Muy buenas noches, amigos y hermanos presentes y radioyentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
En esta ocasión quiero leer en el Evangelio según San Mateo, capítulo 14, versos 22 hasta el 34, donde nos dice, luego que Jesús hubo efectuado el milagro de los panes y los peces, dice:
“En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “CAMINANDO SOBRE LAS AGUAS CON JESÚS”.
Este pasaje, en el cual (luego del milagro de los panes y los peces) encontramos a los discípulos viajando en su barca de Tiberias a Capernaum, a Genesaret (toda esa área). Encontramos que hubo una tempestad muy grande durante la noche, pero Jesús no estaba con ellos, sino que se había quedado orando y despidiendo la multitud que había comido pan y peces por medio del milagro que Jesús había realizado.
Y ahora, encontramos que los discípulos están pasando por una etapa muy pero que muy difícil, y Jesús no está con ellos; pero en la cuarta vigilia, dice: “Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar”.
Y ahora cuando llega Jesús, la solución está en las manos de Jesús. Estos vientos contrarios querían destruir a los apóstoles, a los discípulos de Jesucristo, pero ahora, vean ustedes, en la cuarta vigilia llega Jesús a ellos.
Este pasaje nos habla de un evento histórico, pero también es un evento que no solamente se queda como historia sino que también es profético: todo eso que sucedió allá también habla de lo que sucederá más adelante, en el tiempo final.
Así como cuando el pueblo hebreo iba a ser libertado por Dios: Dios envió al profeta Moisés. En el Éxodo, capítulo 3, verso 1 en adelante, le apareció el Ángel de Jehová a Moisés y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. Y así se identificó, como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; y luego envió a Moisés a Egipto para libertar al pueblo hebreo.
Luego, cuando ya está en Egipto y lleva a cabo las señales, y trae las diez plagas sobre Egipto por Palabra de Dios, con la cual da a conocer lo que Dios llevaría a cabo, los juicios divinos que caerían sobre Egipto; conforme a como Dios le había dicho al patriarca, profeta y padre de la fe: Abraham, en el capítulo 15… Pues vean ustedes, Dios ya le había hablado a Abraham; cientos de años antes de que todo esto sucediera, Dios le había hablado de esa liberación que llevaría a cabo allá en Egipto, cuando le dijo en el capítulo 15, verso 12 en adelante [Génesis]:
“Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.
Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.
Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.
Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.
Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”.
Aquí tenemos lo que Dios le habló al padre de la fe, Abraham, acerca de la descendencia de Abraham: que la descendencia de Abraham moraría en una tierra ajena; no le dijo que sería Egipto, pero fue Egipto donde se cumplió esa profecía.
Abraham para ese tiempo todavía no tenía un hijo a través de su esposa Sara, y ya Dios le está hablando de lo que va a sucederle a la descendencia de Abraham a través del hijo que tendrá por medio de su esposa Sara; el cual vino a ser luego Isaac.
Y ahora, Dios le dice que la descendencia de Abraham va a morar en tierra ajena y va a ser esclava allí; lo cual se cumplió en Egipto con el pueblo hebreo, el cual llegó a Egipto, llegaron unas 70 personas, y luego encontramos que se multiplicaron allá en Gosén (en Egipto); y luego se multiplicó tanto el pueblo que el faraón tuvo temor de ese pueblo y los esclavizó.
Y ahora, vinieron a ser esclavos como Dios le había dicho a Abraham:
“… y será esclava allí (o sea, la descendencia de Abraham será esclava allí), y será oprimida cuatrocientos años.
Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo (Dios juzgaría esa nación que tendría esclavizada a la descendencia de Abraham); y después de esto saldrán con gran riqueza”.
Aquí le está hablando de los juicios divinos que va derramar sobre esa nación que esclavizará al pueblo hebreo, a la descendencia de Abraham; y también le está hablando de la liberación que Dios realizará con el pueblo hebreo, con la descendencia de Abraham.
Vean que todo ya está aquí profetizado por el mismo Dios, y revelado al profeta y patriarca Abraham; “porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”, dice Dios por medio del profeta Amós, en el capítulo 3, verso 7.
Así que cuando Dios va a realizar algo en la Tierra, primero lo revela al profeta que Dios tenga para ese tiempo; y también por medio de profetas anteriores ya Dios ha hablado acerca de esas cosas que Él ha de realizar en la Tierra.
Y ahora, vean ustedes cómo el pueblo hebreo llegó a Egipto y luego fue esclavizado allí; y luego, cuando se cumplieron 400 años de esclavitud del pueblo hebreo, Dios envió al profeta Moisés: un hombre ya con 80 años de edad, pero era el profeta de Dios para ese tiempo. Y Dios iba a libertar al pueblo hebreo y también iba a traer plagas sobre Egipto; y no podía hacerlo sin revelarlo primero a un hombre, a un profeta, y también enviar a ese profeta para la liberación de ese pueblo.
Por eso encontramos al profeta Moisés, un profeta mayor, un profeta dispensacional siendo enviado por Dios al pueblo hebreo, a la tierra de Egipto, para liberar al pueblo hebreo y también para traer las plagas sobre Egipto.
