Las obras de Jesús al entrar a Jerusalén

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes naciones. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Vamos a buscar San Mateo, capítulo 21, versos 1 en adelante. Dice:

“Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,

diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.

Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.

Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

Decid a la hija de Sion:

He aquí, tu Rey viene a ti,

Manso, y sentado sobre una asna,

Sobre un pollino, hijo de animal de carga.

Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;

y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.

Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.

Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!

Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es este?

Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea”.

“LAS OBRAS DE JESÚS AL ENTRAR A JERUSALÉN”. Ese es el tema para esta ocasión.

En esta ocasión Jesús sabía que no iba a ser recibido por el Gobierno y tampoco por la religión o el Concilio del Sanedrín, los líderes del judaísmo, los líderes de la religión de Israel. Él entró como Rey, lo cual es tipo y figura también para Su Segunda Venida, o sea, para la Venida del Mesías para el Día Postrero; allí está el tipo y figura.

Encontramos que las cosas que Él hizo en Su entrada a Jerusalén, una de ellas fue echar los mercaderes del templo, limpiar la casa de Dios; luego lo otro. Tenemos parábolas como la parábola de la higuera estéril[1]; tenemos un enfrentamiento o desafío, cuando hubo ese desafío a la autoridad de Jesús, cuando le preguntan: “¿Con qué autoridad haces estas cosas?”. Él tenía autoridad para hacerlo porque era Emanuel, Dios con nosotros. Y luego Él dice: “El celo de Mi casa me comió”, o “el celo de Tu casa”[2], de la Casa de Dios; pues era la Casa del Dios que estaba encarnado en la persona de Jesús, Emanuel, Dios con nosotros.

También encontramos la parábola de los dos hijos[3]; encontramos también la parábola de la viña, de una viña que fue plantada; encontramos también la parábola de la fiesta de bodas, en el capítulo 22 de San Mateo; encontramos también la respuesta que da Jesús a los herodianos en cuanto al tributo al César, en donde Jesús les dice: “Dad al César lo que es del César”[4], o sea, los tributos, las contribuciones; y eso también cubre a todas las personas, darle al Gobierno de su país lo que le corresponde: los tributos, las contribuciones, pagar los impuestos; y a Dios lo que es de Dios.

En términos de dinero: las ofrendas para Dios, los diezmos, las contribuciones, el respaldo a la Obra de Dios; y en lo espiritual: el tiempo que corresponde para servir a Dios. Y sobre todo, darle el corazón a Dios, para que habite en él. Y darle lugar a la Palabra de Dios en su corazón, la cual es una simiente; y cuando es sembrada en el corazón, y la persona no deja que el enemigo la arranque de ahí…, porque si deja que la arranque, esa persona viene a ser la persona representada en el terreno donde fue – donde la simiente cayó, y vino el diablo y arrancó lo que había sido sembrado en el corazón: el terreno junto al camino[5].

Y también ser cuidadosos para llevar fruto, porque el que no lleva fruto, el árbol que no lleva buen fruto, será cortado y echado al fuego[6].

Y los que fueron sembrados entre espinos, son aquellos donde la Palabra es sembrada pero los afanes del tiempo en que viven ahogan esa Palabra, y no lleva fruto. Y la Palabra es la semilla que tiene que llevar el fruto, o sea, producir el fruto; por lo cual tiene que ser cuidada, regada, protegida, para que se materialice lo que esa Palabra dice que tiene y que hará. Y así las promesas de Dios se hagan una realidad en la persona.

Y el que fue sembrado en buena tierra es aquel que oye y entiende la Palabra, y lleva fruto a ciento por uno, a sesenta por uno y a treinta por uno; esa es la buena tierra, esos son los escogidos, las vírgenes prudentes de la parábola de las diez vírgenes[7].

Tenemos también la respuesta de Jesús a los saduceos, los cuales dicen que no hay resurrección. Capítulo 22 también, verso 23 en adelante, dice [San Mateo]:

“Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,

diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.

Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.

De la misma manera también el segundo (o sea, el segundo murió), y el tercero, hasta el séptimo.

Y después de todos murió también la mujer.

En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo”.

Ahora miren la enseñanza que Cristo da, de cómo va a ser cuando los creyentes en Cristo resuciten y los que estén vivos sean transformados. ¿Ya no habrá eso de que van a casarse para tener niños? No. Habrá un cambio para los hijos e hijas de Dios que forman la Iglesia del Señor Jesucristo. Serán como los ángeles, que ni se casan ni se dan en casamiento. O sea que ahí nos muestra algo muy importante.

