Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas y de internet en diferentes naciones; que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes.
Aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando al proyecto de La Gran Carpa-Catedral, y también a la obra misionera y evangelística los ministros junto a sus congregaciones y junto al misionero Miguel Bermúdez Marín, y también aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando a AMISRAEL.
Para esta noche leemos en el libro del Apocalipsis, el último libro de la Biblia, el cual está en símbolos, encontramos aquí los símbolos y en esta ocasión vamos a ver estos símbolos aquí o el símbolo de la venida de Cristo en gloria y los ejércitos celestiales. En Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 al 21 dice:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.
Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios,
para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.
Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.
Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“EL RETORNO DE CRISTO EN GLORIA Y LOS EJÉRCITOS CELESTIALES.”
Aquí el libro del Apocalipsis en este pasaje simbólico representa o muestra la venida del Señor con Sus ejércitos celestiales que son los creyentes en Cristo que habían muerto en edades pasadas y que son resucitados en cuerpos glorificados, eternos y jóvenes para toda la eternidad; y los vivos creyentes en Cristo serán transformados y tendrán cuerpos eternos y glorificados, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
Recuerden que en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, nos dice San Pablo para qué es que Cristo viene en el Día Postrero a Su Iglesia, a todos los creyentes en Él, dice:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Y ahora, nos dice el apóstol Pablo que nuestra ciudadanía está en el Cielo, porque nuestra ciudadanía celestial, que es por medio del nuevo nacimiento, es del Cielo porque el nuevo nacimiento no es terrenal, sino celestial.
Ahora, nuestra ciudadanía que está en la Tierra, es la que hemos obtenido al nacer en la nación que nos tocó nacer, pero cuando se ha nacido en el Reino de Dios, el Reino de Cristo, entonces es celestial esa ciudadanía.
Y ahora, dice que del Cielo es que esperamos a Cristo, la venida del Señor, ¿para qué dice? “El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra,” o sea, que va a transformar estos cuerpos físicos, y por consiguiente van a ser cuerpos eternos, inmortales, cuerpos glorificados, como el cuerpo glorificado que tiene Jesucristo nuestro Salvador y jóvenes para toda la eternidad. De eso es que habla en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 51 en adelante, dice:
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos (o sea, no todos vamos a morir); pero todos seremos transformados,
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”
Y ahí termina esa etapa terrenal en donde los creyentes en Cristo, así como los demás seres humanos físicamente han estado muriendo en las diferentes etapas del Cristianismo, pero en la venida del Señor, en el tiempo final, en el Día Postrero, el mismo Cristo dijo en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Y ahora, es para el Día Postrero la venida del Señor, y es para el Día Postrero la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y la transformación de los que estarán viviendo creyentes en Cristo nacidos de nuevo, serán transformados en ese tiempo, ese será el tiempo de la trompeta final o Gran Voz de Trompeta, que es Cristo hablando con un mensaje dispensacional llamado el Evangelio del Reino, el cual y con el cual va a llamar y juntar a todos Sus hijos, primero a los escogidos de en medio del Cristianismo, y luego a los escogidos del pueblo hebreo que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu.
Por eso en Apocalipsis nos habla de la venida del Señor sobre un caballo blanco como la nieve, o sea, sobre el poder de la Palabra pura, y con una espada que sale de Su boca, la cual es la Palabra de Dios, la Palabra de Cristo saliendo de Su boca, la Palabra siendo hablada.
O sea, Cristo hablando en el Día Postrero. En Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, aparece Cristo, el Ángel Fuerte ya con el Librito abierto en Su mano, el cual lo tomó en el capítulo 5 del Apocalipsis, lo abrió en el Cielo en el capítulo 5 y 6 y capítulo 8, verso 1, y luego lo trae a la Tierra abierto y lo entrega a un hombre para que se lo coma, y luego profetice sobre muchos pueblos, naciones y lenguas.
Y ahora, podemos ver que ahí cuando desciende en Apocalipsis, capítulo 10, dice que clamó como cuando un león ruge y siete Truenos emitieron sus voces, es que la venida del Señor que tiene dos partes, la primera fue dos mil años atrás en la persona o velo de carne llamado Jesús, y la segunda es para el Día Postrero en donde Él traerá los muertos en Cristo resucitados en cuerpos glorificados los resucitará, y a los creyentes que estarán vivos, los transformará. Eso es lo que Él dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.
