La Voz de mi Amado

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, en la dedicación a Dios de este lugar, para la gloria y la honra de Dios, para que en este lugar se reúnan hijos e hijas de Dios a ser alimentados espiritualmente en sus almas, con el alimento espiritual de la Palabra de Dios correspondiente a nuestro tiempo, y para glorificar, para adorar, a nuestro Dios.

Que Dios les bendiga grandemente en este lugar, y haya alimento espiritual en abundancia para todos los hijos de Dios que aquí se reúnan; y ustedes también puedan llevar alimento espiritual a otras personas, para que también se siga aumentando el número aquí, en este lugar, para que sigan viniendo más y más personas para ser alimentados en sus almas en este lugar.

Para esta ocasión quiero leer en el libro de Cantares, libro del rey Salomón, donde nos dice en el capítulo 2, verso 1 en adelante; dice:

“Yo soy la rosa de Sarón,

Y el lirio de los valles.

Como el lirio entre los espinos,

Así es mi amiga entre las doncellas.

Como el manzano entre los árboles silvestres,

Así es mi amado entre los jóvenes;

Bajo la sombra del deseado me senté,

Y su fruto fue dulce a mi paladar.

Me llevó a la casa del banquete,

Y su bandera sobre mí fue amor.

Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;

Porque estoy enferma de amor.

Su izquierda esté debajo de mi cabeza,

Y su derecha me abrace.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,

Por los corzos y por las ciervas del campo,

Que no despertéis ni hagáis velar al amor,

Hasta que quiera.

¡La voz de mi amado! He aquí él viene

Saltando sobre los montes,

Brincando sobre los collados.

Mi amado es semejante al corzo,

O al cervatillo.

Helo aquí, está tras nuestra pared,

Mirando por las ventanas,

Atisbando por las celosías.

Mi amado habló, y me dijo:

Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

Porque he aquí ha pasado el invierno,

Se ha mudado, la lluvia se fue;

Se han mostrado las flores en la tierra,

El tiempo de la canción ha venido,

Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.

La higuera ha echado sus higos,

Y las vides en cierne dieron olor;

Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,

Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;

Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.

Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;

Porque nuestras viñas están en cierne.

Mi amado es mío, y yo suya;

Él apacienta entre lirios.

Hasta que apunte el día, y huyan las sombras,

Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo

Sobre los montes de Beter”.

“LA VOZ DE MI AMADO”. Ese es nuestro tema para esta ocasión: “LA VOZ DE MI AMADO”.

El Amado es nuestro amado Señor Jesucristo, y la Amada es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora miren, la Iglesia del Señor Jesucristo, por la cual Cristo murió en la Cruz del Calvario, encontramos que está en los agujeros de la Peña; porque Cristo es la Peña y fue herido, y en las heridas de Cristo ha quedado la Iglesia del Señor Jesucristo.

Es por medio de la Sangre de Cristo, derramada a través de Sus heridas, que la Iglesia de Jesucristo ha sido limpiada de todo pecado; cada miembro de la Iglesia de Jesucristo ha sido limpio de todo pecado por medio de la Sangre de Cristo que brotó de Sus heridas; y ahora está en la hendidura de la Peña; así como Moisés estuvo en la hendidura de la peña, mientras pasaba la gloria de Dios frente al profeta Moisés1.

Y ahora, miren, la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado pasando por sus diferentes etapas:

En la primera etapa, allá en el tiempo de los apóstoles, se veía la Iglesia bastante blanquita; luego, cuando se llegó a la primera etapa o edad de la Iglesia entre los gentiles, también se veía blanquita; luego, cuando pasó a Francia, la segunda etapa, también se veía blanquita; cuando pasó de Francia a Hungría, también; pasó de Hungría a Escocia, y todavía se veía blanquita; y de Escocia pasó a Alemania, y se veía blanca también.

Pero miren, es como el trigo: las plantas de trigo se ven claritas cuando van…, nacen y van creciendo.

Luego pasa a la etapa de Inglaterra, y se ve blanquita todavía; pasa a Norteamérica y todavía se ve blanca. Aunque entre ellos hubo personas también de diferentes colores, pero en su mayoría están representadas en gente blanca. Pero luego, cuando pasa al tiempo para la cosecha, ¿el trigo cómo se pone? Se pone color miel y coge color.

Y la Iglesia del Señor Jesucristo, cuando ha terminado sus siete edades ha cogido color; ha cogido color al pasar a la América Latina y el Caribe: ahora somos color miel. En la mayoría, si mezclamos todos los colores de los latinoamericanos y caribeños, el color que se saca es el color piel canela o color miel.

