Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y también los que están a través de internet y cualquier otro medio de comunicación; que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos hable directamente a nuestras almas en esta ocasión y nos abra las Escrituras y nuestro entendimiento también para poder comprender Su Palabra correspondiente a este tiempo final. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Para esta ocasión tenemos la lectura de la Escritura en San Mateo, capítulo 24, verso 3 y también capítulo 24, verso 30 al 31, donde nos dice… Primeramente el capítulo 24, verso 3, dice:
“Y estando él (Jesús) sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”
Y ahora pasamos al mismo capítulo 24, versos 30 al 31, donde dice:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas la tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
Que Dios bendiga nuestra almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL EXODO DEL DIA POSTRERO.”
Cuando hablamos del Día Postrero hablamos del séptimo milenio de Adán hacia acá y del tercer milenio de Cristo hacia acá. Por cuanto el calendario que se usa en la actualidad entre los gentiles tiene 365 días y cuarto… por lo menos el calendario gregoriano, aunque hay otros calendarios (como el calendario que usan los hebreos y también el calendario que usan los chinos y el calendario que usan los mahometanos y así por el estilo); pero hablando del calendario gregoriano, encontramos que tiene 365 días y cuarto. Pero en el principio no fue así con la raza humana y el calendario que tenían.
Y ahora, en la Biblia, en el libro del profeta Daniel, en el capítulo 9, donde nos habla de las setenta semanas, y también en Apocalipsis, capítulo 11, encontramos que los días mencionados allí corresponden a un calendario de 360 días al año, que es el calendario profético utilizado ahí en esas profecías, tanto de las profecías del profeta Daniel como las profecías del Apocalipsis (y principalmente ahí está en el capítulo 11 del Apocalipsis).
Ahora, conforme al calendario gregoriano, ya estamos con – para unas naciones y algunas personas, ya estamos en el nuevo milenio y nuevo siglo, pero para otras naciones y otras personas que también tienen el calendario gregoriano, más bien estamos en el último año del milenio y también en el último año del siglo. Por lo tanto, para muchas personas el año próximo es el primer año del siglo XXI y el primer año del próximo milenio, o sea, del séptimo milenio de Adán hacia acá y también tercer milenio de Cristo hacia acá. Pero si aplicamos el calendario profético usado en Apocalipsis, capítulo 11 y también en el capítulo 9 del libro del profeta Daniel, ya desde hace tiempo estamos en el Día Postrero, pues los Días Postreros son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; y siendo que el calendario profético tiene 360 días y el calendario gregoriano tiene 365 días, si tomamos esos días adicionales que tiene el calendario y sumamos todos los días adicionales que hay en 2000 años, y luego los convertimos en años, encontraremos que ya hace más de 20 años que estamos en el Día Postrero, o sea el séptimo milenio de Adán hacia acá y en el tercer milenio de Cristo hacia acá.
Ahora, Dios ha prometido un éxodo para ser llevado a cabo en el tiempo final y El ha prometido una resurrección de los muertos en Cristo creyentes en El, ¿para qué tiempo? Para el Día Postrero.
Y ahora, viendo que el Día Postrero no es un día de 24 horas, sino que es un Día Milenial, el cual es el séptimo milenio de Adán hacia acá y tercer milenio de Cristo hacia acá, en algún año de ese séptimo milenio, en algún año de ese Día Postrero, Cristo resucitará a los muertos creyentes en El y a los que estamos vivos nos transformará. Ahora, para eso hay que entrar al Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá y tercer milenio de Cristo hacia acá.
Y ahora, esa promesa de la resurrección de los creyentes en Cristo que han partido para ser llevada a cabo esa resurrección en el Día Postrero, es una promesa del mismo Jesucristo: la encontramos en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 58, donde por cuatro ocasiones El dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” ¿A quiénes? A los creyentes en El, a los que comen Su Carne y beben Su Sangre, a los que comen del Pan vivo que descendió del Cielo; lo cual se efectúa cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, arrepentido de sus pecados es bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo y recibe el Espíritu Santo, y así la persona nace en el Cuerpo Místico de Cristo y viene a ser parte de la Iglesia de Jesucristo; así es como único se entra a la Iglesia de Jesucristo, así es como único se entra al Reino de Dios: se requiere nacer del Agua y del Espíritu.
Y ahora, para esas personas encontramos que al nacer de nuevo han obtenido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y ese cuerpo teofánico es un cuerpo angelical; por eso el Angel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende, y es ese cuerpo angelical.
Y ahora, cada persona teniendo un cuerpo angelical, al ser un creyente en Cristo, si muere físicamente la persona sigue viviendo en ese cuerpo teofánico, angelical, de la sexta dimensión, va al Paraíso, que es otro mundo en otra dimensión, donde hay árboles, donde hay pajaritos, donde hay animales y donde hay gente viviendo pero en cuerpos perfectos, pero de otra dimensión. Allí no hay ancianos ni tampoco niños, allí todos son jóvenes, los cuales tienen vida eterna.
Por eso la persona cuando ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo y ha recibido el Espíritu de Cristo, la persona ya tiene vida eterna y tiene un cuerpo teofánico, angelical, de la sexta dimensión; pero todavía le falta el cuerpo físico, eterno y glorificado. Y ese es el cuerpo que Jesucristo nos dará en el Día Postrero cuando resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos; o sea, que la resurrección ocurre primero y luego la transformación de todos nosotros; por eso hay que estar preparados, con nuestras vidas arregladas delante de Dios, nuestros pecados, faltas y errores confesados a Cristo y así ser echados en la Sangre de Cristo y quitados de nosotros, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.
Y ahora, para ser transformado estando vivo se requiere que la persona esté lista, preparada, escuchando la Voz de Cristo en el Día Postrero y con su vida arreglada delante de Dios. Y ahora, Cristo ha prometido este Gran Evento para el Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá, pero no sabemos el año en que ese Gran Evento será llevado a cabo.
Ahora, siendo que en el séptimo milenio de Adán hacia acá y tercer milenio de Cristo hacia acá, siendo ese el Día Postrero delante de Dios, ese es el Día en que el glorioso Reino Milenial será establecido en este planeta Tierra, en donde Cristo será el Rey sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Y las personas que habrán recibido a Cristo como su Salvador en el tiempo en que vivieron y habrán obtenido el nuevo nacimiento al recibir el Espíritu de Cristo, tendrán un cuerpo eterno, inmortal e incorruptible, tanto los que han partido porque resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados; y en el glorioso Reino Milenial de Cristo estaremos con Jesucristo como Reyes y como Sacerdotes y como Jueces reinando con Jesucristo.
¿Por qué como Reyes? Porque ese será un Reino, no un gobierno como los que tienen las naciones en la actualidad, sino que será un Reino; y por cuanto gobernará sobre el planeta Tierra, ese será el Imperio de Jesucristo, el Imperio del Mesías. O sea, que será un Reino, un Imperio, en donde Jesucristo es el Rey. Y siendo que es Dios el que estará gobernando, porque es el Reino de Dios establecido en este planeta Tierra, conforme a como Cristo nos enseñó cuando nos dijo que orando pidiésemos la Venida del Reino de Dios, cuando dijo: “Venga Tu Reino, hágase Tu Voluntad, así como en el Cielo aquí en la Tierra.” Y ahora, por cuanto en el Cielo Dios reina y se hace la Voluntad de Dios en el Cielo, Cristo pide que el Reino de Dios venga a la Tierra y que se haga la Voluntad de Dios en la Tierra; y para eso se requiere la Venida del Reino de Dios.
