Muy buenas días, amados hermanos y amigos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 15, verso 1 al 8, donde nos dice:
“Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.
Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
Y cantaban el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
¿Quien no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios han sido manifestados.
Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;
y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.
Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.
Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.”
Tomamos el verso 3 al 4 que dice:
“Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.”
Tomando ese verso tomamos como tema para esta mañana: “RECORDANDO LAS GRANDES OBRAS DE DIOS.”
Pues aquí en este verso dice: “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.”
Aquí hace alusión a las obras de Dios y recuerda en este cántico a Moisés, cantan el cántico de Moisés y el cántico del Cordero, el cántico de Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora nosotros recordando las obras de Dios, como la recordaron todos los que en edades y también en dispensaciones pasadas vivieron conforme a como Dios les ordenó que hicieran; por ejemplo aquí tenemos en el Éxodo, capítulo 12, versos 21 en adelante, 21 al 28, donde dice Moisés por Palabra de Dios:
“Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua.
Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.
Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito.
Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?,
vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.
Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón.
Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.
Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.”
Aquí tenemos la historia de lo que fue la pascua en medio del pueblo hebreo cuando ellos la sacrificaron allá en Egipto, en donde Dios visitó a los egipcios y toda persona que no había sacrificado la pascua, pues no tenía la sangre del cordero aplicada en el dintel y los postes de sus casas. Por lo tanto, las personas que no tenían la revelación divina de la pascua y su significado, encontramos que no sacrificaron la pascua. Por ejemplo: los egipcios. Y cuando Dios visitó aquella noche con juicio, los hogares de los egipcios, dice que no hubo hogar donde no hubo muerto —algún muerto—, eran los primogénitos que estaban muriendo; y desde el primogénito del faraón hasta el primogénito de los que estaban en la cárcel y también los primogénitos de los animales; o sea, que no se escapó ningún primogénito, ni siquiera de los animales aquella noche; pero encontramos que los que tenían la revelación divina la cual fue dada a Moisés. “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas.” (Amós, capítulo 3, verso 7).
Y Dios reveló a Moisés lo que iba a hacer en aquella noche: iba a traer el juicio divino sobre los egipcios, la muerte vendría sobre todos los primogénitos. Pero le reveló a Moisés la forma de escapar de este juicio divino los primogénitos del pueblo hebreo: era por medio del sacrificio de un cordero y su sangre siendo aplicada en el dintel y los postes (o sea, en el marco de la puerta), dintel y los postes de las puertas de los hogares hebreos.
Y el cordero tenía que ser asado en fuego, no podía ser cocinado en agua o frito en aceite, sino que tenía que ser asado al fuego y comido dentro de los hogares hebreos, donde estaba la sangre aplicada sobre el dintel y los postes de la puerta.
Y ahora, esta revelación, la cual parece a la vista no tener ningún significado o poder para librar a los primogénitos de la muerte, cuando Dios visitó con el juicio de la muerte de los primogénitos a los egipcios, encontramos que sí Dios cumplió lo que le dijo a Moisés y no dejó que el heridor entrara a los hogares de los hebreos; por lo tanto esta revelación que recibió Moisés y la dio al pueblo y el pueblo la cumplió, fue lo único que salvó la vida de los primogénitos.
Y ahora recordando las obras de Dios, vean ustedes, hemos ido hasta el día de la pascua o día de la víspera de la pascua donde sacrificaron el cordero, y luego pasamos al día de la pascua que comenzó con la noche de la pascua, donde vino el juicio divino sobre los primogénitos en la tierra de Egipto, donde murieron los primogénitos de los egipcios (incluyendo al hijo primogénito del faraón y también de todos los egipcios), los primogénitos de todos los egipcios y también de los animales de los egipcios.
Pero vean lo importante que es tener la revelación de Dios para el tiempo en que la persona está viviendo, porque en esa revelación divina viene todo el Programa de Dios correspondiente al tiempo en que la persona está viviendo; y Dios aunque trae el juicio divino sobre la raza humana, le revela al mensajero de su tiempo, al profeta mensajero de su tiempo cómo hacer para evitar el juicio divino que ha de venir sobre la Tierra.
Así sucedió con Moisés: Dios le reveló a Moisés lo que tenían qué hacer para evitar la muerte de los primogénitos, porque el juicio divino que vendría durante la noche de la pascua sería la muerte de los primogénitos. Así como Dios le reveló al Profeta Noé que vendría el juicio divino sobre la raza humana, y que sería por medio de un diluvio.
Ya también el profeta Enoc había predicado que vendría el juicio divino sobre la raza humana, pero ahora cuando se llega al tiempo de Noé, ya ese es el último Profeta que estará proclamando el juicio divino y estará diciendo cómo vendrá el juicio divino: “vendrá por medio de un diluvio”; y no llovía en aquel tiempo, parecía todo ser imposible. ¿Pero hay alguna cosa imposible para Dios? Para Dios no hay nada imposible. Como El ha dicho así El hará. ¿Y cómo es que El ha dicho? Como El ha hablado a Sus profetas y Sus profetas han hablado, así es como Dios ha dicho, y así es como Dios hace en cada tiempo.
Encontramos que a Noé Dios le reveló que vendría el juicio divino en el tiempo del Ministerio de Noé; por lo tanto Noé sería el último Profeta de aquella generación antediluviana. La humanidad se encontraba con la señal mayor que Dios le da a la raza humana: antes de enviar el juicio divino Dios envía el último Profeta.
Y ahora, antes de enviar el juicio divino sobre el mundo antediluviano, envió a Su último Profeta; y así como no habían creído a los profetas anteriores, tampoco creyeron a Noé. Pero así como los profetas anteriores creyeron lo que Dios les reveló, también lo creyó Noé.
Y ahora, Noé les anuncia por un siglo que el juicio divino ha de venir sobre la raza humana, y muchos podían decir: “Ya de eso también habló Enoc, y también de eso habló Matusalén, y de eso han hablado los antepasados de Noé; y ahora Noé viene con lo mismo, diciéndonos que viene el juicio divino, que Dios va a destruir la raza humana; de eso habló el papá de Noé, de eso habló el abuelo de Noé, de eso habló el bisabuelo de Noé; todos ellos han estado hablando de que el juicio divino, de que Dios va a destruir la humanidad y miren, murió su bisabuelo y murió su tatarabuelo y no destruyó Dios la humanidad, murió su abuelo o bisabuelo y tampoco, murió su abuelo y tampoco.”
Y ahora vean ustedes: “Está Matusalén aquí en la Tierra, ya murió el papá de Noé, pero vean está uno de los descendientes o de los ascendientes de Noé: Matusalén que también ha hablado que Dios va a destruir la humanidad y miren no ha destruido la humanidad.”
Y ahora Dios le dice a Noé: “Construye un arca donde escaparán tu y tu familia, y también colocarás en el arca animales.” Y le dijo los animales que colocaría dentro, qué cantidad de cada clase de animales y de aves también y de reptiles también.
Y ahora Noé comienza la construcción del arca, quizás no le ayudaron las demás personas, o si alguien trabajó tuvo que él pagarle a los carpinteros; pero principalmente Noé y sus hijos, Noé y su familia trabajaron en la construcción del arca. Y tardó muchos años la construcción del arca, Dios le dio el plano, el diseño y Noé construyó de acuerdo a como Dios le ordenó.
Y ahora, Noé construyendo un arca en un monte (pues en un monte es donde hay madera); y Noé construyendo el arca en un monte y la gente viendo esa arca siendo construida, y decían: “Pero, Noé está loco: no llueve, no hay agua en este lugar donde está construyendo el arca, ¿y cómo va a flotar?” Todo era inconcebible a la mente humana; pero Noé continuaba construyendo el arca porque Dios así se lo ordenó para escapar Noé y su familia y los animales que entrarían al arca.
Luego de un siglo de predicación de Noé anunciando que el juicio vendría, y cada vez que pasaban los años, la gente decía: “¿Ven que no vino en este año pasado nada, ven que nada sucedió? No le presten atención a ese loco.” Pensaban que estaba loco. Y año tras año anunciando que el juicio divino vendría, que un diluvio vendría y no aparecía.
¿Pero qué si a los diez años de Noé estar construyendo el arca y de estar predicando que vendría el juicio, llega a caer el diluvio? Perecía Noé y su familia porque el arca no estaba terminada. Y esos 100 ó 120 años que tomó la construcción del arca, estuvo la paciencia de Dios aguantando toda esa condición del mundo antediluviano; pero ya desde que Noé recibió la revelación divina del diluvio que vendría, ya el mundo antediluviano estaba listo para recibir el juicio divino, ya Dios lo había juzgado (el mundo antediluviano) y lo había condenado pero no podía efectuar ese juicio, esa condena no podía caer sobre el mundo antediluviano hasta que Noé terminara el arca y entrara dentro del arca.
