Cristo revelado a través de la trayectoria de la raza humana

Muy buenos días amables amigos, hermanas y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.

Para esta ocasión como les hemos prometido, tendremos también un corto video, un documental sobre el almuerzo con la comunidad judía y también un corto video sobre la invitación o de la invitación que le fue hecha al Gran Rabino para estar con nosotros en la dedicación de la Gran Carpa-Catedral. Ahí vamos a verlo, así que vamos a pedirle a los que están en los controles, allá en el control para el satélite, pueden pasar ya ambos videos y luego continuaré con ustedes.

[Proyección del documental]

Ya vieron cómo están las cosas en el Programa Divino y ya estamos invitando a las personas aunque todavía no está terminado el trabajo, el proyecto de la Gran Carpa-Catedral, pero ya, pues vamos invitando a las diferentes personas y personalidades, y sobre todo a Jesucristo, que es el personaje más importante, el cual no puede faltar en ese lugar.     Para el próximo domingo tendremos otro video corto también de las actividades que se llevaron a cabo allá en Colombia, a las cuales nos acompañó el Gran Rabino de Israel, Yona Metzger y también el gran Rabino de Turín, Rabino Eliau Bilbaum, el cual fue también el intérprete o traductor.

Así que ya tenemos esas personas invitadas, y esperamos que pronto esté levantada la Gran Carpa-Catedral. Todos estaremos esforzándonos, orando a Dios y colaborando en todo, los de todos los países, y esperamos que pronto ya esté levantada esa Gran Carpa-Catedral.

Busquemos en nuestras Biblias en Hebreos, capítulo 13, verso 8, y Apocalipsis, capítulo 1, verso 10, capítulo 21, verso 6 y capítulo 22, verso 13. Dice:

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”     

Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos; y Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11 dice Juan el apóstol:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,     

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.”     

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “CRISTO REVELADO A TRAVÉS DE LA TRAYECTORIA DE LA RAZA HUMANA.” 

Cristo revelado a través de la trayectoria de la raza humana. Cristo: tenemos que saber quién es Cristo, tenemos que saber cómo se ha revelado; y tenemos que conocer o saber cuál es la trayectoria de la raza humana desde Adán hasta nuestro tiempo, y por lo tanto, obtendremos el conocimiento de la forma en que Cristo ha estado en la Tierra en medio de la raza humana desde Adán hasta nuestro tiempo.

Cristo, ¿quién es? es el Ángel del Pacto. Cristo significa: Ungido, Mesías; y el Cristo, el Mesías, el Ungido, es nada menos que el Verbo que era con Dios y era Dios, del cual San Juan nos habla en el capítulo 1, verso 1 en adelante, donde dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”

¿Y qué y quién es el Verbo? El Verbo, la Palabra, es nada menos que el Ángel del Pacto, el cual libertó a Israel a través del profeta Moisés. Es el mismo que creó al ser humano, primero en un estado angelical, cuerpo angelical, y luego más adelante le dio el cuerpo físico creado del polvo de la tierra conforme a Génesis, capítulo 1 y capítulo 2. Capítulo 1, verso 26 al 28 y capítulo 2, verso 7, porque Dios creó al ser humano a Su imagen, que es el cuerpo angelical, y a Su semejanza, la semejanza física, que es el cuerpo físico de carne que le ha dado a Adán y a Eva allá en Génesis, capítulo 2, verso 7.

Porque la semejanza física de Dios sería un cuerpo de carne que nacería a través de una virgen judía descendiente del rey David, y cuando apareciera en la Tierra, sería Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros, “porque he aquí que la virgen concebirá y dará a luz un niño, un hijo, y se llamará Su Nombre Emanuel” que traducido, pues es Dios con nosotros, eso está en Isaías, capítulo 7, verso 14, y luego en San Mateo, capítulo 1, versos 17 al 23.

Un niño nacería, eso sería el Verbo que se haría carne, se haría hombre de esta dimensión terrenal, el mismo que creó al ser humano en el Huerto del Edén, el mismo que le habló al ser humano (le dijo que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que comiera, ese día moriría), el mismo que todos los días le aparecía a Adán en el Huerto del Edén, y tenía compañerismo con Adán y Eva en el Huerto del Edén, el mismo que no abandonó al ser humano allí en el Huerto del Edén cuando pecó, sino que lo buscó y lo llamó y le dice: “Adán, ¿dónde estás tú?” No abandonó al ser humano.

