El paralelismo entre Cristo y Su Ángel

Muy buenas tardes o buenas noches, ministros compañeros en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en este entrelace dispensacional en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Este tiempo en el cual vivimos es el más importante de todos los tiempos, y es un tiempo paralelo al tiempo de los días de Jesús de Nazaret, en donde se estaba preparando todo para la gran Obra de Redención que Él llevaría a cabo en la Cruz del Calvario.

Las personas del Antiguo Testamento que conocían las profecías de la Venida del Mesías pensaban que la Venida del Mesías era una sola, y juntaban las profecías de la Primera Venida con las profecías de la Segunda Venida de Cristo; la mayor parte de los teólogos de aquel tiempo así pensaban. Pero la Venida del Señor tiene dos partes: Su Primera Venida como Cordero de Dios para llevar a cabo Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; y Su Segunda Venida para llevar a cabo la Obra de Reclamo como León de la tribu de Judá, y como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Ahora, tenemos que comprender —y ellos tenían que comprender, pero no lo comprendieron— que en la Venida del Señor transcurriría un lapso de tiempo el cual ellos no tenían previsto. Ellos pensaban: “La Venida del Señor”, y tenía que aparecer ahí el cumplimiento de ella; pero no sabían o no comprendían lo que estaba profetizado: que primero tenía que estar en el vientre de una madre, luego tenía que (luego de unos 9 meses, que es lo normal, de estar ahí) nacer en Belén de Judea[1].

Todas esas profecías estaban allí; ellos sabían que el Mesías tenía que nacer en Belén de Judea, pero ellos no comprendían ciertas cosas, como el año y la semana en la cual Él tenía que nacer.

Ellos sabían que el Mesías estaría en la Tierra en la semana número setenta, pero ellos no comprendían que en esa semana es que Él tendría Su ministerio; pero para tener Su ministerio ya tenía que estar grande, tenía que estar en la edad correspondiente para comenzar Su ministerio.

Ellos no sabían o no comprendían que tenía que nacer en la semana número setenta, en el año más o menos número cinco de la semana número setenta; y ellos no comprendían que tenía que tener una niñez, una juventud, luego llegar a la edad de adulto, y luego de eso Él comenzar Su ministerio.

Y ellos, por cuanto estaban esperando un rey, no estaban esperando un carpintero; eso les tomó por sorpresa, que el Mesías fuese un carpintero. Y ellos decían: “¿No es este el hijo de José el carpintero y de María?”. Y también decían: “¿No es este Jesús el carpintero de Nazaret?”[2].

Ahora, ellos estaban esperando un Rey y les llegó un carpintero. Estaban esperando un Rey, un León, y les llegó un Cordero.

Todo eso estaba en el Programa de Dios, y no debía darse cuenta el diablo de que Jesús era el Mesías.

O sea que Jesús, en la forma en que estuvo en la Tierra, confundió al mismo diablo. El mismo diablo estaba confundido con relación a Jesús, al igual que los líderes religiosos de Su tiempo. Ellos no podían creer que ese era el Mesías; aunque algunos sacerdotes creían, pero en secreto, porque si no, si lo daban a conocer, los expulsaban de la sinagoga y perdían su posición de sacerdotes; lo cual era una posición muy importante, que todos los que eran sacerdotes cuidaban para que no los sacaran del sacerdocio, porque de otra forma tenían que irse a trabajar; y como sacerdotes, pues los mantenían; porque así estaba en la Ley de Dios, que los levitas tenían que ser sostenidos por las demás tribus[3].

Ahora, la posición de sacerdote era una posición muy alta; después de la del sumo sacerdote era la de los demás sacerdotes; y la de rey.

Vean, esas eran las posiciones más altas. La del sumo sacerdote aun era más alta que la de rey, y estuvo primero que la de rey; aunque Moisés fue rey, fue legislador, fue profeta, y fue sacerdote también, porque él fue el que ofreció a Dios la sangre de la expiación del macho cabrío en la primera ocasión en que se llevó a cabo ese sacrificio en el templo, para la dedicación del templo[4].

O sea que Moisés podía ministrar como sumo sacerdote. Aunque quizás no se vestía las vestiduras de sumo sacerdote y las tenía Aarón, pero Moisés era más que Aarón. Moisés ponía en la boca de Aarón las palabras que Dios le daba a Moisés.

Y era el que gobernaba al pueblo hebreo, o Dios a través de Moisés; y era el que le daba las leyes al pueblo hebreo, por eso era legislador. Un solo legislador, a través del cual Dios legislaba para el pueblo, establecía las leyes para el pueblo.

Y vean ustedes, por eso Moisés es un hombre tan grande bajo la Dispensación de la Ley. Legislador, libertador, rey, sumo sacerdote, todos esos ministerios estaban en Moisés.

Y no tenía las vestiduras del sumo sacerdote por una cosa. ¿Por qué? Porque pidió a Dios un ayudante[5]; y entonces Dios le dio un ayudante, y le dijo: “Ese va a ser el sumo sacerdote”. Pero todas esas cosas correspondían a Moisés.

Moisés perdió ese título de sumo sacerdote y las vestiduras cuando pidió un ayudante. Por eso fue que Dios se molestó con Moisés, porque Moisés estaba representando a Cristo; y Cristo es Rey, pero también Sumo Sacerdote, y también Juez.

¿Ven que Moisés también juzgaba al pueblo? Y su suegro le aconsejó que pusiera ayudantes, para que en los casos más sencillos los ayudantes, setenta ayudantes, se encargaran de eso, y los casos más graves los atendiera Moisés[6]. Así que vean, Moisés era también juez.

Y también pues cantaba; sí, tenemos los cánticos también de Moisés. Dios le dijo: “Enséñale este cántico al pueblo (en una ocasión, por allá por Deuteronomio) para que lo recuerde”[7]. O sea que es un cántico inolvidable para el pueblo hebreo, en el cual Dios le mostró —en ese cántico— que el pueblo hebreo se apartaría de Dios, y le vendrían los juicios divinos.

Así que podemos ver que Moisés como profeta dispensacional fue un profeta muy grande en la Dispensación de la Ley; fue el profeta más grande. Aunque Juan el Bautista, por cuanto le preparó el camino al Señor, dice Jesús que fue el profeta mayor, nacido de mujer[8].

Ahora, de los profetas después de Moisés, vino a ser mayor que Moisés; pero un profeta dispensacional siempre es mayor que cualquier otro profeta que venga después de él.

Es un misterio ahí, en donde aparentemente hay una contradicción entre lo que Jesús dijo y lo que era Moisés; pero es que, de los demás profetas, Juan el Bautista era mayor que todos los demás; pero mayor que un profeta dispensacional no puede haber otro profeta que venga después de él a un nivel que no sea dispensacional.

Si es un profeta dispensacional el que viene más adelante, tiene que ser para una nueva dispensación, y entonces sí puede ser mayor que el que había venido primero o de los que habían venido primero.

Por ejemplo, tenemos a Jesús, que era mayor no solamente que Juan el Bautista… Juan el Bautista mismo lo dijo: “El que viene después de mí (¿qué dijo él?) mayor que yo es, y era primero que yo; aunque viene después de mí, es primero que yo”[9]. Y Jesús dijo: “Antes que Abraham fuese, Yo soy”[10]. Era antes que Abraham también, y mayor que Abraham.

Y Jesús también dijo: “He aquí uno mayor que Salomón”[11]. Y también dijo: “He aquí uno mayor que el templo”[12]. Miren lo grande que era nuestro amado Señor Jesucristo; porque era el mismo Dios, era el Templo humano de Dios; por eso el Templo humano de Dios es más grande que el templo de piedra que puedan construir los seres humanos.

