Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo cristiano alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12 al 13, y capítulo 22, verso 20. Dice así:
“He aquí vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.”
Y luego nos continúa ahí diciendo:
“Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.
Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.”
“LA UNICA ESPERANZA DE LA IGLESIA.” Es nuestro tema para esta ocasión.
Después de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, la esperanza de la Iglesia para este tiempo final es la Segunda Venida de Cristo, lo que espera la Iglesia es la Segunda Venida de Cristo, esa es la esperanza de la Iglesia; y todo depende de la Segunda Venida de Cristo. La resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, y el Rapto de los escogidos de la Iglesia depende de la Segunda Venida de Cristo.
Por eso la única esperanza que tiene la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final es la Segunda Venida de Cristo; es lo que espera la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final.
Así como hubo un Orden para la Primera Venida de Cristo, hay un Orden Divino para la Segunda Venida de Cristo; todo está profetizado en la Escritura. Y para el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo las profecías correspondientes a la Primera Venida de Cristo tenían que ser cumplidas en un hombre de en medio del pueblo hebreo, y ese hombre tenía que venir al final, en los últimos años de la Dispensación de la Ley, tenía que nacer en medio de pueblo hebreo y tenía que comenzar Su Ministerio luego que el último Mensajero de la Dispensación de la Ley, Juan el Bautista, comenzara su ministerio; porque Juan el Bautista era nada menos que el precursor de la Primera Venida de Cristo, el cual vino con el espíritu y virtud de Elías.
Y luego tenía que aparecer un varón, un hombre, del cual Juan el Bautista estaba dando testimonio que vendría después de él y el cual los bautizaría con Espíritu Santo y fuego; para lo cual El tenía que llevar a cabo una Obra (o sea, el que vendría después de Juan), Obra que estaba sellada en Jesús; y nadie conocía la Obra que El llevaría a cabo, pero Jesús sí conocía la Obra que El llevaría a cabo.
Y ahora, en medio del pueblo hebreo estaba la esperanza de la Venida del Mesías, y cuando vino no lo reconocieron. Es que la gente quizás pensaba —conforme a sus interpretaciones— lo que El debía hacer; pero lo que El tenía que hacer era lo que estaba sellado en las profecías correspondientes a aquel tiempo. Y esas fueron las cosas que Jesús hizo y por eso El agradó al Padre, porque hacía lo que a Dios le agradaba; y eso era cumplir lo que estaba escrito de El para aquel tiempo, y así cumplir el propósito de la Primera Venida de Cristo.
Todo eso se cumplió en un joven sencillo nacido en Belén de Judea y criado en Nazaret, en el cual estaba el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob velado en carne humana. El Verbo que era con Dios y era Dios se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo en el velo de carne llamado Jesús. Donde Dios esté, donde esté el Verbo, la Palabra, estará velado en carne humana.
Por lo tanto, el Verbo cuando vino en medio del pueblo hebreo haciéndose carne, estaba en un joven carpintero de Nazaret velado; y luego se reveló por medio de ese hombre, de ese joven, y dio a conocer la profecía o las profecías que estaban cumpliéndose en El. Por eso El podía leer Isaías, capítulo 61 y luego decir: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Como podrá decir, leer y luego confirmar, el Angel de Jesucristo cuando lea Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, donde dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Luego él podrá decir: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” ¿Por qué? Porque estará en medio de la Iglesia el Enviado de Jesucristo, el Angel del Señor Jesucristo, para cumplir el Programa Divino que estará sellado en él para este tiempo final.
Y ahora, en la Primera Venida de Cristo todas las profecías concernientes a la Primera Venida de Cristo fueron cumplidas en Jesús de Nazaret, en forma sencilla todas se cumplieron; y lo que parecía ser un desastre, una derrota para Jesús, era la victoria; porque estaba Cristo llevando nuestros pecados y muriendo en lugar de nosotros para que nosotros podamos tener vida eterna, y El luego fue resucitado y dice la Escritura que fue justificado en el Espíritu; por lo tanto, cuando El resucitó, resucitó sin los pecados nuestros porque los dejó allá en el infierno.
Y ahora, todo el Programa Divino que estaba sellado en Jesús, todo el Programa Divino de la Primera Venida del Mesías fue cumplido en Jesús de Nazaret; y hemos estado recibiendo los beneficios de Su Primera Venida y la Obra realizada en Su Primera Venida y la Obra que El ha estado haciendo en el Cielo por estos dos mil años aproximadamente: Su Obra de Intercesión en el Cielo. Pero El cuando termine de hacer Intercesión hasta por el último de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, luego saldrá del Trono de Intercesión y tomará el Título de Propiedad, porque ya se habrá cumplido lo que está en el Título de Propiedad en cuanto al Programa Divino, se habrán cumplido las diferentes etapas de la Iglesia y se habrá completado el número de los escogidos de Dios del Cuerpo Místico de Cristo.
