Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y los que están en otras naciones reunidos en estos momentos: el primer viernes de este mes que ha comenzado, viernes, 3 de mayo del 2013; que vendría a ser (si lo miramos desde el calendario hebreo) sábado, primer sábado del mes; o sea que el cambio ha sido… no ha habido cambio; lo único, que primero era primer sábado del mes durante el día, y ahora es primer sábado del mes durante la noche.
No hubo ningún cambio, sino el cambio fue de… primero era de día y ahora es de noche, porque la noche es primero y después el día; esto es desde el punto de vista del calendario hebreo. Por eso hoy los hebreos están en sábado, desde la caída del sol hasta la caída del sol del día – de la parte de día de mañana, o sea, de la parte clara de mañana; pero ya están en la parte oscura del sábado.
Y así es también en lo espiritual: el mundo ha estado viviendo en la parte oscura, y pronto viene la parte clara, que es el Reino del Mesías.
Es muy importante entender estas cosas para poder comprender la Biblia y las profecías mesiánicas del Reino del Mesías.
Por eso es que la Biblia dice en Efesios, capítulo 5, verso 14: “Despiértate, tú que duermes…”:
“Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo”.
Hemos estado viviendo el tiempo de oscuridad, de noche, de la humanidad. Y por eso es el llamado a despertar, de los que duermen en ese tiempo de noche, de tinieblas, de oscuridad, en el cual vive la humanidad.
El que despierta a recibir a Cristo: ha recibido la luz de la Vida. Él dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida”[1].
Y en Su Iglesia Él ha estado durante estos dos mil años que han transcurrido desde el Día de Pentecostés hacia acá, y ha estado alumbrando en Su Iglesia, que es Su Templo espiritual, Su Cuerpo Místico de creyentes; donde entran, de edad en edad, los hijos e hijas de Dios, los cuales reciben a Cristo como Salvador, son bautizados en agua en Su Nombre, reciben el Espíritu de Cristo y obtienen el nuevo nacimiento; nacen en el Reino de Dios, el Reino de Luz; son los hijos de luz, no los hijos de las tinieblas; despertaron del reino de las tinieblas y de la oscuridad de las tinieblas, a la Luz gloriosa de Cristo y Su Reino.
Esos son los escogidos de Dios, representados en el trigo de la parábola del trigo y de la cizaña; y los hijos de las tinieblas, representados en la cizaña. Por lo cual, las palabras de la parábola del trigo y de la cizaña de San Mateo, capítulo 13, recobra el máximo sentido al poder identificar quiénes son los hijos del Reino: representado en el trigo, y quiénes son los hijos del maligno: representados en la cizaña; porque tenemos que ser realistas. Y una persona realista cree la Sagrada Escritura.
Por lo tanto, no todos los que han venido a vivir a la Tierra, desde el tiempo de Adán hacia acá, no todos son hijos de Dios. En la parábola del trigo y de la cizaña nos muestra que no todos son hijos de Dios.
Y vean lo que nos dice la Escritura acerca de esto. Nos dice:
[Primera de Juan 3:12] “No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano”.
Por lo tanto, si dice la Escritura que “del maligno”, pues no era de Dios; y el maligno es el diablo, Satanás.
Por lo tanto, es importante entender estas Escrituras para no vivir en la ignorancia. Es importante aceptar la verdad contenida en la Biblia, y así obtener el conocimiento bíblico para crecer en el conocimiento de la Palabra de Dios, en el conocimiento de la verdad divina.
La Escritura dice que Caín era del maligno, y Cristo dice que la cizaña la sembró el maligno, y que la cizaña son los hijos del malo, del diablo.
Caín mató a su hermano, porque Caín era del maligno; como la serpiente allá engañó a Eva: En la serpiente estaba el diablo y engañó a Eva, y mató a Eva, y luego a [Adán].
Alguna persona puede decir: “Pero siguieron viviendo”. Solamente les quedó vida terrenal temporal, pero los mató a la vida eterna: no pudieron continuar viviendo físicamente por toda la eternidad; o sea, perdieron la vida eterna física, pero no sus almas; porque el sacrificio que fue efectuado por el mismo Dios allá en el Edén, por lo cual les dio pieles para vestirlos[2], y por consiguiente, para tener pieles tuvo que morir un animalito por ellos.
