Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; un saludo también para los amados hermanos de la congregación de Reinosa, y su pastor: el reverendo David Palacios, y a todas las congregaciones de esa región del noreste de la República Mexicana, deseándoles que el Señor Jesucristo los bendiga, prospere espiritualmente y materialmente, y produzca en ustedes un gran avivamiento para continuar creciendo en el trabajo de la Gran Carpa-Catedral, y que ponga en su corazón el deseo de dar un gran empujón en este proyecto de la Gran Carpa-Catedral. Y que sus metas sean tan grandes como su fe, recordando que en este tiempo no hay límites, excepto el límite que uno mismo se imponga, por lo cual tenemos confianza de que el 25 de diciembre su aportación será grande en la Tele-bendición, y de que sus metas y bendiciones serán multiplicadas.
También los invitamos a continuar trabajando en la obra misionera y evangelística, por la cual se lleva el Evangelio de Cristo por todos los lugares, y Cristo añade a Su Iglesia los que han de ser salvos; y también por el respaldo de AMISRAEL que le están dando, les agradezco grandemente; que Dios les bendiga y les guarde a todos, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.
Y ahora leemos una Escritura que se encuentra en Efesios, capítulo 1, versos 3 al 7, donde dice:
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,
que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo,
de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,
a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“ESCOGIDOS DESDE ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO,” ese es nuestro tema para esta ocasión.
“ESCOGIDOS DESDE ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO.”
El apóstol Pablo habló mucho acerca de la elección divina, de la predestinación ,y nos muestra que desde la fundación o desde antes de la fundación del mundo fuimos elegidos de Dios. La Escritura nos enseña que estábamos en Cristo, y que estamos en Cristo sentados en lugares celestiales con Él.
Él en una ocasión, encontramos que nos habló en el capítulo 12, verso 24 de San Juan, diciendo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, Él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”
Cristo es el grano de trigo, la simiente original, y el grano de trigo muriendo, es Cristo muriendo en la Cruz del Calvario por todos nosotros. Y Cristo luego reproduciéndose en una planta de trigo es el nacimiento de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Cuerpo Místico de Creyentes que viene de Cristo.
Como Eva vino de Adán, la Iglesia de Jesucristo viene de Cristo, el cual es el Segundo Adán, Cristo, y Su Iglesia es la Segunda Eva, para Cristo reproducirse en muchos hijos e hijas de Dios por medio de Su Iglesia; y esos son los granos de trigo que Cristo el grano de trigo a través de la planta de trigo que es Su Iglesia, traería a vida, y para el Día Postrero la gran cosecha del trigo, de los cuales Cristo en la parábola del trigo y la cizaña de San Mateo, capítulo 13, versos 30 al 43, explicando la parábola del trigo y la cizaña, dice que el trigo son los hijos del Reino, los hijos de Dios, y dice que el Hijo del Hombre es el que sembró la buena semilla, la buena simiente, o sea, el trigo.
Y ahora, nos habla que para el tiempo final se llevará a cabo la cosecha; también nos habla de la cizaña, representado en la cizaña los hijos del malo, los hijos del mundo, y dice que el que sembró la cizaña es el diablo. Todo eso tiene una trayectoria histórica, la cual encontramos desde el Génesis, lo que corresponde aquí en la Tierra desde el Génesis hacia acá; pero no vamos a tocar mucho acerca de esta parte histórica de la simiente de la cizaña, que son los hijos del malo, de los cuales Cristo dice que la cizaña la sembró el diablo.
Así que Cristo no creía como algunas personas piensan en algunos lugares, que dicen que todos los seres humanos son hijos de Dios. Cristo en la parábola del trigo y la cizaña dice que hay hijos de Dios y hay hijos del diablo, y nadie puede contradecir lo que Cristo dijo; y no solo eso, sino que hay otros lugares en el Evangelio según San Mateo, según San Marcos, según San Lucas y según San Juan y en las cartas apostólicas, que hablan de los hijos de luz que son los hijos de Dios y los hijos de las tinieblas que son los hijos del malo.
