El Nombre de Dios en el oeste

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

En esta ocasión leemos en el libro del profeta Isaías, capítulo 59, versos 17 al 21, donde nos dice…; y también Romanos, capítulo 11, versos 25 en adelante.

Veamos primero Isaías 59, versos 17 al 21, donde dice:

“Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,

como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.

Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.

Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.

Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre”.

Y en Romanos, capítulo 11, versos 25 en adelante, dice:

“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;

y luego todo Israel será salvo, como está escrito:

Vendrá de Sion el Libertador,

Que apartará de Jacob la impiedad.

Y este será mi pacto con ellos,

Cuando yo quite sus pecados”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE”.

“EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE”.

Es muy importante comprender el misterio del Nombre de Dios en el oeste, ya que, conforme a las Escrituras, Dios tiene un Nombre. Y ese Nombre de Dios lo encontramos en el Éxodo, capítulo 3, versos 13 al 14, donde Moisés le pregunta a Dios acerca del Nombre de Dios, y Dios le contesta. Vean, Éxodo, capítulo 3, versos 13 al 14, dice:

“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?

Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros”.

En los originales, este Nombre: Yo soy, son cuatro consonantes, las cuales son: YHWH. Ese Nombre, o la pronunciación de esas cuatro consonantes (la pronunciación que Dios por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová, le dio a Moisés como el Nombre de Dios), es la forma en que ese Nombre es pronunciado usando esas cuatro consonantes; pero que tienen una pronunciación, la cual Dios le dio allí cuando se lo reveló a Moisés.

Ahora, veamos aquí en el Éxodo, capítulo 23, versos 20 en adelante; dice:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”.

¿Dónde está el Nombre de Dios? En el Ángel de Jehová; por eso cuando el Ángel de Jehová le apareció al profeta Moisés, le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre (o sea, el Dios de Amram el padre de Moisés), Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios Todopoderoso, le estaba apareciendo a Moisés en esa Columna de Fuego, le estaba apareciendo en el Ángel. En el Ángel de Jehová estaba Dios. Porque el Ángel de Jehová es el cuerpo angelical de Dios, y por consiguiente ahí está el Nombre de Dios.

Y ahora, encontramos en el libro del Éxodo, capítulo 25, versos 20 al 22, las palabras de Dios a Moisés, donde le dice… 19 en adelante:

“Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.

Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.

Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.

Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.

Y ahora, ¿dónde estaría Dios? Estaría sobre el propiciatorio. El propiciatorio es la tapa del arca, y esa tapa del arca es de oro puro; y en el propiciatorio (la tapa del arca) estaban dos querubines de oro.

Y ahora, en medio de esos dos querubines de oro estaba Dios en la Shekinah, la luz de la Shekinah, o sea, la Columna de Fuego; por eso en el capítulo 16 de Levítico, verso 1 en adelante, luego que murieron los dos hijos de Aarón cuando entraron al lugar santísimo… Vean, vamos a leer también el caso de ellos en el capítulo 10; verso 1 al 2, dice:

“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó.

Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.

Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló”.

Y el capítulo 16, verso 1 en adelante, de Levítico, dice:

“Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron.

Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio”.

Y ahora, ¿dónde estaba Dios en la Columna de Fuego, en la Nube de Fuego? Estaba sobre el propiciatorio. Allí estaba Dios por medio de Su Ángel, el Ángel de Jehová, manifestado en el tabernáculo que construyó Moisés.

El Lugar Santísimo queda al oeste del Templo.

Y ahora, la parte oeste del Templo corresponde al Lugar Santísimo; y Dios estaba allí en la Columna de Fuego; el Ángel de Jehová estaba allí, y el Ángel de Jehová tiene el Nombre de Dios.

Y ahora, ¿dónde estaba el Nombre de Dios en el tabernáculo que construyó Moisés? En el oeste. También en el templo que construyó el rey Salomón el lugar santísimo estaba al oeste; y el arca del pacto estaba, por consiguiente, al oeste; y por consiguiente Dios estaba allí manifestado, en el oeste, en el lugar santísimo; y por consiguiente allí estaba el Nombre de Dios.

Por eso cuando el rey Salomón construyó una casa, un templo, ¿lo construyó para quién? Lo construyó para Dios. Encontramos en la oración que hizo Salomón, aquí en Segunda de Crónicas, capítulo 6, verso 18 en adelante, dice:

“Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado?

Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oír el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti.

Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar”.

Y aquí tenemos que el Nombre de Dios estaba en esa casa, en ese templo que Salomón dedicó a Dios. Encontramos que fue una casa construida para Dios, y por consiguiente allí estaba el Nombre de Dios.

Ahora, veamos en el capítulo 9 de Primera de Reyes, verso 1 en adelante; dice:

“Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer,

Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón.

Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días”.

Ahora, veamos dónde estaba en medio del pueblo hebreo el Nombre de Dios: estaba en el templo que construyó el rey Salomón, en aquel templo. ¿Y en qué parte de aquel templo? En el lugar santísimo; porque allí estaba Dios sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro, y —por consiguiente— en la casa de Dios; el Nombre de Dios estaba en el oeste de la casa de Dios, que es el lugar santísimo.

Y ahora, hemos visto que en el tabernáculo que construyó Moisés también el Nombre de Dios estaba en el oeste de ese tabernáculo; o sea, en el lugar santísimo, que queda al oeste en ese templo. Y en el templo que construyó el rey Salomón, también estaba en el oeste el Nombre de Dios; porque estaba Dios en la Columna de Fuego sobre el propiciatorio, que es la tapa del arca del pacto; y el arca del pacto estaba (¿dónde?) en el lugar santísimo; y el lugar santísimo es y queda al oeste en el templo.

¿Y qué tiene esto que ver con el Nombre de Dios en el oeste del planeta Tierra? Es que Jesucristo está construyendo un Templo también; y, por consiguiente, si en el oeste del tabernáculo que construyó Moisés estaba Dios y estaba el Nombre de Dios, y en el templo que construyó el rey Salomón Dios estaba en el lugar santísimo, en el oeste del templo, sobre el propiciatorio…; y por consiguiente allí estaba el Nombre de Dios, porque allí estaba el Ángel de Jehová, en el cual está el Nombre de Dios.

Si Cristo está construyendo un templo, ¿en dónde tiene que Cristo colocar el Nombre de Dios? Lo tiene que colocar también en el oeste. ¿Y en qué parte tiene que construir Cristo el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual? En el oeste.

La construcción del Templo espiritual de Cristo comenzó en el este: la tierra de Israel; y de ahí se movió a Asia Menor, y de Asia Menor a Europa, y de Europa al continente americano.

Las siete etapas o edades de la Iglesia corresponden a los territorios de: Asia Menor, la primera edad; Europa, en donde se cumplieron cinco edades o cinco etapas; y en Norteamérica, donde se cumplió la séptima edad de la Iglesia entre los gentiles.