Por lo tanto todo ese tiempo que tardó, luego que Dios le dijo que vendría un diluvio que destruiría, que raería de la Tierra a todo ser viviente, todo ese tiempo que tardó —100 ó 120 años— fue por causa de la paciencia de Dios esperando por Noé que terminara el arca, que completara la construcción del arca en donde escaparían del juicio divino Noé y su familia y los animales que entrarían dentro del arca.
O sea, que el arca no estaba siendo construida para el mundo antediluviano, sino para Noé y su familia y los animales que entrarían al arca; porque el mundo antediluviano ya había sido juzgado y estaba condenado, pero el juicio caería cuando Noé terminara la construcción del arca.
La paciencia de Dios, Dios fue paciente, y la paciencia de Dios fue por causa de Noé. Dios fue paciente con Noé esperando que él terminara lo que Dios le había ordenado construir, terminara la Obra que Dios le dio para hacer, en la cual se salvarían Noé y su familia y los animales: aves y reptiles que entrarían al arca (tenía dos puertas, o sea, una puerta y una ventana arriba).
Y ahora, cuando ya Noé termina la construcción del arca, ¿qué sucede? Dios le aparece a Noé y le da más revelación con relación a lo que ya Dios le había hablado. Y en el capítulo 7 del Génesis Dios le aparece nuevamente a Noé, capítulo 7, verso 1 en adelante, y le dice:
“Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.
De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra.
También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra.
Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.
E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.
Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra.”
Vean cómo Dios le aparece de nuevo a Noé y le habla nuevamente acerca del diluvio que traerá sobre la raza humana para destruir aquella generación antediluviana. Le dice:
“Pasados siete días, yo haré llover sobre la tierra.”
O sea, que ya no tardaría muchos días o años, ya no serían años, sino que ya serían días y serían siete días; por lo tanto en siete días tenía que ser recogido todo animal: aves y reptiles que entrarían al arca, y Noé y su familia tenían que estar dentro del arca también, para ser colocados dentro todos antes de venir el diluvio; o sea, que tendrían siete días para hacer todo lo de colocar dentro del arca, los que se salvarían; y luego vendría el diluvio.
Luego que estaban todos dentro: Noé y su familia, los animales también en el piso que les tocaba o planta del arca que les tocaba y los reptiles y las aves; luego dice la Escritura que Jehová, que Dios, cerró la puerta. Esto está… vamos a seguir leyendo aquí para que ustedes vean:
“Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos.
De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra,
de dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé.
Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,
y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca;
ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda especie.
Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.
Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra.
Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas.
Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos.
Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes.
Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.
Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió.
Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.
Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días.”
Si con una inundación de un día en una ciudad o en un país mueren tantas personas y son destruidas casas y son destruidas plantaciones y son destruidos también edificios, si con una tormenta también que trae mucha agua surgen inundaciones y hay tanta destrucción, cómo sería con 150 días que prevalecieron las aguas sobre la Tierra; las aguas que cayeron en 40 días prevalecieron 150 días sobre la Tierra al nivel más alto, y después fueron bajando las aguas; no quedó nadie vivo, excepto los que estaban dentro del arca que habían escuchado la Voz de Dios por medio del Profeta Noé.
Fueron más inteligentes los animales que entraron al arca, que los seres humanos que se quedaron fuera. Y para aquellos tiempos hubo grandes sabios, pero vean ustedes, su sabiduría no les libró del juicio divino que vino sobre la raza humana en aquel tiempo, y sin embargo libró a una cantidad de animales y de aves y de reptiles que entraron al arca, porque entraron a un lugar seguro.
Así que no era asunto de ser sabio humanamente, sino de estar en el lugar seguro para la persona escapar del juicio divino.
Y ahora, Jesucristo hablándonos de la Venida del Hijo del Hombre, en San Mateo, capítulo 24, nos dice de la siguiente manera, versos 37 en adelante, dice:
“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”
Vean cómo Cristo nos recuerda el tiempo de Noé, nos recuerda las obras de Dios del tiempo de Noé y nos recuerda cómo obró Noé para escapar del juicio divino que vino en aquel tiempo. Noé obró por la fe, por la fe dice San Pablo que Noé construyó el arca. Hebreos, capítulo 11 nos dice San Pablo hablándonos acerca del Profeta Noé, capítulo 11, verso 7, dice:
“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.”
Y ahora Noé obtuvo la fe, la revelación de Dios de las cosas que iban a suceder y las creyó con toda su alma, y conforme a esa revelación llevó a cabo la obra correspondiente a aquel tiempo, la obra de la construcción del arca donde se salvó o se salvaría él y su familia y aquellos animales, aves y reptiles que entrarían al arca; y así fue preservada la vida humana, la vida animal también, y la vida de las aves y de los reptiles.
Y ahora podemos ver que el mismo Cristo nos enseña a recordar la Obra de Dios del pasado, nos enseña a recordar la Obra de Dios del tiempo de Noé, tanto el juicio divino que Dios envió como también a Noé y su familia que construyeron el arca, y también nos recuerda cómo era la humanidad en aquel tiempo: una humanidad incrédula a Dios y Su Palabra enviada por medio de Sus profetas; no creyeron ni a Enoc, ni a Matusalén, ni a Lamec (el padre de Noé), ni tampoco a Noé. Por lo tanto aquella generación antediluviana incrédula, tenía que ser destruida por Dios, porque Dios la juzgó y la condenó. Cuando Noé comenzó la construcción del arca, ya aquella generación había sido juzgada por Dios y condenada por Dios desde el Cielo.
Y ahora, el medio de escape para los creyentes tenía que ser construido.
Y ahora, tenemos en el Nuevo Testamento a Jesucristo recordándonos el tiempo de Moisés y las Obras de Dios en el tiempo de Moisés, como también nos recordó a Noé y las Obras de Dios en el tiempo de Noé.
¿Y en qué nos beneficia recordar la Obra de Dios del tiempo de Noé, del tiempo de Moisés y del tiempo de los diferentes profetas, y del tiempo de Jesús y de los apóstoles y de los ángeles mensajeros? Veamos el beneficio que obtenemos… Dios ordenó que la Obra que El llevó a cabo sea recordada por el pueblo. Vean aquí en el capítulo 11, de Deuteronomio, verso 18 al 21, dice:
“Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.
Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,
y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;
que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.”
Y ahora, recordando todo lo que Dios hizo en el pasado y la Palabra que Dios le dio a Moisés para el pueblo, dándole esa Palabra a los hijos y a los hijos de los hijos y recordándole todas las obras que Dios llevó a cabo allá en Egipto y cómo Dios usó al Profeta Moisés, y cómo le reveló Su Palabra y cómo le dio toda Su Palabra para que la diera al pueblo; todo eso quedaría en el corazón y en la mente de los hijos de los hijos, y de los hijos de los hijos de los hijos, y temerían a Dios, guardarían el Pacto divino y se mantendrían sirviendo a Dios, y Dios alargaría los días de vida de los hijos y de los hijos de los hijos, y de los nietos y bisnietos; y así por el estilo, porque conocerían a Dios en la parte histórica de todo lo que Dios hizo; porque Dios es un Dios que tiene historia a través de las Obras que El ha hecho en medio de la raza humana.
Por lo tanto la historia de Dios, todas las Obras que El ha hecho, se entrelaza la historia de Dios con la historia del ser humano. El ser humano no puede aislar su historia de la historia de Dios, porque el ser humano tiene que reconocer que en la historia de la raza humana ha estado Dios de edad en edad y de dispensación en dispensación, y ha estado Dios obrando, por lo tanto ha estado haciendo historia en medio de la raza humana.
Y ahora, a través de la historia de la raza humana podemos ver los tiempos donde Dios ha estado obrando y donde ha estado enviando Sus mensajeros para obrar por medio de ellos, y así llevar a cabo el Programa Divino correspondiente a cada edad y a cada dispensación. Por eso es que así como Cristo nos recuerda los tiempos de Noé y también los tiempos de Moisés y los tiempos de Abraham, cuando nos habla en San Lucas, capítulo 17, acerca de los tiempos de Abraham, vean aquí en el capítulo 17 de San Lucas, nos dice:
“Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.
Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.”
Aquí nos recordó los días de Noé y nos dice que así serán los días del Hijo del Hombre, los días del Hijo del Hombre para el tiempo final.
Y ahora nos va a recordar los días de Lot y Abraham:
“Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;
mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.
Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.”
Y aquí tenemos los días de Noé y los días de Lot: en los días de Noé la humanidad había llegado a su final, en los días de Noé Dios tenía un Profeta dispensacional.
CUANDO LA HUMANIDAD LLEGA A SU FINAL Y LLEGA AL FINAL LA DISPENSACIÓN EN QUE LA HUMANIDAD HA ESTADO VIVIENDO, LA PRESENCIA DE UN PROFETA DISPENSACIONAL ES LA SEÑAL DEL FIN DE ESA DISPENSACIÓN Y DEL FIN DE TODO EL PROGRAMA QUE LA HUMANIDAD ESTA LLEVANDO A CABO EN ESA DISPENSACIÓN.
