Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo; Reino que se encuentra en la esfera o fase espiritual como el Cuerpo Místico de Cristo o Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, luego que Jesucristo estuvo en el Monte de la Transfiguración con Pedro, Jacobo y Juan, donde fue mostrada la Venida del Reino de Dios, allí está el orden de la Venida del Reino de Dios. Y luego que ven a Moisés y a Elías hablando con Cristo de Su ida a Jerusalén, luego ven a Jesucristo transfigurado también. Y todo eso nos habla de la Segunda Venida de Cristo en el orden de la Venida del Reino de Dios.
Porque Él se fue para luego venir y establecer Su Reino en la Tierra, Él se fue para recibir un Reino. Eso es lo que dice San Lucas, capítulo 19, verso 12… del 11 al 27, dice:
“Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente.
Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver.
Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.
Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que este reine sobre nosotros.
Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.
Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.
Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas.
Y también a este dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades.
Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo (o sea que era una moneda);
porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste.
Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas.
Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.
Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”.
Una mina es una moneda que corresponde a cien dracmas.
Y ahora, en esta parábola nos habla de un hombre noble que se fue para recibir un reino y volver; ese es Jesucristo.
Y ahora, ese reino es el que Él establecerá en la Tierra, lo cual será la restauración del Reino de David con el Trono de David. Eso será la Venida del Reino de Dios y restauración del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo y de todas las naciones, porque será un Reino que gobernará sobre Israel y sobre todas las naciones.
Y hablando de la restauración del Reino de Dios, tenemos que entender que hay un tiempo donde eso se llevará a cabo: será en el tiempo de la restauración de todas las cosas.
En el libro de los Hechos, capítulo 3, nos habla de un tiempo para la restauración. Capítulo 3, versos 18 al 21, dice San Pedro:
“Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;
a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.
Y aquí nos habla de los tiempos de la restauración de todas las cosas. Para ese tiempo está señalada la Venida del Señor.
Y ahora, para conocer el tiempo de la restauración de todas las cosas, nuestro tema es: “LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS”.
Para la restauración de todas las cosas habrá una señal grande, que identificará el tiempo de y para la restauración de todas las cosas; y por consiguiente, ese será el tiempo para el cumplimiento de la Venida del Señor.
En San Mateo, capítulo 17, luego que Jesús bajó del Monte de la Transfiguración con Pedro, Jacobo y Juan, le hacen una pregunta muy importante a Jesús. Capítulo 17, verso 10 al 13, dice…; vamos a comenzar… verso 9 en adelante, dice:
“Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.
Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas”.
Para la restauración de todas las cosas, Cristo dice que Elías vendrá primero. O sea que no habrá restauración de todas las cosas si no aparece primero Elías para restaurar todas las cosas.
“Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.
Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.
El ministerio de Elías es muy misterioso para los seguidores de Cristo en aquel tiempo y para los seguidores de Cristo en todos los tiempos, y para los judíos también; porque el ministerio de Elías está prometido para ser manifestado en la Tierra.
Y tenemos que en cada ocasión en que se manifiesta, después de la primera ocasión, las otras manifestaciones es el espíritu y virtud de Elías, operando el ministerio de Elías en otro hombre. Eso es el Espíritu Santo viniendo a diferentes hombres, en diferentes edades y en diferentes dispensaciones, operando el ministerio de Elías.
- El ministerio de Elías Tisbita fue operado por el Espíritu Santo, por el Ángel del Pacto.
- Y después, el que sucedió a Elías fue Eliseo, el cual pidió una doble porción del Espíritu que estaba en Elías; y la recibió, pues Elías le dijo: “Cosa difícil has pedido. Pero si me ves cuando yo sea tomado, entonces obtendrás lo que has pedido, lo recibirás”[1]. Y por cuanto él vio cuando Elías se fue en un carro de fuego[2], el espíritu ministerial de Elías pasó a Eliseo; como Dios le había dicho a Elías: que fuera y ungiera a Eliseo como profeta en lugar suyo[3]. Por lo tanto, el ministerio de Elías continúa en la Tierra en otro hombre llamado Eliseo.
Cuando los hijos de los profetas vieron a Eliseo que abrió el Jordán con el manto de Elías, como lo había hecho el profeta Elías, y pasó el Jordán de oeste a este – o de este a oeste…; lo cual representa pasar a través de la muerte, sin ver muerte; porque el Jordán representa la muerte. Como Josué con los sacerdotes y el arca del pacto y el pueblo de Israel: pasaron en seco el Jordán, sin ver muerte[4].
Y ahora, cuando Eliseo regresa (de este a oeste), los hijos de los profetas dijeron: “El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo”[5]. Ahí tenemos al Elías, el ministerio de Elías, repitiéndose por segunda vez.
- Y luego por tercera vez: Cristo señala a Juan el Bautista como el Elías prometido para aquel tiempo, como el precursor de la Venida del Señor de aquel tiempo. Y luego de eso, ahí estaba presente el Mesías prometido, del cual Juan era Su precursor: le preparó el camino y anunció que vendría después de él, y que era mayor que él.
Luego encontramos que hubo una relación ministerial del precursor con el precursado, y —por consiguiente— del precursor preparando el terreno para una nueva dispensación que se estaba entrelazando allí; y presentó al mensajero dispensacional de una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia, que se estaba entrelazando en aquellos días.
Y por consiguiente, en medio del cristianismo encontraremos el ministerio de Elías relacionado con Cristo:
- Lo encontramos en la Dispensación de la Gracia manifestado, por cuarta ocasión, en el mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, o sea, en el mensajero de la Edad de Laodicea, que es la tercera etapa de la restauración de la Iglesia.
La primera etapa fue con Lutero: en esa edad luterana, de justificación.
La segunda etapa fue en la edad wesleyana, por consiguiente el mensajero fue Wesley, para la segunda etapa de la restauración, como para la primera etapa fue Lutero.
Y para la tercera etapa, la etapa pentecostal, el mensajero fue el reverendo William Branham, con el ministerio de Elías por cuarta ocasión; por lo tanto, esa edad tiene un nombre: encontramos que esa es la edad del amor fraternal.
Pero luego viene la cuarta etapa, que es la etapa del amor divino, que es la etapa para la restauración de todas las cosas.
