Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes y ministros presentes y también los que están en diferentes naciones. Que las bendiciones de Dios, del Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos hable en esta ocasión, nos abra las Escrituras, nos hable por la Palabra y nos permita entenderla. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para tener unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios, la Biblia, y así disfrutar estos momentos espirituales alrededor de la Palabra de Dios.
Hemos escuchado acerca de todas las cosas que van a suceder y del último que escuchamos siendo leído fue de terremotos y cosas así, y la humanidad hoy está un poco asustada, hoy y mañana, por las profecías mayas, y también por lo que profetizó Nostradamus cientos de años atrás hablando acerca del 20 de mayo del 2.012; y lo que fue hablado por ellos, por los mayas y por Nostradamus, no es bueno para la humanidad, es de terremotos, maremotosy cosas así.
Y la Tierra pasando por el área allá en el Cielo, allá en el zodiaco, que es la primera Biblia, por lo tanto, lo que está allá en el zodiaco, allá en el Cielo, también está aquí en la Biblia; por eso fue que Dios le dijo a Abraham, hablándole de la primera Biblia, le dice: “Mira los Cielos y cuenta las estrellas si las puedes contar, así será tu simiente, tu descendencia.”
En las estrellas del Cielo están reflejados los hijos e hijas de Dios, la simiente de Abraham, la simiente de Abraham según la fe de Abraham, y también la simiente terrenal de Abraham que es el pueblo hebreo, y la simiente espiritual son los creyentes en Cristo que por medio del nuevo nacimiento descienden de Abraham por medio de Cristo que es el que produce por medio de Su Espíritu el nuevo nacimiento, y por consiguiente son, en el campo espiritual, la casa de David, los descendientes de Abraham por la fe en Cristo, el cual produce el nuevo nacimiento en todos los que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma, creen y dan testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como único y suficiente Salvador, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en ellos el nuevo nacimiento; así obtienen el cuerpo angelical en el cual después cuando mueren, pasan al Paraíso y viven en cuerpos angelicales hasta la resurrección.
Y en la resurrección vienen con sus cuerpos angelicales a la Tierra, reciben el cuerpo físico nuevo glorificado, igual al cuerpo glorificado de Cristo nuestro Salvador; y los creyentes en Cristo nacidos de nuevo que estén vivos, los cuales estarán formando la Iglesia del Señor Jesucristo en la etapa correspondiente a nuestro tiempo, al tiempo final serán transformados, y entonces todos estarán en cuerpo glorificados igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
Y luego estarán en la Tierra una temporada, digamos de treinta a cuarenta días, como Cristo estuvo cuarenta días ya resucitado con Su cuerpo glorificado y luego subió al Cielo; así será con los creyentes en Cristo que resucitarán en cuerpos glorificados y los vivos que serán transformados. Durante ese tiempoestará la manifestación plena de Dios en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo y por consiguiente en este planeta Tierra, y así será la adopción de los hijos e hijas de Dios que será la redención del cuerpo, o sea, la glorificación de todos los hijos e hijas de Dios.
Por eso el apóstol San Pablo nos habla de este evento tan grande que va a suceder, pero recuerden que antes de suceder y para que suceda la resurrección (cuando Cristo resucitó hubo un terremoto), habrá un terremoto grande, y probablemente será el terremoto de California, en donde desaparecerá California, y probablemente otros Estados también de Norteamérica, y no se sabe cómo afectará a la América Latina y sobre todo a las costas de la América Latina que colindan con el Pacífico; la misma línea de California hacia abajo, toda esa costa tendrá sus problemas.
Nos ha tocado vivir en la América Latina, que es parte del continente americano, donde la gloria de Dios fue manifestada en Norteamérica, en la etapa que corresponde a Norteamérica, y la otra parte corresponde a la América Latina; porque es en el continente americano, el cual es el Oeste del mundo, el Oeste de las naciones; y China, y Rusia, Japón, y todos esos sitios, son el Este, y el Medio Este o Medio Oriente corresponde a Israel y los países árabes de ese territorio.
Todos esos países que están en ese territorio del Medio Oriente son el territorio donde comenzó el Evangelio, allá en Jerusalén y todo Israel, y luego pasó a Asia Menor, a todo ese territorio en donde San Pablo comenzó, y luego se movió hacia Europa el Evangelio, y de Europa pasó a Norteamérica, al continente americano; y el continente americano tiene dos partes importantes que es: Norteamérica y la América Latina incluyendo el Caribe.
