Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet o del satélite en otras naciones; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo.
Para lo cual, leemos en San Mateo, capítulo 23, versos 37 al 39, y dice de la siguiente manera:
“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus (pollitos) debajo de las alas, y no quisiste!
He aquí vuestra casa os es dejada desierta.
Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “LAS PROFECÍAS QUE SE ACERCAN”.
A través de la Escritura podemos ver las profecías que ya han sido cumplidas y también las profecías que corresponden a este tiempo final, las cuales tienen que ser cumplidas en este tiempo final; y por consiguiente esas son las profecías que se acercan para ser cumplidas.
Y esta lectura que hemos tenido, vean ustedes, es una profecía que tiene que ser cumplida en este tiempo final. Pues ya lo que se cumplió dos mil años atrás en la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén corresponde al capítulo 21, donde dice…, capítulo 21, verso 1 en adelante, dice [San Mateo]:
“Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,
diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Decid a la hija de Sion:
He aquí, tu Rey viene a ti,
Manso, y sentado sobre una asna,
Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;
y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.
Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.
Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es este?
Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea”.
Y aquí encontramos que en Su entrada triunfal (de la cual hablaremos el próximo domingo), Jesús cumplió lo que decía Zacarías, capítulo 9, verso 9, donde dice:
“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.
Esta Escritura la cumplió Jesús dos mil años atrás. Pero ahora Cristo, en San Mateo, capítulo 23, verso 39, dice:
“Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor”.
Y ahora, esta profecía es para ser cumplida en este tiempo final. Y la pregunta es: ¿Vendrá para el cumplimiento de esta profecía en un burrito?, ¿vendrá en un pollino?, ¿o cómo vendrá?
Eso lo vamos a dejar para cierto momento, y quizás para el cumplimiento, para que nadie sepa cómo va a ser; y cuando se cumpla y le den la bienvenida, y digan: “¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor!”, entonces ahí veamos la interpretación, o sea, el cumplimiento, el significado de esa profecía.
Esa es una profecía para ser cumplida en el tiempo final, luego de las siete etapas o edades de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Esto es para cuando el Mesías se manifieste a Israel; lo van a reconocer y le van a dar la bienvenida diciendo: “¡Bendito el que viene en el Nombre del Señor!”. Y eso es lo que Cristo ha dicho, ha profetizado; dice:
“Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor”.
Por lo tanto, esa es una profecía que se está acercando en este tiempo final.
Y para que esa profecía se cumpla, hay otras profecías que tienen que ser cumplidas, tienen que acercarse en este tiempo final:
- Tiene que cumplirse la profecía de la Venida del Ángel Fuerte que viene con el Sello del Dios vivo, el Ángel de Apocalipsis, capítulo 7, el cual viene con el Sello del Dios vivo —o sea, viene con el Espíritu Santo—, y viene para llamar y juntar 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.
Y ese Ángel, el cual será un hombre que aparecerá en la Tierra con el Espíritu Santo en él manifestado en el tiempo final, y a través del cual el Espíritu Santo tendrá Su manifestación final en medio de la raza humana, para llamar y juntar 144.000 hebreos…; y bajo la manifestación del ministerio de ese Ángel, también las vírgenes insensatas tendrán una bendición; y las vírgenes prudentes tendrán la bendición más grande.
Ese mensajero tiene que aparecer en la Tierra; y por consiguiente, esta profecía de Apocalipsis, capítulo 7, en este tiempo se está acercando.
Ese mensajero es el que, con las palabras que él hablará a estos otros ángeles que tienen el poder para detener y que están deteniendo los cuatro vientos… Dice Apocalipsis, capítulo 7 [verso 1]:
“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían (a) los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol”.
O sea, que no soplase guerra, que no viniese una Tercera Guerra Mundial. O sea que son los cuatro ángeles (estos) que detienen las guerras, pero que también son los que ordenan las guerras. Dice:
“Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar (vean, esos cuatro ángeles tienen poder de hacer daño a la tierra y al mar),
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”.