Esas siete etapas corresponden al Lugar Santo del Templo espiritual de Jesucristo. Ese Templo espiritual de Jesucristo es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y esas siete edades con sus siete mensajeros están representados también en el candelero o candelabro de oro con siete lámparas encendidas.

Las siete mechas en las siete lámparas son los siete ángeles mensajeros encendidos con el Fuego del Espíritu Santo; y las siete lámparas son las siete edades. El candelero o candelabro completo es la Iglesia de Jesucristo en sus siete edades con los siete ángeles mensajeros llenos del Espíritu Santo. En esas siete edades Cristo estuvo llamando y juntando a los escogidos correspondientes al Lugar Santo de ese Templo espiritual; y por consiguiente, esos ángeles mensajeros corresponden al Lugar Santo.

Ahora, luego de construir el Lugar Santo, ¿qué otra parte Cristo tiene que construir para poder tener un Templo, el cual será dedicado para Dios morar en Espíritu Santo en toda Su plenitud?, ¿un Templo para Dios morar?, ¿un Templo que Dios glorificará como Él ha prometido? Vean, en Isaías, capítulo 60, verso 7, dice:

… y glorificaré la casa de mi gloria”.

Por eso es que la Iglesia como Cuerpo Místico será glorificada, y cada miembro de la Iglesia de Jesucristo será glorificado; porque Dios glorificará la Casa de Su gloria. Por consiguiente, toda la Casa de Su gloria será glorificada, la Iglesia con cada escogido, los cuales serán glorificados, y serán a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, ya han transcurrido las siete etapas de la Iglesia, y por consiguiente el Lugar Santo del Templo espiritual ha sido construido.

Y ahora, en la obra de construcción del Templo de Jesucristo, que es Su Iglesia, pasamos de la séptima edad (que es la última edad, correspondiente al Lugar Santo de ese Templo espiritual), pasamos a la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.

Y por cuanto en el tabernáculo que construyó Moisés estaba en el oeste el lugar santísimo, y en el que construyó Salomón también estaba en el oeste: Jesucristo, el Hijo de David, también construye el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual en el oeste.

Y ahora, este Templo espiritual de Jesucristo está formado, está construido, por piedras vivas, que son seres humanos, los cuales han recibido a Cristo como su Salvador personal. Vean, en Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 en adelante, dice:

“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”.

Y aquí hemos visto que Cristo está construyendo un Templo con piedras vivas; y esas piedras vivas son seres humanos. Así como la Piedra del Ángulo, la Piedra que fue desechada por los edificadores religiosos: Caifás y los miembros del Concilio del Sanedrín… Vean, la Piedra del Ángulo fue Jesucristo, una piedra viva: un hombre; y estas otras piedras vivas con las cuales Cristo construye Su Templo espiritual, son seres humanos que han recibido a Cristo como su Salvador.

Y ahora, estas personas también son sacerdotes de Dios. Vean, en el capítulo 2, verso 9 al 10, de Primera de Pedro, dice:

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio”.

Si es un Real Sacerdocio, es el Sacerdocio del Orden de Melquisedec; ya el sacerdocio levítico terminó.

… nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

Ahora, hemos visto que el pueblo que forma la Iglesia de Jesucristo, que forma este Templo espiritual, es un linaje escogido, un linaje real. Si es un linaje escogido, son los escogidos de Dios escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Este pueblo adquirido por Dios, este pueblo escogido, este pueblo que ha sido llamado de las tinieblas (o sea, del reino de las tinieblas, del reino del maligno), y ha sido colocado en el Reino de Luz, el Reino de Jesucristo, es un pueblo el cual está compuesto por todos los creyentes en Cristo, los cuales tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Son un pueblo pertenecientes al Sacerdocio Real del Cielo; o sea, que no es cualquier clase de persona. Son descendientes del Rey y Sumo Sacerdote Melquisedec, el cual es Cristo; son los descendientes del segundo Adán, y son los descendientes del Orden Sacerdotal celestial, y son los descendientes del Rey del Cielo.

Por lo tanto, son reyes, porque son descendientes del Rey del Cielo; y son sacerdotes, porque son descendientes del Sumo Sacerdote del Templo celestial. Son los descendientes de Melquisedec.

Melquisedec, en Génesis, capítulo 14, es Rey de Salem (o sea, de Jerusalén), y es Rey de Justicia y Rey de Paz, y es Sacerdote del Dios Altísimo.

Y por cuanto las personas que forman la Iglesia de Jesucristo son “real sacerdocio”: son del Sacerdocio Real de Melquisedec, de ese Orden celestial; y son reyes del Orden celestial, son reyes del Cielo; los cuales son manifestados en la Tierra, y van a estar en la Tierra en el Reino Milenial reinando con Jesucristo, el Rey del Cielo, que establecerá Su Reino aquí en la Tierra; y por consiguiente todos estos reyes y sacerdotes estarán con Cristo aquí en la Tierra.

Y el Orden Sacerdotal será el Orden Sacerdotal de Melquisedec, con Jesucristo, el Sumo Sacerdote, y todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, que serán transformados, serán glorificados, y estarán con Cristo en la Tierra. Y será establecido el Orden Sacerdotal Celestial de Melquisedec en ese Reino Milenial de Cristo, y el Orden de la teocracia celestial y de la monarquía, la cual fue dada a David.

Esa monarquía divina fue dada a David, por eso encontramos en el libro de Primera de Crónicas, capítulo 28, verso 5, dice:

“Y de entre todos mis hijos (está diciendo David) (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel”.

Y ahora, el trono en el cual estaba David como rey y el cual heredó Salomón, vean, es el Trono del Reino de Jehová sobre Israel; o sea que el Trono terrenal de Dios es el Trono de David; y Dios por medio de Su Espíritu Santo gobernó sobre el pueblo hebreo a través del profeta y rey y salmista David. Era Dios gobernando a través del rey David. David reinó para Dios.

Y ahora, hemos visto dónde fue establecido el Trono terrenal de Dios y el Reino terrenal de Dios. Por eso en la oración de Cristo, cuando Él dice que orando pidamos que venga el Reino de Dios, y que se haga la voluntad de Dios como en el Cielo aquí en la Tierra1, está pidiendo que el Reino de David y Trono de David sea restaurado; porque ese trono es el Trono terrenal del Reino terrenal de Dios; ese es el trono de David, al cual Salomón fue heredero; y Salomón es tipo y figura de Cristo, porque Cristo es el Hijo de David que heredará para toda la eternidad ese Trono y ese Reino.

Veamos aquí en Primera de Crónicas, capítulo 29, verso 22, donde dan por segunda vez la investidura a Salomón, dice:

“Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.

Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová”.