En San Mateo, capítulo 15, versos 12 en adelante, dice:
“Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?
Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no (sembró) mi Padre celestial, será desarraigada.
Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo”.
Dice que toda planta que no sembró el Padre celestial será desarraigada. Caín era una planta que no sembró el Padre celestial. La Escritura dice que Caín era del maligno; y si era del maligno, pues no era de Dios; y si no era de Dios, entonces era una cizaña y no un trigo; alma de cizaña, vida de cizaña, y por eso mató a su hermano; aunque Caín era religioso, pero ser religioso no basta.
“LAS DOS SIMIENTES” las encontramos manifestadas: Caín y Abel.
Caín mató a su hermano, pero la sangre clamaba desde la tierra, la sangre clama desde la tierra a Dios; y por consiguiente, Dios reclamó a Caín la sangre de su hermano Abel, y vino la maldición sobre Caín. Dice: “Maldito serás de la tierra”. Y nos dice también que Dios puso una señal en Caín[3].
Toda planta que no sembró Dios será desarraigada. La cizaña, los hijos del malo, van a ser desarraigados del planeta Tierra. La sangre derramada en la tierra clama. Son, los representados en la cizaña, los que tendrán las consecuencias del juicio divino y de ser desarraigados de esta Tierra, porque esta Tierra es herencia divina para los hijos e hijas de Dios.
En el Huerto del Edén, Adán y Eva perdieron la Tierra; y la cizaña: los hijos del malo, la serpiente y su descendencia, se apoderó de ella. Pero el Título de Propiedad regresó a Dios y ha estado en la mano de Dios, en la diestra de Dios en el Cielo, porque Él es el Dueño original de la Tierra y de toda la Creación.
Y todos los que estaban escritos desde antes de la fundación, en el Libro, los cuales estaban en los pensamientos divinos, en el pensamiento divino, que serían los hijos e hijas de Dios que heredarían esta Tierra y vivirían eternamente en ella, han estado viniendo a existencia en la Tierra; y esa descendencia viene por medio de Cristo nuestro Salvador.
Y Adán y Eva, al primero que tenían que traer a existencia a la Tierra era a Jesús, al Mesías; y así sería como se poblaría la Tierra de los hijos e hijas de Dios con vida eterna, y por la Palabra creadora siendo hablada por Adán; y luego Cristo viniendo y hablando la Palabra, y viniendo a existencia los hijos e hijas de Dios.
En Abel está representado Cristo; y muriendo Abel representa la muerte de Cristo; y luego Set tomando su lugar representa a Cristo resucitado; y por medio de Set, que tomó el lugar de Abel, representando a Cristo resucitado, por medio de Set vinieron los hijos de Adán y Eva como hijos de Dios, pero con vida temporal, sin vida eterna.
Y luego, por medio de Cristo, el segundo Adán, vienen los hijos e hijas de Dios con vida eterna en esa unión de Cristo y Su Iglesia, los cuales son los herederos de Dios y coherederos con Cristo Señor nuestro. Son los que estarán con Cristo reinando en el Reino Milenial como reyes y sacerdotes y jueces; son los herederos y coherederos con Cristo, herederos de Dios y coherederos con Cristo; para lo cual, Cristo tomará el Título de Propiedad, el Libro sellado con siete Sellos, donde están escritos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios que tienen que ser manifestados en la Tierra, y recibir a Cristo como Salvador, y ser sellados con el Espíritu de Cristo, y por consiguiente nacer en el Reino de Cristo. Esos son los hijos del Reino, los hijos de Dios representados en el trigo.
Y para el tiempo final la promesa es que serán enviados los Ángeles, conforme a la parábola, para llevar a cabo la cosecha del trigo; y eso será en el fin del siglo, dice Cristo.
Por lo tanto, aparecerán los Ángeles con Gran Voz de Trompeta, dice Cristo en San Mateo, capítulo 24, verso 31: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.
En cuanto a esos escogidos que menciona ahí, se refiere a 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu. Esos son los escogidos de Israel.
