Luchando con Dios y con los hombres para vencer

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Para lo cual leemos en el libro del Génesis, capítulo 32, versos 24 en adelante, y dice de la siguiente manera:

“Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.

Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.

Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.

Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.

Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.

Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LUCHANDO CON DIOS Y CON LOS HOMBRES PARA VENCER.” Ese es nuestro tema para esta ocasión, el cual podemos resumir: “LUCHANDO POR LA BENDICIÓN DEL ÁNGEL DE DIOS.”

Esta lectura que hemos tenido, nos habla de un hecho histórico de la vida de Jacob, de un encuentro de Jacob con un Ser de otra dimensión, un varón, un hombre de otra dimensión, y Jacob dice que vio a Dios cara a cara y fue librada su alma.

¿Cómo puede ver Jacob a Dios cara a cara al estar luchando con ese Ángel? Es que ése era, es y será el Ángel de Dios llamado en algunas traducciones: “el Ángel de Jehová,” el mismo Ángel que libertó al pueblo hebreo a través del profeta Moisés, el mismo Ángel que le aparecía a los profetas y por medio de los profetas le hablaba a Su pueblo Israel, el mismo Ángel que le apareció a Manoa y a su esposa y le habló de un hijo que Manoa y su esposa iban a tener, el cual fue Sansón, uno de los jueces de Israel.

Ese Ángel con el cual luchó Jacob, es el más importante de todos, es nada menos que el Ángel donde está el Nombre de Dios. Cuando Jacob le pregunta cuál es Su Nombre, el Ángel no le quiere decir cuál es Su Nombre.

Encontramos que todo el mundo ha querido saber el Nombre de Dios, y el Nombre de Dios está en el Ángel de Dios. Por eso cuando han visto al Ángel de Dios, han dicho: “He visto a Dios cara a cara,” esa es la forma en que Dios se ha revelado a través de la Biblia, por medio de Su Ángel, porque Su Ángel es nada menos que la imagen del Dios viviente.

Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, por eso el ser humano es alma, espíritu y cuerpo, así como encontramos a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo, esa es la plenitud de la divinidad.

Ahora, el Ángel del Pacto siendo la imagen del Dios viviente, es el Espíritu Santo, el mismo que aparece en Ezequiel, capítulo 9 con el tintero de escribano en su cintura para sellar a los que clamaban a Dios, sellarlos con el Espíritu Santo.

Ese Ángel de Dios como ya estamos viendo, siendo la imagen del Dios Viviente y siendo un hombre de otra dimensión, encontramos que es ese Ángel que le aparece al profeta Moisés en el capítulo 3 del Éxodo, y dice el capítulo 3 del Éxodo, verso 1 en adelante:

“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.

Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.

Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.”

Y ahora, aparece el Ángel de Dios y luego dice: “Y viendo Jehová (o sea, Dios) que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y le dijo: ¡Moisés, Moisés!” Y él dice: “Heme aquí.”

“Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.”

¿Por qué era tierra santa el área del Sinaí? Porque Dios estaba allí, Dios santificó ese lugar con Su presencia:

“Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.”

Y ahora, va Dios a decirle porqué se le está apareciendo a él (a Moisés), y le dice que ha visto la aflicción de Su pueblo Israel allá en Egipto, y le dice que ha descendido para libertarlos, para librarlos de mano de los egipcios y sacarlos de aquella tierra, a una tierra buena y ancha que fluye leche y miel, y comienza a explicarle a Moisés todos los detalles, y envía a Moisés para que vaya a libertar al pueblo hebreo. El verso 10 dice:

“Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.”

Y Dios había dicho que Él había descendido para librarlos, sacarlos de la tierra de Egipto y llevarlos a la tierra prometida, pero ahora le dice a Moisés que vaya, ¿por qué? Porque Dios siempre obra a través de seres humanos, Él obra a través de Sus profetas.

Y ahora, Dios va a libertar al pueblo hebreo velándose y revelándose a través del profeta Moisés. Muchas personas veían a Moisés y pensaban que Moisés era el que estaba haciendo aquellos milagros, pero era Dios manifestado en Moisés, Dios le hablaba a Moisés, y Moisés hablaba lo que Dios le había dicho.