Así como el sumo sacerdote el día de la expiación entraba unas cuantas veces al lugar santísimo, y luego cuando terminaba su labor de intercesión con la sangre del macho cabrío haciendo intercesión por el pueblo, encontramos que luego que terminaba todas sus labores en ese día salía del lugar de intercesión, se cambiaba la ropa, su vestidura, y se colocaba sus vestiduras de oro (vestiduras que estaban con oro) y se presentaba ante el pueblo habiendo terminado su labor de intercesor, se presentaba ante el pueblo con su vestidura del novio del pueblo hebreo.
Así aparecía el sumo sacerdote con sus vestiduras de oro; ya no las vestiduras que tenía en el lugar de intercesión, porque esas se las quitaba cuando salía y luego se colocaba otras vestiduras. Y cuando todos veían al sumo sacerdote que había terminado sus labores de intercesión el día de la expiación en el templo, todos se llenaban de gozo, pues Dios había aceptado la obra, la labor de intercesión; y la señal de que había aceptado esa obra era que el sumo sacerdote había regresado vivo, no había muerto en el lugar santísimo, y todo Israel quedaba perdonado y quedaba reconciliado con Dios.
De edad en edad hemos estado siendo reconciliados con Dios hasta que sea reconciliado hasta el último de los escogidos de Dios; y entonces todo el Israel Celestial quedará reconciliado con Dios y obtendrá las bendiciones de Cristo recibiendo su transformación los que vivimos (nuestra transformación), y los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos; y así estaremos reconciliados totalmente con Dios, físicamente también con un cuerpo eterno y glorificado, para poder ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, y luego regresar a la Tierra como Reyes y Sacerdotes para reinar con Cristo por el Milenio y luego estar en el Juicio Final con Cristo como Jueces con Cristo (porque los santos juzgarán al mundo), y luego estar por toda la eternidad con Cristo como Reyes y Sacerdotes.
Y ahora, de la Segunda Venida de Cristo, cuando termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, dependen todos los creyentes en Cristo que partieron y todos los que estamos vivos en esta Tierra; dependemos para nuestra transformación, dependemos de la Segunda Venida de Cristo; por eso de etapa en etapa los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo han estado esperando la Segunda Venida de Cristo.
Cristo luego de terminar Su Obra de Intercesión en el Cielo pasará por el Paraíso y El juzgará a los siete ángeles mensajeros y al grupo completo, o sea, el juicio de parte de Cristo, y luego resucitarán con Cristo los Mensajeros con el grupo que tuvo cada Mensajero en cada edad.
Por eso cuando el Rvdo. William Branham estuvo en el Paraíso antes de su partida final al Paraíso, cuando estuvo de visita en el Paraíso, le dijeron: “Aquí ni comemos, ni bebemos, ni dormimos; pero nosotros regresaremos a la Tierra y entonces comeremos.” El Rvdo. William Branham quería ver a Jesús, pero le dijeron: “Por ahora no lo puedes ver, El está más arriba.” ¿Y qué significa eso? Que donde él estuvo visitando a los creyentes en Cristo que habían partido y que eran sus convertidos a Cristo, estaban viviendo en el Paraíso (la sexta dimensión); y más arriba estaba Jesús en la séptima dimensión haciendo Intercesión; y todavía, el Rvdo. William Branham todavía no podía ver a Jesús. Y le dijeron: “El vendrá aquí primero.” En el Paraíso están esperando la Venida del Señor, como en el Paraíso en el tiempo del Antiguo Testamento estaba Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas del Antiguo Testamento en el Paraíso, en el Seno de Abraham esperando la Venida del Señor.
Y cuando Cristo salió del infierno pasó al Paraíso, y allí tomó todos los santos que estaban allí, los cuales con la muerte de Cristo y Su Sangre derramada, los pecados de ellos que estaban cubiertos con la sangre de los animalitos, de sacrificios que ellos habían ofrecido a Dios, cuando la Sangre de Cristo fue derramada sus pecados fueron quitados y ahora podían entrar a la resurrección y luego ascender con Cristo al Cielo.
Y ahora, en el Nuevo Testamento los santos van a la sexta dimensión, un lugar de paz, de amor, donde hay árboles, donde hay flores, donde hay animales, donde hay pajaritos, otro mundo, otra dimensión donde se vive en el cuerpo teofánico, cuerpo angelical que la persona ha recibido cuando creyó en Cristo y recibió el Espíritu Santo y así nació de nuevo.