Y ahora, en la Venida del Reino de Dios Jesucristo es el Rey. Para el Reino Milenial Jesucristo se sentará sobre el Trono de David, pues Cristo es el Heredero al Trono de David.
El Arcángel Gabriel también le dijo a la virgen María que el niño, el hijo que tendrían, sería llamado Hijo de Dios, Hijo del Altísimo, y Dios le daría el Trono de David Su Padre, y reinará sobre el Trono de David para siempre. San Lucas, capítulo 1, versos 30 al 36.
Y ahora vean el porqué Jesús nació en medio del pueblo hebreo, el Mesías en Su Primera Venida cumplió Su Venida naciendo en medio del pueblo hebreo a través de una virgen, la virgen María, y nació en Belén de Judea.
La virgen María es descendiente del rey David por Natán, el hijo de David; y José, el esposo de María, es un descendiente del rey David por medio del rey Salomón. Así que vean ustedes cómo Dios permitió la unión de esa pareja; aunque ella estaba desposada con José (o sea, lo que llamamos en la actualidad: comprometida con José) todavía no se habían casado, estaba desposada; pero ahora, vean ustedes, eran descendientes del rey David; aunque eran personas pobres pero eran de la realeza de Israel.
Y ahora, Jesús nace por medio de la virgen María, y por consiguiente viene a ser un descendiente del rey David; y por cuanto José viene a ser el padre de crianza… Para los que no sabían el misterio del nacimiento de Jesús y cómo fue concebido, cómo fue creado por Dios en el vientre de María, para las personas que no obtenían este conocimiento, pues Jesús era hijo de José según las apariencias, pero era realmente Hijo de Dios. Pero por cuanto José lo adoptó como hijo, todos los derechos de un hijo le correspondían; por lo tanto El tiene las dos líneas de descendencia: por Natán a través de la virgen María y por Salomón a través de José; o sea, que El es heredero. Y siendo El el Príncipe que vendría como el Mesías al pueblo hebreo, como un descendiente del rey David, del tronco de Isaí, el derecho a heredar el Trono de David le corresponde a Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, Jesucristo ha ido —desde que ascendió al Cielo— a preparar Su Reino, y ha estado llevando a cabo la Creación de los Reyes que reinarán con El durante el Reino Milenial. Por eso nuestra posición en el glorioso Reino Milenial de Cristo es la más alta que un ser humano pueda tener en ese Reino Milenial y por la eternidad. Por eso estaremos vestidos con el Vestido Real, la Ropa Real, Vestido de Rey, vestidos de Reyes; y eso es estar vestidos con la nueva vestidura: el cuerpo eterno, inmortal e incorruptible. Y reinaremos con Cristo por el Milenio sobre el planeta Tierra. O sea, que ese Reino estará administrado por Cristo y los redimidos con Su Sangre.
También en ese glorioso Reino cada persona perteneciente a la Realeza, que son los redimidos por la Sangre de Cristo, tendrán los privilegios más altos que una persona pueda tener. Y en ese Reino los galardones que hemos de recibir, vean ustedes, conforme a las palabras de Cristo… porque tendremos galardones en adición a la vida eterna, aunque lo más grande que Dios le da al ser humano y lo más grande que hay de parte de Dios, ¿saben lo que es? La vida eterna. Eso es lo más grande.
Ahora, todas las personas que heredan la vida eterna y que obtienen un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado igual al cuerpo de Jesucristo, El les dará galardones de acuerdo a como hayan trabajado en la Tierra y a cómo se hayan comportado en este planeta Tierra. Eso está mostrado en las diferentes parábolas que Jesús dio. Por ejemplo, habla de los talentos que les dio a diferentes personas: a unos les dio más y a otros menos. Los que trabajaron con esos talentos y los multiplicaron, luego cuando dieron cuentas a Dios, Dios les dijo: “En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.” (San Mateo 25:14-30 – Editor).
También en otra parábola dice que les dio minas; y luego los que ganaron con esas minas más minas, luego les dijo: “Tú, reina, gobierna, sobre tantas ciudades, y tú sobre tantas.” O sea, que todo eso tiene que ver con lo que hemos de recibir como galardones en el glorioso Reino de Jesucristo; y el que no hizo nada pues no le dio nada, sino que le quitó lo que le había sido entregado. (San Lucas 19:11-27 – Editor).
Ahora, nosotros necesitamos ser fieles con Cristo y con lo que El nos ha dado para trabajar en Su Obra. El dice que el árbol que no lleva fruto, que no lleva buen fruto, será cortado y echado al fuego; o sea, que Cristo ha establecido que todo árbol tiene que llevar fruto, cada simiente o cada árbol tiene que llevar fruto conforme a su simiente. Por ejemplo, los árboles de naranjas, pues tienen que llevar ¿qué? naranjas, no limones; y los de aguacate, pues tienen que llevar aguacates y no mangos; y así por el estilo, cada uno tiene que llevar el fruto de acuerdo a la simiente de Dios que está en él. (San Mateo 7:15-20 y San Lucas 4:43-45 – Editor).
Ahora, vean cómo para el glorioso Reino Milenial de Cristo no todos tendrán lo mismo en cuanto a bendiciones, aparte de la vida eterna. Ahora, todos los hijos e hijas de Dios redimidos por la Sangre de Cristo tendrán una cosa todos, y es la vida eterna, pero luego, en adición a la vida eterna, que es lo más grande que Dios nos da, luego los galardones y las bendiciones ya eso es algo adicional que El nos dará; por lo tanto habrá unos que tendrán más que otros en ese Reino Milenial y en cuanto a su posición; como también los de edades pasadas pues no tendrán lo mismo que tendrán los de nuestra edad, en cuanto a las cosas adicionales a la vida eterna y en cuanto a las cosas adicionales a la posición de Reyes, de Sacerdotes y de Jueces.
Ahora, podemos ver nuestra posición como Reyes y las bendiciones que hemos de tener, aunque por más que les explique solamente cuando estemos allí es que vamos a experimentar realmente todo el sentido que tienen estas revelaciones que Cristo ha dado acerca de Su Reino y las bendiciones que El nos dará en ese Reino.
Muchas personas en la Tierra trabajan, luchan, estudian por hacerse de una buena profesión, lo cual está muy bien, porque para obtener algo hay que luchar; y si ustedes observan, para obtener una posición de gobernante de alguna nación, la persona que aspira a esa posición tiene que luchar grandemente y tiene que haber estudiado para ser bien calificado para esa posición; pero en los países donde no es por el voto del pueblo la posición del gobernante, las personas tienen que nacer en la familia real: no puede ser porque una persona diga: “Yo voy a ser rey de tal nación”; tiene que nacer en esa familia real y ser descendiente de reyes.