Y ahora miren aquí…

Y para cuando el pueblo hebreo va a recibir el Mensaje, la Iglesia estará en esa etapa color miel, porque esa es la etapa de madurez; es la etapa en donde el trigo madura y coge ese colorcito, color miel o color piel canela.

Y ahora miren, en el capítulo 1 de Cantares, verso 1 en adelante, para que tengamos el cuadro claro, dice:

“Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.

¡Oh, si él me besara con besos de su boca!

Porque mejores son tus amores que el vino.

A más del olor de tus suaves ungüentos,

Tu nombre es como ungüento derramado;

Por eso las doncellas te aman.

Atráeme; en pos de ti correremos”.

Y eso es lo que Cristo hace con nosotros: nos atrae a Él, y en pos de Él correremos; y entonces podemos cantar: “¡Sigo, sigo, sigo a Jesucristo!”.

“El rey me ha metido en sus cámaras…”.

Y es en este tiempo final en donde Cristo nos coloca en Su Cámara.

De edad en edad, los escogidos han sido llamados y juntados cada uno en su edad.

Y recuerden que la Iglesia de Jesucristo va creciendo, como un monte va creciendo, y tiene diferentes etapas por las cuales pasa la Iglesia de Jesucristo; porque la Iglesia de Jesucristo es también un Templo espiritual, y es un Reino; un Reino representado en un monte, y un Templo espiritual representado en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón.

Vean ustedes, en el Lugar Santo estaba el candelabro con sus siete lámparas y siete mechas encendidas; y eso corresponde a las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, donde Dios tuvo un mensajero encendido con el Fuego del Espíritu Santo en cada lámpara, o sea, en cada edad. Ahí están las siete etapas o edades de la Iglesia entre los gentiles con sus siete ángeles mensajeros.

Pero luego pasamos al Lugar Santísimo, que es la Cámara del Rey: la cámara, el lugar para Dios morar; y es ahí donde Dios le dijo al profeta Moisés que Dios estaría. En el capítulo 25 del Éxodo, verso 21 al 22, dice:

“… pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.

Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.

¿Desde dónde Dios prometió hablarle al profeta Moisés todo lo que Dios le manda para el pueblo hebreo? Desde el propiciatorio, de en medio de los dos querubines de oro.

Y ahora, vean en Levítico, capítulo 16, también, donde dice, verso 1 en adelante:

“Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron.

Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo (o sea, no en todo tiempo entre al lugar santísimo), delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio”.

En esa Nube de Luz, en la Columna de Fuego, Dios aparecería sobre el propiciatorio; porque ese propiciatorio es el trono de Dios, donde Dios en la luz de la Shekinah, en la luz de la Columna de Fuego, habita; allí, dentro del lugar santísimo, sobre el propiciatorio.

Y ahora, el ser humano también está compuesto en la misma forma del templo. El templo tenía atrio, lugar santo y lugar santísimo; y el ser humano tiene atrio, lugar santo y lugar santísimo, que es: el cuerpo: el lugar del atrio, el espíritu: el lugar santo, y el alma: el lugar santísimo.

Y ahora, ¿el lugar de morada de Dios en el ser humano cuál es? El alma de la persona, llamado también el corazón. Cuando se dice “el corazón” se refiere al alma de la persona.

Ahora, miren ustedes cómo el lugar de morada de Dios en el Templo es el Lugar Santísimo, sobre el Propiciatorio; porque el Propiciatorio es el Trono de Dios, el asiento de Dios ahí en el Templo. Porque en el Cielo, vean ustedes, en el Cielo, el Trono de Dios allá en el Cielo, está reflejado, representado, en el propiciatorio del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón; porque Salomón colocó dentro del lugar santísimo del templo el arca del pacto, con el propiciatorio.

Y así como Dios en la Columna de Fuego ha morado en el propiciatorio (sobre el propiciatorio del templo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón): Dios ha morado en Su Trono eterno allá en el Cielo.

Y ahora, por cuanto Cristo está construyendo un Templo espiritual, tiene Atrio, tiene Lugar Santo y tiene Lugar Santísimo. El Atrio es de Adán hasta Jesús; y el Lugar Santo es de Jesús hasta el séptimo ángel mensajero; y después del séptimo ángel mensajero nos corresponde el Lugar Santísimo.

Y ahora, Lugar Santo: las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, incluyendo el tiempo de los apóstoles. Y para este tiempo final, el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, el cual Cristo está construyendo con seres humanos.

Y en ese lugar santísimo, vean ustedes, allá en el Antiguo Testamento el único que podía ministrar era el sumo sacerdote. El sumo sacerdote podía ministrar en el atrio, en el lugar santo y en el lugar santísimo.