“Pero respecto a la resurrección (porque ellos no creían en la resurrección, los saduceos) de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:

Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? (Esto fue en el capítulo 3 del Éxodo, cuando le habló a Moisés y le dice: ‘Yo soy el Dios de tu padre {le dice a Moisés}, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’) Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”.

Y les muestra que el creyente no muere sino que está vivo cuando muere su cuerpo, está en el Paraíso; y el creyente vivirá eternamente, y le será dado un cuerpo físico para que pueda vivir físicamente en este planeta Tierra.

Y aunque en las noticias aparece que se vislumbra cierto problema allá en un estado de Norteamérica, en el monte Yellowstone, en donde está saliendo un gas (parece que es helio), y que es una señal de que pueda entrar en erupción ese volcán ahí, que está ahí, y que parece que es el más grande del mundo; y si entra en erupción la catástrofe mundial será grande; millones de seres humanos morirían.

Pero tenemos una promesa de parte de Dios, una invitación a una cena: la Cena de las Bodas del Cordero. Por lo tanto, aunque haya noticias duras, tristes, en la Tierra, del Cielo hay buenas noticias: Una invitación de parte de Dios a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por eso dice Apocalipsis, capítulo 19, versos 9 al 10, que son bienaventurados los que son convidados, invitados, a la Cena de las Bodas del Cordero. Yo fui convidado y acepté la invitación. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.

Recuerde que eso está ligado también a las parábolas del padre de familia, de un rey que preparó una gran cena y mandó a buscar a los convidados, y no quisieron ir; y entonces mandó a su siervo, que es el Espíritu Santo, a buscar a todos, buenos y malos[8].

Por eso se hace a través del Evangelio de Cristo la predicación, por medio de la unción del Espíritu Santo, llamando, convidando a recibir a Cristo como Salvador; y así están aceptando la invitación a la Cena de las Bodas del Cordero; porque esas son las personas que van a estar en la Cena de las Bodas del Cordero.

Tenemos también, cuando los fariseos le preguntan a Jesús, al escuchar que le había contestado bien a los herodianos…; porque los fariseos sí creen en la resurrección, los saduceos no; los saduceos no creen en ángel o ángeles, tampoco creen en la resurrección; pero los fariseos sí creen en ángeles, creen en ángel y creen en la resurrección.

Jesús decía, hablando de los creyentes en Él, que: “No es la voluntad de nuestro Padre que está en los Cielos (o de mi Padre que está en los Cielos), que se pierda uno de estos pequeñitos”. Decía: “Porque sus ángeles ven el rostro de mi Padre cada día”[9]. Sus ángeles. Es que cada creyente en Cristo tiene su ángel, tiene un ángel, su cuerpo angelical; así como Dios tiene Su Ángel, Su cuerpo angelical, que es el Ángel del Pacto, Cristo en Su cuerpo angelical; esa es la imagen de Dios. Y la imagen de la persona es el espíritu de la persona, su cuerpo angelical, su cuerpo espiritual.

Y le preguntan los fariseos, por tentarle le preguntan:

[San Mateo 22:36] “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

Este es el primero y grande mandamiento”.

¿Ve? El amor a Dios en forma integral.

“Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

O sea que los dos mandamientos mayores son de amor; porque el amor es lo más grande. Y por eso la Primera Venida de Cristo fue la manifestación más grande del amor de Dios.

[San Juan 3:16] “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

La manifestación de amor siempre es de bendición y para bendición hacia quien se ha proyectado el amor.

Luego los fariseos interrogan, o Jesús interroga a los fariseos. Le habían preguntado los fariseos cuál era el mandamiento principal y Él les contesta cuál es el primero, y les dice el segundo (o sea que no le tenían que preguntar: “¿Y el segundo, cuál es?”. Ahí se los contestó también); pero ahora Jesús los va a interrogar a ellos:

“Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,

diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.

Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate (a mi diestra, o sea) a mi derecha,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?

Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más”.

Se acabaron los preguntones, porque le preguntaban para tentarlo; no era que querían saber, era que querían tomarlo en alguna falla de la enseñanza que Él daba.

Y en el capítulo 23 habla…, se muestran las características de un fariseo, y también Jesús pronuncia siete ayes sobre los fariseos. Por ejemplo, el capítulo 23, verso 13, dice [San Mateo]:

“Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando”.

Y hay siete ayes, siete veces menciona a los escribas y a los fariseos, diciéndoles los ayes para ellos. Y luego les habla del juicio que viene. Dice capítulo 23, verso 34 en adelante:

“Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas…”.

O sea, Cristo dice que va a enviar profetas, sabios, escribas; y esto es bajo el Nuevo Pacto. Por lo tanto, ¿van a estar dónde? En la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso Efesios, capítulo 4, verso 11, dice que Dios ha colocado en Su Iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, maestros – pastores y maestros.

“Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad…”.

Esas fueron las persecuciones que hicieron contra la Iglesia del Señor Jesucristo en Israel, en aquellos tiempos de los apóstoles y luego de ellos también. Aun Pablo iba con cartas del sumo sacerdote, a buscar a los creyentes en Cristo allá a Damasco[10]. Dice:

“… para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.

De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación”.

O sea que Dios vengaría la sangre de todas estas personas que Israel, los fariseos y saduceos habían matado, e incluyó la sangre de Abel también.

Luego… Y por supuesto, después también está incluida la sangre de Juan el Bautista, la Sangre de Jesús, la sangre de los apóstoles, la sangre de miles de creyentes en Cristo; de ministros, de profetas, de evangelistas, de pastores y todas esas cosas. Esa es una de las causas mayores por las cuales Jerusalén fue destruida, el templo fue destruido; y actualmente no hay templo en el Monte del Templo donde estaba el templo de Salomón, excepto un templo musulmán, o sea, el templo de “la Roca” actual, no judío.

Luego encontramos también, que cuando Cristo había sido llevado ante Pilato, y Pilato quería dejarlo libre porque dijo: “No hallo culpa en él”, y aun la esposa de Pilato vino donde Pilato y le dice: “No tengas nada que ver con ese justo, porque en sueños yo he sido atormentada mucho por causa de Él”[11].

Y Pilato trataba de soltarlo, porque en… y para la Pascua soltaban algún preso que el pueblo quisiera, que el pueblo escogiera, y a petición del pueblo Pilato lo dejaba libre; no importaba por qué causa había sido tomado preso.

Y hubo dos presos importantes: Barrabás y Jesús. Y Pilato quería soltar a Jesús. Y pregunta: “¿A quién soltaré? ¿A quién dejaré libre? ¿A Jesús o a Barrabás? ¿A cuál quieren que deje libre: a Barrabás o a Jesús?”. Y pidieron a Barrabás.

Pilato dice: “¿Y qué haré con Jesús?”.

Le dicen: “¡Crucifícale!”.

Pilato dice: “¿A vuestro rey he de crucificar?”.

Ellos dicen: “No tenemos rey”.

Recuerden que Él entró a Jerusalén como Rey en Su entrada triunfal, y le habían proclamado Rey los que le siguieron. Dijeron: “¡Bendito el Rey que viene en el Nombre del Señor! ¡Bendito el Hijo de David!”.

Y dicen: “Nosotros no tenemos rey sino a César”. Ese fue el rey que ellos reconocieron como su rey.

Y eso le ha causado muchos problemas a Israel, porque ellos mismos escogieron un rey pagano. Y las palabras de Cristo en una ocasión: “Yo he venido en Nombre de mi Padre, y no me recibís; cuando otro venga en su propio nombre, a él recibiréis”[12]. Y el que vendrá en su propio nombre será el anticristo. Eso también le ha traído problemas a Israel.

Pero con todo y eso, Israel sigue siendo —como nación, como pueblo— el pueblo de Dios; como nación, como pueblo, el hijo primogénito de Dios; el pueblo modelo para los demás pueblos. Y el que trate bien a Israel, será bendecido por Dios; el que trate mal a Israel, tendrá problemas con Dios.

Dios cegó a Su propio pueblo, Su pueblo hijo primogénito que libertó de la esclavitud en Egipto. Recuerden que en el capítulo 4, verso 22 al 23 dice, del Éxodo: “Israel es mi hijo, mi primogénito”.

Es un pueblo que tiene promesas de grandes bendiciones; prospera donde no hay prosperidad; prospera en la agricultura donde no hay terreno agrícola, y Dios le da sabiduría para trabajar la agricultura y producir calidad, calidad de frutos.

Dios cegó a Israel para poderlo redimir y poder redimir a Su Iglesia: los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que son primogénitos como individuos, y que son los que forman la Iglesia de los primogénitos de Dios bajo el Nuevo Pacto, forman la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo.

Ahora pasamos al capítulo 23…, o continúo en el capítulo 23, verso 37 al 39.

Ya vimos que no fue recibido como Rey aunque fue proclamado por Sus seguidores como Rey; pero el pueblo, la nación como nación, no lo recibió, ni los líderes religiosos tampoco; pero todo estaba profetizado que sería así. Por eso Dios tiene misericordia de Israel, y por eso Jesús dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”[13].

