Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas y de internet en diferentes naciones; que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes.

Aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando al proyecto de La Gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le están dando a la obra misionera y evangelística en todas las naciones, ustedes acá en Chicago, y cada uno de ustedes en diferentes lugares, los que están conectados con esta actividad.

Y también aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando a AMISRAEL, que Dios le bendiga grandemente y siempre les use grandemente en Su Obra en este tiempo final, y para los que van a estar en Jerusalén, en la conferencia “Jerusalén 2010,” el mes de junio, allá nos veremos Dios mediante, tengan todo arreglado y sus boletos a tiempo para que les salga bajo el precio, el costo del boleto y todo listo para estar en la conferencia “Jerusalén 2010.”

Para esta ocasión vamos a leer en Proverbios capítulo 4, verso 1 en adelante, donde dice el rey Salomón… verso 20 en adelante, dice:

“Hijo mío, está atento a mis palabras;

Inclina tu oído a mis razones.

No se aparten de tus ojos;

Guárdalas en medio de tu corazón;

Porque son vida a los que las hallan,

Y medicina a todo su cuerpo.

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;

Porque de él mana la vida.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“SOBRE TODA COSA GUARDADA, GUARDA TU CORAZÓN.”

Y eso hasta el médico se lo dice a usted, y el Médico de las almas, que es Dios por medio de Cristo, también nos dice que guardemos nuestro corazón, o sea, nuestra alma. El corazón está tipificado… en el alma de la persona está tipificado el corazón; y por eso es que se usa en las predicaciones y en el llamamiento: “Dale tu corazón a Cristo,” y también se le dice: “Abre tu corazón a Cristo.”

Y ahora, sobre toda cosa guardada, el tesoro más grande es el corazón y por eso hay que guardarlo, el alma, pues, encontramos que cuando Dios dijo: “Hagamos al hombre…” vean cómo Él dijo que sería hecho el hombre, el ser humano, capitulo 1 del Génesis, versos 26 en adelante, dice:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.”

O sea, lo pondría como señor, como rey de toda la Tierra, con todo lo que el planeta Tierra tenía:

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”

Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza,” o sea, imagen y semejanza de Dios, y ahora cuando lo hace aquí dice:

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”

¿Y qué pasó con la semejanza? Porque la semejanza ya viene, es dada en el capítulo 2, verso 7, donde dice:

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”

Cuando hizo al hombre a Su imagen, eso fue en cuerpo espiritual, como el cuerpo espiritual de Dios llamado el Ángel del Pacto, o sea, que creó al hombre en Cuerpo teofánico, una teofanía, un hombre de otra dimensión; y luego más adelante le formó un cuerpo físico del polvo de la tierra, y eso es la semejanza física. Pero la imagen es el cuerpo espiritual, el espíritu de la persona, así como encontramos: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por cuando Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza, lo hizo alma, espíritu, y cuerpo.

El cuerpo tiene cinco canales, o sea, cinco sentidos para comunicarse con las cosas terrenales, por eso el ser humano en la parte física tiene vista (visión) para ver; tiene oído para oír (tiene audio), tiene gusto, por eso puede saber si está dulce algo o si está salado, si está en buena sazón, también tiene olfato y también tiene tacto, son cinco sentidos para movernos aquí en la tierra; y por lo tanto esas son cinco entradas al cuerpo que nos ayudan mucho.

Si nos falta el tacto, podemos tocar algo caliente y nos quemamos o cualquier otro problema podemos tener; y si nos falta el oído, el audio, podemos ir a cruzar la calle y nos tocan bocina y no lo escuchamos, o no escuchamos el motor del auto que viene y entonces tenemos un problema, un accidente; y si nos falta la vista, pues nos tienen que estar guiando; aunque algunos han superado mucho ese problema, esa falta de ese sentido, pero con todo y eso es irreemplazable, no se puede reemplazar ese sentido, irreemplazable, pero puede haber una ayuda para el que le falta ese sentido. Pero con todos los sentidos, pues nos comunicamos mejor aquí en la tierra y trabajamos mejor.

También tenemos cinco sentidos en el espíritu, o sea, en ese cuerpo espiritual. Recuerden que el espíritu de la persona es un cuerpo de otra dimensión; por eso la persona cuando muere, lo que muere es su cuerpo físico, la persona sigue viviendo; porque la persona es alma viviente, eso es lo que en sí es la persona, pero tiene un espíritu que es un cuerpo espiritual de otra dimensión, y tiene un cuerpo físico de esta dimensión terrenal.