Y todavía el Evangelio de Cristo está en el continente americano, y por consiguiente la gloria de Dios la veremos manifestada en este tiempo final en toda Su plenitud. Por eso le fue mostrado al reverendo William Branham en visión una Gran Carpa-Catedral en donde la misma Columna de Fuego que le acompañaba y el mismo Ángel que le acompañaba, estará presente, y grandes bendiciones de parte de Dios vendrán para las personas que estén relacionadas al cumplimiento de la Visión de la Carpa.
Para el cumplimiento de la Visión de la Carpa habrá un pueblo creyente en esa visión, habrá un pueblo que estará trabajando en pro de ese proyecto divino porque alguien lo tiene que llevar a cabo, lo tiene… tiene que ser construida esa Gran Carpa-Catedral en algún país del continente americano, y ahora la bendición ha pasado a la América Latina y el Caribe.
Por lo tanto, la América Latina y el Caribe tiene una promesa de una bendición muy grande en el Programa de Dios en medio del Cristianismo. De que habrá personas que se opondrán al cumplimiento de esa visión, los habrá; pero ya fue vista esa Visión de la Carpa y habrá personas trabajando e iglesias trabajando en pro de ese proyecto, y donde aparezca y Dios se manifieste en toda Su plenitud, ese era el lugar y esa era la Visión de la Carpa que sería cumplida en algún momento de la historia del Cristianismo. Tan sencillo como eso.
Y las personas que habrán trabajado en ese proyecto, e iglesias, dirán: “Yo tengo una partecita ahí en ese proyecto, yo creí esa Visión de la Carpa, esa Palabra de Dios, la creí y trabajé para que se hiciera realidad esa Visión de la Carpa.” Y Dios respalda Su promesa, Él no puede negar Su promesa, Él no puede dejar de respaldar Su promesa, porque estaría en contra de Su propia Palabra, de Su propio Programa. Así que en algún lugar se hará una realidad la Visión de la Carpa que va a ser de bendición para todas las naciones, para todos los seres humanos.
Ahora, recuerden que no siempre, cuando hay una bendición para las personas, no siempre todo el mundo va a estar de acuerdo, hay personas que estarán en contra y estarán en contra de lo que será para su propia bendición también; pero así ha sido en medio de la raza humana. Es como una persona muy buena, un ministro muy bueno, pero que le gustaba bromear, no lo decía con mala intención, era por bromear con las personas y los jóvenes, dicen que en una ocasión (él mismo lo cuenta)… que en una ocasión vio un grupo de personas que estaban hablando y llega y les dice: “¿De qué están hablando ustedes? ¿De qué están hablando (para contradecir)?”
Y siempre habrá personas que van a buscar saber de qué se está hablando, para contradecir; la persona pues lo hacía en broma, pero en serio hay personas que quieren saber de qué se está hablando, qué se cree, y con relación a todo esto, de esta bendición grande que viene para el pueblo de Dios, para los cristianos, para los creyentes en Cristo, para creyentes en Cristo de todos los grupos religiosos, y sobre todo para los que van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Que ninguno de los que me escuchan vaya a ser uno de los que quieran oír para contradecir, sino para que nazca la fe, sea afirmada, confirmado, en la fe de la Palabra prometida para nuestro tiempo y reciba las bendiciones que Dios tiene para ese tiempo.
Para la resurrección les dije que habrá un terremoto muy grande, y de seguro será el de California, donde los Ángeles, California, va a desaparecer, y Hollywood y todo eso va a desaparecer, y California completa, y algunos estados más. El reverendo William Branham vio y el Espíritu de Dios profetizó sobre ese evento, y él dijo que sería una décima parte de Norteamérica que sería destruida por ese terremoto. Así que será bastante. Va a desequilibrar al mundo entero, y es que hay en la Escritura una profecía en Hebreos, capítulo 12, versos 25 en adelante, donde dice San Pablo:
“Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos (¿quién es el que amonesta desde los Cielos? El Espíritu Santo).
La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.”
O sea, que ese terremoto va a estremecer la Tierra, el Cielo va a ser estremecido también, y dice que va a caer todo, las cosas… “indica la remoción de las cosas movibles,” o sea, van a ser removidas, por ejemplo, las torres, que son los edificios, o sea, que las ciudades van a tener grave problema con ese terremoto, y no solamente será conmovida la Tierra, sino dice también “el cielo.”
