Las Primicias pertenecen a Dios

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa. Para lo cual quiero leer en Exodo, capítulo 22, verso 29, y Exodo, capítulo 34, versos 26. Leemos primero el capítulo 22, verso 29, donde dice:

No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.”

Y ahora, en el capítulo 34 del Exodo, verso 26, dice:

Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios.”

LAS PRIMICIAS PERTENECEN A DIOS.” Ese es nuestro tema para esta ocasión.

Por cuanto las primicias pertenecen a Dios, Dios ordena que al llevárse a cabo la cosecha, se le den a El las primicias, que son los primeros frutos de la cosecha.

Y ahora, esto es así, como también los primogénitos de los animales pertenecen a Dios; y todo esto es tipo y figura de los Primogénitos de Dios, los hijos e hijas de Dios, los cuales pertenecen a Dios, de los cuales Cristo es el primero que llegó a madurez, como el trigo que llegó a madurez.

Ahora, encontramos en San Juan, capítulo 12, a Cristo hablando acerca de ese misterio del grano de trigo; y nos dice el mismo Cristo en el capítulo 12, verso 24 (San Juan 12:24):

De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; pero si muere, mucho fruto lleva.”

Ahora, vean ustedes cómo en estas leyes que Dios dio al pueblo hebreo acerca de la cosecha, o sea, en la parte agrícola y también en la parte de la ganadería, vean, siempre lo primero pertenece a Dios; eso es las primicias en la parte agrícola, y en la ganadería son los primogénitos, y en la raza humana, vean, en medio del pueblo hebreo, el primero que nacía, el varón que nacía pertenecía ¿a quién? A Dios.

Ahora, encontramos que en el octavo día era dedicado a Dios cada varón primogénito, y entre los animales al octavo día era entregado a Dios.

Y ahora, Cristo siendo las primicias de los que durmieron, resucitó ¿qué día? El día domingo, que es el día octavo, y los escogidos de Dios siendo las primicias de la siembra y de la gran cosecha del trigo, ¿qué día delante de Dios será el que resucitarán los muertos en Cristo y nosotros los que vivimos seremos transformados? Es en el día octavo, que es el año del jubileo.

Ahora, vean ustedes, fue en el día cincuenta que vino el Espíritu Santo, por eso es el Día de Pentecostés, donde aquellas personas que fueron los primeros discípulos de Jesucristo recibieron el Espíritu Santo, y fueron transformados espiritualmente, interiormente, recibieron el nuevo nacimiento, luego obtuvieron el cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión. Son primicias todos los hijos e hijas de Dios durante todo el tiempo de la Iglesia del Señor Jesucristo; y por eso son llevados ¿a dónde? A la Casa de Dios, como El ordenó que las primicias fueran llevadas ¿dónde? A la Casa de Dios.

Y ahora, encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo es la planta de trigo, que nació del grano de trigo, Jesucristo, el cual murió para producir la planta de trigo, o sea, producir una Iglesia, que es producto de Cristo, el grano de trigo.

Y ahora, el grano de trigo para multiplicarse tiene que tener una planta de trigo; así como un árbol… o la semilla de un mango o mangó para multiplicarse tiene que tener un árbol de mango o de mangó, y eso tiene que producir esa misma semilla; porque para ser fruto de esa semilla, pues tiene que nacer de esa semilla, no puede nacer de otra semilla sino de esa misma semilla.

Y para ser hijos e hijas de Dios por medio de Jesucristo, pues tienen que nacer esas personas por medio de Jesucristo, obtener el nuevo nacimiento, y por lo tanto tiene que tener una Iglesia, que es la planta de trigo, para reproducirse en granos de trigo, o sea, en hijos e hijas de Dios.

Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado pasando por diferentes etapas, y en cada etapa han estado potencialmente los granos de trigo (potencialmente, pero no literalmente); como en una planta de trigo o en un árbol de fruto, encontramos que cuando ese árbol nace, en ese árbol están todos los frutos que va a tener ese árbol, como en la semilla estaban todos los frutos que iba a tener el árbol, y aun estaba todo el árbol en esa semilla.

Como en un huevo están, está el pollito que va a nacer (si es un huevo que fue engendrado correctamente, no en forma artificial), y ahí están los huesos, la carne, y hasta las plumas del pollito que va a nacer, y ahí están todos los hijos que va a tener ese pollito también.