Al pecar Adán y Eva, luego fueron recibidos en misericordia y le fueron dadas vestiduras de pieles de un animalito, de oveja, un animalito que tuvo que morir; el mismo Dios hizo ese sacrificio por Adán y Eva, les dio pieles para cubrir la desnudez de Adán y Eva.     Ese es nada menos que Dios en Su cuerpo angelical, el cuerpo angelical llamado el Verbo que era con Dios y era Dios; es también llamado el Ángel de Dios, el Ángel del Pacto, del cual en el Libro del Éxodo se nos habla en el capítulo 23, verso 20 al 23, dice:

“He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él (¿dónde está el Nombre de Dios? En Su Ángel, el Ángel del Pacto).     

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.     

Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”     

Ahí tenemos al Ángel que libertó al pueblo hebreo a través del profeta Moisés, y ese Ángel en Éxodo, capítulo 3, dice a Moisés: “Yo Soy el Dios de tu padre (o sea, Amram el padre de Moisés), el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” allí en aquella Luz, en aquella Columna de Fuego, estaba Dios hablándole a Moisés, porque vino para llamar y enviar a Moisés para Dios por medio de Moisés libertar al pueblo hebreo que estaba esclavo en Egipto por unos cuatrocientos treinta años.

Pues Dios había prometido a Abraham en el capítulo 15 del Génesis, versos 12 al 18, que su descendencia sería esclava en una tierra ajena, y a la nación a la cual servirían, Dios la castigaría con mano fuerte, Dios los libertaría con mano fuerte, y los sacaría con gran riqueza y los llevaría a la tierra prometida, a la tierra de Canaán.

Dios y el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, ¿qué relación hay entre ellos? Es un misterio, porque el Ángel lo encontramos diciéndole a Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” y en diferentes ocasiones en que apareció el Ángel de Dios, por ejemplo a Manoa, el padre de Sansón, para darle la promesa de que Manoa y su esposa tendrían un hijo, y vendría a ser ¿quién? Sansón, el mismo que también le apareció a Jacob en el capítulo 32, versos 24 al 32 del Génesis, y Jacob luchó con ese Ángel y no lo soltó hasta que recibió la bendición de Él, y luego Jacob le dice, quería conocer el Nombre de Él, pero no le fue permitido saber el Nombre del Ángel, y luego Jacob dice: “Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”

Manoa, en el capítulo 13 de Jueces, también quiso conocer el Nombre del Ángel, pero el Ángel le dice: “¿Por qué preguntas por mi Nombre, el cual es Admirable?” y no le reveló el Nombre, a Moisés sí le reveló el Nombre en el Éxodo, capítulo 3, versos 13 al 15, cuando le dice Moisés a Dios: “Llego yo a los hijos de Israel y les digo: el Dios de vuestros padres me ha aparecido, me ha enviado a vosotros, si ellos me preguntan cuál es Su Nombre, ¿qué les responderé?” Dios le dice: “Les dirás: Yo Soy el que Soy, Yo Soy me envió a vosotros.” Le dice, le revela cuál es Su Nombre: Yo Soy el que Soy, “y les dirás: Yo Soy me envió a vosotros. Este es mi memorial para siempre.”

A Moisés le fue revelado el Nombre; a Abraham y los demás, dice el mismo Ángel de Dios que no le había sido dado a conocer el Nombre que le estaba siendo dado a conocer a Moisés. Capítulo 6, verso 2 en adelante dice:

“Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ.”     

Esta es la traducción que tenemos en esta Biblia, en otras traducciones no se usa el nombre Jehová, pero tenemos esta traducción así, por lo tanto, esta versión así entonces la leemos:

“Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.”

Ahora, bajo el nombre Yo Soy, o Yo Soy el que Soy, no se había dado a conocer ni a Abraham ni a Isaac ni a Jacob, y ahora a Moisés sí se da a conocer, se revela a Moisés y le revela Su Nombre. El que está hablando con Moisés es el Ángel del Pacto, el Ángel de Dios, ¿y por qué se identifica como Dios? Porque es Dios en Su cuerpo angelical, es el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, porque un espíritu es un cuerpo de otra dimensión.

Y siendo la imagen del Dios viviente, es el cuerpo angelical del Dios viviente, a través del cual Dios creó los Cielos y la Tierra, y creó también al hombre sobre la Tierra. Es llamado el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, y sin Él nada de lo que ha sido creado fue creado, todas las cosas por Él fueron hechas.

