Investidos de poder desde lo alto

Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes y los que están a través del satélite Amazonas y de internet en diferentes naciones, y a todos los ministros también presentes y en otras naciones; que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos abra las Escrituras y nuestro entendimiento para comprender Su Palabra, las Escrituras, las profecías correspondientes a este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo, amén.

Para esta ocasión, luego de escuchar las cosas que han estado pasando en el Cielo, les habíamos hablado el sábado, (ayer), acerca de señales en el Cielo, en el sol, las estrellas y así por el estilo, y los carros de fuego, ovnis o platillos voladores, son señales en el Cielo, como también los satélites, los aviones, todas esas cosas, son señales en el Cielo, y nos contaba el reverendo José Benjamín Pérez que vio, junto a muchas otras personas que también vieron, en el Cielo una señal grande de luces en el Cielo moviéndose, y así son los ovnis; fueran o no fueran ovnis esos, pero así son los ovnis que aparecen y desaparecen.

Eso ha estado sucediendo en toda la América Latina en los últimos años en una forma bastante repetida, y así continuará, ya que el rapto para la Iglesia del Señor Jesucristo será en carros de fuego, como fue el rapto del profeta Elías; Ángeles intervendrán en ese arrebatamiento de la Iglesia.

Vean, cuando Cristo resucitó también hubo Ángeles allí presentes, o sea, que algo grande está por suceder. ¿Y qué podemos hacer? Estar preparados, por lo tanto, con nuestras cabezas levantadas a Cristo, al Cielo, a las cosas de Dios, buscando a Dios, haciendo conforme a Su voluntad y cumpliendo con Su Palabra, estaremos preparados para nuestra transformación y rapto, y es lo que esperamos, no hay otra esperanza para el ser humano en este planeta Tierra: la Venida del Señor para llevarnos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero es lo que nos muestra la Escritura en Filipenses, capítulo 3, verso 20 en adelante donde nos dice:

«Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.»

La única esperanza para el ser humano, y sobre todo para los creyentes en Cristo, es la Venida del Señor para este tiempo final, no hay otra esperanza para la raza humana; y por cuanto el planeta Tierra va a estar sufriendo los juicios divinos, y las naciones por consiguiente también, Dios va a llevarse de aquí de la Tierra a los creyentes en Cristo nacidos de nuevo para la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, que es la fiesta más importante que se haya llevado a cabo en el Cielo.

Por lo tanto, es importante entender que eso es lo que Dios ha preparado o tiene preparado para llevar a cabo en este tiempo final, lo cual está en la Biblia, la Palabra de Dios.

Y ahora, leamos en San Lucas, capítulo 24, versos 44 en adelante, luego que Jesús hubo estado con Sus discípulos y habiendo comido con ellos, ya resucitado, luego dice capítulo 24, versos 44 de San Lucas, en adelante (hasta el 49):

«Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.

Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;

y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;

y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Y vosotros sois testigos de estas cosas.

He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.»

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Hay siete fiestas muy importantes para el pueblo hebreo, y tienen que ser llevadas a cabo en el tiempo establecido por Dios. Son fiestas en donde se conmemoran grandes eventos, pero que tienen también un sentido profético, el cual en cada tiempo señalado por Dios se cumplirán.

Tenemos diferentes fiestas: la fiesta de la Pascua, la fiesta de la Levadura, la fiesta de las Primicias, la fiesta de las Semanas; y en la fiesta de la Pascua se tienen también los panes sin levadura, esa la cumplió Dios ya en el sentido profético en la primera Venida de Cristo.

En el sentido simbólico, que la llevaba a cabo el pueblo hebreo, representaba o conmemoraba la pascua, cuando el cordero pascual fue sacrificado allá en Egipto cada familia, cada padre de familia sacrificó un cordero pascual y colocó la sangre de ese cordero pascual en el dintel y los postes de sus hogares, esto es en el marco de la puerta de sus hogares, para la preservación de la vida de los primogénitos que estaban en ese hogar; podía ser uno, podía ser el padre que fuera un primogénito, o podía ser un hijo, un varoncito, que fuera el primogénito, o si vivían en esa casa también más hijos casados que tuvieran hijos también, podían estar aun más de un primogénito.

Esa fiesta, esa pascua, y los panes sin levadura, vean ustedes, encontramos que ya… que ellos la conmemoraban cada año luego por orden divina, y en lo profético también ya fue cumplida por Cristo, cuando Juan el Bautista presentó a Cristo, dijo: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,» señalando a Jesús en San Juan, capítulo 1, versos 29… por ahí 28 al 36; en dos ocasiones él habló en ese mismo capítulo: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,» y en la otra ocasión ahí mismo en ese capítulo dijo: «He aquí el Cordero de Dios.» Juan lo bautizó, vio al Espíritu Santo descender en forma de paloma sobre Jesús.

Y ahora, siendo el Cordero de Dios sería sacrificado como el cordero pascual fue sacrificado allá en Egipto por cada familia sacrificando un cordero pascual, y colocando la sangre en el dintel de los postes, en el dintel y los postes de las puertas, y asando ese cordero y colocándolo dentro del hogar para esa noche estar comiendo ese cordero pascual.

De ahí viene lo que Cristo dice: «El que no coma mi carne y beba mi Sangre, no tiene vida permaneciente en sí,» porque por la fe, en términos espirituales, comemos al creer, ahí comer es creer en Cristo y Su Sacrificio como el Cordero pascual en la Cruz del Calvario, y creer en Su Sangre es tomar o beber Su Sangre.