Y Cristo ha estado ministrando de edad en edad en los diferentes tiempos y dispensaciones: en el Atrio ministró por medio de los profetas del Antiguo Testamento, y luego por medio de Jesús, y luego en el Lugar Santo por medio de los apóstoles, y luego por medio de los siete ángeles mensajeros.

Cristo, el Sumo Sacerdote del Templo que está en el Cielo, vean cómo ha ministrado acá en el Templo espiritual, en Su Iglesia, en esas etapas en las cuales Él ha estado construyendo, creando Su Iglesia.

Y luego, en este tiempo final, es Cristo de nuevo, el Sumo Sacerdote del Templo que está en el Cielo, el que ministra nuevamente, pero en el Lugar Santísimo, por medio de un profeta dispensacional: por medio de Su Ángel Mensajero.

Y por eso es que en este tiempo final nos llama y nos mete dentro de la Cámara del Rey: dentro del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, que es la Edad de la Piedra Angular.

Por eso en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”. Es subir a la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, o sea, de la Iglesia de Jesucristo. Esa misma Voz que le habló a Juan el apóstol y le reveló el libro del Apocalipsis, es la misma Voz que le habla a la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final y le dice que suba arriba.

Ahora, el reverendo William Branham hablando acerca de estas cosas correspondientes a este tiempo final, dice en la página 48 del libro de Citas, verso 417:

417 – “La misma Voz que llamó a Juan que subiera, la misma Voz que dijo a Juan: ‘Sube acá’, es la misma Voz que llamará a la Iglesia algún día (¡amén!), llama a la Iglesia también. La misma Voz que llamó a Juan que subiera, es la misma Voz que llamó a Lázaro de la tumba, esa misma Voz del Arcángel; Cristo es la Voz del Arcángel: ‘la Voz del Arcángel’, ¿ve? Oh, esa Voz de Trompeta de Cristo llamó a Juan que subiera, la misma Voz que llamó a Lázaro en el sepulcro. Él habló con fuerte Voz. / Esa misma Voz dijo a Juan: ‘Sube acá, yo te enseñaré unas cosas que han de suceder’. Esa misma Voz sonará cuando los muertos en Cristo resuciten: ‘Porque la trompeta…’. ¡La trompeta! ¿Qué es una trompeta? La Voz de Cristo: el mismo que dijo: ‘¡Sube acá!’”.

Y ahora, vean, en la página 47, verso 402, del libro de Citas, dice:

402 – “‘No impediremos o estorbaremos a los que duermen, porque sonará la trompeta’. Algo acontecerá, ese algo evangélico sonará, el anuncio de Su venida. ‘Y los muertos en Cristo resucitarán primero. Y nosotros los que vivimos y permanezcamos seremos transformados’. Parados allí, y sentir un cambio; el pelo canoso se irá, las arrugas cesarán, cambiados en un momento, en un abrir de ojos. Y encontraremos a nuestros (seres) amados primero”.

Ahora vean lo que es esa Voz de Trompeta de Apocalipsis, capítulo 4: es la Gran Voz de Trompeta, la Voz de Cristo en el Día del Señor hablando. Es la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia y llamándola a subir a la Edad de la Piedra Angular. Es la Trompeta Final. Es la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Es la Voz de Cristo hablando desde el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, hablando desde el Lugar Santísimo de Su Iglesia, hablando desde la Edad de la Piedra Angular a todos los hijos e hijas de Dios.

Y ahora, vamos a ver en la página 130 del libro de Citas, verso 1164, donde dice:

1164 – “Recuerden que ‘los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta acaba de (sonar). Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero’”.

Ahora vean lo que es la Séptima Trompeta, la Trompeta Final sonando: es la Voz de Cristo, la Voz de Cristo hablándonos con el Mensaje de la Dispensación del Reino por medio de Su Ángel Mensajero, y revelándonos el misterio de Su Segunda Venida: el misterio de la Venida del Señor como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Esa Trompeta Final sonando es el Mensaje del Evangelio del Reino revelando el misterio de la Segunda Venida de Cristo; revelando ese misterio Cristo por medio de Su Ángel Mensajero, a Su Iglesia, en el Día Postrero. ¿Dónde? En la Edad de la Piedra Angular, en la Casa de Dios, en el Lugar Santísimo de la Casa de Dios; en el Aposento del Rey, en la Cámara del Rey, que es la Edad de la Piedra Angular, en el Cuerpo Místico de Cristo.

Y ahora vean:

“… su bandera sobre mí fue amor”.

Y Su bandera… En Isaías, capítulo 59, nos dice que “cuando el enemigo venga como un río, el Espíritu de Dios levantará bandera contra él”, y eso es la Segunda Venida de Cristo. “Y vendrá el Libertador a Sion”2.

