La Palabra profética es la Luz del Día Postrero

Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Reino de Cristo en este tiempo final; es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Tenemos una Escritura aquí que nos habla, en Segunda de Pedro, capítulo 1, versos 16 al 21, y que nos dice de la siguiente manera:

“Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.

Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.

Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,

porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

“LA PALABRA PROFÉTICA ES LA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

Tenemos la Palabra profética escrita en la Biblia, en el Nuevo Testamento y también en el Antiguo Testamento; y cuando Dios obra en una edad o en una dispensación, lo que Él hace es tomar esa Palabra profética que está escrita y la hace realidad, y eso es la Obra de Dios para cada edad y para cada dispensación, y ese es el Programa que se lleva a cabo, en donde vienen las bendiciones de Dios para el pueblo de Dios; y así es la Obra de Dios en cada edad y en cada dispensación. Y así es como de edad en edad Él ha llamado y juntado a Sus escogidos en Su Cuerpo Místico de creyentes.

Ahora, por cuanto Dios no hace nada si no revela Sus secretos a Sus siervos Sus profetas (conforme a Amós, capítulo 3, verso 7), siempre encontramos que cuando llega el tiempo, edad o dispensación para Dios cumplir lo que Él prometió, siempre Dios envía un espíritu de mensajero del Cielo a la Tierra: aparece, y aparece un hombre (nace un niñito, luego aparece, crece, viene a ser un hombre), y toda Palabra, toda revelación, viene siempre al profeta.

La Palabra viene al profeta, y por consiguiente en ese hombre Dios se manifiesta. Viene la Palabra de Dios a ese hombre, él la capta, y aunque no lo entienda muy bien, la habla; y comienza a llevarse a cabo la Obra de Dios para ese tiempo.

Es que Dios tomó Su Palabra prometida para ese tiempo, la Palabra escrita, la Palabra profética, y la colocó en un hombre; y comenzó a obrar a través de ese hombre, y comenzó Dios a hablar a través de ese hombre todo lo que tenía que hablar de acuerdo al Programa de Dios para ese tiempo; y comienza a hacer realidad todo lo que estaba prometido para ese tiempo.

Y así es como viene la Luz para cada edad y para cada dispensación: es la Palabra prometida para esa edad siendo cumplida en el mensajero de esa edad y en el pueblo que recibe ese Mensaje.

Vean, Cristo dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas”[1]. Pero ahora, para aquellos que le seguían Él dijo: “Vosotros sois la luz del mundo”[2]. ¿Ven?

Y ahora, encontramos que Cristo es la Luz del mundo y Su Iglesia también, y así es de edad en edad. Cuando la Palabra es vivificada, es hecha realidad, es cumplida: es cuando aparece el mensajero; y luego el pueblo recibe ese Mensaje y a ese mensajero, y se hace realidad en el pueblo también.

Vean, en el tiempo de Moisés, la Palabra prometida para ese tiempo estaba en Moisés, por eso fue que a Moisés fue que Dios le apareció en aquella zarza y le habló; le habló de acuerdo a lo que le había hablado a Abraham, en el capítulo 15, versos 12 al 19 [Génesis], acerca de Israel: que sería… viviría en una tierra ajena y sería esclavo allí, pero después de los 400 años… estarían 400 años, y después de los 400 años Dios los libertaría, los llevaría de regreso a su tierra.

De acuerdo a eso fue que Dios le habló cuando le apareció a Moisés[3]; y ahí en Moisés se hace carne esa Palabra; porque todo el Programa de Dios estaba sellado en Moisés.

Y cuando Dios le abre esa Palabra y lo envía, ahí va la Luz de esa edad, de ese tiempo, rumbo a Egipto para la liberación del pueblo hebreo; y ahí va Cristo, el Ángel del Pacto, que es la Luz del mundo, va allí en Moisés velado, para ser revelado a Su pueblo Israel.

La Palabra profética, la Palabra escrita; mientras esa Palabra prometida que está escrita no es vindicada, o sea, no es cumplida, hecha realidad, todavía no es la Luz. Pero cuando se cumple, cuando se manifiesta, cuando se hace carne en el mensajero y luego en el pueblo… Cuando se hace carne en el mensajero, ahí está la Luz para esa edad: la Luz, la Palabra, alumbrando a través de un hombre. Y cuando pasa al pueblo y se hace carne en el pueblo, el pueblo también y en el pueblo también está la Luz; y está ese pueblo alumbrando, resplandeciendo. Por eso es que dice Isaías 60: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor, la gloria de Jehová, ha nacido sobre ti”.