Y Jesús como el Hijo de David prometido era mayor que Salomón, el hijo según la carne; porque el hijo según la carne reinaba sobre el trono de David y luego se apartó de Dios en sus años de vejez, lo cual fue muy triste; pero Jesucristo, el Hijo de David, no ha tenido años de vejez: todo el tiempo ha sido joven; y nunca se ha apartado de Dios: ha estado sobre el Trono de Dios.

Así como Salomón se sentó sobre el trono de David, Jesucristo se sentó sobre el Trono de Dios en el Cielo; pero Jesucristo tiene la promesa que el Trono de David Él lo heredará; así lo dijo el Arcángel Gabriel a la virgen María[13]; lo cual se cumplirá muy pronto.

Y ahora, vean ustedes, Jesucristo como Hijo de David vino de la descendencia de David según la carne, pero Él es el Rey Melquisedec; por lo tanto, Él es Rey en los Cielos, y en la Tierra sobre el Trono de David.

Ahora, ese misterio del Trono de Dios en el Cielo y del Trono de David acá en la Tierra es un misterio muy grande, porque es que ambos Tronos se fusionan en el Reino Milenial.

Durante el tiempo de David y durante el tiempo de Salomón estaban fusionados; pero por cuanto Salomón se apartó de Dios: perdieron esa bendición, y el trono de David y ese reino de David perdió esa bendición[14].

Y fueron divididas – divididos en dos reinos. Un reino, el reino de David, que era uno, se dividió en dos reinos: un reino, el reino de Judá, tenía la tribu Judá y la tribu de Benjamín; y el reino del norte, que es el reino de Israel, llamado el reino de Israel y también reino de Efraín, es el reino que se quedó con diez tribus[15].

Por eso al reino del norte se le llama el reino de Israel o Israel, y al del sur se le llama de Judá.

El reino del norte cayó en las manos de Efraín, y por consiguiente cayó en las manos de José. Pero Dios dice en la profecía que esas dos varas, la de José y la de Judá, Dios las juntará, y serán una sola vara en la mano de Dios[16].

Eso nos habla de la unificación del reino del norte y del reino del sur para el Reino Milenial, en donde ya no serán dos reinos, sino un solo Reino. O sea que será restaurado el Reino de David, el cual fue roto por causa de que se apartó Salomón de Dios; y no fue roto en los días de Salomón por amor a David, sino que fue roto en los días del hijo de Salomón[17].

Y ahora, ese reino será unificado en un solo Reino. Por lo tanto, la vara de José y la vara de Judá, esos dos reinos serán un solo Reino.

Ahí también hay un misterio, porque José es el que tiene la Bendición de la Primogenitura, la cual fue hablada por Jacob sobre Efraín.

Y ahora, Efraín y Manasés entonces van a ser unificados. Ahí están representados también: Israel en Manasés y la Iglesia del Señor Jesucristo en Efraín.

También, vean ustedes, por medio de ese Reino de David, que viene de la tribu de Judá, el cual será restaurado por Cristo para el Reino Milenial, vean ustedes, se convertirá nuevamente en un solo Reino.

Y ahora, Cristo es el Restaurador de nuestras almas, y es el Restaurador del pueblo hebreo como nación, y es el Restaurador del Reino de David; Él es también el Restaurador del planeta Tierra y de toda la raza humana para el Reino Milenial.

Y ahora, en ese Programa de Restauración de Cristo, el cual Él realizará en Su Obra de Reclamo para restaurar a Israel y para restaurar el Reino de David, todo eso está dentro del Programa de Reclamo, en donde Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, realizará ese reclamo y esa restauración; porque Él reclama a todos Sus hijos y los restaura a la vida eterna en un cuerpo eterno: a los muertos en Cristo resucitándolos en cuerpos eternos, y a nosotros los que vivimos transformándonos y dándonos el cuerpo eterno.

Y a Israel lo restaurará colocando el Espíritu de Dios dentro del pueblo hebreo y ocupando el Trono de David.

Un cuerpo no es restaurado – un cuerpo muerto no es restaurado a la vida si no entra nuevamente el espíritu en la persona.

Y ahora, el Espíritu de Dios entrará al pueblo hebreo ¿por qué? Porque el Espíritu de Dios se apartó de Israel, y ha estado entre los gentiles llamando un pueblo para Su Nombre, y así formando o creando la Iglesia del Señor Jesucristo.

Pero cuando termine esa labor regresará a Israel; y entonces esos huesos secos que son cubiertos de… que son colocados juntos y se convierten en un esqueleto, y crece – o se coloca sobre ellos tendones y músculos y carne y piel…; lo cual es el pueblo hebreo, que está en su propia tierra, con su propia bandera y su propia moneda, y su propia lengua; encontramos que todavía le falta el Espíritu de Dios[18].

¿Y cómo va a estar el Espíritu de Dios? Pues como ha estado en otros tiempos: ha estado en los profetas que Él ha enviado de edad en edad; y ha estado en el templo, sobre el propiciatorio, cuando el templo ha estado en medio del pueblo hebreo.

Pero ahora Dios le restaurará un Templo al pueblo hebreo. ¿Y cuál es ese Templo? No es un templo de piedras, es un Nuevo Templo llamado la Iglesia del Señor Jesucristo, que estará en medio del pueblo hebreo; eso será el Templo de Dios, donde Dios morará en toda Su plenitud. Cuando todos los escogidos sean transformados, ya ese Templo estará con toda la plenitud de Dios, cada miembro del Cuerpo Místico de Cristo con toda la plenitud de Dios: con espíritu teofánico eterno y con cuerpo físico glorificado y eterno.

La primera porción: las primicias del espíritu, el bautismo del Espíritu Santo, donde recibimos el cuerpo teofánico; y la segunda porción es el cuerpo físico inmortal, incorruptible.

Entonces, con las dos porciones: resurrección espiritual, en donde recibimos el cuerpo teofánico; y resurrección física, donde recibimos el cuerpo físico glorificado; vean ustedes, la Iglesia del Señor Jesucristo como el Nuevo Templo estará en medio del pueblo hebreo.

Por eso es que la Iglesia del Señor Jesucristo estará en medio del pueblo hebreo durante el Reino Milenial, porque ese es el Nuevo Templo de Dios; es un Templo que camina, un Templo humano pero glorificado. Porque Dios dice en el libro del profeta Isaías, capítulo 63 por ahí, o… vamos a ver cuál es; o 62. Vamos a buscarlo… Es en el capítulo 60; verso 7 dice:

“Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.

¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas?”.

Ahora, vean ustedes, Dios glorificará la Casa de Su gloria; y la Casa de Su gloria es la Iglesia del Señor Jesucristo; porque ya no tiene un templo literal allá, en la tierra de Israel. Donde estaba el templo está la Mezquita de Omar.

Pero Cristo ha estado construyendo un nuevo Templo, para Dios morar en toda Su plenitud en seres humanos, y tener —ese Templo compuesto por seres humanos—, tener la parte de la sexta dimensión: la teofánica, que es el cuerpo teofánico; y tener la parte física pero glorificada, que es el cuerpo glorificado. Y así estará glorificado la Casa de Dios, el Templo de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Así como Cristo es el Templo humano de Dios, ahora la Iglesia del Señor Jesucristo es el Templo humano del Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver cuál es la Casa de Dios para ser colocada en medio del pueblo hebreo. Por eso son piedras vivas con las cuales Cristo ha hecho esa Casa, piedras vivas de diferentes naciones, piedras vivas que han sido cortadas por la Palabra del Evangelio siendo predicada a través del mensajero de cada edad; han sido cortadas esas piedras vivas y colocadas en la Casa de Dios, cada piedra en la edad que le ha tocado vivir.