Y cuando muere su cuerpo físico, pues sigue viviendo la persona, sigue viviendo en y con el cuerpo espiritual y va a vivir a la dimensión a la cual pertenece el cuerpo espiritual que la persona tiene. Si no es un creyente, un creyente en Cristo, un creyente en el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, le toca ir donde fue el hombre rico de la parábola de Lázaro el mendigo, y el hombre rico; pero si es un creyente entonces va al Paraíso, donde están los apóstoles y los diferentes mensajeros de la Iglesia de diferentes edades, junto a cada mensajero con el grupo que le tocó guiar en el tiempo en que Dios lo envió a la tierra.

Luego, encontramos que la vida de esa persona no se acabó, continúa, pero continúa en un lugar donde ya no tiene que madrugar y mucho menos para ir a trabajar. Recuerden que los lunes da mucho trabajo para levantarse, y es el día más pesadito para muchas personas, y más si tuvo un fin de semana largo, más pesado se hace el día lunes. Pero hay que ir a trabajar, hay que madrugar; y si está nevando más difícil se hace, pero hay que trabajar. Así es la vida en este planeta Tierra, a tal grado que la Biblia nos enseña que tenemos que trabajar; y el apóstol San Pablo, decía: “El que no trabaje, que no coma,” o sea, que era bien estricto con los vagos.

Y ahora, también el Señor en la parábola de los talentos y de las minas, a los que recibieron diferentes talentos y los multiplicaron, los encomió el Señor y no les quitó los talentos que les había dado, y los que ganaron, esos talentos que ganaron tampoco se los quitó, sino que se los dejó; en palabras más claras, les dio para que siguieran trabajando.

Como un padre de familia rico, viene y le dice a su hijo: “Aquí tienes tanto dinero para montar un negocio, y yo te voy a ayudar para que montes ese negocio,” le da una cantidad de dinero, quizás ese joven, ese hijo, si no entiende bien, puede pensar: “Yo no voy a trabajar para papá, él tiene mucho dinero.” Pero no sabe que le está montando un negocio para que él pueda hacerse rico, hacerse un buen comerciante y tener también dinero, ese va a ser su negocio, su herencia. Por lo tanto, si no trabaja bien y lo pierde todo, pues perdió una buena oportunidad que le fue dada por el padre, y a lo mejor el padre luego no va a confiar para montarle otro negocio; porque los negocios no se montan ¿para qué? Para perder, sino para ganar.

Y ahora, vean lo que Cristo hace en esa parábola, muestra que Él daría talentos, y cuando habla de talentos, está hablando ahí de dinero, eso eran monedas, talentos; igual que minas eran monedas también, como decir pesos y decir dólares. Así que, eran monedas, era para trabajar y ganar dinero; y cuando le pide cuentas el Señor, lo que corresponde hacer al Señor conforme a como Él prometió, Él dice: “He aquí vengo pronto y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”

Él pedirá cuenta por todo lo que Él dio, por todos los talentos que dio, y los talentos ahí, pues es dinero y es habilidades y todas estas cosas que Dios le ha dado a la persona; y todos dieron buenas cuentas y entraron al Reino; y luego el que había recibido un talento y lo guardó, no lo usó, luego viene: “Señor, aquí está lo que tú me diste, un talento me diste, un talento te entrego, lo escondí porque tuve miedo y lo escondí. Yo sabía que Tú eras una persona recia, que cosechas donde no sembraste y tuve miedo.”

Miren, los cobardes, los miedosos, siempre van a tener problemas. Tenemos que saber que Dios nos da para que trabajemos y Él bendecirnos en lo que hagamos, la bendición tiene que venir sobre algo que estemos haciendo. Por lo tanto, tenemos que poner nuestro corazón y nuestra labor en todas las cosas que nosotros deseamos que la bendición de Dios venga.

Si uno no está haciendo nada, no puede estar pidiendo bendición, para qué. Se pide bendición para lo que se está haciendo, uno comienza algunas veces con muy poco, pero con la bendición de Dios se multiplica.

Miren el milagro de los panes y los peces, un muchachito tenía unos pececitos y unos panecitos, los entregó a Cristo, si el muchachito continuaba con ellos, ¿qué iba a pasar? A las pocas horas iba a tener menos, pero los pone en la mano del Señor, y el Señor los multiplicó para alimentar en una ocasión unas cinco mil personas y en otra ocasión cuatro mil personas, ¿ven? Lo que ponemos en las manos del Señor para la obra del Señor, y pedimos la bendición de Dios en lo que hacemos, Dios lo multiplica.