Y ahora, en la víspera de la salida del pueblo hebreo de Egipto encontramos que Dios le dijo al profeta Moisés que cada familia tomara un cordero de un año sin defecto; lo tomarían el día diez del mes primero, y lo sacrificarían el día 14 del mes primero, el mes de Abib.
Y ahora, vean ustedes cómo Dios le dice al profeta Moisés, en el capítulo 12, vean ustedes aquí cómo le habla acerca de este cordero; dice, capítulo 12, verso 1 en adelante dice [Éxodo]:
“Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:
Este mes os será principio de los meses; para vosotros será este el primero en los meses del año.
Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia.
Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero.
El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras.
Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes.
Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.
Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán.
Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas.
Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego.
Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.
Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.
Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto”.
Aquí podemos ver que en la víspera de la Pascua el pueblo hebreo sacrificaría un cordero de un año sin defecto, su sangre la colocaría sobre el dintel y los postes de las puertas de sus hogares, y el cordero lo asarían y lo comerían dentro de sus hogares durante la noche, con hierbas amargas. Y veamos lo que sigue diciendo:
[Verso 14] “Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis”.
Encontramos que luego de esta gran fiesta de la Pascua; en donde los primogénitos estaban seguros porque un cordero pascual había sido sacrificado para la preservación de la vida de los primogénitos del pueblo hebreo; los egipcios (por cuanto no tenían esa revelación divina) no habían sacrificado un cordero y no habían colocado la sangre de un cordero sobre el dintel y los postes de las puertas de sus hogares; y durante la noche de la Pascua vino la muerte y mató todos los primogénitos de Egipto, desde el hijo primogénito del faraón hasta el hijo primogénito del esclavo, y también de las bestias, y así por el estilo.
Y ahora, vean ustedes la importancia de la revelación divina en la persona y en el pueblo. Sin la revelación divina, el faraón y todo Egipto perdieron a sus hijos primogénitos; pero con la revelación divina, los hebreos salvaron a sus hijos primogénitos, porque tenían la revelación divina de cómo hacer para que la vida de los primogénitos de los hebreos fuese preservada y la muerte no llegase a ellos en aquella noche.
Y ahora, todo eso sucedió allá en medio del pueblo hebreo, mientras habitaba en Egipto; y luego de esa noche de Pascua el pueblo hebreo por la mañana saldría libre.
Vean, pero este memorial, o este sacrificio del cordero pascual, luego el pueblo hebreo lo conmemoraría cada año: el día 14 sacrificaría la pascua, y durante la noche sería la noche de la Pascua, y ya sería 15; porque para el pueblo hebreo los días terminan en la tarde y comienzan en la tarde: donde termina en la tarde el día 14, comienza el día 15; y el día 15 comienza en la tarde, y esa noche que le sigue pertenece al día 15; o sea que en cada día la noche es primero y después viene el día.
Y ahora, el pueblo hebreo luego celebraría la Pascua cada año, en memoria de aquella pascua y de lo que Dios realizó en aquel tiempo en que se llevó a cabo la Pascua; pero también era un memorial profético, porque también señalaba al futuro, en donde el Cordero de Dios sería sacrificado en la Cruz del Calvario para la preservación de la vida eterna de todos los primogénitos de Dios escritos en el Cielo.
Porque el pueblo hebreo, la descendencia terrenal de Abraham, representa la descendencia celestial de Abraham; el Israel terrenal representa el Israel celestial. El Israel terrenal es el pueblo hebreo descendiente según la carne, de Abraham, pero el Israel celestial es el Cuerpo Místico de Cristo, todos los creyentes en nuestro amado Señor Jesucristo que lo han recibido como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo (y han recibido…), y han sido bautizados en Su Nombre, y han recibido Su Espíritu Santo, y así han recibido el nuevo nacimiento; y así han nacido en el Reino de Dios; de lo cual le habló Cristo a Nicodemo cuando le dijo que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios (el que no nazca de nuevo).
Y ahora, Nicodemo estaba interesado en entrar al Reino de Dios y le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer?”. Pensó que era naciendo de nuevo en esta Tierra a través de una mujer; o sea, pensó en algo como la reencarnación o algo parecido; o ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo; o sea, era un idea que “no concordaba con el Programa Divino”; pero el pobre Nicodemo, aunque era un gran teólogo, no conocía el misterio del nuevo nacimiento.
Entonces Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”1.
Por eso es que se predica el Evangelio, donde se presenta a Jesucristo como nuestro Salvador, como el Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario, para la preservación de la vida de todos los hijos e hijas de Dios, las personas que tienen sus nombres en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero escrito.
Porque hay un Libro: el Libro de la Vida del Cordero, donde están los nombres de todas las personas que han de ser salvos: todas las personas que han de recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en Su Sangre y ser bautizados en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo y así nacer de nuevo.