Y ahora podemos ver que con el nacimiento de una persona siempre un cuerpo ha nacido, porque no puede decir que nació y no recibió un cuerpo. Y ahora con el nuevo nacimiento hemos obtenido el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y por eso al partir vamos a la sexta dimensión en ese cuerpo teofánico, que es un cuerpo angelical; en esos cuerpos teofánicos estamos como los ángeles de Dios, porque es un cuerpo, es un cuerpo angelical.
Y ahora, allí están todos los siete mensajeros con los grupos de las siete edades y también están los apóstoles con los creyentes de su tiempo. Cristo descenderá de la séptima dimensión a la sexta dimensión para traer en Su Venida los santos que están en el Paraíso, resucitarlos, y entonces estarán en cuerpos glorificados y luego nosotros seremos transformados.
La transformación para nosotros es nuestra Adopción, o sea, la Adopción del cuerpo, la Redención del cuerpo, como para los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos es la Redención del cuerpo para ellos, y de esa Redención es que nos habla San Pablo en su carta a los Efesios, capítulo 1, verso 10 al 14; y también el capítulo 4, verso 30, cuando nos dice:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”
El Día de la Redención es el Día de la Redención del cuerpo físico, en donde seremos transformados y tendremos el cuerpo eterno. En Romanos, capítulo 8, también San Pablo del verso 14 al 29, nos habló de la Redención del cuerpo en donde la manifestación de los hijos de Dios en cuerpos eternos será llevada a cabo, y entonces estaremos en cuerpos inmortales, cuerpos incorruptibles, eternos, cuerpos como el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
En la actualidad todo ser humano que viene a esta Tierra aparece en un cuerpo de carne mortal, corruptible y temporal, el cual San Pablo señala como cuerpo animal. Pero ahora la promesa es que tendremos un cuerpo celestial, un cuerpo glorificado igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
¿Y por qué el cuerpo de carne, San Pablo lo conceptúa un cuerpo animal, corruptible y temporal? Por causa de que fue un animal, la serpiente, quien engañó a Eva y por consiguiente el ser humano bajó de su nivel donde había sido colocado, y por consiguiente también cayó, bajó, de la vida eterna. Y le tocó al ser humano, de Adán hacia acá, aparecer en cuerpo animal, corruptible y temporal, con un espíritu del mundo.
En palabras más claras: el ser humano al venir a esta Tierra y obtener un espíritu del mundo, lo que ha obtenido es un espíritu o cuerpo espiritual que lo inclina hacia el mal; por lo tanto también ese es un espíritu animal, no de animal corriente, sino de aquella raza que hubo antes de la caída del ser humano, aquella raza de la serpiente que era astuta, era inteligente y se dejó usar del diablo.
Por eso es que se requiere el nuevo nacimiento para toda persona que viene a este mundo para que reciba un espíritu celestial, un espíritu del Cielo, y así reciba un cuerpo del Cielo, teofánico, para que luego pueda recibir un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible, y glorificado y celestial, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, para todos los creyentes en Cristo, para toda la Iglesia de Jesucristo, para poder salir de esta dimensión terrenal y poder entrar físicamente a la vida eterna, así como hemos entrado espiritualmente a la vida eterna… cuando decimos ‘espiritualmente,’ pues esto se refiere al nuevo nacimiento, en donde entramos al Cuerpo Místico de Cristo, y por consiguiente entramos a la sexta dimensión, a la dimensión angelical.
Y así como hemos entrado a la dimensión angelical por medio del nuevo nacimiento al creer en Cristo como su Salvador y recibir su Espíritu Santo, entraremos al nuevo cuerpo, y por consiguiente entraremos a un cuerpo inter-dimensional con el cual podremos viajar más rápido que la velocidad del pensamiento, y el lugar más lejano nos tomará el mismo tiempo que el lugar más cercano para ir.
¿Y cómo puede ser posible que uno pueda ir al lugar más lejano del universo en la misma cantidad de tiempo que puede ir al lugar más cercano? Sencillo. ¿Cuánto tiempo usted se echa en pensar que del lugar donde usted está, pasar acá al lugar donde yo estoy? Y ahora, piense en ir del lugar donde usted está a Júpiter y verá que se toma el mismo tiempo, y puede ir al lugar más lejano del universo en el mismo tiempo que usted se toma en pensar en venir de donde usted está a donde yo estoy, porque usted viaja en el pensamiento y con el pensamiento, y así viajaremos cuando estemos en el nuevo cuerpo, porque nuestro cuerpo estará sujeto a nuestro pensamiento.
