Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo cristiano alrededor de la Palabra de Dios, para así ver lo que la Palabra de Dios dice y sumergirnos dentro de la Palabra de Dios en este tiempo final; porque solamente dentro de la Palabra de Dios es que hay seguridad.
Nos dice el apóstol San Pablo en el capítulo 5 de Efesios, versos 23 en adelante. Dice:
“…Porque el marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Así también… (hasta aquí está bien).”
Tomamos las palabras aquí de San Pablo, que nos dice: “para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.”
“SUMERGIDOS EN LAS AGUAS DE LA PALABRA.”
Cuando una persona se sumerge en las aguas de un río es porque se ha metido dentro del agua; y cuando se sumerge se mete completo ¡de pies y cabeza! dentro del agua, y ahí quedó sumergido dentro del agua.
Y ahora cuando nos sumergimos dentro del Agua de la Palabra, nos metemos de pies y cabeza dentro de la Palabra de Dios en todo lo que la Palabra de Dios nos dice.
Por lo tanto cada persona, conforme al Evangelio, para poder recibir Salvación necesita sumergirse en las Aguas de la Palabra y recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, dar testimonio de que cree en Cristo como su Salvador, un testimonio público, y arrepentirse de sus pecados, y luego ser bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo.
Esa persona tiene la promesa de que recibirá el Espíritu Santo, y por consiguiente recibirá el nuevo nacimiento y por consiguiente recibirá un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y así es como la persona viene a ser una nueva criatura, una Nueva Creación.
Muchas personas tratan de ser buenas personas, lo cual está bien; pero esa no es la forma para obtener el nuevo nacimiento, esa no es la forma para obtener la Salvación. Para obtener la Salvación es sumergiéndose en las Aguas de la Palabra, recibiendo a Cristo como su Salvador y lavando sus pecados en la Sangre de Cristo al haberse arrepentido de sus pecados, y siendo bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo; y luego recibe el Espíritu Santo, conforme a la promesa de Cristo. Por eso es que San Pedro, en el libro de los Hechos nos dice en el capítulo 2, verso 37 al 41, cuando San Pedro predicó aquel primer Mensaje el día de Pentecostés. Dice:
“Al oir esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre del Señor Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Y aquí podemos ver lo que San Pedro dice a aquella multitud que le preguntó qué hacer. San Pedro les dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Ahí tenemos un Orden Bíblico para recibir el Espíritu Santo. Eso es recibir a Cristo como nuestro Salvador, arrepentidos de nuestros pecados y ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo. Y la promesa es que recibiremos el Espíritu Santo; es una promesa de parte de Dios.
Por eso también en el capítulo 22 del libro de los Hechos. Cuando vino al apóstol San Pedro un varón, un profeta… (Hechos 10 y Hechos, capítulo 22) encontramos que Dios envió a Ananías luego que Cristo le apareció a San Pablo en la Columna de Fuego y San Pablo quedó ciego y le fue dicho que se fuera ya a Damasco, y que se fuese al lugar de la derecha. Y ahora, en el capítulo 22, miren ustedes… Veamos aquí, verso 6 en adelante, dice:
“Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;
y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.
Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo.
Y dijo: ¿Qué haré, Señor? (En otros lugares dice: ‘Señor, ¿qué quieres que yo haga?’) Y el Señor me dijo: Levántate, y vé a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.
Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.
Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban,
vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré.
Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.
Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.
Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.”
En el capítulo 9, verso 17 al 19, dice:
“ Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.
Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.”
Aquí podemos ver que hay un Orden para Salvación. Está establecida la forma en que nosotros recibimos la Salvación de parte de Cristo; y el Nombre del Señor Jesucristo es invocado sobre todos aquellos que Lo reciben como su Salvador, arrepentidos de sus pecados, y son bautizados en Su Nombre; y ahí es invocado el Nombre del Señor Jesucristo sobre la persona. Luego, tiene la promesa la persona que recibirá el don del Espíritu Santo.
“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
O sea, que el llamado de Cristo a Sus hijos, todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, va unido a la promesa del bautismo del Espíritu Santo para todos los que son llamados.
Ahora, hay que entrar por el Orden de la Palabra, la persona tiene que sumergirse en las Aguas de la Palabra para poder obtener lo que El ha prometido.
Ahora, ¿de dónde salió el bautismo en agua? De la Palabra. ¿Ve? Cuando usted se mete a la Palabra entonces usted ve que hay que ser bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo.
Y ahora, el Rvdo. William Branham dice que hasta que el último de los escogidos entre en el Cuerpo Místico de Cristo esto será en esta forma (libro de “Las Edades,” página 21 – Editor).