Ahora, Cristo le revela a Nicodemo que es necesario nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu. Se requiere que la persona reciba a Cristo como su Salvador al escuchar la predicación del Evangelio, y así reciba Su Palabra y sea bautizado en Su Nombre y reciba luego el Espíritu Santo, el don del Espíritu Santo, que es para todos los creyentes, para los que están cerca, los que están lejos, para vosotros y para vuestros hijos, y para todos cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Así que la promesa del Espíritu Santo es para todos los creyentes en Jesucristo nuestro Salvador. Y al recibir el Espíritu Santo, las personas reciben el nuevo nacimiento, nacen de nuevo, nacen en el Reino de Dios, entran al Reino de Dios; y reciben un cuerpo teofánico de la sexta dimensión llamado el Ángel de Jehová, que acampa en derredor de los que le temen y los defiende2.
En una ocasión también Jesús dijo: “Sus ángeles (los ángeles de estos pequeñitos) ven el rostro de mi Padre cada día”3.
Cada cristiano, cada creyente en Cristo nacido de nuevo, tiene un ángel; ese es su cuerpo teofánico, de la sexta dimensión: un cuerpo parecido a este cuerpo, pero de otra dimensión. Por eso cuando un cristiano muere, sigue viviendo en otra dimensión: en un cuerpo teofánico, que es el cuerpo teofánico que recibe cuando ha recibido a Cristo como su Salvador, ha sido bautizado en Su Nombre y ha recibido el Espíritu Santo.
O sea que no es un asunto de sectarismo o religiones, sino que es un asunto de una Nueva Creación que Jesucristo está llevando a cabo; porque la antigua creación (que comenzó con Adán, y luego le hizo una compañera a Adán, la cual fue Eva) cayó; y cayó de la vida eterna.
Pero ahora por medio del segundo Adán, que es Jesucristo, se está llevando a cabo la creación de una nueva raza: una nueva raza descendiente del segundo Adán, con vida eterna; y lo primero que recibimos es nuestra salvación; y así recibimos vida eterna y recibimos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, parecido a nuestro cuerpo pero de la sexta dimensión; y la sexta dimensión es el Paraíso; es un cuerpo angelical.
Y luego, para el Día Postrero —en adición— tenemos la promesa que Cristo resucitará a los muertos creyentes en Él, y los resucitará en cuerpos eternos y glorificados, y a nosotros los que vivimos nos transformará; y así nos dará un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y así todos seremos a imagen y semejanza del segundo Adán, a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, con vida eterna; y así es como llegaremos a ser físicamente inmortales.
Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí”4. Así que no hay otro camino al Padre celestial, ni hay otra vida eterna, ni hay otra verdad, solamente Jesucristo.
Y ahora, podemos ver que todo el Programa de Jesucristo es para vida eterna de todos los que creen en Él, es una nueva raza que Él está creando; o sea que es un asunto más grande y más glorioso de lo que algunas personas pensaban.
Y ahora, todo esto fue representado allá, el día de la Pascua, en donde en la víspera de la Pascua fue sacrificado un cordero pascual durante el día anterior que le sigue a la noche de la Pascua.
Y ahora vean ustedes cómo aquello que sucedió, luego el pueblo hebreo lo tenía como un memorial cada año por orden divina. Encontramos que en la mañana, al terminar la noche de la Pascua, en la mañana el pueblo salió libre; eso fue en la cuarta vigilia.
Hay cuatro vigilias. Algunas personas piensan que las vigilias todas son de noche, pero hay una que es de día. La primera vigilia es de 9 a 12 de la noche (cada vigilia consta de tres horas), la segunda vigilia es de 12 a 3 de la mañana, la tercera vigilia es de 3 a 6 de la mañana y la cuarta vigilia es de 6 a 9 de la mañana.
Y ahora, Jesucristo apareció caminando sobre el mar en la cuarta vigilia, cuando ya estaba amaneciendo, cuando ya estaban ellos en el horario de 6 a 9 de la mañana.
Y ahora, durante la cuarta vigilia, este gran evento —que fue una gran experiencia para los discípulos— se convierte luego en algo profético para la Iglesia de Jesucristo; es histórico pero también tiene un elemento profético que nos habla del tiempo final y de la cuarta vigilia.
Durante estos dos mil años que han transcurrido, la Iglesia del Señor Jesucristo con todos los creyentes en Cristo viene a ser la barca con los discípulos de Jesucristo. La Iglesia es la barca, y los creyentes en Cristo, los miembros de la Iglesia de Jesucristo, son representados en los discípulos de Jesucristo que estaban en esa barca.
Y durante toda la noche ellos estuvieron en una grande lucha porque los vientos eran contrarios; lo que ha sucedido con la Iglesia de Jesucristo desde que ella nació el Día de Pentecostés hasta este tiempo final.
Vean ustedes cómo la Iglesia de Jesucristo ha sido perseguida porque los vientos (las naciones y reyes y grandes líderes) han sido contrarios a la Iglesia de Jesucristo y se han levantado contra ella.
