Dios hablando desde el silbo apacible

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones, y a todos los ministros y sus congregaciones en la República Mexicana y demás naciones. Que las bendiciones del Cristo el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes.

También para el doctor Salomón Cunha y la doctora Kélita Machado de Cunha allá en Jerusalén, Dios te bendiga Salomón y Kélita y les guarde y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.

Aprecio y agradezco mucho el respaldo que le están dando al importante proyecto de La Gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también el respaldo que le están dando a la obra misionera y evangelística en todas las naciones los ministros con sus congregaciones, junto al misionero doctor Miguel Bermúdez Marín.

Y también aprecio mucho y agradezco mucho el respaldo que le están dando a AMISRAEL. Ustedes han estado viendo las labores de todos los proyectos de AMISRAEL y han visto la efectividad con la cual trabaja AMISRAEL. Por lo tanto, es importante el respaldo tanto con sus oraciones como también económicamente para que puedan tener, AMISRAEL pueda tener sus oficinas allá en Jerusalén al día con sus pagos de renta y también de sus empleados, las personas que allá trabajan y también en Brasil.

Para esta ocasión leemos un pasaje de Primera de Reyes, capítulo 19, versos 1 al 19, donde dice:

“Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas (o sea, a los profetas de Baal).

Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.

Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.

Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.

Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.

Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.

Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?

El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.

Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

Y le dio Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria.

A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.

Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.

Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.”

Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“DIOS HABLANDO DESDE EL SILBO APACIBLE.” Es nuestro tema para esta ocasión.

En este pasaje, el cual vivió el profeta Elías en el Monte Sinaí, encontramos el tipo y figura de lo que estará pasando en este tiempo final. Dios había usado al profeta Elías, había dicho que no habría lluvia sobre la Tierra, sobre Israel, sino por Su Palabra, eso está en el capítulo 17, verso 1, donde dice:

“Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab (o sea, al rey); Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.”

Una persona que habla de esta forma y se cumple, sabe de lo que está hablando; Dios le ha dado cierto poder sobre la naturaleza.

Y ahora, luego de eso también el profeta Elías había sido alimentado por una viuda, luego de eso regresa al rey Acab, le ordena que reúna a todos los profetas de Baal y de Asera, que eran cuatrocientos cincuenta y cuatrocientos: ochocientos cincuenta profetas de religiones diferentes a la que Dios le dio al pueblo hebreo; y lleva a cabo el sacrificio, le pide a ellos que ellos sean los primeros en hacer el sacrificio y ofrecerlo, y el dios que conteste con fuego, ese sea Dios para Israel, ese es Dios.

Hicieron, le dio la oportunidad a ellos, hicieron el sacrificio ellos, clamaron toda la mañana y no había respuesta delante del dios de ellos, no había respuesta para ellos de parte del dios de ellos, y Elías hasta se burlaba de ellos diciendo: “Griten más duro, quizás esté durmiendo,” después: “Griten más duro que quizás está ocupado o está viajando.” Se burlaba de los profetas de Baal y Asera, y del dios de ellos, o sea, de la religión falsa, pagana que tenían.

Cuando llegó el momento correcto para el profeta Elías hacer su sacrificio, él recoge o reúne doce piedras en representación de las doce tribus de Israel, prepara el altar, prepara el altar para ese sacrificio con esas doce piedras, coloca leña sobre el altar, coloca el sacrificio sobre el altar, ya había matado o sacrificado el buey, lo coloca sobre la leña, ordena, hace una zanja alrededor del altar que cabe cierta cantidad de agua, ordena que echen agua, cierta cantidad, después ordena de nuevo que vuelvan a echar agua, y por tercera vez ordena que hagan lo mismo; y luego cuando llega la hora de ofrecer a Dios el sacrificio, ora a Dios y dice a Dios: “Señor, contesta,” capítulo 18, verso 33 en adelante, dice capítulo 18, verso 33 en adelante, de Primera de Reyes:

“Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.

Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez,

de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.

Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.

Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.

Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!

Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.

Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye.

Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces.

A la séptima vez dijo (el siervo): Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.

Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel.

Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.”

