El corazón del pueblo dispuesto a caminar en la voluntad de Dios

Muy buenas noches, amables amigos y amigas presentes, hermanos y hermanas. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes. Y también sobre los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones.

Para esta ocasión hemos de leer un pasaje muy importante en la Escritura que nos habla el Señor Jesucristo en San Juan, capítulo 4, verso 19, en adelante, hablando Cristo con la mujer samaritana, la mujer le dice:

“Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.

Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.

Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.

Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.

Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.”

“Yo soy, el que habla contigo…”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“EL CORAZÓN DEL PUEBLO DISPUESTO A CAMINAR EN LA VOLUNTAD DE DIOS.”

Dios desea que el pueblo tenga un corazón dispuesto para caminar en la voluntad de Dios, es lo que sucedió en el tiempo de Moisés y también en el tiempo de Josué.

Vean aquí en Éxodo, capítulo 24, verso 15, 18 y 24, dice… Éxodo, *verso 3 (y *verso 7) vamos a leer primero, dice:

“Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho.”

Y luego el verso 7, dice de este mismo capítulo 24 del Éxodo:

“Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos (así es como Dios quiere que el pueblo piense, hable y haga).

Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.”

Y ahora, leeremos lo que fue hablado en el tiempo de Josué. Capítulo 24, verso 15 primero, dice Josué hablándole al pueblo… 14 en adelante:

“Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová.

Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses.”

Y luego, el verso 18, nos dice:

“Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios.”

Luego el verso 24, dice… del 23 al 25, dice del mismo capítulo 24 de Josué:

“Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel.

Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos.

Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem.”

Y ahora, vean cómo el pueblo al escuchar la Voz de Dios por medio de Josué en este pasaje que les leí, y anterior en los pasajes que les leí (el pasaje que les leí de Moisés alla´en el Éxodo), el pueblo cuando escuchó la Palabra de Dios en la boca de Moisés; y luego, más adelante en la boca de Josué, dijeron: “A Jehová serviremos.”

El pueblo de Dios está llamado a servir a Dios de todo corazón, dispuesto a caminar en la voluntad de Dios, de trabajar en todo proyecto divino correspondiente a cada etapa del pueblo de Dios en donde Dios señala lo que debe hacer el pueblo.

Y ahora el pueblo puede servir a Dios a través de la trayectoria del Programa Divino en medio del pueblo de Dios en el Nuevo Pacto, en donde la trayectoria de la Iglesia ha sido desde la tierra de Israel, Asia Menor, Europa y el continente Americano. Esa ha sido la trayectoria de la Iglesia del Señor y hemos visto que millones de seres humanos han servido al Dios de Israel bajo el Nuevo Pacto en medio del Cristianismo.

Y ahora para nuestro tiempo hemos llegado a la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa más gloriosa de todos los tiempos donde hay mucho trabajo en medio de la Iglesia del Señor, hay mucho trabajo en la Obra del Señor en donde todos estamos llamados a estar sirviendo a Dios con un corazón bien dispuesto para hacer la voluntad de Dios; para lo cual tenemos que conocer cuál es la voluntad de Dios para nuestro tiempo.

Por lo tanto, el pueblo de Dios en nuestro tiempo llegará a la etapa más gloriosa donde recibirá la fe para ser transformado cada creyente en Cristo y así tener el cuerpo eterno y glorificado que Dios ha prometido para todos los creyentes en Cristo; y para los que ya murieron físicamente, pues la resurrección en cuerpos eternos.

Para nuestro tiempo está profetizada una Gran Carpa-Catedral que ha de aparecer en medio de los creyentes en Cristo; y el territorio en donde se tendrá que cumplir será el territorio donde la Obra de Dios este siendo llevada a cabo en la etapa final, la etapa de la Edad de la Piedra Angular que corresponde a un territorio; así como la primera edad de la Iglesia entre los gentiles corresponde a Asia Menor, la segunda, tercera, cuarta y quinta edad corresponde a Europa, la séptima edad de la Iglesia gentil corresponde a Norteamérica, y la Edad de la Piedra Angular corresponde a la América Latina y el Caribe.