Y ahora, el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo, que viene con el Espíritu Santo, ordena a estos otros cuatro ángeles que tienen poder de hacer daño sobre la tierra, ordena a ellos que no hagan daño sobre la tierra ni sobre el mar hasta que hayan sido sellados 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.
Por lo tanto, ese Ángel tiene que aparecer en la escena y tiene que tener una parte muy importante, para que no ocurra una Tercera Guerra Mundial hasta que sean llamados y juntados 144.000 hebreos. Por lo tanto, habrá un hombre en la Tierra en el cual habrá una manifestación celestial para cumplir esa profecía.
Y cuando se vea en la Tierra ese mensajero llamando y juntando y sellando a esos 144.000 hebreos, cuando se comience a ver ese llamado, recuerden: esa profecía no solamente se ha acercado, sino que estará cumpliéndose.
Pero esa profecía se está acercando para ser cumplida en este tiempo final; por lo tanto, su cumplimiento, su manifestación, se está acercando; como también se está acercando la profecía que Cristo dio: “No me veréis… desde aquí…” – o sea: “… desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor”.
- Y ahora, también tenemos la profecía de la aparición de Elías precursando la Venida del Señor para el pueblo hebreo, que será la quinta manifestación de Elías; y vendrá Elías con Moisés: Moisés en su segunda manifestación (para algunos: tercera manifestación).
Si contamos a Jesús como la segunda manifestación del ministerio de Moisés, entonces sería la tercera manifestación del ministerio de Moisés; pero si no contamos el ministerio de Jesús como la segunda manifestación del ministerio de Moisés, entonces será la segunda manifestación del ministerio de Moisés.
Elías y Moisés viniendo en el Día Postrero será nada menos que los Dos Olivos y los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios; esos son los ministerios correspondientes al tiempo final para Dios tratar con el pueblo hebreo. Y a través de estos ministerios Dios estará manifestado por medio de Su Espíritu Santo, y estará manifestando Su poder en forma total.
Son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, a través de los cuales Dios se manifiesta, se ha manifestado y se manifestará en este tiempo final; son los ministerios de la diestra de Dios, y por consiguiente, de la manifestación de Dios por medio de Su Espíritu.
- Tenemos también la promesa de la Venida del Mesías para el pueblo hebreo y para el cristianismo. Para el cristianismo eso será la Segunda Venida de Cristo. Y para el pueblo hebreo será la Venida del Mesías, la Venida de un hombre que aparecerá en este tiempo final; y el cual será introducido por Elías, porque Elías (el ministerio de Elías) será el que precursará para el pueblo hebreo la Venida del Mesías.
Tenemos aquí, en este libro hebreo, lo que Israel está esperando, lo cual vamos a leer. Este libro se titula “La religión de Israel”, y en este libro está dado a conocer lo que Israel está esperando. En la página 73 de este libro titulado “La religión de Israel”[1], dice de la siguiente manera:
“Cuando llegue el tiempo del reino de la fe israelita, Dios enviará a su profeta Elías, que ‘unirá el corazón de los padres al de sus hijos, y el corazón de los hijos al de los padres’, y proclamará así la paz universal imperecedera. Ese es el verdadero precursor del Mesías judío, el ángel de la unión y de la concordia en el mundo”.
Esto es lo que está esperando Israel, el pueblo hebreo: que aparezca este hombre, este Elías prometido, precursando la Venida del Mesías para Israel.
Por lo tanto, esta es una profecía de acuerdo a Malaquías, capítulo 3 y capítulo 4. En el capítulo 4 de Malaquías dice que Dios enviará a Elías antes que venga el Día de Dios, el Día del Señor, el Día de Jehová, grande y terrible.
Vamos a leerlo aquí para que tengan el cuadro claro y sepan por qué es que Israel está esperando a Elías. Dice capítulo 4, verso 5 al 6, de Malaquías:
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.