Aun, vean ustedes, en el mismo comienzo encontramos al sumo sacerdote y a todo el Concilio del Sanedrín (exceptuando a Gamaliel, a Nicodemo y a José de Arimatea), la mayor parte del Concilio del Sanedrín (que consta de 70 personas, más el sumo sacerdote: 71 personas), grandes líderes religiosos, teólogos de la religión hebrea, vean ustedes, persiguieron primeramente a Jesús y pidieron Su muerte; y Pilato, a petición del pueblo hebreo, y sobre todo de la religión hebrea, encabezada por el sumo sacerdote y el Concilio de la religión hebrea, el Concilio del Sanedrín, vean ustedes, crucificó a Cristo, persiguió a Cristo.
Y ahora, Cristo decía: “Si en el árbol verde (que es Cristo) hicieron estas cosas, hacen estas cosas, ¿qué no harán en el seco (que son los creyentes en Cristo)”5.
Y ahora, vean ustedes, luego que la Iglesia de Jesucristo nació el Día de Pentecostés fue perseguida, mataron a diferentes apóstoles a través de los diferentes años, y a muchos cristianos, miles de cristianos; pero la Iglesia seguía creciendo, seguían personas escuchando la predicación del Evangelio, y seguían recibiendo a Cristo como su Salvador, sabiendo que les podía costar la vida terrenal.
Pero Cristo dijo que el que pierde su vida por causa de Él y del Evangelio: la ganará. Pero el que la gana, el que niega en Cristo y dice: “Bueno, como yo no soy cristiano, pues nada me va a pasar”; pues aparentemente no le pasa nada, pero perdió la vida eterna.
Y la vida eterna es más importante que esta vida terrenal, que solamente consta de unos 70, 80 o 90 años, o hasta 100 años, pero vean, ese es un tiempo muy limitado; y después en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, que muchas veces está lleno de muchos problemas de salud y también problemas económicos, y diferentes problemas que tiene el ser humano.
Pero ahora, en el Reino de Cristo tendremos vida eterna, felicidad eterna, y seremos con Él reyes y sacerdotes; y reinaremos con Cristo por el Milenio, por mil años, y luego por toda la eternidad; y estaremos en cuerpos eternos.
Y ahora, hemos visto cómo la pascua hebrea nos hablaba de una Pascua que vendría, en donde el cordero sería el Cordero de Dios, sería un hombre, el Mesías, el cual moriría en la Cruz del Calvario para la preservación de la vida eterna de todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Y así como aquel gran evento histórico luego era un memorial, y luego también era una profecía…; tenía el elemento profético que señalaba la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo.
Y ahora, este gran evento en donde la Iglesia de Jesucristo se encuentra aquí representada en los apóstoles, en la barca, y pasando por esa tempestad durante toda la noche; todo eso nos habla de todos estos dos mil años aproximadamente, en donde la Iglesia de Jesucristo ha estado pasando por una situación muy difícil.
No solamente el pueblo hebreo, no solamente el sumo sacerdote y el Concilio del Sanedrín han perseguido a la Iglesia de Jesucristo, sino que, vean ustedes, el imperio romano persiguió a la Iglesia de Jesucristo, los echaban a los leones, los quemaban, y así por el estilo en diferentes etapas; y encontramos también que en otras naciones también así ha sucedido.
Todo esto ha sido porque los vientos eran contrarios, naciones y gobernantes contrarios a Cristo y Su Iglesia. Pero ahora, hemos visto que esas etapas por las cuales la Iglesia de Jesucristo ha pasado y ha estado sufriendo mucho, corresponden a las tres primeras vigilias: primera, segunda y tercera vigilia; pero la cuarta vigilia corresponde a este tiempo final.
Y la cuarta vigilia, siendo que corresponde al tiempo de 6 a 9 de la mañana: corresponde a los primeros 125 años del séptimo milenio. “Porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día”, dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8. Y si un día delante de Dios, para los seres humanos es un milenio (o sea, son mil años); una hora delante de Dios, para los seres humanos son 41 años con 8 meses; y tres horas son 125 años. Y una vigilia consta de tres horas; y una vigilia delante de Dios, o sea, para los seres humanos, consta de 125 años.
Así que en los primeros 125 años del séptimo milenio, que es el Día Postrero delante de Dios, Cristo aparecerá a Su Iglesia como apareció a Sus discípulos caminando sobre el mar.
¿Y cómo vamos a ver a Cristo caminando sobre el mar?, ¿hay alguna profecía más clara que nos hable de Cristo caminando sobre el mar? En el libro del Apocalipsis, donde nos habla de la Venida de Cristo, capítulo 10, verso 1 en adelante del Apocalipsis, dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra”.
Ahí tenemos a Cristo con Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra; o sea, que ahí lo encontramos caminando.
Y ahora, vean ustedes, aquel gran evento histórico que tenemos en la Biblia, de Jesús caminando sobre el mar…; y recuerden que caminó sobre el mar, pero luego puso Su pie sobre tierra cuando llegaron a la orilla.
Y ahora, todo esto ocurrió en Galilea.
Y ahora, en Galilea de los gentiles, que corresponde al territorio de los gentiles, y sobre todo: el occidente, y sobre todo: la América Latina y el Caribe, esta profecía será cumplida. Y Cristo estará viniendo en el Día Postrero, y tendrá un pie sobre el mar, sobre las aguas… aguas representa ‘pueblos, naciones y lenguas’. Y así como Jesús caminó sobre las aguas, estará caminando Cristo sobre las naciones, llevando a cabo Su Programa correspondiente al tiempo final. Y el otro pie sobre la tierra.