Y ahora ¿cómo van a ser Reyes las personas en el Reino Milenial con Cristo? Porque nacen en la Familia Real, nacen por medio de Jesucristo produciendo en nosotros el nuevo nacimiento; y así somos de la Familia Real del Cielo. Por eso es que somos hijos e hijas de Dios, porque hemos nacido en la Casa de Dios, la Familia de Dios, por medio del nuevo nacimiento; y por consiguiente somos Reyes, Reyes y Reinas nacidos en el Reino de Dios.
Cuando un joven se enamora de una creyente, se ha enamorado de una Princesa y cuando una muchacha se ha enamorado de un creyente, se ha enamorado de un Príncipe, y cuando estemos en el Reino Milenial estará a su lado allí. Por eso es que la Escritura enseña que no hagamos yugos desiguales; porque ninguna persona quisiera que al ser transformada y raptada, no quisiera dejar a su esposa acá; o si es el esposo – si es la esposa la que es transformada, pues no quisiera dejar a su esposo acá, porque lo ama. Para eso pues tiene que tener como compañera, el hombre, una Princesa; y la mujer tiene que tener un Príncipe como compañero, los cuales serán Reyes en ese glorioso Reino Milenial.
Ahora, usted no puede decirle – hacer una elección equivocada y después decirle a Cristo: “Yo quiero que cuando sea transformado, yo quiero que mi esposa también sea transformada y vaya conmigo en el rapto.” Si no es una Princesa, no podrá; aunque usted lo pida no podrá, porque usted hizo una mala elección; y también así viceversa.
Ahora, viendo que hay un Reino glorioso que está muy cerca para su comienzo, luego que pase la gran tribulación vendrá ese Reino, y antes que pase la gran tribulación – y antes que comience la gran tribulación tiene que haber un rapto, o sea, un arrebatamiento de los escogidos para ser llevados a la Cena de las Bodas del Cordero; y antes de que suceda un arrebatamiento, pues tiene que haber una resurrección de los muertos en Cristo y una transformación de nosotros los que vivimos. Por lo tanto necesitamos estar preparados. No nos vamos a quedar aquí para pasar por la gran tribulación; y en la gran tribulación nadie va a disfrutar nada, porque ahí todo el mundo estará pasando por graves sufrimientos a causa de los juicios divinos que caerán sobre la raza humana, así como cayeron sobre la raza humana, sobre Egipto, en los días en que Dios iba a libertar al pueblo hebreo.
Ahora, estos juicios de la gran tribulación también están representados en el juicio del gran diluvio que vino sobre la raza humana, y también en el juicio divino que cayó sobre Sodoma y Gomorra.
Vean, tenemos ahí tres lugares: el diluvio, el juicio ya sobre Sodoma y Gomorra y el juicio sobre Egipto. Ambos lugares, el mundo ante-diluviano, Sodoma y Gomorra luego, y luego Egipto, ambos representan el mundo y al reino de los gentiles.
Y ahora, miren ustedes, para las tres ocasiones hubo un profeta dispensacional. Para el tiempo en que iba a venir el diluvio hubo un profeta dispensacional: Noé, el cual estaba dando el Mensaje, dando a conocer las cosas que iban a suceder en aquel tiempo, porque Dios se las había revelado. Pero miren ustedes, un profeta dispensacional es la clase de Profeta más grande que Dios envía a la raza humana; pero eso no quiere decir que será esa la clase de profeta que más gente tenga, que más personas crean en él.
En el tiempo de Noé, miren: ¿cuántos creyeron a Noé y su Mensaje? Solamente él creyó el Mensaje que Dios le dio, su esposa, sus hijos y sus nueras; ocho personas, contando a Noé. Y Cristo dijo que la Venida del Hijo del Hombre será ¿como en los días de quién? De Noé. Y luego también Cristo nos dijo que será como en los días de Lot.
En los días de Lot fue que Dios destruyó a Sodoma y Gomorra, fue el tiempo en donde descendieron Elohim (que es Dios, que es Jesucristo), Gabriel y Miguel (los arcángeles principales de Dios); y fueron materializados, se aparecieron en la forma de hombres, materializados, y comieron con Abraham; y luego fueron a Sodoma y allá se quedaron durante la noche y comieron con Lot; y luego cuando rayaba el alba, cuando ya estaba saliendo el sol, Sodoma estaba siendo quemada, los Angeles le dijeron a Lot: “Dios nos ha enviado para destruir esta ciudad.”
Ahora, Elohim estaba – se había quedado todavía un poco de tiempo más con Abraham mientras los Angeles en la tarde se habían ido a Sodoma. Elohim se quedó con Abraham, o sea, un hombre, el cual era Elohim, el cual era el mismo Dios en la forma de hombre hablando con Abraham; ya había cenado con Abraham, había almorzado con Abraham, y ahora dice: “¿Encubriré yo a Abraham lo que yo voy a hacer?” “Dios no hará nada sin que antes revele sus secretos a sus siervos sus profetas.” No hizo nada en el tiempo ante-diluviano sin revelar Sus secretos de lo que iba a hacer a Su Profeta Noé, un profeta dispensacional. Cuando Dios va a hacer algo grande en la Tierra, pues tiene que tener un profeta dispensacional en la Tierra para revelarle a ese Profeta lo que va a hacer. Cuando son asuntos menores, pues tiene un profeta menor, un mensajero menor.
Y ahora, vean ustedes, en el tiempo en que fue destruida Sodoma y Gomorra, Dios tenía en la Tierra un profeta dispensacional, el cual fue Abraham, el Padre de la Fe, el Profeta de la Dispensación de la Promesa, que es la cuarta dispensación.
Y ahora, aquí nos dice que como fue en los días de Lot, cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra, así será el día en que el Hijo del Hombre se manifestará, se revelará, se dará a conocer. También dice: “Así será la Venida del Hijo del Hombre.”
Así que el mundo en el tiempo final estará como en los días de Noé y como en los días de Lot. Por lo tanto un profeta dispensacional estará también en la Tierra para Dios darle a conocer las cosas que han de suceder, y él darlas a conocer al pueblo de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, y luego al pueblo hebreo.
También cuando Dios fue a destruir a Egipto (donde estaba el pueblo hebreo, al cual El libertaría), Dios tenía en la Tierra un profeta dispensacional llamado Moisés, el cual fue el Profeta de la quinta dispensación, la Dispensación de la Ley. Dios le apareció al Profeta Moisés, le reveló Su Palabra prometida para ese tiempo, le reveló lo que El le había prometido que haría en ese tiempo, y por cuanto Dios iba a libertar al pueblo hebreo necesitaba tener un instrumento, porque “Dios no hará nada sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas,” y El obra por medio de Sus profetas; por lo tanto El obraría por medio de un hombre. Pero el hombre no sería el que haría las cosas. Aunque aparentemente se vería como que era el hombre el que estaría haciendo todas aquellas cosas; pero no era el hombre, sino el Dios que le apareció a Moisés sería el que estaría haciendo todas esas cosas, pero estaría velado en un hombre llamado Moisés.