Y ahora vean, el Trono de Jehová, el Trono de Dios terrenal, es el trono de David.

“Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.

Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón”.

Y ahora, veamos en San Lucas, capítulo 1, verso 30 en adelante, las palabras del Arcángel Gabriel a la virgen María. Este es el Arcángel profeta de la sexta dimensión, que trae la revelación divina. Trajo la revelación divina al profeta Daniel; trajo la revelación divina a Zacarías (el padre de Juan el Bautista), anunció la venida del precursor de la Primera Venida de Cristo, y hasta el nombre le dio para que le colocaran ese nombre; y anunció la Primera Venida de Cristo y dio el nombre que tenían que colocarle al Hijo de Dios que nacería a través de la virgen María.

Vean ahora, capítulo 1, verso 30 en adelante, de San Lucas:

“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

Aquí podemos ver que Cristo, el Hijo de Dios, que nacería a través de la virgen María, sería el heredero al Trono de David.

Ese Trono de David está desocupado por miles de años, porque el reino de David cesó temporalmente, pero va a ser restaurado el Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, será restaurado el Reino a Israel.

Ahora, encontramos que en ese Reino Milenial de Cristo, Cristo colocará a Sus hijos en las diferentes posiciones importantes que les corresponde.

Por ejemplo, para los apóstoles hay una posición muy importante, la cual ya Cristo la notificó a Sus apóstoles en el tiempo en que ellos estaban con Jesucristo mientras Él estaba en Su ministerio terrenal. En San Mateo, capítulo 19, versos 27 al 30, dice:

“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?”.

Pedro estaba interesado en qué (él y los demás apóstoles) iban a tener en el glorioso Reino de Jesucristo; y ellos también pensaban que ese Reino sería establecido en aquellos días; por eso aun cuando ya Cristo había resucitado y ya tenía que ascender al Cielo, ellos preguntan: “Señor, ¿restaurarás Tú el Reino a Israel en este tiempo?”, pues ellos esperaban que el Mesías se sentara en el Trono de David en aquellos días y fuera restaurado el Reino de Dios en el pueblo hebreo; por lo tanto, fuera restaurado ese Reino de David y el Trono de David. Y ellos querían saber: “Y en ese Reino, ¿qué posición hemos nosotros de ocupar?”.

Vean, es muy importante uno saber que Cristo ha prometido galardones para los que trabajan en Su Reino en esta etapa en la que se encuentra el Reino de Cristo, el Reino de Dios, la cual es una etapa espiritual; es una etapa en donde Dios está creando una nueva raza, la cual es la raza de los descendientes de Dios, de los descendientes de Melquisedec, de los descendientes del segundo Adán: una raza con vida eterna.

Y primero se obtiene la parte espiritual, donde se obtiene el cuerpo angelical al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo; y así obtener el nuevo nacimiento y así nacer en el Reino de Dios, en el Reino de Cristo; y así entrar al Reino de Cristo.

Y ahora, en esta etapa en la cual estamos viviendo desde el Día de Pentecostés en adelante, muchos han estado trabajando en la Obra de Cristo, como los apóstoles; juntamente con ellos han trabajado los diferentes ministros de las diferentes congregaciones del tiempo de los apóstoles. Y luego los ángeles mensajeros y los ministros de esas etapas de los ángeles mensajeros del Señor Jesucristo.

Esos apóstoles tienen una posición bien importante en el Reino de Cristo, y también los ángeles mensajeros, y también los ministros que han estado brazo a brazo tanto con los apóstoles, en el tiempo de los apóstoles, como también los ministros que han estado con los ángeles mensajeros correspondientes a cada edad.

Veamos la posición que ocuparán los apóstoles en el Reino de Cristo:

“Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración (o sea, en el Reino Milenial, el cual será la regeneración: en donde será restaurado el Reino de Dios en la Tierra), cuando el Hijo del Hombre se siente el trono de su gloria (o sea, en el Trono de David)…”.

Jesucristo, cuando ascendió al Cielo victorioso, se sentó en el Trono celestial de Dios; y por eso Jesucristo es el Rey del Universo, de toda la Creación: porque está sentado en el Trono celestial de Dios. Por eso todo poder le fue dado en el Cielo y en la Tierra. Y allí está el Nombre de Dios, porque allí está Cristo sentado en el Trono.

Ahora, veamos aquí el Trono de Su gloria en el cual Cristo se sentará en la Tierra: es el Trono de David. Dice:

“… cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”.

Y ahora, esto es la teocracia. En el tiempo de los jueces Dios reinaba, Dios gobernaba y juzgaba a través de los jueces, de los cuales encontramos que Samuel fue el último.

“Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”.

Y ahora, solamente heredar la vida eterna es un premio muy grande; pero en adición a eso, algunos van a heredar unas posiciones bien importantes en el Reino Milenial de Cristo. Los apóstoles tienen la promesa de que se sentarán en doce tronos. Y ya eso está predestinado desde antes de la fundación del mundo, ya esos tronos están predestinados.

Y ahora veamos esos tronos aquí: en el capítulo 4 del Apocalipsis, versos 4 al 5, dice:

“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas”.

Esos veinticuatro tronos con veinticuatro ancianos sentados en ellos, son nada menos que los veinticuatro hombres importantes del pueblo hebreo, que son los doce patriarcas hijos de Jacob y los doce apóstoles de Cristo, del Cordero, los cuales aparecen aquí sentados sobre veinticuatro tronos. En los días de Jesús ya doce de esos tronos tenían dueño; y los otros doce, vean ustedes, los da Cristo a Sus apóstoles.

Cuando Judas Iscariote vendió a Cristo, vendió y perdió la bendición grande que tenía en el Reino Milenial de Cristo; por lo tanto no va a estar en el Reino Milenial; perdió ese lugar, esa posición, y otro recibió esa bendición.

Cuando una persona deja a Cristo, pierde todas las bendiciones que Cristo tiene para la persona en Su Reino Milenial y por toda la eternidad; o sea que el que pierde es la persona.

No es buen negocio dejar a Cristo. Es el negocio más malo que una persona puede hacer: dejar a Cristo: pierde toda la bendición de la vida eterna y pierde todas las riquezas que hay en el Reino Milenial y en la eternidad para la persona. Pero recibir a Cristo y permanecer fiel a Cristo es el mejor negocio que la persona hace en su vida; no hay otro negocio mejor que ese. Recibir a Cristo como nuestro Salvador es lo más grande que una persona puede hacer, y eso es para toda la eternidad.

Y ahora vean, estos veinticuatro ancianos tienen coronas en sus cabezas, son reyes; y todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo son reyes y sacerdotes también.

