El que trae el Testimonio verdadero

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes aquí en Pocitos, Campeche, República Mexicana. Es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para lo cual quiero leer en el capítulo 8 del Evangelio según San Juan, donde nos dice el mismo Cristo, dice [verso 12]:

“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.

Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.

Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.

Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre.

Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.

Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL QUE TRAE EL TESTIMONIO VERDADERO”.

En el Antiguo Testamento encontramos que el Mensaje de Dios para el pueblo hebreo lo trajo el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, por medio de los profetas que Él envió; y para cada edad envió un mensajero, y para cada dispensación envió un profeta mayor, un profeta dispensacional.

A través de la Escritura vemos que hay solamente siete profetas dispensacionales, porque hay solamente siete dispensaciones. Y en estas dispensaciones Dios ha enviado el mensajero para esa dispensación con el Mensaje Fiel y Verdadero de parte de Dios, dando testimonio para la humanidad, para los seres humanos, con ese Mensaje, y dando a conocer así el Programa de Dios para esa nueva dispensación.

Y es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Testigo Fiel y Verdadero que por medio de esos profetas ha hablado y ha traído así el Mensaje de Dios para cada tiempo; y por consiguiente, el mensajero que ha predicado la Palabra de Dios para ese tiempo ha sido un mensajero verdadero de Dios, enviado con la Palabra verdadera de Dios para ese tiempo.

Y ahora, vean ustedes, en el Antiguo Testamento, cuando Dios le dio la Ley al pueblo hebreo en el monte Sinaí (y se le entregó al profeta Moisés, y el profeta Moisés al pueblo hebreo), el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, allí dio la Ley, el Mensaje para la dispensación quinta, que es la Dispensación de la Ley; y el mensajero para esa dispensación es el profeta Moisés.

Y ahora, vean ustedes el por qué es que Dios dice en el libro del Éxodo, capítulo 23, que todos escuchen la Voz del Ángel. Vean, capítulo 23 del Éxodo, verso 20 al 23, dice:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.

Ahora vean cómo aquí Dios dice que escuchen la Voz del Ángel.

El Ángel de Jehová es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico; o sea, el Ángel de Jehová es un hombre de la sexta dimensión, un hombre con un cuerpo como nuestro cuerpo pero de otra dimensión: de la sexta dimensión; y en ese hombre Dios está en toda Su plenitud; y es llamado también el Verbo que era con Dios y era Dios.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (dice San Juan, capítulo 1, verso 1 al 4)”.

Y luego, en el capítulo 1 mismo, verso 9, dice:

“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”.

Y el verso 10 dice:

“En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (o sea, no son engendrados por medio de un hombre y de una mujer, sino que son nacidos de nuevo por medio del Espíritu de Dios)”.

Y ahora, vean ustedes, cuando la persona nace en la Tierra por medio del nacimiento natural, nace como un hijo del mundo; pero cuando recibe a Cristo como su Salvador y lava sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibe el Espíritu de Cristo: nace de nuevo, nace como un hijo o una hija de Dios, y por consiguiente ha nacido del Espíritu de Dios.

Y ahora, EL QUE TRAE EL TESTIMONIO VERDADERO es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es llamado también el Espíritu Santo.

En el Antiguo Testamento Él, el Ángel de Jehová, el Espíritu Santo, vean ustedes, estando en Su cuerpo teofánico (parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión), en el cual les apareció a muchos profetas, y ellos decían: “Vi a Dios cara a cara”1, pero aun con todo y eso no habían visto a Dios, sino el cuerpo teofánico de Dios; pero Dios estaba dentro de ese cuerpo teofánico.

Vean, ellos hablaban y decían: “Vi al Ángel de Jehová, a ese varón”. Era un hombre, y es un hombre; y ese fue el que creó los Cielos y la Tierra, o sea, Dios en Él y a través de ese cuerpo de la sexta dimensión.

