Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes y también los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.
Para esta ocasión, les expreso mi aprecio y agradecimiento por el respaldo que le están dando al proyecto de La Gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le están dando a la obra misionera y evangelística con el misionero Miguel Bermúdez Marín, vuestro ministro, y cada uno de ustedes que están presentes, y los que están a través también del satélite Amazonas o de internet.
Y también mi aprecio y agradecimiento por el respaldo que le están dando a AMISRAEL. Ya el mes de junio, a principio será la conferencia “Jerusalén 2010,” donde esperamos que todos los que ya decidieron ir, tengan todo listo, boletos y todo lo correspondiente para la estadía allá en Jerusalén.
Para esta ocasión, leemos en Romanos, capítulo 8, versos 28 al 39, donde San Pablo, nos dice:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“LOS VENCEDORES DE ESTE TIEMPO SIGUIENDO LA COLUMNA DE FUEGO.”
A través de la historia del ser humano, encontramos que el Programa Divino se ha estado llevando a cabo, y siempre encontramos que hubo en el pasado vencedores, los cuales conocieron el Programa Divino y entraron al Programa divino y por consiguiente obtuvieron la victoria en su tiempo.
Encontramos a Noé, en aquel tiempo llegó el fin para el mundo antediluviano, el cual estaba lleno de violencia como dice en el libro del Génesis, que la tierra estaba llena de violencia; y Dios determinó destruir al ser humano, destruir al hombre, pero Noé, el cual ofrecía a Dios sacrificios por sus pecados y por su familia; porque el padre de familia era el sacerdote, era el patriarca que estaba a cargo de la familia, y era el que le tocaba efectuar los sacrificios por el pecado suyo y de su familia.
Y por cuanto Noé ofrecía a Dios esos sacrificios, los cuales venían siendo ofrecidos por Adán, Abel, Set y todos estos hombres de Dios, como también Enoc y Matusalén, Noé también los ofrecía a Dios, y vean ustedes, Noé halló gracia delante de Dios, fue hallado justo, ¿por qué? Porque la sangre de esos animalitos cubría el pecado suyo y el de su familia. No podía quitar el pecado, porque la sangre de animalitos no limpia al ser humano de pecados porque los animales no tienen alma; y por consiguiente el espíritu de los animales que eran sacrificados no podía venir al creyente, al que hacía esos sacrificios, pero eran tipo y figura del Mesías y Su Sacrifico que Él efectuaría en Su primera Venida para quitar el pecado del mundo y el Espíritu del Mesías venir a los creyentes.
Y ahora, Noé obtuvo la revelación de parte de Dios, por cuanto era profeta tenía las dos conciencias juntas y Dios le hablaba, Dios se reveló a él y le mostró que había llegado el fin para el mundo antidiluviano.
Recuerden que para este tiempo final también dice que será predicado este Evangelio del Reino para testimonio a todas las naciones y entonces vendrá el fin. El Señor Jesucristo… (eso es San Mateo, capítulo 24, verso 14) y en el mismo capítulo 24, de San Mateo, y en San Lucas, capítulo 17, el mismo Cristo profetizando del fin del tiempo, dice que será como en los días de Noé y como en los días de Lot, la Venida del Hijo del Hombre, el día en que el Hijo del Hombre se revelará, se manifestará, y por consiguiente ese es el tiempo para el fin del mundo que se encuentra como en los días de Noé y como en los días de Lot.
En aquellos días el mundo antediluviano había llegado a su fin, y el único que sabía eso era Noé, y lo predicaba y no lo podían creer, solamente él y su familia lo creían, era inconcebible para el ser humano que Dios fuera a destruir al ser humano, al mundo antediluviano; pero Dios lo dijo, lo dio a conocer a Noé, y lo cumplió. Cuando Dios promete algo, cuando Dios dice algo, así es como Él va a hacer.
Cuando llega el tiempo del juicio divino, recuerden, la humanidad no puede alcanzar misericordia; solamente alcanzan misericordia aquellos que están bajo el sacrificio señalado para ese tiempo, y Noé efectuaba el sacrificio señalado para aquel tiempo y por eso halló gracia delante de Dios, y Dios no puede destruir al justo con el injusto. Por lo tanto, dio a conocer a Noé lo que iba Dios a llevar a cabo, y entonces le mostró a Noé cómo escapar de ese juicio divino; y escapó, tenía que trabajar en el Programa correspondiente para escapar del juicio divino, y era construyendo un arca de madera conforme a las dimensiones que Dios le dijo, y conforme al tipo de madera que Dios le dijo que usara y Noé siguió las instrucciones de Dios, y cuando vino el diluvio, escapó.
Ahora, el arca tenía dos puertas: una arriba y otra al lado, y después que Dios vio a Noé terminar el arca; porque antes de terminar dice la Escritura que Dios tenía paciencia, la paciencia de Dios, ¿con quién? Con Noé, no con el mundo, con Noé era la paciencia, en los días que se preparara el arca por Noé.
Y se ha estado predicando el Evangelio de Cristo por dos mil años, y se ha estado diciendo que viene el fin para la humanidad, viene el fin para el reino de los gentiles, reino que fue representado en la estatua que vio el rey Nabucodonosor, que tenía la cabeza de oro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, y las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido.