Pero entre los reyes y sacerdotes hay unos con un rango o nivel más alto que otros; como en el orden levítico de los sacerdotes encontramos que hubo levitas y hubo sacerdotes, los sacerdotes están a un nivel más alto que los levitas, aunque todos los sacerdotes son descendientes de Leví; luego encontramos que de entre todos los sacerdotes hay otros que tienen una posición mayor, era Aarón y los hijos de Aarón; y entre esos sacerdotes de ese nivel más alto hay uno que tiene el nivel más alto, que es el sumo sacerdote.

Y ahora, siendo que Cristo es el Sumo Sacerdote del Templo celestial, y todos los creyentes en Cristo son sacerdotes con Él, ¿quién es el que tiene el nivel más alto? Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, en el Orden Sacerdotal de Melquisedec, los apóstoles tienen una posición más alta que los ministros de aquel tiempo entre los hebreos. Y luego los ángeles mensajeros de cada edad tienen un nivel más alto en el Orden Sacerdotal y también en la monarquía del Reino Milenial de Cristo; y en esta etapa de la monarquía y teocracia, que estarán fusionadas, tienen un orden más alto que los demás ministros.

Como jueces, vean ustedes, son miembros de la teocracia; y como reyes son miembros de ese reinado, son reyes con Cristo; y como sacerdotes son miembros del Orden Sacerdotal celestial que será establecido en la Tierra en el Reino Milenial de Cristo; porque el Reino Milenial de Cristo es la Venida del Reino de Dios en la Tierra, con el Orden celestial siendo establecido en el planeta Tierra. Ahora, a ese Orden celestial es que pertenecemos todos nosotros.

Ahora, el Señor Jesucristo está construyendo Su Iglesia, Él está llevando a cabo esa labor en el campo espiritual primero; como hizo Dios allá en el tiempo de Adán: Él creó a Adán un cuerpo angelical, y estando en ese cuerpo angelical era varón y hembra; y luego le dio un cuerpo físico creado del polvo de la tierra, y era todavía varón y hembra.

Pero Dios sacó de su costado una costilla y le formó una compañera, y colocó en ese cuerpo femenino el espíritu femenino que estaba en Adán; y vino a ser la ayuda idónea para Adán; para Adán reproducirse en hijos e hijas de Dios.

Pero al pecar perdió el derecho a reproducirse en hijos e hijas de Dios, perdió el derecho de traer a existencia todos esos hijos e hijas de Dios que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos, que es el Título de Propiedad.

El segundo Adán luego obtiene el derecho de traer a existencia los hijos e hijas de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, en el Libro de los Siete Sellos; y eso es lo que está haciendo Cristo: está trayendo a existencia la creación de una nueva raza de hijos e hijas de Dios, que vienen del Hijo de Dios: Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, así como Él estaba en Su cuerpo angelical antes de tener Su cuerpo de carne, ahora Él nos coloca en cuerpos angelicales: Al recibir el Espíritu de Cristo obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo angelical; y luego nos dará el cuerpo físico glorificado; y entonces seremos hijos e hijas de Dios manifestados en toda la plenitud, con toda la plenitud de Dios.

Cuando nacemos en la Tierra, no nacemos como hijos e hijas de Dios; pero cuando obtenemos el nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Cristo como hijos e hijas de Dios. Por eso hay gozo en el Cielo cuando un pecador se arrepiente2: porque nace en el Reino de Dios un hijo o una hija de Dios.

Y cuando nace un hijo o una hija de Dios en el Reino de Dios: ha nacido un rey o una reina en el Reino de Dios; y cuando nace un rey hay gozo.

Vean, cuando nació Cristo en Belén de Judea, el Arcángel Gabriel con un Ejército celestial apareció a los pastores cantando3. ¿Ven? Porque hay gozo en el Cielo cuando nace un rey.

Cuando obtiene el nuevo nacimiento un hijo o una hija de Dios, hay gozo en el Cielo. Cuando nació Cristo en Belén de Judea, hubo gozo. Y cuando nosotros seamos transformados y los muertos en Cristo sean resucitados, habrá gozo también en el Cielo. Si hubo gozo al nacer de nuevo, al recibir el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical, habrá gozo también cuando seamos transformados.

Ahora, Cristo está construyendo esa raza, está creando esa raza de inmortales, una raza con vida eterna; y es llamada: el Cuerpo Místico de Jesucristo, la Iglesia de Jesucristo, el Templo espiritual de Jesucristo para morada de Dios en Espíritu.

Ahora, veamos en Hebreos, capítulo 3, verso 5 al 6, dice:

“Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.

Y ahora, la Casa de Dios es la Iglesia de Jesucristo, somos nosotros, los cuales hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador; por lo tanto, nosotros como miembros del Cuerpo Místico de Cristo somos la Casa de Dios sobre la cual Jesucristo está; y por consiguiente, esta Casa es un Templo espiritual.

Vean, en Efesios, capítulo 2, versos 19 al 22, dice San Pablo:

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”.

Vean a la familia a la cual nosotros pertenecemos: pertenecemos a la Familia de Dios, como hijos e hijas de Dios. Y si Él es Rey, nosotros somos reyes también. Si Él es Sacerdote, nosotros somos sacerdotes también. Si Él es Juez, nosotros somos Jueces también, pues “los santos juzgarán al mundo y aun a los ángeles” (dice Primera de Corintios, capítulo 6).

Ahora, sigue diciendo San Pablo:

edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”.

La Iglesia de Jesucristo, compuesta por los creyentes en Cristo, es un Templo espiritual que está siendo construido. Dice:

en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”.

Y ahora, este Templo espiritual de Cristo es para Dios morar en él en Espíritu Santo en toda Su plenitud; así como cada miembro de este Templo espiritual: también como individuo es un templo para Dios morar en Espíritu Santo en él.

Y ahora, encontramos que en este Templo espiritual de Cristo…, el cual Él comenzó a construir allá en la tierra de Israel; y luego pasó a Asia Menor y continuó la construcción de ese Templo; y luego pasó a Europa, donde tuvo cinco etapas o cinco edades y cinco mensajeros; y luego pasó a Norteamérica, donde tuvo un ángel mensajero: el reverendo William Branham, y en donde cumplió la séptima etapa de la Iglesia: la Edad de Laodicea.

Y luego, siendo esa la última etapa o edad de la Iglesia correspondiente al Lugar Santo, luego lo próximo es el Lugar Santísimo. Y vean ustedes, lo más cercano al Lugar Santo ¿era qué? Era la séptima edad; lo más cercano al Lugar Santísimo era la séptima edad de la Iglesia, que corresponde al Lugar Santo.

Luego encontramos que, siendo que en el oeste estaba el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y también del templo que construyó el rey Salomón, ¿dónde tiene que estar el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo?, ¿dónde lo tiene que construir?, ¿con piedras vivas de qué territorio lo tiene que construir? Lo tiene que construir en el oeste, no puede hacerlo en otro territorio.