Va a resplandecer con la Palabra prometida para esa edad, que es la Luz para ese tiempo. O sea que cuando lo que Dios ha prometido para una edad es vindicado, o sea, es cumplido, hecho realidad, ahí está la Luz resplandeciendo, esa es la Luz de Dios para Su pueblo en ese tiempo.

Y ahora miren, el reverendo William Branham dice aquí en este mensaje “Shalom”, este mensaje “Shalom” que fue predicado…; hay dos mensajes con el mismo tema: uno fue predicado en Jeffersonville, Indiana, y el otro (este) fue predicado en Phoenix, Arizona, el 19 de enero de 1964. Él dice[4]:

99 La Palabra es luz cuando es vindicada. Mientras la Palabra prometida para este día no es vindicada, todavía no es luz. No puede ser. Si Dios dijo: ‘Sea la luz’, y ningún sol vino a existencia, no existe ninguna señal de luz”.

Pero cuando vino el sol, cuando apareció el sol, ahí está la luz. ¿Ve? Fue entonces esa Palabra manifestada y prometida, eso que fue hablado se hizo una realidad; y entonces fue la luz para alumbrar sobre la Tierra. Y así es toda Palabra que ha sido hablada: cuando es vindicada, cuando es hecha realidad, cuando se cumple, entonces es que alumbra. Dice:

[99] Pero cuando Dios dijo: ‘Sea la luz’, y hubo luz. Cuando Dios prometió un Mesías, el Mesías vino, entonces Su Palabra fue cumplida y Él fue la Luz de la hora (por eso Él dijo: ‘Yo soy la Luz del mundo’). Cuando Él prometió a Noé y le prometió a otros y a los demás, ellos eran la Luz de la hora.

100 Y hay una luz de la hora presente, ese es Jesucristo en el poder de Su resurrección, Su Palabra que es prometida para este día”.

Y ahora, vean ustedes lo sencillo que es todo. Todo es tan sencillo que, si uno no vigila, le pasa por encima sin uno darse cuenta.

Ahora, tenemos la promesa para nuestro tiempo, vean aquí:

[109] Este es un día en que nos debemos de levantar y resplandecer en el poder de Jesucristo. Oscuridad asentándose sobre la Tierra; debe haber un día nuevo para nosotros, sí, en verdad, haciéndolo exactamente de la manera que Él lo hace. Pero fíjense en Su Palabra y vean la promesa que es prometida para este día, y se darán cuenta si están viviendo en la Luz del día o no”.

Ahora, podemos ver que la Palabra prometida para cada tiempo, cuando llega ese momento tiene que ser cumplida; y eso es la Palabra viviente, hecha realidad, esa Palabra tiene vida; y por consiguiente, traerá a cumplimiento todas las cosas que están prometidas que hará la Palabra, el Verbo, para cada tiempo.

¿Qué significa esto? Siendo que Moisés era la Palabra viviente para aquel tiempo, porque en él estaba el Ángel del Pacto, el Verbo manifestado, y por consiguiente estaba toda Palabra que Dios había prometido para aquel tiempo, por lo tanto, a través de Moisés, Dios cumpliría todo lo que Él prometió para aquel tiempo. Tan simple como eso.

Para los días de Jesús y de Juan, encontramos que, por cuanto Juan era el mensajero para aquel tiempo para precursar la Primera Venida de Cristo, todo lo que haría el mensajero precursor estaba prometido en la Escritura, y eso estaba sellado en Juan el Bautista.

Y cuando Dios le abrió a él el cuadro, vino a él la revelación del propósito divino para el cual Dios lo envió: él, al comenzar su labor: comenzó a cumplirse la promesa de la venida del precursor preparándole el camino al Señor[5].

Vean lo que estuvo haciendo; eso era ¿qué? La Palabra prometida para aquel tiempo; la Palabra prometida para aquel tiempo que precursaría la Venida del Señor. Por eso a través de Juan el Bautista se cumplió esa promesa; era la Palabra prometida, y por consiguiente era la Luz para el pueblo, la Luz de esa etapa en donde sería precursada la Venida del Señor.

Por eso Jesús dice que Juan era una antorcha que ardía, o sea, una lámpara, como las lámparas del templo, así Juan era para el pueblo. Eso está por ahí por el capítulo 5, verso 35 por ahí (vamos a ver si ahí está) [San Juan]:

“Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.

Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado”.

Y ahora vean, el testimonio de que Juan era el precursor y de que Jesús era el precursado, era la labor, las obras que estaban siendo hechas (que Dios había prometido), las cuales a través de Juan como precursor fueron cumplidas, y a través de Jesús como precursado fueron cumplidas las correspondientes al precursado, al Mesías.

Y así ha sido en cada tiempo. Las obras, por ejemplo, de Moisés, dieron testimonio que Moisés era el mensajero a través del cual Dios cumpliría la promesa de la liberación de Israel. La liberación de Israel dio testimonio de que Moisés era el hombre, de que en Moisés estaba la Palabra prometida siendo hecha una realidad. Ese es el orden de Dios: Dios no obra sino a través de seres humanos, de mensajeros. “Porque no hará nada el Señor, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”, dice Amós, capítulo 3, verso 7.

Y ahora, hemos visto también a través de la historia de la Iglesia, a través de las siete edades, que la Palabra vindicada para cada edad, o sea, cumplida, hecha realidad para cada edad, ha sido en el mensajero que Dios envió para cada edad; y luego el pueblo que la recibió, viene también en él a cumplirse la Palabra prometida; ese pueblo tiene la Palabra prometida para esa edad hecha realidad.

Y, por lo tanto, el mensajero es la Luz para esa edad, lo cual es Cristo alumbrando a través del mensajero, Cristo en Espíritu Santo alumbrando por el mensajero; y luego la Iglesia en donde se cumple esa Palabra viene a ser también (la Iglesia) Palabra para esa edad, y por consiguiente tiene el cumplimiento de esa Palabra prometida para esa edad; y viene a ser (esa Iglesia) Luz también; ahí está la Luz, Cristo, la Luz del mundo resplandeciendo.

Y ahora, hemos visto que la Palabra profética hecha realidad es la Luz para cada edad o para cada dispensación. Mientras no está vindicada o cumplida, todavía no es Luz.

Vean aquí, en la página 120 del libro de Citas, párrafo 1065, dice:

1065 – “Él era la Luz vindicada de ese día. ¿Ve? Pero hay más Palabra de ser vindicada. Él tiene que vindicar más Palabra”.

O sea, tiene que cumplir, hacer realidad, más Palabra; pero Jesús era la Palabra vindicada para Su día, la Palabra prometida para aquel tiempo, en el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo, para realizar el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano.

1065 – “Y cuando la última Palabra sea vindicada (o sea, sea cumplida, sea hecha realidad), entonces la muerte es sorbida con victoria y los muertos en Cristo se levantarán, y entrará el Milenio”.

“Cuando la última Palabra”. Tuvimos Palabra para cada dispensación, tuvimos Palabra para cada edad; y la última Palabra pues es para el tiempo final, para la Edad de la Piedra Angular.

Cuando la Palabra prometida para el tiempo final, para la Iglesia en la edad correspondiente a la Iglesia en el tiempo final, que es la Edad de la Piedra Angular, sea cumplida, sea hecha realidad, entonces vendrá ¿qué? Dice: “La resurrección de los muertos en Cristo”, y por consiguiente la transformación nuestra.

Y vean, en los escritos proféticos de San Pablo dice que será a la Final Trompeta[6], ¿ve? Porque esa Trompeta, la Voz de Cristo, estará hablando ¿qué? Estará hablando esa Palabra que Él estará cumpliendo en ese tiempo. Y Él la hablará, y a medida que la vaya hablando va cumpliéndola, y luego va dando testimonio de lo que ha estado siendo cumplido.

Ahora veamos, en los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia se reflejó todo lo que Dios va a hacer en nuestra edad en este tiempo final; y en el más que se reflejó durante las edades fue en el reverendo William Branham, y en San Pablo, y en San Pedro también.

Vean, “así como Pedro y Pablo trajeron el Evangelio a los gentiles, los gentiles lo llevarán a los judíos, y el rapto sucederá”, dice el reverendo William Branham en la página 30 del libro de Las Edades; y también en la página 14 por ahí también, del libro de Las Edades, habla algo de eso; y él dice que todo eso recorrerá hasta Apocalipsis 11, y dice: “Moisés y Elías trayendo el Evangelio a los judíos”.