Y luego, el mismo capítulo 1 de San Juan [verso 14]… Así como decía en el capítulo 1, verso 9 al 10, que aquella Luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo, ahora vamos a ver cómo es que venía a este mundo:

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (¿Cómo venía a este mundo? Hecho carne, hecho hombre, acá en esta dimensión terrenal) (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.

Y cuando vino a la raza humana, a esta dimensión terrenal, vino en un cuerpo de carne humana llamado Jesús; y en ese cuerpo de carne humana estaba Dios con Su cuerpo teofánico dentro de ese cuerpo de carne, en toda Su plenitud. Era nada menos que Emanuel, que significa: Dios con nosotros2.

El pueblo hebreo, por cuanto no reconoció esa Visitación de Dios en carne humana; Jesucristo, hablando acerca de las consecuencias de no haber recibido la Visitación de Dios, dice en San Lucas, capítulo 19, verso 41 al 44, en ese día de la entrada triunfal a Jerusalén, cuando estaba llegando a Jerusalén y vio la ciudad, dice:

“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,

diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.

Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,

y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.

Por cuanto no conoció el tiempo de la Visitación Divina en carne humana, visitando al pueblo hebreo, esos juicios divinos caerían sobre Jerusalén: Jerusalén sería destruida, y sería destruido el templo. Y así todo lo que ellos tenían como lo principal allá: el templo y la ciudad, vean ustedes, el general romano Tito en el año 70 la destruyó, conforme a la profecía de Jesucristo.

¿Y esto sucedió al pueblo hebreo por qué? Porque no conoció el tiempo de su Visitación: la Visitación Divina, de Dios en carne humana, en el velo de carne llamado Jesús, el Mesías, el Cristo, el Rey de Israel.

Y ahora vean ustedes las consecuencias de no reconocer la Visitación de Dios para el tiempo en que la persona está viviendo; pues ahí viene el Testigo Fiel y Verdadero, ahí viene Cristo, el Ángel del Pacto, manifestado en ese tiempo trayendo el Mensaje correspondiente a ese tiempo.

Y ahora, vean ustedes, Cristo, cuando está hablando ahí en San Juan, capítulo 8, donde le dicen: “Tu testimonio no es verdadero, porque tú das testimonio de ti mismo”, Cristo les dijo que estaba escrito en la Ley que el testimonio de dos hombres era verdadero. Recuerden que en el Antiguo Testamento tenían que tener siempre testigos para llevar a cabo las cosas; y, por ejemplo, en el caso de una persona ser sentenciada a la muerte, tenía que tener dos o tres testigos3. Y ahora, dos o tres testigos es necesario que estén para todo negocio divino.

Y ahora, Cristo, el Testigo Fiel y Verdadero, estaba en la Tierra dando testimonio de lo que Dios estaba haciendo a través de Él, conforme a las profecías bíblicas; y miren, Él dice: “Mi testimonio es verdadero; porque, aunque yo doy testimonio de mí, el Padre que me envió da testimonio de mí, y está conmigo, y está en mí”. Así que el testimonio de dos es verdadero; por lo tanto, el testimonio de Jesús y el testimonio del Padre era verdadero.

Y ahora miren, Dios había dado testimonio acerca del Mesías, de Cristo, en la Escritura, a través de los profetas; y el testimonio de Dios a través de los profetas, el cual estaba escrito, decía que el Mesías venía para ese tiempo en medio del pueblo hebreo, y sería un descendiente del rey David.

Y allí estaba el testimonio de Dios: en la Escritura, y el testimonio de Jesús dando a conocer lo que estaba sucediendo en el Programa de Dios en ese tiempo; estaba dando a conocer las cosas que debían suceder en ese tiempo, y diciéndoles a ellos: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”, porque estaba cumplida delante de ellos esa Escritura.

San Lucas, capítulo 4, ahí Jesucristo toma el libro del profeta Isaías y consigue el lugar, encuentra el lugar de Isaías, capítulo 61… Vean, la historia aquí en el capítulo 4 de San Lucas, verso 14 en adelante, dice:

“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.

Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.

Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.

Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí,

Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;

Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;

A pregonar libertad a los cautivos,

Y vista a los ciegos;

A poner en libertad a los oprimidos;

A predicar el año agradable del Señor.

Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.

Porque delante de ellos estaba allí el velo de carne, Jesús, en el cual se estaba cumpliendo aquella Escritura y todas las demás Escrituras proféticas de la Venida del Mesías para aquel tiempo en medio del pueblo hebreo. Así que Jesús está dando testimonio de las cosas que debían suceder en aquel tiempo y está diciendo que ya están sucediendo.

Y Dios en Su Palabra daba testimonio de que Él enviaría al Ungido con Su Espíritu Santo para dar testimonio de todas esas cosas, y llevar a cabo esa Obra prometida ahí en Isaías, capítulo 61. Y Dios estaba en Jesús, dentro de Jesús, obrando, y por lo tanto estaba dando testimonio de que Jesús era el Enviado, estaba dando testimonio… Así como Jesús daba testimonio al pueblo, el Padre —que estaba en Jesús— daba testimonio y le mostraba las cosas que Él debía hacer y las que Él debía hablar.

Por lo tanto, Él decía4: “Yo no hablo nada de mí mismo, ni hago nada de mí mismo; como el Padre me muestra: como yo veo hacer al Padre, y veo hablar al Padre, y escucho hablar al Padre, así es como yo hablo y así es como yo obro”.

Así que estaba el Padre dando testimonio acerca de Jesús, y Jesús estaba dando testimonio acerca de lo que el Padre estaba cumpliendo en ese tiempo; y Su testimonio es verdadero.

Y ahora, Cristo, luego que murió y resucitó, en el libro del Apocalipsis dice, en el capítulo 3, verso 14, dice de la siguiente manera:

“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el Testigo Fiel y Verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto…”.

Ahora, el principio de la Creación de Dios: Cristo, el Ángel del Pacto, Él es el principio de una Nueva Creación, porque Él es el segundo Adán5; y Él está llevando a cabo una Nueva Creación, la cual es por medio de creer en Jesucristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y recibir Su Espíritu Santo; y así nacer de nuevo, y nacer en una Nueva Creación con vida eterna, así obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, eterno; y para el Día Postrero recibiremos un cuerpo eterno y glorificado (los que vivimos) cuando los muertos en Cristo resuciten, porque ellos también tienen la promesa de un cuerpo eterno y glorificado, para vivir en él por toda la eternidad, porque ya ellos recibieron el nuevo nacimiento. Así que vean ustedes esta Nueva Creación con vida eterna, una Nueva Creación de una nueva raza.

La raza que fue colocada en el Huerto del Edén cayó, y por consiguiente la muerte entró a la raza humana por medio de Adán y Eva; y toda persona que nace en la Tierra nace como parte, como descendiente de esa raza caída: viene por medio del primer Adán, por lo tanto viene ya con la muerte, y aunque vive en la Tierra, vive solamente una temporada y después se muere.

Pero por medio del segundo Adán nacemos en el Reino de Dios primero, nacemos en la sexta dimensión, y obtenemos así el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y después obtendremos el cuerpo físico y eterno que Cristo nos dará cuando resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos. Y entonces estaremos físicamente también con vida eterna, porque tendremos un cuerpo eterno y glorificado para vivir con Cristo por toda la eternidad, y reinar con Él por el Milenio y por toda la eternidad.

Y ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, es EL QUE TRAE EL TESTIMONIO VERDADERO; y de edad en edad Él ha estado en medio de Su pueblo: en medio del pueblo hebreo y luego en medio de Su Iglesia, hablándole a Su pueblo; y por consiguiente, Su Mensaje, Su Testimonio, es verdadero.

Y ahora, para el Día Postrero miramos hacia la historia de la Iglesia (desde que nació hasta este tiempo final) y podemos ver a Cristo, el Testigo Fiel y Verdadero, en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, hablándole a Su Iglesia —por medio de Sus ángeles mensajeros— un Mensaje Fiel y Verdadero.

