Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite o de internet en diferentes naciones, hoy primer sábado del mes. Que las bendiciones de Cristo el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos abra las Escrituras y nos dé a conocer las cosas que debemos conocer en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Para esta ocasión leemos en la Escritura, en Hageo, capítulo 2, verso 1 al 9, donde nos dice:
“En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo:
¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?
Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.
Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis.
Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;
y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“TIEMPO DE ESFORZARSE Y DE TRABAJAR”.
Este pasaje que hemos leído, en la parte de cumplimiento a corto tiempo fue en el tiempo de Zorobabel y de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; esta palabra a largo alcance o largo tiempo, corresponde a este tiempo final su cumplimiento.
En Hebreos, capítulo 12, verso 25 en adelante, dice:
“Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;
porque nuestro Dios es fuego consumidor”.
A largo alcance, aquella Palabra dada tendrá su cumplimiento conforme a este pasaje de Hebreos, capítulo 12, versos 25 al 29.
Para el pueblo hebreo, bajo el primer Pacto que Dios dio a Israel por medio del profeta Moisés en el Monte Sinaí, encontramos que las cosas que sucedieron con Israel bajo el primer Pacto que le fue dado, son el tipo y figura de las cosas que sucederían bajo el Nuevo Pacto con la Iglesia del Señor Jesucristo.
Israel bajo el Pacto que recibió en el monte Sinaí, es la Iglesia del Antiguo Pacto, porque Iglesia significa ‘los sacados fuera’ de Egipto; y en el Nuevo Testamento la Iglesia del Señor Jesucristo son los sacados del Egipto espiritual, o sea, del mundo; y las cosas que sucedieron a Israel como la Iglesia bajo el Pacto que le fue dado en el monte Sinaí, ahora se repiten en la Iglesia del Nuevo Pacto en el campo espiritual; y así como Dios moró en medio de Israel, ha estado morando en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo desde el Día de Pentecostés.
Dios le dio —por medio de un profeta como Moisés: el Señor Jesucristo— el Nuevo Pacto allá en Jerusalén; por eso dijo en la última Cena, hablando del pan el cual partió y dio a Sus discípulos, dijo: “Comed; esto es mi cuerpo”. San Pablo dice: “Este es mi cuerpo que por vosotros es partido”. Y luego tomando la copa de vino y dando gracias al Padre, dijo: “Tomad de ella todos; porque esta es mi Sangre del Nuevo Pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”. San Mateo, capítulo 26, versos 26 al 29.
La Iglesia del Señor Jesucristo también, como pueblo de Dios, es un Templo espiritual donde habita Dios. Así como bajo el Antiguo Pacto, Israel como pueblo era un pueblo-templo de Dios, porque Dios moraba en medio de Israel; y también tenían un tabernáculo allá en el desierto con Moisés, y después pasaron a la tierra prometida con Josué, y llevaron el tabernáculo también; y luego en el tiempo del rey Salomón fue construido un templo de piedras con madera también, y oro, bronce, plata, y así por el estilo.
Encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo bajo el Nuevo Pacto es un Templo espiritual compuesto, formado, por piedras vivas, o sea, seres humanos con los cuales ha estado siendo construido ese Templo espiritual.
Durante las diferentes etapas de la Iglesia encontramos que el Sacrificio fue efectuado en el Atrio, antes de comenzar la Iglesia del Señor Jesucristo; y por medio del Sacrificio de Cristo entra la Iglesia a la parte del Lugar Santo creyendo lo que sucedió en el Atrio: el Sacrificio de Cristo. Y pasa la Iglesia al Lugar Santo durante cada una de sus edades de la Iglesia, siete etapas de la Iglesia entre los gentiles, y una etapa que hubo entre los judíos allá desde que comenzó el Día de Pentecostés, pero luego Dios se tornó a los gentiles por medio de San Pablo, y a través de San Pedro también llevó el Evangelio a Cornelio, un gentil1.