Mientras no es hablada la Palabra o mientras no es hablado lo que Dios dice o que va hacer Dios, todavía no es la Palabra, es el pensamiento de Dios, pero es expresado por medio de un hombre en todo tiempo, cuando es expresado, es hablado, entonces eso es así dice el Señor.

Y ahora, podemos ver que Moisés no hizo milagros y tampoco fue Moisés el que libertó al pueblo hebreo, fue Dios, pero se manifestaba a través de un hombre llamado Moisés. Por lo tanto, la Palabra prometida para aquel tiempo se hizo carne en Moisés.

Y ahora, Moisés le pregunta: “Llego yo a los hijos de Israel y les digo que el Dios…”

“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?

Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY.  Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.

Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová,  el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.

Vé, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto.”

Es la primera ocasión en que es revelado el Nombre de Dios a una persona. En el capítulo 6 del Éxodo, Dios dice que este Nombre que le ha sido revelado a Moisés, que es el Nombre de Dios, no se había dado a conocer Dios con ese Nombre en otra ocasión. Dice el capítulo 6 del Éxodo, verso 1 en adelante:

“Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra.

Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVA (recuerden que son cuatro consonantes, las cuales son: Y H W H).

Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.”

La primera ocasión en que Dios se da a conocer con este Nombre, Su Nombre Y H W H, que es el Nombre eterno de Dios, la primera ocasión en que se da a conocer es esta al profeta Moisés.

Y ahora, vean que siempre le aparecía Dios a través del Ángel, porque ese es el cuerpo angelical de Dios, por eso dice la Escritura que: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito  Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (San Juan, capítulo 1, verso 18).

Y ahora, ese Ángel es el Mesías en la dimensión de los Ángeles, es el cuerpo angelical de Dios, es el Verbo que era con Dios y era Dios, y por medio de Él Dios creó todas las cosas, y no hay nada de lo creado que no haya sido creado por Él. Toda la creación la llevó a cabo Dios por medio del Verbo. Eso es lo que nos habla en San Juan, capítulo 1, verso 1 al 18. En el capítulo 23, versos 20 al 23 del Éxodo nos dice Dios:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”

¿Dónde está el Nombre de Dios? Dios dice que está en Su Ángel:

“Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi Ángel irá delante de ti…”

Ahora, podemos ver dónde estaba el Nombre de Dios: en el Ángel, el Ángel de Dios llamado en algunas traducciones el Ángel de Jehová, y las personas a las cuales les aparecía el Ángel de Dios, las personas decían: “He visto a Dios.”

Es que al ver el cuerpo angelical de Dios, estaban viendo a Dios en la parte visible de Su cuerpo angelical que es la imagen del Dios viviente, y ese es el Mesías en otra dimensión; y la Venida del Mesías será la Venida del Ángel del Pacto en carne humana, en un cuerpo de carne, lo cual será el cuerpo de carne, el velo físico de Dios, o sea, será la semejanza física de Dios.

Ahora, recuerden que ese Ángel del Pacto donde está el Nombre de Dios, es el Espíritu Santo del cual habla la Biblia. Recuerden que Dios hace a Sus Ángeles, espíritus, y a Sus ministros llama de fuego. Por eso cuando aparece ese Ángel, aparece en muchas ocasiones en forma de llama de fuego.

Ese Ángel es el que ministra la Palabra de Dios, o sea, la persona a través del cual Dios habla Su Palabra, y la Palabra de Dios es la Palabra creadora; habló por medio de Él la creación completa, ese es el Ángel ungido con la presencia de Dios, es el Ángel con el Nombre de Dios, es el Ángel en el cual Dios vendrá y se hará carne en el planeta Tierra para cumplir la Venida del Mesías.

Hablando de este Ángel que es el Espíritu Santo, recordando que un espíritu es un cuerpo de otra dimensión, en Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, nos da luz acerca del Espíritu Santo, y nos dice:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos.”

