El Agua que Cristo ofrece hoy

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Reciban también saludos de mi esposa Erica y también de mi niña América, y que las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador sean sobre todos ustedes y sobre mí también.

Para esta ocasión tenemos el tema: “EL AGUA QUE CRISTO OFRECE HOY.” Y leemos el pasaje donde Cristo habló con la mujer Samaritana. Capítulo 4 de San Juan, versos 6 en adelante, dice:

“Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era como la hora sexta (o sea, de 11:00 a 12:00 del medio día).

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.

Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.

La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.

La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;

mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “EL AGUA QUE CRISTO OFRECE HOY.”

Para tener un cuadro claro del Agua que Cristo ofrece hoy, lo cual está reflejado acá en este pasaje en donde Cristo y la mujer samaritana estuvieron hablando; para que podamos saber algo acerca de este pozo al cual la mujer samaritana iba a buscar agua, vean ustedes, se le llama… “Y estaba allí el pozo de Jacob.”

Eso lo conseguimos también en el Génesis, capítulo 37, verso 13, dice:

“Y dijo Israel a José: Tus hermanos apacientan las ovejas en Siquem: ven, y te enviaré a ellos. Y él respondió: Heme aquí.”

Y ahora, este pozo también lo encontramos en otros lugares del Antiguo Testamento, siendo el pozo que luego Jacob dio a José. Por eso es que la mujer samaritana le dice:

¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?”

Y ahora, en José se refleja algo muy grande, y por eso está relacionado José con este pozo, porque en la heredad que Dios le dio a José está este pozo. En el capítulo 49 del Génesis, verso 22 en adelante dice (cuando estaba Jacob bendiciendo a sus hijos). Dice:

“Rama fructífera es José,

Rama fructífera junto a una fuente,

Cuyos vástagos se extienden sobre el muro.

Le causaron amargura,

Le asaetearon,

Y le aborrecieron los arqueros;

 Mas su arco se mantuvo poderoso,

Y los brazos de sus manos se fortalecieron

Por las manos del Fuerte de Jacob

(Por el nombre del Pastor, la Roca de Israel).”

Y ahora, Dios siendo la Roca de Israel se reflejó en la roca allá que le dio agua frente al monte Sinaí, y luego la otra roca que le dio agua en otro lugar, la cual hirió Moisés.

Y ahora, fue José el que recibió la bendición de estar junto a la fuente. Dice:

“Rama fructífera es José,

Rama fructífera junto a una fuente.”

Y ahora, Efraín significa ¿qué Miguel? ¿Fructífera? [El Hno. Miguel responde: “Fructífero.” – Editor] ¿Ven? Y todas esas bendiciones vean cómo para la tribu de José vienen. Por ejemplo José es el que recibe una doble porción de heredad, porque él es el que recibe la Bendición de la Primogenitura como tribu y cabeza de tribu. ¿Y cómo obtiene esa doble porción? Pues por medio de sus dos hijos: Manasés y Efraín, que vienen a ser bendecidos por Jacob y vienen a ser cabezas de tribu. Y ahí tiene José una doble porción de heredad. Esa doble porción que recibió Jacob en heredad es grande para José; o sea, José recibiendo esa doble porción.

Y ahora, en ese pozo de Jacob, vean cómo se refleja Cristo dando Agua de Vida eterna. Cristo dando del Agua de la Vida eterna aquí, Cristo siendo esa Fuente que salta para Vida eterna, es Cristo dando Su Espíritu Santo a los creyentes en El.

Juan el Bautista predicando dijo: “Este es aquel del cual yo dije que vendría después de mi.” El también dijo: “Este es el que los bautizará con Espíritu Santo y fuego; yo les bautizo en bautismo de arrepentimiento, pero El les bautizará en Espíritu Santo y fuego.”

Y ahora, el Agua que Cristo ofrece, vean ustedes, es el Espíritu Santo.

Ahora, el agua representa el Espíritu Santo aquí en este pasaje en el cual Cristo ofrece a la mujer samaritana Agua que salta para Vida eterna, Agua viva.

También el agua representa la Palabra. Por eso la lluvia temprana y la lluvia tardía es el Agua de la Enseñanza de la Palabra, la Enseñanza del Evangelio de la Gracia primero y luego en el tiempo final en el que vivimos, la lluvia de la Enseñanza del Evangelio del Reino.