Es importante saber, conocer quién es Cristo, para así poder conocer la revelación de Cristo a través del tiempo, a través de las diferentes etapas de la raza humana. En una ocasión, encontramos en Malaquías, capítulo 3, que nos habla de ese Ángel, ese Ángel les dije que es el Espíritu Santo. Veamos Zacarías, capítulo 7 primero… Zacarías, capítulo 7, que está antes de Malaquías, primero es Zacarías y después le sigue el Libro de Malaquías. Capítulo 7, verso 11 al 12, dice:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;     

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu (¿cómo enviaba Su Palabra Dios al pueblo? Por medio de Su Espíritu que es el Ángel del Pacto) por medio de los profetas primeros.”     

Era Dios por medio de Su Espíritu, que es el Ángel del Pacto, el cuerpo angelical de Dios, la imagen de Dios, que es el Cristo en la dimensión angelical; por medio del Espíritu Santo Dios hablaba a través de los profetas. Ese Ángel del Pacto es Cristo, porque Cristo, recuerden, significa Ungido, el Ungido con la presencia de Dios.

Y ahora, veamos más adelante, este es el Dios de los profetas en Su cuerpo angelical entrando Dios con Su cuerpo angelical dentro de Sus profetas, allá al alma de esos profetas, y hablando a través de esos profetas, a los cuales venía la Palabra de Dios, al corazón, al alma y a la mente de ellos, y ellos hablaban esa Palabra de Dios, esos pensamientos divinos, que venían del corazón y la mente de Dios al corazón y la mente de los profetas. Y cuando ellos hablaban esa Palabra, era Dios por medio de Su Ángel, de Su cuerpo angelical, de Su Espíritu, hablando al pueblo a través de carne humana, a través de esos profetas.

Todavía Dios no tenía Su cuerpo de carne, usaba diferentes velos de carne llamados profetas. Cuando Dios tuviera Su cuerpo de carne ¿cómo sería? Como el cuerpo de los demás seres humanos porque Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza. Por lo tanto, la semejanza física que Dios tendría para revelarse a la humanidad a través de un velo de carne, sería un cuerpo humano, igual a los cuerpos humanos de los demás seres humanos.

Y ahora, vimos ya en la trayectoria de Cristo, el Ungido, el Cristo, el Ángel del Pacto, a Cristo revelado por medio de los profetas de etapa en etapa, de edad en edad, en la trayectoria de la raza humana desde Adán hasta Juan el Bautista, a través del cual Dios le habló al pueblo hebreo.

Y ahora, pasamos a Malaquías, capítulo 3, verso 1, donde nos dice, donde nos da la promesa de la Venida del Mesías, para que veamos quién dice aquí Malaquías que será el Mesías en Su venida, dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.” 

O sea, que el Mesías, el Señor, enviaría un mensajero, un profeta, que le prepararía el camino, todos sabemos que ese fue Juan el Bautista, el mismo Cristo lo identifica como el mensajero que Él enviaría delante de Él, y el mismo Juan el Bautista se identifica como el mensajero que vendría preparándole el camino al Señor.

Y luego de aparecer ese mensajero, un profeta mensajero del cual da testimonio San Lucas cuando dice que el Ángel Gabriel le apareció al sacerdote Zacarías en y a la derecha del altar del incienso donde Zacarías había entrado conforme al tiempo que le tocaba ministrar allí, porque él era un sacerdote, y allí le apareció el Arcángel Gabriel con buenas noticias, le dijo: “Tu oración ha sido escuchada.” Zacarías se asustó, ver un Ángel es algo grande, y ver a un Arcángel como Gabriel, es mucho mayor. Cuando Daniel lo vio en diferentes ocasiones, se desmayó, y el Ángel Gabriel tenía que colocar su mano sobre Daniel para que despertara, para fortalecerlo.

Y ahora, Zacarías al verlo se asustó mucho, pero él le dice: “No temas,” le dice que su oración ha sido escuchada, la oración de Zacarías, que era tener un niño a través de su esposa Elisabet, pero ya su esposa estaba avanzada en edad y Zacarías también, y ya había perdido la esperanza y la fe en recibir la bendición de tener un hijo.