Cuando estemos ya transformados, y también cuando estemos en el Reino Milenial, pero también lo vamos a ver antes, vamos a ver el muchachito ese, pues aparecen dos, o sería el mismo que en las dos ocasiones estuvo.

Recuerden que en muchos países hay muchachitos que venden cositas de comer, fruta, tamales y cosas así, y ese parece que, o era un muchachito así, o era un muchachito que tenía su comidita para esos días, o era un muchachito que estaba bien relacionado con el Mar de Galilea, pues estaban cerca, y era quizás de los que pescaban o de los que preparaban comida en su casa y él salía a vender, como los hay en diferentes países, y sobretodo en la América Latina.

Y a ese muchachito lo vamos a conocer, porque él hizo lo correcto, puso en las manos del Señor todo lo que tenía, y vean, Dios lo multiplicó, Dios por medio de Cristo, ahí Cristo mostró que el Padre creador de los Cielos y de la Tierra estaba en Él; y por multiplicación de lo creado, porque ya los peces estaban creados, pero los multiplicó; digamos, tomaba los peces y los panes, partía, daba a Sus discípulos y seguían multiplicándose, o sea, que no se agotaba, esto era como en el tiempo de Elías Tisbita y de Eliseo, en donde también por la Palabra que ellos hablaron, uno a una mujer viuda, no faltó harina en la tinaja ni aceite en la botija, hasta que volvió a llover y hubo alimento de nuevo.

Y ahora, podemos ver que la bendición de Dios cae, viene sobre lo que ponemos en las manos del Señor, y cuando nos ponemos todos nosotros en las manos del Señor, viene la bendición de Dios sobre todos nosotros, y sobre Su Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes.

Ahora, hablando de las recompensas. Recuerden que el obrero es digno de su salario, y los que trabajan en la obra del Señor, serán recompensados por Cristo, pues Él lo dijo:

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.“ Apocalipsis capítulo 22, verso 12 y también lo encontramos en San Mateo capítulo 16, versos 26 en adelante, y vamos a ver cómo nos dice aquí para tener el cuadro claro:

“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.”

Ahora, vean cómo Cristo dice que el Hijo del Hombre va a venir con Sus Ángeles en la gloria de Su Padre, y entonces va a pagar a cada uno según sea su obra. O sea, que va a recompensar a los creyentes de las diferentes etapas o edades; y de acuerdo a eso es que cada persona va a tener en el Reino del Mesías.

El que recibió un talento, lo devolvió entero, el Señor lo tomó o el Señor dice a Sus siervos: “Tomad ese talento y dadlo al que tiene más,” le dicen: “Pero, ya tiene, ése es el más que tiene, ¿por qué se le va a dar al más que tiene? “Al que tiene le será dado más,” o sea, el que trabaja mucho, más le será dado.

Y ahora, podemos ver que en el Reino del Mesías vamos a cosechar lo que hayamos sembrado en este tiempo que nos toca vivir en la Tierra.

Ahora, hablando del espíritu, el espíritu de cada persona, el cual ya sabemos que es un cuerpo pero de otra dimensión, tiene cinco sentidos también, cinco puertas o cinco entradas, que son: imaginación, memoria, razón, conciencia y afecto.

Con el afecto es que sentimos por las demás personas y por las demás cosas, y con la memoria, pues recordamos las cosas, con la conciencia, pues, estamos conscientes de las cosas, con la razón, pues razonamos y podemos entonces decidir; y con la imaginación, pues entonces nos imaginamos las cosas, planificamos las cosas y así por el estilo.

Y el alma, el ama tiene un sólo sentido, y el alma es lo más importante porque eso es lo que es en sí la persona; por eso la Escritura dice que el ser humano es alma viviente, alma que existe y vive en un cuerpo espiritual llamado espíritu y en un cuerpo de carne llamado cuerpo físico, y que aparece en este planeta Tierra enviado por Dios para vivir una temporada de prueba, una etapa de prueba en estos cuerpos mortales, en donde la persona, al tener un sentido en su alma que es el libre albedrío, para decidir; porque con el sentido del libre albedrío la persona es la que tiene la oportunidad de elegir, la persona o cree o no cree, o es un creyente o es un incrédulo el sentido del alma, el libre albedrío para creer o dudar, por lo tanto, hace las decisiones allá en el alma, y por eso es que la Escritura nos dice: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” ¿Ven? Porque el alma es lo que en realidad es la persona.

Si la persona pierde el cuerpo físico, no hay ningún problema, va al Paraíso en el Cuerpo angelical a vivir, y en la resurrección, si es un creyente se levantará de nuevo en un cuerpo físico glorificado, y estará nuevamente viviendo en un cuerpo tangible juntamente con los creyentes en Cristo de tiempos pasados y con los creyentes en Cristo del tiempo final que serán transformados.

