El paralelismo entre Jesucristo y Su Iglesia

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes aquí en Torreón, República Mexicana, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para esta ocasión leemos en Apocalipsis, capítulo 22, versos 16 al 17, donde dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “EL PARALELISMO ENTRE JESUCRISTO Y SU IGLESIA”.

Antes de comenzar, un saludo a las damas: y que Dios les bendiga grandemente, y les use cada día más y más en Su Obra en este tiempo final; y que sean como aquellas creyentes en Jesucristo que estuvieron en el tiempo de Su ministerio terrenal trabajando en la Obra de Cristo brazo a brazo con nuestro amado Señor Jesucristo; por eso aparecen en la Biblia sus nombres.

Y que aparezcan los nombres de ustedes en la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo de nuestra edad, como mujeres valientes que trabajaron en la Obra de Cristo como trabajaron aquellas damas valientes que acompañaron a Cristo en Su labor de Su Primera Venida, y que estuvieron brazo a brazo con Cristo trabajando en la Obra de Dios encomendada a Jesucristo.

Ahora, para esta ocasión nuestro tema es: “EL PARALELISMO ENTRE JESUCRISTO Y SU IGLESIA”.

El paralelismo entre Cristo y Su Iglesia es una realidad que todos nosotros necesitamos comprender, porque la Iglesia del Señor Jesucristo es Su Cuerpo Místico de creyentes.

Cristo dijo en San Juan, capítulo 12, verso 24: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda”.

“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”.

Cristo, siendo el Grano de Trigo que fue sembrado en tierra (el Hijo del Hombre, el Hijo de Dios), para Cristo reproducirse… como Adán tenía que reproducirse cuando Dios lo colocó en la Tierra y le dio una compañera (la cual, ¿de donde la sacó? De Adán, del costado de Adán), para, a través de su compañera Eva, reproducirse, pero reproducirse por medio de la Palabra creadora.

Pero ahora, Eva falló, pecó, y alteró el orden de reproducción. El orden original de Dios, de reproducción, trae en esta reproducción a la persona con vida eterna; pero el orden alterado allá, luego trajo la reproducción del ser humano con muerte; porque la muerte entró a la raza humana, al pecar Eva en el Huerto del Edén; y luego también pecó Adán.

Ahora, Dios, vean ustedes, ha enviado el segundo Adán, que es nuestro amado Señor Jesucristo; y para reproducirse en muchos hijos e hijas de Dios, traer a existencia en la Tierra hijos e hijas de Dios, Dios sacó del costado de Cristo, como sacó del costado del primer Adán, ahora sacó del costado de Cristo, el cual fue herido por aquella lanza1, sacó Su Novia, Su Iglesia-Novia, para reproducirse.

Y es la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo: la segunda Eva del segundo Adán. Por lo tanto, el segundo Adán, siendo el Grano de Trigo con vida eterna, el Hijo de Dios con vida eterna, que vino para morir en la Tierra y traer muchos hijos e hijas de Dios; para poder traer muchos hijos e hijas de Dios…

Vean ustedes, así como un grano de trigo para traer muchos granos de trigo, si usted lo tiene, y lo tiene en un pote: lo podrá ver todos los días, pero verá un sólo grano de trigo. ¿Quiere usted ver muchos granos de trigo? Siémbrelo. No verá más ese grano de trigo, porque morirá. Y usted lo que verá luego será una planta de trigo que ha nacido donde usted sembró el grano de trigo; pues esa planta de trigo es la vida del grano de trigo que ha surgido, es el grano de trigo en la forma de una planta de trigo, para darle a usted muchos granos de trigo.

Ahora vean, en el grano de trigo están todos los granos de trigo, pero tiene que pasar por el proceso de siembra; en donde muere para poder nacer en la forma de una planta de trigo, y entonces traer muchos granos de trigo.

La vida del Grano de Trigo que fue sembrado en tierra, es la vida que se encuentra en la Planta de Trigo, para reproducir a Cristo (el Grano de Trigo) en muchos granos de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios.

Esto nos recuerda la parábola del trigo y de la cizaña, donde Cristo dice que el trigo son los hijos del Reino2.

Y ahora, ¿dónde estarán los granos de trigo? Pues estarán en la Planta de Trigo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, vean ustedes, así como Cristo es el Grano de Trigo, los escogidos de Dios en la Iglesia son granos de trigo también.

¿Ven el paralelo entre Cristo y Su Iglesia? Todo lo que Cristo es, lo es también Su Iglesia. Cristo es el Ungido de Dios, la Iglesia es la Iglesia ungida de Dios. Cristo es Rey de reyes y Señor de señores, Cristo es Rey; y Su Iglesia, y los miembros de Su Iglesia, son reyes con Cristo. Cristo es Sacerdote, Sumo Sacerdote Melquisedec, del Templo celestial, y Su Iglesia compuesta por los creyentes en Cristo son sacerdotes también; porque Cristo nos ha limpiado con Su Sangre preciosa y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes3, y reinaremos sobre la Tierra.

Por lo tanto, a todo lo que Cristo es Heredero, Su Iglesia también es coheredera con Cristo, y cada miembro de Su Iglesia es coheredero con Cristo a todo lo que Cristo es heredero. Por eso estaremos con Cristo en el Reino Milenial como reyes y sacerdotes, en medio del pueblo hebreo, gobernando con Cristo.

O sea que la Iglesia del Señor Jesucristo es el Gabinete gubernamental de Cristo para el Reino Milenial y para toda la eternidad; porque el Reino será dado al pueblo de los santos del Altísimo4, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por los redimidos por la Sangre de Cristo.

