La Trayectoria de la Redención

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través de Internet en los diferentes países.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y en esta ocasión nos abra las Escrituras y nos revele el misterio y trayectoria de la Redención. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

En esta ocasión leemos en el libro del Apocalipsis, capítulo 5, versos 1 en adelante, donde dice… 1 al 10, donde dice:

Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.

Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?

Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.

Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.

Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.

Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,

que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.

Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.

Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “LA TRAYECTORIA DE LA REDENCION.”

En este capítulo 5, encontramos a Dios sentado sobre Su Trono con este Libro o Librito sellado con Siete Sellos, y encontramos en este pasaje que un Angel sale clamando; un Angel poderoso, fuerte, pregonaba a gran voz: “¿Quién es digno de abrir el Libro y desatar sus Sellos?” Este Libro es el Libro de la Redención, y en este Libro están escritos los nombres de todos los que serán redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Encontramos aquí a un anciano también, que al ver llorando a Juan el Apóstol le dice: “No llores.” Juan dice en el capítulo 4, verso 10 al 11, que él estaba en el Día del Señor. Capítulo 1, verso 10 al 11, dice:

Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia.”

Juan se encuentra en el Día del Señor, y en el capítulo 4 él ve una puerta abierta en el Cielo, y la primera Voz que escuchó, esa Voz como de Trompeta, le dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” Y aquí encontramos que las cosas que estarían sucediendo, las cuales Juan estaría viendo en símbolos, para el tiempo final estas cosas estarán siendo reveladas, abiertas a la Iglesia del Señor Jesucristo; y para eso hay que subir donde está esa Voz como de Trompeta, que es la Voz de Cristo hablando en medio de Su Iglesia, hay que subir a la Edad correspondiente a este tiempo final, que es la Edad de la Piedra Angular.

Ninguna persona podrá comprender plenamente estos misterios correspondientes a este tiempo final, de todas estas cosas que deben suceder, excepto aquellos que estarán en el lugar donde Cristo estará hablando con esa Voz de Trompeta, y el lugar es la Edad de la Piedra Angular, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Y la pregunta es: “¿Cómo estará Cristo hablando y dándonos a conocer estas cosas?” En Apocalipsis, capítulo 22, nos dice en el verso 6:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Es por medio del Angel del Señor Jesucristo enviado por Cristo, que Cristo en Espíritu Santo a través de Su Angel Mensajero estará hablándole a Su Iglesia y estará revelándole todas estas cosas que deben suceder pronto. Esa es la forma establecida por Cristo aquí en la Escritura, para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, es por medio de Su Angel Mensajero. Por eso en Apocalipsis 22, verso 16 y 17, dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

¿Quién es el enviado de Jesucristo para dar testimonio de todas estas cosas en las iglesias? El Angel del Señor Jesucristo, él es enviado para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto.

No importa cuántos sabios en asuntos religiosos haya en medio del cristianismo, el enviado de Jesucristo es Su Angel Mensajero, para dar testimonio de estas cosas que deben suceder pronto.

Y aunque hay muchos sabios en asuntos religiosos, doctores en divinidad, teólogos, aún con todo y eso los misterios del Apocalipsis no han sido comprendidos por los grandes sabios en teología; y unos piensan de una manera y otros piensan de otra manera, porque son interpretaciones humanas por medio de sabiduría humana. Pero Pablo habló diciendo que él no vino con sabiduría humana para que no estuvieran fundados o basados en sabiduría humana, sino que vino con demostración del Espíritu Santo, predicando la Palabra de Dios, vino con la revelación divina de Dios para aquel tiempo.

Y ahora, para el día final, tiempo final, el Día Postrero viene enviado por Cristo, el Angel del Señor Jesucristo, con la revelación de Jesucristo, para ser dada a la Iglesia del Señor Jesucristo en la etapa de la Edad de la Piedra Angular.

Y con esta revelación de parte de Cristo a través de Su Angel Mensajero, la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los nacidos de nuevo, obtendrá el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y conocerá por consiguiente la trayectoria de la Redención, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y comprenderá en qué etapa del Programa de Redención se encuentra en este tiempo final.

Ahora, los escogidos de Dios comprenderán que la Redención estaba en la Mente de Dios desde antes de la fundación del mundo; desde antes de estar creado los Cielos y la Tierra ya Dios tenía en Su mente y Su corazón, el Programa de Redención. Y por consiguiente, el Programa de Redención es un Programa Divino que lleva a los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, los lleva a la perfección, los reconcilia con Dios, y los coloca en el Cuerpo Místico de Cristo produciendo en ellos el nuevo nacimiento, luego de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo; y así obtenemos el nuevo nacimiento y así nacemos en el Reino de Cristo, nacemos en la Iglesia del Señor Jesucristo, y nacemos como hijos e hijas de Dios.

Nuestro primer nacimiento, que es aquí en la Tierra (el terrenal), por medio de nuestros padres terrenales, nos ha colocado como pertenecientes al reino de las tinieblas, pertenecientes al reino del maligno, que es llamado diablo o Satanás. Así como los hebreos que estaban esclavizados en Egipto, encontramos que cuando nacía un hebreo, lo que estaba naciendo en Egipto era un esclavo, porque estaban naciendo en el reino del faraón, el imperio del faraón; y el faraón allí tipifica, representa al diablo y el reino del diablo, en donde el ser humano desde la caída de Adán y Eva en el Huerto del Edén, el ser humano cayó en esclavitud.

Y por consiguiente todo ser humano que nace en esta Tierra, nace en esclavitud y nace en el reino del maligno, que gobierna en el campo espiritual y en el campo físico este planeta Tierra y esta humanidad. Por eso cuando Cristo mismo habla acerca del maligno, nos enseña que el diablo es el maligno y que es el príncipe de este mundo.

Leamos tres Escrituras en San Juan: San Juan, capítulo 12, verso 31, dice:

Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.”