La señal más grande para la humanidad es la presencia de un Profeta dispensacional, esa es la señal más grande que la humanidad ha visto siempre, que ha llegado al final de una edad o al final de una dispensación; y cuando aparece ese Profeta dispensacional, aparece para dar a conocer que esa dispensación ha llegado a su final y ese es un Profeta de una nueva dispensación.
Siempre un Profeta dispensacional llega al final de una dispensación, para Dios por medio del Ministerio que opera en ese mensajero, abrir una nueva dispensación; por lo tanto llega siempre en el tiempo de entrelace de una nueva dispensación con la dispensación vieja que ha llegado a su final. La antigua dispensación llega a su final y Dios va a comenzar una nueva dispensación; por lo tanto envía un Profeta dispensacional.
No puede haber una dispensación sin un Mensaje, y no puede venir un Mensaje sin un Profeta dispensacional que traiga ese Mensaje. Tenemos pocas dispensaciones y pocos Profetas dispensacionales, porque esa es la clase de Profeta más grande que Dios tiene, más grande que un Profeta dispensacional no lo hay. Por eso cuando el Mesías vino en Su Primera Venida vino como un Profeta dispensacional, por eso Juan decía que el que vendría después de él sería mayor que él. Pues un Profeta dispensacional es mayor que un profeta de una edad.
Y ahora, con un profeta de una edad viene la luz para una edad, con un Profeta dispensacional viene la luz para una dispensación completa y para el mundo entero.
Y ahora, el Profeta dispensacional con un Mensaje dispensacional es portador de un Mensaje para toda la humanidad.
Y ahora, tenemos siete dispensaciones, y para siete dispensaciones Dios tiene siete Profetas dispensacionales: para la Dispensación de la Inocencia el Profeta dispensacional fue Adán, para la Dispensación de la Conciencia el Profeta dispensacional fue Set, para la Dispensación del Gobierno Humano el Profeta dispensacional fue Noé, para la Dispensación de la Promesa que es la cuarta dispensación el Profeta dispensacional fue Abraham, para la dispensación quinta que es la Dispensación de la Ley el Profeta dispensacional fue Moisés, para la dispensación sexta que es la Dispensación de la Gracia el Profeta dispensacional fue Jesús, para la dispensación séptima que es la Dispensación del Reino el Profeta dispensacional es el Ángel del Señor Jesucristo.
En todos los siete Profetas dispensacionales ha estado el mismo Dios velado y revelado en cada uno de esos profetas dispensacionales, y ellos son los que han recibido el Mensaje para la dispensación para la cual Dios los ha enviado y le han anunciado a la dispensación anterior y a la gente de la dispensación anterior, que el fin para esa dispensación que ha llegado a su final, ya ha llegado a su final esa dispensación.
Vean el porqué Noé podía hablar en la forma en que hablaba, porque ya aquella Dispensación de la Conciencia había llegado a su final y una nueva dispensación se estaba entrelazando, la Dispensación del Gobierno Humano de la cual Noé era su Mensajero.
Y ahora, podemos ver que la Señal de que una dispensación ha llegado a su final, es que Dios envía el Profeta para una nueva dispensación, el cual anuncia que ya esa dispensación ha llegado a su tiempo final y que una nueva dispensación se está entrelazando, está siendo colocado el fundamento para una nueva dispensación.
Y ahora, en los días de Moisés, cuando apareció Moisés; así como cuando apareció Noé la Dispensación de la Conciencia había llegado a su final, luego cuando apareció Abraham la Dispensación del Gobierno Humano había llegado a su final y luego cuando apareció Moisés la Dispensación de la Promesa había llegado a su final y una nueva dispensación: la Dispensación de la Ley estaba entrelazándose para ser establecida en el Monte del Sinaí, luego cuando aparece Jesús la Dispensación de la Ley está llegando a su final.
Por eso encontramos que en esos entrelaces el mensajero dispensacional todavía se ve guardando algunas cosas de la dispensación que está llegando o que ha llegado a su final; pero por cuanto es un entrelace hay cosas todavía de la dispensación que está llegando o que ha llegado a su final que el mensajero dispensacional guarda.
Veamos a Jesús cuando nació fue circuncidado al octavo día, y eso corresponde tanto a la Dispensación de la Ley como también a la Dispensación de la Promesa; luego cuando ya es presentado al Señor y es circuncidado… vean todas esas cosas eran guardadas por Abraham y su descendencia bajo la Dispensación de la Promesa y luego bajo la Dispensación de la Ley.
Y luego encontramos a Jesús que fue circuncidado, unos palominos o palomitos, palomillos fueron sacrificados —así era en aquellos tiempos—; y luego encontramos que El se mantenía los sábados asistiendo a la sinagoga; y también en ciertas fiestas especiales iba con José y María a Jerusalén al templo. Vean a Jesús todavía con cosas de la Ley, ¿por qué? Porque era un entrelace dispensacional.
Luego lo encontramos ya cuando comienza Su Ministerio, guardaba la pascua, efectuaba la pascua y otras fiestas. Lo encontramos a El diciéndole a un ciego que había sanado: “Vé y presentate al sacerdote con lo que corresponde a la sanidad que tu has recibido.” O sea, que no podía ir con las manos vacías al sacerdote, tenía que llevar la ofrenda correspondiente, fuese en palominos o lo que fuesen. Y encontramos a Jesús siendo el Mensajero de una nueva dispensación, la Dispensación de la Gracia, todavía con algunas cosas que eran de la Dispensación de la Ley. Así es en los entrelaces dispensacionales.
Y ahora cuando ya coloca el fundamento para la nueva dispensación efectuando el Sacrificio Suyo mismo en la Cruz del Calvario, dándose por nosotros, y luego al morir así llevando nuestros pecados, porque murió por nuestros pecados. Fueron nuestros pecados los que lo hicieron morir, porque El siendo inmortal decía: “Nadie me quita la vida, yo la pongo por mi mismo para volverla a tomar,” y no podía morir sin pecado; por lo tanto al tomar nuestros pecados vino a ser mortal y pudo morir; o sea, que fueron nuestros pecados los que lo hicieron morir, los que lo hicieron mortal por un lapso de tiempo.
Pero El llevó nuestros pecados y los dejó en el infierno, porque El fue al infierno y les predicó a las almas encarceladas que allí estaban; y allá dejó nuestros pecados y resucitó, y con El resucitaron los santos del Antiguo Testamento; pero nuestros pecados los dejó bien lejos, allá en el infierno.
Y ahora, podemos ver que esto era lo que sucedía con los dos machos cabríos que eran, uno era sacrificado y la sangre de ese macho cabrío era llevada al lugar santísimo, este era el macho cabrío de la expiación, el macho cabrío por Jehová; y el otro macho cabrío por Azazel era colocado, luego que se hacía la expiación del macho cabrío que era por Jehová y se terminaba toda esa labor, luego el sumo sacerdote salía del lugar santísimo y salía del templo, iba al atrio y colocaba sus manos sobre la cabeza del macho cabrío que era por Azazel y confesaba los pecados del pueblo sobre ese macho cabrío y luego lo llevaban al desierto (por una persona señalada para ese trabajo) y lo dejaban por allá; ése llevaba los pecados confesados del pueblo, los llevaba lejos y el sumo sacerdote era el que confesaba los pecados del pueblo sobre ese macho cabrío.
Ambos machos cabríos representan a Cristo. El macho cabrío sacrificado representa a Cristo siendo sacrificado en la Cruz del Calvario, Su cuerpo físico. El otro macho cabrío representa a Cristo en Su cuerpo teofánico descendiendo al infierno y llevando nuestros pecados lejos, los llevó al infierno y allá los dejó.
Y ahora, Cristo luego resucita… vamos a ver Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16, dice:
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne…”
Eso fue Emanuel —que significa Dios con nosotros—, Dios hecho hombre. El Verbo que era con Dios y era Dios, se hizo carne el Verbo, aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros, ese era el Verbo que era con Dios y era Dios, Dios hecho carne, hecho hombre en medio de la raza humana allá en medio del pueblo hebreo para tomar nuestros pecados y morir en la Cruz del Calvario:
“Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu (y ahora vean ustedes: ‘Justificado en el Espíritu’),
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.”
Y ahora, El habiendo llevado nuestros pecados, porque El es el Sumo Sacerdote también, vean ustedes cómo el sumo sacerdote tomaba los pecados del pueblo y los confesaba sobre la cabeza del macho cabrío vivo. Cristo murió en la carne, pero en el Espíritu, en el cuerpo teofánico, no murió.
Por lo tanto El llevó nuestros pecados lejos, de esta dimensión los llevó a la quinta dimensión cuando murió y fue sepultado, pero en Espíritu bajó al infierno. De esto es de lo que nos habla San Pedro en su Primera carta. Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 al 22, donde dice:
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados (en el cual fue ¿en qué? En el cuerpo teofánico, en Espíritu que es el cuerpo teofánico)… fue y predicó a los espíritus encarcelados,
los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.”