Ahora, podemos ver que aquel gran evento histórico que tenemos en la Escritura, ahora se convierte en una profecía que será cumplida en este tiempo final, en la cuarta vigilia de la Iglesia de Jesucristo.
Y ahora, así como las tres vigilias primeras corresponden a las siete edades, la cuarta vigilia corresponde a la Edad de la Piedra Angular. La Edad de la Piedra Angular es la edad en donde la cuarta vigilia se estará cumpliendo, porque esa es la edad que corresponde al tiempo de la mañana; ya no corresponde al tiempo de la noche, de las siete edades, en donde la Iglesia estaba representada en la luna.
Ahora la Iglesia estará vestida del Sol; no de la luna, sino del Sol. Y ahora la Estrella de la Mañana estará resplandeciendo (y Cristo es la Estrella de la Mañana), anunciándonos que un nuevo día milenial ha comenzado y un nuevo día dispensacional ha comenzado; y que la cuarta vigilia del Día Postrero, los primeros 125 años del séptimo milenio, han comenzado.
En ese lapso de tiempo —que corresponde a la cuarta vigilia delante de Dios— tienen que ser cumplidas las profecías de la Segunda Venida de Cristo, tiene que ser hecho el llamado para todos los escogidos de Cristo escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Pues el mismo Cristo dice en San Mateo 24, verso 31: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos”.
“Sus escogidos” son las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Tenemos los escogidos de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles; y tenemos los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos escogidos, 12.000 de cada tribu, que serán llamados y juntados cuando se haya terminado el llamado y recogimiento de los escogidos de la Iglesia de Jesucristo.
Y ahora, con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino dándonos a conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo… pues la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Y con esa revelación divina que nos estará dando Jesucristo por medio del ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, serán llamados y juntados todos los escogidos de Dios: primeramente de entre los gentiles, para completar el Cuerpo Místico de Cristo, para completar la Iglesia de Jesucristo; y después de en medio del pueblo hebreo, para llamar y juntar 144.000 hebreos.
Y ahora, todo esto corresponde a la cuarta vigilia, que corresponde al séptimo milenio, a los primeros 125 años del séptimo milenio, conforme al calendario gregoriano que se utiliza en medio de las naciones que reconocen a Jesucristo como el Salvador del mundo, y que se identifican como naciones cristianas; conforme a ese calendario gregoriano ya estamos en el año 2000 del nacimiento de Cristo hacia acá, y el próximo año será el primer año del próximo milenio y del próximo siglo, conforme al calendario gregoriano que se usa en la actualidad en medio de las naciones que se identifican como cristianas.
Ahora, el calendario gregoriano tiene 365 días y cuarto; pero el calendario profético, que aparece usado en el libro del profeta Daniel y también en el libro del Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, consta de 360 días al año; por lo tanto, el calendario gregoriano tiene cinco días y cuarto más que el calendario profético.
Ahora, no importa que la humanidad o parte de la humanidad use el calendario gregoriano; en algunos aspectos en el calendario gregoriano y conforme al calendario gregoriano veremos profecías cumplidas, y conforme al calendario profético veremos también profecías cumplidas.
Y ahora, nosotros conforme al calendario gregoriano estamos viviendo en el fin del siglo; y Cristo dijo que para el fin del siglo Él enviará ¿qué? A Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta.
Veamos en el libro de San Mateo o evangelio según San Mateo, capítulo 13, verso 30 en adelante, dice en la parábola del trigo y de la cizaña:
“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.
Y ahora veamos cómo explica Jesús esta parábola. Ya en el capítulo 13 mismo, verso 36 en adelante, a petición de Sus discípulos que querían la explicación de esa parábola, vean, ellos dicen:
“Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo”.
Aquí el mismo Cristo ha dicho que hay hijos del Reino (son los hijos de Dios) y hay hijos del malo (hijos del diablo). Tenemos que reconocer esta verdad. Aunque es dolorosa, pero tenemos que reconocer esta verdad que Cristo está declarando aquí.
Por eso es que en el capítulo 15, verso 13 de San Mateo, Cristo dice que “toda planta que no sembró mi Padre celestial será desarraigada”; y toda planta que no sembró nuestro Padre celestial es la cizaña. Nuestro Padre celestial no sembró cizaña; Él sembró trigo en el campo, que son los hijos del Reino; la cizaña: los hijos del malo. Dice… y ahora hablando de los hijos del malo, que son la cizaña, dice:
“El enemigo que la sembró (¿quién es?) es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles”.