Ahora, el alma siendo que tiene un sólo sentido, una sola venida, o sea, un sólo canal de entrada, entonces ese canal es por donde entra la Palabra de Dios para creerla o dudarla; por eso se predica el Evangelio a toda criatura, el que creyere, la persona no cree con la mente, la persona cree con el alma o duda con el alma; por eso es que cuando la Escritura nos habla del juicio, que Dios va a juzgar al ser humano, encontramos que Dios juzgará al ser humano de acuerdo a las intenciones de su corazón, porque Dios conoce el corazón de todo ser humano, del corazón dice que salen los buenos y los malos pensamientos, o sea, del corazón, ese es un tesoro de donde salen las cosas del ser humano.

Y ahora, Dios juzga conforme al corazón de cada persona; porque Él es el que escudriña los corazones, las intenciones del corazón; por eso fue que cuando Dios le dijo al profeta Samuel, luego de Dios haber desechado a Saúl como rey, luego le dice: “Vé a Belén de Judea y llama allí a reunión para hacer sacrificio a Dios, y llama, entre las familias que va a llamar, llama a la familia de Isaí; “porque de sus hijos yo me he provisto de rey; porque de uno de sus hijos…”

O sea, que Dios ya había dicho que iba a colocar a otra persona por rey en lugar de Saúl, y ya Dios manda a Samuel para que lo unja por rey, y era un jovencito; pero cuando llama a todos para que se reúnan para comer, traen al mayor; y ya como Samuel conocía a Saúl que era un gigante, digamos que medía alrededor de siete pies de alto, como los baloncelistas: altísimo, pues dice la Escritura que el más alto de Israel, le llegaba… o sea, que Saúl era más alto del hombro hacía arriba, más alto que cualquiera del pueblo hebreo, o sea, que era bastante alto Saúl, digamos, cerca de siete pies de alto.

Y ahora, cuando va a la casa de Isaí, Samuel, para ungir a un hijo de Isaí como rey, llega… van llamando a la familia y llega el mayor, lo mandan a buscar, llega el mayor, y cuando entra Samuel dice, cuando lo ve que es alto, piensa: “Pues, Dios tiene otro rey, alto también como el primero que yo ungí, como Saúl,” y dice: “Estoy delante de la presencia del ungido del Señor,” Dios le dice: “No mires la altura, no mires su tamaño; porque Dios no mira lo que el hombre ve, lo que el hombre mira, Dios mira el corazón,” ¿ven?

Y pasó el segundo, Dios le dice: “Ese no es,” entonces pasan al segundo y Dios le dice: “Tampoco es,” pasa al tercero, “tampoco es,” y Samuel le dice a Isaí: “Ese tampoco es el ungido de Dios,” pasan al tercero, tampoco, y él le dice: “Tampoco ese es,” pasan el cuarto, pasan el quinto, pasan el sexto, y ninguno de ellos, y pasan el séptimo y tampoco.

Recuerden que esos hijos de Isaí, son tipo y figura de los mensajeros de la Iglesia del Señor Jesucristo, y no ve Samuel que traen a algún otro y le dice a Isaí: “Isaí, ¿estos son todos los hijos que tú tienes?” Isaí le dice: “No, tengo uno, pero está por allá por el campo, está pastoreando las ovejas.” Y recuerden que también así estuvo Moisés: pastoreando las ovejas de Jetro, cuando Dios lo llamó y lo ungió para ir a libertar al pueblo hebreo, y vino a ser el caudillo del pueblo hebreo Moisés, vino a ser rey, vino a ser legislador; porque Dios a través de él reinaba y establecía las leyes por decreto divino, ¿ven? Moisés establecía las leyes divinas al pueblo hebreo; y era libertador, legislador y rey también.

Y ahora, en el caso de Samuel que va a ungir a un hijo de Isaí como rey, y ya pasan siete y ninguno de ellos es, y ahora pregunta: “¿Estos son todos los hijos que tienes?” Isaí le dice: “No, tengo uno, el menor,” actualmente, pues le llamamos el “Benjamín,” porque Jacob o Israel tuvo doce hijos y el menor se llamó Benjamín, por eso le llamamos Benjamín al último también de la familia.