Por lo tanto, así como tuvo un mensajero en cada etapa o en cada edad, con el cual y en el cual se manifestó en Espíritu Santo Cristo, y por medio de Él llamó y juntó Sus escogidos en cada edad; ahora para el Día Postrero dice4: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Es en el oeste en donde Cristo en Espíritu Santo tiene que construir Su Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; y por consiguiente tiene que colocar ahí a Su Ángel: el Ángel que ha tenido en Su Iglesia todo el tiempo, el Ángel que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis, lo tiene que colocar en el oeste del planeta Tierra. Aunque ha estado de etapa en etapa en la Iglesia de Jesucristo, en todas las etapas de la Iglesia ha estado; pero tiene que traerlo a la etapa final de la Iglesia, la etapa correspondiente al Lugar Santísimo, tiene que traerlo en carne humana; y, a través de él, llamar y juntar a Sus escogidos; y en él escribir algo muy importante.

Ahora, vamos a ver qué tiene que escribir, vamos a ver qué está prometido que Él escribirá. Veamos en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12; dice:

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.

Es una promesa que Cristo ha hecho, la cual Él cumplirá en este tiempo final en Su Iglesia, en la etapa del Lugar Santísimo; así como Él colocó Su Nombre, el Nombre de Dios, de Jehová, en el Lugar Santísimo, sobre el arca del pacto, sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro; donde estaba (¿quién?) el Ángel de Jehová; porque en el Ángel de Jehová estaba el Nombre (¿de quién?) de Dios. Y luego, cuando se hizo carne, allí estaba el Nombre de Dios; Él dijo: “Yo he venido en Nombre de mi Padre”.

Y todas las cosas que Cristo hizo, las hizo en Nombre de Su Padre. No tenía que decir: “Yo sano este enfermo en el Nombre de mi Padre”, pero lo estaba haciendo en el Nombre de Su Padre. Todas las obras que Él hizo, las hizo en el Nombre de Su Padre, porque el Nombre de Su Padre estaba (¿en quién?) en Él.

Y ahora, encontramos que así como estaba en el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el Nombre de Dios; y luego cuando se hizo carne estaba el Nombre de Dios en Jesús; y ahora, en la misma forma, el Ángel de Jesucristo estaba en medio de la Iglesia de Jesucristo, en medio del Israel espiritual, en medio del Israel celestial, y en el Ángel del Señor Jesucristo ha estado el Nombre de Jesucristo.

Y el Ángel de Jesucristo para el Día Postrero es enviado en carne humana; y ahí estará escrito, sobre él, el Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo; pero nadie entenderá ese misterio sino él mismo; y no lo revelará hasta cierto tiempo, probablemente hasta que sea adoptado; y cuando sea adoptado entonces se conocerá plenamente el misterio del Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.

Y siendo que el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo corresponde al oeste, y el oeste es el continente americano; y el continente americano tiene la parte norte (Norteamérica), donde se cumplió la séptima edad; y ahora la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo, se cumple en la América Latina y el Caribe, donde Cristo tiene que colocar Su Ángel Mensajero en carne humana.

Y por cuanto en el Ángel siempre ha estado el Nombre del Señor Jesucristo… En Él ha estado el Nombre de Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo del Señor. Todo el tiempo ha estado en Él, como estuvo el Nombre de Dios, de Jehová, en el Ángel de Jehová, todo el tiempo. Pero cuando se hizo carne el Ángel de Jehová, allí estaba, y nadie conocía el misterio que estaba en el Ángel de Jehová hecho carne, llamado Jesús.

Y ahora, para el Día Postrero el Nombre de Dios estará ¿dónde? En el occidente, donde Cristo estará construyendo el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Y ahora, vamos a verlo más claramente y verán lo sencillo que es todo; será tan sencillo que la gente no entenderá. Porque la gente, lo sencillo es lo que no pueden comprender. Y nadie lo entenderá, sino el mismo sobre el cual es escrito ese Nombre. Vean, también en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, dice:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.

Una persona es la que recibe ese Nombre; y por consiguiente ese es el único que conocerá ese Nombre. En el libro de Los Sellos, dice el reverendo William Branham, en la página 131:

131. Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la Tierra fue Jesús el Redentor, porque fue el Redentor cuando estuvo sobre la Tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte, los venció y ascendió, entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos.

132. Fíjense en el misterio. Él viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Ustedes saben eso. ¡Tiene que venir algo! Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino Él mismo”.

Y ahora, es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 el que viene con un Nombre Nuevo, con un Nombre que ninguno entiende sino Él mismo.

Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS”.

Vean, el Verbo se hizo carne dos mil años atrás y tuvo un Nombre: el Nombre de Dios, el Nombre que tenía el Ángel de Jehová; porque era el mismo Ángel de Jehová haciéndose carne, haciéndose hombre en medio de la raza humana; y ahora vuelve el Verbo de Dios en el tiempo final. Vamos a ver cómo viene:

Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.

Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las (naciones); y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.

Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. (Apocalipsis 19:13-16).

133. Allí viene el Mesías, allí es donde está”.

Y ahora, vamos a ver este misterio tan grande que hay aquí. En la página 277 del libro de Los Sellos también dice, el reverendo William Branham orando dice, en la página 277 del libro de Los Sellos:

[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco (¿Quién es el Jinete del verdadero caballo blanco? El Espíritu Santo), mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.

Y ahora, en la página 134 del libro de Los Sellos, dice:

142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de reyes y Señor de Señores”.

Y ahora, la promesa es que el Espíritu Santo, que ha estado en la Iglesia de Jesucristo, se encarnará.

Y ahora, vamos a ver aquí: en la página 146 del libro de Los Sellos dice, el último párrafo al final dice:

[192]. Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.

Y ahora, el Espíritu Santo está prometido que sube y viene encarnado en un hombre. Vean, sube de las edades. De edad en edad va subiendo, de una edad a otra más arriba; y luego de la séptima edad sube (¿a dónde?) a la Edad de la Piedra Angular; a donde llama a todos los hijos e hijas de Dios con esa Voz de Trompeta y les dice5: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

Será a través de esa manifestación que Cristo tendrá en el Día Postrero, que nos estará mostrando todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y vean ustedes, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice la forma que será usada por Dios para mostrar todas estas cosas que deben suceder pronto. Apocalipsis 22, verso 6, dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Y ahora, ¿por medio de quién, Dios estará mostrando todas estas cosas que deben suceder pronto? Por medio de Su Ángel Mensajero.

En el Ángel viene el Espíritu Santo manifestado en carne humana, mostrándonos todas estas cosas que deben suceder pronto. Y Apocalipsis 22, verso 16, dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

Y aquí tenemos la promesa de parte de Dios, de parte de Jesucristo, que Él nos envía Su Ángel.

Es por medio del Ángel del Señor Jesucristo que el Espíritu de Cristo es manifestado y enseña a la Iglesia de Jesucristo todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.