Ya esas etapas ya acontecieron y estamos en la última fase que es los pies de hierro y de barro cocido en el reino de los gentiles, o sea, que el reino de los gentiles ha venido bajando de la cabeza de oro, del tiempo de Nabucodonosor y su imperio, a los pies de hierro y de barro cocido. Pero, el Reino de Dios ha estado subiendo de los pies hasta la cabeza. Y ahora, el Reino de Dios se encuentra en la Edad de la Cabeza, que es la Edad de la Piedra Angular; tan sencillo como eso.
Y ahora, en cada tiempo los hijos e hijas de Dios que han formado la Iglesia del Señor Jesucristo, han conocido el tiempo que les ha tocado vivir; porque la revelación de Dios ha venido a la Iglesia del Señor Jesucristo por medio del Espíritu Santo a través del mensajero o mensajeros que Dios ha enviado a Su Iglesia en las diferentes etapas, y ellos han predicado ese mensaje y el pueblo ha comenzado a venir a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo en la etapa o edad que les toca vivir.
Y ahora, nos encontramos en la Etapa más gloriosa: la Etapa de la Edad de la Piedra Angular. Y ahora, ¿por qué se ha estado predicando que viene el fin del mundo, o sea, del reino de los gentiles, de los sistemas humanos de los gentiles, y no ha llegado todavía? Porque la paciencia de Dios ha estado manifestada esperando que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo; cuando se complete la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo habrá terminado entonces Su Obra de Intercesión en el Cielo, donde está como Sumo Sacerdote intercediendo por cada persona que lo recibe como Salvador, cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Por esa causa es que no ha llegado el fin del reino de los gentiles, porque Dios ha tenido paciencia con Su Iglesia, con Su pueblo, porque todavía quedan personas que tienen que recibir a Cristo como Salvador, para formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo; porque no se puede perder ninguna persona que está escrita en el Libro de la Vida del Cordero que vendrá a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo.
“Mis ovejas oyen mi voz y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy Vida eterna.” Por lo tanto, no se perderá ni una de ellas, Cristo dijo: “Y nadie las puede arrebatar de mi mano, mi Padre que me las dio es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” (San Juan, capítulo 10, versos 27 al 30).
Ahora, podemos ver por qué es que el juicio divino no ha caído sobre el reino de los gentiles, aunque estamos viendo muchos terremotos, y por ahí por California, en estos días se estremeció California con uno de 7.2, y eso es bastante fuerte; y hay una sentencia sobre Los Ángeles, California, sobre Hollywood y sobre todo ese territorio del Oeste, en donde un terremoto va a destruir toda esa área y va a desaparecer bajo el mar. Tan sencillo como eso.
Y ahora, estamos en un tiempo de terremotos, es como cuando se está en tiempo de tormenta, de lluvias y vientos recios, pues cada persona en tiempos pasados que tenían casas de madera y de zinc, le colocaban unos cables de metal por el techo y colocaban unas estacas de metal, varillas o cosas así, y las amarraban bien para que el viento no se llevara el techo; pero ahora todavía hay tormentas; pero ahora el peligro son los terremotos, y más, las personas no saben cuándo va a ocurrir un terremoto en el lugar, no saben el día ni la hora, pero saben que están profetizados terremotos sobre la tierra.
La Escritura dice que Dios va a castigar este mundo con terremotos, y si Dios lo dice, pues va a suceder, ¿por qué va a suceder? Vean aquí, es en Apocalipsis, capítulo 14, versos 6 al 7, donde nos dice:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”
Y ahora, si este Ángel mensajero (recuerden que ángel significa: mensajero) viene con el Evangelio eterno que es el Evangelio del Reino, del cual Cristo dijo en San Mateo, capítulo 24, verso 14: “Y será predicado este Evangelio del Reino a todas las naciones, para testimonio o por testimonio, o para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Y este Ángel mensajero, este mensajero, para poder predicar el Evangelio a todo pueblo, nación y lengua, pues tiene que estar en la tierra que es donde está la gente.
Y ahora, siendo que ese es el Evangelio del Reino que predicaba Juan el Bautista y predicaba Jesús, y cuando fue rechazado Cristo entonces fue rechazado también el Reino, y de ahí en adelante, después del Día de Pentecostés en adelante se ha estado predicando el Evangelio de la Gracia, el Evangelio para la Dispensación de la Gracia.
Pero la promesa es que será predicado nuevamente el Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; el Evangelio de la Gracia gira alrededor de la primera Venida de Cristo, el Evangelio de Cristo para Salvación a todo aquel que en Él cree; pero luego que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo, Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo, saldrá de Su labor como Intercesor, Sumo Sacerdote, y se convertirá en el León de la Tribu de Judá, en Rey de reyes y Señor de señores, y tomará el Título de Propiedad que es el Libro de los siete Sellos de Apocalipsis capítulo 5, y hará Su Obra de Reclamo, reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa.