Así como hubo una labor en cada etapa de la Iglesia, cada etapa pasada, hay una labor grande en nuestro tiempo, de predicación del Evangelio de Cristo, de llamamiento a las personas para recibir a Cristo como Salvador, de construcciones también, iglesias, edificios donde congregar al pueblo y una Gran Carpa-Catedral, que aparecerá al final, que aparecerá en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo.

La aparición de esa Gran Carpa-Catedral en el Día Postrero, será una bendición grande para la Iglesia del Señor Jesucristo y de ayuda para toda la humanidad, será un tiempo muy glorioso en donde la presencia de Dios, la gloria de Dios estará en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y en palabras más claras, la gloria del Señor regresará a Su Iglesia en el Día Postrero; y luego la gloria de Dios va a regresar al pueblo hebreo. Regresará a Jerusalén donde estuvo en los días del rey Salomón, porque la gloria de Dios entró al tabernáculo o templo, al templo que construyó el rey Salomón, así como entró al tabernáculo cuando Moisés lo construyó con el pueblo y lo dedicó a Dios. Donde esté el Arca del Pacto, ahí estará la gloria de Dios, y por consiguiente la bendición de Dios.

Hubo una ocasión en que el Arca del Pacto la tomaron en una guerra los filisteos y la tuvieron un tiempo, pero por cuanto ellos no servían a Dios le vinieron muchas enfermedades… o le vino una enfermedad, muchos problemas; la devolvieron, fue llevada de regreso al pueblo hebreo y en una era o hacienda de un hombre justo fue colocada, él le hizo el lugar y allí estuvo muchos años y fue bendecida esa persona, fue prosperada porque allí estaba el Arca del Pacto donde está la gloria de Dios, y donde está la gloria de Dios estará el Arca del Pacto, y donde esté el Arca del Pacto estará la bendición de Dios. El Arca del Pacto tipifica a Cristo, donde esté el Arca del Pacto, Cristo, ahí está la bendición de Dios. Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (San Mateo, capítulo 28, verso 20).

De edad en edad Cristo ha estado en medio del Cristianismo, en medio de Su Iglesia; y donde Él esté, en la edad que Él esté, la edad que esté vigente, ahí está la bendición de Dios, porque ahí está la presencia de Dios, la gloria de Dios, la gloria de Dios por medio del Espíritu de Dios; ahí estará Cristo, el Espíritu Santo y eso es la gloria de Dios en medio de Su Iglesia, y en medio por consiguiente de Su pueblo, Su pueblo de corazón dispuesto para caminar en la voluntad de Dios.

Y ahora, para nuestro tiempo así como se ha movido de una edad a otra edad, Cristo el Espíritu Santo, el Arca del Pacto, y ha estado la bendición de Dios en cada edad, ahora está la bendición de Dios en la Edad de la Piedra Angular (tan sencillo como eso), la Edad que nos ha tocado a nosotros en la América Latina y por consiguiente incluyendo el Caribe, y por consiguiente ahí es donde está el pueblo de corazón bien dispuesto para caminar en la voluntad de Dios.

Y ahora, ¿cuál es ese pueblo? ¿Dónde está? Somos nosotros. Por lo tanto, caminaremos en la voluntad de Dios sirviendo a Dios en espíritu y en verdad todos los días de nuestra vida, y estaremos trabajando en la Obra del Señor correspondiente a nuestro tiempo.

Y como señal para el final de la Iglesia del Señor Jesucristo en la Tierra, porque serán resucitados los muertos en Cristo y los vivos serán transformados en el Día Postrero, como señal grande aparecerá una Gran Carpa-Catedral que será construida por lo creyentes en Cristo del Día Postrero que tendrán un corazón bien dispuesto, para caminar en la voluntad de Dios trabajando en el Programa Divino para el Día Postrero.