Y ahora, Cristo también es Juez, porque Dios le ha puesto por Juez de vivos y muertos, para juzgar a vivos y muertos. Y San Pablo nos dice: “¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo y aun a los ángeles?”5. ¿Ve? La Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por los creyentes en Cristo, son jueces también.

Todo lo que Cristo es, lo es Su Iglesia, porque Su Iglesia es Su Cuerpo Místico de creyentes; y por todas las etapas por las cuales Cristo pasó, pasaría Su Iglesia.

Encontramos que Cristo siendo el Ungido de Dios estuvo en la Tierra llevando a cabo la Obra de Dios, y al final de Su ministerio murió, estuvo sepultado, pero Él en Espíritu estuvo predicándole a los muertos en la quinta dimensión, en el infierno. Eso está en la Escritura, y vamos a leerlo para que ustedes puedan ver este misterio. Eso está en Primera de Pedro, capítulo 3, versos 18 en adelante, dice:

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu…”.

O sea, que Cristo murió, pero murió en la carne, o sea, Su cuerpo de carne; pero en espíritu, o sea, en cuerpo teofánico, Cristo no murió.

Cristo siendo el Sacrificio por el pecado, para reconciliarnos con Dios, está tipificado en los dos machos cabríos que eran sacrificados por el sumo sacerdote el día de la expiación (que era el día diez del mes séptimo).

Se echaba suerte sobre esos dos machos cabríos que habían sido escogidos, y se echaba suerte: una por Jehová y otra por Azazel. Y la suerte que cayera sobre el macho cabrío por Jehová, ese sería sacrificado; y el otro macho cabrío sería el que la suerte le caería por Azazel, ese macho cabrío no sería sacrificado, sino que luego del sumo sacerdote haber sacrificado al macho cabrío por Jehová, y haber llevado su sangre al lugar santísimo, y haberla esparcido con su dedo sobre el propiciatorio, luego salía y llevaba a cabo las demás labores; y luego salía al atrio, donde estaba el macho cabrío por Azazel, colocaba sus manos sobre la cabeza del macho cabrío, y confesaba los pecados del pueblo sobre ese macho cabrío que estaba vivo; y luego enviaban ese macho cabrío lejos por el desierto, a través de una persona que fue asignada para esa labor6.

Ahora, el macho cabrío que fue sacrificado: representa a Cristo muriendo en la Cruz del Calvario; el macho cabrío sobre el cual se confiesan los pecados y son llevados lejos: representa a Cristo también, el cual tomó nuestros pecados confesados y los llevó lejos.

Y ahora, Cristo, el Macho Cabrío de la Expiación sacrificado: cuando fue sacrificado en la Cruz del Calvario, Su cuerpo físico. Cristo, el Macho Cabrío por Azazel (que no fue sacrificado, sino que fueron confesados sobre él los pecados del pueblo, por el sumo sacerdote que colocó sus manos sobre la cabeza del macho cabrío por Azazel, y confesó los pecados del pueblo): representa a Cristo en Su cuerpo teofánico, Su cuerpo angelical.

Por eso Cristo murió en la carne, pero en Su cuerpo teofánico, o sea, en Espíritu, que es el cuerpo teofánico, el cuerpo angelical, fue al infierno y llevó hasta allá nuestros pecados; los llevó lejos: al infierno; y allá los retornó al diablo, que es el originador del pecado. Tuvo una lucha allá con el diablo, le quitó las llaves del infierno y de la muerte, luego pasó también… luego también predicó a los que allí estaban. Vamos a ver, dice:

[Primera de Pedro 3:19] “… en el cual también fue (o sea, ‘en el cual’, o sea, en el cuerpo angelical) y predicó a los espíritus encarcelados…”.

Los espíritus encarcelados: que habían sido desobedientes en el tiempo de Noé, que no creyeron, y vino el diluvio y se los llevó a todos7.

La persona, el ser humano, cuando muere, muere físicamente; pero continúa viviendo en su cuerpo espiritual, que es un cuerpo de otra dimensión. Si no es un creyente, su cuerpo es de la quinta dimensión (su cuerpo espiritual), y por consiguiente, al morir pues va para la quinta dimensión, que es la dimensión a la cual pertenece ese cuerpo.

Como cuando nace su cuerpo físico aquí, ¿qué sucede? Pues usted viene para aquí, porque recibió un cuerpo de aquí, de esta dimensión terrenal.

Ahora, cuando la persona muere, va para el lugar al cual pertenece el cuerpo espiritual que tiene, o sea, el cuerpo que es de otra dimensión.

Porque el ser humano tiene dos cuerpos…; aunque algunos ni siquiera ven el cuerpo de carne que tienen, ni lo conocen bien; pero vean ustedes, el ser humano tiene dos cuerpos: uno físico y uno espiritual: uno de esta dimensión terrenal y otro de otra dimensión.

Al nacer el ser humano en la Tierra, obtiene un cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal; pero Cristo nos dará un cuerpo glorificado en el Día Postrero, cuando resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos. Pues Cristo, cuando resucitó, resucitó glorificado; por tanto tiene un cuerpo glorificado, y por consiguiente Él nos dará a nosotros también un cuerpo físico glorificado.

¿Ven el paralelo o paralelismo entre Cristo y Su Iglesia, y Cristo y los miembros de Su Iglesia? ¿Ven? Todo lo que Cristo es, lo es también Su Iglesia. Todo a lo que Cristo es Heredero, lo es también Su Iglesia.

Y ahora, el ser humano al nacer recibió un cuerpo mortal, corruptible y temporal, pero tiene la promesa de recibir un cuerpo glorificado. ¿Pero quiénes? Los creyentes en Cristo, porque son personas que han nacido en el Cuerpo Místico de Cristo, y por consiguiente les sigue el paralelismo entre Cristo y Su Iglesia.