Pero la oración había sido escuchada por Dios, y ahora a través del Ángel Gabriel, que ministra en el Templo celestial y por consiguiente apareció en el templo terrenal que estaba allá en Jerusalén, porque el templo terrenal representa el Templo celestial, y le habla que va a tener un niño, le dice que le ponga por nombre Juan, y que él vendrá con el espíritu y virtud de Elías, o sea, el Elías correspondiente a ese tiempo, y sería la tercera ocasión en que el espíritu y virtud de Elías se manifestaría en la Tierra en un profeta, otro hombre, pero con el ministerio que operó el Espíritu Santo en Elías Tisbita y que lo operó en Eliseo, ahora lo operaría, lo iba a operar en Juan el Bautista que nacería de ese matrimonio de Zacarías y Elisabet.

Y le dice que va a venir para prepararle el camino, para preparar un pueblo, para tener un pueblo apercibido para el Señor. Y sigue diciendo Malaquías, capítulo 3:

“…y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”     

Y ahora, luego del precursor, ¿quién vendría? El próximo profeta que vendría después de Juan el Bautista sería el Mesías, por eso Juan decía, predicando, él decía: “Después de mi viene uno mayor que yo, del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado,” él sabía que el que vendría después de él sería el Mesías, y aquí dice:

“…y vendrá súbitamente a su templo el Señor (o sea, Dios el Padre) a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros…”     

Vean, Dios el Padre vendría y el Ángel del Pacto, Dios el Padre viene dentro del Ángel del Pacto, que es Su cuerpo angelical, ¿y cómo vendría? Vendría en medio del pueblo hebreo en carne humana, y eso sería la primera Venida del Mesías en carne humana. Tan simple como eso.

Casi nadie sabía que Jesús era el Mesías, pero a la virgen María le fue revelado por el Ángel Gabriel que iba a tener un niño y que sería llamado Hijo de Dios y que Dios le daría el Trono de David su Padre, “y se sentará sobre el Trono de David y reinará sobre todo Israel para siempre.” (San Lucas, capítulo 1, versos 26 al 36).

Y eso sería Emanuel, Dios con nosotros, en medio de la raza humana en y con un cuerpo de carne el cual fue llamado por el Ángel, Jesús; ese fue el nombre que el Ángel le dijo a la virgen María que le pusiera al niño que iba a tener; en hebreo, Yeshua, el cual viene a ser el nombre que le había sido revelado a Moisés.

Yeshua significa Salvador, Redentor, por eso fue que Moisés a su servidor le colocó el nombre de Josué, pero su nombre no era Josué, el nombre del servidor de Moisés era otro. ¿Qué hizo Moisés? Le colocó el nombre de Dios a su servidor, y ese fue el que llevó el pueblo a la tierra prometida, porque es el Ángel del Pacto, Cristo, reflejado en Josué, porque es el Ángel del Pacto el que lleva al pueblo a la tierra prometida, y lo llevó a través de Josué. Oseas era su nombre, pero Dios le cambió el nombre.

Esto de los cambios de nombre, vean, en la Biblia, aunque no es muy normal, pero tiene un significado muy importante, ha sido normal en personas importantes en el Programa Divino: a Abram por Abraham, Saraí por Sara, Jacob por Israel, y así por el estilo encontramos a diferentes personas a los cuales les ha sido cambiado el nombre, y el mismo Jesucristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 11 al 12, dice:

“He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.     

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”

El mismo Jesús aquí dice que Él tiene un Nombre nuevo.

Ahora podemos ver esto de los cambios de nombre que en la Biblia lo encontramos en diferentes ocasiones, y en muchas ocasiones le es cambiado el nombre, es una bendición grande ese cambio de nombre, porque el nombre influye en la persona. Por eso cuando se tienen niños, hijos, es importante saber el significado del nombre que le van a colocar, porque ese nombre va a influir en la vida de ese niño.

Y ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, para Su primera Venida le fue dado el nombre de Salvador, que es Jesús, porque Él salvaría a Su pueblo de sus pecados, es el Ángel del Pacto hecho carne, el Verbo hecho carne, conforme a San Juan, capítulo 1, verso 14:

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”     

El Verbo, que es el Ángel del Pacto, que es el cuerpo angelical de Dios, que es el Espíritu Santo, se creó un cuerpo de carne en el vientre de María, el cual se multiplicó célula sobre célula y así se formó el cuerpo que nació a través de la virgen María, la mujer más bienaventurada que sin la unión con un hombre concibió y tuvo un niño llamado Jesús, el cual es el velo de carne en el cual moró Dios con Su cuerpo angelical y por consiguiente moró Dios en toda Su plenitud.