Y ahora miren ustedes, en la actualidad cualquiera puede decir: “Pero eso es algo raro.” Pues no es nada de raro porque en la actualidad el cuerpo físico también está sujeto a su pensamiento: cuando usted va para otra ciudad o a trabajar, ¿no fue que usted pensó ir a trabajar? Pues claro que sí; por lo tanto su cuerpo está sujeto a su pensamiento y su cuerpo va al lugar donde usted piensa ir.
Los únicos que van para un lugar y no saben que van o no saben a dónde van, son los que no están muy bien de la mente, que no saben que iban para allá o iban para acá; pero una persona que está bien de la mente sabe hacia dónde va, piensa en ir para tal lugar y va hacia ese lugar.
Cuando una persona aparece en un lugar y de momento se da cuenta que no iba para ese lugar, pues algo le pasó en su mente y se le borró de su mente el lugar para donde iba. ¿Ve que tuvo algún problema en su mente? Y entonces su cuerpo no estuvo sujeto a su pensamiento. Pero tenemos que vigilar la forma en que pensamos porque todo lo hacemos obedece a nuestro pensamiento, o sea, que es el producto de nuestro pensamiento.
Por ejemplo: los que obtienen una carrera, ese fue el producto de su pensamiento; pensaron en ser o contables o abogados o médicos o pensaron ser oficinistas y así por el estilo, y comenzaron a trabajar en eso, estudiando lo que tenían que estudiar, y llegaron a donde pensaron llegar. Algunos, pues, se desaniman, porque algunas veces es un poquito duro llegar o no tienen las facilidades, y si no tienen las facilidades y tampoco tienen mucho ánimo, entonces desisten de llegar a donde habían pensado.
Ahora tenemos que ver, vigilar bien nuestro pensamiento para que así tengamos toda nuestra vida sujeta a la forma correcta de pensar. Y en las cosas de Dios tenemos que pensar de acuerdo a la Palabra de Dios, para que así los Pensamientos Divinos estén en nuestra mente, estén en nuestro corazón, y por consiguiente estén en toda nuestra vida siendo manifestados, siendo cumplidos los Pensamientos Divinos; pues los Pensamientos Divinos son Su Palabra que El ha hablado.
En la Palabra que El ha hablado está expresado el Pensamiento de Dios; así como en las cosas que las personas hablan está expresada la forma de pensar de las personas; y la voz de una persona es su palabra hablada. Y así también la Voz de Dios es Su Palabra hablada.
Por eso dice: “Si oyes hoy Su Voz no endurezcas tu corazón.” Dios ha estado hablando de edad en edad, y de dispensación en dispensación por medio de Sus Mensajeros; y esa es la Voz de Dios para el pueblo en cada edad y en cada dispensación, esa es la Palabra, la Voz de Dios manifestada para todos los seres humanos.
Y ahora, para este tiempo final encontramos que la única esperanza que hay para el ser humano y sobre todo para la Iglesia de Jesucristo no es la política… los asuntos políticos cada día están envueltos en más problemas, situaciones más difíciles; no es la ciencia… Nada de eso es la solución a todos los problemas de la humanidad. Pero hay una esperanza, la esperanza es: la Segunda Venida de Cristo, esa será la solución a todos los problemas de los hijos de Dios, y esa será la solución para el pueblo hebreo.
Ahora, la solución para unos no quiere decir que es la solución para otras personas; es la solución para los hijos de Dios y para el pueblo hebreo, pero para el reino de los gentiles, para el mundo, eso significa el final; estará marcando el final del reino de los gentiles y por consiguiente estará marcando el final del imperio del diablo, pues el diablo será, al final de la gran tribulación, atado y echado en el abismo.
Por lo tanto, la solución para la Iglesia de Jesucristo no es la solución para el diablo ni para la cizaña. Para la cizaña… La Segunda Venida de Cristo estará marcando el final para la cizaña, estará marcando el tiempo en que la cizaña será echada al horno de fuego para ser quemada en la gran tribulación con fuego atómico y fuego volcánico.
Ahora, podemos ver que es para la Iglesia del Señor Jesucristo la esperanza verdadera, la Segunda Venida de Cristo. Pero el mundo no está esperando la Segunda Venida de Cristo; la Iglesia del Señor Jesucristo sí está esperando la Segunda Venida de Cristo para obtener la Redención del cuerpo, o sea, la transformación de nuestros cuerpos; y no hay otra esperanza para la Iglesia del Señor Jesucristo. Esa promesa le será confirmada a la Iglesia del Señor Jesucristo, y Cristo en este tiempo final estará usando al Mensajero del Día Postrero para darle testimonio de estas cosas que deben suceder en este tiempo final, y sobre todo darle testimonio de la Segunda Venida de Cristo alrededor de la cual giran todas las demás cosas que estarán sucediendo en este tiempo final.