Y por eso en la Santa Cena se conmemora ese Sacrificio de Cristo como el Cordero pascual, en donde simbólicamente, tipológicamente, tomamos el pan que representa el cuerpo de Cristo como Él lo mostró en la pascua allá en la víspera de la pascua cuando Él estaba con Sus discípulos en San Mateo, capítulo 26, versos 26 al 29, y San Lucas también por el capítulo 22 y otros lugares también, el Evangelio según San Marcos y San Juan, en donde Él tomó el pan, dio gracias al Padre, partió y dio a Sus discípulos diciendo: «Comed de él todos, porque esto es mi cuerpo,» dice Cristo; San Pablo dice: «Porque este es mi cuerpo que por muchos es partido» o «por vosotros.» Lo buscan ustedes en sus Biblias por ahí por el capítulo 11 de Primera de Corintios.

Y luego toma la copa de vida y dando gracias al Padre da a Sus discípulos diciendo: «Tomad de ella todos, porque esta es mi Sangre del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados.»

Ahí Cristo con Su Sacrificio en la Cruz del Calvario está cumpliendo esa primera fiesta de la Pascua, el apóstol Pablo en Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7, dice: «Porque nuestra pascua, la cual es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.» Ya esa fiesta, en el sentido profético, la cual ellos (los judíos) conmemoraban en memoria del cordero pascual que cada familia sacrificó para la preservación de la vida de sus primogénitos, ahora esa fiesta que conmemoraban, ahora en el sentido profético se cumplió en Cristo llevando a cabo Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.

Luego hay otra fiesta también: la fiesta de las Primicias, Cristo es las primicias, y cuando Cristo resucitó de entre los muertos, ahí Él, siendo las primicias de los que durmieron, es presentado a Dios como se presentaba las primicias a Dios en esa fiesta de las Primicias, y era aceptada por Dios.

Luego tenemos la fiesta de las Semanas. La fiesta de las Semanas tiene que ver con los cuarenta y nueve días que transcurrieron desde que Cristo resucitó hasta el Día de Pentecostés. La fiesta de las Semanas son la fiesta de las siete semanas, y siete por siete son cuarenta y nueve, y luego el día cincuenta fue el Día de Pentecostés, porque pentecostés significa cincuenta. Ya cuatro fiestas han sido cumplidas.

Ahora vean, Cristo sí sabía lo que estaba haciendo, los discípulos no sabían lo que estaba pasando y no sabían que esas fiestas se estaban cumpliendo en la primera Venida de Cristo. Luego restan tres fiestas que son: la fiesta de las Trompetas de Levítico, capítulo 23, versos 24 al 25, la fiesta del Perdón, o sea, la fiesta de Expiación, y la fiesta de las Enramadas o de los Tabernáculos, esas fiestas corresponden a la Segunda Venida de Cristo, en donde será dado a conocer a Israel, están ligadas a Israel todas estas fiestas, pero los gentiles, los creyentes en Cristo, reciben grandes beneficios de estas fiestas.

Y en la fiesta de las trompetas es que se suena la trompeta que está mencionada en Isaías, capítulo 27, verso 13, dice:

«Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.»

Esa trompeta que se tocará, es la fiesta de las Trompetas que estará siendo cumplida en el Día Postrero y que será con esa trompeta que serán llamados y juntados los pertenecientes a las doce tribus, doce mil de cada tribu, que son ciento cuarenta y cuatro mil de entre todas las tribus de Israel, doce mil de cada tribu. También en Zacarías nos habla de esta fiesta en el capítulo 9, verso 14, dice de la siguiente manera:

«Y Jehová será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; y Jehová el Señor tocará trompeta, e irá entre torbellinos del austro.»

Aquí tenemos esa trompeta nuevamente en la Escritura, y esa misma trompeta que nos habla aquí, es lo mismo que Juan escucha cuando fue transportado en espíritu al Día del Señor en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, donde dice:

«Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.»

¿Quién es el Alfa y la Omega? ¿Quién es el primero y el último? El Señor Jesucristo, Él es el Ángel del Pacto, Él es el mismo en Su primera Venida, el mismo Ángel del Pacto, y Él es el mismo Ángel del Pacto en Su segunda Venida.

Y ahora, para Su segunda Venida Él estará tocando o sonando esa trompeta que es la misma Gran Voz de Trompeta que nos habla Primera de Corintios, capítulo 15, que está ligada a la resurrección de los muertos en Cristo y a la transformación de los que vivimos. Dice capítulo 15 de Primera de Corintios, verso 49 en adelante, dice:

«Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta (esta final trompeta es la misma trompeta para los judíos); porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.»

Y nosotros seremos ¿qué? transformados, ¿cuándo? En el tiempo en que esté sonando esta trompeta que es la Voz del Alfa y Omega, la Voz de Cristo, hablando en medio de Su Iglesia en el Día Postrero. Tan sencillo como eso.

«Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.»

Ahí dejarán de ser mortales los creyentes en Cristo que murieron y resucitarán en cuerpos inmortales, cuerpos glorificados, iguales al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, el cual está tan joven como cuando subió al Cielo, y los creyentes nacidos de nuevo en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, serán transformados, los veremos a los creyentes en Cristo que resucitarán, nos veremos todos juntos, estaremos juntos ya antes de ir en el rapto, porque ya tendremos todos cuerpos glorificados.

Ahora, la resurrección… la transformación puede ocurrir para los creyentes en Cristo en el país que estén, pero ya cuando llegue el momento de irse los creyentes, pueden estar en un solo sitio porque no tienen limitación o limitaciones para estar juntos todos en algún lugar, porque con el cuerpo glorificado que es interdimensional pueden viajar a cualquier país, a cualquier lugar, sin necesidad de tomar un vuelo aéreo.