Y para el final será cortada la Piedra no cortada de manos que vio el profeta Daniel y el rey Nabucodonosor[19]; será cortada en la Casa de Dios y colocada en la Casa de Dios en la parte de arriba: la Piedra Angular como edad, y la Piedra Angular como mensajero, y la Piedra Angular como Mensaje.

Y ahora, en la Piedra Angular como edad están todos los escogidos del Día Postrero, que son llamados y juntados en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y así forman la Edad de la Piedra Angular.

Y son piedras vivas cortadas en esa misma forma de piedra angular; porque para formar una piedra angular con muchas piedras, tienen que ser cortadas en esa misma forma: en forma de piedra angular, para formar una piedra angular con muchas piedras angulares; y así ser una Piedra Angular perfecta, con muchas piedras angulares. Es en la única etapa en que puede haber piedras angulares para formar una Piedra Angular; en las otras etapas no puede ser posible.

Ahora, podemos ver que en el Programa Divino hay un Templo: ese es un Templo espiritual, Su Iglesia; hay un Reino, en donde los miembros de la Iglesia de Jesucristo son reyes y sacerdotes; y ese Reino se manifiesta en lo espiritual primeramente; y para la Dispensación del Reino estará manifestado en lo físico, gobernando sobre el pueblo hebreo durante el Reino Milenial.

Porque para la Dispensación del Reino es que recibimos la parte física eterna, inmortal, incorruptible y glorificada, que es el cuerpo glorificado, para luego materializar un Reino literal, que es el Reino de David, donde el Trono de David será ocupado y comenzará a reinar Cristo desde ese Trono sobre el pueblo hebreo.

Y los apóstoles tendrán doce tronos cada uno, y se sentarán para juzgar a las doce tribus de Israel[20]. Ahí estarán también los otros ancianos, que son los patriarcas, en tronos también.

Ahora, podemos ver cómo el Reino para Israel será establecido y gobernará sobre el pueblo hebreo; eso es la teocracia siendo establecida sobre el pueblo hebreo, como era en el tiempo de Josué y de los jueces; porque era con los jueces que Dios reinaba… a través de ellos reinaba sobre el pueblo hebreo.

¿Recuerdan cuando el pueblo le pidió a Samuel un rey, y Samuel se puso muy triste y le dijo todas las cosas que le iban a suceder si tenían un rey? Y Samuel se quejó delante de Dios y le dijo a Dios que lo habían rechazado, y Dios le dice: “No te han rechazado a ti, sino que me han desechado a Mí para que no reine sobre ellos”[21]. ¿Y cómo estaba reinando sobre Israel? A través de Samuel.

Samuel era profeta, era juez y era rey sobre el pueblo hebreo, porque Él gobernaba, Dios gobernaba, a través de Samuel; eso es la teocracia.

Y por eso cuando Cristo le habla a Sus discípulos, porque ellos querían saber qué posición iban a ocupar en el Reino, Cristo les dice: “Ustedes se sentarán sobre doce tronos, y juzgarán a las doce tribus de Israel”.

¿Ven? Serán colocados como jueces para juzgar, porque eso es la teocracia, que será restaurada en medio del pueblo hebreo; y la teocracia estará fusionada con la ¿qué?, la monarquía, por medio del Reino de David, en donde Cristo se sentará sobre el Trono de David; y ahí estará fusionada la teocracia con la monarquía.

Por medio de los apóstoles Dios llevará a cabo una Obra muy gloriosa en medio del pueblo hebreo, ellos sentados sobre tronos; y si están sobre tronos, son reyes también.

Y ahora, también los otros ancianos, que son los otros doce que están sentados sobre tronos, que son los patriarcas, también son reyes, porque tenían coronas. Los veinticuatro ancianos, dice que se quitaron sus coronas y las colocaron delante de Cristo. Eso está por acá, vamos a ver: en Apocalipsis, capítulo 5, versos 8 en adelante, dice:

“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.

Ahí tenemos los veinticuatro ancianos postrándose delante del Cordero.

En Apocalipsis, capítulo 4, verso 4, dice:

“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas”.

¿Ven? Tienen coronas de oro en sus cabezas.

Y ahora, en el capítulo 4 mismo, versos 9 en adelante, dice:

“Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,

los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono…”.

¿Ven? Siempre que estos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el Trono y al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos hacen esto:

“… se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:

Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.

Ahora, miren cómo en el Cielo están todas las cosas que Dios materializaría en la Tierra. Los 24 ancianos que están en el Cielo delante del Trono son los 12 patriarcas del Antiguo Testamento hijos de Jacob, y los 12 apóstoles del Señor Jesucristo, excluyendo a Judas y colocando al que fue colocado por Dios en lugar de Judas Iscariote.

Ahora podemos ver cómo se ha materializado todo esto que está en el Cielo, en seres humanos.

Así también las siete lámparas que están delante del Trono; vean ustedes, ahí mismo, en el capítulo 4, después de ver los veinticuatro ancianos, dice [verso 5]:

“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”.

Esos siete espíritus de Dios, encontramos en Apocalipsis, capítulo 1, verso 4, que son…, que están aquí, dice… Capítulo 1, verso 4:

“Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono”.

Y ahora, hemos visto que esos siete espíritus que están delante del Trono de Dios son las siete lámparas de fuego que arden y alumbran allí delante del Trono.

Y en Apocalipsis, capítulo 5, verso 5 al 6, dice:

“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”.

Y ahora, los siete espíritus de Dios enviados por toda la Tierra es la manifestación del Espíritu Santo en los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia; se materializaron esas siete lámparas y siete espíritus que están delante del Trono de Dios cuando Cristo envió a Sus siete ángeles mensajeros en las siete edades de la Iglesia. Y esto nos muestra que el Templo que está en el Cielo se está materializando en la Tierra en los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y también tenemos personajes del Antiguo Testamento, como los 12 patriarcas, los cuales tienen una parte importante, los cuales son 12 de los 24 ancianos que están delante del Trono.

Así que lo que está haciendo Dios es materializando lo que está en el Cielo. En la misma forma en que Dios hizo las cosas en el Cielo, en el Templo de Dios que está en el Cielo, ha estado haciendo el Templo espiritual del Señor Jesucristo.

Y ahora, los redimidos con la Sangre de Cristo, del Nuevo Testamento y los del Antiguo Testamento también, los cuales tenían sus pecados cubiertos con la sangre de los animalitos…; pero cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario, encontramos que aquellos que habían creído en la sombra y figura de Cristo y Su Sacrificio, creyendo en los sacrificios que ellos realizaban, estaban cubiertos con la sangre de los animalitos, que representaba la Sangre de Cristo; y ahora, cuando la Sangre de Cristo es derramada en la Cruz del Calvario: el pecado de ellos es quitado completamente, y luego son resucitados cuando Cristo resucitó. Por lo tanto, para ellos también obró el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.

Ellos eran creyentes en Cristo en el tipo y figura, en la sombra, en lo que representaba a Cristo: en aquellos animalitos y su sangre derramada. Pero ahora, los creyentes en Cristo en el Nuevo Testamento son creyentes no en el tipo y figura, sino en la realidad.

Y ahora, encontramos que ambos son bendecidos: los que vivieron en el tipo y figura y los que les ha tocado vivir la realidad, la realidad del Cordero de Dios quitando el pecado del mundo.