En el Éxodo podemos ver que Dios hablaba por medio de Su Ángel, y aquí nos habla la Escritura que Dios hablaba al pueblo hebreo por medio de Su Espíritu a través de los profetas; es lo mismo, porque el Espíritu Santo es el Ángel del Pacto, y por eso cuando se anuncia la venida del Mesías en Malaquías, capítulo 3, es dicho de la siguiente manera:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”

Ese es el precursor de la Venida del Mesías, es el precursor para la primera Venida del Mesías, y por consiguiente para la segunda Venida del Mesías habrá otro precursor. El precursor para la primera Venida del Mesías fue Juan el Bautista, por eso Jesús cita ese pasaje cuando habla de Juan el Bautista en San Mateo, capítulo 11, versos 11 en adelante, o un poquito antes, y también en otros lugares vamos a ver, verso 9 en adelante dice:

“Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.

Porque éste es de quien está escrito:

He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,

El cual preparará tu camino delante de ti.”

Y en San Mateo, capítulo 17, versos 10 al 13 le preguntan a Jesús luego que bajó del Monte de la Transfiguración con Pedro, Jacobo y Juan, donde habían visto Pedro, Jacobo y Juan a Moisés y a Elías hablando con Jesús, estaban hablando con Jesús de la ida de Jesús a Jerusalén, y Sus discípulos cuando ya Jesús con Pedro, Jacobo y Juan bajan del Monte de la Transfiguración, le preguntan a Jesús:

“¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?

Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.”

O sea, un profeta como el profeta Elías vendrá para el tiempo de la restauración de todas las cosas. Eso es para el Día Postrero, séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, porque ese es el Día Postrero, y los demás días postreros son el quinto milenio y sexto milenio, y el séptimo milenio es el último de esos días postreros, días postreros delante de Dios que para los seres humanos son milenios, milenios postreros: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio, “porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día.” Nos dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8 y el Salmo 90, verso 4.

Para el tiempo de la restauración de todas las cosas es que San Pedro dice que Dios enviará a Jesucristo a la Tierra, eso está en el libro de los Hechos, capítulo 3, verso 19 en adelante cuando dice… del 18 en adelante, dice:

“Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.

Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,

y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;

a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.”

¿Para qué tiempo coloca San Pedro o el Espíritu Santo a través de San Pedro la Venida del Señor para el tiempo final? Para los tiempos de la restauración de todas las cosas; y para el tiempo de la restauración de todas las cosas, vean lo que dice Cristo, el capítulo 17, verso 11 que estamos leyendo, dice:

“Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.”

O sea, que la Venida del Señor es para el tiempo de Elías en Su ministerio final. Elías es uno de los dos Olivos, y Moisés es el otro de los dos Olivos de Zacarías, capítulo 4, versos 1 al 14; y Apocalipsis, capítulo 11, verso 1 al 14.

Y ahora, Elías viene primero y restaurará todas las cosas:

“Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.”

Aquí nos habla de un Elías que vendrá para restaurar todas las cosas, un Elías para el futuro, no era para el momento en que Jesús estaba en la Tierra en aquel tiempo, pero también nos habla de un Elías que ya había venido, e hicieron de él todo lo que quisieron, y dice:

“Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.”

Hicieron de él todo lo que quisieron: lo metieron preso. Habían dicho también de Juan el Bautista que tenía demonios, o sea, que era un loco, pero Jesús dice: “De los nacidos de mujer, no hubo ninguno mayor que Juan.”

Ahora, vean cómo los seres humanos ven la venida de un profeta con el ministerio de Elías, pero vean cómo Dios lo ve: como el más grande los profetas que habían venido, como el más grande de los seres humanos que habían llegado hasta ese tiempo; pero dice: “Pero el más pequeño del Reino de los Cielos, es mayor que Juan.” Y el más pequeño del Reino de los Cielos, es un miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo; los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo son los miembros del Reino de los Cielos, de los cuales Cristo está diciendo que el más pequeño del Reino de los Cielos, el más pequeño de los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo es mayor que Juan.

¿Por qué? Tan simple como esto: bajo la ley encontramos a los siervos de Dios y bajo la Dispensación de la Gracia encontramos a los hijos e hijas de Dios. ¿En una casa, en una familia qué es más grande o quién es más grande ante el padre de la familia y la madre de la familia: un siervo o un hijo? Un hijo es más grande, un hijo es más importante. Al siervo se le tiene amor, pero al hijo se le tiene amor de acá del corazón, del alma. Nunca es lo mismo, aunque sea adoptado, se sabe que no es lo mismo.