Ahora podemos ver: la Segunda Venida de Cristo es esa bandera de Dios levantada en contra del anticristo. Esa es la bandera que Dios levantará en favor de Su Amada, de Su Iglesia.

Y ahora, podemos ver lo que es la Voz de nuestro Amado para el Día Postrero: es la Voz de Cristo hablando por medio de Su Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular.

Y por cuanto la Edad de la Piedra Angular es la Edad del Amor Divino, vean ustedes: “… su bandera sobre mí fue amor”. ¿Por qué? Porque la Cámara del Rey es la Edad del Amor Divino, la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, veamos, continuemos aquí leyendo:

“El rey me ha metido en sus cámaras;

Nos gozaremos y alegraremos en ti;

Nos acordaremos de tus amores más que del vino;

Con razón te aman.

Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable

Como las tiendas de Cedar,

Como las cortinas de Salomón.

No reparéis en que soy morena,

Porque el sol me miró.

Los hijos de mi madre se airaron contra mí;

Me pusieron a guardar las viñas;

Y mi viña, que era mía, no guardé.

Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma,

Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía…”.

Ahora, miren ustedes cómo la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, llega a la edad en que si mezclamos todos los colores de los que son llamados en el Día Postrero, y responden al llamado, oyen la Voz de nuestro Amado; si mezclamos los colores que ellos tienen, solamente sacamos el color piel canela, sacamos ese color miel. Y el trigo se pone de ese colorcito miel en el tiempo en que madura; madura para ser cosechado; y eso es el tiempo del verano, en donde el sol alumbra con más fuerza para madurar el grano de trigo, para, luego, que venga la cosecha.

Ahora, vean ustedes cómo a nosotros nos han caído todas las bendiciones de Dios correspondientes a este tiempo final.

Ahora, hemos visto dónde es que la Voz de nuestro Amado habla y desde dónde habla en el Día Postrero.

En cada edad habló en la edad correspondiente por medio del mensajero de cada edad. Por medio del mensajero de cada edad, Cristo en Espíritu Santo, el Sumo Sacerdote, habló a Su pueblo en cada edad; y vino hablando, recorriendo la Tierra desde la tierra de Israel, pasando por Asia Menor, pasando por Europa y pasando por Norteamérica, hablando a través de Sus mensajeros.

Y para este tiempo final, en la América Latina y el Caribe, nos habla en la Edad de la Piedra Angular por medio de Su Ángel Mensajero, y nos habla un Mensaje de Amor Divino; porque estamos en la Edad del Amor Divino, en donde Él restaurará todas las cosas a todos los hijos e hijas de Dios.

Este es el tiempo para la restauración de todas las cosas; para la restauración de los hijos de Dios a la vida eterna física en un cuerpo eterno y glorificado. Este es el tiempo para la restauración total, la cual, vean ustedes: las etapas de restauración comenzaron allá con el tiempo de Lutero; después la segunda etapa, la etapa de Wesley; después la tercera etapa, la etapa pentecostal, de la séptima edad de la Iglesia gentil; y para este tiempo final, la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa del amor divino, la etapa de la Palabra.

Esta es la etapa en donde la Iglesia del Señor Jesucristo será restaurada a la vida eterna física, con todos Sus miembros del Cuerpo Místico de Cristo que han partido en el pasado: serán resucitados en cuerpos eternos y restaurados a la vida eterna en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seremos transformados.

Dios dice: “He aquí, yo restauro todas las cosas”. Él restaurará todo lo que comió – todo lo que comió ese ejército que fue enviado y que destruyó todas las cosas.

Ahora, podemos ver que Dios dice, en el capítulo 2, verso 25, de Joel:

“Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros”.

Y el reverendo William Branham, hablando de esta restauración, vean ustedes cómo nos habla en la página 68, verso 592, del libro de Citas, donde tenemos un extracto de “La restauración del Árbol Novia”. Nos dice… vamos a ver; dice:

592 – “‘Profetiza. ¿Pueden estos huesos vivir?’. Tengo las cuatro etapas de esa venida hacia adelante en esa Iglesia”.

Aun en los huesos secos que vio Ezequiel, en el capítulo 37, está mostrada la restauración para el pueblo hebreo, para el Israel terrenal, y está mostrada también la restauración para la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Israel celestial.

“¿Qué son las cuatro etapas de la venida hacia adelante de los huesos secos de Ezequiel? Pero la vida vino, no cuando la piel de fibra estaba en ellos, pero cuando el aire sopló sobre ellos. Eso es cuando ello vino para atrás, ese cuarto Mensaje de Vida fue traído para atrás”.