Por lo tanto, el mensaje del Evangelio eterno, del Evangelio del Reino va a estar siendo predicado antes de comenzar la gran tribulación, y continuará durante la gran tribulación, porque ese es el mensaje, el Evangelio que se va a predicar también en el Reino del Mesías; por eso en el Evangelio del Reino se estará hablando y obteniendo el conocimiento de la Venida y restauración del Reino de Dios en la tierra, del cual Cristo dijo a Sus discípulos que orando pidieran la Venida del Reino de Dios. “Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.” (San Mateo, capítulo 6, verso 10).
Y ahora, el Evangelio del Reino gira alrededor de la Venida del Señor como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo para el establecimiento del Reino de Dios en la tierra, del cual en el libro de los Hechos, capítulo 1, versos 1 al 9, le preguntan a Cristo ya resucitado, y ya que va a subir al Cielo, luego de los cuarenta días de estadía con ellos, en donde le apareció a ellos por unas ocho veces como poco, ahora le preguntan: “Señor, ¿restaurarás Tú el Reino a Israel en este tiempo?”
¿Ven? ¿Qué es la restauración del Reino de Dios para Israel? En Primera de Crónicas, capítulo 28, versos 4 al 6 y capítulo 29, versos 21 en adelante, dice la Escritura que cuando David dio el reino a su hijo Salomón, dijo que el trono suyo, trono de David era el Trono de Dios, y que el Reino suyo, el Reino de David, era el Reino de Dios; es que el Trono de Dios terrenal es el Trono de David, y el Reino de Dios terrenal es el Reino de David. Tan sencillo como eso.
Por eso es que se habla de la Venida del Mesías y la restauración del Reino de David, en Ezequiel capítulo 37, versos 15 al 29. Se habla de esta restauración del Reino la cual está esperando Israel, el pueblo hebreo.
Ahora, hemos visto lo que será la restauración del Reino de Dios en la tierra, y el Evangelio del Reino estará hablando acerca de la Venida del Reino de Dios y la restauración de ese Reino de David en el planeta Tierra.
Ahora, podemos ver por qué se ha tratado, el Cristianismo ha tratado de convertir el pueblo hebreo al Cristianismo y no ha podido, no ha podido convertirlo como nación. Recuerden que Dios trata con el pueblo hebreo como nación; es que el pueblo hebreo escuchará la predicación del Evangelio del Reino que estará trayendo ese mensajero que viene con el Evangelio eterno, y tiene que ser un profeta; porque Israel no escucha sino a profetas que Dios envía, aunque algunas veces ha matado muchísimos, eso ha sido así, y no podemos tapar el cielo con la mano.
Pero Dios dijo a través del profeta Moisés, en el capítulo 18, versos… Deuteronomio capítulo 18, versos 15 al 18, que Dios levantará un profeta como Moisés, y dice: “A él oid,” y dice que pondrá Su Palabra en la boca de ese profeta; y cualquiera que no escuche a ese profeta, Dios le va a pedir cuentas.
Un profeta como Moisés, un profeta Dispensacional, un profeta de los siete grandes profetas que Dios tiene, porque Dios tiene, en cuanto a profetas mayores, los mayores, pues son los profetas Dispensacionales: Adán, Set, también Noé, también Abraham, también Moisés, también Jesús y este último que es el que viene con el Evangelio eterno, el Evangelio del Reino, para predicarlo a todas las naciones, ese es el que está prometido para este tempo final, ya los otros anteriores vinieron y a casi todos los rechazaron.
Cualquiera puede decir: “Pero a Moisés no lo rechazaron,” por diez veces por poco lo apedrean y ocasionaron que no pudiera entrar a la Tierra prometida, porque ya estaba muy molesto, enojado, y cuando Dios le dice que le hable a la roca allá en Cades-barnea, estaba tan enojado, molesto con el pueblo, que hirió la roca, y eso desagradó a Dios porque allí rompió el tipo y figura de la Segunda Venida de Cristo.
Recuerden que la primera roca en el Sinaí representaba a Cristo dándole agua. Recuerden que Cristo dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba, esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él, pues aun no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús todavía no había sido glorificado”. (San Juan, capítulo 7, versos 37 al 39).
Esta misma agua que le promete a la mujer samaritana, y le dice que el que tome de esta agua no tendrá sed jamás, sino que será una fuente que salte para Vida eterna. ¿Y cuál es esa agua? El Espíritu Santo. Sin agua literal el pueblo muere de sed, y sin el Espíritu Santo el pueblo muere en alma, espíritu y luego cuerpo, viene a morir la segunda muerte: la del alma y el Espíritu.
Y ahora, lo que salvó la humanidad dos mil años atrás fue la muerte de Cristo, en donde Él tomó nuestros pecados y murió por nosotros, el mismo Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva,” muchos hijos e hijas de Dios. (San Juan, capítulo 12, verso 24).
La humanidad ni siquiera sabe por qué está viviendo todavía, pero gracias a un Hombre que vivió en la tierra, el Hombre más grande, más importante que ha pisado este planeta Tierra, murió por todos nosotros.