Ya ese cuerpo llevó a cabo la Obra de Redención, fue el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano, murió como el Sacrificio de Expiación llevando Él nuestros pecados en Su cuerpo de carne, porque Él tomó nuestros pecados y se hizo pecado por nosotros y se hizo así mortal para poder quitar el pecado del ser humano.

Luego Su cuerpo quedó en la tumba, pero Su Espíritu, Cristo en su cuerpo angelical, bajó al infierno donde estaban los espíritus de las personas que vivieron en el tiempo de Noé y fueron desobedientes al mensaje de Dios a través de Noé, y les predicó allí, no para salvación, sino dándoles a conocer que Él era el Dios que le había dado el mensaje a Noé y les habló acerca del motivo por el cual estaban allí.

No fue un mensaje para salvación, y allá en el infierno, que es la quinta dimensión, también le quitó las llaves al diablo, a Satanás, las llaves del infierno y de la muerte, y salió de allí del infierno, pasó al Paraíso, al Seno de Abraham, y de allí trajo en la resurrección a todos los santos que estaban allá en el Seno de Abraham, Abraham, Isaac, Jacob, los patriarcas y todas esas personas que estaban allá de edades y tiempos anteriores, creyentes en Dios.

Y resucitó glorificado Cristo, subió al Cielo, se presentó con Su Sangre del Sacrificio, fue aceptado Su Sacrificio y luego regresó, estuvo con Sus discípulos unos cuarenta días apareciendo en diferentes ocasiones; también los santos que resucitaron con Cristo, ellos aparecieron en la ciudad a muchas personas, y luego encontramos que Jesús con ellos subió cuarenta días después de su resurrección, y entró por las puertas celestiales, y allá están Abraham, Isaac, Jacob y todos los patriarcas y todas esas personas que estaban en tiempos anteriores a Jesús y que eran creyentes fieles a Dios.

Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo,” (San Mateo, capítulo 28, verso 20); y también en San Juan Él dice: “No os dejaré huérfanos, vendré a vosotros,” ¿cómo vendría? En Espíritu Santo, en cuerpo angelical estaría en medio de los creyentes en Él, de los creyentes en Cristo, que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora vean cómo la trayectoria de Cristo a través de la trayectoria de la raza humana, vean a Cristo, el Ángel del Pacto, en el tiempo de Adán era Cristo en Su cuerpo angelical, recuerden que Cristo dijo en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58:

“Antes que Abraham fuese, yo soy.”  

¿Cómo era Cristo antes de Abraham? Era el Ángel del Pacto, era antes que Abraham y era antes que Adán y era antes que todas las cosas, porque es nada menos que el Ángel del Pacto a través del cual Dios habló a existencia toda la creación.

La ciencia ha estado buscando el origen de la creación, y me hicieron llegar una información sobre lo que han descubierto, y es que antes de la creación, antes del Big Bang, antes del Big Bang hubo una energía allí, o sea, ya la ciencia ha ido un poquito más allá de la creación, antes de la creación, y encontró una energía, eso es lo que me hicieron llegar, me informaron; ¿y qué energía podría ser esa? Cristo, el Ángel del Pacto, Dios en y con Su cuerpo angelical. Dios por medio de Su cuerpo angelical habló a existencia cada una de las cosas de Su creación; así es como surgió toda la creación.

Podemos llevar a Cristo desde antes de la creación, ir hacia atrás, para ver todo lo relacionado a Cristo, pero con que estemos viéndolo de Adán para acá yo creo que es suficiente, pero Él es antes de todas las cosas, que todas las cosas; ese es nuestro Señor Jesucristo, no es cualquier persona, vamos a ver dónde lo dice: Colosenses, capítulo 1, verso 15 en adelante dice:

“El es la imagen del Dios invisible (o sea la imagen, el cuerpo angelical, cuerpo teofánico), el primogénito de toda creación (el primero).     

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.     

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.”     

Ese es Cristo, el Ángel del Pacto. En Él fueron creadas todas las cosas y por medio de Él fueron creadas todas las cosas, o sea, que antes de por medio de Él ser creadas todas las cosas, en Él estaban creadas todas las cosas.

¿Y cómo se puede entender eso? Vean, por medio de un grano de trigo surge una planta de trigo cuando ese grano de trigo es sembrado, ¿por qué? Porque en ese grano de trigo fue creada una planta de trigo, ahí estaba una planta de trigo potencialmente, y lo que necesitaba era entrar por el programa o el proceso del programa de la reproducción, que es la ley de la siembra y de la cosecha.