A todo lo que Cristo es heredero, lo es también Su Iglesia, y lo es también cada miembro de Su Iglesia.

Ahora, al nacer en la Tierra (como les dije) recibimos un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y se recibe también un espíritu del mundo (o sea, de la quinta dimensión). Por eso es necesario nacer de nuevo: porque al nacer en esta Tierra hemos nacido en una raza caída, la cual desciende del primer Adán, y por consiguiente cayó en las manos del enemigo, y por consiguiente le toca a la raza descendiente de Adán recibir un espíritu del mundo, y un cuerpo mortal, corruptible y temporal.

Pero Cristo ha dicho que es necesario nacer de nuevo; y Cristo es el que hace posible el nuevo nacimiento para las personas que creen en Él como su Salvador, lavan sus pecados en Su Sangre, son bautizados en Su Nombre y Cristo les da Su Espíritu Santo, y produce en ellos el nuevo nacimiento: y obtienen un cuerpo espiritual, teofánico, angelical, de la sexta dimensión.

Y ahí han obtenido vida eterna, han sido libertados del reino de las tinieblas, y han sido colocados en el Reino de Cristo, en el Reino de Luz, de Paz y de Amor Divino. De esto nos habló San Pablo, conocedor de estos misterios, en Colosenses, capítulo 1, verso 12, en adelante, cuando dijo:

“… con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo…”.

¿Ven? Nos ha libertado de la potestad de las tinieblas, del reino de las tinieblas, del gobierno de las tinieblas, del gobierno del diablo en el reino del diablo. De ahí nos libertó Cristo, como libertó Cristo al pueblo hebreo a través del profeta Moisés, lo libertó del faraón y de ese imperio del faraón allí en Egipto.

Y ahora, Cristo nos ha libertado del faraón, el diablo, y del reino del faraón, el diablo, o sea, del reino de las tinieblas, y nos ha colocado ¿dónde? En la Tierra prometida de Su Reino. Y ahora pertenecemos a un Reino con vida eterna. Al recibir a Cristo, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, ya tenemos vida eterna.

Ya es imposible que la muerte espiritual nos mate, ya no hay muerte; porque Él nos resucitó de la muerte y nos ha dado vida eterna, ya una resurrección ha sucedido; esa resurrección es la que sucede cuando la persona nace de nuevo.

Y tenemos la promesa de una resurrección física para los muertos en Cristo, y para nosotros los que vivimos, si permanecemos vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten, tenemos la promesa de una transformación.

Una transformación equivale a una muerte, sepultura y resurrección en cosas de segundos; tan rápido que nadie se da cuenta de todo ese proceso que sucede a la misma vez, en donde obtendremos el cuerpo glorificado, en donde la vida absorberá la muerte, en donde el cuerpo glorificado absorberá el cuerpo mortal.

Ahora, seremos vestidos de inmortalidad, de vida eterna, esto es: seremos vestidos con un cuerpo glorificado y eterno; esa es la vestidura física que tendremos, una vestidura física, un cuerpo físico, porque el cuerpo es la vestidura que Dios nos ha dado, para vivir con esta vestidura física en este planeta Tierra; pero también nos ha dado una vestidura espiritual, que es el cuerpo espiritual.

Y ahora, la vestidura espiritual es una vestidura blanca, un cuerpo teofánico; y luego el cuerpo glorificado que Él nos dará, será la vestidura física, que será también una vestidura perfecta glorificada, un cuerpo glorificado.

Cristo siendo glorificado allí en el Monte de la Transfiguración, siendo Sus vestiduras resplandecientes, representan el cuerpo glorificado allí, tanto para Él como para cada uno de nosotros.

Y ahora, dice:

“… en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.

La redención es por medio de Jesucristo nuestro Salvador, por medio de Su Sangre.

Ahora continuemos con Primera de Pedro, capítulo 3, verso… vamos al verso 19 (lo leemos de nuevo):

“… en el cual también fue (o sea, que fue en cuerpo angelical, teofánico) y predicó a los espíritus encarcelados…”.

“Los espíritus encarcelados”, o sea, todos los que fueron desobedientes en el tiempo de Noé, murieron por las aguas del diluvio. ¿Y luego a donde fueron? No podían ir al Cielo, porque no eran creyentes, no podían ir al lugar donde estaban los creyentes, sino que fueron al infierno, que es la quinta dimensión, fueron en esos cuerpos espirituales.

Recuerden que el cuerpo espiritual, el espíritu del ser humano, es un cuerpo de otra dimensión, un cuerpo parecido a nuestro cuerpo, pero de otra dimensión. Sigue diciendo:

“… los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”.

En los tiempos en que Noé estaba preparando el arca, que le tomó de 100 a 120 años, la paciencia de Dios estaba esperando que Noé terminara el arca.

Ahora, la paciencia de Dios no era por los incrédulos, sino por el creyente: por Noé. Dios tuvo paciencia con Noé, esperó todos esos años, un siglo, o quizás un siglo con veinte años, en lo que Noé terminaba la construcción del arca.

Parece que no tuvo mucha cooperación de los incrédulos, o ninguna, y tuvieron que Él y su familia realizar esa construcción; y si le ayudó alguien o trabajó cobrando, no se menciona en la Biblia.

Así que, el que haya tardado unos 100 o 120 años en construir el arca, queda claro de que no tuvo la cooperación de otras personas fuera de su familia.

Ahora, quizás trabajaron con él Matusalén, que murió el año en que vino el diluvio; por lo tanto, por cuanto Matusalén creía también, de seguro le ayudó, y algunas personas creyentes, o Matusalén, que era un creyente; pero no se menciona quiénes ayudaron a Noé.

Ahora, sí sabemos que Noé con su familia construyó el arca.