Y ahora, ¿quién es ese Hombre que es tan importante? Es nada menos que el que dice aquí la Escritura, porque algunas personas cuando escuchan hablar acerca de Jesucristo y escuchan el llamado, la oportunidad que se le da para que reciban a Cristo, creen que eso es ridículo estar recibiendo a Cristo como Salvador, un hombre que nació allá en Belén de Judea; pero vamos a ver quién es; y vergüenza le debe dar a toda persona que ha rechazado a Cristo. Malaquías, capítulo *3, versos 1 en adelante, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí;”
Todos sabemos que ese fue Juan el Bautista, San Mateo capítulo 11, versos 11 en adelante, da testimonio de esta verdad y también San Mateo capítulo 17, versos 10 al 13, cuando le preguntan a Cristo: “¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?” Cristo les dice: “ A la verdad, Elías vendrá primero, y restaurará todas las cosas. Mas yo os digo que ya Elías vino y no le conocieron, he hicieron de él todo lo que quisieron.”
Ahora nos habla ahí Cristo de un Elías que vendrá para restaurar todas las cosas, está hablando de un Elías futuro que está aquí en la Escritura, en el capítulo 4 de Malaquías, ese es uno de los dos Olivos de Apocalipsis capítulo 11, versos 1 al 14 y de Zacarías capítulo 4, versos 10 al 14.
Y ahora, en el libro de los Hechos capítulo 3, versos 18 en adelante, el apóstol Pedro predicando, hablando acerca de Cristo, nos dice de la siguiente manera, y hablando de la restauración. Dice:
“Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.”
O sea, que ya estaba profetizado que Cristo había de padecer, sería rechazado y sería crucificado.
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;
a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.”
Y ahora, la Venida del Señor para el Día Postrero es para el tiempo de la restauración de todas las cosas, y por consiguiente es para el tiempo en que el ministerio de Elías tiene que estar en la tierra para la restauración de todas las cosas, pues dice Cristo: “He aquí yo os envío al profeta Elías,” aquí en Malaquías capítulo 4, aquí está prometido: “Antes que venga el día del Señor grande y terrible, no sea que yo venga y hiera a la tierra con maldición.” Capítulo 4, versos del 1 al 6.
Y ahora, encontramos que tenemos una promesa de restauración, Dios va a restaurar el ser humano a la Vida eterna con cuerpo eterno, eso será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y la transformación de los vivos; va a restaurar también el Reino de David, va a restaurar por consiguiente el Trono de David, y por consiguiente va a ser restaurado el Reino de Dios en la tierra, y eso es para este tiempo final en el cual nos ha tocado a nosotros vivir; y por consiguiente será predicado el Evangelio del Reino para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin. En la predicación del Evangelio del Reino se estará dando a conocer, se estarán dando a conocer todas estas cosas que van a estar sucediendo.
Y ahora, hemos visto que este mensajero que vendría delante del Señor es nada menos que Juan el Bautista. Juan el Bautista llenó completamente todos los requisitos para ser ese mensajero, y fue vindicado, confirmado por Jesucristo que Juan fue ese mensajero, aquí en San Mateo capítulo 11, versos 9 en adelante, dice:
“Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.
Porque éste es de quien está escrito:
He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.”
Y está hablando de Juan el Bautista. Cuando le preguntan a él quién es él, él dice que él es la voz de uno que clama en el desierto, “preparad el camino del Señor.” Y ahora, ya Malaquías capítulo 3, verso 1, tenemos ya identificado el mensajero que le prepararía el camino en Su primera Venida.
“…y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
Y ahora, ¿quién vendría? El Señor a quien el pueblo hebreo buscaba, al Dios de Israel, y dice:
“…y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros.”
Este Ángel del Pacto está mencionado por Dios en el Éxodo, fue el que le apareció a Moisés en una llama de fuego sobre una zarza, un árbol, y le habló y le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre, (o sea, el Dios de Amram) el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.”
Y ahora, vean cómo este Ángel se identifica como Dios, pero este misterio lo vamos a entender dentro de unos momentos. En el capítulo 23, versos 20 al 23 del Éxodo, dice:
“He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”
El Nombre de Dios, ¿dónde estaba? En el Ángel, el Ángel de Dios, el Ángel de Yhavé o Ángel de Jehová.
“Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”
Y ahora, el mismo Ángel que le apareció a Moisés y lo envió a Egipto para la liberación del pueblo hebreo, el cual a través del profeta Moisés libertó al pueblo hebreo, ahora los guía por el desierto de día en forma de una nube guiando al pueblo y haciendo sombra sobre ellos (porque en el desierto es muy caliente), y durante la noche en una llama de fuego grande, alumbrando el camino al pueblo, para que de noche también pudieran caminar, o sea, que tenían luz propia de parte de Dios, les iluminaba el Ángel del Pacto en forma de una Columna de Fuego durante la noche y una Columna de nube durante el día. Estaban siendo guiados rumbo a la tierra prometida.
Y ahora, este Ángel del Pacto vendría conforme a Malaquías, capítulo 3, y el Ángel del Pacto es nada menos que Cristo en Su cuerpo angelical; tan sencillo como eso. Es el Cuerpo angelical de Dios, es la imagen del Dios viviente.
Recuerden que la imagen es el espíritu o cuerpo angelical, un espíritu es un cuerpo de otra dimensión; por eso el Ángel del Pacto es el Espíritu Santo, el Ángel que libertó al pueblo hebreo a través del profeta Moisés, por eso en algunas ocasiones le aparecía a Moisés, a Josué, a los jueces, a los profetas, y le aparecía en forma de hombre, y otras veces en forma de una Columna de Fuego; porque Dios hace a Sus Ángeles espíritu y a Sus ministros llama de fuego.