Y el Día Postrero delante de Dios es para los seres humanos el séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, “porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día,” Segunda de Pedro, capítulo 8 y el Salmo 90, verso 4.
Y ahora, podemos ver para qué tiempo es que está señalada la venida del Señor, la venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, y la resurrección para los muertos en Cristo y la transformación para los que estarán vivos en el Día Postrero.
Y ahora, estos ejércitos celestiales son los creyentes en Cristo, los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo que murieron, viniendo transformados, glorificados y los vivos siendo transformados, es en este tiempo final en el cual hemos entrado conforme al calendario gregoriano al tercer milenio de Cristo hacia acá o séptimo milenio de Adán hacia acá. Por lo cual conforme al calendario gregoriano hemos entrado al Día Postrero delante de Dios. Para este tiempo hay grandes bendiciones para todos los creyentes en Cristo.
Ahora, es para este tiempo final en que el reino de los gentiles también llega a su final, el reino de los gentiles fue representado en una estatua que Dios le mostró en sueños al rey Nabucodonosor en el capítulo 2 del libro del Profeta Daniel, y luego se le olvidó el sueño, pero Dios le dio a conocer el sueño al Profeta Daniel y la interpretación también de ese sueño.
La estatua tenía la cabeza de oro que representaba el imperio o reino del rey de Babilonia: Nabucodonosor, y tenía los pechos de plata y brazos de plata que representaba el imperio medo persa que vendría después del imperio babilónico, y luego después de ese imperio medopersa vendría el imperio de Grecia representado en el vientre y los muslos de bronce, y luego del imperio de Grecia vendría el imperio romano representado en las piernas de hierro, y luego ese imperio de las piernas de hierro, el cuarto imperio, tiene dos partes: las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido.
Y luego de las piernas de hierro que corresponde al imperio romano de los césares, luego se ha pasado a los pies de hierro y de barro cocido, y en esa etapa está el reino de los gentiles, la primera venida del Señor fue en la etapa de las piernas de hierro, o sea, el tiempo del imperio romano de los césares, y luego la segunda venida es para la etapa de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, etapa en la cual se encuentra el reino de los gentiles ya hace cientos de años. Después del imperio romano de los césares, vino la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.
Con la venida del Señor en el Día Postrero representada en esa piedra no cortada de manos que salió del Monte, conforme a como vio el rey Nabucodonosor y también el Profeta Daniel, y cuando esa piedra no cortada de manos, que es la Segunda venida del Señor, esa es la piedra que los edificadores desecharon, la piedra del ángulo o piedra angular.
Y esa piedra hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido y los desmenuzó, y fueron desmenuzados también el hierro, o sea, lo que quedaba del imperio romano de los césares, también fue desmenuzado el bronce, lo que quedaba o lo que queda en el tiempo final, del imperio de Grecia, también fue desmenuzado los brazos, el pecho y los brazos de plata, o sea, lo que queda del imperio medopersa, y también es desmenuzado o destruido el oro, lo que queda de la cabeza de oro, lo que queda del imperio babilónico.
Por eso para el tiempo en el cual vivimos que es el tiempo final, que ya es el Día Postrero conforme al calendario gregoriano, todas esas profecías deben ser cumplidas en ese Día Postrero, en ese milenio postrero o último milenio o séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá.
No sabemos en qué año se cumplan todas las profecías que faltan por ser cumplidas, pero deben ser cumplidas en el Día Postrero y deben ser cumplidas en el primer siglo del Día Postrero la venida del Señor con Sus Ángeles, con Sus ejércitos celestiales, y debe llevarse a cabo la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los vivos e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y deben ser llamados también ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu.
Y también el reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido que corresponde al Día Postrero, al tiempo final, al reino o imperio de la bestia, del anticristo, también va a ser destruido. Por eso es que en el libro del Apocalipsis nos habla tanto de todo eso que ha de suceder en el tiempo final.