Ambas lluvias, vean ustedes, giran alrededor de la Venida de Cristo. La Primera Venida de Cristo: la lluvia temprana. La Segunda Venida de Cristo: la lluvia tardía. La Enseñanza de la Venida del Señor, de la primera y Segunda Venida de Cristo, es la lluvia temprana y la lluvia tardía.

Y ahora, con la Enseñanza que nos trae la lluvia temprana, nos muestra cómo recibir el Agua que salta para vida eterna, cómo recibir el Espíritu Santo; nos muestra en la Enseñanza del Evangelio de la Gracia cómo la persona para recibir el Espíritu Santo primero cree en la Primera Venida de Cristo, se arrepiente de sus pecados, como sucedía en el día de la expiación, el día 10 del mes séptimo de cada año, que las personas se arrepentían de sus pecados y pedían a Dios Su Misericordia.

En el capítulo 23 de Levítico, versos 26 en adelante, dice:

“También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

¿Y cómo es esto que hay que afligirse aquí en esta fiesta de la expiación? Afligirse por haber pecado delante de Dios, estar arrepentidos de haber pecado delante de Dios. O sea, que hay un motivo por el cual afligirse: haber pecado delante de Dios. Y cualquier persona, cualquier persona que no se afligiere o… vamos a ver:

“Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo.

Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis.

Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.”

Ahora vean, el verso 21, dice:

“Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

Porque sus pecados, pues no son perdonados, y por cuanto la paga del pecado es la muerte, el juicio divino caerá sobre esa persona, pues no se arrepintió, no se afligió, y por lo tanto no se arrepintió delante de Dios de sus pecados; así ha sido establecido para el pueblo hebreo.

Y ahora, en la Dispensación de la Gracia esa misma oportunidad tienen todas las personas: arrepentirse de sus pecados, afligidos en sus almas por haber pecado delante de Dios, para obtener el perdón de sus pecados; porque la Sangre de la Expiación, la Sangre de Jesucristo, nos limpia de todo pecado, cuando venimos en esa forma ante de Dios.

Y por eso es que desde el día de pentecostés en adelante, la Puerta de la Misericordia se ha abierto —Cristo— para todos los seres humanos, para obtener la reconciliación con Dios.

Y ahora, arrepentidos de los pecados, afligidos en el alma, venimos a Cristo para obtener el perdón de nuestros pecados y para ser reconciliados con Dios. Por eso es que se ha estado predicando por estos últimos dos mil años la reconciliación a través de Jesucristo, la reconciliación del ser humano con Dios.

Así como Dios estableció en Sus leyes para el pueblo hebreo, la forma de ser reconciliado cada hebreo con Dios cada año, lo cual reflejó la forma en que el ser humano sería reconciliado con Dios: por medio del Sacrificio de Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, toda persona que en el tiempo que le toca vivir en la Tierra no se arrepiente  y afligido por haber pecado ante Dios, no viene a los Pies de Cristo para implorar Su perdón, y ser limpiado de todo pecado con la Sangre de Cristo, pues será cortada del pueblo toda persona que no aproveche esa oportunidad que Dios da al ser humano, para ser reconciliado el ser humano con Dios.

Vean, por eso San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 37 en adelante, o 36 en adelante, dice:

“Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Y ahora vean cómo el día de pentecostés Pedro, teniendo las llaves, la revelación del Reino de los Cielos, teniendo la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, abrió la Puerta a los hebreos para que entrarán a la Dispensación de la Gracia, y así obtuvieran vida eterna, fueran reconciliados con Dios. Esta Puerta ha estado abierta por todos estos cientos de años, alrededor de dos mil años; pero algún día será cerrada esa Puerta de Misericordia. Eso está en el evangelio según San Lucas, capítulo 13, donde nos muestra que esa Puerta será cerrada. Capítulo 12, verso 22 de San Lucas… vamos a ver, capítulo 13, verso 22 en adelante, dice:

“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.

Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”

Y ahora, podemos ver que algún día será cerrada la Puerta de la Misericordia que es Cristo. Cristo es la Puerta por donde entran los que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y son bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo para recibir el Espíritu Santo.