El amor divino es lo que conquista todo, y en el amor están todas las demás virtudes; y por consiguiente, todas las edades van a estar en esa Edad de la Piedra Angular cuando resuciten.
La Edad del Amor Divino es la etapa de la restauración de todas las cosas, es la etapa de la Palabra; y por la… – por cuanto la Palabra es creadora, la Palabra de Dios, será una Obra de creación divina la que se efectuará, y restaurará todas las cosas.
- Para ese tiempo estará en medio del cristianismo el ministerio de Elías por quinta ocasión, y el de Moisés por segunda ocasión, siendo operados por el Espíritu Santo en un hombre; y estará el Espíritu Santo operando el ministerio de Jesucristo en medio de Su Iglesia. Por eso el reverendo William Branham dijo que la Séptima Trompeta (la cual es Moisés y Elías) es lo mismo que el Séptimo Sello (lo cual es la Venida del Señor)[6]; porque ahí estarán esos tres grandes ministerios manifestados por el Espíritu Santo.
Y el ministerio que el Espíritu Santo estará operando en medio de Su Iglesia será lo mismo que el ministerio que estará operando en medio del pueblo hebreo, para llamar y juntar 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu; llamarlos y juntarlos ¿de dónde? De todos los lugares de la Tierra. Porque si los va a llamar para juntarlos en un sitio: están en otro lugar; los tiene que llamar para colocarlos en el lugar señalado por Dios.
Y ahora, para la restauración de las doce tribus de Israel tenemos la profecía de la Venida de Elías con Moisés, que es la Venida de los Dos Olivos, la Venida de los Dos Ungidos que están delante de la presencia del Señor; lo cual vio Zacarías en el capítulo 4, verso 1 al 14, y el apóstol Juan en el capítulo 11, versos 1 al 14 [Apocalipsis].
Bajo esos ministerios de Moisés y Elías, de los Dos Ungidos, es que la Trompeta Séptima suena. Y luego que suena esa Trompeta, cuando esa Trompeta suena, algo grande ocurre; y esa Trompeta la suenan Moisés y Elías, los Dos Olivos.
Capítulo 11, verso 15 en adelante, dice [Apocalipsis]:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
Esa Séptima Trompeta, dice el reverendo William Branham que es y que son Moisés y Elías, los Dos Ungidos. Eso es llamando a los 144.000 judíos o 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu. Y aquí proclama: “Los reinos del…”, dice:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
Hay un anuncio en el Cielo que Juan escucha. Desde el Cielo hay una proclama cuando el séptimo ángel tocó la Trompeta, esa Séptima Trompeta. Y esa Séptima Trompeta, como el Séptimo Sello, es la Venida del Señor; porque lo que es la Séptima Trompeta para los hebreos, es el Séptimo Sello para la Iglesia.
Y ahora, vean ustedes, la proclama en el Cielo es que los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor; eso es la proclama para la restauración del Reino de Dios en la Tierra. Y todo eso surge bajo el ministerio de los Dos Olivos. Y por esa causa el ministerio de Elías restaurará todas las cosas.
Y ahora, en algunas ocasiones encontraremos que dice que será Elías, y en otras ocasiones encontraremos que dice que será el Señor en Su Venida; porque el Séptimo Sello, que es la Venida del Señor, es lo mismo que la Séptima Trompeta para los judíos, o para los hebreos, que son Moisés y Elías; y si es lo mismo, pues no es diferente.
En palabras más claras: cuando la Iglesia del Señor esté viendo la Venida del Señor, y los judíos miren eso, ellos estarán viendo la Venida de Moisés y Elías; y cuando la Iglesia esté viendo la Venida de los Dos Olivos para los judíos (o los hebreos), estará viendo el Séptimo Sello, la Venida del Señor; porque es lo mismo.
¿Y qué estarán viendo entonces? Dice el reverendo William Branham (para que vean lo que estarán viendo) en el libro de Citas, párrafo 1471[7]:
1471 – “[212] Ese no fue Elías, eso fue el Espíritu de Dios sobre Elías; Elías fue solo un hombre. Ahora, hemos tenido los Elías, y abrigos de los Elías, y mantos de los Elías, y todo lo de los Elías. Pero el Elías de este día es el Señor Jesucristo. Él ha de venir según San Mateo capítulo 17… (pero aquí corrige, y dice): San Lucas 17:30, dice que el Hijo del Hombre ha de revelarse entre Su gente. No un hombre, ¡Dios! Pero vendrá en un profeta”.
¿Qué estará viendo el pueblo de Dios cuando esté viendo la manifestación de Elías, la manifestación del Hijo del Hombre? Estará viendo un profeta; pero los que tendrán visión profética, ellos verán el Espíritu de Cristo, el Ángel del Pacto velado y revelado en un hombre; y por consiguiente estarán viendo al Hijo del Hombre manifestado a través de un hombre de esta Tierra.
Todo lo que tiene que ver con el Hijo del Hombre, tiene que ver con un profeta; porque Hijo de Hombre significa ‘un profeta’.
1471 – “[212] Y Él nunca tuvo dos profetas mayores en el mundo al mismo tiempo”.
Y por consiguiente, si va a manifestar dos grandes ministerios, lo hará en un hombre, en un profeta, en un profeta mayor, un profeta dispensacional para el tiempo final. Y lo que vimos en parte manifestado en la cuarta manifestación de Elías, lo veremos manifestado sin limitaciones en la quinta manifestación de Elías, en donde Cristo se estará velando y revelando a través de un profeta en el Día Postrero.
Ese Ángel Fuerte que desciende del Cielo es Cristo, el Ángel del Pacto, el Mensajero a Israel; pero viene por Su Iglesia. Es Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo. En palabras más claras, es Cristo en Su cuerpo angelical; pero se velará y se revelará por medio de un profeta en el Día Postrero; y ahí tendremos el Séptimo Sello y la Séptima Trompeta, tendremos el ministerio de Elías, el ministerio de Moisés, el ministerio de los Dos Ungidos y el ministerio de Jesucristo, manifestados por el único que tiene ministerios y que opera ministerios a través de seres humanos: o sea, el Espíritu Santo manifestado en el tiempo final.
Y ahora, para este tiempo final Cristo, el Ángel del Pacto en Espíritu Santo operando los ministerios de los Dos Olivos, de Moisés y Elías y de Jesús, restaurará todas las cosas en el tiempo señalado para la restauración de todas las cosas.