Y ahora, este Ángel es nada menos que Cristo en Su Cuerpo angelical, esa es la imagen del Dios viviente, por eso en Hebreos capítulo 1, versos 1 al 3, dice el apóstol Pablo, conocedor de este misterio, del misterio de Dios el Padre y de Cristo, de la siguiente manera, y vamos a leerlo para que tengamos el cuadro claro. En Colosenses también nos habla, Colosenses 1, verso 15, dice:
“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”
Y en Hebreos, capítulo 1, dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.”
Y ahora vean, aquí también nos dice que Cristo es la imagen de Dios, Cristo es el Ángel del Pacto, la imagen de Dios, el Cuerpo angelical de Dios, en el cual Dios el Padre ha estado, y a través del cual creó todas las cosas; todas las cosas por Él fueron hechas, eso fue Dios hablando a través del Ángel del Pacto, de Cristo, a través de Su imagen, Su imagen celestial, Su imagen angelical.
Y ahora, ya estamos viendo quién es Jesucristo, por lo tanto toda persona que lo recibe como Salvador, está recibiendo a la persona más importante no solamente de la Tierra sino del Cielo también; no hay nadie más importante, es el Hombre más importante que ha pisado este planeta Tierra, y está sentado a la diestra de Dios, está sentado en el Trono de Dios; por eso Él dijo: “Todo poder me es dado en el cielo y en la tierra.” San Mateo capítulo 28, versos 16 al 20 y también San Mateo capítulo 26, verso 64, Él dice cuando lo estaban juzgando: “Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra de la majestad en las alturas,” sentado a la diestra de Dios, ¿ven? Y el que tiene el poder ¿quién es? El que está sentado en el Trono. “Todo poder (dice) me es dado en el cielo y en la tierra,” porque la Tierra pertenece a todo ese sistema celestial, es un punto, un grano de arena o menos en ese Universo en donde hay tantas estrellas y planetas en todas esas galaxias.
Pero recuerden, la Tierra también es el planeta más importante, ¿por qué, siendo tan pequeño? Porque es el lugar que la Escritura dice que la Ciudad de Dios es Jerusalén, y que el Trono de Dios estará en Jerusalén en el Reino del Mesías y también en la eternidad; y ahí el Trono de Dios y del Cordero estarán ahí juntos, o sea, que el planeta Tierra será convertido en ese tiempo, en la eternidad, en el lugar del Trono divino.
Por lo tanto, le agradecemos a Dios por traernos a vivir en este planeta Tierra, aunque hay tantos problemas, pero estamos pisando el planeta donde va a estar el Trono celestial de Dios, y el Trono del Cordero, que es el Trono de David; tan sencillo como eso. Pero tiene que pasar por sus etapas de purificación, un tiempo de purificación durante la gran tribulación para el Reino del Mesías luego de la gran tribulación, y luego del Reino mesiánico de mil años, luego pasará, luego del juicio final, pasará también por un tiempo de purificación, pasará por fuego; pero al final será el cuartel o los cuarteles generales del Reino del Mesías y del Reino de Dios; tan sencillo como eso.
Ahora, hemos visto quién es el Señor Jesucristo: el Verbo hecho carne, el Ángel del Pacto hecho carne, la imagen del Dios viviente hecho carne, y por consiguiente en la persona de Jesucristo moró la plenitud de Dios, como dice San Pablo en Colosenses, capítulo 1, versos 12 al 25, y en el capítulo 2 de Colosenses, versos 2 al 3, dice que conozcamos el misterio de Dios el Padre y de Cristo, donde están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Y ahora, podemos ver que Jesucristo es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra, por medio de Él Dios creó los Cielos y la Tierra.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (San Juan, capítulo 1, versos 1 en adelante). Y también dice:
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.”
En Cristo estaba la plenitud de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, por eso Cristo decía: “El Padre que mora en mí, Él hace las obras,” y también Él dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido.” ¿Ven? La plenitud de Dios en Jesucristo, la primera persona en el cual la plenitud de Dios habitaba.
Y ahora, podemos ver estos misterios que están ahí en la Escritura y cómo se han estado llevando a cabo manifestando en medio de la historia bíblica, en medio de toda esa historia bíblica encontramos a un Dios creador de los Cielos y de la Tierra, que tiene un cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto, a través del cual estableció un Pacto con el pueblo hebreo allá en el Monte Sinaí, y prometió establecer un nuevo Pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá, conforme a Jeremías capítulo 31, versos 31 al 36.
Y ahora, el nuevo Pacto es aquel del cual Cristo habla en San Mateo capítulo 26, versos 26 al 29, cuando está tomando la última Cena con Sus discípulos, dice que luego de haber cenado, luego que hubo cenado, tomó pan y habiendo dado gracias dio a Sus discípulos, y dijo: “Comed, esto es mi Cuerpo.” San Pablo lo dice en el capítulo 11 de Primera de Corintios. “Este es mi cuerpo que por muchos, o que por vosotros es partido.” Y luego tomando la copa de vino y dando gracias al Padre, dice que dio a Sus discípulos y dijo: “Tomad de ella todos, porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Y ahí tenemos el simbolismo del Cuerpo de Cristo en el pan siendo partido, Cristo siendo crucificado y la Sangre siendo derramada, Cristo muriendo en la Cruz del Calvario.