Ahora, encontramos que eso pasaba con Abraham, estaba muy preocupado porque Dios no le había dado hijos y le había prometido que le daría un hijo, pero el hijo no llegaba y ya estaba anciano él y Sara su esposa, y en el capítulo 15 le dice a Dios: “Tú no me has dado prole, descendencia, hijos (o sea, por medio de Sara), y me va a heredar un siervo nacido en mi casa,” al cual Abraham quería como hijo, pero no era su hijo; y el siervo no puede heredar con el hijo. Y ahora, Dios le promete que le va a dar el hijo, el cual lo va a heredar a Abraham.

Y ahora, podemos ver lo importante que es la herencia, lo importante que es la primogenitura y lo importante que en el Programa de Dios son Sus hijos nacidos en la casa de Dios, la familia de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, esa es la familia de Dios, la descendencia de Dios.

Y ahora, hablando del profeta Elías en Malaquías, capítulo 4, verso 5 al 6, dice:

“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.”

El día de Jehová grande y terrible es el tiempo donde la gran tribulación se va a llevar a cabo, es el día ardiente como un horno del cual habla el verso 1 de este mismo capítulo 4 que dice:

“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.”

Pero antes que comience ese tiempo, ya Elías estará en la Tierra:

“El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”

Recuerden que la Venida del Señor es como Juez, como León de la Tribu de Judá, y como Juez va a juzgar el planeta Tierra con todos sus habitantes.

Y ahora, tenemos a este último profeta que vendrá con el ministerio del profeta Elías, no será Elías literal, sino que será un hombre en el cual el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto estará operando ese ministerio de Elías por quinta ocasión.

Y ahora, ese es el Elías que estará en el Día Postrero, pero este pasaje se cumplió también en Juan el Bautista y se cumplió también en el reverendo William Branham, y se cumplirá también en el Elías del Día Postrero que será uno de los dos Olivos; se cumplió en un mensajero de edad llamado Elías Tisbita, se cumplió en otro mensajero de edad llamado Eliseo, se cumplió en otro mensajero de edad llamado Juan el Bautista, se cumplió en otro mensajero de edad, de la séptima edad de la Iglesia gentil llamado William Branham.

Ya cuatro manifestaciones del ministerio de Elías han sido realizadas en mensajeros de edades, de edades para el pueblo hebreo y de una edad para la Iglesia gentil, y se manifestará por quinta ocasión el ministerio de Elías en un mensajero dispensacional, por eso esa será la manifestación más grande del ministerio de Elías que vendrá conforme a las palabras de Jesús que dijo: “A la verdad Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas.”

Viene para la restauración de todas las cosas, y también vendrá el ministerio de Moisés, son los ministerios de los dos Olivos: el de Elías y el de Moisés. El de Moisés vino en un mensajero dispensacional allá en la tierra donde vivía Moisés para la liberación del pueblo hebreo, después si contamos a Jesús como un Profeta como Moisés, diríamos que por segunda ocasión vino en un mensajero dispensacional: en Jesús, mensajero para la Dispensación de la Gracia, pero si no lo colocamos como la segunda manifestación del ministerio de Moisés, entonces en la última manifestación de ese ministerio sería la segunda vez, pero contando la manifestación del ministerio de Moisés en Jesús, entonces sería la tercera ocasión, y será manifestado ese ministerio de Moisés por tercera vez en el Día Postrero, contando la manifestación que hubo en Jesús.

Moisés: un profeta mensajero dispensacional, Jesús: un Profeta mensajero dispensacional, y en el Día Postrero será en un mensajero dispensacional también, ese ministerio de Moisés corresponde a mensajero dispensacional y está ligado al pueblo hebreo.

Por eso sin ese ministerio de Moisés, no puede haber relación con el pueblo hebreo para que ellos crean el Programa Divino para el Día Postrero y sin el ministerio de Elías por quinta ocasión en un mensajero dispensacional. Para el Día Postrero todo tiene que ser en un mensajero dispensacional.

Y ahora, para el Día Postrero, para el tiempo de la restauración de todas las cosas van a estar el ministerio de Elías por quinta ocasión, el ministerio de Moisés por tercera ocasión si contamos la manifestación del ministerio de Moisés en Jesús como segunda ocasión, o si no la contamos, entonces será en una segunda manifestación del ministerio de Moisés.