Y ahora, en este tiempo final, en este año 2000 conforme al calendario gregoriano, que es el último del siglo XX y el último del segundo milenio de Cristo hacia acá y último año del sexto milenio de Adán hacia acá, conforme al calendario gregoriano, a nivel mundial hay una inquietud espiritual y hay un movimiento espiritual de parte de Cristo para bendición de todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida, en una sección o en otra sección.
Y ahora, todo ese movimiento divino está escondido bajo el Séptimo Sello; y bajo el Séptimo Sello también gira el Sexto Sello y también el Cuarto Sello. O sea, que todo lo que está sucediendo en este tiempo tiene que ver con el Séptimo Sello, Sexto Sello y Cuarto Sello y parte del Quinto Sello. Pero ya tenemos la historia de lo que fueron los Sellos anteriores, tenemos la historia de cómo se cumplieron los Sellos anteriores.
Así que en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, el Séptimo Sello se estará cumpliendo; y los Ministerios del Hijo del Hombre con Sus Angeles – con los Ministerios de Sus Angeles, estará manifestado en este tiempo final; porque la Séptima Trompeta, como el Séptimo Sello, dijo el Rvdo. William Branham en el Mensaje “La Fiesta de las Trompetas,” y en el Mensaje de “Citas” o “Notas,” página 128 y 129 y 130, que la Séptima Trompeta como el Séptimo Sello es la Venida del Señor. Lo que es el Séptimo Sello para la Iglesia, la Venida del Señor, es la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo: la Venida del Señor, y El viene con Sus Angeles. Por eso ustedes pueden ver el Séptimo Sello con el Sexto Sello: El Hijo del Hombre (Séptimo Sello) con Sus Angeles (Sexto Sello). Ahí el Sexto y Séptimo Sello… Por eso es que el Rvdo. William Branham dice que el Ministerio de Elías continuará de la Iglesia gentil hacia el pueblo hebreo, pasará de la Iglesia gentil hacia el pueblo hebreo. Y cuando él habla acerca de ese Ministerio que pasará de la Iglesia gentil al pueblo hebreo, él nos dice… Miren lo que él dice que será… Y ahí podemos ver porqué él dijo: “Queden fuera de Israel.” Le dijo a los predicadores. Y aun el Espíritu Santo le dijo al hno. Branham: “Quédate fuera de Israel”; porque no era el tiempo en el tiempo del Rvdo. William Branham. Ahora, miren lo que él dice: “Así dice la Biblia…” Página 31 de “Las Setenta Semanas de Daniel” dice:
“Un día traerá completamente todo Israel otra vez a Dios. Será una cosa de tal poder que golpeará a Israel uno de estos días, hasta que eso sacudirá a la nación entera. Aun el profeta clamó y dijo: ‘En un día tú has hecho esto’ – en un día. Ellos lo verán.
Eso será una cosa poderosa. En mi opinión, será un poderoso profeta que se levantará y se parará ante Israel y probará a ellos que ese Mesías todavía vive. Ese Mesías que ellos rechazaron es venido.”
Ahora, vean lo que está prometido para el pueblo hebreo. Y ahora, por cuanto hay muchas cosas que Dios va a hacer con el pueblo hebreo y les va a hablar, no conviene hablar ciertas cosas, porque puede cualquiera tomarlo de la grabación y decir: “Ya yo tengo lo que hay que hablar al pueblo hebreo.” Por su puesto Dios no lo va a vindicar, a confirmar, pero haría un poco de daño. Por eso es que ustedes pueden ver que hay cosas que se quedan reservadas, porque tienen que ver con lo que Dios va a hacer y cómo lo va a hacer con el pueblo hebreo.
Ahora lo importante es: qué es lo que Dios ha prometido para nosotros y cómo El en Su Palabra ha dicho que lo haría, y entonces ver lo que El está haciendo entre nosotros en este tiempo final. Por eso es que tenemos que estar sumergidos en las Aguas de la Palabra, para así cuando digamos: “Yo creo así o yo creo esto” poder decir: “Yo lo creo porque la Palabra de Dios así lo dice.”
Y ahora, toda persona para pertenecer al Cuerpo Místico de Cristo viene arrepentido ante Dios, arrepentido de sus pecados, reconociendo a Cristo como su único Salvador, reconociendo que la Sangre de Cristo es la única que nos puede limpiar de todo pecado y reconociendo que luego de estar limpios de todo pecado, luego de haberlo recibido y haber lavado nuestros pecados en Su Sangre y haber sido bautizados en el Nombre de Jesucristo, la promesa es que recibiremos el Espíritu Santo.
Así como se lleva a cabo la ceremonia de una boda, donde la joven recibe al novio como esposo, cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador públicamente, estamos dando un testimonio público de que creemos en Jesucristo como nuestro Salvador y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario para quitar nuestros pecados.