Y ahora, podemos ver que cuando dice que será Elías, y en otros lugares puede decir que será Jesús, o Cristo, o el Mesías: es que el Séptimo Sello y la Séptima Trompeta es lo mismo.
La Séptima Trompeta es Moisés y Elías, y el Séptimo Sello es la Venida del Señor. La Séptima Trompeta y el Séptimo Sello es la Venida del Señor, porque el Señor viene, el Hijo del Hombre viene, con Sus Ángeles[8].
Por eso en el Monte de la Transfiguración (donde Él mostró el orden de la Segunda Venida de Cristo) aparecen Moisés y Elías, y Jesucristo glorificado; y están hablando de la ida a Jerusalén. Y para el Día Postrero también se estará hablando de la ida a Jerusalén, porque allí será donde se restaurará el Trono de David y Reino de David.
“LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS”.
Ahora, miren ustedes, vimos que el misterio de Moisés – o de la Séptima Trompeta son los Dos Olivos, Moisés y Elías. Y el misterio del Séptimo Sello, que es la Venida del Señor, dice el reverendo William Branham en el libro de Los Sellos, página 469 en español, dice que el séptimo ángel de los siete ángeles que le aparecieron en el año 1963…, los cuales venían volando de oeste a este; y él estaba parado mirando de este a oeste, y ellos venían volando de oeste a este.
En eso estaba Dios representando lo que estará sucediendo en este tiempo final; estaba allí colocando el tipo y figura. Por eso tuvo que ir al oeste, para encontrarse con esos ángeles; y fue luego enviado al este para abrir el misterio de los Sellos.
Él dice que uno de los ángeles era diferente a los demás. Seis ángeles eran comunes u ordinarios, pero el séptimo ángel era el más sobresaliente y el más brillante; y él dice que ese fue el que lo levantó[9]. Y todo eso sucedió en el oeste. Y allí estaban representadas todas las edades; y él muestra que esos ángeles son los mensajeros de las diferentes etapas de la Iglesia.
Ahora, él dice que hubo siete ángeles allí. Él vio esos siete ángeles, sin contarse él; si se cuenta él, entonces hubo ocho ángeles allí.
Ahora, de ese séptimo ángel del cual él habla, por cuanto los ángeles de la Iglesia son siete —y el reverendo William Branham es el séptimo, de la séptima edad—, entonces el Ángel que era diferente corresponde a otra etapa de la Iglesia, a una etapa más alta y más sobresaliente que las demás etapas.
Él dice: “Ese fue el que me levantó” (habla de un rapto): fue levantado en espíritu, cuerpo espiritual. Todos estaban en cuerpos angelicales.
También él dice que esos ángeles formaban la barba y la cabellera del Señor. En el mensaje “Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su voluntad”, o “Haciendo servicio a Dios fuera de Su voluntad” (hay… son dos mensajes)…, creo que es el mensaje “Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su voluntad”, página 22 a la 26, él dice que el Ángel que era diferente a los demás era el que formaba la peluca blanca, la parte de arriba[10]. Es que ese Ángel, con su grupo, formará la parte de arriba de la Iglesia del Señor.
Él dice que ese Ángel era diferente a los demás, por consiguiente su edad o su etapa será diferente a las demás etapas; será una etapa en la cual estarán representadas las demás etapas; será la etapa para la resurrección de los muertos en Cristo y transformación de los que vivimos, será la etapa de adopción para todos los hijos e hijas de Dios.
Hablando de ese Ángel, el reverendo William Branham dice: “Ese era el que tenía el Séptimo Sello”[11]. Por lo tanto, cuando vean el cumplimiento del Séptimo Sello, cuando vean, entiendan, sea abierto el misterio del Séptimo Sello: será el misterio del Ángel que era diferente a los demás, porque ese es el Ángel que tenía el Séptimo Sello.
En ese Ángel, así como estuvo en cada ángel mensajero Cristo en Espíritu Santo manifestado, estará manifestado Cristo en ese Ángel; y llegará a ser Cristo ahí manifestado en toda Su plenitud. Ese será el Ángel que será adoptado estando vivo. Los demás ángeles no recibieron su adopción estando vivos.
La adopción física será la transformación de nuestros cuerpos. La adopción espiritual pues es el nuevo nacimiento, donde obtenemos el Espíritu de Cristo, obtenemos el cuerpo angelical, y por consiguiente nacemos en el Reino de Dios, nacemos en la vida eterna. Pero nos falta la adopción física, que será nuestra transformación, en donde obtendremos el cuerpo eterno y glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo; y entonces saldremos de este reino terrenal, y estaremos físicamente en el Reino de Dios o Reino de Cristo, para vivir en ese Reino físicamente por el Milenio y por toda la eternidad.
Bajo el ministerio del Espíritu Santo en ese mensajero, será manifestado el ministerio de Elías, el ministerio de Moisés y el ministerio de Jesús; pero ese Ángel ni será Elías, ni será Moisés, ni será Jesús; será un hombre que aparecerá en este tiempo, que nacerá en la Tierra.
Por eso el reverendo William Branham, en la página 399 del libro de Los Sellos, dijo que él creía que el quinto Elías sería un hombre de este tiempo, en el cual Dios operaría el ministerio de Elías. Y en la página 408 del libro de Los Sellos en español, él dijo que el cuarto Elías no era el quinto Elías; y si él lo dijo, así se queda. Son dos personas diferentes: uno es un mensajero de una edad, y otro es un mensajero dispensacional.
Ahora, podemos ver que todo eso es para el tiempo de LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS.
En ese tiempo en que estará el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, manifestado, velado y revelado en un hombre en esta Tierra, ese será el tiempo de la restauración de todas las cosas, para el cumplimiento de la venida de Elías por quinta ocasión, de Moisés por segunda ocasión y de Jesucristo por segunda ocasión. El misterio de todo eso es que será el Espíritu de Dios, el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, velado y revelado en un hombre, en un profeta del Día Postrero, para la manifestación del Hijo del Hombre. Esos serán días como los días de Noé, y como los días de Lot[12].
Para ese tiempo: la restauración de la Palabra bajo la predicación del Evangelio de la Gracia y del Evangelio del Reino, para la Iglesia y para el pueblo hebreo.