Y ahora, Dios tuvo paciencia con Noé; porque si enviaba el diluvio en el primer año que le habló a Noé, o el segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto o séptimo, o antes de construir el arca, tenía que morir también Noé y su familia; y Dios no destruye al justo con el injusto. Dios siempre tiene una puerta de escape para los justos, los escogidos de Dios; y Noé es un profeta dispensacional.

¿Y por qué digo que es y no digo que fue? Porque los santos no mueren, él todavía está viviendo.

Y ahora, la paciencia de Dios fue grande.

Y ahora, encontramos que está profetizado que el día de venganza del Dios nuestro vendrá para la raza humana, en donde (en ese día de venganza) “todos los soberbios y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día que vendrá los abrasará (o sea, los quemará), ha dicho Jehová de los Ejércitos”8.

Ese es el día ardiente como un horno, en donde la radioactividad que está almacenada en todos esos artefactos nucleares, se va a soltar, va a ser suelta en una Tercera Guerra Mundial. Como fue suelta el agua que inundó el planeta Tierra. Ahora no va a ser con una lluvia, un diluvio de agua, sino un diluvio de fuego.

Pero, ¿qué ha sucedido que no ha venido ese diluvio de fuego? ¿Pues quiere usted acaso que venga ese diluvio de fuego antes de ser transformado? No. Que Dios no permita que eso suceda hasta que estemos ya transformados. Y eso equivale a Noé terminando el arca y entrando al arca; porque Cristo está creando, construyendo, Su Iglesia; y por consiguiente Su Iglesia es el Arca, el Templo que Dios está construyendo; porque Su Iglesia es el mismo Cristo en la forma de Su Iglesia, y Cristo es el Arca de Salvación.

Por lo tanto, es en la Iglesia del Señor Jesucristo que nacen de nuevo los escogidos de Dios, por medio del Espíritu Santo, que viene a los que reciben la Palabra para su edad.

Ahora, Cristo está construyendo Su Iglesia, Su Templo; y por consiguiente no puede venir el diluvio de fuego de la gran tribulación, que está mencionado para la gran tribulación, hasta que estén dentro del Cuerpo Místico de Cristo todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y cuando se complete ese número, se habrá completado la Iglesia de Jesucristo, Cristo se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos en el Cielo, lo abrirá y hará Su Obra de Reclamo, en donde resucitará a los muertos creyentes en Él y nos transformará a nosotros los que vivimos.

Y así estará completa la Iglesia del Señor Jesucristo, y estará glorificada, porque tendrá cuerpos glorificados; y ahí veremos el paralelo del cuerpo glorificado de Cristo y el cuerpo glorificado que hemos nosotros de tener.

Ahora, podemos ver por qué todavía no ha venido la gran tribulación. Aunque miren ustedes, desde el momento en que Dios le dijo a Noé que había llegado al fin de toda carne, desde ese momento había llegado, pero se extendió la Paciencia y Misericordia de Dios a causa de Noé y su familia.

Todos los predicadores del siglo pasado pensaron que en el siglo pasado todo se cumpliría, y que se realizaría todo, y se completaría la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero no fue así. Pasamos al siglo XXI, y por consiguiente pasamos al nuevo milenio: el nuevo milenio, tercer milenio de Cristo hacia acá, es el Día Postrero delante de Dios.

¿Y para cuándo fue que Cristo dijo que llevará a cabo la resurrección de los muertos en Cristo creyentes en Él? Para el Día Postrero; por lo tanto, ese misterio del Día Postrero no lo comprendieron plenamente los mensajeros de edades pasadas, para saber que el Día Postrero es el tercer milenio de Cristo hacia acá y séptimo milenio de Adán hacia acá.

Y fue mejor que no lo comprendieran, ¿por qué? Porque si lo comprendían y se lo predicaban al pueblo, y le decían: “No, la resurrección de los muertos en Cristo, y la transformación y el rapto va a ser para el séptimo milenio de Adán hacia acá, o tercer milenio de Cristo hacia allá (hacia acá – o hacia allá, porque estaban allá al comienzo)”…

Si le decían: “Eso va a ser para el siglo XXI”, iban a decir: “Eso va a ser el primer siglo del último milenio, del milenio postrero”. Y ellos allá en el tiempo de los apóstoles estaban en el primer siglo del quinto milenio (del quinto milenio de Adán hacia acá o primer milenio de Cristo hacia acá), e iban a decir: “Eso va a tardar mucho”.

Pero no importa en qué año, en qué siglo o en qué milenio se lleve a cabo la resurrección de los muertos, la transformación de los vivos y el rapto; lo importante es estar preparados en el tiempo en que la persona esté viviendo. Porque si está preparado y muere, cuando Cristo resucite a los creyentes en Él, resucitará a esa persona.

O sea que la cosa no es decir: “Cuando llegue ese mileno, ese siglo y ese año, yo me voy a preparar”; no. Hay que estar preparado mientras uno está viviendo en la Tierra; porque si muere, pues será resucitado; si muere y no estuvo preparado, pues no va a ser resucitado.

Así que lo importante es estar preparados en el tiempo que a uno le toca vivir.

Ahora, ya sabemos el misterio del Día Postrero, que es este milenio que ya ha comenzado, tercer milenio de Cristo hacia acá o séptimo milenio de Adán hacia acá; porque un día delante del Señor es como mil años para los seres humanos. O sea que el Día Postrero delante de Dios es el milenio postrero para la raza humana, que es tercer milenio de Cristo hacia acá o séptimo milenio de Adán hacia acá, donde Cristo resucitará a los creyentes en Él que han partido, nos transformará a nosotros, y nos llevará con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.