¿Ve? ¿De dónde lo llevará? De los gentiles lo pasará a los judíos. Así que va a haber una relación ahí, un entrelace y un acercamiento ahí, para que haya ese paso de uno al otro.

Eso lo podemos ver… Vamos a decir, hay dos embarcaciones ahí, y van a cambiar todo el cargamento de esta embarcación a la otra, ¿qué hacen? Hay un acercamiento, y entonces va a haber gente pasando de aquí a allá, y de allá viniendo acá, y de aquí a allá, que está pasando lo que fue prometido que pasarían de esta embarcación a la otra embarcación.

Y cuando ven (y vamos a decir) los embajadores industriales y comerciantes de un país yendo a otro país, y teniendo reuniones; y los de este país yendo al otro país y teniendo reuniones, ¿qué está sucediendo ahí? Es que está habiendo un intercambio, primero hablado y haciendo tratos, para después verse todos los productos y los intercambios comerciales y de – diferentes intercambios que tendrán esas dos naciones.

Y entre la Iglesia del Señor Jesucristo y el pueblo hebreo habrá un intercambio también.

Muchos han tratado de pasar el Evangelio de Cristo a los judíos, y no han podido. Dice el reverendo William Branham que así como los judíos lo trajeron a los gentiles, así como Pedro y Pablo lo trajeron a los gentiles (vean, Pedro y Pablo, los dos apóstoles principales, y eran profetas también), así los gentiles lo llevarán a los judíos. Y después dice: “Moisés y Elías”. Moisés y Elías están representados en San Pedro y en San Pablo. Así que Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Olivos, tendrán la llave ahí.

Ahora vean por qué Dios no le permitió al reverendo William Branham ir a Israel a predicar[7]: aunque estaba el ministerio de Elías en él, pero estaba el ministerio en su cuarta etapa, y tiene que ser en la quinta etapa para que haga ese entrelace.

Y después la gente dirá: “Pero muchos predicadores importantes y personas importantes trataron de hacerlo, y no pudieron; algunos fueron y no obtuvieron éxito; a otros, como el reverendo William Branham: trató de ir pero el Espíritu se lo impidió, le dijo que no”. ¿Por qué? Porque esa… – tenía un ministerio de profeta y era Elías, pero no tenía el Mensaje que está prometido para Israel para el tiempo final; por lo tanto, no podía ir. Si iba, no iba a producir un buen resultado; aunque tuviera éxito, impacto, pero no le iba a dar lo que está prometido que le será dado al pueblo hebreo.

Ahora, actualmente pues no se habla muy claro tampoco de todas las cosas, no se habla con detalles, para que otras personas que puedan escuchar no vayan a tomar eso y a tratar de personificar y decir: “Bueno, ya sabemos lo que hay que llevarles, así que vamos a ir nosotros”.

Más bien los Dos Olivos mantendrán en secreto ciertas cosas para que nadie pueda imitar; y el que trate de imitar: no tenga éxito.

Ellos están esperando a Elías y están esperando al Mesías; y ellos creen, muchos de ellos creen que ya está en la Tierra Elías y también el Mesías.

Ahora, ellos están a la expectativa esperando ver lo que está prometido siendo cumplido bajo el ministerio de Elías y el ministerio del Mesías.

Ahora, cada cosa tiene su tiempo. Cuando llegue el momento exacto para ellos decir: “Esto es lo que nosotros estábamos esperando”, ellos lo dirán, pues está prometido que ellos van a reconocerlo.

Ahora, ¿qué estará haciendo Elías y Moisés y el Mesías en el Día Postrero? Cumpliendo Dios a través de Elías, de Moisés y del Mesías lo que está prometido, cumpliendo la Palabra profética; y entonces, al estar siendo cumplida, eso será la Luz para el pueblo hebreo, eso será la Luz resplandeciendo y cumpliendo la promesa: “A los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus Alas traerá salvación”[8].

Así es como verán la Luz del Sol de Justicia resplandeciendo en el Día Postrero. Todo será sencillo. Será un asunto de un trabajo, una labor en la cual se estará cumpliendo todo lo que fue prometido; o sea que será el cumplimiento de lo que ha sido prometido. Y los escogidos y también el pueblo hebreo, dirá: “Dios prometió tal cosa, y yo estoy viendo que esto está sucediendo, lo estoy viendo”. Eso será la Luz para la Iglesia de Jesucristo y también para Israel.