Y para este tiempo final, vean ustedes, Él estará también en medio de Su Iglesia hablándonos todas las cosas que deben suceder pronto. ¿Y cómo estará Él? Él estará en Espíritu Santo manifestado en carne humana en el Día Postrero.

Miren todas las cosas que Cristo dijo acerca del Espíritu Santo. Dice en el capítulo 14, verso 26, de San Juan:

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.

¿Quién es el que enseña todas las cosas? El Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová.

En el capítulo 15, verso 26, también dice:

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.

Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio”.

Y ahora el Espíritu Santo viene dando testimonio de Jesús.

El Espíritu Santo en medio de Su Iglesia por medio de Sus mensajeros, vean ustedes, ha estado dando testimonio acerca de Jesús, acerca de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; y ha estado llamando y juntando a Sus hijos, de edad en edad: colocándonos en el Cuerpo Místico de Cristo al recibir a Cristo como su Salvador, y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibir el Espíritu de Cristo, y así obtener el nuevo nacimiento; y así obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión: de la sexta dimensión, de esa dimensión celestial; un cuerpo teofánico, un cuerpo celestial como el cuerpo teofánico de Dios, porque viene de Dios.

Viene del cuerpo teofánico de Dios nuestro cuerpo teofánico de la sexta dimensión, así como nuestro cuerpo físico vino de nuestros padres terrenales. Y ahora de nuestro Padre celestial, del cuerpo teofánico de nuestro Padre celestial, viene nuestro cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Vean, en el capítulo 16, verso 12 al 15, dice Jesús:

“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”.

Ahora vean, la promesa de Dios, la promesa de Cristo es que el Espíritu Santo vendrá; y ¿qué hará? Nos guiará a toda justicia y a toda verdad, en toda la verdad divina nos guiará; y no hablará de su propia cuenta, “sino que hablará todo lo que oyere (todo lo que oyere del Padre celestial), y os hará saber las cosas que habrán de venir (dará a conocer las cosas que han de suceder)”.

Y ahora, en el libro del Apocalipsis encontramos que Cristo ha enviado a Su Iglesia —de edad en edad— Sus ángeles mensajeros, que son seres humanos enviados por Dios, cada uno en su edad. Y para el Día Postrero, luego de haber enviado esos siete mensajeros, que son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra y son los siete ojos de Dios que recorren toda la Tierra6; luego, para este tiempo final, veamos lo que Cristo ha prometido para nosotros: Apocalipsis 22, verso 16 al 17, dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Y es el Espíritu Santo el que vendría dando testimonio de todas las cosas que iban a suceder. Y ahora Jesús envía Su Ángel Mensajero para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, dar testimonio de ellas en y a todas las iglesias; envía Su Ángel Mensajero para el cristianismo completo.

Y en Su Ángel Mensajero viene Cristo en Espíritu Santo manifestado, hablándole a Su Ángel Mensajero y revelándole las cosas que han de suceder, y colocando esa revelación en su corazón y en su boca; y Su Ángel Mensajero, ungido con el Espíritu de Cristo, viene dando a conocer al cristianismo completo todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y el que es de Dios, la Voz de Dios oye7, y obtiene el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto. ¿Y cómo lo obtiene? Escuchando la Voz de Cristo, del Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero en este tiempo final.

Y todas las cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, serán reveladas a la Iglesia de Jesucristo, a todos los hijos e hijas de Dios en este tiempo final, por medio del Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero.

Y ahora, hemos visto quién es el Enviado de Jesucristo dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto. Él es el que viene con el Testimonio verdadero de todas las cosas que deben suceder pronto, y viene abriendo todas esas profecías correspondientes a este tiempo final.