Así que, después que estemos transformados, ya se acabaron las limitaciones, y todos estaremos jóvenes, por lo tanto lo que Cristo se va a llevar para la Cena de las Bodas del Cordero son jóvenes, porque todos estarán jóvenes iguales al Señor Jesucristo que está tan joven como cuando subió al Cielo.

Y ahora, esta es la misma Voz de trompeta o Gran Voz de Trompeta que aparece en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 15 en adelante dice:

«Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.»

Vean cómo está ligado este misterio de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final a la fiesta de las Trompetas, esta fiesta de las Trompetas que suena para los judíos será lo mismo que estarán recibiendo, que estarán escuchando, los creyentes en Cristo en el Día Postrero, porque el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, que es Cristo en Su cuerpo angelical, Cristo en Espíritu Santo con el Librito abierto en Su mano es el mensajero a los judíos, el mismo Ángel del Pacto que los libertó de la esclavitud en Egipto, el mismo Ángel del Pacto que se velaba en carne en los profetas y a través de los profetas le hablaba al pueblo hebreo, el cual se hizo carne, se creó un cuerpo de carne en el vientre de María y habitó en ese cuerpecito de carne cuando nació; ese es el cuerpo de carne, el velo de carne, del Ángel del Pacto, donde el Ángel del Pacto habita, porque viene para traer un nuevo Pacto para Su pueblo, viene para comenzar una nueva dispensación: la Dispensación de la Gracia en donde estará el Ángel del Pacto, Cristo, reproduciéndose en muchos hijos e hijas de Dios que por medio del Espíritu Santo nacen de nuevo, nacen en el Reino de Dios.

Y por consiguiente Cristo podía decir: «Antes que Abraham fuese, yo soy,» ¿por qué? Porque Él es el Ángel del Pacto, el cual le prometió a Abraham que su descendencia sería esclava en tierra ajena, servirían a una nación extraña, por cuatrocientos años, pero Él dice que Él los libertaría y en la cuarta generación regresarían a la tierra donde Abraham vivía, la tierra de Canaán, la tierra prometida.

Ahora, podemos ver que Jesucristo no es cualquier persona, sino el mismo Dios morando en el cuerpo angelical llamado el Ángel del Pacto, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical, y luego creando un cuerpo de carne en el vientre de María, el cual se multiplicó célula sobre célula y nació en Belén de Judea conforme a la promesa que «de Belén saldría el que sería Señor, gobernador de Su pueblo Israel» (eso está por ahí por Miqueas, capítulo 5, verso 2 y también San Mateo habla acerca de esto, del capítulo 1 al capítulo 3 por ahí lo encuentra).

Entonces Jesucristo es la persona más importante que ha pisado este planeta Tierra, Cristo es el Ángel del Pacto, Cristo es el mensajero a Israel, pero en el Día Postrero, así como Su primera Venida fue para los judíos y con los judíos, y cumplió… y se cumplieron cuatro fiestas, Cristo cumplió tres, más el Día de Pentecostés se cumplió la cuarta, y bajo esa fiesta de Pentecostés ha estado la Iglesia del Señor Jesucristo predicando el Evangelio, y millones de seres humanos recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador, y ya han transcurrido alrededor de dos mil años desde el día de Pentecostés hacia acá, la fiesta en donde el fruto está siendo recogido de edad en edad, los hijos e hijas de Dios, el trigo.

Para este tiempo final son recogidos los últimos hijos e hijas de Dios, el trigo, representados en el trigo, y luego la cizaña, los hijos del malo, que dice Cristo que es la cizaña, serán quemados con fuego, fuego atómico, fuego volcánico, y todo tipo de fuego con los juicios de la gran tribulación que vendrán sobre la raza humana, Malaquías capítulo 4 habla de eso con relación a los que no han recibido a Cristo como Salvador, va a ser el tiempo más triste para la humanidad que no ha recibido a Cristo como Salvador, dice Malaquías, capítulo 4, verso 1 en adelante, 1 al 6:

«Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama (y no les dejará ni raíz ni rama, o sea, esto nos habla de los papás o los nietos o los hijos).

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.»

Ahora, para los creyentes en Cristo nacerá el Sol de Justicia que es la Segunda Venida de Cristo, el cual dijo en una ocasión allá en San Juan, capítulo 8, verso 12: «Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.»

Él es el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, en Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Por lo tanto, los creyentes en Cristo tendrán una bendición grande en este tiempo final para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Dice:

«Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.»

Caminarán sobre las cenizas de los malos porque cuando regresen de la Cena de las Bodas del Cordero los creyentes en Cristo ya glorificados, caminarán sobre la Tierra, por consiguiente sobre las cenizas de todos los que murieron durante la gran tribulación.

La gran tribulación será el tiempo más terrible que haya pasado la humanidad, y está representado ese tiempo en el tiempo de Noé y en el tiempo también de Lot, donde descendió fuego del Cielo y quemó a los habitantes de Sodoma y Gomorra y otras ciudades cercanas:

«Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.

He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.»

O sea, que antes que venga la gran tribulación, ese día terrible, ese tiempo terrible, Dios ha prometido enviar a Elías; no significa Elías literalmente, sino el ministerio de Elías en otro hombre. Para el tiempo final estará el ministerio de Elías por quinta ocasión manifestado, y el ministerio de Moisés también, para Dios tratar con el pueblo hebreo nuevamente. Toca a Moisés y Elías o a Elías y Moisés, esos dos ministerios ser manifestados para el llamado de la Gran Voz de Trompeta al pueblo hebreo, para ese llamado en donde Elías vendrá proclamando la paz permanente para Israel, o sea, su mensaje vendrá proclamando la paz para Israel bajo el Reino del Mesías, o sea, anunciando el Reino del Mesías y que la paz vendrá para Israel en ese Reino.