Y ahora, en Cristo estaban creadas todas las cosas, por eso todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho, o sea, que todas vinieron de Dios a través de Cristo, el Ángel del Pacto, el cuerpo teofánico, cuerpo angelical de Dios, el cual luego entraba a diferentes hombres, profetas, y hablaba por medio de ellos; ahí lo tenemos en la trayectoria de la manifestación, revelación de Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, a través de los diferentes profetas.

En cada profeta era la revelación de Cristo, Cristo revelado y revelándose al pueblo a través de un velo de carne llamado un profeta. Siempre que Dios se va a revelar o Cristo se va a revelar, siempre que Dios se va a revelar, lo hace por medio de Cristo el Ángel del Pacto, y cuando Dios por medio de Cristo se va a revelar al pueblo, lo hace por medio de un profeta, de un velo de carne.

Así como Dios, para revelarse lo hace por medio de Su cuerpo angelical, luego para revelarse a la raza humana lo hace Dios por medio de Su cuerpo angelical a través de un velo de carne, de un hombre, de un profeta, porque va a hablar con seres humanos.

Cristo el Ángel del Pacto, se hizo carne y habitó en medio de nosotros los seres humanos, habitó en medio del pueblo hebreo, fue conocido por el nombre de Yeshua, o Jesús en español, y llevó a cabo la Obra de Redención conforme al Programa Divino, es identificado como el Mesías porque cumplió todo lo que el Mesías haría en aquel tiempo; lo que estaba prometido para aquel tiempo con relación al Mesías, se hizo carne en Jesús, o sea, Él era la Palabra, Él era la Luz para aquel tiempo y para siempre, la Luz del mundo que alumbra a todo hombre.

Porque la Palabra cuando se hace carne, la Palabra para una edad o dispensación, cuando se hace carne en el velo de carne asignado por Dios para ese tiempo, esa es la luz para el pueblo de ese tiempo, y por consiguiente siempre hay un hombre que puede encender la luz, la luz para su edad si es para una edad, y si es para una dispensación, la luz para esa dispensación, lo cual será un profeta dispensacional en el cual se hace carne esa Palabra prometida para ese tiempo, y eso será Cristo revelado para ese tiempo.

Y a medida que han pasado los siglos, hemos visto a Cristo revelado a través de la trayectoria de la raza humana desde Adán hasta nuestro tiempo, y así será en los tiempos futuros, siempre será en la misma forma: Dios en Su cuerpo angelical dentro de un velo de carne revelándose a los seres humanos.

Así fue en el pasado, así es en nuestro tiempo y así será en tiempos venideros. No hay otra forma para hacerlo porque no hará nada el Señor sin que revele Sus secretos a Sus siervos, Sus profetas.

Ya estamos viendo este misterio que nos va a ayudar mucho para cuando llegue el tiempo para el séptimo Sello ser abierto, y el séptimo Sello es la Venida del Señor, para así recibir la revelación del séptimo Sello, la revelación de la Venida del Señor a Su Iglesia en el Día Postrero.

“CRISTO REVELADO A TRAVÉS DE LA TRAYECTORIA DE LA RAZA HUMANA.”   

Tenemos la promesa de que Cristo se va a revelar en este tiempo final, y la Iglesia va a recibir la revelación de Cristo para el Día Postrero y por consiguiente estará recibiendo la revelación, la fe, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Cristo siempre se está revelando en la Palabra prometida para el tiempo en que Él se revela. Por ejemplo, para el tiempo de Noé Cristo estaba velado y revelado en el profeta Noé, en la Palabra que fue prometida para aquel tiempo, y por eso Noé estaba construyendo el Arca para la salvación de él y su familia y una cantidad de animales escogidos para la preservación de la vida humana y animal.

Para el tiempo de Moisés podemos ver a Cristo en Moisés, Cristo, el Ángel del Pacto, velado en Moisés y revelado a través del profeta Moisés en la Palabra prometida para aquel tiempo que era la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto. O sea, que siempre encontraremos a Cristo revelado o revelándose en lo que está prometido para ese tiempo.

Para nuestro tiempo no vamos a ver a Cristo revelado construyendo un arca, porque eso fue para el tiempo de Noé. Para el tiempo de Noé el instrumento que Dios tenía, que Cristo tenía, para velarse y revelarse, tenía que construir un arca en aquel tiempo. Pero en el tiempo de Moisés, Moisés no tuvo que construir un arca, un arca literal, él tenía en él al Ángel del Pacto, y a través de él el Ángel del Pacto libertó al pueblo hebreo y los llevó por el desierto rumbo a la tierra prometida.