Todo esto ocurrió antes de Elías irse al Monte Sinaí, porque se fue al Monte Sinaí al saber que Jezabel dijo que a esa misma hora en que él había matado a los profetas de Baal, ella ya habría hecho lo mismo con Elías tisbita, y dijo: “Que así me paguen mis dioses (o los dioses de ella), los dioses, si a esta misma hora ya yo no he hecho contigo lo que tú hiciste con los profetas de Baal.” Y Elías temiendo se fue al Monte Sinaí, o sea, donde Moisés había recibido la ley; ahí estuvo y Dios le dijo a Elías: “¿Qué tú haces aquí?” Y entonces, Elías le explica cual es la situación. Dios le dice: “Sal, Elías,” escuchó un viento recio que rompía los árboles y las rocas, pero Jehová no estaba en el viento, escuchó un terremoto, sintió un terremoto fuerte, pero Jehová no estaba en el terremoto, luego vio un fuego fuerte y grande, pero Jehová no estaba en el fuego. Y luego, tras el fuego escuchó un silbo apacible y delicado.

Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.”

Y ahora, Elías le explica porqué él estaba allá en el Monte Sinaí escondido, y Dios le dice:

“Y le dio Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria.

A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.”

Y ahora vean, Elías recibió la orden de bajar del Monte Sinaí, ir por Damasco y ungir a Hazael por rey de Siria, a este hombre por rey de Siria, ungir a Jehú por rey de Israel y a Eliseo por profeta en lugar de Elías. Cuando baja del Monte Sinaí y va viajando, con el que dice la Escritura que se encontró fue con Eliseo, con el último del cual Dios le habló, estaba trabajando, arando, era un hombre de trabajo, un agricultor; y echa su manto sobre él y Eliseo le dice: “Espera que me despida de mi familia, y entonces te seguiré.” Elías le dice: “Pero, ¿qué yo te he hecho?”

Casi nada, había echado su manto sobre Eliseo y tenía orden divina de ungirlo por profeta en lugar suyo, o sea, que iba a ser un profeta muy grande, ya estaba destinado, predestinado por Dios para ocupar el lugar del profeta Elías en sucesión, e iba a ser un profeta con una doble porción, porque eso fue lo que luego pidió cuando ya llegó el tiempo del profeta Elías irse en un carro de fuego, lo encontramos caminando con Eliseo; Eliseo estaba recibiendo su entrenamiento; porque no hay mejor entrenamiento que estar al lado de aquel al cual él va a suceder en ministerio, y estaba siendo bien entrenado por el profeta Elías, estaba viendo cómo el profeta hablaba, cómo hacía, como trabajaba en la obra de Dios.

Y luego, cuando tiene que irse, está en cierto lugar y Elías le dice: “Eliseo, quédate aquí que Dios me envía a tal lugar,” y los hijos de los profetas de ese lugar le dicen: “¿Sabes que hoy Dios va a quitar de ti a tu Señor, o sea, se va a llevar a Elías?” Y Eliseo les dice: “Sí, ya lo se,” es que Eliseo era profeta también, no había comenzado su ministerio porque Elías todavía estaba en su ministerio pero tenía las dos conciencias juntas también.

Luego que van al lugar, le dicen los hijos de los profetas del otro lugar: “¿Sabes que hoy Dios va a quitar a tu señor de ti, se lo va a llevar?” Y Eliseo le dice: “Sí ya lo se, callen.” Elías le dice ya en el último lugar, allí en Jericó, le dice: “Mira, quédate aquí,” o sea, “quédate aquí con los hijos de los profetas,” de seguro lo iban a tratar muy bien porque era el servidor, siervo del profeta Elías. Pero Eliseo dice: “No te dejaré,” o sea, donde… está hablando como Rut le dice a Noemí: “Yo no te dejaré, donde quiera que tú vayas yo voy a ir contigo, tu Dios será mi Dios, tu pueblo será mi pueblo.” Y Eliseo le dice a Elías: “Yo no te voy a dejar,” y siguió con Elías, llegan frente al río, al Jordán, Elías toma su manto y hiere a las aguas del Jordán, diciendo lo que tenía que hablar, se abren las aguas del Jordán y pasan en seco al otro lado.