Y ahora, vean ustedes cómo el Programa Divino se ha estado llevando a cabo durante estos dos mil años aproximadamente, y son millones de seres humanos los que han entrado por esa Puerta, y han recibido el Agua del Espíritu Santo, Agua que le ofreció Cristo a la mujer samaritana.

Y ahora, el Agua como Espíritu Santo se toma, y esto ocurre cuando la persona recibe el Espíritu Santo. De esto le hablo también Cristo… Cristo habló también el día último y más importante, o sea, el día grande de la fiesta de los tabernáculos, en el capítulo 7, verso 37 al 39, donde dice:

“En  el último y gran día de la fiesta, Jesús se  puso  en  pie  y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.”

¿Por qué? Porque El es la Fuente del Agua de la vida, El es la Roca que tiene el Agua de la vida.

“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen  en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

Pero la promesa para todos los creyentes en Cristo es que recibirían el Agua de la Vida eterna: el Espíritu Santo.

El ser humano al nacer en esta Tierra ha nacido en una raza caída, y por consiguiente ha nacido en una raza que está destituida de la Gloria de Dios. En Romanos, San Pablo en el capítulo 3, dice el porqué la raza humana ha sido destituida de la Gloria de Dios. Versos 21 en adelante de Romanos, capítulo 3, dice:

“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;

la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,

por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”

¿Quiénes son justificados? Los que son de la fe de Jesús.

Y ahora, el ser humano a causa del pecado en el Huerto del Edén, al pecar Eva y después Adán, fueron destituidos de la Gloria de Dios, y todo ser humano que nace en esta Tierra ha nacido en una raza destituida de la Gloria de Dios, una raza que cuando nace en la Tierra la persona no obtiene el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, sino que lo que obtiene es un espíritu de la quinta dimensión, un cuerpo espiritual de la quinta dimensión y un cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal, eso es lo más que puede recibir una persona al nacer en esta Tierra.

Por eso Cristo le dijo a Nicodemo que era necesario nacer de nuevo. “Porque el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios (o sea, no lo puede entender).” Y Nicodemo estaba interesado en nacer de nuevo y le dice: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” ¿Y qué si la madre de Nicodemo estaba muerta? Porque si Nicodemo se identifica como una persona ya mayor, ya viejo, su madre quizás estaba muy ancianita o ya había muerto.

Pero ahora Cristo le muestra el misterio de este nuevo nacimiento, cuando le dice: “De cierto, de cierto, te digo que el que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.”

Y ahora, vean ustedes, es un misterio el Reino de Dios y la entrada al Reino de Dios. Pero vean ustedes, del día de pentecostés en adelante miles de personas han estado entrando al Reino de Dios al escuchar la predicación de la Palabra. Vean, las Aguas de la Palabra, la Palabra representando también el Evangelio, representando la Palabra de Dios, viene a las personas; la lluvia de la enseñanza (como dice Deuteronomio) cayendo sobre las personas, esa es la lluvia temprana cayendo sobre los seres humanos, recibiendo la enseñanza temprana que es la enseñanza de la Primera Venida de Cristo, y la Enseñanza tardía pues es la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo.

Y ahora, por medio de la Enseñanza del Evangelio es mostrado a todo ser humano cómo tomar  del Agua de la vida eterna, cómo tomar el Espíritu Santo, tomar, recibir, el Espíritu Santo en su vida; es para todos los que estén cerca, los que estén lejos, para todos cuanto nuestro Dios llame es la promesa del Espíritu Santo.

Recibiendo el Espíritu Santo la persona obtiene el nuevo nacimiento, y obtiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, cuerpo teofánico que no pudo obtener cuando  nació a través de sus padres terrenales, pero que ahora por medio del nuevo nacimiento obtiene ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y así ha entrado al Programa de Redención, y así ha sido restaurada la persona a la vida eterna; y aunque su cuerpo físico todavía es mortal, para el Día Postrero, que es el séptimo milenio de Adán hacia acá y tercer milenio de Cristo hacia acá, Cristo ha prometido que resucitará a los creyentes en El que han partido. San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40, dice:

“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Esta es una promesa para todo creyente en nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando se complete el número de las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, cuando se complete ese número en el Cuerpo Místico de Cristo, pues se ha completado la Iglesia del Señor Jesucristo.