Pero lo importante no es discutir acerca de eso, es saber de qué simiente usted es, porque no es un asunto de ganar una discusión, sino de comprender que hay una simiente de Dios y una simiente del maligno, y que la simiente de Dios es identificada también en las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que las busque y les dé Vida eterna. Por lo tanto, la simiente de Dios, los hijos e hijas de Dios, escuchan la Voz de Dios; el mismo Cristo dijo: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye.” San Juan, capítulo 8, por el verso 47 al 48.
Y ahora, estos hijos de Dios son escogidos desde antes de la fundación del mundo, estaban en Cristo y de Cristo han venido, del segundo Adán, siendo que Cristo es el primogénito, dice: “El primogénito entre muchos hermanos.” Hebreos, capítulo 2, y por eso dice ahí en Hebreos, capítulo 2, versos 11 en adelante, dice:
“Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
diciendo:
Anunciaré a mis hermanos tu nombre,
En medio de la congregación te alabaré.
Y otra vez:
Yo confiaré en él.
Y de nuevo:
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.”
Los hijos que Dios le dio a Cristo, el segundo Adán, son los hijos e hijas de Dios que debió traer Adán y Eva por la Palabra creadora: hijos de Dios con Vida eterna. Pero por cuanto perdieron la Vida eterna al pecar, luego trajeron hijos con vida temporera a la Tierra, y dejó Dios para el Segundo Adán esos hijos e hijas de Dios, hijos elegidos, predestinados desde antes de la fundación del mundo, de los cuales en San Mateo, capítulo 18, dice hablando de ellos, capítulo 18, verso 10 al 14 de San Mateo:
“Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.”
Y ahora el Ángel, los ángeles de esos pequeños son los cuerpos angelicales de estos pequeños que siguen a Cristo, sus cuerpos angelicales, que son cuerpos espirituales que están en otra dimensión. Estos cuerpos espirituales los reciben cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, es bautizada en agua en Su Nombre y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y produce en la persona el nuevo nacimiento; estos elegidos de Dios tenían que pasar por esa dimensión antes de venir a la Tierra, pero por causa de la caída en el Huerto del Edén no pasaron a habitar en esos cuerpos angelicales antes de venir esas almas de Dios a habitar en la Tierra.
Pero Adán habitó primero en la dimensión del cuerpo espiritual, y después pasó a la dimensión terrenal en la cual Dios le creó un cuerpo del polvo de la tierra. El mismo Jesucristo también antes de venir a habitar en un cuerpo de carne, habitó en el cuerpo angelical conocido como el Ángel de Dios, el Ángel de Jehová, que aparecía a los profetas en el antiguo Testamento; y estando en el cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Dios, Él estuvo trabajando en y desde ese cuerpo angelical, por eso Él podía decir: “Antes que Abraham fuese, Yo soy.” San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58. Luego de habitar miles o millones de años en el cuerpo angelical, vino a la Tierra en un cuerpo de carne llamado Jesús, creado por Dios en el vientre de María.
Luego encontramos que el cuerpo angelical es la imagen de Dios, y ese cuerpo angelical de Jesucristo es la imagen del Dios vivente, y el cuerpo físico de Jesucristo es la semejanza física de Dios, porque en Jesucristo habitó la plenitud de la Divinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y ahora, Él nos lleva de regreso dándonos el cuerpo angelical estando nosotros en estos cuerpos físicos, y luego nos dará el cuerpo físico de carne glorificado, carne glorificada, cuerpo glorificado, como el cuerpo que Él tiene glorificado. Y así, vean ustedes, Él nos redime para llevarnos a obtener el cuerpo angelical y entonces ahí ya tenemos Vida eterna, es un cuerpo angelical eterno, ya nuestra alma tiene Vida eterna, y ahora lo que nos falta es solamente tener Vida eterna física, tener Vida eterna en un cuerpo físico, o sea, tener un cuerpo con Vida eterna, tener un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado que Cristo tiene.
Hablando de estos pequeños que sus ángeles ven el rostro de nuestro Padre celestial cada día, sigue diciendo:
“Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.”
Estas personas, estas almas de Dios, se habían perdido, y ahora han estado siendo restauradas a la Vida eterna y siendo colocados en el Cielo, siendo colocados en lugares celestiales.
Y ahora, podemos ver porqué San Pablo dice: “Nuestra ciudadanía está en los Cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, con el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” [Filipenses 3: 20 al 21].