No hay esperanza para Israel de una paz permanente fuera del Reino del Mesías, va a tener una paz temporal Israel, pero de momento va a terminar en guerra; pero la paz permanente será la que estará proclamando Elías en su quinto ministerio, y viene con Moisés, con el ministerio de Moisés.

Viene el ministerio de Elías y el ministerio de Moisés para Dios tratar con los judíos nuevamente; y ellos escucharán, porque ellos no creen sino a profetas, porque es la orden que tienen de parte de Dios. Han tratado de convertir al pueblo hebreo al Cristianismo, y no han podido, al pueblo hebreo como nación. Recuerden que Dios trata con Israel como nación, y con los cristianos trata como individuos, los cuales son colocados en el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo nacidos de nuevo son los que van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, no importa en qué país estén viviendo. Ya cuando estemos transformados se resolverán esos problemas de la distancia, de la distancia de un país a otro. Sigue diciendo:

«El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.»

O sea, que la Venida del Señor… en la Segunda Venida de Cristo, en la Segunda Venida del Señor, Él traerá el juicio para las naciones. El traerá juicio divino; el día de venganza del Dios nuestro será proclamado, predicado, bajo el mensaje del Evangelio del Reino que es la trompeta final o Gran Voz de Trompeta o Gran Trompeta, bajo ese mensaje estarán siendo predicados los juicios divinos que vendrán sobre la raza humana, estarán siendo predicadas las trompetas y las siete copas con las siete plagas que caerán sobre la Tierra, las cuales usted al ver cuáles son esas plagas notará que son como las plagas, los juicios, que vinieron sobre Egipto en el tiempo de Moisés.

Moisés en su mensaje proclamaba en cada ocasión el juicio, la plaga, que vendría, y así sucedía, Dios le decía qué tenía que decir, Moisés lo decía, y se cumplía, era la Palabra creadora de Dios en los labios de Moisés, era el instrumento de Dios en el cual estaba el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical, el Espíritu Santo, y a través de Moisés hablaba, ponía en el corazón, la mente y la boca de Moisés lo que él tenía que hablar.

Recuerden que Dios le dijo a Moisés: «Yo pondré en tu boca lo que tú tienes que hablar,» así son los profetas, Dios coloca en el corazón, la mente y la boca del profeta que Él envía, y ese profeta habla y eso es la Palabra de Dios para el pueblo.

La Primera Venida de Cristo fue como Cordero, la Segunda Venida de Cristo es como León, en la Primera Venida de Cristo Él estaba como Sacerdote, la Segunda Venida de Cristo es como Rey. Tan sencillo como eso.

Por eso en Su segunda Venida Él va a cumplir la fiesta de las Trompetas, la fiesta de la Expiación y la fiesta de las Cabañas, se van a cumplir en el tiempo de la Segunda Venida del Señor, Segunda Venida del Señor para los gentiles, o sea, para el Cristianismo, porque está esperando el Cristianismo la segunda Venida de Cristo. Y para los judíos, como no recibieron la Primera Venida de Cristo, para ellos será como si fuera la primera Venida, pero después ellos van a comprender que ya había venido dos mil años atrás, pero no lo habían comprendido, Dios los cegó para que se pudiera completar, cumplir el Programa Divino de la Obra de Expiación en la Cruz del Calvario.

Y esa fiesta de la Expiación que en Su segunda Venida Cristo va a abrir al pueblo hebreo, ellos luego comprenderán lo que fue la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por los pecados del pueblo. No es que va a haber otra crucifixión, porque ya con aquella se cumplió el propósito divino, cualquier otra crucifixión sería en términos tipológicos, en términos espirituales, de la cual hablaremos en otra ocasión.

Ustedes han escuchado que cuando una persona habla de otra, la otra persona puede decir: «Me estaban crucificando,» y las demás personas pueden decir: «Te estaban crucificando allá,» hablando mal de la persona. Así es que el reverendo William Branham dice que será una segunda crucifixión. Él es la Palabra (Cristo), y hablar mal de la Palabra, y cuando la Palabra se hace carne en un mensajero, hablar mal de esa Palabra, hablar mal de ese mensajero donde está la Palabra, es crucificar la Palabra, que es Cristo (tan sencillo como eso), lo cual fue tipificado allá en el tiempo de Moisés. Cuando Moisés hirió la primera piedra, la piedra en el monte Horeb o monte Sinaí, tipificaba la Primera Venida de Cristo siendo crucificado para dar el Espíritu Santo a todos los creyentes, por eso el agua que salía de la piedra representa el Espíritu Santo que Cristo daría a los creyentes en Él.

Y la segunda roca, que fue en Cades-Barnea, representa la Segunda Venida de Cristo, por eso Dios le dijo a Moisés que le hablara a la roca, a la peña, y ella daría aguas, no le dijo en esta ocasión que con la vara hiriera la roca, porque herir la roca representa crucifixión, y no podía Moisés herir la roca, pero estaba lleno de ira Moisés, y recuerden que cuando la persona se llena de ira comete graves errores.

Moisés estaba muy molesto con su pueblo, y fue ante la roca, fueron los príncipes también con él, y en vez de hablarle a la roca como Dios le dijo, con la vara hirió la roca y salieron aguas, salió agua, pero esa no era la forma correcta para que saliera el agua, sino hablándole a la roca, y la roca le daría agua.