Y el príncipe de este mundo es el diablo, el príncipe que gobierna este mundo terrenal, que gobierna en la esfera espiritual y la esfera física también; por eso los reinos de esta Tierra están representados en la estatua que vio el rey Nabucodonosor, pasando por sus diferentes etapas, su etapa, el imperio babilónico (en el tiempo de Nabucodonosor) representado en la cabeza de oro, el imperio medo-persa representado en el pecho y los brazos de plata, el imperio de Grecia representado en el vientre y los muslos de bronce, y el imperio romano representado en las piernas de hierro y luego en los pies de hierro y de barro cocido.

El imperio romano estaba gobernando en el tiempo de Juan el Bautista y Jesús de Nazaret, luego continuó gobernando por un tiempo más, pero luego políticamente cayó, porque una de las cabezas, una de las etapas de ese reino fue herido en la cabeza; o sea, una de las cabezas fue herida, pero esa herida de muerte fue sanada, por lo tanto pasó a la etapa de los pies de hierro y de barro cocido que cubre el aspecto religioso y el aspecto político. Y para este tiempo final estará todavía el reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.

El hierro, vean ustedes, en las piernas es el imperio Romano, y ese imperio sigue hasta los pies, pero es cubierto con barro; y los pies tienen diez dedos que son los diez reyes que le dan su poder y su autoridad a la bestia.

Y ahora, ese reino de los gentiles o imperio de los gentiles, para este tiempo final en el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá, será herido por la Segunda Venida de Cristo, la Piedra no cortada de manos, y será quitado.

El imperio de los gentiles en los pies de hierro y de barro cocido, estaría bajo el liderato o gobierno del anticristo, del hombre de pecado en el cual el diablo se encarnaría y sometería a esclavitud a la humanidad.

Y ahora, este tiempo en el cual nos ha tocado vivir, es el tiempo en donde Cristo terminará Su Obra de Intercesión, entrará hasta el último de los escogidos de Dios, hasta el último de los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, que es este Libro sellado con Siete Sellos. Ese es el Libro que tenemos en el escudo de Puerto Rico: el Libro de los Siete Sellos con siete cintas que descienden de ese Libro.

Y ese Libro de los Siete Sellos es tan importante, que no hubo ni en el Cielo ni en la Tierra ni debajo de la Tierra, hombre, persona alguna, digna de tomar ese Libro y abrir esos Sellos y leer su contenido. ¿Y dónde estaba Cristo? Estaba en el Trono del Padre haciendo Intercesión por los que tienen sus nombres escritos en ese Libro.

Y mientras Cristo hace Intercesión por los que están escritos en ese Libro, vean ustedes, desde que Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo, El ha estado haciendo Intercesión por los que están escritos en ese Libro; y de etapas en etapas de la Iglesia de Jesucristo, se han ido abriendo, se han ido cumpliendo algunos Sellos (algunos Sellos). Y en cada ocasión en que un Sello se ha abierto, encontramos que una Obra, Dios, Cristo, ha llevado a cabo, y ha llamado y ha juntado a Sus escogidos correspondientes a esa etapa de ese Sello.

Hay Sellos que cubren una o dos edades, y algunos Sellos pueden cubrir hasta más de una edad de la Iglesia; pero bajo esos Siete Sellos están todos los escogidos de Dios, tanto de entre los gentiles como también del pueblo hebreo, y también están todos los Mensajeros de Dios del Nuevo Testamento y también del Antiguo Testamento, ¿por qué? Porque en los 24 ancianos sentados sobre 24 tronos, los cuales aparecen aquí en el capítulo 5 del Apocalipsis, y también en Apocalipsis, capítulo 4, encontramos que esos 24 ancianos son los 12 patriarcas del Antiguo Testamento, hijos de Jacob, y los 12 Apóstoles del Señor Jesucristo, excluyendo a Judas Iscariote, el cual fue sustituido por otro Apóstol.

Y ahora, Cristo encontramos que le había prometido a Sus discípulos en San Mateo, capítulo 19, versos 27 en adelante, dice:

Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?

Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración (eso es en el Reino Milenial, donde será restaurado el Reino de Dios en la Tierra), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.” Esa es la promesa de Cristo para Sus Apóstoles.

Podemos ver que lo que algunas personas piensan de que todos son iguales en el Reino de Cristo, en cuanto a posiciones en el Reino de Jesucristo no todos ocuparán la misma posición, no todos son iguales en cuanto a posiciones que están disponibles en el Reino Milenial de Cristo. Para los 12 Apóstoles hay 12 tronos, y luego Cristo dice:

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.” [Nota – Apocalipsis 3:21].

O sea, que hay estos tronos para estas personas que Cristo tendrá en Su Reino, como personas muy importantes en Su Reino. También los siete Angeles Mensajeros tendrán una posición muy importante también de Reyes principales en el Reino de Jesucristo, y tendrá que ver con los gentiles, como también el que se sentará con Cristo en Su Trono, tendrá que ver con hebreos y con gentiles.

Y ahora, vean ustedes en San Lucas donde también nos habla Cristo. Todo esto se refiere al Glorioso Reino Milenial. Capítulo 22, verso 28 al 30, dice:

Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas.

Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí,

para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.”

Aquí está la promesa donde Cristo dice: “Para que os sentéis y os sentaréis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.” Cualquier persona podría decir: “Esa promesa es para todos los que siguieron a Jesús en Su ministerio terrenal, y para todos los que le siguen.” Pero aquí, si buscamos en San Mateo donde habíamos leído, El dice: “Os sentaréis en doce tronos.” Por lo tanto es una promesa para Sus Apóstoles. Y así también será para los siete Angeles Mensajeros en el Reino Milenial de Cristo para con los gentiles, y así será también con el que se sentará con Cristo en Su Trono, el cual tendrá que ver con hebreos y con gentiles.

Por eso el ministerio del Día Postrero, el ministerio para el Séptimo Milenio y para… Séptimo Milenio de Adán hacia acá y para el Tercer Milenio de Cristo hacia acá, es un ministerio que ministrará a gentiles y a hebreos; y en el Reino Milenial también tendrá que ver con el Reino o Gobierno de Cristo entre los gentiles y los hebreos.

