Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica y también los cachorritos del León de la tribu de Judá reciban saludos de América quien les ama grandemente y espera pronto estar con ustedes aquí en Guatemala.
Para esta noche leemos en el capítulo 12 de San Marcos, comenzando en el verso 28 en adelante, donde dice:
“Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;
y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “PRIMERO DIOS.”
Es muy importante que todo ser humano comprenda el motivo de su existencia en este planeta Tierra, y que comprenda la forma en que Dios lo ha hecho. El ser humano es cuerpo, que es la parte física que vemos; es espíritu, lo cual es un cuerpo de otra dimensión parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión; y es alma, lo cual es en realidad la persona; porque la persona es alma viviente, eso es lo más importante del individuo: su alma. Por eso en el primer mandamiento está amar a Dios con toda el alma y también con toda la mente, o sea, con todo el entendimiento, lo cual está relacionado al espíritu, y con todas las fuerzas, lo cual tiene que ver con nuestro cuerpo. O sea, amar a Dios en alma, espíritu y cuerpo.
Y ahora, el ser humano tiene cinco sentidos en el cuerpo, cinco sentidos en el espíritu y un sentido en el alma, el cual es el libre albedrío. El cuerpo tiene cinco sentidos (como también el espíritu): vista, gusto, olfato, oído, y así por el estilo son los sentidos del cuerpo humano; sentidos que el ser humano necesita usarlos correctamente para que le sean de bendición, de otra forma esos mismos sentidos que Dios le ha dado le serán de problema en la vida al ser humano.
Ahora, el ser humano necesita también comprender cuál es el propósito de su existencia en este planeta Tierra: el propósito divino de nuestra existencia en esta Tierra es que nosotros confirmemos nuestro lugar en la vida eterna. O sea, que pasamos por esta Tierra por un tiempo nada mas, tenemos para vivir una temporada aquí para confirmar nuestro lugar en la vida eterna; y el que no lo confirme pues no tiene derecho a la vida eterna.
Es como las personas que tienen que inscribirse para alguna cosa; por ejemplo, se inscriben las personas o los niños para ir a la escuela, y usted no puede llegar el primer día de clase con su niño y decir: “Mi hijo aquí está la escuela y aquí te traigo.” Y que le digan: “Eres bienvenido.” Lo que le dicen es: “Vamos a ver si tu nombre está aquí.” Lo buscan en la lista. “No estás, pues no te inscribiste en el tiempo que tenías que hacerlo. Por lo tanto no estás registrado para estar en esta escuela estudiando.” Y esa inscripción se hace antes de comenzar las clases.
Y ahora, antes de los seres humanos entrar a la vida eterna en cuerpos eternos, primero tienen que confirmar su lugar en la vida eterna para poder obtener un cuerpo eterno y vivir por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso es muy importante en este tiempo en que nos ha tocado vivir a nosotros confirmar nuestro lugar, nuestra posición, en la vida eterna.
Y ahora, ¿cómo lo hacemos? Cristo en San Juan, nos dice en el capítulo 5, verso 24:
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
Y ahora vean ustedes cómo confirmamos nuestro lugar en la vida eterna: creyendo en Jesucristo nuestro Salvador y en el que Lo envió. Y en el capítulo 3 de San Juan también, versos 14 en adelante, dice Jesús:
“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
¿Cómo confirmamos nuestro lugar en la vida eterna? Pues creyendo en nuestro amado Señor Jesucristo. El que en El cree no se perderá, para que no se pierda el que cree en El sino que tenga vida eterna.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Para que el alma de los creyentes no se pierda; perderemos el cuerpo físico, pero Dios nos dará un cuerpo eterno; perdemos el espíritu del mundo que recibimos cuando nacimos en este mundo, pero El nos da un espíritu teofánico de la sexta dimensión, cuerpo teofánico de la sexta dimensión; pero el alma, el alma, El no nos puede dar otra alma; porque eso es lo que somos nosotros: somos alma viviente.
Y ahora, por medio del nacimiento natural hemos venido a esta Tierra como mortales, hemos nacido en un mundo que cayó de la vida eterna a la muerte, por eso es una humanidad mortal.
Y ahora, para salir de la muerte y entrar a la vida eterna solamente hay un Camino. Y Cristo dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6:
“Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.”
Por lo tanto el Camino para salir de la muerte y entrar a la vida eterna es Jesucristo nuestro Salvador. No hay otra verdad y no hay otra vida, El es la vida eterna.