Si estaban frente al Jordán y frente a Jericó, están pasando de Jericó al Jordán, ese es el territorio por donde pasó el pueblo hebreo del otro lado del Jordán, y donde se abrió el Jordán para pasar a Jericó el pueblo hebreo con Josué, o sea, el río que se abrió para Josué y el pueblo pasar de Jordania, donde es Jordania ahora, al territorio de Jericó, ahora cuando Elías lo hiere al Jordán con su manto se abre para que Elías pase con Eliseo de Jericó a Jordania, y mientras van hablando Elías le dice: “Pide lo que tú desees,” y Eliseo seguida le dice: “Yo quiero una doble porción del espíritu que está en ti.” Elías le dice: “Cosa difícil tú has pedido.” O sea, está pidiendo un ministerio con una doble manifestación ministerial del que está en el profeta Elías. “Pero si tú me ves cuando yo sea quitado de ti, te será concedido, si no, no te será concedido.” Y mientras van hablando un carro de fuego se lleva a Elías, en ese torbellino se lo lleva, cae el manto de Elías, Eliseo llora, rasga sus vestidos, pero toma el manto de Elías, y él dice: “Carros de Israel, carros de Israel (o sea, carros de Israel) se han llevado a mi señor,” era su padre espiritual; por lo tanto lloró mucho.

Y ahora, ¿qué va a hacer? Toma el manto de Elías, ya la petición que él había hecho había sido aceptada por Elías, pero le dijo: “Si me ves cuando yo me vaya, te será concedida,” y lo había visto cuando se fue; por lo tanto ya Eliseo sabía que lo que él había pedido y Elías le había dicho que le sería concedido si lo veía, lo iba a recibir. Luego se para muy triste frente al Jordán que ya se había cerrado, y hiere con su manto, el manto de Elías, el Jordán y dice: “¿Dónde está el Dios de Elías,” y el Jordán se abrió y pasó en seco y los hijos de los profetas dijeron: “El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo.” Por lo tanto, era el segundo Elías. Elías en su ministerio, el ministerio de Elías repitiéndose en otro hombre.

Ahora, vean todas esas etapas del profeta Elías y luego de Eliseo; encontramos que estas etapas allá en la cueva del Monte Sinaí, una cueva en el Monte Sinaí donde estaba el profeta Elías escondido por miedo a Jezabel, antes de descender o escuchar el silbo apacible, encontramos que primero escuchó un viento recio que rompía los árboles de las rocas; y por cuanto luego que aquello fue algo real para el profeta Elías y queda registrado en la historia, luego de ser un hecho histórico, queda en la historia grabado en letras y queda también como algo profético, un tipo y figura de lo que sucederá con el ministerio de Elías para el tiempo final.

Elías o el ministerio de Elías tendría cinco manifestaciones, en cinco hombres diferentes, o sea que el ministerio de Elías se repetiría, el Espíritu Santo lo repetiría en cinco personas, o lo manifestaría en cinco personas: Elías tisbita (primera manifestación del ministerio de Elías), Eliseo (segunda manifestación del ministerio de Elías por el Espíritu Santo operado), Juan el Bautista (tercera manifestación del ministerio de Elías manifestado por el Espíritu Santo a través de Juan el Bautista), cuarta manifestación del ministerio de Elías en el reverendo William Branham como precursor de la Segunda Venida de Cristo, así como Juan fue el precursor de la primera Venida de Cristo.

Y luego, el ministerio de Elías por quinta ocasión para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu representados en las doce piedras que tomó Elías para restaurar o hacer el altar a Dios donde colocaría el sacrificio.

Por lo tanto, Elías en su quinta manifestación estará restaurando las tribus de Israel, las doce tribus: las diez tribus perdidas con las dos tribus: la tribu de Judá y la tribu de Benjamín que tienen el reino del Sur, con las diez tribus que corresponden al reino de Norte, a la casa de Israel como se le llama a las tribus del Norte, y como Cristo le llama a las ovejas perdidas de la casa de Israel, y a las tribus del Sur que son dos que forman el reino del Sur, se le llama la casa de Judá.

Por cuanto Elías juntó doce piedras para el sacrificio y manifestación de Dios en fuego, las diez tribus del Norte con las dos tribus del Sur, el reino del Sur, van a ser unidas, juntadas, recogidas todas las tribus, representadas en ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu que son los elegidos o escogidos del pueblo hebreo para el Día Postrero, que estarán representando, en representación de todas las tribus del pueblo hebreo.

El fuego, la manifestación de Dios, caerá en el Día Postrero, eso será la manifestación del Hijo del Hombre viniendo en Su gloria.