Nosotros, así como los del pasado, hemos venido a este planeta Tierra para identificarnos con Cristo y ser colocados en Su Cuerpo Místico de creyentes. Hemos sido enviados por Dios a esta Tierra para ocupar nuestra posición en el Reino de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Ninguna persona puede decir que es un hijo o una hija de Dios si no está en el Cuerpo Místico de Cristo; aunque puede ser que la persona sea, pero hasta que está manifestado en el Cuerpo Místico, pues está identificado como un hijo o una hija de Dios.

Y ahora, llegamos a esta Tierra para confirmar nuestro lugar en la vida eterna. No es un asunto de que hemos venido a la Tierra para comer, dormir, trabajar y vivir una temporada aquí en la tierra y después morir; hemos venido a esta Tierra, porque Dios nos ha enviado a vivir en este planeta Tierra para confirmar cada uno de nosotros nuestro lugar en el Reino de Dios, para confirmar nuestro lugar en la vida eterna. Y Dios, Cristo, confirma Su Nuevo Pacto a Su Iglesia de edad en edad; por lo tanto los que están en ese Cuerpo Místico de Cristo han confirmado su lugar para vivir eternamente.

Es como cuando hay muchas personas en un lugar, las cuales se han reunido porque el gobierno va a darles —digamos— una cantidad de dinero, y entonces ya el gobierno tiene la lista de las personas a las cuales les va repartir ese dinero, y pasa lista y cada persona que está presente, dice: “Presente.” Esa persona confirmó su lugar, su posición, para recibir eso que fue ofrecido. Pero si alguien fue llamado y no contestó, pues entonces el que está pasando lista pone: “Ausente.” Luego los llevan a cierto lugar y les reparten todo lo que les fue prometido. Puede venir la persona después más tarde y decir: “Pero, ¿y mi parte?” — “Cuando se pasó lista usted no estaba, por lo tanto se le puso: ‘Ausente’; y a los ausentes pues no se les da nada, es a los presentes.”

Cristo prometió en San Juan, capítulo 10, hacer el llamado. En el capítulo 10, verso 1 en adelante, dice:

“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.

Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.”

Y ahora vean ustedes que los nombres de las ovejas están en algún lugar escritos. ¿Dónde están escritos? En el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Están escritos los nombres de los escogidos de Dios, de las ovejas de Dios, en el Libro de los Siete Sellos.

“Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.”

Y la Voz del Buen Pastor es Su Palabra, Su Mensaje, correspondiente al tiempo en que esas ovejas están viviendo. Cristo hablaría de edad en edad por medio del Mensajero de cada edad, y esa ha sido la Voz de Cristo, el Buen Pastor, en cada edad, llamando a Sus ovejas.

“Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”

Y ahora, para entrar al Reino de Dios, para entrar al Redil del Señor, hay que entrar por Cristo, la Puerta, recibiéndolo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo.

Luego sigue diciendo en el mismo capítulo 10, verso 14 al 16 de San Juan:

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo, sino que son de los gentiles o de entre los gentiles); aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

Y por medio de cada ángel mensajero que El ha enviado en cada edad, Cristo ha estado velado y revelado llamando y juntando Sus ovejas, Sus ovejas han escuchado Su Voz en la edad que les  ha tocado vivir; y así el Libro de la Vida del Cordero, el Libro de los Siete Sellos, ha estado cumpliéndose de edad en edad, y la Obra de Cristo de cada edad ha estado siendo llevada a cabo.

Y para este tiempo final nos encontramos en el territorio y en la edad que corresponde al llamado final de Jesucristo, para darnos del Agua de la vida eterna, darnos Su Espíritu Santo, y producir en nosotros el nuevo nacimiento, y así ser sellados en el Reino de Dios los últimos escogidos de Dios de entre los gentiles para completarse el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Estamos así como estaban en Asía Menor los escogidos de la primera edad, y Pablo les llevó el Mensaje y cubrieron también parte de Europa; y después la segunda edad fue en Europa allá en Francia; la tercera también en Europa, la cuarta, la quinta y la sexta también, todos esos lugares como Hungría… Para la primera fue Asía Menor; para la segunda edad fue Francia; para la tercera fue Francia y Hungría; en la cuarta edad fue el territorio de Irlanda y Escocia; la quinta edad fue Alemania, alla se cumplió; la sexta edad se cumplió en Inglaterra; la séptima edad en Norteamérica; y ahora la Edad de la Piedra Angular ¿dónde? En la América Latina y el Caribe.