Y ahora, el nuevo Pacto lo establece Jesucristo, porque Él es el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios que se hizo carne, el Verbo que se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo.
Ahora, podemos ver el personaje tan importante que es Jesucristo, y algunas personas se avergüenzan de Cristo; pero Cristo dijo para esas personas lo siguiente, en San Mateo capítulo 10, y eso sí: lo que diga la persona no es lo que tiene valor en cuanto a cierta situación delante de Dios, tiene valor en cuanto a que o es palabra de incredulidad o palabra de fe, si es de fe, pues tiene bendición, si es de incredulidad tendrá las consecuencias. Ahora, veamos lo que dice en el capítulo 10 de San Mateo, versos 32 al 33:
“A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”
Tan sencillo como eso. Nadie quiere que Cristo lo niegue delante del Padre celestial, para que Él no nos niegue, entonces no lo podemos negar aquí en la Tierra, sino recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador. No hay otra forma para que Cristo pueda confesarnos delante del Padre, confesarnos como creyentes en Él, como personas que le hemos recibido como nuestro único y suficiente salvador, para obtener la salvación y Vida eterna. Recuerden que Cristo dijo en San Mateo capítulo 18, verso 10 al 14, y también en San Lucas capítulo 19, verso 10, dice:
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Vino a salvar lo que se había perdido, o sea, que vino a buscarme a mí y a salvarme a mí. ¿Y a quién más? Pues a cada uno de ustedes también. ¿Saben ustedes que Él sabía que los íbamos a recibir como salvador? Y Él también sabía quiénes lo iban a rechazar, para Él todas las cosas están abiertas ante Sus ojos.
Ahora, los vencedores de cada tiempo de la historia de la humanidad, han sido los que han seguido la Columna de Fuego, que es Cristo el Ángel del Pacto en Su Cuerpo angelical en la Obra que Él ha estado haciendo en cada tiempo. Los que siguieron la Columna de Fuego en los días de Moisés, vean, fueron libertados de la esclavitud, fueron llevados por el desierto, pasaron el Mar Rojo, pasaron al Sinaí y siguieron viajando, recibieron el Pacto en el Sinaí, siguieron viajando pero los que fueron incrédulos por el camino, perecieron. Dios dijo que los llevaría a la tierra prometida y los llevó, aunque los de 20 años en adelante perecieron, excepto Josué y Caleb.
Y ahora, fue el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, la Columna de Fuego quién los llevó a la tierra prometida conforme a lo que Dios había prometido; esa Columna de Fuego, el Ángel del Pacto se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo y fue conocido por el Nombre de Jesús; y luego el Día de Pentecostés descendió en forma de Espíritu Santo, en Columna de Fuego, y bautizó ciento veinte que estaban esperando Su Venida; y después continuó, ha continuado bautizando a todos aquellos que lo reciben como único y suficiente salvador, y por consiguiente ha estado produciendo el nuevo nacimiento en millones de seres humanos.
Las personas que lo han recibido como salvador y han sido bautizadas en agua en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo, han obtenido la victoria, han nacido de nuevo, han nacido en el Reino de Cristo, en el Reino de Dios, y esos son los que en cada tiempo han estado siguiendo la Columna de Fuego, al Espíritu Santo, al Ángel del Pacto, al Ángel que le aparecía a San Pedro, a San Pablo, y así por el estilo en el Nuevo Testamento.
Y ahora, de etapa en etapa a través de las edades de la Iglesia, el Ángel del Pacto ha estado en medio de la Iglesia, pues Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (San Mateo capítulo 28, verso 20).
Y Cristo en medio de Su Iglesia ha estado en Espíritu Santo, Él es el Ángel del Pacto, Él es la Columna de Fuego, y por consiguiente los que han estado siguiendo a Cristo nuestro salvador, han estado siguiendo la Columna de Fuego, el Espíritu Santo cada uno en el tiempo, etapa o edad que le ha tocado vivir.
El pueblo hebreo en el primer Éxodo siguió la Columna de Fuego, la cual se manifestó a través del profeta Moisés, para llevarlos luego a la Tierra prometida. Luego la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto se hizo carne y fue conocido por el Nombre de Jesús, y luego el Día de Pentecostés descendió en forma de Espíritu Santo y ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo, la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto guiando a Su Iglesia, en el segundo éxodo, para colocarlos dentro de la tierra prometida del Reino de Dios que está en la esfera espiritual. Recuerden que Colosenses capítulo 1, versos 2 en adelante, dice que Dios nos ha libertado del reino de las tinieblas y nos ha colocado en el Reino de Su amado Hijo.
Y ahora, el tercer éxodo es en este tiempo final para entrar a la tierra prometida del Reino de Dios, del Reino de Cristo en la esfera física con un cuerpo físico glorificado, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero y después regresar a la Tierra, después de la gran tribulación para el establecimiento del Reino del Mesías en la Tierra, que será la restauración del Reino de David.