Así como hubo una construcción de un tabernáculo en medio del pueblo hebreo allá en el desierto en los días de Moisés, donde la gloria de Dios vino y se colocó en ese tabernáculo y moró en medio de los dos querubines de oro que estaban sobre el propiciatorio del Arca del Pacto. El propiciatorio viene a ser la tapa del Arca y en donde el sumo sacerdote rociaba la sangre de la expiación; luego cuando Salomón construyó el templo también vino cuando lo dedicó a Dios, vino la presencia de Dios, la gloria de Dios y habitó en ese templo. En ambas ocasionases los sacerdotes no podían ministrar, porque la gloria de Dios estaba dentro del templo; la presencia de Dios estaba en esa Columna de nube, y ellos no podían ministrar.

Para el Día Postrero la gloria de Dios estará en toda Su plenitud en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular; porque la etapa de la Edad de la Piedra Angular en la Iglesia del Señor, la cual es un templo espiritual, la Edad de la Piedra Angular corresponde al Lugar Santísimo, del templo que construyó Salomón, el rey Salomón, y el tabernáculo que construyó el profeta Moisés.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es el nuevo Templo en la dispensación de la Gracia, un Templo de seres humanos construidos con piedras vivas, seres humanos como dice San Pedro en Primera de Pedro, capítulo 2, versos 4 al 10; dice que somos piedras vivas, para ser un Templo santo en el Señor. Por lo tanto, con esas piedras vivas es que Cristo está construyendo Su Templo espiritual; y Cristo es la principal Piedra del Ángulo, Cristo es la Piedra Angular.

Por lo tanto, conscientes de que somos parte de ese Templo espiritual, de ese pueblo celestial que su ciudadanía como creyentes en Cristo es celestial porque el nuevo nacimiento es del Cielo, no es terrenal; el nacimiento físico que tenemos es terrenal, y por eso nuestro nombre del nacimiento físico está escrito en el país donde hemos nacido, y en la ciudad donde hemos nacido ahí está registrado nuestro nombre como ciudadano de esa ciudad y de ese país. Pero por cuanto el nuevo nacimiento es del Cielo nuestro nombre está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Tan sencillo como eso.

Y ahora, podemos comprender porqué San Pablo, en Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21, dice que: “Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, con el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

O sea, que Él tiene el poder para hacer esa transformación; y por consiguiente todos venir a ser a imagen y semejanza de Cristo. Y al recibir el Espíritu de Cristo tenemos la imagen de Cristo, la imagen de Dios que es el cuerpo angelical, y tendremos la semejanza física que es el cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Esto es para el pueblo que tiene un corazón dispuesto para caminar en la voluntad de Dios, por lo tanto ese pueblo que tiene ese corazón dispuesto para caminar en la voluntad de Dios, tendrá la bendición más grande que Dios dará en el Día Postrero, que será la trasformación del cuerpo estando vivos para ser a imagen y semejanza plena de Cristo nuestro Salvador y ser jóvenes para toda la eternidad, representando de 18 a 21 años de edad.

Por lo tanto, firmes en nuestra fe y esperanza, adelante trabajando en el Programa Divino correspondiente a este tiempo final, sirviéndole todos los días de nuestra vida, caminando en Su Programa en el tiempo que nos ha tocado vivir, caminando en Sus leyes, en Sus estatutos, en Sus preceptos, caminando en Su Palabra, caminando en Su voluntad.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo para caminar en la voluntad de Dios todos los días de su vida, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted, para lo cual puede pasar acá al frente y oraremos por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado y sea bautizado en agua en Su Nombre y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en usted el nuevo nacimiento; y así venga a formar parte del pueblo dispuesto a caminar en la voluntad de Dios en este tiempo final.

Vamos a dar unos minutos mientras pasan al frente aquellas personas que todavía no han recibido a Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado.

Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador, pues Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí; y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Vamos a dar unos minutos para que así tengan la oportunidad de venir a los Pies de Cristo los que todavía no lo han hecho, pues Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad y los está llamando en este tiempo final.

