Muy buenas tardes, amables y amados jóvenes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Nos dice el profeta Joel por Palabra de Dios, que después¼ dice:
“Después de esto derramaré de mi espíritu sobre todo ser humano,
y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas,
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
También sobre los siervos y las siervas, derramaré de mi espíritu en aquellos días.” (Joel capítulo 2, versos 28 al 29).
“JÓVENES CON LA VISIÓN DE DIOS DEL TRABAJO DEL DÍA POSTRERO.”
Y que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos dé a todos la visión del trabajo de la Obra divina correspondiente al Día Postrero, para todos trabajar en esa obra todos los días de nuestra vida.
La promesa en este pasaje es que Dios derramará de Su Espíritu sobre toda carne, ¿para qué tiempo? Para los días postreros. Para los días postreros que son los milenios postreros: quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio.
Esos tres días postreros delante de Dios, que para los seres humanos serán los tres milenios postreros, encontramos que Dios va a permitirle a los jóvenes tener visiones. Y no solamente se tiene visiones en cierta forma, sino que se tiene visión del Programa Divino correspondiente al tiempo en que la persona está viviendo. Tener conocimiento de lo que Dios ha prometido para el tiempo en que la persona vive y ver esa obra, ver ese programa llevándose a cabo, eso es tener Visión de Dios, del Programa que corresponde a ese tiempo, y verlo llevándose a cabo, y la persona por consiguiente trabajando en ese programa, porque tiene visión del Programa de Dios para el tiempo en que está viviendo.
Y la promesa es que los jóvenes van a ver visiones. La visión más grande que una persona puede tener, es la Visión del Señor para el tiempo en que está viviendo, la Obra del Señor para ese tiempo, y trabajar en esa obra.
Para el Día Postrero encontramos que para esos tres días postreros la Obra de Dios por medio de Su Espíritu en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, se estaría llevando a cabo bajo un Nuevo Pacto, y el Espíritu de Dios (el Ángel del Pacto), estaría en medio de Su Iglesia. El mismo Cristo lo dijo, cuando dijo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (San Mateo, capítulo 28, verso 20).
Él está con nosotros en Espíritu, el Ángel del Pacto, el mismo Ángel de Dios que libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto. Y en este tiempo que nos ha tocado a nosotros vivir, Él está con nosotros también; y nosotros estamos con Él trabajando en Su Programa correspondiente a este tiempo, al Día Postrero; trabajando en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, le damos gracias a Dios por permitir a los jóvenes tener la Visión del Día Postrero y la Obra de Dios para el Día Postrero; como también tener la visión, el conocimiento de la Obra de Dios para los dos días postreros anteriores: la Obra de Dios por medio de Cristo en Su Iglesia y con Su Iglesia, en donde está llevando a cabo una nueva Creación de una nueva raza con Vida eterna.
Así como colocó en la Tierra a Adán (el primer hombre), y de Adán le sacó una compañera a Adán: Eva, para por medio de Eva reproducirse en muchos hijos e hijas de Dios. Y ahora, por medio del segundo Adán que es Cristo, y la segunda Eva que es la Iglesia, ha estado llevando a cabo Dios la obra de la creación de una nueva raza con Vida eterna. Esa es la Obra de Dios para los días postreros.
Ya han transcurrido dos de los tres días postreros, y ya hemos entrado al tercero, al tercero de los días postreros (y último por consiguiente); y es realmente una bendición y privilegio grande vivir en el Día Postrero; conforme al calendario gregoriano ya tenemos dentro del Día Postrero diez años. Antes no sabíamos qué era el Día Postrero, ni qué eran los días postreros, pero ahora sí ya sabemos qué son los días postreros.
Y cuando decimos: “Estamos en los días postreros, podemos decir: ‘Y estamos en los días postreros desde los días en que Jesucristo estaba en la Tierra, y de los días postreros ahora nos encontramos en el último, o sea, en el Día Postrero.”
Miren lo sencillo que era todo, y ahora es que lo estamos comprendiendo bien. Pero ya San Pedro en el Libro de los Hechos, capítulo 2, dijo que Dios derramaría de Su Espíritu en los días postreros, y ya estaba derramando de Su Espíritu en aquel tiempo, por cuanto habían comenzado los días postreros. Y San Pablo dijo que Dios había hablado por medio de Jesucristo Su Hijo en los días postreros. Ellos sabían que ya los días postreros habían venido; pero muchos no supieron que los días postreros comenzaron en los días cuando Jesucristo tenía de tres a siete años de edad.
Para el comienzo de los días postreros estaba en la Tierra el Mesías. Para el Día Postrero, el Mesías está prometido para venir, para ser manifestado en la Tierra primeramente en medio del Cristianismo, y luego los judíos lo verán y dirán: “¡Éste es el que nosotros estamos esperando!”