Y ahora, ya vimos lo que será el ministerio de Elías, la venida de Elías y lo que será la venida de Moisés. Y ahora, veamos lo que fue la Venida del Señor dos mil años atrás, leímos que dice Malaquías, capítulo 3, verso 1:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mi…”

Y vimos que eso lo cumplió Juan el Bautista. Para la segunda Venida del Señor entre los gentiles también Dios enviaría un precursor, el cual fue el reverendo William Branham, y lo digo sabiendo que es la verdad.

Ahora, ¿qué fue la Venida del Señor dos mil años atrás? Dice:

“…y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis (o sea, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob vendría al pueblo: al pueblo hebreo), y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

Vendría el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob: el Señor, y el Ángel del Pacto, o sea, que Dios vendría con Su cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto donde está el Nombre de Dios, ¿y cómo vendría? El Verbo se haría carne y el Verbo se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo, de eso es que nos habla San Juan, capítulo 1, verso 14, y el Verbo, el Ángel del Pacto hecho carne en aquel velo de carne llamado Jesús, era la Venida del Señor, tan simple que hasta no lo podían creer la mayoría del pueblo hebreo, pero así tenía que ser para que pudiera llevarse a cabo el Sacrificio de Expiación por los pecados del ser humano.

Por lo tanto, no tenemos que estar culpando el pueblo hebreo por ese hecho histórico que se llevó a cabo en medio de Israel, más bien tenemos que decir: gracias a Dios que así sucedió, porque así Dios nos dio un Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, así tenía que llevarse a cabo el Programa de redención para el ser humano.

Por lo tanto, más bien le expresamos nuestro amor al pueblo hebreo y le damos gracias a Dios por lo que sucedió allá en Jerusalén con la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario; y además de eso quienes crucificaron a Cristo fueron los romanos, por supuesto a petición de Israel, de los líderes religiosos de Israel que estaban en contra de Jesús.

Pero todo eso estaba así en el Programa Divino, por lo tanto no hay que reprochar al pueblo hebreo por lo que pasó, más bien darle gracias a Dios porque así sucedió, y amar a Israel y orar por Israel para que en este tiempo final en la restauración de todas las cosas, Israel sea restaurado a Dios, Israel sea restaurado al Reino de Dios que será la restauración de Israel al Reino de David.

Recuerdan que le preguntaban a Jesús Sus discípulos antes de Jesús subir al Cielo ya glorificado: “¿Restaurarás Tú el Reino a Israel en este tiempo?” Todas las esperanzas de Israel están fundadas en la restauración del Reino a Israel o Reino de David en la Venida del Mesías, para lo cual Elías vendrá y restaurará todas las cosas.

Y ahora, ¿qué fue la Venida del Mesías dos mil años atrás? Fue la Venida de Dios con Su cuerpo angelical, el Ángel del Pacto, en un cuerpo de carne llamado Jesús. ¿Vieron lo sencillo que fue todo? Tenemos que saber estas cosas porque el Cristianismo está esperando la Venida del Señor, Israel también está esperando la Venida del Mesías, del ungido, del Cristo; o sea, que todos están esperando la Venida de Dios, la Venida del Ángel del Pacto donde está el Nombre de Dios, ese es el misterio más grande de todos los misterios: la segunda Venida de Cristo, del Mesías para el Día Postrero.

¿Cómo vendrá? ¿Cuándo vendrá? Y las demás cosas que están incluidas en la Venida del Mesías, pero todo eso va a ser revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo y luego al pueblo hebreo, Él vendrá primero a Su Iglesia y luego el pueblo hebreo lo va a ver en Su Iglesia, va a ver la Venida del Ángel del Pacto en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo manifestado en toda Su plenitud, y eso es para el Día Postrero, o sea, para el séptimo milenio de Adán hacia acá.

Y cuando estén viendo la Venida del Ángel del Pacto, estarán viendo la estrella resplandeciente de la mañana alumbrando, resplandeciendo fuertemente, anunciando que está rayando el alba, ¿y luego qué habrán visto? Habrán visto la Venida del Mesías, pero todavía en una etapa donde no estará muy clara para la humanidad.