Y ahora, así como el sacrificio era efectuado y aplicado sobre las personas en el Antiguo Testamento, ahora el Sacrificio de Cristo es aplicado sobre cada persona que lo recibe como su Salvador. ¿Ven? Y es limpiado de todo pecado y es justificado, y queda como si nunca en la vida hubiese pecado.

Y ahora, Dios está construyendo un Nuevo Templo, es compuesto por los redimidos con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo; son piedras vivas, y son seres que vivirán por toda la eternidad.

Ahora, el templo tenía atrio, tenía lugar santo y lugar santísimo; así como nosotros tenemos atrio, lugar santo y lugar santísimo: el atrio es nuestro cuerpo, el lugar santo es nuestro espíritu y el lugar santísimo es nuestra alma.

También encontramos que el Templo de Dios tiene Atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo.

Los del Antiguo Testamento, de Adán hasta Cristo, pertenecen al Atrio. Por eso, vean ustedes, los sacrificios estaban en el atrio; y el Sacrificio de Cristo fue en esa etapa del Atrio.

Pero luego vienen las siete edades de la Iglesia, con la etapa también del tiempo de los apóstoles, luego que recibieron el Espíritu Santo; y toda esa parte corresponde al Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo.

Y luego viene la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que corresponde al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

La Segunda Venida de Cristo es para el Lugar Santísimo del Templo espiritual; así como cuando Dios – cuando Moisés dedicó el templo a Dios y cuando Salomón también dedicó el templo a Dios, vino la presencia de Dios en la Columna de Fuego: entró por el templo y pasó al lugar santísimo y se colocó sobre el propiciatorio[22]; porque el Propiciatorio es el lugar de reposo de Dios.

Allí estaba Dios en la Columna de Fuego habitando. No hubo allí lámparas con fuego alumbrando en el lugar santísimo; era un lugar oscuro, oscuro en cuanto a que no tenía luz; pero era el lugar más claro, porque tenía la presencia de la Columna de Fuego, que podía alumbrar dos millones de personas a la misma vez durante la noche , y aun podía alumbrar el mundo entero[23].

Y ahora, esa misma Columna de Fuego es la que estará en la parte alta de la Nueva Jerusalén alumbrando toda la Ciudad; y por eso es que no habrá noche en la Nueva Jerusalén; por eso no se cerrarán las puertas de noche, porque no habrá noche[24].

Y ahora, no habrá necesidad ni de lámparas, ni de luz eléctrica, ni de ninguna cosa en la Nueva Jerusalén, porque será todo el tiempo iluminada por la presencia de Dios en la Columna de Fuego.

Y ahora, podemos ver que todo eso Dios lo ha establecido en Su Palabra para que así se cumpla.

Miren, el lugar más oscuro del templo ¿cuál era? El lugar santísimo; sin embargo era el lugar más iluminado porque tenía la presencia de Dios.

Cuando el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo, veía allí a Dios en la Columna de Fuego, en medio de los dos querubines de oro, resplandeciendo.

Y ahora, miren lo que sucedía allí y lo que sucederá en la Nueva Jerusalén. Dice… capítulo 4 de Isaías dice, verso 2 en adelante:

“En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel (esto es para los que sobrevivirán de los juicios de la gran tribulación).

Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes,

cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella (Sion representa la Iglesia y Jerusalén representa al pueblo hebreo), con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.

Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel,

y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero”.

Y así también, en la Nueva Jerusalén, será en la parte alta de la Nueva Jerusalén; allí será donde estará Dios en la Columna de Fuego resplandeciendo, y desde ahí se alumbrará toda la Nueva Jerusalén. No tendrán necesidad ni de sol, ni de luna, ni de lámpara, para alumbrar en la Nueva Jerusalén.

Por lo tanto, no se tendrá necesidad de luz eléctrica, de energía eléctrica, porque Dios suplirá todas las necesidades que allí se tendrán. Y no tendrán necesidad de un acueducto, porque de la parte alta de la Nueva Jerusalén descenderá un río, de debajo del Trono de Dios y del Cordero[25].

Ahora, podemos ver que todo eso ya está señalado en la Escritura. Y todo lo que va a suceder allá en la Nueva Jerusalén, primero sucede en el campo espiritual en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Jerusalén celestial.

Ahora, podemos ver que estas cosas que sucederán en la Iglesia del Señor Jesucristo, luego estarán siendo tipo y figura de las cosas que estarán siendo materializadas en la Nueva Jerusalén para la eternidad. En la posición en que cada hijo e hija de Dios estuvo en el tiempo que le tocó vivir, estará también en la Nueva Jerusalén.

Por eso los apóstoles, por cuanto pertenecen a la etapa del fundamento, estarán ¿dónde? En la parte de las murallas allá, sentados cada uno en un trono a la puerta de cada una de las doce puertas que tendrá la Nueva Jerusalén. Doce puertas son tres puertas por cada lado; y como es en cuadro la Ciudad (la muralla es en cuadro)[26], por lo tanto, en cada lado de la Ciudad habrá tres puertas con tres apóstoles sentados en tronos para juzgar a las tribus de Israel que vendrán allí.

O sea que las tribus de Israel no estarán dentro de la Ciudad, sino fuera, y vendrán hasta allí para ser juzgadas.

La Nueva Jerusalén es el capitolio o la capital del planeta Tierra, donde vivirá Cristo con Su Iglesia del Nuevo Testamento y Su Iglesia del Antiguo Testamento.

Y ahora, podemos ver que hay una bendición muy grande en esa gran Ciudad, la cual corresponde a los que tienen parte en el Programa de Dios correspondiente a cada edad, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento.

Por eso es que Abraham, Isaac y Jacob estarán dentro de esa Ciudad; y los patriarcas estarán allí también, pues ellos son personas que estarán sobre doce tronos también. Por eso encontramos que las puertas tenían escrito – tenían el nombre de cada tribu, y en el muro estaban escritos los nombres de los apóstoles[27].

Así que estarán allí los doce ancianos, de los patriarcas; y los doce ancianos, los doce apóstoles del Señor Jesucristo.

Vean cómo en la Nueva Jerusalén se materializará todo eso, en la eternidad; y estas son cosas que están (¿dónde?) en el Cielo; cosas del Cielo materializándose en la Tierra.

Para estar materializadas en la eternidad, en la Nueva Jerusalén, tienen que primero pasar por la etapa aquí en la Tierra correspondiente, en la edad y dispensación que les corresponde, y materializarse en seres humanos.

Por eso es que el Templo de Dios ¿dónde estará? En la Tierra, en… y será la Nueva Jerusalén; estará allí, porque allí estará la Iglesia del Señor Jesucristo. Y el Trono de Dios estará ¿dónde?, el Trono de Dios y del Cordero, o sea, el Trono de Dios y el Trono de David, ¿dónde estará? En la Nueva Jerusalén.

El Trono del Padre y el Trono de Jesús estarán en la Nueva Jerusalén. Así que estarán fusionados ambos Tronos para el gobierno sobre el pueblo hebreo y sobre toda la raza humana.

Es un misterio cómo Dios va a fusionar el Trono de David con el Trono de Dios, pero es sencillo. El Trono de Dios es el Trono del Padre en el Cielo, donde se sentó Cristo con Su cuerpo glorificado.

Cristo con Su cuerpo glorificado es Dios con Su cuerpo humano glorificado; es a imagen y semejanza de Dios, que es el cuerpo teofánico y el cuerpo físico glorificado. O sea que en el Trono de Dios se sentó el cuerpo teofánico y cuerpo físico de Dios.