Vean ustedes, nos recuerda San Pedro nuevamente los días de Noé. Y miren dónde aparecen todas aquellas personas que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, ¿aparecen dónde? En la quinta dimensión, en el infierno. Y Cristo fue y le predicó a esas personas cuando Cristo murió y descendió luego en Su cuerpo teofánico, descendió al infierno, a la quinta dimensión y allá se encontró con todas esas personas antediluvianas y les predicó allí, les predicó el porqué estaban allí: por haber sido incrédulas a Noé y su Mensaje, y por consiguiente fueron incrédulas a Dios y Su Palabra.
Y ahora, miren dónde son encontradas las personas que desobedecen a Dios y no escuchan la Palabra de Dios para el tiempo que les toca vivir en este tiempo. Y así sucede con todas las personas que desobedecen la Voz de Dios, que no escuchan la Voz de Dios en el tiempo que les toca vivir, y van siendo llevadas cuando mueren, siendo echadas, llevadas a ese lugar que se llama el infierno, que es la quinta dimensión.
Y ahora, recordando las obras de Dios podemos ver a través de la historia bíblica las obras de Dios de edad en edad, y de dispensación en dispensación.
Hemos visto también que Jesús nos habló de las obras de Dios del pasado. También Malaquías en el capítulo 4, verso 1 en adelante, cuando nos habla del juicio divino que vendrá en el fin del tiempo para la humanidad presente, dice capítulo 4, verso 1 al 6:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará (o sea, los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.”
El día ardiente como un horno es a causa de que en la gran tribulación (a causa de una tercera guerra mundial) se usarán las bombas nucleares, bombas atómicas, y se desatará el fuego atómico, la radioactividad se desatará sobre la Tierra y quemará millones de seres humanos.
“Mas a vosotros (vean, así es como la cizaña será quemada, como dijo Cristo que la cizaña, que son los hijos del malo, será atada en manojos —la cizaña— y será echada en el horno de fuego para ser quemada)… Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.”
Para los que temen el Nombre del Señor y escuchan la Voz del Señor, nacerá el Sol de Justicia, para esas personas que temen el Nombre del Señor, para ellos nacerá el Sol de Justicia, o sea, la Segunda Venida de Cristo, y en Sus alas que son los ministerios de Sus ángeles, los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Olivos. “Porque el Hijo del Hombre viene con Sus ángeles y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” (San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28).
Y Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, donde nos dice que El viene y nos dice cómo viene y a qué viene:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”
Para la cizaña les recompensará con el día ardiente como un horno, donde el fuego atómico y volcánico quemará a los malos (a la cizaña). Para el trigo, los hijos e hijas de Dios, el galardón será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y para nosotros los que vivimos la transformación de nuestro cuerpo, para ser personas con un cuerpo glorificado, inmortal e incorruptible, un cuerpo igual al cuerpo de Jesucristo, ser todos a imagen y semejanza de Jesucristo; y luego ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, donde repartirá más galardones para todos los hijos e hijas de Dios.
Así que es un privilegio haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, haber lavado nuestros pecados en Su Sangre, haber sido bautizados en Su Nombre y haber recibido su Espíritu Santo, porque eso lo que ha hecho es producir el nuevo nacimiento en nosotros y darnos así un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y para el Día Postrero nos dará un cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible y glorificado.
Así que es un privilegio haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, y El es nuestra única Arca de salvación, El es nuestra Arca de salvación; y entrar a Cristo es haberlo recibido como nuestro Salvador, haber lavado nuestros pecados en Su Sangre, haber sido bautizado en Su Nombre y haber recibido Su Espíritu Santo y así es como se nace en el Reino de Dios, se nace de nuevo del Agua y del Espíritu; y así es como por un Espíritu, el Espíritu Santo se entra a un cuerpo, al Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia del Señor Jesucristo, es el mismo Cristo en la forma de Su Iglesia. Porque así como el esposo y la esposa vienen a ser uno, una sola carne, Cristo y Su Iglesia son una sola carne.
Y ahora continuamos leyendo, dice:
“Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies.”
Durante el Reino Milenial estaremos caminando sobre este planeta Tierra y los que fueron quemados, pues serán cenizas bajo la planta de nuestros pies, porque estarán quemados y sus cenizas estarán sobre la Tierra, o sea, que sus cenizas estarán bajo la planta de nuestros pies, caminaremos nosotros sobre las cenizas de lo que es en la actualidad el reino de los gentiles, y por consiguiente lo que se consolidará completamente en el reino del anticristo; todo eso será ceniza bajo la planta de nuestros pies, porque durante la gran tribulación Dios quemará al anticristo y su reino, su imperio, para dar paso al Glorioso Reino Milenial de Jesucristo bajo una nueva dispensación.
“Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel (y aquí nos manda el profeta Malaquías a recordar a Moisés al cual Dios le dio ordenanzas y leyes para todo Israel, sigue diciendo:).
He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.”
Por lo tanto nos manda a recordar también a Elías, porque va a enviar de nuevo a Elías, y si Dios ha prometido que enviaría a Elías entonces, pues nos recordamos del primer Elías, Elías Tisbita; luego nos recordamos del segundo Elías que fue Eliseo; y luego nos recordamos del tercer Elías que fue Juan el Bautista; y luego nos recordamos o recordamos al cuarto Elías que fue el Rvdo. William Branham; porque Dios enviará de nuevo a Elías en su quinta manifestación que será el Ángel del Señor Jesucristo.
Y ahora, Elías dice: “El hará volver el corazón de los padres a los hijos.” Eso lo hizo Juan el Bautista haciendo volver el corazón de la gente que estaba viviendo bajo el Antiguo Testamento, los tornó a la fe del cristianismo, eso es volver el corazón de los padres a los hijos, a los hijos (los apóstoles), la fe cristiana, el cristianismo. “Y el corazón de los hijos a los padres.”
Y ahora en el Nuevo Testamento, el precursor de la Segunda Venida de Cristo con el espíritu y virtud de Elías torna el corazón de los hijos e hijas de Dios a la fe de los padres (los apóstoles) para así tener la fe, la revelación divina del cristianismo y todo el Programa del cristianismo que fue establecido por los padres (los apóstoles) entre los cuales está San Pablo.
Y así los hijos e hijas de Dios por medio del ministerio del cuarto Elías son tornados a la fe de los apóstoles para bautizar como bautizaban los apóstoles, creyendo en Cristo como creían los apóstoles y enseñaban, y guardando las doctrinas apostólicas establecidas en la Biblia.
Y ahora, el cuarto Elías ya hizo esta labor en su ministerio de precursor de la Segunda Venida de Cristo, preparándole un pueblo bien apercibido a Cristo, para que Cristo en Su Segunda Venida reciba ese pueblo y ese pueblo lo reciba.
O sea, que hay dos cosas muy importantes ahí: el pueblo tiene que estar apercibido; y lo otro, el pueblo tiene que recibir a Cristo en Su Segunda Venida y Cristo tiene que recibir al pueblo en Su Segunda Venida, para darle la fe para ser transformado y ser llevado a la Cena de las Bodas del Cordero. Y el pueblo que lo recibirá y el pueblo que será recibido por Cristo, será el pueblo bienaventurado que estará restaurado a la fe de los padres, a la fe de los apóstoles.
Y ahora, lo que hace el cuarto Elías con los hijos e hijas de Dios de entre los gentiles restaurándolos a la fe de los padres, a la fe de los apóstoles, a las doctrinas apostólicas, luego lo hace el quinto Elías con el pueblo hebreo.
Y el quinto Elías por cuanto en él, en el mismo instrumento en que estará manifestado el ministerio del quinto Elías, estará manifestado el ministerio de Moisés por segunda vez y de Jesús por segunda vez para una restauración de todos esos hijos que han sido restaurados a la fe apostólica, para ser restaurados físicamente a la vida eterna y ser restaurados a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída.
Y así el quinto Elías vendrá para restaurar todas las cosas a como era antes de la caída, porque en él estará Cristo en Espíritu Santo operando los ministerios de Elías por quinta ocasión, de Moisés por segunda ocasión y de Jesús por segunda ocasión.
Por lo tanto, el ministerio del quinto Elías, del segundo Moisés y el ministerio de Jesús por segunda vez, será lo que traerá la bendición de una restauración física a la vida eterna, al cuerpo eterno y a todo el poder que perdió Adán y Eva en la caída; y también para una restauración del pueblo hebreo como nación, en donde 144 mil hebreos serán restaurados; y se cumplirá lo dicho por el profeta Isaías en el capítulo 59, verso 17 al 21, y también en Romanos donde San Pablo dice en Romanos, capítulo 11, verso 25 al 28 que vendrá el libertador. Vean cómo lo dice Isaías y cómo lo dice San Pablo. Isaías en el capítulo 59, verso 17 al 21, dice:
“Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura (porque viene como juez), y se cubrió de celo como de manto,
como para vindicación (para vindicación, o sea, para venganza), como para retribuir con ira a sus enemigos (o sea, para traer los juicios de la gran tribulación), y dar el pago a sus adversarios (o sea, todos los enemigos de Dios); el pago dará a los de la costa.
Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová.”