Pero luego saldrá el sol y entonces se aclarará todo con relación a la Venida del Señor, recuerden que Cristo dijo: “Yo soy la estrella resplandeciente de la mañana,” o sea, que Él es el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, el cual desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10, con el librito abierto en Su mano, con Su rostro como el sol, Sus ojos como llama de fuego, con la Palabra, la espada de dos filos saliendo de Su boca, o sea, que viene hablando, y viene con el librito abierto en Su mano.

Ese es un evento profético que va a cambiar el curso de la humanidad y va a introducir el Reino milenial o el Reino del Mesías, es el evento más grande que ha sido prometido para el pueblo de Dios.

Por lo tanto, estemos preparados, estemos apercibidos para agarrarnos bien del Ángel del Pacto como se agarró Jacob; y cuando los judíos o pueblo hebreo vean al Ángel del Pacto viniendo por Su Iglesia y viniendo también por ellos, van a decir: “Éste es el que hemos estado esperando,” y se van agarrar del Ángel del Pacto.

Pero él tendrá que irse a la Cena de las Bodas del Cordero, como al Ángel allá le dice a Jacob: “Suéltame que raya el alba,” o sea, tenía que irse, tenía que reportarse en el Cielo, pero Jacob le decía: “Yo no te dejaré hasta que me bendigas.” Un hombre espiritual luchando con el mismo Dios que estaba en el Ángel del Pacto, luchando por la bendición de Dios, la bendición divina.

Así será para el Israel espiritual: la Iglesia del Señor Jesucristo, cuando lo vea, se agarrará del Ángel del Pacto, del Ángel de Dios a través del cual Dios estará manifestándose, y recuerden que el Ángel del Pacto es Cristo, el Espíritu Santo, pero siempre ha usado velos de carne, seres humanos.

Y ahora, el pueblo hebreo también cuando lo vea, se agarrará de ese Ángel, de ese mensajero, del mismo que se agarró Jacob se agarrará el pueblo hebreo como también la Iglesia en la manifestación final que tendrá en esta Tierra. Y el pueblo hebreo no lo va a querer soltar hasta que reciba la bendición de parte de Dios a través del Ángel del Pacto. Así es como ha venido siempre la bendición de Dios para Su pueblo.

Y ahora, luchando con Dios y con los hombres para vencer, para obtener la victoria, obtener la bendición de Dios: Los creyentes en Cristo para obtener la fe para ser transformados y obtener Su transformación, y los muertos en Cristo que siempre están escuchando desde la dimensión sexta porque pueden mirar hacia acá, pueden oír lo que hablamos, ver lo que hacemos, estarán también escuchando y estarán viendo y estarán esperando su resurrección en cuerpos glorificados.

Y el pueblo hebreo estará esperando para la restauración del Reino de David para entrar al Reino de David, ser restaurados al Reino de David, porque ellos pertenecen a ese Reino: al Reino de David. Por lo tanto, estemos preparados luchando con Dios y con los hombres como luchó Jacob.

Ahora, Jacob, vean la forma en que él luchó, está en Oseas, capítulo 12, verso 3 al 4, donde dice:

“En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano,  y con su poder venció al ángel.

Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros.”

Ahora, podemos ver que Jacob no solamente pedía que lo bendijera, sino que le rogaba, lloraba; es que delante de Dios tenemos que ser sencillos y clamar a Dios con toda nuestra alma; y si salen lágrimas, eso es bueno también.

Ahora, “LUCHANDO CON DIOS Y CON LOS HOMBRES PARA VENCER.” La más importante es la lucha con Dios.

Para este tiempo final, recuerden, lo que fue un hecho allá literal y que es histórico ya, se va a repetir con el pueblo hebreo, con Israel se va a repetir en este tiempo final, y vamos a ver cómo va a ir comenzando el desarrollo de ese evento con el pueblo hebreo.

Estarán buscando la bendición de Dios porque estarán en peligro en este tiempo final, como estaba en peligro Jacob porque su hermano Esaú venía con unos cuatroscientos hombres armados y ya Esaú había dicho que iba a matar a su hermano cuando su padre muriera, o sea, que ya lo había sentenciado. Esaú nuevamente para el tiempo final tratará de hacer lo mismo.