Y le dice Samuel: “No nos sentaremos a la mesa, hasta que él esté aquí, mándalo a buscar.” Y cuando viene ya y se presenta, pues ya Samuel sabía que ése era, y Dios le dice: “Ése es,” un jovencito rubio, dice, de rostro agradable y de ojos hermosos, pero no era tan alto como el mayor, y era el más pequeño de la familia, el menor. Pero, recuerden que los postreros serán primeros y los primeros postreros. Y entonces derrama el aceite de la botija sobre David, lo unge por rey; y entonces ahí comieron, lo presentó ante Dios, y de ahí en adelante comenzó el Espíritu de Dios a manifestarse en David.

Pero vean, no fue enseguida él allá al palacio del rey a decirle: “Ya Dios me ungió por rey, bajate del trono que me voy a sentar yo.” No, siguió y se fue después a pastorear las ovejas, un pastor de ovejas, se fue a pastorear las ovejas y comenzó a tener experiencias muy hermosas; por ejemplo, cuando llegaba un león y agarraba una oveja para llevársela y comérsela, David venía, le hacía frente al león y como tenía su honda, le tiraba con la honda y luego le abría la boca, le sacaba la oveja y dice que si se levantaba ya fuera león, fuera oso, o fuera lo que fuera, se levantaba contra David, David lo mataba, o sea, comenzó…y era el Espíritu de Dios en David; porque iba a enfrentarse más adelante en una fiera muy grande que tenía por nombre Goliat, o sea, que Dios lo estaba entrenando allá en el campo, y siempre tenía éxito en estas batallas que tenía con las fieras que se querían llevar a las ovejas, fue un buen pastor, lo está entrenando Dios porque lo va a poner para pastorear las ovejas de Su pueblo, personas, y entonces lo entrena pastoreando ovejas literales.

Y ya cuando le toca enfrentarse a Goliat, ya David piensa en la misma forma que pensaba cuando se iba a enfrentar a un oso o a un león o a alguna otra fiera, él sabía que Dios le iba a dar la victoria; y aunque fuera inconcebible ese caso con Goliat, pero él lo creía en la misma forma, le dice a Saúl: “Yo me enfrentaba cuando venía un león o un oso y arrebataba a una de las ovejas, yo lo perseguía, le quitaba la oveja, y si se levantaba contra mí, lo mataba, y así es ese gigante, es otra fiera, es otro que camina ya en dos piernas (en dos piernas vamos a decir), pero sigue siendo una fiera, un animal como aquellos.”

Y vean, Saúl creyó en lo que le decía ese jovencito David. Bueno, si los grandes como Saúl, tenían miedo y un jovencito no tenía miedo, algo tenía ese jovencito, ese jovencito decía que Dios le había dado la victoria siempre, confiaba en Dios.

Y ahora, estaba ungido por Dios, cuando lo ungió Samuel, Samuel siendo representante de Dios, el embajador de Dios en la Tierra, quedó ungido por Dios con el aceite, tipo del Espíritu Santo, estaba ya ungido por rey, aunque tenía que pasar una temporada no se sabe de cuántos años luchando hasta llegar al trono.

Y ahora, ese será el que David tipifica a Cristo, porque el Mesías es llamado el Hijo de David, el que se sentará en el Trono de David. Y ahora, eso es tipo y figura, el octavo es tipo y figura del Ungido, del Mesías que se sentará en el Trono de David.

Ahora, David había abierto su corazón, su alma, y él creía la Palabra, ¿ven? Él tenía esa fe, y en toda su vida Dios da testimonio de él que se mantuvo en Su Palabra, aunque tuvo sus bajas y sus altas en la vida como toda persona, tuvo sus problemas terrenales, pero siempre estuvo agarrado de Dios, y cuando tenía problemas se agarraba más de Dios. No como algunas personas que se apartan de Dios, no, cuando tenía algún problema se agarraba bien de Dios; por eso es tipo y figura de Cristo en Su primera Venida y de Cristo en Su Segunda Venida.

Y ahora, él tenía abierto el corazón y su libre albedrío funcionaba muy bien; la Escritura dice que el mismo Dios le dijo a Samuel, antes de Samuel ir a ungir a David, le dice que Dios se había provisto, y después Samuel se lo dice a Saúl, que Dios se ha provisto de un varón conforme a Su corazón, un hombre conforme al corazón de Dios, un hombre al cual podían pasar los pensamientos del corazón de Dios al corazón de esa persona.

David era un hombre conforme al corazón de Dios; por eso es que él pensaba siempre en la obra de Dios, era un hombre que reinaba para Dios. Almacenó mucho dinero, mucho oro, mucha plata, bronce, hierro, madera, piedras, ¿pero qué? Pensando en construirle un Templo a Dios. Vean, para eso era que él quería y juntaba toda esa riqueza, y Dios le había revelado que sería construido un Templo para Dios, le dio los detalles, el plano dice David que fue por el dedo de Dios, cuando le entrega a Salomón (su hijo), le dice que fue diseñado por el dedo de Dios, fue trazado por la mano de Dios o dedo de Dios.