Y ahora, antes que venga ese Día de Jehová grande y terrible, antes que venga la gran tribulación, Dios va a enviar al profeta Elías precursando para el pueblo hebreo la Venida del Mesías.
En San Mateo también, el mismo Jesús profetizó diciendo, cuando le preguntaron el por qué los escribas decían que Elías tenía que venir primero…; dice capítulo 17, versos 10 al 13, de San Mateo, luego que Jesús bajó del Monte de la Transfiguración con Pedro, Jacobo y Juan, dice:
“Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas”.
Y ahora, Jesús aquí, siendo profeta, está profetizando que va a venir el profeta Elías y va a restaurar todas las cosas; por lo tanto, la restauración plena de Israel está ligada a la venida del profeta Elías para este tiempo final. No habrá restauración para Israel y no habrá restauración de todas las cosas sin la venida de Elías.
“… A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas”.
Y ahora, Cristo también habla del Elías que vino en aquellos días precursando la Primera Venida del Mesías, y señala, en lo que dice, señala a una persona de aquel tiempo, lo señala indirectamente; dice:
“Mas os digo que Elías ya vino (está hablando de uno que ya vino en aquellos días), y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.
Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.
Porque Juan el Bautista fue el Elías que tenía que venir en aquellos días precursando la Primera Venida de Cristo.
Y para el cristianismo, el precursor de la Segunda Venida de Cristo para el cristianismo ya vino, y fue el reverendo William Branham; en el cual el Espíritu Santo operó el ministerio de Elías por cuarta ocasión.
Y para el pueblo hebreo, el que precursará la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Mesías para el pueblo hebreo, será el quinto Elías; y por consiguiente, aparecerá en este tiempo final y precursará la Venida del Mesías para el pueblo hebreo.
El pueblo hebreo está esperando a Elías, el cual preparará el camino para la Venida del Mesías; y por consiguiente el pueblo hebreo está muy atento: saben que antes de presentarse el Mesías-Príncipe se presentará Elías, y ellos lo van a conocer. Vean, en este escrito o estos escritos hebreos dice [“La religión de Israel”]:
“Cuando llegue el tiempo del reino de la fe israelita, Dios enviará al profeta Elías, que ‘unirá el corazón de los padres al de los hijos, y el corazón de los hijos al de los padres’, y proclamará así la paz universal imperecedera”.
O sea que están esperando a Elías predicando, proclamando la paz imperecedera; o sea que están esperando un hombre que tendrá un Mensaje de Paz para Israel.
Y eso es lo que ese Ángel hace cuando le habla a esos otros cuatro ángeles, a los ángeles a los cuales les había sido dado el poder de hacer daño sobre la tierra: el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo les habla para que no haya guerra, mientras ese Ángel llama y junta 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu; por lo tanto, ese Ángel ordena que haya paz por un lapso de tiempo, en lo que es llamado el grupo de 144.000 hebreos.
Por lo tanto, ese Ángel es un Mensajero de Paz para Israel y para la Iglesia y para toda la humanidad.
Es la única persona a la cual esos cuatro ángeles escuchan, es la única persona que le puede hablar a esos cuatro ángeles y ellos obedecer, porque ese Ángel viene con el Sello del Dios vivo, viene con el Espíritu Santo; y será el Espíritu Santo hablando a esos otros cuatro ángeles, y tienen que escuchar y obedecer.
- Tenemos también la higuera (que es Israel) y los otros árboles (que son otras naciones)[2]:
La higuera reverdeciendo, ya hemos visto cómo ha comenzado —Israel—, la cual ya es una nación libre y soberana; pero todavía no está totalmente restaurada, la nación hebrea, a lo que era en el tiempo de David, el rey David, y en el tiempo del rey Salomón. Está por una etapa de la restauración, pero todavía le faltan otras etapas por las cuales pasar.