Y así, de entre los gentiles Dios ha estado llamando un pueblo para Su Nombre, llamando uno de un lugar, otro de otro lugar, y así, otro de otro lugar, de diferentes pueblos y naciones, para formar Su Iglesia, Su Templo espiritual, donde mora el Señor Jesucristo en Espíritu Santo.
Pero un templo tiene que tener lugar santísimo. Las siete etapas o edades de la Iglesia corresponden al Lugar Santo. A medida que fue pasando de una edad a otra, la Palabra, Cristo, fue cargado de una edad a otra a través de la manifestación del Espíritu Santo en el mensajero de cada edad. Luego que terminan las siete etapas o edades, de ahí tiene que pasar al Lugar Santísimo; y en el Lugar Santísimo es que se completa la Iglesia del Señor Jesucristo, se construye esa parte del Lugar Santísimo con piedras vivas, creyentes, personas que reciben la Palabra; y esa misma Palabra es colocada en medio de esos creyentes que forman el Lugar Santísimo de la Iglesia del Señor Jesucristo: la parte más importante del Templo espiritual de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, así como el ser humano es cuerpo, lo cual es el atrio; es espíritu, lo cual corresponde al lugar santo; y es alma, lo cual corresponde al lugar santísimo, donde mora el Señor cuando la persona lo ha recibido como Salvador; también encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo es en la misma forma.
Es en el corazón donde mora el Señor. Pero recuerden: algunos tienen la unción del Espíritu solamente en el espíritu, o sea en el lugar santo, que es el espíritu de la persona; pero se requiere que lo tenga en el lugar santísimo: en el alma, porque ahí es donde ocurre el nuevo nacimiento. Si no pasa al alma de la persona el Espíritu Santo, no obtiene el nuevo nacimiento, sigue siendo un creyente intelectual, un creyente que no tiene la Vestidura de Boda para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, no tiene el aceite del Espíritu en el alma, en su corazón.
Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo va pasando desde el Día de Pentecostés por diferentes etapas: la etapa de los apóstoles que estaban con el Señor Jesucristo, luego entre los gentiles comienza con San Pablo y comienzan las siete edades de la Iglesia, que corresponden al Lugar Santo; y de ahí encontramos que, de la séptima edad, que corresponde a Norteamérica, la cual ya ha terminado, su mensajero se fue, y esa edad representada en la iglesia de Laodicea, encontramos que había echado fuera al Señor, por eso está afuera tocando la puerta. Lo pueden ver ahí en la iglesia de Laodicea del libro del Apocalipsis, capítulo 3.
Y ahora, la Iglesia sube a la etapa, digamos, octava, que es la etapa que corresponde al Año del Jubileo. El Año del Jubileo es el más importante, en donde automáticamente ocurren muchas cosas gloriosas, en donde la Iglesia llega a su perfección, en donde la Iglesia llegará a tener la fe para ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, raptada, en donde la Iglesia será transformada.
Ahora, no sabemos cuántos años durará esa etapa en la cual serán llamados y juntados los escogidos del Día Postrero, como fueron llamados y juntados en cada etapa o edad de la Iglesia los escogidos de cada edad. Para cada tiempo Dios envió el mensajero correspondiente, a través del cual el Espíritu Santo estaba hablándole a Su pueblo, llamándolo y juntándolo en la edad correspondiente a ese tiempo.
Para el Día Postrero, luego de las siete edades de la Iglesia, la Iglesia pasa a la Edad de la Piedra Angular, donde es el llamado que le dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”, las cosas que sucederán después de las que ya han sucedido en las siete etapas o edades de la Iglesia.
Encontramos que la iglesia de Laodicea, la Edad de Laodicea, estaba pobre y ciega; creía que era rica, que no necesitaba nada, pero estaba equivocada; representando así, a la Iglesia en la séptima etapa, que corresponde al tiempo que ya pasó y con la cual concluyen las siete edades de la Iglesia. Vamos a leer para que tengamos un cuadro claro:
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea…”.