Así que para nosotros no hay otra esperanza excepto la Segunda Venida de Cristo. Cuando El termine Su Obra de Intercesión en el Cielo entonces El pasará – hará el reclamo y pasará por el Paraíso, y traerá del Paraíso a todos los santos, los resucitará y a nosotros nos transformará; y entonces Cristo se manifestará en toda su plenitud a través de Su Mensajero del Día Postrero y cumplirá lo que El ha prometido hacer en este tiempo final.
El Rvdo. William Branham en un sueño que tuvo vio a Cristo y a Su Angel, al Angel Ministrador, con el Libro donde están escritos los nombres de todos los escogidos de Dios, de todos los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo; y él dijo que ese Angel pasaba lista, llamaba por los nombres a las personas, y Cristo observaba a esas personas viniendo; o sea, que el Angel del Señor Jesucristo que vio como Angel Ministrador con el Título de Propiedad, el Libro que contiene los nombres de los miembros de la Iglesia de Jesucristo, viene a ser el Secretario de Cristo, el que ministra o administra con Cristo las cosas de Jesucristo.
Y ahora, por esa razón es que Cristo al tomar el Título de Propiedad en el Cielo, luego lo trae en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11 y lo entrega a un hombre el cual tipifica al Angel Mensajero de Jesucristo que estará en el Día Postrero, para que así la Palabra y el Profeta se hagan uno; y así queda en ese hombre hecho carne ese Título de Propiedad, se hace carne la Palabra en ese Mensajero, ahí viene entonces la Palabra sellada, velada y revelada a través de ese Mensajero, y viene dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, y viene Cristo ungiéndolo y hablando por medio de él, Cristo colocando Su Palabra en la boca de ese Mensajero:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida.” (Apocalipsis 12:14 – Editor).
¿Y dónde vamos a lavar nuestras vestiduras? En la Sangre del Señor Jesucristo. Ahí es donde lavamos nuestras vestiduras para tener derecho al Arbol de la Vida, y el Arbol de la Vida es Jesucristo nuestro Salvador. No es que haya un árbol literal del cual uno se coma un fruto y viva eternamente, Cristo es el Arbol de la Vida, fuera de Cristo no hay vida eterna.
Y ahora, esta promesa:“He aquí vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” es la misma promesa que el mismo Cristo había hecho en San Mateo, capítulo 16, versos 24 al 28, donde dice:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?…”
O sea, que aquí Cristo nos muestra que lo más importante para el ser humano es su alma. Si pierde su alma, de nada le sirvió vivir en este planeta Tierra, fue una persona muy mezquina con su propia alma, fue mezquina consigo misma. ¿Por qué? Porque teniendo la oportunidad de obtener vida eterna para su alma, no la obtuvo. ¿Por qué? Porque no recibió a Cristo como su Salvador, no lavó sus pecados en la Sangre de Cristo y no recibió el Espíritu de Cristo, y por consiguiente no nació de nuevo y ha perdido la oportunidad de vivir eternamente en un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado.
“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”
Y ahora, podemos ver que esta promesa de la Venida del Señor con Sus Angeles la hizo Cristo también en San Mateo, capítulo 16, versos 27 al 28: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su trono.”
Y luego seis días después, tomó a Pedro, a Jacobo y Juan y subió a un monte alto y se transfiguró delante de ellos en el capítulo 17, y allí les mostró el Orden de Su Segunda Venida, por eso aparecieron Moisés y Elías hablando con Jesús, Jesús apareció con Su rostro resplandeciendo como el sol – resplandeciente como el sol y Sus vestiduras como la luz; y ahí Cristo está mostrando el Orden de Su Segunda Venida.
En Su Segunda Venida El viene con Sus Angeles, que son Moisés y Elías, los Ministerios de Moisés y Elías siendo manifestados, o sea, los Dos Olivos. Y este es el tiempo para la Adopción de los hijos e hijas de Dios, para la Adopción, que es la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; aparecieron allí Moisés, que representa los muertos en Cristo, y Elías, que representa los que serán transformados y raptados; también aparecieron allí o estaban allí Pedro, Jacobo y Juan, testigos de la Tierra que estaban viviendo en ese tiempo.