Capítulo 23, verso 37 al 39, aquí está una profecía que va a ser cumplida en este tiempo final, relacionada a la Venida del Mesías; y está ligada a Israel [San Mateo]:

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

He aquí vuestra (habitación) casa os es dejada desierta (está profetizando, dándole a conocer, lo que va a pasarle a Jerusalén).

Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor”.

O sea que la profecía se va a repetir; pero esto es bajo un Nuevo Pacto; y ese es el misterio del Séptimo Sello: el misterio de la Venida del Mesías para el tiempo final, que para el cristianismo es la Segunda Venida de Cristo; para los judíos: la Venida del Mesías prometido.

Es el misterio por el cual hubo silencio en el Cielo como por media hora en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1; es el misterio del cual Cristo dijo que ni los ángeles en el Cielo conocían. En una ocasión dijo: “Ni aun el Hijo conoce cuándo será el día y la hora”[14]. Pero luego que ya murió, fue sepultado y resucitó glorificado, de ahí en adelante ya supo cuándo será, cuándo sería el día y la hora de la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero.

La Iglesia del Señor Jesucristo está esperando Su Venida como ‘la Segunda Venida de Cristo’; los judíos están esperando la Venida del Mesías como ‘la Primera Venida’, porque no se dieron cuenta que vino dos mil años atrás.

En el libro de Citas del reverendo William Branham, o de citas de mensajes del reverendo William Branham, o extractos de mensajes del reverendo William Branham, en la página 155, párrafo 1383, dice:

1383 – “119 Oh, habrá una verdadera Lluvia Temprana y Tardía en los postreros días sobre ese grupo pequeño que viene con Él sobre este asno manso y humilde, sin una denominación, clamando: ‘Hosanna al Rey que viene en el Nombre del Señor’”.

Eso es de lo que Cristo habló cuando dijo: “No me veréis más hasta que digáis: Bendito el que viene en el Nombre del Señor”. Eso es Su Segunda Venida, la cual está esperando la Iglesia del Señor Jesucristo, como dice Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21:

(Porque) nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.

Para eso es Su Venida a Su Iglesia: para transformar nuestros cuerpos, los que estemos vivos en ese tiempo, y para venir con los creyentes que murieron físicamente, y para resucitarlos en cuerpos eternos, cuerpos glorificados.

Ese es el poderoso Ejército de Cristo: los creyentes que ya murieron y están en el Paraíso en cuerpos angelicales, que vendrán con Él en Su Segunda Venida, y los vivos que se juntarán con Él al ser transformados, se juntarán con el grupo que resucitará en cuerpos eternos.

Esta Lluvia Temprana y Tardía está prometida que vendrá. Dios enviará a la Tierra Lluvia Temprana y Tardía. Nos dice la Escritura en el capítulo 2, verso 23, dice [Joel]:

“Vosotros también, hijos de Sion (bajo el Nuevo Pacto, Sion espiritual es la Iglesia del Señor Jesucristo), alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio”.

Lluvia Temprana y Tardía del Espíritu Santo, para darnos el Agua espiritual para el alma.

De edad en edad ha dado el alimento espiritual por medio de la Palabra y el Espíritu a los creyentes en Cristo; ha venido un avivamiento del Espíritu para la Iglesia del Señor Jesucristo, de edad en edad, de etapa en etapa.

El avivamiento pasado fue en la séptima edad, la Edad Pentecostal, en donde el reverendo William Branham tuvo un ministerio poderoso de parte de Dios, en donde el Espíritu de Dios se movió en medio del cristianismo; y bajo el ministerio del reverendo William Branham un avivamiento grande derramó Dios sobre el cristianismo.

En la página 166 del libro de Citas en español, en esta versión, en el párrafo 1485, dice:

1485 – “Ahora, yo estaba… poniéndome bastante viejo y pensé: ‘¿Yo…? ¿Habrá otro avivamiento, veré otro tiempo?’”.

O sea, otro avivamiento como el que hubo de edad en edad cuando el Espíritu Santo envió a cada mensajero, ungió a cada mensajero, y a través de cada mensajero se manifestó y trajo un despertamiento, un avivamiento espiritual en medio del cristianismo. Y se pregunta: “¿Habrá otro?, ¿habrá otro avivamiento?”. Él está hablando aquí en el 65, en 1965, en el mes 11, noviembre, el día 28; y al otro mes fue su partida. “¿Habrá otro avivamiento?”. Pregunta. Vamos a ver la respuesta:

1485 – “Y solo recuerden, del oeste vendrá un Jinete en un caballo blanco (¿De dónde, entonces, surgirá el avivamiento? Del oeste). Cabalgaremos esta senda otra vez”.