Y ahora, podemos ver el paralelo que hay de aquel tiempo con este tiempo final, pero Israel va a recibir la bendición de Dios porque allá la recibió Jacob; y si la recibió Jacob allá, el tipo y figura no falla, lo que fue allá en tipo y figura, se va hacer una realidad con Israel como nación.

“LUCHANDO CON DIOS Y CON LOS HOMBRES PARA VENCER,” o sea, “LUCHANDO POR LA BENDICIÓN DEL ÁNGEL DE DIOS,” y eso agrada a Dios: que luchemos por la bendición de Dios, la bendición de Dios es la que enriquece y no añade tristezas, lo que añade es alegría.

Recuerden, el Ángel con el cual luchó Jacob es el Espíritu Santo, es el Mesías en Su cuerpo angelical, y ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo, como estuvo en medio del pueblo hebreo manifestado a través de los profetas, pero al final se hizo carne en el velo de carne llamado Jesús, en quien estaba el Nombre de Dios.

Para el Día Postrero encontramos a través de la historia del Cristianismo, que el Ángel del Pacto ha estado en medio de la Iglesia todo el tiempo. Es el Espíritu Santo, y se ha manifestado por medio de los diferentes mensajeros que Dios ha enviado.

En la historia de la Iglesia vemos al Ángel del Pacto en toda Su plenitud en Jesús, y luego a través de los apóstoles y diferentes mensajeros de las diferentes edades de la Iglesia, en la porción correspondiente a cada edad.

Pero para el Día Postrero estará en toda Su plenitud, y en esa manifestación es que la Iglesia Novia de Señor Jesucristo se agarrará de ese Ángel, del Ángel del Pacto en Su manifestación final, y el pueblo hebreo lo verá y dirá: “Si éste es el que estamos esperando,” y se agarrará de él también.

Ambos estarán luchando por la bendición del Ángel de Dios, que será la bendición de Dios a través del Ángel del Pacto en Su manifestación final, vendrá para bendición de la Iglesia del Señor Jesucristo, para darnos la fe para ser transformados y raptados, y vendrá para bendición del pueblo hebreo.

Eso es lo que está prometido para el Día Postrero, podemos ver a Jacob agarrado del Ángel de Dios miles de años atrás, y no lo soltó hasta que recibió la bendición del Ángel; era Dios en el Ángel hablando esa bendición.

Hemos visto que es un hecho histórico, el cual además es tipo y figura de lo que estará pasando en este tiempo final. Por lo tanto, tenemos el hecho histórico y queremos también tener lo que aquel evento tipifica para este tiempo final, y no lo vamos a soltar hasta que nos bendiga.

Y así como produjo un cambio de nombre en Jacob, nosotros queremos un cambio también, una transformación; y no lo vamos a soltar hasta que produzca ese cambio en nosotros, e Israel tampoco lo va a soltar hasta que reciba un cambio, y después continuará con él en el Reino milenial, va a estar allí ese Ángel, el Ángel del Pacto, el Mesías, el Ángel ungido, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo.

Ahora, ¿vieron lo sencillo que es todo esto que tan misterioso era en tiempos pasados y edades pasadas? Ahora ha sido simplificado todo, abierto todo el misterio para que lo podamos comprender; y así va a ser también el misterio de Elías por quinta ocasión, y el misterio de Moisés por segunda ocasión o tercera ocasión, y así también será la segunda Venida de Cristo, todo va a ser sencillo para el Cristianismo y para el pueblo hebreo también.

Por lo tanto, estemos atentos a la Palabra profética que como una antorcha alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en nuestros corazones, eso lo dice San Pedro, y el lucero de la mañana es Cristo, y Él dice: “Yo le daré al vencedor (dice que le dará ¿qué?) la estrella de la mañana.” O sea, que va a tener al Ángel del Pacto, al Espíritu Santo en él manifestado en el Día Postrero, y nos vamos agarrar de Cristo, el Ángel del Pacto en el Día Postrero en Su manifestación final.