Vean, y ahora en Cristo están todos los hijos e hijas de Dios que han de nacer en el Reino de Dios, por lo cual tiene que El convertirse en la planta de trigo, o sea, tiene que producir esa semilla de trigo, Cristo tiene que producir una Iglesia, una planta de trigo, para en esa planta de trigo El reproducirse en hijos e hijas de Dios.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo siendo la planta de trigo, encontramos que ha ido creciendo de etapa en etapa, pero en etapas pasadas encontramos que la planta de trigo ha tenido potencialmente el trigo, pero literalmente en edades pasadas el trigo no fue visto; como en un árbol que va creciendo, ahí está potencialmente todo el fruto de ese árbol, pero no se ve, hasta que llega a cierta etapa.

Ahora, en la Iglesia del Señor Jesucristo encontramos las diferentes etapas por las cuales ha pasado y han pasado los hijos e hijas de Dios; pero no han sido manifestados como hijos e hijas de Dios, sino que han estado allí en esas diferentes edades denominacionales, han estado en ese tallo, pero el tallo no es el fruto.

Y ahora, potencialmente esos escogidos de Dios de cada edad han sido el trigo, pero potencialmente han estado allí, pero no han estado manifestados como granos de trigo.

Ahora, para el tiempo final es que luego de la séptima edad de la Iglesia, que es la edad del forro, de la cáscara, donde el trigo estaba, luego el forro, la cáscara, se abre, y de ahí salen los granos de trigo. Vean, se desprende la cáscara y ahí se presentan los granos de trigo frente a Cristo, el Sol de Justicia, para madurar.

Por lo tanto, así como ha venido subiendo la Iglesia de Jesucristo y el fruto de la Iglesia, los hijos e hijas de Dios de etapa en etapa, llegan a la Edad de la Piedra Angular, donde ya no está el tallo, ya el tallo se ha ido secando. Todas esas edades pasadas pertenecen al tallo, a la planta de trigo, pero no es trigo; la planta no es el trigo, el trigo es el fruto de la planta de trigo.

Y ahora, en la Edad de la Piedra Angular es donde el fruto, los granos de trigo, los hijos e hijas de Dios permanecen frente a Cristo, el Sol de Justicia, que nos da Su luz, Su calor, para madurar como hijos e hijas de Dios. Por eso no estamos en la edad del tallo, esas edades pasadas de la Iglesia, ni tampoco estamos en la edad del forro, que fue la edad pentecostal, sino que estamos en la edad del trigo, el trigo madurando ante la presencia de Cristo, el Sol de Justicia, para ser cosechados, ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y así como Cristo fue el primero que maduró como hijo de Dios, todos los escogidos de Dios del Día Postrero serán los primeros que madurarán de todas las criaturas de Dios. Por eso los escogidos de Dios del Día Postrero son las primicias de Cristo, para madurar en este tiempo final.

Y ahora, vean lo que Santiago nos dice en el capítulo 1, verso 18, lo cual es un pasaje muy importante. Capítulo 1, verso 18 de Santiago, dice:

El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.”

Para ser primicias de sus criaturas, para ser los primeros que llegarán a ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. Llegaremos a ser a imagen y semejanza de Cristo, el cual es el grano de trigo que fue sembrado en Tierra y resucitó, y fue presentado como primicia de los que durmieron. El fue las primicias y por eso resucitó el día octavo, que fue domingo, y fue presentado ante Dios.

Y ahora, nosotros en este tiempo final, estando en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad octava; si contamos las siete edades, luego si viene otra obtiene el número ocho y también el número uno, porque pertenece a una nueva etapa del Programa Divino; y el ocho representa también la eternidad.

Por lo tanto, en la Edad de la Piedra Angular será que los escogidos de Dios de las edades pasadas y de nuestro tiempo obtendrán la inmortalidad, obtendremos el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo; esto es porque somos las primicias de Dios por medio de Cristo y las primicias pertenecen ¿a quién? A Dios. Por eso hemos sido colocados en la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Como Dios dijo en el Antiguo Testamento: que las primicias tenían que ser llevadas ¿a dónde? A la Casa de Dios.