A través de Jesús, el Cristo, el Ángel del Pacto, vino cumpliendo lo que estaba prometido para aquel tiempo, predicando el Evangelio, predicando el Evangelio del Reino, y llevando a cabo el Sacrificio de Expiación por el pecado, que era lo que estaba prometido para aquel tiempo; por eso cuando leyó Isaías 61, y dijo: “Para predicar el año de la buena voluntad de Jehová,” ahí se detuvo, no continuó leyendo porque lo que a continuación decía era: “Y el día de venganza del Dios nuestro,” porque el Día de venganza del Dios nuestro no se predicaría, no se proclamaría en aquel tiempo, sino en este tiempo en el cual estamos viviendo.

Por lo tanto, para la revelación de Cristo en el Día Postrero, todo lo que ha sido prometido para Cristo hacer, lo estaremos viendo hecho por medio de la revelación de Cristo a Su pueblo en este tiempo final, eso será Cristo revelado en Su propia Palabra, ahí es donde lo podremos ver revelado cumpliendo lo que está prometido para este tiempo final. Así será la revelación de Cristo en este tiempo final en el cumplimiento de lo que Él ha prometido por medio de los profetas y apóstoles.

Para nuestro tiempo hay grandes bendiciones prometidas que van a ser materializadas, cristalizadas, como están prometidas, y será una obra divina, será Dios por medio de Su Espíritu, el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, manifestado en el Día Postrero en la forma establecida por Dios, “porque no hará nada el Señor sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos, Sus profetas.”

Por lo tanto, para este tiempo final hay grandes bendiciones para todos los creyentes en Cristo. Todos estamos esperando la manifestación, la revelación del Hijo del Hombre como está prometida en la Escritura. Todos estamos esperando la Venida del Hijo del Hombre porque eso ha sido prometido, y todo eso va a hacerse una realidad en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, a tal grado que el reverendo William Branham dice: “Cuando los judíos vean a Cristo viniendo por Su Iglesia, ellos dirán: ‘Éste es el que nosotros estamos esperando.”.

Entonces ¿a quién o a quiénes viene primero: a los judíos o a la Iglesia del Señor Jesucristo? A la Iglesia del Señor Jesucristo porque ella tiene que irse a la Cena de las Bodas del Cordero, y luego tratará con los judíos, con el pueblo hebreo, porque ellos tienen que pasar por la gran tribulación para la purificación. Así es el Programa Divino y por lo tanto no le podemos ni quitar ni añadir.

Para el Día Postrero tenemos la promesa de la revelación de Cristo, la revelación del Hijo del Hombre en medio de Su Iglesia como está en la Escritura, “y cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la Tierra?” pregunta Cristo en San Lucas, capítulo 18, verso 8.

Es importante estar conscientes de las promesas correspondientes a este tiempo final, porque en el cumplimiento de esas promesas es que estaremos viendo a Cristo revelado en medio de Su Iglesia, Cristo revelado a través de la trayectoria de la raza humana; por consiguiente para nuestro tiempo en la trayectoria de la raza humana Dios tiene algo muy importante para esta etapa de la trayectoria de la raza humana, tiene la promesa de la Venida del Señor para Su Iglesia, de la fe para ser transformados, del rapto y arrebatamiento de la Iglesia y así por el estilo, y también cumplimiento de la Visión de la Carpa-Catedral. Son promesas divinas que tienen que ser cumplidas en este tiempo final.

Por lo tanto, en el espejo de la Palabra, ahí veremos a Cristo, esa Palabra prometida para nuestro tiempo se tiene que hacer realidad, se tiene que hacer carne en la revelación de Cristo para este tiempo final, y eso será la Palabra haciéndose carne, y la carne haciéndose Palabra, se hará carne en el pueblo, la Iglesia del Señor Jesucristo, los que han de ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y en el milenio, Reino Milenial, también veremos a Cristo revelado sentado en el Trono de David, gobernando sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, y ahí lo vamos a dejar quietecito, ya que eso tiene que ver con el séptimo Sello, y vamos a dejar lo del séptimo Sello quietecito. Para el tiempo en que la Gran Carpa-Catedral esté levantada y ya se esté predicando en ella, estaremos hablando sobre todos esos temas, sobre la Venida del Señor, el misterio del séptimo Sello, el misterio del sexto Sello abriéndolo más, hablaremos sobre los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu; y también estaremos hablando sobre las trompetas y sobre las plagas que vendrán sobre la Tierra.