Pero miren, ya estamos en ese Día Postrero y todavía no ha ocurrido la resurrección de los muertos y la transformación de nosotros los que vivimos, ¿por qué? Porque todavía no se ha completado el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; y la Paciencia de Dios, vean, ya tiene dos mil años de Cristo hacia acá, y todavía la Paciencia de Dios está esperando que se complete el Cuerpo Místico de Cristo; porque los miembros del Cuerpo Místico de Cristo tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo, y por consiguiente no se pueden perder; tienen que ser manifestados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo: recibiendo a Cristo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo.

¿Y qué de los niños? Cuando los presentamos a Cristo, quedan colocados dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre de Cristo. No hay ningún problema para nuestros niños.

Por lo tanto, cuando ocurra la transformación ellos serán transformados; si mueren, pues serán resucitados. Y todos tendremos, juntamente con ellos, un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y jovencito para toda la eternidad. Eso es para los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo como individuos.

Ahora, hemos visto por qué la Paciencia de Dios en el tiempo de Noé esperó luego que le dijo que había llegado el fin, esperó 100 o 120 años; 120 años esperó Dios, tuvo paciencia, y tuvo que soportar a todos los incrédulos por amor a Noé y su familia.

Y por amor a los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, Dios ha tenido que soportar este mundo, esta humanidad; y el reino de las tinieblas lo ha tenido que soportar todos esos milenios.

Ahora, Cristo está construyendo Su Iglesia, creando Su Iglesia. Él está reproduciéndose en hijos e hijas de Dios, Él está reproduciéndose en granos de trigo; porque Él es el Grano de Trigo que fue sembrado en tierra.

Y ahora, nosotros estamos representados en granos de trigo, porque Cristo es el Grano de Trigo que fue sembrado en tierra. Cristo, el Hijo de Dios, representado en el Grano de Trigo; y los hijos de Dios representados en el trigo de esa planta de trigo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, así como Cristo murió, fue sepultado, estuvo en el infierno predicando a las almas encarceladas, y luego resucitó; encontramos que la Iglesia que nació el Día de Pentecostés, la Iglesia ungida, tuvo un ministerio maravilloso en el tiempo de los apóstoles y en el tiempo de San Pablo, pero luego en Nicea murió, allá en el tiempo en donde pecó contra Dios; y todo eso bajo el imperio romano en el tiempo del rey o emperador Constantino.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo entró a las edades del oscurantismo; así como Cristo al morir entró a esa etapa del oscurantismo al bajar al infierno, al bajar al reino de las tinieblas, al bajar a las tinieblas allá; pero allá estuvo predicándole a los espíritus encarcelados, o sea, a las personas que estaban en esos cuerpos espirituales allá en el infierno.

Y la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado predicando a los espíritus, las almas encarceladas en el reino de las tinieblas, el reino del diablo, todos estos años, y todas estas edades que han transcurrido. Pero en el Programa de Cristo está una resurrección para la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes.

Y así como el Espíritu de Dios que estaba en Cristo, resucitó el cuerpo físico de Cristo en forma glorificada: el Espíritu Santo en la Iglesia, para este tiempo final produce una resurrección. Y esto, vean ustedes, tiene que ser de acuerdo al orden que se cumplió en Cristo.

Encontramos que hay un orden de restauración para la Iglesia del Señor Jesucristo. Cristo, luego de salir del infierno, habiendo obtenido las llaves del infierno y de la muerte, habiéndole ganado la batalla allí al diablo (en el mismo reino del diablo Cristo le ganó la batalla al diablo), luego pasó al Paraíso, donde estaban Abraham, Isaac, Jacob, y donde estaba Juan el Bautista también.

Juan el Bautista de seguro estuvo predicándoles a todos allá por cerca de tres años (desde que murió), estuvo predicándoles que la Venida del Mesías estaba cerca; porque ya Él lo había visto y lo había presentado en la Tierra. Y cuando apareció en el Paraíso (Cristo), allí se abrieron las puertas del Paraíso, Cristo entró; y luego el domingo de resurrección resucitó Cristo, y con Él los santos del Antiguo Testamento, conforme a San Mateo, capítulo 27, versos 51 al 52. Capítulo 27 de San Mateo, dice, verso 51 en adelante:

“Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;

y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;

y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él (¿Cuándo salieron de los sepulcros? Después de la resurrección de Cristo) vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”.

O sea que cuando Cristo resucitó, resucitaron con Cristo los santos del Antiguo Testamento, le aparecieron a muchos en la ciudad de Jerusalén; y Cristo le apareció a Sus discípulos.

Cristo, por supuesto, ascendió al Cielo, presentó Su Sacrificio en el Cielo, y luego descendió de nuevo; y estuvo apareciéndole a Sus discípulos por 40 días, en esos 40 días le apareció a Sus discípulos no menos de ocho veces.

Ahora, podemos ver por qué cuando Cristo resucitó no le permitió que lo tocaran. Él dijo: “No me toques”9. Pero luego más adelante, el mismo día, permitió que tocaran Sus pies y lo adoraran10.

Cuando no permitió que lo tocaran era que todavía no había ascendido al Padre; pero cuando ya permite que lo toquen, es que ya subió al Padre y luego bajó, ya presentó Su Sacrificio arriba en el Cielo y ya bajó, y había recibido toda autoridad en el Cielo y en la Tierra.

Ahora, Cristo resucitó el primer día de la semana, que es domingo.

Ahora, hemos tenido las diferentes edades de la Iglesia del Señor Jesucristo, y esas edades son representadas en los siete días de la semana.

La quinta edad está representada en el día jueves, que es el día quinto, y corresponde a la edad luterana, donde Lutero fue su mensajero.

Luego el sexto día corresponde al día viernes, y corresponde a la sexta edad, la Edad de Filadelfia, en donde Wesley fue su mensajero.