¿Por qué desde el Occidente? Porque en el Occidente el Nombre de Dios, el Nombre de Jehová YWHW será manifestado, porque el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19 viene del Occidente conforme a como dice el Rvdo. William Branham, que del Occidente vendrá un Jinete en un Caballo Blanco, y dice: “Recorreremos esta senda (o sea, este camino) una vez más.” Ese Jinete es el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis, capítulo 19, es Cristo viniendo a Su Iglesia primeramente antes de ir al pueblo hebreo.
Y Su Iglesia estará en su etapa final, la etapa de la Edad de la Piedra Angular que corresponde al Occidente. Si Su Venida hubiese sido señalada para cumplirse en la segunda edad, pues la Segunda Venida de Cristo tenía que ser cumplida en Francia, en Su Iglesia y después para el pueblo hebreo, para luego cumplir lo prometido en Zacarías, capítulo 14:
“Porque vendrá el enemigo como un río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.”
‘El enemigo vendrá como un río,’ ese es el anticristo en donde estará el diablo hecho carne. ‘Vendrá como un río.’O sea, con ejércitos para destruir a los escogidos de Dios en el tiempo en que estarán aquí vendrá esa apretura y después destruirá también – porque no podrá destruir a los escogidos, pero luego matará a las vírgenes fatuas y después también a los 144 mil hebreos. ‘Vendrá como un río,’ ese río es ejércitos de las naciones que le darán su poder y su autoridad conforme a Apocalipsis, capítulo 17, versos 8 al 18. ‘Mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.’ Esa bandera será la Segunda Venida de Cristo levantada en contra del anticristo.
“Y vendrá el Redentor a Sión, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.
Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, Dijo Jehová, desde ahora y para siempre.”
Y en Romanos, capítulo 11, San Pablo citando esas palabras de Isaías nos da más luz acerca del significado de esa profecía de Isaías. Y dice capítulo 11 de Romanos, verso 25 en adelante (dice):
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.”
Ese endurecimiento que hay en el corazón del pueblo hebreo por lo cual no ha querido recibir a Cristo como su Salvador; aunque hay cierta cantidad de hebreos que han recibido a Cristo, pero el pueblo hebreo como nación no ha recibido a Cristo como su Salvador, no lo ha recibido como su Rey.
Y ahora, ese endurecimiento es en parte, es temporal por un lapso de tiempo, desde la Primera Venida de Cristo hasta la Segunda Venida de Cristo, porque en la Segunda Venida de Cristo cuando haya ya entrado la plenitud de los gentiles, esto es cuando haya ya entrado hasta el último de los escogidos de Dios al Cuerpo Místico de Cristo, cuando haya entrado hasta el último miembro de la Iglesia de Jesucristo al Cuerpo Místico de Cristo, y se haya así completado la Iglesia de Jesucristo, entonces ha entrado la plenitud de los gentiles. Y luego los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos, los que vivimos seremos transformados, ya Cristo no estará como Intercesor en el Trono del Padre, ya todos estaremos con cuerpos eternos, estaremos ya inmortales y Cristo se manifestará en toda Su Plenitud en Su Iglesia en esos días, y el pueblo hebreo verá esa manifestación de Cristo en Su Iglesia, verá a Cristo, el Libertador, en medio de Su Iglesia llevando a cabo las grandes maravillas, señales y milagros y obras prometidas para este tiempo final, y dirán: “Este es el que nosotros estamos esperando.”
El Rvdo. William Branham hablándonos en preguntas y respuestas en el estudio que dio acerca de Hebreos, del libro de los Hebreos en el 1957, lo cual tenemos aquí un párrafo, un extracto, en donde nos habla del pueblo hebreo y de cómo van a recibir a Cristo; dice en este libro de “Citas,” que contiene citas de diferentes mensajes del Rvdo. William Branham, en la página 22 de este libro de “Citas,” párrafo 176, dice —al comienzo y después al final.— Dice:
“Y allí están estos dos testigos. Y cuando ellos atormenten al mundo, con sus predicaciones, y reunirán otra vez a los judíos, trayéndolos al arrepentimiento, trayéndolos otra vez a que crean (vean lo que harán Moisés y Elías)… cuando vean a Jesucristo viniendo por la Novia, ellos dirán: ‘Mirad, este es el Dios a quien esperábamos. ¡Este es El!’ Pero El no viene por ellos, viene por Su Novia.” Y al final de este párrafo dice:
“Cuando el Señor Jesucristo venga por Su Novia, y ellos lo vean a El, ellos dirán, ‘Este es el que hemos esperado, allí está El’ El se levantará con sanidad en Sus alas.”
¿Dónde lo verán? Lo verán en medio de Su Iglesia.
Y en la página 2A, párrafo 15 de este mismo libro de “Citas,” dice el Rvdo. William Branham en el año 1954, dice:
“El mismo Espíritu Santo que cayó el día de pentecostés está aquí mismo para Uds. Y el poder del Evangelio volverá a los judíos en ese tiempo. Entonces allí habrá un avivamiento entre aquellos judíos que llevarán miles y decenas de miles. 144 mil al Reino de Dios, serán sellados por el Ángel. Y allí mismo tan pronto como el Ángel empiece a sellar esos 144 mil, la puerta de la Iglesia gentil es cerrada y los judíos llevan el Espíritu Santo a los judíos y ellos tendrán un avivamiento que barrerá al mundo entero. Y el poder de Dios será manifestado entre los judíos.”
Ahora vean que cuando entre hasta el último de los escogidos al Cuerpo Místico de Cristo, es que Dios podrá tratar con el pueblo hebreo, se cerrará ya la Puerta para los gentiles, se cerrará ya la Puerta en el Cuerpo Místico de Cristo y luego Dios tratará con hebreos.
La Escritura dice que el Padre de Familia va a cerrar la Puerta algún día. San Lucas, capítulo 13, nos dice el verso 25, y aún un poquito antes, verso 24 en adelante… dice 22:
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”
Cristo es el Padre de familia y algún día El se levantará del Trono del Padre y cerrará la Puerta, la Puerta angosta que es Cristo en la Dispensación de la Gracia, Cristo es la Puerta en la Iglesia, para entrar por esa Puerta y así nacer en la Casa de Dios que es la Iglesia de Jesucristo. La Puerta de la Casa de Dios de la Iglesia de Jesucristo es Jesucristo.
Y ahora, esa Puerta de Misericordia será cerrada en alguna ocasión y nadie más podrá entrar por esa Puerta para venir a formar parte de la Iglesia de Jesucristo, para nacer en la Iglesia de Jesucristo, porque ya habrán nacido de nuevo todos los que pertenecen a esa Casa, a esa Familia, a ese Cuerpo Místico de creyentes, ya se habrá completado la Casa de Dios, la Familia de Dios y todos habrán entrado por esa Puerta; y se cumplirá lo que Cristo habló en la parábola de las diez vírgenes en el capítulo 25, donde nos dice Cristo en los versos 10 al 13:
“Pero mientras ellas iban a comprar (mientras las vírgenes fatuas iban a comprar aceite), vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.”
Ahí tenemos la Puerta que es Cristo por donde entran las vírgenes prudentes, y luego esa Puerta será cerrada.
Vean ustedes, las vírgenes insensatas no entraron por esa Puerta y por consiguiente no estaban dentro de la Casa, no habían nacido de nuevo; por lo tanto eran cristianos profesantes, pero no estaban dentro de la Casa de Dios, no estaban dentro de la Casa de Dios porque para estar dentro de la Casa de Dios, se tiene que creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo y así haber nacido del Agua y del Espíritu y así haber obtenido el nuevo nacimiento; y los últimos que entran son los que estarán viviendo en este tiempo final.
Y así habrán entrado todas las vírgenes prudentes por esa Puerta a la Casa de Dios, a la Iglesia de Jesucristo, a esa Familia Celestial que tiene una Puerta y esa Puerta es Cristo, El es la Puerta de las ovejas, El es el Camino, El es la Verdad y El es la Vida (San Juan, capítulo 14, verso 6). “Y nadie viene al Padre sino por mí.” Dijo Jesucristo. Es por medio de Cristo que llegamos al Padre. Sigue diciendo:
“Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!
Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”
Y cuando estemos viviendo en esa manifestación plena de Dios en donde los muertos en Cristo serán resucitados, y nosotros los que vivimos seremos transformados y Dios estará manifestado en toda Su Plenitud en Su Iglesia, esa Tercera Etapa o fase ahí, de la cual le habló Dios al Rvdo. William Branham, será bajo el tiempo de la apretura.
Y esa Tercera Etapa será para el mundo, el mundo estará viendo la manifestación plena de Dios con grandes maravillas, señales y milagros que solamente los hemos visto en los grandes Profetas como Moisés y como Elías y como Moisés y algunos otros, y como los apóstoles San Pedro y San Pablo, y como el Rvdo. William Branham. A través del Rvdo. William Branham Cristo nos dio una muestra de lo que El hará en una escala mayor, en una escala en toda Su Plenitud.