Ahora, lo importante es que seamos transformados en la venida del Señor, en el momento que se cumpla plenamente Su venida con los creyentes en Cristo que vendrán con Él, y serán resucitados en cuerpos inmortales, cuerpos glorificados.
Ya para ese momento ya Cristo no estará como Sumo Sacerdote, sino como Rey de reyes y Señor de señores, como el León de la Tribu de Judá, por eso es que cuando aparece aquí sobre este caballo blanco como la nieve, dice que tiene un Nombre escrito que nadie entiende, nadie conoce, sino Él mismo.
O sea, que no es el nombre Jesús o Yeshua, ese fue el de Su primera venida como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo. Algunas personas se pueden preguntar: “Pero ¿cómo puede ser posible que no sea con el nombre que Él tuvo, que Él usó en Su primera venida?” vamos a ver si Cristo tiene, si Él dice que tiene un Nombre nuevo, si Él lo tiene, pues lo va a usar. Él recibió un Nombre que es sobre todo nombre, cuando subió al Cielo, recibió un Nombre superior al de los Ángeles. Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 3, verso 20 vamos a ver… verso 12, dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí.”
O sea, que lo hará una persona bien importante en el Reino de Dios, en la casa de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo y por consiguiente en el Reino de Dios cuando sea establecido en el planeta Tierra, ese vendrá a ser el siervo fiel y prudente al cual su Señor pondrá sobre todos Sus bienes, eso está en San Mateo, capítulo 24, versos 44 al 47, el siervo fiel y prudente, al cual cuando Su Señor venga y le halle haciendo así, o sea, dándole el alimento espiritual a los hijos de Dios en la casa de Dios, eso es en la Iglesia del Señor, dice: “De cierto os digo que sobre todos Sus bienes le pondrá.” Dice:
“…Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios.”
En la venida del Señor dos mil años atrás Él trajo, Él vino con el Nombre de redención: Yeshua o Jesús que significa Salvador, Redentor, ese nombre humano de salvación. Ahora Él va a escribir el Nombre de Dios sobre el vencedor, sobre alguna persona:
“…Y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”
Si Él dice que tiene un Nombre nuevo, quién se atreve a decir que no es así, ese es el Nombre que nadie conoce, aquí en Apocalipsis, capítulo 19 en la lectura que tuvimos al principio, ahí en el verso 13 dice:
“Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.”
El Verbo se hizo carne dos mil años atrás, y lo conocimos por el nombre de Jesús o Yeshua, y ahora, tenemos la promesa de la venida del Verbo de Dios, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, esa es la venida del Señor. Dice el verso 12:
“Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.”
Por lo tanto, es un Nombre que nadie conoce como el Nombre de Dios y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre nuevo del Señor, pero ese Nombre va a ser revelado a la Iglesia del Señor, porque con ese Nombre es que va a ser conocido en Su segunda venida y aquí, vean ustedes lo que nos dice, el verso 16 dice:
“Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.”
El Nombre como Rey de reyes y Señor de señores es el Nombre nuevo del Señor, el Nombre de Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios.
Y ahora, nos dice el verso 19 de este mismo capítulo 19 de Apocalipsis:
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.”
O sea, que le van a hacer la guerra al Señor en Su venida en el Día Postrero, pero el error que va a cometer la bestia y los reyes de la Tierra y sus ejércitos, es que al no saber que Él no viene como vino dos mil años atrás como Cordero para morir, sino que viene como León, como Rey de reyes y Señor de señores y Juez de toda la Tierra, tremendo problema se va uno a buscar, la bestia, los reyes de la Tierra con sus ejércitos. Dice:
“Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella (o sea, delante de la bestia) las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”
O sea, que va a haber un enfrentamiento, pero recuerden, no viene como vino en Su primera venida, Él vendrá como Rey de reyes y Señor de señores, con un Nombre que ninguno conocía, escrito ¿dónde? En Su vestidura, y no lo vamos a explicar mucho este misterio que hay aquí, para que así no sea abierto por completo, y se evite problemas; para evitar que surjan imitadores, pero recuerden, dos mil años atrás el Verbo que era con Dios, que es el Ángel del Pacto, y el Ángel del Pacto es Cristo en Su cuerpo angelical. Y Cristo en Su cuerpo angelical es el Espíritu Santo, porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión.
