Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo. Para lo cual quiero leer en el libro del Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante, y dice de la siguiente manera:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios.
Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.
Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios,
para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.
Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.
Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL EJERCITO INVENCIBLE DEL SEÑOR JESUCRISTO.”
Este pasaje bíblico nos habla de la Segunda Venida de Cristo; y este Ejército que viene con El, este Ejército Celestial, es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual de etapa en etapa, de edad en edad ha estado manifestada en este planeta Tierra; y sus miembros han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo, y han obtenido el nuevo nacimiento; y así han venido a formar parte de la Iglesia de Jesucristo, el poderoso Ejército Celestial, el Ejército invencible del Señor Jesucristo.
Y ahora, este Ejército del Señor Jesucristo de etapa en etapa ha estado manifestado en carne humana en la Tierra, y ha tenido que luchar, porque el enemigo de Dios (que es el diablo) los ha perseguido, y en muchas ocasiones ha matado a miles o millones de cristianos. Pero por cuanto este Ejército tiene Vida eterna, Cristo dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura…” El dice que aunque esté muerto, vivirá.
Y en San Juan, capítulo 11, dice Jesús a Marta (capítulo 11, verso 22 en adelante):
“Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.
Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.”
Y ahora, aquí Cristo nos enseña que el que cree en El, aunque esté muerto, vivirá, porque Cristo lo resucitará en el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá.
En San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40, dice Jesucristo:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero (la voluntad de Dios es que todo lo que Dios le ha dado a Jesús no se pierda, sino que Cristo lo resucite en el Día Postrero).
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
La voluntad de Dios es que todo aquel que cree en Cristo, tenga Vida Eterna y sea resucitado en el Día Postrero (si muere físicamente); pero si permanece vivo hasta que ocurra la resurrección de los muertos en Cristo, entonces será transformado y tendrá un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Y los muertos en Cristo, cuando resuciten tendrán un cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo; y entonces todos estaremos reunidos en este planeta Tierra, y todos estaremos en la Edad de la Piedra Angular.
Vienen para la Edad de la Piedra Angular los muertos en Cristo cuando resuciten, y estarán con nosotros; y ése es el poderoso e invencible Ejército de Jesucristo. Tenía que hacerse carne este Ejército de Jesucristo, tenía que ser redimido este Ejército de Jesucristo, y ser restaurado a la Vida Eterna.
Y para el Día Postrero, este poderoso Ejército tendrá cuerpos eternos, y nuestro amado Señor Jesucristo también con Su cuerpo eterno glorificado, estará con Su Ejército; y luego nos llevará de esta Tierra a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero.
Y ahora, encontramos que así como es un privilegio grande para una persona pertenecer al ejército de su nación, para los creyentes en Cristo es un privilegio grande pertenecer al Ejército invencible de nuestro amado Señor Jesucristo, ese Ejército es Su Iglesia.
Para este tiempo final, el enemigo de Dios: el diablo, se va a levantar en contra de la Iglesia de Jesucristo; pero la Escritura dice que Jesucristo lo vencerá, vencerá al maligno. En Apocalipsis, capítulo 17, nos dice (versos 11 al 14):
“La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.
Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.”
El Señor es el Rey de reyes, los que están con El (Su Ejército) son los escogidos de Dios, los miembros de la Iglesia de Jesucristo nacidos de nuevo, son los llamados, los elegidos y fieles a Jesucristo, fieles al Príncipe del Ejército Celestial.
Y ahora, para el tiempo final, como hemos visto, habrá una batalla. En Apocalipsis, capítulo 19, verso 19, dice:
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.”
Hemos visto en el capítulo 17, que la bestia se levanta en contra de Cristo y el Ejército de Cristo; pero el Cordero, Jesucristo con Su Ejército, vencerá a la bestia y a los diez reyes que le darán su autoridad y poder a la bestia.
Y aquí en el capítulo 19, nuevamente está la profecía de que la bestia con esos reyes de la Tierra, se levantará y peleará en contra del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19.
El Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, es Cristo con Su Ejército; pero encontramos que el final de esa guerra es la gran victoria de Jesucristo y Su Ejército invencible. Tenemos un Capitán, un General invencible: Jesucristo, nuestro Salvador, y eso hace que Su Ejército sea un Ejército invencible.
Así como hubo una batalla en el Cielo cuando el diablo se rebeló en contra de Dios, y Cristo venció al diablo en el Cielo; luego en la Tierra, en la Cruz del Calvario, Cristo venció al diablo. Y aunque murió físicamente y fue al infierno Su espíritu y Su alma, luego resucitó al tercer día victorioso. Y dice Cristo que tiene las llaves del infierno y de la muerte, pues se la quitó al diablo en el infierno, y Cristo se levantó victorioso el domingo de resurrección.
Vean ustedes, Cristo en la Tierra obtuvo la victoria en contra del diablo, como también la había obtenido en el Cielo. Y para este tiempo final Cristo volverá a obtener la victoria en contra del diablo, por lo tanto, Cristo obtendrá la victoria y quitará el reino de los gentiles, el reino del anticristo, en este tiempo final; reino que está en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.
Cristo siendo la Piedra no cortada de manos, que hiere a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, la Piedra no cortada de manos en Su Segunda Venida, hiere al reino del anticristo en esta etapa final de los pies de hierro y de barro cocido.
En una ocasión Cristo dijo: “Mi Reino no es este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, Yo pediría al Padre doce legiones de Angeles.” Esas doce legiones pelearían en favor de Cristo para el establecimiento del Reino en la Tierra.