Así que, los vencedores de la Iglesia de las edades pasadas, estarán en la Tierra en la resurrección en cuerpos glorificados, y los que estén vivos creyentes en Cristo en este tiempo final nacidos de nuevo, serán transformados; porque esos son los vencedores del Día Postrero.
Y todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo son los vencedores que entrarán al glorioso Reino Milenial, Reino del Mesías, luego de la Cena de las Bodas del Cordero; porque durante el tiempo de la gran tribulación no vamos a estar aquí, y nadie quisiera estar aquí.
Si con los problemas que hay en la Tierra ya, con los terremotos y maremotos, volcanes y problemas del medio ambiente, problemas del calentamiento global y todos estos problemas, si así es y todavía no ha comenzado la gran tribulación, cómo será en la gran tribulación. Por lo tanto, Cristo va a llevar con Él a Su Iglesia a la Cena de las Bodas del Cordero, eso será la recepción de las Bodas de Cristo y Su Iglesia, del Esposo y la Esposa, esa será la recepción de la unión de Cristo y Su Iglesia, en donde serán una misma carne, cuerpos glorificados; tan sencillo como eso.
Y ahora, podemos ver que para este tiempo hay grandes promesas divinas para ser cumplidas, muchas ya han sido cumplidas, otras están en proceso de complimiento; por lo cual estén bien agarrados de Cristo, el Ángel del Pacto, para que la gran victoria en el amor divino se haga una realidad en vuestra vida.
“LOS VENCEDORES DE ESTE TIEMPO SIGUIENDO LA COLUMNA DE FUEGO” serán los que van a ser transformados y van a ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Recuerden que San Pablo dijo: “No todos dormiremos, más todos seremos transformados.” O sea, vamos a tener un cuerpo glorificado, esa es la adopción del cuerpo, o sea, la redención del cuerpo en donde Él nos va a dar un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado y joven para toda la eternidad.
Por lo tanto, no todos dormiremos, o sea, no todos los creyentes en Cristo van a morir físicamente, habrá un grupo de creyentes en Cristo que va a ver la resurrección de los muertos en Cristo y van luego a ser transformados y van a ser a imagen y semejanza de Cristo nuestro salvador, y esos serán los vencedores de este tiempo que estarán siguiendo, ¿qué? La Columna de Fuego, al Ángel del Pacto, a Cristo en Espíritu Santo que está en medio de Su Iglesia desde el Día de Pentecostés, antes de eso, pues estaba en medio de Su Iglesia pero en Cuerpo físico.
Y ahora: “LOS VENCEDORES DE ESTE TIEMPO SIGUIENDO LA COLUMNA DE FUEGO.” Yo soy uno de ellos. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Él dijo: “El Espíritu Santo les guiará a toda justicia y a toda verdad, y Él les enseñará las cosas que han de venir.” Él dijo: “Tengo algunas cosas, o tengo muchas cosas que deciros, pero aun no las podéis sobrellevar, ahora no las pueden sobrellevar, pero cuando venga el Espíritu de verdad, el Espíritu Santo, Él les mostrará, les revelará todas las cosas, les enseñará todas las cosas, todas las cosas que han de suceder.” Eso está por ahí por San Juan, capítulo 16.
Y ahora, el Espíritu Santo viene para enseñar, Él es el maestro, el tutor, y no hay otro tutor mejor que el Espíritu Santo. Vamos a verlo aquí, capítulo 16, versos 12 en adelante, dice:
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”
A través de San Pedro y a través de San Pablo encontramos que habló cosas que han de suceder, profetizó a través de San Pedro y San Pablo; esas profecías que habla San Pablo acerca de la resurrección de los muertos a la final trompeta y de la transformación de los vivos y el rapto, todo eso es profecía. ¿Y cómo él supo esas cosas? El Espíritu Santo guiándolo a toda justicia y a toda verdad y enseñándole las cosas que han de suceder y San Pablo hablándolas a la Iglesia del Señor Jesucristo, hablándolas inspirado por el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo que es el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su Cuerpo angelical.
Y ahora, hemos visto quién es Jesucristo y hemos visto quiénes son los vencedores de este tiempo siguiendo la Columna de Fuego, siguiendo al Espíritu Santo, siguiendo al Ángel del Pacto, siguiendo a Cristo, el cual dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” El cual a través de diferentes mensajeros ha estado hablándole a Su pueblo, a Su Iglesia, la Palabra correspondiente a cada etapa del Programa divino en medio de Su Iglesia.
Para nuestro tiempo también Dios tiene Su Programa divino para así darnos la fe para ser transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. Recuerden que es el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, la Columna de Fuego, quien guía a Su Iglesia y por consiguiente a cada creyente en Cristo.
Y recuerden que hubo… el Cristianismo completo está representado en diez vírgenes, unas… cinco prudentes que tenían aceite, el Espíritu Santo, y cinco insensatas que no tenían el Espíritu Santo, que no tenían aceite en sus lámparas, y cuando se oyó un clamor a medianoche: “He aquí viene el Esposo, salid a recibirle,” luego las prudentes y las insensatas se levantaron, y las insensatas no tenían aceite; pidieron a las prudentes, las prudentes le dicen: “Para que no nos falten a nosotras y a ustedes, vayan a comprar.”
