el Mensaje de Cristo para Su Iglesia para este tiempo final; o sea que está en ese alimento espiritual del Maná escondido para cada uno de ustedes y para mí también.
Ahora, de que la Piedrecita tenga un nombre nuevo, eso no es para que las personas se extrañen, pues es el mismo Cristo el que dice que le dará una Piedrecita blanca y en la Piedrecita escrito un nombre nuevo.
Habrá un hombre, un vencedor, un mensajero, que recibirá esa Piedrecita blanca, o sea, que le dará la bienvenida y recibirá la Segunda Venida de Cristo; le dará la bienvenida a Cristo, lo recibirá, y lo recibirá con un nombre nuevo.
Y algunas personas preguntarán: “Pero ¿que Jesucristo tiene un nombre nuevo?”. Bueno, si lo tiene, pues Él lo dice; y Él lo está diciendo ahí. ¿Pero habrá otro lugar donde Él diga que tiene un nombre nuevo? Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
¿Cómo dice? “… y mi nombre nuevo”. Él es el que dice que tiene un nombre nuevo.
Y en la revelación de la Segunda Venida de Cristo, que es el Maná escondido para todos los hijos de Dios, estará abierto, revelado, ese misterio de la Venida de Cristo para el Día Postrero con un nombre nuevo.
Es un misterio, pero es un misterio del cual Cristo mismo ha dado testimonio de que es así, de que tiene un nombre nuevo. Y todo ese misterio del Nombre Nuevo está en el alimento espiritual del Maná escondido para todos los hijos e hijas de Dios.
Hemos llegado al TIEMPO DE COMER DEL MANÁ ESCONDIDO prometido aquí en Apocalipsis.
Y el primero que lo recibe y come es el mensajero, el siervo fiel y prudente, y lo comparte con todos los hijos de Dios; lo comparte con todos los hijos de la Casa de Dios, de la Iglesia del Señor Jesucristo.
“TIEMPO DE COMER DEL MANÁ ESCONDIDO”. Tiempo de comer de la revelación de la Segunda Venida de Cristo.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en este tiempo, y en este momento y en este lugar, dándoles testimonio del Maná escondido, y de que hemos llegado al tiempo de comer del Maná escondido.
En otras conferencias que ya están dictadas, ustedes encontrarán más detalles con relación al Maná escondido, y también al Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, y también a la Segunda Venida de Cristo; para que así sean alimentados en el alma con ese Maná escondido, con ese alimento espiritual que Él prometió darnos en este tiempo final.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto los muertos en Cristo resuciten y nosotros los que vivimos seamos transformados, y todos seamos llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando todos una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
Y así como comiendo… Vean, nuestros niños… Las niñitas desean parecerse a su mamá y ser como su mamá; hasta se ponen los zapatos de su mamá y la ropa de su mamá algunas veces. Y los varoncitos se ponen los zapatos del papá y la chaqueta del papá porque desean ser como su papá. Pero para llegar a ser como su papá, ¿qué tienen que hacer? Comer, ir comiendo y comiendo y comiendo; y van creciendo a medida que pasan los días, meses y años, hasta que llegan a ser como su papá; porque quieren ser como su papá.
Y nosotros queremos ser como nuestro amado Señor Jesucristo: a imagen y semejanza de Jesucristo; por eso comemos el alimento espiritual.
Y ahora, en adición al alimento espiritual de la Primera Venida de Cristo, Él nos da el alimento espiritual, la revelación, de la Segunda Venida de Cristo; esa revelación divina para el Día Postrero, para llegar a la estatura de Jesucristo, para ser a imagen y semejanza de Jesucristo; porque todos queremos ser ¿como quién? Como nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, comiendo y siguiendo a Cristo vamos a llegar. Sigo a Cristo; sigo a Cristo, sigo a Jesucristo. No hay otro a quién seguir. Sigo a Jesucristo (¿para qué?) para ser a imagen y semejanza de Jesucristo.
“TIEMPO DE COMER DEL MANÁ ESCONDIDO”.
[Revisión agosto 2020]
1 Éxodo 16:35
2 San Juan 6:58
3 San Juan 14:6
4 1 Corintios 6:19
5 Amós 3:7
6 1 Corintios 15:52
7 1 Tesalonicenses 4:15