Y ahora, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo se hizo carne, el Verbo se hizo carne, y en esa vestidura de carne tenía escrito un nombre: Yeshua o traducido al español: Jesús, el nombre que el Ángel Gabriel le dijo a la virgen María que le pusiera a ese velo carne, a esa vestidura de carne que nacería a través de ella.
Pero recuerden, en Su segunda venida en Su vestidura tendrá el Nombre nuevo, el Nombre de nuestro Dios y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, tendrá el Nombre de Rey de reyes y Señor de señores. En Su primera venida tenía el Nombre del Cordero de Dios.
Y ahora, ya yo creo que con lo que les dije entendieron bastante bien. Ahora miren, en el libro de Segunda Tesalonicenses, de las cosas que van a suceder en este tiempo, capítulo 2, ya que este pasaje del capítulo 19 de Apocalipsis nos muestra aquí un enfrentamiento, vamos a verlo aquí en Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, dice.. En el tiempo de San Pablo.
Recuerden, él está hablando en su tiempo en donde muchos decían: “Ya va a venir el Señor, se cumplió,” sí, se había cumplido, pero la venida del Señor tiene dos partes, y muchos no entendían que tenía dos partes, y decían: “Ya se cumplió la venida del Señor, ya vino.” Había venido como Cordero para morir en Sacrificio de Expiación por mí, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes también, para que así todos tengamos el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, obtengamos el perdón de nuestros pecados, seamos limpios de todo pecado con la Sangre de Cristo y seamos reconciliados con Dios.
No hay otra forma para que el ser humano sea reconciliado con Dios bajo el nuevo Pacto, y por eso el Evangelio de Cristo, el Evangelio de la Gracia nos enseña este misterio de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, como dijo Juan el Bautista cuando vio a Jesús y dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,” y lo quitó en la Cruz del Calvario cuando murió.
Ahora, en el tiempo del apóstol Pablo, pues hubo opiniones acerca de la venida del Señor y muchos decían: “Ya el Señor vino,” claro, Su primera venida, la primera etapa de la venida del Señor, y otros podían decir: “Pero Él dijo: ‘Estaré con vosotros todos los días,’ y ya está porque Él vino el Día de Pentecostés en Espíritu Santo,” también estaban correctos en esa parte, pero la Segunda Venida de Cristo señalada en la Biblia, como el Rey de reyes y Señor de señores, como el León de la Tribu de Judá, eso es para el Día Postrero, séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, y es para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los vivos para luego estar una temporada aquí ya estrenando el nuevo cuerpo, porque es bueno estrenarlo, y Cristo, vean, resucitó glorificado y estuvo con Sus discípulos.
Por supuesto Él subió al Cielo, se presentó ante Dios, presentó Su Sacrificio, Su Sangre ante Dios, pero luego bajó y estuvo unos 40 días con Sus discípulos apareciéndole a ellos en diferentes ocasiones, no menos de ocho veces, y los santos del Antiguo Testamento también estaban apareciendo a muchos en la Ciudad de Jerusalén.
O sea, una temporada de unos 40 días, y ya estaban resucitados y Cristo también resucitado y glorificado, y así será en el Día Postrero con la resurrección de los muertos en Cristo cuando sean resucitados, y con los creyentes que estarán vivos cuando sean transformados.
O sea, estaremos estrenando ese nuevo cuerpo una temporada de 30 a 40 días, que es suficiente y en donde no habrá limitaciones, y en donde la gloria de Dios estará sobre Su Iglesia, la Iglesia del Señor Jesucristo, y después, pues nos iremos de aquí de la Tierra a la Cena de las Bodas del Cordero, al Cielo, a la dimensión de Dios, a la séptima dimensión a la casa de nuestro Padre celestial donde está preparada la fiesta más grande que se haya llevado a cabo en el Cielo, y está esperando por mí, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes también, y por los muertos en Cristo cuando resuciten en cuerpos glorificados.