Así como era un misterio en cada territorio, mensaje, y mensajero y pueblo; hay también un misterio en este tiempo final, y es en la Edad de la Piedra Angular, ahí es donde está el misterio de Dios correspondiente a este tiempo final. Así como fue un misterio en cada edad del pasado en donde Cristo estaba en medio de Su Iglesia velado y revelado en el ángel  mensajero de cada edad, llamando y juntando Sus ovejas de cada edad.

Y ahora, a nosotros nos ha tocado vivir en la América Latina y el Caribe, y en una ocasión, verán ustedes porqué nos ha tocado nos ha tocado vivir en la América latina y el Caribe; y si alguno se ha ido a otra nación o continente, hasta allá le llega el Mensaje.

Una persona en una ocasión, un hermano, me dijo: “¿Qué hubiera sido de nosotros si usted hubiera sido un chino?” Yo le dije: “No se preocupe.” No tenían que preocuparse, pues todos ustedes también serían chinos. Así que no hay ningún problema, Dios tiene un Programa, y en Su Programa, pues miren ustedes, El lo tiene todo bien calculado, El no falla en Su Programa, los que fallan son los seres humanos en ver del Programa que El está llevando a cabo de edad en edad.

Y ahora, la historia de la Obra que Cristo ha llevado a cabo en las siete edades de la Iglesia para nosotros es una bendición grande leerla en los Mensajes del Rvdo. William Branham; porque todo lo que Dios hizo en edades pasadas refleja lo que Dios estará haciendo en este tiempo final. Si hubo un tiempo, un lapso de tiempo para cada edad, y hubo un territorio, y hubo un pueblo, y hubo un mensajero, hubo un Mensaje; pues para nuestro tiempo también tiene que haber un lapso tiempo, tiene que haber también un Mensaje, tiene también que haber un Mensajero, y también un pueblo que recibirá ese Mensaje y ese Mensajero, y tiene que haber un territorio donde esté ese pueblo. Todas esas cosas son importantes en el Programa Divino.

Y tiene que haber un idioma a través del cual Cristo le hable a Su Iglesia en este tiempo final. Cuando el Rvdo. William Branham escuchó los Truenos, y escuchó también la Tercera Etapa siendo manifestada en la Visión de la Carpa, y en diferentes ocasiones en que Dios le habló acerca de la Tercera Etapa, él dijo que estaba en un idioma desconocido. La Voz de Dios, la Voz de Cristo, habló en un idioma desconocido; así que no era ingles la fase final del Programa Divino; estaba hablando en ingles en Norteamérica a través del Rvdo. William Branham; pero ahora para el tiempo final será en el idioma que tenga el pueblo de Su tiempo, el idioma principal del pueblo latinoamericano y caribeño, y ese idioma es el español.

Así que todo Dios lo dará en español y será traducido a otros idiomas, porque en ese Mensaje que vendrá en español estarán las profecías correspondientes al tiempo final sobre muchos pueblos, naciones y lenguas, y estarán siendo abiertas esas profecías para que puedan ser comprendidas. Aún los juicios divinos que han de caer sobre la Tierra serán hablados también y serán traducidos a otros idiomas también. Pero lo más grande para nosotros son las bendiciones que Cristo estará hablándonos a todos nosotros.

Y ahora vean ustedes, Cristo habla acerca de la Fuente del Agua de la Vida que salta para vida eterna. Cristo es la Fuente, el Agua es Su Espíritu Santo.

Y ahora, antes de darnos el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, nos da de Su Espíritu Santo, y produce así el nuevo nacimiento en nosotros; y cuando esté completo el número de los escogidos de Dios, ya nacidos de nuevo de todos, entonces viene la segunda parte que es la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; y así Cristo nos dará un nuevo cuerpo, eterno, inmortal e incorruptible, para vivir por toda la eternidad, y así seremos todos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, con un cuerpo igual al de Jesucristo, un cuerpo físico igual al de Jesucristo, y un cuerpo teofánico igual al de Jesucristo. Eso es para todos los que estarán tomando del Agua que Cristo ofrece hoy para todos nosotros.