Moisés, molesto, porque cualquiera se molesta con un pueblo que siempre está reclamándole a Moisés y siempre estaba encontrando fallas en Moisés y siempre tratando mal a Moisés, dice que un sinnúmero de veces trataron de apedrearlo, digamos, en diez ocasiones; durante cuarenta años diez ocasiones, diríamos que eso vendría a ser cada cuatro años, cuatro por diez: cuarenta; cuatro años, cada cuatro años, podía ser más cercana una de otra en algunas ocasiones, pero dividiendo en números más exactos… pero algunas veces podía ser una muy cerca de la otra ocasión, y hasta Moisés se cansó del pueblo.

Hirió la roca, les dio agua, pero Dios le dijo: «No entrarás a la tierra prometida por cuanto no me glorificaste,» se glorificó Moisés mismo, no glorificó a Dios porque no hizo las cosas como Dios le dijo, y las hizo con ira, lo cual no está correcto.

Si usted va a servir a Dios, sirva con amor, con alegría, con gozo y agradecimiento que Dios le está usando y recibe la labor que usted lleva a cabo. Pero con ira, eso es malagradecimiento. Hay que ser agradecido por la oportunidad y privilegio que Dios nos da de trabajar en Su Obra, y si no lo puede hacer así, entonces no haga nada en la Obra del Señor, porque sería peor trabajar de mala gana en la Obra del Señor.

Usted sabe que cuando a usted le dan un plato de comida de mala gana, usted ni se lo quiere comer, porque eso tiene pensamientos malos, digamos: venenosos, le puede hacer daño a la persona. Las cosas hay que hacerlas con amor para que sean de bendición a las demás personas.

Moisés cometió ese error y era el más manso de todo el pueblo, dice la Biblia, y perdió la bendición de entrar a la tierra prometida, pero ya Dios, que sabía lo que iba a pasar, ya tenía a Josué, su ayudante, el cual ya conocía cómo se llevaba a cabo todo y siempre estaba cerca de Moisés, se llamaba Oseas, hijo de Nun, y Moisés le cambió el nombre por Josué, que significa Salvador, Redentor, porque es el Salvador, Redentor, el que llevará a Su pueblo a la tierra prometida del cuerpo glorificado y a la tierra prometida de la Jerusalén celestial en y para la Cena de las Bodas del Cordero; es Cristo nuestro Salvador, nuestro Josué, por medio del Espíritu Santo nos llevará a la transformación, nos llevará al Reino divino.

Así como en lo espiritual nos ha llevado al Reino de Dios, nos sacó del reino de las tinieblas y nos colocó en el Reino de Dios (Colosenses, capítulo 1, versos 12 al 25). Y ahora nos va a sacar de este reino terrenal, del reino de las tinieblas, del reino de los gentiles, nos va a llevar al Reino celestial a la Cena de las Bodas del Cordero.

Es Cristo nuestro Josué, recuerden que el nombre Jesús en hebreo es Josué, Yeshua, Josué, porque ese fue el nombre que le fue revelado a Moisés en el capítulo 3, versos 13 al 16 del Éxodo, y en Éxodo, capítulo 6, versos 1 al 3, le dice que en el nombre (la traducción dice Jehová, pero la traducción correcta no es Jehová, pero fue traducido Jehová)… dice que Dios, dice Dios a Moisés que en ese Nombre no se había revelado a los padres, o sea, a Abraham, Isaac y Jacob, y ahora se revela a Moisés, o sea, que Moisés viene a ser la primera persona que conoce el Nombre de Dios.

Y ahora, ese es el Nombre del Ángel del Pacto, porque Dios colocó Su Nombre en Su Ángel. Dice Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23, dice:

«He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.»

Ahora vean el porqué Jacob quería conocer el Nombre del Ángel que le apareció a él, y también Manoa y su esposa querían conocer el Nombre del Ángel que le apareció a ellos y les dijo que iban a tener un hijo, o sea, Sansón. Manoa quería saber el nombre, y le dijo: «Para honrarte cuando se cumpla lo que has prometido, lo que nos has dicho,» pero el Ángel le dijo: «¿Por qué preguntas por mi Nombre el cual es Admirable?»

Y cuando lleva esa palabra: Admirable a Isaías, capítulo 9, versos 1 al 7, Admirable, viene a ser el niño que nacerá:

«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno…» (Pueden leerlo en la forma que está en orden ahí en Isaías, capítulo 9, versos 1 al 7).

Y ahora, hemos estado viendo quién es Jesucristo, es el Ángel del Pacto, es el velo de carne y el velo del cuerpo angelical, donde Dios habitó y habita para toda la eternidad. Y Él es nuestro hermano mayor, por eso es que Él en el programa de la reproducción de los hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios, Él ha estado produciendo el nuevo nacimiento, o sea, millones de seres humanos naciendo en el Reino de Dios por medio de creer en Cristo, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir el Espíritu de Cristo y así obteniendo el nuevo nacimiento. Tan sencillo como eso.

Ahora, encontramos que esto ha estado sucediendo por medio de la unión de Cristo y Su Iglesia, porque Cristo es el segundo Adán y Su Iglesia es la segunda Eva. Es la creación que Adán y Eva tenían que traer a vida, a existencia, pero fallaron, y ahora le ha tocado al segundo Adán: Cristo, y a la segunda Eva que es la Iglesia del Señor Jesucristo, hijos e hijas de Dios naciendo en el Reino de Dios.