Para ese nuevo avivamiento, despertamiento espiritual en medio del cristianismo, un Jinete en un caballo blanco vendrá del oeste. Y cuando se nos habla de un caballo, se nos está hablando de un poder; porque una bestia representa un poder.

1485 – “Cabalgaremos esta senda otra vez”.

O sea que el ministerio de Elías operado por el Espíritu Santo en Elías Tisbita, por segunda vez recorrió el camino en Eliseo, con una doble porción; y por tercera vez recorrió el camino de nuevo, el camino ministerial, en Juan el Bautista; y por cuarta vez recorrió el camino en el reverendo William Branham; y el reverendo William Branham dice: “Recorreremos otra vez”.

Por quinta ocasión el ministerio de Elías estará en la Tierra siendo operado por el Espíritu Santo. Porque el ministerio de Elías es el ministerio de uno de los Dos Olivos de Apocalipsis 11, y de Zacarías, capítulo 4, versos 11 al 14. Y los Dos Olivos son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.

1485 – “Eso es correcto. Tan pronto como (y aquí la traducción no está muy bien) estamos casi listos. ¿Ven ustedes? Es una promesa”.

El ministerio de Elías por quinta vez será recorrido junto al ministerio de Moisés. Por esa causa es que el reverendo William Branham dice que los milagros son bajo Moisés y Elías. Y para la Iglesia es la Venida del Señor. Página 136, párrafo 1208, dice (para no leer mucho voy a leer la contestación):

1208 – “[36] Ahora, lluvia tardía, 144.000 judíos, no; eso es cuando Elías y Moisés… Allí es donde los milagros tienen lugar. Las cosas que la gente ha estado buscando, los pentecostales por milagros, pero donde eso tendrá lugar será bajo (o debajo de) Elías y Moisés. / Solo debemos de esperar la Venida del Señor. Solo esperen; guarden sus lámparas aderezadas, todas llenas completamente de Aceite. Oren cada hora, no cada día, cada hora. Solo (guárdense bien, o) guárdense listos; estén listos, sean dulces, y vigilando”.

O sea, estén preparados, listos, para la Venida del Señor; y para, por supuesto, verlo, ser transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y aquí aparentemente como que uno pierde de vista el cuadro, pero volvemos a tomar el cuadro cuando dice…, tener un cuadro claro cuando dice, en la página 129, párrafo 1150, dice:

1150 – “[270] Ahora, tan pronto como esta Iglesia; el misterio del Séptimo Sello es conocido. Y los judíos son llamados por el ministerio de la Séptima Trompeta, que son dos profetas, Elías y Moisés, y ellos regresan. Y allí es donde los pentecostales están todos enredados; ellos esperan que algo acontezca, y la Iglesia se fue. Y eso es a los judíos”.

Y aquí todavía no hemos tomado el cuadro completo, pero ahora vamos a verlo bien. Página 130, el párrafo 1164 dice:

1164 – “[158] Recuerden que ‘los que están vivos y queden, no impedirán a los que están durmiendo; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta acaba de tocar. Y esa última Trompeta como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero’”.

¿Ve? “Y esa última Trompeta (o sea, la séptima) como el Séptimo Sello, será la Venida del Señor”.

Y ahora nos vamos a la página 149, párrafo 1333 dice:

1333 – “[158] Recuerden que ‘los que viven y quedan no impedirán a los que duermen; porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta’. La sexta acaba de sonar. Y esa última Trompeta, con el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero…’. Solo descansando hasta ese tiempo”.

Ahora, nos dice:

1333 – “[158] Y esa última Trompeta, con el último Sello, será (¿qué?) la Venida del Señor”.

Es que el Hijo del Hombre viene ¿con qué? Con Sus Ángeles. Y esos son los ministerios de los Ángeles que llaman y juntan a los escogidos de los judíos, 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.

Página 458 y 459 dice, al final de la página 458, empezando ahí, dice [Los Sellos]:

112. Entonces es entre el Sexto y Séptimo Sello cuando Él llama esta gente, los cuales fueron mencionados por Jesucristo en San Mateo 24:31. Cuando la Trompeta suena, será la Trompeta de los dos testigos de la edad de gracia para los judíos. Suena una Trompeta… Ahora veámoslo más claro acá en (San) Mateo 24:31: ‘Y enviará sus ángeles (no es solamente uno, sino dos) con gran voz de trompeta’. ¿Qué es? Cuando Dios habla, se oye el sonido de trompeta. Siempre ha sido así la Voz de Dios, llamando a la batalla. Dios está hablando. Estos dos ángeles vienen con el sonido de la Trompeta. Y noten bien: Pero en los días de la voz del séptimo ángel, suena la trompeta. En los días de la voz del primer ángel, sonó la trompeta. En los días de la voz del segundo ángel, sonó una trompeta, y así fue cuando Él mandó a cada uno.