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Angel de Jehová, se veló en carne humana en Moisés, y por medio de Moisés obró. Y ahora vean todo lo que hizo allá en Egipto, y luego libertó al pueblo hebreo. Y así salió el pueblo hebreo libre en el éxodo que llevó a cabo el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, a través del Profeta Moisés.
Ahora, encontramos que siempre el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, ha estado presente: en el tiempo de Noé, en el tiempo de Abraham, ahí encontramos a Elohim, encontramos a Gabriel y a Miguel, presentes allí. Estos tres personajes importantes siempre están presentes cuando un evento mayor se lleva a cabo en este planeta Tierra. Dios con Sus arcángeles estarán presentes siempre que se lleve a cabo un evento mayor; y siempre se lleva a cabo un evento mayor en el entrelace de una dispensación con otra dispensación; ahí es donde ocurre siempre un evento mayor, que trae un cambio para la raza humana.
También en los cambios de un imperio a otro en el reino de los gentiles, encontramos a los Arcángeles Gabriel y Miguel presentes, y también a Elohim. Si ustedes ven en el capítulo 12 del libro del profeta Daniel, encontrarán allí a tres personajes muy importantes. Vamos a leerlo aquí. Tipo y figura de lo que estará pasando en este tiempo final. Dice en el capítulo 12 de Daniel, verso 1 en adelante, dice:
“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.”
Ahora vean, el Arcángel Miguel, este gran Príncipe que está de parte de los hijos de Israel, se levantará en el Día Postrero, en el tiempo final, y serán libertados “todos los que se hallen escritos en el libro,” en el Libro de la Vida; 144 mil hebreos serán libertados, los cuales serán llamados y juntados en este tiempo final, o sea, en el Día Postrero. O sea, que el Arcángel Miguel estará presente en la Tierra para llevar a cabo una Obra en medio del pueblo hebreo; este es el arcángel que está de parte de los hijos de Israel, el arcángel que acompañaba al Profeta Moisés.
Por eso es que dice la Escritura que el Arcángel Miguel contendía contra el diablo cuando murió Moisés y contendían por el cuerpo de Moisés; porque el diablo quería obtener el cuerpo de Moisés. Y el Arcángel Miguel, siendo el Príncipe, el arcángel que está de parte de los hijos de Israel, se encargó del funeral del Profeta Moisés; tomó el cuerpo de Moisés y nadie supo dónde lo llevó; el Arcángel Miguel con sus ángeles se lo llevó. Y luego encontramos a Moisés en su cuerpo teofánico, en el Monte de la Transfiguración hablando con Jesús. ¿Ven que los profetas no mueren? Ellos pasan de una dimensión a otra dimensión. Ahora, el cuerpo de Moisés si no fue resucitado antes, fue resucitado entonces cuando Jesús resucitó, cuando resucitaron los santos del Antiguo Testamento. Ahora, vean ustedes, este Arcángel Miguel lo encontramos como el Príncipe allí, que está de parte de los hijos de Israel.
Y ahora, el Arcángel Gabriel es el que le está dando esta revelación al profeta Daniel. Vean ustedes cómo le habla acerca del Arcángel Miguel y de cómo se va a levantar en este tiempo final. Sigue diciendo:
“Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión.”
O sea, que unos resucitarán para vida eterna, para tener vida eterna… Está la primera resurrección para los escogidos de Dios, de la Iglesia de Jesucristo; luego también tenemos los 144 mil que van a morir y luego resucitarán al final de la gran tribulación, cuando termine la gran tribulación, para poder entrar al Reino Milenial de Cristo; luego también encontramos que ya los santos del Antiguo Testamento resucitaron cuando Cristo resucitó y van a estar en el Reino Milenial. Todos los que pertenecen a la primera resurrección estarán en el Reino Milenial de Cristo.
Luego la segunda resurrección será al final del Reino Milenial, al final de los mil años; y será una resurrección para ir a juicio delante del Trono Blanco, donde Cristo con Su Iglesia juzgará a los seres humanos y aun a los ángeles que fueron desobedientes y que no guardaron su dignidad. ¿Por qué? Porque los miembros de la Iglesia de Jesucristo son Jueces con Jesucristo, el Juez de toda la Tierra; y por eso es que dice San Pablo que los santos juzgarán al mundo y aun a los ángeles.
Ahora, hemos visto nuestra posición como Jueces para el Reino Milenial. Durante el Reino Milenial también estaremos como Jueces, juzgando durante todo ese tiempo del Reino Milenial, y al final el Gran Juicio Final. Por eso es que Cristo le dijo a Sus apóstoles: “Ustedes se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel.” Así será durante el Reino Milenial y luego en el Juicio Final, con los apóstoles juzgando al pueblo hebreo. Porque ese Reino Milenial de Cristo es un Reino Teocrático; y encontramos que en un Reino Teocrático es Dios el Rey, el cual reina usando Sus instrumentos.
Por medio de los jueces en el Antiguo Testamento Dios estuvo reinando sobre el pueblo hebreo. El último de los jueces fue el profeta Samuel. Y cuando el pueblo pidió un rey, estaba despreciando la Teocracia, en donde hay un Reino – es un Reino, pero es un Reino Teocrático, donde el Rey es Dios, Dios es el que reina.
Pero vean ustedes, para reinar en y sobre el pueblo hebreo, siempre tenía un hombre: esos son los jueces que El levantó en medio del pueblo hebreo cuando el pueblo hebreo entró a la tierra prometida. Y ahora, la tierra prometida del glorioso Reino Milenial será gobernada por medio de Reyes que serán Jueces. Vean ustedes, Jueces, personas, los miembros de la Iglesia de Cristo con Cristo gobernando en ese Reino Milenial.
Por eso fue reflejado ese Reino Milenial en el tiempo de los jueces. O sea, que lo que el pueblo hebreo rechazó fue la Teocracia, que estaba establecida en medio del pueblo hebreo, donde Dios reinaba por medio de esos jueces, de esas personas que El levantaba de edad, de etapa en etapa. Sansón también fue uno de ellos. Recuerden que tenía uno para cada tiempo.
Cuando el pueblo hebreo rechazó a Samuel, porque ya estaba viejo… estaba viejo pero seguía siendo el profeta de Dios. Y ahora, Samuel muy triste le dice que lo han rechazado – le dice a Dios que lo han rechazado; y Dios le dice: “No te han rechazado a ti, me han rechazado a mí para que no reine sobre ellos.” ¿Y cómo reinaba sobre el pueblo hebreo? A través del profeta y juez Samuel. Y el pueblo pidió un rey conforme a su propio corazón, conforme al corazón del pueblo.
Dios en ese Programa de Su Reino tenía en Su corazón tener un rey; un rey pero que también sería juez; y ese era David. Pero cuando el pueblo pidió un rey, David era un jovencito; por lo tanto el rey todavía no estaba listo; y pidió rey antes de tiempo. Por lo tanto el pueblo se adelantó, y entonces conforme al deseo del corazón del pueblo le fue dado un rey, el cual fue Saúl, el cual fue luego rechazado por Dios. Porque lo que permanece es lo que está en la perfecta Voluntad de Dios. Lo que está en la permisiva voluntad de Dios y el pueblo lo obtiene, eso es temporal.