Miren aquí. Ahora vean, Dios no puede cumplir una cosa que Él ha prometido para una edad (lo cual tiene que ser a través del mensajero de esa edad), no lo puede cumplir a través de otro mensajero en otra edad; solamente puede hacer el tipo y figura de lo que va a ser hecho más adelante, pero no el cumplimiento pleno.

¿Qué quiere decir esto? Que en muchas ocasiones hay personas que miran y dicen: “Dios cumplió ya a través de tal mensajero tal promesa”. Pero si era para este tiempo final, pues no la cumplió a través de aquel del pasado, sino que lo que hizo fue un tipo y figura, un reflejo de lo que va a suceder más adelante.

Miren aquí una promesa: en la página 156, párrafo 1396, dice…, hablando de la Novia, dice:

1396 – “… la que vive por fe, la Novia; la persona que está aquí (dice…) (…), cree la Palabra de Dios, obediente, esperando en amor a que la promesa de la edad sea confirmada (confirmada, o sea, vindicada, cumplida, hecha realidad). Ella está vigilando por ello. Ella es parte de esa Palabra, y está vigilando para que su vida manifieste esa Palabra”.

O sea que la Iglesia-Novia está vigilando para que en Ella se cumpla eso que ha sido prometido; porque si ha sido prometido para la Iglesia, se tiene que cumplir ¿dónde? En la Iglesia.

1396 – “… (el que es la Palabra), esperando para que la Vida (que es el Espíritu) confirme o lo haga vivo (¿Ve? O lo haga vivo, lo haga realidad: es confirmar). Eso es lo que Ella está esperando (eso es lo que la Novia, la Iglesia-Novia, está esperando). Ninguna otra vida funcionará en Ella. Ella no puede venir a vida de ningún otro modo. Ella todavía lo siente allá afuera, y Ella sabe que va a acontecer; entonces aquí acontece, y entonces Ella despertará. Dios dijo: ‘Que sea’, y Ella salió como la primera salió”.

Y ahora nos lleva ¿a dónde? A la visión que tuvo de la Novia, que la vio salir al principio, o un grupo de jóvenes, muchachas jóvenes[9]; porque mujeres representan iglesias.

Y ahora, la Iglesia-Novia, la Iglesia-Virgen, fue representada en un grupo de jovencitas, de vírgenes.

Y ahora, él vio pasar primero a la Iglesia-Novia (la del principio) y después vio pasar cada edad, luego que cada edad vino a ser denominacionalizada; y luego él comenzó a llorar. Ayer hablábamos (ayer) de que Jesús lloró al cuarto día[10], y de que Juan el apóstol lloró cuando no hubo nadie que abriera – que tomara el Libro para abrir los Sellos[11].

Y ahora, miren aquí, cuando el hermano Branham ve que pasan todas las edades, también comienza a llorar; las vio representadas en ese grupo de mujeres que pasaban, las edades cumplidas en cada nación; la última que vio fue a la iglesia o Edad de Laodicea, cumplida en Norteamérica, por lo tanto fue presentada la iglesia de América; y entonces lo que vio pues no le agradó, fue algo triste, y comenzó a llorar.

¿Ve? Ahí también llorando él. Pero le fue dicho: “Ahora viene la Novia”. Y cuando él miró, vio un grupo de jovencitas que venían marchando al son del Evangelio, como ese himno que dice: “Firmes y adelante, huestes de la fe, sin temor alguno, que Jesús nos ve”; y se puso muy contento, se llenó de alegría.

Y ahora, aquí tenemos que la Iglesia-Novia no despertará sino con esta Palabra que ha sido prometida siendo hecha realidad, siendo vindicada. Eso es de lo que habló también en el libro de Los Sellos, página 212; dice… (de este libro de Los Sellos en español, esta edición), dice:

[104]. La Novia todavía no ha tenido un avivamiento; todavía no ha habido allí ningún avivamiento, ninguna manifestación de Dios para sacudir a la Novia. Estamos esperando eso. Se necesitarán esos Siete Truenos misteriosos para despertarla. Él los mandará, lo ha prometido”.

Y ahora, los Siete Truenos, que es la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis 10, clamando como cuando ruge un león y siete truenos emiten sus voces, estará hablándole a Su Iglesia, revelándole a Su Iglesia Su Palabra prometida para nuestro tiempo y el cumplimiento de Ella, todo lo que Él ha prometido para nuestro tiempo; y, a medida que va siendo cumplido, mostrándole el cumplimiento, la Iglesia-Novia viendo el cumplimiento de esa Palabra prometida.