O sea, que cosas en el Cielo van a pasar; pero dice: “…para que queden las inconmovibles,” vamos a ver cuáles son las inconmovibles:
“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible (o sea, el Reino de Dios, el Reino de Cristo, es inconmovible, y ese permanecerá), tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.”
Cuando Cristo salga del Trono del Padre para hacer Su Obra de Reclamo, al tomar el Libro sellado con siete Sellos y abrirlo en el Cielo y hacer Su Obra de Reclamo, estará como León, como el León de la tribu de Judá, y como Juez, y por consiguiente traerá el juicio divino, y por lo que se ve comienza con un terremoto muy grande.
Y bajo ese tiempo de tanta confusión en algún momento Cristo se llevará a Sus escogidos, Su Iglesia, a la Cena de las Bodas del Cordero, ni se dará cuenta la humanidad que hubo un rapto o arrebatamiento de los creyentes en Cristo; y luego la gran tribulación será el juicio divino sobre todos los que no recibieron a Cristo como Salvador, sobre todas las naciones y sobre las vírgenes insensatas o vírgenes fatuas de la parábola de las diez vírgenes de San Mateo, capítulo 25, versos 1 al 13, las cuales no tenían aceite, o sea, no tenían aceite en sus lámparas, o sea, no tenían el Espíritu Santo en ellos.
Esos son los creyentes en Cristo sin el Espíritu Santo, son creyentes profesantes, pero sin obtener el nuevo nacimiento. Pero las vírgenes prudentes, que son los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, serán transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Por lo tanto, aunque la Tierra tiemble, y los montes sean sumergidos, sean destruidos o sumergidos, a lo profundo del mar, no podemos temer, no temeré mal alguno, porque el Señor, Cristo en Espíritu Santo, ha estado, está y estará con nosotros.
¿Y qué si alguno de nosotros muere en ese terremoto? Resucita rápidamente porque es el terremoto para la resurrección, y lo más probable es el terremoto de California;
ese terremoto va a afectar también la América Latina, pero no hay ningún problema con los creyentes en Cristo.
Ese problema que hubo de esas usinas o centrales de producir energía eléctrica, por medio de energía atómica, allá por Japón, puede ocasionar que todo eso que se fue al mar, cause graves problemas en el mar pacífico, Océano Pacífico, y traiga consecuencias no solamente para Japón, China, Rusia, demás países que están en el Oriente, o sea en el Este, sino que también para el Oeste, que corresponde al continente americano.
Me dijeron que hace como un mes pasaron por televisión en un canal de Puerto Rico que habrá un terremoto muy grande, y que Puerto Rico va a ser afectado, pero eso vamos a dejarlo quietecito, vamos a dormir tranquilos y a vivir tranquilos, “no temeré mal alguno,” ni a la vida ni a la muerte, tomando siempre las precauciones por causa de la familia, porque todo el mundo quiere lo mejor para su familia, pero sabiendo que Dios sabe quiénes van a ser resucitados, y para eso tienen que morir, y quiénes van a ser transformados estando vivos. Por lo tanto, nuestra vida está en las manos de Cristo; por eso no pueden las personas estar en pánico por las cosas que han de
venir sobre la Tierra. Cristo dijo que habrá pánico, pero no debe de haberlo en los creyentes en Cristo.
Vamos a leer aquí Romanos, un poquito aquí, capítulo 8, verso 14 en adelante, dice:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”
Y el verso 9 dice:
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
O sea, para ser de Cristo la persona tiene el Espíritu de Cristo. Sigo en el verso 14, dice:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Abba,
significa Padre: Abba, Padre)
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados (vamos a ser glorificados al ser creyentes en Cristo con el Espíritu de Cristo).
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.”
O sea, la manifestación de los hijos de Dios es la adopción, glorificación, de los hijos de Dios como hijos e hijas de Dios a imagen y semejanza de Cristo nuestro Salvador, ese es el anhelo, no solamente nuestro, sino de toda la creación:
“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.”
Todos esos problemas que hay en el planeta Tierra: terremotos, maremotos, tsunamis, volcanes, eso es la Tierra gimiendo, y por consiguiente son dolores de parto porque va a dar a luz una Tierra nueva para el Mesías y todos los creyentes en Cristo que la van a habitar para el Reino milenial de Cristo:
“Y no sólo ella (no solo la Tierra está con dolores de parto)…y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
La redención de nuestro cuerpo, que será nuestra transformación.