Y ahora, miren todos los problemas que el pueblo hebreo tuvo al tener un rey. Y al tener un rey, cuando llegó el tiempo para Dios confirmar a Saúl luego de estar como rey por algunos dos o tres años, encontramos que todo ese lapso de tiempo era para ser probado, para ver si permanecería escuchando la Voz de Dios y haciendo conforme a la Voluntad de Dios o si haría conforme a su propia voluntad o a la voluntad del pueblo.
Dios teniendo al profeta Samuel allí, le dio una palabra, le dijo: “Tú espera hasta que yo vuelva. Yo volveré dentro de tantos días y cuando yo regrese entonces llevaré a cabo el sacrificio.”
Recuerden que Samuel era descendiente también de Leví, por lo tanto era sacerdote y se crió en el templo, en el tabernáculo allá que estaba en Silo, allá en Efraín; y se crió allá con el sumo sacerdote Elí; por lo tanto ministraba allá en el templo desde muchachito. Y luego que murió Elí, Samuel todavía ministraba, y por eso ustedes encuentran al profeta Samuel llevando a cabo sacrificios. ¿Por qué? Porque estaba obrando ahí como sacerdote; sacerdote, profeta, juez y rey, porque Dios estaba reinando a través de él sobre el pueblo hebreo, conforme a como corresponde en y a la Teocracia.
Y ahora, cuando va pasando el tiempo y los filisteos le hacen la guerra a Saúl, y hay una guerra – y el pueblo se llena de miedo al ver la multitud de ejércitos enemigos; y en el ejército de Saúl al tener miedo se iban escurriendo y se van yendo los soldados, y cada vez el ejército de Saúl estaba más pequeño. Por ejemplo, durante las noches se acostaban, digamos se acostaban a dormir 30 mil y cuando despertaban habían 25 mil; y a la otra noche cuando se acostaban los 25 mil, en la mañana solamente 15 ó 20 mil personas – del ejército; y así en cada momento el ejército de Saúl se iba poniendo más pequeño, y el ejército enemigo, que eran unas cuantas naciones que estaban confederadas, unos cuantos pueblos, para destruir a Saúl y su reino, vean ustedes, se veía muy grande todo ese ejército enemigo, y el de Saúl cada día más pequeño.
Y Saúl esperando a Samuel… pues Samuel era la única esperanza para Saúl y para todo Israel. El hombre a través del cual Dios estaba manifestado reinando en ese Reino Teocrático era la única esperanza para el pueblo en ese momento de esa crisis tan grande. Y ahora, a medida que va pasando el tiempo Saúl se desespera, y en el día en que va a venir Samuel, él esperaba que llegara, quizás, tempranito; pero no llegó tan temprano como él esperaba, y Saúl se desesperó y llevó a cabo el sacrificio sin ser sacerdote y sin ser profeta.
Meterse en el ministerio de un profeta o de un sacerdote sin ser ni profeta ni sacerdote, es tremendo problema lo que se busca la persona. Por eso una persona que no ha sido dotada con el ministerio para ser un predicador nunca debe meterse a predicar y nunca debe de aceptar una invitación que le hagan para que les predique al pueblo, porque se está metiendo en un ministerio que no le corresponde. Y si se pone a decir: “tal cosa tiene que suceder y tal cosa tiene que suceder,” pues se está metiendo —para colmo— en el ministerio de un profeta; la cosa es peor para la persona; puede hacer muchas cosas en la Obra menos colocarse en un púlpito para predicar o en una plataforma o frente a un micrófono para predicar, traer un Mensaje, porque si no tiene el ministerio entonces no debe hacerlo.
Y ahora, *Saúl no tenía el ministerio de profeta ni de sacerdote y se metió a ministrar; por consiguiente tuvo grandes problemas. Cuando llegó Samuel y vio que ya lo que Samuel tenía que hacer ya lo había hecho Saúl, Samuel le dijo: “Locamente has obrado.” Y eso es lo que sucede con cualquier persona que se meta a ministrar sin ser ministro, sin tener ministerio de parte de Dios.
Y Samuel le dice: “Tú has obrado locamente. ¿Por qué no esperaste hasta que yo llegase, hasta que llegara? ¿Por qué no esperaste hasta que llegara?” *Saúl, pues, comenzó a dar sus excusas, las cuales sólo satisfacen siempre al que las da; pero a Samuel no le satisfizo esas excusas.
Vamos a ver aquí, mire, lo que le dice Samuel… Eso está en el libro de Samuel, Primera de Samuel. Dice capítulo 13 de Samuel, verso 7 en adelante, dice:
“Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando (esto fue cuando fueron a la guerra).
Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba (se le iba yendo).
Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto.
Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle.
Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas,
me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.
Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.”
Ahora, miren ustedes, se metió al ministerio de sacerdote y de profeta, cosas que tenía que ministrar el sacerdote y profeta Samuel y juez, sobre el y a través del cual Dios estaba reinando en ese Reino Teocrático. Ahora Saúl se puso a hacer lo que le correspondía a Samuel y trajo problemas para el pueblo y para él mismo.
¿Y qué perdió Saúl ahí? Ese era el tiempo en donde Dios lo iba a confirmar como rey sobre el pueblo hebreo; y por consiguiente el Trono de Saúl sería para siempre. ¿Y qué significa esto? Que sobre el pueblo hebreo reinaría Saúl, después algún hijo de Saúl, después algún nieto de Saúl, después algún bisnieto de Saúl; o sea, que sería el Trono de Saúl para toda la descendencia de Saúl, y la realeza de Israel sería la realeza descendiente de Saúl, y el Mesías obligatoriamente tenía que venir por medio de un descendiente del rey Saúl; y por consiguiente el glorioso Reino Milenial sería sobre el Trono de Saúl. Miren todo lo que perdió Saúl por no esperar y por meterse al ministerio que no le correspondía.
No es asunto de si el pueblo necesitaba o no necesitaba en ese momento, era asunto de esperar por el Mensajero de Dios que tiene el Mensaje que tenía que dar e hiciera lo que tenía que hacer en ese momento. Era el momento más importante para Saúl, y sin embargo perdió de vista la Palabra que Dios le había dado y se metió a hacer lo que no tenía que hacer, se metió al ministerio que no le correspondía.
Ahora, Dios se buscó, dice Samuel: “Se ha buscado un hombre, un varón,” el cual todavía era un niño, un jovencito, el cual era David. Pero no le dice aquí: “Se ha buscado un descendiente de Isaí… Se ha buscado un descendiente de Isaí y es el menor.” Si le dice así lo manda a matar rapidito. Miren, aún después que ya estaba grande trató de matarlo en unas cuantas ocasiones aún siendo el suegro de David; trató de matar a David, y sabía que David sería… luego que supo, sabía que David sería el que gobernaría como rey sobre el pueblo hebreo.