La Venida del Señor a Su Iglesia en el Día Postrero es para la transformación de nuestros cuerpos, nosotros los que vivimos y permanezcamos vivos hasta ese momento; y para la resurrección de los muertos creyentes en Cristo, los cuales resucitarán en cuerpos eternos y glorificados; no en el mismo cuerpo que tenían, sino en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado como el cuerpo glorificado de Jesucristo, y nosotros seremos transformados; y entonces tendremos un cuerpo joven y eterno como el cuerpo eterno y glorificado que tiene Jesucristo nuestro Salvador.
Ese es el propósito de Dios para con Sus escogidos, para todos los hijos e hijas de Dios, para todos los descendientes de Dios; es para que todos seamos a Su imagen y a Su semejanza, para que todos seamos almas vivientes con cuerpos angelicales y cuerpos físicos glorificados; así como Dios tiene Su cuerpo angelical que es el Ángel del Pacto, y tiene Su cuerpo físico glorificado que es el cuerpo de Jesús glorificado. Tan sencillo como eso.
El cuerpo angelical de Dios es Su imagen, la imagen de Dios; y el cuerpo físico de carne glorificado es la semejanza física de Dios. Ahí tenemos a Dios con Su imagen y con Su semejanza, y así es para cada creyente en Cristo, cada creyente en Cristo, cada alma de Dios, con su imagen el cuerpo angelical y con su semejanza, el cuerpo físico que recibirá glorificado. Actualmente la semejanza física que tenemos es mortal, corruptible, temporera, pero vamos a tener un cuerpo eterno como Él lo programó desde antes de la fundación del mundo. Sigue diciendo:
“¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?
Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.”
No es la voluntad de nuestro Padre celestial que se pierda uno de estos pequeños, no es la voluntad de nuestro Padre celestial que se pierda uno de nosotros, la voluntad es que vivamos eternamente en cuerpos eternos, en cuerpos glorificados. Si vemos en Colosenses, capítulo 1, dice del verso 12 en adelante, dice:
“…con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo…”
O sea, nos libertó del reino de las tinieblas, del reino del maligno, y nos colocó en el Reino de Su Hijo, en el Reino de Jesucristo.
“…en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”
Y ahora vean cómo nos muestra que Jesucristo es la imagen del Dios invisible, Cristo en Su cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto es la imagen del Dios viviente, y en Su cuerpo físico de carne, el cual ya está glorificado, es la semejanza del Dios viviente.
“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”
Él es el primogénito, el primero, porque es el cuerpo angelical de Dios, la imagen del Dios invisible, lo primero visible de Dios, lo primero visible en toda la existencia.
“Porque en él fueron creadas todas las cosas…”
Antes de aparecer un planeta o un sistema solar, Cristo en Su cuerpo angelical o el cuerpo angelical de Cristo, surgió a existencia, salió de Dios, surgió de Dios; ese es el Hijo de Dios, ese es el Espíritu Santo, por eso Él decía: “Salí de Dios y vuelvo a Dios, salí del Padre y vuelvo al Padre.”
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”
Y ahora, toda la creación del mundo invisible y del mundo visible, todas las potestades, el mundo, los principados, las potestades, todos los dominios, todos estos Reinos espirituales donde los Arcángeles son sus líderes, como Miguel y Gabriel; el Arcángel Miguel tiene un poderoso ejército, es el Príncipe de todos ellos, o sea, su rey.
Gabriel también tiene su ejército y es el Príncipe del ejército que le corresponde, todos esos principados fueron hechos, creados, por Cristo en Su cuerpo angelical a través del cual Dios estaba manifestándose y hablando a creación todas las cosas. Por eso dice: “Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten.” Y también dice: “Todo fue creado por medio de Él y para Él.” Todo fue creado por medio de Él porque Él es el Verbo que era con Dios y era Dios, conforme a San Juan, capítulo 1, versos 1 al 18. “Sin Él nada de lo que creado, fue hecho. Todo fue hecho por medio de Él y para Él.”