No se había sentado antes en el Trono de Dios un cuerpo físico porque todavía Dios no tenía un cuerpo físico glorificado, hasta que creó en el vientre de María un cuerpo físico, el cual nació en Belén de Judea, y tuvo Su ministerio aquí en la Tierra, fue adoptado, fue glorificado después que murió y resucitó, resucitó glorificado Su cuerpo físico, y entonces ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios.

La primera ocasión en que se sienta un hombre con un cuerpo físico en el Trono de Dios, pero fue un cuerpo que fue glorificado. La primera ocasión en que Dios se sienta con un cuerpo físico en Su Trono. ¿Ven? Ese es el misterio.

Y así como Dios sentó a Su Hijo, Jesucristo, en Su Trono…; porque en Su Hijo Jesucristo estaba Dios en toda Su plenitud, la Divinidad de Dios en carne humana en Jesucristo; y ahora, estando glorificado Su cuerpo, pudo sentarse en el Trono de Dios; eso es sentarse a la diestra de Dios.

Y ahora, en la misma forma en que Dios hizo con Jesús, en donde estaba Dios manifestado, Cristo ha prometido hacer con el Vencedor. No para que se siente en el Trono de Dios arriba en el Cielo, sino para sentarlo con Él en Su Trono, el Trono de David; o sea que se sentará a la diestra de Cristo.

Ese es el Vencedor que se sienta a la diestra de Cristo. Cuando nos habla de la diestra nos habla del poder de Dios, del poder de Cristo.

Por eso el poder de Dios es manifestado por medio de Jesucristo. Y ahora, el poder de Jesucristo para el Reino Milenial estará manifestado por medio del que se sentará con Cristo en Su Trono. Por eso dice: “Al que venciere, Yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá, las gobernará, con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero (o desmenuzadas como vaso de alfarero; y dice), como Yo también he recibido de Mi Padre”[28].

En la misma forma que Jesucristo recibió del Padre esa autoridad al sentarse en el Trono de Dios, ahora recibirá sobre todas las naciones autoridad el que se sentará con Cristo en Su Trono.

¿No dijo Cristo en la parábola del siervo fiel y prudente?: “¿Quién es el siervo fiel y prudente, al cual puso su Señor sobre Su Casa para que les dé el Alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo que, cuando su Señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos Sus bienes le pondrá”[29].

Por lo tanto, le colocará a Su diestra. Será el Ángel Mensajero de la diestra del Señor Jesucristo, será el que se sentará con Cristo en Su Trono. Ese es el Ángel Ministrador que estará con Cristo en ese Reino Milenial. Ese es el Ángel que recibe el Libro de los Siete Sellos, que contiene los nombres de todos los escogidos de Dios.

Y por eso cuando el reverendo William Branham vio en sueño o visión el tiempo en que Cristo juzgará y dará los galardones a Sus hijos, vio que con Cristo estaba un Ángel, el Ángel Ministrador, que tenía el Libro en donde estaban escritos los nombres de todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; o sea, tenía el Libro de los Siete Sellos[30].

Porque cuando Cristo toma el Título de Propiedad, lo abre en el Cielo y lo trae a la Tierra: se lo entrega a un hombre para que se lo coma. Ese es el Ángel Ministrador del Señor Jesucristo; por lo tanto, ese es el que estará con Cristo y el que revisará los nombres que están escritos allí con Cristo.

Ese es el siervo fiel y prudente al cual su Señor pondrá sobre todos Sus bienes; o sea, será Administrador de Cristo.

En un reino entonces sería el (¿qué?) virrey; y en un gobierno en donde hay, vamos a ver…, en un reino también, donde hay un rey, también vendría a ser el…, o en un gobierno, sería el primer ministro de ese país. Como lo fue José: fue el primer ministro del reino del faraón, fue el segundo después de Faraón[31].

Y Cristo, que es nuestro José, es el que se sienta en el Trono de Dios en el Cielo; o sea que es el Administrador de las cosas de Dios. Y Dios lo coloca en Su Trono.

Y en el Reino de Jesucristo, el Vencedor que Cristo colocará sobre Su Trono será el segundo en Su Reino. Será Virrey y también será Primer Ministro de ese Reino, porque estará encargado de los negocios de Jesucristo nuestro Salvador. “Sobre todos Sus bienes le pondrá”, dice Jesucristo; el siervo fiel y prudente que estará viviendo en el tiempo final cuando nuestro Señor cumple Su Venida.

Vean que la promesa también de Apocalipsis 2, verso 26 en adelante, 26 al 28, es: “Al que…”. Vamos a ver, para tener aquí el cuadro claro. Capítulo 2, verso 26 en adelante, dice:

“Al que venciere y guardare mis obras (¿hasta cuándo?) hasta el fin…”.

San Pablo las guardó hasta que él partió, hasta la primera edad, pues le tocó la primera edad.

Pero al que le toque guardar las obras de Dios y de Cristo hasta el fin, ese será el último mensajero de Cristo para la Iglesia, para la Edad de la Piedra Angular.

(El que guarde) mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones”.

Porque ese es el tiempo en que Cristo sale del Trono de Intercesión, toma el Título de Propiedad para hacer Su Obra de Reclamo, lo trae a la Tierra y se lo entrega a un hombre; y al entregar el Título de Propiedad es que le está dando autoridad sobre todas las naciones.

Porque cuando una persona recibe un título de propiedad de cierta propiedad, pues recibe autoridad sobre esa propiedad, ¡es el dueño, rey, de esa propiedad!

Y el Libro de los Sellos es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra.

Es… el Salmo 2, versos 1 al 12, dice:

“¿Por qué se amotinan las gentes,

Y los pueblos piensan cosas vanas?

Se levantarán los reyes de la tierra,

Y príncipes consultarán unidos

Contra Jehová y contra su ungido…”.

Y así como lo hicieron para la Primera Venida de Cristo, para el tiempo final la bestia con los diez reyes consultarán y se levantarán en contra del Cordero, de Jesucristo, y de Su Ungido. Apocalipsis, capítulo 17, verso 8 al 17 o 18. Pero “el Cordero los vencerá, porque Él es Rey de reyes y Señor de señores; y los que están con Él son elegidos y fieles”; porque esos son los que vienen con Él, esos son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, que vienen con Cristo.

Y en Apocalipsis 19, verso también 19, dice que la bestia con los reyes de la Tierra se levantarán en contra del Cordero; o sea que tratarán de dar un golpe de Estado a Cristo y Su Reino, Su Iglesia:

“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército”.

Contra el que montaba el caballo: Cristo, el Espíritu Santo viniendo en el Día Postrero; y contra Su Ejército: que es Su Iglesia resucitada, para los que partieron, y transformados los que estamos vivos. Ahí habrá un enfrentamiento grande.

“Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre”.

Ahí podemos ver que habrá un enfrentamiento entre Cristo y el anticristo, y entre el Ejército de Cristo, que es Su Iglesia, y el ejército del anticristo; que estará encabezado ese ejército del anticristo por los diez reyes con sus ejércitos.

Ahora, continuamos leyendo aquí. Dice [Salmos 2:3]:

“Rompamos sus ligaduras,

Y echemos de nosotros sus cuerdas.

El que mora en los cielos se reirá (¿De quién se reirá? De la bestia y de los diez reyes y de sus ejércitos);

El Señor se burlará de ellos.

Luego hablará a ellos en su furor,

Y los turbará con su ira (la ira de la gran tribulación).

Pero yo he puesto mi rey

Sobre Sion, mi santo monte”.

Sion es Su Iglesia; y estará en la parte alta de ese Templo espiritual, que es la Edad de la Piedra Angular.

Y en medio del pueblo hebreo, para el Reino Milenial, estará en Jerusalén, sobre el Trono de David.