A través de la revelación divina que los Truenos estarán dándole a la Iglesia-Novia entenderá, verá, comprenderá lo que estará sucediendo en el Programa Divino, lo que Dios estará haciendo; lo cual será solamente una cosa: cumpliendo Su Palabra profética para nuestro tiempo, lo cual es la Luz para nuestra edad y nuestra dispensación. Esa es la Luz para la Iglesia-Novia de Jesucristo y luego para el pueblo hebreo. ¿Vieron lo sencillo que es todo?

Ahora, en ese Programa que se estará llevando a cabo, en el cumplimiento de la Palabra prometida para nuestro tiempo, habrá una labor grande que se estará haciendo. Como sucedió en el tiempo de Moisés, en donde Aarón su hermano, su hermana Miriam (o María) y otras personas, ancianos y demás personas, se pusieron brazo a brazo con Moisés para trabajar en el Programa correspondiente a ese tiempo, para el cumplimiento de lo que Dios prometió para ese tiempo.

Luego de ser libertados, toda la trayectoria hasta llegar a la tierra prometida, también hubo un trabajo, un trabajo junto al mensajero Moisés; por eso era un trabajo de Dios a través del profeta Moisés, al cual se unieron personas de aquel tiempo para ser instrumentos en favor del Programa Divino.

Para nuestro tiempo así será, como fue también en el tiempo de Josué, en el tiempo de los jueces, en el tiempo de los profetas, en el tiempo de Juan el Bautista…

Miren una cosa muy importante que no debemos dejar pasar por alto: Juan el Bautista no se unió al grupo de Jesús, aunque lo reconoció como Aquel al cual él le estaba preparando el camino; aunque después cuando estaba en la cárcel se confundió y preguntó[12].

Pues Juan el Bautista, como todos los judíos de aquel tiempo, esperaban que el Mesías redimiera a Israel, lo restaurara al Reino de David; o restaurara el Reino de David y, por consiguiente, estableciera ese reinado mesiánico.

El grupo de Juan el Bautista se mantuvo aparte, pero Juan dijo (hablando de Jesús): “A Él le conviene crecer y a mí menguar”[13]; y por consiguiente, a Juan y su grupo le convenía menguar; y a Jesús y Su grupo: crecer.

Y así ha sido, y así dijo el reverendo William Branham que será.

El reverendo William Branham hablando acerca de él como precursor. (Vamos a ver qué página… es como la cuatrocientos… 460 y algo, debe ser por ahí. Ya la vamos a tener. Si me consiguen algún libro de Los Sellos lo buscaríamos). [Página] 474 dice, a la 475:

[173]. Yo no sé quién será (así que será alguna persona), ni qué va a suceder. ¡No sé! Solamente sé que esos Siete Truenos contienen el misterio por cuya razón hubo silencio en el Cielo”.

Y “por cuya razón hubo silencio en el Cielo” fue por el Séptimo Sello. El Séptimo Sello fue lo que causó silencio en el Cielo[14]. La apertura del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, es lo que causó silencio en el Cielo.

Pero dice que los Siete Truenos contienen ese misterio; y los Siete Truenos es la Voz de Cristo, la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, la Voz del Espíritu Santo viniendo con el Librito abierto en Su mano, y hablando, y entregándolo a un hombre.

O sea que el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, hablando, es el que revelará a la Iglesia-Novia el misterio del Séptimo Sello.

Y (veamos) ahí está la fe de rapto. En palabras más claras: los que van a ser transformados y raptados, juntamente con los muertos en Cristo que resucitarán en cuerpos glorificados, tendrán la revelación del Séptimo Sello, tendrán la revelación del misterio de la Venida del Señor.

Y el Séptimo Sello y la Séptima Trompeta son la Venida del Señor – es la Venida del Señor. Y la Séptima Trompeta es Moisés y Elías.

Ahora vean, parece como que todo está enredado; pero no. Todo está colocado en la forma en que nadie lo pueda desenredar, sino aquel que está ordenado para hacerlo y darlo a conocer al pueblo de Dios.

Un rompecabeza. Pues el hermano Branham habla de un rompecabeza; pero tiene que aparecer alguien enviado de Dios para colocar bien el rompecabeza. Otros tratan y ponen (dice): “Colocan la vaca encima de un árbol comiendo”[15].