Y ahora, es Cristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero revelándole todas estas cosas, y ungiéndolo, y colocando en Su boca —para hablarlas— todas estas cosas que deben suceder pronto. O sea que el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, por medio de Su Ángel Mensajero estará hablándole a Su Iglesia en este tiempo final todas estas cosas que deben suceder pronto.

Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 4, Cristo hizo la promesa de dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; dice:

“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

Cristo, el Ángel del Pacto, nos pide que subamos donde Él está, o sea, que subamos a la Edad de la Piedra Angular, que es la etapa de la Iglesia de Jesucristo correspondiente a este tiempo final.

Esa es la Edad de Oro para la Iglesia de Jesucristo; y ahí es donde Jesucristo está en este tiempo final hablándole a Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto; así como estuvo en cada edad del pasado en medio de Su Iglesia, a través del mensajero de cada edad, hablando por medio del mensajero de cada edad lo que Él quería hablar a Su Iglesia para llamar y juntar a los escogidos de cada edad.

Y así para este tiempo final es por medio de Su Ángel Mensajero que Él estará hablándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto; y por eso es enviado el Ángel Mensajero de Jesucristo por el mismo Jesucristo, para ser el instrumento de Cristo, y —por medio de él— Cristo velarse en carne humana, y revelarse por medio de carne humana a Su Iglesia, y darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y así la Iglesia de Jesucristo recibir el Testimonio verdadero para este tiempo final, el Testimonio verdadero de todas las cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y así obtener el conocimiento del misterio más grande de todos los misterios, que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Y ahora, en Apocalipsis 22, verso 6, dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas (¿Y por qué son fieles y verdaderas? Porque son las palabras de Jesucristo para Su Iglesia). Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Y por medio de Su Ángel Mensajero es que la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final obtiene el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto.

Este Ángel Mensajero es un profeta, un profeta dispensacional, el profeta de la Dispensación del Reino, ungido con el Espíritu Santo en el Día Postrero, viniendo primeramente a la Iglesia de Jesucristo y después irá al pueblo hebreo.

Y viene a la Iglesia de Jesucristo enviado por Cristo, porque la Iglesia de Jesucristo ha llegado al tiempo final, en donde debe recibir la fe, la revelación, para ser transformada y raptada; y esa es la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; así como para recibir el nuevo nacimiento, para recibir el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, hemos tenido que tener la revelación de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo allá en la Cruz del Calvario, y recibirlo como nuestro Salvador, para así que se haga efectivo el Sacrificio de Cristo en nuestras vidas y podamos obtener el nuevo nacimiento.

Y para recibir el cuerpo físico y eterno: la Segunda Venida de Cristo. Para eso Él viene en el Día Postrero: para reclamar a todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, y resucitar a los muertos en Cristo y transformarnos a nosotros los que vivimos.

Y por eso los que estamos vivos en este tiempo final estaremos recibiendo la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

¿Y cómo recibiremos esa revelación divina, que es la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en este tiempo final? Por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, manifestado a través de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en medio de Su Iglesia y en medio de este planeta Tierra.

Y ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, Cristo en Espíritu Santo, viene en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, velado y revelado, manifestado en el Día Postrero, y viene dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Por lo tanto, Cristo, el Testigo Fiel y Verdadero, estará dando testimonio —Cristo en Espíritu Santo, por medio de Su Ángel Mensajero— de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Y vean ustedes, Dios en el Antiguo Testamento dio testimonio —por medio de los profetas— de las cosas que deben suceder en este tiempo final, y están ahí en las profecías correspondientes al tiempo final. Y en el Nuevo Testamento también dio testimonio —por medio de Sus apóstoles y por medio de los ángeles mensajeros— de las cosas que deben suceder en este tiempo final.

Y en el libro del Apocalipsis, en forma simbólica, Cristo, el Ángel del Pacto, envió a Su Ángel Mensajero a Juan el apóstol; lo envió en espíritu, en cuerpo teofánico, a Juan el apóstol, y le reveló el libro del Apocalipsis. Le dio testimonio de todas las cosas que iban a suceder desde los días de los apóstoles hasta este tiempo final, y las que sucederán en el Milenio y en la eternidad; pero le dio todo eso en símbolos, porque la historia todavía no se había realizado. Por lo tanto, lo que esos símbolos contenían, por cuanto no se habían cumplido, no podía decirle a Juan lo que era; solamente le dio los símbolos.