Durante ese tiempo, que serán tres años y medio de fiesta en el Cielo, en la Tierra la humanidad estará pasando por la etapa llamada la gran tribulación que durará tres años y medio, ese es el tiempo del fin o fin del tiempo señalado en el libro del Profeta Daniel, y en diferentes lugares de la Escritura. En el Evangelio según San Mateo, capítulo 24, verso 14 dice:
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
O sea, antes del tiempo del fin, que es la gran tribulación, se estará predicando el Evangelio del Reino, el Evangelio del Reino es el Evangelio eterno del cual Apocalipsis, capítulo 14, verso 6 al 7 habla cuando nos dice que Juan vio a un Ángel, vamos a ver, y recuerden que un Ángel significa Mensajero, vio a un Mensajero. Dice:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.”
Y si ese Mensajero, ese Ángel Mensajero que viene con el Evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la Tierra, tiene que predicarle a los moradores de la Tierra, ¿dónde tiene que estar entonces? Aquí en la Tierra:
“Diciendo a gran voz…”
O sea, que será un mensaje de Gran Voz de Trompeta. Recuerden que la trompeta de Dios es la Voz de hablando. En el Monte Sinaí dice San Pablo que la trompeta sonaba largamente, eso es la Voz de Dios sonando, hablando en el Monte Sinaí:
“Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”
Y ahora, viene diciéndole a la humanidad, a toda nación, tribu, lengua y pueblo: “Temed a Dios y dadle gloria,” viene diciéndole a la humanidad que busquen a Dios, que sirvan a Dios, que le den gloria a Dios, o sea, que tiene un conocimiento de la adoración a Dios y enseña que adoren a Dios, que le den gloria a Dios.
Y si viene para predicar, para predicarlo a los moradores de la Tierra, pues es un predicador, también dice:
“…y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”
O sea, que adoren al Creador de los Cielos y de la Tierra, al Dios verdadero, al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y dice: “Porque la hora de Su juicio ha llegado.” Viene anunciando el juicio divino que ha de caer sobre la raza humana durante el tiempo de la gran tribulación, durante ese tiempo de tres años y medio señalado en la Escritura como el tiempo del fin.
Por esa causa ese Mensajero con el Evangelio eterno, el Evangelio del Reino, predicando su mensaje, ese mensaje con gran Voz, o sea, es un mensaje dispensacional, cuando es mensaje de gran Voz, es la Gran Voz de Trompeta o trompeta final, es esa trompeta o gran trompeta de Isaías, capítulo 27, verso 12 al 13, y con gran Voz es que serán llamados también los hebreos, los pertenecientes a las diez tribus perdidas que son los desterrados, y los otros de las dos tribus: la tribu de Judá y la tribu de Benjamín, los esparcidos.
Y ahora, esa también es la Gran Voz de Trompeta de Primera de Tesalonicenses, capítulo 15, versos 51 al 58, y esa es la misma Gran Voz de Trompeta de San Mateo, capítulo 24, verso 31 que dice:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
Esos escogidos son los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, y también son juntados los escogidos del Cristianismo. Por lo tanto, el Día Postrero es el tiempo más glorioso de todos los tiempos, es el tiempo en donde se entrelaza el Evangelio del Reino con el Evangelio de la Gracia, donde se entrelaza la Lluvia Tardía con la Lluvia temprana, o sea la enseñanza del Evangelio del Reino se entrelaza con la enseñanza del Evangelio de la Gracia.
El Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo en la Cruz del Calvario, siendo sacrificado como el Sacrificio de Expiación por el ser humano, y el Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y en el mensaje del Evangelio de la Gracia conocimos el nombre del Señor en Su venida, en la primera parte de Su venida, o sea, en Su primera venida, y en el Evangelio del Reino y con el Evangelio del Reino es que será revelado el misterio de la Segunda Venida de Cristo y Su Nombre nuevo, el Nombre con el cual Él vendrá como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Tan simple como eso.
Porque el Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, y el Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo. Con el conocimiento del misterio de la Primera Venida de Cristo y recibiendo la fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo, obtenemos la fe para tener una transformación espiritual, para obtener el perdón de nuestros pecados recibiendo a Cristo como Salvador, y conociendo el Nombre en y de Su primera venida, porque no hay otro nombre en el cual podamos ser salvos.