Y ahora, los Ángeles del Hijo del Hombre son los enviados para llevar a cabo esa gran cosecha. Y ahora, el trigo será cosechado, será recogido en el granero de Dios; pero la cizaña será echada en el horno de fuego, que es la gran tribulación, donde los juicios divinos caerán sobre la raza humana y la cizaña será quemada; pues en Malaquías, capítulo 4, verso 1, dice Dios por medio del profeta Malaquías, y dice… revela al profeta Malaquías lo que sucederá en el tiempo final. Dice capítulo 4 de Malaquías, verso 1 en adelante:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Esos que están mencionados aquí como los que hacen maldad, los soberbios, son nada menos que la cizaña, es nada menos que la cizaña; y ese día ardiente como un horno que los quemará es la gran tribulación, donde se va a desatar la radioactividad por medio de las bombas nucleares, bombas atómicas, y también a través de los volcanes; y por medio de esas erupciones saldrá fuego, lava volcánica, y se regará sobre toda la Tierra; pero renovará la Tierra y la preparará para el Reino Milenial de Cristo; también los terremotos y maremotos, vean ustedes, son cosas que sucederán en escala mayor durante ese tiempo de la gran tribulación; y ciudades completas serán destruidas.
Y ahora vean ustedes todo lo que estará sucediendo para la cizaña, de la cual Cristo habló en la parábola del trigo y de la cizaña. ¿Y qué será del trigo? Aquí mismo dice, en el verso 2 de este capítulo 4 de Malaquías:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia”.
Cristo es el Sol de Justicia; y naciendo el Sol de Justicia: el sol sale en la mañana, y eso es en la mañana: la cuarta vigilia del Día Postrero, o sea, del séptimo milenio.
El Sol naciendo es la Segunda Venida de Cristo. Cristo es el Sol de Justicia naciendo. Cristo viniendo como el Sol de Justicia es Cristo viniendo como Rey, porque el sol es el astro rey, y Cristo es el Rey de reyes y Señor de señores.
“… a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia (o sea, vendrá la Segunda Venida de Cristo a los que temen el Nombre del Señor), y en sus alas traerá salvación…” .
Ahora, el sol literalmente no tiene alas; pero Cristo, el Sol de Justicia, tiene Alas, y son Sus Ángeles; porque en San Mateo, capítulo 16, verso 26 al 28, Cristo dice que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Sus Alas son Sus Ángeles.
Por eso en el Monte de la Transfiguración, en el capítulo 17 de San Mateo, cuando le muestra la venida del Reino de Dios y al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino, aparecen en el Monte de la Transfiguración: Jesús transfigurado, con Su rostro resplandeciendo como el sol (ahí lo tienen viniendo como el sol), Sus vestiduras resplandecientes como la luz, y a cada lado de Jesús dos personas: a un lado Moisés y al otro lado Elías; esos son los Ángeles del Hijo del Hombre. Los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre son los ministerios de Moisés y Elías; son los Dos Olivos que aparecen en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante; y también en Zacarías, capítulo 4, versos 1 al 14.
Y ahora:
“… a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Y ahora, cuando los malos sean quemados con la radioactividad que procede de todas esas bombas nucleares, y también de los volcanes y así por el estilo: al ser quemados, luego para el glorioso Reino Milenial serán cenizas; y estaremos caminando sobre las cenizas de los malos, ¿ven? Porque ya estarán convertidos en ceniza.
Y ahora, vean ustedes todo lo que está prometido para el Día Postrero, que es el séptimo milenio delante de los hombres, pero Día Postrero delante de Dios.
Y ahora, vean ustedes, todo esto corresponde a la cuarta vigilia, que son los primeros 125 años del séptimo milenio. Y si Dios toma como calendario el calendario gregoriano, en el próximo año comenzaríamos los primeros 125 años del séptimo milenio; o sea que comenzaría a contar el tiempo y comenzaría la cuarta vigilia. ¿Pero qué si toma Dios el calendario profético? Pues ya desde hace tiempo estamos en el séptimo milenio, y ya desde hace tiempo estamos en la cuarta vigilia.
Ahora, lo importante aquí es que Dios envía Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta para llamar y juntar a Sus escogidos, o sea, para recoger el trigo en Su Alfolí; llamar y juntar a Sus escogidos, y recibir así la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial.
La fe para el rapto, la revelación para ser transformados y raptados, es la revelación del Séptimo Sello, la revelación que nos dan los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10; que es la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, y coloca Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, y clama como cuando un león ruge y siete truenos emiten sus voces; es la Voz de Cristo, el León de la tribu de Judá, hablándonos y dándonos a conocer el misterio de Su Venida, el misterio del Séptimo Sello.
Por eso el misterio de Su Venida bajo el Séptimo Sello en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, causó silencio en el Cielo cuando fue abierto. Con la revelación de este misterio, los escogidos de Dios del Día Postrero reciben la fe para ser transformados y raptados y llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. Con la revelación de este misterio todos estaremos caminando con Cristo sobre las aguas en la cuarta vigilia.
Y ahora, caminando sobre las aguas con Jesús, como Pedro pidió caminar con Jesús sobre las aguas…; y caminó con Jesús sobre la aguas porque Cristo le dijo: “¡Ven!”. Y ahora en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, Cristo dice con esa Voz de Trompeta: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”.