Y ahora, todo ese conjunto allí de personas que habían partido y de personas que estaban viviendo todavía en la Tierra, y de Jesús allí siendo transfigurado, nos muestra el Orden de la Segunda Venida de Cristo para la Adopción; allí estaba siendo adoptado Jesús (y así es para este tiempo final); pero antes tuvo que subir al monte donde sería adoptado. Y aquel monte allá representa la Iglesia del Señor Jesucristo que es llamada también el Monte de Sión; por eso los redimidos han estado subiendo a ese Monte de etapa en etapa. Vimos a los miembros de la Iglesia de Jesucristo subiendo desde su comienzo, comenzaron a subir en el Monte, y de edad en edad hemos visto a la Iglesia de Jesucristo cada día más arriba, hasta que hemos llegado a la cima del Monte de Sión, a la etapa donde seremos adoptados los que vivimos y los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos.
Por eso es que la única esperanza para la Iglesia de Jesucristo, para su transformación, es la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles en el Día Postrero.
En la actualidad todavía Cristo está en el Trono de Intercesión hasta que entre hasta el último de los escogidos de Dios; y cuando eso ocurra, entonces Cristo termina Su Obra de Intercesión en el Cielo, sale del Trono de Intercesión para reclamar todo lo que El ha redimido con Su Sangre, reclamar a Su Iglesia y restaurarnos a la vida eterna en cuerpos eternos, y para reclamar el Trono de David; El hace el reclamo de ese Trono porque le pertenece a El.
Por eso El vendrá manifestando todo Su Poder cuando termine Su Obra de Intercesión, y por eso es que nos adoptará a todos y tendrá una manifestación plena en Su Iglesia en este tiempo final, que durará… Dice el Rvdo. William Branham: “Luego que los muertos en Cristo resuciten, estaremos aquí – y seamos transformados nosotros, estaremos aquí de 30 a 40 días.” O sea, que habrá un lapso de tiempo para Cristo manifestarse en toda Su plenitud en Su Iglesia y llevar a cabo maravillas, señales y milagros grandes, como fueron vistos por el Rvdo. William Branham en la Visión de la Carpa. Y ahí estarán manifestando también un Nombre que El vio cuando tuvo el sueño o Visión de la Carpa y vio las cosas sucediendo, y luego entró – luego de estar viendo todo suceder entró al cuartito pequeño de madera y él vio un Nombre; y cuando luego regresó de la visión o del sueño él estaba buscando ese Nombre; porque ese es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre Eterno de Dios, y ese es el Nombre que El promete escribir sobre el Vencedor.
Por lo tanto, en esa manifestación plena de Jesucristo en Su Iglesia en el Día Postrero, en donde Cristo obtendrá la gran victoria en el Amor Divino para Su Iglesia, estará siendo manifestado el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Por eso es que el Rvdo. William Branham nos habla de ese Nombre, y en la página 2-A del libro de “Citas,” párrafo 11, que contiene un extracto del Mensaje: “Proezas de fe,” predicado en el 1953, dice:
“El se levantó y ascendió, recibió un Nuevo Nombre que nadie conocía; entonces yo lo veo a El viniendo en Su Poder.”
Ahí tenemos ese Nombre que El recibió cuando ascendió victorioso al Cielo. También nos dice el Rvdo. William Branham, que el Angel le dijo en una ocasión… Vean, dice… Cuando él estuvo en esa Visión de la Carpa, dice:
“Y yo dije: yo no entiendo ello allí adentro (o sea, no entiendo eso allí en ese cuartito pequeño, lo que estaba sucediendo),’ fíjense en lo siempre escritural, él dijo…”
O sea, el ángel que le aparecía al Hno. Branham, que era un hombre como de 200 libras, de piel… color piel canela un poco, de cabello negro y una persona como de 200 libras con unos 6 pies de estatura, de brazos grandes, ese es un hombre de la sexta dimensión; y ese hombre, ese ángel, le dice… Vean:
“él dijo: ‘No dijo el Señor, cuando ores no seas como los hipócritas que les gusta hacer espectáculo público,’ dijo: ‘entra en tu cámara y cuando lo hagas, cierra la puerta, luego ora a tu Padre que ve en secreto, y él que ve en secreto te recompensará en público,’ y él dijo: ‘¿tú recuerdas ese nombre que buscabas esa vez que soñaste de ello?…”
Buscaba ese Nombre cuando él soñó, y él estaba buscando a ver cuál era ese Nombre que él había oído o visto. Y ahora miren aquí, en la página 26, párrafo 216, dice… hablando de la Visión de la Carpa, dice:
“Eso ha sido prometido que vendrá en existencia en el tabernáculo aquí, antes de llegar a la carpa. Bueno, ahora a lo más que yo sé, allí no había nada, no más que sólo – tan pronto como entré allí, el Espíritu del Señor entró y sólo comenzó el discernimiento.”