Y en la Nueva Jerusalén, después del Reino Milenial, en la eternidad, estará en la parte alta de la Ciudad.

“Yo publicaré el decreto…”.

O sea que se gobernará por decreto. Y ahora dice:

“Yo publicaré el decreto;

Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;

Yo te engendré hoy”.

Esta promesa se cumple en Jesús, el cual se ha sentado en el Trono de Dios en el Cielo para gobernar, reinar. Y luego se repetirá, tendrá un doble cumplimiento; porque miren ustedes, así como Dios dijo de Jesús: “Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy”[32], y lo coloca sobre Su Trono…

Y ahora, miren aquí, en Apocalipsis, capítulo 21, verso 6 en adelante, dice:

“Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.

Aquí tenemos otro Hijo que va a vencer y va a ser colocado como heredero de Cristo; porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo[33]. Es un coheredero con Cristo, por lo tanto, dice:

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.

Lo mismo que el Padre hace con Jesús Su Hijo, Jesucristo (el cual tiene muchos hijos, que son los miembros de Su Iglesia) hará con uno de Sus hijos: lo sentará sobre Su Trono, y heredará todas las cosas.

Continuamos con el Salmo 2, donde dice:

“Pídeme, y te daré por herencia las naciones,

Y como posesión tuya los confines de la tierra.

Los quebrantarás con vara de hierro…”.

¿No dice en Apocalipsis, capítulo 2, versos 26 al 28: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero”?

“Los quebrantarás con vara de hierro;

Como vasija de alfarero los desmenuzarás (¿Ven? La misma profecía).

Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;

Admitid amonestación, jueces de la tierra.

Servid a Jehová con temor,

Y alegraos con temblor.

Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;

Pues se inflama de pronto su ira.

Bienaventurados todos los que en él confían”.

Y ahora, ¿cuándo se va a inflamar Su ira? En el tiempo final, donde Él vendrá como Juez de toda la Tierra en Su manifestación final, para juzgar las naciones y las gentes que viven en este tiempo final, y ser colocados en el horno de fuego de la gran tribulación, en el día ardiente como un horno, en donde todos los soberbios serán estopa, “y aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará raíz ni rama”, como dice Malaquías, capítulo 4, verso 1.

Así es como herirá Dios la Tierra: con la Vara de Su boca.

Pero “antes…”, dice: “He aquí, Yo envío al profeta Elías, antes que venga el día grande y terrible de Jehová”.

Esa profecía tiene tres partes: la primera se cumplió en Juan el Bautista, la segunda en el reverendo William Branham, y la tercera se cumplirá en el Ángel del Señor Jesucristo: tercer Elías, cuarto Elías y quinto Elías.

Por eso el pueblo hebreo está esperando a Elías. Vino en su primera, segunda y tercera venida; y vino también en su cuarta venida, pero en su cuarta venida no pudo ir al pueblo hebreo[34]. En la quinta venida de Elías, del ministerio de Elías, el pueblo hebreo lo verá y lo recibirá.

Y ahora, podemos ver que antes que venga el día ardiente como un horno estará cumplido lo de Elías. En su tercera manifestación, eso fue en Juan el Bautista; y después de él no vino el día ardiente como un horno, que es la gran tribulación.

En la venida de Elías en su cuarta manifestación: en el reverendo William Branham, encontramos que restauró la fe apostólica a los hijos de Dios en este tiempo final; y después de esa manifestación del cuarto Elías vendrá la manifestación del quinto Elías.

Ahora, después del ministerio del cuarto Elías es que viene el día ardiente como un horno; pero ahí el ministerio de Elías se manifiesta en su cuarta manifestación, y después en su quinta manifestación.

Y ahora, esto Dios lo dice en Malaquías, capítulo 4, que Él envía a Elías antes que venga ese día ardiente. Dice Malaquías, capítulo 4, verso 4 en adelante:

“Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.

He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible (o sea, antes que venga la gran tribulación; en el séptimo milenio, que viene la gran tribulación).

Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres…”.

El que convirtió el corazón de los padres a la doctrina de los hijos, de los apóstoles, fue Juan el Bautista; y el que convierte el corazón de los hijos a la fe de los padres, de los apóstoles, es el reverendo William Branham.

Y luego el quinto Elías convertirá el corazón de 144.000 hebreos a la fe de Jesucristo nuestro Salvador: a creer tanto en la Segunda Venida de Cristo como en la Primera Venida de Cristo.

“… y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.

La Venida del Señor para herir la Tierra con maldición es la Segunda Venida de Cristo, para traer el juicio divino y el día de venganza del Dios nuestro.

Por eso para ese tiempo, en el Mensaje del Día Postrero, que es el Mensaje del Séptimo Sello, en donde se predica el Evangelio del Reino: se habla también del día de venganza del Dios nuestro, donde Dios derramará Su juicio divino sobre la raza humana, sobre pueblos, naciones y lenguas.

Y ahora, podemos ver que hay un paralelo o paralelismo entre el Hijo de Dios, Jesucristo, que se ha sentado en el Trono de Dios, y un Hijo de nuestro amado Señor Jesucristo por medio del nuevo nacimiento, al cual Cristo sentará en Su Trono. Es un paralelismo ahí, el cual, al ser entendido, se podrá comprender el Programa de Dios correspondiente a este tiempo final.

Luego de los patriarcas y de los profetas (de los cuales Juan el Bautista fue el último de los profetas del Antiguo Testamento) vino Jesucristo.

Y luego del tiempo de los apóstoles (que equivale al tiempo de los patriarcas; porque son 12 patriarcas que se sientan en 12 tronos, y 12 apóstoles que se sientan en 12 tronos para juzgar las tribus de Israel), luego vinieron los profetas, que corresponde a los siete ángeles mensajeros en el Nuevo Testamento; de los cuales, el último fue el reverendo William Branham, precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Y luego viene Cristo. Así como estuvo en los ángeles mensajeros manifestado, viene manifestado en Su Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular; así como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, la Columna de Fuego que estuvo en los patriarcas y en los profetas, luego vino en toda Su plenitud en Jesús.

Y ahora, Jesucristo en el Nuevo Testamento ha estado en Espíritu Santo en los apóstoles y en Sus siete ángeles mensajeros, y en el Día Postrero estará en Su Ángel Mensajero.

El tiempo de los apóstoles es paralelo al tiempo de los patriarcas; el tiempo de los siete ángeles mensajeros es paralelo al tiempo de los profetas del Antiguo Testamento; y el tiempo de Jesús es paralelo al tiempo del Ángel del Señor Jesucristo. ¿Vieron el paralelismo?

Y así como Dios adoptó a Jesús (ese fue el que fue adoptado), Cristo adoptará a Su Ángel Mensajero en el Día Postrero.

Ningún mensajero del Señor Jesucristo fue adoptado durante las siete edades de la Iglesia, ni tampoco los apóstoles; pero para el Día Postrero, el que será adoptado será el mensajero que estará guardando las obras de Cristo hasta el fin, a través del cual Cristo se manifestará y llevará a cabo las obras correspondientes a este tiempo final.

Y cuando haya llevado a cabo el recogimiento de todos Sus escogidos, luego será el tiempo para ser adoptado el Ángel del Señor Jesucristo; porque entonces Cristo saldrá del Trono de Intercesión y tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo, lo entregará a Su Ángel, se lo comerá Su Ángel, y entonces será adoptado, será transformado; y entonces ya Cristo en toda Su plenitud se manifestará a través de Su Ángel Mensajero.

Y ya en esa etapa las cosas que sucederán serán tan grandes, que, para poder saber cuáles son, tenemos que ir a través de toda la Escritura, y a través de los sueños y visiones y profecías del reverendo William Branham.