El pueblo, “UN PUEBLO ESPERANDO LA MANIFESTACIÓN DE DIOS EN TODA SU PLENITUD.”
Ese pueblo esperando la manifestación de Dios en toda Su plenitud es la Iglesia del Señor Jesucristo a la cual pertenecen y la forman todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo. ¿Y por qué están esperando la adopción, la redención del cuerpo? porque es una promesa divina; por ejemplo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21 nos dice San Pablo, conocedor de este misterio:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Aquí tenemos promesa de una transformación para todos los creyentes en Cristo para ser iguales a Cristo, para ser a la semejanza física de Cristo, y la semejanza física del Señor es Su cuerpo glorificado. Primera de Tesalonicenses también el apóstol Pablo dice, verso 13 en adelante, dice:
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él (o sea, a los que han muerto físicamente, creyentes en Cristo, Cristo los traerá en Su Venida en el Día Postrero en cuerpos glorificados).
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.”
La Venida de Cristo es para la transformación, resurrección de los muertos creyentes en Cristo en donde les dará del polvo de la tierra un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible, igual al cuerpo glorificado que Él tiene; y a los que están vivos en ese momento, creyentes en Él nacidos de nuevo, los transformará, y entonces todos seremos jóvenes, seremos personas que representarán de dieciocho a veintiún años de edad, con cuerpos glorificados, cuerpos eternos, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.”
Son palabras de aliento en este tiempo tan peligroso en que vivimos, en donde la Tierra va a vomitar sus moradores. Ahí también en el capítulo 5, verso 1 en adelante de Primera de Tesalonicenses, dice:
“Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.
Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;
que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.”
Por eso hay que vigilar este tema de la paz, porque cuando digan: paz y seguridad, entonces vendrá, de momento, repentinamente, destrucción: una tercera guerra mundial,
también los problemas del medio ambiente, y así por el estilo:
“Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.
Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.”
¿Por qué? porque los hijos e hijas de Dios creyentes en Cristo, que forman la Iglesia del Señor Jesucristo, no pertenecen al reino de las tinieblas que es el reino de tinieblas, de oscuridad, por eso “vosotros no estáis en tinieblas, vosotros sois hijos de luz,” hijos del Reino de Cristo, el Reino de luz, en donde la Luz de Cristo por medio de Su Palabra revelada nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.
“Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.
Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.”
Así que ya sea que la persona muera, no tendrá problemas, y si vive, tampoco tendrá problemas. Vivamos entonces despiertos espiritualmente; por ejemplo, vean aquí (luego continuaremos con lo de la resurrección)… vean, aquí en San Lucas, capítulo 21, versos 25 en adelante dice:
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas (o sea, maremotos, tsunamis, todas esas cosas, y cuando ocurre un terremoto, hay un maremoto o tsunami muy grande).”
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”
Cuando comencemos a ver estas señales en el sol, la luna y las estrellas y todas estas demás cosas, entonces es tiempo de tener nuestra mirada en el Cielo, en las cosas de Dios; es la única esperanza para el ser humano: Cristo y Su Programa de salvación, de redención, para este tiempo final:
“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.”
Antes de la cosecha, que es en verano siempre, viene la primavera (y por consiguiente el verano) y los árboles floreciendo es señal de que luego está cerca el verano para
cosecha, dice:
“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles…”
La higuera es Israel, y todos los árboles son los demás árboles, tenemos el pueblo árabe, los musulmanes, todas esas naciones del mundo árabe, y demás naciones del Medio Oriente, hemos estado viendo que han estado floreciendo. ¿Qué ha pasado? Cuando se florece es en la primavera, ¿vieron que están relacionando todo ese problema que está habiendo en el Medio Oriente con la ‘primavera árabe?’ Ahí podemos ver que es tiempo de primavera y luego vendrá el tiempo de verano en donde Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante, nos dice:
“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.
Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas (ahí están los ciento cuarenta y cuatro mil que serán llamados y juntados en el tiempo final, doce mil de cada tribu de los hijos de Israel).
Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.
Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los
hombres como primicias para Dios y para el Cordero;
y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono.”