Y para el tiempo final, por medio del reverendo William Branham estuvo revelando las cosas que sucedieron en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil; y para este tiempo final tenemos también las profecías que hablan de este tiempo final; como las profecías que hablaban para las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, las cuales se cumplieron, y ya fue dado a conocer lo que sucedió en las siete etapas de la Iglesia gentil, en donde Cristo en Espíritu Santo estuvo velado y revelado en el ángel mensajero de cada edad. Esa fue la revelación de Jesucristo en medio de Su Iglesia en cada edad.

Y para el Día Postrero estará revelado, velado y revelado en Su Ángel Mensajero en medio de Su Iglesia, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Y la revelación de Jesucristo será en y por medio de Su Ángel Mensajero para la Iglesia del Señor Jesucristo; y el mismo Ángel que le envió a Juan el apóstol para darle la revelación apocalíptica en forma simbólica, lo envía a Su Iglesia para darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Todas las cosas que deben suceder en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, todas las cosas que deben suceder en el Día Postrero, todas las cosas que deben suceder en nuestro tiempo, son dadas a conocer por medio de Cristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, al cual envía para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto. Por lo tanto, el testimonio que él estará dando será verdadero; porque no solamente estará hablando él, sino que lo que él hablará es lo que Jesucristo le ha hablado a él; y Cristo es el que habla, revela, todas estas cosas.

Y estas cosas fueron también habladas en el Antiguo Testamento, profetizadas; por lo tanto tenemos el testimonio del Padre celestial en la Escritura, en el Antiguo Testamento; y en el Nuevo Testamento tenemos el testimonio de Jesús, el cual habló de las cosas que han de suceder en este tiempo final, y también en Espíritu Santo habló por medio de los apóstoles; por lo tanto, tenemos el testimonio del Espíritu Santo, del Ángel del Pacto, de Jesucristo.

Y por cuanto se requieren dos o tres testigos para todo negocio, para que sea verdadero todo negocio del Reino de Dios; así como Cristo dijo: “Mi testimonio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre, el que me envió. Él da testimonio de mí, Él da testimonio y yo también doy testimonio”; y ahora, para el tiempo final, el Ángel de Jesucristo estará dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; y Jesucristo, el cual estará en Su Ángel, estará dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; porque el Ángel no vendrá solo sino que Cristo estará en él manifestado: el que lo envió estará en Espíritu Santo manifestado en él dando testimonio. Y todas las cosas que Cristo dijo en la Escritura, vean ustedes, son un testimonio de Cristo, el que envía a Su Ángel Mensajero.

Y ahora, conforme a lo que fue hablado para suceder en este tiempo final es que Jesucristo le revela a Su Ángel Mensajero, para que dé testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Y en Su Ángel Mensajero también estarán los ministerios de Moisés y Elías, los Dos Testigos de Apocalipsis, capítulo 11, y de Zacarías, capítulo 4.

Por lo tanto, aquí tenemos tres testigos importantes, y aun cuatro. Tenemos al Padre como Testigo, dando testimonio en el Antiguo Testamento de las cosas que sucederán en este tiempo final; tenemos a Jesús en el Nuevo Testamento dando testimonio de las cosas que sucederán en este tiempo final; y tenemos a los Dos Olivos, Moisés y Elías, dando testimonio de las cosas que sucederán en este tiempo final; y tenemos a Jesús en Su Ángel Mensajero, el Testigo Fiel y Verdadero, dando testimonio de las cosas que sucederán en este tiempo final; y tenemos al Ángel del Señor Jesucristo dando testimonio de estas cosas que sucederán en este tiempo final.