O sea, que será (en términos que podamos entender): siendo que Cristo se sienta en Su Trono y El sienta con El en Su Trono a un Vencedor, será el Administrador con Cristo, será el Virrey en ese Reino de Cristo. Ese es el Siervo fiel y prudente que estará en la Tierra en el tiempo de la Segunda Venida de Cristo:

Y bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.” [Nota – San Lucas 12:43].

Será el Mayordomo o Siervo fiel y prudente en ese Glorioso Reino Milenial.

Esto lo vamos a entender mucho más claro dentro de muy poco tiempo, cuando Cristo adopte a ese Siervo fiel y prudente; cuando haya entrado hasta el último de los escogidos de Dios, entonces Cristo lo adoptará, y entonces veremos lo que significa Cristo colocarlo sobre todos Sus bienes: “Así como Yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono.”

¿Y qué significó Cristo vencer y sentarse con Su Padre en Su Trono? Pues Cristo dice: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra.” Y también dice San Juan, capítulo 5… en San Juan, capítulo 5 hay algo aquí… Todos sabemos que Dios es el Juez de toda la Tierra, pero miren lo que dice San Juan, capítulo 5, verso 20 en adelante, dice:

Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis.

Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.

Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo (todo el juicio lo dio al Hijo).”

Y cuando Cristo se sentó en el Trono del Padre, se sentó allí, y obtuvo todo poder y autoridad en el Cielo y en la Tierra. Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 2 nos habla el mismo Cristo aquí, dando una promesa muy grande, tan grande que nuestra mente todavía no puede comprender la magnitud de esta bendición prometida aquí. Dice, Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 en adelante:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin (al que guardare las Obras de Cristo, ¿hasta cuándo? Hasta el fin), yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre (como Cristo recibió esa autoridad del Padre, ahora El la otorga al Vencedor);

y le daré la estrella de la mañana.”

La Estrella de la Mañana es Cristo. El dijo en Apocalipsis 22, verso 16: “Yo Soy la Estrella resplandeciente de la mañana, la Raíz y el Linaje de David.”

El que obtiene la victoria en el fin, ése obtendrá esa autoridad y poder, y obtendrá la Estrella de la Mañana, o sea, recibirá a Cristo, el Angel del Pacto, la Columna de Fuego en el Día Postrero; ése es el que viene con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, para llamar, juntar y sellar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu), porque viene con el Sello del Dios Vivo, o sea, viene con la Estrella resplandeciente de la mañana, viene con la Columna de Fuego, el Espíritu Santo. La Columna de Fuego es el Espíritu Santo, es Jesucristo nuestro Salvador en Espíritu Santo.

Y ahora, el Vencedor del Día Postrero tendrá a Cristo en Espíritu Santo manifestado, hablándonos Cristo en Espíritu Santo por medio de Su Angel Mensajero, todas estas cosas que deben suceder pronto; y así nos estará abriendo todos estos misterios, y estará abriéndonos en el Libro de la Redención el misterio correspondiente a este tiempo final, que es el misterio del Séptimo Sello. Y bajo el misterio del Séptimo Sello están los misterios correspondientes al tiempo final. O sea, que bajo el misterio del Séptimo Sello estarán también los misterios del Sexto Sello, porque el Rvdo. William Branham dice que así… que la Séptima Trompeta es para Israel es lo mismo que el Séptimo Sello para la Iglesia.

O sea, que la Séptima Trompeta, la cual es sonada por Moisés y Elías, vean ustedes, es lo mismo que el Séptimo Sello para la Iglesia, y dice: “Es la Venida del Señor.” Vamos a leerlo para que tengan el cuadro claro, porque estamos viendo la trayectoria de la Redención, y estamos viendo en esa trayectoria de la Redención, lo que corresponde a este tiempo final; pero luego veremos también cómo fue en tiempos pasados. Dice en la página 130 del libro de “Citas,” párrafo 1164:

Recuerden que los que están vivos y queden no impedirán a los que están durmiendo, porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta (la sexta acaba de tocar), y esa última Trompeta como el último Sello, será la venida del Señor; tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero.”

En la página 128, párrafo 1143, dice:

Debajo de la Séptima Trompeta es para Israel lo mismo que el Séptimo Sello fue para la Iglesia (es lo mismo).”

Bajo la Séptima Trompeta para Israel, es lo mismo para la Iglesia lo que está bajo el Séptimo Sello: es la Venida del Señor para la Iglesia bajo el Séptimo Sello, y la Venida del Señor para el pueblo hebreo bajo la Séptima Trompeta.

También en la página 129, dice:

Ahora, tan pronto como esta Iglesia, el misterio del Séptimo Sello es conocido, y los judíos son llamados por el misterio de la Séptima Trompeta que son dos profetas Elías y Moisés.”

Dos Profetas: Elías y Moisés. Eso es lo que está bajo la Séptima Trompeta, llamando en el tiempo final al pueblo hebreo, a ciento cuarenta y cuatro mil hebreos; pero bajo el Séptimo Sello es el llamado para los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final.

Y ahora, para este tiempo final el Espíritu Santo estará libre, Cristo, el Angel del Pacto estará libre, no estará atado a sistemas humanos, porque ya no estará más en las siete etapas o edades de la Iglesia, sino que estará en la Edad de la Piedra Angular. Las edades pasadas se denominacionalizaron, pero la Edad de la Piedra Angular no; y cualquiera que trate de meter o hacer una denominación, tendrá problemas delante de Dios.

El Espíritu Santo ya no está atado a sistemas religiosos, sino que está libre en medio de Su Iglesia, obrando y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y ahora, en la trayectoria de la Redención, en este tiempo final nos encontramos en la etapa donde al finalizar de (Cristo)… terminar Su Intercesión en el Cielo por los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, luego El redimirá nuestro cuerpo físico; y la Redención del cuerpo es para los que estamos vivos, nuestra transformación, en donde El nos dará un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Para los muertos en Cristo será la resurrección en un cuerpo eterno y glorificado, para poder vivir eternamente, porque este cuerpo mortal, corruptible y temporal que tenemos nosotros y que también han tenido los creyentes de edades pasadas, ha sido el producto del pecado del ser humano en el Huerto del Edén.