O sea, cuando el profeta, al profeta le fue dicho: “Ahora profetiza que venga el Espíritu sobre ellos (sobre los huesos secos)”. Y el profeta ordenó que viniera el Espíritu, y entró en los huesos secos, y fue un ejército poderoso con vida. Porque el cuerpo sin espíritu está muerto3, pero cuando viene el espíritu, entra al cuerpo, y entonces tiene vida. Así es para Israel y así es para la Iglesia del Señor Jesucristo.

Allí están las cuatro etapas: la etapa de la Edad Luterana, la etapa de la Edad Wesleyana y la etapa de la Edad Pentecostal; y luego la etapa de la Edad de la Piedra Angular, donde el Espíritu de Cristo viene, en la Edad de la Piedra Angular, para darle vida a Su Iglesia; para darnos el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, y prepararnos para ser transformados y raptados en ese tiempo final, y ser restaurados así a la vida eterna.

Vean que la restauración de Israel tipifica la restauración de la Iglesia de Jesucristo, y tipifica la restauración de los hijos de Dios a la vida eterna.

“‘Yo restauraré’, dice el Señor. La cuarta luz ha de venir, la cual traerá las mismas señales. ¡Miren! Justificación trajo para atrás la pulpa (eso fue la Edad Luterana). Santificación (que fue la Edad Wesleyana) trajo para atrás la corteza, doctrina de la santidad. ¿Qué trajo para atrás la hoja? Pentecostales. ¿Qué es ello? Pentecostales, hojas, palmeando sus manos. (Y ahora para la cuarta). La Palabra hecha carne, frutas de fruto de la señal de resurrección de Cristo por fin, después de justificación siendo plantada, santificación siendo plantada, Bautismo del Espíritu Santo. Organizaciones se murieron, y Cristo otra vez se ha colocado en el centro de Sí mismo como ese tope de la pirámide (o sea, como la Piedra Angular). Primera línea, justificación, santificación, Bautismo del Espíritu Santo, entonces la venida de ese tope (o sea, la Venida de la Piedra Angular). ¿Qué es ello? Ese grupo del Espíritu Santo siendo refinado, para que pueda encajar con la misma clase de ministerio que Él tenía cuando Él se fue, para que cuando Él venga para atrás ello recogerá la cosa entera en el Rapto, donde ellos son justificados, santificados y el Bautismo del Espíritu Santo. Esa pirámide se parará otra vez”.

O sea, se parará otra vez la pirámide completa, ¿por qué? Porque los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros seremos transformados; y estará completa aquí en la Tierra la Iglesia, pero con cuerpos eternos, antes de ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. O sea que habrá una visita de millones de personas de la sexta dimensión.

Todos los millones de cristianos de las edades pasadas que recibieron el Espíritu de Cristo resucitarán en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seremos transformados. Así que habrá una gran reunión de millones de hijos e hijas de Dios, toda la Iglesia de Jesucristo: los que partieron y los que estamos vivos, porque todos estaremos en cuerpos eternos.

Ahora, recuerden que todos estaremos jovencitos, como de 18 a 21 años. O sea que será un gran encuentro juvenil, ¡será una gran reunión de jóvenes con vida eterna!

Y ahora, podemos ver este gran misterio…

Miren, en la página 69, verso 593, dice:

593 – “Vendrá una Luz, se levantará (y esa es la cuarta luz, la Luz de la Edad de la Piedra Angular). ¿Dónde vendrá? ¿Allá en Jerusalén? No, señor. Las luces de la tarde no se levantarán en Jerusalén. Las luces de la tarde ¿van para dónde? ¡En el Oeste! Ellos tuvieron su día y lo rechazaron, pero la Luz de la tarde se levantará en el Oeste (o sea, en el continente americano). ¿Para qué? Para brillar sobre la Palabra. ¿Qué? Para madurar la fruta, para traer hacia adelante el Árbol Novia con las mismas señales, maravillas y frutos que ellos tenían en el principio”.

Ahí podemos ver… Vean también, en esta misma página 69, verso 597; dice:

597 – “Y como Elías fue para abajo al Jordán un día y lo golpeó ((iba) con Eliseo), y se apartó para atrás y él cruzó al otro lado…”.