Y ahora, continuemos leyendo lo que dice:
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
Ahora vean lo sencillo que es todo: vida eterna para los que creen en Jesucristo y Su Nombre, y condenación y muerte para los que no creen, los cuales ya son condenados, pues han nacido en una raza caída a la cual le sigue la muerte; y todos han sido destituidos de la Gloria de Dios por cuanto todos pecaron, dice San Pablo en Romanos, capítulo 3, verso 23.
Y ahora, la única forma de salir de la condenación y de la muerte es por medio de la vida que es Jesucristo, El es el Camino para salir de la muerte y llegar a la Casa de nuestro Padre Celestial con vida eterna, porque El es la vida eterna.
Y ahora, nosotros necesitamos a Una Persona, y ese es nuestro amado Señor Jesucristo, sin El ninguna persona puede salir de la esclavitud del faraón que es el diablo y del reino del diablo, el reino de las tinieblas; solamente Jesucristo es el Libertador, el cual libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, y liberta al Israel Celestial, a los hijos e hijas de Dios, los liberta del faraón que es el diablo y del reino del faraón que es el reino de las tinieblas.
Y ahora, solamente Cristo es la solución al problema del pecado, solamente Cristo es la solución al problema de la muerte causada por el pecado, porque Cristo es la vida eterna.
Y ahora, podemos ver la importancia que tiene para todo ser humano recibir a Cristo como nuestro Salvador. Lo primero para el ser humano en esta Tierra es recibir a Cristo como su Salvador, y así asegurar su futuro verdaderamente, asegurarlo con Cristo, el cual nos da gratuitamente vida eterna.
Y ahora, confirmamos nuestro lugar en la vida eterna, recibiéndolo como nuestro Salvador, y luego sirviéndole todos los días de nuestra vida. El tiene para todos nosotros un Sacrificio y la Sangre de ese Sacrificio en el Cielo, en el Trono del Padre, para hacer Intercesión por nosotros; esa Sangre está las 24 horas del día disponible para cada ser humano. La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.
Si la persona luego de servir a Cristo, de haberlo recibido como su Salvador, haber sido bautizado en Su Nombre y haber entrado al Cuerpo Místico de Cristo, haber nacido de nuevo, llega a cometer algún error, falta o pecado ante Dios, lo confiesa a Cristo y la Sangre de Jesucristo lo limpia de todo pecado.
O sea, que el creyente en Cristo no puede desanimarse en su vida cristiana porque cometa algún error o alguna falta o algún pecado; debe estar consciente que hay una Sangre en el Propiciatorio en el Trono del Padre, la Sangre de Jesucristo que Jesucristo mismo como Sumo Sacerdote, el Sumo Sacerdote Melquisedec del Templo Celestial ha llevado al Templo Celestial y la ha colocado en el Trono de Dios, el Trono de Intercesión; y mientras esa Sangre esté allí hay Misericordia para usted y para mí.
Por lo tanto no se desanime en la vida cristiana, sino siga hacia adelante, y si le sucede como a los niños pequeños que cuando tienen unos 8 a 10 meses ya comienzan a pararse en la cuna o en algún lugar agarrándose y después comienzan más adelante a dar algunos pasitos y se caen; y miren, cada uno de ustedes, si cuando trato de caminar y se cayó usted dice: “No puedo caminar, estas otras personas caminan porque son grandes y ya ellos saben caminar; pero yo no puedo porque me caigo cada vez que trato de caminar.” Si usted hubiese pensado así, usted no caminaría en la actualidad. Pero una cosa muy buena tienen los niños y es que no razonan, es que ellos creen, ellos no dudan sino que creen; y miren, eso lo demuestra el que ellos comienzan a caminar, se caen, y vuelven a levantarse y siguen caminando, hasta que por fin aprenden bien a caminar.
Y en la vida cristiana uno aunque tenga tropiezos o caídas en el camino, tiene que levantarse. La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, cuando confesamos a El nuestros pecados arrepentidos de nuestros pecados y seguimos caminando en la vida cristiana.
Nadie se aparte de Señor, no importa los problemas que le surjan en su vida, siga hacia adelante, porque lo bueno es el final que es vida eterna en un cuerpo eterno.
Y ahora, miren ustedes, el mismo Jesucristo tantos problemas que le vinieron en Su vida, sin El cometer pecados; todos los pecados de los seres humanos vinieron sobre El, se hizo pecado por nosotros, sin El cometer pecados, todos nuestros pecados vinieron a El; no solamente los nuestros de este tiempo sino todos los pecados de los seres humanos, y por eso fue que vino a ser mortal y pudo morir.