Primeramente nos ofrece el agua del bautismo del Espíritu Santo donde obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y luego obtendremos el cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible; obtendremos la doble porción.

Y ahora, el Agua que Cristo nos ofrece hoy es el bautismo del Espíritu Santo en donde obtenemos el cuerpo teofánico; como Mensaje, pues es el Mensaje de Cristo, el Mensaje del Evangelio; y luego nos da la promesa de que nos dará la doble porción en adición al bautismo del Espíritu Santo en donde obtenemos el nuevo nacimiento, luego nos dará la otra porción que es la transformación de nuestro cuerpo, en donde obtenemos el cuerpo físico, eterno y glorificado; y así continuaremos tomando del Agua que Cristo nos da. O sea, que el Agua que Cristo nos ofrece es la que contiene las bendiciones divinas.

En Zacarías dice que… capítulo 13, que Dios abrirá para el pueblo hebreo una Fuente.

“En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.”

Se abrirá la Fuente que es Cristo, así como ha estado abierta para los gentiles, pero los judíos como nación no han estado tomando de esa Fuente; pero luego que se complete el número de los escogidos de Dios entre los gentiles, ya habrán tomado todos los gentiles que iban a tomar, todos los escogidos, y luego le toca al pueblo hebreo tomar de esa Fuente para obtener el perdón de sus pecados y ser sellados por el Angel que viene con el Sello del Dios vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante.

El Rvdo. William Branham hablándonos de Zacarías, capítulo 14… miren lo que dice aquí… primero, capítulo 12, dice, verso 10 en adelante, dice:

“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.”

¿Y ahí qué estará sucediendo? Pues estarán recibiendo a Cristo como Su Salvador, arrepentidos de sus pecados, clamando a Dios por el perdón de sus pecados. O sea, que se estará cumpliendo el día de la expiación en ellos en esa ocasión, pero ya no con un macho cabrío que ellos estarán matando, sino al ver, al obtener, la revelación de parte de Dios de la Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Y ahora, en el capítulo 14, verso 1 en adelante, dice:

“He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos.

Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén (esa es una profecía que va a ser cumplida muy pronto. El pueblo hebreo sabe que esa profecía se va a cumplir muy pronto); y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad.”

También encontramos que en el año 70 esta profecía también tuvo cumplimiento —cierta parte.—

“Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.

Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.

Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos (eso es Cristo con Su Iglesia, los santos son los miembros del Cuerpo Místico de Cristo).

Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura.

Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.

Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.”

El Rvdo. William Branham en el Mensaje: “¿Cuál es la atracción en el monte?” página 18, 19, 22 y 23 nos habla de este pasaje y dice… cuando habla de aguas vivas saliendo de Jerusalén, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, dice: ‘El Evangelio yendo a los judíos y a los gentiles.’

“Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.”

También Isaías, capítulo 11, verso 9, y también Habacuc, capítulo 2, verso 14, dice:

“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.”

Ese es el Evangelio yendo a los hebreos y a los gentiles, y con ese conocimiento o esa revelación divina que estaba en el Evangelio del Reino, la humanidad será llena del conocimiento de la Gloria de Jehová, manifestada esa Gloria en la Venida del Hijo del Hombre en Gloria con Sus ángeles; o sea, que el misterio de la Segunda Venida de Cristo con Sus ángeles será abierto para el pueblo hebreo y para todas las naciones que vivirán en el glorioso Reino Milenial, y todos los beneficios contenidos en la Venida del Hijo del Hombre con Sus ángeles, en Su Obra de Reclamo.

Y ahora, podemos ver que tenemos las Aguas como Palabra: las Aguas del Evangelio de la Gracia y las Aguas del Evangelio del Reino; y tenemos también las aguas o el agua de la fuente de Jacob que representa a Cristo dándonos Su Espíritu, Cristo dándonos la primera porción y Cristo dándonos la segunda porción. Dándonos la primera porción que es el bautismo del Espíritu Santo en donde obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y dándonos luego la segunda porción que es dándonos el cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible; resucitando a los muertos en Cristo en cuerpos incorruptibles y transformándonos a nosotros los que vivimos.