Estas iglesias existieron en Asia Menor, y el ángel de cada una de esas iglesias era el ministro, el pastor de cada una de esas iglesias; y eran tipo y figura (esas iglesias) de la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por diferentes etapas; y el pastor de cada edad, el pastor de cada iglesia, tipificaba al mensajero de cada edad; y las condiciones de la ciudad donde se cumplía cada edad, y la condición de la gente y la situación o condición aun de la ciudad y del terreno, y la condición de la iglesia, tipificaban la condición de la Iglesia en la edad que estaba siendo representada, y del territorio donde se cumpliría cada edad que estaba siendo representada en cada una de esas siete iglesias.
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto…”.
O sea, Cristo, el Verbo que era con Dios y era Dios, el Espíritu Santo, dice esto:
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.
O sea que a Dios no le agrada las personas que no son cristianos fervientes, creyentes sólidos bien fundados en la Palabra de Dios y que aman a Dios y sirven a Dios de todo corazón. O sea, que Dios no le agrada los cristianos sociales que como algo social van a la Iglesia, sino el cristiano que de corazón va a la Iglesia porque está agradecido a Dios, ama a Cristo y quiere cantar a Su Nombre, darle gracias y también servirle de todo corazón.
“¡Ojalá fueses frío o caliente!
Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.
Si lo vomita de la boca, ya esa Iglesia, esa edad, no será la boca de Dios para el pueblo, ya Dios no hablará más a través de la Iglesia de esa edad. Y eso es lo que le dice a la séptima etapa o edad de la Iglesia; y la séptima etapa se cumplió en Norteamérica. La etapa de la edad de la Iglesia de Laodicea, lo que representó la iglesia de Laodicea allá, se cumple en Norteamérica, así como la primera edad corresponde a Asia Menor y su mensajero fue San Pablo, y la séptima edad corresponde a Norteamérica y su mensajero fue el reverendo William Branham, el hombre más grande de Norteamérica, el mensajero más grande de Norteamérica.
Esa edad tuvo el privilegio de tener un profeta como mensajero, al cual vino la Palabra de Dios, vino la Palabra profética, dio a conocer las cosas que habían sucedido en otras edades y también dio a conocer las cosas que estaban sucediendo en su tiempo, y dio a conocer las cosas que iban a suceder, o sea, profetizó las cosas que iban a suceder más adelante, en otra etapa de la Iglesia; y esa otra etapa de la Iglesia es la etapa de Edad de Piedra Angular, que corresponde a la etapa del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, o sea, de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora miren cómo queda la edad séptima de la Iglesia:
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”.
Una persona que está en esa condición y no lo sabe, está mal de la mente. Siendo la Edad de Laodicea la que corresponde al tiempo séptimo, corresponde al tiempo del año 42 al 49. Esto es sacando estos números así, de las diferentes etapas, cada etapa cae en un número hasta llegar al Año del Jubileo. Son 49 años. Cada 7 años, el séptimo año es un año festivo, y corresponde a un tiempo importante en la Iglesia del Señor; y por consiguiente, hay 7 años sabáticos en 49 años.
Y luego viene, después del último año sabático, ¿qué viene? Después del último año sabático, que es el año 49, que es sabático, que corresponde también a la séptima edad de la Iglesia, a la edad que está representada en la iglesia de Laodicea, que es la séptima iglesia mencionada en Apocalipsis; y viendo la condición de Laodicea, de la iglesia de Laodicea que estaba rica y pensaba que no tenía necesidad de nada, decía que no tenía necesidad de nada; y Dios dice que era una desventurada, miserable, pobre, ciega y desnuda. Aquí lo dice: “… desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”.
Si está en esa condición la Iglesia, ¿qué ha sucedido? Es que ese es el tiempo… La mujer representa iglesias, o sea que la Iglesia está representada también en mujer o en mujeres.
Y del año 40 o 42 en adelante, normalmente las mujeres entran a la etapa de menopausia, o algunas comienzan antes, en donde hay cambios en su cuerpo y el enemigo se aprovecha de trabajar en la mente de las mujeres para hacer que se desvíen de lo correcto, hacer que se desvíen del camino de Dios, y así por el estilo.