Luego el séptimo día corresponde a la séptima edad, la Edad de Laodicea, donde el reverendo William Branham fue su mensajero. Esa edad se cumplió en Norteamérica.

Y ahora, el día sábado, vean ustedes, corresponde a la séptima edad; pero el día domingo es el primer día de la semana, y también se puede mencionar como un octavo día, porque después del siete viene el ocho, pero también el ocho es el primer día de una nueva semana, que corresponde a la Edad de la Piedra Angular. ¿Ven?

Y ahora, es en la Edad de la Piedra Angular donde la resurrección de la Iglesia se lleva a cabo, y donde se llevará a cabo la resurrección de los muertos en Cristo, la resurrección de cada miembro del Cuerpo Místico de Cristo que ha partido, y la transformación de todos nosotros.

Fue el primer día de la semana que Cristo resucitó, y resucitó en forma glorificada. Es en el primer día de esa semana espiritual, que corresponde a la Edad de la Piedra Angular, donde los muertos en Cristo recibirán el cuerpo eterno, inmortal y glorificado, y en donde nosotros seremos transformados y recibiremos el cuerpo glorificado. ¿Ven que tiene todo que ser de acuerdo al orden que se cumplió en Cristo?

Y ahora, esto es para una resurrección de los muertos en Cristo y transformación de nosotros los que vivimos, o sea, para cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora, para la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, encontramos que la Edad de la Piedra Angular es la edad donde la Iglesia del Señor Jesucristo se levanta como una Iglesia jovencita; porque la resurrección para los muertos en Cristo será una resurrección en cuerpos jovencitos, y la transformación nuestra será para obtener un cuerpo jovencito, eterno, inmortal y glorificado.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es una Iglesia joven en la Edad de la Piedra Angular, con una resurrección espiritual, en donde han resucitado de todos los sistemas denominacionales; es una resurrección espiritual la que en la Edad de la Piedra Angular es realizada.

Vamos a ver lo que dice el reverendo William Branham. En el mensaje “Ya salido el Sol”11, página 15, dice:

90 Fue mecido sobre la simiente prometida que tenía promesa de vida.

91 Él fue mecido el Día de Pentecostés, ‘cuando allí vino un sonido del cielo como un viento recio’, poderoso, mecido; y fue mecido sobre la gente, la gente pentecostal que estuvieron arriba en Pentecostés esperando la bendición que venía.

92 Y para ser mecido nuevamente nos damos cuenta en este día final, conforme a Lucas 17:30, en el día del Hijo, ‘nuevamente en los días que el Hijo del Hombre se manifieste’, o mecido nuevamente sobre la gente”.

Para eso es la manifestación del Hijo del Hombre para este tiempo final. Ahora, sigue diciendo:

93 Ahora, ¿quién es el Hijo del Hombre? ‘En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios, y el Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros’”.

Sigue más abajo diciendo:

[93] … que esa Palabra nuevamente es mecida sobre la gente, que las tradiciones muertas del hombre están muertas; y el Hijo de Dios vive nuevamente con el bautismo del Espíritu Santo en medio de nosotros mismos, está dándonos vida.

94 Según Cristo fue primero en levantarse de entre todos los profetas, y así sucesivamente (aunque ha tipificado en muchos lugares), Él fue la Primicia de los que dormían. En la Novia viniendo de Cristo, saliendo fuera de la iglesia otra vez en los días finales, tendrá que mecer una Gavilla.

95 ¡Mecer la Gavilla! ¿Qué es la Gavilla? El primero que llegaba a madurez, el primero que probaba que era trigo, que probó ser una gavilla.

96 Estoy seguro que ustedes ven acerca de lo que estoy hablando. Fue mecido sobre la gente. Y [por] primera vez ahí surgirá, para la Edad de la Novia…”.

Y ahora, la Edad de la Novia en este tiempo es la Edad de la Piedra Angular; y la Edad de la Novia como dispensación, vean ustedes, ha estado durante estas diferentes etapas, la Dispensación de la Gracia.

Ahora, dice:

[95] ¿Qué era la gavilla? El primero que llegaba a madurez, el primero que probó que era trigo, que probó ser una gavilla.

96 Estoy seguro que ustedes ven acerca de lo que estoy hablando. Fue mecido sobre la gente. Y [por] primera vez ahí surgirá, para la Edad de la Novia, para una resurrección fuera del tenebroso denominacionalismo, será un Mensaje [en el que] toda la madurez de la Palabra ha regresado nuevamente en todo Su Poder, y siendo mecida sobre la gente por medio de las mismas señales y maravillas que Él hizo en el pasado”.

Y ahora vean, la Iglesia del Señor Jesucristo saliendo fuera del mundo denominacional es una resurrección espiritual para la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora el mundo denominacional está en esas edades que pasaron y que ya terminaron y se organizaron; y por consiguiente entró la muerte a esas edades cuando terminó su tiempo, están muertos. Pero ahora Cristo de entre los muertos, de entre las edades muertas, ahora resucita a los escogidos, a Su Iglesia.

¿Y dónde ocurre la resurrección? En la Edad de la Piedra Angular, una resurrección espiritual; y ahí está la Iglesia del Señor Jesucristo con una resurrección espiritual viva, con el Espíritu de Dios en medio de ella obrando y revelándole Su Palabra correspondiente a este tiempo final, y así vindicándole Su promesa correspondiente a este tiempo final.

Y ahora, hemos visto EL PARALELO O PARALELISMO ENTRE JESUCRISTO Y SU IGLESIA.

Ahora, nosotros nos encontramos en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en una edad en la cual la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes está resucitada.