El cuarto Elías restauró la Palabra, el Evangelio apostólico a la Iglesia, pero no estaban todos todavía en el Cuerpo Místico de Cristo; pero para este tiempo final se completará la Iglesia de Jesucristo.
Así como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles por medio del ministerio de San Pedro y San Pablo, los gentiles lo llevarán a los judíos; y el rapto acontecerá. Eso es en la página 30 del libro de Las Edades en español. Y también, en la página 14 del libro de Las Edades nos habla algo también del ministerio de los Dos Olivos.
Para los gentiles llevar el Evangelio a los judíos, siendo que el Evangelio regresa a los judíos por medio de Moisés y Elías, los Dos Ungidos, entonces ¿dónde tienen que estar los Dos Ungidos? En la Iglesia del Señor Jesucristo; serán los Dos Ungidos con el Espíritu Santo. ¿Y dónde es que está siendo dado el Espíritu Santo? En la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso el Séptimo Sello y la Séptima Trompeta es la Venida del Señor con Sus Ángeles.
Y ahora, todo eso está señalado para ser cumplido en los tiempos de la restauración de todas las cosas; para la restauración de la Palabra a la Iglesia y al pueblo hebreo: para que ocurra la restauración de la Iglesia a la vida eterna física en cuerpos eternos y glorificados (para los muertos en Cristo con la resurrección y para los vivos con la transformación); y para la restauración de Israel, para la restauración de las doce tribus de Israel, para que pueda surgir la restauración del Reino de David y Trono de David, lo cual será la restauración del Reino de Dios y Trono de Dios terrenal.
El rey David y el rey Salomón se sentaron en el Trono de Dios, Trono de Jehová sobre la Tierra, sobre Israel; y el Reino de David fue llamado también “el Reino de Jehová sobre Israel”. Eso está en el capítulo 28, versos 4 al 6, de Primera de Crónicas; y Primera de Crónicas, capítulo 29, versos 22 al 26. Ahí señala claramente que el Reino de David y Trono de David es el Reino de Dios y Trono de Dios sobre Israel. Y ese Reino y Trono va a gobernar no solamente sobre Israel, sino sobre todas las naciones.
Por lo tanto, el Reino de Dios será restaurado en la Tierra: en Israel y sobre Israel, y sobre todas las naciones; o sea, sobre el planeta Tierra completo. Y entonces entrará la raza humana al tiempo del Edén, en donde será la luna de miel de Cristo con Su Iglesia: de Cristo, el Cordero, con la Esposa del Cordero, que es Su Iglesia.
En la restauración de todas las cosas está la restauración a la vida eterna físicamente; está la restauración del Reino de Dios o Reino de David y Trono de David, al cual Cristo es heredero; también la restauración del Templo.
Y ahora, esta restauración del Templo… Vean ustedes, cuando Salomón construyó el templo, luego, más adelante, fue destruido; y luego fue restaurado el templo, y era otro templo, pero se le llamó la restauración del templo. Y luego, más adelante, fue destruido; y volvió a ser restaurado el templo, pero era otro templo.
También encontramos a Adán como Templo de Dios; porque el ser humano es un templo humano de Dios. Luego que pecó, el Templo de Dios fue restaurado cuando apareció Jesucristo en la Tierra; y Él dijo: “Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré”[13]. Pensaron que estaba hablando del templo físico que en 46 años había sido construido, y que ahora Cristo decía que lo destruyeran y que Él lo iba a levantar en tres días, o sea, que iba a hacer un milagro; pero Él no hablaba de ese templo físico, sino que hablaba de Su Templo, Su cuerpo físico, donde estaba morando Dios.
Y ahora, Israel por cerca de dos mil años no tiene templo, porque Tito Vespasiano (el general romano, hijo del emperador romano, y que luego vino a ser el emperador romano) destruyó con su ejército el templo que había construido Herodes, e Israel se quedó sin templo; la ciudad también fue destruida, y miles fueron crucificados. En esos días se vivió una etapa muy terrible en medio del pueblo hebreo allí en Jerusalén; pero Cristo había profetizado que aquel templo sería destruido.
Y ahora, Cristo también hablando de Su cuerpo como el Templo de Dios, vean ustedes, fue crucificado, pero fue levantado en tres días: resucitó glorificado; y ahora no es un cuerpo físico mortal, sino que es un cuerpo glorificado, inmortal.
Estaba prometido en el capítulo 7 de San Juan, versos 37 al 39, que Él sería glorificado; Él dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”. “Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyesen en Él”. Él dijo que correrían por su vientre ríos de agua viva, hablando del Espíritu Santo que recibirían los que creyesen en Él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, ¿por qué? Porque Jesucristo todavía no había sido glorificado.
Y ahora, Jesucristo es el Templo humano de Dios, el cual fue glorificado; y ahora lo tenemos como el Templo glorificado de Dios, lugar donde Dios habita; y por consiguiente, el que se sentó en el Trono de Dios; y a través de Él, Dios está reinando desde Su Trono. Todo poder le ha sido dado en el Cielo y en la Tierra[14].
Y ahora, Él dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 al 21:
“… yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
En la misma forma. En la misma forma será. Cristo está sentado a la diestra de Dios, dice la Escritura[15]. La diestra de Dios significa el poder de Dios. Todo el poder de Dios es manifestado a través de Jesucristo; por eso recibió todo poder en el Cielo y en la Tierra. El poder lo tiene el que se sienta en el trono, porque el poder está en el trono.
Y ahora, en la misma forma será en el Reino terrenal; como es en el Reino celestial y como es en el Trono celestial, será en el Trono terrenal y Reino terrenal.
En el Reino de David y Trono de David será en la misma forma que es en el Reino celestial y Trono celestial; porque el Reino terrenal y Trono terrenal de David será la representación del Reino y Trono celestial.
El Trono de David, al cual Cristo es heredero, será ocupado, y será restaurado —por consiguiente— el Reino de David. Y Cristo se sentará y serán juntadas todas las naciones delante de Él, y serán juzgadas; y serán declaradas, algunas naciones: condenadas a dejar de existir; y otras serán declaradas dignas para entrar al Reino de Dios, porque trataron bien a esos hermanos pequeñitos de Jesucristo, o sea, a la Iglesia del Señor Jesucristo, y también al pueblo hebreo. Eso está en San Mateo, capítulo 25, versos 31 al 46.