Y muchos hogares también se afectan y se rompen en esa etapa en que la mujer está pasando por esa situación; y ustedes saben cuáles son los síntomas que sienten las mujeres en ese tiempo. Y termina ese tiempo y termina el tiempo de la mujer tener niños.
Así es en lo espiritual para la Iglesia de Laodicea. Ya tampoco las demás edades tienen hijos, ya los que iban a tener los tuvieron en el tiempo en que estaba vigente la edad correspondiente a cada una de esas etapas.
Ahora, después de la menopausia se entra a una etapa superior para ser mejores. Eso le explicó el reverendo William Branham a su hija Rebekah (y está en internet), y de eso fue que el reverendo José Benjamín Pérez les dijo que les iba a conseguir copia para que tengan y conozcan lo que dijo el reverendo William Branham con relación a esas etapas por las cuales pasan las mujeres. (Ya les tendrán las copias; si no, en internet las podrán conseguir).
Por eso tienen que estar bien agarradas de la Palabra para no apartarse.
Esta es la portada de las cosas que el reverendo William Branham le dijo a su hija Rebekah, la cual ya partió pero dejó todo esto escrito, lo dio a conocer, lo cual es de beneficio para todas las mujeres, para todas las familias y para todos los esposos y toda la familia. Así que cuando lo lean, después explicaremos un poco más.
Recuerden que mujeres representan iglesias; por las mismas etapas que pasa la mujer, pasa la Iglesia. Y hay que estar preparado, tanto el hombre como la mujer, porque el hombre también pasa por una etapa que le llaman el climaterio, que viene a ser lo mismo que la menopausia en la mujer.
Por lo tanto, es una etapa difícil para el matrimonio, difícil para la mujer. Vimos cómo también la Edad de Laodicea es hallada delante de Dios; y esos problemas también ocurren en esa etapa de las mujeres.
Pero vean, para la Iglesia, luego de la séptima edad, que vendría a ser la etapa fuerte de la menopausia espiritual en la Iglesia (la Iglesia es femenina), vean, ¿luego qué hay? Está la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Año del Jubileo para todos los creyentes, donde la Iglesia sube a una posición superior para ser mucho mejor de lo que fue en edades pasadas, y en donde servirá a Cristo y en donde Cristo estará en medio de Ella, y se manifestará gradualmente en medio de Ella, dándole toda la revelación que corresponde a esa etapa de Lugar Santísimo de Su Templo espiritual o Edad de Piedra Angular. Así que podemos ver dónde nos encontramos en este tiempo final.
Dios le mostró al reverendo William Branham también, que el problema de salud que él tenía duraría por cierto tiempo. Y el reverendo William Branham descubrió que cada siete años le venía esa situación, ese problema, se agudizaba el problema; y él vivió siete etapas difíciles, y cuando llegó a la octava etapa no vino el problema. Por lo tanto, eso es tipo y figura de lo que estará pasando en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Es importante entender estas cosas para saber que hay ciclos en las mujeres, en los hombres. En el reverendo William Branham era cada siete años, en las mujeres también es cada siete años, en la Iglesia del Señor Jesucristo son cada siete edades; en siete edades hay siete etapas como hay siete etapas en la vida de las mujeres; cada siete años hay un cambio, hay una etapa nueva para las mujeres, desde que nacen hasta la edad que corresponde al año 50. En el año 50 comienza una nueva etapa.
Y esa nueva etapa es muy importante para las mujeres: es para ser mejores, para servir más a Dios, para entender mejor las cosas; y ya esa etapa que fue difícil de la menopausia, termina.
La menopausia juntamente con la premenopausia, menopausia y posmenopausia, puede durar de siete a diez años; o sea, que son unos años difíciles; digamos, de los 40 a los 49 años, o algunas comienzan antes de los 40 años con la menopausia. Así que ahí es donde surgen los problemas mayores.