No contaminarse con mujeres significa o muestra que no se contaminaron con grupos religiosos fuera de lo que ellos habían creído y luego reciben al Mesías en Su Venida en el Día Postrero:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno (tenía esta Ángel mensajero el Evangelio eterno, o sea, tenía el mensaje de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y también conocedor del mensaje del Evangelio de la Gracia, el Evangelio de Cristo)… que tenía el evangelio eterno, para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado (es el que anuncia la hora del juicio divino, anuncia las cosas que tienen que suceder en este tiempo final, dice que es ‘para predicarlo a toda nación, lengua y pueblo, porque la hora de Su juicio ha llegado,’ viene anunciando el juicio divino que ha de venir sobre la Tierra); y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”
Así que ahí podemos ver lo que estará sucediendo en este tiempo final.
Luego en Apocalipsis, capítulo 14, verso 14 en adelante dice:
“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro (estaba coronado, era Rey), y en la mano una hoz aguda.
Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega (ya entonces eso es verano, tiempo de cosecha, luego de la
primavera)…mete tu hoz y siega porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.
Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada (la cosecha fue llevada a cabo).”
¿Recuerdan la cosecha del trigo en la parábola del trigo y de la cizaña en San Mateo, capítulo 13, versos 30 al 43? Es lo mismo:
“Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda.
Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras.
Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra (la Tierra es una gran viña), y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios (o sea, a los que van a pasar por la gran tribulación bajo la ira de Dios).
Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.”
Eso nos habla de la gran tribulación, por la cual pasarán todas esas personas que estarán representadas en las uvas. Apocalipsis 19, versos 11 en adelante dice:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.
Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones (la Espada es la Palabra de Dios), y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso…”
Ahí tenemos el que pisa el lagar del vino de la ira del Dios Todopoderoso, es Cristo, el cual traerá el juicio divino sobre este planeta Tierra. Es importante entender estas cosas y entender cómo es que escaparán los creyentes en Cristo de la gran tribulación: es por medio de Cristo, el Ángel del Pacto, que los transformará a los que estén vivos, y a los que murieron los resucitará en cuerpos glorificados, y luego de estar aquí en la Tierra unos 30 o 40 días ya resucitados los muertos que resucitarán y los vivos transformados, luego serán arrebatados, raptados, con Cristo, e irán con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Por lo tanto, todo eso será en la manifestación de Dios en toda Su plenitud en medio de Su Iglesia, el pueblo esperando, ¿cuál es ese pueblo? Los creyentes en Cristo nacidos de nuevo que forman la Iglesia Novia del Señor Jesucristo, los escogidos de Dios.
La manifestación de Dios en toda Su plenitud, el pueblo es la Iglesia compuesta por los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, esperando, esperando con paciencia lo que ha sido prometido, esa promesa de una manifestación plena en medio de la Iglesia, manifestación plena de Dios; y hemos visto que la manifestación plena de Dios en medio del Cristianismo va a ser en el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Tan sencillo como eso, para bendición de todos los creyentes en Cristo.
Y donde se cumpla esa Visión, ahí estará el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto; ahí estará la Columna de Fuego, ahí estará el Ángel que acompañaba al reverendo William Branham, y ahí habrá una bendición grande para todos los creyentes en Cristo; y Dios en el campo espiritual estremecerá este mundo, y en el campo físico será estremecido este mundo, este planeta, y también los Cielos o el Cielo, conforme a lo que leímos en Hebreos, capítulo 12, versos 25 al 29.
El pueblo, la Iglesia del Señor Jesucristo, esperando, esperando con paciencia lo que Dios prometió, lo que Cristo ha prometido, lo que Dios habló por medio de los profetas, por medio de Jesús, por medio de los apóstoles, por medio de los mensajeros que Él ha enviado a Su Iglesia, y la promesa grande es la Venida del Señor y la resurrección de los muertos en Cristo, la transformación de los vivos, y el rapto o arrebatamiento de los creyentes en Cristo para ir a la Cena de las Bodas del Cordero; esa es la promesa más grande, y en esa promesa descansa la Iglesia del Señor Jesucristo; está descansando en la promesa de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia para llevarla con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, y eso no va a fallar, sabemos que es así como ha sido dicho: así va a suceder.
Por lo tanto, habrá una manifestación plena de Dios, una manifestación de Dios en toda Su plenitud, y dará la fe a los creyentes en Cristo para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, dará así la fe de rapto, la fe para ser transformados y raptados; y así se obtendrá la gran victoria en el amor divino en el tiempo final o etapa final de la Iglesia del Señor Jesucristo en esta Tierra estando todavía cada creyente en Cristo sin transformar, pero con la fe en Cristo esperando el cumplimiento de esas promesas.