Y ahora, para este tiempo final, vean ustedes, observamos el gran misterio del bautismo del Espíritu Santo, que son las primicias del espíritu.

Y ahora, ¿quiénes reciben las primicias del Espíritu? Los creyentes en Cristo que lo reciben como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en agua en Su Nombre y reciben el Espíritu Santo y obtienen el nuevo nacimiento.

Y ahora, estos son los que tienen las primicias del Espíritu, porque son ellos las primicias de Dios.

Y ahora, si Cristo, las primicias, resucitó en cuerpo glorificado, los miembros de la Iglesia de Jesucristo resucitarán en cuerpos glorificados, los que han partido, y nosotros seremos transformados, porque ésta es la bendición para las primicias de Dios, para las primicias de Dios como hijos e hijas de Dios, primicias de las criaturas de Dios.

Por lo tanto, los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo serán los que tendrán la posición más importante en el Reino de Dios, tanto en la Tierra como en los Cielos, juntamente con nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, pensar y estar conscientes de esa realidad, de que lo más importante que Dios tiene es a Jesucristo y a Su Iglesia, es comprender la bendición y posición tan grande que tenemos con Dios en Su Reino. No hay nada más grande, ni en el Cielo ni en la Tierra, sino Cristo y Su Iglesia. Eso es lo más grande que Dios tiene: Cristo y Su Iglesia.

Ahora, viendo esta bendición tan grande que tenemos como primicias de Dios, no hay otra cosa sino amar a Cristo con toda nuestra alma todos los días de nuestra vida y servirle con todo nuestro corazón, conscientes de que somos primicias de Dios, primicias de los seres humanos.

Las primicias de los seres humanos, vean ustedes, son los escogidos de Dios, Cristo y Su Iglesia. Del pueblo hebreo las primicias para el pueblo hebreo el Día Postrero son los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, conforme a Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante, donde dice que han sido señalados como primicias para Dios.

Vean, capítulo 14 del Apocalipsis, verso 1 en adelante, dice:

Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.

Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.

Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.

Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero;

y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.”

Y ahora, estos ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, son redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.

Ahora vean, estas primicias del pueblo hebreo, estos ciento cuarenta y cuatro mil, vendrán en este tiempo final cuando Cristo complete Su Iglesia. Por lo tanto, los escogidos de la Iglesia de Jesucristo, todos los escogidos (y sobre todos los escogidos de este tiempo), representan también a los escogidos del pueblo hebreo, y los escogidos de la Iglesia están representados en esos ciento cuarenta y cuatro mil hebreos; o sea, las primicias de la Iglesia de Jesucristo están representados en las primicias del pueblo hebreo.

Y ahora, en este tiempo final estamos en la etapa más grande y gloriosa de todas las etapas. La Escritura dice que no heredará la paja con el trigo, por lo tanto, no heredarán esas edades que ya están secas y ya murieron, no van a heredar con el trigo, con los escogidos de Dios del Día Postrero, no van a heredar el cuerpo eterno y glorificado, no van a heredar todas esas bendiciones que Dios tiene para este tiempo final. Pero los escogidos de esas edades que ya partieron, pero que vivieron en el tiempo en que estaba vigente su edad, esos van a resucitar en cuerpos glorificados.

Ahora, para este tiempo final, los escogidos de Dios que están vivos y que permanezcan vivos hasta que Cristo complete Su Iglesia, heredaremos la Vida eterna física, la inmortalidad, al recibir el cuerpo glorificado; pero no van a heredar esa bendición los que estarán en etapas del tallo o del forro, porque ya esas etapas terminaron; por lo tanto se quedarán para pasar por la gran tribulación como las vírgenes insensatas; esas son las vírgenes insensatas; pero el trigo que madurará en este tiempo final está representado en las vírgenes prudentes.

Y las vírgenes prudentes antes que se cierre la Puerta de la Misericordia estarán dentro con Cristo, y luego se cerrará la Puerta. La Puerta de la Dispensación de la Gracia se va a cerrar, y Cristo es esa Puerta, se va a cerrar esa Puerta para los gentiles, pero ya estarán dentro todos los escogidos de Dios, todos los que son primicias de Dios; porque pertenecen las primicias ¿a quién? A Dios.