Por eso es que por medio de este mismo Ángel que viene con el Espíritu Santo, con el Sello del Dios vivo, en Apocalipsis, capítulo 7, llamará y juntará 144.000 hebreos (12.000 de cada tribu) cuando llegue el momento, cuando haya llamado y juntado a los escogidos de la Iglesia primeramente, y seamos adoptados; o sea, los muertos en Cristo sean resucitados y nosotros los que vivimos seamos transformados.

Ahora, veamos la página 352, donde nos dice, del libro de Los Sellos:

[107]. Y sucederá que al tiempo cuando el anticristo venga en su plenitud, Dios también vendrá en Su plenitud para redimirnos”.

O sea, para resucitar a los muertos en Cristo y transformarnos a nosotros los que vivimos. Dios también vendrá en Su plenitud ¿para qué? Para redimirnos; esa es la promesa.

Ahora, podemos ver el Programa que hay para la Venida del Espíritu Santo en carne humana manifestado: es para llamar y juntar los escogidos de Dios, y luego Jesucristo resucitará los muertos creyentes en Él, y transformarnos a nosotros los que vivimos.

En la página 256 dice algo aquí muy importante, que no podemos dejar pasar por alto; dice de la siguiente manera:

121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Ese hombre tiene que ser el Ángel del Señor Jesucristo. Y así como se manifestó Cristo a través de cada ángel mensajero, tiene que manifestarse a través de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero. ¿Dónde? En el occidente.

Ese es el Ángel sobre el cual Cristo escribe el Nombre de nuestro Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.

Y eso todo estará ocurriendo ¿dónde? En el occidente. Ahí es donde vendrá el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 con un Nombre que ninguno entiende, que ninguno conoce, sino Él mismo; porque ese es el Nombre de Dios, Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.

Y ahora, veamos… hablando, el reverendo William Branham, acerca del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, vean lo que dice en el mensaje “El único lugar provisto de Dios para adorar”6, página 2, dice:

6 Yo estaba poniéndome viejo y pensé: ‘¿Habrá otro avivamiento, veré otra época?’. Y tan solo recuerden: del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco”.

¿De dónde, dice? Del occidente. El occidente es el continente americano. Y ya se cumplió la séptima edad en Norteamérica. Y ahora esta promesa corresponde a la América Latina y el Caribe, que está en el occidente también, que es la parte que faltaba de Dios manifestarse en un mensajero.

Y ahora, aquí está señalado que será del occidente.

… del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco, recorreremos este sendero nuevamente”.

¿Quién está hablando ahí? El Espíritu Santo bajo el ministerio de Elías; por lo tanto, Elías otra vez recorrerá el camino ministerial. Si lo recorre otra vez: es por quinta vez; por lo tanto, ahí tenemos la promesa para el quinto Elías aparecer. Tiene que aparecer ¿dónde? En el occidente; porque recorrerá con Él, con este Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, recorrerá ese camino ministerial.

“Eso es correcto. Tan pronto como estemos preparados”.

Dice:

“Tan pronto como (y puntos suspensivos)… estamos casi preparados. Es una promesa”.

Vean ustedes, ahora, si es una promesa, tiene que estar en la Biblia: es la promesa de Apocalipsis 19. Y vean algo más aquí, lo cual es muy importante. Nos dice en el mensaje “El evangelismo del tiempo final”7, en la página 54, párrafo 231, dice:

231 Y parece que está bastante débil ahora para ambos el Mensaje y el mensajero. Pero no se preocupen. En alguna parte, no sé cómo, pero estoy confiando en Él. Él vendrá cabalgando a la escena algún día”.

Y ahora, hemos visto que Él dijo esto en el 62. Y en el 60 y… vamos a ver… y acá en noviembre 28 de 1965 dice que será ¿de dónde? Del occidente: “Del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco”.

Eso es Cristo en Espíritu Santo; el Espíritu Santo viniendo manifestado en carne humana en el Día Postrero, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la etapa del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual; porque así como el Nombre de Dios estaba en el Ángel de Jehová, y el Ángel de Jehová en el Templo estaba (¿dónde?) en el Lugar Santísimo…; y por consiguiente allí estaba el Nombre de Dios, tanto en el tabernáculo que construyó Moisés como en el templo que construyó el rey Salomón.

Y ahora, en el Nuevo Testamento, en el Templo espiritual de Cristo encontramos que en el Lugar Santísimo de ese Templo, que es la Edad de la Piedra Angular (la cual es construida en el occidente, en la América Latina y el Caribe), es el lugar donde Cristo en Espíritu Santo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, viene con un nombre que ninguno conoce; ese es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, el Nombre Eterno de Dios.

Y Él lo escribe sobre un hombre: sobre el Vencedor, que es el Ángel del Señor Jesucristo; y es colocado en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. Y el Lugar Santísimo está ¿dónde? En el occidente. Del occidente viene el Nombre de Dios.

¿Ven el por qué el Nombre de Dios estaría en el occidente? Así como estuvo en el occidente del templo que construyó Salomón y del tabernáculo que construyó Moisés.

Y ahora, vean toda la luz que trajo el Espíritu Santo por medio del reverendo William Branham para decir que Apocalipsis 19, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, era la Palabra, el Verbo hecho carne en un hombre; y era el Espíritu Santo hecho carne viniendo en carne humana; y era nada menos que la manifestación final de Cristo en medio de Su Iglesia en el occidente, que es el territorio latinoamericano y caribeño. Y de ahí se extiende la bendición de Cristo para todas las personas de otras naciones.

“Y no habrá lluvia ni aun rocío”, dijo Elías en el capítulo 17 de Primera de Reyes; dijo: “No habrá lluvia ni aun rocío, sino por mí Palabra”. No habrá lluvia sobre la Tierra ni rocío.

Y ahora, la Lluvia Tardía no la hay para nadie, a menos que sea por la Palabra de Elías, del quinto Elías, en este tiempo final. Ese es el que trae la Lluvia Tardía. Y con su grupo viene la Lluvia Tardía y Temprana. Ese es el grupo correspondiente al Día Postrero en el occidente, que corresponde al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Ya Cristo no está obrando en edades que pasaron; está obrando en una edad que está vigente, que está viva: la Edad de la Piedra Angular, el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, donde Él coloca Su Nombre Nuevo, y Nombre Eterno de Dios, y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios. Y por eso el Nombre de Dios estaría ¿dónde? En el occidente.

Ahora, podemos ver que lo que dijo el profeta Isaías en el capítulo 59 está correcto: “Y temerán…”. Capítulo 59, verso 19 en adelante:

“Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria”.

Porque los hebreos van a ver esa manifestación cuando se llegue a la Tercera Etapa plenamente, en donde estaremos adoptados; y donde el Ángel de Jesucristo estará adoptado, y a través del cual Jesucristo cumplirá la Visión de la Carpa en toda su plenitud.