O sea que es el Testimonio de todos estos testigos: el Padre en el Antiguo Testamento; Jesús en el Nuevo Testamento y luego a través de Su Ángel Mensajero; y Su Ángel Mensajero, y los Dos Olivos: los Dos Testigos.

Así que el testimonio que estará dando el Ángel del Señor Jesucristo será un Testimonio Fiel y Verdadero. Por eso dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel…”.

Y vean ustedes, aquí está el testimonio de que enviaría a Su Ángel.

Y el mismo Jesús en San Mateo, capítulo 24, verso 31, cuando dice: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos”, está hablando de los ministerios de Moisés y Elías que estarán en el Ángel del Señor Jesucristo.

Y cuando habla del siervo fiel y prudente, al cual, cuando su Señor venga, le halle haciendo así (alimentando a los hijos de Dios en la Casa de Dios), dice8: “De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”. Ese es el Ángel del Señor Jesucristo, del cual habló Jesucristo en los Evangelios.

Y tenemos un sinnúmero de profecías que señalan directamente al Ángel Mensajero del Señor Jesucristo. Por lo tanto, la aparición en el tiempo final en medio de la Iglesia de Jesucristo, del Ángel de Jesucristo, y después en medio del pueblo hebreo, no es algo que surgirá sin haber estado profetizado ya, que él vendría.

Y después del Señor Jesucristo, ese es el profeta del cual más se ha profetizado en la Escritura que vendrá. Busquen los demás profetas. De Juan se profetizó que vendría, pero se profetizó no tanto como se profetizó de Jesús; de Jesús se profetizó más que de Juan el Bautista.

Y luego, el mismo Jesús profetizó de Su Ángel, tanto en los Evangelios como también en el libro del Apocalipsis, y dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Apocalipsis 22, verso 16.

Y en Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3, dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”.

¿Ven? El mismo Jesús da testimonio de Su Ángel que Él envía. Lo envía a Juan para darle testimonio de estas cosas, declararle todas estas cosas que deben suceder pronto, y se las revela en símbolos; le da estos sueños o visiones, estas visiones apocalípticas, donde ve los símbolos de las cosas que han de suceder. No le muestra realmente las cosas que han de suceder, sino los símbolos de las cosas que han de suceder; por lo tanto, son símbolos proféticos de eventos bíblicos proféticos que han de suceder de Cristo hacia acá.

Y para el Día Postrero, Jesús dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

O sea que envía a Su Ángel Mensajero a Su Iglesia, al cristianismo completo. El mismo Ángel que le había enviado a Juan en espíritu, ahora lo envía a Su Iglesia en carne humana para que le dé testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Y también les estará dando a conocer, les estará hablando de las cosas que ya sucedieron, de las cuales habló el reverendo William Branham, y de las cuales estaba profetizado en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento: en los Evangelios y también en el libro del Apocalipsis. Y así tendremos el Mensaje de testimonio del Ángel de Jesucristo, un Mensaje enviado por Cristo a través de Su Ángel Mensajero, un Mensaje Verdadero y Fiel para la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y no hay otra forma de conocer las cosas que han de suceder pronto, en este tiempo final, sino por medio del Mensaje de testimonio del Ángel de Jesucristo enviado a Su Iglesia, a la Iglesia de Jesucristo, en este tiempo final, dándole testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Y así el Ángel del Señor Jesucristo trae el Testimonio verdadero para la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final, el Mensaje verdadero: el Evangelio del Reino para este tiempo final, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo.

Y también nos hablará del Mensaje de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para que así le sea confirmado el Pacto a la Iglesia del Señor Jesucristo y seamos confirmados en ese Nuevo Pacto, seamos confirmados en Cristo, y preparados para ser transformados en este tiempo final, y obtener así el nuevo cuerpo que Él ha prometido para todos nosotros; y para los muertos en Cristo, venir la resurrección de parte de Cristo para ellos en cuerpos eternos; para estar todos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo; y así tener un cuerpo físico y eterno como Jesucristo, y tener el cuerpo teofánico como Jesucristo también, y ser a imagen y semejanza de Jesucristo; y luego ir de aquí a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial.