Y lo que Él ha prometido, lo va a cumplir en mí, ¿y en quién más? en cada uno de ustedes también: una transformación física, en donde vamos a ser cambiados en nuestros átomos, de mortales en átomos de inmortales, con el poder con el cual Cristo sujeta a Sí mismo todas las cosas, eso es lo que dice Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21.
Cuando se habla en este tiempo de “primavera árabe”, recuerden: “Israel: la higuera, y los demás árboles;” los demás árboles del Medio Oriente son los pueblos árabes, son las personas del Medio Oriente, el pueblo musulmán, pueblo del Medio Oriente; y los demás pueblos en medio de los gentiles, demás pueblos en Europa, y también en el Oriente: China, Rusia, la India, Japón y demás países, pues son las naciones de esos países.
Está sucediendo algo en el planeta Tierra en medio de las naciones, en donde están gimiendo las naciones y sus habitantes. Es que todo va a ser preparado para el Reino del Mesías, y por consiguiente va a ser quitado por Cristo lo que hay, para Él colocar todo Su Programa en este planeta Tierra. Estamos en el tiempo en que la Piedra no cortada de manos de Daniel, capítulo 2, verso 30 al 43, vendrá en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, que es la última etapa del reino de los gentiles, y los pies de hierro y de barro cocido van a ser desmenuzados y también las demás etapas del reino de los gentiles; los residuos que quedan de esas etapas del reino de los gentiles van a recibir las consecuencias del impacto de la Piedra no cortada de manos que vendrá en el Día Postrero, que será la venida del Mesías; para el Cristianismo, la segunda Venida de Cristo.
Para los judíos será la primera Venida, porque cuando vino en medio del pueblo hebreo con el nombre Jesús, pues no le recibieron y así estaba en el Programa Divino, y por cuanto estaba así en el Programa Divino para que llevara a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, pues entonces oramos por Israel para que Dios tenga misericordia de Israel; aunque tendrán que pasar por la gran tribulación, por los juicios divinos, para ser purificados, porque ya no habrá Sangre en el Lugar Santísimo en el Templo celestial, y por consiguiente tendrán que pasar por la gran tribulación juntamente con las vírgenes insensatas o fatuas, y para ser purificadas las vírgenes insensatas también.
Por lo tanto, nuestra esperanza está en Cristo, la única esperanza es la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia para la transformación y rapto o arrebatamiento de todos los creyentes en Cristo, los que murieron siendo resucitados en cuerpos glorificados y los que vivimos siendo transformados en el Día Postrero.
Estamos al final del reino de los gentiles y estamos en la etapa más gloriosa, la etapa de oro de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, no hay palabras para formar, o no hay letras para formar palabras para decir la bendición tan grande que hay para la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final; pero tampoco hay palabras para formar y para decir, para hablar, las cosas terribles que vendrán sobre la raza humana.
No hay palabras para explicar cómo será la gran tribulación, va a ser lo más terrible por lo cual haya pasado la raza humana. Así está escrito y así va a suceder, no se puede evitar, como tampoco se puede evitar las bendiciones tan grandes que Dios ha prometido llevar a cabo, derramar, sobre Su Iglesia por medio de Cristo en el Día Postrero, en la manifestación de Dios en toda Su plenitud en medio de Su Iglesia, los que esperan, el pueblo que espera con paciencia la manifestación gloriosa de Dios en toda Su plenitud.
Por eso es tan importante recibir a Cristo como único y suficiente Salvador antes que Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo en donde está como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre haciendo intercesión por todo aquel que lo recibe como único y suficiente Salvador.
Y si hay alguno en esta ocasión que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos orando por usted para que Cristo lo reciba en Su Reino, y así reciba la bendición de Dios y entre al Reino de Dios, al Reino de Cristo, bajo el nuevo Pacto y queda cubierto con la Sangre del nuevo Pacto, la Sangre de Cristo nuestro Salvador; para lo cual, si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos los que están aquí presentes y los que están en otras naciones.
Y los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador, para lo cual pueden venir acá al frente y estaremos orando por usted. Y los que están en otras naciones también pueden pasar al frente en el lugar que se encuentren para que queden incluidos en la oración que estaremos haciendo dentro de algunos minutos.
Dios tiene mucho pueblo en toda la América Latina y el Caribe y los está llamando en este tiempo final.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que están viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos en diferentes naciones.