Lo más importante para el ser humano es la Vida eterna, la Vida eterna solamente la podemos obtener a través de Cristo nuestro Salvador, pues la exclusividad de la Vida eterna la tiene Jesucristo; por eso es que la Escritura en Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13, dice: “Dios nos ha dado Vida eterna; Dios nos ha dado Vida y esta Vida está en Su Hijo (o sea, en Jesucristo). El que tiene al Hijo, tiene la Vida; el que no tiene al Hijo (o sea, al Hijo de Dios, a Jesucristo) no tiene la Vida.” O sea, no tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporera que se le va a terminar y no sabe cuando se le va a terminar; y si uno no sabe cuando se le va a terminar la vida física uno está en angustia porque luego no sabe hacia donde va.

Pero cuando la persona recibe a Cristo como Salvador sabe de dónde vino, sabe porqué está en la Tierra, y sabe hacia dónde va cuando muera físicamente; sabe que ha venido del Cielo por un propósito divino, y sabe que está aquí en la Tierra para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, creer, recibirlo como Salvador y así ser rociados con la Sangre de Cristo, limpiado de todo pecado, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor, y Cristo bautizarlo con Espíritu Santo y Fuego y producir en la persona el nuevo nacimiento; y así la persona nace del Cielo y así su ciudadanía es celestial, la del nuevo nacimiento; la del cuerpo físico es terrenal y por eso tiene su nombre registrado aquí en la Tierra y cuando muere, entonces colocan su nombre como persona que murió.

Y ahora, en el Cielo estará siempre nuestro nombre escrito; porque los que son del Cielo esa muerte en el Cielo no existe, solamente es Vida eterna; aquí sí, para el que nace en la Tierra, el nacimiento terrenal, luego viene la muerte física y aparece que vivió, pero luego murió.

Estamos aquí en la Tierra por un propósito divino y es para obtener la Vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Salvador; por eso la buena noticia para los creyentes en Cristo es la que dice Juan; en esa lectura de Primera de Juan, capítulo 5, versos 10 al 13, dice que tenemos Vida eterna, esa es la buena noticia para los creyentes en Cristo. Cuando se acaba esta vida temporera, tenemos la Vida eterna para seguir viviendo en el Reino de Dios; por lo tanto tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno para poder vivir eternamente, ¿dónde? En Su Reino.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador, de todas las decisiones que el ser humano hace ninguna le coloca en la Vida eterna, excepto una, y es recibir a Cristo como único y suficiente Salvador, esa es la decisión más grande que un ser humano puede hacer, porque es la que le coloca en el Reino de Dios, le coloca en la Vida eterna.

Con nuestras manos levantadas al Cielo, y nuestros ojos cerrados, los que están presentes y los que están en otras naciones repitan conmigo esta oración que estaremos haciendo:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Tu primera Venida, y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; creo Señor en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.

Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer de nuevo, quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino. Sálvame, Señor. Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Recuerden que Juan el Bautista, dijo hablando de Jesús: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,” y también dijo: “Él es el que les bautizará con Espíritu Santo y Fuego.” Por lo tanto, el único que puede bautizar con Espíritu Santo y Fuego es Jesucristo, y el único que puede perdonar nuestros pecados es Jesucristo, y el único que nos puede dar Vida eterna es Jesucristo. No hay otro Salvador, hay UNO y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.

En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, porque el bautismo en agua es tipológico, a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales a la persona, tipológicamente es la persona sepultada; pero cuando la persona recibe a Cristo muere al mundo; cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales es sepultada tipológicamente, simbólicamente, y cuando lo levanta de las aguas bautismales, resucita, ha resucitado a la Vida eterna. Ese es el simbolismo del bautismo en agua a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo.

Conociendo el simbolismo del bautismo en agua y conscientes de que el agua no quita los pecados sino la Sangre de Cristo, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Jesucristo nuestro Salvador.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos y dejo con ustedes al ministro para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y para los que están en otras naciones dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.

Que Dios les bendiga y les guarde y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL CORAZÓN DEL PUEBLO DISPUESTO A CAMINAR EN LA VOLUNTAD DE DIOS.”

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