Y ahora recordando las grandes Obras de Dios, recordamos las grandes Obras de Dios que Dios realizó a través del Profeta Moisés, también las que realizó a través del profeta Josué, y las grandes Obras de Dios que realizó a través del profeta Samuel y a través del profeta Elías y a través del profeta Eliseo y a través del profeta Isaías y demás profetas como Daniel y otros profetas, y a través de Juan el Bautista (el profeta precursor de la Primera Venida de Cristo) y a través del Profeta dispensacional y Mesías, Jesucristo nuestro Salvador y Rey nuestro, de nuestras almas, y Rey del pueblo hebreo y Rey de los Cielos y de la Tierra.
Y también recordamos las Obras maravillosas que El realizó a través de los apóstoles, de San Pedro y demás apóstoles en medio del pueblo hebreo y a través de San Pablo en medio de los gentiles y a través de los siete ángeles mensajeros, a través del Rvdo. William Branham. A través del Rvdo. William Branham encontramos que Dios nos mostró lo que será la Adopción de los hijos e hijas de Dios y lo que será la Adopción del Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, del Profeta de la Dispensación del Reino.
Dios reflejó en el Rvdo. William Branham, en San Pablo, y los siete ángeles mensajeros, y en los apóstoles, y sobre todo en San Pedro; por eso el Evangelio así como vino a los gentiles por medio de los ministerios de San Pedro y San Pablo, el Evangelio regresará a los hebreos por medio de los ministerios de Moisés y de Elías que estarán manifestados en el Ángel del Señor Jesucristo; porque San Pedro y San Pablo representan a los Dos Olivos, son tipo y figura de los Dos Olivos como también lo son Zorobabel y Josué, el sumo sacerdote Josué y el príncipe Zorobabel; y como los son otros hombres de Dios.
Y ahora, también Enoc y Noé, y hay un sinnúmero más de personajes bíblicos que son tipo y figura de Elías y también de Moisés y también de Jesús.
Y ahora, para este tiempo final todo lo que Dios hará ya está reflejado en personajes bíblicos que Dios usó. Por eso recordando las grandes Obras de Dios, hemos de ver lo que Dios estará haciendo en este tiempo final. Y lo que hemos visto manifestado en el Rvdo. William Branham como Tercera Etapa, será visto manifestado en toda su plenitud en este tiempo final en el Ángel del Señor Jesucristo bajo los Ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús. Grandes milagros, maravillas y señales serán hechas cuando el Ángel de Jesucristo sea adoptado.
Y ahora por cuanto también la apertura de los Sellos dijo el Rvdo. William Branham que es la Tercera Etapa, él nos mostró lo que será la apertura del Séptimo Sello y lo que serán las voces de los Siete Truenos, cuando nos abrió seis sellos, allí tenemos mostrado lo que Dios hará para la apertura del Séptimo Sello.
Dios usó un profeta para darle a conocer a la Iglesia de Jesucristo lo que son los seis sellos, seis sellos de los Siete Sellos; y en el Día Postrero por medio del Ángel de Jesucristo nos daría a conocer lo que sería el Séptimo Sello. Por lo tanto eso es Tercera Etapa en la apertura de seis sellos usando al Rvdo. William Branham y eso es Tercera Etapa también en la apertura del Séptimo Sello siendo dado a conocer a la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, para obtener la fe para ser transformados y raptados en este tiempo final, recibir la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y ahora, hemos visto el porqué es importante recordar las grandes Obras de Dios que El ha hecho en el pasado en otras edades y otras dispensaciones: así obtenemos el conocimiento de Dios y la Obra que El llevó a cabo en cada tiempo pasado, y obtenemos el conocimiento de los que agradaron a Dios y cómo lo hicieron y de los que no agradaron a Dios y lo que ellos hicieron que no tenían que hacer, y lo que no hicieron que tenían que hacer. Y todo gira alrededor de dos cosas: los que no agradaron a Dios tenían incredulidad, fueron incrédulos; y los que agradaron a Dios fueron creyentes. Los que no agradaron a Dios, no creyeron a Dios. Los que agradaron a Dios, creyeron a Dios y Sus promesas para el tiempo en que vivieron.
Y ahora, recordando las grandes Obras de Dios, obtenemos todo ese conocimiento y nos podemos situar nosotros a través de la historia bíblica, nos podemos situar en los personajes que creyeron a Dios, y podemos decir que somos como aquellos que creyeron a Dios en el tiempo de Adán, en el tiempo de Set, en el tiempo de Noé, en el tiempo de Abraham, en el tiempo de Moisés y en el tiempo de Jesús.
Y ahora estamos en la apertura de un nuevo tiempo, de una nueva dispensación; esos tiempos son dispensaciones que ya han transcurrido.
Y ahora, las cosas correspondientes a un nuevo tiempo son las cosas correspondientes a una nueva dispensación; y ahora nosotros tenemos el tipo y figura nuestro allá en otras dispensaciones.
Como usted actúa en este tiempo hubiera actuado en el tiempo de Adán, en el tiempo de Set, en el tiempo de Noé, en el tiempo de Abraham, en el tiempo de Moisés y en el tiempo de Jesús, y en el tiempo de toda la dispensación y en el tiempo de cada dispensación; porque todas las cosas se repiten de dispensación en dispensación con nuevas personas y nuevas dispensaciones y un nuevo Mensaje para cada nueva dispensación. Dice Eclesiastés, capítulo 3, verso 14 al 15:
“He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.
Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya (fue ya en el pasado); y Dios restaura lo que pasó.”
O sea, que lo que sucede en el tiempo que a nosotros nos toca vivir, es lo que ya sucedió en las dispensaciones anteriores y en las edades anteriores y queda restaurado en una nueva dispensación, y entonces podemos ver los ministerios; por ejemplo los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús, podemos ver también el ministerio de Enoc, el ministerio de Noé, el ministerio de Abraham, el ministerio de Set, el ministerio de Adán; y así los ministerios de los diferentes mensajeros de edades y dispensaciones los podemos ver representados en el Ministerio del Día Postrero; así como los vimos representados, los vimos manifestados en Jesús, porque en El estaba la Plenitud de Dios; por lo tanto en El estaban todos los ministerios, El era todos los profetas.
Y ahora, para nuestro tiempo podemos ver todo lo que pasó y todos los ministerios en una nueva edad y en una nueva dispensación, y podemos ver el pueblo de Dios de cada edad y de cada dispensación que fue creyente en Dios y Su Palabra, ahora lo podemos ver acá manifestado en este tiempo final. Por eso el pueblo de Dios de este tiempo representa al pueblo de Dios de todas las edades y dispensaciones pasadas, y el ministerio del tiempo final representa los ministerios de todas las edades y dispensaciones pasadas.
Y ahora podemos ver el porqué es tan importante recordar las grandes Obras de Dios: porque Dios hará en nuestro tiempo Obras grandes, las cuales ya han sido representadas en las Obras grandes que Dios hizo en el pasado.
Y ahora, tenemos las promesas divinas correspondientes a este tiempo final para ser cumplidas en la Iglesia del Señor Jesucristo, y así en adición a tener la historia de las grandes Obras que Dios hizo, tener la realidad de las grandes Obras que Dios prometió hacer en este tiempo final, y verlo a El obrando en este tiempo final.
Lo vimos obrando en cada edad y en cada dispensación; lo vimos obrando en la Dispensación de la Gracia en Jesús, vimos a Dios en toda Su Plenitud obrando; lo vimos en San Pedro y demás apóstoles, lo vimos en San Pablo, lo vimos en cada ángel mensajero, lo vimos en el séptimo ángel mensajero, el Rvdo. William Branham; y en el Día Postrero lo estaremos viendo en el Ángel del Señor Jesucristo.
Lo vimos en el Rvdo. William Branham abriendo seis sellos y lo estaríamos viendo en el séptimo Ángel Mensajero Dispensacional (que es el Ángel de Jesucristo y Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular) abriendo el Séptimo Sello.
Y esa es una Obra muy grande en el Programa Divino, en cuanto a revelación es la Obra más grande que Cristo realizaría para darle la revelación, la fe, para ser transformados y raptados todos los escogidos de Dios de este tiempo final, y ser resucitados los muertos en Cristo, porque en la revelación del Séptimo Sello no nos estará dando a conocer la historia de lo que ya pasó, sino que nos estará dando a conocer lo que Dios estará realizando en este tiempo final, y estaremos viendo lo que Dios estará realizando a medida que Dios lo va realizando.
O sea, que con la revelación del Séptimo Sello que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo estaremos obteniendo la fe, la revelación para ser transformados en este tiempo final, así como hemos recibido la fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo para obtener el perdón de nuestros pecados y ser quitados nuestros pecados con la Sangre de Cristo (porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado) y obtener el nuevo nacimiento, obtener el bautismo del Espíritu Santo, recibir el Espíritu de Cristo y obtener así el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; todo esto gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Ninguna persona puede obtener la salvación de su alma si no obtiene primero la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario y lo cree con toda su alma, y luego es bautizado en Su Nombre y recibe el Espíritu Santo luego y obtiene así el nuevo nacimiento. ¿Ven que hay un Programa a seguir para obtener lo que Dios ha prometido?.