Cuando Dios creó al ser humano (al hombre), vean ustedes, lo creó varón y hembra, dice el Génesis, capítulo 1, versos 26 al 27; donde dice:

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”

Ahora, aquí no dice que los creó a imagen y semejanza, sino que Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” Pero cuando lleva a cabo la creación del hombre, dice:

Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó (¿y qué de la semejanza? Eso tiene su tiempo).

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

Al Dios crear al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó; la imagen de Dios es el cuerpo teofánico. El cuerpo teofánico de la sexta dimensión es esa imagen de Dios, y de esa imagen de Dios nos habla San Pablo en su carta a los Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.”

Y ahora, ‘la imagen misma de Su sustancia y el resplandor de Su gloria,’ vean ustedes, es el Verbo que era con Dios y era Dios, el Logos que salió de Dios. Y el Logos que salió de Dios, encontramos que se hizo hombre, el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, conforme a San Juan, capítulo 1, verso 1 al 18, aquel Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, los seres humanos, y fue conocido por el nombre de Jesús de Nazaret.

Y ahora, tenemos la imagen de Dios, el cual es Cristo en teofanía, Su cuerpo teofánico. Y ahora, la semejanza física de Dios visible en esta dimensión terrenal, es el cuerpo físico de nuestro amado Señor Jesucristo.

San Pablo hablándonos de este misterio en Colosenses (después leeremos en Corintios)… vamos a ver Colosenses dice… capítulo 1, verso 12 en adelante, dice:

con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (la Redención viene por la Sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario, porque El es nuestro Redentor).

El es la imagen del Dios invisible.”

O sea, que Cristo es la imagen del Dios invisible, Cristo en Su cuerpo teofánico es la imagen del Dios invisible; o sea, el cuerpo teofánico de Dios es Cristo en Su cuerpo teofánico, y la semejanza física de Dios, visible en esta dimensión terrenal, es el cuerpo físico del Señor Jesucristo. Y tenemos en Jesucristo este misterio triple: del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Así como nosotros somos alma, espíritu y cuerpo; tenemos a Dios: el Padre como alma, al Espíritu Santo lo tenemos como el cuerpo teofánico, y al Hijo de Dios nacido en Belén de Judea, como el cuerpo físico de Dios. “Grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne.” (Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16). Era el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual se hizo carne y habitó en medio de nosotros.

Pero antes de Dios en Su Programa de Creación, antes de Dios poner en funcionamiento Su Programa de Creación, antes de eso solamente existía Dios, el Espíritu Eterno, pero no había ninguna otra cosa, solamente Dios. Pero cuando Dios puso en acción Su Programa, que El pensó por millones de años o billones de años, todo eso estaba en Dios.

Y ahora, sale una Luz, es lo primero que se ve de Dios: una Luz, y ahí comienza la Creación Divina. El es —Cristo— el Principio de la Creación de Dios. Esa Luz, el Verbo, el Logos que salió de Dios, es el Hijo de Dios, porque salió de Dios. Así como usted llama a sus niños, las damas llaman a sus niños: “Mis hijos,” ¿por qué? Porque salieron de ella. Y los padres, el padre llama a esos niños, les llama: “Mis hijos,” porque salieron de él, estaban en sus lomos, y por medio de la unión con su esposa, su esposa concibió y vinieron a existencia esos hijos.

Y ahora, el Logos, el Verbo que salió de Dios es el Hijo de Dios, y el Hijo de Dios ahora encontramos que es el cuerpo teofánico de Dios, porque de esa Luz surge un hombre, un cuerpo llamado el Angel del Pacto o Angel de Jehová; ese Angel está ungido con esa Luz. Y luego en el Nuevo Testamento se hizo carne, aquella Luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo, y al venir a este mundo, a esta dimensión terrenal, vino dentro de un hombre llamado Jesús, se hizo carne, creó un cuerpo de carne; por lo tanto la Sangre que estaba en el cuerpo, en las venas de Jesús, no era sangre gentil o hebrea, era la Sangre de Dios, creada por Dios.

En la Cruz del Calvario se derramó la Sangre de Dios, del cuerpo humano de Dios para nuestra Redención. La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, es la única Sangre que puede limpiar de pecado, porque es la Sangre de Dios.

Y ahora, hubo un propósito en la Venida y muerte de Jesucristo en la Cruz del Calvario, ese propósito había sido tipificado en el Antiguo Testamento; por eso cuando el ser humano cayó, Dios dio la promesa de que la Simiente de la mujer heriría en la cabeza a la serpiente (la serpiente, en el cual estaba el diablo); y la serpiente lo heriría en el calcañar, que es los tobillos y las manos; los tobillos o talones es el calcañar.

Y ahora, en la Cruz del Calvario fue herido Cristo en el calcañar, pero Cristo hirió al diablo en la cabeza y le quitó el aguijón de la muerte.

Y ahora, los creyentes en Cristo pueden tener Vida eterna, obtienen Vida eterna por medio de Cristo, porque con la caída del ser humano, todos los hijos de Dios, las almas de Dios escritas en el Libro de la Redención, el Libro de los Siete Sellos, el Libro de la Vida del Cordero, habían caído con la caída del ser humano en el Huerto del Edén.

Adán tenía ese Título de Propiedad, y con su caída cayeron todos los que estaban ahí escritos; pero Dios tomó el Título de Propiedad y lo ha mantenido en Su Diestra. Y se hizo carne el Verbo que era con Dios y era Dios, para llevar a cabo la Obra de Redención y redimir todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para que esas almas de Dios no se pierdan.

¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? De nada le sirve. Pero Cristo ha hecho Su Obra de Redención, y ha estado intercediendo en el Cielo para que no se pierda ninguno de los escogidos de Dios, de las ovejas de Dios, las cuales el Padre le ha dado para que les dé Vida eterna.