Y ahora, miren ustedes, siendo el Rey de Israel y el Rey de la Gloria, miren todas las cosas que le hicieron y El continuó hacia adelante, El conocía el Programa Divino que tenía que ser cumplido en El. Y cada uno de nosotros necesitamos conocer el Programa Divino que tiene que ser cumplido en nosotros en este tiempo final y tenemos que saber que si sufrimos con Cristo, reinaremos con El nos dice San Pablo en Romanos, capitulo 8, verso 18.
Así que nunca se desanime en la vida. Vean, Cristo no se desanimó aún en los momentos más difíciles de Su vida terrenal.
Cuando la persona conoce que hay un Programa Divino por el cual está aquí en la Tierra, la persona entonces camina hacia adelante y sabe que todo obrará para bien en su vida y que Dios le ayudará en todo momento, y que su vida, su alma vivirá eternamente, pues tiene vida eterna; y cuando la persona sabe que tiene vida eterna porque ha recibido a Cristo como Su Salvador, sabe que tiene el Tesoro más preciado que una persona puede tener: la vida eterna, la cual está en Jesucristo y la recibimos de El.
Y ahora, podemos comprender el porqué vivimos en este planeta Tierra.
¿Pero y por qué estamos viviendo en estos cuerpos mortales, corruptibles y temporales? Porque primero recibimos el cuerpo mortal, corruptible y temporal que es llamado por San Pablo en primera de Corintios, capitulo 15, cuerpo animal. Y luego para todos los que confirman su posición, su lugar, en la vida eterna, luego Dios le dará el cuerpo Celestial, que es el cuerpo glorificado y eterno.
Les dije que estaba en Primera de Corintios, capitulo 15, versos 42 en adelante. Dice:
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.”
O sea, que el cuerpo que es colocado en el sepulcro es un cuerpo corruptible; pero cuando resucita la persona, resucitará en un cuerpo incorruptible. También cuando Dios siembra la simiente, la semilla, aquí en la Tierra, la buena simiente que son los hijos del Reino y que también la parábola del trigo y de la cizaña están representados en el trigo (los hijos del Reino), el Hijo del Hombre es el que siembra la buena simiente, el sembrador es el Hijo del Hombre.
Y ahora, Dios ha estado sembrando buena semilla, buena simiente, almas aquí en la Tierra en cuerpos mortales, corruptibles y temporales, Dios siembra primero en cuerpo mortal, corruptible y temporal, siembra en cuerpo que es por un tiempo, pero luego en la resurrección resucitará la persona en un cuerpo eterno, si parte antes de nuestra transformación, pero si permanece vivo hasta la resurrección será transformado y entonces tendrá el cuerpo eterno, inmortal e incorruptible. Esto es para todas las personas que toman en serio las palabras de Jesús, donde dice: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, las demás cosas serán añadidas.” Lo primero que el ser humano está llamado a buscar al vivir en este planeta Tierra es el Reino de Dios; o sea, que la persona está llamada a buscar su posición y confirmar su posición en el Reino de Dios; y eso solamente puede ser efectuado recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizado en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo y así obteniendo el nuevo nacimiento y así naciendo en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo. Así es como buscamos el Reino de Dios o Reino de los Cielos.
Y ahora, podemos ver la importancia de que en nuestras vidas lo primero sea ¿quién? Dios. “PRIMERO DIOS,” como dicen ustedes aquí en Guatemala. Siempre que van a hacer algo en otros lugares dicen: “Si Dios permite,” ó “Dios mediante.” Ustedes dicen: “PRIMERO DIOS.”
Y ahora, PRIMERO DIOS para todo ser humano. Pero no todo ser humano comprende que para la vida del ser humano lo primero es Dios. Y cuando la persona tiene en primer lugar a Dios, las demás cosas son secundarias en la vida del ser humano, pero lo primero es Dios.
Y ahora, hemos visto porqué todo ser humano necesita tener a Dios primero, porque de El depende nuestro futuro, de El depende que nosotros obtengamos el perdón de nuestros pecados, y obtengamos el nuevo nacimiento y obtengamos así el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y obtengamos el cuerpo físico y eterno que El nos dará en el Día Postrero.