Y luego, después Eliseo regresaba con el manto de Elías, y se paró frente al Jordán ¿y qué hizo? Golpeó el Jordán y se abrió también. Dice:

“… él vino para atrás (¿El ministerio de Elías en quién? En Eliseo) con una doble porción (Eliseo vino con una doble porción). Y cuando nosotros le peguemos al Jordán (con Cristo), nosotros tenemos una porción (ese es el bautismo del Espíritu Santo, esas son las primicias, y tenemos un cuerpo teofánico), pero cuando nosotros regresemos nosotros venimos con dos porciones. Nosotros tenemos Vida Eterna, resurrección del pecado ahora en rectitud con el Espíritu Santo (¿Ve? Eso es el bautismo del Espíritu Santo: la primera porción), y entonces en el regreso con Cristo nosotros venimos para atrás con las dos: resurrección física, y nosotros ya tenemos resurrección espiritual. Nosotros entonces tenemos una doble porción”.

Ya tenemos resurrección espiritual. Y cuando los muertos en Cristo resuciten, tendrán también resurrección física; y al nosotros ser transformados, es como resucitar en un nuevo cuerpo. Por lo tanto, tendremos la doble porción: tendremos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión y tendremos el cuerpo físico y eterno. Y eso es tener la doble porción.

Ahora, podemos ver lo que está prometido para cada uno de ustedes y para mí también; y esto es bajo la Voz de Cristo, la Voz de nuestro Amado, ¿hablando desde dónde? Desde Su Templo, desde Su Cámara, la Cámara del Rey, que es la Edad de la Piedra Angular, hablando desde Su Trono en Su Templo espiritual.

Así como Dios habla desde Su Trono desde el Cielo, Cristo en Su Iglesia habla desde Su Trono en el Día Postrero: desde la Edad de la Piedra Angular, a través de Su mensajero que Él envía en y para la Edad de la Piedra Angular, que es Su Ángel Mensajero.

Y al estar hablando por medio de Su Ángel Mensajero, Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular estará escuchando la Voz de nuestro Amado: la Voz de Cristo en este tiempo final hablándonos un Mensaje de Amor Divino para cada uno de nosotros, para así ser llamados y juntados en la Edad de la Piedra Angular y ser preparados para ser transformados en este tiempo final.

También cuando el profeta Elías fue al monte Sinaí, al monte Horeb, cuando estaba huyendo de Jezabel…; porque ella lo estaba buscando para matarlo: había mandado sus soldados y la policía y su ejército, para tomarlo preso y matarlo; pero Elías huyó, y se fue al monte Sinaí (que es también llamado el monte Horeb), y allá se metió en una cueva.

Mientras iba rumbo al monte Sinaí, en una ocasión se detuvo bajo un enebro (bajo la sombra de un árbol), y allí se durmió. Pero lo despertó un Ángel, y le tenía una torta de harina al fuego y también le tenía agua en una vasija para tomar; y le dijo: “Elías, come; come y bebe”. Elías comió y bebió, y se durmió de nuevo; se echó otra siestecita. Y luego que durmió (no sabemos cuánto tiempo), el Ángel volvió y lo despertó; y le tenía comida (una torta) y también agua en una vasija; le dice: “Elías, come y bebe, porque largo camino te resta, te falta”. Pues Elías iba al monte Sinaí, y a pie; y era bastante lejos desde la tierra de Israel hasta el Sinaí.

Recuerden que del Sinaí hasta la tierra de Israel el pueblo hebreo tardó 40 años, porque Dios los puso a dar vueltas para probarlos durante 40 años; pero ahora Elías iba a hacer ese recorrido, de la tierra de Israel hasta el monte Sinaí, en poco tiempo; e iba a ir al mismo monte donde Dios dio la Ley por medio del profeta Moisés al pueblo hebreo: se iba a encontrar con el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, con el Dios de Moisés, con el Dios al cual Elías servía.

Y cuando llegó al monte Sinaí se metió a una cueva (en el monte Sinaí) y escuchó; escuchó allí en el monte Sinaí… vamos a ver… Primera de Reyes, capítulo 19, verso 8 en adelante, dice:

“Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios”.

O sea que el viaje… Miren, el viaje, el pueblo hebreo lo hizo desde el Sinaí hasta la tierra de Israel en 40 años, y ahora Elías lo va a hacer desde la tierra de Israel hasta el Sinaí en 40 días. Y miren, así como Dios le dio por 40 años al pueblo hebreo maná del cielo, comida, y le dio agua de la roca, y le dio carne; ahora miren, Dios le da al profeta Elías pan también.

Le dio por dos ocasiones: una torta en cada ocasión, el Ángel se la preparó. Vean, tuvo un buen chef de cocina: un Ángel que le cocinó al profeta Elías; y le trajo agua también. Y luego caminó por 40 días con esa comida, hasta llegar al monte Sinaí (o sea, al monte Horeb).

“Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?”.

Recuerden que el ángel lo estaba acompañando; miren, le había dado comida. Y ahora, cuando llega al monte Sinaí (que es llamado también el monte de Dios), dice:

“Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento (esa fue la Edad Luterana, tipifica la Edad Luterana). Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto (tipifica la Edad Wesleyana).

Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego (tipifica la Edad Pentecostal, la séptima edad de la Iglesia gentil). Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria.

A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.

Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.

Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron”.

Esta cuarta voz, este silbo apacible que escucha Elías luego de las otras cosas que él había visto o escuchado; este silbo apacible, cuando Elías lo escucha, salió de la cueva; y Dios le habló. Dios estaba en ese silbo apacible hablándole al profeta Elías.

Y ese silbo apacible corresponde a la Edad de la Piedra Angular. Es la Voz de Cristo en el Silbo Apacible, en la Edad de la Piedra Angular, hablándole a Su Iglesia con amor divino, por medio de Su Ángel Mensajero, todas estas cosas deben suceder pronto. Y vean, ese silbo apacible le está dando a conocer al profeta Elías las cosas que han de suceder.

Ahora podemos ver que hemos llegado al tiempo de la Edad de la Piedra Angular, esa cuarta etapa de la Iglesia de Jesucristo en el Programa de Restauración, en donde la Iglesia de Jesucristo será restaurada totalmente, y cada miembro del Cuerpo Místico de Cristo que ha partido, y los que estamos vivos, seremos restaurados a la vida eterna.

Por eso es tan importante estar escuchando la Voz de nuestro Amado: del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, en ese Silbo Apacible.

Hemos llegado al tiempo de la Voz del Silbo Apacible. Hemos llegado al tiempo de la Voz del Esposo, de la Voz de Cristo, la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo hablándonos; y nos dice “Sube acá”. Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, con esa Voz de Trompeta dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”.

Y ahora miren, a Elías le mostró que tenía 7000 del pueblo hebreo, que no habían doblado sus rodillas a Baal.

Y ahora, a Elías en su quinta manifestación le mostrará que del pueblo hebreo tiene 144.000 hebreos; y le mostrará que de entre los gentiles de la Iglesia de Jesucristo también tiene un grupo de escogidos en este tiempo final, los cuales escucharán la Voz de Dios en este tiempo final, la Voz de Cristo, la Voz de nuestro Amado, en la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, vean cómo le muestra las cosas que han de suceder: le muestra quién será rey en Siria y quién será rey en Israel.

Y así, para este tiempo final, estará mostrándole a Su Iglesia quién será Rey sobre Israel: el Hijo de David, el Rey de reyes y Señor de señores.

Y también quién será rey en Siria. Aquí, en esta tipología, vean ustedes, nos muestra tipológicamente quién será rey en el reino de los gentiles en el tiempo final: el anticristo.

Ahora, vean ustedes, el que sería rey en Siria iba a tratar mal al pueblo hebreo e iba a hacerle la guerra al pueblo hebreo; y eso es lo que hará el anticristo en el tiempo final, en el Día Postrero.

Ahora, la Voz de Cristo en este tiempo final nos muestra las cosas que han de suceder, y nos prepara para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en este tiempo final.

Por eso es tan importante para la Iglesia-Novia de Jesucristo estar escuchando la Voz de Cristo, la Voz de Dios en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, porque esa es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo.

¡Es la Voz de mi Amado Señor Jesucristo! Es la Voz de Cristo hablándonos Su Mensaje del Evangelio del Reino por medio de Su Ángel Mensajero. Es la Voz de Cristo hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta todas estas cosas que deben suceder pronto.

Apocalipsis 22, verso 16, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular.

Y esa es la manifestación de esa cuarta luz: en la Edad de la Piedra Angular, en esa etapa eterna de la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde seremos restaurados todos a la vida eterna con un cuerpo eterno y glorificado. Y así seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Porque estaremos escuchando la Voz de nuestro Amado, la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo; estaremos escuchando esa Gran Voz de Trompeta, esa Trompeta Final, que es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo.

¿Vieron lo sencillo que es todo? ¿Y es dónde? En la Casa de Dios, que es Su Iglesia. ¿En qué parte de la Casa? En el Lugar Santísimo de Su Casa, de Su Templo espiritual, que es la Edad de la Piedra Angular, la cual se cumple en y con los latinoamericanos y caribeños; donde Cristo, nuestro Esposo espiritual, nos habla con amor divino todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y así nos revela todos estos misterios correspondientes a este tiempo final, y nos prepara para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Hemos visto dónde escucharíamos la Voz de nuestro Amado.

Siempre ha estado en Su Casa, de edad en edad; y Su Casa es Su Iglesia. Es en Su Iglesia que Él ha estado hablando de edad en edad por medio del mensajero de cada edad; y en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, nos habla por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto.