O sea, que el Padre da a Jesús todas esas ovejas, para que por medio de Su Sacrificio con Su propio Cuerpo en la Cruz del Calvario, evite que se pierdan esas almas de Dios y les dé Vida eterna; porque a causa de la caída del ser humano, por cuanto todos pecaron, al pecar Adán y Eva, todos están destituidos de la Gloria de Dios. Pero por medio de la Obra de Redención de Cristo, son restaurados y reconciliados con Dios, todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Por eso esas almas tienen que venir a este planeta Tierra: para entrar en el Programa de Redención, para ser restauradas esas almas a la Vida eterna.

Cuando el ser humano fue creado —fue creado como vimos— en cuerpo teofánico, y en ese cuerpo teofánico Adán era ambos: varón y hembra, luego Dios le creó del polvo de la Tierra un cuerpo de carne; y ese cuerpo de carne era en esta Tierra la creación de nivel más alto. O sea, que aunque es cuerpo animal, es el cuerpo más adelantado de todos los cuerpos de seres aquí en la Tierra.

Cualquier persona podrá preguntarse: “¿Que el cuerpo de Adán era cuerpo animal?” Era cuerpo animal, y nuestro cuerpo terrenal también es cuerpo animal.

Dice San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, verso 40 en adelante, dice:

Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.

Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.

Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción…”

Se siembra en corrupción, ¿por qué? Porque estamos en estos cuerpos mortales, nuestra alma fue sembrada en un cuerpo mortal, corruptible y temporal. Y luego cuando la persona muere, ha terminado sus días en el cuerpo terrenal, cuerpo mortal, cuerpo animal.

…Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.”

O sea, resucitará en un cuerpo celestial, un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador; y esa es la Adopción para todos los hijos e hijas de Dios.

Para ser adoptado, la persona tiene que venir primero en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, un cuerpo animal, que es el cuerpo que el ser humano recibe cuando nace en la Tierra; y recibe también un espíritu del mundo, un espíritu de la quinta dimensión, un espíritu que inclina al ser humano hacia el mal. En palabras más claras: un espíritu animal, pero del nivel más alto, como el cuerpo también es un cuerpo animal pero del nivel más alto.

O sea, que tanto espíritu como cuerpo es del reino de las tinieblas, de la quinta dimensión, del reino del maligno. Por eso también está representado el maligno, Satanás, el diablo, Lucero, con una serpiente: la serpiente antigua; por eso se hizo carne en la serpiente allá en el Huerto del Edén y engañó por medio de ella a Eva.

Esa clase de espíritu es el que el ser humano recibe cuando nace en la permisiva voluntad de Dios; por eso San Pablo encontraba que en él estaba el mal, pero dice: “Gracias doy a Dios por Jesucristo que me ha librado.” [Nota – Romanos 7:25].

Y ahora, cuando el ser humano nace en la Tierra, nace con un espíritu y un cuerpo del reino del maligno, ahí está el misterio del ser humano naciendo en esta Tierra; pero ahora Cristo dice que es necesario nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu, ¿para qué? Para que al nacer de nuevo la persona obtenga un cuerpo teofánico, un espíritu teofánico de la sexta dimensión, del Reino de Dios, del Reino de Jesucristo, y así es trasladado del reino de las tinieblas al Reino de Jesucristo nuestro Salvador, que es el Reino de Luz.

Y para el Día Postrero obtendremos un cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado del Reino de Jesucristo, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Adán cuando recibió el cuerpo que Dios creó del polvo de la Tierra, recibió un cuerpo animal (como nuestro cuerpo, que es cuerpo animal). Y para él vivir eternamente, él tenía que pasar por las diferentes etapas, y tenía que ser tentado él y su esposa, para luego ser adoptado, comer del Arbol de la Vida y vivir eternamente. Pero por cuanto falló, pecó, entonces no pudo ser adoptado, por lo tanto vino a ser mortal, corruptible y temporal, y todos los descendientes de Adán y Eva serían mortales, corruptibles y temporales, y estarían sometidos a ese reino de las tinieblas; aunque Dios estaría interviniendo siempre, pero el gobierno sería del príncipe de las tinieblas, que es el príncipe de este mundo, como nos dice San Pablo en su carta a los Efesios. El nos dice, capítulo 2, verso 1 al 2:

Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,

en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.”

Vean, el diablo es el príncipe del aire, y también dice la Escritura que es el príncipe de este mundo.

Veamos capítulo 6, verso 11 al 12 de Efesios, dice:

Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

O sea, que hay un mundo espiritual que gobierna a la humanidad; y los que han sido libertados por Cristo, están libres pero el diablo quiere tomarlos presos de nuevo.

Y ahora, Cristo es el que nos ha libertado; y al libertarnos nuestro amado Señor Jesucristo, ahora pertenecemos al Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Cristo es el que nos ha amado, El es el que nos ha salvado para que nosotros no tengamos que dejar de existir, para que nuestra alma (que es lo que en realidad somos nosotros) viva eternamente, somos parte de Dios.

San Juan *16:10-11, dice Cristo:

De justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;

Y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.”

¿El príncipe de qué mundo? Tanto del mundo físico como del mundo espiritual que gobierna a la humanidad; el príncipe de este mundo es el diablo, y Cristo dice: “Ya ha sido juzgado.”

San Juan, 14:30 también dice algo aquí, dice:

No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.”

Ahora, miren cómo Cristo reconoce que el príncipe de este mundo es el diablo, pero Cristo dice: “Ya ha sido juzgado.”

Y ahora, continuemos acá con lo que estábamos leyendo de San Pablo:

Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.

Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.

Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual (¿ven lo que nos dice San Pablo?)

Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.”