En la parábola del trigo y de la cizaña encontramos que para la gran cosecha del Día Postrero, Dios, Cristo envía, el Hijo del Hombre envía, Sus Angeles para llevar a cabo esa gran cosecha. Y en San Marcos, capítulo 4, dice Cristo (versos 26 al 29):

Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra;

y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.

Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga;

y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado (la cosecha ha llegado).”

De esto es que también nos habla en Apocalipsis, capítulo 14, versos 14 en adelante, donde dice:

Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.

Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.

Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.”

Ahí podemos ver cómo el Hijo del Hombre lleva a cabo esa cosecha, en el tiempo de la siega, de la cosecha, porque la mies de la Tierra está madura.

Ahora, podemos ver este gran misterio de la cosecha. En la parábola del trigo y de la cizaña dice que envía a Sus Angeles, y esa es la señal del fin del siglo: el Hijo del Hombre, Jesucristo enviando a Sus Angeles para llevar a cabo la gran labor de la cosecha, y los Angeles del Hijo del Hombre son los Dos Olivos, Moisés y Elías, los ministerios de Moisés y Elías en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso también dice en San Mateo, capítulo 24, verso 31:

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro (o sea, desde un extremo del cielo hasta un extremo de la Tierra o hasta el otro extremo).”

Ahora, vean ustedes que es la gran Voz de Trompeta la herramienta para cosechar el trigo, cosechar a los escogidos de Dios.

Ahora, los escogidos de Dios tienen que madurar frente al sol, y el Sol es Cristo.

En el libro de “Citas,” página 148, párrafo 1317, lo cual es un extracto del Mensaje: “¿Dios alguna vez cambia Su propósito?” predicado el 27 de Abril del año 65. Dice el Rvdo. William Branham:

Yo ciertamente respeto a los Luteranos por su posición en su día, a los Metodistas por santificación en su día, a los Pentecostales por su posición en su día, pero vivimos en otro día. Estamos viviendo cuando ha habido tallo, borla, cáscara… casi como el trigo (o sea, la cáscara representa a la edad pentecostal)… casi como el trigo, pero el trigo está dentro de la cáscara. La cáscara sólo ha sostenido el trigo, guardó el sol caliente de quemarlo, y ahora la denominación está secándose para que él pueda reposar (o sea, para que el trigo pueda reposar) en la presencia del Hijo para madurar.”

Vean, en la edad pentecostal el trigo no maduró, y mucho menos en la edad wesleyana o luterana. Es en la Edad de la Piedra Angular donde no estamos ya en edades de la luna, sino en la edad del sol, la Edad de la Piedra Angular donde el sol, la revelación de Cristo, el Sol de Justicia alumbrándonos con Su Palabra revelada, nos madura, nos madura en el conocimiento de Cristo, y nos prepara para ser transformados en este tiempo final.

Ante la presencia de Cristo en la Edad de la Piedra Angular es que el trigo madurará y llegará a ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. Para eso es la Edad de la Piedra Angular: para llevar el trigo a madurez, para que lleguemos a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, podemos ver que hay un propósito divino en este tiempo final para con todos los escogidos de Dios.

En la página 160, párrafo 1423, lo cual es un extracto del Mensaje: “Cristo está revelado en Su propia Palabra,” predicado el 22 de Agosto de 1965, dice:

La cosa que pasa con el Mensaje hoy es, los que lo obtienen en sus corazones tienen que permanecer en la presencia del Hijo para madurar. ¿Ven? Uds. pueden tomar el Mensaje, y entonces dejar que el Hijo madure todo lo verde fuera de Uds. (¿Ven?), les haga Cristianos maduros. ¿Ven lo que quiero decir? Dios viene para recibir Su Iglesia, y tenemos que tener ese tipo de Cristianos para que El reciba. El trigo tiene que madurar.”

Ahora, hemos visto que estamos en una edad no de la luna, porque las edades de la luna fueron las siete edades, y por eso están colocadas en la parte de la noche, pero las edades pasadas tuvieron sus Mensajeros, que son como estrellas o luceros en la noche, a través de los cuales se reflejó Cristo, el Lucero de la mañana.