En Hebreos, capítulo 1 el apóstol San Pablo nos dice, y vamos a leerlo para tener el cuadro claro aquí, Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”
Ahora vean, hablando de Cristo dice:
“…a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”
Dios hizo el universo por medio de Cristo en Su cuerpo angelical, que es el Verbo que era con Dios y era Dios, que es la imagen del Dios viviente, el cuerpo angelical de Dios; y por medio de Su cuerpo angelical Dios creó el universo completo, así como nosotros por medio de nuestro cuerpo físico fabricamos muchas cosas, hacemos comida, hacemos también casas, hacemos ropa, y así por el estilo, ¿cómo usted las hace? Por medio de su cuerpo físico que usted tiene, pero si usted que es alma viviente a través del espíritu que tiene usted, el cuerpo espiritual que obra usando el cuerpo de carne para llevar a cabo todas esas cosas físicas que usted lleva a cabo. Sigue diciendo:
“…el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia…”
Vean, la imagen misma de la sustancia de Dios es Cristo, Cristo en Su cuerpo angelical.
“…el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Está sentado a la diestra de Dios el cuerpo angelical, el cuerpo físico de Dios, o sea, Cristo con Su cuerpo físico glorificado está sentado en el Trono de Dios, y Dios, pues dentro de ese cuerpo angelical y de ese cuerpo físico glorificado.
Y ahora, continuando en Colosenses, dice capítulo… Colosenses, ahí dice, verso 18, [capítulo 1].
“…y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado
en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;
si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.”
Y ahora, podemos ver que en Él fueron creadas todas las cosas, verso 16:
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra…”
O sea, que cuando… antes de la fundación del mundo está Cristo en Su cuerpo angelical en el cual está Dios y comienza a crear todas las cosas, vean, Dios habla a través de Su cuerpo angelical que es el cuerpo angelical de Cristo, y las cosas vienen a existencia, porque en Él estaban creadas todas las cosas, así como en un grano de trigo está creada una planta de trigo con muchos granos de trigo aunque usted no la pueda ver, y así como en un huevo de gallina que ha venido por medio de la unión del gallo y de la gallina está creado un pollito, aunque usted no lo pueda ver, pero entra al proceso que corresponde para empollar ese huevo, para que nazca un pollito; y así en Cristo y de Cristo vienen todas las cosas creadas por Dios, por medio de Él y para Él.
Por lo tanto, todas esas personas que estaban en Él desde antes de la fundación del mundo, son los elegidos de Dios y son los que entrarían al Programa de la Redención para ser restaurados a la Vida eterna y por consiguiente a Dios, siendo reconciliados con Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador. De ellos habla el apóstol Pablo en Romanos, capítulo 8, versos 14 en adelante, ¿saben por qué San Pablo habló mucho de esto? Porque sabía mucho de esto, si no, no podía hablar de estas cosas. Dice el capítulo 8, verso 14 en adelante, dice:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”
Y los que son guiados por el Espíritu de Dios son los que han recibido a Cristo como Salvador, han sido bautizados en agua en Su Nombre y han recibido el espíritu de Cristo y son guiados por el Espíritu de Cristo, ese cuerpo espiritual angelical que cada creyente en Cristo recibe y tiene, y esa es la imagen de Dios que tiene cada creyente en Cristo.
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Por el cual clamamos: “Abba,” que significa, ¿qué? “Padre.” Abba – Padre.
Y ahora, por medio del Espíritu de adopción del cuerpo angelical que recibimos ahora clamamos a Dios, oramos a Dios en el Espíritu y Dios nos escucha, aunque todavía no tenemos el cuerpo físico porque ese lo recibiremos en la adopción física, pero ya recibimos la adopción espiritual al recibir el cuerpo espiritual, cuerpo angelical, ese es el Espíritu Santo en cada creyente. Sigue diciendo:
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Y ahora la promesa es, la meta es: ser glorificados, tener un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, como el que tiene Jesucristo nuestro Salvador, y joven para toda la eternidad. “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
La gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse, es al recibir el cuerpo glorificado, y en ese cuerpo vamos a ser bendecidos, a ser Reyes y Sacerdotes en el Reino del Mesías.
“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.”