Y ahora, en el Monte de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, habrá una manifestación grande en el Día Postrero; y luego con el pueblo hebreo que verá y dirá: “Esto es lo que nosotros estamos esperando.”

Ahora, el momento de Dios hablarle al profeta Elías en el Monte Sinaí, el Monte Sinaí es tipo y figura del Monte de Dios, del Monte de Sión, de la Iglesia del Señor Jesucristo, y en la Iglesia del Señor Jesucristo, el monte de Dios bajo el Nuevo Pacto, encontramos el viento recio que rompía los árboles y las rocas, representado en la edad o etapa luterana. Luego, encontramos un terremoto fuerte que representa o tipifica la edad wesleyana; y luego viene un fuego que representa la edad pentecostal; y luego viene el silbo apacible que es la Edad de la Piedra Angular, tan sencillo como eso. Cada edad o en cada edad se cumplió cada una de esas cosas que vio y oyó el profeta Elías; y ahora es en la Edad de la Piedra Angular en donde Dios le estará hablando a Elías en su quinta manifestación.

Ahora, encontramos que el ministerio de Elías tenía la misión de ungir a Hazael por rey de Siria, a Jehú por rey de Israel, o sea, del reino del Norte, reino de las diez tribus, y a Eliseo por profeta en lugar de Elías; y el último que mencionó: a Eliseo, ungir a Eliseo en lugar de Elías, fue el primero que encontró y al cual ungió, y el cual fue ungido luego con la doble porción del ministerio de Elías, doble porción, una doble porción de su espíritu de lo cual nos habla de una bendición doble que recibirá, y las bendiciones dobles corresponden a la bendición de primogenitura.

Por lo tanto, el quinto Elías será el que tendrá la bendición de un doble ministerio, una doble porción del espíritu que estaba en Elías, y por lo tanto recibirá la doble porción, que será la porción del bautismo del Espíritu Santo donde se obtiene el cuerpo angelical, y la porción de la transformación del cuerpo físico para venir con una doble porción, porción espiritual y porción física, transformación espiritual y transformación física del cuerpo; eso corresponde al sucesor de Elías.

Elías tisbita tuvo un sucesor que fue Eliseo, luego el que sucedió el ministerio a Eliseo fue Juan el Bautista, y el que sucedió a Juan el Bautista fue el reverendo William Branham, en cuanto al ministerio de Elías; y luego el que sucede al cuarto Elías, pues es el quinto Elías, es como contando, ¿qué número es que sucede, el que le sigue al número 1? El número 2, ¿cuál es el número que le sigue al número 2? El número 3,¿cuál es el número que le sigue al número 3? El número 4,¿cuál es el número que le sigue al número 4? El número 5, ¿ve? Van en sucesión, y así es en cuanto al ministerio de Elías hasta llegar a la quinta manifestación del ministerio de Elías, solamente tendrá cinco manifestaciones y viene con Moisés.

Por lo tanto, el ministerio de Moisés contando el ministerio de Cristo como segunda manifestación del ministerio de Elías, entonces la tercera manifestación de Moisés será en el Día Postrero, en el mensajero que tenga la manifestación del ministerio de Elías por quinta ocasión; ese será un profeta como Moisés en el que Dios colocará Su Palabra en la boca de ese profeta, él hablará todo lo que Dios le mandare; y cualquiera que no escuchare lo que él hablare en el Nombre del Señor será cortado del pueblo.

Él vendrá con un mensaje dispensacional para hacer el entrelace de la dispensación del Reino con la dispensación de la Gracia, él será el que vendrá con el mensaje de la gran Voz de Trompeta, con el mensaje del Evangelio del Reino, para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, que están tipificados en las siete mil personas, o siete mil rodillas que no se doblaron ante Baal para besar a Baal, allá fueron siete mil; y ahora eso multiplicado por siete, y siendo multiplicado eso, corresponde a ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que van a ser llamados y juntados para ser los siervos, los servidores de la Iglesia del Señor Jesucristo, los servidores de Cristo y Su Reina, del Mesías y de la Iglesia Mesías, de la Iglesia ungida con el Espíritu de Dios, de la generación de Jesucristo del Día Postrero sobre la cual estará el Espíritu de Dios en cada creyente en Cristo como individuo; y estará el Espíritu de Dios, el espíritu Santo, en medio de la Iglesia en la manifestación del ministerio de Moisés, del ministerio de Elías y del ministerio de Jesús.