Ya Dios sabía todo eso, era un plan divino, por lo tanto, no le echamos la culpa a Adán de lo que pasó, ya Dios los perdonó, no estamos nosotros para estar hablando en contra de ellos, pero tenemos la historia y solamente, pues recordamos la historia, hablamos acerca de la historia de todo lo que pasó, no para condenar a Adán y a Eva; más bien vemos la misericordia de Dios hacia Adán y Eva, que los buscó y les dio vestiduras de pieles de un animalito para cubrir su desnudez. Dios no los abandonó, porque Dios no abandona a Sus hijos aunque hayan pecado; Dios no abandona a Sus hijos, son Sus hijos que algunas veces abandonan a Dios, pero Dios los busca como buscó a Adán, al cual le dijo: «Adán, ¿dónde estás tú?»

Esa es la pregunta que le hace Dios por medio de Cristo a los seres humanos que todavía no han recibido a Cristo como Salvador: «¿Dónde estás tú?» Porque estás llamado a estar en el Reino de Dios, estás llamado a estar como parte del Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador, estás llamado a estar bajo el nuevo Pacto en el Reino de Dios.

Y ahora, hemos visto esta fiesta de las Trompetas, esa es la misma trompeta que suena para la Iglesia del Señor Jesucristo primero y después para el pueblo hebreo. También la fiesta de la expiación es cuando les sea revelado por el ministerio de Moisés y Elías que ya la fiesta de la Expiación se realizó, se cumplió la expiación allá en la Cruz del Calvario cuando Cristo murió, y Cristo es la expiación por los pecados de Su pueblo.

Y luego la fiesta de los Tabernáculos, esa se cumplirá en el milenio, en el milenio se cumplirá esa fiesta en donde en Jerusalén estará el Trono de David, el Mesías Príncipe sentado en él, el Reino de David restaurado y las naciones irán, pienso que los representantes de las naciones, porque si van todas las naciones a Jerusalén, no caben, pero estarán representadas en los que sean enviados para ese propósito, y algunos turistas también que irán por allá.

O sea, que Jerusalén en el día o fiesta de las Cabañas, que son siete días, estará llena Jerusalén, de judíos y también de turistas de otros lugares. Y llevarán allá sus contribuciones conforme a como está establecido, allá llevarán el diezmo.

Y los que no suban a Jerusalén para adorar a Dios, y allá adorarán a Dios, y el que no suba allá, la nación que sus representantes no suban allá, no lloverá sobre tal nación, tendrán que esperar el otro año para que suban, o arrepentidos ir a Jerusalén a pedir perdón para que sea quitada la plaga de la sequía, porque un país sin agua por un año, se mueren los animales, se mueren las cosechas, se secan las cosechas, se secan los ríos, y no hay agua para la gente, se mueren también de sed. Así que el juicio es terrible, lo que sucederá con las naciones que no suban a Jerusalén a adorar a Dios y a llevar el diezmo de todo a Jerusalén. Eso será para el Reino Milenial.

La fiesta de la Expiación se cumplirá en la gran tribulación para Israel, y también para Israel la fiesta de las Trompetas se abrirá para cumplirse con Israel bajo los ministerios de Moisés y Elías.

En medio de la Iglesia del Señor Jesucristo se estará disfrutando en el campo espiritual la trompeta final o Gran Voz de Trompeta; y se estará disfrutando también de la expiación por dos mil años, porque Cristo es nuestra expiación por nuestros pecados.

Encontramos que el Día de Pentecostés, donde fueron llenos del Espíritu Santo y obtuvieron la transformación interior y obtuvieron así las primicias del Espíritu en donde obtuvieron sus cuerpos angelicales, un cambio en sus vidas, y fueron colocados en el Reino de Dios, porque no se entra al Reino de Dios excepto naciendo del Agua y del Espíritu, naciendo del Evangelio de Cristo y recibiendo el Espíritu Santo.

Así ha sido, comenzó allá en el Día de Pentecostés y ha continuado así en medio del Cristianismo; habrá otro pentecostés para la transformación de nuestros cuerpos, para una transformación física, para recibir la otra porción, para así tener la doble porción, para tener el cuerpo físico glorificado como Él lo ha prometido a todos los creyentes en Cristo.

En el campo espiritual será la fiesta de Pentecostés del Año de Pentecostés en donde la Iglesia del Señor Jesucristo estará en el lugar que le corresponde, la etapa o edad que le corresponde, y en donde todos los creyentes en Cristo estarán en el Templo de Dios que es la Iglesia del Señor Jesucristo, en el aposento alto de la Iglesia, que es la Edad de la Piedra Angular, la Edad de Oro. Tan sencillo como eso. Para recibir la doble porción, porque tenemos las primicias pero nos falta la otra porción, tenemos resurrección espiritual y nos falta la física para los que murieron, y para los que están vivos la transformación física, para tener todos cuerpos eternos, cuerpos inmortales, cuerpos glorificados, y eso será el otro Pentecostés, el Año de Pentecostés.

Recuerden que cada cincuenta años el año cincuenta era el año de pentecostés, donde cada persona que había sido vendida como esclava regresaba libre a su familia y a su tierra, a su herencia, también las propiedades regresaban a su dueño original; y toda la herencia de los hijos de Dios regresará a las manos de los hijos de Dios, por eso dice la Escritura en Romanos, capítulo 8, versos 14 al 39, que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro, herederos de Dios y coherederos con Cristo.