Ahora, siendo que la fe de rapto la dan los Truenos, y los Truenos revelan el Séptimo Sello, entonces el secreto de la fe de rapto, la revelación para el rapto, es la revelación de la Venida del Señor. Tan simple como eso.

Como la revelación para recibir el perdón de pecados, ser limpios de todo pecado, ser bautizados en agua y recibir el Espíritu Santo; la revelación, la fe, la revelación para obtener ese nuevo nacimiento – recibir el Espíritu y obtener el nuevo nacimiento; y obtener, por consiguiente, la redención espiritual; ¿cuál es? La revelación de la Primera Venida de Cristo.

Para recibir la redención del cuerpo será la revelación de la Segunda Venida de Cristo, la revelación del Séptimo Sello; y es la Voz de Cristo como León, clamando como cuando ruge un león, que hablará y dará a conocer ese misterio; pero no hará nada sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas.

Por lo tanto, tendrá un profeta en el Día Postrero, al cual le dará toda la revelación; él la hablará; y esa será la Luz para la Iglesia, la manifestación de la Luz: la Palabra hecha carne en un hombre, como fue prometido; y luego se hace carne en el Cuerpo Místico de creyentes. Dice:

[173]. ¿Todos entienden?

174. Quizás sea ahora el tiempo y la hora cuando aparezca esta gran persona que hemos estado esperando. Quizás este ministerio, por el cual he tratado de convertir a la gente a la Palabra, ha servido de fundamento. Si así es, entonces les estaré dejando para siempre”.

Y ya se fue. Volverá en el cuerpo glorificado juntamente con todos los escogidos que han partido, y por consiguiente con el grupo de su edad.

[174]. Si así es, entonces les estaré dejando para siempre. No habrá dos aquí al mismo tiempo”.

Ahora, está hablando de una persona, porque si dice: “No habrá dos aquí al mismo tiempo”, está hablando de otro que ha de venir después de él; y por consiguiente es aquel al cual él le está preparando (¿qué?) el camino; él está precursando a otro que vendrá después de él.

Pero encontramos que nos habla de tres, de tres que vendrán: de Moisés, de Elías y de Jesús; pero él dice que la Séptima Trompeta es Moisés y Elías, y nos dice que el Séptimo Sello es la Venida del Señor, y nos dice que la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello son la Venida del Señor. ¿Por qué? Porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles.

Cristo mismo lo dijo, que “el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras (o su obra)”. Eso está en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28. Y en el capítulo 17, verso 1 al 9, en el Monte de la Transfiguración, donde mostró el orden de Su Venida, aparecen Moisés y Elías también.

Dice:

[174]. No habrá dos aquí al mismo tiempo. Y aun si así fuera (como pasó con Juan y Jesús: estaban presentes los dos, pero Juan dijo: ‘A Él le conviene crecer y a mí menguar’), él crecerá y yo menguaré (está hablando de otra persona que vendrá, al cual él le está preparando el camino)”.

Y ahora, el despertamiento de la Iglesia lo traen los Truenos; y los Truenos lo que revelan es el misterio del Séptimo Sello. Lo cual es para la Iglesia-Novia, porque Ella es la que lo necesita, necesita esa revelación, para poder ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo tanto, la revelación vendrá para la Iglesia, no para el mundo; será una revelación para la Iglesia del Señor Jesucristo. Y luego el pueblo hebreo verá y dirá: “Esto es lo que nosotros estamos esperando”.

“LA PALABRA PROFÉTICA ES LA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

La Luz del Día Postrero es la Palabra profética prometida para este tiempo final, que será cumplida en este tiempo final. Y cuando la Iglesia-Novia la estará viendo cumplida: estará viendo la Luz de nuestra edad, de la Edad de la Piedra Angular, y la Luz de la Dispensación del Reino.

“LA PALABRA PROFÉTICA ES LA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

¿Ven? No será nada fuera de la Escritura, será lo que la Escritura dice que Dios estará haciendo en este tiempo final, de ahí no se saldrá.

“LA PALABRA PROFÉTICA ES LA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

Y ahora, siendo que lo que es la Séptima Trompeta para los judíos (vamos a leerlo aquí), para Israel… [Página] 128 y 129 [Citas]:

1143 – “Debajo de la Séptima Trompeta es para Israel lo mismo que el Séptimo Sello fue para la Iglesia”.