Pero ahora hemos llegado al día, ya no estamos en edades de la noche, sino en la Edad de la Piedra Angular que pertenece al día para recibir la luz del sol, la revelación de Cristo, y madurar y ser transformados en este tiempo final, y esto es para las primicias, las cuales pertenecen a Dios.

Ahora, vean ustedes, cuando se recogía el fruto, las primicias eran llevadas a Dios, porque pertenecen a Dios, y eran llevadas a la Casa de Dios; y las primicias para el Día Postrero serán recogidas y llevadas a la Casa de Dios, al Cielo, a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora, cuando se recogía el fruto y se llevaban las primicias a Dios, ¿se llevaba el tallo de la planta de trigo? No, ¿se llevaba la cáscara del trigo? No, se llevaba el trigo, y el trigo ya maduro.

Ahora, por eso, vean ustedes, cuando Cristo, el primero que llegó a madurez, fue cosechado, fue resucitado y fue llevado, ¿dónde? A la Casa de Dios en el Cielo. Y nosotros vamos a ser llevados a la Casa de Dios en el Cielo como primicias de los hijos e hijas de Dios; o sea, que como primicias de Dios, primicias de las criaturas de Dios (primicias, pues son los primeros).

Por lo tanto, vean ustedes quiénes son las primicias de las criaturas de Dios: Cristo y Su Iglesia, Cristo y los miembros de Su Cuerpo Místico de creyentes. Y los primeros que madurarán de la Iglesia de Jesucristo luego de Jesucristo, son los escogidos del Día Postrero que madurarán en el Día Postrero y llegarán a ser a imagen y semejanza de Cristo cuando seamos transformados.

Por eso luego tenemos que ser llevados con Cristo a la Casa de nuestro Padre Celestial en el Cielo, porque somos las primicias de Dios juntamente con Cristo, para ser llevados al Cielo y presentados a Dios como las primicias de las criaturas de Dios.

Y cuando seamos llevados al Cielo por Cristo, vean ustedes, todos vamos a estar como nuestro amado Señor Jesucristo; y serán presentados ante Dios las primicias, Cristo presentará ante Dios las primicias de la cosecha.

Ahora, vean ustedes, cómo Cristo en una forma tan sencilla, usando la naturaleza y usando de la naturaleza la siembra, crecimiento y cosecha del trigo, nos muestra un gran misterio de Cristo y Su Iglesia. Cristo y Su Iglesia como primicias de las criaturas de Dios. Cristo es las primicias de los escogidos de Dios, y los escogidos de Dios son las primicias de todas las criaturas de Dios.

Ahora, vean ustedes, cómo Cristo con Su Iglesia entonces son las primicias de todas las criaturas de Dios. Por lo tanto, Cristo y Su Iglesia tendrán la posición más alta durante el milenio y durante toda la eternidad, para servir a Dios, ser instrumentos de Dios en todo el Reino de Dios aquí en la Tierra y en el Universo completo, en toda la creación. Lo más importante de Dios en toda Su creación, ya hemos visto que es Cristo y Su Iglesia, porque eso es Cristo, las primicias, y Su Iglesia como las primicias de Cristo, o primicias de Dios.

Y ahora, hemos visto que la posición que tenemos con Dios es la más importante de los Cielos y de la Tierra, esa es la posición que tienen Cristo y Su Iglesia con Dios. Por lo tanto, apreciamos esta bendición tan grande que nos ha tocado en el Programa de Dios, el cual fue diseñado por Dios desde antes de la fundación del mundo. Desde antes de la fundación del mundo cada uno de ustedes y yo tenemos esa posición, pero tenía que ir materializándose cada una de las etapas, para que podamos obtener esa posición en el Reino eterno de Dios.

Por eso es que vamos a obtener la inmortalidad física, ya hemos obtenido la inmortalidad espiritual al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre en agua y recibir Su Espíritu Santo, y obtener así el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical, ya así ya hemos obtenido la inmortalidad espiritual en un cuerpo teofánico, pero nos falta todavía la inmortalidad física, la cual recibiremos en un cuerpo glorificado, ahí es donde tendremos inmortalidad física para vivir por toda la eternidad.