Y con el Evangelio del Reino conoceremos el misterio de Su segunda venida, porque gira alrededor de Su segunda venida, y conoceremos el misterio de la Obra del Señor en Su segunda venida, la Obra de Reclamo y conoceremos también el misterio del Nombre como Rey de reyes y Señor de señores, el Nombre nuevo del Señor del cual Él habla en la Biblia, y eso nos dará la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Cristo preguntó en el capítulo 18, verso 8 de San Lucas: “Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la Tierra?” fe en Su segunda venida, fe en Su venida como el León de la Tribu de Judá, es que antes de Su venida se estará predicando el Evangelio del Reino para darnos esa revelación, esa fe, y fe es revelación, para tener la fe, la revelación de Su segunda venida y creer en Su venida.
Así como Pedro, Jacobo y Juan tuvieron la revelación de Su primera venida, recuerden que Cristo pregunta a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” capítulo 16 de San Mateo, ellos dicen: “Unos dicen que Tu eres Elías, otros dicen que Tu eres Jeremías, otros dicen que Tu eres Juan el Bautista que has resucitado, y otros dicen que Tu eres alguno de los Profetas, alguno, no saben cuál,” y Cristo le pregunta a Sus discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen ustedes que es el Hijo del Hombre?” Pedro dice: “Tú, Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”
¿Ven? Tenía la revelación de quién era Jesucristo, y Cristo le dice: “Bienaventurado eres Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los Cielos,” y ahí le habla una bendición: “Y yo te digo que tu eres Pedro y sobre esta roca, sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,” sobre la piedra, la roca de la revelación divina de quién es Jesucristo. Y le da la bendición diciéndole: “Y a ti daré las llaves del Reino de los Cielos, y lo que atares en la Tierra será atado en el Cielo, y lo que desates en la Tierra, será desatado en el Cielo.”
Y ahora, encontramos que los discípulos tenían la revelación de quién era aquel joven nacido en Belén de Judea y criado en Nazaret, sabían que era el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios.
Y ahora, para el Día Postrero habrá un grupo de personas que estarán vivos y verán al Señor viniendo, conocerán el misterio de Su venida, conocerán todo lo relacionado a la venida del Señor correspondiente al Día Postrero, así como conocen el misterio de la Primera Venida del Señor; y así como al tener la fe del Cristo, la fe de Su primera venida, lo hemos recibido como Salvador y hemos obtenido la salvación y Vida eterna, y hemos obtenido una transformación interior, así también con la revelación de la Segunda Venida de Cristo recibiremos la fe para ser transformados físicamente e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, tan simple como eso.
Y entonces ya tendrán la fe de la cual Cristo habla, pero mientras no es dado a conocer ese misterio por medio de la predicación del Evangelio del Reino, la gente no tendrá la fe de la cual Cristo pregunta: “Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la Tierra?”
Él la tiene que traer por medio de la revelación que Él estará dando a los creyentes en Él, y esas personas serán creyentes también en la primera venida del Señor, y luego obtendrán el conocimiento, la revelación de la segunda venida y también creerán en Su segunda venida.
Y ahora, “EL RETORNO DE CRISTO EN GLORIA Y SUS EJÉRCITOS.”
Ahora estamos aquí, hice una pausa aquí en Segunda de Tesalonicenses donde dice, verso 3… recuerden que estábamos hablando acerca de que hubo personas en el tiempo del apóstol Pablo que pensaban y decían que ya la venida del Señor se había cumplido, pues sí, la primera parte sí, pero la segunda parte, no:
“Que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.”
Estaban viviendo dos mil años atrás, y la venida del Señor… estaban viviendo ellos en el primero de los días postreros, en el primero de los milenios postreros, y la venida del Señor es para el último de los días postreros, o sea, para el tercero de los días postreros, porque los días postreros son tres días delante de Dios, que son tres milenios para los seres humanos: quinto milenio, en el cual Cristo tuvo Su ministerio y en el cual vino el Espíritu Santo también, en ese quinto milenio y los apóstoles comenzaron predicando y también el apóstol Pablo estuvo en Su ministerio en Asia Menor y algunas veces estuvo en la Tierra de Israel, predicando también, pero ellos estaban viviendo en el día, en el primero de los días postreros, por eso Él dice: “No vayan ustedes a pensar o a conturbarse de que el día del Señor está cerca. O sea, estaban viviendo dos mil años atrás:
“…En el sentido de que el día del Señor está cerca.
Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (o sea, el anticristo),
el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?”
¿Ven? San Pablo enseñaba todo esto:
“Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.
Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.
Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca (el Espíritu de Su boca: la Palabra), y destruirá con el resplandor de su venida;
inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,
y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,
a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.”
Estas son palabras del Espíritu Santo a través del apóstol Pablo, con relación al tiempo de la venida del Señor donde el reino de los gentiles estará en los pies de hierro y de barro cocido, y en donde el Señor dice San Pablo, que el Señor:
“..El Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.” ¿A quién? Al anticristo, al hombre de pecado.
Y ahora, podemos ver que el retorno de Cristo en gloria y los ejércitos celestiales, es el evento más grande prometido para el Día Postrero; y con ese evento, con la venida del Señor, grandes cosas van a estar sucediendo, y para los creyentes, pues la transformación de los vivos y la resurrección de los muertos en Cristo es el evento más grande para ir de aquí a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, habrá una manifestación grande del poder de Dios, de la gloria de Dios en la Tierra en los últimos, digamos, en los últimos 40 días de la Iglesia del Señor aquí en la Tierra, luego de la resurrección de los muertos en Cristo.
Y ahora, habiendo visto a través de la Escritura “EL RETORNO DE CRISTO EN GLORIA Y LOS EJÉRCITOS CELESTIALES”, si alguno todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, recíbalo lo más pronto posible, porque algún día ya no habrá oportunidad de recibir a Cristo como Salvador.
Cuando Él termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, en donde está como Sumo Sacerdote intercediendo con Su propia Sangre ante el Padre por toda persona que lo recibe como Salvador, y limpiando a la persona de todo pecado, cuando Él haya hecho intercesión hasta por el último que entrará a Su Iglesia, hasta por el último que formará y completará Su Iglesia, ya después de eso la puerta será cerrada como dice en la parábola de las diez vírgenes, que cuando las vírgenes insensatas fueron a comprar aceite, luego vino el Esposo y las que estaban preparadas, las vírgenes prudentes, entraron con Él a las bodas y se cerró la puerta.
Ya después no hubo oportunidad para entrar a formar parte de los que estarían con el Señor en Su venida, los que estarían con el Señor como Rey de reyes y Señor de señores. También en… eso está en San Mateo, capítulo 25, versos 10 al 13, y también en San Lucas, capítulo… [corte de origen]
…Él dice: “Si oyes hoy Su Voz (dice San Pablo), no endurezcas tu corazón.” Cristo dice, eso lo dice San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7 y capítulo 4 verso 7 también, y Cristo en San Mateo, capítulo 16, verso 26 al 28 de San Mateo, dice:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”
Por lo tanto, es importante la salvación de nuestra alma, el ser humano es alma, espíritu y cuerpo, el cuerpo físico es una casa terrenal en donde vivimos, es un velo de carne donde vivimos, y nos comunicamos en este planeta Tierra, y el espíritu de la persona es otro cuerpo, pero de otra dimensión, de la dimensión de los espíritus, porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión, un cuerpo espiritual parecido a nuestro cuerpo físico pero de otra dimensión.
Pero el alma, eso es lo que es en realidad la persona: alma viviente, por eso es que Cristo dice: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” porque si pierde su alma, ¿qué pasará? Será echada en el lago de fuego, será condenada la persona y echada en el lago de fuego, y cuando se echa algo en el fuego ¿qué pasa? Pues se quema y dejará de existir, será echado en el lago de fuego donde va a ser echado el anticristo, la bestia y el mismo diablo.
Y nadie quiere ir para donde va el diablo o Satanás o el anticristo, queremos que Dios nos libre de eso, y nos libra por medio de Cristo, no hay otra forma en que nos pueda librar del infierno y de la muerte.
Cristo dijo en San Lucas, capítulo 19, verso 10:
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
O sea, que vino por mí, ¿y por quién más? Por cada uno de ustedes, para salvarme a mi y salvarlo a usted también.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. En las demás naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo dentro de algunos minutos.