113. Pero cuando fueron anunciados los Sellos, estaban todos juntos en una gran escena Divina para llamar un grupo de gente, y hubo el sonido de una sola Trompeta; y fueron abiertos siete Sellos. Él está reuniendo Sus judíos escogidos de los cuatro ángulos de la Tierra”.

Ahora podemos ver que hay una relación de la Venida del Señor con los Dos Olivos y con la Iglesia del Señor Jesucristo del Día Postrero y los judíos. Así como el sol, Cristo, que salió por el este, así como el sol literal sale por el este y se pone por el oeste, así encontramos que Cristo siendo el Sol de Justicia, la Luz del mundo, surgió por el este, la tierra de Israel, el Medio Oriente; y ha tenido un recorrido de Israel a Asia Menor entre los gentiles, a Europa en cinco edades, etapas, y luego pasa a Norteamérica para la séptima etapa de Su Iglesia.

El oeste corresponde al continente americano, que consta de Norteamérica, el Caribe y América Latina, y los demás países latinoamericanos. Es en el oeste donde se pone el sol, es en el oeste donde estará la última parte o última etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Siempre que hay una etapa, un despertamiento, un avivamiento espiritual, luego de ahí se extiende a otras naciones.

El avivamiento espiritual que dice el reverendo William Branham que lo traerá ese Jinete que viene en un caballo blanco, en un poder, que es el poder de la Palabra creadora, la Palabra de Dios, el Verbo; encontramos que ese avivamiento también impactará a Israel.

Y ese será el cumplimiento de la Tercera Etapa que dice el reverendo William Branham que será para la Novia (los que van a ser transformados, o sea, las vírgenes prudentes); las vírgenes insensatas (o sea, creyentes pero que no tenían el Aceite, el Espíritu Santo, creyentes profesantes); y el mundo. Israel va a ver esa manifestación y va a decir: “¡Este es el que nosotros estamos esperando!”. Pero Él viene por Su Iglesia. Eso es lo que dice el reverendo William Branham aquí en la página 57 del libro de Los Sellos. Dice:

“‘Y vi otro ángel fuerte descender del Cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…’”.

Y ahora, viene cercado de una nube. Es la Nube de Luz, la Columna de Fuego que le apareció a Moisés en una zarza que ardía y no se quemaba, no se consumía (capítulo 3 del Éxodo).

17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la iglesia ha llegado a su fin (ahora, dice: ‘Viene directamente {¿a quién?} a los judíos’). Bien, ahora continuando:

‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’.

18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia”.

Ahora, el Mensajero a Israel viene por la Iglesia: es Cristo en Su Venida, para resucitar a los muertos que vienen con Él en Su Venida, resucitarlos en cuerpos glorificados; y a los vivos creyentes en Cristo transformarlos; y llevarlos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.

Aquí está todo el misterio de la Segunda Venida de Cristo; pero no podemos hablar mucho de este misterio, porque ese misterio va a ser abierto conforme a la Visión que tuvo el reverendo William Branham bajo la Tercera Etapa, que él menciona que es una etapa de manifestación Divina, y que será llevada a cabo en una Gran Carpa Catedral que le fue mostrada, en donde la presencia de esa Columna de Fuego, de Luz, estará presente, el Ángel que lo acompañaba estará presente; y por consiguiente también el reverendo William Branham dice que él bajó… porque él estaba en alto, o sea, parado en el aire, viendo todo lo que pasaba en esa Gran Carpa Catedral: la predicación, el llamamiento, la gente convirtiéndose a Cristo, y también luego se oró por los enfermos; y él vio todo lo que allí sucedía. Era una manifestación de Dios por medio de Su Espíritu en esa Tercera Etapa, de ese avivamiento que está prometido para la Iglesia del Señor Jesucristo para este tiempo final.

Por lo tanto, es importante que sepamos, conozcamos estas cosas. Miren lo que los judíos, dice el reverendo William Branham que van a decir: Página 22, párrafo 176:

176 – “[729] Y allí están esos Dos Testigos (o sea, los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías).

730 Y cuando ellos atormenten al mundo con sus predicciones, y reúnan otra vez a los judíos, trayéndolos a arrepentimiento, trayéndolos otra vez a que crean… cuando vean a Jesucristo viniendo por la Novia, ellos dirán: ‘Mirad, este es el Dios a quien esperábamos. ¡Este es Él!’. Pero Él no viene por ellos, viene por Su Novia”.