Esa manifestación de los hijos de Dios, que es la adopción, la manifestación de los hijos de Dios al ser glorificados, la manifestación de los hijos de Dios como hijos de Dios en cuerpos eternos, cuerpos inmortales, cuerpos glorificados; y así estaremos manifestados como hijos e hijas de Dios; y eso será un nacimiento en otro cuerpo, cuerpo eterno y glorificado; pero será tan rápido que ni nos daremos cuenta. Es una resurrección, de muerte de un cuerpo físico, mortal, en y a un cuerpo inmortal, eterno, glorificado, para los que ya partieron, pues ya tienen un lapso de tiempo entre el tiempo en que murieron y el tiempo que han de resucitar en un nuevo cuerpo.
“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.”
Cuando tengamos el cuerpo físico glorificado habremos obtenido la libertad o la liberación física.
“Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
La adopción de los hijos e hijas de Dios es la redención del cuerpo, lo cual es la glorificación, la transformación de nuestros cuerpos para tener cuerpos eternos, inmortales, cuerpos glorificados y jóvenes para toda la eternidad. Por eso el apóstol San Pablo nos dice en Efesios, capítulo 4, verso 30:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”
Hemos sido sellados con el Espíritu Santo, hemos recibido el Espíritu Santo, el cuerpo angelical, para el día de la Redención, o sea, la primera parte de la redención la recibimos de la adopción del cuerpo angelical y nos falta la segunda parte, el segundo cuerpo que es físico, glorificado, como el cuerpo físico glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y fuimos escogidos por Dios desde antes de la fundación del mundo para ese propósito. No es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Hijos e hijas de Dios, elegidos, escogidos desde antes de la fundación del mundo: Que las bendiciones de Dios, el Ángel del Pacto, la bendición de Dios por medio del Ángel del Pacto, Cristo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y nos bendiga espiritualmente y materialmente y nos use grandemente en Su Obra en Su Reino, y nos prepare para esa gloriosa manifestación de los hijos e hijas de Dios en cuerpos eternos y glorificados, nos prepare para ese glorificación, para la transformación y luego el rapto o arrebatamiento de todos los hijos e hijas de Dios, en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Y ahora, el llamado a través de la predicación del Evangelio de Cristo, es el llamado a las ovejas del Señor, Él dijo :“Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen y Yo les doy Vida eterna.” Por eso dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Yo escuché Su Voz y lo recibí como mi Salvador, y Él me salvó y me colocó en Su Reino que está en la esfera espiritual en la Tierra, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo, pero nació la fe de Cristo en su alma al recibir y escuchar la predicación del Evangelio de Cristo en esta ocasión, puede recibirlo como su Salvador en estos momentos.
La fe viene por el oír la Palabra, y ya usted la escuchó, y con el corazón se cree para justicia, y usted ya está creyendo en Cristo; y ahora, con la boca se confiesa para salvación, y ahora tiene la oportunidad de confesar a Cristo como su único y suficiente Salvador para la salvación de su alma, por lo cual puede pasar acá al frente y estaremos orando por usted en esta ocasión, y los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo por los que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador.
Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador. En todos los países, niños y adultos; niños, jóvenes y adultos pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador.
Lo más importante para el ser humano es la Vida eterna, por lo cual Cristo dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” (San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28).
Cuando se habla de salvación, encontramos que se habla de salvación para el alma, porque el ser humano es alma viviente, el espíritu de la persona es un cuerpo espiritual de otra dimensión y el cuerpo físico es un cuerpo de esta dimensión terrenal, pero el alma ha venido de Dios, el alma es lo que usted en realidad es, y estábamos en Dios eternamente. Así como Cristo vino de Dios, nosotros hemos venido de Dios a través de Cristo nuestro Salvador.
El ser humano hace muchas decisiones en este mundo, unas sin importancia y otras muy importantes, pero ninguna de esas decisiones lo coloca en la Vida eterna, excepto una, y esa es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, no hay otra decisión en la vida que lo coloque en la Vida eterna; por esa causa recibir a Cristo como Salvador es Vida eterna, es un asunto de Vida eterna creer en Cristo y recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador, dando testimonio público de nuestra fe en Cristo, de la fe de Cristo en nosotros.