Y ahora vean, todas las riquezas que David tenía las quería para la construcción de ese Templo para Dios, él quiso construirlo, pero le dijo Dios que le tocaba a Salomón su hijo construirlo, y Salomón es tipo y figura de Cristo como Hijo de David.

Y ahora, hemos visto lo que es un hombre en el cual el sentido del alma, el sentido del libre albedrío, está funcionando bien y está bien conectado con Dios, para creer la Palabra de Dios y para obedecer y trabajar en el Programa de Dios para el tiempo que le toca vivir. La fe viene por el oír la Palabra, la cual llega al alma de la persona, la persona abre su alma, su corazón al entrar por el sentido del libre albedrío, y cree y se hace realidad en la vida de la persona, se hace carne en la persona esa Palabra, se hace parte de la persona; pero si no cree, entonces la persona viene a ser un incrédulo, y la Palabra y bendición que hay en esa Palabra no le es efectiva a ese individuo.

Ahora, encontramos que el cuerpo tiene cinco entradas, cinco puertas, cinco avenidas, cinco sentidos, el espíritu también, y el alma tiene una avenida, una puerta, una entrada. Cuando se predica el Evangelio y le decimos: “Abréle tu corazón a Cristo,” vean, le está abriendo esa puerta de entrada, ese sentido, eso es para la persona como individuo; y por consiguiente cuando entra la Palabra al corazón, creyéndola la persona, ¿ven? Es una Palabra de bendición, de Vida para la persona, del corazón mana la vida, ¿ven? Porque ahí es donde la persona cree para Vida eterna, o rechaza para perdición perpetua; cree para vivir eternamente, o no cree, es incrédulo para dejar de existir en algún tiempo.

La Iglesia del Señor Jesucristo también tiene diferentes entradas, y así como Dios lo encontramos como Padre, Hijo y Espíritu Santo, que creó al ser humano a Su imagen y semejanza, o sea, alma, espíritu y cuerpo, y el ser humano es un templo de Dios. ¿Recuerdan a Cristo en el capítulo 2 de San Juan, versos 17 en adelante, diciendo: “Destruyan este templo y en tres días yo lo levantaré.”? Y las personas pensaron que estaba hablando del templo de piedras, y si estaba hablando del templo de piedras y diciendo que lo destruyeran, sería calificado como un terrorista, y por eso lo estaban acusando también; y cuando lo estaban juzgando en una ocasión, hubo testigos que decían: “Este estuvo diciendo públicamente que destruyéramos el templo.”

O sea, que eso sería un delito, porque cualquier persona que diga a otras personas que destruyan un edificio, ya sea religioso o de gobierno, lo denuncian en la policía y lo llevan a juicio, y si hay testigos sale culpable.

Pero Cristo, dice la Escritura que estaba hablando, no del templo de piedras, sino que estaba hablando de Su Cuerpo, y cuando Cristo resucitó, entonces entendieron que Él estaba hablando de Su Cuerpo; porque Él dijo: “Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré.” Él murió y al tercer día fue levantado, resucitado. Estaba hablando de Su Cuerpo físico.

Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo también encontramos que es un Templo espiritual para Dios, la Iglesia del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, la Iglesia del Antiguo Testamento viene a ser el pueblo hebreo bajo la Ley; y encontramos que todos los creyentes en Dios, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, forman un Templo, una Casa para Dios, o una Casa de Dios.

De Adán hasta Cristo: el Atrio; de Cristo y los apóstoles hasta la séptima edad de la Iglesia y su mensajero: el Lugar Santo; y después de ese séptimo mensajero y la séptima edad, viene la Edad de la Piedra Angular, el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. Tan simple como eso; y por consiguiente hay una entrada a la Iglesia del Señor y por consiguiente tiene que ser abierta esa puerta, y siempre será Cristo en Su manifestación correspondiente a cada edad.