Pero aquí, miren ustedes, al principio Dios no abre todo el misterio, sino que va poco a poco colocando el fundamento, trayendo cada cosa. Pero aquí cuando ya dice así, ya ahí está todo, aunque no está revelado el nombre. Y ahora, Dios le va a dar un rey conforme al corazón, no conforme al corazón del pueblo sino conforme al corazón de Dios; por lo tanto los pensamientos y deseos de Dios, del corazón de Dios, pasarán al corazón de ese rey.
Y ahora, vean ustedes, el primero fue conforme al deseo del corazón del pueblo; y ahora el segundo rey que tendría Israel, David, sería conforme al deseo del corazón de Dios. Es como también el primer Adán y el Segundo Adán: por medio del primer Adán venimos a la Tierra y aparecemos como mortales, y por medio del Segundo Adán obtenemos nuestra redención, vida eterna, obtenemos el perdón de nuestros pecados y obtenemos el nuevo nacimiento; y El con Su Sangre nos limpia de todo pecado, nos da un cuerpo teofánico, y nos dará un cuerpo físico en el Día Postrero igual a Su propio cuerpo glorificado.
Y ahora, aquí en este pasaje de Saúl, encontramos que Saúl fue rechazado por Dios, porque no se mantuvo en la Perfecta Voluntad de Dios.
Hay momentos que la Perfecta Voluntad de Dios parece contraria a la necesidad nuestra en cierto momento, pero manténgase en la Voluntad de Dios aunque tenga que sacrificar su propia voluntad y aunque tenga que sufrir.
Y ahora, miren ustedes, perdió la – diríamos, la Adopción como rey, para él y su descendencia aquí, el rey Saúl.
Ahora, David, el cual todavía no está listo para gobernar sobre el pueblo hebreo, es el elegido de Dios. David representa a Cristo y representa a cada uno de los escogidos de Dios. Y por eso es que de la descendencia de David tenía que venir el Mesías, y por eso es que el Reino Milenial será el glorioso Reino de David restaurado y siendo llevado a cabo ese Gobierno desde y sobre el Trono de David. Por eso el Mesías, el Rey de Israel para el Reino Milenial es llamado el Hijo de David.
Y ahora, para ser Reyes en el Reino Milenial todas las personas tienen que ser de la Casa de David. ¿Y cómo una persona puede ser de la Casa de David si nace por algún territorio, y nace entre los gentiles? Sencillo. La persona nace en cualquier país por medio de sus padres terrenales, ese es el nacimiento natural por medio de mecanismos naturales humanos, por lo cual somos conectados como descendientes de Adán y Eva; pero ahora por medio del nuevo nacimiento, ahora al recibir a Cristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en Su Sangre y recibir Su Espíritu Santo, nacemos de nuevo, obtenemos el nuevo nacimiento; y por cuanto es Cristo el que produce el nuevo nacimiento en nosotros, Cristo, el Hijo de David, el descendiente de David, por lo tanto somos descendientes de David, somos de la Casa de David, somos de la Realeza, de esa Realeza de la cual David fue el primero aquí en la Tierra.
Y ahora miren cómo la Casa de David está siendo restaurada; la Casa de David, la Familia de David, la descendencia de David, por medio de Jesucristo. Y ahora por medio de Jesucristo la descendencia de David que reinará con Jesucristo, el Hijo de David, es grande: todos los escogidos de Dios de las edades pasadas con sus mensajeros y los escogidos de Dios de este tiempo con el Mensajero de Dios del Día Postrero.
Y de entre todos los que reinarán en el Reino Milenial, habrá algunos que tendrán como Reyes una posición muy alta. Por ejemplo, los apóstoles se sentarán en doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel, y gobernarán. Y ahora, los siete ángeles mensajeros también tendrán una posición muy alta. O sea, que cada mensajero como cada apóstol son grandes Reyes, grandes Príncipes, en ese Reino Mesiánico Milenial que ha de ser establecido en este planeta Tierra. Y el Mensajero del Día Postrero también tendrá una posición muy alta en ese Reino: estará con Cristo en ese glorioso Reino.
Cualquier persona podrá decir: “Pero los doce tronos ya se llenaron con los apóstoles…” Y luego para los siete mensajeros pues también hay tronos, hay posiciones, porque dice la Escritura en Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 en adelante, que fueron puestos tronos y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; o sea, que son Jueces, son Reyes y son Sacerdotes también. Y si cualquiera dice: “Pero luego se llenan esos lugares y después pues no hay más lugar.” Pues no se preocupe que para el Mensajero Vencedor del Señor Jesucristo, Jesucristo dice: “Pues al que venciere yo le daré que se siente conmigo en mi trono.” Así que ese Trono de Jesucristo, siendo el Trono de David, miren ustedes, es el Trono que El dice que estará gobernando sobre el planeta Tierra, y en ese Trono es que El dice que El va a sentar al vencedor. Así que ahí hay un misterio muy grande correspondiente al Reino de Dios.
Ahora, en el Exodo del Día Postrero, así como hubo un éxodo allá para el establecimiento del pueblo hebreo en una tierra nueva, la tierra prometida, encontramos que luego también hubo un segundo éxodo en los días de Jesús para entrar a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo y entrar a la tierra prometida de la sexta dimensión, ser sentados en lugares celestiales en Cristo Jesús Señor nuestro; para el Día Postrero tenemos la promesa de un éxodo: el Exodo del Día Postrero: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos.” (San Mateo 24:31 – Editor)
Ahora, para el Día Postrero hay una tierra prometida para todos nosotros. Nosotros estamos viviendo en estos cuerpos mortales que son del polvo de la tierra, pero hay una nueva tierra prometida, que es el nuevo cuerpo, eterno, inmortal e incorruptible, al cual entrarán todas las personas que estarán en el Exodo del Día Postrero.
Para estar en el Exodo del Día Postrero tienen que haber estado en el éxodo segundo de Jesucristo y haber entrado a la tierra prometida del cuerpo teofánico, haber recibido el bautismo del Espíritu Santo, para luego en el Día Postrero entrar al Exodo del Día Postrero, en donde son llamados y juntados todos los escogidos de Dios para entrar a la tierra prometida del cuerpo eterno, inmortal e incorruptible, y luego ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo; y después de estar tres años y medio en esa Gran Fiesta en el Cielo, mientras la Tierra pasa por la gran tribulación bajo el Sexto Sello, en donde la Tierra será purificada y en donde el reino de los gentiles terminará y los reinos de este mundo pasarán a ser de nuestro amado Señor Jesucristo, pasarán a ser de nuestro Señor y de Su Ungido, para ese tiempo regresaremos a la Tierra en cuerpos eternos, en los cuerpos eternos que recibimos cuando Cristo resucite a los muertos en Cristo y cuando nos transforme a nosotros.
Y cuando regresemos a la Tierra entraremos a la tierra prometida del Reino Milenial, a la tierra prometida, o sea, la tierra rejuvenecida o renovada, porque Dios renovará esta Tierra; o sea, que por medio de los volcanes y por medio de la radioactividad que se soltará con las explosiones de bombas nucleares en una tercera guerra mundial, y por medio de todo lo que estará aconteciendo en la gran tribulación, la Tierra se va a renovar.