Ninguna persona debe ser bautizada sin dar un testimonio público antes de que recibe a Cristo como su Salvador; por eso es que se le da la oportunidad a las personas de que lo reciban como su Salvador; por eso el llamamiento para que las personas Lo reciban como su Salvador y así den un testimonio público delante de todas las personas que están presentes; y esas personas son testigos de que esa persona Lo recibió públicamente como su Salvador. Dio un testimonio público, por lo tal esa persona ha dado testimonio público de que se ha arrepentido de sus pecados y que ha recibido a Cristo como Su único Salvador y que ha reconocido que lo único que puede quitar sus pecados es Cristo con Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario; porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Y ahora podemos ver el porqué de la oportunidad que se le da a las personas para que reciban a Cristo como su Salvador.
Hemos llegado a un tiempo glorioso en donde Dios está encaminando todo para de un momento a otro cumplirse plenamente la Visión de la Carpa, donde se estaba dando la oportunidad (luego de la predicación) de que las personas recibieran a Cristo como su Salvador y vinieran al altar buscando a Cristo.
Podemos ver que Dios en este tiempo está obrando y está completando Su Iglesia y nos está preparando para la Adopción. Dios morará en Su Iglesia en toda Su plenitud, nos dijo el Rvdo. William Branham. Y lo que fue visto manifestado parcialmente, ese Poder Divino manifestado en el Rvdo. William Branham y a través del Rvdo. William Branham en la etapa donde él hablaba a Creación y las cosas sucedían, que es una etapa más alta, mayor que la del discernimiento… él dijo que el discernimiento terminaría en algún momento, ¿para qué? Para dar lugar a esa otra etapa de la Palabra creadora siendo hablada. Y ahora, no es que el discernimiento no estará sino que no será el tiempo para esa etapa sino para la etapa de la Palabra Creadora siendo hablada.
Ahora, nosotros viendo las cosas que están prometidas para nuestro tiempo, nos toca estar sumergidos en las Aguas de la Palabra, dentro de la Palabra, para que Dios confirme, vindique, Su Palabra a nosotros cumpliendo cada una de las cosas que El ha prometido para Su Iglesia para este tiempo final.
No hay otra edad donde Dios vaya a efectuar cosas, porque ya las otras edades terminaron; solamente queda la Edad de la Piedra Angular, que es nuestra edad. Es en nuestra edad donde Dios cumplirá las promesas que El ha hecho para Su Iglesia y a Su Iglesia; y de ahí es que surgirá el Mensaje para el pueblo hebreo luego que ya han sido llamados y juntados todos los escogidos de entre los gentiles en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Y aun pueden también entrar algunos hebreos al Cuerpo Místico de Cristo, pues los miembros de la Iglesia de Jesucristo son gentiles y hebreos. De entre los gentiles y de entre los hebreos es que Dios llama y junta a Sus escogidos del Cuerpo Místico de Cristo. Así que aún pueden entrar hebreos al Cuerpo Místico de Cristo, estén entre los gentiles o estén en la tierra de Israel, no hay ningún problema.
Ahora, la Iglesia en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, sumergida en las Aguas de la Palabra, recibirá el cumplimiento de toda promesa que Cristo le ha hecho.
De la Palabra es que ha venido todo lo que existe. Por la Palabra fueron hechos los Cielos y la Tierra. Y si ustedes buscan todas las cosas que la Iglesia ha estado haciendo, ¿de dónde las sacó? De la Palabra; porque se ha sumergido en la Palabra. Y vean ustedes, de etapa en etapa las Aguas de la Palabra, como un río, a medida que se va entrando al río se va entrando a más profundidad; y ahora entra a la mayor profundidad la Iglesia de Jesucristo, al río de las Aguas de la Palabra de Dios; para que así Dios pueda cumplir todo lo que El ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también.
Hemos llegado al tiempo en que la Iglesia del Señor Jesucristo se completará, y se completará con los que en este tiempo final serán llamados y juntados y unidos a los que ya están en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora vean ustedes, la cosa es subiendo; por eso el llamado es subir la gente que están más abajo en diferentes etapas en las cuales vivieron sus antepasados, pero que ya esas etapas murieron, esas edades murieron. Ahora, vean ustedes, Dios los llama y todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, escuchan la Voz de Cristo y suben. Es lo mismo que sucedía en cada edad: Cristo en Espíritu Santo por medio del Mensajero de cada edad llamando y juntando en la edad correspondiente a Sus escogidos.