También los demás árboles: otras naciones que como Israel serán restauradas; y van a estar al lado de Israel, y van a ser restauradas, y van a entrar al Reino de Dios, que Dios establecerá con Israel.
Por eso Jesús dijo que orando en Su… – en el Padre nuestro… Él enseñó a orar, y una de las cosas que enseñó fue a pedir la Venida del Reino de Dios: “Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, como en el Cielo, también en la Tierra”, o “aquí en la Tierra”[3]. Ese es el Reino del Mesías, el Reino de David, que será restaurado.
Pero en términos espirituales, cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, es bautizado en agua en Su Nombre y recibe el Espíritu Santo: ha recibido el Reino de Dios y ha entrado al Reino de Dios por consiguiente; porque el Reino de Dios está en la esfera espiritual.
Y cuando la persona nace del Agua y del Espíritu: nace de nuevo, nace a una nueva vida: a la vida eterna, con Cristo en Su Reino eterno; y así la persona ha sido trasladada del reino de las tinieblas al Reino del Hijo de Dios, al Reino de Jesucristo.
Y ahora, estamos viendo a la higuera (Israel) en esa etapa primera de restauración, por la cual ha estado pasando y en la cual se han movido ciertas fases de esa etapa; que podríamos decir que son unas cuantas etapas a la misma vez, pero que le falta la etapa de la restauración al Reino de Dios, al Reino de David, y esto es la restauración de Israel a la monarquía, en donde la dinastía de David tendrá un representante, un descendiente del rey David, el cual se sentará en el Trono de David; y será restaurada la monarquía para Israel, bajo la dinastía de David, bajo el reinado de un descendiente del rey David.
Y eso será un evento muy grande en medio de la raza humana, en medio de todas las naciones, porque eso es una profecía grande, mayor, que está en la Escritura y que se está acercando para ser cumplida muy pronto.
Israel en este nuevo milenio (del cual ya llevamos seis años), tiene que ser restaurado Israel a ese Reino Mesiánico, a ese Reino de David. Si no fuese restaurado Israel: dejaría de existir. Y aún más: tiene que ser restaurado Israel a ese Reino en este siglo XXI en el cual vivimos.
Y no quiero continuar dándoles más detalles, pero este es el siglo para Israel ser restaurado, el Reino de David ser restaurado; y por consiguiente, el Reino de Dios ser restaurado en el planeta Tierra, en medio del pueblo hebreo y en medio de todas las naciones.
Y por consiguiente la humanidad tendrá el Reino de Dios en la Tierra; y entrará la humanidad, las personas que sobrevivan a los juicios de la gran tribulación, entrarán al Reino de Dios; y será una bendición grande vivir en ese Reino de Dios.
El Mesías vendrá no solamente para el pueblo hebreo sino para todas las naciones, porque el Mesías es el Deseado de todas las naciones[4]; todas las naciones han deseado entrar al Reino del Mesías, que es el Reino de Dios.
Por lo tanto, la Venida del Mesías y el establecimiento del Reino del Mesías en la Tierra será para toda la humanidad; y por consiguiente, la humanidad tendrá la paz que tanto ha estado anhelando por tantos milenios. Esa es una de las profecías que se está acercando en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo.
También para el cristianismo habrá una manifestación plena del poder de Dios; habrá un instrumento de Dios a través del cual Dios —por medio de Su Espíritu— manifestará Su poder, y grandes maravillas serán llevadas a cabo; y miles o millones de personas serán convertidas a Dios. Todo esto será una Visitación de Dios al cristianismo, a la Iglesia del Señor Jesucristo.
El pueblo hebreo va a ver esa manifestación y dirá: “Este es el que nosotros estamos esperando”. Por lo tanto, estemos con nuestros ojos abiertos, porque esta es una profecía que se está acercando para ser cumplida en este tiempo final.