¿Ven? Para todas las personas que tienen a Dios primero en su vida y que han recibido a Cristo como Su Salvador, lavado sus pecados en Su Sangre, han sido bautizados en Su Nombre y han recibido Su Espíritu Santo, para esas personas la promesa es la vida eterna. Y viviremos eternamente con Cristo en cuerpos inmortales, cuerpos incorruptibles y glorificados igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
Sigue diciendo San Pablo en esta Primera carta a los Corintios en el capitulo 15, que estamos leyendo, pasamos al verso 43, donde dice:
“Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.
Se siembra cuerpo animal (nuestro cuerpo es cuerpo animal, temporal y corruptible), resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante (¿quién es el postrer Adán, el Segundo Adán? Nuestro amado Señor Jesucristo).
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal (por eso hemos recibido un cuerpo animal primero, pero recibiremos un cuerpo espiritual, un cuerpo glorificado y eterno, el cual El ha prometido para todos nosotros)…”
“Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”
O sea, la imagen de Cristo; y todos seremos a Imagen y Semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, la Imagen es el cuerpo teofánico y la Semejanza es el cuerpo físico, y seremos como El es y con vida eterna. Sigue diciendo:
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción (o sea, que con este cuerpo mortal no podemos continuar viviendo por toda la eternidad y no podemos heredar el Reino de Dios; el glorioso Reino Milenial tampoco lo podemos heredar en este cuerpo mortal, tiene que ser en un nuevo cuerpo).
He aquí, os digo un misterio (recuerden que es un misterio de Dios): No todos dormiremos; pero todos seremos transformados (o sea, no todos vamos a morir, pero todos seremos transformados, vamos a tener todos un cuerpo glorificado),
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados (es una promesa para todos nosotros: si la persona parte será resucitada en un cuerpo eterno, si la persona permanece viva hasta que los muertos en Cristo resuciten, pues será transformada).
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad (¿para qué? Para poder vivir eternamente en ese cuerpo glorificado).
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”
Y entonces seremos inmortales, y estarán sobre este planeta Tierra los inmortales creyentes en Jesucristo en cuerpos eternos.
Y ahora, va a ser un privilegio grande para el grupo de escogidos de Dios del Día Postrero, porque serán transformados los escogidos del Día Postrero y eso en otras edades no sucedió; por lo tanto no tendrán que llorar nuestros familiares, solamente algunos nada más partirán para que sean testigos de la resurrección, pero la mayoría permanecerá viva aquí en la Tierra para ser transformada cuando los muertos en Cristo resuciten, y eso es la Adopción, la transformación de nuestro cuerpo, la Redención de nuestro cuerpo, y los hijos e hijas de Dios vendrán a tener cuerpos eternos, cuerpos inmortales como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Hay tres clases de cuerpo: cuerpo físico, el que tenemos; cuerpo teofánico o angelical de la sexta dimensión, el que recibimos al nacer de nuevo y el que tiene los ángeles; y cuerpo glorificado, el cuerpo glorificado que tiene Cristo, y de esa clase de cuerpo será el cuerpo que nosotros hemos de tener.
Y ahora… {El Hno. William tiene un inconveniente con su garganta y dice: “Ya estoy necesitando el nuevo cuerpo, en el nuevo cuerpo no tendré estos problemas.”}
Ahora, hemos visto estas tres clases de cuerpos. Y ahora el cuerpo más importante es el cuerpo glorificado, ese es para toda la eternidad y el cuerpo teofánico también es para toda la eternidad. Esas son las dos clases de cuerpos que reciben los cristianos al creer en Cristo y tener a Cristo como primero en sus vidas.
Y ahora, podemos ver la importancia de tener a Dios primero.
La vida eterna es lo más importante para todo ser humano, lo reconozca la persona o no lo reconozca. Los que no lo reconocen se pierden la bendición de vivir eternamente, son personas que no aman su alma y no le dan Alimento Espiritual a su alma; al cuerpo le pueden dar mucho alimento y lo pueden tener gordísimo, pero el alma estará tan débil y hasta muerta en su interior al no darle Alimento Espiritual.
Y ahora, una persona puede dedicar su vida a trabajar en la Tierra y convertirse en un hombre de negocios, convertirse en un hombre muy rico. ¿Pero de qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? De nada le sirve a la persona. Porque lo primero es Dios, no hay otra cosa que ocupe el primer lugar en la vida de ninguna persona. Y toda persona que coloca cualquier otra cosa en primer lugar, ha hecho muy mal y no ha confirmado su lugar en la vida eterna.