Ahora, todo eso estaba desde antes de la fundación del mundo en la mente de Dios, por lo tanto estaba en el Programa de Dios, nadie le aconsejó a Dios hacerlo así, nadie le aconsejó a Dios que lo escogiera a usted y a mí para ser del grupo de los escogidos de Dios del Día Postrero, fue El de Su propia voluntad con Su propio libre albedrío que nos escogió para ser primicias de Sus criaturas. Por lo cual le damos gracias a Dios y le agradecemos que El lo haya hecho en esa forma.

Los que recibimos el beneficio somos nosotros, no es del quiere ni del que corre sino de Dios que tiene Misericordia, ha sido Dios el que nos eligió desde antes de la fundación del mundo. Y Cristo, el Cordero de Dios, fue sacrificado desde antes de la fundación del mundo, ¿cómo? En la mente de Dios, en el Programa de Dios; y luego se materializó en los Días Postreros, el primero de los Días Postreros, que fue quinto milenio, ahí se materializó la muerte de Cristo, el Cordero de Dios por todos nosotros.

Por lo tanto, desde antes de la fundación del mundo ya estaba destinado el Cordero de Dios para morir en la Cruz del Calvario (Cristo), y estaban destinados aquellos por los cuales El moriría; porque Dios no va destinar a Cristo, el Cordero de Dios, para morir en la Cruz del Calvario sin tener por quién morir, tenía que tener una causa.

Ahora, nosotros somos los que recibimos el beneficio de todo lo que Dios ha estado materializando, ha estado haciendo conforme a lo que El pensó, a lo que El planificó desde antes de la fundación del mundo.

En esta mañana vimos que somos Primogénitos de Dios y ahora hemos visto que somos primicias de Dios, y las primicias pertenecen ¿a quién? A Dios, somos primicias de las criaturas de Dios, los primeros que tendrán la inmortalidad física.

Y ahora, sobre todos los escogidos del Día Postrero que permanezcan vivos hasta que Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, y luego tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, el Libro de los Siete Sellos, y luego resucite a los muertos creyentes en El en Su Obra de Reclamo y nos transforme a nosotros los que vivimos.

Así que los escogidos del Día Postrero que llegarán a madurez como el trigo llega a madurez, serán los que sin ver muerte serán transformados y obtendrán la inmortalidad física en este tiempo final. Así como Josué con el pueblo hebreo cruzó el Jordán en seco, eso tipifica al Espíritu Santo en Su manifestación final con Su Iglesia cruzando al otro lado, a la tierra prometida del cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y luego pasando al Reino Milenial, después de la gran tribulación.

Ahora, todo esto ya fue reflejado en el Antiguo Testamento.

Y ahora, en el Nuevo Testamento se están cumpliendo los tipos y figuras del Antiguo Testamento, y en nosotros se están cumpliendo todas esas bendiciones que fueron manifestadas en el Antiguo Testamento, ahora se están materializando en nosotros en el Nuevo Testamento. Por lo tanto en el Nuevo Testamento la bendición es mayor que en el Antiguo Testamento, porque allá era con los siervos de Dios, el pueblo hebreo, y acá es con los hijos e hijas de Dios, con los miembros del Israel Celestial. Los miembros del Israel celestial son las primicias, las cuales pertenecen a Dios, así como Cristo, las primicias, pertenece a Dios.

Y ahora, estamos viviendo en el tiempo en que estamos ante la presencia de Cristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, dándonos a conocer todo lo que nosotros necesitamos conocer, y con esa revelación es que El nos madura para llegar a ser transformados en este tiempo final.

Las primicias pertenecen ¿a quién? A Dios.

¿Y dónde están las primicias del Día Postrero que pertenecen a Dios? Aquí estamos en el Cuerpo Místico de Cristo, en la planta de trigo, la Iglesia del Señor Jesucristo; es la planta de trigo la que lleva el fruto del trigo.

Y ahora, vean ustedes dónde serían encontrados aquellos escogidos de Dios, que son las primicias de Dios del Día Postrero, para ser llevados a la Casa de Dios, al Cielo, a la Cena de las Bodas del Cordero. Por eso estamos en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, lo cual es el Cuerpo Místico de Cristo y también es la planta de trigo.

LAS PRIMICIAS PERTENECEN A DIOS.”

Y la buena noticia es que ustedes son primicias de Dios, y yo también.