Y ahora, podemos ver que Adán al recibir un cuerpo aquí en la Tierra (del polvo de la Tierra), fue un cuerpo animal, y esa es la clase de cuerpo también que recibe todo ser humano que nace en esta Tierra, y recibe un espíritu del mundo, de la quinta dimensión. Por eso cuando la persona muere, si no es un creyente en Cristo, va a la quinta dimensión, que es el infierno, porque su espíritu es de esa dimensión; y en ese espíritu, que es un cuerpo espiritual de esa dimensión, el alma de la persona tiene que ir.

El espíritu es una casa, un cuerpo para el alma de la persona, así como el cuerpo físico es una casa para la persona, pero lo que en realidad es la persona es alma viviente; por eso se requiere el nuevo nacimiento, para que tenga un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, del Reino de Jesucristo, y en el Día Postrero recibe un cuerpo físico del Reino de Jesucristo, un cuerpo igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y así obtenga la Redención del cuerpo.

Así como obtiene la Redención del espíritu, recibiendo un espíritu teofánico de la sexta dimensión; así recibirá también un cuerpo glorificado de la dimensión de Jesucristo, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, y esa es la clase de cuerpo más importante, es la clase de cuerpo del nivel más alto.

Hay tres clases de cuerpos: cuerpo espiritual (que es el espíritu, ya sea de la quinta dimensión o de la sexta dimensión, ese es el cuerpo de ángeles, de los ángeles también, ángeles, tanto caídos como no caídos), y hay cuerpo físico (que es el cuerpo que tenemos), y hay cuerpo glorificado.

Ahora, podemos ver que así como hay un cambio de cuerpo espiritual, de cuerpo de la quinta dimensión, es cambiado con el nuevo nacimiento, el ser humano interiormente es transformado y recibe un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que es el Angel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende.

Y luego, en el Día Postrero recibiremos un cambio de cuerpo físico, porque recibiremos una transformación y entonces recibiremos un cuerpo celestial y glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo nuestro Salvador; pero tenemos que pasar primero por este cuerpo mortal y corruptible, para entrar en el Programa de la Redención. Es un Programa que Dios ha hecho para todas las almas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Por eso encontramos que este Programa de Redención fue reflejado, tanto en el sacrificio que se realizó allí en el Génesis para darle pieles de animal o animales a Adán y Eva para cubrirlos, pues tuvo que morir algún animalito, hubo un sacrificio para cubrir la desnudez de Adán y Eva. Y luego encontramos que Abel también sacrificó de sus ovejas, un animalito, lo sacrificó a Dios. Todo eso es la trayectoria de la Redención desde el Génesis hasta la Primera Venida de Cristo.

Encontramos que Caín no sacrificó a Dios un animalito, él trajo de los frutos del campo, frutos del campo, pero no trajo un animalito para sacrificarlo a Dios; por lo tanto Caín no entró en el Programa de Redención que estaba en los tipos y figuras allá en el Antiguo Testamento. Por eso tenía tanto valor el sacrificio de esos animalitos: porque representaban el Sacrificio por el pecado que llevaría a cabo, Jesucristo, el Cordero de Dios que vendría para quitar el pecado del mundo.

Así como usted puede ver en el día, cuando mira al piso, si una persona se acerca, usted puede ver una sombra de una persona y usted dice: “Alguien se está acercando.” Pero cuando ya llega la persona, pues ya no tiene la sombra, tiene la realidad; pero esa sombra representaba a ese que vendría. Y estos sacrificios que en el Antiguo Testamento se realizaban por el pecado, eran la sombra, la sombra, el tipo y figura de Jesucristo, el Cordero de Dios que vendría a este mundo, para quitar el pecado del mundo.

Pero aquellos tipos y figuras, por cuanto representaban a Cristo, y la sangre de esos animalitos representaba la Sangre de Cristo, cubría el pecado de las personas, y eso era hasta que llegara el Sacrificio perfecto. Y cuando llegó y murió en la Cruz del Calvario, los pecados de esos creyentes que tenían estos tipos y figuras, los pecados de ellos estaban cubiertos con la sangre de esos animalitos, pero no quitados. Pero cuando Cristo derramó Su Sangre, el pecado de ellos fue quitado; estaban en el Paraíso los santos del Antiguo Testamento, y quedaron libres de todo pecado; porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, a nosotros y a los santos del Antiguo Testamento también. Por eso luego fueron resucitados cuando Cristo resucitó, y aparecieron a muchos en la ciudad de Jerusalén (a muchos de sus familiares), resucitaron con Cristo.

Y ahora, podemos ver en la trayectoria de la Redención cómo en el Antiguo Testamento estaba la Redención en tipos y figuras, por eso el pueblo y las personas que realizaban estos sacrificios, estaban en el Programa de Redención, aunque en tipos y figuras, pero esperando con fe la Venida del Mesías, del Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo, para poder resucitar y ascender al Cielo con Cristo; por eso ellos morían, y morían en paz.

Ahora, en la trayectoria de la Redención, la podemos ver en tipos y figuras en estos sacrificios que el pueblo hebreo llevaba a cabo en el Antiguo Testamento. Pero cuando aparece Jesús, Juan el Bautista dice: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Lo presenta al pueblo como el Cordero de Dios; ya Juan el Bautista no está mostrando un animalito, sino a un Hombre que va a cumplir lo que ha sido tipificado en el cordero pascual y en el macho cabrío de la expiación, y en el macho cabrío sobre el cual eran confesados los pecados del pueblo y después lo llevaban al desierto para que llevara lejos los pecados del pueblo.

Cristo en Su Cuerpo de carne fue tipificado en el macho cabrío que era sacrificado, y su sangre llevada al lugar santísimo; y Cristo en Su Cuerpo teofánico, Su Cuerpo angelical, fue tipificado en el macho cabrío sobre el cual eran confesados los pecados y era llevado al desierto; pues Cristo cuando murió en la Cruz del Calvario, murió como el macho cabrío de la expiación que era sacrificado, pero cuando El en Su cuerpo teofánico, en Espíritu descendió al infierno; allí El descendió llevando nuestros pecados y los dejó allá en el infierno, un lugar lejos. Y cuando resucitó, resucitó justificado, por lo tanto sin ningún pecado nuestro, todos los dejó allá en el infierno.