Por lo tanto, aunque sea un multimillonario, o aunque sea un artista, aunque tenga una apariencia muy hermosa (sea mujer o sea hombre), si no confirmó su lugar en la vida eterna, no podrá vivir eternamente. Por lo tanto la apariencia física es temporal, eso es vanidad. ¿Quieren ustedes ver si es vanidad o no? Una mujer o hombre que tengan una apariencia muy hermosa y hasta puedan ganar un concurso de belleza mundial, cuando se mueren al mes o al año nadie los quieren ver, ¿por qué? Porque ya esa belleza se fue. Eso era solamente una apariencia física temporal. Pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.
El que tiene a Dios en primer lugar ha confirmado su lugar en la vida eterna y por consiguiente vivirá eternamente, y cuando ya tenga el nuevo cuerpo ya ahí las cosas habrán cambiado un poco, y siendo que el cuerpo que hemos de tener será un cuerpo perfecto, ahí no encontraremos ninguna falla, ninguna imperfección en ese cuerpo.
Ahora, nosotros hemos de esperar a recibir ese cuerpo para ver cómo es el cuerpo que Dios desde antes de la fundación del mundo predestinó para cada uno de ustedes y para mí también; porque el que papá y mamá nos han dado, aunque trataron de darnos lo mejor, pero no nos pudieron dar un cuerpo perfecto, no nos pudieron dar un cuerpo eterno y no nos pudieron dar un cuerpo con todo poder y autoridad; solamente obtuvimos de ellos lo mejor que ellos pudieron darnos: un cuerpo mortal, corruptible y temporal; para que estando en este cuerpo aprovecháramos nuestro tiempo y tuviéramos a Dios en primer lugar y confirmáramos nuestro lugar en la vida eterna, para eso es que tenemos este cuerpo. Pero algunas personas ignoran la realidad de su existencia y se les pasa el tiempo en tonterías de la vida y no confirman su lugar en la vida eterna, y lamentablemente para ellos sucede como sucedió con el hombre rico que cuando despertó a la realidad ya se encontraba en el infierno, ya habían terminado sus días aquí en la Tierra.
Ahora, en nuestro tiempo toda persona necesita levantar su cabeza al cielo, pues las señales que Cristo dijo que serían vistas han estado siendo vistas. Y El dijo: “Cuando ustedes vean estas cosas suceder, levantad vuestras cabezas al Cielo porque vuestra Redención está cerca.” O sea, nuestra transformación para los que estamos vivos y la resurrección para los que han partido en tiempos pasados. ‘Nuestra Redención está cerca,’ o sea, nuestra transformación, para tener el cuerpo eterno e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero y luego venir de regreso después de tres años y medio de fiesta en el Cielo, luego venir a la Tierra como Reyes y Sacerdotes con un cuerpo nuevo y eterno para reinar con Cristo en Su glorioso Reino Milenial.
Ahora, podemos ver el porqué toda persona necesita tener a Dios primero.
PRIMERO DIOS, luego las demás cosas de la vida están en otro nivel, en otro plano. Dios nos ama y por eso se hizo carne, se hizo hombre, en esta Tierra y murió en la Cruz del Calvario para nuestra salvación.
Y ahora para nosotros primero es Dios, es Jesucristo nuestro amado Salvador, eso es lo primero en nuestras vidas; por eso le servimos en espíritu y en verdad todos los días de nuestra vida, y toda nuestra vida terrenal gira alrededor de Dios, de Jesucristo. Así tiene que ser para todo ser humano. Por eso al pueblo hebreo Dios le dio Su Palabra, Sus leyes, y vean ustedes, la vida del pueblo hebreo como nación y como individuos giraba alrededor de Dios y Su Programa con el pueblo hebreo.
Y ahora, para nosotros primero es Dios y nuestra vida gira alrededor de Dios y Su Programa de salvación, en donde confirmamos nuestro lugar, nuestra posición, en la vida eterna, para poder estar en la vida eterna viviendo con Cristo por toda la eternidad.