Muchas naciones entrarán al Reino del Mesías, al Reino de David, cuando se siente el Hijo del Hombre en Su Trono de gloria, en el Trono de David; y con Él se sentará el Vencedor. Ahí hay un misterio grande.
En la misma forma que se sentó Cristo en el Trono de Dios en el Cielo, se sentará el Vencedor con Cristo en Su Trono, el Trono de David. Por eso en Apocalipsis, capítulo 2, versos 26 al 28, dice: “Al que venciere, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro; así como yo he recibido de mi Padre; y le daré la Estrella de la Mañana”.
¿Qué es la Estrella de la Mañana? Cristo, el Espíritu Santo. Él recibirá a Cristo, el Ángel del Pacto, al Espíritu Santo; y a través de él, Cristo en Espíritu Santo estará obrando todas las cosas, para la restauración de todas las cosas: la restauración del Reino de David, la restauración del Trono de David, la restauración de las doce tribus de Israel…; porque sin la restauración de esas doce tribus no habrá restauración del Reino.
La idea de que ya diez tribus fueron desarraigadas y dejaron de existir, y nunca más aparecerán, es una idea humana. Conforme a la profecía bíblica, serán restauradas no solamente dos tribus, sino las doce tribus: las tribus del sur (la de Judá y la de Benjamín, que son las tribus del reino del sur) y las diez tribus del reino del norte (que corresponden al reino de Israel; ese es el reino que lleva el nombre de “Israel”).
Y para todas las doce tribus usar el nombre “Israel”, tienen que estar reunidas las doce tribus; porque solamen-… Cuando es para dos tribus, las dos tribus del sur, el nombre que se usa es: “El reino de Judá”, se usa el nombre “Judá”, no se usa el nombre “Israel”; solamente se puede usar con el reino de Judá cuando está unido al reino del norte. Pero las diez tribus siempre tienen el nombre “Israel”.
Por eso Cristo también dice que ha sido enviado para buscar las ovejas perdidas de Israel; perdidas[16]. “Pero el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”[17]; por lo tanto, Él es el único que las puede encontrar; aunque humanamente están perdidas y parece que no hay esperanza, porque ya se perdieron.
A Dios no se le pierde nada. Aún más, si alguien piensa que ya se perdieron, entonces el Dios en el que creen no es un Redentor. Pero por cuanto Dios, dice la Escritura que es el Redentor de Israel[18]: Él va a redimir esas tribus. Como redimió a Israel de Egipto, Él redimirá esas diez tribus de entre los gentiles y las colocará en su tierra.
Por esa causa es que el Ángel que viene con el Sello del Dios vivo llamará y juntará todas las tribus, para así restaurar como tribus a Israel, incluyendo las tribus del sur; unificar a Israel, restaurar a Israel, para que pueda ser restaurado el Reino de Israel, el Reino de David y Trono de David; y pueda ser restaurado el Edén, y pueda ser restaurado el Templo de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo (ese es el Templo espiritual del Señor).
Y por consiguiente, pueda ser restaurado el Orden Sacerdotal (en la Tierra) del Templo celestial, pueda ser establecido en la Tierra ese Orden Sacerdotal de Melquisedec, del Templo celestial; y pueda ser restaurado el Reino de Dios en la Tierra, con los reyes y sacerdotes encabezados por Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores.
Y reinaremos con Él como reyes, como sacerdotes y como jueces, por mil años y luego por toda la eternidad; porque será restaurado el Reino. “Y el Reino no será dejado a otro pueblo”, conforme a Daniel, capítulo 2, versos 30 al 45.
Porque la Piedra no cortada de manos, que hiere a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuza, y desmenuza toda la estatua: esa Piedra creció, se hizo un gran Monte que llenó toda la Tierra. Lo cual muestra que el Dios del Cielo establecerá un Reino en la Tierra que reinará sobre todas las naciones, y no será dejado para otro pueblo; por lo tanto, ese Reino será a nivel mundial.
Bajo ese reinado es que la humanidad tendrá la paz imperecedera; porque en ese Reino, el diablo, Satanás o el maligno, estará atado y colocado en el abismo, en el pozo del abismo.
El diablo es el que quita la paz de la Tierra. El diablo vino para hurtar, matar y destruir; pero Cristo ha venido para que tengamos vida eterna, para restaurar al ser humano a la vida eterna y al Reino eterno de Dios.
Y ahora, por cuanto el Templo de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo —ya el templo que estaba en Israel no existe—, para el Reino Milenial tendremos un Templo formado por piedras vivas, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y un orden sacerdotal celestial según el Orden de Melquisedec: el Orden celestial del Templo celestial, que estará establecido en la Tierra.
Miren ustedes aquí, en Hebreos, capítulo 7, verso 11 en adelante, dice:
“Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de (la) ley”.
Hubo un cambio de sacerdocio, y ahora el sacerdocio de Aarón ya dejó de existir; ese orden sacerdotal terrenal bajo la Ley, y del templo terrenal, dejó de existir; y el que está en funcionamiento es el Orden celestial de Melquisedec; ese es el orden que será establecido en la Tierra, al cual pertenecen los creyentes en Cristo nacidos de nuevo.
Son Real Sacerdocio, o sea, del Orden de Melquisedec; y Jesucristo es el Sumo Sacerdote de ese Orden celestial. Y también Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores, según ese Orden celestial del Reino celestial; y de ese Orden del Reino celestial somos nosotros reyes también.
Cristo también es el Juez, porque Dios lo ha colocado como Juez de los vivos y de los muertos, el Juez Supremo[19]. Y “los santos juzgarán al mundo”, conforme a Primera de Corintios, capítulo 6, verso 1 al 5; y por consiguiente, somos jueces de ese Orden Judicial celestial, que será establecido en la Tierra también. Por eso Cristo a Sus discípulos dijo: “Vosotros os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel”. San Mateo, capítulo 19, versos 26 al 28; y San Lucas, capítulo 22, versos 28 al 30.
Todo eso corresponde al Reino de Dios, que será establecido en la Tierra, en donde la teocracia y la monarquía estarán fusionadas.
Esto de doce tronos con doce apóstoles allí, corresponde a la teocracia; están como jueces… como en el tiempo de los jueces, que Dios juzgaba a Israel a través de los jueces.