Es la Voz de Cristo, la Voz de nuestro amado Salvador en este tiempo final, hablándonos con amor divino todas estas cosas que deben suceder pronto.

“Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado Su Ángel, para daros testimonio – para darnos testimonio, o sea, para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Eso es dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Y es enviado para todas las iglesias, para todos los seres humanos, y para el cristianismo completo; para así darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Es la Voz de Dios, la Voz de Cristo hoy, la Voz del Amado en la Casa de Dios, en Su Iglesia, hablándonos directamente a nuestra alma.

Siendo que está en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, que es la Edad de la Piedra Angular, nos habla directamente al lugar santísimo de nosotros, que es nuestra alma. Es un Mensaje de corazón a corazón: del corazón de Dios a nuestro corazón. Es un Mensaje del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo al lugar santísimo de nosotros, que es nuestra alma. Por eso ese Mensaje llega directamente a nuestro corazón, a nuestra alma, y nos despierta espiritualmente en este tiempo final.

Es la Voz de nuestro Esposo espiritual, es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo hablándonos en este tiempo final. ¿Hablándonos desde dónde? Desde el Lugar Santísimo de Su Templo, o sea, desde la Edad de la Piedra Angular por medio de Su Ángel Mensajero.

“Hazme oír tu Voz”, le dice Cristo a Su Iglesia; y Su Iglesia también quiere oír la Voz de Cristo. Y Su Iglesia dice: “¡Esto era lo que yo estaba esperando! ¡Yo estaba esperando la Venida de mi Amado! ¡Yo estaba esperando escuchar Su Voz en este tiempo final!”.

“LA VOZ DE MI AMADO”.

Esa es la Voz de Cristo nuestro Salvador, hablándonos en este Día Postrero con esa Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino todas estas cosas que deben suceder pronto.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de “LA VOZ DE MI AMADO”, el cual es el Amado de ustedes también. Él es nuestro amado Señor Jesucristo. Y Su Voz es Su Mensaje correspondiente a este tiempo final, a la Edad de la Piedra Angular: el Mensaje del Evangelio del Reino.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto los muertos en Cristo resuciten y nosotros los que vivimos seamos transformados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; porque estamos escuchando la Voz de nuestro Amado.

“Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón” [Hebreos 3:15, 4:7], dice Dios. Y nosotros no hemos endurecido nuestro corazón, sino que hemos abierto nuestro corazón para escuchar desde lo profundo de nuestra alma, de nuestro corazón, la Voz de nuestro Amado, la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo; y Él nos llevará a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero.

Pronto, Señor, resucita a los muertos en Cristo y transfórmanos a nosotros los que vivimos, y llévanos contigo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes y televidentes.

Ya que estamos hablando de la Voz del Esposo, la Voz de Cristo, la Voz de nuestro Amado, y “Su bandera para mí fue amor”: Su Venida en la Edad de la Piedra Angular para nosotros es amor divino, es una manifestación del amor divino, nunca dejaremos nuestro primer amor, nuestro primer amor por Él.

“Mi primer amor”. Nunca dejaré mi primer amor en Jesucristo. Nunca dejaré ese primer amor en Él.

Él tiene una meta con nosotros, y es que seamos iguales a Él: a Su imagen y a Su semejanza. Su meta es transformar nuestros cuerpos, darnos un cuerpo eterno, un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado y jovencito para toda la eternidad.

Esa es Su meta, ¿y la nuestra cuál es? La misma: llegar a la imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, llegar a nuestra transformación; y así llegar a la inmortalidad física también.

Y ahora, nosotros con amor glorificamos a Cristo y lo seguimos todos los días de nuestra vida, y hablamos de Él. Hablamos de Cristo nuestro amor desde lo profundo de nuestro corazón; ese amor que hay en nosotros por Él, y en Él por nosotros; de ese amor nosotros hablamos, de ese amor que hay entre Él y nosotros.

“Hablemos de Cristo, hablemos del Rey de reyes; porque el Rey de reyes es Él. Hablemos de Su amor y de Su grande bondad. Hablemos de Cristo (¿cuánto?) más (¿y qué más?), ¡y más!, ¡y más!”. Y nunca nos cansaremos de hablar de Cristo. Y Él nunca se cansará de hablarnos a nosotros, con esa Voz llena de amor divino.

Para mí ha sido una bendición grande estar con ustedes. Que Dios me los continúe bendiciendo a todos y me los guarde; y pronto todos sean transformados, y yo también. ¡Amén!

“LA VOZ DE MI AMADO”.

[Revisión julio 2020]

1 Éxodo 33:21-22

2 Isaías 59:19-20

3 Santiago 2:26

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