Ahí es donde caminamos con Jesús sobre las aguas, ahí es donde Él nos muestra todas las cosas que deben suceder pronto. ¿Y cómo lo hará Él? Apocalipsis 22, verso 6, da la contestación, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para (manifestar) a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿Cómo vamos a obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto? Escuchando al Ángel del Señor Jesucristo. ¿Y quién es el Ángel del Señor Jesucristo? El reverendo William Branham dice que ese Ángel es un profeta. Es un espíritu de profeta el que le dio a Juan el apóstol la revelación del libro del Apocalipsis.
Y ahora, Dios es el Dios de los espíritus de los profetas; y cuando llega el tiempo para Dios revelar algo al pueblo, se la revela primero al profeta que Él envía. Y toda esta revelación apocalíptica, ¿quién era el que tenía la revelación de toda esta revelación apocalíptica? El Ángel del Señor Jesucristo; y luego la dio en símbolos a Juan el apóstol.
Y ahora, para el Día Postrero Cristo envía Su Ángel: “El Dios de los espíritus de profetas ha enviado Su Ángel para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Es por medio de la revelación que nos traerá el Ángel del Señor Jesucristo, que hemos de conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Luego de toda esta noche espiritual por la cual ha pasado la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde los vientos han sido contrarios; y naciones contrarias y gobernantes contrarios han perseguido a la Iglesia de Jesucristo…; a tal grado que casi hunden la Iglesia de Jesucristo, la barca, con todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo.
Y ahora, para este tiempo final, Cristo, así como se ha manifestado en diferentes dispensaciones y edades, estará manifestado en este tiempo final en medio de Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en este entrelace dispensacional, que corresponde al territorio latinoamericano y caribeño.
El pueblo latinoamericano y caribeño todavía no ha comprendido plenamente la bendición tan grande que tiene de parte de Dios. Es el pueblo donde Cristo estará visitando a Su Iglesia y estará manifestándose como se manifestó caminando sobre las aguas.
El pueblo latinoamericano y caribeño es el pueblo bienaventurado del Día Postrero, en donde Cristo visitará a Su Iglesia, y en donde caminaremos con Él sobre las aguas (aguas representa ‘pueblos, naciones y lenguas’).
Y ahora, nosotros, conforme al calendario – si usamos el calendario gregoriano, estamos por entrar, por comenzar la cuarta vigilia el año que viene; el año que viene sería el primer año, y el primer año de la cuarta vigilia, y por consiguiente de la primera hora de la cuarta vigilia, y cada hora tiene 41 años con 8 meses; pero si usamos el calendario gregoriano pues ya estamos en la cuarta vigilia desde hace tiempo.
Y ahora, es muy importante comprender que para este tiempo final Cristo dijo que enviaría Sus Ángeles. Y lo que identifica ese fin del siglo del cual Cristo habló, en donde se llevaría a cabo la Cosecha, es la venida y presencia de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los Dos Olivos, Moisés y Elías, los ministerios de Moisés y Elías manifestados en el Enviado de Jesucristo, en el Ángel del Señor Jesucristo, para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Porque ese fue el Ángel que le dio a conocer todas esas cosas que debían suceder, se las dio a conocer a Juan el apóstol en símbolos, pero a la Iglesia de Jesucristo se las dará a conocer en el día final, en el tiempo final, en lo que significan esos símbolos apocalípticos correspondientes a este tiempo final.
Y ahora podemos ver cómo hemos de recibir el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto.
De este Ángel Mensajero de Jesucristo, el mismo Cristo habló también en Apocalipsis 22, verso 16, diciendo:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿De qué cosas? De estas cosas que deben suceder pronto. No hay otra forma para poder comprender todas las cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, conforme a la Palabra profética, conforme al Programa de Dios contenido en la Palabra profética.
Y ahora, podemos ver que lo que fue una realidad allá con los discípulos, Jesucristo caminando sobre el mar embravecido, que representa naciones embravecidas, naciones que están con sus problemas, tanto de guerras como problemas económicos, problemas sociales y todo tipo de problemas…
Ahora, vean ustedes, Jesucristo caminando sobre el mar en la cuarta vigilia nos habla de la visita de Jesucristo a Su Iglesia en este tiempo final; pues tenemos la promesa de la Venida del Señor para el Día Postrero con Sus Ángeles, para llevar a cabo la Gran Cosecha.
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”. (San Mateo 24, verso 31).
Y ahora, podemos ver que estamos en el tiempo profético señalado como el fin del siglo. Lo que identifica ese fin del siglo del cual Cristo habló, es la Venida de los Ángeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, siendo manifestados, siendo operados, por el Espíritu Santo en el Ángel Mensajero de Jesucristo; el cual es enviado a Su Iglesia, a la Iglesia de Jesucristo, para darle testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y aunque el mundo no sepa o no comprenda estas cosas; a la Iglesia de Jesucristo, Jesucristo le envía Su Ángel Mensajero.