Por eso también cuando el reverendo William Branham tuvo la Visión de la Carpa, ¿saben lo que él luego estaba buscando? Estaba buscando algo muy importante ahí, en el tiempo en que tuvo la Visión de la Carpa… Aquí en la página 26, párrafo 216, del libro de Citas dice:

216 – “Así que parece, quizá, yo continuaré adelante hasta quizá que la Carpa empiece, o lo que sea que ÉL HA ESCOGIDO PARA PRINCIPIAR A DECLARAR SU NOMBRE EN UNA MANERA NUEVA. PERO CUANDO LA HAGA, SERÁ SOLO TAN PERFECTO COMO LOS OTROS”.

Y ahora, ahí está la promesa de que, bajo la Visión de la Carpa, Dios estará dando a conocer, declarando de una manera nueva, Su Nombre.

También en la página 40, vamos a ver lo que dice. Allí mismo en la Visión de la Carpa, dice… cuando está viendo las sanidades y todo, dice:

321 – Y miré, y he aquí que iba esa real, suave Luz, moviéndose de mí; y se fue hacia el pequeño edificio. Y luego, hay algo diferente entre la Luz y el Ángel, porque todavía estaba Él conmigo, y la Luz se había retirado al edificio pequeño. Y este Ángel, todavía hablando detrás de mí (el cual es un hombre grande), y él dijo: ‘Yo te encontraré allí’. Luego yo dije: ‘Yo no entiendo, ¿por qué allí?’. Él dijo: ‘Mira’. Y esta mujer, cuando salió de allí en una camilla de ambulancia, ella estaba empujando la camilla hacia afuera al otro lado. Y la mujer le preguntó: ¿Qué pasa?’. Ella dijo: ‘Yo no sé; sólo aconteció. Yo he estado en cama por años. Y luego salió el hombre cargando sus muletas. Y le preguntaron que… dijo que no sabía; y venía a la plataforma a testificar. Y yo dije: Yo no entiendo ello allí adentro’. Y fíjese, Él es siempre escritural. Él dijo: ‘Qué, ¿no dijo el Señor: ‘Cuando ores, no seas como los hipócritas, que les gusta hacer espectáculo público’?’. Dijo: ‘Entra en tu recámara; y cuando lo hagas, cierra la puerta. Luego ora a tu Padre que ve en secreto; y Él, que ve en secreto, te recompensará en público’. Y él dijo: ‘¿Tú recuerdas ese nombre que buscabas esa vez que soñaste de ello?.

¿Qué nombre estaría buscando? El Nombre; él vio un nombre. Estaba buscando un nombre que él vio cuando soñó, cuando tuvo esa visión o ese sueño de la Carpa.

Así que hay un nombre envuelto ahí. Ese es el Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Ese es el Nombre del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 que viene ¿de dónde? Del occidente, del oeste, del continente americano; de la parte de la América Latina y el Caribe (para que lo entiendan mejor).

Y bajo el ministerio del Espíritu Santo a través de carne humana en el Día Postrero a través de Su Ángel, Él cumplirá estas profecías. Y ahí estará el Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, el cual solamente entenderá aquel que lo reciba; y el que lo recibirá será el Ángel del Señor Jesucristo.

Por lo tanto él lo guardará el secreto para él, hasta que llegue el momento de abrirlo al pueblo; porque bajo ese misterio de ese Nombre está envuelto todo el Programa Divino del Séptimo Sello, que es para beneficio, para bendición, de la Iglesia-Novia de Jesucristo, también de las vírgenes insensatas y también para el pueblo hebreo.

Por lo tanto, él esperará hasta cierto tiempo para abrir ese misterio. Pero los escogidos de Dios conocerán que el misterio de ese Nombre estará en el Ángel del Señor Jesucristo. Como el misterio del Nombre de Jehová ¿en dónde estaba? En el Ángel de Jehová; y cuando se hizo carne, allí estaba, pero nadie lo comprendía.

Así también el misterio del Nombre Nuevo del Señor y Nombre Eterno de Dios y de la Ciudad de nuestro Dios: en el Nuevo Testamento estaría en el Ángel del Señor Jesucristo todo el tiempo.

Cuando Juan recibió la revelación del Apocalipsis a través del Ángel, ahí estaba el Nombre. Juan quiso adorar al Ángel, pero el Ángel le dijo que no lo hiciera.

Pero para el Día Postrero, bajo la manifestación del Espíritu Santo en Su Ángel, estará Cristo cumpliendo todo lo correspondiente a este tiempo final; y luego, al final, nos abrirá el misterio del Nombre. Como al final fue abierto el misterio del Nombre de Jehová que estaba en el Ángel de Jehová: luego de terminado el ministerio de Cristo fue que fue abierto el misterio del Nombre que estaba en Él.

Por lo tanto, ese misterio, el pueblo de Dios sabrá que estará en el Ángel de Jesucristo en el occidente; porque en el occidente estará el Nombre de Dios, en el Ángel del Señor Jesucristo, y —por consiguiente— en medio de la Iglesia de Jesucristo, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo nuestro Salvador.

El único que podrá hacer funcionar todo el Programa de Dios bajo ese Nombre será el Ángel del Señor Jesucristo. Y para que cualquier otra persona pueda hacer funcionar, o funcionar en el Programa de Dios para el Día Postrero, tendrá que estar brazo a brazo con el Ángel del Señor Jesucristo, como estuvieron brazo a brazo con cada ángel mensajero los ministros de cada edad.

Ahora, hemos visto EL MISTERIO DEL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE, en el continente americano, en la parte de la América Latina y el Caribe, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la etapa del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.

Ahora, podemos ver por qué el único que podrá llamar y juntar los 144.000 hebreos será ese Ángel del Señor Jesucristo. Nadie más podrá llamar y juntar los escogidos del Día Postrero, ni tampoco de entre los gentiles; solamente ese Ángel con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino.

El Séptimo Sello y la Séptima Trompeta son una misma cosa. Página 130 del libro de Citas, párrafo 1164, dice:

1164 – “Recuerden que los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La Sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero…’”.

Y ahora, la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello es la Venida del Señor; y la Séptima Trompeta, dice el reverendo William Branham que son Moisés y Elías; y el Séptimo Sello es la Venida del Señor; porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, viene con los ministerios de Moisés y de Elías.

Por lo tanto, los ministerios de Moisés y Elías estarán manifestados en la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 en el occidente, y ahí estará el Nombre de Dios también. Moisés oyó y conoció el Nombre de Dios.

Y ahora, el ministerio de Moisés y bajo el ministerio de Moisés aparece nuevamente el Nombre de Dios, y bajo el ministerio de Cristo también apareció el Nombre de Dios.