O sea, que él trató de que se materializara la Visión de la Carpa, él trató que eso se materializara en su ministerio y preparó más o menos todo en su tabernáculo para ver si Dios cumplía la Visión de la Carpa; y cuando entró a un cuartito que él tenía preparado, lo que comenzó a suceder fue el discernimiento, o sea, que no comenzó a cumplirse lo que él había visto en la Visión de la Carpa; por lo tanto eso está para más adelante.
Por eso en el 1965 ó 64 él dice: “Hay una cosa que todavía no se ha cumplido y eso es la visión de la carpa.” Así que si no se cumplió en su tabernáculo en algún lugar se va a cumplir. Dice:
“Comenzó el discernimiento – discerniendo los espíritus y diciéndole a la gente de sus problemas… y parecía como quizá continuaría por un tiempo, hasta que esa carpa llegue, arriba, bajo el mismo ministerio que he tenido, porque en las entrevistas hoy hubo cuatro visiones grandes fuera de lo establecido, que tomaron lugar en las entrevistas. Así que parece que quizá yo continuaré adelante hasta quizá que la carpa empiece, o lo que sea que EL HA ESCOGIDO PARA PRINCIPIAR A DECLARAR SU NOMBRE EN UNA MANERA NUEVA. PERO CUANDO LO HAGA, SERA SOLO TAN PERFECTO COMO LOS OTROS.”
Así que Dios va – tiene una forma escogida para comenzar a declarar de una manera nueva Su Nombre, para comenzar a declarar Su Nombre en una forma nueva, en una manera nueva; y una forma nueva del Nombre del Señor es un Nombre Nuevo. Ese es uno de los misterios que están contenidos ahí en la Visión de la Carpa y que en esta Tierra habrá alguien que tendrá el Ministerio del Día Postrero y que en él estará sellado todo ese secreto y estará sellado todo el Programa de la Visión de la Carpa para ser cumplido bajo el Ministerio de esa persona; y solamente tenemos, conforme a las profecías bíblicas, la promesa de una persona que vendrá enviada por Jesucristo, del cual Jesucristo dice que es Su Angel, cuando dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22:16 – Editor).
De eso habló el Rvdo. William Branham y dijo que ese Angel era un Profeta. Toda revelación tiene que venir al Profeta que Dios tiene, y por medio de ese Profeta al pueblo. Y la revelación de la Segunda Venida de Cristo y la revelación del Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo de Jesucristo no puede venir por medio de cualquier persona, sino por medio de un Profeta.
Y el único Profeta prometido para el Día Postrero después del Rvdo. William Branham (el cual fue un profeta grande y precursor de la Segunda Venida de Cristo), el otro Profeta prometido es el Angel del Señor Jesucristo para el Día Postrero, en el cual Cristo estará manifestado en el Día Postrero y estará obrando las cosas que El ha prometido para el Día Postrero. Y así Cristo estará materializando en Su Iglesia las cosas que corresponden a este tiempo final. Cosas celestiales estarán siendo materializadas en la Tierra en medio de la Iglesia de Jesucristo; porque lo que está sucediendo en este planeta Tierra es la materialización de lo invisible; porque las cosas que se ven son hechas de las que no se ven.
Por un lado tenemos la cizaña, que son los hijos del malo: eso es la materialización del enemigo de Dios y toda su simiente; por otro lado tenemos el trigo, que son los hijos del Reino, los hijos de Dios, y Cristo es el que está materializando todas esas cosas celestiales y está materializando en la Tierra a los hijos e hijas de Dios, y está Cristo materializando en Su Iglesia Su Reino, está materializando en Su Iglesia Su Ejército Celestial, porque el Ejército Celestial de Cristo es Su Iglesia; o sea, que Su Iglesia es la materialización del Ejército de Jesucristo.
Y ahora, podemos ver que estos misterios que pertenecen a otras dimensiones se han estado materializando en este planeta Tierra; son misterios que los seres humanos no han podido comprender pero que han experimentado y han experimentado la lucha que hay entre estos ejércitos invisibles, porque la lucha que comenzó en el Cielo, luego ha continuado en la Tierra.
Y ahora, para el tiempo final hemos de saber cómo se llaman estos seres que han luchado en el Cielo, luego cuando vienen a la Tierra tienen un nombre.
Y ahora, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, pues lo conocemos como el Señor Jesucristo, el Verbo que se hizo carne. Y ahí lo vamos a dejar, porque hay cosas del Cielo que están mencionadas con nombres, pero luego cuando son manifestadas en la Tierra encontraremos que obtienen el nombre que les corresponde aquí en la Tierra.