Así que ya tenemos reflejado todo lo que Dios hará en nuestro tiempo, está reflejado en lo que hizo en las edades pasadas del Nuevo Testamento y también en las edades pasadas del Antiguo Testamento. Y ahora nos toca a nosotros estar sumergidos en las Aguas de la Palabra, para así disfrutar del cumplimiento de las promesas divinas que El ha hecho para Su Iglesia para este tiempo final.
Toda persona que ha creído y reconocido a Cristo como el único Salvador para Su alma y se ha arrepentido de sus pecados y ha confesado sus pecados a Cristo, tiene la oportunidad de hacer una profesión pública, delante de todos los testigos que se encuentran presentes en esta tarde, levantando su mano y recibiendo a Cristo como su Salvador y dando testimonio que han creído en El como su Salvador, y ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo; porque luego de la conversión y confesión pública, luego el próximo paso es ser bautizados; lo cual realizarán las personas que estarán bautizando a los creyentes en el Nombre del Señor Jesucristo.
Así que todos los que no han sido bautizados, la primera parte es recibir a Cristo como su Salvador y hacer una confesión pública levantando su mano, para que se ore por él y Cristo lo reciba.
Los que no han sido bautizados y han creído en Cristo como su Salvador y Lo reciben como su Salvador, pueden levantar su mano. Y le pedimos a Miguel pase por aquí para así las personas que no han hecho una confesión pública lo puedan hacer.
Vamos a dejar a nuestro hermano Bermúdez por aquí con el llamado y la oración por las personas que reciben a Cristo como su Salvador.
Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.
Palabras del Rvdo. Miguel Bermúdez Marín:
Gracias a Dios. Lo que estamos viendo nosotros en todo esto es la Misericordia del Señor con nosotros. Su Gran Misericordia manifestada, dándonos una oportunidad para recibir Sus bendiciones.
Ya nuestro hermano William ha dicho: Si alguna persona de los que están aquí no habían recibido al Señor Jesucristo, él nos está dando esta oportunidad, que lo haga de corazón, levantando su mano y recibiendo al Señor Jesucristo con todo su corazón; y estaremos orando para que Dios lo reciba y que Dios lo bendiga, que pueda proseguir – proseguir adelante y dar todos los pasos que nuestro Señor Jesucristo nos ha señalado.
De esta manera, Señor Jesucristo, entramos a Tu Presencia, rogándote por todas estas personas, hermanos, hermanas, que en esta hora confirman su fe en el Señor Jesucristo. Los que ya Lo han recibido: confirmando su fe, su amor, su deseo de servirle – deseo de servirle mejor. Que Tú veas esas manos levantadas. Tú conoces el corazón de cada uno; y los que nunca lo habían hecho, que en esta hora abran su corazón por completo a nuestro amado Señor Jesucristo, el cual quiere bendecirles, bendecirnos a todos nosotros. Los ponemos en Tus manos, Señor. Los entregamos a Ti para que Tú les bendigas, para que Tú les ayudes, Tú les guíes, Tú les enseñes. Que así cada uno pueda sentir el deseo de vivir para Ti, y pueda sentir el deseo de dar los pasos que tengan que ser dados para la Gloria de Tu Nombre, Señor. Los ponemos en Tus manos. En el Nombre Eterno de nuestro Señor Jesucristo. Amén y amén… Dándote gracias por la oportunidad que nos das, Señor. Gracias por Tu paciencia. Gracias por Tu Amor. Gracias Señor. ¡Aleluya! Gracias Señor.
Quiero cantar una bella canción de ese Personaje tan extraordinario que nos ha salvado y que ha hecho la Obra por nosotros:
SALMO 121
Quiero cantar una linda canción de un hombre que me transformó.
Quiero cantar una linda canción de Aquel que mi vida cambió.
//Es mi amigo Jesús//
El es Dios, El es Rey, es Amor y Verdad.
Sólo en El encontré esa paz que busqué.
Sólo en El encontré la felicidad.
Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.
Quiero cantar una linda canción de un hombre que me transformó.
Quiero cantar una linda canción de Aquel que mi vida cambió.
//Es mi amigo Jesús//
El es Dios, El es Rey, es Amor y Verdad.
Sólo en El encontré esa paz que busqué.
Sólo en El encontré la felicidad.
Gracias a Dios, gracias a Dios. Pedimos al Señor Jesucristo que bendiga a nuestro hermano William de una manera muy especial. Que lo use para Salvación de miles y miles de almas, y a través del Mensaje, la Palabra, que Dios está poniendo en él, miles de miles de almas puedan llegar a encontrar la Luz de Jesucristo y la vida eterna. Que Dios lo bendiga con grandes bendiciones espirituales y materiales también. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
“SUMERGIDOS EN LAS AGUAS DE LA PALABRA.”