Y ahora para el Día Postrero tenemos la promesa de un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; y así como hemos recibido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión al creer en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, estaremos creyendo en Su Segunda Venida y Su Obra de Reclamo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo y como Juez de toda la Tierra, ¿para recibir qué? Nuestra transformación, una transformación exterior, en donde obtendremos el cuerpo eterno, inmortal e incorruptible.
Así que con la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, se lleva a cabo el Programa para recibir el cuerpo teofánico; y con la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo se lleva a cabo el Programa para recibir el cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible y glorificado para así ser a imagen (el cuerpo teofánico) y semejanza (el cuerpo físico) de Jesucristo nuestro Salvador, y tener así un cuerpo teofánico y un cuerpo físico, el cuerpo teofánico dentro del cuerpo físico y nuestra alma dentro del cuerpo teofánico, y así vivir por toda la eternidad jovencitos representando de 18 a 21 años de edad iguales a Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora podemos ver el provecho tan grande para nosotros de estar recordando las grandes obras de Dios, porque ellas dan testimonio de las grandes Obras que Dios haría en este tiempo final. ¿Usted quiere ver lo que Dios hará en nuestro tiempo? Pues mire lo que Dios ya ha hecho en edades pasadas y dispensaciones pasadas.
Vean ustedes, Josué entrando o llevando el pueblo a la tierra prometida, cruzando el Jordán con el arca del pacto y el pueblo, es tipo y figura de Cristo, el Espíritu Santo, en este tiempo final llevando al pueblo, llevando a Su Iglesia a la tierra prometida del nuevo cuerpo y a la tierra prometida del Glorioso Reino Milenial en Su manifestación del Día Postrero.
Y ahora miren, el Rvdo. William Branham dice que Josué representa al líder del Día Postrero. Así que podemos ver que es nuestro Josué, Cristo, el Espíritu Santo, en Su manifestación final el que nos llevará a la tierra prometida del nuevo cuerpo; Cristo, el Ángel del Pacto, en Su manifestación final.
¿Y cómo podremos ver a Cristo, el Ángel del Pacto, el que estuvo en carne humana en medio del pueblo hebreo en el velo de carne llamado Jesús, cómo lo podremos ver en el Día Postrero, y podemos escuchar Su Voz, cómo podremos escuchar Su Voz y seguir Su guianza? Porque El, Cristo, el Ángel del Pacto, vean ustedes, aparece en el capítulo 23 del Éxodo, dice:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque mi nombre está en él (¿dónde está el Nombre de Dios? En el Ángel de Jehová).
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”
Y ahora vean, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, fue el que guío al pueblo hebreo, fue el que envió a Moisés, fue el que se veló en Moisés y se reveló a través de Moisés, se manifestó a través de Moisés. Moisés solamente fue el instrumento del Ángel de Jehová, y el Ángel de Jehová es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, porque el Ángel de Jehová es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, en Su cuerpo angelical.
Y luego el Ángel de Jehová que es el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y lo conocimos por el nombre de Jesús, porque ese es el nombre humano de Dios para Redención.
Y ahora, veamos cómo estará el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, en medio de Su Iglesia: página 57 del libro de “Los Sellos,” —en español— dice… citando Apocalipsis, capítulo 10, dice el Rvdo. William Branham:
“Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado en una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…
Ahora, si Ud. se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento El fue llamado el Ángel del Pacto…”
¿Ven que es el Ángel del Pacto del Antiguo Testamento? Y ahora el Ángel del Pacto en el Nuevo Testamento se hizo carne y lo conocimos por el nombre de Jesús, y luego en el libro del Apocalipsis el Ángel del Pacto es el Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10 y Apocalipsis, capítulo 19 que es el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis, capítulo 19.
Y ahora, dice:
“porque en el Antiguo Testamento El fue llamado el Ángel del Pacto; y El ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin (¿por qué? Porque la Dispensación de la Gracia ha llegado a su fin, por lo tanto la Iglesia ha llegado a su fin). Ahora continuando:
… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis, capítulo uno? Este es el mismo. Un Ángel es un mensajero y El es un mensajero a Israel. ¿Ve Ud.? La Iglesia está a punto de ser raptada. El viene por Su Iglesia.”
Y ahora el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Mensajero a Israel que libertó al pueblo hebreo a través del Profeta Moisés y los guió por el desierto, les dio la Ley en el Monte Sinaí y luego los llevó hasta la tierra prometida y los introdujo a la tierra prometida a través de Josué, este Ángel del Pacto se hizo carne y lo conocimos por el nombre de Jesús. El es el mismo que estuvo en los profetas del Antiguo Testamento y habló por medio de ellos, y ahora hecho carne lo conocemos por el nombre de Jesús.
Y luego que Su cuerpo físico murió y resucitó, ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios; es la primera ocasión en que un cuerpo físico se sienta en el Trono de Dios, y en el Trono de Dios se ha estado haciendo Intercesión con Su propia Sangre hasta que entre hasta el último de los escogidos de Dios, entonces terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo, saldrá del Trono de Intercesión, tomará el Título de Propiedad, el Libro de Los Sellos, lo abrirá, reclamará todo lo que El ha redimido con Su Sangre, porque ya habrá cumplido lo que corresponde a las siete edades, lo cual está en los Sellos, y lo que corresponde al Séptimo Sello; y entonces reclamará todo lo que perdió Adán y Eva y reclamará a todos los hijos e hijas de Dios que El ha redimido con Su Sangre Preciosa, y reclamará el Trono de David también, reclamará todo lo que le pertenece a El, reclamará también el planeta Tierra para reinar sobre el planeta Tierra por el Milenio y por toda la eternidad, y reclamará el Trono de David para reinar sobre el Trono de David sobre el pueblo hebreo. Así que reclamará todo lo que le pertenece a El. Esto lo hará Cristo, el Ángel del Pacto, en el Día Postrero.
Y ahora, recordando las grandes Obras de Dios podemos ver que este Ángel del Pacto o Ángel de Jehová es el mismo Cristo allá en el cuerpo angelical, cuerpo teofánico, y luego se hizo carne y podemos ver Sus obras realizadas en el Antiguo Testamento y luego en el Ministerio de Jesús, y luego durante las siete edades; y ahora haciendo las obras que El ha prometido hacer en este tiempo final.
Así que el Dios histórico en este tiempo final se haría presente para cumplir Su Programa correspondiente a este tiempo final. Y eso es el Dios de la Biblia Creador de los Cielos y de la Tierra siendo sacado de la historia y siendo colocado en este tiempo final en el cumplimiento de las promesas divinas correspondientes a este tiempo final.
El Dios histórico siendo sacado de la historia para hacerse real en este tiempo final y llevar a cabo las grandes obras que El ha prometido realizar en este tiempo final en medio de Su Iglesia, también en medio del pueblo hebreo, también en favor de las vírgenes insensatas y también en medio de la humanidad.
Pero todo tiene un orden y todo va en forma progresiva, hay un proceso que El lleva a cabo y cada cosa tiene que ser cumplida en el momento correspondiente, ni se atrasará ni se adelantará. Por lo tanto disfrutemos la etapa que estamos viviendo en este tiempo final; las demás etapas vendrán, se entrelazarán con la etapa que estamos experimentando en este tiempo final.
Hay diferentes cosas que tienen que suceder, pero van siendo cumplidas por fases, por etapas conforme al Programa de Dios; y nadie puede obligar a Dios a que adelante o atrase esas etapas o a que las cumpla a través de quien las personas deseen, tiene que ser de acuerdo a como Dios ya lo programó. Y para darnos a conocer esta cosas, Dios dice, Cristo dice, con esa Voz de Trompeta en Apocalipsis, capítulo 4:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que vendrán (o que sobrevendrán) después de estas.”
Las cosas que vendrán después de las cosas que ya han sucedido en las siete edades, ahora Cristo las va a mostrar a Su Iglesia. ¿Y cómo las va a mostrar? En la forma que siempre ha mostrado las cosas: “No hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas.” (Amós capítulo 3, verso 7).
Veamos si así también hará Dios, Cristo, en este tiempo final para darnos a conocer esas cosas que deben suceder. Apocalipsis 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel (¿El Dios de quién? De los espíritus de los profetas)… ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Y ahora, ¿cómo nos va a mostrar las cosas que deben suceder pronto? Por medio de Su Ángel Mensajero enviado. ¿Enviado por quién? Por el mismo Dios, por el mismo Jesucristo.
Y ahora vean aquí, dice: “Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado Su ángel.” Y Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel.”
Y ahora ¿quién lo envía: Dios, el Señor o Jesús? Es que Jesucristo es el mismo Señor, el mismo Dios Creador de los Cielos y de la Tierra. ¿Qué Jesucristo es el que creó lo Cielos y la Tierra? Claro que sí. Hebreos, capítulo 1, nos dice, en el verso 1 al 3:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo (¿Por medio de quién Dios hizo el universo? Por medio de Su Hijo, por medio de Jesucristo, el Hijo de Dios);
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo (o sea, por medio de Su propio cuerpo de carne), se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas (o sea, se sentó en el Trono de Dios).”