Yo escuché Su Palabra, el Evangelio, y recibí a Cristo como mi Salvador, y Cristo es el Ángel del Pacto, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, y ustedes que están presentes y los que están en otras naciones conectados con esta transmisión.

Si hay alguno que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador para agarrarse de Cristo, el Ángel del Pacto, puede hacerlo en estos momentos y estaremos orando por usted. Pueden pasar al frente para orar por ustedes los que todavía no han recibido a Cristo, para que así Cristo les reciba en Su Reino.

Los que están también en otras naciones pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino, y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, pues Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad, en todo Norteamérica y también en toda la América Latina, y los está llamando en este tiempo final, y también tiene mucho pueblo en todas las demás naciones, y los está llamando en este tiempo final antes que se cierre la Puerta de la misericordia, los está llamando para colocarlos en Su Cuerpo Místico de creyentes que es Su Iglesia.

Él dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz, y yo las conozco como el Padre me conoce, y me siguen y yo les doy Vida eterna.” Es Vida eterna lo que Cristo nos da cuando escuchamos Su Voz y lo seguimos, esa es la forma de obtener la Vida eterna, no hay otra forma.

Por medio de la ciencia todavía no se ha logrado vivir 200 años, por lo tanto, en estos últimos siglos el ser humano ha tratado de resolver los problemas de salud del ser humano y de alargar la vida del ser humano, pero todavía no ha logrado alargar la vida hasta los 200 años, sería un éxito lograr hasta 150 años, y todos nosotros aprovecharíamos la oportunidad para vivir un poquito más.

Pero lo importante no es vivir mucho, lo importante es recibir a Cristo como Salvador y obtener la salvación y Vida eterna. Así que, la oportunidad de Vida eterna la tenemos por medio de Jesucristo, y luego será en un cuerpo eterno y glorificado y joven para toda la eternidad. O sea, que lo que la ciencia ha querido resolver, Cristo lo resolverá con la transformación de nuestros cuerpos y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, o sea, dándonos un nuevo cuerpo eterno.

Y yo estoy esperando el nuevo cuerpo que Él me ha prometido, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también, y yo no lo soltaré hasta que Él me bendiga con ese nuevo cuerpo que Él me ha prometido, ¿y quién más estará bien agarrado de Cristo hasta recibir esa bendición? Cada uno de ustedes también, porque no es solamente para mí esa bendición, es para ustedes, es para todos los creyentes en Cristo.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguno por venir a los Pies de Cristo, puede venir para que Cristo le reciba en Su Reino.

Cristo es el único medio de salvación, Cristo es el Arca de salvación, Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6).

Por lo tanto, todos necesitamos a Cristo, todos queremos vivir eternamente, y todos tenemos la misma oportunidad para recibir la Vida eterna por medio de Cristo. “Mis ovejas oyen mi Voz, y yo las conozco y me siguen, y yo les doy Vida eterna.” Es Vida eterna lo que Él nos da cuando lo recibimos como nuestro único y suficiente Salvador.

En las demás naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Vamos a dar unos segundos mientras llegan los que faltan por venir a los Pies de Cristo aquí, y también los que están en otras naciones, para lo cual vamos a pedirle a los que están en las cámaras, nos indiquen cuando estén listos allá en Venezuela, en Colombia, en México y en las demás naciones.

Ya vamos a orar por todas las personas que han venido a los Pies de Cristo. Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Tu primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos.

Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y produzcas en mí el nuevo nacimiento.

Creo en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario y acepto mi salvación que Tú has ganado para mí en la Cruz del Calvario, y Te ruego se haga una realidad en mi vida. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador al escuchar la predicación de Su Evangelio.

Ahora, ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, pues Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?” Esa es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista, cuánto más nosotros necesitamos ser bautizados. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Por lo tanto, conociendo el simbolismo del bautismo en agua, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: “LUCHANDO CON DIOS Y CON LOS HOMBRES PARA VENCER.” “LUCHANDO POR LA BENDICIÓN DEL ÁNGEL DE DIOS,” luchando por la Vida eterna en el Reino de Dios, luchando hasta obtener nuestra transformación.

Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo al ministro Juan Ramos para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y en cada país dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto.

“LUCHANDO CON DIOS Y CON LOS HOMBRES PARA VENCER.”

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