O sea que el Espíritu Santo estará en medio de la Iglesia en el quinto Elías, en el tercer Moisés, contando a Jesús como el segundo Moisés; si no contamos a Jesús como el segundo Moisés, entonces será en el segundo Moisés, y contando el ministerio de Cristo nuevamente en el Día Postrero como el segundo o segunda manifestación del ministerio de Cristo operado por el Espíritu Santo en el Día Postrero, lo cual fue precursado por el precursor de la Venida del Señor para el Día Postrero, el cual con el mensaje que le fue dado precursó la Segunda Venida de Cristo, él dijo: “Aunque yo no esté aquí, este mensaje introducirá a Cristo al mundo.”

Por lo tanto, será de acuerdo a como fue precursado, como fue prometido por el Espíritu Santo a través del precursor, el reverendo William Branham; todo lo que Dios va a hacer en el Día Postrero ya fue precursado, y bajo lo que fue dicho, hablado, será que se cumplirá toda promesa para la Iglesia del Señor Jesucristo incluyendo el cumplimento de la gran Carpa-Catedral, incluyendo la fe para ser transformados y raptados, incluyendo la gran Voz de Trompeta, el Evangelio del Reino siendo predicado, incluyendo todas las cosas correspondientes al Día Postrero, a la Edad de la Piedra Angular que es la Voz de Dios.

El silbo apacible le estará hablando al Elías del Día Postrero en su quinta manifestación para él hablarlo al pueblo, a la Iglesia del Señor Jesucristo que será transformada y raptada, para lo cual primero necesita recibir la fe para ser transformada; y la fe para ser transformados la tienen o la dan los siete truenos de Apocalipsis 10, que es la Voz de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores clamando como cuando un León ruge y siete Truenos emitiendo sus voces.

Es la Voz de Cristo hablando consecutivamente por medio del instrumento que Él tendrá en la Tierra en medio de Su Iglesia que será el quinto Elías, o sea, la manifestación del ministerio del Elías por quinta ocasión operado por el Espíritu Santo, y la manifestación del ministerio de Moisés operado por el Espíritu Santo, y la manifestación del ministerio de Jesús operado por el Espíritu Santo.

Bajo esa manifestación del Espíritu Santo operando esos ministerios, estaremos escuchando la Voz de Cristo clamando como cuando un león ruge y siete Truenos emitiendo sus voces. Eso será las siete voces de Apocalipsis, capítulo 10, revelándonos el misterio de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia, dándonos a conocer el misterio de Su Venida a Su Iglesia para así obtener la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Tan sencillo como eso.

Eso será la gran Voz de Trompeta, la Trompeta final, el mensaje final, el Evangelio del Reino siendo predicado por el Espíritu Santo a través del instrumento que Él tenga, en el cual estará operando esos tres ministerios tan importantes: el de Elías por quinta ocasión, el de Moisés por segunda ocasión, y si contamos el ministerio de Moisés en Jesús por segunda ocasión, entonces es por tercera ocasión; y el ministerio de Jesús siendo operado por el Espíritu Santo en el Día Postrero.

Pero el instrumento donde estará el Espíritu Santo operando esos ministerios ni será el profeta Elías literal, ni será el profeta Moisés literalmente, ni será Jesús literalmente, será un hombre de este tiempo final en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo con el ministerio de profeta dispensacional, que es la clase de profeta más grande que Dios tiene, y es tan grande que solamente Dios tiene siete para siete dispensaciones.

Adán para la dispensación de la Inocencia, Set para la dispensación de la Conciencia, Noé para la dispensación del Gobierno Humano, Abraham para la dispensación de la Promesa, Moisés para la dispensación de la Ley, Jesús para la dispensación de la Gracia; y el mensajero con el ministerio de Moisés, de Elías y de Jesús para la dispensación del Reino, ese será el Ángel del Señor Jesucristo para el Día Postrero, del cual Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Apocalipsis, capítulo 22, versos 6 al 8, y el capítulo 22, verso 16.

”Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonios de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

Y Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 2, verso 28 que al que venciere le dará ¿qué? La estrella de la mañana, ¿qué le estará dando? Pues el Espíritu Santo; porque Cristo es la estrella resplandeciente de la mañana, Cristo en Su cuerpo angelical es la Columna de Fuego, es esa estrella resplandeciente de la mañana que alumbró al pueblo hebreo durante la noche en su trayectoria por el desierto, y durante el día era una nube que les protegía del sol.

Y ahora, hemos visto lo que es la estrella resplandeciente de la mañana y lo que será recibir la estrella resplandeciente de la mañana: es recibir al Espíritu de Cristo, al Espíritu Santo, al Ángel del Pacto, el cual estará en el vencedor, estará en ese Ángel del Señor Jesucristo operando esos ministerios que están prometidos para el Día Postrero. Siempre le estará hablando Dios desde el silbo apacible, desde esa quietud al Elías prometido para este tiempo final en la quinta manifestación del ministerio de Elías.

Por lo tanto, lo que él escuche bajo el silbo apacible en la Edad de la Piedra Angular que es la Edad de y para el silbo apacible y para escuchar la Voz de Cristo, la Voz de Dios, el Elías del Día Postrero, él nos los estará comunicando a todos nosotros para que obtengamos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Así es la forma en que el pueblo estará escuchando la Voz de Dios, la Voz de Cristo en el Día Postrero, así como el pueblo escuchó la Voz de Dios en edades pasadas por medio de la manifestación de Dios en Espíritu o por el Espíritu Santo a través del mensajero de cada edad. Tan sencillo como eso será la forma en que el pueblo de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, estará escuchando la Voz de Dios, la Voz de Cristo en el Día Postrero.

Será por medio del silbo apacible que le estará hablando al Ángel del Señor Jesucristo con el ministerio de Elías en su quinta manifestación; porque ese Ángel que le dio la revelación a Juan, del Apocalipsis, siendo el Ángel del Señor Jesucristo, es el Elías del Día Postrero con la quinta manifestación del ministerio de Elías operada por el Espíritu Santo, este es el que viene con una doble porción del ministerio de Elías, del espíritu que estaba en Elías, el Espíritu Santo que estaba en Elías operando la porción de Elías, ahora estaba operando la porción de Elías y de Moisés también; y la porción también de Jesucristo.

Por lo tanto, vendrá este mensajero, el Ángel del Señor Jesucristo, el Elías del Día Postrero, con una doble porción o triple porción ministerial, operado por el Espíritu Santo operando el ministerio de Elías por quinta ocasión, el ministerio de Moisés, digamos por tercera ocasión o segunda ocasión y el ministerio de Jesús también por segunda ocasión.

Por lo tanto, estamos llamados también, como Elías escuchó bajo el silbo apacible la Voz de Dios, nosotros estar escuchando en el Día Postrero la Voz de Dios en ese silbo apacible en el Monte de Dios, el Monte de Sión, tipificado en el Monte Sinaí, allá fue un monte literal, acá es un monte espiritual que contiene las cosas que fueron hechas y habladas desde el Monte de Sión, desde Jerusalén, donde Cristo fue crucificado y donde descendió el Espíritu Santo sobre ciento veinte, y donde vino el primer mensaje de la Dispensación de la Gracia predicado por el apóstol San Pedro, y de ahí salió la ley y la Palabra del Señor para todas las naciones, la Palabra del Nuevo Pacto.

Es una bendición grande en este tiempo final escuchar la Voz de Dios en la Edad de la Piedra Angular, el silbo apacible que nos habla directamente a lo profundo de nuestra alma, de nuestro corazón, y nos restaura espiritualmente con Dios y a Dios, y nos coloca en el Reino de Dios, el Reino de Cristo con Vida eterna; esas personas son las ovejas que Él dijo que llamaría y juntaría en Su Redil, y dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este redil, las cuales también me conviene traer; y oirán mi Voz, y habrá un rebaño y un pastor.” Él es el buen pastor, Su Iglesia es el Rebaño, y Sus ovejas ¿quiénes son? Pues todos nosotros.

Yo escuché Su Voz, la Voz del Evangelio de Cristo y llegó a mi corazón y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, porque nació la fe de Cristo en mi corazón, en mi alma. ¿Y en quién más? En cada uno de ustedes también.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, que no ha escuchado la Voz de Cristo, la Voz del silbo apacible en la Edad de la Piedra Angular que es la Edad del silbo apacible, lo puede hacer en estos momentos, recibirlo como Salvador y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, por lo cual puede pasar acá al frente y oraremos por usted.