Y ahora, en el libro del Apocalipsis, por eso es que Dios dice: “Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida.” Y luego dice… vamos a ver, ya que es en los dos últimos capítulos del Apocalipsis, dice:

“Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.”

Y Cristo es la Fuente del Agua de la Vida. Así que vamos a recibir de Cristo Agua de Vida Eterna.

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Esta bendición aquí para el Día Postrero, los que estarán vivos de los escogidos de Dios recibirán esta bendición, y el Angel del Señor Jesucristo que estará vivo, recibirá esta bendición, tomará de la Fuente del Agua de la Vida para poder obtener su transformación así como todos los escogidos de Dios.

En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, también dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”

En adición al recibir el Espíritu Santo, y recibir vida eterna, luego en el Día Postrero también en adición a eso recibiremos vida eterna física, la cual será la transformación de nuestro cuerpo, eso es la Redención de nuestro cuerpo. Ningún grupo de ninguna de las edades pasadas vivió un tiempo tan glorioso como este tiempo, en donde el pueblo tiene la promesa de recibir el Agua de la Vida eterna, del Espíritu Santo, recibiendo el nuevo nacimiento, y así recibiendo el cuerpo teofánico, y luego recibir la transformación de su cuerpo, y ser igual a Jesucristo, a imagen y semejanza de Jesucristo.

Ahora vean que  nosotros, pues Dios ha llamado a algunos para que luego sean testigos de la resurrección; pero la mayor parte de los hijos e hijas de Dios de la Edad de la Piedra Angular permanecerán vivos hasta recibir la transformación, hasta recibir el Agua de vida eterna física que es el nuevo cuerpo, eterno, inmortal e incorruptible, en adición a recibir el Agua del Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento.

Y ahora, podemos ver el Programa Divino y cómo se ha estado llevando a cabo de edad en edad, y a nosotros nos ha tocado la mejor parte de todas.

La Iglesia del Señor Jesucristo, vean ustedes, comenzó el día de pentecostés, recibiendo el Espíritu Santo los que ya habían creído en Cristo y ya estaban bautizados, y luego los que recibieron el Espíritu Santo, y Pedro como el líder de todos ellos allí, predicó, luego los que creyeron fueron bautizados, y fueron añadidos a la Iglesia como tres mil personas.

Dios iba añadiendo a Su Iglesia de edad en edad, iban creyendo en el Evangelio, creyendo en Cristo como Su Salvador, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo.

Y ahora, en este tiempo final vemos a la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular,  en donde el Mensaje del Evangelio está llamando y juntando a Sus escogidos, y están siendo llamados al arrepentimiento y están siendo bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo. Así  tiene que cerrar el Programa Divino de la Dispensación de la Gracia, para que así los últimos que tiene que nacer de nuevo del Cuerpo Místico de Cristo nazcan de nuevo y se complete el número de los escogidos de Dios; y así todos hayamos tomado del Agua que Cristo nos promete hoy, como prometió también para todo hijo de Dios de edades pasadas.

Ha sido para mi un privilegio grande estar con ustedes en esta noche. Mañana estaré también con ustedes en las actividades de mañana en la mañana: “LA ULTIMA ETAPA DEL PROGRAMA DIVINO,” es el tema para mañana. Oren mucho por mí, para que Dios me dé todo lo que yo debo hablar mañana, ponga en mi corazón y en mi boca todo lo que yo debo hablar.

Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo. Y nos veremos mañana Dios mediante.

Mañana son los bautismos también ¿verdad Miguel? mañana también son los bautismos.

Podemos ver cómo en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad que cierra, y con la Edad que Cristo cierra Su Programa de la Dispensación de la Gracia y abre la Dispensación del Reino; como al igual que en el día de pentecostés las personas creyentes son bautizadas en el Nombre del Señor Jesucristo, en el Nombre, pues de nuestro Salvador.

Ahora, vamos a dejar con nosotros al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta noche, mientras Erica y América están cantando acerca de Jesucristo, el Hombre que nos transformó.

“EL AGUA QUE CRISTO OFRECE HOY.”

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