Y ahora, para Israel hay un tiempo glorioso llamado “el tiempo…” – o “los tiempos de la restauración de todas las cosas”.
“LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS”.
Estamos en el tiempo para la restauración de todas las cosas; por eso es que yo estoy esperando mi transformación, estoy esperando mi restauración a la vida eterna física, que será la adopción, la redención del cuerpo, como dice San Pablo en Romanos, capítulo 8, versos 19 al 23.
Por lo tanto, yo estoy esperando mi transformación, los muertos en Cristo están esperando la resurrección en cuerpos eternos, yo estoy esperando mi transformación. Dice San Pablo que los que estarán vivos serán transformados sin ver muerte[20]. ¿Y quiénes serán esas personas? Está hablando de los escogidos del Día Postrero, que estarán en la etapa de la restauración de todas las cosas.
Esa etapa y a esa etapa está ligada la Visión de la Carpa, de la cual el reverendo William Branham dice que será la Tercera Etapa; y lo que vimos en parte manifestado en él, será manifestado en toda Su plenitud.
En esa etapa de la restauración de todas las cosas, en los tiempos de la restauración de todas las cosas, la Tercera Etapa (de la cual habló el reverendo William Branham) se estará cumpliendo.
Tiene que aparecer en algún lugar esa carpa que él vio; que no era una carpa común, no era una carpa como él acostumbraba a ver o a tener, porque él dijo que era una carpa o una catedral[21]; o sea, que tenía unas características diferentes a las carpas que se usaban muchos años atrás; un tipo de carpa que parecía no solamente una carpa, sino una catedral, y grande.
En algún lugar tiene que aparecer, pues ya él la vio; tiene que hacerse una realidad. Alguien tiene que creerlo, y a través de alguien tiene que Dios traerla a existencia.
Dios no va a crear la Carpa; Él tendrá a personas en el tiempo final, bajo el ministerio del tiempo final, correspondiente a la Edad de la Piedra Angular, que estarán trabajando arduamente, por la fe y con la fe, con la revelación, de lo que fue dicho; basándose en lo que fue dicho, estarán trabajando para que se materialice lo que vio el reverendo William Branham.
Por lo tanto, en la parte física le corresponde a la Iglesia del Señor del tiempo de la restauración de todas las cosas. No va a aparecer San Pablo construyendo una carpa gigante para que se cumpla ahí; ni el segundo ángel mensajero tampoco, ni el tercero, ni el cuarto, ni el quinto. No va a aparecer Lutero construyendo una carpa grande con su grupo, para decir: “Esto fue lo que vio el reverendo William Branham”.
Ya el tiempo de Lutero pasó. El reverendo William Branham estaba viendo hacia el futuro. No estaba viendo en su tiempo; estaba viendo hacia el futuro. Ya él estaba en otra dimensión; y vio actividades llevándose a cabo; y no eran actividades de él, ni era una carpa de él tampoco. Él vio las cosas sucediendo y los milagros sucediendo, y sin embargo él no estaba ministrando; pero el Ángel le dijo que él va a estar allí[22].
Si los siete ángeles de las siete edades vinieron y se encontraron con él… ¿O sería que los siete ángeles de las siete iglesias vinieron para encontrarse con el que era diferente?
Y lo subió a donde estaba él con los otros ángeles, para esta reunión que —como resultado— tendría un efecto importante en el este, donde él fue para predicar los Sellos; lo cual señala que, en el Día Postrero, lo que pasará en el oeste tendrá un impacto grande en el este, en Israel.
Dice el reverendo William Branham que el Ángel Fuerte que desciende del Cielo es el Mensajero a Israel. Entonces ¿es quién? El Espíritu Santo, Cristo en Su cuerpo angelical, el Ángel del Pacto. Pero dice: “Pero Él viene por Su Iglesia, por Su Novia”[23]. Y dice que cuando ellos, los judíos, lo vean viniendo por Su Iglesia, dirán: “Este es el que nosotros estamos esperando”.
Entonces, ¿dónde lo van a ver manifestado? En medio de la Iglesia. Eso es en la Tercera Etapa que vio el reverendo William Branham. Por eso le fue prohibido ir a Israel, porque no era el tiempo todavía[24]. No era el tiempo la séptima edad; ni la brecha que hubo entre la séptima edad y la Edad de la Piedra Angular, tampoco era el tiempo para ir a Israel.
El tiempo para Israel es en la Edad de la Piedra Angular, en el tiempo o los tiempos para la restauración de todas las cosas, para la restauración de Israel; ser restaurado Israel con las doce tribus, ser restaurado el Reino de David o Reino de Dios en la Tierra, en Israel, ser restaurado el Trono de David con un Rey sobre Israel y sobre todas las naciones.
La restauración prometida para nuestro tiempo, de todas las cosas, vean todas las cosas que tiene.
Estamos en el tiempo de más – de bendiciones más grandes para los creyentes en Cristo. Estamos en el tiempo glorioso de los tiempos de y para la restauración de todas las cosas.
Espero pronto mi restauración física a la vida eterna, con un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo de Jesucristo, nuestro Salvador. Estoy esperando mi adopción, la redención de mi cuerpo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Yo lo sé, y ustedes saben también que yo estoy esperando lo mismo.
Y a esa restauración está ligada la Tercera Etapa, está ligada la Visión de la Carpa. Y si eso está ligado a esa restauración, hay que trabajar ¿cómo? Con lo que tiene que ver con la restauración de todas las cosas. Por esa causa es que para este tiempo final, en algún lugar del continente americano, se cumplirá la Visión de la Carpa, surgirá esa Carpa gigante, para un Programa gigante que Dios tiene.
Él, hablando de lo que estará sucediendo, también él dice que serán creados miembros del cuerpo que le faltan a algunas personas[25]. También mostró, en cinco eventos que se cumplieron en su ministerio, lo que va a suceder; o sea que cada uno de esos eventos representa una parte del Programa que se llevará a cabo.
Los tipos y figuras hablan claro de lo que va a suceder:
- Por ejemplo, la sanidad de la esposa del reverendo William Branham, por la Palabra creadora siendo hablada a distancia, nos habla de sanidad divina a distancia[26].