Pues los judíos están esperando la Venida del Señor, los cristianos están esperando la Venida del Señor, y los musulmanes están esperando la Venida de Jesús. Así que, todos están esperando la Venida del Señor, y todos saben que la Venida del Mesías y en Su Venida Él establecerá el Reino de Dios en la Tierra; pero todo el programa para el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra tiene su momento, tiene sus diferentes etapas.
Para el establecimiento, venida y establecimiento de la Venida del Señor y el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra, sabemos que el tiempo será el Día Postrero o séptimo milenio de Adán hacia acá o tercer milenio de Cristo hacia acá, en donde estarán jóvenes trabajando en la obra, en el Programa Divino para el Día Postrero, conscientes del tiempo en que estarán viviendo, y conscientes de la obra que se tiene que estar llevando a cabo, en la cual, pues estarán trabajando los jóvenes, pues así está prometido.
Miren, en la primera Venida del Señor encontramos que la mayoría eran jóvenes. Tenemos a Pedro que de seguro era de los mayores, pero Santiago y Juan, eran jóvenes. Juan el Bautista también era una persona joven, de unos treinta años de edad cuando comenzó su ministerio. El Mismo Señor Jesucristo, el Mesías prometido para venir en aquel tiempo, era una persona joven, de alrededor de treinta años cuando comenzó Su Ministerio; el cual conocía el Programa de Dios para aquel tiempo y estaba trabajando en él.
Aun cuando tenía doce años de edad que se quedó en Jerusalén cuando estuvo en la fiesta de la pascua con José y María, y cuando ellos salieron de Jerusalén con las demás personas, Jesús se quedó en el templo hablando con los doctores de la ley y preguntando a ellos acerca de la Palabra, las Escrituras, y ellos preguntándole a Jesús; y se maravillaban de las respuestas que Jesús daba a ellos.
Y José y María se dan cuenta que Jesús no está con ellos, lo buscan, no lo encuentran, se regresan a Jerusalén después de tres días, y lo encuentran en el templo hablando con los escribas, con los doctores de la ley, haciéndole preguntas a ellos y también contestando las preguntas de ellos. Y María le dice: “Hijo, ¿por qué nos hiciste esto?” Jesús le dice: “¿No sabías que en los negocios de mi Padre me conviene estar?”
A todos los jóvenes¼ ya tenía unos doce años¼ a todos los jóvenes les conviene estar en los negocios de Su Padre, de Su Padre celestial, que son los negocios principales para los cuales estamos viviendo en la Tierra. Los negocios del Padre de Jesús, no eran estar en la carpintería construyendo puertas, mesas, sillas y cosas así, sino estar en la Obra de Dios correspondiente a aquel tiempo, y así también es para cada uno de ustedes jóvenes, y para mí también.
Aunque no podemos dejar de trabajar físicamente en nuestro tiempo porque necesitamos devengar algún salario para nuestros gastos de comida, de ropa, de transportación y así por el estilo; pero con nuestro corazón puesto en la Obra del Señor, trabajando con toda nuestra alma.
Por lo tanto, jóvenes, conscientes del tiempo en que estamos viviendo: Adelante trabajando en la Obra del Señor con la Visión divina del trabajo de Dios para el Día Postrero que debemos estar llevando a cabo, en el cual Dios estará obrando, llevando a cabo esa labor, usando personas jóvenes del Día Postrero.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes jóvenes, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final, y les prospere espiritualmente y materialmente. Dios les bendiga y les guarde. Y continúen pasando una tarde feliz y llena de las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, en la Edad correspondiente a nuestro tiempo: la Edad de la Piedra Angular, y nos abra siempre las Escrituras para comprender cada día mejor el Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo, en el cual nos conviene estar ¿cómo? Trabajando.
Dejo al misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín, para continuar en estos momentos. Ya lo tenemos por aquí. Que Dios lo bendiga y le guarde y lo use cada día más y más.
Y vean, Dios lo usa grandemente a él, ¿y saben ustedes una cosa? Que cuando él comenzó en el ministerio era como ustedes también; y yo también. Yo comencé predicando ¿y a los qué? 22 años… 22 años, por no decir que comencé como a los 2 años, porque ya a los 2 años ya me paraba sobre una silla y comenzaba a predicar, pero sin contar ese tiempo, comencé en el ministerio por el año 1.963 formalmente. Y el misionero Miguel Bermúdez Marín comenzó antes, en el ‘57; así que comenzó como a los 22 años también ¿o 25? A los 25 años.
Así que vean, él era un joven como ustedes y yo también, cuando comenzamos a trabajar en la Obra del Señor para el tiempo en que nos ha tocado vivir. Dios ha estado con nosotros, ha estado usándonos, y también está con ustedes y les usará a ustedes grandemente.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde. Y dejo con ustedes al misionero, el doctor Miguel Bermúdez Marín.
“JÓVENES CON LA VISIÓN DE DIOS DEL TRABAJO DEL DÍA POSTRERO.”