Y ahora, siendo el Hijo de Dios, Jesucristo, el Creador de los Cielos y de la Tierra, por medio del cual Dios creó los Cielos y la Tierra, y siendo el resplandor de Su gloria y siendo la imagen misma de su sustancia (la imagen de Dios), Cristo, el cuerpo teofánico de Cristo; Cristo en Su cuerpo teofánico es la imagen de Dios, y Cristo en Su cuerpo de carne es la semejanza física de Dios; y cuando nosotros tengamos el cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible, tendremos la imagen de Cristo, o sea, tendremos un cuerpo teofánico como el cuerpo teofánico de Jesucristo.
¿Y de dónde ha venido ese cuerpo teofánico? Del cuerpo teofánico de Jesucristo. Y tendremos un cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible y glorificado, el cual vendrá del mismo Cristo. Cristo nos creará ese cuerpo inmortal e incorruptible y glorificado, será parte de Su propio cuerpo físico, glorificado, conforme a la ley de la reproducción.
Y ahora, podemos ver el porqué en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:
“Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel.”
Y ahora en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”
Y ahora podemos ver que es el mismo Jesucristo que es Dios hecho hombre, el cual envía Su Ángel.
Y ahora, El ha enviado para cada edad un ángel mensajero, San Pablo fue el primero para la primera edad de la Iglesia, luego Ireneo para la segunda edad, y luego Martín para la tercera edad, Colombo para la cuarta edad, Lutero para la quinta edad, Wesley para la sexta edad y el Rvdo. William Branham para la séptima edad. Y se acabaron las edades, las siete edades de la Iglesia se acabaron, que corresponden al Lugar Santo del Cuerpo Místico de Cristo, o sea, del Templo Espiritual de Cristo.
Pero el Ángel del Señor Jesucristo es el Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, el que viene en el Día Postrero con toda la revelación de Cristo enviado por Jesucristo para darle a conocer a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto. Y así como Cristo en Espíritu Santo se veló y se reveló en cada ángel mensajero, estará velado y revelado en Su Ángel Mensajero del Día Postrero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y llevando a cabo Cristo por medio de Su Ángel Mensajero las grandes Obras de Dios correspondientes al Día Postrero.
Así como Cristo llevó a cabo las grandes Obras de Dios correspondientes a cada edad por medio del mensajero de cada edad.
Y ahora podemos ver el porqué necesitamos estar recordando siempre las grandes Obras de Dios. Por eso tenemos la Biblia donde tenemos recogida la historia de las grandes Obras de Dios a través de la historia de la humanidad; y aquí en la Biblia nos habla, nos da a conocer la historia del Dios Creador de los Cielos y de la Tierra y Sus grandes Obras que El ha realizado de edad en edad.
Pero ahora nosotros estamos viviendo en un tiempo en donde no solamente conocemos a Dios como un Dios histórico, sino que conocemos a Dios como un Dios del presente que está llevando a cabo las grandes Obras de Dios prometidas para este tiempo final. Y nosotros somos los que recibimos el beneficio de esas grandes Obras de Dios que El ha prometido realizar en este tiempo final, las cuales para nosotros serán de grande bendición; si son grandes obras, pues entonces son grandes bendiciones para cada uno de ustedes y para mí también.
Recordemos entonces las grandes Obras de Dios del pasado que están en la historia bíblica, y también coloquemos esas grandes Obras de Dios siendo actualizadas en este tiempo final, en las grandes Obras de Dios correspondientes a este tiempo final.
Y así, el recordar las grandes Obras de Dios del pasado, serán de grande bendición para todos nosotros, porque entonces podemos ver cómo Dios obró en el pasado, y como obró en el pasado estará obrando en el presente; si para las grandes obras de Dios, Dios tuvo un mensajero, un Profeta, pues para las grandes Obras de Dios de este tiempo final, tendrá un Profeta mensajero.
Si para llevar a cabo las grandes Obras de Dios del pasado tuvo un Mensaje para cada edad y para cada dispensación, pues tendrá un Mensaje para este tiempo final, para la Edad de la Piedra Angular y para la Dispensación del Reino; y si tuvo un pueblo que recibió los beneficios de esas grandes Obras de Dios, entonces tendrá un pueblo en este tiempo final que recibirá el beneficio de esas grandes Obras de Dios.
¿Y dónde está ese pueblo que recibirá esas grandes bendiciones, grandes beneficios de parte de Dios? Pues aquí estamos en este tiempo final; y estará viendo las grandes Obras de Dios ese pueblo y estará escuchando y entendiendo el Mensaje de este tiempo final, y estará recibiendo al Ángel del Señor Jesucristo del cual Cristo dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
“El que recibe…” Cristo dijo: “El que recibe a un niño como éste, a mi recibe; y el que a mi recibe, recibe al que me envió.” Y el que ha recibido a cada ángel mensajero que Cristo ha enviado en cada edad, ha recibido a Cristo manifestado en ese ángel mensajero y ha escuchado la Voz de Cristo por medio de ese ángel mensajero.
Y los que estarán recibiendo al Ángel del Señor Jesucristo, estarán recibiendo a Cristo y estarán escuchando la Voz de Cristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final; y por consiguiente estaremos viendo las grandes obras que Cristo estará haciendo a través de Su Ángel Mensajero, y estaremos recibiendo los beneficios de esas Obras de Cristo correspondientes a este tiempo final.
Hemos visto el porqué Dios ordenó el recordar las grandes Obras de Dios, dárselas a conocer a Sus hijos y a los hijos de sus hijos (o sea, a los nietos) y así por el estilo y seguir recordándolas por todas las generaciones, y Dios va aumentando Sus Obras de edad en edad y de dispensación en dispensación.
Y ahora tenemos una historia llena de las grandes Obras de Dios, donde son colocadas también las grandes Obras de Dios de este tiempo final, en el occidente, en el territorio latinoamericano y caribeño.
Ha sido para mí un privilegio grande estar recordándole a ustedes las grandes Obras de Dios y de mostrarles también las grandes Obras de Dios que El está haciendo en nuestro tiempo en el occidente, y de mostrarle también las que hará más adelante en medio de Su Iglesia y también las que hará con el pueblo hebreo.
Que las bendiciones de Aquel que hizo las grandes obras de edad en edad y de dispensación en dispensación y que está haciendo Sus grandes Obras prometidas para este tiempo final, sean sobre cada uno de ustedes Sus bendiciones y sobre mí también, y en Sus Obras prometidas en este tiempo final haga la Obra de Reclamo y resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención amados hermanos y amigos presentes y los que están a través de Internet en toda la América Latina y el Caribe y Norteamérica y cualquier otra nación, y será hasta la próxima actividad en la tarde —digamos— dentro de dos horas para que así tengan tiempo. ¿Qué hora tenemos? ¿De 2:00 a 3:00? ¿1:50? Bueno son alrededor de las 2:00 de la tarde, así que a eso de las 3:30 —mas o menos por ahí— dentro de hora y media —si podemos— estaremos entonces de nuevo para escuchar la Palabra de Dios y así darle gracias también a Cristo por Sus bendiciones.
Que Dios les bendiga, que Dios les guarde y nos veremos nuevamente de 3:30 a 4:00 para continuar viendo las grandes Obras de Dios y continuar recordando las grandes Obras de Dios, las cuales cantamos recordando las que ya El ha hecho y anunciando las que El está haciendo, y también anunciando las que El hará.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde y dejo nuevamente con ustedes a Félix Caro, y si nuestro Hno. Oscar Cardona tiene algún anuncio que no haya dado y necesita darlo, lo puede hacer.
Ya cuando venga nuestro Hno. Bermúdez, los que todavía no han sido bautizados tendrán la oportunidad de ser bautizados, ya él estará acá por ahí alrededor del día 9 del mes próximo y también tendremos la Santa Cena para todos los que ya estarán bautizados.
Los que ya han sido bautizados antes de estos bautismos —en años pasados— y fueron bautizados bien en el Nombre del Señor Jesucristo, pues no tienen necesidad de ser bautizados, pueden haber sido bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo o en el Nombre de Jesucristo, ambos están bien dice nuestro Hno. Branham.
Así que sepan esto para que no estén preocupados los que fueron bautizados años atrás, muchos años atrás.
Bueno, paso nuevamente a Félix Caro, y si nuestro Hno. Oscar Cardona tiene algún anuncio, entonces nuestro Hno. Félix le dará la oportunidad para que así sea hecho al enuncio. Y no sé si Luis Jorge tiene algo. Bueno, dejo a Félix Caro para que así se encargue de pasar a Oscar Cardona, nuestro Hno, si es que tiene algo para anunciar.
Bueno que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“RECORDANDO LAS GRANDES OBRAS DE DIOS.”