Herederos ¿de qué? De toda la herencia divina que nos corresponde como hijos e hijas de Dios, y eso lo tendremos físicamente en el Año de Pentecostés que corresponde a la Iglesia, a la edad o etapa de la Edad de Oro, la Edad de la Piedra Angular; ese es el aposento alto en el Templo espiritual, la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahí estarán todos unánimes juntos, creyendo y pensando iguales y esperando lo mismo: la transformación para los que están vivos y la resurrección para los que ya murieron.

Ese es el otro Pentecostés, el cual lo vemos también como el Día de Pentecostés y luego lo vemos en el Año de Pentecostés. Pentecostés es cincuenta, fue el Día de Pentecostés allá, el día cincuenta, y será el Año de Pentecostés el año cincuenta cumpliéndose en el Día Postrero, el Año del Jubileo.

Ahora vemos que en las fiestas hebreas está contenido todo el misterio de las fiestas y del Programa Divino que Él llevaría a cabo; fiesta de las Trompetas, fiesta de la Expiación siendo dada a conocer a Israel, e Israel arrepintiéndose y pidiendo perdón a Dios por lo que pasó, porque ese es el perdón que todos necesitamos siempre: el de Dios, ese es el más que cuenta.

Y ahora, y luego la fiesta de los Tabernáculos para Israel que será el Reino del Mesías en donde estará al Mesías con Su Iglesia, estarán en cuerpos glorificados gobernando, la Iglesia será el gabinete del Reino del Señor, porque ella será, la Iglesia será, la Esposa, la Reina con el Rey que es Cristo. Estarán en cuerpos inmortales, serán como los Ángeles que ni se casan ni se dan en casamiento dijo Cristo.

Y ahora, así como Cristo dijo a Sus discípulos que se quedaran en Jerusalén hasta que fueran investidos de poder de lo alto, y no les dijo qué día sería, porque algunas veces cuando se le dice el día a la persona, entonces no viene días antes, sino que todo lo deja para última hora, y tenían que estar desde antes en el aposento alto, en donde estarían hablando, orando, ayunando, y esperando la venida del Espíritu Santo.

Así también estarán los creyentes en Cristo en el Día Postrero en el Templo espiritual de Cristo que es Su Iglesia, en el aposento alto, la Edad de la Piedra Angular, la Edad de Oro de la Iglesia, escuchando, orando y preparándose para la venida de la transformación, la Venida de Cristo transformando los cuerpos de los creyentes que estarán vivos, y de los que murieron trayéndolos resucitados en cuerpos glorificados.

Ahora, podemos ver lo que fue el aposento alto allá, un lugar en el templo que estaba en Jerusalén, en la parte alta donde estuvieron allá encerrados. Y acá para recibir la doble porción, será arriba en la parte alta del Templo espiritual, la Edad de la Piedra Angular, la Edad de Oro de la Iglesia del Señor, la Edad de Adopción para todos los hijos e hijas de Dios, y la adopción será nuestra transformación, la redención del cuerpo.

Por lo tanto, estamos llamados a quedar en el Templo del Señor en el aposento alto esperando ¿qué? Nuestra transformación, ahí será la transformación para todos los creyentes en Cristo en la Iglesia del Señor Jesucristo, porque Él viene por ella, por Su Iglesia, y así serán recogidos todos los hijos e hijas de Dios y llevados a la presencia de Dios, presentados a Dios, porque son los escogidos que son cosechados y presentados a Dios conforme al Programa Divino, son el trigo de Dios presentado a Dios como en la parábola del trigo y de la cizaña.

«INVESTIDOS DE PODER DESDE LO ALTO,» desde el Cielo, así también será para los creyentes en Cristo en el Día Postrero, serán investidos con una doble porción donde recibirán la transformación de sus cuerpos, y después llevados al Cielo, por supuesto estarán unos días aquí en la Tierra, digamos 30 o 40 días, y después irán con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Carros de fuego, ovnis, platillos voladores, se encargarán de llevarlos a la Cena de las Bodas del Cordero.

Hay millones de carros de fuego en el Cielo, por lo tanto, no habrá problemas con las transportación, ellos van a estar apareciendo más a menudo en medio de los Cielos, y cuando ustedes vean repitiéndose mucho las apariciones, algo está por suceder en la Tierra.

La Tierra y los escogidos están protegidos por Dios y por los Ángeles de Dios, esos carros de fuego. ¿Recuerdan a Eliseo? Que estaban buscándolo los del ejército sirio para llevárselo preso o matarlo, y llegaron, rodearon la casa de Eliseo, y se levanta Giezy, su servidor, su siervo, ve por la ventana y ve que están cubiertos los montes, todos los alrededores de la casa de Eliseo, de los sirios, y le dice: «Señor, señor, los ejércitos sirios nos han rodeado,» Eliseo le dice: «Son más los que están con nosotros que los que están en contra.»

Pero no habían ejércitos de los judíos allí, Giezy no veía nada más que el ejército enemigo, y vuelve Giezy y mira por la ventana y ve acercándose al ejército enemigo y le dice: «Nos han rodeado, los ejércitos enemigos están alrededor de la casa,» si lo buscan lo leen, ya puede estar en otras palabras pero significa eso, y Eliseo le dice, ora a Dios: «Dios, ábrele los ojos a éste para que vea,» y cuando mira ve los montes llenos de carros de fuego, de platillos voladores, de extraterrestres si les quieren llamar así.

Por eso Eliseo se acostaba a dormir tranquilo, no se preocupaba, ese discípulo de Elías aprendió mucho, aprendió muy bien en el tiempo que estuvo como siervo, servidor, de Elías, estuvo siendo entrenado, esa fue la universidad para Eliseo, a tal grado que pidió una doble porción del espíritu que estaba en Elías. Elías representa a Cristo y Eliseo representa a la Iglesia del Señor Jesucristo, por eso la Iglesia aprende de Cristo, Su Señor.