Y los malos serán ceniza bajo la planta de nuestros pies. ¿Por qué? Porque el fuego atómico los destruirá en esa tercera guerra mundial y también las demás plagas que estarán cayendo durante la gran tribulación; y los maremotos y terremotos y volcanes y todo eso, obrará para traer a existencia una Nueva Tierra, porque será renovado este planeta Tierra; y por medio de los volcanes en erupción echando lava volcánica y ceniza se regarán por el planeta Tierra. ¿Cómo se va a regar por el planeta Tierra? Pues la ceniza al subir al aire después caerá, y la lava volcánica también se riega, y todo eso renovará el planeta Tierra, lo purificará; y el reino del anticristo, la bestia, será quitado todo eso, y entonces regresaremos a la Tierra al final, cuando termine la gran tribulación para el glorioso Reino Milenial; y como territorio, como planeta, entraremos a una Nueva Tierra prometida para estar con Cristo aquí, y entraremos a un Nuevo Reino, la tierra prometida como Reino, que es el glorioso Reino Milenial de Jesucristo nuestro Salvador, y estaremos en la nueva tierra como cuerpo, que es el cuerpo eterno, inmortal e incorruptible que El nos dará.
Y ahora, miren ustedes, durante ese Reino Milenial estaremos como Reyes, estaremos como Sacerdotes y estaremos como Jueces. Como Sacerdotes, encontramos que una persona para ser un sacerdote tenía que venir de la tribu de Leví, y para ser de la clase más alta del sacerdocio, tenía que venir de Coat. Coat, de esa línea vino Amram el padre de Aarón, Miriam y Moisés. Esa es la clase más alta en el sacerdocio, es la clase que tiene el sumo sacerdocio y es la clase que tiene otros sacerdotes que son la clase más alta, los que cargan el arca del pacto; y esa clase descendiente de la línea de Coat son los que pueden ser sumos sacerdotes, y para eso tiene que venir por la línea descendencia de Aarón.
Y ahora, ¿cómo vamos a ser sacerdotes en el Reino Milenial y cómo van a ser sacerdotes personas que no pertenecen a la tribu de Leví para ser sacerdotes? Sencillo. Aarón como sumo sacerdote representa a Cristo, al Mesías, representa al Sacerdote del Templo Celestial, a Melquisedec, Sacerdote del Dios Altísimo. Por lo tanto Aarón, miren ustedes, todo lo que realizaba aquí en la Tierra, en el tabernáculo, todo eso luego pasaba a manos del Sumo Sacerdote del Templo Celestial, a Melquisedec.
Y ahora, Melquisedec se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo. Melquisedec, el que le apareció a Abraham y le dio pan y vino y bendijo a Abraham, se hizo carne y habitó en medio de los seres humanos, y fue conocido por el nombre de Jesús. El Señor Jesucristo es el Rey de Salem, o sea, de Jerusalén, y Sacerdote del Dios Altísimo.
Y ahora, el Sacerdocio del Templo Celestial, vean ustedes, lo tiene Melquisedec, el cual es nuestro amado Señor Jesucristo; y por medio de creer en Jesucristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en Su Sangre y recibir Su Espíritu Santo, obtenemos el nuevo nacimiento y nacemos como hijos de Melquisedec, nacemos como hijos e hijas de Dios, hijos e hijas de Dios por medio de Jesucristo, que es Melquisedec; y por consiguiente, siendo Jesucristo el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, el cual ascendió al Cielo con Su propia Sangre… y lo que hacía Aarón, el sumo sacerdote, en el templo, llevando la sangre de la expiación del macho cabrío al lugar santísimo, es lo que Cristo haría, el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, Melquisedec, lo que haría cuando se hiciera hombre, muriera en la Cruz del Calvario, derramara Su Sangre por todos nosotros y luego la llevaría al Lugar Santísimo del Templo Celestial; lo cual hizo cuando resucitó y ascendió al Cielo victorioso. Y ha estado en el Lugar Santísimo, o sea, en el Trono de Dios en el Cielo, haciendo intercesión con Su propia Sangre como lo hacía el sumo sacerdote en el lugar santísimo del templo terrenal, tanto en el tabernáculo que construyó Moisés como del templo que construyó el rey Salomón.
Y ahora miren cómo se reflejó todas estas cosas allá en medio del pueblo hebreo en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón y el orden sacerdotal descendiente de Leví, el orden sacerdotal levítico, del cual Aarón era el sumo sacerdote, el primer sumo sacerdote.
Y ahora, eso muestra que en el Cielo hay un Orden Sacerdotal del cual Melquisedec, Jesucristo, es el Sumo Sacerdote; y nosotros siendo hijos de Jesucristo, somos hijos de Melquisedec, del Sumo Sacerdote del Templo Celestial; por lo tanto somos Sacerdotes del Templo Celestial y ministramos sacrificios espirituales para Dios, los cuales encomendamos a Jesucristo y Jesucristo los presenta a Dios; porque es el Sumo Sacerdote el que por nosotros intercede y el que presenta a Dios todo lo que nosotros le ofrecemos.
Y ahora vean ustedes del Orden Sacerdotal que somos por medio del nuevo nacimiento, por medio de nacer como hijos de Jesucristo el Sumo Sacerdote del Templo Celestial; por lo tanto estaremos ministrando durante el Reino Milenial como Sacerdotes con Cristo, el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, y como Jueces; Dios es el Juez de los Cielos y de la Tierra, y El es el mismo Melquisedec, Rey de Justicia y Rey de Paz. El es el Rey y Juez y Sumo Sacerdote de los Cielos y de la Tierra; por lo tanto, nosotros somos hijos del Juez de los Cielos y de la Tierra, por lo tanto somos Jueces también.
Ahora, con el Exodo del Día Postrero, miren ustedes, somos preparados para nuestra entrada a la tierra prometida del nuevo cuerpo y luego para ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a esa Gran Fiesta; porque cuando un hombre, una persona, obtiene su corona, obtiene su posición, sale electo el rey; porque en países donde esté la Monarquía, pues si muere el rey, pues alguien tiene que salir electo, y entonces luego el nuevo rey, anuncian que el nuevo rey es un descendiente del rey que partió, y luego hacen una fiesta de coronación para el nuevo rey, y lo visten con la vestidura del rey.
Y eso es lo que Cristo hará con todos nosotros: nos pondrá la vestidura de Reyes, el nuevo cuerpo, eterno, inmortal e incorruptible, y nos llevará a la Gran Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, en donde Cristo con Sus hijos, el Rey de los Cielos y de la Tierra con Sus hijos, estarán en esa Gran Fiesta de coronación, en esa Gran Fiesta en donde los que han sido los herederos a ese Reino serán proclamados en el Cielo los Reyes de este planeta Tierra, o sea que esa Gran Fiesta Celestial tiene un significado muy grande.