Para el Día Postrero conforme al Apocalipsis capítulo 3, verso 20 al 21, dice de la siguiente manera, y vamos a leerlo, esto es para la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes; porque las mismas cosas que pasan en el ser humano, pasan también en el pueblo de Dios como Templo espiritual, capítulo 3 (les dije), versos 20 al 21, dice:

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

Así como el individuo está llamado a abrir la puerta de su corazón para que Cristo entre a su corazón, a su alma, que es el lugar santísimo del individuo como templo espiritual, como templo humano, y ese lugar santísimo es el lugar para el Señor morar, como el templo que construyó el rey Salomón y el tabernáculo que construyó el profeta Moisés, el Lugar Santísimo era el lugar de morada para Dios, y allí estaba el Arca del Pacto donde estaba la Ley, la Palabra de Dios; y es en el corazón donde está la Palabra, donde es colocada la Palabra que es Cristo, es donde Cristo entra y se sienta ahí en el trono del corazón del ser humano para reinar, gobernar sobre la vida de la persona; por eso Él es nuestro Señor, el que gobierna la vida nuestra.

Y ahora, en Su Iglesia Él entra en el Día Postrero a la Edad de la Piedra Angular, en la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes y como templo espiritual; porque ese es el lugar más importante del Templo de Dios: el Lugar Santísimo, tanto en el tabernáculo que construyó Moisés, en el templo que construyó el rey Salomón, en el ser humano como templo de Dios, y en la Iglesia del Señor Jesucristo como templo espiritual de Dios.

Y ahora, lo mismo que es para el Lugar Santísimo del tabernáculo que construyó Moisés, el templo que construyó Salomón, y el alma o corazón del ser humano, es también para la Iglesia en la Edad de la Piedra Angular. Por eso, encontramos que estamos en el tiempo que está representado en el alma, en el corazón del ser humano; y en el Lugar Santísimo del templo que construyó Salomón y del tabernáculo que construyó el profeta Moisés.

Estamos en el tiempo de la Edad de Oro del Reino del Señor Jesucristo. Recuerden que en el reino de los gentiles comenzó la cabeza de oro, fue bajando y se encuentra en los pies de hierro y de barro cocido; pero el Reino de Cristo, el Reino de Dios comenzó de abajo hacia arriba, y ahora está en la Cabeza de Oro que es la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Piedra Angular, la Edad de Oro de la Iglesia del Señor, la Edad que corresponde al Lugar Santísimo; por eso el Lugar Santísimo en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó el rey Salomón, era de oro por dentro, y el arca cubierta de oro también, la tapa o propiciatorio era de oro, oro puro, y también los querubines eran de oro, ¿ven? Porque el oro tipifica la Divinidad. Siendo el lugar de morada de Dios, vean ustedes, también es de oro ese lugar; y por eso la Edad de la Piedra Angular es la Edad de Oro de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y en los metales siendo que el oro representa la Divinidad, y el alma representa o está representada en el Lugar Santísimo, el alma de cada persona es el lugar de oro en donde entra Dios por medio de Cristo en Espíritu Santo para morar ahí, estamos en el tiempo en que se ponen en línea como la alineación planetaria, se ponen en línea los planetas, así también están en línea el alma que es de oro, el Lugar Santísimo del Templo espiritual, la Edad de la Piedra Angular también en línea, todo eso en línea para morar Cristo en el aposento de oro, el aposento del Rey, el alma del creyente y la Edad de la Piedra Angular, el alma de la Iglesia del Señor Jesucristo.

De ahí, del alma, del corazón, mana la vida; porque cuando la persona cree entonces se hace realidad la Vida de Cristo, la Vida eterna para la persona, y así es para la Edad en que estamos viviendo; por eso es que en la Edad de la Piedra Angular es donde ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que vivimos, no podía ser en otra edad pasada, por eso no ocurrió, la evidencia que no era para otras edades fue que no ocurrió, no hay otra evidencia más clara; y la Edad de la Piedra Angular es una Edad eterna, estará, existirá en el Milenio y luego en toda la eternidad; porque la Edad de la Piedra Angular, es la Edad eterna de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, estamos en la Edad de Oro, la Edad del alma de la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde se une con el alma de los creyentes, que también es el lugar santísimo del individuo como templo espiritual, de ahí brota la Vida de parte de Dios a través de Cristo para cada persona; por eso se dice: “Dale tu corazón, tu alma a Cristo,” y por eso Cristo también dice: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” ¿Ve? No dice: “Perdiere su cuerpo;” porque cuando Él habla acerca del cuerpo de la persona dice:”Y yo le resucitaré en el Día Postrero,” o sea, que no hay problema, pero si pierde su alma la persona, pues se perdió, ya no tiene oportunidad de vivir eternamente, pero para que no se pierda el alma de la persona es que tenemos la oportunidad de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y que nazca la fe de Cristo en nuestra alma, y con el canal del alma, que es el libre albedrío, creer y recibirlo como nuestro único y suficiente salvador.