Y en cada nación y en cada ciudad de la República Mexicana, y en las demás naciones pueden venir también a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo. Por lo tanto pueden pasar acá al frente y estaremos orando por usted.

“Si alguno tiene oídos para oír oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Es la Voz del Espíritu Santo hablándole al Cristianismo, hablándole a las iglesias y por consiguiente a cada persona que vive en el planeta Tierra. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar (¿qué?) lo que se había perdido.” O sea, que vino a buscarme y a salvarme a mí. ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también. Por lo tanto, puede pasar acá al frente y estaremos orando por usted, los que todavía no han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador.

Dios tiene lugar en Su Reino para cada uno de ustedes que todavía no lo han recibido como Salvador, y tiene lugar también para los niños, pues Él dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.” Por lo tanto, los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo.

En las demás naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador.

Algún día se va a completar la Iglesia del Señor Jesucristo, y entonces Cristo saldrá del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, el Libro de los siete Sellos o sellado con siete Sellos en Apocalipsis, capítulo 5, versos 1 en adelante, y se cerrará la puerta de la dispensación de la Gracia, la puerta de la misericordia, porque ya Cristo no estará en el Trono del Padre como Sumo Sacerdote, estará como Juez de toda la Tierra, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, estará como el León de la Tribu de Judá. Pero todavía la puerta de la misericordia está abierta, recordando que Cristo dijo: “Yo soy la puerta, el que por mí entrare, será salvo.” (San Juan, capítulo 10, verso 9).

Él es la puerta del Reino celestial, del Reino de Dios, Él es la puerta que nos lleva a la Vida eterna, y Él es el camino que nos lleva a la Vida eterna, Él dice: “Yo soy el camino, la verdad, y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” San Juan, capítulo 14, verso 6; y en San Mateo, capítulo 7, verso 13 en adelante, dice que la puerta es angosta y el camino es angosto, el camino que lleva a la Vida eterna es angosto, y es Cristo; por lo tanto, es importante que tomemos el camino que nos lleva a la Vida eterna, que es Cristo nuestro Salvador, y entremos en la puerta angosta que es Cristo.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador, si falta alguno por venir, puede pasar al frente para que quede incluido en la oración que estaremos haciendo por todos los que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en su alma, pues la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación; y ahora es el momento de confesar a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador para salvación.

Cristo dijo: “Id por todo el mundo y predicad este Evangelio o el Evangelio a todo el mundo. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan simple como eso, San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.

Dios ha colocado delante del ser humano la Vida y la muerte, la bendición y la maldición, la Vida y bendición es Cristo nuestro Salvador. “Yo soy el camino, la verdad y la vida,” dice Cristo, “y nadie viene al Padre sino por mí.” San Juan, capítulo 14, verso 6.

Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede venir, y los que están en otras naciones también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Lo màs importante es la Vida eterna, no hay otra cosa mas importante para el ser humano, sin la Vida eterna usted no puede tener esperanza de vivir eternamente. ¿Y cómo puede tener la Vida eterna? Pues por medio de Cristo, el cual dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco y yo les doy Vida eterna, ” (San Juan, capítulo 10, versos 27 en adelante).

Usted solamente puede encontrar la Vida eterna en Jesucristo y recibirla a través de Jesucristo, no hay otra forma porque Dios le ha dado la exclusividad de la Vida eterna a Jesucristo, ninguna otra persona tiene la Vida eterna para impartirla a otras personas, solamente Jesucristo nuestro Salvador bajo el Nuevo Pacto que Él ha establecido con la casa de Israel y con la casa de Judá.

Es bajo el Nuevo Pacto que el ser humano puede obtener la Vida eterna; por eso en la última cena con Sus discípulos, Cristo partiendo el pan da a Sus discípulos, y dice: “Comed de él todos, porque este es mi Cuerpo.” Y tomando la copa de vino y dando gracias al Padre da Sus discípulos, y les dice: “Tomad de ella todos, porque esta es mi Sangre del Nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” San Mateo, capítulo 26, versos 26 al 29. Cristo es el Ángel del Pacto, y por eso vino en carne humana para establecer el Nuevo Pacto que Él prometió en Jeremías, capítulo 31, versos 31 al 36, donde dice:

“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá (dice).