Nuestra vida aquí en la Tierra es muy corta, 70 a 100 años normalmente, y eso es muy poco tiempo para nuestra alma; queremos la Vida eterna que Él nos ha prometido a través de Cristo, para lo cual nos envió a vivir en esta Tierra para escuchar Su Evangelio, creer y recibirlo como nuestro Salvador y ser rociados con la Sangre de Cristo, y ser limpios de todo pecado; ese es el Programa Divino para la Vida eterna que cada ser humano desea obtener, no hay otra forma para obtener la Vida eterna, excepto a través de Jesucristo.
El que se hable de la Vida eterna en la Palabra de Dios nos indica que todo ser humano tiene la oportunidad de recibirla; por eso dice: “Dios nos ha dado Vida eterna y esta Vida está en Su Hijo; el que tiene al Hijo, tiene la Vida; el que no tiene al Hijo, no tiene la Vida, no tiene la Vida eterna.” Y la buena noticia es que Dios nos ha dado Vida eterna; y todo esto a través de Cristo. De eso es que nos habla Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13.
Y ahora, siendo que Jesucristo tiene la exclusividad de la Vida eterna y que Dios da Vida eterna al ser humano a través de Cristo, entonces todos necesitamos a Cristo, pues todos deseamos vivir eternamente.
Si esta vida terrenal es tan buena, cómo será vivir en un cuerpo eterno y glorificado como el de Jesucristo.
Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, para lo cual vamos a estar puestos en pie, los que están en otras naciones también puestos en pie. Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo puede venir para que quede incluido en la oración que estaremos haciendo.
Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y nuestros ojos cerrados, repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo en el cual podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Señor, Te ruego, Señor, me recibas, doy testimonio público de mi fe en Ti, Señor, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador; Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente. Sálvame Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Cristo les ha recibido en Su Reino, perdonó vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible.” Porque Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” “¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Bien pueden ser bautizados, por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón.
El bautismo en agua es tipológico, pero es un mandamiento del Señor Jesucristo, el mismo Jesucristo cuando Juan el Bautista estaba predicando en Judea y bautizando en el río Jordán, fue a donde Juan estaba, entró a las aguas del Jordán, y cuando Juan lo ve entrar al igual que las demás personas que entraban a las aguas del Jordán para ser bautizados por Juan, cuando ve a Jesús que llega, él le dice: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mi para que yo Te bautice?” Y Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y Juan entonces lo bautizó y el Espíritu Santo vino sobre Jesús, y el Padre dijo: “Éste es mi hijo amado, en quien tengo contentamiento,” así también nos conviene cumplir toda justicia a nosotros. Si Cristo tuvo necesidad de ser bautizado, cuánto más nosotros.
Y ahora, el apóstol Pedro predicando, cuando le peguntan los que creyeron: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” Eso fue el Día de Pentecostés, en el capítulo 2 del libro de los Hechos, versos 14 en adelante.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
Por lo tanto, es para todos nosotros también la promesa del Espíritu Santo; y por esa causa primeramente el apóstol Pedro dice: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” Primero ser bautizados y después Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego.
Cuando Juan predicaba y vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,” y también dijo: “Este es el que bautiza con Espíritu Santo y Fuego.” Juan decía: “Yo los bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene después de mí es el que bautiza con Espíritu Santo y Fuego.” Y cuando lo vio dijo: “Este es el hombre que bautiza con Espíritu Santo y Fuego.” Para lo cual se predica el Evangelio, se da la oportunidad de recibir a Cristo como Salvador y ser bautizados en agua en el Nombre de Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así nace del Cielo porque el nuevo nacimiento es del Cielo, así nace en el Reino de Dios, el Reino de Jesucristo el Hijo de Dios.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad.
En el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, porque el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. En el bautismo en agua en el Nombre del Señor se representa la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, por eso somos identificados con Cristo en el bautismo en agua en Su muerte, sepultura y resurrección.
Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo. Y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente, simbólicamente, está siendo sepultado. Y cuando es levantado de las aguas bautismales, está resucitando a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan sencillo como eso es el simbolismo del bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; ustedes que están presentes y los que están en otras ciudades de la República Mexicana o en otras naciones. Dejo al ministro en estos momentos, reverendo Jesús García López, para que les indique cómo hacer para ser bautizados; y en cada nación y en cada lugar que está en estos momentos escuchando, dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.
Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
“ESCOGIDOS DESDE ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO.”