Los vagos a última hora están pidiendo a otros que trabajaron, que se ocuparon de su salvación con temor y temblor; pero a esa hora no se puede dar lo que uno tiene; uno tiene… cada cual tiene que buscar y ocuparse de su salvación con temor y temblor.
Y mientras las insensatas iban a comprar aceite vino el Esposo, eso es la Segunda Venida del Señor, y las que estaban preparadas entraron con Él a las Bodas y se cerró la puerta; se cierra el ciclo divino del tiempo de redención de la Dispensación de la Gracia, porque ya entonces Cristo sale del Trono de Intercesión y se convierte en el León de la Tribu de Judá, y ya termina el tiempo en que los seres humanos pueden ser lavados con la Sangre de Cristo; porque cuando sale del Trono de Intercesión ya no hay Sangre para interceder en el Cielo por las personas, y por eso el que esté sucio, después ya no hay cómo ser limpiado, y el que esté limpio permanezca limpio, el justo sea justificado todavía, o sea, permanezca fiel a Dios, sirviendo a Dios, sabiendo que ha llegado al tiempo final.
En San Lucas también, capítulo 13, versos 21 al 27, dice: “Cuando el Padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, entonces comenzaréis a decir, a tocar la puerta y a decir: Señor, ábrenos,” Él respondiendo dirá: “Os digo que no os conozco.” Y es triste para la gente que Cristo diga que no los conoce, pero es que la gente si no conoció a Cristo, no lo recibió como Salvador, pues ahora Él no lo conoce como un creyente, como un miembro de Su Iglesia.
La bendición para la transformación y la resurrección de los muertos es para los creyentes en Cristo en cuerpos glorificados, exclusivamente para los creyentes en Cristo, la resurrección de la cual habla San Pablo, y la transformación de los vivos, es una promesa divina para todos los creyentes en Cristo que han sido redimidos por la Sangre de Cristo nuestro salvador, y esa es la primera resurrección y es para Vida eterna.
“La segunda muerte no tiene potestad sobre éstos,” dice Apocalipsis capítulo 20, versos 4 al 6, sino que serán reyes y sacerdotes con Cristo en Su Reino, o sea, miren la posición tan importante que tienen todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, serán en el Reino de Cristo reyes y sacerdotes y jueces también.
Y mientras llega ese momento, en lo espiritual somos reyes, somos sacerdotes y jueces también, pero en la forma física en el Reino Milenial. Es que el Reino de Dios está en la esfera espiritual, pero va a ser también manifestado en la esfera física, y entonces eso será el Reino de David restaurado en medio del pueblo hebreo, desde donde Cristo, el Mesías gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, desde Jerusalén donde estará el Trono del Mesías, el Trono del Hijo del Hombre.
“LOS VENCEDORES DE ESTE TIEMPO SIGUIENDO LA COLUMNA DE FUEGO.”
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo, puede hacerlo en estos momentos y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino y lo guíe, y así usted también siga la Columna de Fuego, al Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, Cristo en medio de Su Iglesia.
En las demás naciones que están conectadas con esta transmisión en estos momentos, pueden también venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo como único y suficiente salvador.
Recuerden que lo más importante es la Vida eterna, y solamente la podemos obtener a través de una sola persona, y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO, Él es el Ángel del Pacto, por eso vino para establecer un nuevo Pacto conforme a como estaba prometido, dentro del nuevo Pacto estamos seguros, dentro del nuevo Pacto estamos siguiendo al Ángel del Pacto, la Columna de Fuego, dentro del nuevo Pacto tenemos paz para con Dios por medio de Jesucristo.
Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede venir para que quede incluido en la oración que estaremos haciendo dentro de algunos segundos, y en las demás naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro salvador.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro salvador en esta ocasión. Si falta alguno por venir, puede venir. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente salvador.
Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión presentes o en otras naciones, repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mi el nuevo nacimiento. Me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo, sálvame, Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente salvador.
Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible.” Porque Él dijo:
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16).
Y la pregunta es: “¿Cuándo me pueden bautizar?” es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado. El bautismo en agua es tipológico, y cuando la persona recibe a Cristo como salvador, muere al mundo. Y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado. Y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan simple así es la tipología, el simbolismo del bautismo en agua, en el cual nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección
El mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista, cuando Juan bautizaba en el Jordán, Jesucristo fue, entró a las aguas bautismales y Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por ti, ¿y tu vienes a mi para que yo te bautice?” y Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó. Y si Cristo para cumplir toda justicia le convenía ser bautizado por Juan, cuánto más a nosotros nos conviene ser bautizados.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y permanezcan siguiendo la Columna de Fuego todos los días de vuestra vida. Eso es, continúen siguiendo a Jesucristo nuestro salvador que está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes. Dejo al ministro aquí para que les indique cómo hacer los que han recibido a Cristo como salvador para ser bautizados y en cada nación dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.
Continúen pasando todos una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto.
“LOS VENCEDORES DE ESTE TIEMPO SIGUIENDO LA COLUMNA DE FUEGO.”