El no podía ascender al Cielo o resucitar con pecados y luego ascender al Cielo con pecados, El resucitó justificado, sin pecado, como si nunca hubiese tenido pecados de ninguna persona, de El mismo no tenía, pero El tomó nuestros pecados; y luego ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios, a la diestra de Dios para hacer Intercesión como Sumo Sacerdote, por todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Ya ni hebreos ni gentiles, ya no necesitan sacrificar animalitos, ya no necesitan esos sacrificios, porque ya esos sacrificios siendo tipo y figura del Mesías y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, ya fueron cumplidos todos en Cristo.

Y ahora con un sólo Sacrificio: con el Sacrificio de Cristo, todos aquellos tipos y figuras están cumplidos. Ya, tanto el pueblo hebreo como los gentiles, lo que necesitan es un sólo Sacrificio: el Sacrificio de Jesucristo, ¿para qué? Para nuestra Redención.

Y ahora, el Programa de Redención en su trayectoria, llega a su perfección con el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, para producir hijos e hijas de Dios por Creación Divina. En ese Programa de Redención, vean ustedes, estamos siendo restaurados a la Vida eterna al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, somos redimidos y obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Y para el Día Postrero en adición, recibiremos la Redención del cuerpo, que es la transformación de nuestro cuerpo, en donde obtendremos un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; ése no será un cuerpo animal, será un cuerpo celestial glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo nuestro Salvador.

En ese cuerpo tendremos la semejanza humana: tendremos cabello, ojos y así por el estilo; y si tenía cabellos negros, pues tendrá cabellos negros; si tenía cabellos rubios, pues tendrá cabellos rubios; pero si tenía el cabello blanco, no lo tendrá blanco, porque el cabello blanco, eso no estaba en el original; cuando mamá y papá nos dieron el cabello, no fue cabello blanco, se puso blanco a medida que nos pasaron los años, porque es un cuerpo animal, temporal, corruptible y mortal.

Tampoco tendremos arrugas, no tendremos señales de vejez, no tendremos esas señales de muerte; porque cuando las personas ya ven que tienen muchas arrugas y ya el cabello blanco o no tienen cabello, y ven que ya se les va decayendo el cuerpo, ¿qué están esperando? Que de un momento a otro se mueran; son señales de que la muerte está cerca, la muerte para el cuerpo físico. Pero en el nuevo cuerpo no habrá señales de muerte, solamente señales de Vida eterna.

Ahora, todo esto está en el Programa de la Redención que Jesucristo ha estado llevando a cabo, fue reflejado en el Antiguo Testamento y es materializado en el Nuevo Testamento, pero todo ese Programa estaba en la Mente de Dios desde antes de la fundación del mundo; o sea, que no es algo que ha estado sucediendo sin Dios saberlo, más bien Dios fue el que lo planificó así. Aquí mismo lo dice en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 19 en adelante, dice: “Sino…” Nos habla de la forma en que hemos sido rescatados, dice:

Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,

ya destinado desde antes de la fundación del mundo…”

¿Desde cuándo estaba destinado ese Cordero de Dios para derramar Su Sangre por nosotros? Desde antes de la fundación del mundo, desde antes de este planeta Tierra existir. Así que, desde antes de Adán y Eva caer, ya Dios tenía el Programa de Redención.

Ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.”

Y miren aquí en Apocalipsis, capítulo 13, verso 8, aquí nos habla de los que adorarán a la bestia, y dice que serán aquellos que no tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Dice:

Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.”

Y ahora, vean ustedes, esto es un misterio. Ahora vean en el capítulo 17, verso 8 del Apocalipsis también, dice:

La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.”

Ahora vean, en el Libro de la Vida del Cordero hay nombres escritos, pero también hay personas que no tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. En el Libro de la Vida del Cordero tienen sus nombres escritos solamente los escogidos de Dios, los Primogénitos de Dios; y por consiguiente esos son los que reciben a Cristo como su Salvador, los que son redimidos por la Sangre del Señor Jesucristo.

Y ahora, vean cómo nos habla del Libro de la Vida y de los nombres escritos ahí desde antes de la fundación del mundo o desde la fundación del mundo, y nos habla San Pedro de ese Cordero de Dios, de Cristo, el cual fue destinado desde antes de la fundación del mundo; o sea, se va más allá de la fundación del mundo, se va desde antes de la fundación del mundo, fue destinado, fue sacrificado desde antes de la fundación del mundo; ¿dónde y cómo? En la Mente de Dios, en el Pensamiento de Dios; pues todo lo que Dios hace, lo tuvo primero en Su Mente, porque El no hace nada sin primero pensarlo.

No es como algunas personas dicen: “Es que yo hice algo sin pensar primero para ver lo que iba a hacer.” Dios siempre piensa lo que El va a hacer, y dice que todas las cosas obran a bien para los que aman a Dios. Todo ha sido para la Gloria de Dios.

Así que es un Programa de Redención, el cual Dios está llevando a cabo, y por eso nosotros estamos viviendo en este planeta Tierra: a causa de ese Programa de Redención. Y por esa causa es que El nos ha llamado en este tiempo en el cual nosotros estamos: para ser colocados en Su Programa de Redención.

Fuera de ese Programa de Redención no hay Vida eterna, fuera de ese Programa de Redención no hay nada que pueda quitar nuestros pecados, y no hay nada que pueda cubrir siquiera nuestros pecados, porque ya Dios no acepta sacrificios de animalitos, ya ese tiempo pasó.

En la trayectoria de la Redención ya estamos muy avanzados, ya no estamos en el Antiguo Testamento, sino en el Nuevo Testamento, en donde solamente hay un sólo Sacrificio por el pecado, para ser limpiados de todo pecado con la Sangre de Cristo, la Sangre del Nuevo Pacto, y entrar al Nuevo Pacto con Dios. Ya no estamos en el Pacto allá del Antiguo Testamento, sino que estamos en el Nuevo Pacto, bajo la Sangre del Nuevo Pacto, estamos cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto que nos limpia de todo pecado.