El Rvdo. William Branham hablando acerca de la vida eterna dice: “Demos un recorrido y entrevistemos a algunas personas y ángeles también.” ¿Ven? Aquí él está hablando acerca de la vida eterna y dice en la página 18 del librito o folleto “Compendio,” y sub-tema “Angeles,” dice:
“Si tomáramos un viaje en esta noche hacia el Cielo y me encontrara con el padre Abraham (o sea, el padre de la fe), y le dijera: ‘Abraham, ¿cuál es la cosa más gloriosa que jamás has conocido? ¿Cuál es la cosa más esencial que jamás has conocido?’ Abraham me diría: ‘La vida eterna (y nosotros diríamos: ‘La vida eterna.’).’ Entonces tomaríamos otro viaje y nuevamente iríamos y llegaríamos con el gran arcángel Gabriel, el cual es el mensajero del Pacto para la gente judía y está parado a la Diestra de Dios, uno de las órdenes más altas de ángeles en el Cielo. Y yo le diría: ‘Gabriel, eres un ángel poderoso, eres amado de Dios y has estado aquí por tiempo incalculable (o sea, millones de años o billones de años) y quizás conozcas todo con respecto al Cielo, dónde cada cosa está ubicada, por cuanto eres uno de los ángeles a la Diestra de Dios, y conoces todos los secretos del Cielo; tocaste la trompeta en la Primera Venida del Señor Jesús, anunciaste Su Primera Venida y anunciarás Su Segunda Venida; por lo tanto debes ser un hombre o un ángel poderoso. Te quiero hacer esta pregunta: En todos los tesoros de Dios, ¿cuál es la cosa más tremenda que haz hallado en todos sus tesoros?’ Puedo ver a Gabriel enderezándose en forma muy atenta y diciendo: ‘Lo más grande que he hallado entre los tesoros de Dios desde que me creó a mí es la vida (o sea, la vida eterna), Dios me hizo para que pudiera vivir eternamente, por la eternidad, y la vida es lo más grande que hay.”
La vida, la vida eterna es lo más grande que hay. Una persona tener vida y que sea vida eterna, que sea para siempre, esa es la cosa más grande que hay. No hay cosa más grande para el ser humano que la vida eterna.
Vean ustedes, hay personas muy importantes en esta Tierra: científicos, políticos, comerciantes, doctores y así por el estilo, gente muy importante, pero miren ustedes, no tienen vida eterna; viven un tiempo y después se ponen ya ancianos y se mueren, y otros se mueren antes de tiempo, se mueren de algún accidente o por alguna enfermedad, aún siendo personas ricas, con todo el dinero que tienen no pueden hacer nada para continuar viviendo; también le sucede así a los políticos y también le sucede así a los científicos, vean ustedes, tantas cosas que han descubierto y no han podido descubrir como vivir eternamente. Pero el descubrimiento ya está hecho, esta vida está escondida en Jesucristo, Jesucristo es la vida eterna, El es el Tesoro para todos nosotros.
Y ahora, no se necesita ser un científico terrenal para obtener la vida eterna, lo que se necesita es ser un creyente en nuestro amado Señor Jesucristo, recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo. Por eso cuando aquellas personas que escucharon a Pedro predicar el día de pentecostés, compungidos de corazón preguntan: “¿Qué haremos?” Pedro les dice:
“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
O sea, que es para todos los creyentes; para todas las personas que colocan a Dios primero es esa promesa, para poder obtener el nuevo nacimiento y así entrar a la vida eterna, ser restaurada la persona en y a la vida eterna, porque no hay cosa más importante para el ser humano que la vida eterna.
Y ahora, hemos escuchado aquí en estas palabras del Rvdo. William Branham lo que contestaría Abraham y lo que contestaría el arcángel Gabriel.
¿Y lo que contestaríamos nosotros sería qué? Lo mismo: “No hay otra cosa más importante para nosotros que la vida eterna,” y esta vida está en Jesucristo nuestro Salvador, al recibirlo pues estamos recibiendo la vida eterna. Y así tenemos a Dios primero en nuestras vidas.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de que PRIMERO ES DIOS en nuestra vida, y nuestra vida gira alrededor de Dios. Nosotros giramos alrededor de Dios y Su Programa, porque tenemos a Dios primero.
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes dándoles testimonio de que PRIMERO ES DIOS.
Dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín con nosotros para continuar mientras escuchamos el cántico de Erica y América que nos habla del Hombre que nos transformó, el cual es nuestro amado Señor Jesucristo, nos transformó interiormente y nos transformará físicamente también, porque para nosotros PRIMERO ES DIOS.
Con nosotros el cántico y luego el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar, y nos veremos mañana Dios mediante en este mismo lugar y también el domingo Dios mediante.
Con nosotros el Rvdo, Miguel Bermúdez Marín mientras escuchamos este hermoso canto.
“PRIMERO DIOS.”