De un momento a otro se va a completar la Iglesia del Señor Jesucristo y entonces Cristo saldrá del Trono de Intercesión porque ya habrá hecho intercesión por todos los que formarían Su Iglesia en las diferentes etapas de Su Iglesia.
Con nuestras manos levantadas al Cielo, y nuestros ojos cerrados, oremos a Dios:
Padre nuestro que estás en los Cielos, he aquí vengo a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo con todas estas personas que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Padre celestial, recíbelos en Tu Reino, son Tuyos. En el Nombre del Señor Jesucristo te lo ruego.
Y ahora, los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración, los que han venido en estos momentos en diferentes países:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón. Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida y creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Creo que no hay otro nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, solamente en Tu Nombre.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador. Señor, doy testimonio público de Ti, doy testimonio público de mi fe en Ti y de Tu fe en mí y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Te lo ruego, Señor Jesucristo, en Tu Nombre glorioso Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, todos decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.
Los que han venido a los Pies de Cristo en diferentes países, me dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, porque Cristo dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?” es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.
El agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo las que nos limpia de todo pecado, pero el bautismo en agua es un mandamiento de Cristo nuestro Salvador, el cual también fue bautizado por Juan el Bautista, cuando fue para ser bautizado por Juan en el Jordán, Juan decía: “Yo tengo necesidad de ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí para que yo te bautice?” y Jesús le dijo: “Nos conviene cumplir toda justicia.”
Y entonces lo bautizó, y cuando subió de las aguas bautismales el Espíritu Santo vino sobre Jesús y la Voz del Cielo dijo, la Voz del Padre dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia.” Y luego fue llevado por el Espíritu al desierto y estuvo allí cuarenta días y cuarenta noches sin comer y beber, y hubo fieras allí, pero los ángeles también estaban allí y le servían al Señor Jesucristo, lo protegían.
Si Cristo tuvo necesidad de ser bautizado para cumplir toda justicia delante de Dios, cuánto más nosotros, por lo cual es importante saber que es un mandamiento de Cristo, el cual dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
El bautismo en agua es tipológico, es a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, ese es el simbolismo del bautismo en agua en el Nombre del Señor, y así la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino glorioso de Cristo nuestro Salvador.
Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo, y estén tranquilos, sin temor alguno; y si ocurre lo que los mayas y Nostradamus dijo, esas profecías si se llegan a cumplir ¿qué será de nosotros? No se preocupen, nada nos podrá apartar del amor de Cristo, el amor de Dios que es por medio de Cristo nuestro Salvador, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, y mucho menos terremotos o maremotos o volcanes o cosas así.
Nada nos podrá apartar del amor de Cristo, y si usted no está en el Programa Divino para morir, no va a morir; si en el Programa Divino está que usted parta y sea testigo de la resurrección, entonces va a morir su cuerpo físico en alguna forma y no necesariamente en el terremoto que va a venir, puede morir antes; no después de la resurrección, no después de la transformación, pero antes podrá morir.
Así que no hay porqué temer, sin temor alguno marchamos en el Programa Divino todos los días de nuestra vida, “aunque la tierra tiemble y los montes se traspasen al corazón del mar, no temeré mal alguno, porque el Señor estará con nosotros.”
Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad, y el domingo próximo nos veremos nuevamente, ya sea que esté aquí o en algún otro lugar; si no en persona, siempre a través de la pantalla de televisión estarán viendo, aun estando aquí también están viendo a través de la pantalla, así que no se preocupen, pero espero estar aquí con ustedes personalmente.
Oren mucho por la actividad, por el culto, del próximo domingo, para que Cristo nos bendiga grandemente a todos, nos dé Su Palabra el próximo domingo Dios mediante en este tiempo que es una etapa de preparación para la transformación de nuestros cuerpos en la Venida del Señor, y no sabemos cuánto tiempo falta para la transformación, y por consiguiente tampoco sabemos cuánto tiempo falta para el terremoto de California, pero va a ocurrir, porque ese lo más seguro es el terremoto de la resurrección.
Es raro que para la resurrección haya un terremoto, pero lo hubo para el tiempo de la resurrección de Cristo. Así que… lo hubo cuando murió y lo hubo cuando resucitó.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez, con ustedes nuevamente. Dios les bendiga y les guarde a todos.
“UN PUEBLO ESPERANDO LA MANIFESTACIÓN DE DIOS EN TODA SU PLENITUD.”