Como también en la edad de los 14 años por ahí, los jóvenes, hay problemas también, en donde el enemigo se aprovecha para meter en la mente de los jóvenes cosas dañinas. Ustedes ven cómo la juventud ha dejado que el enemigo meta en sus mentes cosas que les hacen daño a sus cuerpos, a sus mentes, a su cerebro, y todo esto con drogas, vicios y muchas otras cosas.
Por eso es importante que todos se cuiden para no sufrir las consecuencias de maquinaciones del enemigo, las cuales mete en la mente de los jóvenes y también de las personas que están pasando por la premenopausia y menopausia y posmenopausia.
Les va a ayudar mucho lo que le dijo el reverendo William Branham a su hija Rebekah cuando lo lean, y después hablaremos con más detalles sobre esto; porque esto es lo mismo que sucede en la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo, que pasa por diferentes etapas; y eso mismo pasa con el planeta Tierra. El hombre también pasa por sus etapas, que le llaman el climaterio, que es lo mismo que la menopausia en la mujer.
Pero firmes en el Programa Divino, sirviendo a Cristo y con nuestra mente puesta en la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios, y trabajando en Su Obra, venceremos; llegaremos a la meta que Dios ha establecido para todos los creyentes en Él, que será nuestra transformación y la ida a la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo.
Por lo tanto, subimos a esa etapa nueva de Edad de Piedra Angular, que está representada en el año del jubileo, en el año cincuenta; y la Iglesia permanecerá y obtendrá la Victoria en el Amor Divino.
Eso es tipo y figura también del rapto. Subir a una edad más alta al oír el llamado de Cristo, esa Trompeta, el Mensaje de Cristo para nuestro tiempo, es tipo y figura también del rapto o arrebatamiento. O sea que tenemos que tener el tipo y figura de lo que va a suceder, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.
Es un rapto espiritual subir de la séptima edad a la Edad de la Piedra Angular representada en el ocho (8). Subir del ciclo que está representado en el siete (7) también, subir al ciclo que está representado en el ocho (8), es subir al Año del Jubileo, que está pegado a la fiesta anterior.
Todas estas cosas son las que están en el Programa Divino para suceder, y han estado sucediendo gradualmente. Y ahora tenemos que saber dónde nos encontramos. ¿Por qué? Vamos a leer un pasaje aquí, de este libro de Citas, de mensajes, citas de mensajes del reverendo William Branham, en la página 105, párrafo 910. Dice:
910 – “Yo creo, que si alguien entrara de lleno a este Mensaje y lo entendiera al venir a él de lleno, eso casi lo lanzaría en Rapto hacia la eternidad sin saberlo. Solamente al entrar de lleno a lo que nosotros sabemos, entendemos y hemos visto”.
Y fue predicado en el mensaje “¿Por qué clamas? ¡Habla!”2.
O sea, vean lo importante que es entender el Mensaje que Dios trajo por el reverendo William Branham, entenderlo; entender lo que es Edad de Piedra Angular, lo que es el llamado de “sube acá” de Apocalipsis, capítulo 4, verso 1 en adelante, lo que es la Trompeta Final, lo que son las edades y lo que es la Edad de Piedra Angular; y así por el estilo, conocer todo el Programa de Dios, y sobre todo, el tiempo que nos ha tocado vivir en el Programa Divino; esa parte espiritual del Programa Divino entenderla para que se haga carne en nosotros y recibamos el beneficio de aquello que está prometido ahí.
Porque lo que está prometido para una edad, la gente de esa edad lo recibe, porque le es dado a conocer por el Espíritu Santo a través del mensajero; ellos lo escuchan, por medio de la unción del Espíritu Santo obtienen esa revelación y se hace carne en ellos esa Palabra; y las promesas de ese tiempo se hacen una realidad en ellos y entre ellos, porque las promesas son para los que las materializan, las hacen una realidad.