Y ahora, podemos ver que aquí en el planeta Tierra están sucediendo cosas muy grandes, las cuales vienen de otros mundos: De la quinta dimensión: todas las cosas del maligno; de la sexta y séptima dimensión: las cosas de Dios. ¿Vieron lo sencillo que es todo? Las que vienen de Dios están sujetas a la Palabra de Dios; las que no vienen de Dios, entonces están sujetas al príncipe de las tinieblas.
Y por causa de las cosas que están sucediendo en la Tierra, que son el producto de la manifestación de otras dimensiones, la única esperanza que tenemos nosotros es la Segunda Venida de Cristo. Fuera de la Segunda Venida de Cristo no hay esperanza para el ser humano, en este tiempo final, pues ya pronto ha de comenzar la gran tribulación; no sabemos en qué año, pero eso está tan cerca que, si Dios nos abriera ese misterio y nos mostrara el año, quizás nos sorprenderíamos de lo cerca que está.
Pero antes de comenzar la gran tribulación nosotros tenemos que ser transformados y los muertos en Cristo tienen que ser resucitados en cuerpos eternos para ir a la Cena de las Bodas del Cordero antes que comience la gran tribulación; porque Dios no nos ha puesto para ira, sino para salvación. Así como El nos ha salvado y nos ha dado vida eterna, nos salvará también del juicio de la gran tribulación, de la hora de la tentación que ha de venir sobre este mundo.
Por eso estemos bien agarrados de Cristo en este tiempo final, porque no hay otra esperanza para nosotros sino la Segunda Venida de Cristo para llevarnos con El a la Cena de las Bodas del Cordero.
“He aquí vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” Y nosotros decimos: “Sí. Ven Señor Jesús.”
Que pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, y pronto venga Jesucristo nuestro Salvador del Trono de Intercesión en el Cielo y nos adopte; que se manifieste en toda Su plenitud en esta Tierra. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo lo pedimos, y pedimos que nos ayude y nos prepare para ese glorioso momento de la transformación, de modo que todos los que estamos aquí y los que están a través de la linea telefónica y a través de internet y los que leerán esta conferencia en un folleto, todos seamos preparados para nuestra transformación y todos seamos transformados. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes todos estos domingos que he estado con ustedes compartiendo momentos de compañerismo cristiano, y viendo las Escrituras, y todas las promesas que El nos ha hecho en las Escrituras, y viendo las que ya han sido cumplidas y las que están en proceso de cumplimiento. Todavía queda trabajo en toda la América Latina y el Caribe, y también en Norteamérica y en otros lugares; por lo tanto tenemos que trabajar en todos los países para que se complete el número de los escogidos de Dios.
Oren mucho ustedes por mí, yo oraré por ustedes, y mi corazón estará siempre con ustedes, y el Mensaje también siempre estará con ustedes. Ahora tienen dos pantallas aquí para continuar escuchando y viendo las conferencias que ya están grabadas, para así continuar siendo alimentados y preparados, crecer en el conocimiento de Dios y ser preparados para nuestra transformación.
Nunca se aparten del Señor Jesucristo no importa los problemas que ustedes tengan. Pidan a Cristo en oración Su ayuda y fortaleza, y también el perdón por toda falta, error o pecado que cometan, y sigan hacia adelante en la vida cristiana, sirviendo a nuestro amado Señor Jesucristo porque El es nuestra única esperanza, y Su Segunda Venida es la única esperanza que hay para nosotros en este tiempo final, porque El viene para llevarnos con El a la Casa de nuestro Padre Celestial.
El dijo: “En la Casa de mi Padre muchas moradas hay; si no fuera así, yo lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (San Juan 14: 2-3 – Editor). Así que El viene por nosotros.
Sigan adelante, siempre sirviendo a Cristo. Yo también seguiré siempre adelante sirviendo a Cristo hasta que seamos transformados. Y después, cuando estemos en el nuevo cuerpo, será mucho más fácil todo el trayecto que caminaremos con El.
Así que la meta es llegar a la transformación, esa es la meta de Cristo y la meta nuestra, y vamos a llegar en el Nombre del Señor Jesucristo.
Bueno, que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, continúen con ustedes cada día en más abundancia, y pronto estemos listos para nuestra transformación.
Dejo nuevamente a nuestro hermano y amigo Benjamín Pérez (Benjie) para continuar. Y si hay algún anuncio también, pues, nos harán el anuncio que tengan. Y también recuerden que para Semana Santa tendremos los bautismos para todos los que no han sido todavía bautizados pero que han recibido a Cristo como su Salvador.
Con nosotros nuevamente nuestro amigo y hermano Benjamín Pérez para continuar. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA UNICA ESPERANZA DE LA IGLESIA.”