Por lo tanto, no tienen que preocuparse si ustedes no están con sus congregaciones en ese lugar. Hay medios de comunicación, como internet o el satélite, a través del cual estarán viendo más de cerca lo que estará sucediendo en el cumplimiento de esa Visión de la Carpa. Y también muchos estarán recibiendo beneficios, como los que estarán allí presentes.
También, por cuanto la esposa del reverendo William Branham representa a la Iglesia, vean ustedes, eso nos habla de sanidad para la Iglesia, y también para todas las personas que la necesiten.
- La salvación de los dos hijos de una hermana llamada Hattie Wright, nos habla de salvación para los familiares de los creyentes en Cristo[27]. Por eso fue visto en la Visión de la Carpa llamamiento al altar, y gente llorando con sus manos levantadas[28].
- También, hablándole a la tormenta, eso nos habla del poder de Dios manifestado sobre la naturaleza[29].
- También nos habló acerca de la resurrección de un pececito[30].
El cristianismo está representado en los peces; por eso Cristo dijo: “Venid en pos de Mí, y Yo os haré pescadores de hombres”[31]. Eso corresponde a la Era de Piscis, la era del cristianismo.
También, vean ustedes, ese pececito que fue resucitado media hora después, nos habla de los escogidos del tiempo final que morirían físicamente y serán resucitados en ese tiempo de la Tercera Etapa, y también los muertos en Cristo de otras edades; lo cual fue representado también en la resurrección de Lázaro, con esa Gran Voz que llamó a Lázaro del sepulcro[32]; la misma Voz que llama a la Iglesia a subir, la misma Voz que llamó a Juan a subir[33].
- Luego también las ardillas: hablando a creación cosas que no existían; y después se las comió[34].
Dios puso en la boca de Moisés la Palabra creadora para decir que vendría maná del Cielo y que vendrían aves también[35]; y también Jesús habló la Palabra creadora, y multiplicó los panes y los peces[36].
Por lo tanto, habrá poder en la Palabra creadora que Dios colocará en la boca de aquel instrumento que tenga para esa etapa del cumplimiento de la Visión de la Carpa.
Y ahí, por la Palabra creadora, muchas cosas que no existen vendrán a la existencia; como lo que les dije de miembros del cuerpo que perdieron algunas personas, los cuales serán creados.
También ese mismo poder está mostrado en Apocalipsis 11; porque en la página 136 del libro de Citas, dice que los grandes milagros será para Moisés y Elías[37].
Y los grandes milagros corresponden a la Tercera Etapa, para el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Ahí estarán esos ministerios: el de Moisés, Elías y de Jesucristo, operados por el Espíritu Santo.
Algunos dirán: “Es el profeta Elías”. Otros dirán: “Es el profeta Moisés”. Otros dirán: “Es el profeta Jesucristo”. Pero será Jesucristo en Espíritu Santo obrando a través de un profeta del Día Postrero. Pero ese profeta no será literalmente Elías, no será literalmente Moisés y no será literalmente Jesucristo; pero en él estará el Espíritu Santo. Él viene con el Sello del Dios vivo, con el Espíritu Santo, operando el ministerio de Elías por quinta vez, de Moisés por segunda vez y de Jesucristo por segunda vez.
Será Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, en Su manifestación final: a través de un profeta del Día Postrero.
Pero él de sí mismo no dirá que es Elías, porque él no será literalmente el profeta Elías; ni será el profeta Moisés literalmente; ni será Jesucristo literalmente; pero en él estarán esos tres ministerios siendo operados por el Espíritu Santo. Por lo tanto, la gloria será ¿para quién? Para Dios, para Jesucristo. Todo esto será en los tiempos de la restauración de todas las cosas.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de “LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS”.
Mañana estaremos en la actividad de la mañana, para recibir todo lo que Dios tenga para nosotros.
Y continuaremos sirviendo a Dios todos los días de nuestra vida, y trabajando en aquello que contribuirá para el cumplimiento de todo el Programa Divino correspondiente a este tiempo final.
Tendremos el privilegio de ver el cumplimiento de todas las cosas que fueron prometidas para este tiempo final.
Estaremos trabajando para que Dios haga una realidad lo que Él ha prometido para este tiempo final, para el tiempo de la restauración de todas las cosas. Estaremos trabajando para la restauración de todas las cosas, la parte que nos corresponde a nosotros; la que le corresponde a Dios por medio de Jesucristo, Él la hará; y la que nos corresponde a nosotros, Cristo a través de nosotros la hará; porque Él pondrá en nosotros el querer como el hacer[38].
Él, obrando a través de nosotros, traerá a realidad lo que ha sido prometido para la Tercera Etapa, para esa etapa que traerá restauración, traerá bendición para la Iglesia de Jesucristo y para el pueblo hebreo; traerá restauración para la humanidad; traerá la restauración del Reino de Dios a la Tierra, y por consiguiente a toda la humanidad; donde la humanidad obtendrá la paz imperecedera, el amor, la prosperidad, el gozo, la felicidad, y también obtendrá el compañerismo en amor divino entre las personas y entre los pueblos.
Que las bendiciones del Dios Eterno, de Abraham, de Isaac y de Jacob, sean sobre todos ustedes. Amén.
Dejo nuevamente con ustedes al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar.
Dios les bendiga y les guarde. Y adelante, Miguel.
Creo que han visto claramente el porqué de una carpa grande. Fue dicha, fue hablada; tiene que surgir en algún sitio, entre gente que lo crean de todo corazón, y que trabajen para que se haga realidad; personas que por la fe conquistan las promesas.
¿Por qué trabajamos para que haya una carpa o catedral grande? Porque creemos que es cierto, que es verdad lo que fue dicho.
Que Dios les bendiga y les guarde.
Ahora, yo me pregunto: ¿Por qué será que los seguidores de aquel a través del cual Dios dijo que habrá una carpa grande no lo hacen? [Hno. Miguel: No lo creen]. Vamos a dejar a Miguel que diga por qué.
Yo trabajo en pro de que haya una carpa grande, o catedral, porque fue dicho, y yo lo creo de todo corazón.