Porque a través de los profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, y de los apóstoles y de los siete ángeles mensajeros, se reflejó Cristo, y reflejó lo que Él hará a través de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero.

Muchas personas que leen o escuchan al reverendo William Branham hablando de sueños y visiones que él ha tenido o que han tenido otras personas, piensan que esas cosas se han cumplido ya en el reverendo William Branham; pero lo que ha sucedido es que se han reflejado en el reverendo William Branham. Ese es el hombre en quien más Cristo ha reflejado lo que Él hará en este tiempo final.

Por eso muchas personas están esperando que el reverendo William Branham regrese, para que haga todas esas cosas que él vio en la Visión; pero será el Espíritu Santo que estuvo en él regresando en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo para cumplir esas profecías.

Él reflejó en el reverendo William Branham y también en los demás ángeles mensajeros y en los apóstoles lo que Él hará por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero.

Vean, así como Pablo y Pedro trajeron el Evangelio a los gentiles, los gentiles lo llevarán a los hebreos; y eso es por medio del ministerio de Moisés y Elías; y el ministerio de Moisés y Elías estará en la Tierra en carne humana en un hombre de este tiempo final.

Por medio de ese hombre el Evangelio regresará al pueblo hebreo, porque ese hombre tendrá los ministerios de Moisés y Elías, para llamar y juntar al pueblo hebreo: 144.000 hebreos, y ser convertidos a Cristo.

Y así como vino el Evangelio a los gentiles por medio de Pedro y Pablo, regresará a los hebreos el Evangelio: el Evangelio del Reino irá al pueblo hebreo por medio de Moisés y Elías, en los ministerios de Moisés y Elías en el Ángel del Señor Jesucristo. Ese es el misterio de los Dos Olivos, ese es el misterio de los que llevarán el Evangelio a los hebreos.

Por eso muchas personas han tratado de convertir el pueblo hebreo a Cristo y no han podido. ¿Por qué? Porque eso está reservado para el ministerio de los Dos Olivos, de Moisés y Elías; ministerios que estarán siendo operados por Jesucristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero.

Y ahora, podemos ver el paralelo que hay entre Cristo y Su Ángel.

Hay un paralelo; porque lo mismo que el Padre hizo con Jesús, Jesús lo hace con el Vencedor, con Su Ángel. Así como el Padre sienta en Su Trono en el Cielo a Su Hijo Jesús, Jesucristo sienta en Su Trono, el Trono de David, a Su Ángel Mensajero: el Vencedor del Día Postrero.

Por eso le dará el Título de Propiedad, para que se lo coma y se haga carne en él; y así lo adoptará, y lo colocará en los negocios Suyos, de Cristo, para ese Reino Milenial. Le pondrá sobre ¿cuántos de Sus bienes? ¡Todos Sus bienes! Por lo tanto, tendrá que ver con los gentiles y con los hebreos.

Todos los bienes que estarán siendo ministrados en la Tierra en el Reino Milenial: estarán siendo ministrados por el siervo fiel y prudente, al cual Cristo usará como Su Administrador, como Su Primer Ministro, como Su Virrey.

¿Vieron lo sencillo que es todo? ¿Ven el paralelo o paralelismo que hay de y entre Cristo y Su Ángel? Porque lo mismo que hace el Padre con Jesús Su Hijo, lo hace Jesús con Su Hijo, Su Ángel Mensajero del Día Postrero.

Y así se extenderá la bendición para todos los escogidos de Dios de nuestro tiempo y de las edades pasadas, y para todos los hijos de Dios de todos los tiempos, y para todos los santos del Antiguo Testamento, que estarán en el Reino Milenial también; y para todo ser humano que vivirá en el Reino Milenial.

Hemos visto el paralelismo o paralelo de Cristo y Su Ángel.

¿Así fue que comenzamos, Miguel, con el paralelo o paralelismo de Cristo y Su Ángel? Y el paralelo o paralelismo de lo que hace Dios con Su Hijo Jesús y lo que hace Cristo con Su Hijo, Su Ángel Mensajero. Eso es el paralelismo de Cristo y Su Ángel.

Ahora, podemos ver que hay grandes misterios escondidos ahí, en la Obra que Cristo hace en este tiempo final. Es tan grande que, cuando el misterio del Séptimo Sello fue abierto en el Cielo, causó silencio como por media hora[35].

Antes de los Sellos ser abiertos se cumplen los Sellos; de etapa en etapa, de edad en edad, se van cumpliendo, porque corren con las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, los Sellos Cuarto, y parte del Quinto Sello; y el Sexto Sello y el Séptimo Sello; corren paralelo con la Edad de la Piedra Angular.

Por eso es que el reverendo William Branham en la página 246 del libro de Los Sellos dice que las Plagas – o las Copas son derramadas ¿cuándo? En el Séptimo Sello, bajo el Séptimo Sello[36].

Ahora, cada uno de los Sellos, en cuanto al cumplimiento de cada Sello, se abre, se cumple, en el tiempo que le corresponde, a través de las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo; pero aun abriéndose en cuanto a su cumplimiento, todavía queda sellado, cerrado, hasta que Cristo da a conocer lo que fue, lo que sucedió bajo cada uno de esos Sellos.

Por eso a través del reverendo William Branham Dios abrió el misterio de lo que sucedió en esos Sellos que ya se han cumplido durante las siete etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero cuando le tocó abrir el Séptimo Sello, dijo: “Este Sello todavía no está abierto, este Sello está todavía sellado; y son los Siete Truenos que dan a conocer el misterio de este Séptimo Sello”[37]. ¿Por qué? Porque la historia del Séptimo Sello todavía no estaba cumplida.

El Séptimo Sello tiene que hacer Su historia, Cristo tiene que hacer Su historia bajo el Séptimo Sello, en la Obra que le corresponde realizar bajo el Séptimo Sello; y después se dará a conocer qué fue lo que Cristo realizó bajo el Séptimo Sello.

Por eso dice en la página 472, el reverendo William Branham, en el libro de Los Sellos: “Cuando este Sello comience, el Sello del tiempo del fin (el Séptimo Sello), será un misterio, un secreto, por completo”, cuando comience[38].

Pero ya cuando llega a Su final es cuando llega al final de Su ministerio el Séptimo Sello; y entonces ya será abierto ese misterio para el público en general.

Pero los escogidos de Dios irán teniendo el conocimiento, la revelación divina, del misterio de ese Séptimo Sello, del misterio de Cristo manifestado en Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, en donde estará haciendo historia Cristo, el Ángel del Pacto, el Séptimo Sello, en medio de Su Iglesia.

Este misterio es para ser conocido por los escogidos de Dios en este tiempo final; el resto de la humanidad no tiene necesidad de conocer este misterio, hasta que todo esté cumplido; y aun cuando todo esté cumplido, tampoco creerán el cumplimiento de ese Séptimo Sello.

El Séptimo Sello lo tiene el Ángel que era diferente a los demás, de los que le aparecieron al reverendo William Branham[39].

Con la manifestación de ese Ángel que era diferente a los demás se estará cumpliendo el Séptimo Sello, y estará haciendo historia el Séptimo Sello. Y a medida que va haciendo historia, los escogidos de Dios, que tendrán la revelación del misterio del Séptimo Sello, estarán viendo la historia que estará haciendo el Séptimo Sello en la Obra de Jesucristo del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.

O sea que toda la Obra que Cristo hace en la Edad de la Piedra Angular es historia del Séptimo Sello, es Obra del Séptimo Sello, es Obra del Ángel que era diferente a los demás, el cual estará obrando en el Día Postrero.