Así que podemos ver el misterio del Nombre de Dios en el oeste; podemos ver y comprender hasta donde Dios nos permite escuchar y comprender; pero todavía bajo ese misterio hay mucho para aprender, lo cual gradualmente lo estaremos escuchando y aprendiendo.

Toda la Obra de Cristo en la Edad de la Piedra Angular, en la América Latina y el Caribe, y lo que se extienda de la América Latina y el Caribe para otras naciones: todo queda bajo ese Nombre, y bajo el ministerio del Espíritu Santo a través del Ángel del Señor Jesucristo. O sea que todo lo que Dios haga en este tiempo final estará bajo el ministerio del Espíritu Santo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, y bajo el Nombre de Dios en el oeste, en la América Latina y el Caribe.

Hemos visto este misterio de: “EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE”.

Todo ha sido sencillo hasta donde Dios nos ha permitido escuchar y comprender; y las demás cosas serán en la misma forma: sencillas para todos nosotros.

“EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE”.

Estaré nuevamente con ustedes el viernes también y el domingo. El viernes tenemos como tema: “EL MISTERIO DE LOS ÁNGELES CON GRAN VOZ DE TROMPETA LLAMANDO Y JUNTANDO A LOS ESCOGIDOS”; es San Mateo 24, verso 30 al 31. Y el domingo tendremos el tema: “EL RESCATE DE LOS ESCOGIDOS”; y la cita bíblica es Primera de Timoteo, capítulo 2, verso 3 al 6.

Oren mucho por esas dos actividades que hemos de tener, en donde esperamos grandes bendiciones de parte de Cristo.

Hemos visto que estos ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre son los ministerios de los Dos Olivos, de Moisés y Elías.

Y ahora vean, Moisés preguntó por el Nombre de Dios, para ir sabiendo, conociendo, el Nombre de Dios. Si el pueblo preguntaba: “¿Cuál es Su Nombre?”, Moisés ya tenía la revelación de cuál era el Nombre de Dios.

Y así como los hebreos a través de Pedro y Pablo trajeron el Evangelio a los gentiles, los gentiles lo llevarán de regreso a los hebreos; eso es bajo el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, bajo el ministerio de los Dos Olivos, de Moisés y Elías.

Ahora vean el misterio de por qué los gentiles llevarán el Evangelio a los judíos: es porque el Nombre de Dios estará en el oeste, en medio de la Iglesia de Jesucristo, en la etapa del Lugar Santísimo, en la América Latina y el Caribe; y de ahí es que surge el ministerio de los Dos Olivos operado por el Espíritu Santo, el cual estará en Su Ángel Mensajero manifestado, llamando y juntando a los escogidos del Día Postrero.

En ese Ángel operará el ministerio de Jesús, de Elías y de Moisés; porque Dios no tiene dos profetas mayores al mismo tiempo, y mucho menos tres profetas mayores al mismo tiempo; pero puede tener uno, dos, tres o más ministerios operando en el mismo hombre, porque el que opera esos ministerios es el Espíritu Santo.

Así que hemos visto EL MISTERIO DEL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE; y también el por qué del oeste va el Nombre de Dios para los hebreos. ¿Y quién lo llevará? Los Dos Olivos: en quien estará el Espíritu Santo manifestándose, operando esos ministerios; y estará llamando y juntando a los escogidos de Dios del pueblo hebreo, luego que termine de juntar los escogidos de entre los gentiles en la Iglesia del Señor Jesucristo.

“EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE”.

Y los escogidos de Dios del Día Postrero ¿dónde? En el oeste también. Todos en el oeste en este tiempo final. Aunque puede haber hijos de Dios en otros territorios, pero hasta allá les va a llegar el Mensaje de Cristo. Pero en el oeste es donde Cristo lleva a cabo la Obra del Día Postrero, de la construcción del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Y Él llama y junta a Sus escogidos para formar ese Lugar Santísimo; y puede haber escogidos en otras naciones también.

Así que hemos visto EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE. Pero el único que conocerá el misterio de ese Nombre, y conocerá literalmente ese Nombre, será aquel que lo recibe, el cual es el Ángel del Señor Jesucristo; así como el Nombre de Dios, el que lo recibió en el Antiguo Testamento fue el Ángel de Jehová; y cuando se hizo carne lo tenía en Él, estaba en Él, y Él conocía ese misterio; por eso podía decir: “Yo he venido en Nombre de mi Padre”. Y el Ángel del Señor Jesucristo podrá decir en todo momento: “Yo he venido en el Nombre del Señor Jesucristo”.

Ahora, no revelará cuál es ese Nombre Nuevo del Señor Jesucristo hasta que llegue cierto momento.

“EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE”.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE”.

Que las bendiciones de Jesucristo, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto Cristo complete Su Iglesia en este Día Postrero; y pronto Jesucristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo: reclame y resucite a los muertos creyentes en Él, y nos transforme a nosotros los que vivimos; y todos juntos, luego de una manifestación plena de 30 a 40 días, luego nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Bueno, muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.

Con nosotros nuevamente el reverendo José Benjamín Pérez para finalizar nuestra parte en esta ocasión, y tener algún cántico también con nuestro hermano Félix. Y luego ya con acciones de gracias despedirnos, dándole gracias a Cristo por Sus bendiciones en esta mañana, en este día, y por todas las bendiciones que Él nos ha dado en nuestra vida; y por la bendición de colocar Su Nombre en el oeste, en la América Latina y el Caribe; lo cual es un misterio grande, tanto en la Biblia como en todo el Programa de Dios; pero es una promesa, una profecía, para la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador.

Y viene en el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. “Algo tiene que cambiar esta Iglesia, algo tiene que venir”, dice el reverendo William Branham, y señala que es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, el cual viene con un Nombre que ninguno conoce; ese es el Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Y viene ¿de dónde? Del occidente.

Y ahí nos vamos a detener, ya que después tenemos que hablar de los Ángeles con la Gran Voz de Trompeta; y vamos a ver si incluimos allí los ángeles que le aparecieron al reverendo William Branham, los cuales estaban volando del oeste hacia el este.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y con nosotros nuevamente el reverendo José Benjamín Pérez para finalizar nuestra parte en este día, en esta tarde.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL NOMBRE DE DIOS EN EL OESTE”.

[Revisión febrero 2022]

1 San Mateo 6:10, San Lucas 11:2

2 San Lucas 15:7

3 San Lucas 2:8-14

4 Apocalipsis 22:16

5 Apocalipsis 4:1

6 65-1128M “El único lugar provisto por Dios para la adoración”, párr. 6 – Compendio de extractos “La introducción de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia”, pag. 107 / Citas, pág. 166, párr. 1485

7 62-0603 “El evangelismo en el tiempo del fin”, pág. 47 (párr. 231 en inglés) – Compendio de extractos “La introducción…”, pág. 56

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