Muy buenos días, madres portadoras de simiente de Dios; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentitos aquí con ustedes, y saludarles; y pedirle a Cristo que las bendiga grandemente; y que bendiga a sus hijos, los que tienen y los que han de tener también, porque veo aquí algunas que están esperando también; y las que vayan a tener más adelante, también, que Dios las bendiga y bendiga a sus hijos, y sean hijos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
¿Qué mejores damas, para traer simiente de Dios, que madres creyentes? Son las mejores para traer hijos e hijas de Dios, simientes de Dios; traer esas almas de Dios, para que se encarnen aquí en la Tierra en cuerpos terrenales; y ya, al nacer, ya están encaminados en el Camino de Dios, porque hasta cuando están en la barriga ya están asistiendo a las actividades; o sea que ya están escuchando. Y las que les colocan las grabaciones en su barriga también, pues ahí también están aprendiendo.
Y qué mejor que madres creyentes para traer a materialización en carne humana almas de Dios escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; o sea que es una bendición grande.
Y cuando los presentamos a Cristo, ahí quedan dentro del Nuevo Pacto, dentro del Pacto Divino. Pero ¿y qué antes de presentarlos a Cristo, cuando están en el vientre? Pues si están en usted y usted está dentro del Pacto Divino… Así que no hay ningún problema.
Y si ocurre la transformación y el rapto, ¿qué será de nuestros hijos? Pues serán unos jovencitos al lado de nosotros, que también seremos jovencitos; porque ellos van a ser transformados también, y van a recibir, aún siendo niñitos o bebés, van a recibir el cuerpo glorificado, que viene en un cuerpo jovencito.
O sea que a nosotros nos ha tomado, para obtener el cuerpo, hasta los… (digamos) hasta los 18 años nos tomó 18 años. Y ellos, aunque sean un bebé de un mes o de menos, les tomará ese tiempo nada más. En el tiempo que toma, de nacer a recibir el cuerpo glorificado: le tomará un mes, si ocurre la resurrección cuando ya tenga un mes. Y si ocurre cuando tenga un día, pues le tomará un día o dos, de bebé a joven.
Y si está en el vientre, pues no se preocupe por eso: Dios le dará el cuerpo nuevo; y del vientre pues vendrá a ser un jovencito. ¿Cómo ocurrirá eso? Espere a que ocurra, las que estén embarazadas.
Por lo tanto, no se preocupen; porque si en usted están dos personas: usted y el bebé, pues Dios, así como tiene un cuerpo físico ahí en su vientre para su bebé, pues Cristo tendrá un cuerpo glorificado para su bebé.
Así que ese es el más rápido que obtiene el cuerpo glorificado: sin todavía haber nacido en la Tierra, pero ya está en su cuerpo, ahí está esperando el nacimiento.
No se preocupen en cuanto a eso, dejen que todas las cosas ocurran; y siempre que van a tener un bebé oren a Dios. Y aun antes: cuando ya están pensando en tener bebés, oren a Dios para que Dios les dé un bebé donde Dios coloque un alma del Cielo que esté escrita en el Libro de la Vida del Cordero. Porque lo que queremos son niños que amen a Dios, que sirvan a Dios, que trabajen en la Obra de Dios; y para eso pues tienen que ser hijos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Vean, esa es una de las formas en que aumentamos el grupo del Cuerpo Místico de Cristo. Pero no vamos a irnos de ese lado nada más. Hay que salir a llevar el Mensaje para que también los que están ya nacidos lleguen al Mensaje.
Así que, madres portadoras de simiente de Dios, de hijos e hijas de Dios…, los cuales los portan primero en el vientre y después los cargan; y después los portan llevándolos caminando, pero siguen portándoles, llevándoles y enseñándoles el Camino de Dios; lo cual es una responsabilidad para cada una de las madres, tanto para el padre y la madre. Y es muy importante que los tengan siempre, también, en las clases bíblicas, para que se adelanten.
Y por cuanto las clases bíblicas para los niños es una ayuda para las madres, entonces aprovechen esa ayuda que Dios ha provisto para ustedes; pues ha colocado maestras para niños, para ayudar a sus niños.