“CRISTO REVELADO A TRAVÉS DE LA TRAYECTORIA DE LA RAZA HUMANA.”

En la trayectoria de la raza humana, en las diferentes etapas o edades de la Iglesia en que Cristo fue revelado, millones de seres humanos han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador y por consiguiente han obtenido la Vida eterna, han obtenido la salvación, y ahora nos ha tocado a nosotros recibir la salvación y Vida eterna, por esa causa estamos aquí escuchando la predicación del Evangelio de Cristo y escuchando estos misterios del Evangelio de Cristo, y agradeciéndole a Dios la bendición de haber escuchado el Evangelio de Cristo y haberlo recibido como nuestro único y suficiente Salvador.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted; recuerde, usted está escuchando el Evangelio de Cristo porque el nombre suyo está escrito en el Libro de la Vida. “El que es de Dios, la Voz de Dios oye,” dice Cristo en San Juan, capítulo 8, verso 47, y también dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen, y Yo las conozco y Yo les doy Vida eterna. Y no perecerán jamás, mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” (San Juan, capítulo 10, versos 27 al 30).

Hasta que entre a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo hasta el último escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, permaneceremos en esta Tierra sin poder ir a la Cena de las Bodas del Cordero, porque no va a quedarse en la Tierra ningún escogido escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero; todos van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, todos los que estemos vivos cuando Cristo venga con los santos resucitados en cuerpos glorificados, y entonces seremos transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

La misericordia de Dios es tan grande que no puede venir el tiempo de la gran tribulación sin que primero sea completada la Iglesia del Señor Jesucristo y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Cristo no puede salir del Trono de Intercesión en el Cielo donde se encuentra como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su propia Sangre por todos los que lo reciben como único y suficiente Salvador.

Los que están en otras naciones pueden venir también a los Pies de Cristo nuestro Salvador, el Ángel del Pacto, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador.

Lo más importante es la vida; sin la vida el dinero no tiene valor, y si la vida terrenal es tan importante, cuánto más la Vida eterna, y nadie puede tener Vida eterna a menos que sea por medio de Cristo, tiene que recibirla por medio de Cristo, porque Dios nos ha dado Vida eterna, y esta vida está en Su Hijo, en Jesucristo. El que tiene al Hijo, a Jesucristo, porque lo recibió como Salvador, tiene la vida, la Vida eterna; el que no tiene a Cristo, el Hijo de Dios, no tiene la Vida eterna. La buena noticia es que Dios nos ha dado Vida eterna, ¿y esta vida dónde está? En Su Hijo Jesucristo.

Vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, y los que están presentes y los que están en otras naciones, vamos ya a orar para que Cristo les reciba en Su Reino y les dé Vida eterna.

Recuerden que lo que está en juego es la Vida eterna, no es otra cosa, es la Vida eterna. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, y nuestros ojos cerrados:

Señor Jesucristo, Dios eterno, Padre celestial: vengo a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo con todas estas personas que han recibido a Jesucristo Tu Hijo como único y suficiente Salvador. Te ruego los recibas en Tu Reino, te ruego les des la Vida eterna, te ruego, Señor, les recibas, les coloques en Tu Reino. En el Nombre del Señor Jesucristo te lo ruego.

Y ahora todos los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació mi fe, nació Tu fe en mi corazón. Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.

Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre.

Señor, te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo,” porque Jesucristo dijo:

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.     

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”     

Ustedes me dirán: “¿Cuándo me pueden bautizar?” el bautismo en agua es tipológico, es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, por eso la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, al ser bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

El mismo Señor Jesucristo fue al Jordán donde Juan estaba bautizando, y fue para ser bautizado por Juan, y cuando Juan lo ve le dice a Jesús: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mi para que yo te bautice?” y Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó. Si Cristo para cumplir toda justicia necesitó ser bautizado por Juan en agua, cuánto más nosotros necesitamos ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Cristo nuestro Salvador.

Dejo al reverendo José Benjamín Pérez con ustedes para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y en cada país dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Cristo nuestro Salvador. Hasta el próximo domingo Dios mediante.

“CRISTO REVELADO A TRAVÉS DE LA TRAYECTORIA DE LA RAZA HUMANA.”

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