Y los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo serán los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, del tiempo final, luego de terminada la séptima edad de la Iglesia, y subidos a la Edad de la Adopción, a la edad para la redención del cuerpo: la transformación del cuerpo de los que estarán vivos, y la resurrección de los que murieron en etapas pasadas, los cuales resucitarán en cuerpos eternos, cuerpos glorificados.
Esa resurrección será la primera resurrección, mencionada en Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 al 6. Y son bienaventurados los que tienen parte en esa primera resurrección, porque serán reyes y sacerdotes, y reinarán con Cristo por mil años. Esos serán los que tendrán la posición más importante en el Reino de Dios.
Hijos significa descendientes de Dios, simiente de Dios, o sea, significa que son descendientes de Dios; porque cuando una persona dice que Tal persona es hija suya, suyo, es un hijo suyo: es un descendiente suyo; y esos son los que pueden decir: “Papá” a su padre, y puede decir: “Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre. Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, como en el Cielo, también en la Tierra. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy. Y perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal; porque Tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén”[4].
Esos son los que pueden decir a Dios: “Padre nuestro”: los hijos de Dios nacidos de nuevo, nacidos en el Reino de Dios. Por medio de la unión de Cristo y Su Iglesia vienen esos hijos e hijas de Dios. Esos son los que han entrado al Reino de Dios de etapa en etapa.
¿Recuerdan a Nicodemo? Hablando con Cristo en el capítulo 3, versos 1 al 6 de San Juan, en donde Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios”.
Nacer del Agua es nacer del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo, recibir el Espíritu Santo; y así obtiene el nuevo nacimiento. Esos son los representados en [el trigo], los sembrados por Dios en este planeta Tierra.
Vimos las dos simientes: la simiente de Dios y la simiente del maligno, del diablo.
Con lo que hemos escuchado, creo que tenemos suficiente por el momento; y el próximo domingo continuaremos hablando de una confrontación que habrá.
Siempre hay una confrontación entre la simiente de Dios y la simiente del maligno: de Lucifer o Satanás.
Allá en el Huerto de… en el tiempo pasado, al principio, fue Caín contra Abel: la cizaña contra el trigo. Siempre ha sido la cizaña contra el trigo tratando de destruir, matar, al trigo; porque quiere quedarse con todo, con toda la herencia divina, y porque odia al trigo, odia a la simiente de Dios, a los hijos e hijas de Dios.
Luego encontramos también en otros tiempos, como en el tiempo de Jesús, Jesús y Judas Iscariote. Jesús: la Simiente de Dios hecha carne, y Judas Iscariote: la simiente del maligno, en el cual se hizo carne el diablo, entró cuando comió su último bocado y se fue para vender a Cristo, para entregar a Cristo a la muerte[5].
Siempre la simiente de la serpiente, la simiente maligna, trata de destruir a la simiente de Dios.
Vimos ahí en el Huerto del Edén a la serpiente, en el cual estaba el diablo, destruyendo la simiente de Dios: a Adán y a Eva. Les quitó la vida eterna física. Dios le había dicho: “El día que coman, ese día morirán; el día que coman del árbol de la ciencia del bien y del mal”[6].
Judas representa a todos los representados en la cizaña, así como Caín también los representa a todos. Ahitofel, un consejero del rey David, también representa a Judas Iscariote y —por consiguiente— a toda la simiente maligna[7].
Por lo tanto, es importante estar conscientes de que eso es así. Cristo dijo que hay trigo pero que también hay cizaña; y dijo que la cizaña son los hijos del malo y que la sembró un enemigo Suyo: el diablo, Satanás, Lucifer. Y dijo también que hay simiente de Dios, hijos e hijas de Dios, hijos del Reino, representados en el trigo.
El trigo entenderá estas cosas. La cizaña no las entenderá, estará ciega; y estará ciega persiguiendo y tratando de destruir al trigo, a la simiente de Dios.
Viene un tiempo difícil para el trigo, para la simiente de Dios, nos muestra Apocalipsis, capítulo 12; por lo tanto, eso es importante leerlo y recordar que Cristo dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, tome su cruz y sígame”[8].
En otras ocasiones les estaremos dando más conocimiento de estas cosas.