Así que le están ayudando en el trabajo de enseñar en el Camino de Dios a sus niños, lo cual es una bendición.
Y ustedes, madres, pues no se descuiden en estudiar, no sea que los niños, sus hijos, se les pasen a ustedes; porque algunas veces regresan con preguntas o explicando cosas, y las madres o los padres se rascan la cabeza: “Ya este sabe más que yo”. Es que está aprovechando el tiempo.
Y eso es lo que Dios quiere: que así como van creciendo físicamente, vayan creciendo en sabiduría y conocimiento de Dios y Su Programa; y que comprendan el Programa de Dios para nuestro tiempo; también comprendan la historia del Programa que Dios llevó a cabo en edades y dispensaciones pasadas.
Así que, vean ustedes, Dios para el pueblo hebreo ordenó que le enseñaran a sus hijos y a los hijos de sus hijos; o sea, a los hijos y a los nietos; y si nacen los bisnietos, también para los bisnietos; le enseñaran el Camino de Dios, le enseñaran el por qué guardaban la Pascua, le hicieran saber la historia; por lo cual, luego ellos guardaban la Pascua, guardaban ese día de fiesta donde usaban un cordero, el cual sacrificaban el día antes de la Pascua, o sea, en la víspera de la Pascua.
Y eso era una enseñanza histórica de algo que Dios hizo; pero también era una enseñanza profética de algo que Dios haría cuando Dios enviaría al Cordero de Dios, al Cordero Pascual, el cual fue Jesucristo.
Y así esos niños iban creciendo en el conocimiento de Dios, y se iba haciendo carne en ellos esa Palabra de Dios; y entonces esos niños tenían una base sólida de Dios y Su Programa.
Por lo tanto, la Escritura dice: “Instruye al niño en su carrera, y aun cuando sea viejo (o sea, grande), no se apartará de ella”. ¿Por qué? Porque tiene un buen fundamento, tiene el conocimiento de lo que ya Dios hizo. O sea, un conocimiento de historia de lo que Dios realizó, tiene un conocimiento de lo que Dios está haciendo y tiene un conocimiento de lo que Dios hará. Por lo tanto, ese niño va creciendo en sabiduría y en conocimiento de Dios, y en gracia delante de Dios, y la bendición de Dios es suya.
Por lo tanto, es, ese niño, a medida que va creciendo, una bendición para sus padres, para su comunidad y para toda la humanidad; y es una bendición para la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, podemos ver que hay un propósito en Dios tener madres en medio de Su Iglesia. Y también las madres en medio de la Iglesia trabajan en todas las demás actividades que hay para llevar a cabo, tanto llevando el Mensaje como cocinando también; porque hay que comer también, ¿verdad, Miguel? Y haciendo las diferentes cosas que hay que hacer.
Y luchando también para cuando hay planes de comprar algo en la Obra, pues también luchan trabajando para que se logren las metas, para obtener económicamente lo que se necesita y comprar las cosas; porque no esperamos que vengan a ayudarnos de afuera otras personas, sino nosotros mismos. Somos bendecidos por Dios; por lo tanto, nosotros mismos trabajamos para que sea posible obtener lo que se necesita en la Obra del Señor.
Así que, madres portadoras de simiente de Dios, de hijos e hijas de Dios: adelante sirviendo a Cristo con toda vuestra alma, cuidando esa simiente de Dios, esos hijos de Dios, que Dios les ha dado a ustedes, los cuales son joyas del Cielo, son almas del Cielo escritas en el Libro de la Vida del Cordero.
Y Dios les ha dado la bendición a ustedes, de tener un regalito tan hermoso como ese, para que lo cuiden y lo ayuden y lo encaminen siempre en las cosas de Dios.
Así que Dios les continúe bendiciendo, que Dios les guarde, y les use en Su Obra todos los días de vuestra vida; y les use cuidando a esos escogidos que Dios les ha dado también. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Bueno, dejo nuevamente con ustedes a nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte, ya que tenemos que pasar a la reunión de ministros dentro de algunos momentos.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“MADRES PORTADORAS DE SIMIENTE DE DIOS”.
[Revisión mayo 2022]