Pero el Ángel del Señor Jesucristo es el instrumento de Cristo en Espíritu Santo para Cristo obrar en este tiempo final.

¿Ven que hay un misterio muy grande en el Ángel del Señor Jesucristo, como hubo un misterio grande en Jesús? Es porque Jesús fue el instrumento de Dios, del Padre, para la Obra que tenía que llevar a cabo en ese tiempo; y el Ángel de Jesucristo es el instrumento de Cristo para el tiempo final, para la Obra que Cristo estará haciendo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.

Por eso Juan quiso adorarlo y el Ángel le dijo que no lo hiciera, que adorara a Dios[40], porque el Ángel no es Jesucristo; solamente es el instrumento de Cristo para la Obra que Cristo ha prometido realizar en este tiempo final bajo el misterio del Séptimo Sello, y también bajo el misterio del Sexto Sello; porque bajo el misterio del Séptimo Sello entra el misterio del Sexto Sello.

Ahora, por eso es que dice el reverendo William Branham, en la página 128 y 129 y 130 del libro de Citas, que la Séptima Trompeta como el Séptimo Sello es la Venida del Señor; la Venida del Señor. Y la Séptima Trompeta es Moisés y Elías, y el Séptimo Sello es Cristo en Su Venida.

O sea que la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello es la Venida del Señor. Y sonará la Séptima Trompeta, la Trompeta Final, la Trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán y nosotros los que vivimos seremos transformados.

Y dice: “Bajo la Séptima Trompeta para Israel es lo mismo que el Séptimo Sello para la Iglesia”[41]: es la Venida del Señor. Ese es el misterio para ser revelado a la Iglesia de Jesucristo y después al pueblo hebreo. Es el mismo misterio bajo el Séptimo Sello y bajo la Séptima Trompeta.

Por eso es que primero es con Su Iglesia la Obra de Cristo y después con el pueblo hebreo.

Ahora, esto todavía es un misterio grande, que está siendo dado a conocer a medida que Dios va obrando bajo ese misterio del Séptimo Sello; pero no está abierto totalmente en el Libro de la Redención o en el Libro de los Siete Sellos, no está abierto ese Séptimo Sello, porque esos Sellos son abiertos cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo; pero esos Sellos van siendo cumplidos a medida que la Iglesia va pasando por sus diferentes etapas o edades.

Y al final es que Cristo toma el Título, lo abre y lo entrega a Su Ángel para que se lo coma, para así llevarse a cabo todo el Programa de Reclamo, y Cristo resucitar a los muertos creyentes en Él y transformarnos a nosotros los que vivimos.

“EL PARALELO O PARALELISMO DE CRISTO Y SU ÁNGEL”.

Lo hemos visto así, así a la ligera, como diríamos, pero yo creo que con lo que hemos escuchado tenemos un cuadro bastante claro del misterio tan grande que hay en ese paralelismo entre Cristo y Su Ángel, y la bendición tan grande que hay para la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final; y, sobre todo, para nosotros los que vivimos en este tiempo, para así obtener la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en este tiempo final.

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes, ministros compañeros en el ministerio en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular.

Que las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y les use grandemente en Su Obra, en el ministerio, en su congregación y en su comunidad y en su país completo; y Dios añada a sus congregaciones los que faltan por ser añadidos en este tiempo final en el Cuerpo Místico de Cristo, aquí en el Ecuador; y también añada a las congregaciones de todos los demás ministros del Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular, los que faltan por ser añadidos al Cuerpo Místico de Cristo; y también abra más grupos, más congregaciones, para llamar y juntar escogidos en este tiempo final. Y pronto nos transforme, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Bueno, no teníamos ni tema ni mensaje, pero hemos tenido una plática en donde hemos visto este misterio que hay entre Cristo y Su Ángel: es este misterio de este paralelo o paralelismo entre Cristo y Su Ángel; en donde vemos que en la misma forma que obró el Padre con Su Hijo Jesús, obra Jesús con Su Ángel, que es uno de Sus hijos nacidos en el Cuerpo Místico de creyentes, que es el Cuerpo Místico de Su Iglesia.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde.

Y será hasta el mes ¿de qué?, ¿abril, Miguel, por ahí?, en que estaremos nuevamente con ustedes. Abril ¿qué?, ¿2? En abril 2, estaremos en Quito. ¿Y dónde más, Miguel? Guayaquil…

[Hno. Miguel: En Guayaquil va a ser solamente, vamos a viajar solamente… a Guayaquil, va a haber una concentración allí de pastores y todo. Va a ser tres días nada más].

¿Y de Guayaquil nos vamos a dónde?

[Hno. Miguel: A Bogotá; porque es que son tres días nada más, y es para aprovechar en un solo sitio].

Los aprovechamos en un solo sitio.

Pues entonces…, aunque es lejos de aquí allá, y de Ibarra a allá; pero más lejos de Puerto Rico, ¿verdad, Miguel?, y de Venezuela también. Así que los de más lejos, pues hemos llegado para estar con ustedes aquí en esta ocasión; y estaremos con ustedes también allá en Guayaquil.

Siempre vamos a estar viéndonos; porque aun, cuando ya seamos adoptados, entonces es que nos vamos a ver más a menudo. Quizás nos veamos todos los días, porque no tendremos limitaciones. Así que será más fácil cuando ya estemos transformados.

Bueno, vamos a dejar nuevamente a nuestro amigo y hermano, el reverendo y misionero Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL PARALELISMO ENTRE CRISTO Y SU ÁNGEL”.

[Revisión septiembre 2023 – JC-RM-JR-PP]

[1] Miqueas 5:2

[2] Mt. 13:53-58, Mr. 6:1-6, Lc. 4:16-24, Jn. 6:41-42

[3] Números 18:1-32

[4] Éxodo 40:29

[5] Éxodo 4:10-17

[6] Éxodo 18:13-27

[7] Deuteronomio 31:16-22

[8] San Mateo 11:11, San Lucas 7:28

[9] San Juan 1:15, 1:27, 1:30

[10] San Juan 8:58

[11] San Mateo 12:42, San Lucas 11:31

[12] San Mateo 12:6

[13] San Lucas 1:30-33

[14] 1 Reyes 11:1-13

[15] 1 Reyes 11:29-37

[16] Ezequiel 37:15-28

[17] 1 Reyes 11:11-13, 12:1-24

[18] Ezequiel 37:1-14

[19] Daniel 2:34-35

[20] San Mateo 19:28

[21] 1 Samuel 8:4-8

[22] Éx. 40:34-35; 1 R. 8:10-11; 2 Cr. 5:11-14, 7:1-2

[23] Éxodo 13:21-22, Números 9:15-16

[24] Apocalipsis 21:25

[25] Ez. 47:1-12, Zac. 14:8, Ap. 22:1-2

[26] Apocalipsis 21:16

[27] Apocalipsis 21:12-14

[28] Apocalipsis 2:26-27

[29] San Mateo 24:45-47

[30] Los Sellos, pág. 380, párrs. 267-275

[31] Génesis 41:37-46

[32] Hechos 13:33; Hebreos 1:5, 5:5

[33] Romanos 8:17

[34] Las Setenta Semanas de Daniel. Pág. 41, párrs. 159-164 (LGCC)

[35] Apocalipsis 8:1

[36] Los Sellos, pág. 246, párr. 72

[37] Los Sellos, pág. 481, párr. 193

[38] Los Sellos, pág. 472, párr. 164

[39] Los Sellos, pág. 469, párrs. 153-154

[40] Apocalipsis 19:10, 22:8-9

[41] Citas, pág. 128, párr. 1143

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