Y ahora, viene otro investimento de poder de lo alto para la Iglesia del Señor Jesucristo en el aposento alto de la Edad de Oro de la Iglesia, donde suben para recibir la plenitud de Dios, recibir la adopción de hijos e hijas de Dios, la adopción física será la transformación, la redención del cuerpo, y si alguien necesita esa adopción, esa transformación, más que nadie, soy yo.

Es que nuestros cuerpos físicos, por ser un cuerpo temporal, a medida que va pasando el tiempo, las luces, los rayos de luz, que tienen, se van agotando como una linterna o lámpara de pilas que se le van agotando las pilas y entonces cada día van perdiendo fuerza y alumbra menos. Así pasa con el cuerpo físico, y ya después a lo último lo que queda es el último rayito de luz y por eso las personas cuando llegan a cierta edad se ponen más débiles y pierden mucha habilidad y agilidad y ya no son físicamente ni mentalmente como cuando tenían 18 años o 20 años.

Pero el cuerpo nuevo glorificado será diferente, no se pondrá viejo, y tendrá todo el poder de Dios, de Cristo, en él. Los creyentes en Cristo serán iguales a Jesucristo, con cuerpos iguales y con poder igual, así que esa es la bendición grande que viene para los creyentes en Cristo en el Día Postrero, en el aposento alto, donde hemos sido convocados por la Gran Voz de Trompeta para estar, para recibir, ese investimento de poder de lo alto, esa transformación, para luego ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

«INVESTIDOS DE PODER DESDE LO ALTO.»

Eso es lo que viene para los creyentes en Cristo en el Día Postrero en el Año de Jubileo, el año cincuenta, el Aaño de Pentecostés.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted, los que están aquí presentes pueden pasar al frente si todavía no han recibido a Cristo, para que Cristo los reciba en Su Reino. Y los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino, les coloque en Su Cuerpo Místico de creyentes. Y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo en estos momentos, para que Cristo les reciba en Su Reino.

Vamos a dar unos minutos mientras vienen a los Pies de Cristo los que están presentes y todavía no han recibido a Cristo como Salvador, y también los que están en otras naciones.

La fe viene por el oír la Palabra, por lo tanto, ya ha venido la fe de Cristo a vuestra alma, y con el corazón se cree para justicia, por lo tanto, ya usted está creyendo en Cristo si todavía no había recibido a Cristo como Salvador, y con la boca se confiesa para salvación, ahora tiene la oportunidad de confesar públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador, ¿para qué? Para recibir la salvación y Vida eterna.

Es importante estar seguro en la vida de que cuando termine su tiempo aquí en la Tierra en el cuerpo físico, vivirá en el Reino de Dios con Vida eterna. Por lo tanto lo más importante es la Vida eterna para todo ser humano. Sin Vida eterna, la vida terrenal, por cuanto es pasajera, significará muy poco luego que terminen sus días aquí en la Tierra.

Estamos en la Tierra para hacer contacto con Cristo, la Vida eterna, ser rociados con la Sangre de Cristo y ser limpiados de todo pecado y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento y por consiguiente la Vida eterna.

Es importante saber por qué vivimos en este planeta Tierra, por qué hemos nacido en este planeta Tierra: es por un propósito divino, hay que entenderlo para no pasar por esta Tierra sin tener significado nuestra vida en la Tierra.

Vamos a estar en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en diferentes países. Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos en estos momentos, los que están presentes y los que están en otras naciones, para la oración por los que han venido a los Pies de Cristo en diferentes naciones:

Padre celestial, mira a todas las personas que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, te ruego los recibas en Tu Reino, los perdones y con Tu Sangre los limpies de todo pecado.

Y ahora, repitan conmigo esta oración:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano. Señor, reconozco que no hay otro Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, solamente en Tu Nombre es que podemos ser salvos.

Señor ,escuché la predicación de Tu Evangelio, he creído en Tu Sacrificio y reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Doy testimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y produzcas en mí el nuevo nacimiento.

Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino. Señor, haz realidad en mí Tu salvación que ganaste para mí y para todos los que Te recibirían como único y suficiente Salvador, hazla una realidad en mi vida.

Sálvame Señor, te lo pido en el Nombre glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora con las manos nuestras levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.

Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados, y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: «Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible.» Bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, por eso es que Cristo ordenó ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura, «y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.» Tan sencillo como eso.

Es un asunto de Vida eterna o de perdición eterna, es un asunto de recibir a Cristo para recibir la Vida eterna, o es un asunto de no recibir a Cristo, de no creer y recibir a Cristo, para la persona perder la oportunidad de vivir eternamente; será condenado el que no crea en Cristo, no crea el Evangelio de Cristo y no reciba a Cristo como Salvador. El mismo Cristo lo dice, por lo tanto así es y así va a ser.

Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Por lo tanto bien pueden ser bautizados y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, ustedes que están en diferentes naciones y han recibido a Cristo como único y suficiente Salvador, y que Dios los bendiga y les guarde y nos continuaremos viendo eternamente en el Reino de Cristo nuestro Salvador. Que Dios les bendiga y les guarde, y hasta el próximo domingo Dios mediante.

Dejo por aquí al reverendo José Benjamín Pérez, y en cada país dejo al ministro correspondiente para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Bueno, continúen pasando todos una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

«INVESTIDOS DE PODER DESDE LO ALTO.»

Scroll al inicio