El reverendo William Branham, siendo profeta y teniendo las dos consciencias juntas, por consiguiente vio cómo será esa manifestación de Dios; y él estuvo – fue transportado a ese tiempo, y vio todo lo que estaba pasando en una de las actividades a la cual él asistió. En espíritu, en cuerpo espiritual él asistió, y contó todo lo que él vio; y le fue dicho[5]: “Eso es la Tercera Etapa, y no se lo dirás a nadie (no vas a explicarles los detalles)”.
Por lo tanto, aunque esta visión fue en un solo lugar que él la vio, aun con todo y eso, esto puede repetirse en muchos países; pero en uno se cumplirá exactamente lo que él vio.
Pero puede cumplirse también, bajo el ministerio de esa persona que estará ministrando, puede cumplirse, o puede tener bajo ese ministerio, actividades en muchos países en donde ocurra lo mismo; pero habrá un lugar, un país, donde se estará cumpliendo plenamente lo que fue visto por el reverendo William Branham; y esa profecía se está acercando.
Ya está por completarse la Iglesia del Señor Jesucristo; y cuando se haya completado, entonces grandes cosas van a suceder.
El Señor tiene que tomar el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, abrirlo en el Cielo y hacer Su Obra de Reclamo. Bajo esa Obra de Reclamo grandes maravillas van a ser llevadas a cabo en este planeta Tierra en medio del cristianismo, y después en medio del judaísmo, en medio del pueblo hebreo.
Por lo tanto, en las profecías que se acercan hay grandes bendiciones para el cristianismo y para el judaísmo también; hay grandes bendiciones para el pueblo hebreo también.
Yo estoy esperando todas esas bendiciones que Dios ha prometido y que están contenidas en las profecías correspondientes a este tiempo final; y esas profecías se están acercando en estos días. Esas profecías son las cosas que estarán sucediendo, conforme al Programa de Dios, en medio del cristianismo y luego en medio del pueblo hebreo.
“LAS PROFECÍAS QUE SE ACERCAN”.
Ya las podemos estar percibiendo en estos días, y saber que son para ser manifestadas en nuestro tiempo y ser vistas con nuestros propios ojos. Si alguno se va antes, no hay ningún problema: desde el Paraíso podrá mirar hacia acá. No habrá ningún problema.
Pero habrá personas que estarán experimentando esas bendiciones y viendo con sus propios ojos el cumplimiento de esas profecías, y yo soy uno de ellos. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si alguno se va antes, no hay ningún problema: mirará desde el Paraíso, desde la sexta dimensión, hacia acá, como también estará mirando el reverendo William Branham y también todos los cristianos de tiempos pasados. Pero ellos regresarán para estar con nosotros ya en el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Bajo esa manifestación plena de Dios será que la resurrección de los muertos en Cristo va a ocurrir y la transformación de nosotros los que vivimos va a ocurrir; será bajo una etapa de gran avivamiento en medio del cristianismo, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, estemos preparados para recibir las bendiciones que hay en esa profecía y en las demás profecías correspondientes a este tiempo final; porque las profecías que se acercan son las correspondientes a este tiempo final. Se acercan, o sea, el cumplimiento de ellas está muy cerca; está (diríamos) tan cerca que podemos ver los preparativos para el cumplimiento de esas profecías.
Nos estamos preparando para recibir el cumplimiento de todas esas profecías, que traen grandes bendiciones para mí, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también.
Pero este domingo próximo será el domingo de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, por lo tanto estaremos hablando de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Oren mucho por mí, para que Él me dé todo lo que debo hablar el próximo domingo en la mañana.
Continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Que Dios les bendiga y buenas noches.
Con nosotros nuevamente el reverendo José Benjamín Pérez para finalizar.
“LAS PROFECÍAS QUE SE ACERCAN”.
[Revisión abril 2025]
[1] “La religión de Israel” – Libro hebreo impreso en México, 1953. Autor y redactor: S. Blosch
[2] San Lucas 21:29-30
[3] San Mateo 6:9-10, San Lucas 11:2
[4] Hageo 2:7
[5] Los Sellos, pág. 471, párr. 161