Oren mucho por la actividad del próximo domingo, para que Dios nos ayude a traer todo lo que debemos escuchar, y a entender todo lo que sea hablado, sabiendo que al final, antes de irnos de esta Tierra, antes de la resurrección de los muertos en Cristo y nuestra transformación, viene una apretura.
La cizaña tratará de destruir al trigo, y el trigo son los que van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; por lo tanto, Dios nos ayudará a tener más información, y nos ayudará a estar firmes en los momentos difíciles que han de venir. Pero recuerde, también dice la Escritura que Dios va a desarraigar la cizaña; la cizaña va a ser desarraigada. “Toda planta que no sembró mi Padre celestial, será desarraigada (arrancada)”.
Malaquías, capítulo 4, verso 1 en adelante, dice que eso va a ser así:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama (esto es para la cizaña).
Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.
Nos habla de la Venida del Señor para el Día Postrero, como el Sol de Justicia saliendo.
“Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Y durante el Reino Milenial el trigo estará caminando sobre la cizaña, que será ya cenizas por el juicio divino que ha de venir sobre la Tierra, en donde la cizaña será destruida con fuego; dice que la cizaña va a ser echada al fuego: fuego atómico, fuego volcánico y todo tipo de fuego que pueda ser encendido; y terremotos, maremotos, tsunamis y así por el estilo.
Ese es el juicio divino a causa de que la sangre de los hijos de Dios, que ha sido derramada por la cizaña persiguiendo a los hijos de Dios, clama a Dios; y Dios, que es el Juez Justo, juzgará a los que – las naciones que han derramado la sangre de los hijos e hijas de Dios, y de los judíos… Porque en Apocalipsis, capítulo 6, versos 8 al 11, los que murieron en el genocidio llamado la Shoá, están en otra dimensión y claman por venganza: “¿Cuándo vengarás la sangre nuestra?”, dicen ellos; y Dios los pone a descansar un poco de tiempo… les da vestiduras y los pone a descansar un poco de tiempo, en lo que se completa el número de ellos con la muerte de 144.000 judíos hebreos, 12.000 de cada tribu, que aparecen en Apocalipsis, capítulo 7; y Apocalipsis, capítulo 12, verso 1 al 17; y Apocalipsis, capítulo 14, verso 1 en adelante.
Ellos son el tesoro perdido, el tesoro escondido de San Mateo, capítulo 13, verso 44:
“Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo (o sea, el mundo es el campo), el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”.
Cristo con Su muerte está comprando el campo. Él lo compró con Su muerte, a costo de Su vida.
Y luego el capítulo 13 mismo, verso 45 (esta es la Iglesia) [San Mateo]:
“También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas,
que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”.
Somos comprados por la Sangre de Cristo. Él nos compró en la Cruz del Calvario, Él vendió todo lo que tenía, dio Su vida para comprarnos; y por consiguiente, el costo de nuestra Salvación fue el más alto: la vida de Cristo.
Y ahora, podemos ver quiénes son los representados en el trigo, y también a la ligera vimos quiénes son los representados en la cizaña; pero algún día lo veremos más claro.
“LAS DOS SIMIENTES”. La simiente de Dios y la simiente del maligno, del diablo, de Satanás.
Los hijos del malo: la simiente de Satanás.
Los hijos del bueno: la simiente de Dios.
“LAS DOS SIMIENTES”.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. Nos bendiga y nos guarde en estos días, en este tiempo tan peligroso en el cual estamos viviendo.
Dios les bendiga a todos ustedes los presentes, y los que están en otras naciones; y hasta el próximo domingo, Dios mediante.
Pasen todos muy buenas noches.
Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez; y en cada país, en cada lugar, en cada iglesia que está conectada con esta actividad, dejo al ministro correspondiente.
“LAS DOS SIMIENTES”.
[Revisión agosto 2024]
[1] San Juan 8:12
[2] Génesis 3:1-21
[3] Génesis 4:8-15
[4] San Mateo 6:9-15, San Lucas 11:2-4
[5] Mt. 26:20-25, Mr. 14:17-21, Jn. 13:21-30
[6] Génesis 2:16-17
[7] 2 Samuel 15:12
[8] Mt. 16:24, Mr. 8:34, Lc. 9:23