Y los que vienen para otra edad, reciben todo aquello y también lo que es para su edad, o sea, que van recibiendo lo que los otros recibieron más lo que no habían recibido ellos porque era para una nueva edad.
Y para nuestro tiempo, todo lo que recibieron los de las edades pasadas lo recibimos nosotros, y recibimos también lo que ningún otro recibió en edades pasadas porque era para nosotros.
Por ejemplo, las promesas o profecías correspondientes al Día Postrero, que prometen grandes bendiciones para Su Iglesia para este tiempo final, vean, no fueron recibidas por los de edades pasadas, pero son para nosotros.
Por ejemplo, Dios le mostró al reverendo William Branham una visión de una Gran Carpa-Catedral, él quiso hacerlo una realidad para su tiempo, pero no le fue permitido. Pero él dijo: “Esto es lo único que todavía no se ha cumplido”. Y también dijo que va a ser hecho como fue dicho; por lo tanto, tiene que venir después de la séptima edad un grupo de creyentes para un nuevo tiempo, una nueva etapa de la Iglesia, en los cuales se va a hacer una realidad, los cuales lo van a creer, van a trabajar; porque a quien usa Jesucristo para cumplir las cosas que Él prometió es al Espíritu Santo por medio de los creyentes, o sea, usando personas, usando miembros de la Iglesia; porque así como Dios usó a Jesucristo, Jesucristo usa a Su Iglesia.
Así como Dios colocó Su Espíritu en Jesús y colocó todo Su poder y obró por medio de Él, ahora desde el Día de Pentecostés hacia acá, Cristo ha derramado Su Espíritu en Su Iglesia y obra Cristo a través de Su Iglesia; por eso nos colocamos en las manos de Cristo para que nos use en Su Obra.
La Visión de la Carpa Catedral será hecha una realidad. Las palabras de San Pablo en Hebreos, capítulo 11, nos dice que seamos imitadores de aquellos que por la fe conquistaron promesas; y esa es una promesa para ser conquistada por la fe, por los creyentes en Cristo de este tiempo final. Para que se haga realidad esa promesa de la Visión de una Gran Carpa Catedral, pues las personas tienen que creerlo y trabajar en ese proyecto divino para que se haga una realidad.
La Visión de la Carpa no es una visión humana. Es una visión divina dada a un profeta, la cual él dio a conocer y viene a ser una profecía, la cual tiene que cumplirse en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la edad que corresponde a este tiempo; que no es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta, ni la quinta, ni la sexta ni la séptima edad; es la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
En esa etapa de la Iglesia, en esa edad, es que se estará cumpliendo esa promesa, y es donde la estarán creyendo, y estarán trabajando en pro de ese proyecto divino; por la fe estarán conquistando esa promesa y las demás promesas que hay, hasta que obtengamos todas las promesas que corresponden para los creyentes del Día Postrero en la Edad de Oro de la Iglesia, la Edad de la Piedra Angular.
Por lo tanto, esforzaos y trabajad. Esforcémonos y trabajemos en nuestro tiempo, en las promesas, para que se hagan una realidad; las cuales serán de bendición grande para todos los creyentes en Cristo de este tiempo final.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y sobre todos ustedes, ministros que están en otras naciones, y congregaciones, iglesias, que están en otras naciones; y que pronto se hagan realidad todas las promesas correspondientes a este tiempo final; y la Tercera Etapa se haga una realidad, y haga todo aquello que fue dicho que hará la Tercera Etapa; y nos dé la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Continúen pasando una tarde o un día feliz, y buen provecho para todos; buen provecho espiritual y también buen provecho físico, porque hoy como que hay un almuerzo pendiente. ¿Es así? Es así, y es por aquí cerca… es por aquí cerca; así que, buen provecho en lo espiritual y también en lo material.
Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez nuevamente.
“TIEMPO DE ESFORZARSE Y DE TRABAJAR”.
[Actualización abril 2022]
1 Hechos 10:1-48
2 SPN63-0714M “¿Por qué clamas? ¡Di!”, pág. 13, párr. 70