Ahora, esto es para la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo. No han resucitado todavía los muertos en Cristo, y nosotros todavía no hemos sido transformados; pero la Iglesia como Iglesia, está en una etapa nueva, con vida eterna en una edad nueva, que corresponde al Domingo de Resurrección. Por eso es en la Edad de la Piedra Angular, que corresponde al Domingo de Resurrección, donde los muertos en Cristo van a ser resucitados y nosotros vamos a ser transformados.

Y ahora, viendo el paralelismo entre Cristo y Su Iglesia, también vemos el paralelismo entre Cristo y cada hijo e hija de Dios, vemos el paralelismo entre Cristo y nosotros.

Y ahora, por esas mismas etapas que Cristo pasó, pasaría Su Iglesia, y pasaríamos nosotros como individuos.

Nosotros como individuos hemos pasado por esta Tierra, hemos estado en este mundo, con cuerpo mortales, corruptibles y temporales, y habiendo recibido un espíritu del mundo al nacer; pero hemos recibido una resurrección al creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo. Esa es una resurrección con vida eterna.

Y ahora, estamos esperando lo correspondiente a la resurrección física, en donde los que permanezcamos vivos seremos transformados, cuando los muertos en Cristo resuciten; y entonces tendremos una doble porción: cuerpo angelical teofánico, y cuerpo físico glorificado; esas son esas dos porciones.

Ahora, veamos lo que dice el reverendo William Branham, hablándonos acerca de lo que estará sucediendo en ese tiempo final.

Para este tiempo final hay cosas que tienen que suceder. La Primera Lluvia cayó en el este, la tierra de Israel, la Lluvia Tardía corresponde al occidente, que es el continente americano, en el cual nosotros vivimos; porque la América Latina y el Caribe corresponde al occidente, el continente americano; y la parte de arriba, del continente americano, pues es Norteamérica y Canadá.

Ahora, vamos a ver algo aquí muy importante, en este Programa que Cristo está llevando a cabo; es un Programa de vida eterna para cada hijo e hija de Dios. En la página 69 del libro de Citas, párrafo 597, dice el reverendo William Branham:

597 – “Y como Elías fue para abajo al Jordán…”.

Eso fue cuando él cruzó el Jordán, y luego al otro lado del Jordán fue arrebatado por un carro de fuego; él fue, él que cruzó el Jordán con Eliseo.

597 – “Y como Elías fue para abajo al Jordán un día y lo golpeó (con su manto. Y fue ¿con quién?) (con Eliseo), él fue y se apartó para atrás y cruzó al otro lado (y cruzó al otro lado en seco); él vino para atrás con una doble porción”.

¿Quién vino para atrás con una doble porción? Eliseo. Y vino con el manto de Elías; y el manto de Elías tipifica la Palabra, y tipifica el Espíritu Santo, y tipifica la Vida de Cristo.

“… él vino para atrás con una doble porción. Y cuando nosotros le peguemos al Jordán (recuerden que el Jordán representa la muerte)… Y cuando nosotros le peguemos al Jordán (con Cristo) (¿Ven que el manto representa a Cristo?), nosotros tenemos una porción, pero cuando nosotros regresemos nosotros venimos con dos porciones. Nosotros tenemos Vida Eterna, resurrección del pecado ahora en rectitud con el Espíritu Santo, y entonces en el regreso con Cristo nosotros venimos para atrás con las dos (resurrecciones, con las dos porciones): resurrección física, y nosotros ya tenemos resurrección espiritual; nosotros entonces tenemos una doble porción”.

O sea, “tendremos una doble porción”: tendremos cuerpo angelical teofánico (el cual ya tenemos), y tendremos el cuerpo físico y glorificado; y eso es tener una doble porción.

Por el momento tenemos una porción, pero nos falta la otra, que es el cuerpo glorificado. Y cuando tengamos el cuerpo glorificado, el Jordán —que representa la muerte— no podrá hacerle nada a usted ni a mí tampoco. Eso es pasar en seco. “Pasar en seco”, o sea, pasar sin ver muerte, porque nos iremos sin ver muerte. Y los muertos en Cristo, al resucitar en cuerpo eternos, ya no morirán; por lo tanto, irán en el rapto también.

Ahora, ellos vieron muerte en la edad que les tocó vivir, porque solamente tenían la porción espiritual del Espíritu Santo que produjo en ellos el nuevo nacimiento, y produjo y les dio el cuerpo angelical, el cuerpo teofánico.

Pero ahora cuando tengamos ambos cuerpos: el físico y glorificado también, entonces ya “la muerte es sorbida con victoria”12; la muerte queda nula, porque un cuerpo glorificado es inmortal; y por consiguiente la muerte es como el Jordán: abierto, que no le puede hacer nada, no puede ahogar a la persona (el Jordán) si está abierto, y la persona pasa en seco.

Por lo tanto, la muerte, para los escogidos de Dios, cuando estemos transformados, es un Jordán abierto: no nos podrá hacer daño la muerte física. Ya la muerte espiritual es un Jordán abierto para todos los escogidos de Dios nacidos de nuevo, porque tienen el cuerpo teofánico, cuerpo angelical; pero necesitamos también el cuerpo físico glorificado, para ser físicamente inmortales también.

Ya potencialmente estamos resucitados (potencialmente), pero se tiene que materializar en nosotros esa resurrección física para los muertos en Cristo, y esa transformación física para nosotros los que vivimos. Y así el paralelismo entre Cristo y Su Iglesia, y los miembros de Su Iglesia, estará cumplido perfectamente.

Ahora, en la etapa en que estamos viviendo para la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, en la Edad de la Piedra Angular, podemos ver que ya se ha cumplido mucho de lo que se cumplió en Cristo, y en nosotros como individuos también; pero falta para nosotros la resurrección física, la cual está representada en la resurrección de Cristo.