Y más abajo vuelve y dice:

176 – “734 Cuando el Señor Jesucristo venga por Su Novia, y ellos lo vean a Él, ellos dirán: ‘Este es el que hemos esperado, allí está Él’. Él se levantará con sanidad en Sus Alas”.

Esto es lo que está relacionado a la Segunda Venida de Cristo, en donde Israel va a tener un despertamiento espiritual, un avivamiento espiritual. Dios va a derramar de Su Espíritu sobre todos esos escogidos hebreos, 144.000, 12.000 de cada tribu.

Es una promesa divina, de la cual Cristo habló cuando dijo:

[San Mateo 24:31] “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.

Esos escogidos son los 144.000 hebreos.

Y para los creyentes en Cristo hay un recogimiento en este tiempo final, y serán juntados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Pero los 144.000 no serán transformados ni serán raptados para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, sino que pasarán por la gran tribulación y serán martirizados, morirán en la gran tribulación; pero al final de la gran tribulación serán resucitados para estar en el Reino Milenial de Cristo, con Cristo y Su Iglesia.

“LA OBRA DE JESÚS AL ENTRAR A JERUSALÉN”.

Cada año, y muchas veces en el año, recordamos esa entrada de Cristo a Jerusalén; y así no se nos olvida ese evento tan importante, que debe ser de enseñanza para no cometer el mismo error que fue cometido en la Primera Venida de Cristo cuando lo rechazaron. Y el cristianismo debe tener conocimiento de esta parte histórica para que no cometa el mismo error que Israel cometió dos mil años atrás.

El reverendo William Branham dijo que la Venida del Señor será sencilla; por lo tanto, esperamos algo sencillo a la vista humana, pero grande ante la vista de Dios. Y será Dios cumpliendo lo que Él prometió llevar a cabo en este tiempo final.

Así es como lo reconoceremos: al Él estar cumpliendo cada una de las promesas que Él hizo para este tiempo final para Su Iglesia, y luego para el pueblo hebreo. Nadie más podrá cumplir esas promesas, de las cosas que han sido dichas que Cristo en Su Segunda Venida va a llevar a cabo.

Por eso fue que Cristo dijo: “Velad”. ¿Velad por qué? Por la Venida del Señor para el tiempo correspondiente.

Todo el tiempo el pueblo de Dios tiene que estar velando por la Venida del Señor, que no se les pase por encima como les pasó dos mil años atrás a la gente de aquel tiempo. Porque a quien se le pase por encima: pierde la bendición de Cristo que Él tiene para Su pueblo para este tiempo final.

En las obras que Cristo estuvo haciendo cuando entró a Jerusalén, mostró por las obras quién Él era. Él decía: “Si ustedes no creen en mí, crean a las obras; porque ellas dan testimonio de mí”.

¿Cuáles eran las obras que Él hacía? Cumplir. Cumpliendo lo que Dios había prometido que el Mesías haría en Su Primera Venida. Esas obras eran las que daban testimonio de quién Él era.

Por eso Él decía: “Escudriñad las Escrituras; porque ellas dan testimonio de mí”. Ellas son…:

[San Juan 5:39] “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí…”.

Por lo tanto, las Escrituras siendo cumplidas bajo el ministerio de Jesús daban testimonio que Jesús era el Mesías; porque nadie más podía cumplir esas Escrituras. Era Dios en y a través de Jesús cumpliendo Su Palabra prometida, Sus promesas para aquel tiempo; así será para este tiempo final.

Por lo tanto: “Velad y orad que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas (juicios divinos que van a caer sobre la Tierra, en la gran tribulación), y estar en pie delante del Hijo del Hombre (estar en pie delante del Señor en Su Venida para el tiempo final)”[15].

Todo va a ser sencillo. Lo veremos cumpliendo lo que Él prometió llevar a cabo en este tiempo final; lo veremos sonando, tocando la Trompeta Final; lo veremos abriendo el misterio del Séptimo Sello; lo veremos cumpliendo cada promesa que Él ha hecho para este tiempo final; y luego lo veremos transformándonos a todos nosotros en este tiempo final: esa será la señal más grande.

Pero antes de eso, tenemos que creer todas las promesas que han sido hechas para Dios cumplir en este tiempo, y verlas a medida que van siendo cumplidas.

Recuerden que Cristo les abrió el entendimiento para que entendieran ¿qué? Las Escrituras. Les abrió las Escrituras y les abrió el entendimiento para comprender.

Que Dios nos abra las Escrituras en este tiempo final, y nos abra también el entendimiento para entenderlas, y el corazón (el alma) para recibirlas y creerlas de todo corazón.