Es como cuando sale electo un presidente, salió electo, lo proclaman el nuevo presidente, pero después hay una fiesta donde le colocan la cinta de autoridad como presidente, y ahí está siendo coronado; y es una gran fiesta para todos los que estuvieron con él en todo ese trabajo que es nada menos que la introducción, un trabajo de introducción en donde se presenta el candidato, y luego cuando sale elegido pues ya después viene la fiesta.
Y ahora, vean ustedes, en el trabajo que se lleva a cabo para este tiempo final, tenemos la introducción para el nuevo cuerpo, la introducción para el rapto, la introducción para el Reino Milenial y la introducción al Día Postrero.
Ahora, vean ustedes cómo todo esto está en el Exodo del Día Postrero. En el Exodo del Día Postrero están todas las cosas que estaban en el éxodo que Dios llevó a cabo por medio del Profeta Moisés y luego en el segundo éxodo que Dios llevó a cabo por medio de Jesús. Y este tercer éxodo es para nuestra entrada a la tierra prometida del nuevo cuerpo y para ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero y para el glorioso Reino Milenial. Así que en el Exodo del Día Postrero es que están las bendiciones de Dios para toda la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, ¿cuántos estarán en el Día Postrero en el Exodo del Día Postrero? (La congregación responde: ¡Amén! – Editor) Todos nosotros. No es que estaremos, sino que ya estamos en el Exodo del Día Postrero.
Pero muchos otros entrarán al Exodo de este Día Postrero para la introducción, para esta etapa de introducción a la tierra prometida del cuerpo nuevo y a la tierra prometida del Reino Milenial, e introducción al rapto o arrebatamiento de todos los hijos e hijas de Dios para ser llevados a la Cena de las Bodas del Cordero.
Así que amados amigos y hermanos presentes, y los que están en otras naciones a través de internet o a través de la línea telefónica: el Exodo del Día Postrero es la introducción a la tierra nueva, a la tierra prometida del nuevo cuerpo y a la tierra prometida del Reino Milenial, y al rapto para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.
Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos; tiempo que estamos disfrutando, así como lo disfrutó Moisés y Josué y Caleb y los que luego entraron a la tierra prometida. Les tomó unos 40 años esa introducción, esa etapa de introducción, de preparación, pero luego, al final, entraron con Josué, a través del cual Dios se manifestó y los llevó a la tierra prometida. Es el Espíritu Santo, nuestro Josué, el que nos llevará a la tierra prometida del cuerpo nuevo y a la tierra prometida del Reino Milenial en Su manifestación del Día Postrero, en Su manifestación del Exodo del Día Postrero.
No pierdan de vista el Exodo del Día Postrero. Para tener más información del Exodo para el Día Postrero, Dios nos estará ayudando en estos días y dándonos más revelación sobre el Exodo del Día Postrero, para que así todos estemos preparados para nuestra entrada a la tierra prometida del cuerpo nuevo, que es la meta cercana que tenemos. La meta inmediata es nuestra transformación, porque después la entrada a la tierra prometida del Reino Milenial viene por consiguiente; por consiguiente vendrá la entrada al Reino Milenial para todos lo que tengan el nuevo cuerpo, o sea, el cuerpo eterno, inmortal y glorificado. Así que estemos listos en este tercer éxodo, en este Exodo del Día Postrero, para nuestra entrada a la tierra prometida del nuevo cuerpo.
Estaremos preparando todas las cosas que necesitamos, las facilidades que necesitamos, para que las personas que no han pasado por el segundo éxodo con Cristo al recibirlo como su Salvador, los que no han sido bautizados en el Nombre de Jesucristo, puedan ser bautizados; y así todos los que reciban la Palabra en este tiempo final también puedan ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo. Y así los que no han sido bautizados, puedan también ser bautizados. Los que ya han sido bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo pues ya fueron bautizados y no necesitan ser bautizados de nuevo en el Nombre del Señor Jesucristo.
Estamos preparándonos para entrar a la tierra prometida del nuevo cuerpo; pero antes de eso, encontramos que las personas que entrarán a la tierra prometida del nuevo cuerpo habrán entrado a la tierra prometida del cuerpo teofánico, a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo. O sea, que primero se entra a la tierra prometida espiritual, el cuerpo teofánico, y después se entra a la tierra prometida del cuerpo físico eterno y glorificado.
Durante estos dos mil años de la Dispensación de la Gracia, millones han estado entrando a la tierra prometida del cuerpo teofánico al recibir el bautismo del Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento. Así que ellos están seguros, los que ya partieron, porque entraron a la tierra prometida del cuerpo teofánico, y por consiguiente entrarán a la tierra prometida del cuerpo físico, eterno y glorificado cuando Cristo los resucite, y luego nos transformará a todos nosotros, y así entraremos a la tierra prometida del nuevo cuerpo.
Así que tengamos nuestra alma, nuestro corazón abierto a la Palabra de Cristo y a Su Voluntad porque pronto seremos confirmados para así ser adoptados, seremos confirmados siendo adoptados para reinar en el Reino Milenial.
Podemos saber y hablar de que somos Reyes, y eso es cierto, pero hasta que no seamos confirmados con la transformación, que es la Adopción, no reinaremos en el Reino Milenial; y eso es lo que viene muy pronto.
Dios confirmará a Sus escogidos, Su Iglesia, en este tiempo final, en el Día Postrero, no sabemos en qué año; pero siendo que es en el Día Postrero, el séptimo milenio, en algún momento de ese Día Postrero seremos confirmados como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces para reinar con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad; seremos vestidos con la nueva vestidura.
Así que con nuestras almas rendidas a Cristo, sirviéndole todos los días de nuestra vida y escuchando Su Voz y trabajando en Su Obra, y nuestras vidas arregladas delante de Dios, estaremos listos, preparados, para nuestra Adopción, nuestra confirmación en el Reino de Dios, en el Exodo del Día Postrero. Vean todas las cosas que tiene el Exodo del Día Postrero, y todavía podemos continuar hablando; por lo tanto en la próxima actividad, a las 3:00 de la tarde, estaré nuevamente con ustedes y continuaremos viendo más detalles sobre todo el Programa Divino correspondiente a este tiempo final. Y si Dios nos permite ver desde cuándo estamos en ese éxodo, lo veríamos si El nos permite verlo. Y lo que no sabemos es cuánto tiempo nos falta, pero ya sabemos que estamos en ese Exodo del Día Postrero.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto todos seamos transformados, juntamente con los muertos en Cristo cuando sean resucitados en cuerpos eternos, y seamos todos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Estaré también el próximo domingo con ustedes, Dios mediante. Todavía me quedan algunos domingos acá con ustedes. Por lo tanto en algunas de estas ocasiones les diré cuándo pueden ser bautizados los que todavía no han sido bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo. Espero que tengamos lo más pronto posible todas las facilidades listas para así llevar a cabo este requisito bíblico establecido en el Nuevo Testamento, lo cual es una bendición para cada uno de ustedes y para mí también.
Bueno, vamos a dejar por aquí nuevamente a Félix Caro para continuar, y ya nos veremos, Dios mediante, en la próxima actividad, a las 3:00 de la tarde. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL EXODO DEL DIA POSTRERO.”