Es en la Iglesia de Jesucristo, en el Cuerpo Místico de Cristo, donde todas estas cosas serán reveladas, dadas a conocer, por el Ángel del Señor Jesucristo. Y ahora, podemos ver este misterio de cómo conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Quizás algunas personas dirán: “Yo tengo mi religión; y tengo el ministro de mi religión, al cual yo escucho”. Eso está muy bueno. Otros podrán decir: “Yo escucho al predicador tal o al teólogo tal”. Todo eso está muy bueno. Pero Jesucristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Y todo el que quiera escuchar estas cosas que deben suceder pronto, pues tiene la promesa y la bendición que Jesús dice que envía Su Ángel Mensajero.
Ahora, ¿qué quiere usted escuchar y qué quiere usted conocer?
Si usted quiere conocer las cosas que deben suceder pronto, entonces escuche lo que Jesucristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Entonces escuche al Enviado del Señor Jesucristo. Y el que lo recibe, está recibiendo al que lo envió; y el que lo escucha, está escuchando al que lo envió. Porque el que lo envió le da a conocer las cosas que debe dar a conocer al pueblo de Dios. Esa es la forma en que el pueblo de Dios, la Iglesia de Jesucristo, estará escuchando la Voz de Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero.
Y luego el pueblo hebreo también escuchará. El pueblo hebreo, que no ha querido escuchar, por estos dos mil años aproximadamente, la predicación del Evangelio, la mayoría del pueblo hebreo en el tiempo final va escuchar; y 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu, van a creer. ¿Por qué? Porque estarán recibiendo al Ángel del Señor Jesucristo, que les estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; pero antes estará en medio de los gentiles, hablándole a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ese Ángel Mensajero de Jesucristo es un profeta dispensacional; eso es la primera ocasión en que Jesucristo envía a Su Iglesia un profeta dispensacional. Esa es la clase de profeta más grande que Dios tiene; y de esa clase de profeta solamente Dios tiene siete profetas, que son: Adán, Set, Noé, Abraham, Moisés, Jesús y el Ángel del Señor Jesucristo. De todos esos siete profetas, el más grande es: nuestro amado Señor Jesucristo, y luego el segundo es el Ángel del Señor Jesucristo.
Y ahora podemos ver la bendición tan grande que Cristo promete enviar a Su Iglesia en el Día Postrero, en el fin del siglo:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Ese es el Enviado de Jesucristo para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y mostrarnos a Jesús caminando sobre las aguas en este tiempo final, conforme a Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11; para así darle la bendición y liberación a Su Iglesia en el Día Postrero, y llamar y juntar a Sus escogidos, y resucitar a los muertos en Cristo, y luego transformarnos a nosotros los que vivimos, y luego llevarnos a la Cena de las Bodas de el Cordero en el Cielo.
Hemos visto cómo caminar sobre las aguas con Jesús en este tiempo final: hemos visto que es escuchando la Voz de Cristo en este tiempo final por medio de Su Ángel Mensajero, en quien Cristo estará manifestándose y estará hablándole a Su Iglesia en este tiempo final.
Pero ese Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo; él es solamente el enviado de Jesucristo; es un profeta dispensacional con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Por eso el Ángel del Señor Jesucristo guiará al pueblo a Jesucristo, para que reciban a Cristo como su Salvador, laven sus pecados en la Sangre de Cristo, sean bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo y reciban el Espíritu Santo; y reciban así el nuevo nacimiento, y nazcan así en el Reino de Dios: nazcan en la Iglesia del Señor Jesucristo, y tengan así un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y luego, en el Día Postrero, reciban la transformación de sus cuerpos, y reciban así el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Hemos visto las grandes bendiciones que Cristo tiene para cada uno de ustedes y para mí también. Así como fue una bendición grande para los discípulos de Jesucristo que estaban en la barca, la cual estaba siendo azotada por vientos contrarios, ahora la visita de Cristo a Su Iglesia enviando a Su Ángel Mensajero es de gran bendición para todos nosotros.
Y ahora, recuerden que el Ángel de Jesucristo no es el Señor Jesucristo; él es un hombre, un profeta enviado en el Día Postrero a la Iglesia del Señor Jesucristo; por eso él siempre les hablará de Cristo y guiará al pueblo a Cristo, para que reciban la salvación, la vida eterna, y vivan eternamente en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Este es el tiempo en donde Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, estará colocando su pie sobre el mar, su pie derecho, y el izquierdo sobre la tierra; y por consiguiente, estará caminando sobre las aguas y también sobre la tierra. Y por cuanto nosotros estamos en Cristo, estaremos caminando sobre las aguas con Jesús.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión dándoles testimonio de cómo estar caminando sobre las aguas con Jesús.
Que las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador sean sobre todos ustedes y sobre mí también. Y pronto Cristo complete Su Iglesia, pronto llame y junte hasta el último de los escogidos en Su Cuerpo Místico de creyentes; y luego termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, tome el Título de Propiedad, y haga Su Obra de Reclamo, y reclame todos los que Él ha redimido con Su Sangre preciosa; y resucite a los muertos en Cristo y a nosotros nos transforme, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes y radioyentes.
“CAMINANDO SOBRE LAS AGUAS CON JESÚS”.
[Revisión marzo 2022]
1 San Juan 3:3-6
2 Salmos 34:7
3 San Mateo 18:10
4 San Juan 14:6
5 San Lucas 23:31