Que las bendiciones prometidas para las primicias de Dios, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos madure Cristo con Su luz, Su revelación divina, y nos transforme pronto y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Estaré nuevamente con ustedes el domingo próximo, todavía pues les dije que todo este mes estaría con ustedes en las actividades. Oren mucho por mí para que Cristo me dé todo lo que deba hablar el próximo domingo con ustedes. Será el tema del próximo domingo: “SIGUIENDO EL CONSEJO SABIO.” Y el consejo sabio es el consejo de nuestro amado Señor Jesucristo, Su Palabra para nuestro tiempo.

En esta tarde, pues estaré en la reunión de todas las personas que colaboran con la imprenta, y la invitación es para todos los que deseen estar, para que sepan cómo trabajar con la imprenta, cómo colaborar con la imprenta, y cómo ser parte de todo el trabajo que lleva a cabo la imprenta en favor de ustedes y de todos los hermanos en todos los países de la América Latina, el Caribe, y el mundo entero.

Así que es una herramienta muy importante de trabajo la imprenta, para todos los que sirven al Señor tengan parte en esa labor de la imprenta.

Así que todos tienen la oportunidad en este año de trabajar en la Obra que está llevando a cabo la imprenta; y cuando seamos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, allí Cristo dará el galardón a cada uno según sea Su Obra.

Por lo tanto, por cuanto servimos a Dios en tiempo presente trabajamos en todas las fases de la Obra de Cristo, en todo lo que sea imprenta para traer el Mensaje impreso, y también en todo lo que tiene que ver con videos, el Mensaje grabado en imagen y en voz, video y cintas magnetofónicas, para que el Mensaje sea llevado también a todos los lugares, y en la Obra misionera para llevar el Mensaje y establecer congregaciones en todos los lugares.

O sea, que en todas las formar de trabajo en la Obra nosotros servimos a Cristo con toda nuestra alma. Por eso se les da a conocer a todos ustedes la Obra de Cristo y cómo trabajar en ella en este tiempo final. Y cada persona en su congregación trabaja en la Obra de Cristo en todo lo que hace para Cristo.

Así que, vean ustedes, el trabajo en la Obra de Cristo es amplio para que todos puedan tener parte en todas las fases o facetas del trabajo en la Iglesia y de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Así que en cada… en cada labor que se hace y en cada faceta de la Obra de Cristo en Su Iglesia usted puede tener una partecita.

Así que hoy estaré con todos los que estarán en la reunión de la imprenta, la cual será aquí a la parte de atrás en el otro local, para todos ustedes, todos los que deseen estar allí presentes, para que tengan una visión más clara de la labor que ya se ha hecho y de la labor que se piensa hacer en este año, de la cual usted puede ser participante; o sea, que es una oportunidad que Dios nos da para trabajar en Su Obra, y servirle con toda nuestra alma en tiempo ¿qué? Presente.

Lo que hacemos lo hacemos siempre en tiempo presente. No podemos decir: “Si yo viviera en los días de Noé, yo estaría trabajando allá con Noé.” Eso es tratar de servir a Dios en tiempo pasado y eso no puede ser posible. Tampoco decir: “Cuando estemos en el Milenio yo voy a estar allí haciendo muchas cosas para Cristo.” No, el tiempo de trabajar es ahora, para luego en el milenio disfrutar todas las bendiciones que El tiene para nosotros, y allí hacer lo que El nos diga que podemos hacer.

Así que, será hasta la próxima actividad para todos los que estarán allí presentes, lo cual será luego de esta actividad. Recuerden que vivir en este cuerpo mortal, corruptible y temporal, nos da la única oportunidad de hacer tesoros en el Cielo, y de servir a Cristo aun en circunstancias contrarias a nosotros, pero por amor a Cristo; aunque las condiciones sean contrarias servimos a Cristo como decía Josué: “Yo y mi casa serviremos a Jehová.” Y así es con Cristo y Su Iglesia. Así es con cada uno de ustedes y conmigo también, y con todos los que sirvieron a Cristo en las edades pasadas.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y dejo nuevamente con nosotros a nuestro hermano Félix Caro para finalizar esta actividad con algún cántico y también siendo despedidos en oración.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, las bendiciones prometidas para las primicias de Dios.

LAS PRIMICIAS PERTENECEN A DIOS.”

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