La resurrección de la Iglesia como un cuerpo jovencito ha ocurrido al nacer, la Iglesia ser resucitada a una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular. Eso es una resurrección espiritual.

No podemos confundir lo que es resurrección espiritual y lo que es resurrección física. Para la Iglesia como Cuerpo Místico, podemos ver el paralelismo con Cristo; y para los miembros de la Iglesia como individuos, podemos ver también el paralelismo con Cristo.

Ahora, en esta ocasión el tema es: “EL PARALELISMO ENTRE JESUCRISTO Y SU IGLESIA”.

Aunque hemos tocado mucho acerca de nosotros como individuos, el tema ha sido enfocado a la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes.

La Iglesia del Señor Jesucristo, como Cuerpo Místico de creyentes, en el paralelismo con Cristo se encuentra en la etapa de Domingo de Resurrección, resucitada con Cristo; por lo tanto ya no puede morir la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, porque ya ha resucitado espiritualmente.

¿Y qué sería la muerte para la Iglesia? Sería denominarse la Iglesia. Y la Iglesia en la Edad de la Piedra Angular no se denomina; por lo tanto no puede entrar la muerte a la Iglesia del Señor Jesucristo. Ya está en una etapa de Edad de la Piedra Angular, una etapa de glorificación para la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes. Está en una etapa en donde Cristo nos está hablando y nos está revelando todas estas cosas que deben suceder pronto. Y por consiguiente, nos protege Cristo de la muerte espiritual. O sea, a la Iglesia como Cuerpo Místico, en la Edad de la Piedra Angular, la protege de la muerte espiritual, siendo un Cuerpo espiritual de creyentes en la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, vean ustedes la resurrección de en medio del denominacionalismo, del cual habló el reverendo William Branham.

Y ahora, por eso podemos ver por qué no somos una denominación. Las denominaciones han muerto, muerte espiritual las ha azotado. Cada edad, cuando terminó su tiempo y el mensajero se fue, la edad se organizó, se denominacionalizó y murió. Pero nuestra edad está viva; y continuará viva con Cristo, y será llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.

“EL PARALELISMO ENTRE JESUCRISTO Y SU IGLESIA”.

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL PARALELISMO ENTRE CRISTO Y SU IGLESIA”.

Luego ustedes podrán, más adelante, escuchar otros temas sobre el paralelismo, que estarán siendo predicados más adelante, y los juntarán. Y para los que preparan los tomos, sería bueno que este tema de ‘EL PARALELISMO’, que comenzó a ser desarrollado, lo coloquen en un solo tomo.

Hoy tuvimos: “EL PARALELISMO ENTRE JESUCRISTO Y SU IGLESIA”. Mañana tendremos: “EL PARALELISMO ENTRE ISRAEL Y LA IGLESIA”. Y en Veracruz tendremos: “EL PARALELISMO ENTRE JESÚS Y SU ÁNGEL”.

Ese debe ser un mensaje donde Cristo (si desea) nos mostrará muchas cosas muy importantes, que todavía no hemos comprendido; pero que si Él desea abrirlas, las mostrará a nosotros; porque hay muchos misterios ahí, en cuanto al paralelismo entre Cristo y Su Ángel, así como hemos visto los misterios en el paralelismo entre Jesucristo y Su Iglesia. También hay muchos misterios en el paralelismo entre Israel y la Iglesia del Señor Jesucristo.

Hay otro tema (ya ese es para Puerto Rico): “LA SEMEJANZA ENTRE ISRAEL Y LA IGLESIA”. O sea, es el mismo: “EL PARALELISMO ENTRE ISRAEL Y LA IGLESIA”.

Estoy aquí viendo los temas que Miguel ha colocado por aquí. Vamos a ver, ya estos son los temas (los que les di), que tratan del paralelismo, son dos o tres temas más, los cuales, al tenerlos juntos (ya sea en un folleto sueltos o en un sólo tomo), vamos a estar viendo estos misterios del paralelismo entre Cristo y Su Iglesia, entre Israel y la Iglesia, y entre el Ángel – entre Cristo y Su Ángel.

Ahí hay un paralelismo tan grande que Juan hasta quiso adorar al Ángel del Señor Jesucristo. Ahí vamos a ver por qué Juan quiso adorar al Ángel de Señor Jesucristo.

Bueno, vamos a dejar eso quietecito ahí, porque ya eso corresponde a otro tema para otra ocasión.

Que nuestro amado Señor Jesucristo, nuestro Salvador, les bendiga grandemente a todos ustedes, les guarde, les guíe, y les conserve hasta nuestra transformación. Y manténgase cada uno de ustedes firmes dentro del Cuerpo Místico de Cristo, porque nuestra redención (o sea, la transformación del cuerpo) está cerca; está tan cerca que casi la podemos tocar con nuestras manos.

Así que manténganse bien agarrados, porque estamos en el Día Postrero, el Día que Cristo ha señalado para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Este día es el día que Dios ha creado para realizar esas promesas.

Bueno, vamos a pedirle a nuestro hermano Bermúdez pase por aquí para finalizar nuestra parte en esta noche.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL PARALELISMO ENTRE JESUCRISTO Y SU IGLESIA”.

[Revisión enero 2022]

1 San Juan 19:34

2 San Mateo 13:38

3 Apocalipsis 1:6, 5:10

4 Daniel 7:18, 7:22, 7:27

5 1 Corintios 6:3

6 Levítico 16:7-10

7 San Lucas 17:27

8 Malaquías 4:1

9 San Juan 20:17

10 San Juan 20:19-20

11 65-0418 “Ya salido el Sol”

12 1 Corintios 15:54

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