Yo escuché Su Palabra, nació la fe de Cristo en mi alma, en mi corazón, entró a mi corazón y lo recibí como mi salvador. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también; por lo tanto, nos vamos a estar viendo por toda la eternidad en el Reino del Señor Jesucristo.

Si hay alguno todavía que no lo ha recibido como salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado. Por lo tanto, abra su corazón a Cristo, abra su alma a Cristo, abra la puerta de su corazón para que Cristo entre y le dé Vida eterna; porque del corazón surge, mana la Vida. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.”

Y dándole nuestro corazón a Cristo, Él lo guardará para toda la eternidad, guardará nuestra alma en Su Reino, nos preservará para Vida eterna con Él en Su Reino glorioso; por lo tanto los que no han recibido todavía a Cristo como salvador, pueden pasar al frente y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en Su Nombre y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento, para lo cual pueden pasar acá al frente y estaremos orando por usted. También los que están en otras naciones pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino.

También los niños de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino. Recuerden que Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

También los niños pequeños los presentamos a Cristo, porque queremos que vivan eternamente, queremos tenerlos en el Reino de Cristo cuando estemos viviendo en el Milenio y por toda la eternidad, queremos que estén también con nosotros; por eso los ministros en sus iglesias, los domingos presentan a los niños que nacen, cuando los llevan a la iglesia, los presentan a Cristo, para que Cristo los reciba en Su Reino, queremos tenerlos asegurados en el Reino de Cristo.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión. Si falta alguno por venir, puede venir para que quede incluido en la oración que estaremos haciendo en algunos segundos.

Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad y también en toda Norteamérica y en toda la América Latina y en todos los países, y los está llamando en este tiempo final. Este es el tiempo del llamado para ser colocados en el Cuerpo Místico de Cristo, en el Redil del Señor, este es un tiempo muy importante para el alma de los seres humanos.

Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, en las demás naciones si ya están listos también, ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo… todavía parece que vienen más personas, vamos a dar unos segundos en lo que llegan.

Recuerden que lo más importante para el ser humano es la Vida eterna, no hay otra cosa más importante que la Vida eterna. Si el ser humano falla en aceptar la Vida eterna a través de Cristo, recibiéndolo como salvador, cuando muere la persona si no ha recibido a Cristo como salvador, ya no tiene oportunidad de decir: “Ahora yo quiero recibirlo como mi salvador,” ya no habrá oportunidad. Cristo dice: “No es la voluntad de nuestro Padre celestial que se pierda uno de estos pequeñitos,” refiriéndose a las personas que recibirían a Cristo como salvador, la voluntad de Dios es que vivamos eternamente, por eso fue que vino Jesucristo para morir por nosotros en la Cruz del Calvario, para que nosotros podamos vivir eternamente.

Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados, repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Palabra, de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.

Reconozco que soy pecador y necesito un salvador. Me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo, y doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente salvador.

Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y sea producido en mi el nuevo nacimiento. Me rindo a Ti en alma, espíritu y cuerpo, sálvame Señor.Te lo ruego, Te lo pido en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible en el Nombre del Señor;” porque Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16).

Y la pregunta es: “¿Cuándo me pueden bautizar?” por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. No sé si hay agua aquí o el domingo, tienen bautisterio, tienen agua; por lo tanto, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

El bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado; el bautismo en agua es tipológico, en el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

El mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista, cuando Juan predicaba y bautizaba allá en Judea, en el Jordán, y llegó Jesucristo y entró a las aguas bautismales, y Juan le dice: “Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tu vienes a mi para que yo te bautice?” y Cristo le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.” y entonces lo bautizó. Y si a Jesucristo para cumplir toda justicia le convenía ser bautizado, cuánto más a nosotros, Él mismo dijo que fuéramos bautizados: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Por lo tanto nos conviene cumplir toda justicia, nos conviene ser bautizados, es un mandamiento del Señor Jesucristo, el cual fue obedecido por los apóstoles y por todos los creyentes en Cristo del tiempo de los apóstoles, y luego por todos los creyentes en Cristo a través de estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá, y todavía está siendo obedecido, siendo cumplido por los creyentes en Cristo de este tiempo final.

Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo. Y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado. Y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan simple como eso es el simbolismo, la tipología del bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, es un mandamiento del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, con alegría y agradecimiento, lo llevamos a cabo en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo los bendiga y los bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo nuestro salvador.

Dejo al ministro, Ezequiel, reverendo Ezequiel, para que él les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor.

Continúen pasando todos los presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet, continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

“SOBRE TODA COSA GUARDADA, GUARDA TU CORAZÓN.”

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