“LA OBRA DE JESÚS AL ENTRAR A JERUSALÉN”.

Está la Jerusalén terrenal, pero también está la Jerusalén celestial; está Sion terrenal y está Sion espiritual, la Iglesia del Señor Jesucristo; y ahí lo vamos a dejar, porque en la Iglesia del Señor Jesucristo (a donde Él ha prometido que vendrá en Su Segunda Venida) es que lo estaremos viendo cumpliendo lo que Él prometió.

La promesa es que Él vendrá y transformará nuestros cuerpos mortales por cuerpos incorruptibles: Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21; Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 11 al 18; Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58; Romanos, capítulo 8, versos 14 al 39, también, que nos habla de la redención, la redención del cuerpo; o sea, la adopción, la redención del cuerpo; en donde al redimir nuestro cuerpo tendremos un cuerpo nuevo, glorificado.

Para eso es que Él bautiza con Espíritu Santo y Fuego a los que lo reciben como Salvador; y son sellados con el Sello del Dios vivo, el Sello del Espíritu Santo. Dice: “No contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. O sea, para el día en que vamos a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Efesios, capítulo 4, verso 30. Y Efesios, capítulo 1, versos 10 al 14 también.

Así que tenemos grandes y maravillosas promesas para este tiempo final, las cuales Cristo en Su Venida estará cumpliendo, así como cumplió Su promesa – Sus promesas para cada etapa de Su Iglesia.

Por lo tanto, cuando nos preguntamos: “¿Qué estará haciendo Cristo cuando venga por Su Iglesia?”. Lo que estará haciendo es lo que Él dijo, lo que Él prometió que va a hacer.

Las promesas hechas que Él cumplirá en Su Venida, serán las obras que Él estará llevando a cabo; como las obras que llevó a cabo allá, dos mil años atrás, fueron las que estaban prometidas para Su Primera Venida.

Y a Sus discípulos les dijo: “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque muchos de los profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”[16]. Ellos estaban viendo al Mesías hablándoles; estaban viendo y oyendo al Mesías hablándoles la Palabra prometida para aquel tiempo, y mostrándoles lo que Él llevaría a cabo para llevar a realización la redención de Israel y la redención de Su Iglesia.

Por lo tanto, para el Día Postrero será que Israel lo verá, y dirá: “¡Este es el que nosotros estamos esperando!”, porque Él vendrá como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, conforme a Apocalipsis 19, versos 11 al 21, y Apocalipsis 22, verso 16, que dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

Por lo tanto, Él viene como León, como lo muestra Apocalipsis 5, el anciano cuando le dice a Juan: “Juan, no llores. He aquí el León de la tribu de Judá, el cual ha prevalecido para abrir el Libro y desatar sus siete Sellos, para tomar el Libro y desatar sus siete Sellos”. Eso es lo que Él hará en el Cielo. Y luego lo trae en Apocalipsis 10 a la Tierra, a Su Iglesia, entregándolo a algún instrumento, al instrumento que Él tenga para que se lo dé a conocer a Su Iglesia. Y ahí nos vamos a detener, porque no conviene abrir más este misterio.

“LA OBRA DE JESÚS AL ENTRAR A JERUSALÉN”.

Hemos visto la Obra que llevó a cabo, las obras que llevó a cabo, y la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, que fue lo más grande que realizó Cristo en Su Primera Venida.

Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo; y una semana feliz, de Semana Santa, la Semana Mayor, la semana más importante de todas.

Que Dios les bendiga grandemente y les guarde, les abra las Escrituras, y les abra el entendimiento y el corazón para entender y creer la Palabra de Dios para este tiempo en el cual nos ha tocado vivir.

Que Dios les bendiga y les guarde. Y con ustedes, el reverendo José Benjamín Pérez; y en cada nación el ministro correspondiente.

“LAS OBRAS DE JESÚS AL ENTRAR A JERUSALÉN”.

[Revisión marzo 2024]

[1] San Lucas 13:6-9

[2] San Juan 2:17

[3] San Mateo 21:28-32

[4] San Mateo 22:21

[5] Mt. 13:1-9, 19; Mr. 4:1-9, 15; Lc. 8:4-8, 11-12

[6] San Mateo 7:19

[7] San Mateo 25:1-13

[8] San Lucas 14:15-24

[9] San Mateo 18:10

[10] Hechos 9:1-9

[11] San Mateo 27:15-26

[12] San Juan 5:43

[13] San Lucas 23:34

[14] San Marcos 13:32

[15] San Lucas 21:36

[16] San Mateo 13:16-17

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