Hemos visto que EL QUE TRAE EL TESTIMONIO VERDADERO es el Espíritu Santo, el cual ha estado de edad en edad y de dispensación en dispensación hablando por medio de Sus profetas enviados. Y para este tiempo final, Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, trae el Testimonio verdadero, el Mensaje verdadero para el Día Postrero: el Mensaje de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular, para la Iglesia del Señor Jesucristo, a través de Su Ángel Mensajero, que viene dando testimonio a todas las iglesias de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

“EL QUE TRAE EL TESTIMONIO VERDADERO”.

Hemos visto que es Cristo, el Ángel del Pacto, por medio de Su Ángel Mensajero en este tiempo final, como lo hizo en edades pasadas por medio de los mensajeros que Él usó; y por medio de Jesús, Cristo, el Ángel del Pacto, estuvo dando testimonio allá, un Testimonio Fiel y Verdadero.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de EL QUE TRAE EL TESTIMONIO VERDADERO, para ser llamados y juntados los escogidos de Dios, y preparados para ser transformados en este tiempo final.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, bajo el Nuevo Pacto, derrame Sus bendiciones sobre todos ustedes, las bendiciones prometidas bajo el Nuevo Pacto; y pronto todos seamos transformados, juntamente con los muertos en Cristo resucitados en cuerpos eternos, conforme a la promesa de Cristo, y seamos todos llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo en este tiempo final. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes y televidentes, y los que están a través de internet.

… Así que debe tener el cántico por ahí “El Ángel del Señor Jesús”; porque estamos hablando del que trae el Testimonio verdadero, y el que lo trae es el Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero en este tiempo final. En Su Ángel Mensajero viene Cristo en Espíritu Santo dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto.

“El Señor Jesús ha enviado Su Ángel”. Eso es lo que Cristo prometió: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Y ese es el que viene dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; y por medio de él, el Espíritu Santo viene con el Testimonio verdadero para todas las iglesias, para toda la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, todos nosotros en este tiempo final seguimos a Cristo; somos confirmados o reconfirmados en la fe, para seguir a Cristo todos los días de nuestra vida con la fe puesta en Cristo.

Y con la fe puesta en Cristo, seguimos a Jesucristo. “Sigo, sigo a Cristo”. Él es el Ángel del Pacto, y Él es el que viene por medio de Su Ángel Mensajero dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final. Él es el que trae el Testimonio verdadero en este tiempo final, pero tiene que usar un hombre: a Su Ángel Mensajero en este tiempo final.

Y con ese Mensaje dando Testimonio Fiel, un Testimonio Fiel y Verdadero, es que somos confirmados en la fe en Cristo; y seguimos a Cristo con toda nuestra alma, con todo nuestro entendimiento y con todas nuestras fuerzas. “Sigo, sigo a Jesucristo”.

Sigo a Jesucristo todos los días de mi vida. ¿Y quién más?, ¿quién más sigue a Cristo todos los días de su vida? ¡Amén! Todos seguimos a Cristo todos los días de nuestra vida; ¡y seremos transformados!, ¡y seremos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial! ¡Y luego regresaremos a la Tierra para el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo, y reinaremos con Cristo como reyes y sacerdotes en Su Reino!

“EL QUE TRAE EL TESTIMONIO VERDADERO”.

[Revisión noviembre 2020]

1 Génesis 32:30; Éxodo 33:11; Jueces 6:22, 13:22

2 San Mateo 1:23

3 Deuteronomio 17:6, 19:15; Números 35:30

4 San Juan 5:19, 5:30, 8:26-29, 12:49-50, 14:10

5 1 Corintios 15:45-47

6 Zacarías 4:10, Apocalipsis 5:6

7 San Juan 8:47

8 San Mateo 24:47, San Lucas 12:44

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