Los niños también de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino. Recuerden que Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mi, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”
Lo más importante es la vida, y si esta vida terrenal es tan importante, porque miren, una persona puede ser rica, puede obtener una profesión, pero si pierde la vida, ¿qué pasó? Lo perdió todo, no se puede llevar para donde va, su profesión y llegar allá y decir: “Yo soy el doctor fulano de tal o el ingeniero fulano de tal, o tengo tal título,” allá donde va no valen esos títulos.
Tampoco puede decir: “Yo soy un multimillonario allá en la Tierra y quiero una buena casa acá.” nada de eso funciona cuando la persona parte de esta Tierra, lo que tenía aquí en la Tierra, acá se quedó, excepto las obras que hizo, buenas o malas, eso le acompañará y Cristo lo juzgará en el tiempo correspondiente.
Por eso es que mientras vivimos en esta Tierra tenemos que entender que hemos venido a este planeta Tierra con y para un propósito divino, para que estando en esta Tierra, en donde tenemos libre albedrío, la decisión que hagamos con relación a nuestro futuro, sea la correcta, recibiendo a Cristo como Salvador para tener derecho a vivir eternamente.
El mismo Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy Vida eterna, y no perecerán jamás, mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre,” San Juan, capítulo 10, versos 27 al 30.
Por lo tanto, donde único estamos seguros es en las manos del Señor Jesucristo, Él dice: “Y yo les doy Vida eterna y nadie las va a arrebatar de mi mano,” son las manos seguras de Cristo las que nos guardan, nos protegen y nos cuidan para que no nos perdamos, sino que vivamos eternamente.
Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, si en las demás naciones también ya están listos, ya que a través de internet y del satélite Amazonas se está transmitiendo esta actividad y también están recibiendo a Cristo en otras naciones muchas personas, vamos a ver… no se ve bien por causa del foco, si coloca el brazo hacia afuera lo puede…
Ya están listos en las demás naciones, ya vamos a orar por todos ustedes y por los que en otras naciones han recibido a Cristo como Salvador. Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos, y nuestros ojos cerrados todos los presentes y los que están en otras naciones, los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Tu primera venida y creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo, dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mi el nuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente, sálvame Señor, creo en Tu Sacrificio en la Cruz del Calvario y acepto la salvación, la redención que llevaste a cabo en la Cruz del Calvario para mí y para todo ser humano.
Señor, sálvame, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible,” porque Cristo dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
“Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible,” es el deseo y la petición desde lo profundo de vuestro corazón. Por lo cual, bien pueden ser bautizados y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo. El mismo Jesucristo estuvo en el Jordán cuando Juan estaba predicando, para que Juan lo bautizara, y Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tu vienes a mi para que yo Te bautice?” y no lo quería bautizar, y Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó. Y si Cristo para cumplir toda justicia, si a Él le convenía ser bautizado por Juan el Bautista, cuánto más a nosotros nos conviene ser bautizados para cumplir toda justicia.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo. Y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado. Y cuando lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Ahí tenemos la tipología del bautismo en agua, porque es tipológico. En el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Tan simple como eso es el simbolismo, la tipología del bautismo en agua en el Nombre del Señor.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Recuerden que Juan el Bautista dijo, hablando de Cristo y señalando a Cristo, dijo: “Éste es el que bautiza o el que les bautizará con Espíritu Santo y Fuego,” hablando de Jesucristo.
Es Jesucristo el que nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego luego que somos bautizados en agua en Su Nombre. Por eso San Pedro dijo el Día de Pentecostés a aquellos que escucharon su predicación y le dicen a Pedro y a los otros apóstoles:
“Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
Por lo tanto, la promesa del Espíritu Santo es para mi, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también, para cuantos el Señor nuestro Dios llame a Su Reino.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Los que están en otras naciones también pueden ser bautizados, y que Dios les continúe bendiciendo a todos y continúen pasando todos una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dejo con ustedes al reverendo Juan Zamorano, para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL RETORNO DE CRISTO EN GLORIA Y LOS EJÉRCITOS CELESTIALES.”