En la trayectoria de la Redención, hemos visto desde el Génesis hasta este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo. Y hemos visto que el Cordero de Dios, Jesucristo, está en el Trono del Padre, y con Su propia Sangre Jesucristo, ha estado intercediendo por cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; por eso han tenido que venir a la Tierra en carne humana esas almas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Cristo en una ocasión dijo a Sus discípulos, los cuales regresaron contentos porque Cristo los había enviado a predicar y a echar fuera demonios y a sanar enfermos, y regresaron muy contentos diciendo que aún los espíritus se sujetaban en el Nombre del Señor, les obedecían y salían de las personas. Y Cristo les dijo: “No os gocéis por esto, de que los espíritus se sujeten en mi Nombre a ustedes, sino gozaos de que vuestros nombres están escritos en el Cielo.”

Y ese es el gozo más grande: saber que nuestros nombres están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. La evidencia es que recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Nombre, somos bautizados en agua en Su Nombre y recibimos Su Espíritu Santo, y obtenemos el nuevo nacimiento, y obtenemos así el Espíritu de Dios, y obtenemos el cuerpo teofánico; y así somos identificados como hijos e hijas de Dios, dice que El nos ha dado el Espíritu, Su Espíritu, y por esa causa somos identificados como hijos e hijas de Dios, y dice que el que no tiene el Espíritu de Dios no es de Dios, pero el que tiene Espíritu de Dios es de Dios.

Vean, dice en Romanos, capítulo 8, verso 14 en adelante, dice:

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios (y los que no son guiados por el Espíritu de Dios, pues no son hijos de Dios).

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”

Esa es la meta de Dios: que seamos glorificados y tengamos un cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Y la evidencia de que somos hijos de Dios, es que hemos recibido Su Espíritu, tenemos Su Espíritu Santo, el cual nos guía.

Ahora, podemos ver quiénes somos en el Programa de la Redención en la trayectoria de la Redención. Lo mismo que usted hace en nuestro tiempo, usted habría hecho en el tiempo de Moisés o en el tiempo de Noé. ¿Qué hace en este tiempo? Creer la Palabra de Dios para nuestro tiempo, y así estar y entrar al Programa de Redención.

Si hubiera vivido en el tiempo de Noé, hubiera entrado al Programa de Redención que estaba en tipos y figuras en aquel tiempo, estaba en esos tipos y figuras con sacrificios de animalitos; o sea, que usted hubiera sido un creyente en el Programa de Redención representado en esos tipos y figuras

Así que, un creyente es un creyente, no importa en la edad o dispensación en que se encuentre.

Ahora, en la trayectoria de la Redención, estamos nosotros viviendo en el tiempo en donde se cerrará la Puerta de la Misericordia, cuando Cristo se levante del Trono del Padre, y entonces se cerrará la Puerta de la Redención para los seres humanos entre los gentiles, y luego Cristo se revelará al pueblo hebreo.

Ahora, el mismo Programa que Cristo lleva a cabo para la Redención de cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, es el mismo Programa que lleva a cabo con Israel como nación, y es el mismo Programa que lleva a cabo con el planeta Tierra, y es el mismo Programa que lleva a cabo con Su Iglesia.

En esta ocasión hemos visto el Programa de Redención en Su trayectoria desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y hemos enfocado ese Programa de Redención con el ser humano como individuo.

En la próxima actividad le daremos un vistazo al Programa de Redención para Israel como nación, y el Programa de Redención para el planeta Tierra, este planeta Tierra en el cual estamos viviendo; porque es el mismo Programa que se lleva a cabo con el ser humano, se lleva a cabo con el pueblo hebreo, se lleva a cabo con la Iglesia de Jesucristo, y se lleva a cabo con el planeta Tierra.

Así que, estaremos viendo en la tarde: “La trayectoria de la Redención para Israel, para la Iglesia, y para el planeta Tierra.”

En esta ocasión ya hemos visto: “La trayectoria de la Redención para el ser humano como individuo.”

En la próxima actividad veremos muchas cosas, en donde se nos abrirá más el entendimiento para comprender muchas cosas que todavía no hemos comprendido.

LA TRAYECTORIA DE LA REDENCION.”

¿Quién se iba a imaginar que en la trayectoria de la Redención, nosotros responderíamos al llamado de Cristo y descubriríamos que eramos escogidos, que nuestros nombres están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo? Eso no se lo imaginaba nadie.

Pero miren ustedes, estamos dentro del Programa de la Redención en su trayectoria, en la etapa correspondiente a este tiempo final, en la trayectoria de la Redención. Por lo cual le damos gracias a Jesucristo nuestro Salvador. No fuimos nosotros los que escogimos, sino que fue El el que nos escogió a nosotros, para colocarnos en el Programa de Redención, y nos colocó en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos, ahí colocó los nombres de ustedes y mi nombre también.

Que las bendiciones de Jesucristo en Su Programa de Redención, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y todas las bendiciones prometidas en el Programa de Redención para este tiempo final, se materialicen en ustedes y en mí también. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención y continuemos o continúen teniendo un día lleno de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Será hasta la próxima actividad, a las 3:00 de la tarde Dios mediante. ¿Qué hora tenemos? Es tempranito.

Así que, a las 3:00 estaré nuevamente con ustedes, para continuar viendo la trayectoria de la Redención en Israel, la Iglesia, y el planeta Tierra. Vamos a ver si nos da tiempo a ver los tres, estos tres aspectos, o si dejamos para otras actividades algunos de ellos.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y con nosotros nuevamente Félix Caro, para continuar y finalizar en esta ocasión, mientras escuchamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó. Es el Hombre que llevó a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para poder transformar a cada uno de ustedes y a mí también, nos transforma interiormente, y luego nos transformará físicamente también.

Bueno, podemos cantar también, mientras escuchamos el cántico podemos todos también cantar ese cántico. Ahí lo tenemos ya.

LA TRAYECTORIA DE LA REDENCION.”

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