Ahora, para este tiempo final el Reino de Dios tiene que ser establecido en la Tierra; por lo tanto, Cristo tendrá legiones en Su Ejército Celestial. Por lo tanto, Cristo obtendrá la victoria en contra del diablo, en contra de la bestia, en contra del anticristo; y Cristo establecerá el Reino de Dios en este planeta Tierra.
Cristo viene en este tiempo final con Su Ejército invencible, que es Su Iglesia. Cuando El resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos, estaremos en cuerpos inmortales como el poderoso Ejército invencible de nuestro amado Señor Jesucristo.
Cristo es invencible y Su Iglesia también, ése es el Ejército invencible de nuestro amado Señor Jesucristo.
¿Y a ese Ejército quiénes pertenecen? Todos nosotros, nosotros pertenecemos al Ejército invencible de nuestro amado Señor Jesucristo, del Príncipe del Ejército de Jehová; ese Príncipe, ese General del Ejército de Jehová que le apareció a Josué, en el capítulo 5 del libro de Josué, con una espada desenvainada en Su mano. Josué pensó que era un enemigo, y preguntó: “¿Eres tú de los nuestros o de nuestros enemigos?” Y ese Hombre, ese Varón le dijo: “No, yo soy el Príncipe del Ejército de Jehová.” Era Jesucristo en Su cuerpo teofánico, en Su cuerpo angelical.
Y El sigue siendo el Príncipe, el General del Ejército de Dios, ese es nuestro amado Señor Jesucristo: El es el invencible Príncipe, General del Ejército de Dios; y nosotros somos parte del Ejército invencible de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, hemos conocido cuál es el Ejército invencible del Señor Jesucristo. Aquí estamos en la Tierra, luchando en contra del príncipe de las tinieblas, luchando en contra del diablo, en contra de todas esas huestes malignas del diablo. Pero la promesa divina es que obtendremos la gran victoria en el Amor Divino; ¿por qué? Porque somos el Ejército invencible de nuestro amado Señor Jesucristo, somos la parte que queda todavía viva aquí en la Tierra; los otros ya han partido, pero regresarán en cuerpos incorruptibles, en cuerpos glorificados, cuando Cristo los resucite, y a nosotros nos transformará; y entonces estaremos inmortales físicamente, y entonces se cumplirá la Palabra que está escrita: “¿Dónde está oh muerte tu victoria?” Porque la muerte será absorbida por la Vida Eterna. El cuerpo mortal desaparecerá, porque tendremos un cuerpo glorificado, seremos transformados; y entonces estará en pié con todo el Poder Divino ese Ejército poderoso de Jesucristo, y esa es la Adopción de los hijos e hijas de Dios, de los escogidos de Dios, de los fieles a Jesucristo.
Y ahora, conscientes de quiénes somos en el Reino de Dios, le damos gracias a Jesucristo por pertenecer a Su poderoso Ejército Celestial. Somos el Ejército invencible del Señor Jesucristo, somos la parte de ese Ejército que le ha tocado vivir en este tiempo final. Las otras partes de ese Ejército ya vivieron en su edad, y tuvieron al Mensajero que El les envió para cada edad; y todos ellos estuvieron bajo el mando de Jesucristo. Jesucristo a través de cada Mensajero estuvo dirigiendo Su poderoso Ejército. Jesucristo en Espíritu Santo en el Angel Mensajero de cada edad, dirigió Su poderoso Ejército, la parte correspondiente a cada edad.
Para este tiempo final, Jesucristo en Espíritu Santo estaría dirigiendo Su poderoso Ejército a través de Su Angel Mensajero; y luego cuando resucite a los muertos en Cristo con Sus Angeles Mensajeros también, y nos transforme a nosotros los que vivimos, y al Angel del Señor Jesucristo también, entonces estarán todos los miembros de ese poderoso Ejército en cuerpos inmortales, con Sus Angeles Mensajeros en cuerpos inmortales también.
Esos Mensajeros son los Generales que Cristo ha colocado en Su Ejército de edad en edad; pero Jesucristo es el Jefe, el General en Jefe de Su Ejército, y de todos Sus Generales también. El es el General de los Generales y de todo Su Ejército. Por lo tanto, en esta batalla de este tiempo final, la victoria es segura para el poderoso Ejército, e invencible Ejército del Señor Jesucristo.
Ya en la profecía bíblica está la batalla que se estará llevando a cabo en este tiempo final y el resultado de esa batalla, el cual será la gran victoria en el Amor Divino para el Ejército poderoso de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ya está profetizada la victoria que obtendrá Jesucristo con Su poderoso Ejército Celestial. Por lo cual le damos gracias a Cristo por pertenecer a Su Ejército: al Ejército invencible de nuestro amado Señor Jesucristo.
Hemos visto: “EL EJERCITO INVENCIBLE DEL SEÑOR JESUCRISTO.” Es Su Iglesia. Todos nosotros pertenecemos a ese Ejército.
Que las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo, nuestro General, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y El ordene Su Ejército de este tiempo final, y siga enlistando en Su Ejército los que faltan, y nos prepare y pronto nos transforme, y nos lleve con El a la Gran Cena de las Bodas del Cordero, donde todos serán condecorados por Jesucristo, en la Gran Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes. Dejo nuevamente con ustedes al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión, mientras escuchamos y cantamos acerca de Jesucristo, el Hombre que nos transformó interiormente, el que también nos va a transformar físicamente, y nos va a dar un cuerpo glorificado y eterno. Cantemos este cántico del Hombre que nos transformó.
“EL EJERCITO INVENCIBLE DE JESUCRISTO”