Lo que se está haciendo es una expresión de la fe que hay aquí. ¿Y dónde más? Ahí en el corazón de cada uno de ustedes. Y el que tenga esa fe: ¡pues a trabajar! El que no la tenga, pues no se va a interesar en hacer algo. Pero el que tenga esa fe, esa revelación, y lo crea de todo corazón, dirá: “Yo, con mi congregación, quiero tener una parte en esa labor”.
No hay que obligar a las personas. Darle a conocer el Programa Divino, y cada cual dirá: “Yo quiero tener una parte en esa labor; porque es una labor conforme a lo prometido, conforme a la promesa divina”.
Así que ¡adelante! todos los que tienen esa misma clase de fe, esa misma clase de revelación, para que pronto se haga una realidad.
Que Dios les bendiga, les guarde, a ustedes y a vuestras congregaciones, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.
Vamos a dejar por aquí al misionero, reverendo Miguel Bermúdez Marín. Ya tuvimos el postre.
No hace mucho estuvimos escuchando un rabino que decía que el postre era ¿qué?
[Hno. Miguel: Él me estaba diciendo, cuando el tiempo de la Torá, ¿verdad? Cuando no la podían leer entonces usaban la lectura de los profetas, y la llamaban “el postre”, la lectura de los mensajes profetas. Le llaman ellos “Haftará”].
La Haftará, que era la lectura de los libros de los profetas, se efectuaba en las sinagogas en el tiempo que prohibieron (los gobiernos o el Gobierno) leer la Torá; pero el leer los profetas: en forma indirecta, o bastante directa, estaban leyendo la Torá; porque los profetas de lo que hablan es de la Torá. [Hno. Miguel: Y estaban dándole al postre, estaban…] Y a eso le llamaban “el postre”.
Bueno, vamos a dejar por aquí a nuestro hermano y amigo, el misionero Miguel Bermúdez Marín, el cual ha trabajado arduamente en la labor del Señor de este tiempo final, y continúa trabajando; y esperando que Dios lo mantenga entre nosotros hasta que sea transformado.
Ustedes, junto a nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín, han trabajado muy bien, muy unidos; y mi deseo es que continúen trabajando bien unidos a él en la Obra del Señor.
Yo estaré también en muchos de los lugares donde él esté, a los cuales él me invita para que esté viajando con él. Quizás no pueda estar en todos; pero en muchos de los lugares donde él esté, también yo estaré, como siempre lo he hecho, trabajando en la Obra del Señor.
Mi deseo es que pronto se cumpla plenamente la Visión de la Carpa, porque ahí es donde están todas las bendiciones prometidas para la Tercera Etapa; pero mientras tanto, continuamos trabajando en la dirección correcta. Estamos en la dirección correcta.
Que Dios les bendiga y les guarde, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. Y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo.
Y oren mucho por la actividad de mañana, en donde esperamos grandes bendiciones.
Pero me alegro mucho haber llegado temprano; y aunque era de los más lejos, llegamos de los primeritos, quizás primero que los que están cerca. Casi siempre los que están lejos llegan primero que los que están cerca. Bueno, eso… hay una Escritura que dice (¿verdad?): “Los postreros serán primeros, y los primeros serán postreros”[39].
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS”.
[Revisión septiembre 2025]
[1] 2 Reyes 2:9-10
[2] 2 Reyes 2:11-12
[3] 1 Reyes 19:15-16
[4] Josué 3:14-17
[5] 2 Reyes 2:13-15
[6] Citas, pág. 128, párr. 1143: 64-0719M “La Fiesta de las Trompetas”, párr. 155
[7] Cita 1471: 65-1127B “Tratando de hacer un servicio a Dios sin ser la voluntad de Dios”, párr. 212
[8] San Mateo 16:27
[9] Los Sellos, pág. 469, párr. 153
[10] 65-1127B “Tratando de hacer un servicio a Dios sin ser la voluntad de Dios”, párrs. 91-92
[11] Los Sellos, pág. 469, párr. 154
[12] San Mateo 24:37-39, San Lucas 17:26-30
[13] San Juan 2:19-21
[14] San Mateo 28:18
[15] Mr. 16:19; Ef. 1:20; Col. 3:1; Heb. 1:3, 10:12
[16] San Mateo 15:24
[17] San Lucas 19:10
[18] Isaías 41:14, 44:6, 49:7, 54:5
[19] Hechos 10:42, 2 Timoteo 4:1
[20] 1 Corintios 15:51-52, 1 Tesalonicenses 4:15-17
[21] Los Sellos, pág. 471, párr. 161
[22] Los Sellos, pág. 471, párr. 161
[23] Los Sellos, pág. 57, párrs. 16-18
[24] 61-0730M “Las instrucciones de Gabriel a Daniel”, párrs. 152-157 / Libro LGCC: Pág. 41, párrs. 159-164
[25] Los Sellos, pág. 281, párr. 13
[26] Compilación de extractos “La introducción de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia”: Sanidad hermana Meda Branham: págs. 290-295, párrs. 71-136 ([64-0120] “Sus palabras infalibles de promesa”)
[27] Compilación de extractos “La introducción…”: Salvación hijos de Hattie Wright: págs. 250-252, párrs. 170-188 ([60-0417M] “Id, decid”)
[28] Citas, pág. 25, párr. 211: 58-1001 “Levantándolo a Él de la historia”, párrs. 4-5
[29] Compilación de extractos “La introducción…”: Detiene la tormenta: págs. 281-284, párrs. 86-122 ([63-1110E] “El que está en vosotros”)
[30] Compilación de extractos “La introducción…”: Resurrección del pececito: págs. 235-238, párrs. 130-157 ([57-0623] “Cree desde el corazón”)
[31] Mt. 4:19-20, Mr. 1:17-18
[32] San Juan 11:38-44
[33] Apocalipsis 4:1
[34] Compilación de extractos “La introducción…”: Creación de ardillas: págs. 238-245, párrs. 33-52 ([59-1123] “Habla a esta montaña”)
[35] Éxodo 16:4-36
[36] Alimentación de los cinco mil: Mt. 14:13-21, Mr. 6:30-44, Lc. 9:10-17, Jn. 6:1-13 / Alimentación de los cuatro mil: Mt. 15:32-38, Mr. 8:1-9
[37] Citas, pág. 136, párr. 1208: 64-0823M “Preguntas y Respuestas #1”, pregunta 253, párrs. 197-198
[38] Filipenses 2:13
[39] San Mateo 20:16