No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos.”

Y recuerden que ese Pacto era la unión de Dios y el pueblo hebreo como se une un joven y una joven en el santo estado del matrimonio, así también es el Nuevo Pacto, por lo cual San Pablo dice: “Yo os he desposado como una virgen pura a Cristo.” Así ha desposado San Pablo a la Iglesia del Señor Jesucristo.

El Nuevo Pacto es un Nuevo Pacto de unión entre el ser humano y Cristo, entre Su Iglesia y Cristo, es un Pacto matrimonial espiritual de Cristo como el Esposo o Novio, y de Su Iglesia como Su Novia o Esposa, a través de la cual se estará reproduciendo en muchos hijos e hijas de Dios, los cuales recibirán el nuevo nacimiento, nacerán por medio de la manifestación de Cristo en Su Iglesia, y así nacerán en el Reino de Cristo como hijos e hijas de Dios, y eso es una Obra del Espíritu Santo en la vida de cada persona que recibe a Cristo como único y suficiente Salvador.

Eso es de lo que le habló Cristo a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan, verso 1 al 6, cuando le dice:“De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios,” así como nosotros para ver este reino terrenal tuvimos que hacer ¿qué? Nacer, el que no nació, pues no ha visto este reino terrenal donde vemos personas, vemos casas, vemos aviones, vemos autobuses, vemos automóviles, vemos edificios y así por el estilo, Nicodemo no comprendía y le pregunta: “¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo, entrar en el vientre de su madre y nacer?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.”

Nacer del Agua es nacer del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo, recibiendo el Espíritu Santo y así nace en el Reino de Cristo y puede ver, puede entender el Reino del Señor el cual está en la esfera espiritual cumpliéndose, manifestándose en la Iglesia del Señor Jesucristo. Recuerden que Cristo dijo a Sus discípulos: “No temáis manada pequeña porque al Padre le ha placido daros el Reino.”

Y ahora, oraremos por cada una de las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión, los que están presentes y los que están en otras naciones. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, y nuestros ojos cerrados, repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión:

Señor Jesucristo, nació Tu fe en mi corazón; creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.

Señor, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y sea producido en mí el nuevo nacimiento.

Quiero nacer en Tu Reino, Señor, sálvame, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador, por lo cual Él les ha recibido, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado.

Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible,” porque Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo,” aun el mismo Señor Jesucristo, cuando Juan predicaba y bautizaba en el Río Jordán allá en Judea, vino Jesús también para ser bautizado por Juan el Bautista, entró a las aguas del Jordán donde muchos estaban siendo bautizados por Juan, y cuando le llegó Su turno, Juan le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo Te bautice?” Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó y vino el Espíritu Santo sobre Jesús, y Dios dijo, una Voz del Cielo dijo, el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia, a Él oíd.” Si Cristo tuvo necesidad de ser bautizado por Juan, cuánto más nosotros.

El apóstol Pedro el Día de Pentecostés luego que predicó, y dice:

“A este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”

Como tres mil personas creyeron y fueron bautizadas. Y ahora, bien pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad.

El bautismo en agua no quita los pecados, es el bautismo en agua tipológico, el bautismo en agua es a la semejanza de la muerte de Cristo, la sepultura de Cristo y la resurrección de Cristo. Tan simple como eso; por eso la persona cuando recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo. Cuando es sumergido en las aguas bautismales por el ministro, está siendo sepultado tipológicamente, simbólicamente. Y cuando lo levantan de las aguas bautismales, está resucitando a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.

Tan sencillo como eso es el simbolismo del bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo; por eso en el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados ustedes que están aquí presentes que recibieron a Cristo como Salvador, y los que están en otras naciones y en estos momentos han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Jesucristo nuestro Salvador.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, el cual nos habla directamente a nuestra alma en cada ocasión.

Dejo al ministro aquí correspondiente, reverendo Emilio Cárdenas Flores, y en cada país y en cada ciudad dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma, y les indiquen a ustedes cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos. Con ustedes el ministro, reverendo Emilio Cárdenas Flores, y en cada nación, y en cada ciudad el ministro correspondiente.

Dios les bendiga y les guarde a todos.

“DIOS HABLANDO DESDE EL SILBO APACIBLE.”

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