Es lo mismo. Eso está… [página] 128, párrafo 1143. Y [página] 129, párrafo 1150, dice:

1150 – “Ahora, tan pronto como esta Iglesia, el misterio del Séptimo Sello es conocido, y los judíos son llamados por el misterio de la Séptima Trompeta, que son dos profetas, Elías y Moisés”.

Ahí no vamos a explicar mucho. Vamos a pasar a la página 130, párrafo 1164, donde dice:

1164 – “Recuerden que ‘los que están vivos y queden no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero’”.

La Séptima Trompeta sonando; esa Séptima Trompeta llamada la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final o Trompeta de Dios; la cual encontramos en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58, y Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 12 al 17; esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la Voz de Dios, la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia.

La misma Voz que llamó a Lázaro del sepulcro[16], la misma Voz que llamó a Juan en Apocalipsis 4 que subiera, esa es la misma Voz que llamará a la Iglesia-Novia a subir. La llama a subir a la Edad de la Piedra Angular, así como fue llamada la Iglesia en cada edad a subir a la edad correspondiente; y luego es la misma Voz que nos llamará y nos llevará con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Es la Voz de Cristo, del Ángel del Pacto, del Espíritu Santo, hablándole a Su Iglesia y después al pueblo hebreo; pero usará un velo de carne para hacer esa labor. Y ahí es donde podrán tropezar algunas personas que no conocen todo el orden divino de la forma en que Dios cumple lo que Él prometió, obra en cada edad para llamar y juntar Sus escogidos en Su Cuerpo Místico de creyentes.

Es como obró en medio del pueblo hebreo: siempre Dios tendrá un hombre, y la Palabra hecha carne en ese hombre será la Luz para la edad; por consiguiente ese hombre será la Luz de su edad, porque en él estará Cristo resplandeciendo a través de él.

“LA PALABRA PROFÉTICA ES LA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

Bueno, ya estamos viendo los barcos acercándose, estamos viendo un sinnúmero de cosas que eran imposibles en tiempos pasados; pero lo que es imposible para el hombre es posible para Dios. Lo que Él prometió Él lo cumplirá, y Él sabe cómo cumplirlo.

Bueno, adelante trabajando en el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo, así como trabajaron otros en el Programa Divino correspondiente al tiempo que les tocó vivir; y así poder decir: “En los negocios de mi Padre me conviene estar”, o sea, en la Obra de Dios correspondiente a la edad que a la persona le toca vivir; ahí es donde nos conviene estar trabajando arduamente, sin límite de tiempo, y con amor y por amor trabajando en la Obra del Señor, sin que nadie lo obligue.

Y si alguno espera que alguien lo obligue, se quedará esperando, porque nadie es obligado a trabajar; cada uno lo hace voluntariamente, conociendo el tiempo que nos ha tocado vivir y conociendo el Programa de Dios para nuestro tiempo.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos y les guarde, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. Y nos veremos mañana, Dios mediante, en la mañana, en el lugar ya programado.

Dios les bendiga y les guarde. Y con… por aquí el reverendo Andrés Cruz Gallego para continuar. Muchas gracias.

En lo que él llega, van a ver, si examinan bien las promesas en la Biblia y en los mensajes del reverendo William Branham, que todo lo que estamos haciendo: hay una base bíblica, una promesa; y alguien la tiene que creer. Y yo la creo de todo corazón, cada una de esas promesas, y trabajo en favor de esas promesas para que Dios las haga realidad.

Dios les bendiga.

“LA PALABRA PROFÉTICA ES LA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

[Revisión octubre 2024]

[1] San Juan 8:12

[2] San Mateo 5:14

[3] Éxodo 3:1-22

[4] 64-0119 “Shalom”, párrs. 99-100, 109

[5] Malaquías 3:1

[6] 1 Corintios 15:51-52

[7] Las Setenta Semanas de Daniel – 61-0730M “Instrucciones de Gabriel a Daniel”. Pág. 41, párrs. 159-164 (LGCC)

[8] Malaquías 4:2

[9] 65-0429E “Escogiendo una Novia”, párrs. 198-213

[10] San Juan 11:17-35

[11] Apocalipsis 5:1-4

[12] San Mateo 11:2-3, San Lucas 7:18-19

[13] San Juan 3:30

[14] Apocalipsis 8:1

[15] 63-0728 “Cristo es el misterio de Dios revelado”, párrs. 122-124

[16] San Juan 11:43-44

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